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210 Reseñas bibliográficas

Turkle, Sherry. Alone together: why we expect more from


technology and less from each other? New York: Basic Books, 2011.
360 p. ISBN: 978-0-465-01021-9.
El nuevo libro de la psicóloga y so- que se deslizan entre uno y otro libro. Y la
cióloga estadounidense que pone en foco pregunta es más relevante si se considera
nuestros vínculos personales a través de al texto, según mi hipótesis, como parte de
las tecnologías requiere ser valorado en un incipiente movimiento hacia una acti-
contexto. En primer lugar, en el contexto tud más distanciada respecto de las cos-
de algunas recientes publicaciones de con- tumbres sociales de los hard consumers de
junto sobre la cultura digital con las que tecnologías, de parte de académicos fami-
comparte una mirada nostálgica y crítica. liarizados con el tema.
Un ejemplo claro sería The shallows: what El libro responde a la pregunta acerca
the internet is doing to our brains (2011), de del cambio acontecido en la visión de la
Nicholas Carr, sobre los efectos de internet autora, ya que Turkle recurre permanen-
en la cognición. En segundo lugar, hay que temente a sus investigaciones anteriores y
situar a Alone together en la propia pro- Alone recoge observaciones de los quince
ducción de Turkle, profesora del MIT que años que pasaron entre este libro y el an-
se ocupa de la relación entre tecnología y terior. La obra, de hecho, parece reunir
self desde hace treinta años. Es inevitable dos investigaciones de etapas diversas.
comparar este libro con otro de su misma Una referida a la relación de las perso-
autoría de 1995: La vida en la pantalla. La nas con los robots sociales, artefactos con
construcción de la identidad en la era de in- los que interactúan lúdicamente como
ternet (edición en español de Paidós), que con seres vivientes —como podría ser el
lidiaba en forma optimista con las posibi- “Tamagotchi”— o auténticos robots antro-
lidades de experimentación de los chicos pomorfos diseñados para asistir a enfer-
con su identidad a través de avatares y nicks mos o “acompañar” a ancianos. Este tema
en el chat. Como la propia Turkle se ocu- ocupa la primera parte del libro (“The ro-
pa de recordarlo en una conferencia TED botic moment”) y puede considerarse con-
(02/19/11): en una década eufórica con las tinuación de su primera obra: The second
posibilidades democratizadoras de la red y self: computers and the human spirit (1984).
de los nuevos dispositivos, aquel libro fue La segunda investigación, más extensa y
recibido con tal entusiasmo que llevó a la reciente, se refiere a la comunicación inter-
autora a la tapa de la revista Wired. Diverso personal de los jóvenes a través de diversas
es el clima espiritual de Alone together. Así plataformas de mediación, como los juegos
las cosas, decanta la pregunta por los cam- de rol, los sitios web de confesiones per-
bios comportamentales en las personas ob- sonales, las redes sociales y fundamental-
servadas o de perspectiva del observador mente, el uso del celular (segunda parte del
C
Austral omunicación
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Volumen 1 número 2 - diciembre de 2012 - ISSN 2313-9137

libro: “Networked”). Los hallazgos tienen entrevistas citadas. Las observaciones más
una evidente base empírica: en la intro- fundamentadas y agudas guardan relación
ducción la autora afirma que consultó más con el empleo de los mensajes de texto
de 450 personas con varias técnicas de ob- como forma de comunicación entre los jó-
servación de campo y de estudios clínicos, venes que, en mi opinión, es el mayor apor-
pero estos hallazgos son comunicados en te del libro, apto para una profundización
un libro ensayístico, en el sentido de poco desde la teoría de la escritura.
sistemático, sin presentación completa del En ese terreno Turkle diagnostica que
diseño de la investigación y de la docu- “tememos los riesgos e incomodidades de
mentación respaldatoria. las relaciones con las personas”, que “nues-
“Las computadoras llevan la filosofía tra vida en red nos permite escondernos
a la vida cotidiana”, afirma Turkle y argu- unos de otros”, que los chicos no se llaman
menta: los chicos se preguntan si sus jue- por teléfono para no revelar demasiado de
gos computacionales están vivos o si las su estado anímico y porque el texto siem-
computadoras piensan, aunque de forma pre permite recuperarse a solas de la in-
distinta que los hombres. El libro tiene el formación impactante recibida y preparar
mérito de mirar con actitud filosófica la ex- la respuesta, por escasa que sea la pausa.
periencia que surge de las historias de vida Sobre esto se suceden ricas observaciones
de los jóvenes informantes. Un corte en el sobre la desaparición del cuerpo y de los
flujo de los hábitos de adopción de nuevas matices de la voz en la comunicación in-
tecnologías, que se presentan como nece- terpersonal. Los adolescentes —sostiene
sarios, operado por medio de una mirada Turkle— tienen la sensación de no haberse
extrañada e insatisfecha con esa aceptación comunicado luego de horas de conexión.
acrítica. Pero duermen con el celular y saben que
“Parecemos determinados a darle cua- los están llamando aunque no tengan el
lidades humanas a los objetos y contentos teléfono consigo. Se trata de la primera
de tratarnos entre nosotros como objetos”, generación que crece con la expectativa de
afirma Turke en varios pasajes. Esta ase- una conexión permanente. Sin embargo, la
veración tendería un puente entre las dos conexión no es conversación: We’d rather
partes del libro, aunque la unidad entre text than talk.
los estudios, con distinto objeto y de dis- Más conocido es lo que encuentra
tinta época, resulta algo forzada. Desde el Turkle sobre el uso de las redes sociales por
punto de vista de la comunicación cien- parte de los adolescentes (en la Argentina,
tífica también es objetable la elección de Roxana Morduchowicz ha estudiado esta
un estilo meramente testimonial, hilvana- relación y una síntesis de su investigación
do por la propia subjetividad en vez de la se puede leer en: Los adolescentes y las
construcción de categorías, para elucidar el redes sociales: La construcción de la iden-
clima cultural que permea por las diversas tidad juvenil en internet, Buenos Aires,
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Fondo de Cultura Económica, 2012). En que sea ficcional y el uso que se le pueda
Facebook no hay precisamente “amigos” dar a los textos o fotos que se suben a la
sino más bien seguidores, como se lla- red y que ya nunca bajan de ahí. En in-
man en Twitter: “fans”. Cuando un chico ternet, dice la autora, “delete” es un verbo
se comunica con varios otros a la vez, los metafórico.
individuos son tratados como “unidades”. Este estar en contacto permanente con
El individuo que trata a las personas como todos, desde la materialidad de una sole-
objetos es vulnerable de verse a sí mismo dad insufrible parece el signo de la cone-
como objeto. xión de los jóvenes. Aboga Turkle por la
En las redes sociales la exploración de recuperación del espacio liminal de la ado-
la propia identidad es simultánea con su lescencia como lugar de descubrimiento de
expresión. Las emociones se comunican la propia identidad. La capacidad perdida
antes de estar enteramente formadas, ya de estar solo y pensar lo que se va a de-
que compartir emociones es parte de des- cir antes de decirlo o reflexionar sobre las
cubrirlas. El armado y rearmado del perfil propias emociones antes de compartirlas.
como labor de construcción de la identi- El educador puede sacar provecho de este
dad da a conocer lo que les gustaría ser en libro, pues él tiene mucho para contarles a
la vida real: como son on line. Poca con- los adolescentes sobre el valor fundacional
ciencia tienen los chicos del alcance de la de la soledad.
expresión de la propia intimidad por más

Damián Fernández Pedemonte


Escuela de Posgrados en Comunicación, Universidad Austral y CONICET, Buenos Aires
dfernandez@austral.edu.ar

AC

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