–Crezcan y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla;
Matrimonios abiertos a la vida
Todo un sistema de anticonceptivos más o menos eficaces han hecho posible lo que un experto describió con tres simples palabras: “amor sin hijos”. • VIDA, el don más grande de todos. • Vida al amor de los esposos. • Vida a una nueva persona creada de la nada y llamada a la existencia por una comunión de amor divino y amor humano • Hech 17,28 Porque en Dios vivimos, nos movemos y existimos; como también algunos de los poetas de ustedes dijeron: 'Somos descendientes de Dios. • Rom 14,8 Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así que, ya vivamos ya muramos, del Señor somos. sométanse unos a otros a otros en el temor de Cristo (Efesios 5:21 • Te he tomado en mis brazos, y te amo y te prefiero a mi propia vida. • Porque la vida presente no es nada, mi deseo más ardiente es pasarla contigo de tal manera que podamos estar seguros de no estar separados en la vida que nos está reservada... • Pongo tu amor por encima de todas las cosas, y nada sería más doloroso o amargo para mí que no tener los mismos pensamientos que tú (Homilía sobre Efesios • se entiende normalmente que el esposo y la esposa son ministros de la gracia de Dios y confieren mutuamente el sacramento del matrimonio, declarando su consentimiento ante la Iglesia. • Ellos son instrumentos elegidos por Dios en la vida del otro y no sólo el día de la boda, sino hasta que la muerte los separe. • Ellos, literalmente, se ayudan uno al otro a llegar al cielo. • Más aún, su vocación implica no nada más ser uno solo en su amor mutuo, sino también ser instrumentos de Dios como pareja, y muy especialmente los instrumentos de su poder creativo dando vida a los hijos. • Su amor ve más allá de sí mismo y busca crear nuevas vidas. • En realidad, usar métodos anticonceptivos para impedir la llegada de un hijo va contra un aspecto muy profundo del amor. • Lo propio del amor es darse sin reservas, acoger plenamente al otro, sin condiciones, sin límites, con generosidad, con alma grande. • Acoger y darse, en el acto sexual dentro del matrimonio, significa decir: soy todo para ti. • Decirlo con una “voz mutua”, pronunciada por los dos, con cariño, con respeto, con gozo. • Pero también produce daños al amor el darse y el acogerse “a medias”. • Aunque los dos estén de acuerdo en usar métodos artificiales que impiden la concepción. • Aunque por un tiempo no vean nada extraño en lo que hacen. • Lo importante es recordar que en todas las prácticas anticonceptivas el amor resulta manipulado, al perder su horizonte propio, natural y espiritual: la apertura a nuevas vidas humanas, a los hijos. • El amor de los esposos no tiene que sentirse amenazado por la posibilidad de que inicie un embarazo. • Cada nuevo hijo no es un rival, sino un continuador, una plenitud del amor que existe entre sus padres. • Los métodos naturales, en ese sentido, permiten a los esposos respetarse plenamente, y respetar la riqueza de su sexualidad, que no es engañada, manipulada o vivida de modo artificial con el uso de “técnicas” que implican, en el fondo, falta de respeto hacia uno mismo o hacia el otro, y una herida (aunque al inicio nadie se dé cuenta) al amor. • Viven así la fecundidad esponsal que es “el fruto y el signo del amor conyugal, el testimonio vivo de la entrega plena y recíproca de los esposos” (Juan Pablo II, “Familiaris Consortio” n. 28). • Esa fecundidad explica la existencia de millones y millones de hijos, que recibimos el amor de Dios desde la generosidad alegre de unos padres que se aman y que nos aman • Estos dos significados o valores del matrimonio cristiano –el unitivo y procreativo–están íntimamente, inseparablemente ligados; no pueden ser separados sin afectar a la vida espiritual de los esposos y poner en peligro su matrimonio y el futuro de su familia. • De hecho, si una persona entra en matrimonio con la intención deliberada de excluir a los niños del matrimonio, el consentimiento no es válido. • Así como las personas de la Trinidad son fructíferas en el amor mutuo y en la creación, así el amor de los esposos está diseñado para ser fecundo en el amor y su descendencia. • Las parejas casadas son cooperadoras del amor de Dios Creador y son, en cierto sentido, sus intérpretes. • Ser cooperadores e intérpretes del amor creador de Dios trae alegrías extraordinarias así como extraordinarias responsabilidades. • Una responsabilidad especialmente íntima y personal de cada pareja es tomar decisiones sobre la regulación de los nacimientos. • Así como la joya de la creación fue la vida humana, el don supremo del matrimonio es una persona humana, y la vocación de los esposos exige honrar esta capacidad de su amor con especial cuidado. Paternidad Responsable • 1. Los esposos y las esposas tienen la responsabilidad de entender y honrar la sabiduría del cuerpo, incluyendo sus procesos biológicos.
• 2. Los seres humanos comparten ciertos
instintos y pasiones, y los cristianos han de custodiarlos y controlarlos a través de la razón y la voluntad. • 3. Teniendo en cuenta las condiciones físicas, económicas, psicológicas y sociales de su matrimonio, las parejas ejercen una paternidad responsable por una decisión prudente y generosa de tener una familia numerosa, o por una decisión (por motivos graves y tomada conforme a la ley moral) de evitar un nuevo nacimiento, por el momento, o incluso por un período indefinido. • 4. La paternidad responsable tiene sus raíces en la verdad sobre el bien y el mal establecida por Dios, y los esposos tienen la obligación de formar sus conciencias y tomar decisiones de acuerdo con esta verdad. • Los esposos y las esposas reconocen sus deberes para con Dios, ellos mismos, su familia y la sociedad, y están llamados a mantener un balance adecuado de prioridades. • 5. Ofreciendo su matrimonio en discipulado al Señor Jesús, las parejas no toman decisiones puramente arbitrarias o subjetivas con respecto a ser padres, sino que utilizan la sabiduría de Dios como su guía. • Al igual que en todos los demás aspectos de su vida, las parejas cristianas siempre permanecen abiertas a la sabiduría y providencia en relación con la vida familiar, incluyendo el tamaño de su familia en particular. • Puesto que Dios los unió y comparte su amor con ellos, él siempre les guiará por los caminos que son mejores para ellos. • Un amor que es completo y fiel, un amor que no niega nada al otro, permanecerá abierto al plan creador de Dios, Dueño de la Vida, Después de todo, es el amor de Dios, antes que nada.