“Perspectivas para la búsqueda de un equilibrio entre la
justicia social y la libertad individual”
Deficiente sistema de seguridad alimentaria, de salud, de
educación, fuentes de empleo escasas, todos esos problemas tienen como resultado una sociedad desigual, en la que errada o mal intencionadamente se señala que la igualdad violenta la libertad de los individuos. Tener la realidad que existen personas en estado de vulnerabilidad, debe ser una prioridad de la sociedad racional el mitigar esa condición indistinta la ideología que se defienda como mejor mecanismo para lograrlo; aquí la disyuntiva si la justicia social puede tener un equilibrio con la libertad individual.
La libertad de asociación y de acción dentro del margen que la ley
permite, deja que agrupación dediquen esfuerzos y recursos para la atención de los sectores vulnerables, ¿pero estos han tenido el alcance suficiente? No, no lo han tenido. Y es acá donde entra el papel del Estado para logar esa cobertura de atención, la igualdad parte en brindar condiciones que permitan a todos los individuos tener las mismas oportunidades y puedan desarrollarse de forma integral según su propia visión de felicidad; la igualdad no es que todos tengan lo mismo, sino que tengan igualdad en condiciones en el punto de partida; cuando un grupo privilegiado tiene acceso a toda clase de recurso que le permita un desarrollo integral, tendrá ventaja sobre aquellos que carecen de condiciones óptimas para dicho desarrollo y por ende no podrá competir al mismo nivel.
Acá la necesidad que los grupos económicamente influyentes y el
Estado lleguen a concesos para lograr ese equilibrio entre justicia social y libertad individual, donde unos puedan ceder por propia voluntad (lo que se traduce en mantener el derecho a la libertad individual) y el Estado pueda convertir en programas de inversión social para el desarrollo de los sectores vulnerables, en tal sentido logrando de dicha forma ese equilibrio.
¿Es posible en Guatemala se lleve a cabo el anterior escenario? La
respuesta difícilmente sea positiva, la historia guatemalteca no brinda una posibilidad cercana para ello. La sociedad esta marcadamente dividida, los pocos que tienen mucho, y los muchos que tiene poco; acá se ha decantado por una forma de explotación de una clase sobre otra, lo que reduce esa posibilidad de consenso y amplia más la brecha de inequidad.
Estos escenarios se complican aún más con la corrupción enquistada
dentro del Estado, el saqueo y la mala ejecución con el erario nacional dificulta lograr esa justicia social. Pero no solo es de apelar al conceso con las elites económicas, también debe ir encaminado ese conceso hacia toda la sociedad, la justicia social avanza en la medida que cada miembro sea responsable de sus acciones que afectan al tejido social. Un ejemplo de esta situación es la responsabilidad política, el ejercicio del sufragio va más allá del voto, es una decisión que dura cuatro años y con ella la responsabilidad de exigir a las autoridades el cumplimiento de lo que la ley estipula, los proyectos de nación ofrecidos, etc. y no desentenderse de ese voto como suele hacerse.
La justicia social es un trabajo en conjunto tanto vertical como
horizontalmente, cada uno cumpliendo con su rol dentro de la sociedad a efecto de: entre justicia social y libertad individual surja la libertad social.