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1. Estudiantes de Medicina Veterinaria de octavo semestre pertenecientes a la Universidad de Ciencias Aplicadas y Ambientales
UDCA, Bogotá D.C, Calle 222 #54 Contacto: lbernate@udca.edu.co, natamoreno@udca.edu.co, wruiz@udca.edu.co,
csandoval@udca.edu.co, kmolina@udca.edu.co, setovar@udca.edu.co
RESUMEN
La colecistectomía por laparoscopía es un procedimiento reciente en Medicina Veterinaria para
la corrección de alteraciones de la conformación y funcionalidad de la vesícula biliar que
reduce los riesgos asociados a la exposición y manipulación de los órganos que se provoca al
realizar el procedimiento a través de laparotomía. En este artículo se expone el caso de un
canino raza Labrador, el cual fue sometido a colecistectomía por laparoscopía con el fin de
retirar una masa intracística, sin embargo, el procedimiento presentó complicaciones debido a
la ruptura de la vesícula biliar y como consecuencia, fuga del contenido biliar, esto generó que
se hiciera la conversión del procedimiento a una colecistectomía por laparotomía.
PALABRAS CLAVE
Colecistectomía, Laparoscopía, Técnica abierta, Vesícula biliar.
SUMMARY
Cholecystectomy by laparoscopy is a recent procedure in Veterinary Medicine for the
correction of changes in the conformation and functionality of the gallbladder that reduces the
risks associated with the exposure and manipulation of the organs that is caused when
performing the procedure through laparotomy. In this article we present the case of a canine
Labrador breed, which was subjected to cholecystectomy by laparoscopy in order to remove
an intracystic mass, however, the procedure presented complications due to rupture of the
gallbladder and as a consequence, leakage of biliary content, this led to the conversion of the
procedure to a cholecystectomy by laparotomy.
KEYWORDS
Cholecystectomy, Laparoscopy, Open technique, Gallbladder.
INTRODUCCIÓN
Los conductos hepáticos y cístico y el conducto del colédoco (conducto biliar común) y la
vesícula biliar constituyen el aparato biliar extrahepático. El apartado biliar extrahepático es
denominado de así debido a su complejo funcionamiento. La secreción biliar se produce a nivel
del retículo endoplasmático liso de los hepatocitos donde es dirigida hacia los canalículos
biliares, desde este punto inicia el aparato biliar extrahepático, en el momento en el que la bilis
abandona el hígado a través del conducto hepático al colédoco y su almacenamiento y
concentración en la vesícula biliar, alojada en la zona medial del lóbulo cuadrado, lateral al
lóbulo medial derecho (Fossum, 2009).
La vesícula biliar juega un rol importante en la actividad digestiva, recolectando y
concentrando la bilis. La vesícula biliar también absorbe agua, lípidos, proteínas y electrolitos
a través de la bilis, incrementando la concentración de sales biliares. Asimismo, la vesícula
biliar modifica el pH de la bilis, acidificándola entre 5,9 a 7,8 a través de la secreción de
sustancias desde el epitelio y la adición de mucina desde la membrana mucosa de la vesícula
(Gutiérrez, et al, 2011).
La vesícula biliar recibe irrigación sanguínea de la arteria hepática a través de la arteria cística y su
inervación simpática está dada por el nervio esplácnico y su inervación parasimpática está dada por
ramas del nervio vago. La liberación del contenido de la vesícula está dada por el estímulo de la
colecistocinina tras la presencia de alimentos grasos detectada por el duodeno, induciendo la
contracción de la capa muscular de la vesícula biliar y la relajación del esfínter de Oddi (Sánchez, et al,
2017)
La vesícula biliar se contrae en respuesta a la colecistoquinina, hormona producida por los entericitos
en el duodeno y yeyuno. Luego de la ingestión de alimentos con contenido graso, las proteasas, peptonas
y ácidos grasos de cadena larga estimulan la secreción de colecistoquinina, cuyo máximo se alcanza a
los 20 minutos y se mantiene hasta por dos horas. Una vez que la vesícula biliar se contrae, el
vaciamiento completo puede durar hasta una hora. Así, la colecistoquinina produce relajación del
esfínter de Oddi y la liberación de enzimas pancreáticas. Otros factores que contribuyen a la contracción
de la vesícula biliar incluyen estimulación parasimpática del nervio vago, inhibición simpática del
nervio esplénico y neurotensina (Gutiérrez, et al, 2011).
Desde el punto de vista médico, las enfermedades biliares están relacionadas, principalmente,
con una obstrucción del aparato biliar extrahepático (OBEH) caracterizada por la presencia de
cálculos biliares, neoplasias e incluso parásitos, en raras ocasiones, también se puede afectar el
flujo biliar por infecciones o traumatismos que, en general, pueden ser de origen intra o
extraluminal (fossum, 2009)
La obstrucción extraluminal puede relacionarse con procesos inflamatorios del páncreas,
neoplasias pancreáticas, duodenales o pilóricas, hepáticas y biliares, e incluso hernias
diafragmáticas y abscesos pancreáticos. La obstrucción intraluminal es menos frecuente y se
puede generar por colelitiasis, coledocolitiasis, espesamiento de la bilis (lodo biliar) o parásitos
hepáticos (felinos). Sin embargo, la mayor prevalencia de las alteraciones biliares está dada
por la enfermedad pancreática, inflamatoria, neoplásica o fibrótica (Fossum, 2009).
Para las alteraciones intraluminales que relacionan de forma directa a la vesícula biliar, se
realizan dos procedimientos quirúrgicos que corrigen las alteraciones a través de la extirpación
de la vesícula biliar (colecistectomía) o la intervención y conservación de la glándula
(colecistotomía). Sin embargo, en la actualidad también se están planteando tratamientos
médicos farmacológicos para corregir la colelitiasis no calcificada, permitiendo la no
intervención quirúrgica del aparato biliar extrahepático (Sánchez, 2017).
El tratamiento más recomendado es el de tipo quirúrgico, principalmente si existe ruptura
vesical o peritonitis séptica. La cirugía está también indicada si existe compromiso clínico del
paciente o evidencia de obstrucción extrahepática, pero se recomienda su estabilización con
administración de fluidos, antimicrobianos, antieméticos y analgésicos antes de la cirugía. El
pronóstico de los pacientes sometidos a colecistectomía que sobreviven al procedimiento
quirúrgico es favorable. Una vez extraída la vesícula biliar, se debe realizar un estudio
histopatológico para confirmar el diagnóstico (Gutiérrez, 2011).
La colecistectomía consiste en la extracción total de la vesícula biliar, disecando sus
adherencias hepáticas y la ligadura del conducto cístico. En general, es un procedimiento
sencillo y benigno, sin embargo, sus complicaciones están dadas por variaciones anatómicas
del individuo y la lesión de vasos sanguíneos importantes de forma incidental o accidental,
llegando a producir procesos hemorrágicos o la estenosis vascular (Sánchez-Valverde, et al,
1987).
La operación debe incluir previamente la evaluación de la funcionalidad y de la integridad
cística a través de pruebas de laboratorio que determinen, no sólo la condición de la vesícula
biliar, sino que permitan diferenciar el panorama hepático, pancreático y duodenal. De manera
confirmatoria se deben realizar radiografías con medio de contraste radiopaco y ultrasonidos
que permitan dilucidar la lesión presente, su localización y el grado de afectación del órgano y
del aparato extrahepático. Sin embargo, los hallazgos pueden llegar a ser inespecíficos,
observándose hepatomegalia y distensión de la vesícula biliar, para tal caso, el ultrasonido
puede diferenciar las afecciones intra o extrahepáticas. Del mismo modo, de acuerdo a la
localización y a las variaciones anatómicas se describían intervenciones que efectuaban un
abordaje abdominal y un abordaje torácico. Sin embargo, en la actualidad se emplean técnicas
de laparoscopía que reducen el tiempo quirúrgico y los riesgos de la exposición de los órganos
(Sánchez-Valverde, et al, 1987).
ANESTESIA
En pacientes con enfermedad biliar obstructiva, se debe tener en cuenta el efecto de los
fármacos empleados para el protocolo anestésico. El paciente con alteración de las vías biliares
debe ser tratado como un paciente hepático considerando todas las implicaciones que esto
puede tener antes, durante y después del procedimiento quirúrgico. En pacientes con
enfermedad obstructiva del aparato biliar extrahepático, se debe considerar el uso de µ-
agonistas, debido al efecto sobre la musculatura lisa, aumentando el tono del esfínter cístico y
la sensación de dolor. Se emplean agentes mixtos como preanestésicos y analgésicos en estos
pacientes (Fossum, 2009).
ANTIBIÓTICOTERAPIA PROFILÁCTICA
En pacientes de cirugía biliar se debe emplear un protocolo de antibioticoterapia como medida
profiláctica para evitar los efectos negativos de las infecciones bacterianas que pueden provenir
del estrecho contacto entre el intestino y el aparato biliar impidiendo una adecuada
cicatrización. Para estos tratamientos se debe consideran que la mayoría de las infecciones que
se presentan posteriores a la intervención están dadas por E. coli, Kleibsiella sp., Enterobacter
sp., Proteus sp., y Pseudomonas sp. Estos antibióticos deben ser de amplio espectro y que
tengan un proceso de eliminación biliar, como algunos betalactámicos, la Enrofloxacina,
Amikacina y compuestos con Ácido Clavulánico. Sin embargo, aquellos antibióticos que
tengan metabolismo hepático como el Cloranfenicol no deben ser usados en aquellos pacientes
donde además de la alteración biliar, tengan un compromiso hepático considerable (Fossum,
2009).
MATERIALES Y MÉTODOS
Técnica laparoscópica
1. Trocares
2. Pinzas de sujeción suave o atraumática.
3. Retractor hepático
4. Gancho de coagulación
5. Clips de titanio.
6. Tijeras de laparoscopia tipo Metzenbaum
7. Electrobisturí monopolar
Técnica abierta
1. Compresas humedecidas
2. Tijeras de Metzenbaum
3. Pinzas de Allise
4. Suturas (Vycril y PDS).