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Desarrollo físico en la niñez media

Aspectos del desarrollo físico


Durante la niñez media, la velocidad del crecimiento se reduce de manera
considerable. Sin embargo, si bien los cambios que ocurren día tras día no son tan
evidentes, su suma establece una diferencia sorprendente entre los niños de seis
años, que todavía son pequeños, y los de 11, los cuales empiezan a parecerse a
los adultos.
Estatura y peso
Entre los seis y los 11 años los niños crecen entre cinco y siete centímetros y medio
y casi duplican su peso. Las niñas conservan algo más de tejido adiposo que los
niños, una característica que persistirá hasta la adultez. Los niños de 10 años
pesan, en promedio, casi 30.6 kilos los niños y 33.2 kilos las niñas. Alrededor de los
seis años, las niñas afroamericanas tienen más músculo y masa ósea que las de
origen europeo o las de origen mexicano.
Nutrición y sueño
Para sostener su crecimiento continuo y esfuerzo constante, los escolares necesitan
consumir, en promedio, 2 400 calorías cada día, más en el caso de los niños
mayores y menos en el de los más chicos. Los nutriólogos recomiendan una dieta
variada que incluya muchos cereales, frutas y vegetales, así como altos niveles de
carbohidratos complejos que se encuentran en las papas, la pasta, el pan y los
cereales.
La necesidad de sueño disminuye de aproximadamente 11 horas al día a los cinco
años a poco más de 10 horas a los nueve y a unas nueve horas a los 13 años. El
sueño insuficiente se asocia con diversos problemas de ajuste y este efecto es
particularmente marcado en el caso de los niños afroamericanos o provenientes de
hogares con bajo nivel socioeconómico. Para decirlo claramente, el sueño es
necesario para obtener resultados óptimos.
Desarrollo del cerebro
Los cambios en la estructura y funcionamiento del cerebro sustentan los avances
cognoscitivos del niño. La maduración y el aprendizaje durante y después de la
niñez media dependen de la sintonización fina de las conexiones cerebrales, junto
con la selección más eficiente de las regiones del cerebro apropiadas para tareas
particulares. En conjunto, esos cambios incrementan la velocidad y eficiencia de los
procesos cerebrales y mejoran la capacidad para descartar la información
irrelevante.
El estudio de la estructura del cerebro es complejo. En cualquier momento es el
producto de la interacción entre factores genéticos, epigenéticos y ambientales.
Un cambio maduracional importante es la pérdida en la densidad de la materia gris
en ciertas regiones de la corteza cerebral. El volumen de la materia gris en la corteza
forma una “U” invertida y alcanza su punto más alto en momentos distintos en
diferentes lóbulos. En los lóbulos parietales, que manejan la comprensión espacial,
la materia gris alcanza su volumen máximo, en promedio, en las niñas alrededor de
los 10 años y de los 11 años y medio en los niños; en los lóbulos frontales, que
manejan funciones de orden superior como el pensamiento, lo alcanza a los 11 años
en las niñas y a los 12 en los niños; y en los lóbulos temporales, que ayudan en el
lenguaje, más o menos a los 16 años en adolescentes de ambos sexos. Debajo de
la corteza, el volumen de la materia gris en el caudado alcanza su punto más alto a
los siete años y medio en las niñas y a los 10 en los niños.
Esta pérdida de densidad de la materia gris es equilibrada por un incremento
constante de la materia blanca, los axones o fibras nerviosas que transmiten
información entre neuronas a regiones distantes del cerebro. Esas conexiones, más
gruesas y mielinizadas, empiezan en los lóbulos frontales y avanzan hacia la parte
posterior del cerebro. Entre los seis y los 13 años, tiene lugar un sorprendente
crecimiento de las conexiones entre los lóbulos temporal y parietal. El crecimiento
de la materia blanca puede dejar de progresar hasta bien entrada la adultez.
Los investigadores han observado un engrosamiento de la corteza entre los cinco y
11 años de regiones de los lóbulos temporal y frontal. Al mismo tiempo, ocurre un
adelgazamiento de la parte posterior de la corteza frontal y parietal del hemisferio
izquierdo del cerebro. Este cambio se correlaciona con un mejor desempeño de la
parte de vocabulario de las pruebas de inteligencias
Desarrollo motor y juego físico
Durante la niñez media continúa el progreso de las habilidades motoras. Los niños
de edad escolar dedican menos tiempo cada semana a los deportes y otras
actividades al aire libre en comparación con lo que sucedía a principios de la década
de 1980 y más horas a la escuela y las tareas, además del tiempo que pasan viendo
televisión y que ocupan en actividades relacionadas con la computadora.
Juego durante el recreo
Los juegos que los niños practican durante el recreo suelen ser informales y de
organización espontánea. Los niños participan en juegos con mayor actividad física
mientras las niñas prefieren los que incluyen expresión verbal y conteo en voz alta,
como la rayuela y saltar la cuerda. Esas actividades ayudan a mejorar la agilidad y
la competencia social y favorecen el ajuste a la escuela.
Alrededor de 10% del juego libre de los escolares en los primeros grados consta de
juego rudo: luchas, patadas, volteretas, forcejeos y persecuciones que se
acompañan a menudo por risas y gritos. Este tipo de juego puede parecerse a las
peleas, pero se realiza de manera más juguetona entre amigos.
Desde un punto de vista evolutivo, el juego rudo genera beneficios adaptativos
importantes: perfecciona el desarrollo esquelético y muscular, ofrece una práctica
de las habilidades para la caza y la lucha, y canaliza la agresión y la competencia.
A los 11 años suele convertirse en una forma de establecer el dominio dentro del
grupo de pares
Deportes y otras actividades físicas
Además de mejorar las habilidades motoras, la actividad física regular genera
beneficios inmediatos y a largo plazo para la salud: controla el peso, reduce la
presión sanguínea, mejora el funcionamiento cardiorrespiratorio y la autoestima y el
bienestar. Los niños activos suelen convertirse en adultos activos; por ello los
programas deportivos organizados deberían incluir a tantos niños como fuera
posible y enfocarse más en construir habilidades que en ganar competencias.
Salud, condición física y seguridad
El desarrollo de vacunas para las principales enfermedades ha convertido a la niñez
media en una época de la vida relativamente segura en la mayor parte del mundo.
La tasa de mortalidad de esos años es la más baja del ciclo de vida. Sin embargo,
cada vez son más los niños con sobrepeso y algunos sufren enfermedades
crónicas, lesiones accidentales o falta de acceso a la atención médica.
Obesidad e imagen corporal
La obesidad de los niños se ha convertido en un importante problema de salud en
todo el mundo. La probabilidad de sobrepeso es mayor en los varones que en las
niñas. Aunque el sobrepeso ha aumentado en todos los grupos étnicos prevalece
más entre los varones méxico-estadounidenses y entre las niñas negras no
hispanas. Desafortunadamente, los niños que tratan de perder peso no siempre son
los que necesitan hacerlo. La preocupación por la imagen corporal se vuelve un
aspecto importante al inicio de la niñez media, en especial para las niñas, y puede
convertirse en un trastorno alimentario en la adolescencia.
Causas de la obesidad
A menudo la obesidad es resultado de una tendencia heredada que se agrava por
la falta de ejercicio y el exceso de alimentos del tipo. Es mucho más probable que
los niños tengan sobrepeso si sus padres u otros familiares también lo tienen. Otro
factor que contribuye es la mala nutrición. Otro culpable son las comidas fuera de
casa. A menudo, los niños con sobrepeso muestran sufrimiento emocional y para
compensar se permiten golosinas, lo que empeora todavía más sus problemas
físicos y sociales.
La inactividad es un factor importante en el marcado aumento del sobrepeso.
Incluso con el incremento en los deportes organizados, en la actualidad los niños
dedican menos tiempo a deportes y juego al aire libre. Los niveles de actividad
disminuyen de manera significativa a medida que los niños se hacen mayores, de
un nivel promedio de alrededor de 180 minutos de actividad diaria para los niños de
nueve años a 40 minutos al día para los de 15 años.
La obesidad en la niñez es una preocupación importante
Los efectos adversos de la obesidad para la salud de los niños son similares a los
que enfrentan los adultos. Por lo general desarrollan problemas de salud entre los
que se incluyen alta presión sanguínea y niveles elevados de colesterol e insulina.
La diabetes infantil es uno de los principales resultados del incremento en las tasas
de obesidad. A menudo, los niños con sobrepeso muestran sufrimiento emocional
y para compensar se permiten golosinas, lo que empeora todavía más sus
problemas físicos y sociales.
La Asociación Nacional de Consejos Estatales de Educación recomienda 150
minutos semanales de educación física para los alumnos de primaria, pero la
escuela promedio solo ofrece de 85 a 98 minutos cada semana. Sesenta minutos
adicionales de educación física a la semana en el jardín de niños y primer grado
podrían reducir a la mitad la cantidad de niñas con sobrepeso a esa edad.

Los niños con sobrepeso suelen convertirse en adultos obesos con riesgo de
hipertensión enfermedades cardiacas, problemas ortopédicos, diabetes y otros
problemas. La obesidad en la niñez puede ser un predictor más fuerte de algunas
enfermedades que la obesidad en los adultos.

Otras condiciones medicas


En la niñez media, las enfermedades suelen ser breves. Las condiciones médicas
agudas frecuentes. Es común que al año se presenten seis o siete episodios de
catarros, gripe o enfermedades virales ya que los niños se transmiten los gérmenes
en la escuela o el juego.
Asma
Es una enfermedad respiratoria crónica, que al parecer es ocasionada por una
alergia y que se caracteriza por ataques repentinos de tos, silbidos y dificultades
para respirar. Su incidencia ha aumentado en todo el mundo, aunque al parecer se
ha estabilizado en algunas partes del mundo occidental. La probabilidad de un
diagnóstico de asma es 30% mayor en los niños que en las niñas y 20% mayor en
los niños negros que en los blancos. Las causas de la proliferación de asma son
inciertas, pero es probable que esté relacionada con una predisposición genética.
Algunos investigadores señalan factores ambientales: viviendas con muy poca
ventilacion. También las alergias a las mascotas han sido señaladas como factores
de riesgo. Sin embargo, a excepción de la exposición al tabaco, los hallazgos
concernientes a esas causas propuestas no son concluyentes. Cada vez es mayor
la evidencia que apunta a una asociación entre obesidad y asma, debido tal vez a
un factor subyacente del estilo de vida relacionado con ambas condiciones.
Diabetes
Es una de las enfermedades más comunes en los niños de edad escolar. La
enfermedad se caracteriza por altos niveles de glucosa en la sangre como resultado
de una producción defectuosa de insulina, la acción ineficaz de la insulina o ambas
cosas. La diabetes tipo 1 es el resultado de una deficiencia de insulina que ocurre
cuando se destruyen las células productoras de insulina en el páncreas. Este tipo
de diabetes explica de 5 a 10% de todos los casos de diabetes y casi la totalidad de
los casos en los niños menores de 10 años. Los síntomas incluyen incremento en
la sed y la micción, hambre, pérdida de peso, visión borrosa y fatiga. El tratamiento
incluye administración de insulina, control de la nutrición y actividad física. La
diabetes tipo 2 se caracteriza por la resistencia a la. Con el aumento de la obesidad
infantil, cada vez son más los niños a quienes se diagnostica esta forma de diabetes.
Cada año se diagnostica la diabetes tipo 2 a alrededor de 3 700. Los síntomas son
similares a los de la diabetes tipo 1 El control de la nutrición y una mayor actividad
física pueden ser tratamientos eficaces, aunque en los casos resistentes puede
requerirse insulina o medicamentos para disminuir la glucosa.

Lesiones accidentales
Del mismo modo que en la niñez temprana, las lesiones accidentales son la principal
causa de muerte entre los escolares estadounidenses. En 2004, en todo el mundo
murieron casi 950 000 niños menores de 18 años por lesiones resultantes, en la
mayoría de los casos, de accidentes automovilísticos, ahogamiento o quemaduras.
Se calcula que cada año 23 000 niños sufren lesiones cerebrales graves por
accidentes en bicicleta y que hasta 88% de esas lesiones podrían prevenirse con el
uso de cascos. En el caso del fútbol, las gafas protectoras y los protectores bucales
pueden ayudar a reducir las lesiones faciales y de cabeza. Debería minimizarse el
“cabeceo” de la pelota por el peligro de lesión cerebral. El AAP Committee on
Accident and Poison Prevention recomienda que los niños menores de 16 años no
usen motos de nieve y que a los mayores se les exija por ley contar con licencia.
Además, debido a la necesidad de estrictas precauciones de seguridad y de
supervisión constante del uso de las camas elásticas, el AAP Committee on Injury
and Poison Prevention y el Committee on Sports Medicine and Fitness recomiendan
que los padres no compren camas elásticas y que los niños no las usen en los patios
de juego ni en la escuela.

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