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ISSN: 1576-5962
revistas_copm@cop.es
Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid
España
Artículo
Análisis de los factores psicosociales de riesgo en los
profesionales dedicados al cuidado de la salud
RESUMEN
Los profesionales que desempeñan su labor en el ámbito sanitario son una población especial-
mente vulnerable a los riesgos derivados de su trabajo. En general, el profesional sanitario
conoce cuáles son los factores de riesgo más comunes a los que se expone en su entorno laboral
así como las medidas protectoras que debe ejecutar para evitar la aparición de accidentes o
enfermedades profesionales. Sin embargo, ese conocimiento por sí solo no es suficiente para
instaurar una serie de hábitos comportamentales dirigidos al mantenimiento de la salud y la pre-
vención de la enfermedad. Desde la Psicología social se han propuesto determinados modelos
acerca del comportamiento arriesgado en los que el componente cognitivo se presenta como un
factor clave para explicar por qué los individuos ejecutan determinadas conductas que ponen en
peligro su integridad física o psicológica. En este trabajo se postula la necesidad de incluir otras
variables de interés, de mayor implicación psicosocial, que permitan el diseño de intervencio-
nes dirigidas a prevenir la ocurrencia de accidentes laborales en este grupo de población.
ABSTRACT
Health professionals are especially vulnerable to work-related risks; this group often suffers
from professional diseases, particularly those associated with toxic-biological agents and
radiations. In general, health professionals know the most common risk factors they must
face in their workplace, as well as the protective measures needed to prevent disease. Howe-
ver, it has been recognized that information alone is not enough to establish behavioral habits
1 Dirección: Prof. Enrique Alonso Morillejo. Tfno: 950-01-57-32. Área de Psicología Social. Dpto. Ciencias
directed to keep people healthy and to prevent diseases. However, it has been recognized that
information alone is not enough to establish behavioral habits directed to keep people healthy
and to prevent diseases. In Social Psychology, several models have been proposed in order to
explain risk behaviour, stressing the role of cognitive variables, and particularley «risk per-
ception» as a key concept to understand why behaviours that are detrimental to physical and
psychological health are maintained. in this study, the need to take into account psychosocial
variables is emphasized, as a basis for designing interventions to prevent risk behaviours.
PALABRAS CLAVE
Conductas de riesgo. Profesional sanitario. Modelos psico-
sociales. Percepción del riesgo. Programas de prevención.
KEY WORDS
Risk behaviour, Health professionals, Psychosocial
models, Risk perception, Prevention programmes.
cosociales (Cartwright y Cooper, 1999; profesionales. Por ejemplo, los riesgos del
Hansez y De Keyser, 1999; Lindströn y ambiente abarcan variables tales como la
Kivimäki, 1999; Schaufeli, 1999); una iluminación, el ruido o las vibraciones, las
buena muestra de algunos de los trabajos radiaciones, las altas temperaturas o los
desarrollados en este ámbito se recogen en riesgos químicos. Entre los factores físicos
el número monográfico de la Revista de se encuentran el manejo de cargas pesadas,
Psicología del Trabajo y de las Organiza - la adopción de posturas incómodas durante
ciones coordinado por Peiró y Bravo en un tiempo continuado o la realización de
1999. movimientos repetitivos. Las propias
características del puesto implican, en oca-
Los profesionales que desempeñan su siones, un ritmo excesivo de trabajo, la
labor en el ámbito sanitario son una pobla- atención a demasiadas tareas a la vez o el
ción especialmente vulnerable a los riesgos trabajar demasiadas horas seguidas, lo que
derivados de su trabajo, especialmente el puede desembocar en el padecimiento de
colectivo de enfermería. Son muy diversas trastornos relacionados con el estrés labo-
las investigaciones desarrolladas, tanto ral o burnout (Cartwright y Cooper, 1999;
dentro como fuera de nuestras fronteras, Peiró, 1999).
que ponen de manifiesto el padecimiento
de enfermedades profesionales por este Íntimamente relacionado con el padeci-
grupo de población, motivado, en gran miento del estrés laboral y otras enferme-
medida, por las situaciones de riesgo con dades profesionales, se señalan también
las que diariamente se enfrentan. Es cierto algunos factores relativos al desempeño de
también, que los datos proporcionados por roles -la ambigüedad, el conflicto y la
diversos estudios hablan de índices de sobrecarga de rol-. A ello se unen otra
accidentalidad no excesivamente elevados serie de variables grupales y organizacio-
cuando nos centramos, por ejemplo, en la nales, como la falta de participación en la
transmisión accidental del VIH (investiga- toma de decisiones, la escasa autonomía en
dores en este campo señalan que la proba- el trabajo, la monotonía, la perspectiva
bilidad de que un profesional sanitario se poco optimista de desarrollo profesional, la
infecte con sangre de un enfermo con VIH escasa oportunidad para el control o los
es de entre 0,3% y 0,5%; Portell, Riba y conflictos grupales, que pueden actuar
Bayés, 1997; Moure y Pujalto, 1996; De como factores de riesgo destacados (Peiró,
Juanes y Fuertes, 1988; Gala, Martínez, 1992, 1999).
Lipiani y cols., 1997), aunque se elevan
aproximadamente a un tercio del total de Y, por último, no hay que olvidar que
accidentes laborales cuando se incluyen otro elemento característico del trabajo
todas las enfermedades causadas por pató- sanitario, especialmente del personal de
genos transmisibles por exposición percu- enfermería, es la gran parte del tiempo que
tánea, incluyendo la hepatitis B y hepatitis estos profesionales pasan con los pacientes
C (Gallardo, Masa, Fernández y cols., y sus familiares. Estas relaciones interper-
1997). sonales suelen estar cargadas de emocio-
nes, tensiones e incluso frustración y hosti-
Sin embargo, los riesgos de origen bio- lidad, algo que puede desembocar en la
lógico son sólo una parte del conjunto de aparición del burnout entre este grupo de
peligros a los que están expuestos estos profesionales, de forma que cuanto más
tiempo se dedica a los pacientes y allega- del riesgo cabe distinguir entre la concep-
dos mayor es el riesgo de tensión y de ago- ción del riesgo como estímulo, es decir,
tamiento emocional (Moreno y Peñacoba, como una característica objetiva del
1995; Bravo, Zurriaga, Peiró y González, ambiente físico que puede implicar una
1993; Jackson y Maslach, 1982; Lancero y pérdida para el individuo, y que, por tanto
Gerber, 1995; Lee y Henderson, 1996). Si sería evaluado por los expertos o técnicos
a ello se suma la naturaleza de algunas especialistas en la materia; o bien, pode-
enfermedades como el SIDA, el cáncer, mos hablar del riesgo como respuesta,
etc., su especial sintomatología o la grave- donde aquél se considera el resultado de
dad de las mismas, puede verse incremen- una valoración subjetiva realizada por los
tado ese sentimiento de frustración al que individuos implicados (Portell, Riba y
antes hacíamos mención (Reig y Caruana, Bayés, 1997). Para nuestros propósitos, la
1989; Emery, 1993; Cohen, Haberman, consideración exclusiva del riesgo objetivo
Steeves y Deatrick, 1994; Visintini, Cam- (riesgo como estímulo) no permite dar res-
panini, Fossati et al., 1996). puesta a los interrogantes que nos formula-
mos, o lo que es lo mismo, no ayuda a la
La relación de situaciones y factores de comprensión de los comportamientos que
riesgo expuestos más arriba, especialmente realizan los individuos ante las situaciones
los que tienen que ver con los agentes bio- consideradas de peligro.
lógicos, físicos, químicos, tóxicos o por
irradiación, son perfectamente conocidos Algunas de las explicaciones que se han
por los profesionales sanitarios. Así, teóri- venido ofreciendo hablan de la irracionali-
camente, la eficacia de las precauciones dad de los profesionales al ejecutar con-
universales depende de que los profesiona- ductas arriesgadas, del desconocimiento de
les expuestos a las situaciones de riesgo los riesgos ante los que están expuestos, de
utilicen los equipos de protección personal comportamientos de riesgo involuntarios,
y sigan las medidas protectoras que esas etc. Sin embargo, el concepto de riesgo al
normas universales recomiendan (Portell, que nos referimos en estas páginas no es
Riba y Bayés, 1997). Igualmente, estos tra- otro que el que asume la propia Psicología
bajadores también conocen las consecuen- social, es decir, los riesgos voluntariamen-
cias negativas que sobre su salud puede te asumidos, conscientes, conocidos por
tener el incumplimiento de dichas medi- quienes los realizan, y de los que se saben
das. Si esto es así, ¿cuáles son los factores cuáles son las potenciales consecuencias
que explican que aún se produzcan acci- negativas que pueden acarrear sobre el
dentes en este ámbito?, ¿qué motiva el que estado de salud. Sólo sobre este tipo de
no se sigan todas las precauciones univer- riesgos es posible actuar para evitarlos
sales?, ¿qué es lo que conduce a los indivi- (prevenirlos) o afrontarlos (Blanco, Sán-
duos a ejecutar determinados comporta- chez, Carrera y cols., 2000).
mientos aún a sabiendas del riesgo que
corren? Desde el ámbito de la Psicología social
se han desarrollado numerosos modelos
Antes de intentar arrojar algo de luz explicativos del comportamiento arriesga-
sobre esas cuestiones es preciso plantearse do con el fin de comprender dicha conduc-
otro interrogante: ¿qué entendemos por ta e intentar dar respuesta a algunas pre-
riesgo? A la hora de abordar la definición guntas como las formuladas arriba. En
nen. Así, todos nosotros conoceríamos las bles: por una parte, la amenaza que la per-
implicaciones de nuestras conductas antes sona percibe que representa para él la
de llevarlas a cabo. Para su explicación enfermedad que puede contraer como
recurramos, por ejemplo, al uso de los resultado de un posible contagio y, por
guantes por los profesionales sanitarios. otra, de la creencia respecto al valor de la
Una vez identificada la conducta de salud acción saludable (es decir, la relación cos -
(ponerse los guantes al atender a un tos-beneficios percibidos). A su vez, dicha
paciente), su determinante inmediato es la amenaza percibida depende de la suscepti -
intención que la persona tiene de realizarla bilidad percibida por el individuo respecto
o no. Esta intención está determinada por a la enfermedad particular de que se trate
dos componentes, la actitud hacia la con - (pongamos por caso el VIH, por transmi-
ducta, es decir, la evaluación positiva o sión percutánea), de la probable gravedad
negativa que la persona hace de la conduc- percibida acerca de las consecuencias de
ta de salud (ponerse los guantes), y la contraer el SIDA, y de las claves para la
norma subjetiva, o lo que es lo mismo, la acción, que no son más que ciertos “dispa-
percepción que la persona tiene de las pre- radores” de la conducta de salud (por
siones sociales que se ejercen sobre ella ejemplo, las noticias en la prensa acerca de
para que se ponga los guantes. Por su los índices de contagio de VIH en el perso-
parte, las actitudes son función de las nal sanitario o el conocimiento de la enfer-
creencias comportamentales, es decir, de medad de algún compañero) (Becker y
la información que se dispone sobre las Maiman, 1982). Como se ha podido cons-
consecuencias de ejecutar tal conducta y tatar, en este modelo son de especial inte-
de la valoración de las mismas; mientras rés las creencias y percepciones subjetivas
que la norma subjetiva es función de las acerca de la salud y, a pesar de que, en
creencias normativas de la persona, o lo general, ha acumulado datos empíricos en
que es lo mismo, la percepción de que apoyo de su capacidad para explicar deter-
otros referentes significativos (es decir, minadas conductas de salud, sin embargo,
personas o grupos importantes para el suje- no todas las investigaciones han podido
to) piensan que debería o no realizar tal mostrar resultados positivos que conside-
conducta y de la motivación para cumplir ren conjuntamente la totalidad de las varia-
con ellos (Ajzen y Fishbein, 1980; Rodrí- bles del modelo (Rodríguez Marín, 1995).
guez Marín, 1995). Precisamente, uno de
los elementos importantes de este modelo Al margen de las variables señaladas, en
radica en incorporar elementos sociales de investigaciones más recientes se han veni-
interés, al subrayar la relevancia de la do destacando otra serie de factores de
influencia de los “otros” o “referentes sig- especial relevancia en la explicación de los
nificativos” sobre la intención de actuar comportamientos arriesgados; son la ilu -
(Rodríguez Marín, 1995). sión de invulnerabilidad y el optimismo
ilusorio. En ambos casos se hace referen-
Desde el Modelo de Creencias de Salud cia al optimismo infundado que los indivi-
(MCS) se espera que los individuos reali- duos sienten y manifiestan cuando hacen
cen conductas de salud -por ejemplo, y “predicciones” sobre su futuro (Sánchez,
volviendo al mismo caso que señalamos Rubio, Páez y Blanco, 1998). En general,
antes, el uso de guantes por el personal la mayoría de las personas piensan que tie-
sanitario-, en función de una serie de varia- nen una mayor probabilidad de que les
acontezcan sucesos de carácter positivo lario- podría explicar, en cierto grado, que
que a sus semejantes, y menos de carácter los profesionales sanitarios tomaran más
negativo (Weinstein, 1980, 1989). Aunque medidas de protección para evitar un
en muchas ocasiones ambos conceptos de nuevo accidente o enfermedad profesional.
utilizan indistintamente, lo cierto es que
cuando nos referimos al optimismo exage- Sin embargo, algunos investigadores
rado en relación a la probabilidad de sufrir que están desarrollando en nuestro país tra-
consecuencias negativas estamos hablando bajos aplicados en este ámbito nos ponen
de ilusión de invulnerabilidad, y cuando sobre aviso de lo peligroso que resulta
nos referimos a la probabilidad de aconte- obviar las variables sociales en la determi-
cimientos positivos, se trataría del optimis- nación de los comportamientos de riesgo
mo ilusorio. Estos conceptos suponen un (Blanco y Sánchez, 1993; Blanco, Sán-
avance importante en la explicación de los chez, Carrera y cols., 2000). El ejemplo
comportamientos arriesgados y permiten más claro lo tenemos en la población de
justificar la realización de conductas de adolescentes, donde el grupo social es, no
riesgo aún a sabiendas de su peligrosidad, sólo, la fuente primordial de información y
dado que, según la ilusión de invulnerabili- feedback sobre las propias conductas, sino
dad, los efectos nocivos para la salud sólo que además influye y “presiona” para que
se producirían en los otros y no en uno se desarrollen determinados comporta-
mismo (Weinstein, 1989). mientos de salud o de enfermedad (en
nuestras ciudades el denominado “bote-
A pesar de su uso habitual, estos mode- llón”, que se ha convertido en un problema
los no siempre han conseguido los resulta- social, es seguido por un numeroso grupo
dos esperados en cuanto a la explicación de jóvenes que comparten no sólo unos
de las conductas de riesgo; algunos estu- hábitos o comportamientos de riesgo sino
dios de meta-análisis señalan que la rela- unos valores y una cultura concreta).
ción entre percepción de vulnerabilidad y
conductas preventivas es bastante insigni- Por los motivos señalados, quizá la con-
ficante (Gerrard, Gibbons y Bushman, sideración conjunta de los factores objeti-
1996), lo que sustenta la idea de que exis- vos (riesgo objetivo o peligros reales, acci-
ten otros factores que pudieran mediar dentes previos, conocimientos sobre
entre lo puramente cognitivo y lo conduc- prevención, etc.) y de los factores subjeti-
tual; en este sentido, cabría afirmar que vos (riesgo percibido, vulnerabilidad perci-
“los factores cognitivos no pueden ser los bida, gravedad percibida de la potencial
únicos a tener en cuenta a la hora de hablar enfermedad, valor otorgado a la propia
de conductas de riesgo” (Blanco, Sánchez, salud, etc.), de los componentes actitudina-
Carrera y cols., 2000, p. 55). les (intención de conductas preventivas,
interés por informarse sobre riesgos, etc.) y
Entre esas variables mediacionales, se de variables sociales y grupales (presión
señala la experiencia pasada como una que del grupo para ejecutar determinadas con-
pudiera tener cierto influjo sobre el com- ductas, creencias de salud, acceso a los sis-
portamiento futuro (Weinstein, 1989; Van temas de protección y cuidado de salud,
der Pligt, 1996); así, el haber sufrido un etc.) pueda ayudar a superar las deficien-
accidente previo en el entorno laboral -en cias mostradas por los modelos anteriores
nuestro caso concreto en el marco hospita- a la hora de explicar el comportamiento de
riesgo (Blanco, Sánchez, Carrera y cols., ximadamente de trece años, mientras que
2000; Aggleton, O´Reilly, Slutkin y en el mismo puesto se sitúa entre siete y
Davies, 1994). ocho años.
patibilidad de las mismas con las tareas res de carga física (manejo de cargas pesa-
propias del trabajo”(0=1.99), el “cambio das, adopción de posturas incómodas,
que suponen en la rutina diaria” (0=1.97), mantenimiento de una postura durante
o el “esfuerzo que implica su realización” mucho tiempo y realización de movimien-
(0=1.96). En el extremo opuesto, la pun- tos de forma repetitiva) con una puntua-
tuación media más baja se relaciona con la ción media de 3.76. La puntuación más
creencia de que las medidas preventivas no baja se relaciona con los factores de conte -
les proporcionen grandes beneficios nido del trabajo (0= 2.58). Resulta curioso
(0=1.59). Parece, por tanto, que cuando evidenciar que aunque las situaciones de
estos trabajadores no toman todas las mayor riesgo con las que se enfrentan dia-
medidas de precaución necesarias para evi- riamente el grupo de población evaluado
tar la ocurrencia de accidentes o enferme- son aquéllas que se refieren a los factores
dades profesionales, se debe fundamenta- físicos (cargas pesadas, posturas incómo-
lemente a que no disponen o no tienen a su das, movimientos repetitivos, etc.), sin
alcance todos los recursos y conocimientos embargo, la percepción que ellos tienen
necesarios, no les resultan todo lo eficaces acerca de cuáles pueden perjudicar más su
que desearían y les suponen demasiado salud se relaciona con los riesgos deriva-
esfuerzo al tener que compatibilizarlas con dos de los productos tóxicos, químicos, o
la rutina y el trabajo diario (ver gráfico 1). agentes biológicos (ver tabla 3).
haber “advertido a algún compañero del Después del análisis efectuado podría-
riesgo” que corría al realizar su trabajo sin mos hipotetizar que la suma de las dos
las medidas oportunas. Asimismo el situaciones de riesgo cuyas puntuaciones
89.5% “ha informado alguna vez a los res- han resultado ser más elevadas, la exposi-
ponsables” de situaciones que pudieran ción a agentes biológicos y la necesidad de
generar riesgos. Destaca la cercanía en atender a demasiadas tareas a la vez, podrí-
porcentajes, el 73.7% y el 75.3% respecti- an estar a la base de la ocurrencia de acci-
vamente de personas que, por una parte, dentes o enfermedades profesionales en
“han solicitado información en alguna oca- este grupo de población. Como hemos
sión sobre riesgos laborales” o “han inten- podido comprobar la percepción de riesgo
tado alguna vez asistir a cursos o progra- provocada por la posibilidad de contagio a
mas de formación” en prevención de los través de agentes biológicos es considera-
mismos, poniendo de manifiesto el nivel blemente mayor que la percepción de otro
de preocupación que éstos suponen para el tipo de riesgos, lo que puede propiciar una
personal sanitario estudiado. Resaltar, por menor atención a esos otros factores como
último, que un 78.4% de la muestra en los relacionados con la adopción de postu-
alguna ocasión “ha hecho propuestas a los ras inadecuadas (que pueden derivar en el
responsables para mejorar la seguridad en padecimiento de enfermedades músculo-
el trabajo”. esqueléticas) u otros relativos a los aspec-
tos psicosociales del trabajo (especialmen- ciar que sólo existen diferencias significa-
te el desempeño de roles, las demandas del tivas en las medidas de protección referi-
trabajo o el estrés laboral) que también das al “uso habitual de los guantes” (0=
pueden suponer un importante riesgo para 3.43 vs. 0= 4.37; F=11.01, p<.001), el
la salud. “lavado de manos tras la retirada de guan-
tes” (0= 4.35 vs. 0= 4.80; F=3.93, p<.05) y
“el uso de contenedores” (0= 4.46 vs. 0=
Análisis comparativos 4.86; F=3.99, p<.05), siendo superior, en
todos los casos, la puntuación media mos-
Nuestro interés con estos análisis es trada por las mujeres. En cuanto al resto de
indagar si determinadas variables de inte- las conductas preventivas, todas ellas son
rés recogidas a través del cuestionario inci- realizadas en mayor medida por el grupo
den en la aparición y mantenimiento de de mujeres que por el de varones, aunque
medidas y actitudes preventivas en el per- las diferencias no sean tan importantes
sonal sanitario durante el desarrollo de su como para mostrarse significativas. Lo
trabajo. mismo sucede con la dimensión actitudes
preventivas, que como se recordará, reco-
En concreto, se han establecido dos gía cuestiones relativas al interés de los
grandes bloques de comparaciones diferen- trabajadores por informar a sus superiores
tes. Por un lado, se han contrastado los sobre mejoras en la seguridad, alertar a los
valores en las dimensiones actitudes y con - compañeros sobre potenciales riesgos, o,
ductas preventivas en función de variables por citar alguna más, intentar formarse en
sociodemográficas y de identificación de materia de prevención. Esta dimensión,
la muestra (sexo, edad, profesión y rela- considerada en su conjunto, no muestra
ción contractual). Y de otro lado, se han diferencias estadísticamente significativas
comparado las puntuaciones medias en la en función de la variable sexo, aunque en
dimensión conductas preventivas en fun- este caso las puntuaciones medias más ele-
ción de variables relevantes como la acti- vadas se dan en el grupo de población de
tud hacia la prevención, el padecimiento los varones (0= 4.28 vs. 0= 4.04).
de accidentes previos, los conocimientos
previos sobre medidas de protección y, por Por lo que respecta a la variable edad,
último, el valor que se le otorga a la propia se han establecido tres grupos diferencia-
salud. dos para los contrastes efectuados: de 21 a
30 años, de 31 a 45, y más de 45 años. Los
(a) Incidencia de variables sociodemo - análisis de varianza efectuados ponen de
gráficas sobre las conductas y actitudes manifiesto diferencias significativas debi-
preventivas. En este bloque, el contraste das al grupo primero, es decir a los más
efectuado en primer lugar pretende compa- jóvenes, en contraste con el resto de los
rar las puntuaciones en los comportamien- grupos en la variable relativa al uso de la
tos y actitudes de prevención en función de mascarilla (01= 4.50, 0 2= 4.34,0 3= 4.33;
la variable sexo. Haciendo mención en este F=3,10; p<.05). Por otro lado, aunque no
apartado tan sólo a aquéllas diferencias presenten diferencias estadísticamente sig-
que han resultado estadísticamente signifi- nificativas, los más jóvenes (grupo 1º)
cativas, hay que destacar que el Análisis de obtienen puntuaciones más elevadas en las
Varianza (ANOVA) ha permitido eviden- medidas preventivas relativas al no enca -
que tienen actitudes preventivas y los que mostrado su incidencia sobre otras dos
no, se observan también en el “no encapu- conductas protectoras; en este caso una vez
chado de las agujas” (para la actitud 4: más la variable relacionada con el “no
interés por la formación) y en el “uso de encapuchado de las agujas” aparece con
guantes”, “cambio de guantes” y “uso de mayor intensidad en aquellos individuos
contenedores” (para la actitud 5: adverten- con un más elevado valor de salud (0=
cia a compañeros). 2.95 vs. 0= 3.92; F=6.48, p<.05); de igual
forma, la puntuación en la variable “lavado
En lo que tiene que ver con la inciden- de las manos tras quitarse los guantes” es
cia de los accidentes previos en el desarro- más elevada para aquellos sujetos que
llo actual de comportamientos protectores, otorgan un valor más importante a su pro-
los análisis confirman que el padecimiento pia salud (0= 4.30 vs. 0= 4.85; F=10.15,
de una enfermedad profesional o un acci- p<.001).
dente laboral incide positivamente en el
hecho de tomar medidas protectoras relati-
vas al “no encapuchado de las agujas” (0= CONCLUSIONES
4.00 para aquellos individuos que han
padecido previamente un accidente o En cuanto al análisis descriptivo, hay
enfermedad derivada de su trabajo y 0= que destacar la superioridad de la puntua-
3.31, para aquéllos que no lo han sufrido; ción media en la dimensión riesgos físicos
F=4.26, p<.05) y al “lavado de las manos con respecto a los riesgos biológicos-tóxi -
tras quitarse los guantes” (0= 4.93, para el cos, algo que pudiera resultar sorprendente
grupo que ha sufrido un accidente previo y contradictorio con estudios previos si no
vs. 0= 4.54, para los que no; F=6.72, fuera por el hecho, ya señalado, de las
p<.05). características especiales de la muestra de
estudio. La explicación viene dada por el
Los c o n o c i m i e n t o s que el personal hecho de que una gran parte de la muestra
posee sobre medidas de protección tam- está constituida por personal de enfermería
bién se muestran relacionados con el desa- que desarrolla su trabajo en un hospital
rrollo de algunas de las conductas preven- donde la mayoría de los pacientes son per-
tivas, como es el caso de las medidas sonas mayores que presentan un patrón de
protectoras relacionadas con el “cumpli- movilidad alterado, muchos de ellos enca-
miento general de las normas de seguri- mados, lo que implica que frecuentemente
dad”, el “uso de la mascarilla”, “utilización requieran ayuda para ser movilizados. En
habitual de los guantes”, el “lavado de este sentido, podemos decir que se otorga
manos” tras su retirada o el “cambio de una importancia destacada a los factores de
guantes” para tratar a distintos pacientes se riesgo relacionados con la carga física, el
ven, aunque en todos estos casos las dife- mantenimiento de posturas inadecuadas e
rencias no se han mostrado estadísticamen- incluso la ejecución de movimientos repe-
te significativas; algo que sí ha sucedido titivos durante un largo periodo de la jor-
con la conducta relativa al “no encapucha- nada de trabajo. Sin embargo, un análisis
do de las agujas” (0= 4.06 vs. 0= 4.61; más detallado de los distintos items que
F=4.74, p<.05). integran la escala nos proporciona eviden-
cia acerca de la importancia que tienen
Por último, la variable valor de salud ha también los riesgos de contagio por agen-
tes biológicos, algo que se constata aún las normas de protección señaladas no se
más cuando se pregunta a los participantes cumplen, lo participantes en el estudio sue-
acerca del mayor grado de peligrosidad; su len aducir razones como la no disposición
percepción acerca de lo peligroso que tales de los medios necesarios o el desconoci-
riesgos pueden representar para su salud es miento de todas las medidas a tomar. Y
mayor para los agentes biológicos que para aunque, como hemos dicho, un resultado a
cualquier otro tipo de riesgo. destacar es el excelente cumplimiento de
las normas de seguridad y el mantenimien-
De especial importancia es también la to de actitudes adecuadas hacia las normas
dimensión referida al desempeño de roles, de protección en el trabajo, sin embargo,
en la que el personal tiene una opinión bas- también es cierto el preocupante hecho de
tante homogénea acerca del riesgo que que un 47.9% de la muestra haya sufrido
suponen para su salud la ambigüedad, el alguna vez un accidente o enfermedad pro-
conflicto y, sobre todo, la sobrecarga de fesional.
rol. Parece que la asunción de demasiadas
responsabilidades unido al ritmo de trabajo Por lo que respecta a los análisis com-
excesivo necesario para cumplir con las parativos efectuados, podemos extraer dos
tareas encomendadas son situaciones habi- grandes conclusiones. De un lado, parece
tuales con las que se enfrentan estos profe- que algunas de las variables sociodemo-
sionales en el día a día. Lo mismo sucede gráficas analizadas tienen cierta incidencia
con las variables recogidas en la dimensión en la puesta en marcha de actitudes y com-
referida al estrés laboral; en este caso, la portamientos preventivos; es el caso de la
frustración relativa experimentada al no variable sexo, donde se evidencian unas
poder conseguir el resultado deseado, los puntuaciones más elevadas en comporta-
problemas de comunicación con los fami- mientos preventivos por parte de las muje-
liares a allegados de los pacientes y, espe- res, aunque las diferencias no hayan resul-
cialmente, con los propios pacientes pare- tado estadísticamente significativas entre
cen ser las situaciones más comunes de ambos grupos, salvo en una de las varia-
riesgos psicosociales que pueden desenca- bles consideradas (el uso habitual de los
denar en el denominado burnout. guantes). Sin embargo, no parece que esta
variable incida en el desarrollo de actitudes
Centrándonos ahora en los comporta- preventivas, al menos consideradas en su
mientos preventivos, observamos que el conjunto. El grupo de edad marca diferen-
mayor comportamiento de riesgo ejecutado cias en la mayoría de las medidas protecto-
por estos profesionales tiene que ver con el ras analizadas a favor de los más jóvenes,
encapuchado de las agujas, aunque es pre- aunque en el caso de las actitudes preventi-
ciso decir que, en líneas generales, existe vas, son los más mayores los que marcan
una tendencia a tomar las medidas de pro- las diferencias de forma positiva. Por otro
tección recomendadas. Destaca el uso lado, la relación contractual también tiene
mayoritario de los contenedores para depo- cierta incidencia sobre las conductas pro-
sitar el material cortante o punzante, así tectoras o de salud; los individuos que no
como un uso generalizado de los guantes, tienen estabilidad en su puesto son más
su cambio habitual para tratar a distintos cuidadosos en sus comportamientos y eje-
pacientes, así como el lavado de las manos cutan menos conductas de riesgo que aqué-
tras su retirada. En aquellos caso en que llos cuyo puesto es fijo; ahora bien, nos
preguntamos si este resultado se debe ínte- un estudio piloto, con una muestra bastante
gramente a ese factor o está también rela- reducida y de características especiales
cionado con la experiencia en el puesto. (casi exclusivamente dedicados al cuidado
Esta conclusión tendrá que ser constatada de pacientes geriátricos). Por tanto, tan
con estudios posteriores que consideren sólo podemos aventurarnos a considerar
conjuntamente la situación contractual y la los resultados encontrados como tentati-
antigüedad en el puesto. vos, propios de un ensayo experimental a
partir del cual es preciso seguir investigan-
La segunda gran conclusión hace refe- do, ampliando la muestra de estudio e
rencia a la influencia positiva de las actitu- intentando dar respuesta a las preguntas
des sobre la realización de comportamien- que nos formulamos al inicio de este traba-
tos preventivos o protectores; conclusión jo.
que se repite cuando analizamos la inci-
dencia previa de accidentes o enfermeda-
des profesionales sobre la ejecución de las REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
medidas protectoras señaladas. Parece ser
que el grupo de individuos que ha sufrido Aggleton, P., O´Reilly, K., Slutkin, G.,
algún percance en el desarrollo de su tra- & Davies, P. (1994). Risking everything?
bajo pone en marcha actuaciones más pru- Risk Behavior, Behavior Change and
dentes para evitar otro posible accidente. AIDS. Science, 256, 341-345.
El valor que se le otorga a la salud pare- Alonso Morillejo, E. & Pozo, C. (2002).
ce ser también una variable de importancia Aproximación psicosocial a la salud labo -
en el desarrollo de las medidas protectoras ral. Conceptos, factores de riesgo y forma -
estudiadas. En general, aquellas personas ción en prevención de riesgos laborales.
que valoran su salud en mayor medida Almería: Gutenberg.
también ejecutan en mayor grado conduc-
tas que pudiéramos denominar saludables. Alonso Morillejo, E., Pozo, C. & Martí-
Este hecho no sólo se da en este grupo de nez, J.J. (2002). Percepción de riesgo: una
profesionales sino que se ha venido confir- aproximación psicosocial al ámbito labo-
mando en estudios con otras poblaciones y ral. Prevención, Trabajo y Salud, 18, 16-
con una diversidad de conductas preventi- 20.
vas (uso de los servicios de salud, segui-
miento de prescripciones terapéuticas, Bayés, R. (1991). Psicología oncológi -
etc.). Sin embargo, es difícil encontrar ca. Barcelona: Martínez Roca.
entre este grupo de profesionales personas
que otorguen poca o mediana importancia Becker, M.H., & Maiman, L.A. (1982).
a su propia salud (no olvidemos que su tra- Models of health-related behavior. En D.
bajo consiste en ayudar a proporcionar Mechanic (Ed.), Handbook of health,
salud a los demás), por lo que resulta ser health care and the health professions.
una variable poco discriminativa. New York: Free Press.
En cualquier caso, las conclusiones Blanco, A., & Sánchez, F. (1993). Fac-
señaladas deben ser tomadas con cierta tores psicosociales en el SIDA (II); el ries-
cautela; no podemos olvidar que se trata de go como valor y como norma. Publicación
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