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La primera vez que vi la casa, no podía creer que existiera un lugar tan hermoso
como este, era una casa de gran tamaño y junto a ella había un enorme árbol de
aguacate, noté que el terreno era inmenso donde había tantos árboles que lo único
que se veía alrededor era verde, a pesar de estar en un lugar tan alucinante, la
sensación punzante en el pecho y el desasosiego me hacia saber que no importaba
lo mucho que corriera o gritara, no habría modo de escapar.
Recuerdo con claridad el momento previo a entrar a la casa, Jack vendo mis ojos y
me guio lentamente a la puerta principal. Lo que vi después me dejo realmente
deslumbrada.
Dos golpes en la puerta hicieron que Alice dejara de escribir. Estaba atardeciendo
y sabia que era momento en el que Jack solicitaba su presencia en el salón de baile.
Alice abrió la puerta y vio el rostro que se le iba haciendo familiar día a día,
Mercedes la había ayudado a instalar el primer día, nunca hablaba con ella de
cosas que no fueran las instrucciones de Jack.
- Hola, Mercedes, estaré lista en un minuto – dijo Alice
Los días que había pasado con Alice en la casa de campo de sus abuelos habían
sido un sueño para Jack.
Ella había estado tranquila y no había intentado escapar como los primeros días
en la ciudad, esos días habían sido tan tormentosos porque la voz en su cabeza le
decía que era mejor terminar con todo esto, que Alice debía desaparecer, que lo
merecía por no amarlo como debía, pero era su Alice, su dulce amor, su dulce
Alice, solo debía darle tiempo, ella iba a amarlo.
- Te ves deslumbrante hoy, como todos los días – dijo un Jack muy sonriente
- ¿Te gustó el vestido? Preguntó Jack mientras tomaba a Alice por la cintura y
- Sabes que no puedo quejarme – dijo Alice incómoda ante el tacto de él.
- No tienes por qué, te doy todo lo que necesites – dijo Jack inquietándose por
la réplica de Alice.
creo que merezco saber como está mi familia – dijo Alice tratando de sonar
dulce.
- Alice sabes cuánto te amo, pero no puedes contactar a tu familia, no les
Jack tajante.
- Cariño, te haré sentir mejor, tú sabes que soy el único que realmente te
Jack la miro con furia, tomo su muñeca con fuerza mientras apretaba cada vez
más.
Jack sacó la llave que tenía colgada en su cuello y abrió la puerta. La habitación
era del tamaño apropiado con un traga luz en el techo, perfecto para todo lo que
tenía ahí. Las paredes eran blancas y una de ellas estaba exclusivamente
dedicada a Alice, llena de fotografía que Jack había obtenido desde el primer día.
Jack admiró por unos momentos el mural que estaba lleno de todas las fotos de
Alice, y luego se dirigió a las siguientes que contenía todo su plan para el futuro de
Alice y e suyo.
Alice entró a su habitación y azotó la puerta. Tenia que calmarse asi que empezó
a escribir.
November, X 201X
Cayó la noche y Alice se sentía cansada por todo lo que había pasado esa tarde,
que Jack casi la besara, la cachetada que le dio, el fuerte apretón y la mirada
asesina que puso después de golpearlo. Después de tanto Alice se quedó
dormida.
Jack la había seguido a todos lado, incluso había estado en su casa. Alice no
podía creer lo enfermo que estaba Jack, él no lo amaba, estaba obsesionado con
ella; lamentablemente esa no era la peor parte, ya que en la siguiente pared había
fotos de muchas personas: sus padres, sus amigos, estudiantes de la universidad,
profesores.
Alice recorrió con la mirada cada una de las imágenes hasta que llego a la foto del
hombre que había amado, el profesor Robert Ríos, sus ojos se llenaron de
lagrimas al recordar lo que sintió cuando le dijeron que había muerto. Ver su
fotografía con una enorme cruz, solo le hizo pensar una cosa. Jack lo había
asesinado.