Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
El agua absorbe más calor a una determinada temperatura que cualquier otra sustancia
inorgánica. Se expande 1600 veces a medida que se evapora para formar vapor a
presión atmosférica. El vapor es capaz de almacenar gran cantidad de calor. Estás
propiedades únicas en el agua la convierten en la materia prima ideal para procesos de
generación energía.
Todo tipo de agua procedente de una fuente natural presenta cierta cantidad de materia
disuelta o suspendida, así como gases disueltos. La proporción de minerales disueltos en
el agua puede variar desde 30 g/L para el agua de mar hasta 0.005 - 1500 mg/L en agua
superficial. Se debe tomar un especial cuidado en el agua que se va a emplear para la
generación de vapor ya que las impurezas presentes en ella pueden provocar graves
problemas en la caldera.
La composición del agua que se alimenta a la caldera debe ser tal que las impurezas
presentes en la misma se puedan concentrar un número razonable de veces dentro del
sistema sin que por ello se superen los límites permitidos por el fabricante. Si el agua no
cumple este requisito será necesario tratarla para eliminar todas las impurezas antes de
utilizarla. Actualmente se están utilizando tratamientos químicos dentro de la caldera
para evitar estos problemas los cuales están resultando una solución efectiva a la par que
económica
Los niveles de álcali, sales, sílice y fosfatos pueden ser más amplios aunque siempre
dependiendo de la presión de trabajo. En la actualidad, los valores máximos los
establece el fabricante de acuerdo con las características de la caldera.
Las tablas que hay a continuación son un extracto de los valores recomendados por
APAVE (Asociación de propietarios de unidades eléctricas y de vapor) para calderas de
hasta 100 bar y grado medio de generación de vapor y para volumenes de agua dentro
de la cámara de tal forma que sea posible controlar las posibles caídas de nivel de la
misma, y por ABMA (Asociación de Fabricantes de Calderas Americanos) para los
estándares de calidad de pureza del vapor.
Tratamiento externo
Tratamiento interno
El tratamiento interno puede ser considerado como el único tratamiento necesario en los
casos en los que las calderas operan a presiones bajas o moderadas, cuando grandes
cantidades de vapor consensado son usadas como agua de alimentación, o cuando hay
disponibilidad de agua bruta de alta calidad. El objetivo del tratamiento interno es:
2) acondicionar cualquier sólido suspendido, como por ejemplo lodo u óxido de hierro,
en la caldera y hacer que no se adhiera al metal de la caldera;
Los productos químicos empleados para el ablandamiento incluyen ceniza de sosa, sosa
cáustica y varios tipos de fosfato de sodio. Estos productos reaccionan con los
compuestos de calcio y magnesio presentes en el agua de alimentación. El silicato de
sodio es empleado para reaccionar selectivamente con la dureza de magnesio. El
bicarbonato de calcio que entra con el agua de alimentación se descompone a la
temperatura de la caldera o reacciona con sosa cáustica para formar carbonato de calcio.
El carbonato de calcio es relativamente insoluble por lo que tiene a salir de la
disolución. El carbonato de sodio se descompone parcialmente a altas temperaturas
formando hidróxido de sodio y dióxido de carbono. Altas temperaturas en el agua de la
caldera reducen la solubilidad del sulfato de calcio y tienden a hacerlo precipitar
directamente en el metal de la caldera formando incrustaciones. Es por esto por lo que el
sulfato de calcio debe reaccionar químicamente para provocar la formación de un
precipitado en el agua, donde puede acondicionarse y eliminarse mediante purga. La
solución es hacerlo reaccionar con carbonato de socio, fosfato de sodio o silicato de
sodio para formar carbonato de calcio, fosfato o silicato, los cuales son insolubles. El
sulfato de magnesio reacciona con sosa cáustica para formar un precipitado de
hidróxido de magnesio. Parte del magnesio puede reaccionar con sílice para formar
silicato de magnesio. El sulfato de sodio es altamente soluble y permanece en solución
mientras que no se evapore toda el agua presente.
Hay dos enfoques generales para acondicionar el lodo dentro de una caldera: mediante
coagulación o dispersión. Cuando la cantidad total de lodo es elevada (como resultado
de una dureza elevada en el agua de alimentación), es preferible coagular el lodo para
formar grandes partículas floculantes. Éstas pueden ser eliminadas mediante purga. La
coagulación se consigue mediante el ajuste de las cantidades de álcalis, fosfatos y
compuestos orgánicos empleados para el tratamiento. Cuando la cantidad de lodo no es
muy elevada (poca dureza en el agua de alimentación), es preferible emplear un mayor
porcentaje de fosfatos en el tratamiento. Los fosfatos forman partículas de lodo
separadas. Se utiliza un mayor porcentaje de dispersantes de lodo orgánico en el
tratamiento para mantener las partículas de lodo dispersas en el agua de la caldera.
Los materiales utilizados para el acondicionamiento de lodos incluyen varios
compuestos orgánicos de la clase de los taninos, lignina o alginato. Es importante que
estos compuestos hayan sido seleccionados y procesados de forma adecuada para que
actúen de una forma efectiva, además de ser resistentes a las presiones de operación de
la caldera. Ciertos compuestos orgánicos sintéticos se emplean como agentes
antiespumantes. Los productos químicos utilizados como eliminadores de oxígeno
incluyen sulfito de sodio e hidracina. Varias combinaciones de polifosfatos y
compuestos orgánicos son empleados para prevenir las incrustaciones y la corrosión en
los sistemas de alimentación de agua. Las aminas volátiles y los inhibidores de película
se utilizan para prevenir la corrosión del sistema de condensado.