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UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE GUAYANA

VICERRECTORADO ACADÉMICO
DEPARTAMENTO DE EDUCACIÓN, HUMANIDADES Y ARTES

Una urgencia académica: El Desarrollo de los procesos creativos desde la


didáctica de la Investigación.

Ponencia presentada por la Profa. Lisbeth D. Pérez M., Docente adscrita al Área de
Pedagogía de la UNEG Sede Guasipati, en la V Jornada de Investigación: I
Encuentro de Creatividad e Innovación en tiempos de crisis.

Resulta imperativo iniciar estas palabras, agradeciendo la distinción que nos hace el
Departamento de Educación Humanidades y Artes a encontrarnos en este lugar para dialogar
sobre el momento histórico que vivimos y hacer aportes desde nuestras perspectivas, a fin de
enfrentar los desafíos y retos de este siglo que avanza galopante en la vorágine del tiempo.
En esta oportunidad quiero presentar al ruedo dialógico lo que he considerado una urgencia
académica, como lo es el desarrollo de los procesos creativos desde la didáctica de la
investigación.
En menos de tres meses se inicia la segunda década de este siglo, esperado con ansiedad
desde nuestra infancia. La angustia existencial narrada por el existencialismo, preñada por el
caos, el azar y la incertidumbre, desde el siglo pasado enjuicia el pensamiento de la modernidad
intelectual expresada en el racionalismo, la ilustración y el positivismo, caracterizados por la
exaltación de la razón, fe en la ciencia y el progreso, la sacralización del dato, el determinismo, la
visión estancaria de la realidad, la disyunción del sujeto y el objeto, el anticlericalismo, la verdad
irrefutable de la ciencia que niega a Dios y siente desprecio por la ética, relegada además, a una
condición metafísica y acientífica.
En la tradición de la investigación moderna, el investigador se escuda detrás del dato, con
gríngolas pretende ver una sola realidad de manera “objetiva”, asépticamente se desvincula de la
realidad y no asume la responsabilidad de un juicio, sino que valida un instrumento que recoge
supuestas verdades, y que se exponen como evidencias irrebatibles.
La modernidad hace crisis, la metaciencia comienza a derrumbar los mitos, que como
pretendidas verdades ya no explican y mucho menos comprenden la realidad, las predicciones no
se cumplen y la diosa razón se hace sospechosa y frágil, y al final: insostenible.
Es así como en medio de la decepción de una ciencia que ya no explica la realidad, emerge
una perspectiva irracionalista. No hay explicación racional de lo humano, mucho menos de la
ciencia. Un hombre no es nunca lo que es, siempre es más porque es un realizador de
posibilidades, “es lo que hace de si”. Dice Sartre, lo que quiere hacer de sí no depende de la
lógica y reglas que garanticen el éxito, depende de los avatares y azares que no pocas veces
Una urgencia académica: El desarrollo de los procesos creativos desde la didáctica de la investigación.

malogran los mejores quereres. El ser actual implica no ser racional, es ser existente, arrojado
quiera o no, a un mundo azaroso y absurdo. (Millán, 2003)
El monismo metodológico, consustancial a esta visión de la ciencia, pretende imponerse por
“científico”, sirviéndose de la ciencia, en lo que Damiani (1997) llama: “Enfoques empírico-
analíticos, inferenciales en investigación multivariable”.
Interrogar la realidad en el contexto de la cultura occidental, supone un compromiso de
responsabilidad. El compromiso supone un acto de conciencia moral, que se relaciona con la
responsabilidad, entendida, como entregar cuenta de nuestros actos, ante nosotros mismos y
ante la comunidad científica.
Nos encontramos en momentos de Caos, Azar e Incertidumbre, siguiendo a Heidegger, no hay
caminos y rutas establecidas, en metodologías inflexibles y no revisables, en su esencia el
método sirve a la ciencia, nunca debe operar en sentido contrario. El paradigma positivista limita
seriamente la emergencia de lo nuevo. El éxito de la ciencia ha estado vinculado precisamente al
papel transgresor de la investigación, que como resultado ha tenido la innovación y postulación
de nuevas teorías; vale decir, de su construcción.
Vivimos tiempos de deslegitimación de los grandes relatos, la fe en la ciencia y en un futuro de
felicidad no tiene asideros. La simplicidad no explica, ni comprende el mundo que vivimos, que se
Babeliza en polémicas cacofónicas. El investigador del siglo XXI y los egresados profesionales de
nuestras instituciones de educación superior, necesitan comunicarse a través de un Discurso
Ético, que según Van Dijk (2000) se identifica en: “... tres dimensiones principales: a) el uso del
lenguaje; b) la comunicación de creencias (cognición) y c) la interacción en situaciones de índole
social” (p.23), todo esto sería posible mediante una visión transdisciplinaria y transcompleja en el
campo de la ciencia, en el que se imbrican distintas discursividades en los campos conceptuales
de la pedagogía, historia, epistemología, metodología, sociología, psicología, antropología y
política.
En la sociedad del tercer milenio las tecnologías de punta, la realidad virtual, la tele inmersión
y la nanotecnología convergen hacia nuevos retos y planteamientos en cuanto a la epistemología.
No se puede desconocer la avalancha de información, el desarrollo vertiginoso y la progresión
geométrica de la ciencia en la actualidad.
El investigador participa y se compromete en los procesos de transformación y comprensión
de la realidad, que es cambiante, azarosa e incierta, y es por ello, que su lectura estará marcada
por el devenir constante, en una existencia en incontenible acabamiento, esencial apertura y
vinculación con el mundo y en relación y reconocimiento del otro, en convivencia con los demás,
en comprensión y en compromiso con la otredad.
Una de las características de la sociedad contemporánea es la importancia que le atribuye a la
producción, apropiación, difusión y uso del conocimiento obtenido mediante el proceso
Una urgencia académica: El desarrollo de los procesos creativos desde la didáctica de la investigación.

investigativo. Y aún cuando la investigación está concebida como una de las funciones básicas
del nivel educativo universitario, su incorporación efectiva a las competencias intelectuales de los
profesionales que egresan de dichas instituciones, todavía se considera muy deficiente.
No se trata de orientar las políticas y las estrategias del quehacer investigativo en las
universidades, sólo para consolidar el desarrollo cognitivo y productivo del personal docente, sino
también para contribuir con la formación y participación permanente del estudiante, como
verdadero motor del sistema educativo y futuro responsable en las comunidades donde se
desempeñará.
Surge entonces una pedagogía de la investigación que impugna lo establecido y llama al
compromiso ético, desde la universidad. Giroux (2008), reflexiona al respecto:

En un contexto más amplio, en lo concerniente a la responsabilidad social, a la política y


a la dignidad de la vida humana, la Educación Superior debería preocuparse como
esfera pública en ofrecer a los estudiantes la oportunidad de involucrarse en los
problemas más profundos de la sociedad y de obtener el conocimiento, las habilidades y
la terminología ética necesaria para los procesos de diálogo crítico y para las formas de
una mayor participación civil. (pp. 237-238)

La investigación y las Instituciones de Educación Superior donde ella se desarrolla, juegan


papeles estratégicos en el más reciente paradigma tecno-económico y los subsecuentes cambios
socio-institucionales que él ha generado (Tûnnermann, 1997). Como el conocimiento es
considerado uno de los principales factores de producción, junto al trabajo, al capital y al uso
racional de la energía; y por ende, una fuente determinante de riqueza, podríamos decir que: esa
riqueza es la que aumenta la posibilidad del desarrollo mediante el mejoramiento de la calidad de
vida y la productividad, para resolver los problemas que afectan a nuestras sociedades.
En este nuevo contexto, la interacción didáctica debe apoyarse en otros fundamentos y
orientarse hacia otros fines. El profesor tiene ahora un rol de orientador de procesos que involucra
aspectos asignados anteriormente sólo al perfil específico del investigador, y el estudiante tiene el
papel de constructor de su propio aprendizaje en la búsqueda, procesamiento y comunicación del
conocimiento.
Estas directrices en los nuevos compromisos de los actores educativos hayan formas
específicas en la didáctica de la investigación. Aquí el profesor pasa a ser un lector/evaluador:
crítico constructivo de los avances de los estudiantes, y éstos asumen el papel de
investigador/escritor: autor de su obra, lo que le imprime y exige un alto grado de desarrollo de la
creatividad, roles éstos marcados por la necesidad societal y los cambios requeridos para ejercer
el acto de la investigación en la emergencia de la realidad circundante.
Existe pues una urgencia académica: revalorizar la didáctica de la investigación y promover el
desarrollo de los procesos creativos, mediante el aprendizaje de los procesos básicos del
Una urgencia académica: El desarrollo de los procesos creativos desde la didáctica de la investigación.

pensamiento, lo que implica un desafío para las instituciones de educación superior, debido a que
la exigencia es hacia un cambio en el enfoque tradicional de tutorar las investigaciones que
realizan sus potenciales egresados, por una interacción didáctica distinta e innovadora que,
además de ser específica, coadyuve a la construcción de un conocimiento que sea significativo
para: el estudiante, el docente, la institución, el área profesional y la sociedad.
La experiencia formativa obtenida a través de la investigación conducente al título o al grado
correspondiente, debe ser uno de los componentes básicos que le servirá de soporte permanente
para el idóneo desempeño profesional.
El prestigio académico y la amenazada legitimación o pertinencia social de las instituciones de
educación superior, está supeditado al perfil de su capital humano y los productos cognoscitivos
que de él se deriva, por cuanto los daños académicos, administrativos, psicológicos, sociales,
profesionales y hasta financieros que afectan a las comunidades estudiantil y docente, están
entre las consecuencias directas, mediatas y fácilmente predecibles que recaerán sobre dichas
instituciones.
Ante la urgencia presentada, es menester entonces de las IES desarrollar desde la didáctica
las competencias investigativas, centrado en una perspectiva compleja, crítica, dialógica, creativa
e innovadora, lo cual para Hernández, Castellanos y Bolívar (2005), las competencias
investigativas constituyen un «saber-hacer razonado que hace frente a la incertidumbre. Lo cual
requiere de atributos necesarios para el desempeño en situaciones diversas donde se combinan
conocimiento, actitudes, valores y habilidades con las tareas que se tienen que desempeñar»
(p.12). Esto permitiría el fortalecimiento en la formación de los profesionales egresados de las
universidades y en la actualización permanente del cuerpo profesoral, argumento coincidente
además con el slogan de este encuentro: La Innovación y la Creatividad se logran cuando el
capital humano se proyecta y consolida en su formación y actualización.
Necesario es empezar y para ello sugiero tres cuestiones importantes:
 La formación de una nueva actitud ante las dimensiones de la docencia, la investigación, la
extensión; y sus consecuentes actividades de planificación, evaluación y tutorías, a través
de procesos transformadores pertinentes con la realidad actual que viven nuestras
universidades. Aunado a esto, es menester concebir una actitud pro-creativa, que permita el
uso de la imaginación y la intuición; los cuales no son extraños a la producción de
conocimiento; y la imaginación, además de ser un proceso mental común en nuestra vida
cotidiana, es básico e imprescindible para el desarrollo de competencias del investigador
exitoso.
 La modificación de las estructuras de pensamiento con la permisiva oportunidad de conocer
y disfrutar lo novedoso, a través del estímulo del sentido de la imaginación, que le permita al
investigador formado y en formación alejarse de fórmulas estereotipadas, de métodos y
Una urgencia académica: El desarrollo de los procesos creativos desde la didáctica de la investigación.

modelos únicos como una receta para todo, de organigramas preestablecidos y de


conceptos que ya están en desuso.
 El reconocimiento de que los procesos investigativos desde los espacios universitarios,
deben ofrecer un camino civilizado y pacífico para resolver problemas y atender
necesidades individuales y colectivas en las situaciones caórdicas comunes de los
momentos actuales.
El camino no es fácil de andar cuando los pensamientos se cierran sobre la emergencia,
pero los seres humanos estamos en capacidad de dar el gran salto, asumir nuestra existencia
desde el reconocimiento como seres vivos, autopoiéticos y capaces de generar conocimientos
que se traduzcan en beneficios para las sociedades actuales y futuras, aunque hoy el
predominio sea la actualidad, como lo señala Michel Maffesolí la temporalidad de la
posmodernidad es el presente, pero aquí estamos dentro de esta realidad cada vez más
compleja, aunque seguros de que somos capaces de seguir.
La emergencia del pensamiento del intelectual francés Edgar Morín, rememora la complejidad
de la realidad, la falta de definiciones que generan una situación caótica para el hombre, que
busca su origen para prever su destino y esto ya no es posible, porque el futuro es la
incertidumbre.
Nos alerta Morín (2000)

La humanidad dejó de ser una noción meramente biológica debiendo ser reconocida
con su inclusión indisociable en la biosfera; la humanidad dejó de ser una noción sin
raíces, ella se enraízo en una “Patria”, la tierra, y la tierra es una patria en peligro. La
humanidad dejó de ser una noción abstracta: es una realidad vital ya que desde ahora
está amenazada de muerte por primera vez. La humanidad ha dejado de ser una
noción solamente ideal, se ha vuelto una comunidad de destino y sólo la conciencia de
ésta comunidad la puede conducir a una comunidad de vida; la humanidad de ahora en
adelante, es una noción ética: ella es lo que debe ser realizado por todos y en cada
uno. (p.72)

El pensamiento complejo, fundado en los principios dialógico, hologramático y de recursividad


organizada y la transdisciplinariedad, apertura un espacio fecundo para superar la fragmentación
de los conocimientos, la atomización y en definitiva de la ciencia moderna con sus pretendidas
certezas y el fin de la investigación predeterminada y lineal, fundada en causalidades, simetrías,
lógicas instrumentales y desvinculada de las obligaciones morales.
Finalmente con Morín podemos afirmar, que el investigador y el profesional del siglo XXI, en
tiempos de incertidumbre, azares, conflictos y complejidad, en tiempos de crisis, debe construir
una ética ciudadana, con la democratización del saber, la democratización de la ciencia, la
Una urgencia académica: El desarrollo de los procesos creativos desde la didáctica de la investigación.

opción de la paz, el respeto al planeta y a la dignidad de la persona humana; vale decir: DEBE
ESTABLECER UN COMPROMISO CON LA VIDA.

MUCHAS GRACIAS, TENGAN USTEDES UNA PRODUCTIVA TARDE….

REFERENCIAS

DAMIÁNI. L. F. (1997) Epistemología y Ciencia de la Modernidad. Caracas: Biblioteca UCV.

GIROUX. H (2008) La Universidad Secuestrada. El reto de la confrontación a la alianza militar-


industrial-académica. Caracas: MPPES-Centro Internacional Miranda.

HERNÁNDEZ, G., CASTELLANOS, W. Y BOLÍVAR, P. (2005). Actitud de vida. [Artículo en línea].


Disponible en: www.colombiaparende.edu.co. [Consulta: 2010, julio 22]

MILLÁN. F. (2003) Aproximación al Estudio de los Impactos de la Post-Modernidad en la Fe.


Trabajo de ascenso no publicado. Universidad Pedagógica Experimental Libertador. Maturín.

MORÍN. E. (2000) Los Siete Saberes Necesarios para la Educación del Futuro. París:
UNESCO.

TÛNNERMANN, C. (1997). La Educación Superior en América Latina. Universitas 2000, 21 (1-2),


19-68. Caracas.

VAN DIJK. T. (2000) El Discurso como Estructura y Proceso. (Comp.) Barcelona-España:


GEDISA.

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