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Otros títulos de la Editorial Este libro es una fascinante invitación a repensar las formas en las que concebi- Profesor de la Escuela de Leyes
Pontificia Universidad Javeriana: mos el origen, el legado y las implicaciones de los derechos humanos. En un re- de la Universidad de Harvard. Doctor
corrido cuyo eje es la historia intelectual, Samuel Moyn va destruyendo algunos en Historia Europea Moderna de la
Derecho penal de enemigo de los mitos más comunes sobre el origen de los derechos humanos: las concep- Universidad de California (Berkeley) y
en la Violencia ciones de los derechos de las revoluciones liberales, de la segunda posguerra abogado de la Universidad de Harvard.
(1948-1966) y de los movimientos de descolonización de la década de los sesenta son muy
LA ÚLTIMA
UTOPÍA
año 2014. Sus temas de investigación
Regeneración o catástrofe década de los setenta, cuando surgieron como una noción efectiva para trascen- gravitan alrededor de la teoría del
Derecho penal mesiánico durante der la soberanía estatal y formar un lenguaje moral que pretendía escapar del derecho, la historia intelectual y el derecho
el siglo XIX en Colombia radicalismo político propio de la Guerra Fría. Esta propuesta de revisión histórica
LOS DERECHOS
internacional de los derechos humanos.
Juan Felipe García Arboleda sobre el surgimiento de la conciencia contemporánea de los derechos humanos Entre sus publicaciones más representativas
da luces sobre las ganancias y pérdidas que se derivan de utilizar este lenguaje se encuentran Christian Human Rights
ESTADOS DE EXCEPCIÓn
y democracia liberal
en nuestros reclamos políticos contemporáneos.
HUMANOS (University of Pennsylvannia Press, 2015),
Human Rights and the uses of history
en Am érica del Sur:
EN LA HISTORIA
(Verso, 2014) y el texto aquí traducido Last
Argentina, Chile y Colombia (1930 - 1990) Utopia. Human Rights in History (Harvard
Jorge González Jácome University Press, 2010).
Samuel Moyn
S a m u e l M oy n
340 páginas ; 24 cm
Incluye referencias bibliográficas.
ISBN: 978-958-716-901-0
___________________________________________________________________________________________
inp. Diciembre 11 / 2015
Prohibida la reproducción total o parcial de este material, sin autorización por escrito
de la Pontificia Universidad Javeriana.
P r e s e n ta c i ó n 7
Prólogo 11
Naciendo muertos 57
El derecho internacional
y los derechos humanos 203
B i bl i o g r a f í a 263
Apéndices 315
Agradecimientos 335
1
Jorge González, Estados de excepción y democracia liberal en América Latina (Bogotá: Editorial
Pontificia Universidad Javeriana, 2015).
2
Una síntesis reciente que muestra lo polémico del campo de Moyn y de su tesis sobre el surgi-
miento del movimiento en 1977 puede verse en Bill Bowring, “Why We Should Worry about the
Theoretical Foundations of Human Rights Law and Practice”, Critical Legal Thinking. Law and
the Political, febrero 11, 2015, http://criticallegalthinking.com/2015/02/11/worry-theoretical-
foundations-human-rights-law-practice/.
3
En este contexto, este es un uso de la historia o del pasado similar a lo planteado por Michel
Foucault en Nietzsche, la genealogía y la historia (Valencia: Pre-textos, 1997).
4
Respecto a aspectos políticos de esta práctica puede verse P. G. Monateri, “Gayo el Negro: una
búsqueda de los orígenes multiculturales de la ‘tradición jurídica occidental’”, en La Invención del
para entender donde se desarrollan las ideas, pero el enfoque acá se hace
en las reglas de un discurso que la comunidad determina como válidas en
un momento determinado5. Es en este contexto que la pregunta es rele-
vante para el gremio de los abogados internacionalistas (y quizá algunos
constitucionalistas), pues muestra lo contingentes que son algunas formas
de pensar sobre el derecho internacional y los derechos humanos y cómo
la disciplina presenta cambios no solamente con respecto a las fuentes
formales, sino en las maneras de pensar su estructura, su rol, sus fines y
sus relaciones con otras áreas. El texto presenta una interesante forma
para mostrar los debates políticos entre los abogados por determinar los
contenidos válidos de un campo.
Por último, quisiera plantearle al lector, a quien imagino en zonas peri-
féricas o semiperiféricas en materia de producción teórica y dogmática jurí-
dica —América Latina o España—, que cuestione el rol que se ha planteado
para estas zonas del mundo en la construcción del derecho occidental. La
visión clásica las veía como apéndices de las culturas o familias jurídicas
prestigiosas6; algunas visiones reivindicativas del derecho comparado
muestran que los países receptores de la periferia o la semiperiferia no son
apéndices pasivos, sino receptores activos que transforman el significado
inicial de la disposición normativa, institución o teoría transferida7. Pero
la visión que podemos intuir del texto de Moyn es que las construcciones
que se producen en “la periferia” no son solamente impulsadas por el
trasplante, sino por la manera como los actores de ella misma tratan de
impactar el discurso global. No se trata de adaptación de lo que viene del
centro: se trata de juristas yendo a un espacio de debate global disputando
el significado de los términos. Pueden verse al menos dos ejemplos en el
caso de Moyn: la estructuración del debate sobre el derecho a la autode-
terminación de los pueblos y la intervención de africanos y asiáticos, y la
revuelta de los derechos humanos en la que los latinoamericanos influ-
yeron en la activación de un discurso con nuevas categorías y en la puesta
en marcha de un sistema institucional hasta entonces dormido8. Así es
que en esta visión existe una discusión sobre la forma como se construye
Derecho Privado, ed. Carlos Morales et. al. (Bogotá: Siglo del Hombre, Instituto Pensar, Universidad
de los Andes, 2006), 95.
5
Es la idea de Michel Foucault, The Archaeology of Knowledge (New York: Vintage Books, 2011).
6
El ejemplo clásico de esto es René David, Los grandes sistemas jurídicos contemporáneos (Madrid:
Aguilar, 1968).
7
Se trata de la visión brillantemente difundida por Diego López Medina, Teoría impura del derecho.
La transformación de la cultura jurídica latinoamericana (Bogotá: Legis, 2004).
8
Contrástese este argumento con la reconstitución histórica sobre el juicio a las juntas militares
en Argentina el cual ocasionó un efecto de cascada en lo que se refiere a investigaciones judiciales
y juicios por violaciones a derechos humanos. Véase Kathryn Sikkink, The Justice Cascade. How
Human Rights Prosecutions are Changing World Politics (New York: W.W. Norton, 2011).
Véase onu, Documento A/Conf.32/SR.1–13 (1968). Compárese con Roland Burke, “From
1
3
Phillip Roth, Pastoral americana (Barcelona: Random House Mondadori, 2010), 115. [N. del T.:
los libros citados por el autor en la edición original están escritos en inglés. He remplazado las
referencias originales por las ediciones en castellano en los casos en los que ello es posible]
“Cada escritor crea a sus precursores”, escribe Jorge Luis Borges en una
extraordinaria reflexión sobre la relación de Franz Kafka con la historia de
la literatura. “Su labor modifica nuestra concepción del pasado, como ha
de modificar el futuro”1. Desde el filósofo griego Zenón, a través de fuentes
oscuras y famosas a lo largo de los siglos, Borges presenta una colección
de los diversos dispositivos estilísticos de Kafka e incluso algunos de sus
aparentemente exclusivas obsesiones personales —todas existentes antes
de que Kafka naciera—. Borges explica: “Si no me equivoco, las heterogé-
neas piezas que he enumerado se parecen a Kafka; si no me equivoco, no
todas se parecen entre sí”. ¿Cómo, entonces, pueden interpretarse estos
textos tempranos? Los viejos escritores estaban tratando de no ser Kafka
sino ellos mismos. Y las “fuentes” no eran suficientes por sí mismas para
que Kafka existiera: nadie los hubiera considerado como precursores de
Kafka si este último no hubiera existido. El punto de Borges sobre “Kafka
y sus precursores”, entonces, es que no existen estos últimos. Si el pasado
se lee como una preparación para un sorprendente evento reciente ambos
terminan distorsionados. El pasado es tratado como si fuera simplemente
el futuro a la espera de realizarse. Así, el sorprendente evento reciente es
tratado como si fuera menos sorpresivo de lo que realmente es.
1
Jorge Luis Borges, Otras inquisiciones (Buenos Aires: Emecé, 1966), 147-48.
2
Hannah Arendt, Los orígenes del totalitarismo (Bogotá: Taurus, 1978).
3
Cf. Lynn Hunt, Inventing Human Rights: A History (New York: W.W. Norton & Company, 2007).
4
Jeanne Hersch, ed., Birthright of Man, (Paris: Unesco, 1969), una expansiva publicación de la
Unesco para conmemorar el vigésimo aniversario de la Declaración Universal, sugiriendo la
universalidad temporal y espacial de los derechos humanos.
5
Véase, por ejemplo, Pierre Lévêque, Bêtes, dieux, et hommes: l’imaginaire des premières religions
(Paris: Messidor/Temps Actuels, 1985), y Richard Bulliet, Hunters, Herders, and Hamburgers: The
Past and Future of Human-Animal Relationships (New York: Columbia University Press, 2005),
caps. 2-3.
6
Véase Elaine Pagels, “Human Rights: Legitimizing a Recent Concept”, en Annals of the American
Academy of Political and Social Sciences 442 (marzo, 1979): 57-62, también disponible como
“The Roots and Origins of Human Rights”, en Alice H. Henkin, ed., Human Dignity: The
Internationalization of Human Rights, (New York: Aspen Institute for Humanistic Studies/Oceana
Publications/Sijthoff & Noordhoff, 1978).
7
“En la historia han existido”, concluye Sheldon Pollock en su estudio comparado de universalismos
rivales de las zonas lingüísticas del sánscrito y latín, “no solamente uno sino varios cosmopolitis-
mos”. Sheldon Pollock, The Languages of the Gods in the World of Men: Sanskrit, Culture, and Power
in Premodern India (Berkeley: University of California Press, 2006), 280. Véase igualmente Carol A.
Breckinridge et al., eds., Cosmopolitanism (Raleigh: Duke University Press, 2002), 15-54.
8
La versión clásica de este argumento la brinda Ernst Troeltsch, “Das stoisch-christliche
Naturrecht und das moderne profane Naturrecht”, Verhandlungen des ersten deutschen
Soziologentages vom 19.-22. Oktober 1910 in Frankfurt a.-M. (Tübingen: J. C. B. Mohr/Paul
Siebeck, 1911), publicada en inglés como “Stoic-Christian Natural Law and Modern Profane
Natural Law”, en Christopher Adair-Toteff, ed., Sociological Beginnings: The First Conference of
the German Society for Sociology, (Liverpool: Liverpool University Press, 2006).
9
Cf. Richard Reitzenstein, Werden und Wesen der Humanität im Altertum: Rede zur Feier des
Geburtstages Sr. Majestät des Kaisers am 26. Januar 1907 (Strassburg: Kaiser Wilhelms-universität,
1907).
10
Hannah Arendt, Sobre la revolución (Madrid: Alianza, 2006), 142. Cf. James Q. Whitman, “Western
Legal Imperialism: Thinking about the Deep Historical Roots”, Theoretical Inquiries in Law 10,
2 (julio, 2009): 313. La propia crítica de Whitman al supuesto origen romano de las fuentes
teóricas y legales aplica igualmente a su tesis de los orígenes cristianos en la medida en que el
imperialismo jurídico es solamente una faceta de los derechos humanos contemporáneos.
11
Cf. J. H. Elliot, “The Discovery of America and the Discovery of Man”, Proceedings of the British
Academy n.° 48 (1972): 101-25, y John M. Headley, The Europeanization of the World: On the
Origins of Human Rights and Democracy (Princeton: Princeton University Press, 2008).
12
En este punto hay una historia compleja; véase, por ejemplo, Robert von Keller, Freiheitsgarantien
für Person und Eigentum im Mittelalter: eine Studie zur Vorgeschichte moderner Verfassungsgrundrechte
(Heidelberg: C. Winter, 1933), y Kenneth Pennington, The Prince and the Law, 1200-1600:
Sovereignty and Rights in the Western Legal Tradition (Berkeley: University of California Press, 1993).
13
Véase Gilles Couvreur, Les pauvres ont-ils des droits? Recherches sur le vol en cas d’extrême nécessité
depuis la Concordia de Gratien (1140) jusqu’à Guillaume d’Auxerre (1231) (Rome: Presses de
l’Université Grégorienne, 1961).
14
Véase Richard Tuck, “Scepticism and Toleration in the Seventeenth Century”, en Susan
Mendus, ed., Justifying Toleration: Conceptual and Historical Perspectives (1987) 21-35, y Jeffrey
R. Collins, “Redeeming the Enlightenment: New Histories of Religious Toleration”, Journal
of Modern History 81, n.° 3 (septiembre, 2009): 607-36. Véase igualmente Patrick Collinson,
“Religion and Human Rights: The Case of and for Protestantism”, en Olwen Hufton, ed.,
Historical Change and Human Rights (New York: Basic Books, 1995), 210, y John Witte, Jr., The
Reformation of Rights: Law, Religion, and Human Rights in Early Modern Calvinism (2007).
15
Cf. Gerald Stourzh, “Liberal Democracy as a Culture of Rights: England, the United States,
and Continental Europe”, en From Vienna to Chicago and Back: Essays on Intellectual History
and Political Thought in Europe and America (Chicago: University of Chicago Press, 2007), 308,
el cual trata de forma muy ligera la distinción entre derechos naturales e ingleses.
16
El texto original de Burke habla de “rights of men”, cuya traducción precisa sería “derechos
del hombre”. Sin embargo el texto del libro traducido al castellano por Alianza usado en esta
traducción habla de “derechos humanos”, lo cual es impreciso a la luz del argumento del autor.
El texto en inglés se encuentra en Edmund Burke, Reflections on the Revolution in France, J. G. A.
Pocock, ed. (Indianapolis, 1987), 51. [N. del T.]
17
Edmund Burke, Reflexiones sobre la Revolución en Francia (Madrid: Alianza, 2003), 102-103.
18
Cf. David Brion Davis, The Problem of Slavery in Western Culture (Ithaca: Cornell University
Press, 1966). Una historiadora, Lynn Hunt, recientemente ha sostenido que el sentimiento
de hermandad del humanitarismo secular fue la fuerza más importante en los orígenes tanto
del universalismo como de los “derechos del hombre” de las revoluciones de la temprana
Case of Stoicism and Natural Law”, ambos en Aufstieg und Niedergang der römischen Welt II.36.7
(1994), 4812-4900. El significado del término ius en el derecho romano y su diferencia de la
noción de una demanda “subjetiva” en sistemas jurídicos posteriores es algo disputado, nota-
blemente, por Michel Villey. Véase Villey, “L’idée du droit subjectif et les systèmes juridiques
romains”, Revue historique de droit français et étranger 4, n.° 23 (1946): 201-27.
21
Jane Burbank y Frederick Cooper, “Empire, droits, et citoyenneté, de 212 à 1946”, Annales
E. S. C. 63, n.° 3 (mayo, 2008), 495-531.
22
Véase en especial Richard Tuck, The Rights of War and Peace: Political Thought and the International
Order from Grotius to Kant (Oxford: Oxford University Press, 1999).
23
Thomas Hobbes, Leviatán (México: fce, 1980), 106.
24
“No puede ser una coincidencia”, escribe Tuck, “que la idea moderna de los derechos naturales
surgió en el periodo en el que las naciones europeas estaban envueltas en una competencia
dramática por la dominación mundial”. Véase Tuck, The Rights of War and Peace, 14. Véase
igualmente Anthony Pagden, “Human Rights, Natural Rights and Europe’s Imperial Legacy”,
Political Theory 31, n.° 2 (2003): 171-99, y Duncan Ivison, “The Nature of Rights and the History
of Empire”, en David Armitage, ed., British Political Thought in History, Literature, and Theory
(2006), 191-212.
25
Cf. Knud Haakonssen, “Protestant Natural Law Theory, A General Interpretation”, en Natalie
Brender y Larry Krasnoff, eds., New Essays on the History of Autonomy: A Collection Honoring J. B.
Schneewind (Cambridge: Cambridge University Press, 2004), 95.
26
Véase Morton White, The Philosophy of the American Revolution (New York: Oxford University
Press, 1978), caps. 4-5.
27
Georg Jellinek, Die Erklärung der Menschen- und Bürgerrechte: ein Beitrag zur modernen
Verfassungsgeschichte (Leipzig: Duncker & Humblot, 1895); Émile Boutmy, “La Déclaration des
droits de l’homme et du citoyen et M. Jellinek”, Annales des sciences politiques 17 (1902): 415-43;
Jellinek, “La Déclaration des droits de l’homme et du citoyen et M. Boutmy”, en Ausgewählte
Schriften und Reden, 2 vols., ed. Walter Jellinek (Berlin: O. Häring, 1911). Véanse los comenta-
rios por Otto Vossler, “Studien zur Erklärung der Menschen- und Bürgerrechte”, Historische
Zeitschrift 142, n.° 3 (1930): 516-45; Wolfgang Schmale, “Georg Jellinek et la Déclaration des
Droits de l’Homme de 1789”, en Mélanges offerts à Claude Petitfrère: Regards sur les sociétés
modernes (xvie-xviie siècle), ed. Denise Turrel (Tours: cehvi, Publication de l’Université de
Tours, 1997), y Duncan Kelly, “Revisiting the Rights of Man: Georg Jellinek on Rights and the
State”, Law and History Review 22, n.° 3 (otoño, 2004): 493-530.
28
De la mano de Jellinek véase Gilbert Chinard, La déclaration des droits de l’homme et du citoyen
et ses antécédents américains (Washington: Inst. français, 1945).
29
A Hamilton, J. Madison & J. Jay, El Federalista, (México: fce, 1943), 367 (lxxxiv).
30
Lo autoevidente es una categoría intelectual en el pensamiento de la Ilustración; si ello es cierto,
la proclamación de derechos como algo autoevidente no significa de modo alguno que los
historiadores deban asumir que lo fueron. Cf. David A. Bell, “Un dret égal”, London Review of
Books, noviembre 15, 2007.
31
Cf. Dan Edelstein, The Terror of Natural Right: Republicanism, the Cult of Nature, and the French
Revolution (Chicago: University of Chicago Press, 2009).
32
Sobre los Estados Unidos véase, por ejemplo, Larry D. Kramer, The People Themselves: Popular
Constitutionalism and Judicial Review (New York: Oxford University Press, 2005). Sobre Francia
véase, por ejemplo, Philippe Raynaud, “Des droits de l’homme à l’État de Droit”, Droits 2
(1985), y Alec Stone Sweet, The Birth of Judicial Politics in France: The Constitutional Council in
Comparative Perspective (New York: Oxford University Press, 1992).
33
David Armitage, The Declaration of Independence: A Global History (Cambridge: Harvard
University Press, 2006), 17-18.
34
Cf. Istvan Hont, “The Permanent Crisis of a Divided Mankind: ‘Contemporary Crisis of the
Nation-State’ in Historical Perspective”, Political Studies 42 (1994): 166-231, 191-98, y J. K.
Wright, “National Sovereignty and the General Will: The Political Program of the Declaration
of Rights”, en Dale van Kley, ed., The French Idea of Freedom (Stanford: Stanford University Press,
1994), 199.
35
Alexander Bevilacqua, “Cloots, Rousseau and Peaceful World Order in the Age of the French
Revolution” (M.Phil. thesis, University of Cambridge, 2008), y Albert Mathiez, La Révolution
et les Étrangers: Cosmopolitisme et défense nationale (Paris: La Renaissance du livre, 1918); sobre
las teorías alemanas, véase Pauline Kleingeld, “Six Varieties of Cosmopolitanism in Late
Eighteenth-Century Germany”, Journal of the History of Ideas 60 (1999): 505-524, y Pauline
Kleingeld, “Defending the Plurality of States: Cloots, Kant, and Rawls”, Social Theory and
Practice 32 (2006): 559-578.
36
Véase Marc Bélissa, Fraternité universelle et intérêt national (1713-1795): les cosmopolitiques du
droit des gens (Paris: Kimé, 1996) y Repenser l’ordre européen, 1795-1802: de la société des rois aux
droits des nations (Paris: Kimé, 2006).
37
Cf. Martha Nussbaum, “Kant and Stoic Cosmopolitanism”, Journal of Political Philosophy 5, 1
(marzo, 1997): 1-25 (También disponible como “Kant and Cosmopolitanism”, en Perpetual
Peace: Essays on Kant’s Cosmopolitan Idea, ed. James Bohman and Mathias Lutz-Bachmann
(Cambridge: Harvard University Press, 1997).
38
Citado en Lloyd Kramer, Lafayette in Two Worlds: Public Cultures and Personal Identities in an
Age of Revolutions (Chapel Hill: The University of North Carolina Press, 1996), 255-56.
39
Tomado de Lewis B. Namier, “Nationality and Liberty”, en Eugene C. Black, European Political
History, 1815-1870: Aspects of Liberalism (New York: Harper & Rowm, 1967), 139-41, excepto la
última afirmación tomada de Yael Tamir, Liberal Nationalism (Princeton: Princeton University
Press, 1995), 124. Cf. Michael Walzer, “Nation and Universe”, en Thinking Politically: Essays
in Political Theory (New Haven: Yale University Press, 2007), y Giuseppe Mazzini and the
Globalization of Democratic Nationalism, 1830-1920, ed. C. A. Bayly y Eugene Biagini (Oxford:
Oxford University Press, 2008).
40
Tony Judt, “Rights in France: Reflections on the Etiolation of a Political Language”, Tocqueville
Review 14, n.° 1 (1993): 67-108. Véase también Norberto Bobbio, “Diritti dell’uomo e del
cittadino nel secolo XIX in Europa”, y otros ensayos en Gerhard Dilcher, et al., eds., Grundrechte
im 19. Jahrhundert (Frankfurt, 1982).
41
Véase Steven B. Smith, Hegel’s Critique of Liberalism: Rights in Context (Chicago: University of
Chicago Press, 1991).
42
Véase Herbert A. Strauss, Staat, Bürger, Mensch: die Debatten der deutschen Nationalversammlung
1848/1849 über Grundrechte (Aarau: Sauerländer, 1947); cf. Brian E. Vick, Debating Germany: The
1848 Frankfurt Parliamentarians and National Identity (Cambridge: Harvard University Press,
2002); algunos textos están disponibles en Heinrich Scholler, ed., Die Grundrechtsdiskussion in
der Paulskirsche: eine Dokumentation (Darmstadt: Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 1973).
44
Un buen panorama angloamericano es “The Decline of Natural Right”, en Allen Wood y
Songsuk Susan Hahn, eds., The Cambridge History of Philosophy in the Nineteenth Century
(1790-1870) (2012).
45
Elie Halévy, The Growth of Philosophic Radicalism (Boston: Beacon Press, 1955), 155.
espacio para hablar de los derechos fue aún más relevante, tal como el po-
sitivista John Austin y más tarde el comunitarista y hegeliano T. H. Green
insistieron. El patrón moderno, por consiguiente, es claro: sin perjuicio
de la decadencia del naturalismo, el contexto colectivo —incluso nacio-
nalista— simplemente extendió, de muchas maneras, su alianza con las
políticas del Estado a las cuales desde un principio estaban íntimamente
atadas, incluso las afirmaciones más naturalistas sobre los derechos.
A pesar de la llamativa decadencia de invocar la naturaleza como
fundamento, los derechos —incluidos los derechos del hombre— fue-
ron la consigna de movimientos ciudadanos en la historia moderna.
Las mujeres los proclamaron inmediatamente, y poco tiempo después
los trabajadores hicieron lo propio. A los judíos se les concedieron en la
Revolución francesa, y los buscaron de manera más lenta en otros lugares
del continente europeo. Los negros esclavos los reclamaron, de manera
vívida en la alguna vez poco recordada Revolución haitiana. Dadas las
necesarias fronteras de los Estados, los inmigrantes elevaron preguntas
complejas todo el tiempo, y quienes abogaban por su inclusión y quienes
lo hacían por su exclusión de hecho tuvieron duras batallas. Incluso los
animales, se dijo por unos pocos, merecían tener derechos.
Aunque sea tentador interpretar que estas campañas son precurso-
ras de los derechos humanos en la medida en que ganaron sus batallas,
perfeccionaron los métodos y allanaron el camino para luchas que más
tarde trascenderían la nación, hacer ello deja muchas cosas por fuera y
reconstruye lo que queda dentro de una manera oscura que da pocas luces
sobre algunos aspectos. Después de todo, la principal consecuencia de la
disponibilidad de los derechos en la política nacional no era apuntar hacia
afuera de los Estados sino permitir a varios miembros de la comunidad
política dentro de ellos exigir la autoridad de los derechos. Las disputas
por la ciudadanía siempre tenían diferentes bandos, con interpretaciones
de cada uno de ellos sobre los límites y el significado de la ciudadanía. Este
papel estructural de los derechos —el cual principalmente incentivaba la
movilización ciudadana en lugar de actuaciones judiciales— había sido su
aspecto esencial46. Y comoquiera que se diferenciaran en sus fines progra-
máticos, los llamados a los derechos por parte de conservadores, liberales
y radicales estaban relacionados por ser luchas sobre la forma del Estado
nacional y la ciudadanía que se podía ejercer dentro de este. La revuelta
haitiana, para recordar solamente un ejemplo, buscaba tanto la inclusión
de los negros en la ciudadanía a través de la emancipación de los esclavos
como los derechos propiamente dichos, lo cual explica por qué hasta hace
46
Esta afirmación se le debe a Marcel Gauchet, “Les droits de l’homme ne sont pas une politique”,
Le Débat 3 (julio-agosto 1980), reimpreso en La condition politique (Paris: Gallimard, 2007).
47
Véase, por ejemplo, Adam Hochschild, Bury the Chains: Prophets and Rebels in the Fight to Free an
Empire’s Slaves (New York: Houghton Mifflin, 2005), Jenny S. Martinez, “Antislavery Courts and
the Dawn of International Human Rights Law”, Yale Law Journal 117, n.° 4 (enero, 2008): 550-641,
o Gary J. Bass, Freedom’s Battle: The Origins of Humanitarian Intervention (New York: Vintage, 2008).
48
Abigail Green, “The British Empire and the Jews: An Imperialism of Human Rights?”, Past and
Present 199 (mayo, 2008): 175-205; Lisa Moses Leff, The Sacred Bonds of Solidarity: The Rise of
Jewish Internationalism in Nineteenth-Century France (Stanford: Stanford University Press, 2006).
49
Cf. Carole Fink, Defending the Rights of Others: The Great Powers, the Jews, and International
Minority Protection, 1878-1938 (2004) y Mark Mazower, “Minorities and the League of Nations
in Interwar Europe”, Daedalus 26, n.° 2 (1997): 47-64.
50
Citado en David Donald, Charles Sumner and the Rights of Man (New York: Alfred A. Knopf,
1970), 423.
Una generación más tarde, cuando la idea del derecho al trabajo volvió,
lo hizo con un atuendo similar.
Haremos mucho más por la felicidad de las clases más bajas —escribía
el socialista utópico Victor Considérant— para su real emancipación y
verdadero progreso, garantizando a estas clases un trabajo bien remune-
rado en lugar de la consecución de derechos políticos y una soberanía
insignificante para ellos. El derecho más importante para la gente es el
derecho al trabajo.54
51
Sorprendentemente, en su discusión sobre la “invención de los derechos humanos”, Lynn Hunt
omite siquiera mencionar el derecho de propiedad o la articulación de los derechos sociales de
1793. Véase Jean-Pierre Gross, Fair Shares for All: Jacobin Egalitarianism in Practice (1997), 41-46,
64-72 y cap. 6. Sobre el derecho al trabajo, véase Pierre Rosanvallon, The New Social Question:
Rethinking the Welfare State (Princeton: Princeton University Press, 2008), cap. 5.
52
Gareth Stedman Jones, An End to Poverty? A Historical Debate (New York: Columbia University
Press, 2003), 13.
53
Charles Fourier, El extravío de la razón demostrado por las ridiculeces de las ciencias inciertas
(Barcelona: Grijalbo, 1974), 80-81. Sobre Thelwall, véase Gregory Claeys, The French Revolution
Debate in Britain: The Origins of Modern Politics (New York: Palgrave Macmillan, 2007).
54
Citado en Jonathan Beecher, Victor Considerant and the Rise and Fall of French Romantic Socialism
(Berkeley: University of California Press, 2001), 143. Véase igualmente para otras articulaciones
en Francia a Pierre Rosanvallon, The New Social Question: Rethinking the Welfare State (Princeton:
Princeton University Press, 2000).
55
T. H. Marshall, “Citizenship and Social Class”, en Citizenship and Social Class, and Other Essays
(1950).
56
Véase, por ejemplo, Edward S. Corwin, “The ‘Higher Law’ Background of American
Constitutionalism”, Harvard Law Review 42, n.° 2 (diciembre 1928): 149-85, y 42, n.° 3 (enero
1929): 365-409.
57
Véase Robert Green McCloskey, American Conservatism in the Age of Enterprise, 1865-1910
(Cambridge: Harvard University Press, 1951), cap. 5. Véase igualmente Richard A. Primus, The
American Language of Rights (1999), el cual aparentemente deja por fuera esta época.
58
Véase, de manera más accessible, Léon Duguit, “Law and the State”, Harvard Law Review 31, n.°
1 (noviembre, 1917): 1-185 y “Objective Law”, Columbia Law Review 20, n.° 8 (diciembre, 1920):
817-31. Compárese para ver la punta del iceberg de los regímenes antiliberales del siglo XX y los
derechos sociales con: Pedro Ramos Pino, “Housing and Citizenship: Building Social Rights in
Twentieth Century Portugal”, Contemporary European History 18, n.° 2 (mayo, 2009): 199-215.
59
Véase Joan Wallach Scott, Only Paradoxes to Offer: French Feminists and the Rights of Man
(Cambridge: Harvard University Press, 1996), cap. 4.
60
Véase, por ejemplo, William D. Irvine, Between Justice and Politics: The Ligue des Droits de
l’Homme, 1898-1945 (Stanford: Stanford University Press, 2007); Paul L. Murphy, World War I
and the Origins of Civil Liberties in the United States (New York: W.W. Norton & Company, 1978);
y K. D. Ewing y C. A. Gearty, The Struggle for Civil Liberties: Political Freedom and the Rule of Law
in Britain, 1914-1945 (Oxford: Oxford University Press, 2001).
61
Hidemi Suganami, “A Note on the Origin of the Word ‘International’”, British Journal of International
Studies 4 (1978): 226-32. Cf. Hannah Arendt, “The Seeds of a Fascist International”, en Essays in
Understanding, 1930-1954, ed. Jerome Kohn (New York: Houghton Mifflin Harcourt P., 1994).
62
Véase Annuaire des organisations internationales (Geneva, 1949), al igual que Martin H. Geyer y
Johannes Paulmann, eds., The Mechanics of Internationalism: Culture, Society and Politics from
the 1840s to World War I, (Oxford: Oxford University Press, 2001).
63
El colapso reciente de la frontera entre los derechos humanos y el humanitarismo ha llevado
a los argumentos en favor de la continuidad de los dos a girar alrededor de los eventos del
derecho de la guerra –el cual, comoquiera que se le considera, considera la “humanización”
de las acciones de guerra para los soldados involucrados sin ninguna base para apelar a los
“derechos del hombre”–.
64
Cf. Monique Canto-Sperber and Nadia Urbinati, eds., Le socialisme libéral: Une anthologie (Paris:
Esprit, 2003).
65
Véase Madeleine Rébérioux, “Jaurès et les droits de l’homme”, Bulletin de la Société d’Etudes
Jaurésiennes, nos. 102-103 (julio, 1986).
66
Tal como Leszek Kolakowski señala, la traducción alemana de la (originalmente francesa) letra
usaba la frase “die ‘Internationale’ erkämpft die Menschenrecht” para que rimara y no por
cuestiones ideológicas. Leszek Kolakowski, “Marxism and Human Rights”, Daedalus 112, n.° 4
(otoño, 1983): 81.
67
La completa omisión de este hecho básico sigue siendo quizá la característica más sorprendente
de las historias escritas recientemente que contextualizan el internacionalismo contemporáneo.
Véase especialmente Akira Iriye, Global Community: The Role of Inter-national Organizations in the
Making of the Modern World (Berkeley: University of California Press, 2002).
68
Martti Koskenniemi, The Gentle Civilizer of Nations: The Rise and Fall of International Law (2001),
67-76.
Aunque trataron más que otros, incluso los socialistas más interna-
cionalistas de finales del siglo XIX, a la larga, no pudieron escapar a la
fuerza gravitacional del Estado y la nación, tal como el camino hacia 1914
—cuando los partidos socialistas europeos se fueron a la guerra— haría tan
gráficamente evidente. No obstante, su ejemplo muestra que para que el
cosmopolitismo fuera definido como la supremacía e internacionaliza-
ción de los derechos, otras utopías tenían que ser dejadas atrás. Tal como
la diversidad premoderna de los universalismos, la historia de los años
siguientes mostraría que una amplia gama de internacionalismos estaba
disponible; sus crisis vinieron a crear las condiciones para los derechos hu-
manos internacionales. Si los derechos humanos ahora definen de manera
integral el cosmopolitismo a punto de que aparentan ser su única forma
posible, esto no se debe a su herencia antigua. Incluso durante el nacimiento
del internacionalismo en el siglo XIX los derechos humanos no estaban en
el horizonte. Esto no se derivaba de algún tipo de fracaso intelectual o de
inexplicable oposición —la cual claramente no iba a ocurrir en la larga era
de los derechos del hombre como criaturas del Estado, y continuaron sin
ser afectados por nuevos patrones de relaciones con otros Estados que la
internacionalización empezó a traer—. Las personas que vivían en el pasado
no estaban ciegas o confundidas simplemente por no tener las creencias que
más tarde aparecerían o por no haberse embarcado en los proyectos contem-
poráneos69. En su lugar, los derechos humanos fueron creados por eventos
no anticipados que sucedieron más adelante y socavaron los presupuestos
previos. Esos eventos ocurrieron hace solo una generación.
Al criticar lo que llamaba el “ídolo de los orígenes”, el famoso his-
toriador Marc Bloch planteó inmejorablemente el punto esencial70. Es
tentador asumir que el goteo de la nieve derretida de las montañas es la
fuente de toda el agua en una inundación que se produce río abajo, cuan-
do, de hecho, la inundación depende de los nuevos afluentes que hacen
crecer al río. Estos últimos pueden no verse por estar incluso bajo tierra,
y vienen de un lugar distinto a la montaña. Incluso la continuidad que
existe depende de algo innovador y la persistencia de los aspectos antiguos
69
Véase por ejemplo Lloyd Kramer, quien dice anacrónicamente que “la mayoría de los nacio-
nalistas liberales de principios del siglo XIX […] resaltaron la conexión entre los derechos
universales y la independencia nacional sin reconocer íntegramente cómo los reclamos
nacionales podían pasar por encima de otros reclamos por los derechos universales”. Kramer,
Lafayette, 255-56. El que esta intuición no estuviese disponible no es una falla de su parte
sino una pista sobre las condiciones bajo las cuales “los derechos humanos universales” se
volvieron relevantes más adelante. Con un anacronismo similar, Louis Henkin concluyó su
libro The Rights of Man Today (Boulder: Westview, 1978), 137, discutido más adelante en el
capítulo 5 de este libro, señalando: “Paine proclamó los derechos del hombre en la sociedad
nacional [pero] hubiera celebrado el advenimiento de los derechos humanos”.
70
Véase Marc Bloch, Apología para la historia o el oficio del historiador (México: FCE, 1996), cap. 1.
Arendt, Orígenes, 249; cf. Giorgio Agamben, Homo Sacer: el poder soberano y la nuda vida (Valencia:
71
Otros títulos de la Editorial Este libro es una fascinante invitación a repensar las formas en las que concebi- Profesor de la Escuela de Leyes
Pontificia Universidad Javeriana: mos el origen, el legado y las implicaciones de los derechos humanos. En un re- de la Universidad de Harvard. Doctor
corrido cuyo eje es la historia intelectual, Samuel Moyn va destruyendo algunos en Historia Europea Moderna de la
Derecho penal de enemigo de los mitos más comunes sobre el origen de los derechos humanos: las concep- Universidad de California (Berkeley) y
en la Violencia ciones de los derechos de las revoluciones liberales, de la segunda posguerra abogado de la Universidad de Harvard.
(1948-1966) y de los movimientos de descolonización de la década de los sesenta son muy
LA ÚLTIMA
UTOPÍA
año 2014. Sus temas de investigación
Regeneración o catástrofe década de los setenta, cuando surgieron como una noción efectiva para trascen- gravitan alrededor de la teoría del
Derecho penal mesiánico durante der la soberanía estatal y formar un lenguaje moral que pretendía escapar del derecho, la historia intelectual y el derecho
el siglo XIX en Colombia radicalismo político propio de la Guerra Fría. Esta propuesta de revisión histórica
LOS DERECHOS
internacional de los derechos humanos.
Juan Felipe García Arboleda sobre el surgimiento de la conciencia contemporánea de los derechos humanos Entre sus publicaciones más representativas
da luces sobre las ganancias y pérdidas que se derivan de utilizar este lenguaje se encuentran Christian Human Rights
ESTADOS DE EXCEPCIÓn
y democracia liberal
en nuestros reclamos políticos contemporáneos.
HUMANOS (University of Pennsylvannia Press, 2015),
Human Rights and the uses of history
en Am érica del Sur:
EN LA HISTORIA
(Verso, 2014) y el texto aquí traducido Last
Argentina, Chile y Colombia (1930 - 1990) Utopia. Human Rights in History (Harvard
Jorge González Jácome University Press, 2010).
Samuel Moyn