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- Christian Hermann Weisse (1830): son los pupilos de Hegel (y no Hegel mismo) quienes
durante sus conversaciones (“loose talk”) afirman la absorción del arte dentro de la
filosofía bajo la rúbrica “fin del arte”.
- El tema del fin del arte empieza a generar discusiones desde los 50s del siglo pasado
(Jähnig sostiene que esto se debe al epílogo escrito por Heidegger en El origen de la obra
de arte, en donde se hace alusión a la tesis de Hegel). Tres posiciones generales:
o La tesis es una equivocación. Se equivoca si afirma que ya no necesitamos el
arte porque ahora tenemos filosofía, como si aquel fuese una forma imperfecta
de esta. (Se defiende la autonomía del arte frente a la filosofía). Croce, Glockner,
Litt, Wolandt, Bubner.
o La tesis es una equivocación parcialmente (Stoikov, Helerich, Harries, Rüsen,
Oelmüller). Hay consideraciones lúcidas a pesar de la tendencia de Hegel a
“subordinar” todo al desarrollo del Espíritu. Suponen que Hegel sí afirma que el
arte ha llegado a su fin, lo cual sería un error, pero que aun así hay importantes
consideraciones sobre el arte en relación con la verdad, la realidad, etc.
o La tesis posee una importante alusión en torno al futuro del arte. Varias
conclusiones (ver p. 74)
- Lo que muestran todas las lecturas anteriores es que no queda claro a qué se refiere
Hegel propiamente –si al arte, a los artistas, a la sociedad; al pasado, al presente o al
futuro del arte.
o Según Bungay, apelando a eso de que la filosofía siempre llega tarde, la tesis
no podría referirse al futuro del arte. Tampoco se referiría al gusto o disgusto
del propio Hegel por el arte (la filosofía se ocupa de lo que es), no tendría
pretensiones normativas.
- El arte acaba al ir más allá de sus límites (¿cuáles son?), allí donde comienza el
pensamiento puramente conceptual. La intuición da paso al concepto, la “poesía de la
representación” se convierte en “prosa del pensamiento”.
o Esos límites son sistemáticos, pero Hegel los reinterpreta históricamente (de allí
la referencia temporal a un final, al que precede una historia, un desarrollo del
arte).
o El arte es, así, cosa del pasado, algo que ya ha sido comprendido por el espíritu
y que ya no le es necesario para su propio saber de sí. La comprensión que la
sociedad moderna tiene de sí misma no parece depender del arte. –Pero por
eso mismo, más que solo quedar relegado en el pasado, el arte se convierte en
un problema para la modernidad que Hegel está concibiendo.
o “Para nosotros el arte es algo del pasado…” -¿Quién es ese nosotros? ¿Qué lo
caracteriza? El “fin del arte” dice algo también de ese nosotros, que reemplaza
la devoción (arte, religión) por la reflexión crítica (“ciencia del arte”).
- La práctica artística
o La tendencia a la reflexión afecta el quehacer artístico. Dos consecuencias:
El arte introduce, cada vez más, elementos del pensamiento en su obra,
el pensamiento se convierte en parte del material artístico.
La distancia entre el arte y los principios éticos posibilita que no haya
tema alguno que no pueda (no deba) abordarse. Posibilidad de nuevos
temas para el arte.
La posibilidad de tratar los “viejos temas” adquiere un carácter irónico,
el artista es una suerte de “rebelde” (¿se abre aquí un potencial crítico
de la sociedad moderna? ¿No son acaso de esta época las novelas de
Balzac, germen del realismo y naturalismo del XIX?). Esto empieza a
tomar más fuerza desde el romanticismo, con los desfases entre forma
y contenido, entre interioridad y exterioridad, subjetividad y
objetividad. En la fase final del romanticismo, según Hegel, llegamos a
una “completa arbitrariedad” y “disolución” de los aspectos interno y
externo del arte. ¿Se pasa de la belleza a la arbitrariedad?