Vous êtes sur la page 1sur 521

T.J.

Klune El Arte de la Respiración


T.J. Klune El Arte de la Respiración
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Revisión General

Pilar Ocampo

Maquetación y Coordinación

Klaus Rlhdn

Lectura Final

Klaus Rlhdn
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Para Eric
No sabía cómo respirar
hasta que te conocí.
Gracias por enseñarme cómo hacerlo.
Vamos, vamos, vamos.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Parte uno

Cómo llegamos a ser quiénes


somos

La madurez es un alto precio a pagar por crecer.

-Tom Stoppard
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Prólogo

O, donde el Chico oye la palabra del día

Él es un gran chico, muy a mi pesar.

Bear siempre me dijo que ser vegetariano era la causa del retraso de mi
crecimiento y aunque pensé que era cierto (que no es cierto. Bear siempre diciendo
las cosas de esa manera porque está celoso de lo maravilloso que soy y nervioso por
su alma inmortal), todavía no creo que pueda comerme una ternera recién nacida
para ser más alto. La próxima vez que llenes tú boca con una hamburguesa, prueba
y piensa: esa vaca era la madre de alguien o el padre, el hijo o la hija. Es más fácil
no comer carne cuando humanizas lo que estás poniendo en tu boca. Además, Bear
es bajo y es un carnívoro de primera fila. Sólo puedo tener nueve años, pero hasta
yo sé que mi hermano puede estar lleno de mierda a veces. En especial de esa
manera.

Estoy sólo a unas pocas casas de la monstruosidad verde, después de haber


seguido una línea de hormigas por la última media hora. ¿Sabías que algunas
especies pueden transportar hasta cincuenta veces su peso corporal? Eso es como
si yo cogiera un coche, cuando siento unos ojos sobre mí desde alguna parte. Trato
de ignorar la sensación porque tengo cosas que hacer, grandes cosas, que no quiero
que sean interrumpidas por algún vecino entrometido que tengamos, porque estoy
demasiado ocupado en vivir nuestra vida por una vez. Pero esa sensación punzante
no se va, así que cedo, tal vez por curiosidad o tal vez sólo por ver quién está
interrumpiendo mi expedición. Por lo que sé, estas hormigas me han llevado a
T.J. Klune El Arte de la Respiración

algunas colonias subterráneas secretas de hormigas donde he hecho el


descubrimiento de toda una vida al encontrar una nueva especie que siempre será
conocido como TysoniousMcKennnicus. Eso por sí solo habría sido la entrada fija a
la Liga Ivy de mí elección y consolidaría mí futuro como líder de la autoridad
vegetariana del mundo por encontrar esta rara especie. Pero no, no va a pasar,
ahora tengo que hacer frente a algunos cotillas que probablemente están
preguntándose porque he estado mirando la acera durante los últimos treinta
minutos, ajeno a su muerte inminente por interrumpir mi trabajo científico que
habría cambiado la historia de la mirmecología , para siempre. Juro por Dios que si
acabo teniéndome que ir al Estado de Arizona, porque es la única escuela que me
aceptaría, va a ser un infierno para ellos. Me niego a ir a un colegio cuya única
pretensión es la fama que se consigue bebiendo del barril más grande del mundo en
una fiesta organizada por la fraternidad NokaTengapaFuturega 1 sólo porque no
pude completar mi destinada búsqueda.

Voy a tener que hacer llover todo hasta aquí.

Hombre, realmente tengo que dejar de ver Maury Povich, con Bear. Está
destruyendo mi vocabulario.

Miro hacia arriba por un momento y no veo a nadie. Creo que tal vez he
cometido un error y puedo seguir de nuevo a las hormigas cuando vislumbro un
movimiento a través de la calle por el rabillo del ojo. Miro y lo veo a él.

Es enorme. ¡Maldita sea la genética!

Algún chico mayor, está de pie al otro lado de la calle, con abundante pelo
negro cayendo alrededor de su cara. Tiene grandes hombros, ocultos debajo de una
camisa abotonada a cuadros, las mangas enrolladas muestran el pelo negro de sus
brazos. Sus cejas son grandes, tupidas y sé, sólo lo sé, que puede hacer esa cosa
que Otter puede hacer de arquear una sola ceja para que lo haga verse como un
ruin villano. No puedo hacer eso y es una pena. No puede tener más de catorce o
quince años, pero parece que le han inyectado hormonas de crecimiento bovino,
dado su tamaño. Casi tengo ganas de correr por la calle para preguntarle si se ha
escapado de algún laboratorio secreto de pruebas con animales del gobierno, al que
le han administrado nuevas hormonas de ganado para hacer sus chuletas más

1
En el original Notta Hava Fuchure que es una versión parecida a las siglas de una
hermandad de la frase Not Have Future, que significa No Tengo Futuro.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

grandes y más jugosa, sólo para hacerle saber que puedo rescatarle y llevarlo a una
granja donde pueda vivir el resto de sus días con una capa de sal y toda la hierba
que pueda comer.

Pero Bear dijo que no debo hablar con extraños porque tendrían miedo de mí.
Siempre pensé que tenía que tener miedo de ellos, pero Bear dijo que yo terminaría
hablando sobre la muerte y cualquier nefasto propósito que pudiera haber tenido,
se convertiría en algo discutible.

Cuando Bear McKenna te acusa de hablar demasiado, sabes que tienes un


problema.

Lo que sea.

Así que espero a ver, también él lo hace. Mira hacia otro lado por un momento
hacia el camino y luego mira fijamente sus pies, que se balancean de un lado a otro,
pateando una piedra y una hoja. Está tratando de no mirarme pero yo le cojo
mirándome a escondidas entre los cabellos que han caído sobre sus ojos. Que bicho
más raro. No voy a tratar de hacer una competición de miradas a través de la calle.
Ni siquiera llevo mis guantes especiales de “Miradas fijas” así que... ya sabes, eso
es todo.

Suspiro y miro hacia abajo, a la acera, tratando de ordenar mis pensamientos,


preguntándome si Otter o Bear me irán a construir una chimenea en la que podría
poner mi primer Pulitzer al lado de mi impresionante historial PETA de Premios a
Servicios por el bien de nuestros compañeros animales, sin embargo esto aún no ha
sido inventado, pero no te preocupes, he escrito a PETA, como cuatro veces
preguntando cuando van a crear este premio y para que me permitan ser el primero
en recibir el prestigioso PASPEBDNNCCAA. Mi última carta terminó siendo de
catorce páginas a un solo espacio, con el tamaño diez en la fuente Cordia. No he
recibido respuesta todavía. La "P" en PETA no se aplica para "puntual", después de
todo. No creo que sea demasiado presuntuoso pedirle a Bear y Otter al menos un
estante. Podía empezar por ahí antes de finalmente pedirles salir de la
Monstruosidad verde ya que sólo quiero usarla como una casa trofeo. Demonios,
para entonces, Otter y Bear se casarían, yo sería súper famoso y les compraría una
casa en algún país que realmente les gustara la gente gay. ¿Estados Unidos de
América? Es más como Estados Unidos de la injusticia extraordinaria contra
ciertos segmentos de la Población. Todo porque los campesinos sureños tienen
miedo del sexo anal.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Dejo que esto me distraiga durante unos minutos hasta que he encontrado a
la hormiga que he estado siguiendo, la he llamado Helmholtz Watson ya que es mi
personaje favorito en Un mundo feliz2. Ella está llevando una migaja de algo que es
dos veces más grande que ella y es genial, porque es como Helmholtz no tiene
ninguna conciencia de nada sino del movimiento del punto A al punto…

Aún estoy siendo observado.

―Bueno, Helmholtz, ―murmuro―, parece como si estuvieras parándote un


poco. No te preocupes por hacerme esperar, me pondré al día. Dígale a la hormiga
Reina que todavía voy a descubrir que mierda pasa con ella.

Helmholtz no responde. Pero tampoco lo esperaba, es una hormiga.

Miro hacia atrás hasta que mi futuro se escapa de mí y veo que el extraño
muchacho se ha movido ligeramente hacia abajo en su lado de la calle, como si me
estuviera siguiendo. Una vez que me ve mirándolo de nuevo y mira a todos lados
menos a mí. Un maestro de la sutileza no es, eso está bien, supongo. Va a conjunto
con los chicos de mi vida y caigo también en esa misma categoría, pero al menos le
doy un poco de garbo. Este tipo no podría ser más evidente si tuviera un gran
letrero de neón brillando parpadeante encima de su cabeza que diga: “ESTOY
ACECHANDO AL CHICO GENIO" Me empiezo a sentir nervioso, aunque sólo sea
por un momento, recordando de nuevo que un par de semanas atrás, cuando nos
sentamos en la oficina del fiscal, pero lo realmente guay de tener un abogado es
¡Que he ido de Hollywood! Y Erica nos preguntó si no habíamos visto a nadie que
nos siguiera o si habíamos visto a alguien no hubiéramos visto antes. Bien, pues aquí
hay alguien que me sigue, he aquí alguien que no he visto antes. ¡Oh!, ¡cálmate!, me
reprendo a mí mismo.

¿Qué va a hacer, saltar y secuestrarme mientras estoy distraído con su raro


cómplice bicho en plena calle? Se realista.

Ser realistas ¿bien? ¿Porque no? Real fue cuando mamá apareció de la nada.
Real fue mirarla a la cara cuando abrí la puerta, y durante una pequeña fracción de
segundo, ella ni me reconoció.

Real fue que la comprensión naciente. Real fue la forma en la que mis manos
comenzaron a temblar. No se veía como la recordaba, no era como esa imagen que

2
Un Mundo Feliz (Brave New World es una novela de Aldous Huxley
T.J. Klune El Arte de la Respiración

tengo de ella y mía de cuando era sólo un niño pequeño que me escondía de Bear en
la parte inferior de mi cómoda. Entonces ella sonreía, o por lo menos tanto como
podía sonreír.

Entonces, se veía feliz, o al menos tanto como podría serlo, eso era real o así
lo creía yo. Al final mostró lo mucho que no entendía cómo las cosas podían ser
reales. Real fue la verdadera sonrisa que vi en su rostro una vez que me reconoció,
eso sí fue real. No me detengo a mirar por encima del hombro y respire aliviado
cuando vi que Julie McKenna no se escondía en las hortensias.

¡Oh, mierda! tengo que detenerlo. Muy pronto voy a empezar a pensar en los
océanos, los terremotos y voy a estar para siempre atrapado en mi cabeza como
algunas personas que conozco.

Sólo hay una manera de lidiar con esto, como un hombre.

― ¡Hey!, ―le digo en voz alta, tratando de que mi voz sea tan fuerte como
pueda. No ayuda que la pubertad sea una quimera. ¡Oh, alegría!, déjame decirte que
no puedo esperar a ver empezar a crecer pelo en lugares extraños, probablemente
quiera fumar, dar la vuelta a mi cuello, poner mi gorra de béisbol al revés y decir
cosas como "Muy bien, amigo. Es el momento de la Fies-taaa."

¡Ugh!, la adolescencia será la pesadilla de mi existencia.

― ¡Hey! ―grito de nuevo, parece que se necesita repetir cuando se trata de


musculitos.

Él mira hacia abajo a sus pies. ¡Dios!, es tan frustrante.

Tomo una respiración profunda y cuadro mis hombros. Mi cabeza se mantiene


alta cuando cruzo de acera y atravieso la calle, tratando de evitar salir corriendo.
Soy intimidante, soy chulo, soy un macarra. Ando, me tropiezo con mis propios pies,
me sorprendo a mí mismo antes de caer y me sonrojo. Camino un poco más lento. Mi
cabeza está todavía en alto, aún soy un tipo duro. Más o menos.

El Chico grande me oye y enfoca hacia mí, mirándome antes de mirar hacia el
suelo otra vez, con los brazos detrás de sí mismo como si estuviera en el ejército o
algo así. El cordón de su zapato izquierdo está desatado y su cabo echado a un lado
despuntado. Parece que ha dibujado pequeñas estrellas en la parte blanca de su
T.J. Klune El Arte de la Respiración

puntera de goma con un Sharpie 3. Eso es de chico guay, supongo. Si te gustan ese
tipo de cosas. Me pregunto si Bear me dejaría hacer eso. ¿Es eso lo que hacen los
chicos grandes?, ¿dibujar en sus zapatos? No puedo hacer muy buenas estrellas,
pero puedo escribir el alfabeto griego, de memoria. Eso no es algo de lo que
alardear porque la gente tiende a mirarme raro cuando se lo digo. Bear dice que es
sólo porque están celosos.

Espero que tenga razón, de lo contrario mi vida va a ser un momento difícil


tras otro y no sé demasiado acerca de nada.

Me paro frente a la otra persona y creo que esto puede haber sido un error,
porque parecía un poco más pequeño mientras atravesaba los dos carriles de la
carretera. Me pregunto si esto tiene que ver con un defecto de la percepción de
profundidad, pero antes de que pueda comenzar a diagnosticarme a mí mismo
alguna enfermedad ocular, gruño al chico grande.

Al igual que un gorila.

No puedo evitarlo y me río.

No lo planeo, sólo sale por sí solo. Golpeo mis manos contra mi boca para
bloquear el sonido, pero esto me hace resoplar y salen mocos de mi nariz. Trato de
esconderlo subiendo mi mano izquierda hacia arriba, pero rebota en mi nariz y me
golpeo a mí mismo en el ojo. Mis ojos lagrimean cuando siseo y froto mi nudillo en
mi globo ocular, pero todavía tengo mocos en mi mano y se descubre todo, por lo
que quema aún más. ¡Ay!.

Quiero dar la vuelta y correr, pero estoy cegado temporalmente por mis
propios medios y sé, sólo sé, que este enorme chico es probablemente algún atleta
popular y siempre va a estar llamándome mocoso u ojos de mocos. Le pido a Dios en
silencio si no le importaría abrir el suelo bajo mis pies y permitir que me cayera al
abismo para salvarme de mí mismo, pero el suelo no se abre. Todavía estoy
riéndome, pero con esa cosa aguda que hago cuando encuentro algo realmente
divertido. Odio esa risa. Siempre suena como un clan de hienas hembras que van a
realizar trabajos al mismo tiempo. Yip! Yip! Ayyyyyyyy! Yip! Yip! Ayyyyyyyy!

El otro chico no dice nada.

3
Marca de rotulador
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Bien, torrr-pe.

Él me permite el honor morir por mortificación por unos momentos más, pero
luego noto una mano gigantesca tirando de la mía alejándola de mis ojos y otra
mano agarrando mí barbilla. Frotándolas suavemente contra mi párpado. Siento
como una camisa que frota suavemente, atrapando toda mi asquerosidad. Él la lleva
hacia abajo secando las lágrimas de mí mejilla, limpiándome los mocos de la nariz y
abriéndome una fisura en mi ojo derecho.

Mi barbilla se encuentra todavía en su mano. Hay una mirada de concentración


en su rostro mientras termina de usar el pico de su camisa y lo deja caer hacia
abajo. Él me inspecciona por un momento más para asegurarse de que está bien y
luego me suelta y da un paso atrás. Pero sus ojos azules nunca se apartan de los
míos, aunque se eleva por encima de mí, tiene el doble de mi tamaño.

Enfoca, McKenna, recuerda que él podría ser un espía.

― ¿Por qué estabas mirándome? ―Le pregunto, sin saber qué más decir.

Él no hace nada por un momento, luego se encoge de hombros.

Me molesto. ―Sabes, ―le digo―, cuando alguien te hace una pregunta, es de


mala educación no responderle.

Se cambia de pie y mira hacia abajo.

Maldita sea, ahora me siento mal. ―Está bien, no me refiero a que seas
grosero. Sólo estoy diciendo que las normas sociales dictan que cuando se hace una
pregunta se debe dar una respuesta.―Trato de no pensar en él como un gorila de
nuevo, porque ya tiene un montón de mis mocos en su camisa. Es sólo un hombre que
puede tener muchos mocos antes de alejase. Espera. ¿Por qué me importa si se
aleja? Es probablemente un traidor, uno de esos lacayos Redshirts4 que siempre se
ve en las películas estúpidas donde las principales necesidades del tipo malo es
contratar a musculitos. Bear no me deja ver demasiadas películas como esa porque
dice mi cerebro en crecimiento no necesita influencias externas de violencia
gratuita. Le dije que mi cerebro estaba ya más maduro que el suyo, él me dijo que
bajara a la tierra. Le dije que ya estaba conectado a la tierra. Luego me dio helado

4
Hace referencia a la tripulación de Star Trek
T.J. Klune El Arte de la Respiración

de soja y vimos un espectáculo en el canal de historia sobre la Segunda Guerra


Mundial, ese fue un buen día.

El chico grande no había dicho nada todavía. ―Me gusta oírme hablar ―le
digo―, sólo porque tengo una gran cantidad de cosas interesantes que decir, pero
con el tiempo la conversación se acabará en unos cuatro o cinco años y luego
¿dónde estaremos?

Maravilla de todas las maravillas, él muestra una sonrisa. No lo culpo, soy


bastante divertido. Lo miro y continuó.―Mi nombre es Tyson James McKenna, vivo
con mi hermano Bear y su compañero Otter. Lo sé, lo sé. ¿Quién tiene nombres
como esos? ¿verdad? Bueno, antes de que vayamos más lejos, debes saber que todo
el mundo me llama Chico, algo así como Billy el... pero sin esa parte. Sólo Chico. Ni
siquiera realmente se cómo comenzó a suceder, ni creo que lo pueda saber. No sé si
fue Bear o mi mamá la que lo empezó, pero supongo que se me quedó. Yo fui el que
empezó a llamar “Bear” a Bear, porque ese no es su verdadero nombre. Su
verdadero nombre es Derrick y cuando lo conozcas... bueno, supongo que si quiere
conocerlo, verás que no se parece en nada a un oso. Es algo como discordante.
Acabo de conocer esa palabra ayer. “Discordante 5”. Significa “Uso de un nombre
incorrecto o inadecuado.” Lo aprendí del calendario de “palabra del día” que Bear
me compró para Navidad. He estado a la espera de una oportunidad para usarla, así
que gracias por dejarme usarla contigo. Es una palabra que suena genial, ¿no te
parece? Dis, no Des, me gustan las palabras. Inevitable, esa es otra buena, porque
simplemente sale de la lengua. La puedes decir si quieres. ―Me detengo. Nada―.
Bueno, tal vez no en este momento. ¿Más tarde tal vez? Puedes decirla conmigo. Si
no sabes lo que significa, te lo diré. Sólo tiene que preguntar. ¿Vives por aquí? Yo
sí, vivo en esa casa verde nueva de allí. La llamamos la monstruosidad verde porque
con ese color dan ganas de golpear a un bebé en la cara. Bueno, en realidad no. Yo
nunca golpearía a un bebé en la cara. Eso es sólo algo que Otter dijo una vez y me
mató. Fue muuuy divertido. Ah, sí, ¡me olvidé de decirte! El verdadero nombre de
Otter es Oliver Thompson. Otro discordante. ¡Ja Ja! ¡Guay! ¡Tengo que usarla dos
veces en un día! Hombre, eso es impresionante. De todos modos, Otter es el
compañero de mi hermano. ¿Sabes qué significa eso?

Él me está mirando ahora y se encoge de hombros otra vez. Tal vez eso es
para el Chico grande como decir “Sigue hablando. Eres es muy cool.”

5
En el original usa la palabra Misnomer que es algo como Mal Nombrado pero en español
no hay ninguna palabra así, por lo que la hemos sustituido por Discordante.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

―Significa que mi hermano y él se aman el uno al otro y eso está bien, porque
que realmente no importa si alguien es gay o heterosexual, o lo que sea Bear. Sé
que yo estoy seguro que no lo hago. Pero entonces nunca entendí por qué la gente
es homofóbica. ¿A quién le importa lo que dos hombres o dos mujeres pueden hacer
en el dormitorio? ¿Verdad? No es como si alguien quisiera ver lo que esos idiotas
hacen en su dormitorio, ¿sabes? Pero está bien, supongo. Por ahora. Todo este
verano pasado fue una gran cosa..., pero todos lo superaron y ahora viven juntos en
La monstruosidad verde y es lo mejor que nunca nos ha pasado. ¿Vives por aquí? ya
te lo pregunté. Sabes, podrías saltar aquí en cualquier momento de verdad.
¿Cuántos años tienes? Yo tengo nueve, pasando los cuarenta. Eso es lo que dice mi
hermano. Debes saber que él piensa que es histérico, pero no lo es ¿Vives con tus
padres? No pasa nada si no lo haces. Yo no lo hago, por lo que tendríamos eso en
común, seria radical. No quiero hablar de mi mamá en este momento, sin embargo.
―Oh mierda. Debería haber preguntado ya―. Tú no sabes de ella, ¿verdad?, ―le
pregunto en voz baja, no estoy seguro de querer la respuesta.

Sus ojos se abren, pero sacude rápidamente la cabeza. Yo le creo. No sé por


qué.

― ¡Menos mal!, ―Le digo, aliviado―. Eso es un alivio. ¿Comes carne? Supongo
que está bien si lo haces. Debes saber que yo soy vegetariano acérrimo. Esa es otra
palabra que aprendí: acérrimo. Significa 'fiel' y 'leal'. Esa es otra gran palabra,
¿eh? Leal. Así que si comes carne, no me importaría. Demonios, incluso podrías ser
capaz de convencerme para volver al lado oscuro. ¿Te gusta StarWars? A mí sí.
Bear, Otter y yo hicimos una maratón una vez y vimos las seis partes en un día y
Bear me hizo judías picantes y estaban muy buenas. Ese fue otro buen día.
Desearía sables de luz reales. ¿Te gusta leer? ¿Cuál es tu libro favorito? Yo no
puedo elegir sólo uno, porque me gustan todos. Vaya, seguro que no hablas mucho,
¿verdad?― ¡Oh, mierda!―. ¿Puedes hablar? Me siento mal ahora porque tal vez no
puedes hablar. ¿Tuviste un accidente o naciste de esa manera? Me pregunto si eso
es genético. O es eso…

―No vivo con mis padres, ―dice en voz baja mientras me mira. Su voz suena
rota, como si estuviera haciendo gárgaras de grava, como que si no la utilizara para
hablar y estuviera ronca por falta de uso. Pero estoy tan feliz de que él pueda
hablar y de que esté hablándome que ni lo pienso. Tal vez es como se supone que
debe sonar―. Vivo con los Fosters, ―responde.

―Oh. Oh, ¿igual no son tus verdaderos padres pero es la gente que te cuida
de todos modos? No tienes que contarme si no quieres. Tal vez más tarde, ¿eh?
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Entonces te puedo decir acerca de mí... mamá .―Esa palabra duele más de lo que
pensaba y mi voz lo captura y casi se rompe, pero lo aparto parpadeando para
alejar la quemazón en mis ojos. No, aquí no, ahora no. No quiero entrar en la bañera
ahora.

No habrá terremotos. ¿Y qué si todavía estoy asustado?, ¿y qué si me


preocupa que ella vuelva de nuevo y vaya a tenerme que ir con ella?, ¿y qué si me
preocupa demasiado que Bear me deje ahora que tiene a Otter, porque ahora que él
lo ha encontrado ya no me necesita más?, ¿qué pasa?, ¿a quién le importa? Paja, bla,
bla. No necesito la maldita bañera. He estado haciéndolo muy bien, maldita sea. No
necesito esto, no quiero esto.

Espero que no se dé cuenta mi mini monstruo saliendo, pero él lo hace. Por


supuesto que sí. Estoy un poco sorprendido cuando se acerca, deja caer una mano
sobre mi hombro y me acaricia dos veces antes de dejar caer el brazo. Me siento
mejor casi bien, es raro o lo que sea. Él es realmente genial.

― ¿Qué estabas haciendo ahí?, ―se dirige a mí, señalando al otro lado de la
calle.

Sonrío. ―Seguía a Helmholtz Watson mientras llevaba una miga de nuevo a la


Reina donde habría hecho el descubrimiento de toda una vida y tendría mi nombre
estampado en los anales de la cultura de las hormigas. ―Gimo por dentro cuando
me doy cuenta de lo que he acabo de decir. Mierda, ¿podría sonar más como un
monstruo? Me sonrojo y es mi turno para mirar hacia abajo cuando muevo mis
pies―. Sólo viendo algunas hormigas, ―murmuro.

― ¿Puedo verlas contigo?, ―pregunta.

Levanto la vista hacia él, sospechoso. ― ¿Te estás burlando de mí?

Sus ojos se abren y sacude la cabeza. ―No.

Parece sincero. ― ¿No se van a burlar de ti por pasar el rato con un niño
pequeño? Incluso aunque yo no lo sea. Tengo prácticamente diez, bien, en otros
nueve meses.

Se encoge de hombros. ―No me importa. Yo soy más grande que todos, nadie
se burla de mí.

Suspiro. ―Me gustaría poder ser grande, eso sería genial. ―Le cojo del brazo
y empiezo a tirar de él a través de la calle. Echo un vistazo por encima del hombro
T.J. Klune El Arte de la Respiración

y veo que está mirando mi mano sobre su brazo―. ¿Te gustan las hormigas?―le
pregunto―. A mí me gustan porque las colonias que hacen son simplemente
fascinantes y espero que podamos encontrar dónde... ―Me detengo y me doy la
vuelta. Él me mira quieto―. No me has dicho tu nombre ―le recuerdo.

Mira el camino, hacia algo, no sé qué. ―Dominic.

―Dominic, ―le digo―. Ese es un buen nombre. A sí, ¡hormigas! ¿Has leído Un
mundo feliz? Ahí es de donde viene Helmholtz. Es una lectura un poco densa, pero
lo tengo y puedo prestártelo, si lo quieres leer. ¡Oh! O podrías obtener tu propia
copia y leerlo al mismo tiempo, y me puedes ayudar con las partes que me
confundieron en un principio. ¿Eso estaría bien? Yo no quiero que tengas que hacer
nada que no quieres hacer. No es así como funciona la amistad y ahora somos
amigos, ¿verdad? ―Llegamos a la acera y le miro de nuevo.

Él sonríe en silencio. ―Somos amigos ―dice, con su voz suave y rota―. Es


inevitable.

Sonrío, ―realmente me gusta esa palabra.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Cuando Tyson aprende a respirar

Seis años después

— ¿De verdad quiero saber por qué estáis sugiriendo un castillo inflable? —le
pregunto a Bear y a Otter, estrechando mis ojos. Ellos intercambian entre sí una
de esas miradas secretas que las parejas se hacen, llena de sonrisas, recuerdos y
calor, y estoy considerando seriamente vomitar aquí y ahora—. Porque no pienso
que descubrir que tu hermano y su compañero tienen un fetiche con los castillos de
goma sea algo que alguien de casi dieciséis años deba saber alguna vez. Pensad en lo
que esto podría hacerle a mi psique eternamente frágil. Estuve en terapia cerca de
cuatro años, no me gustaría tener que llamar a Eddie y decirle que he retrocedido a
la mentalidad de un niño de nueve, aun habiendo sido con diferencia la cosa más
genial en vuestros pequeños mundos a esa edad.

Bear pone los ojos en blanco y se sienta de nuevo en su silla, en la cocina de la


Monstruosidad Verde.

—Si eso te ayuda a dormir por la noche, continua diciéndotelo a ti mismo,


Chico. Y los castillos inflables son increíbles. Pregúntale a quien sea, donde sea,
siempre.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

— ¡Dominic va a cumplir veintidós años¡ y la mayoría de la gente que vendrá


serán policías. Pero, ¿sabes qué? He cambiado de opinión. Conseguid el castillo
inflable, así puedo hacer que te arresten por avergonzarme hasta la muerte. Estoy
demasiado seguro que obtendrás la pena de muerte. — ¡Dios, Bear es tan molesto!

—Los castillos inflables guardan recuerdos especiales para mí y tu hermano,


—dice Otter, sonriéndole a Bear como si él fuera lo más grande que jamás haya
existido. Tendría que sentirme ofendido por eso.

—No quiero saber —murmuro—. No creo haberme recuperado aún del torpe
intento de Bear de mantener la charla de sexo que tuvo conmigo. Pensarías que
nunca ha tenido sexo por la manera en que fue. Estoy considerando seriamente el
ser virgen por el resto de mi vida.

— ¡Hey! —Me grita—. Sólo porque no sabía qué era una barrera de látex
cuando te pregunté no quiere decir que me tengas que dar el coñazo con eso. Tú
tampoco lo sabías.

— ¡Me dijiste que pensabas que era algún tipo de sexy hilo dental usado para
atar personas durante las escenas BDSM! En serio, no pude ir al dentista después
de un año porque estaba convencido de que el Dr. Kao era algún tipo de amo
pervertido de las mazmorras. —Definitivamente no ayudaba que él fuera al menos
cuatrocientos años mayor y haya removido mis muelas del juicio después de que
Bear me dijera esto. Estaba absolutamente seguro que estaba siendo parte de
alguna escena sucia mientras estaba bajo el efecto del gas.

—Tal vez si —dijo Otter cuidadosamente—. Podría verlo todo de cuero.

Nosotros lo miramos fijamente y él nos frunce el ceño.

— ¿Qué? Sólo porque pueda no significa que quiera. Ambos son tan mojigatos.
Todavía recuerdo haberlos encontrado escondidos en la despensa, mirando los
ingredientes de los tomates enlatados después de explicarles lo que era una
barrera de látex.

—No tenías que usar imágenes, —me quejo—. Podría haberlo hecho sin la
demostración involucrando una bolsita de plástico y un melón. Tengo las figuras
paternas más humillantes de todos los que conozco. Es como si quisierais que fuera
un marginado social.

—Tu incómoda angustia adolescente es tan ordenada, —me dice Bear—. Estoy
tan complacido de que te hayas transformado en un joven tan reservado. Dios sabe
T.J. Klune El Arte de la Respiración

que no tengo suficiente de eso durante el día. Y tú mejor que seas virgen por el
resto de tu vida, no dudaré en romper la cabeza de alguna pequeña chica rubia que
intente meterse en tus asuntos. —murmura acerca de una puta llamada Tiffani.

—Seguro profe. Nada de embarazos adolescentes no deseados para mí. —Y


eso es bastante cierto. Que con saltar grados o aplicar para universidades, ni
tengo tiempo para chicas de cualquier modo, forma o manera. O, si estamos siendo
honestos, chicos. No he decidido completamente donde caigo en ese aspecto,
aunque estoy seguro de que soy lo más plenamente gay que uno puede llegar a ser.
Por supuesto, ¿verdad? Por supuesto que sucedería. Sólo una cosa más amontonada
encima de todo el resto. Pero infiernos, me imagino que soy lo suficientemente
joven para no tener que tomar una decisión sobre tales cosas hasta que esté listo,
o tal vez nunca. La gente es muy complicada. Ellos me confunden como el infierno,
sin embargo Dom no. Él nunca lo hace. Bueno, en su mayor parte. Hay ocasiones en
las que yo…

Nop. Ni siquiera pensaré en ello. Hoy no. Otra vez no.

—Es Sr. Thompson para ti, Chico. —Dice Bear, guiñándome un ojo.

Reí, tratando de distraerme. Aun no puedo superar el hecho de que Bear sea
un profesor de inglés. Bear. Derrick Thompson. Un maestro. Diariamente me deja
atónito el pensar en él estando frente a un salón de clases abriendo su boca y
dejando caer palabras reales en las impresionables mentes jóvenes de la siguiente
generación. El mundo está tan jodido.

—Solo lamentas que no hubiera escogido tu clase, Sr. Thompson, —dije—.


Podríamos haber discutido el uno contra el otro sobre la relevancia de Aldous
Huxley en la edad moderna. Hubiera hecho llover en el salón de tu clase y todo el
mundo habría estado como ‘’Oh, ese Tyson el súper increíble. Me gustaría ser como
él algún día porque es extremadamente bueno, de puta madre y sabe más que el
maestro y nosotros lo amamos más que a la vida misma’’.

Bear resopla hacia mí.

—No, ellos hubieran estado como, ‘’Desearía que el Chico que luce como una
copia barata del increíblemente guapo Sr. Thompson parara de hablar tanto porque
así podríamos aprender algo en lugar de blahblahblah’’.

— ¡No! Todos hubieran estado como, ‘’Desearía que Tyson fuera nuestro
profesor, así nosotros no tendríamos que escuchar al Sr. Thompson quien suena
T.J. Klune El Arte de la Respiración

como si hubiera comenzado a aprender inglés hace veinte minutos porque él esta
como duh. Duh. Duh’’.

— ¡No! Ellos estarían como…

—Tan divertida que es ésta conversación, —dice Otter— y créanme, en la más


divertida que he tenido en los últimos dieciséis minutos, pero probablemente
deberíamos enfocarnos en la fiesta.

—Nosotros somos lo más divertido que jamás hayas tenido alguna vez, —dijo
Bear, golpeando la mano de Otter—Mejor recuerda eso.

Otter le sonríe a mi hermano y clava sus ojos en el. Bear me dijo alguna vez
que con Otter, uno puede darse cuenta de todo lo que siente en cada momento, que
nunca puede esconder nada. No creí en ese entonces que eso fuera cierto, porque
pensaba que se podía esconder algo si realmente uno deseaba. Aún no sé hacer eso.

Pero él no lo hace. No ahora. Ahora está mirando a mi hermano como si


pensara que Bear viniera de la luna y las estrellas, que según Otter podría ser.
Nunca he entendido cómo la gente puede estar tan en contra de ellos, cuando se
miran uno al otro de la manera en que lo hacen. Todo lo que realmente han querido
alguna vez es el uno al otro (quizás Bear lo sabía o no, pero ¿necesitamos pasar por
todo eso otra vez?) y existir en su pequeño rincón del mundo. Y lo han conseguido,
en su mayor parte. O al menos eso espero.

—Lo recuerdo, —dijo Otter discretamente, tomando la mano de Bear. Sus


anillos de boda capturando la poca luz mientras se rozan uno contra el otro. Eso es
lindo, pero también es llegar al punto en donde si ellos continúan extasiándose con
la mirada, todos nosotros vamos a morir ahogados en su dulzor azucarado con rayos
de arcoíris saliendo despedidos de sus traseros. Tengo cosas que hacer hoy.
Confíen en mí cuando digo que este momento, para mí, es el equivalente a otros
niños sorprendiendo a sus padres en acción. Es exactamente lo mismo y es
realmente repugnante.

Puedo hacer que mi misión de matar el momento sea lo más rápido y eficaz
posible para que podamos hablar sobre mis problemas otra vez. He aprendido que
los jóvenes son los seres más egoístas en el planeta. Nos pavoneamos más que los
perros de exhibición.

—Esto es hermoso y eso, —digo muy fuerte—, pero realmente me gustaría


avanzar con el siguiente punto del orden del día.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Sólo convoque está reunión porque necesito sus fondos para la fiesta. Bear se
ha negado a permitirme conseguir un empleo como la gente normal de mi edad,
diciendo que quiere que me centre en la escuela.

Normalmente no pido nada, pero en las raras ocasiones en que necesito dinero
para algo, recurro a Bear y a Otter. No somos ricos (o, al menos, no creo que lo
seamos), pero al parecer estamos bien. Sin embargo, no quiero pedirles dinero para
el regalo de Dom. Quiero ser capaz de conseguirlo por mí mismo, con mi propio
dinero. Esto me ha parecido importante de hacer desde que la idea llegó a mi
cerebro unos meses atrás. (De vez en cuando, pequeñas cosas como esta chocan
contra mí, infiltrándose en mi cabeza hasta que es en lo único en lo que puedo
pensar. Estoy muy seguro de que tengo un pequeño TOC enterrado en algún lugar
dentro de mí, pero si puedo trato de no dejarlo hacerse cargo. Un consejo: no
mires en internet para tratar de auto-diagnosticarte. Terminarás convencido de
que te encuentras mucho peor de lo que realmente estás. Créeme; nos llevó a Otter
y a mí tres días para convencer a Bear de que sólo tenía un resfriado cuando él
estaba seguro de que en Web MD le decían que tenía todos los síntomas de la
rabia. Él nos dijo que debíamos de irnos antes de que empezara a soltar espuma por
la boca y desarrollara un gusto por la carne humana. “¿Habéis visto Cujo?”, gruñe
hacia nosotros “¡Probablemente deberíais sacrificarme ahora!” Yo miré a Otter y
dije solemnemente “Lo haré Pa, si me das la escopeta. Él es mi perro. Yo debería
ser el único que acabe con su miseria”. Extendí mi mano y acaricie la cabeza de
Bear. “Tú has sido un buen perro” dije”el mejor que un niño podría tener. Me
parece que voy a echarte de menos”. Otter pensó que yo estaba histérico. Bear
acababa de vomitar otra vez. Trate de no tomar esto último personalmente.)

Entonces, en vez de pedir dinero, tengo autorización para dar clases a niños
de CA en química y en cálculo, ya que había tomado ambos cursos el año pasado.
Bear trató de discutir conmigo acerca de eso cuando tuve que conseguir su
aprobación, pero respondí que eso me permitiría tener más interacción humana
fuera del círculo familiar y que probablemente sería bueno para mí tener mejores
habilidades sociales ya que iba a ir a la universidad en el otoño. Yo también podría o
no haberle dado esa mirada con la cual siempre cae, pero el cedió y yo no estaba
totalmente jodido con lo relacionado a las habilidades sociales.

Los chicos en la escuela estaban inseguros sobre qué hacer conmigo. Era
demasiado joven para pasar el rato con los chicos que tomaban las mismas clases
que yo, era muy listo para los chicos de mi edad, muy raro para ser apreciado por
alguien que no hubiera estado alrededor durante años. No me importó. Bueno, tal
T.J. Klune El Arte de la Respiración

vez un poco, porque siempre sentí que estaba bajo un microscopio, como algún tipo
de extraña cosa con aspecto raro que la gente no sabía muy bien como clasificar.

Por lo tanto, pensé que podría mejorar mis habilidades sociales enseñando a
otros y además que al mismo tiempo ganar dinero, por lo que podría decirle a Dom
que he conseguido su regalo por mí mismo. Por alguna razón, esto último era muy
importante para mí.

Incremente el dinero, si. Pero, ¿el lado social de esto? Esta fue una pesadilla
alucinante. Juró que estaba hablando en inglés, pero mis alumnos no parecían
entender ni una palabra que saliera de mi boca.

No utilizo palabras largas sólo para sonar inteligente. No soy así. Sólo… no lo
sé. Supongo que funcionó en una sintonía diferente. Al final sé que nunca seré
profesor como Bear. La mucha paciencia que él tiene está por encima de mí. Quería
arrancarme los cabellos a los 10 minutos de la primera sesión.

Pero valió la pena, porque me permitió comprar su regalo. Por lo menos,


espero que valga la pena cuando lo vea. ¿Es lo correcto para darle? o ¿es estúpido?
¿Está tan trillada esta mierda sentimental que él le echará un vistazo y pondrá los
ojos en blanco?

Mierda.

Barajo a través de mi lista, tratando de aclarar mi cabeza. No está


funcionando. Estoy empezando a sentirme ansioso, ese viejo sentimiento apretando
mi pecho suavemente. Necesito esta maldita fiesta para marcharme
perfectamente o de lo contrario voy a tener un pequeño colapso. Trato y me
concentro en mi respiración como Eddie me enseñó a hacerlo hace años cuando fui
diagnosticado con ataques de pánico. Bear también los tiene, aunque los suyos son
menos fuertes y frecuentes que los míos. Yo no quise continuar con la medicación, y
Eddie es un poco Zen para escribir las prescripciones de todos modos, así que
hemos intentado la meditación y la respiración, y funcionó en su mayor parte. Y
debería de funcionar ahora. Aún no estoy tan mal. No tengo el arañazo en mi
corazón, la constricción de mi garganta, pero podría llegar. Podría llegar
fácilmente. Un pequeño empujón y todo se haría un poco nebuloso porque nada
funcionaría bien, y yo…

No. No. No.

Todo lo que necesito hacer es respirar.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Solo respirar.

Dentro. Mantenerlo por tres segundos.

No quiero ir a la bañera hoy.

Fuera. Mantener por tres segundos.

No hay terremotos. No tiemblo.

Dentro. Mantener por tres segundos.

No estoy teniendo un ataque de pánico. Estoy por encima de eso.

Fuera. Mantener por tres segundos.

Todo está bien. Todo está bien.

Bear y Otter ven esto, como siempre lo hacen. Y como siempre, ellos no
hablan, no tratan de liberarme de esto. Sé que a Bear le mata verme así y no ser
capaz de hacer nada, pero Eddie le dijo que sería peor si trataba de intervenir en
mis ejercicios. Bear siempre ha sido mi protector y sé que le causa dolor el no ser
capaz de detener estos pequeños momentos estúpidos que tengo. Traté una vez de
explicarle que esto no es su culpa y que el hecho de que él esté aquí es todo lo que
necesito. No era muy elocuente, ya que la explicación vino al final de uno de mis
ataques. Estaba levemente histérico después de convencerme a mí mismo de que
Bear no iba a irse ese día por cualquier razón y no regresar. Él lo entendió,
inclusive si no tenía mucho sentido.

Al igual que lo entiende ahora. Él sabe que algunas veces no necesito palabras,
no necesito decirlo, sólo lo necesito cerca de mí mientras lo supero. Escucho su
silla chirriar mientras se levanta e inmediatamente esta arrodillado a mi lado,
girando mi silla hasta que estoy de cara a él. Contemplo mis manos y después fijo
mi mirada en él a través de mis pestañas. Frota su mano en mi brazo y tomo sus
dedos en mi regazo y tiro de ellos, algo que he hecho desde que puedo recordar. Se
siente más seguro ahora. Se siente como estar en casa.

— ¿Chico? —dice él suavemente.

— ¿Qué? —respondo sonando brusco. No es mi intención y me muestro


avergonzado, tratando de hacerle saber que lo siento.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Él luce como si estuviera eligiendo sus palabras cuidadosamente, por lo que, si


conocieras a papá Bear, es una hazaña por sí misma. Eso también me hace temer a
las palabras que van a salir de su boca.

—Sé, —dice él—.que Dom es tu mejor amigo y esa es una buena razón del por
qué quieres que esto sea perfecto. Pero… ¿sucede algo más? Luces un
poco…nervioso. Bueno, más de lo usual. Ha pasado un tiempo desde la última vez que
tuviste que hacer tus ejercicios. Al menos eso he visto. —No se me hace raro
cuando mira rápidamente a Otter o el sutil movimiento de cabeza que hace Otter
en respuesta.

—Estoy bien. —murmuro—. No hay nada malo. Sólo quiero que la fiesta vaya
bien para que así él se divierta. Eso es todo. —Y esa es una grandísima mentira,
pero no quiero que Bear sepa eso.

Sin embargo, no lo deja estar.

—Chico, —dice—. ¿cuál es la diferencia de este año en comparación con los


pasados?

Maldito sea.

Froto mis manos sobre mi cara, preguntándome si debería alejarme de la


mesa y dirigirme hacia fuera por un momento para despejar mi cabeza. Este
momento se ha estado aproximando más y más, y no sé si estoy preparado para
tratar con ello aún. Todos los días miro el calendario y marco cada día que pasa y
eso me recuerda que pasará y no puedo cambiarlo, no importa lo mucho que lo
intente. No importa cuánto desee poder pedirle a Dom ir sólo con…

No. No es justo para él. No puedo hacer eso. No puedo. Su vida está aquí. Él
la está construyendo en Seafare y lo seguirá haciendo inclusive cuando yo no esté.

—Es sólo…—trato de articular, pero parece insignificante e infantil. Luce por


debajo de mí el haber tenido esos miedos, que debería sentirme de esta forma.
Este no es quien soy. No es la forma en la que quiero estar. No es la manera en la
que me crie. Soy mucho más grande que esto. Soy mucho más fuerte que esto. Bear
era mejor que esto, y lo que tuvo que vivir fue más difícil que cualquier cosa que
estoy pasando. No sé nada de sacrificio. No sé nada de dolor. No como lo que él
tuvo que hacer.

Pero eso no significa que no duela.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Bear sigue esperando, y va a querer una respuesta más temprano que tarde.
Una de las promesas que hice cuando dejé de ir a terapia fue que me gustaría
hablar de estos momentos, que nos los dejaría convertirse en algo más. Me lo tomé
a broma en ese entonces, imaginando que estaba curado de mi increíble neurosis, ya
que incluso Bear parecía haberse relajado a medida que envejecía. Sin embargo,
hice la promesa. Fue la única manera en que Eddie, Otter y Bear estarían de
acuerdo en suspender las sesiones semanales.

Y había estado bien. En su mayoría.

Golpes de la pubertad. Estoy malhumorado sin ninguna razón. Estoy ansioso.


Me ha estado creciendo pelo en los lugares más raros. Mi voz se quiebra de vez en
cuando como si estuviera hecha de un cristal frágil. Mis cejas parecen querer
hacerse una sola. Y yo que esperaba dar el estirón al menos con 4 o 5 pulgadas,
pero no. Por supuesto que no. Soy pequeño, fastidioso, un enano peludo y no puedo
esperar hasta que supere esto y seguir con el resto de mi vida. Ser un adolescente
no es tan bueno como parece. No puedo esperar hasta que llegue a mediados de los
treinta.

Y él sigue esperando. Bear nunca tuvo tanta paciencia hace seis años. Esto es
tan molesto. Me pongo a pensar en gruñirle para que se vaya, pero eso empeorará
las cosas. Mis manos están tensas sobre las suyas. Él puede sentirlo. Tiene que.

Soy elocuente, entonces ¿por qué no puedo encontrar las palabras? ¿Por qué
parece como si me fuera a hacer añicos si abro la boca?

Dentro. Mantener por tres segundos.

Puedes hacerlo.

Fuera. Mantener por tres segundos.

Dile. Sólo abre tu boca y dile.

—Esto es todo, ¿sabes? —le dije en voz baja.

— ¿Qué es todo, Chico?

Dude.

— ¿Chico? —Otter pregunta—. ¿Quieres que me vaya para que así tú y Bear
puedan hablar?
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Sacudo mi cabeza de inmediato.

—No. te necesito aquí también, ¿está bien? Tú eres Otter. Te necesito tanto
como necesito a Bear. —Y eso era verdad, pero aún le echaba un rápido vistazo a
Bear, sólo para asegurarme de que no le molesta. No quiero que se moleste por algo
como esto. Sólo llegando a este punto en mi cabeza, en donde ellos son un equipo,
ellos se enfrentan a las cosas juntos. Bear es mi hermano, pero Otter es mi… ¿qué?
¿Hermano? ¿Tío?

¿Padre?

Bear no se molesta. Realmente no creí que lo hiciera, pero esa sonrisa en su


rostro aún es reconfortante. Él no cree que lo observe hacerlo, pero su mirada se
mueve rápido sobre la de Otter, y se pillan el uno al otro, sólo por un momento. Es
otra de esas miradas que tienen. No es algo de lo que estoy al tanto, el lenguaje
secreto con el cual se comunican, pero está bien. No es para mí. Significa algo para
ellos.

Otter se levanta desde su asiento a la mesa y mueve su gran cuerpo hasta


que está delante de mí. Se sienta en el piso de la cocina, sus rodillas golpean
levemente mi espinilla. Están alrededor de mí, dejándome saber que están ahí a
pequeños pasos. Es casi demasiado. Necesito que esto acabe.

—Es… —mi voz sale como un graznido. Me detengo y aclaro mi garganta. Trato
otra vez—. Esto es estúpido. Lo sé. Sigo tratando de decirme a mí mismo que no
piense así. Que todo esto es para mejor, que no importará a largo plazo. Que esto
es lo que quería, ¿verdad? Que esto es lo que quiero hacer con mi vida. Esto es por
lo que he estado trabajando. Esto es lo que todas aquellas noches han sido, aquellas
veces cuando quería ir a la cama, pero no podía porque había un trabajo pendiente o
una presentación que tenía que realizar.

Bear lucía como si quisiera hablar, pero en cambio sus labios se dispersaron
en una línea pálida. Él sabe que tengo que sacar esto de mí, como lo haría con la
bilis o el veneno, pero era difícil para él escuchar. Tengo que hacerlo mejor por él,
para no hacerle dudar de sí mismo. Esto no es por él, y no quiero que piense que me
presionó mucho. Le miro a los ojos.

—Y estoy bien con eso, papá Bear. No se trata de eso. No tiene nada que ver
con eso. Si no creíste que pudiera hacerlo, entonces no lo habría hecho. Tú tenías
fe en mí, y no quería decepcionarte.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Él hace un pequeño ruido en la parte posterior de su garganta y abre su boca


para hablar, pero la cierra otra vez y sacude su cabeza, agarrando mi mano
fuertemente.

—Entonces ¿qué está sucediendo, Chico? —Pregunta Otter, pronunciando las


palabras que su marido no puede.

—Esta es… Dios, esto es tan estúpido. Esta es la…— dilo, respira y sólo dilo—.
Esta será realmente la última vez que estaré aquí para celebrar el cumpleaños de
Dom, —digo, las palabras salen rebosando en una avalancha. Se siente como si una
presa se hubiera roto y todo saliera a borbotones—. No sé por qué me estoy
centrando en eso. No sé por qué me mantengo pensando en eso. Pero lo hago. Y no
puedo parar. Se siente como pequeños pinchazos de fuego que atraviesan mi
cerebro. Sólo cuando pienso que está hecho y acabado, se asoman una vez más.
Queman otra vez. Está todo ahí otra vez hasta que es en lo único que puedo pensar.
Y ahora sé por qué está sucediendo, no quiero que esto esté sucediendo ahora,
pero lo está. Está sucediendo. Me estoy graduando en un mes. Voy a cumplir
dieciséis años en un mes. Nos mudaremos a Nueva Hampshire dentro de cuatro
meses. Es lo que quiero. Es lo que espero. Quería ir a Dartmouth. Lo quise y lo
conseguí. Eso es en lo que me debería concentrar, eso en lo que debería de
alcanzar, pero no puedo. No me puedo jodidamente concentrar porque en todo lo
que puedo pensar es en cómo este jodido cumpleaños será la última vez que voy a
estar con él. El próximo año él cumplirá veintitrés y estará a cientos de millas de
distancia y no me puedo jodidamente concentrar.

Bear abre la boca para hablar, pero Otter lo coge del brazo y sacude la
cabeza.

Sólo respira. Eso es todo lo que necesitas hacer. De eso se trata todo. Todo
lo que necesitas hacer es respirar. Como lo dije. Eddie me enseñó que soy más
grande que mis miedos. Soy mejor que mis miedos. Mantenlo por tres segundos.
Uno. Dos. Tres. Déjalo ir por tres segundos. Uno. Dos. Tres. …

—Porque él va a estar bien, ¿verdad? —Continué, ignorando el sonido


ligeramente agudo de mi propia voz—. Va a estar bien y eso ni siquiera va a
importar. De todos modos, es demasiado viejo para alguien como yo. Sólo soy un
chico. Quiero decir, mi nombre es el Chico. Tiene otras cosas en las cuales
centrarse. Además, tiene a todos sus amigos policías y a todos sus nuevos colegas,
y ellos tienen que ser los únicos que cuiden de él ahora. Ellos tienen que ser los
únicos que cuiden su espalda. Yo soy sólo un niño. Soy sólo…—Mi aliento se detiene
T.J. Klune El Arte de la Respiración

en mi garganta, pero lo fuerzo—. Pero sólo soy un pequeño tío, ¿sabes? No hay
mucho que pueda hacer al respecto.

—Chico…, —Bear dice, pero comienza a tartamudear un poco—. Tyson, —trata


otra vez—. ¿Por qué no has sacado esto a colación antes?

Lo miro con incredulidad. ¿No ha escuchado ninguna palabra de lo que he


dicho?

— ¿Escuchas cómo sueno, Bear? ¡Es como decir puras estupideces! Por
supuesto que nunca lo había traído a colación antes. Es ridículo.

Su ceño se frunce y su mandíbula se mueve nerviosamente.

—Y recuerdo perfectamente que nos prometiste que no dejarías que las cosas
llegaran demasiado lejos. Que hablarías con nosotros antes de entrar en pánico.

—No estoy en pánico. —Murmuro, aun cuando mi corazón hace un ruido sordo
en mi pecho—. Sólo pensé…

— ¿Qué pensaste?

Miro hacia nuestras manos. Toco su pulgar, el nudillo entre mis dedos.

—Sólo pensé que podía hacerme cargo de esto.

—Eso no es parte del trato que hicimos, —me recuerda. Suena un poco
cabreado pero está tratando de contenerse. Eso me hace sentir peor, pero no sé
cómo decirle eso.

—Bear, —Otter dice tranquilamente, chocando su pierna contra mi espinilla—.


Deja que termine, ¿está bien? Lo resolveremos, pero él necesita sacarlo todo.

Papá Bear luce como si quisiera discutir y balbucear un poco, pero se da por
vencido y asiente con la cabeza. No quiero que el aleje su mano. No creo que lo
haga, pero me aferro a ella por si acaso.

—Quiero ir, —les digo. Es la verdad, aunque no sé qué tan cierto sea—.
Necesito ir.

Eso es más que la verdad. No sé si eso lo hace mejor o peor.

—Sé que es mucho pedir, arrancando de raíz todo lo que hemos vivido aquí. Si
creyera que pudiera lograr las mismas cosas en Seafare, me quedaría. No quiero
T.J. Klune El Arte de la Respiración

vivir en ningún otro lugar. Pero tengo que. Si es que voy a hacer algo por mí mismo,
tengo que. Tengo que ver de qué soy capaz. Tengo que ver qué puedo hacer,
porque, ¿Bear? ¿Otter? Yo creo… creo que puedo hacer mucho. Creo que puedo
cambiar el mundo. Creo que puedo cambiarlo para mejor. Y tengo que averiguarlo.

—Ty, sabemos que puedes hacerlo —dice Otter—. Tú lo sabes. Siempre


hemos creído en ti. Tu hermano y yo sabemos que vas a hacer grandes cosas, no
importa lo que decidas hacer.

La voz de Bear es más fuerte.

— ¿Dominic te ha dicho algo? ¿Es por eso?

Pongo mis ojos en blanco.

— ¿De verdad? ¿Qué cosa acerca de él te ha hecho pensar que sea mezquino?
Está en el equipo hurra hurra-Tyson como todos los demás. No diría una maldita
cosa. —Y no lo haría. De hecho, Dom ha estado presionándome más que nadie
acerca de mi futuro, diciéndome que necesito hacer algo de mí, que necesito
convertirme en alguien como él no lo hizo. Trato de decirle que por supuesto que es
alguien, porque es alguien para mí, pero sigue insistiendo con ello. Casi duele
escuchar, incluso si tiene buenas intenciones.

— ¿Por qué es eso tan malo? —pregunta Otter, leyendo entre mis palabras.

Me esfuerzo por encontrar las palabras correctas otra vez.

—Porque… él es… Mira, Bear, has estado conmigo mi vida entera. Otter casi
siempre. Y Creed y Anna y… La señora Paquinn. —Oh, cómo desearía que estuvieras
aquí ahora mismo—. Es todo lo mismo. Pero… Dom… él no ha estado aquí todo el
tiempo. Yo… sólo sé que no he acabado con él. Tiene que haber algo más que decir.
Él tiene que mostrarme… —Las lágrimas comenzaron a quemar mis ojos y no pude
terminar.

—Quieres que te diga que te quedes, —dice Bear, teniendo uno de esos
destellos de intuición que sólo él puede hacer conmigo. Dom tal vez es mi mejor
amigo y el único al que quiero contarle mis secretos. Otter tal vez es el padre que
nunca tuve. Pero es mi hermano quién me conoce mejor que nadie en el mundo. Tal
vez por eso estoy tan desesperado por tenerlo cerca de mí en este momento. Lo
necesito para escuchar y decir las cosas que yo no podré, incluso si no puedo
afrontarlas completamente.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—No, —digo, pensando que es una mentira—. No lo sé. Soy todo lo que tiene.
¿Qué va hacer sin mí? ¿Quién va a recordarle que coma? ¿Quién va a decirle que su
ropa no combina cuando trata de usar rayas y cuadros al mismo tiempo? ¿Quién va
a recordarle que su recibo del teléfono está por vencerse?

Bear y Otter intercambian una de esas miradas exasperantes, y que no sé qué


significa.

—Chico…Ty, no puedes tomar una decisión de tu futuro basado en tu amigo—


dice Bear, y por un instante, por un mínimo momento, lo odié por sus palabras—.
Nunca llegarás a ningún lugar en la vida así.

Mis ojos se cierran de golpe.

—Tú tomas decisiones basadas en Otter todo el tiempo.

Él sacude la cabeza. —Eso es diferente y lo sabes.

—¿Cómo? ¿Cómo es esto diferente?

—Otter es mi marido, Chico. Él es más que sólo mi amigo.

— ¡Eso no es justo! Tal vez Dom es… —más para mí también, casi lo dije, pero
me detuve, aterrado de las palabras justo cuando trataban de desbordarse desde
mi boca. No puedo mirar esto ahora. No puedo. No con todo lo demás sucediendo—
Tal vez Dom es muy importante para mí. —termino sin convicción, no viendo a
ninguno de ellos, temiendo lo que pudieran ver en mis ojos.

—Sabemos que lo es, —dice Otter—. Él es importante para nosotros también.


Es parte de esta familia tanto como los otros. Tú sabes eso. Pero Bear tiene razón.
No puedes decidir tu futuro entero basándote en las acciones de otra persona,
especialmente si esa persona quiere lo mismo para ti que otras personas también
quieren, incluyéndote a ti. Y Bear, Ty también tiene razón. Nosotros no siempre
fuimos así. No fuimos siempre una pareja, pero sin embargo tomamos decisiones
teniéndonos mutuamente en mente, no importando que tan inconscientes éramos.

—Eso es diferente, —Bear insiste—. Tú y yo…nosotros…eso no va a pasar con


Dom y ty. Ellos no van a terminar como nosotros.

Eso lastimo y no sé por qué.

Él suspiro.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Mira. Tal vez estamos yendo muy rápido con esto. Tal vez Ty aún no está
listo para ir a la universidad. Siempre podemos solicitar una prórroga y quedarnos
otro año y puede ir a la escuela comunitaria o al U de O . Carajo, puede hacer algún
tipo de pasantía u obtener un trabajo volteando hamburguesas. —Me mira—. Chico,
nosotros podemos hacer lo que tú quieras hacer, ¿está bien? No soy muy bueno en
todo este asunto de la crianza, y parece como si todo lo que he pensado es lo que
quiero para ti. No lo que tú quieres. No completamente.

—Lo has hecho bien, —le digo bruscamente—, mejor que nadie alguna vez.

Él sonríe, aunque tienen una curva melancólica que quiero borrar.

—Y tú estás creciendo. Eres simplemente…un día vas a ser este… hombre…


este gran hombre, y sé que no entenderé que el tiempo se ha ido. —Aprieta mi
mano—. Y sólo quiero hacer las cosas bien por ti, ¿entiendes? Quiero ser capaz de
hacer lo que necesitas, para estar bien.

¿Puedes ver que te necesito para tomar la decisión? No puedes dejarme con
una elección, Bear. No puedes. Sólo no puedes, porque no sé qué voy a elegir. Estoy
asustado de lo que voy a elegir. Te necesito para elegir, y podría estar resentido
contigo por eso, e incluso podría odiarte por un tiempo, pero tú eres mi hermano
mayor y te necesito para elegir por mí.

—Está bien. —y es todo lo que digo.

—Pero esto no es algo que pueda esperar, Chico. —Me advierte—. Si decides
quedarte aquí, entonces necesitas tomar una decisión rápido. Tendremos que darle
a Darmouth tanto tiempo como sea posible. No creo que eso sea un problema,
teniendo en cuenta lo mucho que ellos estaban babeando por ti, pero no quiero
arriesgarme. También necesitaré ver si puedo volver a tener mi contrato con el
distrito escolar aquí y revocar el que tengo en Nueva Hampshire.

—Y holgazanearé y no haré nada, como siempre hago. —Otter dice con esa
sonrisa torcida en su rostro.

— ¿Harían eso por mí, chicos? —pregunto con una pequeña voz, sintiéndome
como un idiota que esta aun sobre la mesa.

—Haría cualquier cosa por ti, —Bear dice, repentinamente violento, con ese
resplandor que de vez en cuando aparece en su mirada cuando habla acerca de mi u
Otter. —. Sabes eso. Y hasta que cumplas dieciocho, todas estas decisiones serán
T.J. Klune El Arte de la Respiración

tomadas por todos nosotros. Juntos. Después de eso… bueno… —mira hacia otro
lado—. Veremos qué pasa después de eso.

Y es como si tuviera nueve otra vez, es como si todo lo que soy se resume en
el Chico otra vez, otra vez un Chico sabelotodo-muy-inteligente-para-mi-propio-
bien. Me lanzo hacia él y me coge, y balbuceo algo en su oído que no tiene sentido,
pero él entiende de cualquier forma y me mantiene cerca.

—Estás un poco tranquilo —Dom emite un ruido sordo, mirando sobre el


asiento del conductor mientras avanzamos hacia la Monstruosidad Verde.

—Cuando estás tranquilo, me asusta, porque usualmente quiere decir que


estás planeando algo y yo iré a parar a la cárcel otra vez.

Yo resoplo.

—Deberías de haber visto la pinta de tu cara cuando lancé pintura roja al


guardia de seguridad de la boutique. Estabas muy chistoso.

—Aún estaba tratando de sobreponerme del hecho de que me dijiste que


sería una reunión de protesta pacífica, pero entonces lanzaste ese globo de pintura
y gritaste ‘’la piel es muerte’’ a todo pulmón.

—Oye, al menos ahí fue cuando decidiste con certeza que querías ser poli. Las
celdas de la cárcel aparentemente ofrecen perspectivas únicas. De nada. —Trato
de mantener cualquier rastro de amargura de mi voz acerca de su profesión.
Exactamente no hemos estado de acuerdo en eso. No es que me debería de haber
escuchado, de todos modos.

—Excepto por el hecho de que nos sentamos a lado de una prostituta travesti
llamada Diamondique por tres horas, seguro. ¡Fue una pasada!

Suspiro, casi conforme. Casi.

—Ah, los viejos tiempos.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Dom alcanza y da un suavemente un golpecito detrás de mi cabeza con su gran


mano.

—Por ti, tal vez. Bear y Otter no lo creyeron tanto cuando fijaron nuestra
fianza.

— ¿Por qué crees que le marqué primero a Anna? Se sintió bien el poder decir
que quería conseguir a mi abogado por teléfono y aparece. Ella fue con toda su
intensidad por todos ellos. Todo el mundo tenía miedo de ella.

—Mientras todos con el llanto de un niño de dos años. —Dom señala.

—JJ no fue un campista feliz, —coincido, deseando repentinamente que el


evocar viejos recuerdos hubiera terminado, aunque el hijo de Creed y Anna es el
chico más genial en el planeta. Se siente un poco crudo. Le echo un vistazo a Dom a
escondidas, llevándolo dentro, tratando de ver si sólo su presencia será suficiente
para ayudar a decidirme. No le había dicho aun de lo que hablamos en la
Monstruosidad Verde hace algunos días, soló porque no quiero que sepa que puede
influenciarme de alguna manera. Bear tiene razón en una cosa: no debería permitir
que está persona sea el factor decisivo en mi futuro.

Lo malo es que ya se siente como si todo depende de él.

Dom aun es Dom, y creo que siempre lo será. Él sigue siendo tranquilo; su voz
todavía es un estruendo, roto desde hace todos esos años cuando su padre asesinó
a su madre enfrente de él. Me contó esa historia cuando yo tenía trece, después le
grité casi por una hora consecutiva debido a su decisión de unirse al Departamento
de Policía de Seafare. No podía hacerme a la idea de que él podía salir lastimado,
que se expondría al peligro todos los días y tendría que preguntar y preocupar
hasta que me llamara para poder sentirme cómodo. Pero ¿Cuándo finalmente me
contó la única cosa que me había ocultado? ¿Lo qué había hecho para tratar de
salvar a su madre? No pude estar más enojado. Sólo no pude, especialmente cuando
me dijo que solo quería proteger a otros para que así esto no les sucediera a otros
niños como él. Me trepé a su regazo y lloré contra su hombro. Lloré por él, si, y
para mostrarle que entendí, pero más por el dolor que tenía. Sólo Dom podía tomar
algo tan horrible y convertirlo en algo positivo. Lo recuerdo secando las lágrimas
antes de ahuecar mi rostro y decir:

— ¿Entonces lo entiendes? ¿Ves por qué necesito hacer esto?

Asentí, incluso aunque deseaba que no lo necesitara para nada.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

—No lo podré hacer, Tyson. No si no tengo tu bendición.

Y ahí supe lo que quería decir, y me hizo sentirme enfermo del estómago el
saber que tenía mucho poder sobre él, que estaba dispuesto a alterar el curso de
su futuro entero solo porque estaba asustado. No podía hacerle eso. No lo haría.
Así que aunque mi corazón sufriera por eso, le dije que por supuesto lo apoyaría.
Por supuesto entendí. Fue una de las pocas veces que le he mentido.

Pero está bien en su trabajo, y luce bien en él. Dom siguió creciendo. Y crece.
Y crece.

Ahora, con veintidós años, está unas pulgadas por encima de Otter, tanto en
altura como en anchura. Es un gigante y puede ser intimidante como el infierno,
tanto dentro y fuera del trabajo, aunque esa intimidación no funciona en mí. No es
como si se tratara de una fachada, es sólo que puedo ver el Dominic a través de
todo ese acero y determinación. Le dije una vez que puede ser un tipo duro todo lo
que quiera, siempre y cuando no lo sea conmigo, porque me burlaré de él
repetidamente en su cara. Me gruñó diciendo que había detenido a personas por
menos. Le recordé que, en ese momento, sólo sería un poli por, algo así de, seis
horas y que necesitaba bajarse de su pedestal pues la caída podría ser dura.
Entonces me dijo que cuando consiguiera mi licencia, iba a detenerme en cualquier
oportunidad que tuviera, sólo porque podía. Por supuesto, en ese punto no sabíamos
que probablemente no estaría alrededor de él cuando fuera capaz de manejar.

—Sigues estando tranquilo, —dice, tocando mi brazo—¿Todo está bien?

No. Nada está bien.

—Está bien, —digo—. Sólo un poco estresado, supongo. —me encojo de


hombros—. Ya sabes, el futuro.

— ¿Aún no sabes si eres el estudiante con las calificaciones más altas? O


¿sólo es un resultado inevitable?

Sonrió, tratando de ser modesto, aunque sale como alardeo.

—Aún no han dicho, aunque parece que lo seré. Infierno, es una gran
publicidad para la escuela ―alguien de mi edad graduándose con un promedio
general de 4.3 . Pensar en todas las donaciones que pescaran por ahora.

—Entonces está el hecho de que entraste a una escuela de la Ivy League. —


señala Dom.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Sip. Eso es. —miro hacía la ventana.

Casi estábamos en la Monstruosidad Verde.

— ¿Tyson?

—¿Si?

—Sabes que estoy orgulloso de ti, ¿verdad?

Muerdo mi labio inferior, tratando de mantenerme bajo control. Si sólo


supiera lo difícil que es escuchar eso. No es como si no lo sé. Lo hago. Sólo que no
nos decimos cosas como esas, no generalmente. Los temas trillados no nos van.

Pero incluso no puedo pasar por alto el fuego que se enciende en mi vientre
por sus palabras.

—Sí, —digo—. Lo sé.

Él se detuvo en el bordillo en la Monstruosidad Verde. Bueno. Parece como


que nadie está en la casa. La casa debería estar llena de gente ahora, esperando.
Estoy a punto de abrir la puerta del carro cuando me alcanza y agarra mi mano,
deteniéndome. Miro fijamente mis dedos en la manilla. Espero.

—Tyson, —dijo.

— ¿Qué?

—No me has mirado desde que te recogí.

—Lo he hecho. —Sueno petulante. A la defensiva.

—No lo has hecho. —me gruñe—. He estado esperando.

— ¿Para qué?

—Para que me veas. ¿Qué está pasando?

Todo.

—Nada, —digo—. No es…

— ¿No es qué?

Maldita sea.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—No es nada. —Me volteo a verlo y le muestro una sonrisa, tratando de que
sea tan brillante como es humanamente posible. Tratando de hacerlo para así no
haya más peguntas. No más palabras. Casi funciona, porque puedo ver que la manía
de sus labios mientras comienza a responder, al igual que sé que lo hará. Le sonrío
de esta manera, y sonríe de vuelta. Es como somos. Es como funcionamos.

Pero esto comienza a venirse abajo. Comienza a desvanecerse. La sonrisa que


estoy esperando se desliza hacia atrás en un fruncimiento de ceño. Ahora es
incómodo, para mí y para él, sentados aquí mirándonos uno al otro fijamente como
si tuviéramos todo el tiempo del mundo. ¿Y no sucede algo entonces? ¿No siento
una punzada en mi pecho, un paro en mi corazón? Mis manos estarían temblando si
no estuvieran firmemente alrededor de la manilla. Mis rodillas estarían saltando si
no me estuviera concentrando tan fuerte en mantenerlas quietas.

Sus ojos son tan azules. Necesita un corte de pelo, tal vez en una o dos
semanas. Tendré que recordárselo. Tiene una pequeña cicatriz, justo a la izquierda
y por debajo de su labio inferior. No recuerda cómo se la hizo, sólo que está ahí.
Otra vez me pregunto si vino desde aquella noche, aquella noche en la que él grito y
no pudo parar de gritar hasta que su voz se rompió por la mitad.

—Tyson, —respira. Mi nombre en sus labios es como una revelación, y quiero


romper. Quiero hacer añicos. Quiero decirle cosas que incluso no puedo admitir
para mí mismo.

— ¿Qué? —gruño.

—Sabes que te quiero, ¿verdad? —Su mirada busca la mía.

—Sip, —porque lo hago. Lo he sabido desde el principio. Es inevitable—,


nuestra palabra del día, la palabra de nuestra amistad.

— ¿Y me dirías si algo fue mal?

—Yo no… —sacudo mi cabeza—. Somos mejores amigos, ¿correcto?

—Correcto. —Sin vacilación. Sin apartar la mirada—Como hermanos.

Ignoro esa parte.

— ¿Y confías en mí?

—Siempre.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Entonces necesito que confíes en mí ahora. —digo, atrapándolo, aunque no


quiera.

Él lo sabe. Sus ojos se estrechan.

—Eso no es como esto funciona.

Asiento. Aunque me cuesta. Mis manos comienzan a temblar.

—Estoy bien. Oye, déjame ir a prepárame así podemos salir a cenar fuera,
cumpleañero. No queremos perdernos el que te conviertas en un anciano estando
sentados en tu carro toda la noche. Aunque eso suena bien para mí. Totalmente.
Cada parte.

No me detiene cuando abro la puerta del carro esta vez. Tomo un profundo
respiro, la sal en el aire es más densa de lo normal. Escucho el graznido de las
gaviotas, el sonido normal del tráfico en la calle. En algún lugar, alguien ríe. Es
normal. Es lo mismo.

No lo detengo cuando pone su brazo alrededor de mis hombros mientras nos


acercamos a los escalones. No lo detengo cuando me mantiene cerca. Pongo un pie
enfrente del otro e ignoro como huele. Su agarre/apretón en mi hombro me dice
que no hemos terminado de hablar. Tal vez esto puede esperar. Tal vez puede
esperar para siempre. Tal vez podemos cambiar de opinión. Tal vez sólo podemos
volver al coche y conducir lejos e ir a algún otro lugar en donde yo pueda ser un
chico de casi dieciséis años sin ningunas expectativas recayendo sobre mí, y él
puede ser quien sea que quiera ser, y estar solo él y yo. Será los dos contra el
mundo, y haremos trizas y forjaremos nuestro propio sitio. Las cosas están
comenzando a desintegrarse dentro de mí, y lo necesito para saber la opción que he
dado. Lo necesito para decidirme.

Lo necesito para decirme que me quede. Para nunca irme de su lado.

Levanto la mirada hacia él y baja la vista hacia mí, y por primera vez en todos
estos años que lo he conocido, ese extraña punzada en mi corazón se convierte en
algo más, algo mucho más que ruge en mis oídos. Me golpea como un mazo en el
pecho, y sólo un pensamiento real viene a mi mente ya que me doy cuenta que esto
enamorado de mi mejor amigo: Bear se va a cagar encima cuando se entere de esto.
Es imposible. No puede ser así. No se suponía que fuera así.

Pero es inevitable.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Abro mi boca para decirle todo a Dom porque no puedo guardarlo para mí.
Sólo no puedo. En ese momento, él abre la puerta de la Monstruosidad Verde.

— ¡Sorpresa! — todo el mundo grita.

Sorpresa. Sorpresa. Sorpresa.

—Me recuerdas de la fiesta que teníamos para ti, —me dice Creed horas
después—. ¿Recuerdas ese castillo inflable que teníamos en el patio trasero?

—Urgh. No me lo recuerdes. Bear y Otter querían conseguir uno para la


fiesta de Dom en broma, pero pienso que ellos son extrañamente fetichistas con lo
relacionado con los castillos inflables. No creo que los invitados hubieran apreciado
el show.

Anna dio una risa asfixiante desde su lugar a lado de su marido.

—Eso es algo con lo cual me podría haber ido completamente sin saberlo. —
Arruga su frente—. Espera, ¿Qué no Bear y yo seguíamos saliendo cuando esa
fiesta ocurrió?

—No se le permite estar celosa por algo como eso, —dice Creed,
pretendiendo parecer herido—. Además, sabes que nada pasó entre ellos en aquel
entonces. Por lo menos en ese momento.

—Excepto la parte en la que se enamoraron uno del otro.

—Bueno, piénsalo de esta manera, —dijo él—. Canjeaste a un gay y obtuviste


un enorme jodido semental viejo. Mejoraste, bebé.

— ¿Papi? ¿Qué es jodido? —pregunta JJ, apareciendo a su lado. Como la


mayoría de los niños de cinco años, él luce un poco pegajoso, tiene manchas de
zumo, pastel y tierra sobre él. El hecho de que sea la viva imagen de su papá y su
tío hace el efecto un poco más divertido.

—Es lo que tengo que hacer para tu madre, —le dice, sonriendo.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

— ¡Creed! —Anna le golpea el brazo antes de inclinarse, lamiendo su pulgar, y


limpiando la cara de su hijo—. Tu papi está en graves problemas. —le dice a JJ—.
Va a estar castigado después, al igual que lo estarás tú si alguna vez te escucho
decir esa palabra. No decimos esa palabra en voz alta, ¿verdad Creed?

—Ehh. Cierto. Nunca, nunca decir jodido. Ni pelotas.

JJ asiente.

—Vale. No diré jodidas bolas.

—Te amo, tío, —dice Creed, la adoración clara en su voz. Rio hasta que Anna
me lanza una mirada asesina. JJ se ríe a carcajadas y choca esos cincos con su
papá antes de que se dirija a un grupo de chiquillos encabezada por Bear y Otter.

—Ya saben, —les digo—. Ustedes chicos maldijeron alrededor de mí tanto


cuando tenía su edad, y me resulto bien.

Creed me mira de arriba hacia abajo.

—Define ‘’bien’’.

—Puedo vestirme y alimentarme a mí mismo y caminar sin caerme. La mayoría


del tiempo.

—Sin embargo, ―lo dice en voz baja, de manera que su distraída esposa no lo
escuche. Anna tiene el control de su versión de la casa de los Thompson, eso es
seguro. A Creed le gusta fingir que aún tiene sus bolas, pero estoy muy seguro de
que eso cambio en el momento en que él le pidió a Anna matrimonio el año pasado.
Les pregunte una vez por qué habían esperado tanto. Anna dijo que estaba
pensando cuidadosamente todas sus opciones para estar segura. Pienso que fue
gracioso. Creed no.

Miramos como Bear y Otter lidiaban con un grupo de niños en algunos juegos
que no puedo entender completamente. Bear parece que está haciendo mímica de
un vaso o un rinoceronte con un trastorno de la piel, y Otter está saltando como si
estuviera emocionado con el estado de Bear como una taza o un raro rinoceronte.
Los niños alrededor de ellos se mueren de la risa, y JJ se abre camino hacia ellos y
brinca a los brazos de Otter, gritando.

—¡Tío O! ¡Tío O! —Otter ríe y le da vueltas y vueltas y vueltas.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

— ¿Ellos han hablado algo acerca de la adopción? —Anna me pregunta, una


mirada de cariño mientras mira nuestra familia.

Me encojo de hombros.

—Un poco. Sin embargo, no sé si ya están listos o no. moverse por el país está
tomando la mayor parte de su tiempo, y no creo que Bear este muy listo. Y sabes
tan bien como yo que Otter no lo presionará.

—Eso no es quien él es. —ella murmura, sonriéndole a JJ que trata de


subirse a Otter como si fuera un árbol—. Bear lo conseguirá.

—Lo hará por Otter. —Dice Creed, envolviendo los hombros de Anna con su
brazo—. Aun si no lo puede hacer por el mismo, lo hará por él.

Creed tiene razón. Él lo hará. Bear sacrificaría cualquier cosa para hacer
feliz a Otter, incluso si eso significa ir en contra de lo que quiere para sí mismo.
Pero me da la sensación de que Bear se centrara ahora más en el pequeño niño que
ahora descansa en los hombros de Otter que en Otter. Hay una extraña mirada en
su cara, una que no puedo entender. Se ha ido antes de que pueda descifrarlo, y
mira hacia los otros niños que revolotean alrededor de sus piernas gritando
alegremente.

Miro alrededor de la fiesta, saludando con la mano a Alicia y Jerry Thompson


(los padres de Creed y Otter), quienes están sentados hablando con el Trió de la
Custodia Eddie, Erica y Georgia (los trabajadores sociales) todos los cuales se han
convertido de cierta manera en parte de nosotros. Ellos devuelven el saludo,
sonriendo. Hay gente del Departamento de Policía de Seafare, todos reunidos,
riendo y bebiendo cerveza. Hay gente de la faculta donde Bear enseña, amigos del
estudio de fotografía de Otter. Los vecinos se relacionan en todas partes, y por un
momento, finjo que la Sra. P está allí también, parada a lado de mí, diciéndome que
está muy segura que quiere tener relaciones con el jefe de policía, pero sin decirle
a su marido, Dios lo ame, porque probablemente nos escucha a escondidas en este
mismísimo segundo, como suele hacer. Me recuerdo a mí mismo ir a verla, ya que ha
pasado un tiempo desde que he estado en su tumba. Fue muy difícil al principio y
durante mucho tiempo, me mantuve alejado. Se ha hecho más fácil y sé que le gusta
cuando llevo flores. Tengo mucho que decirle. Quizás puedo decirle acerca…

— ¿Dónde está Dom? —pregunto. No lo he visto desde hace rato, y no parece


que esté en el patio trasero.

—Oh, —dice Creed—. Él fue afuera hace un momento con Sta— ¡oof!
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Volteo a verle, preguntándome de qué demonios se trata. Creed está


frotando su cara y Anna lo fulmina con la mirada, retirando su codo.

—Creo que el estará afuera por un momento, —Anna me dice—. ¿Por qué no
vamos por algo que para comer? Tú puedes ayudarme con JJ. Él quiere volverse
vegetariano al igual que su tío Ty.

Los adultos son tan jodidamente raros. Quiero encontrar a Dom, tal vez para
darle su regalo cuando se trata de nosotros dos. Estoy un poco avergonzado por
ello, para ser honesto, y no sé si le gustará, pero fue lo primero que pensé, y es lo
único que me dejó sorprendido.

—Seguro, —digo cuando miro hacia la Monstruosidad Verde. Le encontraré en


un minuto.

Un minuto se convierte en diez, pero tan pronto como Anna se distrae,


poniendo sus ojos en blanco ya que JJ se niega a comer la hamburguesa que ella
hizo para él (‘’ ¡Tío Ty dijo que está hecha con hormonas que me harán encoger!
¡Jodidas bolas!’’), me mezclo silenciosamente entre la multitud, me detengo en la
mesa de los regalos, apilada con regalos. Agarro el paquete cuadrado que está mal
envuelto (Entiendo que las matemáticas son lo mío, con ángulos y todo, pero
envolver regalos no es exactamente mi fuerte; creo que tal vez he usado el
suministro mundial de cinta scotch para envolver un regalo del tamaño de un libro)
antes de dirigirme hacia la casa.

Y es aquí en estos últimos pasos antes de llegar a la puerta mosquitera que mi


decisión está hecha. Es en estos últimos pasos que tomo no puedo imaginarme a mí
mismo estando lejos de él, no por cualquier tramo de tiempo. Es en estos últimos
pasos que sé que le diré a Bear que quiero quedarme aquí por otro año, sólo para
encontrar mi dirección. Y mientras esto es verdad, la verdadera razón por la cual
me quedaré es debido a Dom. La verdadera razón por la que me quedaré es para
asegurarme de que Dom sabe lo que siento por él. Tendré un año entero para
convencerle de que el me pertenece, que no soy sólo un chico que se ha seguido a su
lado por los pasados seis años. Lo convenceré que a donde él va, yo voy. Si quiere
quedarse en Seafare por siempre, entonces yo también. No necesito ir a la escuela.
No necesito nada de eso. Sólo le necesito a él. Cuando le diga, la expresión de alivio
en su cara será algo tan palpable que preguntaré por qué nunca fue realmente una
opción en absoluto. No puedo pensar en las reacciones de Bear y Otter. No puedo
pensar en su decepción porque lo superaran. Ellos estarán bien. Entenderán. Lo
sabrán porque tienen que saber. Tienen que entender.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Una pequeña voz dentro me dice que estoy siendo tonto., que no puedo tomar
decisiones que afectaran el resto de mi vida sólo porque de alguna manera me he
convencido a mí mismo que estoy enamorado de mi mejor amigo. Lamentarás este
momento, dice, porque sería una tontería pensar que algo como esto podría durar,
que sentimientos como esto, tan brillante y nuevo y ridículo, nunca podrán ser
devueltos. Tienes quince años, dice. ¿Qué querría él con un chico? Porque eso es lo
que tú eres. Ese es tu nombre. Así es como todos te llaman y eso es lo que siempre
serás. El Chico.

Excepto que nunca me ha llamado así. Siempre he sido Tyson para él, nada
más, nada menos.

Sonrió cuando abro la puerta de cristal corrediza. Veo a algunas personas


dentro en la cocina, pero no a Dom. Pienso en llamarle, pero no puedo confiar en que
mi voz no salga rota. Mi garganta quema y mi corazón corre. Casi dejo caer el
regalo que estoy llevando porque mis manos están muy húmedas. Estoy nervioso,
más que nervioso, pero es un buen sentimiento, un extraño sentimiento. Como
anticipación. Como esperanza. Como significar algo. Como significar todo.

Pequeño niño tonto, dice, hace unos días, no era así. Hace algunos días, la
escuela era un lugar distante y mágico. Que siempre serian amigos y hablarían
todos los días por el teléfono y todo estaría bien porque tú irías a cambiar el
mundo. Ibas a ser algo. ¡Mírate ahora! Oh, tan como tu hermano. ¿Qué ha
cambiado? ¿Cómo puede significar algo? ¿Qué son unos pocos días?

Unos días antes, no tenía elección.

Él no está en la sala de estar, y no escucho el crujido del piso encima de mí,


así que no creo que esté arriba. ¿Qué está haciendo? ¿Esto es un juego? ¿No
quiere que lo encuentre?

Una risita, alta y femenina, cerca del pasillo de atrás.

Un bajo murmuro que lo reconocería donde sea.

Sonrió y doblo la esquina.

Y alto.

Dom está ahí. Al final del pasillo. Cerca de la habitación de invitados.

Él no está solo.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Stacey. Una cosita rubia. La he cocido hace tiempo. Bear nos presentó. Una
profesora, como él. Le gusta hablar con Dom. Le gusta hablar mucho con él. Le
gusta…

Él se aprieta contra ella, la espalda de ella contra la pared. Ella suelta una
sonrisita otra vez. La gran mano de él está en su pelo. Ella está sonriéndole
mientras él le murmura algo a ella que no puedo entender. Él le sonríe. La misma
sonrisa que me da. Entonces se inclina cerca. Muy cerca. Ella se levanta de
puntillas. Se besan. Es profundo. Los brazos de ella rodean su cuello, y yo…

Yo.

Dentro. Mantener por tres segundos.

Por supuesto, me murmura. Por supuesto.

Fuera. Mantener por tres segundos.

Sus labios se mueven sobre los de ella., y la escucho suspirar.

Dentro. Oh, Dios. Dentro. Por favor adentro. Solo otra inhalación. Por favor.

Dentro. Simplemente jodidamente adentro.

La tierra empieza a temblar debajo de mis pies. Sube a mi corazón. A mi


cabeza.

Ella lo empuja y entierra la cara en su cuello, otra risa tímida. Es aguda. Es


adorable. Es hermosa, como campanas. Puedo ver el rubor en sus mejillas.

Terremoto. No, por favor. Oh no. Oh. Oh. Por favor.

No puedo respirar. No puedo.

— ¿Chico? —dice Stacey, mirando un poco sorprendida. —. No te vimos ahí.

La cabeza de Dom salta hacia arriba. Da un paso rápido hacia atrás.

— ¿Ty? —pregunta, su voz baja. Sus labios están hinchados. Se los lame como
si persiguiera el sabor de ella.

—Yo no… —digo—. Yo no quería...

Él da un paso hacia mí.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Yo doy un paso atrás.

—Yo no quería interrumpir, —tartamudeo—. Yo sólo….

Yo sólo venía a decirte que te amo. Sólo venía a decirte que me quedaré. Sólo
vine a…

El suelo se mueve otra vez.

Stacey está avergonzada. Quiero odiarla. Debería odiarla. Pero no puedo. Aún
no. tal vez después, ahora mismo no puedo. Ella se desvanece, y es como si
desapareciera y él fuera todo lo que veo.

Algunos destellos cruzan su cara, algo oscuro que no puedo deducir, y él da un


paso hacia mí. Y después otro. Y después otro y no me puedo mover. No puedo
moverme y él está enfrente de mí y es tan grande. Es tan grande y llena el mundo
hasta que todo lo demás se ha ido, como si no fuera más que un sueño. Está casi
junto a mí y no sé qué voy hacer cuando me alcance. Al igual que una gran mano
suya, la misma que estuvo en el pelo de ella, la estira hacia mí, coloco mi mano hacia
arriba, colocando el regalo en sus dedos.

—Sólo quería darte tu regalo, —digo, sin mirarlo—. No es mucho, realmente


no es nada. Probablemente lo odiaras. Lo siento. No pude conseguir algo más. Si no
lo quieres. No es nada. No es nada.

—Ty, —dice, tocando mis dedos con los suyos—. Estoy seguro de que es
maravilloso.

Oh, como tiemblo.

—Sí, —digo.

—Eso es tan dulce, —dice Stacey, con una sonrisa. Se acerca al otro lado de
Dominic y pone su mano en su brazo. Él se encoge, pero ella no se da cuenta—. ¿Por
qué no lo abres?

—A lo mejor deberíamos estar Ty y yo

—No, —digo—. Es genial. Está bien.

Garras en mi garganta. Una prensa de tornillo alrededor de mi corazón. Mi


respiración suena como si silbara desde mi garganta. ¿Pueden oírlo? ¿Pueden oír
todo?
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Él remueve a través de la cinta y la rompe. El papel se arruga, pequeños


hombres de nieve azules porque no pude encontrar otro papel envoltorio. Debí de
haber buscado más duro. Debería de haberlo hecho mejor.

Este cae al suelo.

— ¡Oh! —dice Stacey, sonando encantada―. ¡Es un marco digital de fotos!


Siempre he pensado que estas cosas eran geniales. —Ella está tratando. Suena
como si estuviera tratando. Quizá muy fuerte.

—Ti-tienes que p-presionar el b-b-b— ¡respira, maldición!—. El botón.

Hace clic en el botón de alado. Suena como una explosión de escopeta.

Y entonces nuestras vidas aparecen poco a poco. Foto por foto. Fotograma
por fotograma. Cuenta una historia. Él y yo. Cada año desde que tenía nueve. Todas
las vacaciones. Cada cumpleaños. Cada celebración. Los días buenos y malos. Cuenta
nuestra historia y es secuencial, comenzando desde el principio, desde ese día
cuando él me dijo que nuestra amistad era inevitable, solo pocas semanas antes,
cuando me quede dormido y él me llevo por las escaleras hasta mi cama andes de
irse a casa.

Está allí. Todo está allí. Es una carta de amor, aunque no sabía cuándo la hice.
Cualquiera puede ver que es una carta de amor. Es tan obvio. Es tan trivial. Es tan
incómodo. No es nada. No puede ser algo. Él no puede saber. No quiero que sepa.
No puedo dejar que sepa.

—Ty, —dice, su voz sale estrangulada—. Esto es….

Pienso acerca de arrancárselo de las manos y lanzarlo al piso, pero no puedo.


En cambio me encojo de hombros, dando un paso atrás.

—No es nada. Estaba barato. —Cuesta todo lo que he ahorrado—.Tenía unas


horas, así que lo hice. —me tomó semanas. — Así que no te preocupes por ello. —Por
favor desaparece. Por favor desaparece porque no puedo soportar ver esa mirada
en tu cara.

Porque esa mirada está rompiendo mi corazón. Sus ojos están brillantes. Está
mordiendo su labio inferior. Luce como si está tratando de contenerse.

— ¿Stacey? —dice con su voz ronca—. ¿Puedes darnos un minuto a Ty y a mí?

Ella mira entre nosotros, confundida, pero asiente.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

—No, —digo rápidamente—. no hay necesidad. Sólo es un regalo, Dom. Jesús,


no es la gran cosa. Oye, ¿por qué no vamos afuera y conseguimos algo de comida?

Me volteo y comienzo a alejarme.

—Tyson, —su voz es como un latigazo de advertencia.

Miro sobre mi hombro, pero no me detengo.

—Estoy ha-hambriento. No quiero que se acaben toda la comida, ¿sabes?

Ellos me siguen dentro de la cocina. Dom sigue tratando de atraer mi


atención. Me alcanza., pero pretendo no verlo y lo eludo detrás de las personas.
Abro la puerta corrediza de cristal y camino afuera.

— ¡Ty! —me llama desde algún lugar detrás de mí.

— ¡Ve a conseguir un asiento! —Le respondo—. Nos conseguiré algo para


comer.

— ¿Puedes conseguirme una hamburguesa vegetariana? —Stacey pregunta.

—Por supuesto. Ahora viene. No te preocupes, Dom. Sé cuánto te gusta eso,


así que no necesitas decirme. —Las palabras son amargas, pero no el tono. No miro
atrás para ver si me estás siguiendo aún. Atravieso por la multitud de personas.
Algunos me llaman. Estrecho manos. Mi espalda es palmeada. Mi pelo es agitado. No
sé cómo todos pueden estar tan quietos cuando todo está temblando. No sé cómo
pueden estar tan calmados.

— ¿Ty?

Joder.

Otter me detiene, una mano en mi hombro.

— ¿Qué estás haciendo?

Finjo mi semblante y espero que no se agriete.

—Sólo olvide algo en el carro de Dom, —digo, incluso finjo la voz. No


tartamudeo. No tartamudeo.

—Mírame, —dice, una orden tranquila.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Lo hago. Es Otter, así que lo hago.

— ¿Estás bien? —pregunta lentamente.

—Oh, ¡seguro! Estoy bien. Sólo no quiero olvidar mi mierda, ¿sabes? Hacer
volver a Dom todo el camino hasta aquí.

—Él vive derecho calle abajo, Chico. ¿Es eso importante? Vamos a ir a hacer
la tarta en un rato. Tenía la esperanza de tener algo de ayuda. Este es tu
espectáculo, después de todo.

—Oye, ¿le puedes preguntar a Bear? —digo—. Puede tomarme unos minutos.

Por favor créeme. Por favor créeme y déjame ir. Otter, por favor.

No me cree.

—Me dirías si algo está mal, ¿verdad?

Me rio, aunque es forzado.

—Te preocupas mucho, Otter.

—Es un poco mi trabajo. —me dice con una tensa sonrisa.

—Estaré de vuelta pronto, —le prometo. Sólo tengo que ir a algún lugar
seguro. Todo se está cayendo y tengo que estar a salvo. Todos saben que se
necesita estar en un lugar seguro cuando hay un terremoto. Todos lo saben.

—Está bien, —me dice a regañadientes.

Puedo sentir sus ojos sobre mi espalda mientras rodeo la casa.

En el momento en que choque con la puerta de enfrente, no podía respirar.

Es extraño, esta reacción. Desde la distancia, como si estuviera flotando


sobre mí mismo detenido únicamente por una cuerda, puedo verlo empíricamente.
Mi inteligencia yace aquí. Aquí, puedo mofarme de mí mismo por el niño que
realmente internamente soy. Así que las cosas no están yendo de la manera que
quería. Así que las cosas no están yendo de la manera que planee. ¿Acaso lo harían
realmente? ¿Realmente nada iba a funcionar? ¿Y esto de todas las cosas?
¿Mágicamente y sin precaución decido que estoy enamorado de un hombre seis
años mayor cuando yo tengo quince años? Así que qué si he pensado que había
siempre algo más. Así que qué si solo no puedo darle un nombre. Bear me dio una
T.J. Klune El Arte de la Respiración

forma de salir de mi propia cobardía, y corrí por eso como si no fuera nada más que
un niño, un chico, incapaz de tomar decisiones, incapaz de decidir por mí mismo mi
futuro. ¿Y esto es dolor? ¿Yo creo que esto es dolor? Sobreviví al abandono de mi
madre cuando tenía cinco. Sobreviví a la muerte de la mujer que lleno su lugar
cuando tenía nueve. Después de todo esto, después de todo lo que he pasado, ¿Esto
es lo que logra hacerme polvo? ¿Esto es lo que me golpea en las rodillas? Lo
merezco, entonces. Merezco cada parte de esto porque si no puedo sobrevivir a
esto, entonces no puedo sobrevivir a nada.

Empírico. Frio. Real. Todo eso es lo que es mi mente. A través de la neblina y


el pánico, mis pensamientos son difíciles. Soy pragmático. Soy lógico y razonable.
Esto no es nada. No necesito esto. No quiero esto.

Excepto que lo hago, mi corazón murmura. Excepto que lo haces.

Tal vez estoy flotando y mi mente tal vez está corriendo, pero es mi cuerpo
el que no puede respirar. Mi corazón es el ancla me mantiene a mí mismo, y eso pasa
por alto todas las razones. Ignora todo el pensamiento racional. Ignora todo menos
el dolor y el querer y la necesidad, porque eso es todo lo que conoce. Ahora que he
permitido que las paredes se derrumben, permitido a mí mismo sentir algo, no
retrocederá. No se desvanecerá. Sólo quiere quemar.

Se siente como si todo se estuviera sacudiendo cuando alcanzo las escaleras,


tropezando con el primero y después con el segundo. Agarro la barandilla y pienso
violentamente/salvajemente acerca de la primera vez que vi a Dom, de pie
cruzando la calle desde donde estaba, mirándome, su cordón desatado y
arrastrándolo tras él, después me siguió calle abajo mientras yo seguía a las
hormigas. Fue inevitable entonces, y es inevitable ahora.

Está abierta la puerta del baño, y me deslice en el piso de baldosa, casi


cayendo. Sujeto los bordes de la bañera y pateo la puerta detrás de mí para
cerrarla. Incluso cuando se siente que la habitación comienza a derrumbarse, y
cierro mis ojos contra el vértigo, todo lo que puedo ver es su sonrisa contra sus
labios, la forma en que su mano iba a su cabello. Todo lo que puedo ver son sus
lenguas juntas cuando ella suspiraba. ¡Él es mío! Quiero gritar con voracidad.
Injustamente. ¡Él es mío y tú no puedes tenerlo! Porque, lo sé, entiendo, eso es
como siempre he pensado de él. Es como creía que siempre sería. Sí, es Bear y yo.
Sí, es Otter y yo. Pero ellos pertenecen a otros. Ellos se pertenecen. Pero, ¿él? Él
me pertenece, y esa es la forma en que lo quiero. Lo encontré. Lo traje a casa. Lo
conserve. Es mío. No le pertenece a nadie más que mí.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Ah, —gimo—. Dentro. Sólo mantenlo dentro.

Pero no puedo. No puedo recobrar el aliento. Con toda la fuerza que me


queda, me levanto sobre el borde de la bañera y me deslizo hacia abajo dentro de
ella, estrellándome en el fondo, mi hombro girando y mi cabeza golpeándose contra
la dura superficie. Frías estrellas destellan a través de mi visión por un brillante
momento, pero luego se van y todo lo que queda es mi pecho oprimido en esta
temblorosa casa.

Enrosco mis rodillas cerca de mi pecho, coloco mis brazos alrededor de mis
piernas, y espero a que esto se detenga.

No sé cuánto tiempo he estado aquí, pero pueden ser más de diez minutos. Mi
hombro aún duele y mi pecho aún está oprimido y aún no puedo pensar claramente.
Aun no puedo pensar racionalmente. No puedo parar de temblar porque tengo frio.
Mi piel se siente como hielo. Mis dientes no pararan de tiritar.

Hay un golpe en la puerta.

Vete. Vete.

— ¿Tyson? ¿Estás ahí?

Bear.

Abro mi boca para decirle que estoy bien, que saldré pronto, pero todo lo que
sale es un extraño graznido. Utiliza la cabeza. Ahora. Este no eres tú. Tú eres
mejor que esto.

Me aclaro la garganta. Envuelvo más mis brazos alrededor de mí.

—Sí, estoy aquí. —digo, en voz alta. Toso—. Saldré pronto.

Silencio.

Entonces:

— ¿Qué estás haciendo?


T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Estoy en el ba-baño.

—Suenas chistoso.

—Gracias. ¿Puedes d-dejarme solo? —mi voz sale como si estuviera


mendigando, y no puedo detenerlo.

—Tu voz, —dice.

Espero.

—Está haciendo eco.

No digo nada.

— ¿Ty? —Suena adolorido—. ¿Estás en la bañera?

Me giro para recostarme en mi espalda y así mi voz se eleva en vez de chocar


con los lados de la bañera.

—No. Jesús, Bear, vete. —déjame solo respiro poco profundo. Duele.

—No, —dice, y yo gimo—. No me voy hasta que te vea.

—Estaré afuera en un minuto. —le grito.

—Lo olvidas.

— ¿Qué?

—Que te conozco. Te conozco mejor que nadie. —abre la puerta. Cierro mis
ojos y trato de derrumbarme a mí mismo, para así sólo desaparecer. Trato de
detener este temblor pero no puedo porque estoy jodidamente frio.

—No, —gime—. ¿Ty? Oh, cariño, oh por favor.

Sólo tomo un segundo antes de que él esté dentro de la bañera conmigo,


enroscado contra mi espalda, poniéndome dentro de sus brazos, envolviéndose
alrededor de mí. Es un poco difícil moverse; no cabemos dentro como solíamos
hacerlo cuando sólo era un niño pequeño. Pero de alguna manera, de alguna forma, lo
hace funcionar, como siempre lo hace.

— ¿Qué está mal? —me pregunta, tratando de calentarme—. ¿Qué paso?


T.J. Klune El Arte de la Respiración

La preocupación en su voz es casi mi perdición. La ira de mi parte es casi mi


punto de ruptura. Dios, ¿sabe lo fuerte que es él? ¿Cuán solido? No soy nada
comparado a él. Yo soy débil y asustadizo y pequeño. Quiero ser como mi hermano,
pero no sé cómo. Aún no sé por dónde empezar.

—Sólo estoy un poco asustado, supongo. —digo, tratando de mantener mi


voz—. Se hizo difícil el respirar.

— ¿Terremotos? —murmura.

Asiento una vez y cojo su mano, manteniéndola cerca de mí. Él extiende sus
dedos contra mi pecho. Debe de sentir mi acelerado corazón.

—Lo siento, —digo, tratando de distraerlo, de distraerme.

— ¿De qué?

—Esto. Todo esto. Pensé que estaba mejor. Pensé que lo tenía bajo control.

—No necesitas disculparte. ¿Me escuchas? Nunca, Chico. No necesitas nunca


disculparte.

Desearía poder creerle.

—No sé cómo repararme. —Susurro. —No quiero estar así nunca más. No
quiero estar asustado. No quiero tener que venir aquí. No quiero esto, Bear.

Él besa la parte posterior de mi cabeza.

—Lo sé. Resolveremos esto. Lo haremos todo bien. De alguna manera.

Sonaba molesto y yo quería disculparme otra vez, pero de alguna manera, me


contuve. En lugar de eso, abrí mi boca y lo empeoré.

—Probablemente deseas que ella me hubiera llevado, ¿eh? —no hay duda en
cuanto a lo que me refiero.

Él se pone rígido detrás de mí.

— ¿Qué?

—Mamá. ¿Algunas veces deseas que ella me hubiera llevado cuando se fue?
Hubiera sido más fácil para ti. No hubieras tenido que tratar con… todo esto.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Voy a decir esto una vez y sólo una vez. —rechina furiosamente—. ¿Estás
escuchando, Tyson?

—Si—consigo decir.

—Las cosas podrían haber apestado. Las cosas podrían haber sido duras. Las
cosas podrían haber parecido oscuras y que nunca las superaríamos. Pero lo
hicimos. Tú y yo. Eso es todo lo que hubo durante la mayor parte del tiempo, y
sobrevivimos. Sin ti, no hubiera sido yo. Quizá Otter tiene mi corazón, pero tú
tienes mi alma. Así que, no, no deseo eso. No, nunca ha cruzado mi mente. No, nunca
te dejaré y nunca te dejaré ir. Me vas a aguantar el resto de tu vida, y si alguna
vez me vuelves a preguntar algo así, juro por Dios que me verás tan enojado como
nunca lo has hecho. ¿Me entiendes?

No puedo hablar.

Él me sacude.

— ¿Me entiendes?

—Sí. Oh. Bear. No puedo… No puedo respirar.

—Escúchame, ¿vale? Recuerda lo que Eddie te enseñó. Qué es lo que se


supone que hacemos. Sólo céntrate en mí, ¿vale?

Asiento, comenzando a costarme.

—Dentro. Aspira. Sólo respira, Chico. Todo lo que necesitas hacer es


respirar.

No puedo. No puedo meter el aire.

—Tú puedes, —dice, como si pudiera escuchar mis pensamientos—. Tú puedes


porque sé que puedes. Sólo aspira conmigo, ¿está bien?

De alguna manera, lo intento. Por él, haré todo.

—Bien. Mantenlo por tres segundos. Uno.

¿Qué tiene ella que no tenga yo?

—Dos.

Lo conozco mejor. Él me quiere más.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Tres. Déjalo salir conmigo.

Exhalo.

—Mantenlo por tres segundos. Uno.

¿No me necesita?

—Dos.

¿Por qué no me pedirá que me quede?

—Tres. Bien, Chico. Dentro y mantener. Uno.

Quiero que sea feliz.

—Dos.

¿Por qué no puede ser feliz sólo conmigo?

—Tres. Y fuera. Bien. Uno.

Él me ve. Me ve como nadie más puede. Ni siquiera Bear.

—Dos.

Y lo veo. Lo veo claramente.

—Tres. Ahora. Dime que sucede.

Y todo salió.

—Vi a Stacey y a Dom besándose en el pasillo, y se sintió raro de ver, porque


él sólo debería verme a mí porque es mi amigo y yo lo encontré primero. Él sólo
necesita decirme cosas solo a mí y ¿Por qué no lo puede ver? ¿Por qué no puede ver
que debería decírmelo todo a mí? No me dijo nada acerca de ella. No me dijo que le
gustaba, se lo guardo, y se siente como si mintió. Pero no puedo culparlo, porque
mira cómo reaccioné. Mira qué pasó. Él trato de protegerme como siempre hace, y
lo odio. Lo odio por eso. Odio cada parte de él porque va a dejarme. No me pidió
que me quedara porque quiere que me vaya. Quiere que me vaya para que así pueda
ir y vivir su vida sin el pequeño chico que se cuelga de él. Quiere que me vaya para
así tener un hogar. —Estoy empezando a reaccionar otra vez, sabiendo cuán duras
suenan mis palabras, diciéndolas en alto, cuán falsas son. Nada de lo que he dicho
describe a Dom. Nada de lo que he dicho es él. Esto no es de él. Es de mí.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Pero tú no crees eso, ¿verdad? —Bear me pregunta, una vez más


probándome que él me conoce mejor que yo mismo.

—No lo sé.

—Chico.

—No. ¿Vale? No. No, no lo creo. Estoy asustado, pero no creo eso. No
realmente. No completamente. Es sólo todo este lio en mi cabeza y no puedo
centrarme, Bear. ¿Por qué no puedo centrarme? —comienzo a jadear otra vez.

—Con calma. Respira. Sólo respira.

Lo hago. Bear frota mi pecho, y lo hago.

—Estoy asustado, Bear.

— ¿Acerca de qué?

—De todo. El futuro. Dejándote detrás.

— ¿Puedo ser honesto?

—Sí.

—Yo también. Estoy asustado también.

— ¿Por qué estás asustado?

Suspira.

—Porque no sé si lo estoy haciendo bien contigo. No sé si lo estoy haciendo


bien con Otter. Estoy preocupado acerca de arrancar de raíz sus vidas e ir
viajando a través del país. Estoy preocupado de que puede que nunca quiera lo que
Otter quiere. Estoy asustado de que estás creciendo y no estaré listo para dejarte
ir. Estoy asustado de que vas a querer ir a vivir tu vida lejos de mí y no sé si puedo
manejar eso. No sé si puedo resistir el no verte cada día.

Mi risa suena como un ladrido acuoso.

—Sólo estamos en un lio codependiente, ¿no?

Se ríe entre dientes.

—En el peor. Deberíamos estar aun en terapia.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Estamos atrapados uno del otro, ¿huh?

—Si, Chico. Tú y yo.

— ¿Para siempre?

Él vacila.

—Por siempre. —insisto.

—Sí. Por siempre, Ty. Lo hemos hecho por mucho tiempo, ¿qué es el resto de
nuestras vidas?

— ¿Bear?

— ¿Sí?

—Nunca quise ir con ella. Con mamá. Nunca. Ni una vez. Solo quise estar aquí
contigo.

—Lo sé. Y lo siento.

— ¿Por qué?

Hay una pausa.

—Por presentar a Stacey y Dominic. No sabía que esto te golpearía tan duro.
Incluso no sabía que ellos harían buenas migas.

Mi corazón está adolorido, pero no importa. No ahora.

—Está bien. —Susurro—. No me importa que más suceda, mientras él sea


feliz, ¿sabes? —y esa es la verdad. Esta es la decisión, la elección que he hecho.
Prefiero tener una parte de su corazón que ninguna.

Bear está silencioso, pero puedo decir que está pensando severamente.

— ¿Chico?

— ¿Sí?

—Tú… tú y él…han…—se detiene.

— ¿Qué?
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Olvídalo. —Dice mi hermano—. No es importante.

— ¿Bear? —una voz llama desde la puerta abierta. Un sonido bajo que me
pone la piel de gallina—. ¿Puedo hablar con Tyson?

Sólo respira.

Bear se desplaza detrás de mí y se levanta.

—Puede que no sea el mejor momento, Dominic. —dice con voz tensa.

—Entiendo eso, —gruñe—. Y si quieres, puedo reformularlo así estaré


diciéndote en vez de preguntarte.

Se miran uno al otro hasta que pongo mis ojos en blanco.

—Dejarlo ya, —les digo a los dos—. Bear, está bien.

Él mira hacia mí como si no me creyera.

—Sólo será un minuto. —le digo—.Tengo algo que decirte, de todas formas. —
Y lo hago. Pero no puedo esperar un poco más.

Bear asiente y me ayuda a sentarme en la bañera. Llevo mis rodillas a mi


pecho cuando él se inclina y besa mi cabello. Su mano se extiende por mi hombro
mientras sale de la bañera. Mira sobre su hombro hacia mí antes de enfrentarse a
Dom.

—Unas palabras afuera, por favor. —le dice, sacudiendo su cabeza hacia la
puerta.

Dom a siente de mala gana y sigue a Bear fuera del baño.

— ¿Cuánto escuchaste? —Bear le sisea, tratando de ser silencioso, pero su


voz hace eco en el azulejo del baño.

—Lo suficiente, —Dom murmura—. Lo suficiente para saber…

—No importa lo que sabes. No importa lo que pienses. Todo lo que importa es
mi hermano ahí dentro. Todo lo que importa es que él tiene quince años y sigue
sintiendo terremotos. Eso es la única cosa que importa.

—Lo sé.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Te daré cinco minutos, Dom. No lo hagas enojar otra vez, o tú y yo vamos a
tener un problema.

Bear es sobreprotector. Lo escucho salir pisando fuerte.

Dom suspira.

Yo espero.

Él vuelve al baño y camina hacia mí hasta que sus rodillas están al costado de
la bañera, posando su mano en el borde. Deja caer su cabeza hasta que su mentón
golpea la parte posterior de sus manos y nuestras miradas están al mismo nivel. No
aparto la mirada.

—No era mi intención que vieras eso, —dice finalmente—Abajo.

Yo resoplo.

—Eso es…No sé qué es eso.

—Sólo paso.

—Luce como si estuviera pasando. —espero que lo niegue para que pueda
decírselo.

No lo hace.

—Sí. —es todo lo que dice.

— ¿La amas?

Se ve sorprendido.

— ¿Qué?

— ¿La amas?

—La he conocido hace sólo un par de semanas.

Ladeo mi cabeza hacia él.

— ¿Qué tiene que ver eso con nada?

Me sonríe, como si lo hubiera entretenido.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

—No, Ty. No la amo.

— ¿Por qué no?

—Porque. Ella no es… yo ya tengo… —suspira—. No es importante.

—Pero podría serlo.

Se encoge de hombros.

—No lo sé, Tyson.

—Deberías seguir viéndola. —le digo, aunque mi corazón se rompe.

— ¿Por qué?

—Porque ella te hace sonreír.

—Muchas cosas me hacen sonreír. No significa que las necesite. No lo haré,


Ty. No lo volveré a hacer. No la volveré a ver.

— ¿Por qué?

—Porque no quiero provocar esto. —Dice, dándole una palmada a la bañera—.


No puedo permitir que esto te suceda. No otra vez. No bajo mi tutela.

Instantáneamente, me sentí como el estúpido más grande del mundo. ¿Cómo


pude haber pensado que él no me quería? ¿Cómo pude haber pensado que él no
sacrificaría nada por mí? Así no es Dom. Dom me ha dado todo. Lo menos que puedo
hacer es lo que se merece.

—No, —digo—. No tienes que hacer eso. No por mí.

—Ty, ya he decidido mi…

—Estos son mis problemas, no los tuyos. —le interrumpo. Lo alcanzo y le toco
la cara. Él cierra los ojos—. No tienes que aguantar mi estúpida mierda.

Él coge mi mano en las suyas y la contiene.

—No tengo que hacer nada. Cada elección que hago es por mí mismo. Y ha sido
así desde que te vi en esa acera, siguiendo a la hormiga a la cual nombraste
Helmholtz Watson. Ese fue el día que en que sentí que tenía opciones otra vez, por
primera vez en mucho tiempo. Y ¿sabes que elegí?
T.J. Klune El Arte de la Respiración

— ¿Qué?

Abre sus ojos para mirarme.

—Te elegí a ti. Justo ahí y en ese momento, te elegí.

Me estremezco.

—Me prometí a mí mismo que haría todo para hacerte feliz, que haría todo
para hacerte sentir seguro. ¿Quieres saber por qué no te he pedido que te quedes?
¿Quieres saber por qué no te he pedido que no te vayas, a pesar de que cada parte
de mi está gritando que te encierre y nunca te deje salir?

Sacudí mi cabeza y mis ojos empezaron a escocer.

—Porque, —dice con dureza—. Porque te conozco. Se de lo que eres capaz. Sé


en qué te vas a convertir. Vas a hacer el mundo mucho más brillante, porque ya has
hecho lo mismo por el mío. Es egoísta por mi parte querer que lo mantengas para ti.
Es egoísta de mi parte querer que nadie más lo vea. Has recibido un regalo, Ty, y
necesitas compartirlo con el mundo. Eres mi mejor amigo y siempre lo serás. Pero
no puedo ser el que te detenga. No lo seré. Así que lo vas a ser. Vas a ser para que
los demás también sepan lo que yo ya sé. ¿Me entiendes?

Asiento.

— ¡Respóndeme!

—Sí. Si. Si.

Él suspira e inclina su cabeza, cubriendo su cara con sus manos. Toco su


cabello. Sus orejas. Bear puede ser mi apoyo, pero Dom es la fuerza que me mueve.

Deja caer sus manos en su regazo. No levanta su cabeza.

—Dijiste que me odiabas, —susurra—. Por favor, no me odies. No podría


sopórtalo si lo hicieras.

—No lo hago. No quise decir eso. De todo lo que se ha dicho, son esas
palabras las que más deseo retirar—. No puedo odiarte. No lo haré. Tú eres mi…
eres Dom. ¿Cómo puedo odiarte si te quiero? —y a medida que esas palabras salen
de mi boca, el significado detrás de ellas cambia algo tan completamente diferente
en lo que siempre había querido decir antes.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—No necesito ningún otro hogar, —me dice bruscamente—. No necesito


ningún otro hogar que tú, así que nunca olvides eso, ¿me escuchas? Nunca me
olvides. No puedes. Sólo, no puedes.

Como si pudiera. Como si alguna vez quisiera. Salto hacia él y me arrastra


desde la bañera y me acurruca contra su pecho donde un gran corazón late un
ritmo staccato. Y estamos sentados aquí, en la tarde menguante, sólo él y yo. Por
un tiempo, no importa que paso antes. No importa que venga. Todo lo que importa
es que Dom es quién necesito para ser y rezo para poder ser lo mismo para él.

Después de un momento, él dice:

—El regalo.

— ¿Si? —cierro mis ojos y respiró.

—Es la mejor cosa que alguna vez he tenido.

— ¿Si? —mi pecho se siente cálido otra vez.

—Sí. Gracias, Ty. Me ayudará.

— ¿Con qué?

—Cuando te vayas.

— ¿Quién te va a decir que vestir? —Resoplo—. No puedes combinar la ropa


para salvar tu vida.

Stacey lo ayudará, —Eso me susurra, pero lo empujo lejos.

—Supongo que tendré que llamarte todos los días, —dice con un deje de risa.
Casi sonando como un sollozo.

— ¿Todos los días?

—Todos los días.

—Voy a volver.

—Seguro, Ty.

—Lo haré, —insisto. Me alejo y lo miro. Sus ojos no se encuentran con los
míos—. Dom. Mírame.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Lo hace, pero hay duda ahí. No puede ocultármelo.

—Yo no…—sacude su cabeza.

—Ya verás. Lo prometo. —Me apoyo contra él—. También eres mi mejor
amigo, Dom. Ya lo verás.

—Lo sé, Ty.

— ¿Sabes por qué?

— ¿Por qué?

— ¿Tú y yo?

— ¿Sip? —me abraza más fuerte.

Lo abrazo de vuelta.

—Somos inevitables.

Y sentados ahí por un tiempo hasta que la tierra no tiembla más. Hasta que
podemos estar de pie sin caernos. Hasta que podemos enfrentar al mundo con una
decisión tomada, a pesar de que está rompiendo nuestros corazones.

Encuentro a Bear y a Otter afuera, alejados de todos los demás. Paran de


hablar tan pronto me ven, y puedo decir que estaban hablando de mí. Ambos lucen
preocupados, y no puedo tener esto. Soy fuerte. Seré fuerte. Se los demostraré.
Sé lo demostraré a todo el mundo.

Otter llega a mi primero, y envuelvo mis brazos alrededor de su cintura. Bear


viene después de él, descansando su mano en mi hombro y se inclina contra su
esposo.

— ¿Estás bien, Chico? —Otter pregunta.

Asiento. Quizá no estoy del todo bien. Pero lo estaré. Un día, lo estaré.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—He decidido —les digo, con una voz fuerte.

Bear le echa un vistazo a Dom, quien está parado cerca de la Monstruosidad


Verde, esperando por mí. Hemos decidido salir por ahí un momento, sólo él y yo.

— ¿Y qué quieres hacer? —pregunta Bear.

—Nos vamos a ir, —digo—. Nos vamos a ir de Seafare.

Se echan un vistazo por encima de mí.

— ¿Estás seguro? —me pregunta Otter después de un momento.

Asiento.

—Tengo que. Necesito que. Por mí. ¿Eso está bien?

—Más que bien, —dice Bear. Y después sonríe.

Dom y yo caminamos a lo largo de nuestra pequeña sección en la playa, la


marea baja, las olas espumosas y pequeñas. Las gaviotas graznan por encima de
nuestras cabezas. El viento tiene un bocado de eso. La Sra. P se siente cerca, como
siempre hace cuando está aquí. Dom deja caer su brazo sobre mi hombro pero no
habla. No tiene que hacerlo. Hemos dicho todo lo que necesitaba ser dicho, al
menos por ahora. Todo lo que hacemos es caminar. Todo lo que hacemos es no tirar
la toalla mientras aún tenemos tiempo.

Todo lo que hacemos es respirar.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

2.

Cuando Tyson Hace una llamada telefónica

Unas semanas más tarde.

—Hey, Dom. ¿Qué haces?, ¿Qué? ¿Qué quieres decir? Cállate. ¡Yo no! No
estoy preocupado en absoluto. Todo el mundo va a amar mi discurso. ¡Ellos también!
Sólo tendrás que esperar y ver. No voy a decirte todavía. ¡Porque tienes que
sorprenderte!

Hey, ¿Puedo hacerte una pregunta? Oh. ¿Ella qué hace? Oh. Bueno, dile a
Stacey que diga hola a mí trasero. ¿Qué?, nada hay de malo. ¡Te estoy diciendo la
verdad! No me digas lo que soy, ¿Lo pregunta? Oh sí. No es importante, no te
preocupes. ¡Hay Dios!, eres tan molesto. Bien. Iba a preguntarte si hubieras venido
a visitarme cuando estaba en el colegio. No es tan grande de un acuerdo. ¿Vas a?,
¿de Verdad? Tú no... no importa. Eso es tonto. ¡Jesús! ¿Tú no vas a olvidarte de mí
o algo por el estilo? ¿Qué? ¿Pensarás en mí todos los días? Guau. No, no voy a
decirlo. Sólo Otter. ¡No voy a decirlo! ¡uf! Bien. Amigos hasta que seamos viejos y
canosos, de principio a fin, día tras día. ¡Tenía nueve años cuando por primera vez
dije eso! Lo que sea. Mi fuerte son mis habilidades de poesía. ¿Está bien si voy
contigo a la graduación? Cool. ¿Stacey va a estar allí? Tal vez podría tener su
propio coche, y podríamos. Cool. Bien. Sólo venir. Lo sé. Sé que estás orgulloso de
T.J. Klune El Arte de la Respiración

mí, lo sé. Sí. Voy a echarte de menos ¿Qué? Stacey dice que te tienes que ir.
Bueno. Sí. También te amo.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Cuando Tyson se gradúa y Bear

pierde los papeles.

Miro a la multitud que se extiende delante de mí, sabiendo que sólo tengo un
último párrafo que superar. No debería haber mirado, pero lo hice y ahora no sé si
puedo terminar, porque hay cientos de ojos mirándome como si todo el mundo
estuviera pendiente de cada palabra mía. Y tal vez así es. Mi discurso de despedida
no está nada mal. Por lo menos, así lo creo. No está en el Panteón con el discurso de
Gettysburg o el discurso "Tengo un sueño", pero está bastante cerca. Más o menos.
Bien, en realidad no del todo, pero me llevó una hora escribirlo, así que no estoy
muy preocupado. Bueno, salvo por la parte final que está a punto de suceder. Bear
va a enloquecer. Como, un serio colapso nervioso. Tal vez deba dejar esa parte. Tal
vez no estoy listo.

Puf.

No debería haber mirado, sin embargo.

Jesucristo. Al menos sabemos que mi futuro no está en hablar en público.


Incluso mis pelotas están sudorosas.Asqueroso. No está ayudando a que haya
cámaras de informativos que vienen de todas partes como de Washington
preparadas para caer sobre mí. Ya puedo ver los titulares: MUTANTE DE QUINCE
AÑOS CAUSA ESTRAGOS CON UN DISCURSO; SU HERMANO ARRASA TODO.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Siento un nivel bajo de pánico llegando. Se inicia en los dedos de los pies y
hormiguea hacia arriba a través de mis piernas y justo cuando creo que me
consume, los encuentro. Los encuentro a todos ellos.

Creed, Anna y JJ. Alice y Jerry Thompson. Erica y Georgia. Eddie. Los
padres de Anna, Stephanie y Ian Grant. Otter consolando a Bear, que tiene
lágrimas por su rostro. Qué vergüenza, aunque causa un poco de nudo en mi propio
pecho. Stacey, mirando por encima de mi hermano como divertida.

Él. Entonces es él. Siempre es él. Me está mirando a y nuestras miradas se


encuentran y todo se detiene. Por un momento, todo lo demás ha desaparecido y es
como si le hablase a él y sólo a él. Asiente con la cabeza hacia mí, como que sabe lo
que pienso, como que sabe que estoy asustado. Probablemente lo sabe. Es quien es.
Es quiénes somos. Sé que estoy haciendo esto por mí mismo, pero también lo estoy
haciendo por él.

—El mundo está cambiando—digo, mi voz más fuerte de lo que ha sido desde
que empecé a hablar hace diez minutos. —. Cada día el mundo está cambiando. A
veces, sin embargo, no es para mejor. A veces parece como si estuviéramos dando
dos pasos atrás por cada paso hacia adelante. A algunos de nosotros se nos dice
todavía que no somos lo suficientemente buenos por el color de nuestra piel.
Debido a nuestros antecedentes socioeconómicos. Debido a como fuimos criados —
Dudo, pero es ahora o nunca—. O debido a quien elegimos amar. Os animo... no, os
ruego salir allí y hacer del mundo un lugar mejor. Hacer algo y que podamos mirar
atrás y sentirnos orgullosos. Que podamos decir que en este momento, tomamos la
decisión de ser el catalizador para el cambio, que nos elevamos más allá de cada
prejuicioal que nos enfrentamos y sostuvimos la cabeza alta. Mi nombre es Tyson
James Thompson. Estoy graduándome a la edad de quince años como el graduado
con las mejores clasificaciones. Vengo de una familia poco convencional compuesta
de pedacitos y piezas para crear un todo que no cambiaría por nada en el mundo. Y
me enorgullece decir que soy gay.

La gente comienza a murmurar mientras todas las cámaras de televisión me


enfocan rápidamente.

Los ojos de Dom se abren de par en par y su mandíbula cae. De hecho, toda mi
familia parece como que me he desnudado en el escenario y comienzo a bailar
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Shakeyour Groove Thing6 para que todo el mundo me vea. Bueno, todos excepto
Otter. Ya lo sabía; Aunque no creo que viera veniresto.

¿Bear, sin embargo?

Creo que Bear podría haberse simplemente cagado encima. Literalmente.

Uf. Asqueroso.

Y sobre el murmullo de la multitud, termino: —El cambio comienza con


nosotros. Se inicia ahora. Y desafío a todos a marcar la diferencia. Hacerlo antes
de que sea demasiado tarde. Hacerlo antes que no importe nada. Hacerlo, así que
un día, podamos mirar atrás y decir que nuestra generación fue la que cuidó de
todos los demás con los brazos abiertos, que descubrimos que la clave de no más
odio no era una cuestión de política o guerra, sino una cuestión de aceptación.
Gracias y enhorabuena a todos.

Bajo del pedestal en un silencio sorprendido.

Y entonces, para mi sorpresa, la multitud ruge en aprobación.

Estoy aturdido cuando se ponen de pie.

Estoy cerca de las lágrimas cuando ellos zapatean con sus pies y gritar mi
nombre.

Dejo el escenario.

Y treinta minutos más tarde, mi nombre es dicho así que debo volver.

—Tyson James Thompson.

El público está gritando otra vez, pero ninguno más que mi familia. Todos
ellos, cada uno, están de pie, gritando y aullando y voceando. Creed golpea su pecho
y grita mi nombre. Otter tiene esa mueca torcida desplegada y está gritando algo
que no puedo entender completamente. Bear está ubicado a su lado, todavía parece
noqueado, pero sus labios se están moviendo, a pesar de que no puedo escucharlo
del todo.

6
Canción de Peaches & Herb de 1978.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

¿Dom, sin embargo? Dom sonríe, sus ojos sospechosamente brillantes.


Sostengo mi diploma y sonrío para el flash de la cámara mientras estrecho la mano
del superintendente. Cuando los flash terminan, veo a Dom limpiar con el dorso de
su mano sus ojos. Voy a darle mucha lata más tarde por eso, el gran blandengue.

Bueno, si yo no soy asesinado primero por salir del armario en la clase de


graduación del Instituto Seafare. Probablemente no es la cosa más inteligente que
he hecho. Probablemente debería haberlo pensado un poco mejor, pero me pareció
una buena idea en el momento. Hacer ver a todos los que odian por ahí que un
pequeño listillo de quince años de edad podría causar a una especie de caos.
Interesante reacción, sin embargo. Estaba esperando que me arrojaran fruta
podrida. La gente no parece llevar consigo eso a los discursos públicos. Bravo por
mí.

Tiramos nuestros gorros al aire y la ceremonia se acaba y la multitud empieza


a salir al campo para encontrar a sus seres queridos, para abrazarlos, para
felicitarles, para decirles que ya casi es hora de mudarse¿porque no sabían sus
padres que iban a convertir su dormitorio en la nueva sala de entretenimiento?

Soy empujado en la multitud. Mi espalda es palmeada. Mi pelo es frotado.


Algunas personas me fulminan con la mirada. Otros me evitan completamente.
Personas que no conozco estrechan mi mano. Estoy seguro de que el atractivo
luchador junior llamado Jake agarra mi culo y me sonríe. Desliza un trozo de papel
en mi mano y me guiña mientras se aleja. Su número de teléfono. Buen Señor. Soy
una maldita estrella de rock. O algo así. Espero que ninguna chica lance sus bragas
en mi cara. Eso sería extraño. Y asqueroso.

La multitud es demasiado. No puedo ver dónde voy. No…

— ¡Tyson! Mi nombre es voceado. Una voz profunda. Una voz que me encanta
—¡Ty!.

Hay una silla plegable desechada, derribada. La pongo vertical y me subo. La


multitud deambula alrededor de mí. Soy tan alto como ellos. Más alto. Y una vez
arriba, lo veo, elevándose por encima de todo los demás, barriendo su mirada de
lado a lado, sus hombros tensos. Parece preparado para golpear a todo el mundo en
la tierra para encontrarme.

Grito su nombre y se vuelve a mí. Inmediatamente se mueve. Todo el mundo


sale de su camino. Él no quita su mirada de mí y cuando se encuentra sólo a unos
pies de distancia, brinco. Me coge. Enrollo mis piernas alrededor de sus caderas y
T.J. Klune El Arte de la Respiración

envuelve sus grandes brazos a mí alrededor, apretándome a él. Una mano va a la


parte posterior de mi cabeza y pone mi mejilla en su hombro, acercando mi nariz
contra su cuello. Puedo sentir su corazón en su pecho.

— ¿Estás enfadado conmigo? —Susurro en su oído.

Él se estremece. —No. No por esto. Nunca. Tú... ¿estás seguro?

Asiento en su cuello.

Suspira, aunque suena como alivio. —Está bien, Ty. Entonces está bien. Para
ti. Para mí. Está todo bien.

Y aunque todo el mundo se mueve alrededor de nosotros, en ese momento,


sólo estamos él y yo. Claro, sin embargo, no dura.

Nuestra familia nos encuentra y Dom me deja sobre mis pies y hay lágrimas
vertidas sobre mí y alrededor mío. Estoy parado abrazo tras abrazo. Me han dicho
que va a estar bien. Me dicen que aquí todo el mundo me ama no importa qué, me
aman lo mismo que lo hicieron antes. No es que dudase eso. No pensé que fuera a
cambiar. Creed me dice que está convencido que JJ será probablemente gay
también, dado que casi cada hombre que conoce le gusta chupar pollas. Anna le
golpea en la parte posterior de la cabeza mientras JJ pregunta a qué polla se
refiere.

Otter es uno de los últimos y me abraza también, alzándome y girando


alrededor y alrededor y alrededor, como lo hacía cuando era un niño. Intento pedir
que me baje, sabiendo que su pierna no es tan fuerte como lo era antes del
accidente de coche años antes, pero me mantiene apretado. —Estoy muy orgulloso
de ti —susurra en mi oído—. Muy, muy, muy orgulloso. Y tú hermano también. Sólo...
infiernos, Chico. De alguna manera nos pillaste con la guardia baja con eso. Pensé
que ibas a esperar para decirlo.

—Es quien soy —digo, como si eso debería ser suficiente.

Asiente mientras me baja. —Lo sé. Y no me oirás decir lo contrario. Tu... Bear
sólo va a ser Bear. Lo sabes tan bien como yo.

Hablando de. — ¿Dónde está? —Pregunto, mirando alrededor. Mi hermano no


está con el resto de ellos.

Otter sacude la cabeza. —Está esperando al margen, por las gradas. Dijo que
quería hablar contigo a solas cuando nos fuéramos de aquí.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

¡Oh!, joder.

Dom viene para estar a mi lado. —Me voy con él— dice, mirando desafiante a
Otter. Suena un poco enojado—. No va solo.

—Creo que esto es entre él y Bear —dice amablemente Otter—. Dom, Bear no
va a hacer nada estúpido. Le conoces. Sólo tiene que hablar esto con el Chico antes
de que pueda hacer clic en su cabeza. Así es como Bear es.

Dom gruñe frustrado, pero Otter tiene razón y todos lo sabemos. Yo soy el
que hizo la elección de salir como lo hice y por lo tanto soy el que tiene que lidiar
con las consecuencias, cualesquiera que sean.

Además. Es Bear. No tengo miedo de Bear.

Bien. Quizás un poco. Es Bear, después de todo.

—Joder —murmuro—. Esto parecía una buena idea cuando la tuve.

Otter se ríe tristemente. —Dado tu historial y el de tu hermano de 'buenas


ideas', se podría pensar que uno de vosotros se daría cuenta de que no debería
hacer siempre lo primero que aparece en su cabeza.

Frunzo el ceño a Otter. — ¡No soy para nada como Bear! Y además, si no
hacíamos lo primero que viene a nuestra cabeza, entonces nos sentábamos allí
pensando sobre ello, y sabes lo que pasa cuando Bear se permite pensar mucho.

—Que es probablemente lo que está haciendo ahora.

—Joder —vuelvo a decir.

—Joder, de hecho —Otter está de acuerdo—Probablemente debes solucionar


esto Chico. Tenemos reserva para la cena en una hora. Si conozco a tu hermano en
algo, vas a necesitar por lo menos eso.

—Los Gays tardan siempre —se queja Creed—. Jesús, ahora mismo hay tres.
Va a llevar horas para que nada suceda y cuando lo haga, se va a hacer en canción
con un número de baile coreografiado que va a terminar con brillantina disparada
por cañones al aire.

—Me gusta la brillantina —dice JJ muy fuerte—. Solía comérmela. Eso y el


pegamento.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Lo hacía, —dice Creed—. En el momento que lo pillamos, parecía que una
Drag Queen explotó en su cara. Y en nuestras paredes.

— ¿Y por qué no comemos brillantina y pegamento ya?—Le pregunta Anna a su


hijo.

—Porque dijiste que hace que mi caca parezca como arte abstracto —dice JJ.
Bastante fuerte—. Y papá dijo que no pagaría para ver mis bombas de brillantina en
un museo —Es hijo de su padre, no nos engañemos sobre esto.

Gente que no conocemos se gira y nos mira directamente. Nosotros les


miramos de vuelta. Finalmente, se alejan. Las personas son tan extrañas a veces.

— ¿Estás seguro? —me pregunta Dom. Aferrándose a mi brazo como si no


quisiera que me alejase de su lado.

Suspiro. —Sí. Mejor solucionarlo. Va a estar bien. Bear va a enloquecer,


probablemente nos gritaremos el uno al otro y luego iremos a tomar humus como
hacemos siempre.

—La comida vegetariana es tan repugnante —murmura Creed.

—Yo la odio también —murmura JJ.

—Se agradable —dice Anna. Debe haber pensado que no podía escucharla
sobre la multitud porque escuché que seguía con… —, yo también.

Que familia, te lo juro. Los mantendré en mis oraciones.

— Mejor ir ahora —dice Otter—. Sólo pónselo fácil. ¿Está bien?

Mis manos están sudorosas. — ¿Le dijiste lo mismo?

Otter me agarra en otro abrazo. —Por supuesto que lo hice —susurra en mi


oído—. Me perteneces tanto como él lo hace. Esto es sólo... duro para él escucharlo.
Recuerda por lo que pasó al averiguar que era gay y está simplemente preocupado
por ti.

—Yo no soy Bear.

Otter se ríe y me empuja. — Lo eres. Más de lo que tú puedas saberlo nunca.

Sí. Probablemente más de lo que me importa saber.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

¿Nos divertimos todavía? me pregunto.

Me vuelvo para ir. Dom me detiene. — ¿Estás seguro? —pregunta otra vez. Se
ve tan preocupado, el gran zoquete.

Le sonrío. —Estoy seguro. Además, parece como que alguien te está


esperando —Señalo detrás de él donde Stacey espera a un lado. Dom frunce el
ceño mientras ella le saluda. Parece insegura, pero no tengo tiempo para pensar en
ella ahora mismo. Una cosa a la vez.

—Pero…

—Este bien. Es sólo Bear.

—Eso es lo que me preocupa—Me deja ir.

El sol está empezando a ponerse en el oeste y sólo puedo ver el contorno de


la sombra de Bear a través de la muchedumbre mientras está parado contra la
valla, frente a mí. Es una lucha poner un pie delante de otro, pero de alguna manera
me las arreglo.

Es sólo Bear, me regaño.

Es sólo Bear, respondo.

Bueno, mierda. Realmente debería haber pensado esto un poco mejor.

Personas golpean mi espalda mientras camino a través de la multitud. Alguien


estrecha mi mano. Una mujer mayor que no conozco me abraza y hay un olor fugaz
de rosas y por un momento, pienso en la Sra. Paquinn. Duele y tengo que tragar para
pasar el nudo en mi garganta pero sabiendo que a ella le gusta como lo hago, estaría
probablemente riendo partiéndose el culo ahora mismo, insistiendo en estar
presente en cualquier conversación que estuviera a punto de tener lugar entre
Bear y yo. Seguro, tendría una sonrisa en el rostro y sus ojos habrían estado
brillando con travesura, pero hubiera sentido la fuerza de su apretón, su mano
apretando la mía para avisarme de que todo estaría bien. Porque sabía que estaría
bien. Pero no está aquí.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Empujo a través de la multitud.

Otter tiene razón. Vi la oportunidad de hacer una declaración, y la tomé.


Como he hecho toda mi vida. Es parte de lo que soy. Es parte de lo que somos.

Este es mi hermano. Se trata de Derrick. Bear. Es en el que más confío en el


mundo. El que más amo. No puedo soportar la idea de decepcionarle, aunque no creo
que lo hiciera. No sé. Hay un radiante zumbido en mis oídos y mi piel se siente como
si estuviera gateando. Mi respiración se mantiene, pero apenas.

Llego a la valla en la que descansan sus codos. Mira el sol mientras se pone. Da
miedo lo mucho que nos parecemos. Claro, él es más viejo ahora, pero sólo por un
poco (aunque yo le doy tanta lata por estar cerca de los treinta, es el fin del mundo
como ya sabes, le dije hace un tiempo con gran júbilo. Seguro que es cuando la línea
del cabello comienza a retroceder en esta familia. Él no parecía encontrar eso muy
divertido). Mira como lo ha hecho siempre. Como Bear.

Excepto que él no se da la vuelta a mirarme.

Espero también.

—Recuerdo que, una vez —dice finalmente—.Tenías... cinco... Creo. Tal vez. No
sé. Más o menos. Fue después de que ella se fuera, por lo menos. Lo sé bien.

No tenemos que decir en voz alta quién es ella. Ambos lo sabemos. —Estabas
en casa, con la Sra. Paquinn, mientras yo trabajaba en la tienda. Hubo un anuncio
por el intercomunicador, diciendo que tenía una llamada telefónica. De alguna
manera, sabía. Incluso antes de llegar al teléfono, yo sabía que algo estaba mal. No
sé cómo lo sabía. Simplemente lo sabía. Por supuesto, mi mente tomó un billón de
direcciones diferentes. Pensé que tal vez el apartamento se había quemado. O que
la señora P... —se detiene. Toma aliento—.Que se había puesto enferma — ¡Oh,
Bear!—. O que ella había regresado de la nada y quería hacer las cosas diferentes
otra vez. Quería destruir lo que de alguna manera había logrado reconstruir. Creo
que es lo que más estaba temiendo. Ella. Creo que siempre supe que volvería en
algún momento. No sé por qué estaba tan sorprendido cuando finalmente sucedió.
Pero... eso no importa ahora.

—Por lo tanto, sabía que tenía una llamada y todo desde una plaga y fuego de
meteoros y infestación corría por mi cabeza. Corrí. Tan pronto como me llamaron,
corrí. Y a través de cada escenario del día del juicio final que tuve atravesando por
mi cabeza, me decía a mí mismo, simplemente permite que él esté bien. Sólo que
esté bien.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Papá Bear, yo…

—Calla, Chico —me amonesta suavemente sin mirarme —. Déjame terminar —


Toma una respiración profunda—. Era la Sra. Paquinn en el teléfono. Le pregunté
que estaba mal. Ella me preguntó por qué sonaba como si estuviera llorando. Que
estaba segura que tenía mocos corriendo por mi cara y que estaría probablemente
avergonzado y que tendría que comprar en una tienda de comestibles nueva porque
ella no quería estar asociada con el tipo que va llorando por el pasillo de congelados.

Oh, señora P. Esto suena justo como usted.

—Le pregunté que estaba mal. “¿No puedo llamar para decir hola?” me
preguntó. Le dije que nunca había hecho eso antes. “Las tradiciones hay que
empezarlas por alguna parte”, dijo. “Debe haber una primera vez para todo.”

— ¿Tan solo llama para decirme hola? —Le pregunté. Estaba bastante seguro
de que estaba a punto de explotar.

—Bueno, no, —dijo—. Pero necesitas tomar una respiración profunda antes de
defecarte en tu pantalón caqui de trabajo. Eso sería muy vergonzoso para ti.

Le pregunté muy tranquilamente entonces lo que estaba mal. Me dijo que


necesitaba dejar de gritar. Bear paró entonces, agarrando la valla. Finalmente, —
Te habías caído. Fuera. En esos escalones de mierda de esos apartamentos de
mierda. Tu rodilla había alcanzado justo el borde de uno de los escalones y se había
abierto una brecha. Estabas en el hospital, recibiendo puntos de sutura. Entré en
pánico entonces, creo. Realmente no recuerdo bien. Conduje a la sala de
emergencias, seguro de que llegaría allí y encontraría que habían tenido que
amputar la pierna o que tenías gangrena.

—O la gripe aviar —digo, con una pequeña sonrisa en mi cara.

—O la gripe aviar —está de acuerdo—. Llegué allí y maravilla de todas las


maravillas, estabas sentado en el borde de una de las camas, mirando hacia abajo a
la rodilla con esa mirada en tu cara, como que estabas totalmente y absolutamente
fascinado por los hilitos negros. Estaba parado en la puerta, sólo observando.
Asimilándote. Cada pieza. Cada parte. Todo estaba aún allí. Tu rodilla estaba un
poco roja e hinchada, pero todavía estaba allí.

—Debiste haberme escuchado, porque me miraste y dijiste, '¡Hola, Bear! Me


caí y me corte. Sangró mucho y era asqueroso, pero están cosidos nuevamente
juntos y creo que merezco un helado ahora.' Te levantaste desde el borde de la
T.J. Klune El Arte de la Respiración

cama. Caminaste hacia mí. Tomaste mi mano. Me miraste y me preguntaste por qué
parecía tan pálido. Yo no podía realmente decir que era una de las primeras veces
que sabía que eras más que un hermano para mí. Me golpeó entonces eso que estaba
sintiendo, todos los horrores en mi cabeza, era lo que mayoría de los padres deben
pasar cuando reciben una llamada telefónica como esa.

—Me llevaste por un helado —le digo. Recuerdo eso bien, al menos.

Sonríe distante. —Sí. Así es. Y ahora estás aquí. Ahora eres... tú. Es curioso,
no es así. Estabas allí, en el escenario, siendo más valiente que cualquier otra
persona que conozca y lo único en lo que podía pensar era en la cicatriz. Esa
pequeña cicatriz en tu pierna.

—Ciertamente ha arruinado mi oportunidad de convertirme en un modelo de


rótula —digo.

— ¿Estás seguro?

Sé lo que está preguntando. —Bastante seguro.

— ¿No has... intentado... nada? ¿Verdad?

— ¿Intentar qué?

Se pone rojo. —Ya sabes —Gesticula algo que parece como si estuviera
acariciando una jirafa. O abusando de una.

Oh dulce Jesús. Mejor que no sea… —Bear, ¿me preguntas si he tenido sexo?

—Tienes toda la maldita razón, lo estoy preguntando

Le miro con horror. — ¡Estamos a mi graduación!— Dispárame. Por favor. En la


cara.

— ¡No me importa una jodida mierda donde estemos! ¡Mejor que no seas una
puta, Tyson!

Oh chico. Aquí vamos. Aquí está el Bear que conozco. —Por favor, dime que
has perdido la cabeza. Es la única explicación racional que tendría sentido para las
palabras que salen de tu boca.

Él me mira por primera vez desde que empezamos a hablar y sus ojos se
abren de par en par. — ¿Las has tenido?—demanda.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

— ¿Por qué?, ¡por supuesto, Bear! Justo la semana pasada llegué a tener doce
oportunidades con el equipo universitario de lucha libre. Muchacho, saben cómo
darte duro, ¡te contaré!

—Yo… tú… Juro a Dios, Tyson...

— ¡Tú me preguntaste si he tenido sexo! ¿Te digo que soy gay y es la primera
cosa que quieres saber? Necesitas volver a terapia. Voy a llamar a Eddie.
Claramente, hay algunas cuestiones sin resolver.

—Yo... mato...

Sé que su cerebro ya está fallando. Preparado para una Épica Diatriba de


Bear en T-menos tres.

—No mientras que esté vivo... Yo....

Dos.

—Brackets dentales... quince años... sobre mi cadáver...

Uno.

—Cuando yo tenía tu edad... mierda santa...

Ignición.

— ¡Harías mejor en ir cambiando de idea! ¿Sabes lo que podría sucederte?


¡Jesucristo, Chico! Se inicia así, seguro. ¡Oh, hey! ¡Mira! Ese tipo me está mirando
diciendo fóllame con sus ojos! ¡Así es como empieza! Él se presentará con un
nombre ridículo, como Gustavo Tiberius, porque todos tienen nombres idiotas estos
días y te lo dirá con un acento genérico de villano de Bond que te embelesará.
Luego vino y cena, te llevará a algún restaurante francés que suene absurdo y que
cobra 8 dólares por un vaso de agua que incluso no deseas y después, preguntará
que si quieres ir a su casa y efectivamente, pensaras que es una gran idea. Él
mencionará que vive en medio del bosque y sin embargo iras porque crees que el
sexo es genial y realmente quieres echar un polvo. Llegareis a su casa y
descubrirás que colecciona muñecas payaso de china y tiene una imagen de Jesús
colgada en la Cruz con la cara de su madre superpuesta sobre Jesús y te
preguntará si quieres algo de beber. Le dirás que sí, pero sabrá extraño porque
está lleno de la droga de violación y te despertarás atado sobre un maniquí de
tienda que también tiene la cara de su madre y Gustavo Jodido Tiberius te
preguntará si te gustaría ser azotado, porque a su madre le gusta y no quiero eso,
T.J. Klune El Arte de la Respiración

¡Tyson James Thompson! ¿Me oyes? ¡No quiero que seas azotado como su madre
maniquí! ¡Permanecerás virgen para el resto de tu vida, así que Dios me ayude, o me
aseguraré de que estés inmovilizado en la monstruosidad verde hasta que tomes tu
último aliento! No me jodas sobre esto, ¿me oyes? ¡Gustavo no pondrá sus manos
sobre ti! —Al final, está gritando y estoy seguro de que todo el mundo dentro de
un radio de cuatro millas oyó la toda diatriba. Por esta razón más adolescentes
homosexuales no salen del armario ante sus padres: no quieren saber nada sobre
violación de maniquíes. O lo que sea que dijo. Asqueroso.

— ¿Gustavo Tiberius? —Le pregunto incrédulo—. Dame cierto crédito aquí.


Esperaría al menos hasta la segunda cita antes de ser engañado por alguien llamado
a Gustavo Tiberius. Tengo algunas normas, después de todo.

—No es divertido, Tyson —me gruñe.

—Tú lo has dicho, no yo. No me culpes por tu locura.

— ¡No estoy loco! —Puedo ver el pánico en sus ojos. Podría haber subestimado
cuánto pesaría sobre él hoy. Realmente estaba sólo pensando en mí. Maldita sea.
Tiende a flipar, es así, en caso de que no lo sepáis. Debe manejarse con guantes de
Chico.

—Soy gay —le digo tranquilamente.

Toma una respiración temblorosa. — ¿Estás seguro?

—Sí.

— ¿Cómo lo sabes?

Miré una foto sin camisa de Gerard Butler una vez y tuve una erección, pero
no creo que deba decir eso en voz alta. No a Bear, al menos. — ¿Cómo lo supiste tú?

—Joder —murmura—. Y no has tenido...

— No, Bear. No tengo —puesto a que ningún otro graduado aquí está siendo
preguntado por sus padres si han tenido sexo gay. Dios, los adultos son tan
embarazosos.

— ¿Es por mí?

— ¿Es qué?
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Yo soy gay. O lo que sea.

— ¿Y?

—Te he criado.

— ¿Y?

—Ahora eres gay.

— ¿Estás descompuesto ahora mismo? —Le pregunto—Porque suenas como


que estás descompuesto.

—En tu habitación —amenaza—. Para el resto de tu vida.

—No me hiciste gay, Bear. No eres una especie de princesa de hadas gay que
por arte de magia vuelves a otro ser homos mediante disparos de arco iris de tu
culo. Eso no funciona. De todo el mundo, tú deberías saber eso.

— ¡No soy una princesa de hadas!

Gimo. —No dije que lo fueras. ¡Céntrate! Sabes tan bien como yo que una
persona no puede elegir ser gay, no importa lo que diga Pat Robertson7.

— ¿Quién?

Ruedo mis ojos. —Un tipo casado con Jesús. Sé un poco más consciente de ti
mismo, ¿Eh?

— ¿Jesús era gay también? No recuerdo esa parte.

—No... No lo era... no importa. Soy gay porque lo soy. Eso es todo.

Él se vuelve hacia el sol. Brazos sobre la valla. Mentón en los brazos. Los ojos
cerrados. — Esto no es lo que quiero para ti.

— ¿Qué?

—Todo lo que pasé. No fue fácil, Ty.

—Lo sé. ¿Yo estaba allí, recuerdas? Pero mira dónde estás ahora.

7
Telepredicador protestante fundamentalista.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

— ¿Dónde?

Estoy a su lado. El sol está caliente en mis manos y mi brazo roza el suyo. Soy
casi tan alto como él ahora, aunque eso no es algo de lo que presumir. Somos tipos
pequeños, él y yo. Simplemente chicos pequeños. —Aquí —le digo—. Conmigo. Y
Otter. Y el resto de nuestra familia allí de pie, sabiendo que hice algo fuera de los
límites aceptables y que tú tuviste una crisis que no tiene sentido y no les importa.
Si todo por lo que hemos pasado nos ha llevado a esto y a ellos, entonces creo que
lo hicimos bastante bien.

— ¿Sí?

—Estamos todavía aquí, Bear. Después de todo lo que ha sucedido, estamos


todavía aquí. Es lo que cuenta. Me dijiste algo una vez. ¿Recuerdas? Se trata de
nosotros. Para bien o para mal, esto somos nosotros. Con todos nuestros errores y
todos nuestros aciertos, se trata de nosotros.

Abre los ojos. Choca su brazo contra el mío. —Se trata de quiénes somos.

— ¿Ves? Todo estará bien —Ignoro mi corazón latiendo, la sangre corriendo


en mis oídos. No quiero que vea qué tan cerca de perderlo estaba. Siento mis
piernas inestables.

— ¿Cuándo llegaste a ser tan inteligente? —me pregunta Bear.

—Es como la cosa gay. No tiene nada que ver contigo.

Se ríe.

Pongo mi cabeza sobre su hombro. No me importa quién mire. Por un tiempo,


por lo menos. Tengo una reputación que mantener. Resisto la tentación de tirar de
sus dedos. No lo he hecho en mucho tiempo. Ahora soy demasiado viejo para eso.
No soy ningún niño…

Joder. Lo hago de todos modos. Mi ritmo cardíaco se ralentiza. Respiro, como


me enseñaron. Dentro. Y fuera. Finalmente me calmo. Bear lo hace también.

No hablamos. Y eso está bien.

Entonces, —Nunca pensé llegaría este día —dice. No me gusta la tristeza en


su voz.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

— ¿Qué? —digo ligeramente—. ¿A mí saliendo fuera del armario de una


manera mucho más espectacular que como tú lo hiciste entonces?

Bufa y entierra su cara en su mano. —No. Y para que lo sepas, que va a


llevarme un tiempo mientras me acostumbro.

—Tenemos el resto de nuestras vidas —le aseguro— ¿Qué día, entonces?

—La graduación.

—Oh. Tenía que hacerlo en algún momento, ¿verdad?

Deja caer sus manos. —Cierto—murmura.

—Sigo siendo yo. Todavía tengo la cicatriz en mi rodilla.

Puedo oír la sonrisa en su voz. — Lo sé.

— ¿Bear?

— ¿Si?

—Sé lo que quisiste decir. Antes. Y tienes razón.

— ¿Acerca de?

—Sobre ser más que mi hermano.

—Lo sé, Ty.

— Sabes que estás enganchado a mí, ¿verdad?

—Sí. Seguro, Chico. ¿Estás aun seguro de irte?

— ¿De la escuela? sí. ¿Por qué iba a estarlo? Esto no cambia nada.

— ¿No?

— ¿Por qué lo haría?

Echa una ojeada a nuestra familia. Dom y Otter están aparte del resto,
mirándonos. Ambos levantan sus manos en un saludo. Stacey se mueve hacia el lado
de Dom y toma su mano en las de ella—.Tienes razón. Una cosa no cambia.

Lo sabe.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

— ¿Tenemos que hablar más de nuestros sentimientos ahora? —Pregunto con


una risa nerviosa—. ¿Es lo que chicos gays hacen juntos? No he recibido mi tarjeta
gay todavía, así que no sé.

Se ríe, pero suena débil. Lo dejo estar.

— ¿Estamos bien?

—Estamos bien, Chico.

El sol está casi desaparecido. Lo vemos ponerse.

—Oh, y Otter ya lo sabía.

— ¿Qué?

—Eh. No importa, Papá Bear.

Finalmente, caminamos de regreso hacia nuestra familia, que nos esperan con
expresiones desconcertadas. Otter susurra algo a Bear, que sacude la cabeza.
Dominic pone su mano sobre mi hombro y aprieta.

Durante el resto de la noche, Bear no se aparta de mi lado. O tal vez yo no


dejo el suyo. No sé. Yno importa. Creo que ambos lo necesitamos.

Y eso está bien también.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Cuando Tyson dice adiós.

Tres meses después.

No pierdas la cabeza, me digo. Puedes hacerlo, puedes hacer bien esto. No es


para siempre. Es sólo por ahora.

—Chico —dice Bear suavemente detrás de mí—. Tenemos que seguir adelante
antes de que oscurezca.

—Claro —le digo, echando una última mirada alrededor de mi habitación en la


monstruosidad verde.

Él pone una mano en mi hombro. —Estaremos de vuelta antes de que te des


cuenta —dice—. En Acción de Gracias o Navidad, lo que quieras.

—Claro. —Repito. ¡Esto no es lo que quiero! ¡Desembala todo! ¡Pon todo de


vuelta en su sitio!

—Dominic está esperando en la planta baja —dice Bear.

—Está bien. —La tierra tiembla bajo mis pies.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

— ¿Estás seguro de que esto es lo que quieres? — Pregunta.

Me río. Suena un poco histérico. —Un poco tarde ahora, ¿no?

Él camina detrás de mí y pone su mano en mi hombro. —Nunca es demasiado


tarde, Chico —dice—. Nosotros haremos lo que tengamos que hacer. Es así de
simple.

Sin embargo no lo es. Ya he desarraigado nuestras vidas para movernos por


todo el país. No puedo volver atrás ahora.

Si no puedo hacerlo por mí mismo, entonces yo puedo hacerlo por lo menos


por mi hermano.

—Estoy bien —le digo tratando de mantener mi nivel de voz—. Estoy listo.

Él envuelve su brazo alrededor de mis hombros y me saca de la habitación. El


peso de su brazo es un algo familiar y hace que la larga caminata por las escaleras
sea más fácil. Estoy respirando. Estoy respirando.

Digo adiós a Anna, que tiene lágrimas en los ojos.

Digo adiós a Creed, que más o menos golpea mi espalda cuando me abraza.

Digo adiós a JJ, que realmente no parece importarle lo que está pasando.

Digo adiós a Stephanie y Ian Grant, que me dicen que me van a ver pronto.

Digo adiós a Alice y Jerry Thompson, que dicen que están muy orgullosos de
mí.

Digo adiós a Stacey, y creo que no va a estar mucho tiempo, así que no se
ponga demasiado cómoda. Estoy avergonzado por este pensamiento y lo alejo antes
de que pueda verlo en mi cara.

Digo adiós a Erica Sharp, la abogado que me ayudó a que perteneciera a Bear,
quien dice que siempre sabía que iba a llegar lejos.

Digo adiós a Georgia Erlichman, la trabajadora social, que me dice algo en


alemán que no puedo entender.

Me entregan un teléfono y Eddie Egan, el terapeuta que me enseñó cómo


respirar, dice que siente no poder estar aquí, pero que está orgulloso de mí y que
recuerde lo que he aprendido de él.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Digo adiós a la monstruosidad verde, pasando mis dedos a lo largo de la pared


cerca de la puerta.

Digo adiós a la señora Paquinn, a pesar de que se ha ido hace mucho tiempo.

Se reúnen, todos ellos, en el jardín frente a nuestra casa. Ellos hablan, ríen y
lloran. Yo estoy en medio de todos ellos y estoy tan rodeado que es como estar
atrapado en medio de una tormenta de la que no quiero escapar.

Pero entonces una mano agarra mi mano y me aleja lejos de la multitud, lejos
del ruido.

Lejos de las despedidas.

Vamos por el lado de la monstruosidad verde, escondiéndonos del mundo. Tan


pronto como llega a mi lado, me lanzo hacia él y él me captura en esos grandes
brazos y puedo sentir el latido de su corazón contra el mío. Todo es tan brillante.
Todo se siente tan real. Los pelos de sus brazos cosquillean contra la piel de mi
cintura, donde mi camisa se ha elevado. Su respiración es dura y pesada contra mi
oído. Él se agarra a mí con más fuerza, como si pudiera evitar que esto suceda,
como si no pudiera dejarme ir y me doy cuenta que probablemente podría. Si él
realmente quisiera, a pesar de que los dos sabemos que es demasiado tarde y
aunque ambos sabemos que no lo hará, probablemente podría.

No te vayas, me decía. Por favor, no me dejes nunca.

Está bien, le respondo. Bueno.

Pero él no lo pide.

Los minutos pasan. Quizás horas o Días.

Por último, me deja ir.

Espero que me mantenga lo suficientemente cerca como para causar


moretones.

Él abre la boca para hablar, pero ningún sonido sale.

No sé qué decir a cambio. ¿Cómo se dice gracias a alguien que ha hecho tu


vida completa? ¿Cómo dar las gracias a alguien que hace que no puedas imaginar tu
vida sin él?
T.J. Klune El Arte de la Respiración

No sé la respuesta a eso.

Bear grita mi nombre. Es hora de irse, dice.

No. No puede ser. Todavía tengo mucho que decir. Las palabras no saldrán
aunque sé están ahí.

Bear me llama otra vez.

Dominic se ve frustrado y niega con la cabeza.

—Adiós —le susurro.

Entonces me vuelvo y me alejo. Lo dejo ahí, de pie junto a la monstruosidad


verde. Cada paso duele, pero voy a hacer grandes cosas. Voy a hacer de este mundo
un lugar mejor. ¡Dime que me quede y lo haré! grita esa pequeña parte de mí.
¡Llámame y dime que no me vaya!

Estoy en el coche.

Nuestros familiares mientras tanto gritan “Hasta pronto”.

— ¿Estás listo? —Me pregunta Otter desde el asiento del conductor.

No. —Sí.

— ¿Estás bien? —Pide Bear.

No. —Sí.

—Estaremos de vuelta —dice de nuevo.

—Ya puedo respirar —le susurro.

Bear toma la mano de Otter y se sonríen el uno al otro.

Miro por la ventana a medida que comenzamos a alejarnos. Dom está donde lo
dejé. Presiono mi mano contra la ventana con la palma plana. Él levanta su mano a
cambio y a pesar de que no me oye le prometo que voy a volver. Por él, por
nosotros. Es una tontería, lo sé. No es la forma en que funciona el mundo, pero
tengo de dieciséis años y aunque pueda ser diferente a la mayoría de la gente de mi
edad, soy lo suficientemente joven para creer que puedo hacer cualquier cosa que
me proponga y así lo prometo. Te quiero, creo. Y creo que siempre lo haré.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Él desaparece de mi vista.

Veinte minutos más tarde, pasamos de Seafare a Oregón. El sol se levanta en


el cielo delante de nosotros ya que viajamos al este, y me digo esto es sólo un
bache en el camino. Un día, voy a mirar hacia atrás a todo esto y me voy a reir.

Me voy a reír.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Cuando Tyson recibe el correo.

La casa estaba vacía cuando he llegado. Los viernes son mis días más cortos y
Bear y Otter se encuentran todavía en el trabajo. La casa está fría. New
Hampshire en diciembre es frío. Esto no es algo que realmente pensamos cuando
decidimos venir aquí. He aprendido con bastante rapidez que odio la nieve con una
pasión desenfrenada. Se filtra en mis huesos. Pone mis pies mojados, incluso a
través de mis botas. La odio. Odio cada parte de ella.

Estoy hojeando el correo por el pasillo, desenrollando la bufanda de mi cuello,


pensando si sólo podría subir a mi cama, meterme bajo las sábanas y no
preocuparme por una maldita cosa durante el próximo par de horas. Ha sido un día
difícil. La escuela no es como pensé que sería, las personas que no son como yo
pensé que serian y al parecer ser un estudiante de primer año de dieciséis años de
edad, en la universidad es una especie de anomalía.

Aquí la gente no sabe qué pensar de mí más de lo que lo hacían en la escuela


secundaria. Al parecer ser el genio de la clase tiene un estigma social que no
esperaba. La gente es implacable y no les importa a quiénes pisan para conseguir lo
que quieren.

A la mierda. El semestre está por terminar y luego iremos a casa, voy a llegar
a ver a Dom y me sentiré bien como la lluvia. Sólo un par de semanas más. Eso es,
T.J. Klune El Arte de la Respiración

puedo hacerlo, tengo que hacerlo. Tal vez voy a llamarle cuando vaya arriba. Él no
tiene que trabajar hoy, no lo creo e incluso si lo hace todavía conseguiré oír su
mensaje en el buzón de voz. Su voz es todo lo que necesito.

Un sobre blanco me llama la atención, la escritura femenina en una carta


dirigida al Bear, Otter, y yo. Curioso, lo recojo. Es pesado y rígido. La dirección del
remitente es para Stacey Warner y... ¿Dom? Espera.

¿Por qué tienen la misma dirección? Es la casa de Dom, justo bajando la calle
desde la Monstruosidad verde. Ellos no viven juntos, Dom me lo habría dicho. Me
hubiera dicho que se mudaba.

Arranco el sobre y suena mi teléfono. Pienso en ignorarlo, pero es él. Sé quien


es por el tono de llamada que tengo configurado. No lo puedo pasar por alto, nunca
he sido capaz de hacerlo.

—Oye —le digo cuando contesto el teléfono, con una sonrisa que viene
espontáneamente a mi cara.

— ¿Dónde estás? —Pregunta rápidamente. No suena como él. Suena como i


estuviera en pánico.

—En casa. ¿Por qué? ¿Qué pasa? —Rompo el sobre.

—Mierda —susurra—. Ty necesito que me escuches, ¿de acuerdo?

— ¿Qué? —Pregunto, tirando del pedazo de cartón dentro del sobre. Pellizco
los bordes y tiro.

—Necesito que confíes en mí en este momento. No abras el correo. No sé qué


pasa con ella. No se suponía que sucedería de esta manera. Stacey me ha jodido y
yo estoy tratando de coger un vuelo hasta allí en este momento.

— ¿Vas a venir? —Pregunto, sin preocuparme por el resto de lo que ha dicho.


No me importa, va a venir, viene a verme—. Tío, eso es... —Miro hacia abajo a lo que
está en mi mano y todo cambia.

El sobre cae al suelo.

— ¿Ty? ¡Tyson!

No puedo respirar.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

— ¡Tyson! ¡Maldita sea, puedo oírte!

—Cabrón —digo finalmente.

—No —dice en tono angustiado—. No, Ty escúchame.

— ¿Es esto cierto?

—Yo... no lo es....

— ¿Es esto cierto? —Le grito enfurecido. Mi pecho se está levantando mi piel
pica por el sudor. Mi garganta está empezando a cerrarse y me arden los ojos. Esto
tiene que ser una broma. Esto no puede ser real. Él no me haría esto. Me lo habría
dicho si se estuviera yendo tan lejos. Me habría advertido. No. Él no lo haría,
incluso no haría nada de esto, para empezar. Esto no es real.

—No importa, Ty —dice con desesperación—. Escúchame, necesitas respirar,


¿de acuerdo? Necesitas respirar para mí, ¿de acuerdo? Sabes cómo hacer esto.
Inhale y mantéenlo durante tres segundos. Por favor. Por favor haz esto.

Pero no puedo. No lo haré. No sé ahora que esta será la última vez que oigo su
voz durante unos cuatro años. No sé ahora que no voy a ver su rostro durante casi
cuatro años. No sé ahora que esto, por todo lo que ha venido antes, por todo lo que
somos y se convertiría, por cada lazo único que nos une juntos, este es nuestro
final. Este es nuestro adiós. Esto es lo que nos va a separar.

Y será mi elección.

—Bañera —le digo aturdido—. Necesito…

—No —se queja—. Oh, Ty. Por favor, no lo hagas. Por favor respirar. Sólo
respira.

Pero no puedo porque hay terremotos. No puedo porque el suelo está


temblando. No puedo porque estoy en la esclavitud de un ataque de pánico, algo que
no ha sucedido en meses. Le puedo oír por encima del rugido de mis oídos, pero
está muy lejos. Está muy lejos y no ha respondido a mi pregunta.

No ha negado lo que tengo en mi mano.

—Me tengo que ir —le digo, incapaz de detener que mi voz se agriete—. Me
tengo que ir y conseguir estar seguro. Me tengo que ir por todo lo que está
sacudiendo, D-Dom. Todo está temblando y no puedo... yo...
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Tyson James Thompson escúchame —exige rompiendo el torbellino en mi


cabeza—. ¿Estás escuchando?

—N… no vienen aquí.

Está aturdido. — ¿Qué?

—No tenías que n… negarlo. No me d… dices que es un b…b… broma. Mantente


alejado Dom. Mantente alejado. No puedo, yo no puede RR… respirar. —Empiezo a
moverme por el pasillo hacia el baño.

—Está teniendo un ataque —grita a alguien en el fondo—Llama a Bear y a


Otter. Hazlo ahora “Por mí" ¿Ty? ¡Tyson!

—N… no quiero verte.

—Ya voy.

—No. —Llego a la puerta del baño y necesito mucha energía para empujar la
puerta y abrirla

—Ty, por favor. Necesito verte. Necesito…

—No hay n…necesidad, no lo hagas. —Me tropiezo hacia la bañera. Mis


dientes castañetean. Duele.

Todo duele.

Sabías que esto iba a suceder, susurro. Lo sabía, una parte de ti lo sabía.

No. No. No lo sabía. Esto no es real.

¡Pobre Tyson! ¡Pobre Chico! Necesitas estructura, necesitas organización. Es


necesario una rutina y que cada pequeña cosa esté en su lugar para que pueda
clasificarlo, para que pueda compartimentar ¿y cuando algo altera ese orden? Te
desmoronas, colapsas. ¿De verdad creías que esto no iba a suceder? Tienes
dieciséis años y ni siquiera puedes manejar esto. ¿Cómo puedes tener la esperanza
de tenerlo?

—Ya voy —dice Dom de nuevo—. Tyson, voy por ti.

—Yo n… no quiero verte —grito de vuelta. Dejo caer el teléfono... y se


deslizan sobre el borde en la bañera. La invitación se desliza de mi mano y
revolotea cerca de mi cara. Y por todo lo que es inevitable, por cada palabra de
T.J. Klune El Arte de la Respiración

nuestros días juntos, por cada momento que ha estado para mí para que fuera
capaz de simplemente respirar, todo lo que puedo ver son las cuatro primeras
líneas del párrafo ennegrecido contra el papel blanco cáscara de huevo.

El señor y la señora Harold Warner le invitan cordialmente para celebrar la


boda de su hija Stacey Ann Warner con Dominic Miller, en la fe, en la alegría y en
el amor.

¡Respira! Me grito a mí mismo. ¡Respira, oh mierda, respira!

—Tyson —le oigo gritar desde el teléfono. Suena tan lejos, como si estuviera
enterrado.

No, susurra. Eso no está bien. Está enterrado. Se está ahogando. Tyson, se
está ahogando.

En un océano.

Inhalo, creo. Respiro.

Es inevitable, me había dicho una vez.

Somos inevitables, le dije una vez a él.

Y todo lo que puedo hacer es respirar.

Sólo respira.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Parte dos

Volviendo a casa

Donde amamos es el hogar… el hogar que nuestros pies


pueden dejar, pero no nuestros corazones.

-Oliver Wendell Holmes


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Cuandoe Tyson vuelve a casa

Cuatro años después

Mi nombre es Tyson Thompson (formalmente Tyson McKenna, conocido como


el Chico) y estoy aquí para reclutarte.

¿Cuándo fue la última vez que tomaste una hamburguesa? ¿Una loncha de
bacón? ¿Una suculenta pechuga de pollo de KFC (Kentucky Cadáveres Fritos)? ¿La
semana pasada? ¿Ayer?

¿Hoy?

¿Sabe bien? ¿El jugo simplemente goteaba por tu barbilla mientras


empujabas esa pobre chuleta indefensa (que indudablemente había sido alguna vez
madre o padre de alguien, hijo o hija) por tu garganta? ¿Gemiste de placer cuando
habías terminado, lamiendo tus dedos para conseguir un último sabor de la carne?
¿Pasaste unos momentos pensando con cariño en esa comida, sólo para olvidarla
segundos más tarde y seguir adelante con tu día? Si recuerdas la comida, sólo fue
un poco más tarde cuando estaba pasando a través tuyo como magma líquido
mientras estabas sentado en el inodoro, jugando al Candy Crush en tu smartphone.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Abrasaba saliendo, estoy seguro, pero al menos tuviste tiempo para pasar al nivel
232. ¿Verdad? ¿Es así cómo sucedió?

Bien.

Tengo una historia que contarte.

Imagina, si quieres, una hermosa vaca llamada Carl. Carl es una Red Angus 8, el
pelo en su cuerpo de un profundo marrón que captura la temprana luz de la mañana,
causando que brille como el fuego. El creció en una bonita granja en las montañas y
con sueños de que un día seria la vaca a cargo de su rebaño. Recientemente conoció
una hermosa vaquilla llamada Jennifer que despierta su fantasía vaqueril. Es el
latigazo de su cola lo que primero llama su atención, la manera en que ella se inclina
sobre el bloque de sal y lo lame con su larga y plana lengua hace que su corazón de
cinco libras se salte un par de latidos en su amplio pecho. Tiene dos años y está en
la plenitud de su vida. Él está listo, ves, para entrar en su edad adulta de toro,
dejando la vida de ternero. Se decidió que al día siguiente, haría su jugada y
permitir que Jennifer sepa cómo se siente al montarla delante de la manada para
mostrar su vaquilidad9.

¡Él está nervioso! ¡Está emocionado! ¡Siente que podría saltar sobre la luna!

Pero luego todo se viene abajo.

Se despertó la mañana siguiente cuando unos hombres vienen y le llevan a él y


sus compañeros vacas hasta rampas que conducen a camiones de sucio metal. Muge
a Jennifer, pero ella no está en ninguna parte para encontrarla. Sus ojos están muy
abiertos y su nariz se dilata por el miedo. Trata de zafarse, pero el empuje de sus
hermanos es demasiado fuerte y es forzado hacia la parte trasera del camión, su
cara en el culo de otra vaca que apenas conoce.

Todos ellos claman mientras el portón se desliza y se cierra, lanzándolos a


todos ellos en la oscuridad. Los hombres se ríen. Hay un golpe en el revestimiento
de metal. El camión retumba a la vida y están en movimiento.

Pero no por mucho tiempo.

8
Tipo de ganado vacuno.

9
Juego de palabras cowness/maleness, cowness no existe pero hace referencia a la
virilidad en el animal.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Parece que han pasado solo segundos cuando el camión para y la puerta
trasera se desliza y se abre otra vez, luz intermitente contra los ojos de Carl,
causándole chillar otra vez. Grita por Jennifer frenéticamente, pero incluso si ella
está allí, no puede escucharla sobre la llamada de los otros. También es poco
probable que pudiera oírlo. Hay sólo confusión. Caos. ¿Qué está pasando? Pregunta
Carl. ¿Qué pasa?

Es forzado hacia la luz y está asustado de verse en una rampa de


clasificación, una alta cerca metálica alrededor de él, una cerca naranja oxidada y
opaca. Aquí no hay ninguna hierba, ni pienso delante de él. No hay ningún campo que
huela a sol. No hay ninguna Jennifer. Esta no es su casa. Esto es el infierno.

Sus hermanos y hermanas a su alrededor empiezan a moverse hacia debajo de


la rampa. No tiene más remedio que seguirlos. Es una ola de carne y hueso y él no
puede luchar contra ella.

Es empujado a una gran habitación llena de hombres. Uno está parado frente
a él y cacarea maniáticamente. El hombre agarra a Carl por la cabeza y tira de él.
Es empujado hacia delante en un dispositivo metálico que se cierra alrededor de su
cabeza, manteniéndolo en el sitio. Comienza a cocear con sus patas traseras,
destrozándose el cuello en el proceso. Paneles se levantan a ambos lados de él,
presionando contra sus costados, sosteniéndolo hacia arriba y en su lugar.

Hay un ruido de chisporroteo detrás de él y tiene tiempo para llamar otra vez
a su amada antes de que ser electrocutado con trescientos voltios en la parte
posterior de su cabeza. Los ojos de Carl están todavía abiertos y todavía está
respirando, pero no puede moverse. Parece que no puede conseguir que sus patas
respondan. Trata de mover su cola, pero está muerta contra su trasero. Todo es
nebuloso. Mueve sus ojos de lado a lado, seguro de que puede encontrar una manera
de escapar, seguro de que esto es simplemente un momento oscuro de su vida y que
mirará hacia atrás un día en que esté viejo y gordo y piense para sí mismo, ¿Por
qué?, que fue una experiencia. Que seguro fue un momento aterrador.

Luego viene otro sonido.

Un sonido mecánico.

Un profundo zumbido que chirría contra sus huesos.

Una máquina circular baja desde arriba hacia el lado derecho de su cabeza.
Un pequeño tubo se extiende desde esta máquina y empuja contra su cráneo, por
T.J. Klune El Arte de la Respiración

encima de su ojo. En vano intenta moverse, pero el electroshock ha dejado su


cuerpo inútil. Cierra sus ojos y piensa en Jennifer.

Están retozando en un campo. Hierba y heno se extienden tan lejos como los
ojos pueden ver. ¡Hay sol! ¡Y piedras de sal! Jennifer le mira con adoración, ¿y no
siente la necesidad de montarla? ¡Por qué, sí! ¡Lo hace! Es el rey de este campo y
Jennifer es su reina, todo estará bien, estará bien, estará…

Una explosión de aire comprimido propulsa una varilla de acero inoxidable,


asestándole un golpe contundente contra el lado de la cabeza y la oscuridad que se
extiende sobre Carl en ese momento es devoradora.

Más tarde, el cuerpo inconsciente de Carl es tirado de la máquina y cadenas


son atadas a sus piernas. Es levantado en el aire y colocado en línea con el resto de
sus compatriotas noqueados, sus ataduras sujetas a un rail por encima de su cabeza
que se mueve lentamente a otra máquina.

Todavía está soñando con Jennifer cuando una hoja muy afilada cercena su
arteria carótida y vena yugular. Su sangre vital gotea formando un charco fragante
y el gran corazón de Carl, su amoroso corazón, su corazón de cinco libras lucha por
mantenerse con la pérdida.

Pero incluso el corazón de un futuro Rey Vaca no puede vencer para siempre.

Carl muere desangrado, sin conocer nunca el toque amoroso de la pareja que
hubiera sido su todo.

Una vez que es drenado, se retira la cabeza. Sus patas se retiran. Se quita su
piel. Sus órganos internos se retiran para ser inspeccionados en busca de parásitos
o signos de enfermedad. Su lengua se quita. Su cabeza se coloca en un gancho y
envía más abajo de la línea. Un hombre llamado Todd que trabaja para el Servicio
de Inspección y Seguridad Alimentaria (y cuya alma está claramente muerta)
inspecciona la cabeza y el cuerpo de nuestro querido Carl para asegurarse de que
pasa lo que obviamente son los mediocres estándares establecidos por el USDA10.
Todd (el malévolo y diabólico hombre) firma en el cuerpo de Carl (sin ni siquiera
saber que este toro, esta majestuosa criatura, tenía esperanzas y sueños; no, Todd
está sólo pensando en que tiene que recoger el papel higiénico y FancyFeast 11 de

10
Departamento de Agricultura de los Estados Unidos.

11
Comida para gatos.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

camino a su casa para que su sarnoso gato Sr. Fluffy Good Times no pase hambre y
le muerda en los dedos del pie durante la noche).

El cadáver troceado de Carl se pone a través de vapor, ácidos orgánicos y


agua hirviendo para reducir los niveles de bacterias. Su cadáver rosado y brillante
es electrocutado luego otra vez para mejorar la ternura de la carne.

En este punto, como si no pudiera ser peor, Carl es congelado durante


cuarenta y ocho horas antes de que sea macheteado en óptimos cortes: primero
dividir por la mitad, luego en cuartos.

Pero eso no es suficiente. ¡No, señor! Ni de lejos.

Lo que queda del una vez noble Rey Vaca es procesada más allá para
asegurarse de que toda su carne es succionada de su cuerpo, un proceso con el
irónico nombre de "recuperación avanzada de carne". No podemos dejar ninguna
parte de Carl detrás, ¡puedes apostar la granja en eso!

Sus huesos son enviados a una planta de procesamiento y los pedazos de su


cuerpo son enviados a centros de distribución en todo el país. Estos centros
después proveen al mercado minorista.

Después a ti.

Así que.

¿Cómo fue esa hamburguesa?

¿La conseguiste en McDonalds?

¿Burger King?

Tal vez la tienda de comestibles y luego la asaste en la parrilla de barrio


donde estabas obligado a socializar con Jeffrey el de al lado, que se emborrachó
una vez más y se propasó con tu cónyuge. Ese bastardo.

Independientemente de donde lo conseguiste, lo más probable es que te


comiste a Carl. Carl, una vaca que sólo quería amar a su preciosa Jennifer, comer,
cagar y morir a la avanzada edad de veinte y tres.

¿Horrorizado también? ¿Indignado? Deberías estarlo. Esto le ocurre a nueve


billones de animales cada año en los Estados Unidos. ¡Es más de lo que personas hay
en este planeta! ¿Dónde está la indignación justificada? ¿Dónde está la furia
T.J. Klune El Arte de la Respiración

interminable? Estas plantas y sus instalaciones son esencialmente nuestra versión


del Holocausto (Vacashwitz, si y no me mires así, ¡sabes que es verdad!) ¡y nosotros
debemos luchar! ¡Hay que levantarse! ¡La locura tiene que parar!

Por lo tanto, piensa la próxima vez que tengas tus oscuros y monstruosos
antojos. Piensa en cómo estás tomando parte en una larga línea de asesinato. Tiene
que acabar. Y puede detenerse con nosotros.

Por lo tanto, ¡levantaos conmigo, hermanos! Levantaos y…

—Se podría pensar —dice Bear desde el asiento delantero del coche—, que
después de vivir con él durante casi veinte años, estaría acostumbrado a escuchar
estas cosas a estas alturas. Es triste saber que no lo estoy. Sólo tuvo que esperar
hasta que ya comimos, ¿verdad?

Lucho contra el impulso de rodar mis ojos. —Eso es lo que hay por la parada
de comida rápida. Piensa en todo el cáncer que es probable que tengas ahora. Sin
olvidar la grasa en la espalda.

— ¿Grasa dorsal? —casi grita.

—La peor clase —lo digo seriamente.

— ¡No había ningún sitio más donde ir! Y tenían ensaladas.

—Cubiertas con pollo —digo indignado—. ¿Es necesario contar la historia de


Jermaine el gallo y su amor, Lupita? Es positivamente fascinante.

—Veinte millas más —gime Bear—. Hemos venido desde tres mil millas y voy a
cometer asesinato en las últimas veinte.

—Ya has matado a Carl. ¿Qué es otro más?

— ¿Jermaine? —Pregunta Otter desde el asiento del conductor—. Suena


delicioso.

—No le alientes —dice Bear—. Sabes lo que sucede cuando se pone en


marcha. Te dije que la comida rápida era una mala idea.

—Prefiero escuchar sus historias de amor de vaca asesinada que oírte a ti


quejarte de tener hambre —dice Otter, —. Por lo menos con él, sé que va a dejar
de hablar en algún momento.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Oh, ¡toma ya! —dice Corey. Bueno, hoy es Corey. A veces es Kori, pero eso
es una historia que te voy a contar en un rato. Sólo saber que es mi mejor amigo en
todo el mundo. Y mi ex novio. Y ex novia. No es tan complicado como suena, lo
prometo. O tal vez lo es. Lo que sea—. Esta más que nada contento de que estés
allí, Derrick.

—Sólo piensas eso porque te gustan sus músculos — Bear lo acusa.

—Son más bien de ensueño —Corey está de acuerdo. Su voz es suave y tenue,
un poco más ahora que es Corey. Me recuerda el aleteo de las alas de pájaro. Todo
acerca de él lo hace, realmente. Es más alto que yo (maldito), pero poco. Me dijo
una vez que su padre era negro y su mamá era hispana, aunque como lo sabía, no lo
sé. Una de las primeras cosas que aprendí sobre Corey cuando lo conocí hace años
fue que se crió en hogares de acogida y nunca conoció a sus padres. No habla
mucho acerca de esos días. Los niños adoptivos tienden a no hacerlo. Esto lo sé de
hecho—. Será mejor que tengas cuidado, Derrick, no sea que me lance en picado y
te robe tu hombre.

—No puedes tenerlo —refunfuña Bear—. Es un voluminoso gran capullo.

Otter guiña un ojo a Corey en el espejo retrovisor y flexiona su bíceps. Es un


brazo grande, pero él es esencialmente mi padre, por lo que por supuesto creo que
es asqueroso. Otter no se ve muy diferente, aunque se aproxima a los cuarenta.
Claro, hay unas pocas líneas más alrededor de los ojos y la boca y su cabello es
menos abundante en la parte superior, pero todavía se le ve como siempre lo he
recordado: más grande que casi todo el mundo que he conocido y el doble de duro.

Está bien, tal vez estoy un poco celoso. Pero sólo porque estoy tan flaco como
siempre he estado. Y bajito. Y no soy el objeto del pseudo-afecto de Corey. No es
que yo realmente quiera ser nada. No importa. Joder, no estoy celoso.

Un poco.

Chorradas.

— ¿Esta es tu ciudad? —Corey pregunta mirando por la ventana la lluvia. El


Océano Pacífico se ve tan oscuro y agitado como siempre. Es tan diferente del
Atlántico. No sé por qué nunca lo vi antes.

—No precisamente —dice Bear—. Dale unos minutos más —Dice algo más a
Otter en voz baja. Otter se ríe y se estira para coger la mano de Bear.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

— ¿Estás emocionado? —me pregunta Corey. Me lanza una sonrisa tranquila y


aunque trato de no dejarlo, mi corazón da un pequeño vuelco en mi pecho. Es
maravilloso, eso es.

— ¿Acerca de qué?

Pone sus ojos en blanco. —Estar en casa para el verano. Una última aventura
antes que el resto de tu vida comience.

—No es el resto de mi vida. Es más escuela. O, al menos espero que lo sea. Si


me dejan regresar, eso es. Creo que las palabras eran "suspensión académica".

—Estarás bien —dice, acariciando mi mano.

—No es gran cosa —En realidad lo es, pero no quiero pensar en ello en este
momento. Ahora se supone que es un momento de calma, curación y alguna otra
chorrada esotérica—¿Vamos a no hablar cosas malas, está bien? No quiero que
Bear comience a llorar otra vez —Intentando mantenerlo trivial.

—Escuché eso —dice Bear—. ¡Soy un hombre! Los hombres no lloran.

—Tú lloras, —dice Otter—. Todo el tiempo. En plan de mocos por la cara a
todo lo que das, mejillas hinchadas, llanto total —Levanta su voz a un histerismo
chillón—. ¡Soy gay y quiero decírselo a todos en la cena y hacer cosas súper
embarazosas para todos y luego moquear por todas partes la camisa de Otter!

—Te preocupas de las cosas más raras, Papá Bear —le digo.

— ¡No lo digo así! —grita Bear, su voz entrando en histerismo chillón. Frunce
el ceño. Cuando habla otra vez, su voz es por lo menos dos octavas más bajas que su
voz normal—. Estaba tranquilo, indiferente y sereno y todos disfrutaron de una
velada encantadora.

¡Mentira! —Otter y yo decimos al mismo tiempo.

Sois unos gilipollas, murmura Bear.

—Uno pensaría que debería estar acostumbrado a vosotros a esta altura —


dice Corey—. Esos momentos en que descubro que no lo estoy son muy extraños.

—Eres raro —replica Bear.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Bear está sólo emocionalmente atrofiado —digo a Corey—. Ha sido así


desde que puedo recordar.

—Te voy a enseñar a ti emocionalmente atrofiado, tu pequeña mier…

—Creo que eso es algo que viene de familia —dice Corey.

—Chico, dejar de disgustar a tu hermano —advierte Otter—. Bear, cálmate.


Corey, tu…

— ¿Sí, Oliver? —pregunta Corey batiendo sus pestañas.

—Mantén la clase —dice Otter con un guiño.

Corey, suspira pensativo.

—Asqueroso —decimos Bear y yo al mismo tiempo.

—Ahora alejaos, los dos —dice Corey hacia el asiento delantero—. Estamos
cotilleando —Inclina su cabeza hacia la mía—. No respondiste mi pregunta.

— ¿Qué?

— ¿Estás emocionado por estar en casa? Nunca has venido antes. Incluso
cuando Derrick y Oliver hicieron viajes de vuelta, siempre permaneciste en New
Hampshire. Seguramente has añorado este lugar.

Es inevitable, una voz susurra en mi cabeza.

Y digo —Supongo.

—Me parece que algo que se llama la Monstruosidad Verde atrae


constantemente. Sé que a mí me atraería. Debes saber que estoy esperando algo
grotescamente palaciego.

—Chaval, vas a estar decepcionado, entonces. No es nada magnífico —Eso es


mentira, aunque no sé por qué lo digo. He añorado esa casa más de lo que una
persona probablemente debería añorar una casa. Es raro—. No está demasiado mal.

─ ¿No está muy mal? hace eco. Es donde conociste a D…

No. No ese nombre. Ese nombre permanece lejos de mí.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

¿Oh? susurra. Porque no pensando activamente sobre algo siempre funciona.


Dilo. Di su nombre.

Lo empujo lejos.

—Es… pintoresco —dice Corey al pasar por las casas a lo largo de la playa—.
No es Tucson, eso por supuesto.

—Estoy bastante seguro de que hay algunas diferencias donde crecimos —


digo secamente.

Él me muestra esa sonrisa trasparente. Es astuto, como si supiera algo que yo


desconozco. —Sin lugar a dudas. ¿No hay nada más?

— ¿Qué otra cosa podría haber?

—No sé —dice—. Algo. Cualquier cosa.

—No.

Asiente con la cabeza y mira hacia atrás por la ventana. —Te echaré de
menos, ya sabes. Cuando me haya ido —Me alcanza a través del asiento y toma mi
mano. Nuestros dedos se entrelazan y es familiar. Es reconfortante. Es casi como
el hogar.

Casi.

—No será para siempre —le digo—. Sabes que no. Volverás a verme y voy a ir
a visitarte y los próximos cuatro años pasarán tan rápido hasta que estemos al lado
uno del otro cada día otra vez... Trabajaré para la Agencia de Protección Ambiental
como toxicólogo o cualquier otra cosa que decida hacer. Tú serás un estresado
activista de los derechos de las víctimas. Entonces me convertiré en un
multimillonario y compraré PETA y hacerla no será una locura. Y entonces
tendremos una casa. Tú y yo. Te convertirás en una dama ociosa y yo voy a detener
los barcos de pesca de ballenas a lo largo de las costas de Japón. Esos salvajes.

—Todo eso, ¿eh?

—Todo eso —Sucederá. Sé que lo hará porque puedo hacer todo. Tengo todo
delante de mí aquí. Toda mi jodida vida. Solo tengo que pasar este verano, entonces
la vida real puede comenzar y puedo recoger los pedazos y ser quien debo ser. Es
así de fácil. Tiene que serlo.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Aprieta mi mano. —Voy a apoyarte en eso, Thompson.

—Lo prometo —Me permito un momento de debilidad y llevo su mano hasta


mis labios y la beso suavemente. Aprieta mi mano en reconocimiento, pero nada
más.

Me dirijo nuevamente a la ventana. No debería haber vuelto aquí, creo.


Debería haberme quedado en New Hampshire... No sé por qué le dije que sí.

Seguro que lo sabes, dice, con voz llena de alegría. No eres tan estúpido.

Vete. Simplemente... desaparece.

Se ríe.

Pronto, pasamos una señal familiar:

¡BIENVENIDO A SEAFARE!

—Estoy en casa —susurro a la lluvia.

Golpea unos minutos más tarde. No pánico del todo. No asfixia


completamente. Casi no puedo nombrarlo, pero cuanto mas y mas nos adentramos
en Seafare, se vuelve más palpable.

Es raro, realmente. Es una sensación que sólo puedo describir como


duplicación. En los cuatro años que he estado desaparecido, Seafare se ha ampliado
drásticamente. Lo que una vez fueron vacíos, solitarios tramos de playa son ahora
tiendas iluminadas que venden caracolas de mar, helados y postales. Estaciones de
servicio. Un CVS12 en casi cada esquina. Starbucks en casi cada esquina. Un
Walmart13.

12
Cadena de farmacias muy conocida en USA.

13
Cadena de hipermercados muy extendida en USA.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Hay gente por todas partes, incluso bajo la lluvia. Caminan en lo que
aparentemente es ahora un paseo marítimo. Algunos tienen paraguas. Otros tienen
parkas. A algunos no parece importarle en absoluto. Pasean a sus perros. Montan
sus bicicletas de alquiler. Comen su comida bajo toldos llamativos. Está vivo,
animado y llamativo.

Esto no es el Seafare que recuerdo. Solo que no soy la misma persona que se
fue años antes. Estoy desgastado y cansado de la batalla. La mierda ocurre. Las
cosas cambian. Sé eso ahora más que nunca.

Otter debe sentir algo raro en mi. —Proyecto de revitalización —dice—. Hay
un montón de dinero de los contribuyentes canalizado en restaurar el gancho
turístico.

—Parece tan falso —murmuro. Porque lo es. Es todo destellos pero sin
sustancia, todo luces y falsas sonrisas, gente brillante y feliz que no quiere nada
más que estar bajo la lluvia.

Nos movemos por la ciudad hacia la Monstruosidad Verde. Empiezo a ver


señales familiares, cosas que tiran de mi corazón en un billón de direcciones
diferentes, en conflicto con el hecho de que lo odio. Que lo amo. Que es mi casa.
Que este lugar es un extraño para mí.

Aquí está el instituto donde me gradué, pocos años antes, con un nuevo
edificio brotando cerca del campo de fútbol.

Aquí está la calle que recorría casi todos los días el autobús.

Aquí está la biblioteca que se había convertido en mi refugio en mi


adolescencia cuando me di cuenta de que era muy diferente a los demás y no
necesariamente en el buen sentido.

Y entonces. Oh, entonces vienen los recuerdos, esos malditos recuerdos que
me ahogan, que me estrangulan. ¡Aquí estamos! me gritan. Esta es tu vida, Tyson
Thompson, Tyson McKenna. El Chico. Aquí están tus mayores éxitos de siempre y
tus mayores cagadas. ¿Porque no fueron algunas de estas cosas simplemente
horribles? ¿No fueron simplemente terribles? ¡Sorpresa! Nosotros te hemos
estado esperando todo este tiempo.

Aquí está la tienda donde mi hermano trabajaba para mantener nuestras


cabezas a flote.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Aquí está el hospital donde perdí la Sra. P y casi pierdo a Otter.

Aquí está el cementerio donde su lapida se encuentra al lado de la de su


marido, la mujer apartada de mí injustamente. Su cuerpo se encuentra como polvo
en el océano. Lo siento, pienso mientras pasamos. Lo siento tanto.

Y aquí. Aquí. Los apartamentos. Los malditos apartamentos. Estos


apartamentos de ladrillo desgastado con canalones agrietados y escaleras de metal
oxidadas. Con coches de mierda en el estacionamiento. Con personas que parecen
que apenas están sobreviviendo. Apenas viviendo. Apenas respirando. Nos movemos
entre ellos y juro que el tiempo se ralentiza, casi se detiene y mi respiración ha de
ser fuerte porque Corey aprieta mi mano y me murmura algo que no puedo
entender. Este maldito lugar. Este horrible jodido lugar.

—No somos nosotros ya —dice Bear. Le miro. Está mirando a los


apartamentos a través de la ventana. Hay una expresión en su rostro que no puedo
descifrar. Casi parece miedo. Y odio—. ¿Sabes? Independientemente de lo que
fuimos, lo que fuera para nosotros, ya no somos nosotros. —Su voz es baja y sus
palabras sólo para mí.

No digo nada porque todo en lo puedo pensar es escuchar que alguien llama en
la puerta de entrada del apartamento. Todo lo oigo es a la Sra. Paquinn diciendo
algo sobre la TV. Todo lo que puedo hacer es saltar y decir, yo voy, yo voy, yo voy,
pensando todo el tiempo que tal vez Bear vuelve a casa temprano, o tal vez es
Otter pasándose para saludar y contestaré con ¡Hola!, ¿porque no es eso lo que
hacemos? ¿No es eso quiénes somos?

Abro esa puerta. Abro la puta puerta y no es Bear. No es Otter. No es Creed


o Anna o incluso Dom (él no estaba allí entonces, pienso violentamente. No estaba
aun vivo para mí). No. Es una mujer, una mujer allí de pie con una extraña sonrisa
que no es del todo una sonrisa. Vestido barato. Zapatos baratos. Pelo, cara y ojos
cansados. Ella está golpeada, está rota, pero esa sonrisa que no es absolutamente
una sonrisa se ensancha y dice, Hola, bebe. Hola, querido. Hola, Tyson. Soy yo. Soy
tu mamá. Estoy en casa. He vuelto. ¿Cómo estás? ¡Mira lo grande que estás! Te he
extrañado.

La miro. Durante un tiempo jodidamente largo. Y todo en lo que puedo pensar


es en Bear, Bear, Bear, pero él no está aquí. No está aquí y esta es mi vida, mis
Grandes Éxitos, mis Grandes Cagadas. ¿Y entonces? ¿Oh y entonces? Corro. Corro
lejos de ella rápidamente. Corro y me oculto y no dejo de temblar hasta que mi
hermano me tiene en sus brazos, hasta que sé que ella no es más que un fantasma
T.J. Klune El Arte de la Respiración

del pasado que crece y se desarrolla en su cabeza porque todo había estado bien.
Todo había sido genial.

—Jódete —susurro a los apartamentos incluso mientras mi garganta se


constriñe—. Jódete.

Paramos en un semáforo. Un coche de la policía de Seafare se detiene al lado


nuestro. Va a ser él, pienso. Va a ser él y me verá y me partiré en dos. Acabaré
jodidamente roto. Dejo caer mi cabeza mientras mi respiración sacude todo en mi
garganta.

Bienvenido a casa, Chico, ríe entre dientes. Sin duda, escapaste una vez. Pero
todos sabíamos que volverías al final. Bienvenido al jodido hogar.

No es él. Ni si quiera se parece a él.

— ¿Ty?— me pregunta Corey preocupado—. ¿Tyson?

—Para —grazno, aunque debería estar más allá de esto. No es justo, maldita
sea—. Para.

— ¿Chico? —Pregunta Otter.

—Parar el coche. Por favor.

—Aparca —dice Bear—. Ahora —Me alcanza y aprieta mi rodilla—. Respira —


me dice—. Solo respira. Lo tienes, Chico. Sabes hacerlo. Adentro y hacia fuera.
Adentro y hacia fuera.

—No puedo —le digo—. Duele.

Araño en la puerta tan pronto como el coche se detiene. La abro y soy


golpeado con una ola de aire del mar, salado y cortante. La lluvia ha disminuido,
ahora es más niebla que cualquier otra cosa. Pero no puedo ver, es como si
estuviera ciego. Salgo del coche y lo único que escucho aparte del océano es a Bear
diciendo: —Quédate aquí — y luego se pierde hacia las olas.

No. no soy así. Soy mejor que esto. Soy más de esto.

Trastorno de pánico, dice, suena extrañamente como Eddie, mi ex terapeuta.


Un trastorno de ansiedad caracterizado por ataques recurrentes de pánico
severos. En otras palabras, está jodidamente loco.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Tropiezo con un montículo, montones de arena se pegan a mis pantalones. El


viento sopla a través de las algas, un sonido tan familiar desde mi infancia que casi
grito.

Soy mejor que esto.

Piensa Tyson. Piensa. Sabes hacerlo.

No puedo.

Puedes.

No. Hay un terremoto.

No hay ningún terremoto.

El océano. Está aquí. Está enfadado.

No es así.

Lo está. Lo está.

No es así. Está tranquilo. La marea está baja. Las olas son pequeñas. El agua
salada roza contra tus pies. Todo está bien. La tierra no se mueve.

Se abrirá. Me arrastrará hacia abajo.

No, no lo hará. Tira de los dedos de tus pies, solo eso. Toma una respiración
profunda. ¿Qué hueles?

Sal Algas marinas. Océano.

¿Qué oyes?

Lluvia. Aves. Jodidas gaviotas.

Correcto. Jodidas gaviotas. ¿Qué sientes?

Lluvia. Arena. Agua.

Y a mí. ¿Me sientes?

—Sí —susurro—, tu brazo.

— ¿Dónde? —pregunta Bear, su voz pasando a través de la bruma.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

—En mi hombro.

—Porque estoy aquí.

—Sí.

— ¿Qué hacemos?

—Respirar.

— ¿Puedes hacer eso por mí?

—Sí.

—Hazlo, entonces.

Lo hago. Tomo una respiración, silbidos en mi garganta y mis pulmones se


llenan de Seafare, Oregon, un olor que prometí que nunca experimentaría otra vez.
Mis pulmones se llenan y es como la memoria muscular. Puedo saborear el aire en mi
lengua y lo único que recuerdo es Bear, Bear, Bear y Chico, Chico, Chico. Ya no soy
el Chico nunca más, aunque Bear y Otter todavía me llaman así. Estoy más allá de
eso. Soy Tyson. Soy Ty. Yo no soy un el puto Chico nunca más.

Es este lugar. Es Seafare. El océano.

Mi garganta se abre un poco y soy capaz de tomar una respiración más


profunda.

—Bueno —dice Bear—. Mantenlo.

—Lo hago.

—Déjalo salir

—Lo hago.

—Otra vez.

—Lo hago.

Finalmente, mi visión se aclara. No me sorprende ver que el tramo de playa


donde estamos es donde Bear y Otter se casaron, donde se esparcieron las
cenizas de la señora P.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—E... Ella fue esparcida aquí digo—. ¿R…recuerdas? Chocando contra nuestra
c…c…cara —Estoy realmente helado.

—Recuerdo —dice Bear—. Su última gota de diversión, creo.

— ¿Piensas eso? ¿P… piensas que fue ella?

Bear, suspira. —Lo pienso. No sé por qué, pero parece algo que la Sra. Paquinn
habría hecho, ¿sabes? Para decirnos que no estuviéramos tan tristes por ella.

—Sí.

— ¿Bear?

— ¿Sí?

—Yo no estoy... Yo no estoy bien. Ya sabes.

Su brazo se aprieta alrededor de mi hombro. —Estás mejor de lo que


posiblemente sepas, Ty.

—Pensé que estaba por encima de esto.

—Ha sido un momento, ¿Eh?

—Meses. Por lo menos. —El lo desconoce.

—Es mucho, lo sé.

— ¿Qué?

—Venir aquí. Por toda la mierda por la que hemos pasado, sé que es mucho.

—No pensé que me golpearía tan duro.

—Podemos dejarlo —dice—. Di la palabra, Chico. Di la palabra y volvemos a


ese coche y juro que nunca tendrás que volver aquí mientras vivas.

Me da vergüenza ahora. Dios, lo que ha tenido que aguantar. Por encima de


todo lo que ha atravesado. Las últimas noches pasadas en la bañera hasta sólo hace
un par de años. La terapia cognitiva y de comportamiento, que llevó al diagnostico.
Seguidos por los antidepresivos que no quería aunque necesitaba y que sólo
terminaron empeorando las cosas. Los medicamentos ansiolíticos que me hicieron
un zángano. Benzodiacepinas que empezaba a anhelar. El deseo que se convirtió en
T.J. Klune El Arte de la Respiración

algo mucho más. Por todo lo cual finalmente caí porque soy el jodido Tyson
Thompson. Tengo un CI14 de 158. Me convertí en un miembro de MENSA 15 a la edad
de trece años. Me gradué de escuela secundaria a los quince años. No necesito
esto. No soy puto loco. Yo soy mejor. Yo soy más grande. Soy más fuerte.

—No —digo, tratando de calmar mi voz—. No. Quería volver. Te dije que lo
haría. Puedo hacerlo. Fue solo... abrumador.

—Ty...

—Bear.

—Me dirás si te pones peor —No lo dice como una petición.

—Incluso si no lo sé, tu siempre lo sabes —murmuro.

—Desde luego que lo se, joder. Que me aspen si voy a dejar que retrocedas,
Chico. Si necesitas algo, me lo pides. ¿Me entiendes?

—Te entiendo —Sólo porque no hay más remedio.

—Y ya puedes parar ahora.

—Parar ¿qué? —A pesar de que ambos sabemos de lo que está hablando.

—De pensar en si te va a golpear otra vez. Puede que sí. Puede que no. Si lo
hace, vamos a enfrentarlo.

Ataques anticipatorios. Una gran parte del trastorno de pánico. Después de


un ataque de pánico, hay veces que mis pensamientos están completamente
ocupados en cuando llegará el próximo ataque. A veces, continúa. Y continúa.
Durante días.

—A veces creo que me conoces demasiado bien —le digo.

Se ríe silenciosamente. —Se podría decir que sí. ¿Necesitas hablar con
alguien?

14
Cociente intelectual.

15
Asociación Internacional De Superdotados.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

¿Más terapia? —Gimo—. No estoy loco, Bear.

—Nadie nunca dijo que lo estuvieras. Podría ayudar. A mí me ayudó, lo sabes.

—Eso es porque tú estabas loco —le aseguro.

Espera.

Cedo. O algo así. —Tal vez. No sé.

—Eddie está todavía aquí.

Ruedo mis ojos. —sí, ya es una buena idea.

—Él es familia.

—Somos tan raros.

—Lo somos —está de acuerdo.

Estamos tranquilos, por una vez. Entonces. — ¿Bear?

— ¿Sí?

—Voy a arreglar esto. Mi cabeza.

—No está rota, Chico. Sólo tiene que enderezarse.

—Eso es absurdamente profundo.

—Lo intento.

—Todo el mundo probablemente nos está esperando, ¿Eh?

— ¿En la Monstruosidad Verde? Probablemente. Pero ellos pueden esperar


tanto como necesites.

Niego con mi cabeza. —No. Estoy bien —El pánico ha sido empujado lejos.

Por ahora, susurra.

Bear desliza su brazo de mis hombros y me vuelvo para regresar hasta la


playa. Corey y Otter están de pie en la parte superior de la colina bajo la lluvia,
mirándonos.

—Ty —dice Bear detrás de mí. Me vuelvo. Está mirando el océano.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

— ¿Qué?

—No tienes que verlo mientras estemos aquí. Lo sabes, ¿no?

Maldito seas, Bear. — ¿Oh? —Pregunto inocentemente—. ¿Todavía vive aquí?


—Como si no lo supiera ya.

Bear no se deja engañar, pero lo deja ir. Digáis lo que digáis, pero él se ha
convertido en algo extraordinario. —Sin duda, Chico. Todavía vive aquí. Todavía es
policía.

—Bien por él —me doy la vuelta, hacia el coche.

No importa. He pasado de algo que para empezar nunca estuvo allí. Esa es una
de las cosas terribles de escapar de la infancia. Finalmente creces y te das cuenta
de que las cosas que querías cuando eras joven no eran realmente tuyas para
pedirlas.

Ahora sé eso.

El sol asoma entre las nubes mientras llego al coche y para bien o para mal, he
llegado casa.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Cuando Tyson da una leccion de historia

Lo sé, lo sé.

Tyson, estás pensando. Que coño está pasando? ¿Qué es toda esta angustia?
Esa loca voz en tu cabeza? El cliché de estar parado bajo la lluvia en la playa y
tener una crisis? ¿Quién te crees que eres? ¿Tu hermano?

La ironía de esto no se me escapa, confía en mí. Por mucho que me dije a mí


mismo que las cosas serían diferentes para mi, básicamente me he convertido en el
antiguo Bear McKenna.

Histerico, lo sé. Es como esas personas que dicen que nunca serán como sus
padres y luego se despiertan una mañana de treinta años después, cargar con una
hipoteca a la espalda, un adolescente rebelde que alterna entre las cosas calientes
y frías y dice "No sabes lo que se siente al ser yo", de mediana edad, gordo y poco
cabello que se pregunta por qué parece que hay cada vez más botellas vacías de
vino en la casa porque no bebieron mucho vino con la cena de anoche, un trabajo en
un cubículo que es esencialmente un chupa-almas que te da apenas lo necesario para
vivir, y una vida sexual etiquetada como "no resusitar."

Nunca pensé que podría llegar a ser tan malo. Nunca pensé realmente que
llegaria tan lejos. No se cómo sucedió. Un minuto estoy oyendo a Dom gritar mi
T.J. Klune El Arte de la Respiración

nombre a través del teléfono como mi delirio, el centro de mi mundo se viene abajo
a mi alrededor y lo siguiente, han pasado cuatro años y estoy yendo a casa por
primera vez. No he hablado con Dom desde entonces, aunque no por su falta de
intentos. Las llamadas telefónicas diarias continuaron por un tiempo. Se presentó
en Nueva Hampshire un par de veces, no es que yo lo vi. Él siempre fue
interceptado por Bear, que podia salir con dientes y garras al descubierto.

Terapia se reanudó poco después de esas llamadas telefónicas. Consegui un


diagnóstico oficial de trastorno de pánico era a la vez un alivio y una decepción. El
alivio se deriva de la idea de que, finalmente, lo que sea que estaba mal conmigo
tenía un nombre, porque seguro como la mierda que era algo más que los ataques de
pánico. La decepción vino del hecho de que todo lo que estaba mal conmigo en
realidad tenía un nombre, que no era algo que había fabricado en la cabeza o
simplemente un producto de mi imaginación hiperactiva. No, yo, Tyson James
Thompson, soy afligido con trastorno de pánico, lo que explica los ataques de
pánico en sí mismos.

Si no tienes estos ataques, entonces es un poco difícil de explicarlos para que


puedas entender lo que me sucede exactamente para cuando me golpean. La mejor
manera que he oído hablar de describirlos es que esencialmente se siente como si
estuvieras ahogandote en un vasto océano y se puede ver la superficie, pero es
demasiado lejos por lo que simplemente te ahogas, te ahogas, te ahogas.

Una vez más, la ironía de mi vida no esta perdida en mí.

Pero también estan los terremotos. Un millon de veces.

Con la terapia vinieron las drogas y con las drogas llegó Drone Tyson, el que
tenía los ojos ligeramente muertos, cuyos pensamientos eran confusos y turbios.
Drone Tyson no tenía los ataques de pánico, por lo menos no como muchos y nada
cerca de intensidad, pero Drone Tyson no tenía mucho más tampoco.

Aquellos son unos nebulosos seis meses que no acabo recuerdar, hasta el
punto en que las píldoras comenzaron a desaparecer a un ritmo más rápido de lo
que deberían, porque mientras mas alto conseguia llegar era mejor que el pánico
invasor. Parte de mi sabía lo que estaba pasando, sabía que me estaba ahogando en
un océano parecido, pero no pude encontrar una razón para que me importara.

Me desperté, tomé una pastilla.

Tres horas más tarde, me tomaba otra y luego otra. Y entonces otra.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Claro, Doctor, yo diría durante las sesiones de terapia. Vamos a hablar de mis
sentimientos. Vamos a discutir cómo me siento traicionado, aunque no es mi
derecho. Vamos a hablar de lo avergonzado que estoy por mis acciones. Hablemos
de cómo él me pertenecía a mí, aunque en realidad nunca lo hizo. Vamos a hablar de
lo inteligente que soy, de cómo puedo resolver casi cualquier tipo de ecuación
matemática puesta delante de mí, ¿cómo te puedo decir la formula química de el
acetato de calcio (C2H3CsO2). Déjame decirte que un día, quiero encontrar una
definitiva intervención de golpes así que nadie pueda ser alejado de los que lo aman
más nunca más.

Pero, sinceramente, Doc? Vamos a hablar de verdad. Vamos a hablar de lo


ingenuo que soy realmente. Vamos a hablar de cómo era este chico, este chico que
conocia. Este chico que había conocido cuando era más que un niño, que yo pensaba
que hiba a estar allí para siempre, que yo pensaba que iba a ser mío para siempre.
¿Podemos, Doc? Podemos hablar sobre cómo, aparte de Bear y Otter, Dominic fue
la única otra cosa que necesitaba en mi vida? Amo Anna, amo Creed. Yo amo JJ.
Ellos son mi familia.

Pero Bear es mío. Otter es mío. Dominic es .... bien. Dominicno lo es.

Pertenece a Stacey. Dulce, inocente Stacey, cuyo apellido nunca me moleste


en aprender hasta que estaba en la invitación de su boda, porque no era
permanente. Ella era sólo una fase. Yo sabía que era joven.

Lo sabía. Pero también sabía que un día, Dominic me miraria como yo lo miré a
él y sólo sonreíria y diria: Ahí estás. Ahora te veo. Te veo por lo que eres para mí.
Gracias por esperar. Siento haber tardado tanto.

Me gustaria ir a la escuela. Me gustaria convertirme en algo grande. Me


gustaría cambiar el mundo para mejor.

Animales vivirían! Los ancianos vivirían! PETA se convertiría en algo más que la
broma en la que habia degenerado en la actualidad (Nunca pensé que vería el día en
que PETA sería acusado de matar animales. Fascistas!).

¿Y Dom? Dom estaría a mi lado todo el camino. Nos gustaría conquistar el


mundo juntos, y nadie nos detendría, nadie podria decirnos que no. Tengo Bear y
Otter, porque son míos, pero también se pertenecen el uno al otro. Dom? Él me
pertenecía. Yo sabía esto. Con los ojos abiertos, mirando a travez del color rosa el
mundo, yo lo sabía. Con todo mi corazon. Con toda mi alma. Cuando era niño (Chico),
T.J. Klune El Arte de la Respiración

él era mi mejor amigo. Cuando llegué a la edad suficiente para entender estas
cosas, se convirtió en algo más.

Así que, Doc. Puede que sea inteligente, más inteligente de lo que alguien
probablemente debería ser. Sé cosas que otros no. Hechos concretos. Ciencia.
Mates. Sé estas cosas, pero por mi vida, yo creía en algo que yo sentía era real, que
resultó ser todo lo contrario.

Y cuando me enteré de esto, hice lo peor de todo.

Me escapé.

Pero eso no es todo, Doc. Eso no es todo lo que es. Es injusto poner todo esto
sobre él. Puede que tenga problemas con mi madre también, pero esa es otra
historia para otro momento. Baste decir, Doc, que puede que me resulte difícil
confiar en la gente. Yo soy, después de todo, un producto de mi entorno.

Sólo dame las píldoras, Doc. Hace que todo desaparezca.

¿Y sabes que? El médico lo hizo.

Y se fue. Durante un tiempo. No necesitaba la bañera porque yo no necesito


nada.

Dominic intentó llamarme. No le hice caso.

Llegó a Nueva Hampshire. Fue alejado.

-Yo sé lo que quieres- Escuché a Bear decirle una vez. - Créeme, lo hago.
Probablemente lo sepa mejor que nadie. Pero no se puede, Dom. Ahora no. Puede
que no sea más un niño, pero él es mi Chico. Él esta herido en este momento, y a
pesar de que no hiciste nada malo, me encuentro en tener que parar de golpear tu
cabeza. Lo siento, pero esa es la verdad. Eres familia, Chico grande, pero en este
momento no eres lo que necesita -.Tomé más drogas y me alejé. Las
benzodiazepinas son grandiosas cuando no quieres que te importe.

Entonces llegó el día en que Bear y Otter me sentaron y me di cuenta, por


primera vez en mucho tiempo, la tensión alrededor de los ojos del Bear, líneas que
no habían estado allí antes. El tramo fino de sus labios.

La ira y la preocupación beligerantes en sus ojos, no la había visto que en


mucho tiempo. Desde que Julie llegó al hospital, donde murió la señora Paquinn,
donde casi se muere Otter.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Y me puse ahí.

- Creo que tengo que dejar de tomar las pastillas - le dije.

- Creo que es una buena idea - dijo Otter.

- Será mejor que lo creas asi - dijo Bear. - ¿Puedes hacerlo?

Resultó que pude. Fue duro, pero me pude. El trastorno de pánico asomó su
fea cabeza después de un tiempo y yo estaba sentado en clases, la persona más
joven allí por dos años, cuando estaba pensando en una cosa al azar. Ni siquiera
tendría que tener ningún peso, algún significado, o ser malo.

Una vez, pensé en cómo Dom y yo una vez estabamos sentados en el capó de
su coche después de que Bear y Otter tuvieron su boda en la playa. El sol se estaba
poniendo, y vimos como Bear y Otter bailaban en la arena una canción que sólo ellos
podían oír.

Otra vez, me preguntaba (aunque traté de detenerme) como habría sido mi


vida si Julie me hubiera llevado con ella como dijo que haria.

Ese era malo. Ese fue todo lo que abarcaba.

Eso me llevó a Corey.

Yo había estado sentado en un banco fuera de la biblioteca de ciencias en el


comienzo de mi segundo año, respirando el aire, el sol en la cara, el viento en mi
pelo, y pensé: ¡Qué día magnífico. ¡Qué magnífico día, y lo que si se ella me hubiera
llevado lejos? ¿Y si ella me hubiera llevado y nunca hubiera visto a Bear de nuevo y
yo nunca hubiera visto a Otter de nuevo y nunca hubiera conocido a Dominic y yo
viviera con ella en un apartamento de mierda con personas que no conocia, con una
vida que no conocia, que hubiera sido?

Puede golpearte a veces así. La mayoría del tiempo, puedo sentirlos venir
después de un particular día estresante o si algo verdaderamente horrible sucede.
Esos son los días que puedo cerrar las escotillas y mentalizarse a mí mismo contra
ellos.

Pero a veces no lo hacen. A veces vienen de la nada. Y esos son los malos, los
que son difíciles de obtener fuera del camino.

No puedo salirme de ese camino.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Un momento estaba soleado y con olor a hojas mojadas, y el siguiente me


faltaba el aire, incapaz de respirar porque lo único que podía pensar era en ella y
que si, y oh, Dios, me estoy muriendo y ahogandome y no puedo recuperar el
aliento. Estos ataques no son cosas racionales. Puedo ser inteligente y un poco
ingenuo (bien, bien, delirante, también), pero cuando estoy en sus garras, estoy
seguro de que será la última vez.

Respira, pienso en estado de pánico. Sabes cómo respirar.

Busco mi teléfono para llamar a Bear, para escuchar su voz, para decirme que
ella no podia llevarme lejos ahora, que yo tenía diecisiete años y no habíamos oído
hablar de ella en años, pero se me escapó de las manos y no pudo encontrarlo, yo no
puedo encontrarlo.

- Oye, estás bien - oí una voz que decía: calma, calmante voz que de alguna
manera, entró por la tormenta. - Te encuentras bien. Estás bien? –

Negué con la cabeza. Yo ciertamente no estaba bien. Yo estaba muriendo.


Claramente.

- Te he visto por ahí - dijo la voz. Una mano empezó a frotar mi espalda. -
Eres el grande-inteligente Chico del que todo el mundo parece hablar .

Me preguntaba, en pocas palabras, si esta persona era tan completa y tan


absolutamente loca que no podían ver que estaba a punto de morir.

- Es bueno saber que incluso los genios tienen colapsos, supongo. –

- Jode ... te … - me las arreglé para decir.

La voz se rió. - Quizás. Si tienes suerte. Te estoy salvando, después de todo.


Me siento como un superhéroe! Tengo que hacerme unas botas patea-culos y una
capa. Oh, bueno, se te cayó el teléfono. Lo necesitas? - Asentí con la cabeza
cuando luces brillaron en mis ojos. Mi pecho dolia.

- ¿Llamo a alguien? –

Asentí con la cabeza de nuevo.

- Smartphone. Claro. ¿No es extraño pensar que hace veinte años, si querías
saber algo sobre el mundo, tendríamos que ir a una biblioteca a buscarlo? Ahora,
sólo puedes usar de esta pequeño máquina y buscar en google. –
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Que absolutamente fascinante, le quería decir. Por favor, continúa con tus
inutiles divagaciones mientras me ahogo a muerte, puto culo!

- Llamar … - le dije.

- ¿Llamar a alguien? El 911? –

Negué con la cabeza. - Primer ... contacto. - Mi piel se sentía resbaladiza por
el sudor.

- Hmm. Primero es…. Bear. ¿Bear? Conoces a alguien llamado Bear? Cuan
ridículo es eso? Esta timbrando. No puedo creer que estoy llamando a alguien
llamado Bear. - Una pausa. - Sí, eres Bear? Guay. Horrible nombre, por cierto.
Suenas como un barril de risas. Yo soy … que? Sí. ¿Chico? ¿Que chico? - Una mano
en mi brazo. - Eres Tyson? –

Asenti.

- Sí, es él. Está teniendo algún tipo de ataque. ¿Deberia yo ...estas seguro?
Está bien, supongo -.

El teléfono apretado contra mi oído. - Chico? - Le oyó decir. - Escúchame. Sé


que no puedes hablar, pero escucha. Sabes qué hacer. Cálmate. Deja de hacer otra
cosa que escucharme. ¿Me entiendes? Solo detente –

- Duele - le dije.

- Yo sé que lo hace. Lo sé. Pero eres más fuerte que esto, eres mejor que
esto. Lucha, me oiste? empuja a través de esto y lucha. ¿Qué debemos hacer? –

- Respirar.-

- Eso es correcto. Respiramos, Chico. Sólo respira. –

Y lo hice. Por él, lo hice.

Con el tiempo me tranquilicé. Finalmente, la bruma se fue. Finalmente, el


pánico se desvaneció, la marea se cabo, como siempre lo hacía. Las réplicas estaban
allí, esos pequeños terremotos que gritaban ¡REGRESARA! VENDRA POR TI OTRA
VEZ! No les hice caso. Por ahora.

- Necesitas que vaya a recogerte? - Bear me preguntó una vez que pude
volver a respirar. - Di la palabra, Chico. Voy a conseguir a alguien para cubrir mi
T.J. Klune El Arte de la Respiración

clase y voy a estar allí. Otter puede venir ahora. Él esta fotografiando algunos
antiguos graneros hoy para una revista de viajes, pero uno de nosotros puede estar
allí. –

- No - le dije. - Yo ... estoy bien. - no lo estaba, pero estaba llegando a ello.

- ¿Qué era? –

Yo sabía lo que quería decir. ¿Qué había sucedido para establecer ésto
fuera? El médico nos dijo que si hablamos sobre ello después, ayudaria a quitarle su
poder. Charlatan y su mierda psicología barata, la verdad.

Pero lo hice de todos modos, siempre lo hice. - Julie, el día que regresó -.

Bear suspiró. - Sabes que no puede suceder ahora, ¿verdad? -

- Sí. –

- sabes que se ha ido hace mucho –

- Si - lo hice. Y no lo hice. El trastorno de pánico no siempre permite el


pensamiento racional. Aunque, siendo en el otro extremo de la misma, siempre me
preguntaba cómo me he llegado allí en primer lugar.

- Tienes clases? –

- Dentro de poco. -

- Tal vez deberías tomarte el día libre.

- Tengo laboratorio -

- Si estas seguro –

-Lo estoy. ¿Bear?

-Quiero que esto se detenga, tanto –

- Lo se Chico, se que lo haces, un día, incluso se podra. Pero si no lo hace,


entonces me llamas y voy a hacer que desaparezca.

- ¿Prometes? –

Sin dudarlo. - Lo prometo. Vamos a salir de esto. Lo haremos. –


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Fue sólo entonces que fui muy consciente de que estaba teniendo un
conmovedor momento Familiar con mi hermano mayor, mientras que un desconocido
me sostenia el teléfono en la oreja. Fantastico.

- Me tengo que ir - le dije mientras mi cara ardía.

Mientras alejaba mi cabeza lejos del teléfono, escuché que Bear grito: -
Quien quiera tu amigo es, él suena lindo! - bastante alto. Para que todos oigan.
Dentro de los cuatro bloques de la ciudad.

Ese maldito idiota.

Miré hacia abajo a mis manos.

- Sabes - dijo el chico a mi lado (porque era un chico, me di cuenta ahora,


aunque yo no estaba mirandolo) - él está en lo correcto, soy muy lindo. - Apretó el
teléfono en mis manos y vi piel oscura, senti el roce de sus finos y suaves dedos
contra los mios.

- ¿Estás bien ahora?

- Sí - murmuré.

- ¿Qué esta mal contigo? - Muy contundente. Aprenderia pronto que ese era
su camino. Su modo de ser.

Fruncí el ceño. - No hay nada de malo en mí.-

- Por supuesto que no. - Podía oír la diversión en su voz. . - Sólo Parecía que
estabas a punto de morir. O algo. –

- Yo no estaba muriendo. –

- Oh. Estas loco, entonces? –

Alze mi cabeza y lo miré, este chico a mi lado que parecía decir lo que sentía
sin siquiera saber quién coño era ni dónde de había venido. Era una cosa delgada,
más alto que yo por lo menos unos cinco centimetros, como la mayoría de la gente
era. Su rostro era anguloso y poco femenino, con los ojos grandes y
magníficamente marrones. Pensé que tal vez tenia algo de maquillaje, pero no podía
estar seguro. Su largo cabello negro recogido en una cola de caballo. Un mechón le
cayó sobre la frente, curvo alrededor de su ojo.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Era bastante bello, este muchacho. No parecía haber ninguna otra palabra
para describirlo.

- No estoy loco - dije finalmente.

Él suspiró. - Oh. Bueno, eso no es divertido, entonces. Hay una clara falta de
locos por aquí y yo pensé que tal vez podrías ayudar a cambiar eso. - Él miró hacia
la plaza en frente de la biblioteca mientras se ajustaba la bufanda alrededor de su
cuello. - Eres el chico inteligente del que todo el mundo habla, ¿eh? Pensé que
todos los genios eran un poco locos, por lo menos -.

- Nunca dije que era un genio.- Aprendí bastante rápidamente que la mayoría
de la gente aquí no sabían qué hacer de mí. Yo era más una rareza que cualquier
otra cosa, por lo menos para los otros estudiantes. Mis profesores me trataron
como una especie de niño prodigio, que supongo que era, pero no sirvió de nada pata
mejorar mi posición con los otros. Yo era demasiado joven para ellos y muy
inteligente por una milla. El primer año aquí no había ido como yo pensaba que sería.

- Eso es lo que todo el mundo está diciendo - dijo el chico a mi lado. - Y vi la


entreviste que hiciste en la universidad Dartmouth. Muy interesante.-

El periódico estudiantil me había entrevistado hace unas semanas. Yo no


había querido hacerlo, pero Bear y Otter dijeron que podría ser bueno si yo queria
probar un programa de intercambio. - Por que interesante? - El muchacho se
encogió de hombros. - No lo sé. Llegaste en un modo ... presumido. –

- Presumido? - Le exclamó, indignado.

Él rió. - MENSA?(Sociedad de personas con alto coheficiente intelectual)


Colegio a los dieciséis años en un viaje completo? Las escuelas rogandote a
izquierda y derecha? Estaría un poco petulante tambien.

- Yo no soy presumido! –

- ¿Arrogante? –

- ¡No! –

- Condescendiente? –

- Por supuesto no. –

- Loco, entonces - dijo.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

- Eres un grande, gigantesco hueco en el culo - le dije.

Él arqueó una ceja. - Es reconfortante saber que los niños inteligentes locos
todavía pueden ser reducidos a llamar a alguien grande y gigantesco hueco en el
culo, Soy Corey. - Él le tendió la mano y me sonrió. Realmente fue una gran sonrisa
y no siento que mi corazón salta un golpe o dos?

Creo que podría ser.

Me tomó un momento para comprender lo que quería. No creo que podría


haber sido más socialmente torpe aunque si lo intentara. Cuando finalmente me di
cuenta de que estaba esperando para darme la mano, unos treinta segundos habían
pasado y yo estaba bastante seguro de que el sonido que estaba escuchando no era
para nada sobervia que había dejado una muerte dolorosa.

Empezó a tirar de su mano y una mirada extraña se apoderó de su rostro, así


que dispare mi mano para sacudir la suya. Erre su mano, por lo menos siete
centimetros y termine golpeándolo accidentalmente en el estómago en su lugar.

- Oh, Jesús! - Grité con horror. - ¡Lo siento! –

- ¿A menudo golpeas personas que salvan tu vida? - Preguntó con una mueca
mientras se agarraba a su estómago.

- Yo no estaba muriendo! –

- Esta es la razón por la que la mayoría de la gente tiende a ocuparse de sus


propios asuntos. Tienen miedo de ser asaltados.

Puse mi cara en mis manos y gemía. - Yo sólo estaba tratando de estrechar


tu mano! –

- Así que es por eso que me pegas? Yo no sabía que tenías una aversión a
estrechar las manos. Podrías simplemente haberlo dicho. ¿Es parte de tu religión?
O tal vez tienes misofobia, eso es el miedo a los gérmenes. O tal vez es realmente
quirofobia, eso es un miedo de las manos. - Él miró sus manos. - Tengo unas manos
muy bonitas. Perfectamente cuidadas y todo. Ahora me siento extraordinariamente
insultado. No tienes que ser grosero, ya sabes, salvé tu vida, después de todo -.

Nunca me había sentido más nerviosa en mi vida. - No tengo miedo de tus


manos! - Para probar mi punto,tendi la mano, agarre su mano y la sostuve en la mía.
- ¿Ves? Y sé lo que misofobia es. soy inteligente.-
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Él sonrió. - ¡Ah! Ahí está la presunción -.

- No es presunción. Es un hecho.-

- Dios, eres sólo un bicho raro, ¿verdad? –

- Los juegos de palabras son la forma más baja de humor.-

- ¿Mal día? -

- Me has pillado en un mal momento.- Subestimando eso. Cada momento


parecía ser un mal momento últimamente.

- ¿Ataque de pánico? -

Lo vi de cerca para ver si se estaba burlando de mí. No lo parecía, así que


finalmente dije: - Algo así.-

Corey asintió y yo estaba seguro ahora de que tenía eyeliner, al ultimo


momento. - Yo solía tenerlos también. Cuando era más joven.-

- ¿Mas joven? ¿Cuantos años tienes? -

- Diecinueve.-

- Oh.-

- Legalmente - dijo, meneando las cejas.

Casi me reí. - No los tienes ya? -

- ¿Qué? -

- Ataques de pánico. -

- No. - Él no dijo "nunca más" y yo no lo empuje. - Esto es bueno - dijo


después de un tiempo.

- ¿Qué? -

- Sentado aquí, en el sol. ¡Y mira! Estamos de la mano! Cuan romantico es esto!


Seguramente voy a escribir esta noche en mi diario acerca de esto. Probablemente
voy a terminar salpicando todos los I con un corazón -.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

No sabía qué decir a eso, así que Farfullé un poco. Traté de tirar de mi mano,
pero él no me dejaba ir. Finalmente, me detuve.

Nunca llegamos a clases ese día.

Más tarde me enteré de que Corey eraa también Kori el día en que se
presentó en mi casa con un vestido largo, su pelo en abanico alrededor de su
rostro, sus ojos se realzaban en el maquillaje ahumado. Se llama bigenderismo, que
es un subconjunto de la transexualidad. Siendo transexuales significa identificarse
a si mismo como lo opuesto al sexo con el que se nace. Bigenders son aquellos que
se identifican con ambos sexos y puede vivir como cualquiera, incluso el cambio

entre los dos para sentirse más cómodo. Corey era Kori y viceversa, pero
ciertas cosas podrían desencadenar la aparición del otro. Corey era impetuoso y
contundente. Kori era más tranquila, casi aireado.

Corey tenía una voz baja, con un poquito de un ceceo. El tono de Kori era mas
alto en el registro, sus palabras fluian como el agua. Lo hizo para que yo pudiera
predecir con quién estaría en un día determinado.

Siendo bigendered es diferente de ser transgénero, aunque muchas personas


no lo ven de ese modo. Es diferente de ser un travesti, aunque muchas personas no
pueden ver cómo. Él no es una drag queen.

Él no es una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre. No siempre se trata


del físico, en su mayor parte. Es mas algo psicológico.

Corey es Kori. Y Kori es Corey.

Incluso entonces, incluso al principio, no me importaba.

Él era Corey cuando me dijo que había crecido en hogares de acogida, sin
saber quiénes fueron sus padres.

Ella era Kori cuando ella me dijo que estaba en Dartmouth a tiempo completo.
Estudios de género, incluso. Resultó que ella podria ser más inteligente de lo que yo
soy.

Él era Corey cuando me esperó fuera del edificio de ciencias.

Ella era Kori cuando me esperó fuera de la biblioteca.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Él era Corey la primera vez que me besó. Fue una sorpresa cuando sucedió,
pero después, me sorprendió sólo que no había sucedido antes. Era fuera de una
tienda de café en la lluvia. Todo

alrededor de nosotros olía a hojas mojadas, y recuerdo que pensé, Oh. Oh.
Esto es bueno. Tuve la oportunidad de pasar por alto la pequeña voz en mi cabeza
que decía, Dominic, Dominic, Dominic.

Ella era Kori la segunda vez que me besó. Tenía las manos en su pelo, y me
pregunté qué significaba esto para mí. Me sentía culpable, por un momento,
preguntándome si todavía era gay o bisexual o incluso pansexual.

Pero yo la besé y ella me besó y me di cuenta que Kori era Corey y no


importaba quién era yo o quién era ella. Esa pequeña voz no habló tanto en ese
momento.

Él era Corey la primera vez que conoció a Bear.

Ella era Kori cuando conoció a Otter.

Ellos vieron quien sea que él o ella les mostró y no les importaba.

Él era Corey la primera vez que tratamos de tener sexo. Su dormitorio


estaba en silencio, las luces bajas. Mis manos temblaban, mi corazón palpitante y yo
estaba seguro de que iba a vomitar encima de él, ya sea

física o emocionalmente. La pequeña voz no hizo más que reír.

Ella era Kori cuando tuve mis momentos de ataque de pánico después, tocando
mi pelo y la espalda, con la voz alta y dulce, que me decía que estaba bien, que iba a
estar bien. Kori sale más por los ataques de pánico que Corey. Creo que es su
manera de lidiar con ellos.

Él era Corey cuando me acompañó a un mitin PETA, esa pequeña sonrisa en su


rostro mientras me observaba gritar que usar piel era un asesinato. - No creo que
el terrorista ecológico está en el entrenamiento más - me dijo más tarde.

Ella era Kori cuando anunció que estaba cambiando hacia el vegetarianismo.

Él era Corey cuando yo le encontre comiendo una pizza de salchicha cuatro


horas más tarde. - Vaya - dijo a través de un bocado de los animales de compañía y
absolutamente ninguna vergüenza. - Esto no sucedio - Él me sonrió y habia cerdo
pegado en sus dientes.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Él era Corey.

Ella era Kori.

Yo sé como suena esto, confía en mí. Bigenders, al igual que los transexuales,
han tenido durante mucho tiempo para tratar

con la idea errónea de una enfermedad mental. Corey me dijo una noche,
cuando ninguno de los dos podía dormir, que los médicos lo consideraban bipolar
cuando era más joven. Incluso esquizofrénico. Trataron a él y la como tal. - Yo era
Kori porque tenía miedo - dijo con amargura. - Y ellos pensaban que estaba loco. La
mayoría de ellos

lo hizo, de todos modos -.

- No creo que estes loco - le dije, besando su hombro desnudo.

- Los locos nunca lo hacen - dijo. Luego se echó a reír y todo estaba bien en el
mundo.

Al menos por un rato.

Él era Corey cuando él rompió conmigo tres meses más tarde. - No está bien,
Ty - dijo. Sus palabras fueron amables, pero su voz temblaba. - Tu lo sabes. Yo lo
sé. Te amo demasiado como para amarte de esta manera. - Esperé hasta que se fue
antes de dejar que el pánico me alcance. Bear me encontró en la bañera y espero
conmigo hasta que los terremotos se fueron. Hasta que el océano retrocedió.

Ella era Kori cuando ella se presentó en nuestra casa tres semanas más tarde
en el medio de la noche. Yo no la había visto desde que habíamos roto, a pesar de
que había llamado. - No puedo hacerlo! - Exclamó. Ella estaba más enojada de lo
que nunca la había visto antes. - No puedo no tenerte allí. No puedes cortar
conmigo, Tyson! ¡No puedes! yo

no te dejare! -

Él era Corey cuando nos encontramos un par de días más tarde. Ambos
estábamos nervioso al principio. Tentamos nuestras palabras. Nos tropezamos
sobre nosotros mismos. Pero, finalmente, encontramos el ritmo, el ritmo que ambos
podíamos bailar y en lugar de Corey y Ty o Kori y Ty, se convirtió en algo mucho
más.

Corey se convirtió en parte de mi familia, la loca cosa, jodido que es.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Lo mismo hizo Kori.

Él era Corey cuando me preguntó por qué nunca volví a Oregon con el Bear y
Otter. Dije que alli no había nada para mí.

Ella era Kori cuando conoció Creed, Anna, y JJ cuando vinieron a visitarnos.
Se enamoraron de ella. Ellos la adoraban. Y a medida que se fueron, ella me miró y
dijo: - ¿Cómo puede no haber nada para ti aqui

cuando ellos te pertenecen? -

Él era Corey cuando la verdad salió sobre Dominic. No sé cómo pasó o por qué,
pero de repente, le hablé de Dominic. Todo sobre Dominic. Nuestra palabra del día.
Nuestros promesas. Nuestra amistad, mi amor, lo luminoso y ardiente y espantoso
que era. La mirada en su rostro cuando todo era inevitable. Su voz rota debido a
gritar toda la noche por su madre que habia sido asesinada por su padre. cuan
grande era para mí, tanto física como emocionalmente. - Era culto al héroe -

Finalmente dije, el salteado de tofu en frente de mí enfriandose. - Puedo ver


eso ahora. Eso es todo lo que era -.

Un pequeño terremoto golpeó cuando dije eso, pero lo mantuve a raya.


Después de eso, los ataques de pánico se detuvieron, durante un tiempo. Pero no
me habia dado cuenta de eso hasta más tarde, cuando yo estaba de pie en una playa
de Seafare bajo la lluvia.

Corey me observó durante un rato, sin decir nada. Con el tiempo, desvié la
mirada. El restaurante en el que estabamos sentados era casi vacío.

Entonces, - Yo sabía, creo. -

- Sabías qué? - Le pregunté.

- Que había algo más sobre ti.- Él sonrió con tristeza. - Tú estabas allí, Ty,
conmigo, cuando estabamos juntos. Pero nunca estabas allí -.

- Yo estaba - dije débilmente. Mis propias palabras se sentían como mentiras.

- Este Dominic -.

- ¿Qué pasa con él? - Deseaba desesperadamente que la conversación


terminara. Yo no sé por qué Corey saco el tema en primer lugar. Yo quería estar en
cualquier parte, pero no donde estaba.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Corey se encogió de hombros. - Él es diferente. A ti. -

- ¿Que significa? -

Se inclinó hacia delante y agarró mi mano. - Significa, que eres un mentiroso.


Puedes decir que lo has superado, que sólo era algo así como una adoración infantil.
Di todo lo que quieras, Ty. Pero eres un mentiroso -

Eres un mentiroso, de acuerdo.

Ella era Kori cuando me convenció para volver a Seafare, por última vez. - Te
arrepentirás - dijo suavemente. - Si no vuelves al menos una vez, te arrepentirás.
-

- Yo no quiero verlo - le dije rápidamente.

Ella se rió, como Kori reía, cosa ligera y seductora. - Observa cómo yo no lo
mencione. Tu lo hiciste -

Mierda.

- Además, no se trata de él, Tyson. Se trata de tu familia. Anna, Creed, sus


padres, JJ. Y se trata de la señora Paquinn. Te conozco, Ty. Sé que te esta
matando no volver a verla. Y dolera incluso más despues. Créeme. Es más fácil
hacerlo ahora si no piensas en el pesar que tendras más adelante. Pero finalmente,
el arrepentimiento es todo lo que te quedara. -

- Esa mierda psicologica no funciona en mi - repliqué.

Kori sonrió. Ella supo. Ella sabía que tenía razón. Y lo que era peor, ella sabía
que yo sabia. - Cuando nos vamos? - me preguntó.

Así que ahí está, la lección de historia. Todo ello, creo. Por lo menos los
puntos altos. Estoy seguro de que hay innumerables historias que podrían contarles
acerca de mi tiempo fuera de Seafare. Cosas que me han moldeado hasta
convertirme en lo que soy hoy en día. Tal vez te voy a decir, un día. Pero aquí,
ahora, en este momento, se trata de

volver a casa a un lugar que he evitado durante tanto tiempo como me sea
posible. Es sobre este coche a la ciudad de una tarde lluviosa, Seafare luciendo
mas grande de lo que tiene derecho, luciendo más brillante de lo que nunca fue.

Aqui esta el lugar de mi juventud.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Aqui estan las cosas que he intentado olvidar.

Aquí estan todos, se extendia a mi alrededor y es como si nunca me hubiera


ido.

Aquí es donde comenzó.

Y aquí es donde comienza de nuevo.

Sé lo que estás pensando. Esto es igual que Bear y Otter! Un regreso a casa
después de una larga ausencia! Una reunión destinada a suceder! Todo volverá a ser
como era y como debe ser. Esto es, después de todo,

inevitable. Es como nuestra palabra del día, o como nuestra capacidad de


respirar. Sólo respirar.

Pero, en realidad, la vida pasa.

Caminos que parecían convergir se separan.

No es culpa de una persona. Simplemente es.

Algunas cosas, sin importar lo mucho que se desean, no importa lo mucho que
esperamos, no importa lo mucho que rogamos por ellos en secreto en nuestros
corazones, no están destinados a ser.

Estoy aquí para decir adiós.

Nada mas.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Cuando Tyson asiste a la fiesta

más incómoda

—DIOS MIO, —Corey respira mientras nos detenemos en la Monstruosidad


Verde─. Las fotos no hacen justicia a esta casa. Está… está más allá de lo épico.

Así es. Siempre lo ha sido. La Monstruosidad Verde va más allá de lo épico.


Una casa de dos pisos de ofensiva arquitectura, que se levanta fuera los suburbios
como un gran jódete al resto del barrio. Es rara, la verdad, la sensación que me
golpea cuando la veo de nuevo, en cerca de cuatro años. Es épica si, el verde tan
grotesco debería ser ilegal, pero sigue siendo sólo una casa como cualquier otra.
Tiene paredes, un techo y un patio.

Así que ¿por qué cuando nos detenemos junto a ella, en el camino de entrada,
lleno de coches que no reconozco, se me forma un nudo en la garganta? ¿Por qué
puedo sentir el calor pinchando mis ojos? Es sólo una casa. Eso es todo lo que es.

Pero eso es una mentira, es más que eso. La Monstruosidad Verde fue la
primera vez, desde que puedo recordar en la que yo sabía que tal vez, sólo tal vez,
las cosas estarían bien para Bear y para mi. Nos despedimos de los apartamentos
con agujeros en la pared, con las alfombras bastas y las paredes desconchadas.
Dijimos adiós a una vida donde existíamos simplemente pasando por ella. Dijimos
T.J. Klune El Arte de la Respiración

adiós a una vida de la que no estaba seguro de que habría que hacerlo. Aunque
traté de poner buena cara, por lo menos tanto como un niño de nueve años de edad,
aprendiz de ecoterrorista podría hacerlo. Yo era un niño pequeño, pero hubiera
dado la vuelta al mundo con mis propias manos si mi hermano me lo hubiera pedido.

Es sólo una casa, sí, pero también es más que eso. Es una señal de que las
cosas podrían mejorar.

─Por favor, dime que nunca vas a pintar sobre eso, —dice Corey─ de verdad,
es como si el Alegre Gigante Verde se hubiera masturbado en toda la casa.

─Y esa imagen nunca va a salir de mi cabeza, —dice Bear.

─¿Su semen seria verde? —se pregunta Otter en voz alta. Podría ser verdad.
Y muy asqueroso.

─Probablemente sabría como los guisantes y las zanahorias, —dice Corey.

—Por lo menos sería bueno para ti, —le digo─. Tal vez es como el puré de
guisantes de la comida de bebés.

─Eso es falso y ofensivo, —dice Corey─ y en su mayoría correcto también.

─Gracias a Dios esto ya está empezando, —dijo Bear─. Hemos estado en casa
durante un minuto y estamos ya discutiendo sobre las pajas del Alegre Gigante
Verde para la alimentación del bebé. Por una vez en nuestras vidas, ¿podríamos
tener una conversación normal antes de entrar en una reunión social, por favor?

─Bear sólo está molesto porque ahora eso es en todo lo que va a pensar —
Otter explica a Corey— y probablemente le hace sentir un poco excitado.

─¡Asqueroso! —Gemí—. No quiero pensar en Bear excitándose por el Alegre


Gigante Verde, ni en nada parecido. Chicos mantened esas ideas para vosotros
mismos.

—No jugamos a rol con el Alegre Gigante Verde, —dice Otter, sonando
insultado—. El Sexo con comida enlatada para mascotas no es uno de mis
problemillas.

─¿Tienes problemillas? —Pregunta Corey, animándose—. Cotillea, ahora.

—Ni en tus sueños, —asegura Bear.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

─Puedes contármelo —dice Corey—. Yo te escucho.

─Ese es mi hermano, —le digo mientras le doy un cachete─. Y mi Otter, que


es una especie de padre-hermano. Eso no está bien.

─Podríamos conseguir algo, como un traje verde, —Otter le dice a Bear─ y


una cinta de hojas verdes y espárragos o algo así. Eso sería caliente.

─Es por eso que tengo que ir a terapia, —le dije a Corey─ debido a este tipo
de cosas. Sucede todo el tiempo.

─¿Quieres una cinta de espárragos para mí? —pregunta Bear─.


Probablemente podría entrar en una.

─Es bueno saber que incluso las personas de edad pueden ser modernos, —me
dice Corey─. Me da esperanzas para cuando yo tenga 40 años.

─Eso probablemente no era lo mejor que podrías haber dicho. Digo cuando
Bear comienza a balbucear con indignación.

─¿Viejo? Voy a golpear tu riñón hasta sacarlo de tu cuerpo, pequeño…

─No lo hará, —le digo—. A él sólo le gusta sonar rudo, no podría matar una
mosca.

─¿Generalmente no haría daño a una mosca?

─Generalmente, pero es Bear. Ni siquiera podría hacer eso.

─Otra vez, —dice Otter─ no sé muy bien cómo hemos llegado a este punto.

─Eso parece ser algo común con vosotros, —dice Corey─. No puedo esperar a
que vayamos a cenar, he oído que Bear se carga de vino, llora y entonces todo se
diluye en un gran que os jodan donde todos hablan a la vez y por lo general termina
en sensibilidad y abrazos.

─¡Eso fue solo una vez!

─¿Qué pasa con la cena de graduación de la escuela del Chico? —Pregunta


Otter.

─¿Y cuando conseguiste ese contrato de profesor? —Pregunto.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

─¿Y cuando el New Yorker compró esa foto del campamento de personas sin
hogar que hice?, —dice Otter.

─¿Y cuando hice la lista del decano mi primer año?, —le digo─ mi primera y
única vez.

─Podría tener un problema con la bebida, —murmura Bear.

─Y un problema estilo vómitos emocionales, —dice Otter.

─ Y un problema de diarrea verbal, digo.

─Fue la Monstruosidad Verde, —dice Corey, tratando de quedar sobre


todos─ así es como hemos llegado hasta aquí.

Bear se encoge de hombros. ─Hablamos de volver a pintarla, sobre todo


cuando la pintura comenzó a descascarillarse en los lados. No me atreví a hacerlo.
No parecía correcto.

─Le costó al tipo de la pintura de Home Depot al menos tres semanas que
coincidiera con ella, —dice Otter─ estoy bastante seguro de que tuvo que ir al
mercado negro de Rusia para encontrar los componentes para obtener el color
correcto.

Bear puso los ojos en blanco. ─No fue tan difícil, el sólo quería que siguieras
yendo para poder coquetear contigo.

─Estabas proyectando tus inseguridades sobre él, querido. Él no estaba


coqueteando conmigo.

─¿En serio? ¿Lo hacía? Así que supongo que eran solo asunto de pintar y del
color cuando él te preguntó cuándo salías del trabajo y que pensaba que eras tan
vascular16. ¡Se reía como Julia Roberts en Pretty Woman con cada cosa que decías!

─Soy divertido, —dice Otter─ y vascular.

─No eres tan gracioso y cuando tus venas sobresalen, es asqueroso.

─Eso no es lo que dijiste anoche.

16
Apelativo para las personas que tienen sus músculos hinchados y las venas marcadas
después de una sesión intensa de gimnasio.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Bear sonríe y pone los ojos en blanco.

─¿Anoche? —digo con horror─ ¿en el hotel?. ¡Estábamos compartiendo la


misma habitación!

Bear se encoge de hombros. ─Por eso es que los baños tienen cerraduras.

─El chico de Home Depot (NT: cadena de tiendas de bricolaje)


definitivamente quería tu pene, —dice Corey.

─Aquí vamos, —murmuro— de vuelta a los penes. Nunca voy a salir de terapia,
voy a llegar a los noventa perseguido por los recuerdos de Bear y de Otter
teniendo sexo.

─Extremadamente sexual, —dice Bear.

─Súper sexual, —asiente Otter— espárragos incluidos.

─Os odio a todos.

─La angustia adolescente es histérica, —dice Bear.

─Igual que una pequeña reina del drama, —dice Otter.

─Son divertidos, —me dice Corey— eres muy afortunado.

─Jódete rayito de sol, —respondo.

─¡Hey!, —gritó una voz desde fuera del coche.

Todos miramos.

Creed Thompson está en la puerta. Lo que sólo puede ser descrito como una
versión en miniatura de él, a su lado imitando la pose de brazos cruzados de su
padre. Uno parece intimidante como el infierno. El otro solo Creed.

─¿Vais a estar sentados ahí todo el día? —Nos grita.

─Sí, ¿todo el día, chicos? JJ grita en eco.

Otros empiezan a acumularse detrás de ellos: Anna, Stephanie y Ian Grant,


su mamá y papá. Alice y Jerry Thompson y los padres de Otter y Creed.

Empiezo a preguntarme por qué me llevó tanto tiempo volver.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

La lluvia se detiene mientras abro la puerta del coche.

CAMINO a través la puerta principal, y esto es lo que veo:

Escaleras, que conducen a la segunda planta. Durante mucho tiempo después


de su accidente, Bear y yo rondábamos alrededor de Otter cada vez que trataba
de subirlos, a pesar de que pesaba más que nosotros dos juntos. Siempre pensamos
que podríamos al menos amortiguar su caída.

La sala de estar a nivel mas bajo, una reliquia de los años setenta, donde
están los viejos sofás. En Navidad, Bear y Otter se sentaban en ellos y escuchaban
como les obsequiaba con los poemas más épicos de Navidad en la historia del
mundo. Santa/ Satanás nunca tuvo una oportunidad. Creo que todavía los tengo. En
algún lado.

La cocina donde quemé el pavo de Acción de Gracias a propósito un año, sin


pensar en la posibilidad de incendiar la casa. Todo el mundo tubo que comer frijoles
de soja. Creo que Otter casi lloró. Yo lo conté como una victoria. Quizás fui una
pequeña mierda manipuladora cuando era más joven.

El pasillo al doblar la esquina, donde me encontré con Dominic y Stacey.


Aparto la mirada.

Subiendo las escaleras hay una puerta abierta que conduce a mi habitación.
Albert Einstein me saca la lengua aunque los bordes de su cartel están curvados.
Una copia maltratada de Un mundo feliz está en una estantería junto a una concha
que cogí el día dejamos que la señora Paquinn en el océano.

Una camisa cuelga en la pared, la puse allí cuando llegué a ser demasiado
grande para ponérmela. MEAT ISN´T NEAT, dice.

Fotos en cuadros desparejados, se encuentran dispersas en el escritorio. No


sé por qué los dejé atrás. Supongo que pensé siempre que estaría de vuelta antes
de lo que lo he hecho.

En uno estamos Bear y yo, me sostiene en sus brazos, su frente contra la mía.
Sé quién tomó la foto, pero ella no se merece mis pensamientos.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Tengo 5 años y estoy sentado sobre los hombros de Bear en la playa, riendo.
No recuerdo de qué. No importa porque yo estaba con mi hermano mayor.

Acabo de cumplir nueve años y estoy rebotando en un castillo inflable en una


fiesta de cumpleaños en la que no sabía lo que iba a pasar. Pensé entonces que era
el mejor día de mi vida.

Tengo con nueve años y estoy de pie con Otter delante de la Monstruosidad
Verde, ambos cubiertos de suciedad y sudor. El brazo de Otter esta alrededor de
mi hombro mientras me abrazo a su pierna.

Tengo diez años y Dominic y yo estamos en el patio trasero, nuestras frentes


juntas mientras conspiran. Sobre qué, no me acuerdo.

Tengo doce y Dominic y yo estamos acampando con Bear y Otter, estamos


caminando uno al lado del otro, las mochilas colgando de los hombros. Tengo la
mitad de su altura, y por cada paso que el daba, tenía que dar tres para ponerme al
su lado.

Tengo trece años y esta Dominic.

Tengo catorce años y él está a mi lado.

Yo... no sé. Tengo cualquier edad y Dominic está allí. Él siempre está ahí.

La última foto es sólo él, su primer día con el uniforme del Departamento de
Policía de Seafare. El uniforme le sentaba bien. Recuerdo haber pensado con un
oscuro sentido del asombro lo guapo que se veía, lo maravilloso que era. Lo grande
que se veían sus brazos. Lo fuertes que eran sus muslos.

─¿Chico?. —Creed llama desde las escaleras─. ¿Tienes hambre?

Me permito tocar la imagen sólo una vez. Parece justo.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

NO PASA mucho tiempo antes de que la predicción de Corey de nuestra


marca patentada de que-os-jodan surja como cabeza de Hidra 17.Realmente no creo
que sea una cuestión de si más, si no de cuando. No hay manera de poner a esta
familia en una habitación sin que todas nuestras locuras salgan a jugar.

Tal vez debería haberlo sabido cuando bajé por las escaleras y vi Corey
servirle a Bear un vaso de vino, guiñándome un ojo en secreto: mientras mi hermano
esta distraído se lo llena hasta el borde.

Tal vez debería haberlo sabido cuando Stephanie Grant me da un plato de


espárragos para sacar al patio trasero y en lo único que puedo pensar es en Bear
vestido como el Alegre Gigante Verde y como un poquito.

Tal vez debería haberlo sabido cuando al pasar al lado de Creed le oigo contar
a su hijo un chiste de Toc-Toc que implica un conejo sucio, advirtiéndole al mismo
tiempo que lo daría en adopción si alguna vez le decía a su madre, donde lo había
oído. ─Y no a una buena agencia de adopción —dijo Creed,─ una mala donde cuelgan
a los niños en los armarios de sus pulgares cuando se portan mal.

Tal vez debería haberlo sabido cuando volví a entrar para coger los platos y
oí a Otter decirle a Bear en voz baja: ─No tenemos que hacer esto ahora, ¿de
acuerdo? Si no estás listo, entonces no tenemos que hacerlo. Esto es entre tú y yo
¿de acuerdo? Estoy bien si eso es lo que hay. Lo sabes, Papá Bear.

Bear asiente y toma otro trago de vino. Se le ve extraordinariamente


nervioso por algo, lo que no augura nada bueno para su sobriedad.

Tal vez debería haberlo sabido cuando Alice Thompson entregó a su esposo
Jerry otra botella de vino ya que la primera, casi había desaparecido entre los
mayores.

Tal vez debería haberlo sabido cuando nos sentamos todos y Corey nos miró
con anticipación y un brillo maquiavélico en sus ojos.

Tal vez debería haberlo sabido. Pero al parecer, no lo hice.

¿Te enteraste? Ese era yo suspirando.

17
Monstruo marino con múltiples cabezas de serpiente.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Deberías saber ahora cómo empiezan estas cosas.

Sí, eso es, con la oración de ‘doy las gracias por’. ¿Puedo obtener un puto
Amén? ¡Aleluya!

─Oye, Dios, —dijo Alice después de que todos unimos las manos e inclinamos
nuestras cabezas─ somos nosotros de nuevo. Gracias por la generosidad que nos
has concedido. Abro una rendija de un ojo y veo que el plato principal en el medio
se asemeja a Slimer de Cazafantasmas. Obviamente es vegetariano, pero todavía
parece que está vivo. Alice es impresionante, pero su cocina es un crimen contra la
humanidad─. Estoy agradecida por el hecho de que nuestra familia está de vuelta,
juntos de nuevo, ¡por fin! Por favor, vela por Tyson que comienza una gran aventura.

Es una forma educada de decirlo, supongo. Es la intención lo que cuenta.

Ian, el padre de Anna, es el siguiente, como siempre. —Estoy agradecido por


la salud de mi familia y que mi nieto probablemente le dará al Chico una salida para
su dinero en el departamento de inteligencia. Él no ve que JJ empuja su nariz con
un tenedor y mira al techo. No estoy muy preocupado por tener mi posición
usurpada.

Stephanie Grant es la siguiente. ─Estoy agradecida por ser capaz de


encontrar otro trabajo tan rápidamente después de ser despedida.

Agradecimiento silencioso.

Anna dice, ─Estoy agradecida por mi hijo y mi marido, incluso aunque dejen
calcetines sucios en el suelo en la cocina.

Credd dice, ─Estoy agradecido de que mi esposa conoce mi escondite secreto


para mis calcetines sucios.

JJ dice ─¡Oye, mamá! Oí un chiste muy gracioso de... un tipo llamado... Leed.
¿Cómo llamarías a…

─JJ, —Credd tose ruidosamente─. Este no es momento de chistes, es el


momento de los agradecimientos. Tienes que decir de lo estás agradecido o no
podremos comernos el moco gigante que hizo mi mamá.

─Es lasaña de col rizada y espinacas, —dice Alice alegremente, a pesar de que
no se ve muy parecido a la foto.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

JJ suspira. ─No sé por qué tenemos que comer verduras porque el tío Ty
está aquí. Papá dice que el no tener carne en una comida es como ir de discotecas
con crías de foca.

─Yo no lo dije de esa manera, —dice Credd apresuradamente.

─Quizás podemos ignorar a JJ hoy, —dice Anna.

─¡Puedo hacerlo! Estoy agradecido por... por... mi Xbox 360 y Call of Duty.

─Se supone que no jugarías a eso porque es demasiado violento, —dice Anna
con severidad.

─Papá me dijo que podía, pero sólo cuando no... eh. No importa.

─Colega, —Credd gimió─. No mola.

─Cuando veas a tu padre durmiendo en el sofá, —dice Anna a su hijo,─


recuerda que todavía lo quiero mucho.

─Oh, —dice JJ─. ¿Eso significa que estas pidiendo el divorcio?

Anna se ríe. ─Oh, cariño. Probablemente.

─Estoy de acuerdo con eso, siempre y cuando yo obtenga dos Navidades. Mi


amigo Jack dice que sus padres se divorciaron y ahora compiten por su amor con
regalos.

—Yo sólo te compraría comida para perros, —promete Creed.

─¡Bien!, —dice Jerry─ estoy agradecido de que Bear, Otter y el Chico han
decidido volver a Seafare, al menos por el momento. Ha sido difícil tenerlos en la
otra costa. Y estoy agradecido porque Corey ha decidido pasar el verano aquí.

A mi lado, Corey sonríe, con la cabeza aún inclinada. ─Estoy agradecido por
todo lo que ha ocurrido en los últimos cuatro minutos. Y por estar aquí.

Él me aprieta la mano. ─Estoy agradecido de que incluso con todo el cambio


que hay en el mundo, puedo volver a casa y encontrar que no ha cambiado nada aquí,
—digo fácil, lleno de cosas que mejor quedan sin decir. Ellos lo saben. Es hora de
seguir adelante.

Aprieto la mano de Bear. Sólo entonces me doy cuenta de que esta sudoroso,
muy tenso y que casi está temblando.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Oh, cojones. No sé si quiero saber lo que va a salir de su boca.

Estamos callados mientras esperamos. Su agarre se aprieta con más fuerza


en mi mano.

─¿Bear? —Oigo que Otter susurra─ ¿estás bien?

Su mano tiembla.

Oh no.

Es demasiado tarde.

─¡Hemos decidido tener un bebé! Bear espeta, muy fuerte, un poco


arrastrando las palabras y un poco histérico.

Yo sólo... ni siquiera sé qué hacer con esto. Ni siquiera trato de cerrar mi


boca. Nadie más alrededor de la mesa lo hace tampoco. Bueno, a excepción de la
Otter, que entierra su rostro en sus manos.

Y por la gracia de Dios (o lo que sea que hace funcionar la mente de Derrick
Thompson) se vacía: ─Yo ni siquiera pensé que quería estar cerca de niños, y
¡mucho menos tener uno para mí! Son pegajosos, asquerosos, huelen raro, siempre
están goteando líquidos, hacen tonterías estúpidas como comer bichos y pegamento
y ¡lo que cuestan! Por los jodidos demonios, ¿el costo? Siempre quieren cosas
nuevas como ropa y comida, pulseras, Súper Nintendo y ¡camisetas Hypercolor18!
¡No creo que sigan haciendo camisetas Hypercolor! ¿Dónde podría ir a buscar una
ahora? ¿Buena voluntad? ¡Ni siquiera puedo tener benevolencia sin sentir que mis
sueños están muriendo! ¡Y los niños se lastiman tan fácil! ¿que pasa si pierden un
brazo en un accidente de barco o si es atacado por un gorila cuando vamos al
zoológico en una visita educativa? Yo no se si podría hacer frente a un niño de dos
brazos y ahora ¿tengo que tener un niño con un solo brazo, porque quería alimentar
con algodón de azúcar al gorila? ¡Eso es una puta mierda! Yo ni siquiera quiero esto,
pero entonces estábamos sentados en un restaurante, pensando en nuestros
propios asuntos cuando este niño camina llevando una pequeña camioneta
accidentada, venía cantando una canción y bailando, estaba bailando y ¡de repente
me volví a Otter y exigí que pusiera un bebé en mí! Pero soy un hombre y él es un
hombre, eso es biológicamente imposible, pero ¿que cojones está pasando en mi

18
Línea de camisetas que cambian de color con el calor.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

cuerpo que lo único que podía pensar era en ofrecer a esos padres quinientos
dólares si pudiéramos comprar a su hijo, para que pudiera sostener su mano
mientras llevaba su accidentada camioneta y cantaba y bailaba? ¿Cómo va a ser ni
remotamente normal que mi reloj biológico este corriendo? ¡Tú me conoces! La idea
de mí criando un niño esta tan fuera de la esfera de lo posible que debe ser
absolutamente ridículo, ¡pero no! ¡Todo es la jodida culpa de Otter! ¡Él es quien está
alentando esto! ¡Él es el que dijo que esto estaba bien! Y ahora estoy borracho de
nuevo y estoy bastante seguro de que me voy a convertir en una ama de casa que
desperdicia la tarde con Merlot mientras espera que los niños vuelvan a casa, voy a
estar obligado a ir a jugar T-ball19 y voy a ocultar mi vino en cajas de zumo porque
creo que el T-ball es, literalmente, lo más insoportable de ver. Quiero decir, vamos.
¿La pelota está quieta y la pierdes? ¿Eres jodidamente ciego? Pero entonces todo
vuelve a ese pequeño niño con la destrozada camioneta y no me importa. Voy a ser
la mamá alcohólica del T-ball, que se emborracha y le grita a los árbitros porque mi
hijo sólo necesita un poco más de tiempo para golpear la bola, por lo que los
árbitros mejor guardan la jodida calma y esperan.

Está jadeando en el momento en que termina. Su cara esta de color rojo. Se


toma el resto del vino.

─No hay palabras, —dice Corey con respeto—. Debería… haber enviado… un
poeta. —No es Jodie Foster en Contact20.

─¿Vais a tener un niño, —dice Jerry, sonando estupefacto.

─¿Vamos a ser abuelos otra vez?, —dice Alicia con lágrimas en los ojos.

─¿Qué hay en este vino?, —pregunta Ian, frunciendo el ceño ante su vaso.

─Este es un día tan maravilloso, —dice Stephanie alegremente.

─¡Oye, mamá!, —dice JJ─ ¿cómo llamas a un conejo con un pene doblado?
¡Fucks Funny21!

─ ¡JJ! —grita Anna─ ¿Dónde has oído eso?

19
Deporte infantil que es un Beisbol y softbol simplificado.

20
Película de ciencia ficción.

21
Juego de palabras con el nombre del conejo Bugs Bunny.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Los ojos de JJ se abren como platos. ─Papá me lo dijo y luego dijo que no te
lo dijera, —apoya la barbilla en la mano y hace pucheros.─ ¡Oh mierda!. Ahora voy a
ser colgado por los pulgares en el orfanato.

─Traidor, —se queja Credd.

─Credd, —grita Anna.

─Anna está embarazada de nuevo, —dice, levantando las manos como si


quisiera protegerse de los golpes.

─¡Creed!

─¿Qué?, —dice en tono ofendido─ lo estás, debería saberlo, lo puse allí, a


propósito esta vez.

─ ¿Estás qué?, —dijeron sus padres a la vez.

─ ¿Otra vez?, —preguntó Otter.

Ella pone los ojos en blanco. ─Sí. De nuevo. Ocho semanas—Lanzó una mirada
asesina a Credd, que esta silbando y mirando al techo─. Íbamos a esperar para
decirlo, porque queríamos que hoy fuera todo para el Chico.

─No tengo ningún problema con esto, —le aseguro a ella─. Por favor, continúa.
─Cuando uno está hasta las rodillas, es mejor simplemente dejarse llevar; de lo
contrario te arrastra.

─Querido Jesús, —dice Corey─ gracias por todo esto, es mágico. Casi
imposible de creer.

─¿Vamos a ser abuelos? —Preguntó Alicia─. ¿Aún más?

─¿Puedo tenerlo?, —dice Bear esperanzado.

─No, Bear, no puedes tener a mi hijo nonato, —dice Anna secamente.

─Puedes tener el siguiente, —dice Credd─. Quiero decir, por el tercero, ellos
sólo se deslizan fuera de ahí ¿verdad? ¿Cómo puede ser tan difícil?

Todos los hombres de la sala hacen muecas. No es una imagen agradable.

─Estoy bastante segura de que no es lo que sucede, —dice Alice, acariciando


la mano de su hijo─. Te costó al menos catorce horas.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

─Eso es debido a mi gran…

─Cabeza, —su padre acaba─. Se te quedó atascada la cabeza, ya que era del
tamaño de una sandía.

─No soy una fábrica de bebés, —dice Anna—. Sólo para que quede claro.

─¿Tenéis ya un donante? —Credd le pregunta a Otter.

Otter, con aspecto resignado, niega con la cabeza.

─¿Por qué no lo haces tu, entonces?, —le pregunta a Anna─. ¡Piensa en ello!
¡Lo mantendremos en familia! ¡llevarías a mis bebes y los de mi hermano! ¡Y tu ex
novio, porque puedes mezclar todo ahora! —Hace una pausa. Sus ojos se
estrechan─. Espera, eso no suena bien, en absoluto. No sé cómo me siento acerca
de eso. —Se vuelve y mira a Bear y Otter—. No creo que quiera que alguno de
vosotros embarace a mi mujer. Manténganse alejados de su fábrica de bebés.

─¿Vas a tener dos bebés? —pregunta JJ─ mejor que no se meta con mis dos
Navidades cuando tu y papa os divorciéis.

─Lo que me parece cada vez más probable con cada segundo que pasa, —dice
Anna─. Y no, no voy a tener dos bebes, solo uno.

—No vamos a pedírtelo, —dice Otter sin poder hacer nada.— Confía en mí.
Esa conversación tendría que haber sido... bueno, supongo que no tendría que haber
sido tan extraña como lo está siendo.

─ ¿Quieres ser padre? —Le pregunto a Bear.

Él se mira las manos. Todo el mundo da gracias en silencio mientras piensa en


las palabras adecuadas─. Creo que sí, —dice finalmente─ quiero decir, lo hice bien
contigo, ¿verdad? no saliste raro.

─Soy muy raro. Y tú también.

Él rompe a sonreír. ─Sabes a lo que me refiero. Otter quería un niño desde


siempre, aunque no lo ha dicho en voz alta. —Toma la mano de Otter en la suya y
me mira─. Nunca pensé que llegaría hasta aquí, pero aquí estamos. Treinta y dos
años y loco por un bebé.

─Lo hiciste bien conmigo, —le digo─. Tu hijo no estará demasiado mal.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

─Voto de confianza, —dice Otter─. Punto.

─¿Por qué una madre subrogada? —Pregunta Alicia─. ¿Por qué no la adopción?

─Porque Bear leyó un artículo acerca de los niños rusos que están siendo
apartados de sus familias, —explica Otter─. Y está absolutamente convencido de
que nos darían un niño ruso.

─Leo artículos ahora, —dice Bear─. Estoy muy bien informado.

─Yo no diría tanto, —le digo─. Leíste ese artículo hace un año.

─Hey, —dice Otter─. Por lo menos lo está intentando, me sentí aliviado sólo
al descubrir que podía leer.

─Rusia da miedo, —dice Bear, como si todos no lo supiéramos.

─¿Así que no hay madre aún? —Pregunta Alicia.

Ellos niegan con la cabeza.

─Lo haría, pero soy demasiado vieja para eso ahora, —dice con tristeza.

─ Gracias mamá, —dice Otter—. Eso no es raro en absoluto.

Ella le sonríe. ─Un placer querido.

─Estoy borracho, —dice Bear a nadie en particular─. ¿Cómo llego todo ese
vino a mi boca?

─Corey lo hizo, le digo.

─No me arrepiento en absoluto, —dice Corey─. Probablemente lo hare de


nuevo en el futuro, esto ha sido incluso mejor de lo que posiblemente podría haber
esperado .

─Vosotros chicos, tenéis que esperar hasta que tengamos a nuestro bebé, —
dice Credd─. Quiero todos los regalos y el dinero y la atención de cuando tenemos
un niño. Si lo haces al mismo tiempo, sería como tener que compartir su fiesta de
cumpleaños con Jesús porque es el día de Navidad. Eso no es divertido. —Anna le
da una palmada en el brazo─. Quiero decir, quiero que puedas experimentar la
alegría por completo.

─¿Cuándo? —Les pregunta Stephanie.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Otter se encoge de hombros. ─No hemos llegado tan lejos todavía. Bear tiene
el contrato de enseñanza aquí con el Distrito Escolar Seafare para el próximo año.
Tyson se va en pocos meses. Probablemente me iré con él para conseguir instalarle
y luego volver después de unas semanas. Estoy pensando en volver a la escuela,
pero no lo sé todavía. Tengo unos proyectos que pueden dar fruto en los próximos
meses.

─Mejor os dais prisa, —dice JJ─. Os estáis volviendo bastante viejos.

─JJ, —Credd le regaña─. Eso no es algo bonito que decir a los ancianos.

─¡Otter acaba de cumplir cuarenta!, —dice Bear.

JJ se encoge de hombros. ─Yo estaba hablando de ti.

Bear mira a su ahijado. ─No quiero niños nunca más.

─¿Niños?, —dice Otter, poniéndose un poco pálido─. ¿En plural?

─Bueno, sí, —dice Bear con sonrisa de borracho─. ¿Tener hijos es como las
Pringles y los tatuajes? No puedes tener sólo uno.

─Sí, Bear, —dice Anna─. Tener hijos es justo como tener patatas fritas y
tatuajes.

─Estoy bastante seguro de que se va a abrir la compuerta, —dice a Otter─.


¿No te vas a arrepentir cuando tengamos, como, treinta? Podríamos adoptar la
mitad de otros países y tenemos nuestra propia maqueta de las Naciones Unidas.

—No creo que sea tan buena idea como piensas que es, borrachín, —dice
Otter.

─¿Por qué no empiezas con uno? —Sugiere Anna.

─¿Cuál es tu postura respecto a la lactancia materna? —le pregunta Bear─


porque he leído un artículo que dice…

─Tienes que dejar de leer artículos, —le digo─. Ahora.

Pone los ojos en blanco. ─Sólo quería su opinión sobre la sensibilidad del
pezón.

─Eh, ¿Bear?, —pregunta Anna─. ¿Sabes que no puedes amamantar, verdad?


T.J. Klune El Arte de la Respiración

─Voy a convertirme en una buena madre, —dice Bear con tristeza.

─Lo harás, —dice Otter besando su mejilla.

─¿Quién tiene hambre? —pregunta Alicia─ todo esto de hablar de bebés me


ha dejado muerta de hambre. —Comienza a cortar la lasaña.

─Tengo una pregunta, —dice JJ.

─¿Y cuál es? —pregunta Anna, poniendo la servilleta de tela en su regazo.

─Estamos todos aquí, ¿verdad? ¿Nuestra familia?

─Correcto.

─Y es una gran noticia que vengan bebés, ¿verdad?

─ Correcto.

─Entonces, ¿cómo es que Dominic no está aquí? Él es parte de nosotros


también. ¿Está trabajando o algo así? No puedo esperar para decirle que voy a ser
un hermano mayor.

Silencio. Excepto por el zumbido agudo en mis oídos.

Anna se ve avergonzada. ─JJ, yo…

─Chicos ¿todavía lo veis?, —pregunto.

El único que me mira es Credd. ─Claro, Chico, —dice. ─ ¿Por qué no lo íbamos
a hacer? —Hay un poco de desafío en su voz─ Viene a cenar una vez a la semana.
Como JJ dijo, es de la familia.

Trago con dificultad. ─Eso es… bonito por tu parte.

─La gente se equivoca Chico, —dice.— Todo el mundo en esta habitación lo


sabe. A veces la gente se equivoca demasiado y no hay vuelta atrás. Otras veces,
es algo mal manejado, pero es en el pasado y necesita ser perdonado. Tu, más que
nadie, debes saber la diferencia entre las dos.

─Credd, —advierte Otter─. Ahora no. Este no es…

─No, —le interrumpo.─ Déjale hablar.

─Credd, —dice Anna, pero él no le hace caso.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

─¿Esto no ha ido demasiado lejos?, —pregunta.

─No lo sabes todo, —le digo─. No acerca de él. No acerca de mí.

─¿No lo sé? Yo estaba allí cuando se trataba de Bear y Otter. Podría no


haber visto las cosas bien en ese momento, pero puedo verlo ahora.

─No es lo mismo. Yo no soy como ellos. Esto es diferente.

─¿De Verdad? Te fuiste, Chico. Es lo mismo que eso.

─Credd, —dice Bear—. Es suficiente. —Su voz es dura.─ Te dije que no


hablaras de esto.

─¿Lo hiciste?, —pregunto, incapaz de mantener la sorpresa en mi voz—.


¿Cuando?

Bear suspira. ─Antes de irnos de New Hampshire.

─¿Por qué?

─Por que necesitaba decirlo.

Estoy enojado, aunque no puedo entender por qué. ¿Así que sólo pensaba que
no debía estar al tanto de esto? Pobre, frágil Tyson, ¿no podía manejarlo?

─Ataque de pánico, —espeta Bear─. Hace dos horas. En la playa.

─¡Eso no es justo!

Niega con la cabeza. ─No lo es, pero eso es lo que hay. Sólo estaba tratando
de hacer lo que es mejor para ti. Como siempre he hecho.

─Tal vez ya no necesito que hagas eso, —le digo con frialdad─. Ya no soy un
niño.

─Ya lo creo que voy a hacerlo. Mientras vivas bajo mi techo, voy a hacer todo
lo que pueda para asegurarme de que tú…

Me río. ─¿Practicando ya, papá? Así no es del todo cómo funciona.

─¡Tyson! —ladra Otter con esa voz que no puedo ignorar. Soy una jodida
mierda, pero no puedo parar la ira rodando a través de mí. Me siento traicionado.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

─¿Oh? Susurra. Pensaste... ¿qué? ¿Qué sólo porque dejaste de verlo


deberíamos hacerlo los demás? ¿sólo porque tu no podías manejar la idea de él
amando a nadie más, los demás sentirían lo mismo? Tyson. Chico. Niño. Puedes ser
un genio, pero a veces, a veces oh, eres tan estúpido.

─Discúlpate, —gruñe Otter—. Ahora.

Bear está tratando de mantener el dolor fuera de su cara, pero no está


teniendo éxito. Maldita sea. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí tan rápido?
Estábamos riendo. Todos nosotros.

─Lo siento, —murmuro. Estoy bastante seguro de que soy el mayor gilipollas
del mundo.

Bear se encoge de hombros. —Está bien. —Esto no quita la mirada de dolor de


sus ojos.

─ ¿Dominic y tu tuvisteis una pelea? —me pregunta JJ.

─Ya es suficiente, —dice Anna─ Hora de comer.

─Está bien, —le digo, dejándola a un lado─. Sí. La tuvimos. —Y él me rompió el


corazón. Y de alguna manera, cada una de las personas en la habitación lo sabe. Lo
que significa que todos saben que yo estaba enamorado de mi mejor amigo. Eso es...
joder.

─¿Cuándo?

─Hace mucho tiempo.

Su rostro se arruga mientras piensa. ─Entonces, ¿por qué sigues enojado?

─Yo... no lo sé.

Él asiente con la cabeza. —No estamos emparentados, ¿verdad?

─No por la sangre. Si de otras formas. Eso es lo importante. Eso es lo que


cuenta.

─¿Y Dominic no está emparentado tampoco?

─No.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

─Pero él lo está también, sin embargo. De otras maneras. Eso es lo que


cuenta,

─Sí, JJ. —Mi voz es ronca.

El sonríe. ─Entonces no puedes estar enojado. Papá dice que eso no es lo que
hace la familia. Él dice que podemos volvernos locos, pero siempre nos perdonamos.

Creed mira con adoración a su hijo.

Los platos pasan alrededor. La comida está servida.

Corey me aprieta la pierna confortándome. Otter susurra algo a Bear. La


conversación gira sobre los niños, los hogares, la escuela y el clima y cómo a la
señora Paquinn le habría simplemente encantado esto, simplemente le encantaría
cada parte de esto.

Y es curioso, realmente, porque lo único en que puedo pensar es en cómo un


niño de nueve años de edad, sentado frente a mí podría ser más inteligente que yo.
Me pregunto si Bear se sentía así conmigo. Es aterrador.

Mierda. Lo arruiné. Gran-Momento. Con el y con Dominic.

Y no tengo ni idea de cómo solucionarlo.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Cuando Tyson planea atender una protesta.

Una semana más tarde, todavía no tengo idea. Y confía en mí cuando digo
que he pensado en ello más duro que en cualquier otra cosa. Sé que las ideas más
simples son generalmente las mejores, pero no me atrevo a coger el teléfono, los
escenarios de pesadillas de cómo esas llamadas podrían acabar corriendo a través
de mi cabeza.

— ¿Hola?

— ¿Dom? Soy Tyson. ¡Seamos amigos de nuevo!

“Click”

O:

— ¿Hola?

— ¡Hiya Dominic! ¡Soy yo, Tyson! Cuánto tiempo sin hablar ¿no? ¿Cómo has
estado mejor amigo (y chico del que solía estar enamorado hasta que saliste de mi
vida cuando te casaste con alguien más, DETRÁS DE MI JODIDA ESPALDA)?

—Lo siento, no recuerdo a ningún Tyson

“Click”
T.J. Klune El Arte de la Respiración

O:

— ¿Hola?

—Hola, Dom. Soy Tyson. Lo siento tanto por haber sido una mierda para ti.

—Hola, ¡Tyson! ¡Me alegro de que llamaras! Stacey y yo estábamos justo de


nuestro camino a la iglesia a renovar nuestros votos porque ¡estamos tan locamente
enamorados! ¿Te gustaría unirte a nosotros? ¡Podrías ser mi padrino! No te
preocupes por tu corazón. Ya lo había pisoteado por todos lados pero has tenido
cuatro años para superarlo, que, como un ser humano normal, debiste hacerlo,
porque así es como funcionan las cosas en el mundo real.

Ha pasado tanto tiempo desde que había oído su voz que yo no me atrevo a
hacerlo, estoy bastante seguro de que si lo llamaba, lo único que sería capaz de
hacer es chillar y gruñir y él pensaría que un gorila estaba teniendo relaciones
sexuales con un ratón en el otro extremo.

La alternativa es verlo cara a cara, y puesto que eso está completamente


fuera de la cuestión, me tengo que quedar donde empecé.

—Es imposible que sea tan difícil —Kori me dice mientras conducimos hacia la
ciudad en el Jeep de Otter, ella tiene una bufanda alrededor de su cabeza, gafas
de sol grandes cubriendo su rostro, se ve increíblemente glamurosa, eso es hasta
que habla.

—Estás siendo como una puta lavativa sobre todo este asunto.

— ¿Por qué no me dices cómo te sientes? —me quejo—. En serio, no te calles


nada

—Alguien tiene que hacerlo —replica—. Es obvio que no tienes sentido común,
de lo contrario, todo este asunto se habría resuelto hace mucho tiempo. Los
hombres son tan idiotas a veces. Te lo juro, creo que preferías sentarse en un
montón de preocupación que realmente tener una sola conversación que podría
recorrer un largo camino para resolver años de mierda que tú mismo causaste.

— ¿fui la causa? —Digo, indignado, a pesar de que no tengo ningún derecho


real a estarlo—. ¡Yo no me casé con una mujer!

— ¿Cómo te afectó?

—Fue... Tendría que haber... Era para.... —Maldita sea.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Exactamente ¿Debería habértelo dicho antes de enviar las invitaciones de


boda? Probablemente, pero nunca le diste la oportunidad de explicarse porque
tenías esta tonta idea romántica en tu cabeza acerca de cómo todo esto se
llevaría a cabo, esperaría por ti y cuando terminases de hacer la mierda que ibas a
hacer, él estaría allí con los brazos abiertos y vosotros estaríais juntos para
siempre.

—Bueno, eso sin duda reduce toda mi vida a un par de frases de qué-cojones.

La bufanda revolotea alrededor de su cara —Él es hetero, cariño, tú eres gay.


Él es tu mejor amigo o al menos lo era, eran como hermanos, él te amo, pero no de
la manera que tú hubieras querido.

—Pero Bear no salió hasta...

—Me encanta Bear —se interrumpe—, hasta la muerte, no me malinterpretes


pero no me sorprende que no tuviera idea de que era gay hasta que fue un
estruendo directo enfrente suyo, no es siempre el más rápido en darse cuenta de
las cosas. Espera. ¿Es gay? ¿Bi? ¿Qué?

Ruedo los ojos. —No creo que nadie lo sepa realmente, no importa de todos
modos, él tiene a Otter y eso es todo lo que necesitará, es repugnante, de verdad.

Kori me sonríe. —Mierda, lo amas.

—Sí —lo hago.

—Pero tú no eres gay solo para alguien —dice Kori—. Eso no es cómo
realmente funciona el mundo real, la vida no es una novela romántica, no importa lo
fuerte que podamos desear que lo sea.

Suspiro. —Seguro que haría las cosas más fáciles, sin embargo.

—Bueno, claro, y todos estaríamos bien dotados, tendríamos seis


abdominales, empleos bien remunerados y dientes perfectos. A todos nos gustaría
tener aventuras extravagantes y al final, todo saldría bien porque esa es la manera
en que debe ser.

—Estoy bien dotado —le digo.

Kori resopla. —Por encima de la media, diría yo.

—Creo que tuve un abdominal, una vez.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Lo más probable es que fueran gases, cariño.

—Voy a tener un trabajo muy bien pagado.

—Enterrado bajo montones de pagos de la deuda de tarjetas de crédito.

— ¿Dientes perfectos?

—Tienes una dentadura torcida que es muy entrañable, pero no sabe si viene
o va.

─Vamos en una aventura peculiar en este momento, —concluyo.

Kori suspira, ─Arrastrarme a una protesta por un nuevo restaurante no es lo


que yo considero peculiar.

─Habrá hippies ─le digo, como si los hippies lo hicieran todo mejor, en
verdad, ellos eran los únicos que respondieron a mi post en los foros underground
vegetarianos en los que participo. El grupo (uno de muchos, te lo aseguro) se llama
¡no comemos animales joder! o ¡DEAD22! Para abreviar, lo sé, es el nombre más
ridículo en la historia del activismo, pero son los únicos tan al oeste.

─Si piensas que los hippies se supone que son una moneda de cambio ─me
dice─, entonces necesitas trabajar seriamente en tus tácticas de negociación,
astillé un clavo al hacer tus hilarantes carteles de protesta.

─ ¿Hilarantes? ¡No se supone que sean divertidos! ¡Se supone que son serios!

Ella ríe ─Bien, seguro, sigue diciéndote eso, estoy segura de que con un cartel
que dice ¿Quiere un extra de mentiras con su hamburguesa? Está destinado a ser
tomado con toda seriedad.

─ ¡Eso no es divertido! ¡Es un ingenioso juego de palabras que saca a la luz la


injusticia de la cría de reses que azota a este país! Estáis siendo alimentados a la
fuerza con mentiras a diario. La industria de la carne quiere que creáis...

─Tyson.

─ ¡Qué!

22
Corresponde a las siglas en ingles del grupo.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

─ ¿Alguna vez te has preguntado por qué Dios hizo las vacas tan deliciosas si
no nos las íbamos a comer?

─ ¿Dios? ¿Dios? ¡Dios no tuvo nada que ver con las vacas! Los bovinos
evolucionaron de forma natural, al igual que todo lo demás en este planeta ─Niego
con la cabeza─. Dios, Santa Claus tampoco es real, en el caso de que te lo
estuvieras preguntando.

─Evolucionaron naturalmente ¿eh? ¿Así que la forma en que son ahora es la


forma en que estaban destinadas a ser?

─Exactamente.

Ella asiente con la cabeza y su bufanda ondea con la brisa del mar ─Bueno,
entonces, es natural que evolucionaran para tener un gran sabor con salsa de
tomate, así que supongo que es así la cosa.

─Solo porque has sido condicionada a pensar que sí, fuiste criada para creer
que estaba bien.

─Oh, cuidado, Ty ─me toma el pelo─. Eso es lo que los conservadores dicen
acerca de los gays, muy pronto, me vas a enviar a un campo de la conversión, donde
tendré que rezar para vencer a la carne.

─ ¡Eres imposible!

─ ¿Qué es lo único que puedes decir cuando no se puede pensar en cualquier


tipo de vuelta atrás?

─ ¿Cuándo te vas?

─No hasta el otro mes ─dice ella─. Estás atrapado conmigo por ahora y voy a
comer salchichas en frente de ti, muy, muy lentamente─. Ella se lame los labios
brillantes con un pequeño y dulce golpe de su lengua.

─Estoy conduciendo.

─Me di cuenta.

─No sé por qué alguien querría volver a Tucson voluntariamente, estoy


bastante seguro de que Arizona es lo más parecido al fascismo que Estados Unidos
todavía tiene.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

─Es mi hogar ─dice ella─. O todo lo que de hogar puede ser, lo echo de menos
a veces, pero echo más de menos a la gente que hay allí, tuve mucha ayuda cuando
era un pobre y pequeño travesti confundido, de un amigo en particular.

─Pero estás bien ahora ─No lo digo como una pregunta, extiendo la mano y
tomo la suya, curvando los dedos en los míos.

─Por supuesto ─dice ella, dándome una sonrisa hermosa─. Pero él hablaba con
tanto sentido a mis rebeldes diecisiete años de edad, que tenía que escucharle en
ese momento, volví al redil y soy la impresionante visión que ves ante ti hoy a causa
de ella.

Yo se que Kori y Corey habían salido adelante dificultosamente por un tiempo


pero no sabía qué papel jugó su amiga en ello, me lo dirá cuando esté preparada. ─
¿Y él es una drag queen? ¿Tu amigo?

─Sí, lo es, es una de las mejores, y eso es mucho decir...

─Debería haber sido una drag queen ─Suspiro─. Pero entonces sucedió el
orgullo del segundo año de estudios y bueno... Recuerdas aquel desastre, digamos
que yo no hago una mujer atractiva, hay muchas reinas hermosas del mundo y
terminé pareciendo un ornitorrinco pico de pato en un vestido y tacones.

─Ciertamente fue... interesante.

─Creo que catástrofe es una descripción mejor.

Kori me aprieta la mano ─El mundo está definitivamente perdido sin una
Minerva Fox, sin embargo tendrás la oportunidad de reunirte con ella un día, y
cuando veas su actuación, vas a estar en la presencia de una verdadera reina, creo
que vosotros os llevaréis bien. Infierno, su amigo Pablo me recuerda a Bear, el
mismo tipo de bocazas de: que-infiernos-acabas-de-decir, así que al menos podréis
compadeceros juntos.

La idea de otra persona en el mundo como Bear es sin duda una señal de la
llegada del apocalipsis, así que traté de no pensar en ello demasiado ─¿Cuál es su
nombre de drag? ─Pregunto, tratando de coincidir con los pronombres como hace
Kori, es importante para ella y por lo tanto para mí. Ella mantiene las cosas cerca
del chaleco, y si esta es la primera vez que estoy oyendo acerca de su viejo amigo,
tengo que asegurarme de que no meto la pata.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

─Te va a encantar ─dice mientras mira hacia atrás, hacia el mar ─. Es


Helena Handbasket.

Eso es mucho mejor que Minerva Fox ─Épico ─le digo.

─En efecto ─dice ella─. Ah... y ¿Ty?

─ ¿Sí?

─ ¿Sabes que me estás obligando a protestar a pesar de que no creo en esto?

─Estoy salvando tu alma, estoy seguro.

Ella me sonríe maliciosamente ─Solo recuerda no estar nervioso cuando te


entreviste el reportero hoy, estoy bastante segura de que no podrás evitar
arruinar todas tus palabras en directo en la televisión y lograr que lo pongan en
youtube para que todo el mundo lo vea y se burlen de ti. Demasiado, de todas
maneras.

Oh, maldita sea.

Empieza bien, o, al menos, tan bien como podía empezar una protesta lanzada
como una bofetada de último minuto contra una cadena de restaurantes, iniciada
por un eco-terrorista de diecinueve años, acompañado con su mejor amigo travesti,
el cual parecía estar haciendo todo lo posible para emular a Marilyn Mason y un
grupo de cinco hippies que creo que viven en una especie de recinto en una de las
playas, y ya que viven en un recinto, estoy bastante seguro de que probablemente
pertenecen a una especie de secta y bailan desnudos cada luna llena y luego vuelven
a su círculo de tambores y tienen orgías por lo que Madre Gaia les renueva con
vigor o algo así, no estoy juzgando, sobre todo cuando se trata de este tipo de
protestas, cuanto mayor sea el número, más fuerte las voces, y rah-rah-rah, a cada
cual lo suyo, es solo que no quiero estar en una orgía hippie.

Pero dejando el culto aparte, por lo menos aparecen con fuerza, cinco de
ellos, con sus propias consignas AMAD A VUESTROS HERMANOS Y HERMANAS
ANIMALES y ¿CÓMO SE PUEDE COMER ALGO QUE TIENE OJOS? y CUANDO
T.J. Klune El Arte de la Respiración

LOS ANIMALES HAYAN DESAPARECIDO, ¿NOS COMEREMOS UNOS A


OTROS? Es un comienzo.

El restaurante, BJ's, tiene algunas prácticas de proxenetismo cárnico muy


turbio y se enorgullece de la hamburguesa de cuatro pisos que llama el
"HeartSlammer", es tan grotesca como suena, el hecho de que se constató que en
uno de los restaurantes de Connecticut estaban usando carne de caballo solo
empeoró las cosas.

Todo lo que quiero hacer es llamar la atención a la buena gente de Seafare


sobre qué tipo de empresas se están abriendo en nuestra ciudad, solo quiero
asegurarme de que todo el mundo sabe el tipo de comida que están metiendo en sus
cuerpos, todo lo que quiero hacer es ejercer mi derecho a reunirnos pacíficamente.
Una periodista de las noticias locales aparece (aunque he invitado al menos a cuatro
más, supongo que todos estaban ocupados con el acelerado mundo de la noticia que
es la costa de Oregón), planeé en dar una entrevista, protestaríamos durante un
rato y entonces nos iríamos, eso es todo, suena bien y elegante ¿verdad? suena
fácil como pastel.

¡Y lo es!

Al principio

Pero cambia, muy, muy rápidamente.

Después, me veré a mí mismo en las noticias de las diez en punto y pienso,


nunca te fíes de los hippies de playa nunca más para el resto de tu vida, por nada,
los hippies de la playa lo arruinan todo ¡malditos hippies de la playa! Pero esto lo
pensaré a través de un sueño, ya que terminará de tal manera que todo lo demás
será expulsado de mi mente.

Sí. Esto está a punto de ponerse feo. Lo lamento.

─Aquí Katie Rhine, informando desde el nuevo restaurante BJ's que


recientemente abrió sus puertas en Seafare, de pie a mi lado está un joven que
forma parte del grupo de protesta por la apertura del restaurante, alegando que la
cadena se ha salido de las prácticas del USDA en los alimentos que se preparan. Su
nombre es Tyson Thompson, un asistente de diecinueve años de edad, del
Dartmouth College, quien es originario de Seafare. Tyson, gracias por estar
conmigo hoy
T.J. Klune El Arte de la Respiración

─Gracias por invitarme ─le digo con una sonrisa, dándome cuenta de que he
bajado la voz hasta que suena como si fumase, al menos, nueve paquetes de
cigarrillos al día, no sé por qué lo hago, pero no puedo evitarlo ─Es un placer estar
aquí ─Por el amor de Dios, deja de hablar como el hombre de Marlboro con
enfisema.

En el fondo, los hippies y Kori están caminando en un círculo, los hippies están
cantando ─HEY, HEY, HEY, BJ'S! ¿CUANTOS AMIGOS ANIMALES HAS
MATADO HOY? ─No creo que uno solo de ellos estuviera vivo cuando se produjo
Vietnam y les dije que no lo utilizarán, obviamente, ellos me ignoraron. Kori está
soplando grandes burbujas de color rosa con su chicle y mirando fríamente
divertida. Ella me saluda con la mano, con un movimiento demasiado exagerado de
sus dedos y todo lo que puedo pensar es en que no debería estar nervioso por esto,
he sido entrevistado antes, he hablado delante de la gente antes, puedo hacer
esto.

No estoy preocupado.

─Tyson ¿puedes por favor decirnos por qué estás aquí hoy?

Sonrío de nuevo a Katie Rhine, tan amplio mi mejillas duelen, y estoy bastante
seguro de que va a traducirse en la pantalla como yo pareciendo una especie de
asesino en serie y que Katie es mi próxima víctima, añade el hecho de que la Srta.
Rhine no parece saber lo que es la moderación en el uso de su perfume (huele como
que estoy recibiendo un puñetazo en la cara de una tienda de flores), y que por
alguna razón he comenzado a sudar en mis axilas y la parte posterior de las piernas
(podría ser que fuera está cálido, o podría ser el hecho de que acabo de darme
cuenta de que estoy en la televisión local y, literalmente, decenas de personas
podría estar viéndome en este momento), y todo lo que puedo pensar es en aquel
anuncio casual de desodorante donde la mujer agarra el culo de su jefe por
accidente, pensando que es su novio, cuando el jefe se da la vuelta, una mirada de
terror aparece en el rostro de la mujer y el locutor pregunta si alguna vez has
sudado por estrés, y eso me hace cosquillas de una manera que no puedo explicar y
por lo que estoy tratando de aguantarme la risa, tratando de no inhalar, porque si
lo hago, entonces voy a tener que inhalar Eau de Parfum violación floral de Katie
Rhine, y va a mezclarse con mi sudor por estrés, y nunca conseguiré quitarme el
olor de encima y han pasado al menos veinte segundos en directo en la televisión y
yo todavía no he respondido a su pregunta, y sagrado horror de todos los horrores,
estoy pensando igual que mi hermano.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

─ ¿Tyson? ─Me pregunta, su alegre voz televisiva terminando en un filo,


"será mejor que empieces jodidamente a hablar ya mismo, tú pesadilla vegetariana"
dice sin hablar, ella es muy buena con la sutileza, esta es la Srta. Rhine

─ ¿Sí? ─Respondo, y mi voz es tan profunda ahora que suena como si la


estuviera gruñendo, tengo tanto sudor que estoy bastante seguro de que parece
que acabo de salir de una piscina.

─ ¿Qué está pasando hoy que vosotros estáis protestando en BJ's? ¿Qué
esperas que suceda?

Los hippies de la playa comenzaron a cantar algo diferente: ¡NO NOS


IMPORTA UN JIVE! ¡SABEMOS QUE LOS DESPELLEJAIS VIVOS!

─Exactamente eso ─le digo, tratando de recuperar el control─. BJ y sus


dueños corporativos son conocidos por sus horripilantes prácticas de sacrificio,
hasta el punto de que han sido multados en varias ocasiones y han sido casi
obligados a cerrar en varias ocasiones, también crearon un ambiente de trabajo
despreciable y peligroso para los empleados. ─Bueno, eso era bueno.

Katie asiente como si eso fuera la cosa más interesante que haya escuchado
decir jamás a nadie en cualquier lugar─. ¿Y qué pasa exactamente con esa carne y
fábricas de explotación?

Sudor, sudor por estrés. Oh, Dios mío, ese anuncio es tan jodidamente
gracioso, ladro una hipo extraño de risa y el sudor gotea en mi ojo, obligándome a
parpadear a la basura, y me veo como que estoy ladrando y guiñando a la cámara, y
esto está yendo tan bien, y yo no soy como Bear, no soy como Bear.

─Lo siento ─le digo, tratando de no hacer mas guiños a la cámara─. No me


estaba riendo de usted ni de los pobres trabajadores del matadero, me estaba
riendo del anuncio de desodorante.

Soy exactamente como Bear.

─ ¿El anuncio del desodorante? ─Me pregunta, y veo a su productor agitando


la mano hacia ella, pronunciando,

¡Abortar! ¡Abortar!

─Es... ah divertido, Sudor por estrés, es por eso que estoy sudando ─Le
sonrío en un intento de controlar la situación─. No agarrar el trasero de su jefe
¿sabes?
T.J. Klune El Arte de la Respiración

─ ¿Perdón? ─pregunta ella y Dios mío ¿se bañaba en ese perfume?

Los cantos cambian detrás de nosotros: ¡PERRO Y GATO! ¡VISÓN Y


CONEJO! ¡SU PELAJE ES DE ELLOS Y NO PARA LAS CHAQUETAS!

¿Qué tiene eso que ver con las hamburguesas? Nunca usaré hippies de nuevo.
¡DEAD está muerto para mí!

─Ellos no cocinan perros, ni gatos ─le digo a toda prisa a Katie Rhine─. Si eso
es lo que estás pensando, o visón o conejos, bueno, en realidad, creo que uno de los
BJ de gama más alta sirve conejo, pero podría estar equivocado, en ese caso, sería
verdadero.

La protesta detrás de nosotros cambia de nuevo, no creo que los hippies de


playa entiendan el punto de cantos ¡EL COMERCIO DE PIELES CHINAS ESTÁ
LLENA DE CODICIA! ¡NO TOLERAREMOS VUESTROS HECHOS SANGRIENTOS!

─ ¿Los chinos están involucrados en esto? ─Katie pregunta, sus ojos


ampliándose como si ya puede imaginarse recogiendo el Pulitzer─. ¿Los chinos
matan perros y conejos, y los sirven en BJ'S?

─ ¡No! ─Agarro el micrófono en su mano y lo acerco a mi cara. Ella grazna


mientras miro directamente a la cámara y gruño─. Los chinos no matan ni perros ni
a conejos, ni los sirven en BJ. Eso no es lo que sucede.

En los momentos en los que todo el infierno se está abriendo libre, cuando
parece que el mundo está derrumbándose y las cosas están estallando en tu cara, lo
peor que puedes hacer es pensar "Bueno, esto no puede ser peor" porque Dios o el
que vela por nosotros escuchará su pensamiento y dirá "¡Ajá! ¡No deberías haber
pensado eso, estúpido mortal! Estoy a punto de joder tu día mucho más! "

Así que, naturalmente, al escuchar el canto detrás de mí, nadando en mi


propio sudor por estrés pegajoso, sosteniendo el micrófono tan cerca de mi boca
que probablemente parece que me lo voy a comer, Katie Rhine presionando contra
mí con su perfume que huele como si estuviera floreciendo desde adentro hacia
afuera, me digo a mí mismo,

Bueno, esto no puede ser peor

El siguiente momento es captado por la cámara, uno de los hippies, tan


atrapados en la carrera de protestar (con razón, él es un hippie de la playa, y creo
que no ven mucha expectación), tan alto en la vida (y también, probablemente, en
T.J. Klune El Arte de la Respiración

una mezcla de algas y hongos ahumados fuera del núcleo hueco de una manzana), así
que encantado por los cantos (que ahora han cambiado a AÑO DEL PERRO, MI
OJO! ¿CUÁNTOS ANIMALES MÁS TIENEN QUE MORIR?) Recoge una gran
piedra del estacionamiento, una cosa bonita con una tira de cuarcita. Tengo tiempo
para pensar, "Esto está a punto de empeorar", mientras echa el brazo hacia atrás
hasta donde podía llegar. "Esto está a punto de ponerse mucho peor" y luego lanza
esa bonita roca a través de la ventana frontal de la casa de la Heart Slammer. La
ruptura del vidrio es tan impresionante que parece ser el sonido más fuerte que
alguna vez ha sido creado en la historia del mundo, es seguido casi inmediatamente
por el silencio más fuerte que jamás se ha creado en la historia del mundo.

─Correcto ─uno de los hippies susurra, creo que su nombre es Mornig Star o
Sun Leaf o Beach Vagrant, no lo sé, todo lo que sé ahora mismo es que ella se
vuelve hacia el lanzador de piedras y salta a sus brazos, envolviendo sus piernas
alrededor de sus caderas y empieza a besarlo en su rostro, y yo juro por Dios, la
lengua sube la nariz por un momento─. Eso fue tan correcto ─respira entre las
largas lamidas de su baño de lengua─. No puedo esperar para volver a la tienda,
Cornflower, quiero que te metas en mi con ganas, quiero bebés

Oh Jesús, hippies de mierda, Cornflower (cuyo nombre, sin duda, es en


realidad John y es probablemente un ex CPA) le sonríe, una sonrisa de tonto
drogado que muestra los dientes amarillos ─Voy a poner seis bebés en ti ─le
promete mientras ella lame su globo ocular─. Vamos a llegar alto y te daré todo un
clan de los bebés.

Por un momento, pienso en la situación de Bear y de Otter y me pregunto si


Cornflower y Beach Vagrant estarían dispuestos a desprenderse de uno de sus
bebés hippies drogados para que dos amorosos homosexuales pudieran tenerle a él
o a ella, no pregunto porque me temo que dirían que sí de inmediato y en nueve
meses a partir de ahora, habría alguien llamando a la puerta en la monstruosidad
verde y un niño dejado en la puerta en una cesta hecha de cáñamo y con olor a
pachuli.

Maldita sea, realmente necesito encontrar más partidarios cuya idea de un


buen rato no sea tocar una guitarra alrededor de un fuego bajo, cantando John
Lennon o Britney Spears (confía en mí: no escuchaste nada hasta que has oído el
canto de un hippie drogado "Soy un esclavo por ti" con letra reescrita que describe
cómo se siente al dejar caer ácido y salvar a la Madre Tierra desde lugares como
Walmart y McDonald's -es que cambia la vida, algo así).
T.J. Klune El Arte de la Respiración

─Mierda ─murmuro, la derecha en el micrófono para que los que están en


casa viendo la televisión en directo puedan indignarse por otra cosa en este día
mágico, Katie sólo mira por la ventana, con la boca abierta, su camarógrafo
continua filmando todo─. Esto es por lo que va a terminar en YouTube.

La puerta del restaurante se abre detrás de nosotros, y me giro, esperando


que alguien de BJ's venga corriendo, gritando que ya han llamado a la policía, que
estábamos muertos y quién coño nos pensamos que éramos, ya he abierto mi boca
para ofrecer algún tipo de disculpa, para decir algo que logre que los policías no
sean llamados (ya imaginando la cara de Bear cuando reciba una llamada de que he
sido arrestado de nuevo) cuando quien sale es un policía.

El sol me da en mis ojos, pero todavía puedo ver el uniforme del


Departamento de Policía de Seafare bien envuelto alrededor de un cuerpo
descomunalmente fornido, mi estómago empieza a hormiguear ligeramente cuando
levanto la mirada por aquel cuerpo, los muslos como grandes bloques de granito, el
cinturón de trabajo envuelto alrededor de una cintura estrecha.

Mi boca se seca mientras mis ojos van a la deriva del pecho ("Hola, Oficial"
pienso "Por favor arrésteme, he sido muy, muy malo") a los brazos ("¡Tienen que ser
falsos! Nadie tiene brazos tan grandes") Protejo mis ojos del sol para poder
obtener un buen vistazo a este chico grandullón y sobrealimentado que va a
arruinar mi tarde (y, obviamente, ofrecerme al menos un buenos seis meses de
banco de azotes -no me mires de esa manera, confía en mí cuando digo que no soy
un niño). Es grande, más grande de lo que un hombre debería tener ningún derecho
a ser, podría ser el hombre más grande de todo el mundo, por lo que sé.

Esa barbilla cuadrada y cincelada, esas mejillas ásperas, cubiertas de todo un


día de pelusa negro, boca en una delgada línea, la sugerencia mínima de los dientes
debajo, cabello negro, recortado corto, gafas de espejo, se las quita y esos ojos...
Buen Cristo, esos ojos azules, esos ojos de complicidad, dicen más de lo que
cualquier persona puede con una cantidad infinita de palabras. Lástima que no
puedo entender nada de eso.

"Oh, mierda" pienso, una sensación de hundimiento en la boca del estómago


"Estoy en un gran problema" apenas me doy cuenta cuando los hippies echan a
correr, por primera vez en casi cuatro años, he oído esa voz, tan lleno de gravilla,
esa voz que nunca ha sanado, rota desde el tiempo que lo he conocido, esa voz que
en un momento era todo para mí. Él dice solo una palabra, pero en esa palabra hay
una vida de recuerdos y el terremoto que me golpea es casi suficiente para inclinar
el suelo bajo mis pies.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

─Tyson ─dice

─Dominic ─exhalo
T.J. Klune El Arte de la Respiración

10

Cuando Tyson es arrestado

¿ALGUNA VEZ has sido esposado por alguien, que creíste alguna vez que era
el amor de tu vida (que ingenuo, eso), sentado en la acera junto a tu mejor amigo,
que también es esposado y te mira de manera asesina, y preguntándote ¿cómo llegó
la vida a este punto? Pero ya sabes, en realidad, no es del todo culpa tuya, porque
la culpa está descansando total y completamente en la playa de los hippies, y juras
por todo lo que tienes, que si alguna vez consigues poner tus manos sobre los
miembros de DEAD. Los estrangularás hasta que se les salgan los ojos. Mientras
tramas estas fantasías de venganza en tu cabeza (“¡Cómo apelas, Aciano y Playa
Vagrant, que perteneces a un grupo llamado DEAD! porque eso es lo que pronto
serás"), también te preguntas si puedes encontrar alguna manera de estar seguro
que tu hermano mayor no se entere de esta pequeña… infracción… porque tu
hermano mayor es propenso a… exagerar sobre cada pequeña cosa, incluso si toda
la culpa era de los hippies de la playa. Y mientras estás sentado con las esposas
metálicas pellizcándote la piel (¿realmente tiene que apretarlas tanto?)
preocupándote de tu hermano e imaginando las muertes de los DEAD,
probablemente tampoco ayude que una reportera que huele como si comiera en 1—
800—FLOWERS23, esté intentando entrevistarte, poniendo el micrófono en tu cara

23
Empresa de envío de flores.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

y preguntando ¿si la destrucción de una propiedad es la mejor manera de enviar


mensajes medioambientales, o sólo lo que los hippies de la playa querían decir
cuando estaban gritando sobre visones de gato chinos?

¿No? ¿Nunca has estado en esa situación?

Tienes suerte.

—Sin comentarios —murmuro, preguntándome sobre qué tono de rojo de la


cara de Bear va a aparecer esta vez. Hace un tiempo desde que se puso carmesí. O
posiblemente remolacha. De cualquier manera, esto no puede acabar bien.

Sí, tengo diecinueve años y soy capaz de pensar por mí mismo.

Sí, me aterra lo que mi hermano mayor vaya a decir.

Tú también lo estarías. Es Bear.

Katie Rhine debe imaginarse que no va a conseguir nada más de mí. Ordena a
su cámara que coja unas pocas tomas más del “poder destructivo de la protesta”
(todavía está apuntando hacia ese Pulitzer), antes de convertirse en una nube de
auto-importancia y azaleas. Se marcha, golpeando sus altos tacones por el asfalto.

La gente viene y va del restaurante, mirándonos con curiosidad, susurrando


entre ellos. Parte de mí quiere levantarse y recordarles que se están comiendo su
camino hacia un ataque al corazón a la edad de treinta y cinco, pero soy capaz de
contenerme ya que probablemente sería empeorar las cosas. Además, aún estoy
esperando que el suelo se abra debajo de mí y me trague entero, y así no tener que
sufrir por el resto de lo que será mi corta, corta vida.

Me pregunto qué fácil sería sacar los puños y hacer un descanso por eso.
Probablemente me dirigiría a Canadá y cambiaría mi nombre por algo canadiense.
Como Carl. O franco-canadiense, como Pierre. Tendría que pasar clandestinamente
y ganarme la vida como conductor de Zamboni24. Todo ese talento, perdido alisando
hielo. Ah, bueno. No importa. Lo que será, será.

24
Pulidora de hielo, un vehículo tipo camioneta o más pequeño que se utiliza para limpiar
y suavizar la superficie de una pista de hielo.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Sólo que no puedo escaparme de las esposas. No creo que pudiera llegar muy
lejos con mis brazos asegurados tras mi espalda. Estoy bastante seguro que Canadá
no me dejaría entrar así.

—Entonces, —dice Kori—. Hoy ha sido realmente divertido —Ella no suena


como si lo creyera. En absoluto.

—Malditos hippies playeros —, murmuro—. No voy a llegar a Canadá porque


los malditos hippies playeros son lanzadores de piedras.

—Probablemente —añade Kori, como si pudiera escuchar la locura de mi


cabeza. Que yo sepa, puede—. Estoy bastante segura que los canadienses verán
esto cuando se difunda en internet para que todo el mundo lo vea e inmediatamente
cerrarán las fronteras. Tu futuro está prácticamente acabado. ¿Quieres que vaya
a ver si BJ está contratando?

—No estás ayudando.

—En caso de que no lo notases, estoy esposada mientras me veo forzada a


sentarme en la acera de un estacionamiento sucio mientras llevo un vestido de
verano de doscientos dólares.

—¿Te gastaste doscientos dólares en un vestido? —Pienso en que la pieza de


ropa más cara que poseo es un par de vaqueros que costaron treinta dólares en el
centro comercial.

Ella pone los ojos en blanco. —Sólo porque tu vistes sin coordinarte no
significa que los demás tengamos que hacer lo mismo.

—Pagaré el lavado en seco.

─¿Antes o después de que vayamos a la cárcel?

Gimo y dejo caer mi cabeza. — ¡No puedo ir a la cárcel! Mido metro setenta.
¡Ese es el tamaño para la merienda de malhechores y rufianes!

—Probablemente no ayude que seas adorable —me dice—. No va a haber fin a


lo que te hagan. Si los programas de televisión de la prisión me han enseñado algo,
es que necesitas encontrar al más grande, más malo, al más duro hijo de puta y
convertirte en su perra. Su nombre será Tom el Largo, y tendrás que ir agarrado al
forro de su bolsillo donde quiera que vayas. Y como Tom el Largo es el más duro,
nadie más puede tocarte o les darán caña.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Probablemente no tengan opción de comida vegetariana en la cárcel —digo,


mi voz llena de desdén—. Probablemente me obligarán a comer algún tipo de carne
misteriosa.

—Y entonces serás forzado a comer la carne de Tom el Largo —dice Kori—.


Estoy triste por ti.

—No lo parece.

—Eso es porque en realidad no lo estoy.

—Lo siento.

─ ¿Por?

—Por hacerte marchar y cantar con los hippies de la playa.

—Sí, está eso. ¿Y?

—Y la parte de ser arrestados.

—Hmmm. Sí. Eso.

—Si eso te hace sentir mejor —digo esperanzado—, estoy seguro de que te
verás increíble en las noticias.

La más elemental de las sonrisas agrieta sus labios. —Me veo bien hoy,
¿verdad?

—Estupenda.

—Adulador. Supongo que ahora deberíamos discutir sobre el elefante en la


habitación.

—No tenemos que hacerlo —digo rápidamente, sabiendo hacia dónde va esto.
Considero seriamente salir corriendo hacia Canadá, esposado o no.

Ella arquea una ceja. —Creo que tenemos que hacerlo.

—Si no termino en la cárcel, encontraré la manera de pasar cigarrillos de


contrabando como pago para que tengas todo lo que alguna vez has querido.

—¿Por qué tendría que ser yo la única que vaya a la cárcel? —pregunta ella.

—Pareces de esa clase.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Wow. Por muy bien que eso suene, prefiero hablar de Dominic.

Mierda. — ¿No hace un buen día fuera?

—Bastante. Entonces, pensando en volver a nuestras conversaciones pasadas


con respecto a nuestro oficial de policía que nos detuvo, a quien añorabas como una
niña de doce años enferma de amor, creo que olvidaste mencionar que estaba
musculado como una letrina de ladrillos de mierda y es literalmente la cosa más
excitante que caminó alguna vez sobre la faz de la tierra.

Me quejo. Ruidosamente. — ¿Podemos no hacer esto ahora? ¡Podría oírte!

Ella mira por encima de su hombro hacia BJ. —No mucho. Aún está dentro
hablando con el gerente.

—Bueno, entonces, yo puedo oírte, y no quiero hacer esto ahora. O nunca —


Estoy bastante seguro de que puedo conseguir dinero canadiense. Soy considerado
técnicamente como un genio, después de todo. Bueno, excepto por la parte en la
que me arrestan.

— ¿Siempre ha sido tan grande?

—Oh, mira. Esa nube parece una mangosta.

—No, no lo parece. Céntrate, Tyson.

—Bien. Sí. Siempre ha sido grande. Siempre ha sido excitante. Siempre ha


sido jodidamente Dominic, y no sé cómo este día puede empeorar.

Sólo que eso no es del todo cierto, ¿verdad? Sí, siempre ha sido grande, pero
era raro. Amable y dulce, pero raro. Sus pies y manos siempre parecían más
grandes que el resto de su cuerpo. Y sí, siempre fue atractivo, pero de una forma
juvenil. El gigante amable con la voz rota. Todo eso ha sido reemplazado por un
hombre hecho y derecho que es increíblemente grande y rodeado por un palpable
aire de autoridad.

Y, maravilla de todas las maravillas, mi polla está empezando a ponerse dura.


Eso… es desafortunado. Y ridículo. Y jodido. ¡Malditas hormonas! ¡Iros de una puta
vez!

Me pregunto, eso murmura, ¿cómo se sentirían esos brazos? ¿El roce de esa
barba descuidada de su cara contra tu cuello? ¿Su peso flotando sobre ti?
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Obviamente, tendría que quitarse la mayor parte de su uniforme. Y las esposas aún
podrían estar puestas.

—Esto no puede acabar bien —murmuro.

— ¿Qué fue eso? —pregunta Kori.

No creo que Kori necesite saber que estoy sentado frente a un restaurante
que contribuye a la caída de los niveles de salud estadounidenses con las manos
esposadas a la espalda, con una erección mientras tengo pensamientos sucios y
espontáneos sobre mi ex mejor amigo a quien yo, a todos los efectos, aparté de mi
vida porque pensé que era lo único para él y me enteré de lo contrario.

Si fuera un cantante de country, esa sería mi primera canción: “No Como


Carne A Menos Que Pertenezca Al Hombre De Mis Sueños”.

Soy tan patético.

—Hoy —digo, sin embargo—, Bear va a matarme.

—Si Otter no lo hace primero.

—O Creed.

—O Anna.

—O sus padres.

—Probablemente incluso JJ.

Suspiro. —Qué divertido.

—Disimula —dice Kori—. Aquí viene Capitán Esteroides.

Y entonces él viene. Intento mirar a otro lado, intento cerrar los ojos frente
al espectáculo, pero no puedo. Han pasado cuatro años desde que lo vi por última
vez, y es como si hubiera habido una sequía todo este tiempo y finalmente lloviera.
No puedo mirar a otro lado, aunque lo intente.

Su sombra me golpea primero, cubriendo mis piernas y sobre mis rodillas,


golpeando mi pecho y mi cara. Bloquea el sol mientras se pone frente a nosotros,
mirando hacia abajo, los ojos ocultos de nuevo tras esas gafas de espejo. Su
expresión es ilegible. Pero de alguna manera, incluso a pesar de que no puedo ver
sus ojos, sé que me está mirando.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Los segundos pasan, estoy seguro, pero no parece importar. Casi me olvido
que Kori está sentada justo a mi lado. Casi se me olvida que mi vida sin duda está
acabada. Casi me olvido de todo a parte del hecho que respiro, pero no puedo
recuperar el aliento. No puedo recuperar el aliento porque todo lo que puedo ver es
a él, todo lo que puedo sentir es a él, todo lo que puedo respirar es él.

No, pienso. He terminado con esto. Ya soy mayor.

Seguro que lo eres, eso se ríe. Porque esta es la reacción normal de alguien
adulto.

—Arriba —dice Dominic ásperamente—. Los dos.

De algún modo, lo hago. Me impulso con mis piernas y me levanto ante él. Se
eleva sobre mí, y en mi mente no hay duda de que me está mirando directamente.

Siento a Kori frotándose contra mí mientras se levanta.

—Seguidme —dice Dominic, y entonces se vuelve y camina hacia el


aparcamiento, donde dejo estacionada su cruiser25.

—Allá vamos —dice Kori suavemente.

Y, por una vez, no sé qué decir.

Aun estamos esposados en el asiento trasero del coche de policía mientras


circulamos por las calles de Seafare. La radio de la policía crepita con un lenguaje
que suena como cualquier serie de policías estereotipada que haya visto. Él habló
por el auricular una vez, murmurando algo que no pude captar, pero no ha dicho
nada en los últimos cinco minutos.

Naturalmente, tanto mi cerebro como mi boca quieren romper el silencio con


el máximo ruido posible. Apenas soy capaz de contenerlos de vociferar las

25
Land Rover Cruiser.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

tonterías más estúpidas jamás pronunciadas en el asiento trasero de un coche


policial. Hay un pájaro fuera del que quiero hablar. Hay un hotel nuevo que no he
visto antes. Claro que siento haber roto la ventana. No conozco los verdaderos
nombres de los hippies. ¡Sin embargo, podría ayudarle a encontrarlos! ¡Seguro!
Podríamos ser como detectives e ir a investigar. ¿Por qué fue él al BJ? ¿Realmente
estaba comiendo allí? ¿No recuerda nada de lo que le he enseñado? Oh, y estoy tan
jodidamente arrepentido por los últimos cuatro años. ¿Y cómo está Stacey? ¿Cómo
está tu mujer? Puto cabrón. Puto idiota. Y estoy seguro de que estaría agradecido
si Bear no se enterara de esto.

Y sigue. Y sigue. Y sigue.

Es tanto lo que quiere salir. Pero no digo nada de eso.

Es Kori quien empieza. Si yo no estuviera apresado, probablemente le volvería


la cabeza al revés. —Así que, Oficial.

Él no dice nada.

—Cállate —la siseo.

Ella me ignora. —Entiendo que sabes que nuestro Tyson está aquí.

Nada.

—Él me obligó a venir aquí hoy —dice con una dulce sonrisa—. No quería para
nada hacer esto. Soy completamente inocente en este asunto. Si me dejas ir,
prometo que testificaré contra él en los tribunales.

— ¡Traidora! —digo, escandalizado.

—Cariño —dice ella—. No me veo bien con el naranja. Especialmente el


naranja prisión. Me hace parecer muy Hep C26. Te empujaré bajo un autobús si
tengo que hacerlo —Se vuelve hacia mí y me da un beso en la mejilla—. Pero te sigo
queriendo cielo.

—Esta amistad se ha terminado —anuncio grandiosamente.

26
Hepatitis C, un síntoma de la hepatitis es el tono amarillento de la piel.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—No, no es así —dice ella—. Me perdonarás. Siempre lo haces —Un brillo


extraño aparece en sus ojos, uno que significa que va a decir algo destinado a
causar problemas—. Incluso me perdonaste cuando te rompí el corazón.

Oh no.

Ella se vuelve de nuevo hacia el asiento delantero. —Sí ─suspira


dramáticamente —. Está bien, Dominic. ¿Puedo llamarte Dominic? —no espera una
respuesta—. Aquí el joven Tyson y yo solíamos estar enamorados uno del otro.
Estábamos… locos el uno por el otro, se podría decir. Bueno, en realidad él lo
estaba. Pero entonces, yo era un ejemplar bastante magnifico.

—Kori, por favor para de hablar —suplico.

Por supuesto ella no lo hace. —Estuvimos saliendo por un tiempo. Todo eran
días soleados, flores, besos y amor, pero entonces rompí su pobre corazoncito. Le
dije que no estábamos destinados a estar juntos. Vi algo en él que sabía que
significaba que estaríamos juntos para siempre, sólo que no en la manera en que
pensábamos, que podría ser posible. Éramos espíritus afines, él y yo. Unidos. Él es
mi alma gemela, pero no de la manera romántica —Me guiña un ojo como si eso
fuera a hacerme sentir mejor.

— ¿Sin embargo te abstendrías de evitar que fuera a la cárcel? —pregunta


Dominic. Maravilla de todas las maravillas, suena casi divertido. Brusco y rígido,
claro. Pero casi divertido. Kori causa ese efecto en la gente. Es extraño, realmente.

—En un latido —dice ella—. Después de todo, ningún amor es tan grande que
no pueda rendirse de evitar que vaya a la cárcel. Creo que Benjamin Franklin dijo
eso. O Nelson Mandela. O Kelly Clarkson. No estoy segura de quién.

—Me preocupo por el futuro del mundo —digo—, cuando una cita ficticia se
atribuye a Nelson Mandela o a Kelly Clarkson. Eso dice mucho de nuestra
generación.

—Pequeña bocazas de mierda, ¿verdad? —le pregunta Kori a Dominic, como si


fueran los mejores amigos.

— ¿Y salisteis juntos? —le pregunta a ella.

Ella asiente gravemente. —Ardió intensamente. Pero al igual que cualquier


llama, finalmente se apaga. Fue reemplazada por algo igual de cálido. Tyson y yo
estamos unidos para siempre ahora.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Ugh —le digo a nadie en particular—. Me siento como si no tuviera nada que
decir en este asunto.

—No lo haces —dice ella con dulzura.

—Me di cuenta cuando vi tu carnet de conducir… —dice Dominic—.


¿Transexual?

— ¡Oh, mira que progresista es! —dice Kori efusivamente—. La mayoría de la


gente preguntaría si era una drag queen. Todo lo que tienden a ver es un chico con
un vestido. Eres un hombre encantador, Dominic. Pero no. No soy transexual. Soy
travesti.

Espero a que Dominic pregunte qué significa (la mayoría lo hace), así que
estoy impresionado cuando él asiente al entenderlo. —He conocido a un par de
chicos travestis —dice él —. Abajo en el refugio. Lo estaban teniendo muy
complicado, pero recibieron el asesoramiento que necesitaban.

Kori se vuelve hacia mí y dice. —Me gusta.

—Qué alegría —le murmuro—. Mi vida ahora está completa.

—Desde luego, no entiendo por qué Tyson y tú no habéis mantenido el


contacto —le dice Kori a Dominic, y noto que la temperatura dentro del coche cae
al menos cincuenta grados—. Un hombre como tú con un evidente grado de
aceptación. Bueno, eres joven, supongo. ¿Cuántos tienes? ¿Veinticuatro?
¿Veinticinco?

—Tiene veintiséis —digo sin darme cuenta.

— ¡Veintiséis! —dice Kori alegremente—. Y tan grande. Oh, sí. ¿No eres le
cosa más grande que he visto nunca?

—Hago ejercicio —dice Dominc encogiéndose de hombros. Obviamente está


disfrutando demasiado, y me doy cuenta que la temperatura tan fría solamente
viene de mí, pero está irradiando todo el coche.

—Doy fe —dice ella—. Pero volviendo a Ty y tú. ¿Por qué no habéis mantenido
el contacto? Obviamente no tiene que ver con su homosexualidad rampante, porque
pareces ser tolerante.

— ¿Homosexualidad rampante? —Le pregunto— ¿Y eso qué significa?


T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Significa —explica ella—, que alguien podría verme como un chico con
vestido, pero tú todavía tomas pastel de arcoíris cada día de la semana —Baja la
voz y susurra con complicidad a Dominic—, Es tan gay que incluso su polla está
doblada.

— ¡Kori! —grito.

— ¿Qué? Lo está. Es por eso por lo que te llamo “Capitán Garfio Pícaro”.

— ¡Eso es una escandalosa mentira! —Bueno, algo así.

—Está curvada. Un poco. No me mires de esa manera.

—Te mataré —le prometo.

Pero por supuesto, ella me ignora por completo. — ¿Y por qué no debería
saberlo? La apretabas contra mí. En múltiples ocasiones. ¡Oh, los chanchullos en los
que parece que nos encontramos el uno al otro! —Sus ojos burlonamente abiertos,
su voz aleteando—. ¡Oh! No es que hayamos bebido en realidad, oficial. Tyson es
menor de edad, después de todo. ¿Dije sangría? Quise decir zumo de naranja —En
realidad, había sido sangría, y me detuve en la segunda cuando me di cuenta de lo
que estaba bebiendo, tiendo a reír de tal manera que hace que suene como si fuera
un par de canguros apareándose. No es un sonido bonito, más como un gutural
OOOAAHHOOOAAHH. Adelante. Búscalo en Google si es necesario.

¿Ves? Es bastante malo cuando suenas como canguros teniendo sexo. He


decidido vivir una vida de sobriedad, para no terminar como un ayudante civil para
conseguir animar a canguros en el zoo de San Diego.

Dominic aprieta las manos sobre el volante tanto que sus nudillos se vuelven
blancos.

— ¿Entonces? —pregunta Kori—. ¿Tyson y tú? ¿No? ¿Nada? Bueno, ¡apesta!


Supongo que nunca sabré tu versión. Al escuchar a Tyson contarlo, pareces el
villano de hecho.

El coche policial se detiene. Miro por la ventana, agradeciendo la distracción.


Hasta que veo que estamos aparcados frente a la Monstruosidad Verde. Como si
nos estuviera esperando, Bear abre la puerta delantera y nos mira, sus brazos
cruzados. Otter aparece tras él y dice algo en su oído, pero Bear niega con enojo.

— ¿Llamaste a Bear? —Pregunto a Dominic—. ¿Estás jodidamente loco?


¡Sabes lo que me va a hacer!
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Nunca parará de asesinarte, eso seguro —dice Kori.

Dominic no me responde. En su lugar, sale del coche y cierra la puerta tras de


sí. Viene hacia la parte de atrás y abre la puerta trasera. —Fuera —dice.

Kori vuelve la mirada hacia mí, pero se desliza fuera del coche. Dominic la gira
y libera sus puños. Ella se frota las muñecas mientras se gira y sonríe a Dominic. —
Anda, gracias —dice—. Siempre he querido ser esposada por un hombre grande y
fuerte. Estoy tan feliz de que fueras capaz de ayudarme con mi fantasía. ¿Alguna
vez conduces la moto policial? Y si es así, una consulta: ¿tienes que llevar botas de
motorista? Eso podría ser otra fantasía mía. Especialmente si van todo el camino
por encima de las rodillas. ¿Tal vez podrías llevarme en alguna ocasión?

Esto no es cómo imaginaba que terminaría mi día. En absoluto.

Me muevo para salir del coche, pero Dominic me bloquea. —Tú no —dice, su
voz un gruñido. Trato de ignorar los escalofríos que recorren mi espalda—.
Quédate aquí.

— ¿No querrán presentar cargos? —escucho preguntar a Bear. Está de pie


frente a la puerta principal, Dominic se gira y niega—. No. Hablé con ellos. No fue
Tyson quien lanzó la piedra contra la ventana. Les dije que a él no le importaría
pagar la factura, sin embargo, y me la enviaran una vez que quede reparada y me
aseguraría de que consiguieran el reembolso. El propietario y yo lo arreglamos, así
que él está bien. Mientras Tyson sepa que no puede volver al BJ.

—Como si quisiera volver allí alguna vez —digo con indignación—. ¿Sabes lo
que hacen para conseguir la carne que sirven? Es una ofensa para todos…

—Chico, si valoras tu vida, deberías considerar seriamente mantener la boca


cerrada —dice Bear con los dientes apretados. Empuja la puerta, y Otter pone los
ojos en blanco tras él.

— ¡Tengo diecinueve años! No puedes…

—La mayoría de chicos de diecinueve años no acaban arrestados —replica.

— ¡Fueron los hippies playeros!

— ¿Hippies playeros? —pregunta Otter, sonando interesado —. ¿Dónde


conociste a los hippies playeros?

—No estás ayudando —le dice Bear.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

—No conoces a los hippies playeros todos los días —dice Otter. Se ve
bastante decepcionado de que ellos no estén en el coche conmigo.

—Los encontramos por internet, ¿cómo no? —dice Kori—. Hoy en día son muy
modernos, ya sabes.

— ¡Exijo hablar con mi abogado! ─les grito—. ¡Ponme al teléfono a Anna


Thompson! ¡Conozco mis derechos! ¡Soy ciudadano americano!

—Es bueno saber que el volumen no ha cambiado —, dice Dominic a Bear y


Otter.

— ¿El volumen? ¡Toma!, voy a…

— ¿Chillar como una diva furiosa? —Pregunta Kori—. Buen trabajo. Realmente
lo has conseguido.

—Cuando te ponga las manos encima, te voy a…

— ¡Vaya, amenazas! —Exclama Kori—. Parece que la vida criminal te ha


cambiado por completo.

—¿Vas a dejarle salir? —dice Bear por encima de mis gritos —. Creo que le ha
quedado claro. Más o menos.

Dominic niega. —No. Tengo algunas cosas que decirle. No creo que haya mejor
momento que ahora que está esposado y no puede ir a ninguna parte.

Todo el mundo se queda callado.

Veo a Bear tensarse incluso mientras mi corazón golpea contra mi pecho. Su


mirada se clava en mí y entonces vuelve a mirar a Dominic. Algo parpadea en su
cara que no puedo distinguir. ¿Miedo? ¿Furia? No lo sé. Creo que va a negarse a
dejarme ir, e incluso aunque tengo diecinueve años y soy perfectamente capaz de
responder por mí mismo, una parte de mí quiere que lo haga. Decirme que salga del
coche. Hacer que Dominic me quite las esposas para que pueda esconderme tras mi
hermano mayor, porque, en realidad, soy sólo un niño pequeño. Soy sólo un niño
pequeño que no está muy bien de la cabeza, no importa cuánto intente convencerme
de lo contrario.

Bear aparta el brazo de Otter y se acerca hasta plantarse frente a Dominic,


quien mide unos buenos quince centímetros y pesa unos cuarenta kilos más que él.
Pero Bear está cabreado, y ni siquiera el tamaño del policía que tiene delante le va
T.J. Klune El Arte de la Respiración

a parar. Siento un momento de feroz orgullo que sale de la nada y casi corta la
respiración en mi pecho. Aún estoy regiamente cabreado con él (lo que en realidad
es mentira, porque estoy enojado conmigo más que nadie… bueno, conmigo y con los
hippies playeros), y preferiría estar en otro lugar. Pero no puedo apartar los ojos
de él mientras levanta la mirada hacia Dominic, y tengo que frenarme de gritar
“¡Patéale el culo!”. No creo que eso ayudara mucho a la situación, y creo que
técnicamente es ilegal amenazar a un policía.

Miro a Otter para ver si va a tratar de detener a Bear, pero Otter sólo está
mirando a mi hermano con esa expresión de amor exasperado en su cara que hace
tan bien. Sabe tan bien como yo que Bear va a decir lo que Bear tiene que decir, y
nadie puede decirle lo contrario.

Lo que significa que Bear va a empeorarlo mil millones de veces y


avergonzarme del todo.

—Ahora escúchame —dice Bear en voz baja, sus ojos brillando—. No has
estado en los últimos cuatro años y…

—No fue elección mía —dice Dominic quedamente.

—No dije que lo fuera. No me vuelvas a interrumpir. ¿Está claro?

Dominc asiente. Sus mandíbulas crispadas.

—No has estado aquí, Dom. Sé que no es tu culpa. No te culpo de nada. Pero
las cosas son diferentes ahora. Tomamos las elecciones que debemos para proteger
lo que amamos. Tú, más que nadie, debería saber esto. El Chico podría ser un grano
en el culo para mí, y podría no pensar las cosas todo el tiempo…

—Caramba —murmuro—. Me pregunto de quién saqué eso.

—… pero es mi hermano y me pertenece. Le he educado. Me he preocupado


por él. Le he sostenido cuando los ataques de pánico llegaban a ser tan jodidamente
fuertes que le impedían respirar. Es más fuerte que nadie que yo conozca, pero aún
se puede romper, y si tú eres el que le rompe, entonces que Dios te salve de mí.
Aún eres un miembro de esta familia, y te quiero, pero si le haces daño, Dominic,
acabaré contigo.

—Nunca he querido hacerle daño. Todo lo que yo quería…

—Ahora no importa —interrumpe Bear—. Puedes dar tu opinión, sea cual sea,
y no te detendré. Pero el trastorno de pánico es algo real, y los ataques de pánico
T.J. Klune El Arte de la Respiración

pueden ser extremadamente perjudiciales. No hagas nada para hacer que surjan,
¿me entiendes?

Dominic observa a Bear, y creo que hay una posibilidad real de que Dominic va
a agarrar su Taser27 y disparar a Bear en la cara. Sería un perfecto final a este
magnífico día.

—Te entiendo —dice finalmente.

Los ojos de Bear se suavizan, pero sólo un poco. — ¿Nos necesitas para
recoger a Ben? Su turno tiene que estar a punto de terminar.

— ¿Ben?

Dominic niega. —Necesita su rutina, ¿sabes? ¿Puedes llamar a Anna? Él la


conoce. Está en su lista de contactos de emergencia, y será más fácil.

—Claro. Está bien. Puedo pedirle que le traiga aquí. Sólo recuerda lo que dije,
¿vale?

—Aunque estás equivocado —dice Dominic.

Oh, mierda.

Incluso los ojos de Otter se abren de par en par.

— ¿Sobre qué? —pregunta Bear, su voz volviéndose peligrosamente baja.

—Sobre que Tyson te pertenece sólo a ti —dice Dominic—. Sabes tan bien
como yo que desde el primer momento en que puse los ojos en él, me perteneció
también. Tal vez incluso más que a ti. En el momento en que él siguió a esa hormiga
fuera, fue mío.

Uh. ¿Qué?

—Ahora podría ser un buen momento para que te vayas —dice Otter,
caminando alrededor de Bear, quien está empezando a hacer su mejor impresión de
convertir su cara en un tomate. Otter susurra algo en el oído de Bear, y Bear le

27
Pistola eléctrica.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

gruñe al principio, pero luego se desinfla. Él me mira, y la misma expresión


indescifrable de antes cruza su cara.

—Todo lo que necesitas hacer —dice Bear, sonando derrotado—, es recordar


que sólo tienes que respirar, ¿vale?

Asiento, inseguro por lo que acaba de suceder. Me siento como en uno de esos
sueños donde sabes que estás soñando pero no puedes hacer nada para pararlo.

Bear deja que Otter le aparte. —Y quítale esas esposas —dice Bear por
encima de su hombro. Suena enfadado—. Por mucho que las merezca, sólo
empeorarán las cosas —No vuelve a dirigirme la mirada.

Aún estoy mirándole desaparecer dentro de la Monstruosidad Verde cuando


Dominic se mueve frente a mí. Se inclina dentro del coche y me empuja hacia
adelante. Su aliento es caliente y duro sobre mi nuca. Sus enormes manos tantean
las esposas hasta que las desbloquean. La sangre circula por mis muñecas, y la piel
se siente como si zumbara. Puedo olerle. Algo así como hojas de octubre. Tal vez
como la lluvia. Su mejilla se frota contra mi hombro, y pienso, Has acabado con
esto, estás por encima de esto. Tardaste cuatro años, pero lo conseguiste. No hay
nada aquí para ti. Este lugar es el recuerdo de un tiempo en que la vida apestaba
pero luego mejoró. Eso es todo. Tienes que volver a casa para decir adiós porque
este es el comienzo del resto de tu vida.

Él me echa hacia atrás y nuestras miradas se enganchan. No está a más de


tres centímetros de distancia. Es imposiblemente enorme. Pero eso no importa. No
lo hace. No puede hacerlo. No lo hará.

Se pone de pie y cierra la puerta. Me froto las muñecas. Están un poco


doloridas.

Kori me mira a través de la ventana, un gesto preocupado en su rostro. Le


lanzo una sonrisa que pretende ser tranquilizadora. Se nota que es falsa.

Dominic se sienta en la parte delantera del cruiser. Me mira a través del


espejo retrovisor, pero no habla. Pone en marcha el coche y dejamos a todos atrás.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

11

Cuando Tyson consigue entregar su culo.

Una vez, cuando tenía once años, me senté sobre la cama de mi habitación en
la monstruosidad Verde, viendo a mi amigo Dom, mientras se probó su toga de
graduación por primera vez. Era un poco pequeña en él y, estirada firmemente
sobre sus hombros, la toga llegaba casi hasta las rodillas.

—Te ves ridículo —dije finalmente cuando se miró en el espejo.

—No es lo mas adecuado —él se lamento—. Y es probable que sea demasiado


tarde para obtener uno nuevo.

Solté un bufido.

—Uh, sí. Te graduas mañana. Te dije que te lo probaras antes.

—No importa, —dijo con un suspiro—. Sólo voy a usarlo por poco tiempo.

—¿Patty y Bert estaran alli? —le pregunté, esperando que ocurriera algun
milagro y sus padres adoptivos demostraran realmente ser humanos.

—No lo creo —dijo. Él se saco la toga por la cabeza, y hubo un destello de piel
a través de su estómago cuando su camiseta se levanto y yo decididamente lo
T.J. Klune El Arte de la Respiración

ignoré. No era algo que me importaba ver, porque este era Dom. El era mi amigo,
pero la piel era bronceada y musculosa y yo...

—Está bien —le dije─. Todos nosotros estaremos allí —me miró con cautela
en sus ojos.

—¿En serio? —preguntó. Lo oí tratando de ocultar la esperanza en su voz, sin


tener éxito en lo más mínimo.

—Bueno sí. ¿Por qué no lo haríamos?

Se encogió de hombros y miró hacia otro lado. —No lo sé. Sabía que tu irias,
pero no sabia que los demas lo harian.

Yo me rei.

—Tú eres de la familia. Por supuesto que todo el mundo estará alli.

—¿Sí?

—Sí.

Él sonrió con esa media sonrisa.

—Guay.

Me recosté en la cama y me quedé mirando el techo.

—No sé por qué no suspendiste este año como te dije que hicieras. De ese
modo cuando empezara la secundaria el próximo año, podriamos haber estado en la
misma escuela ─Lo que no dije fue que yo estaba aterrorizado de que él comenzara
la universidad en el otoño, aunque sólo estaria en Seafare Community College.
estaba seguro que haria nuevos amigos y se daria cuenta lo extraño que era pasar
el rato con un niño. Yo sabía que lo vería cada vez menos, hasta que un día no se
dejaria ver mas y me dejaría a un lado. Traté de decirme a mí mismo que no sería
tan malo, porque las cosas se estaban poniendo mejor y mejor cada día, y tal vez un
día no tendría que ir a ver a Eddie nunca más (aunque parte del proceso de
adopción involucraba terapia obligatoria), y podría ser normal. Podría ser como los
demás, y estos pensamientos extraños, estos oscuros pensamientos que cruzaban
por mi mente de vez en cuando que me susurraban cosas como: ellos siempre se van
y un día incluso Bear te abandonará, dejarán de cruzar por mi mente. Un día no
necesitaré más de la bañera. Un día, no habrá más terremotos y todo estará bien.
Seré normal y la memoria de mi madre será sólo eso: un recuerdo.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Eso fue lo que dije. Eso fue lo que traté de hacerme creer.

Pero este era Dom. Esta era mi Dom. Podia leerme tan bien como Bear. Tal
vez incluso mejor. El vio directo a través de las palabras que no dije. Se sentó a mi
lado en la cama y palmeó mi rodilla.

—No voy a ninguna parte, —dijo en voz baja.

No podía mirarlo.

—Nadie puede saber eso.

—Puede ser. Pero yo si.

Quería creerle. Y tal vez una parte de mí, incluso lo hizo. Pero una parte más
grande, una parte no deseada (¿no es siempre el camino?), sabía de las Julie
McKennas del mundo. Sabía que la gente decia cosas que no quería. Sabía que
hacian cosas que lastiman a otros. (Yo) sabía que la gente se marchaba. Decian que
no querían. Me dijeron que no podrían. Pero lo hicieron. Por lo general, lo hicieron.

Quería creerle. Desesperadamente quería creerle.

—Sí —le dije—. Claro.

Pero Dom era inteligente y sabía las cosas no dichas.

—Tyson. Mírame.

No quería porque mi respiración estaba ligeramente agitada y sabía que la


cama estaba empezando a temblar. Sentía como si un océano estubiera cerca. Y, sin
embargo, de alguna manera, me senté. Me deslize a su lado. Miré hacia arriba
mientras él posó los brazos sobre mis hombros y me abrazó.

—Lo prometo, —dijo—, a donde tú vas, yo voy. Amigos hasta que seamos
viejos y grises.

—Desde el principio hasta el fin —murmuré—. Día tras día.

—Es inevitable, —dijo.

Deseaba creerle. Lo deseé con todo lo que tenía. Y cuando tienes once, estás
en la cúspide entre creer que los deseos todavía se cumplen si crees en algo que
deseas con fuerza y entender que el mundo tiene dientes y bordes afilados. Lo
deseé. Lo hize. Te prometo con todo lo que tengo que lo intenté.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Pero conozco los dientes. Los bordes afilados. Y ellos eran más grandes que
los deseos. Yo sólo tenía once años, pero era el producto de mi educación también.

Tal vez es por eso que era capáz de ser el que se iba. Tal vez había estado
buscando una razón y aferrado a la primera que llegó, no importa lo difícil que era.
Si hay una cosa que he aprendido en mi vida, es que es más fácil dejar a alguien
antes de que te dejan. Debido a que con el tiempo, todo el mundo se va. Es
inevitable.

—Claro, Dom—le dije, y lo dejamos así.

No me sorprendí cuando terminamos en ese tramo de playa. Juro que


solamente mi familia lo conoce.

Las nubes están llegando, y el agua se ve entrecortado, pero no hay lluvia. Al


menos no todavía.

Dominic se sale del coche, y oigo el viento que sopla fuera a través de la
hierba del mar, un sonido que me recuerda tanto a mi infancia que tengo que
parpadear para alejar la quemadura. El otro único sonido es el tic-tac del motor de
refrigeración.

Quiero ser el primero en hablar, pero no sé qué decir, ¿Como estas? parece
trivial, lo siento, parece demasiado poco y demasiado tarde. ¿Me extrañaste?
Demasiado egoísta.

No dije nada.

Finalmente suspira y dice: —¿Aun no estuviste aqui?

—No —Eso es una mentira. El primer día que llegue a la ciudad.

—La pequeña cruz que Anna hizo todavía está allí.

—Ah, ¿sí? —No sé qué más decir a eso. Después de esparcir las cenizas de la
señora P en el mar (sólo para que vuelen de vuelta en nuestras caras. La idea de la
senora P de una broma, incluso después de que ella se haya ido), Anna había
conseguido la idea de poner una cruz, además de la marca en el cementerio. El
marcador de piedra podría ser para sus amigos. La pequeña cruz era para su
familia.

—Sí. Las tormentas la derribavan de vez en cuando, pero me aseguré de


arreglarla. Fue vandalizada una vez, pero Creed la volvio a pintar.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—¿Descubriste quién lo hizo?

—No. Probablemente sólo algunos niños.

—Oh. —Si yo hubiera encontrado a aquellos que profanaban su cruz, no


habría sido responsable de mis acciones.

—Tyson.

—¿Qué? —Me quedo con decisión lejos de la ventana.

—He ido a verte.

—Lo sé.

—Bear no me dejaba entrar.

—Tambien se eso.

—Dijo que no querías verme.

—No lo hice.

—Te quedaste lejos.

Esa vieja ira familiar salio, y encontré su mirada en el espejo retrovisor.

—¿Cual es tu punto?

Se encogió de hombros.

—Estoy simplemente indicando un hecho.

—¿Cómo está tu esposa, Dom? ¿Cómo está Stacey? —Mi voz se burla y mis
palabras tienen el propósito de hacer daño, pero tan pronto como salen de mi boca,
quiero llevarlos de vuelta. Desesperadamente. Mi corazón golpea en mis oídos.

Esto no es lo que soy. Estoy por encima de esto. Ya he terminado con esto.

Obviamente, se ríe.

—Es lo mejor que tienes? —me pregunta—. ¿Eso es todo? A por ello. Puedo
soportarlo. Si te hace sentir mejor, entonces puedes decir lo que quieras.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Vete a la mierda, Dominic.—Golpeo mi mano contra la rejilla metálica que


separa la parte delantera y el asiento trasero. Duele, pero lo ignoro.

—Oh, eso duele —dice con una risa corta—. ¡Mírate! Gran hombre.
¿Aprendiste eso en la universidad?

—Claro, —le digo—. Justo después de recibir tu invitación de boda. Ya sabes,


¿aquella de la que no me dijiste nada? ¿Aquella que trataste de esconder de mí? Sí,
esa es la única razón por la que me llamaste es día, ¿no? Te enteraste de que me
había sido enviado un correo, y trataste de impedir que me enterara.

—Vine por ti, —dice de nuevo.

—¿Por qué?

—Porque… —se detiene. Sacude su cabeza—. Tú eres tu, —dice simplemente.

—Excelente. Eso aclara todo un infierno. Gracias, Dominic. Gracias por eso.
Gracias, por este hermoso día. Si no te importa, me gustaría ir a casa ahora.

—No. No hasta que haya tenido mi turno.

Empieza a llover. Sólo una ligera niebla, de verdad. Lo suficiente como para
causar marcas en las ventanas. Pero por alguna razón, eso agrava todo lo que
ocurre en este coche que se ha convertido de repente en sofocante. Puedo sentir
una constricción en mi garganta y el coche comienza a temblar. Esa vieja y familiar
agitacion se eleva por encima de mí y pienso, Hola, allí. Hola, viejo amigo. No te he
visto en, ¿qué? ¿Unos pocos días?

—Entonces habla —me las arreglo para decir. Trato de bajar la ventanilla
para conseguir un poco de aire, pero esto es un coche de policía.

No hay botón, ni manija. Estoy atrapado aquí.

Puedes hacer esto, me digo. Sabes como hacer esto.

Tu puedes, dice Bear. Esto es fácil.

Es fácil, Eddie Egan, mi viejo terapeuta loco, susurra. Es sólo una cuestión de
respiración. Sostienes y luego la dejas ir, aspiras y expiras. Es así de fácil, ya que
eres más grande que esto. Eres más fuerte que esto.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Sí, se burla La voz, haciendo su mejor voz de terapeuta. Porque si es tan


fácil, habría pensado en hacerlo en primer lugar. ¡Sólo respira, chico! Sólo
malditamente respira!

Lo ignoro y me concentro como me han enseñado. No quiero mostrar debilidad


frente a Dominic. No quiero que él vea lo fácil que me afecta, que vea lo rápido que
puedo romper. Todo lo que quiero hacer es respirar.

—Me alejaste, Tyson —dice—. Me alejaste como si no fuera nada, como si yo


no fuera nadie en tu vida. Eras mi mejor amigo y me trataste como si fuera nada.
Me esperaba eso de un montón de gente en mi vida. Fui tratado así por mucha
gente en mi vida. Pero no tú. Nunca tú. Nunca me diste una oportunidad para
explicarme, no me diste el beneficio de la duda. Tomaste la decisión que tomaste
porque creías que era lo adecuado para ti. Porque estabas cabreado, estabas
enojado. Sé que eres muchas cosas, Tyson, pero la única cosa que nunca me espere
de ti es que seas un imbécil egoísta.

—Sigue hablando, —le digo—. Sácalo todo asi terminamos con esto —No sé
por qué jamás pensé que podría obtener esto de vuelta. Él y yoo. De algun modo. He
cometido muchos errores. La he jodido demasiadas veces, y nada se puede salvar
aquí. Estoy avergonzado y me quiero ir a casa, así puedo ocultarme y lamer mis
heridas. No está ayudando la necesidad repentina de golpear su cabeza para
hacerle sangrar.

Su mirada fija a la mía, puedo ver la ira que se refleja en mi mismo.

—Tienes toda la maldita razón y voy a seguir hablando. ¿Crees que esto se
acabo para ti? ¿Crees que puedes tomar todas las decisiones aquí? Te equivocas,
Tyson. No puedes estar más equivocado. ¿Sabes lo que se siente tener que obtener
actualizaciones tuyas de segunda mano? Tener que escuchar de Bear y Otter o de
Creed y Anna cómo lo estas haciendo ¿Después de haber ignorado mis llamadas?
Volé a esta mierda de New Hampshire. Me puse de pie fuera de tu puerta, y tu
hermano me trato como si fuera un maldito extraño, todo porque tu estabas
cabreado. Dime chico, ¿dónde coño está la justicia en eso?

No puedo respirar. Su voz se ha vuelto más fuerte, hasta que está gruñendo.
Sus palabras se han vuelto más enojadas. Hay acusaciones y dolor y tristeza y un
millón de otras cosas que cruzan su rostro, pero no puedo respirar porque él me
llamó chico. Ni una sola vez lo ha hecho antes. Nunca. Siempre he sido Tyson para
él, o Ty, Pero jamás chico.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Controlate, trato de reprenderme. ¿Quieres que él vea lo débil que eres?


¿Cuán infantil eres? Crece de una puta vez, todo está en tu cabeza, tu sabes que
esto es todo en tu cabeza. No es real.

Lo odio, pero es correcto. No quiero que me vea así. Tomo una respiración.
Manténgo y lo dejo salir. El coche está temblando y mi piel se siente como que está
zumbando, pero fuerzo al aire a entrar y lo obligo a salir, esto no me vencerá, esto
no me va a superar. Aqui no. Ahora no.

—Tienes razón, —le digo con los dientes apretados. ¿Es asi? ¿Puedo ir a casa
ahora?

Él me mira en el espejo. Mantengo mi cara inexpresiva. Mantengo mi


respiración superficial. Mi garganta silba una vez, pero es tranquilo, y la lluvia ha
empezado a caer con más fuerza, marcando a lo largo del techo. Las nubes han
llegado más rápido de lo que pensé que lo harían.

—¿Por qué? —Dominic pide—. ¿Solo por qué?

¿Por qué? ¿Por qué? Porque estaba enamorado de ti. Pensé que un día
regresarias y me verias del mismo modo en el que yo te veía. Tu me verías y
sonreirías y entonces verías este fuego en tus ojos y serías para mí. Todo esto
sería para mí. Tu me dirias que no quisieras que te dejara nunca mas y estarías
arrepentido de haberme dejado ir en primer lugar. Que nunca quisiste que pasara.
Me prometerías que nunca sucedería de nuevo. Fuiste mi primer amor y por mucho
que me cueste admitirlo, has sido el único. Amo a Corey y Kori, pero nada como te
amaba. Pude tener quince. Pude haber sido un tonto, pero creía. De alguna manera,
de alguna manera creía. Y me rompiste, Dominic. Me rompiste. Por mucho que
debería de haberlo visto venir, tanto como debería haber sabido que estaba allí,
todavía me rompió porque me di cuenta que lo que yo quería no estaba destinado a
ser.

Pero ese no soy yo. Yo no digo esas cosas nunca más. No expongo por ahí,
porque ya no tiene importancia. No voy a ser el pie bajo la lluvia en la playa
vertiendo mi corazón. Ya no tengo quince nunca más. No soy un niño. Sé cómo
funcionan las cosas ahora.

Así que en vez, le digo: —Ya no importa. No más.

Enciende el coche sin decir nada más, se aleja de la playa, y se dirige hacia la
ciudad.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Se detiene en el cruce frente a la Monstruosidad Verde. La lluvia ha cesado y


he conseguido tener mi respiracion bajo control. El ataque de pánico que sentí
venir en el coche ha sido empujado lejos por ahora. Podría venir después, o podría
haberse ido para siempre. No lo sé. Así es como funcionan estas cosas. Necesito ir
al piso de arriba y meterme a la cama o voy a tener un dolor de cabeza asesino
mañana. Pero Bear está probablemente a la espera todavía. Con suerte Otter ha
sido capaz de conseguir que se calme un poco. No necesito que él me este chillando
tan pronto como entre por la puerta.

Dominic no hace ningún movimiento para dejarme salir del coche. Él sólo se
sienta allí y mira a la Monstruosidad Verde. Está empezando a oscurecer. Me
pregunto al azar lo que los hippies de playa están haciendo en este mismo segundo.
Cornflower podría estar haciendo lo que prometió y dando Beach Vagrant a todo un
clan de chicos hippie. Supongo que el mundo siempre podría usar más lanzadores de
piedras.

—Dijiste que te pertenecía, —le digo sin pensar. Mi boca tiende a hacer eso.
Suspira—. Las cosas cambian.

—Oh.

Silencio. Entonces...

—Tú y Corey, ¿eh?

—Sí.

—Parece un buen tipo.

—El mejor.

La más breve de las vacilaciones.

—¿Lo amas?

—Sí.

—Oh.

—Pero no así.

—¿Oh?

—¿Por qué te importa?


T.J. Klune El Arte de la Respiración

—No es verdad.

Está mintiendo, pero lo dejé pasar. Dios sabe que he hecho lo suficiente hoy.

Abre la puerta. Retrocede. Abre la mía. Creo que ésta podría ser la última
vez que lo vea y me pregunto si voy a permitirlo. Me pregunto si voy a dejar que
esto sea todo lo que hemos tenido, no puede acabar en éste último momento. Todo
lo que ha hecho por mí. Todo lo que él significa para mi. Todo lo que puedo hacer es
abrir la boca y decir lo siento y decir que estaba herido porque elegiste a alguien
que no era yo, y eso seria todo. Todo habría terminado. Podríamos recoger las
piezas y volver a ponerlas juntas. Puede ser que no ajuste a la forma en que solía
hacerlo, pero podríamos moldearlos en nuevas formas, podría hacer esto de lo que
somos ahora, y no que lo que solíamos ser.

Salgo de la parte trasera del auto, Él no retrocede. Me paro frente a él y mis


piernas le rozan, le miro a los ojos y realmente creo que todo se detiene a nuestro
alrededor y esto podría ser.

Este podría ser el momento en que la gente no espera lo que la gente no ve


que viene. Él está, obviamente, a la espera de algo y roza su mano contra la mía, el
más ligero de los toques. Circunda mis muñecas con los dedos, al igual que las
esposas lo harían, excepto que es un toque suave. Suave. Dulce.

—Dom, —le digo—. Este... estoy...

—¡Papá! —Una voz joven dice.

Los dos nos giramos.

La puerta de la Monstruosidad Verde está abierta. Bear se encuentra en la


puerta, la casa iluminada por detrás de él. Creo que veo a Kori mirar por la ventana
brevemente desde la planta superior.

Pero es el niño corriendo hacia nosotros lo que capta mi atención. El niño con
el pelo oscuro.

El niño cuyos ojos son grandes, que tiene una pequeña sonrisa en su rostro. El
niño que es la completa imagen del hombre de pie a mi lado.

Dominic va sobre una rodilla y abre sus brazos. El muchacho se estrella


contra él y balbucea en voz baja, hablando de un león y un perro y Bear ha dicho
esto y Otter (pronunciado "Ottah") dice esto, y el cielo y llovió y ¿papá vio eso?
¿Papa vio todo eso? Hay una cadencia extraña en su voz, un tono casi plano y
T.J. Klune El Arte de la Respiración

monótono. Por un momento, creo que podría ser porque él es sordo, pero luego
Dominic dice algo al niño y puedo decir que el niño le oye. Dice de nuevo papi, papá,
papá, papá.

—¿Quién es este? —le oigo preguntar.

Dominic vuelve a mirar hacia mí y palidece, como si acabara de recordar que


había olvidado decirme algo importante.

—Este es Ben —dice, recogiendo al niño del suelo y en sus brazos—. Ben, este
es Tyson.

Él es..... mi amigo. Y él es el hermano de Bear.

Ben vuelve a mirarme con sus ojos tan parecidos a los de su padre, que apenas
puedo mirarlos. Apoya su rostro en el cuello de Dominic, tratando de ocultarse.

—Hola, Ben, —le digo. Miro hacia atrás a Dominic y una pregunta que ya sé la
respuesta—. ¿Tu hijo? — Dominic asiente—¿Que edad?

—Apenas cumplió tres hace un par de meses.

—Tienes un niño —digo estúpidamente.

—Sí.

Ben se inclina, toma la cabeza de Dominic, y tira hacia abajo, susurrando en


su oído. Su mirada tira dardos hacia mí mientras él habla a su padre....

Dominic suspira y sacude la cabeza.

—Probablemente no.

Ben se ve decepcionado.

—¿Qué? —pregunto. Todavía no estoy seguro si algo de esto es real. Podría


posiblemente ser un sueño.

Dominic se encogió de hombros.

—Ben quería saber si ibas a venir a su casa.

—Nadie me lo dijo. —Esa es la parte mas complicada. Habia un ser humano en


este mundo conectado directamente a mi familia que no sabía que existía. Es la
T.J. Klune El Arte de la Respiración

peor cosa en la que me sea posible centrarme, pero no puedo evitarlo. Todo el
mundo sabía menos yo.

—Yo les dije que no te lo dijeran —dice—. No te enojes con ellos.

Él me conoce demasiado bien.

—¿Por qué?

—¿Por qué? —pregunta. Luego escupe mis propias palabras hacia mí—. No
importa. No más.

No sé qué decir.

—Tengo que llevar a Ben a casa. —Se volvio hacia la casa—¿Comio? —Se
dirige a Bear. Mi hermano asiente, con los brazos sobre el pecho—. ¿Tienes el
asiento del coche?

Bear llega por la puerta y lo recoge. Él camina por las escaleras y a través de
la puerta de el patio. Ben llega hasta Bear y Bear ríe, da el relevo del asiento del
coche a Dominic para cambiarlo por el del niño.

—¿Todo va bien con Anna? —Dominic pregunta mientras sujeta el asiento de


seguridad en la parte posterior del auto. Bear asintió.

—Todo ha ido bien. Ha estado coloreando con JJ dentro. —Él sonríe a Ben
mientras Ben pone sus manos en el pelo de Bear. Él balbucea y me doy cuenta de
que yo solía hacer eso. Bear solia sostenerme así y yo le decía todo lo que alguna
vez me vino a la mente. Me apoyaba en su pelo, y asi me escuchaba y yo hablaba. Y
habla. Y habla.

Siguieron sin mí. Todos ellos. Incluso él.

—El es Tyson, —le dice Ben a Bear.

—Ah, ¿sí? —Bear pregunta. Él mira hacia mí, tratando de ver lo que puede
ver.

—No se lo dije, —Dominic dice en voz baja—. No hubo tiempo.

Bear asiente firmemente.

—Tenemos algunas cosas de que hablar, entonces, supongo.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Dominic toma a Ben de Bear y lo pone en el asiento del coche. Él murmura algo
a su hijo, y oigo gruñir a Ben. Casi abro la boca para informar a todos que él está
poniendo a su hijo en la parte posterior de un coche de policía, pero eso no parece
ser la mejor cosa que hablar en este momento.

Bear me mira, una pregunta en sus ojos. ¿Estás bien?

Aparto la mirada.

Dominic cierra la puerta trasera.

—Gracias, Bear —él dice.

Se detiene antes de meterse en el coche. Mira hacia mí. No hay expresión


real discernible en su cara.

—Fue bueno verte de nuevo. Manténte alejado de los problemas este verano.
—Como si estuviera hablando con un niño. Un conocido. No dice nada mientras sube
en el interior del auto, se aleja y pronto desaparece de la vista.

—No me lo dijiste —le digo a Bear. Esto ya no se siente como un sueño.

—Hice lo que pensé que era lo mejor —dice Bear lastimeramente—. Lo que me
pareció correcto. Voy a hacer lo que pueda para mantenerte a salvo. Para evitarte
sufriemiento.

—No más, —le dije sin mirarlo—. No decidirás por mi nunca mas. —Dejo Bear
en la acera.

Más tarde esa noche, estoy despierto mirando al techo, lleno de todos los
pensamientos de él. Mientras Kori acurrucado contra mí, respira profundamente.
Trato de empujar a Dominic a la distancia, pero él no me deja.

Y me golpea. No sé por qué no me había dado cuenta en ese momento.

Sus manos. tocandome. Al abrir la puerta. Las manos en el volante. Tocando


mis muñecas.

Recogiendo a su hijo.

No había anillo de bodas.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

12

Cuando Tyson escribe mala poesía y holgazanea


frente a los chicos universitarios.

Suena el timbre de la Monstruosidad Verde, y abro los ojos. Estoy solo en la


cama, no sé a dónde fue Kori, pero parece que ha estado fuera mucho tiempo.
Empiezo a adormecerme cuando el timbre suena de nuevo.

Lamentándome me incorporo, deslizo mis pies hacia el borde de la cama. Por


un momento, no alcanzo el suelo totalmente y es como si tuviera nueve años de
nuevo, pienso que estoy en aquel apartamento de mierda y al mirar a un lado, Bear
estará durmiendo en la cama junto a la mía y nada habrá cambiado. Estoy molesto
con él, probablemente más de lo que he estado en mi vida, pero no quiero que las
cosas vuelvan a ser como antes.

No para mí, pero sobre todo, no para él.

Pero no estoy en nuestro viejo apartamento, debo estar todavía medio


dormido. Estoy en mi habitación en la Monstruosidad Verde, estoy donde estaba
cuando me quedé dormido.

Suena el timbre de la puerta de nuevo.

—¿Bear? —Lo llamo mientras desciendo por las escaleras.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

No hay respuesta.

—¿Otter?

Nada.

Alguien llama a la puerta, mis manos están sudando, porque de inmediato


empiezo a pensar lo peor, que podría ser Dominic vestido en uniforme y diría: —Lo
siento Chico, lo siento, pero ha ocurrido un accidente.

Tiro de la puerta para abrirla.

—Hola Tyson, —dice Julie McKenna. —Hola cariño, ¡te has vuelto tan grande!
—Su sonrisa se tambalea un poco. —¿Me recuerdas?

Y vuelvo a los nueve años de nuevo. Estoy en ese apartamento de mierda de


nuevo, esperando a Bear y Otter venir a casa. Están pasando el rato sin mí y aunque
entiendo la necesidad de ello, el porqué de la misma, todavía no puedo evitar
sentirme un poco dejado de lado. Puedo no entender del todo, pero sé que mi
hermano ama a Otter y Otter ama a mi hermano, y que necesitan tiempo a solas
para hacer que esto funcione, porque tiene que funcionar. Puedo ser un chico, pero
sé que esta es la última oportunidad de Bear para encontrar lo que necesita, para
encontrar los últimos restos de su cordura mental y unirlos con tanta fuerza para
que nunca se separen y si es la última oportunidad de Bear, significa que también es
la mía.

Pero aquí está ella, Julie McKenna, y yo tengo nueve años y sé que ella tomara
todo de mí, se llevará todo lo que hemos construido en los últimos meses y mientras
yo estoy allí, parado frente a ella, su sonrisa empieza a abandonar su cara, me
acuerdo de la última vez que la había visto, cuando me llevo a la casa de Anna,
diciendo que tenía algunas cosas que hacer, cosas que un niño pequeño como yo no
podía participar.

Yo tenía cinco años entonces, y mientras estaba sentado en el asiento trasero


del auto cuya pintura era barata y estaba oxidado, me dije a mí mismo, Bear, oh
Bear, por favor, ven a buscarme.

Tengo nueve ahora y ella me pregunta si puede entrar, no puedo pensar y no


me puedo mover y hay un terremoto bajo mis pies y mi mente grita BAÑERA.

Yo tenía cinco años cuando ella llamó a la puerta de Anna, mi mano entre las
suyas, sus uñas raspándome la piel. Anna abre la puerta, mucho más joven entonces,
T.J. Klune El Arte de la Respiración

tan bonita y sus ojos se abren ligeramente cuando nos ve. Ella se recupera
rápidamente y sonríe hacia mí, tal amor hincha mi corazón porque la conozco.
Conozco a Anna.

Tengo nueve y mi madre da un paso hacia mí y extiende sus manos y sé en mi


corazón que no está tratando de abrazarme, ella está tratando de agarrarme y
llevarme lejos. Nunca voy a ver a mis amigos de nuevo, nunca volveré a ver a mi
familia, nunca volveré a ver a Otter y Dominic (aunque este último provoca una
extraña tirante sensación en mi cabeza, porque no sé quién es Dominic todavía,
pero sigo pensando en su nombre). Pero es mi hermano en quien más pienso. Es
Bear. Bear es mi vida. Él es mi todo ahora. Tengo nueve años ahora y no sé nada
diferente. Sin él, no habría Yo, sé esto en mis huesos.

Tenía cinco años cuando mi madre le dijo a Anna que algo había ocurrido, que
necesitaba que Anna me viera por un par de horas. Había un acento extraño en su
voz, como si estuviera distraída, hablando desde muy lejos. Sé que Anna lo oyó
también, porque una mirada de preocupación cruzó su rostro, pero ella la empujó a
un lado y le dijo a mi madre, que por supuesto lo haría, por supuesto que podría
ayudar.

—Si no soy yo, —dijo Julie cuando tenía cinco años, —entonces Bear lo
recogerá.

—Solo vine a verte —Julie dice cuando tengo nueve—. He venido a verte
porque te extrañaba y pensé que tal vez podríamos hablar. Pensé que tal vez
podríamos hacerlo como solía ser, aunque sea por un poco. ¿No te gustaría eso?
¿No crees que podríamos hacer eso?

Yo retrocedo y ella debió tomarlo como una invitación ya que supera la puerta
y la cierra detrás de ella. —¿Dónde está tu hermano? —Pregunta y pienso... Es por
eso que estás aquí, es por eso que regresaste. Bear.

Yo tenía cinco años cuando ella se inclinó frente a mí y puso sus manos sobre
mis hombros. Yo tenía cinco años de edad cuando ella me miró a los ojos y dijo: —
Pórtate bien, ¿de acuerdo? —¿Y no estaba allí, algo en sus ojos, en ese momento?
¿Algo tan cerca de la alegría y la libertad que rayaba en la locura? Allí estaba, pero
solo tenía cinco años de edad y todavía no tenía la capacidad de entender los
bordes afilados del mundo. Todavía no entendía que cuando extiendes la mano
podías ser mordido.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Tengo nueve años cuando encuentro mi voz y grito por la señora Paquinn. Oigo
la preocupación en su voz cuando me llama en respuesta, corro hacia ella. Corro
hacia ella incluso mientras mi madre dice mi nombre detrás de mí.

La señora Paquinn se acerca desde el sofá y abre sus brazos para mí, yo salto
en ellos, porque sólo soy un pequeño chico todavía y las cosas están cambiando.
Una vez más, las cosas están cambiando.

Tenía cinco años cuando estuve en el porche de la casa de Anna y vi a mi


madre alejarse en su coche. Sus últimas palabras fueron te veré más tarde.

Tengo nueve años de edad cuando ella vuelve por sus propias razones egoístas
que no voy a saber por años.

—Tyson, —dijo cuando tenía cinco años.

—Tyson, —dice cuando tengo nueve.

Abro los ojos y estoy de diecinueve años de edad, acostado en mi cama,


despertando de un sueño, el sueño que estoy teniendo más y más seguido.

Y por primera vez en mucho tiempo, sigo pensando en mi madre mucho


después que el sueño se desvanece.

—Te ves cansado. —Corey me dice un par de días más tarde. Estamos
tumbados en la playa, un agradable tiempo cálido delante de nosotros, el cielo de un
azul claro. Es el primer día de sol que hemos tenido desde que he vuelto a casa y
Corey no me permite revolcarme en mi totalmente razonable y súper importante
angustia solitaria en mi cuarto. Me arrastró hacia fuera, diciendo que si no lo hacía,
pronto estaría pálido, escuchando a Mary Chapin Carpenter y escribiendo tristes
poemas acerca de cómo nadie entiende mi existencia, porque nadie puede entender
la ruptura de mi corazón como si fuera una adolescente enamorada demasiado
emocional.

Por supuesto, fingí indignación, diciéndole que nunca volvería a escribir poesía
llena de angustia, e incluso si lo hice, era un adolescente, así que podría ser
totalmente perdonado. Esto, por supuesto, era la mentira que salía detrás de mis
dientes, ya había escrito el siguiente en la parte de atrás de un viejo volante de
protesta con un roído bolígrafo Bic, mi alma derramado en cada penetrante
palabra:

Consternación, Tu nombre soy yo


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Un poema de proporciones épicas que signifique mi vida actual. (Y destruye


cualquier esperanza de un feliz futuro)

Por Tyson Thompson.

Oh, como las flores en un campo,

mi corazón se ha desplegado por ti.

Por favor tómame como soy,

Algo, algo que hacer-hacer-hacer

(Estaba teniendo problemas de rima en la última parte. Cállate.)

Voy a estar allí para ti con todo lo que tengo.

En cada momento de cada día.

Sería muy útil, aunque (por el bien de ambos).

Si pudieras ser como yo, un homosexual muy impresionante.

(Esta última parte fue escrita para hacerme sentir mejor. Funcionó. Soy muy
impresionante.)

Esto haría la vida mucho más fácil,

si tan solo pudieras mirarme y ver

que yo soy homosexual por ti (y todos los demás).

¿Entonces, por qué no puedes ser homosexual por mí?


T.J. Klune El Arte de la Respiración

(Sí, fui allí. Lo siento. Mi vida no es un libro con torso y sin cabeza cincelados
para adornar la cobertura. No estoy cincelado y estoy bastante seguro de mi torso
tiene una forma graciosa. Lo cual, como nota al margen, ¿por qué hay siempre
hombres musculosos con abdominales y sin cerebro? ¿No se visten solos? ¿No
pueden permanecer lo suficientemente lejos de la cámara para obtener sus rostros
en una foto? ¿No es que alguna vez se cansan de hacer abdominales y a veces sólo
quieren sentarse en un sillón reclinable delante de un televisor y comer galletas
directamente de la lata? No es como si tú lo miraras y ya. Wow. Estoy muy
contento que ese tipo tenga un paquete de ocho y está de pie en una pose
incómoda. Además, estoy feliz de saber cómo luce su mentón, pero no el resto de la
cara. Eso me dejaría disfrutar más la historia.)

¡Pero Ay! Es mucho pedir.

Tú has pasado tu semilla dentro de una mujer!

Y ahora tus lomos han producido un heredero!

Eso, a mi estimación, es una extraordinaria falla.

(Nada en contra de Ben, por supuesto. Excepto por el hecho de que él existe.)

¡Maldigo y lamento el día que te conocí!

¡Mi confianza y amor han sido destrozados!

Tal vez estamos mejor separados.

¡Aflicción! Cómo me gustaría haberte importado!

(¡Ay, eso!)
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Así que aquí estoy, en mi habitación,

mi corazón florecido aun desplegado.

Me ha tomado todo esto para saber

que estoy solo en el mundo.

Si pensabas que mis habilidades de poesía habían mejorado con la edad,


bueno, entonces... me alegro, estas en lo correcto. Mi épica es épica.

Pero.

¡Pero!

No estaba oyendo cualquier Mary Chapin Carpenter. No soy esa clase de


solitario perdedor.

(Estaba oyendo Jagged Little Pill de Alanis Morissette, perra.)

Pensándolo bien, probablemente fue bueno que Corey me obligara a salir de


mi habitación. Podría haber terminado con la cabeza en un horno de la manera en
que iba. Siendo un adolescente chupa bolas. Tenía demasiados sentimientos y lo
peor es que me daban una erección. Al igual que una fuerte brisa o tofu fresco. Lo
sé, lo sé, eso es raro y grave y estúpido. ¿Cómo crees que me siento? Mis
emociones están golpeadas y tengo una inapropiada erección y utilizo palabras como
erecciones. ¿Por qué no puedo estar en mis cuarenta años con los inicios del
retroceso de mi cabello y una llanta de refacción de mediana edad inevitable ya? La
vida sería mucho más fácil.

—Estoy bien, —le digo a Corey, como si el poema con todo mis sentimientos no
existiera—. No he estado durmiendo muy bien, pero ya lo superaré.

—Uh-huh, —dice de esa manera que me dice que no cree una sola palabra que
sale de mi boca—. ¿Todavía no hablas con Bear?

Joder Bear. Estúpido Bear. —No.

—¿Qué hay de Otter?

¡Que se joda también! —No.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Debo suponer que no has tratado de llamar a Dominic.

¡Al diablo sobre todo él! —¡Por supuesto que no! —Me burlo—. ¡Si, Como no!
¡No es difícil! ¡Yo jamás! ¡Semejante audacia en esa pregunta! ¿Cómo...?

—Simplemente no sabes qué decir, ¿verdad?

—Él tiene un niño! —Grito. Las personas que cerca de nosotros me miran raro.
Miro hacia atrás extraño—. Un niño, —le digo en voz baja—. Vino, vio, conquistó las
regiones inferiores de esa mujer y ¡ahora tiene algo que mostrar por ello!

—Todavía no sé exactamente porque estás tan cabreado sobre eso —dice


Corey, extendiendo protector solar en su hombros marrones—. ¿La parte de tener
un hijo? ¿La parte que no saber? ¿El que la gente no te dijera nada? ¿El hecho de
que quieres tener sexo con él? ¿El hecho de que él no es homosexual? Ayúdame,
Tyson. Dime de qué se trata.

—Casi todo eso, —lo reconozco.

—Ugh. Tus emociones de adolescente me están ahogando.

—Tienes sólo un par de años más que yo, —le recuerdo.

—Y con la edad viene la sofisticación y madurez, —dice con un resoplido—. De


los que tengo en abundancia, no entiendo más tu diminuto mundo he crecido.

—¿Qué pasa con el tipo de la cafetería Starbucks?

—Estoy seguro de que no tengo ni idea de lo que hablas.

—Durante un mes consecutivo antes de venir de nuevo aquí, —le recuerdo—,


me hiciste ir a Starbucks todos los días para que pudieras mirar a Lorenzo el
barista. Chillaste cuando él recordó que no querías crema batida en tu Frappuccino.

—Lorenzo, —Corey dice con un suspiro—. Mi aventura de verano que nunca


fue. Y nunca fue porque tuve que volver aquí contigo, ver como revelaciones
familiares eran reveladas y luego ocuparme de tu caída oscura. Gracias. Muchas
gracias por esto.

—¿Podemos hablar de mí un poco más?

—Mientras pueda ver a esos muchachos jugar al voleibol cuando lo hacemos.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Sigo su mirada y veo muchísima carne universitaria por la playa, golpeando


una pelota sobre una red con risas ubriacas. Sí, ellos tienen abdominales, Maldita
sea.

—Tengo que trabajar fuera más, —murmuro.

—Tú no trabajas fuera para nada —dice Corey.

—Soy vegetariano, me hace naturalmente ágil.

—¿La gente todavía utiliza la palabra 'ágil' en la conversación?

—Lo acabo de hacer.

—Tú no eres humano. Eres Tyson. Eso es un mundo aparte. Me gustaría tener
el que está en el final.

Por supuesto que lo haría. El hombre era el más grande de todos los demás y
su pelo en el pecho parecía un afro fuera de control.

—Dios mío, —murmuro—. ¿Cómo diablos alguna vez tuvimos una cita? Soy el
tipo más bajo que conoces y tuve un solo pelo en el pecho una vez que resultó ser
un hilo de mi camisa.

—Tú eras lo que yo necesitaba, —dice—. En ese momento. ¿Quién sabía que
conseguiría ponerse mejor después?

—Supongo. —Realmente lo fue, aunque me tomó tiempo para verlo. Pero él no


va a escuchar eso de mí en este momento. Es demasiado fácil.

Me entrega el bloqueador solar. —Aplícamelo. —Se recuesta de espaldas a mí


para que todavía pueda obtener una vista a los jugadores de voleibol que se volvían
cada vez más sudorosos se golpeaban el trasero los unos a los otros. Uno le pellizca
el pezón a su amigo y todos se ríen a carcajadas. A veces no hay nada más
homosexual que un hombre heterosexual.

—Esto se siente como que estamos a punto de protagonizar una película


porno, —digo mientras le froto la loción sobre su espalda.

—Cosas más extrañas han sucedido. Aunque, no sé si quieres perder tu


virginidad con sexo en grupo.

—Yo no soy virgen.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Tyson, nunca has jodido a nadie y nunca nadie te ha jodido. Eres virgen.

—¿Qué hay de aquella cosa que hicimos en el suelo de tu apartamento?

Se ríe en voz baja. —Eso fue bueno, pero no fue sexo.

—¿Qué? Entonces, ¿qué fue?

—Ese fuiste tú frotándote encima de mí y viniéndote en tus pantalones.

Guau. Siempre es bueno saber que el momento más caliente de tu vida puede
reducirse a un roce y una chorreada. Me gustaría tener ninguna moral ni escrúpulos
así podría haber tenido relaciones sexuales con como mínimo treinta y seis
personas hasta ahora en mi vida. ¡Eso es lo que se supone que la universidad
debería ser! Beber y follar y haciendo grandes montones de cocaína y despertar en
la cama de alguien con un condón aun en tu polla, incapaces de recordar lo que
sucedió exactamente la noche anterior. Buena, algo como eso. Tal vez no la parte
de la cocaína o la parte de las treinta y seis personas o la parte de beber. Todo eso
suena agotador. Y también, me sentiría mal por no recordar con quien acabe
fornicando. Eso parece un movimiento estúpido. Supongo que tendría que
preguntarle su nombre y probablemente él querría ir a buscar panecillos o café y
luego me sentiría mal de nuevo y estaría de acuerdo.

Él me llevaría a fuera y nunca dejaría de hablar de fútbol o el cricket o lo que


sea sangriento para los jóvenes que juegan en estos días y con el tiempo, en unos
cincuenta años más tarde, lo vería al otro lado de la mesa mientras sorbe la sopa
de esa manera que detesto y me preguntaría si puedo pasarle la pimienta y yo
gritaría ¡que quiero de vuelta los últimos cincuenta años de mi vida! Y él me miraría
con ojos apagados y luego empezaría a recordar del año en que Seahawks de
Atlanta (o lo que el equipo de fútbol / el cricket se llama) ganó el Super Bowl o la
Copa Stanley o lo que sea y me daría cuenta que esto fue todo. Esta fue mi vida.

—No voy a usar la cocaína debido a los Seahawks —le digo a Corey—. No
quiero ser una puta en un mal matrimonio.

—Ni siquiera voy a pretender entender lo que eso significa, —responde—.


Sabes, da miedo a veces lo mucho que te pareces a tu hermano.

—No lo soy —le digo con el ceño fruncido.

—Es parte de tu encanto.

—Bear no es encantador.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Es adorable.

—Horrible. Deja de hablar de mi hermano de esa manera.

Se encoge de hombros. —Es la verdad. Apuesto a que es caliente cuando él y


Otter foll...

—¡Tú! Bestia inmunda, —le grito—. ¡Eso es asqueroso! En lo que a mí respecta,


Bear y Otter son eunucos y viven juntos en una relación amorosa, pero
completamente platónica.

—Me siento como si tuviera que estar pagando para ver esto, —dice mientras
uno de los tipos de voleibol agarra otro tipo estúpido y se ríe de su amigo—. Chicos
heterosexuales no tienen sentido.

Me recosté sobre mi espalda. —Por lo tanto, soy un virgen desesperado


pasando su verano en su vieja casa con nada que esperar y voy a estar solo por el
resto de mi vida porque nunca nadie me amará y probablemente voy a desarrollar
una cierta inflamación horrible en la cara por todo este sol.

—Probablemente, —dice Corey, acostado a mi lado sobre su estómago. Gira la


cabeza hacia mí—. Yo te amare, pero será a distancia porque no soy bueno con
inflamaciones faciales. Además, espero realmente que te des cuenta de lo patético
que suena y eso que estas tratando de ser irónico. Angustia adolescente no es lo
que solía ser.

Lo hago. Y es una mierda. No he hablado con Bear en días u Otter o cualquier


otra persona que no sea Corey, enojado y seguro de que todos habían conspirado
contra mí de alguna manera para mantenerme fuera del circuito de saber que mi ex
mejor amigo tiene un niño. ¿Qué derecho tenían de hacer eso? ¿Qué derecho
tenían de mantener esto oculto de mí?

Bueno, susurro, no es que hiciera mucho estos pasados cuatro años para tener
un seguimiento de Dominic.

En realidad, se podría decir que salí de su camino para evitar mencionar o


incluso pensar en él. ¿Correcto? ¿No acabas de cortar con él como si fuera nada?
Exactamente lo que dijo que hiciste. Y no debes olvidar lo débil y frágil que eres, lo
cual es el motivo porque nadie te dijo nada sobre él. ¡Pobre Tyson! No sabe cómo
respirar y todo se derrumba a su alrededor y al igual que el niño que era, termina
en la bañera porque eso es lo único que sabe hacer.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Por el amor de Dios. —La vida es dura—. Bueno, más difícil de lo que solía ser
y probablemente la estoy haciendo más difícil aún. Bleah.

—Oh, muchacho, —dice Corey—. ¿Quieres un consejo?

—No. Puedo resolver esto por mi cuenta.

—Está bien, —dice. Cierra los ojos.

Duro apenas tres segundos, pero creo que sabe lo que viene.

—Dame tu maldito consejo, —me quejo.

Abre los ojos de nuevo. —Eres emocionalmente atrofiado.

—Eso no es un consejo, eso es un insulto y estas siendo un idiota.

—No es un insulto y me limito a afirmar los hechos y no soy un idiota, soy la


luz de tu vida.

—Una luz muy tenue que está amenazando con quemarse.

—Más brillante que cualquiera que conozcas, —me asegura.

—¿Cómo es que estoy atrofiado emocionalmente? —Estoy tratando de


parecer ofendido, pero todos sabemos que es verdad. Con la mierda que he pasado
en mi vida, tengo que ser atrofiado en alguna parte, estoy seguro. Por lo menos es
emocionalmente y no físicamente. No sé cuánto más dura podría ser la vida si fuera
un bajo o un enano o todo lo que es políticamente correcto en estos días. ¿Pequeña
persona? ¿En altura desafiado? ¿Duende?

—Podría haber dicho jodido emocionalmente.

—¡Caramba! Gracias por tu tacto. Lo aprecio más de lo que pueda decir. —


Lanzaré arena en su cara y me reiré mientras él grita en su ceguera. Eso le
enseñara.

—De nada. ¿Vas a escuchar o no?

—Podrías ser más agradable.

—¿Ves? Emocionalmente atrofiado.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Tengo una deficiencia mental, —le recuerdo—. Probado por la terapia y


todo, puedo golpearte muy fácilmente si continúas antagonizándome.

Resopla. —Esto no tiene nada que ver con eso. Es muy sencillo, de verdad.

—¿Cómo lo sabes?

—Tienes preguntas.

—Cierto. —Detesto que me conozca tan bien y lo detesto porque tengo


preguntas. Preguntas, significa que hay cosas que no conozco. No me gusta no saber
cosas.

—Otras personas tienen respuestas.

—Supongo.

—Lógicamente, una de estas cosas pueden llevar a la otra.

—Lógicamente, seguro.

—Estás siendo difícil, —dice con un suspiro.

—Intencionalmente ¿y qué? —lo reconozco—. Pero no es tan fácil como estás


haciendo que suene.

—No es tan duro como estás haciendo que sea.

Me quejo. —Maldita sea. Dije exactamente eso mismo a mi hermano una vez.
Hace mucho tiempo. Jesús, como si necesitara más pruebas de que soy Bear
segunda parte. Que deprimente—No hay esperanzas para mí.

—Eso no es tan malo, ya sabes... Ser como tu hermano.

—Eso es lo que tú piensas.

—Tiene una buena cabeza sobre sus hombros.

—No podría decirlo exactamente de ese modo. A menos que quieras decirlo
literalmente.

—Está en una relación estable y amorosa.

—Otter tiene la paciencia de un santo y Bear probablemente es una bruja y lo


atrapó con una lengua de tritón y el ojo del delfín.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Está listo para iniciar una familia.

—Oh Dios, no me lo recuerdes. Estoy bastante seguro de que es un signo del


apocalipsis cuando Bear Thompson considere tener hijos. ¿Puedes imaginarte a los
niños? Va a ser todo como el pueblo de los malditos. —Tú piensas que estoy
bromeando, pero realmente no sé cómo me siento sobre esto. No a nivel personal,
por supuesto, pero más en una escala global. No es tan difícil de imaginar a Bear
convirtiéndose en el líder de una secta formada por su descendencia. En el peor de
los casos, significaría el fin del mundo y en el mejor, ellos nunca dejarían de hablar.
Es mejor para mí pensar globalmente y no personalmente. Soy demasiado imbécil,
egoísta, para ser realmente feliz por eso todavía.

—¿Cómo crees que él y Otter van a escoger a una mujer? —Corey pregunto,
mirando a los chicos de universidad de nuevo con una mirada extraña en sus ojos.
Juro que está a punto de mostrar su plumaje y bailar como un pavo real listo para
aparearse. No estoy celoso de eso. En absoluto. Ni siquiera un poco.

—Probablemente a través de un largo proceso, excesivamente enrevesado que


no tendrá incidencia en el resultado final. —Y conociendo a mi hermano, podría ser
un largo tiempo antes de que eso suceda, así que tenía tiempo para ordenar mi
cabeza. Porque todo es acerca de mí, al parecer. Realmente tengo que ordenar mis
prioridades.

—Estoy bastante seguro de que hay agencias por ahí que tienen las mujeres
listas para ser inseminada. Firmas y luego revisas cada mujer para saber quién
quedara embarazada. Todo es muy clínico.

Hago una mueca. —Así que ¿es como una granja para producir bebes? ¡Eso es
inhumano! —En mi cabeza, veo una fila de mujeres conectados a algún tipo de
máquina insertado en sus vientres conectados a un dispositivo de suministro listo
para recibir los depósitos de mi hermano.

Corey suena divertido cuando dice, —Sabes, para ser tan listo, puedes ser
bastante tonto a veces.

Lo ignoro porque inicie ya mi marcha. —Así es como empieza, ya sabes, la


granja de Bebes y muy pronto, los bebés serán criados genéticamente con las
especificaciones y todos perderemos nuestra humanidad en el proceso. Las
máquinas se alzarán y el mundo será arrojado en el caos hasta que una banda de
mercenarios se levante y nos defiendan. —Hago una pausa, considerándolo—. Puede
que haya visto demasiadas películas de ciencia ficción con Otter.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Indudablemente.

Pero ahora que estoy pensando en ello no puedo parar. — ¿Y por qué las
mujeres en esta fábrica de bebes lo hacen? Se les paga, estoy seguro, pero ¿por
qué iban a querer quedar embarazadas una y otra vez? Esto sería como una
adicción, ¿verdad? Al igual que con las drogas. O como ese chico en ese programa
de televisión, que era adicto a lamer el pelaje de su gato.

Corey pone los ojos en blanco. —Obviamente, no tiene nada que ver con la
alegría de dar a otros una familia.

—Nadie es tan altruista, —digo con el ceño fruncido—. Hay algo siniestro
detrás de esto, pienso que Bear y Otter deberían esperar hasta que pueda llegar al
fondo de esto.

—¿Y ellas lo hacen porque son adictas al igual que el lamedor de pelo de gato?

—Exactamente.

—Así que solo para estar seguro de que entendí esto, si Bear y Otter tratan
de tener hijos, ¿esto provocara que las maquinas fabricadoras de bebes se
levanten y dominen el mundo?

—Esa es una gran generalización, pero tienes la esencia.

—Vaya, que fortuna. Y cuando ellos tengan los niños, serán algún tipo de pelo
blanco, ojos azules engendros de Satanás.

—Con una sed de sangre y carne que nunca terminara.

—Y esto no tiene nada que ver con tus sentimientos personales en absoluto.
—No sabía si estaba preguntando o diciéndolo.

—¿Qué? ¿Cómo te atreves? —¡con que coraje!— ¡Con que coraje! Por supuesto
que no. Yo solo quiero que piensen bien las cosas antes de que den inicio al fin del
mundo. Realmente no creo que sea mucho pedir.

Me mira entrecerrando los ojos. —Lo hiciste de nuevo.

—¿Que hice? —Pregunto inocentemente mientras bato mis pestañas.

—¡Oh, no! No intentes mirarme en ese modo, ¿sabes exactamente lo que has
hecho?
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Estoy tan cansado, —le digo mientras bostezo. Me estiro para demostrarle
cuán cansado estoy—. Podría echar una siesta aquí en la playa, cuida de mí, así mi
virginidad no se echa a perder mientras duermo. Mi preciosa flor es importante
para mí.

—¡Tyson James Thompson!

Maldita sea. —Bla, bla, bla.

—¡Me hiciste cambiar de tema!

—No te hice hacer nada.

—Estábamos hablando de Dominic.

—No sé lo que estás hablando. —Bostezo de nuevo. ¡Caramba, estoy


realmente cansado!

—Eres un poco manipulador. ¿Alguna vez alguien te dijo eso?

—¡Mira! Los chicos de la universidad le están dando a sus impulsos y se están


metiendo el dedo en el culo los unos a los otros! —No realmente, pero por la forma
en que estaban tanteándose entre sí, estoy seguro de que alguno había
accidentalmente deslizado un dedo dentro. No es tan difícil ir dentro un trasero
como se podría pensar. Bueno, al menos yo no lo creo, no soy exactamente un
experto en la materia. Que deprimente.

Puedo decir que casi quiere mirar, pero de alguna manera se las arregla para
mantener sus ojos en mí. Hago una nota mental de que esta es la primera vez que
Corey es capaz de resistir mis poderes y debo distraerlo antes que pueda llegar a
ser más poderoso.

—Fascinante, —dice—. Volvamos a las preguntas.

—Detente, hijo de puta, —murmuro.

—Si me detienes voy a ser más poderoso que...

—¡No te atrevas! —Una vez me dijo que no entendía realmente el amor y la


adoración por Star Wars. Muy seriamente considere en ese momento el tratar de
exiliarlo de este planeta. Trataba de citarlo de vez en cuando para enojarme. Las
personas que no aprecian Star Wars no están añadiendo nada a la humanidad y
deberían reconsiderar seriamente sus prioridades.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Jar Jar Binks de Star Wars dijo eso, ¿verdad?

—Voy a joderte, cretino blasfemo. —Y lo haré también en la cara.

—Tyson.

—¿Qué?

—Tienes preguntas, acerca de Dominic; Él tiene respuestas, habla con él. Es


así de simple.

—No lo es. —Realmente lo es, pero no puedo dejar que Corey gane tan
fácilmente. Los mejores momentos de la vida son los que trabajas duro para lograr.
Puedes citarme en eso.

Suspira. —Emocionalmente atrofiado.

—¿Cómo me convierte eso en atrofiado emocionalmente?

—Un tipo te rompió el corazón. Boo hoo. Pobre de ti.

—Cállate, Corey. —Ahora me estoy cabreando.

—¡Pobre Tyson! Él amaba y no fue correspondido y así se escapó y se mantuvo


al margen.

Ojalá fumara, por lo que tendría un encendedor y podría tener en


consideración iluminar su ridículamente diminuto traje de baño en el fuego. Le digo
eso y él responde que también desearía que yo fumara porque entonces
probablemente tendría diminutas cicatrices de quemaduras por mi brazo, donde yo
mismo me habría quemado porque tengo tanta angustia y tengo la madurez
emocional de un niño de doce años de edad.

Me río y medito en voz alta cuánto me dolería si me decidiera a darle un


puñetazo en la boca. Se ríe conmigo, señalando que si me decidiera a darle un
puñetazo, probablemente no lo sentiría porque mis brazos tienen una desesperada
falta de cualquier tipo de definición muscular. Me niego, recordándole que había
levantado pesas (en su defecto para que sea claro estaba muy aburrido por todo el
concepto y duró sólo cinco minutos, en el que me pasé la mayor parte de ese tiempo
preguntándome por qué la gente gasta una cantidad excesiva de tiempo en el
gimnasio cuando podrían estar fuera haciendo cosas mucho más productivas como
curar el cáncer).
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Él no dejó de recordarme cómo sólo había ido una vez, recordándome que me
quejé en voz alta todo el tiempo, todo mientras levantaba las pesas de barra
rosada de cinco libras por encima de mi cabeza como si fuera una especie de mamá
de fútbol tratando de conseguir que la flacidez obstinada en su parte delantera
desapareciera para que su esposo dejara de mirar a la secretaria con los
tremendos pechos de su oficina. Esto, por supuesto, conducía a una discusión
porque primero, la barra pesaba más de cinco libras y no era ciertamente de color
rosa (pesaba siete libras y era de color púrpura) y segundo, nadie en su sano juicio
debería considerar el uso de la palabra "Tremendos" en cualquier tipo de
conversación, ya que aporta una completa falta de civismo en el procedimiento y
por lo tanto, demuestra que cualquier punto que el usuario de la palabra podría
haber intentado tener es totalmente sin consideración y mérito.

—Tenemos una amistad muy extraña, —me dice.

—Somos personas muy extrañas, —le recuerdo.

—Te amo, Tyson.

Aw. Sensación de hormigueo. —Lo sé. Yo también te quiero. —No estoy


enojado ya.

—Sabes que tengo razón.

Sensación de hormigueo ido. Perra estúpida. Estoy tan molesto. —No sé nada
de eso.

—Tyson.

—¡Lo sé!

—No tienes que pasar el resto de tu vida preguntándote.

—No lo haría.

—Lo harías.

Realmente lo haría. —Ni siquiera sé cómo empezar. —¿Cómo hace uno para
reparar años de idiotez cuando todavía quiere actuar como un idiota? Esta no es
una pregunta que haya tenido que hacerme a mí mismo antes. Normalmente no suelo
jugar el papel del idiota. Eso no es presunción, es un hecho.

Bueno, tal vez un poco de vanidad.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Llamando a su puerta probablemente sería una buena manera de iniciar.

Me río nerviosamente. —¿No puedo llamarlo primero?

—¿Dónde está la diversión en eso?, —pregunta con un brillo maligno en los


ojos—. Y deja de ser gallina.

—No sabes eso.

—Te conozco.

Bueno, eso es un súper fastidio. —Mierda.

—Bastante.

—Esta es probablemente la peor idea que has tenido.

—Probablemente.

—Esta probablemente me hará retroceder al menos tres años y si piensas que


soy emocionalmente atrofiado ahora, solo espera.

—Probablemente.

—Esto probablemente va a ser mi punto límite y lo perderé por completo y al


final en una sala de psiquiatría, oscilando en un rincón de mi habitación, y las únicas
veces que voy a poder salir es cuando tenga que ir a terapia de electroshock que no
hará otra cosa más que enviarme por el agujero negro cavernoso que será mi psique
diezmada.

—Probablemente.

—¿No te sentirás culpable al verme así?

—Probablemente.

—Todavía vas hacer que lo haga, ¿no es así?

—Definitivamente.

Un balón salto frente a nosotros, levantando trozos de arena. —Hey, —uno de


los chicos de la universidad con treinta y siete músculos abdominales dijo—. ¿Me
lo lanzas?
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Corey se para y hace precisamente eso. Es un buen tiro y Corey se ve bien


haciéndolo.

—¿Sabes jugar? —El muchacho de la universidad no gay pregunta con una


sonrisa completamente coqueta cuando vio a Corey de pie.

—En más de un sentido, —Corey devuelve el balón. Los chicos universitarios


se rieron y lo saludaron. ¡Oh, chico universitarios. Eres tan evolucionado!

—¿Estarás bien quedándote aquí?, —Me pregunta.

Pongo los ojos en blanco. —Creo que voy a sobrevivir mientras que disfrutas
el desfile pseudo-hetero. ¿Además? Estoy ofendido que en vez de preguntarme si
quería unirme asumes que quiero quedarme aquí.

—¿Quieres unirte?

—Ew. Todos están sudando. Por supuesto que no. ¿Cómo te atreves a
preguntarme eso?

—¿Crees que uno de ellos me dará una cargada sobre su espalda si le


pregunto?

—Estoy bastante seguro que harían mucho más si se los pides. Hombres
heterosexuales… son tan gay.

—Piensa en lo que te he dicho, ¿de acuerdo? Acerca de Dominic.

—Muérdeme —le digo. No planeo hacer nada por el estilo. Tan pronto como
Corey se aleje, tomare las llaves del auto y lo dejare aquí. Atravesare la frontera
de Canadá para iniciar mi sueño de convertirme en el conductor del Zamboni
Franco-Canadiense de nombre Pierre. Nada me detendrá, nadie impedirá que
realice mi sueño. Nada ni nadie.

Y entonces dijo algo tan estúpido, algo tan ridículo, jodidamente altera-vidas,
que aún no puedo procesar lo que significa y mis sueños de convertirme en el
conductor de Zamboni desaparecen como si nunca hubieran existido —Y además —
dijo—. Estoy bastante seguro que al máximo Dominic es bisexual. Estabas
demasiado ocupado ignorándolo completamente para notarlo, pero sus ojos nunca se
alejaron de ti el día que fuimos arrestados. Él te miraba como si fueras la única
cosa en el mundo que existiera. Estoy seguro que para él, lo eras, al menos en ese
momento. ¿Quién sabe lo que podría pasar?
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Me quedo con la boca abierta incapaz de articular palabra, estoy seguro que
puedo oler olor a quemado de dentro de mi cabeza.

—Cierra la boca querido —dijo—, es poco atractivo.

—Tú... Hay... habilidades motoras en defecto

—No leas demasiado en esto —advierte—, podría ser nada.

—Tú... Bastardo...

El suspira —Sabía que debía guardármelo.

Todo lo que puedo hacer es asentir de acuerdo

Corey se alejó para jugar gayball y yo me quedo a reflexionar que justo


cuando creo que todo va bien, que tengo mi vida en orden y las cosas van
mejorando, al improviso me encuentro en una situación donde estoy total y
completamente jodido.

Es inevitable, susurra La voz, sonando justo como Dominic.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

13

Cuando Tyson decide comportarse

Como un hombre

Bueno, más o menos.

— ¿Estás absolutamente seguro acerca de esto? —le pregunto a Corey,


seguro de que estoy cerca de tener un ataque de nervios. Estoy bastante seguro de
que mi voz es tan chillona que suena como un mosquito—. En serio. Ya haremos esto
más tarde. Como mañana. O nunca.

—O podrías hacerlo ahora, porque me dijiste que te gustaría hacerlo.

— ¿Cómo sabemos siquiera, que esta es su casa? Esta podría ser la dirección
incorrecta y podría acabar interrumpiendo alguna sesión de espiritismo donde una
señora mayor está tratando de comunicarse con su esposo que murió
repentinamente y sin previo aviso. Me sentiría terrible mal con eso. —A menos que
su marido resultara ser un fantasma malvado. Entonces me sentiría como si salvara
el mundo. Es como caminar sobre una cuerda floja.

—Es bueno saber que incluso cuando estás al borde de entrar en pánico,
pareces completamente sensato.

— ¡Podría pasar! ¿Cómo puedes saber que es aquí donde vive? —Sé dónde vive,
pero Corey no debería. A menos que esté acosando a Dom.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Tengo mis métodos.

Frunzo el ceño hacia él.

—No tienes manera. Cambié de parecer. A casa, James. Llévame lejos de aquí.

—No —me dice cuando pone el Jeep en “parque”—. Vas a subir allí, vas a
llamar a la puerta, y vas a dejar de ser un pequeño y jodido llorica. Crece un poco,
Tyson.

—Sabes, esta postura tan estricta que tienes es realmente molesta —le digo
mientras miro la modesta casa de ladrillos alejada de la carretera.

Hay un viejo Ford Bronco estacionado en el camino de entrada. Le encaja, de


algún modo. Todo el lugar lo hace. Hay un pequeño patio enfrente, con césped verde
y bien cuidado. Hay un comedero de pájaros que cuelga de los aleros de la casa
cerca de la puerta, capturando el último sol de la tarde. La puerta está abierta y
veo una bicicleta que cuelga del techo, y recuerdo (lo quiera o no) que una vez me
dijo que no podría montar en bicicleta, que sus piernas siempre serían demasiado
pequeñas. Que se vería ridículo tratando de montar una. Me pasé las siguientes
cuatro semanas buscando por internet hasta que encontré una vieja bicicleta usada
en eBay. Le di a Bear el dinero que había ahorrado, y él la compró para mí. Yo sólo
tenía diez años. Dominic tenía dieciséis años. La mirada en su rostro cuando la
arrastré hacia él me arrebató el aliento. Habrías pensado que fue el regalo más
grande que jamás se haya dado.

Fuimos en bicicleta por ahí todo ese verano. Por todas partes. Durante horas.
Sin preocuparnos de nada más en el mundo. Por supuesto, mi madre me había
abandonado. Efectivamente, su padre había asesinado a su madre. Sin duda, ambos
acabábamos de perder a la Srta. P. Sin duda, aún estábamos recuperándonos de la
pérdida, la muerte y sacrificio, pero esas horas pasaron mientras paseábamos a lo
largo del paseo marítimo, los pájaros cantando por encima de nuestras cabezas, el
choque de las olas en algún lugar a nuestra derecha, justo esas horas en las que él y
yo las pasábamos sin preocupaciones. Todas las preocupaciones aun estarían allí
cuando volviéramos. Todo el daño. Toda la tristeza. Todo eso aún estaría allí.

Él fue mi terapia entonces. Fue la razón por la que entendí el arte de


respirar.

— ¿Ty? —Oigo a Corey preguntar.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Sí. —Mi voz es áspera. Aclaro mi garganta, pero no puedo apartar la vista
de la bicicleta que está en el garaje.

No es la misma, por supuesto que no es la misma, a la vieja bicicleta


finalmente se le había salido su cadena, los radios se habían agrietado y astillado
años más tarde, no recuerdo dónde terminó al final, pero no importa. Hay una
bicicleta más pequeña colgada a su lado. Es azul. Es muy pequeña. Con ruedecitas de
apoyo a ambos lados. La bicicleta de un niño. Para Ben.

Su hijo.

—Ty —Corey dice de nuevo.

— ¿Qué? —Aparto mis ojos y miro al final del camino.

—No tienes que hacer esto —me dice suavemente. Pone su mano en mi brazo y
toca con sus dedos en la parte posterior de mi mano. Justo en ese momento me doy
cuenta que tengo mis manos cerradas en puños—. Puedo ser insistente. Pero si no
estás preparado para esto, entonces nos alejamos ahora y nunca me volverás a oír
hablar sobre esto de nuevo. Solo quiero lo que es mejor para ti, pero no importa lo
que yo quiera, lo que te mantiene seguro siempre es mejor. Esto no merece la pena
si te hace daño. Nada lo es.

De algún modo, puedo forzar una sonrisa.

—Eso no suena como algo que tú dirías —le digo. Giro mi mano para
arrastrarla fuera de sus dedos. No será hasta mucho más tarde que me doy cuenta
de que yo solía hacer lo mismo con Bear cuando era pequeño. No sé cuando empecé
a hacérselo a Corey. Sé la razón, sin embargo. De alguna manera, me motiva,
mantiene mi mente centrada. No sé por qué. Y no es que tenga importancia.

—Soy inconstante —dice con una risita.

—Tiene que suceder tarde o temprano —digo y levanto la mirada hacia el


garaje.

Corey no dice nada. Sólo espera.

—Creo… —me detengo. Reflexionando. Hay tantas cosas que pasan por mi
cabeza, como si los recuerdos me estuvieran asaltando, y él siempre está allí.
Incluso cuando sé que no lo estaba, aun así puedo recordarlo. Esa presencia tosca.
Esa voz rota. Esa risa que sonaba como nada que hubiera escuchado antes, toda
potente y oxidada—. ¿Alguna vez te contó cómo nos conocimos?
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—No.

—Yo estaba siguiendo las hormigas. Quedé fascinado por ellas por alguna
razón. No sé. Hasta qué punto funcionaba mi mente. Un día estaba siguiendo las
hormigas y él estaba allí, mirándome, al otro lado de la carretera. No sé de dónde
salió. No sé por qué. Pensaba que era raro al principio. Tal vez un poco aterrador.
Pero luego vi que había dibujado estrellitas en sus zapatos, y pensé que era muy
guay. Pensé que eso simplemente era de adulto.

—Parece genial —acepta tranquilamente Corey.

—Es extraño. No puedo recordar un momento sin que él esté allí. Todo está
revuelto en mi cabeza. Me conoces, Corey. Probablemente me conoces mejor que
casi cualquier otro. Pero pienso que no entiendes cómo van mis pensamientos. Cómo
funcionan. Hay un millón de ellos. De repente. Hay veces en las que apenas puedo
centrarme en uno, mucho menos todos ellos. A veces duele mi cabeza. A veces me
dan dolores de cabeza. A veces son tan intensos que no puedo respirar. Es como si
mi cerebro se apagara, mis pulmones colapsaran, mi garganta se estrechara, y
aunque quiero respirar, aunque quiero eso más que nada el mundo, no puedo. No
puedo concentrarme. No puedo centrarme en lo único que sé que funciona. Lo único
que sé que se lo llevaría todo. Si tan solo pudiera respirar, entonces todo lo demás
estaría bien.

Aprieta su mano en la mía para dejarme saber que me escucha.

Tocándote así, La voz se burla. Tan dulce y conmovedor y bla, bla, bla. La
razón por la que no puedes respirar es porque estás destrozado, chico. Estás
descompuesto y nunca te arreglarás.

La voz, tiene razón.

—Sé que no estaba allí todo el tiempo. Pero a veces finjo que lo estaba porque
hace las cosas más fáciles. Hace que las cosas difíciles desaparezcan. Dominic
estaba allí y sabía respirar. No sé cómo. Ni por qué. Pero mantuvo alejadas la
mayoría de las convulsiones. Mantuvo a distancia la mayoría de los malos
pensamientos. Esa vocecita que me dice no soy lo suficientemente bueno. Que soy
demasiado inteligente para mi propio bien, que nunca me sanaré. Y nunca me libraré
de esto.

Miro abajo, hacia nuestras manos unidas.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

—No solo lo amé —digo—. Creo que parte de mí le necesitaba. Durante algún
tiempo. Y odio eso ahora. Me molesta ahora, creo. No quiero necesitar a nadie.
Quiero ser capaz de mantenerme sobre mis propios pies sin sentir que el suelo
tiembla debajo de mí, sin tener que preocuparme si hoy va a ser el día que llegará
otro ataque de pánico. No estoy preparado. Aquí. —Golpeo a un lado de mi cabeza—.
No sé si alguna vez lo estaré. No totalmente. Solo quiero estar bien. Sólo quiero un
día estar bien.

—Y pasará —dice Corey, mientras aprieta mi mano—. E incluso si no es así,


prometo que ahí estaré justo a tu lado, y podemos estar jodidamente locos y
estúpidamente juntos. Si te olvidas de cómo respirar, yo te ayudaré recordarlo.

—Esto realmente se está volviendo almibarado —murmuro.

—Ah, este es el Tyson que conozco y amo —dice con una carcajada—. Solo
ábrete un poco y luego da un paso gigante hacia atrás.

—No puedo tener las cosas demasiado fáciles.

—No. No puedes tener eso.

—Quiero marcharme —le digo.

Él espera. Me conoce demasiado bien.

—Pero si lo hago, patearé mi propio trasero después, ¿no es verdad?

—Sí tú no puedes, entonces lo haré yo —me tranquiliza—. Ya basta. Es hora


de ponerte tus pantalones de adulto, seguir y acabar con esto de una vez.

Miro de nuevo hacia la casa.

—Así es.

— ¿Quieres que espere aquí fuera?

Realmente sí. Lo más probable es vaya acobardarme y necesite un vehículo


esperándome para salir corriendo. O cuando Dominic abra la puerta, vea que soy yo
y la cierre de golpe en mi cara. O habré entendido mal todo y Stacey responda a la
puerta y llame a su marido, me sonría y diga: "Bienvenidos a nuestro acogedor
hogar, donde nos amamos unos a otros y vivimos en un matrimonio lleno de amor con
abundancia de amor". O (y este es de lejos el peor) Dominic abra la puerta, me
invite a entrar, tenga que entrar con él, nos quedemos a solas, se siente frente a
T.J. Klune El Arte de la Respiración

mí, mirándome fijamente esperando hasta que diga algo, y no podré pensar ni una
sola maldita cosa que decir. No voy a poder pensar en nada, porque ¿qué le dices a
alguien como él? ¿Qué le dices a la persona que hirió como ningún otro (aunque él no
sabía lo que estaba pasando)? ¿Qué le dice a la persona que, aparte de tu hermano,
ha ejercido la mayor influencia en tu vida?

Sin Bear, no estaría vivo. Esto, lo sé.

Pero sin Dominic, no he estado completo. Esto lo sé desde hace mucho tiempo,
tanto si he querido comprenderlo o no.

—No —le digo a Corey—. No pasará nada.

—Casi lo he creído.

—Así será.

—Estoy convencido.

—No pareces convencido.

—Lo prometo.

—Podría ir hablar con él antes que tú —me dice—. Bajarle un poco los humos.

—Estoy bastante seguro de que podría aplastarte. Con una mano.

—Claro, ¿podemos hablar sobre eso un minuto? No sabía que te gustaran los
músculos. Eso trae toda una nueva dimensión para ti. Todos tenemos nuestro lado
perverso, supongo.

— ¿Qué? ¡No!

Me mira fijamente.

—Un poco —admito—. También es un tipo grande. Importante.

Corey gira sus ojos.

—Eso es un eufemismo. Es un puto gigante. Dios, lo que yo daría por morder


uno de sus bíceps.

— ¡Corey!

— ¡Que!
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—¡No lo sé!

— ¡Entonces, ¿por qué gritamos?!

—Pues esto no tiene nada que ver —digo, mientras me limpio el sudor de mi
frente. Maldito molesto sudor.

Esto me hace pensar en ese desodorante comercial y me río en silencio, pero


me sale alta, como si estuviera tratando de cantar un aria mientras hago gárgaras
con mayonesa. Las gotas de sudor se deslizan dentro de mi ojo y escuecen sin
parar, y oh por mi jodido Dios, ¿por qué pensé que podía hacer esto? ¿Por qué
diablos pensé que esto era una buena idea? ¡Conduce! Quiero gritarle a Corey.
¡Conduce, hijo de perra! ¡Joder, sácame de aquí!

—Entonces, ¿sobre qué va esto? —me pregunta, haciendo caso omiso de mi


operística risa condimentada y los litros de sudor que gotean de mi cuerpo.

No tengo ni una puta pista de qué se trata.

—Simplemente… no lo sé.

—Bien, es bueno saber que lo tienes todo planeado al detalle. Esto va a ir


bien, estoy seguro.

—No estás ayudando.

—Lo mataré —dice Corey de repente, con ojos llameantes—. Si hace algo te
que hiera, juro por Dios que lo mataré. No encontraran lo suficiente de él para
enterrar.

—Eso es intimidante —digo, incapaz de mantener el asombro de mi voz—. En


serio.

Estos hombres en mi vida que amenazan a alguien cuatro veces su tamaño


están jodidamente chiflados. Impresionantes, pero chiflados.

Irrumpe una lúgubre sonrisa.

—Bueno. Porque lo haré.

— ¿Puedo hacerlo? —pregunto/digo para él y para mí.

Lo sabe.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Puedes. Recuerda respirar, Ty. Sabes cómo respirar.

Lo sé. Sí. Sé respirar porque me he enseñado cómo respirar. Aun cuando mi


mente a veces se olvida, mi cuerpo sabe cómo, puedo hacer esto. Puedo pasar
cualquier cosa. Los terremotos no son nada. El océano no es nada. No necesito una
puta bañera. Tengo diecinueve años. Soy más inteligente. Ya no soy ningún niño. No
seré más quien él quiere que sea. Esto no podrá conmigo.

—Te llamaré —digo y abro la puerta sin esperar una respuesta.

Mis pisadas son sólidas y seguras. Bueno, por lo menos durante los cuatro
primeros pasos. Esos cuatro pasos están llenos de; ¡Puedo hacer esto! ¡Soy un
maldito hombre!

Los siguientes tres pasos son un poco menos seguros. Esos pasos son; Bueno,
creo que puedo hacer esto. Soy un maldito hombre, pero incluso los hombres de
mierda pueden tener dudas. Los siguientes cuatro pasos se sienten como si mis pies
estuvieran atrapados en cemento. Con estos pasos es dónde pienso; Está bien,
porque esto probablemente era un error. Puedo hacer esto, obviamente, pero la
verdadera pregunta es si quiero hacer esto.

¡Los siguientes dos pasos (sí, sí, tiene el camino más largo hasta su casa en la
historia del mundo) y todos lo que puedo oír es a mí gritándome (íntegramente con
un ridículo acento del sur) ¡Hombre Muerto caminando! ¡Amigos, aquí tenemos a un
muerto caminando entre nosotros!

Los últimos cinco pasos son a un paso o dos a la puerta principal, y tengo la
transpiración tan intensa que no lo creerías. Estoy bastante seguro que ésta es la
peor idea en la larga historia de las malas ideas. No importa lo que yo quiera. No
importa que él esté dentro. Lo que importa es que debo estar fuera de mi puta
mente al pensar que alguna vez podría enfrentarme a él después de todo la mierda
que he tirado, que incluso podría pensar que podría estar en la misma ciudad, mucho
menos aparecer sin previo aviso en su casa. ¿Y para qué? ¿Qué estoy haciendo
aquí? ¿Para rogar perdón? ¿Para preguntar si podemos ser amigos otra vez? ¿Qué
demuestra eso? ¿Qué jodida perogrullada?

Llama a la puerta, me digo.

No, contesto bastante enérgicamente.

No seas desgraciado, digo.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Sí, no me importa ser un desgraciado.

Llama. A. La. Puerta.

¡Vete a la mierda!

Llamo a la puerta. Bueno, realmente no llamo. Solo rozo mis dedos contra la
madera. No hago ningún sonido discernible en absoluto, pero suficientemente
bueno para mí, porque obviamente no hay nadie en casa. Tendré que regresar otra
vez de nuevo. Otro día. Probablemente nunca, pero no importa. Voy a regresar por
el camino más largo en la historia del mundo, entraré en el Jeep y me largaré de
una maldita vez de aquí sin volver a mirar hacia atrás nunca más y…

Llamo otra vez. Más fuerte esta vez.

Espero.

No contestan.

Lo intenté, pienso. Realmente lo hice. Es hora de irme.

Salvo que por alguna razón, mis piernas parecen no recibir el mensaje que mi
cerebro le está suministrando, bastardas traidoras. En lugar de girarme y alejarme
corriendo con mi cola entre mis piernas, decido ir hacia la horripilante ruta y
dirigirme por el camino de piedra que rodea la casa hacia la parte de atrás. Oigo el
Jeep que está ralentí detrás de mí, pero también podría estar a un millón de
kilómetros para todos que me importa.

Cuando me acerco a la verja que conduce al patio trasero, escucho la voz de


un niño está riéndose en ese tono extraño mientras dice:

—Papá, Papá, Papá

Casi no puedo dar otro paso. Ni siquiera es que eso me haga pensar
fugazmente en mi propio padre, quienquiera y dondequiera que esté… Julie
McKenna nunca podría decir exactamente quién era. Era un camionero, me dijo mi
madre cuando le pregunté. Vino, consiguió lo que quería de mí, luego nos puso en su
espejo retrovisor. Es cómo son los hombres.

Estaba en el ejército, me dijo cuándo se lo planteé de nuevo. Cada vez que le


preguntaba recibía una respuesta diferente, como si la verdadera respuesta fuera
tan horrible que la única manera de que pudiera mirarme era inventarse las
historias acerca de mi progenitor. Era famoso, decía. O estaba casado o trabajaba
T.J. Klune El Arte de la Respiración

para el gobierno porque era muy inteligente, igual que tú. Cuándo estaba muy
borracha, decía; Nunca te quiso, ¿no puedes ver eso? Si quisiera ser parte de ti,
habría estado aquí desde el principio y no estarías haciéndome estas preguntas
tontas. Ya basta, chico. Lo digo en serio. Ahora ve a buscar un par de cubitos de
hielo como un buen hijo. Sabes que me gusta mi whisky frío. ¿Y dónde está mi
encendedor? El verde no. Ese está vacío. Simplemente tíralo, chico. Búscame el
azul y tráeme los cubitos de hielo. No tengo toda la noche.

Le iba a buscar el encendedor. Y los cubitos de hielo. Siempre lo hacía. Y


después me sentaría en el viejo sofá en la sala y miraría fuera a través de la
ventana, observando cómo se empezaba a poner el sol, mientras esperaba que Bear
llegara a casa pronto porque cuando ella bebía, me asustaba. Cuándo estaba
borracha, me daba tanto miedo y estaba llegando al punto en el que siempre estaba
asustado, ¿qué iba hacer cuándo Bear se marchara a la universidad? ¿Qué iba
hacer simplemente cuándo mi madre y yo estuviéramos a solas en este apartamento
de mierda donde siempre le iría a buscar los cubitos de hielo y siempre buscaría un
encendedor que funcionara para que pudiera fumar sus cigarros uno detrás del
otro? Bear solo sería una voz en el teléfono entonces. Una voz lejana y sabía, lo
supe, que una vez que se escapara, una vez que viera cómo podría ser la vida fuera
de este agujero en el mundo en el vivíamos, nunca, jamás volvería a casa. Nunca,
jamás miraría hacia atrás.

Pero, claro, eso no fue lo que pasó. Por decisión propia o por la sangre, fue
ella la que salió y no mi hermano.

Necesito recordar eso. Sobre todas las cosas, necesito recordarlo.

Papá, Papá, Papá.

Hay risa, oxidada y rota a continuación. Que reconozco inmediatamente, y me


pregunto cuándo la oí en el pasado. Exprimo mi cerebro, tratando de pensar en
cualquier momento en los días antes que dejara a Dominic, (Dom, eso susurra, su
nombre es Dom) se echó a reír. Recuerdo oírlo muchas veces, pero no la última vez.
No puedo pensar en él, sin importar cuánto me esfuerce.

Pero aquí está, ahora, aquí está ahora, con su hijo, que ríe con él, radiante y
aguda que en cierto modo se complementa con los tonos bajos de su padre. Si los
hubiera oído sin saber quiénes eran, creo que seguiría pensando que ellos eran de la
misma sangre.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Podría alejarme. Ahora. Dejarlos con sus risas. Dejarlos felices y libres
porque eso es lo que parece que son. Podría.

Pero abro la puerta. Camino por el lateral de la casa. Oigo el Jeep alejarse de
la acera y rodar calle abajo.

Doy la vuelta a la esquina de la casa, y Ben está a pocos metros de distancia,


vistiendo un desgastado pantalón corto y una camiseta totalmente blanca. Sin
zapatos en sus pequeños pies, con sus dedos de los pies y las rodillas salpicados de
motas de hierba. Sus brazos están encima de su cabeza, está abriendo y cerrando
sus diminutos puños. Abriendo y cerrando. La sonrisa en su rostro es amplia y
dientuda.

El patio trasero es pequeño, y mientras Ben reclama; "Aquí, aquí, aquí". Veo a
Dom (siempre Dom) agacharse, para recoger un balón de espuma del suelo. Viste
igual que su hijo. Bermudas. Camiseta totalmente blanca, bien estirada sobre sus
brazos y la espalda. Sin zapatos. Por alguna razón, veo las motas de hierba sobre
sus rodillas. En sus pies. Al igual que Ben.

—Buen tiro —dice, y puedo oír la risa en su voz—. Ese fue un buen tiro.

—Grande, ¿eh? —Dice Ben—. Un gran tiro.

—Sí. Gran tiro.

— ¡Fútbol! —dice Ben.

Dominic se coloca de pie y sonríe, joder recordando cómo respirar. Maldita


sea debo recordar cómo hacerlo. Joder, por todo eso el corazón duele. Duele como
si me hubieran apuñalado en el pecho y ¿en todo lo que puedo pensar es en estos
cuatro años? ¿No sé por qué dejé que esto siguiera durante cuatro años?

Él no me ve.

Aunque Ben si lo hace.

— ¡Hola, Ty! —dice y corre hacia mí, propulsando sus piernecitas. Hay un
momento en el que pienso que va a caerse, pero se aguanta de esa manera que sólo
los niños parecen hacer. No puedo hacer nada excepto abrir mis brazos cuando él
se lanza hacia mí a casi un metro de distancia. En el momento que su cuerpo
impacta con el mío, envuelve sus brazos alegremente alrededor de mi cuello, mete
sus manos en mi cabello y tira con alegría, apenas balbucea, solo habla, habla y
habla, apenas puedo entender un par de cosas como "Papá" y "Fútbol" y "Ty, Ty,
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Ty". El resto se pierde con la emoción de su voz. No importa. Está bien así. Oigo lo
que se supone que debo. Hay tal urgencia en que le haga caso, tal ponderación, que
todo lo que puedo hacer es mirarlo a los ojo y asentir. Eso parece satisfacerlo sin
problemas ya que continúa y continua sin cesar.

Finalmente, estira su cuello alrededor para mirar detrás de él.

— ¡Papá, mira a quién encontré! —dice tirando de mi cabello.

Casi no puedo mirar al otro lado del patio. Tengo miedo de lo que veré. Me
cuesta muchísimo, pero aparto la mirada del niño en mis brazos y levanto mi cabeza
hacia su padre.

Dominic se encuentra mirando hacia ambos. La expresión en su rostro es


ilegible. Sus ojos conectan con los míos, y pienso en la voz de mi hermano;

Respira. Simplemente respira. Inspira. Aguanta durante tres segundos.


Espirar. Aguanta durante tres segundos. Eres mucho más grande que esto. Eres
mucho más que esto.

—Mira a quién has encontrado —dice Dominic finalmente.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

14

Cuando Tyson hace algunas preguntas.

La casa está limpia por dentro, aunque en algunas zonas no tanto. Los colores
son oscuros y apagados, casi sombríos. Es pequeña esta casa, pero lo
suficientemente grande para una familia que acaba de empezar. Me digo a mí
mismo que no estoy buscando signos de una presencia femenina (en concreto la de
Stacey), pero obviamente lo estoy haciendo, a pesar que, al final, no es de mi
incumbencia lo que ella haga. No ha sido de mi incumbencia desde hace mucho
tiempo. Eso todavía no me impide seguir buscando. No hay mucho que decir de una
manera u otra.

Ben me toma de la mano y tira de mí por toda la casa, mostrándome cada


pequeña cosa que le pertenece. Aquí está su habitación. Aquí están sus juguetes.
Aquí es donde se va a la cama a las siete y media cada noche y aquí es donde se lava
los dientes antes de irse a la cama. Su papá le ayuda, pero él puede hacerlo solo
porque ya es mayor, veo todos los carteles en las paredes ¿Lo hago? Aquellos, me
dice, son suyos también. Todos los carteles de animales, Leones caminando contra
un sol poniente, jirafas, patos, castores, rinocerontes y ciervos, docenas de ellos.
Echo un vistazo a Dominc, que se arrastra unos pasos detrás de nosotros. Se queda
mirando a su hijo con una mirada interrogante en su cara, como si nunca hubiera
oído hablar de esto antes. Incluso yo estoy un poco impresionado por Ben, que
habla como si fuera mucho mayor de lo que realmente es. Hay un tono
extrañamente plano en su voz, pero su vocabulario vuela mientras me muestra su
libro favorito, su pelota favorita, sus zapatos favoritos. Cada uno está en su lugar
T.J. Klune El Arte de la Respiración

designado y veo como Ben frunce el ceño cuando ve un par de Legos cerca de un
baúl de juguetes contra la pared. Me suelta de la mano y los recoge del suelo, abre
un pequeño recipiente al lado del baúl y los deja caer en el interior. La línea que
arruga su frente se suaviza, toma mi mano nuevamente y me muestra la pequeña
mesa donde colorea. ¿Puedo ver el dibujo que ha hecho? ¿Lo veo? ¿Quiero que
dibuje uno para mi? Porque el quiere hacerlo. Pero primero necesita saber mi
animal favorito y después lo pintara para mí y hará un buen trabajo aunque a veces
es difícil de hacer, lo hará si yo lo quiero.

—Claro, —le digo—. Eso sería genial.

Él suelta mi mano y se sienta en la silla de su mesa.

— ¿Cuál es tu animal favorito?

—El Oso, —le digo—. O tal vez la Nutria.

Ben frunce el ceño de nuevo con esa línea que se le forma en el medio de la
frente. Sus ojos se crispan mientras me mira fijamente. Por un momento, es como
si se hubiera olvidado de quien soy.

—Tienes que elegir uno, —me dice Dominic detrás de mí—. No se le puede dar
a elegir.

—Un oso, —le digo.

Ben se vuelve y coge un lápiz de color.

Oh, Ben. Oh, Dom. No es justo, esto no os debería haber pasado a ninguno. Lo
siento. Estoy tan….

—Autismo, —dice Dominic antes de que pueda preguntar, lo dice con una voz
baja, con un aire de aceptación y desafío, como si esperase que yo dijera algo en
contra. —Grado Alto. Diagnosticado hace unos meses. Nos informamos mucho
cuando finalmente nos enteramos de lo que era.

Me pregunto quienes son "nosotros", pero no pregunto. Aún no. —Se mucho de
eso- es lo que digo.

—¿Eh?

—Pensaron que yo también lo tenía. Cuando tenía tres o cuatro años.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Nunca me lo dijiste. —Puedo oír la sorpresa en su voz.

Me encojo de hombros, pero todavía sin mirarle. —No parecía importante.

—¿Julie?, —Pregunta.

—Ella pensó que algo no estaba bien conmigo, —le digo tratando de dejar
fuera la amargura de mi voz.

—Yo hablaba de cosas extrañas. Podía enumerar por las noches docenas de
constelaciones. —Recuerdo algo que Dominic dijo antes de saber quién era Ben. —
Yo tenía que tener mis rutinas.

— Sin embargo no lo eres, ¿no?

—No. No había ninguna auténtica explicación para mis rarezas.

—Ben no es raro, —Dominic dice fríamente.

Me vuelvo para mirarlo y veo la ira en su rostro. Al instante me siento como


una mierda. —Eso no es lo que yo quería decir. Me refería a mí.

Él me mira por un momento antes de asentir y mirar hacia otro lado. —Lo
siento, —murmura. —Ha sido difícil.

—Él tiene sus rutinas también, ¿no?

—Sí, todo tiene que estar en un lugar específico, todo tiene un tiempo
específico, todo hay que hacerlo de una manera específica.

Miro hacia Ben. El oso que está dibujando es mejor que cualquier cosa que
podía esperar que dibujara, hasta los más pequeños detalles: la piel, las garras de
sus pies son del mismo color que su nariz.

—Ursidae, —oigo murmurar a Ben.

Miro hacia atrás hacia Dom, con una pregunta en mis ojos.

—Nombre científico para los osos, —dice. —Tú tenías constelaciones, él tiene
sus animales. Puede nombrar a bastantes. Aprendió Oso primero debido a tu
hermano y a Otter.

—Mustelidae, —murmura Ben.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Yo no lo sabía, —le digo a Dominic. Casi suena como una disculpa. No sé qué
más decir.

—¿Acerca de?

—Esto. Ben. Todo.

—Lo sé, me aseguré de ello.

—¿Por qué?

—Te fuiste.

—Yo siempre estaba a punto de irme. —Una respuesta de mierda.

—Sabes a lo que me refiero.

—Sí.

— ¿Habría importado?, —Pregunta, cruzando los brazos sobre el pecho y


ladea la cabeza hacia mí, echándome esa mirada que yo he conocido siempre. Esa
mirada dice que me está llamando.

— ¿Qué?, —Pregunto, tratando de conseguir más tiempo para poner mis


pensamientos en orden.

Él ve a través de mí. Siempre lo ha hecho. —Si hubieras sabido, todo acerca


de Ben. —Casi suena como si estuviese burlándose.

Quise decirle que por supuesto que si, que por supuesto que hubiera estado.
Si lo hubiera sabido, me habría venido corriendo y toda la mierda de los últimos
cuatro años no habría sucedido. Eso es por lo mucho que significas para mí, Dom.
Me hubiera superado a mí mismo y hubiera venido corriendo, porque eso es lo que
hacen los amigos. Y sin importar los demás, lo que yo era o lo que quería ser era que
fueramos amigos por encima de todo y habría llegado corriendo solo por ti. Tú me
ayudaste a respirar y yo te habría ayudado a ver que todo iba a estar bien. Pero no
puedo decir eso. No puedo decirlo porque sería una mentira. Si hubiera sabido que
había un niño involucrado, que Dominic tenía un hijo que tenía la misma edad que el
tiempo que había estado fuera de su lado, hubiera sido la chispa que lo hubiera
roto todo. Yo lo habría visto como una traición, incluso más que la invitación de
boda por correo. Probablemente me habría roto en pedazos, porque lo había
enfocado todo en mí. Si hubiera sabido entonces lo que sé ahora, probablemente ni
siquiera podría estar de pie en esta habitación. En esta casa. En esta ciudad.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Seafare y Dominic no habrían sido más que un recuerdo que recordaría con suave
ira; sí, habría importado, quiero decir.

—No sé, —le digo en su lugar. —No lo creo.

Él asiente con la cabeza como si él tuviese la respuesta que esperaba. Deja


ver la decepción de que cruza a través desu cara. Quiero retroceder y mentir.
Quiero mentir y decirle que todo habría importado.

—¿Qué quieres, Ty?

Eso sí que es una jodida y gran pregunta. —Yo…

Ben tira de mis dedos y nos recuerdo a Bear ya mí cuando yo era apenas un
niño pequeño. Miro hacia él y sonrío

—Ursidae, —dice. —Oso.

Y así es. Además muy bien hecho. Se lo digo a él.

—Yo conozco a Bear, —dice. —¿Conoces a Bear?

—Él es mi hermano, —le digo.

—Él y Otter. Mustelidae.

—Ursidae y Mustelidae, —estoy de acuerdo.

Él me mira como si me estuviera estudiando. Sus labios se curvan en una


pequeña sonrisa y él vuelve a sentarse a su escritorio, cogiendo otro lápiz de color.

—Él te quiere, —dice Dominic.

—Supongo. —Yo no sé por qué. Yo no he hecho nada, aparte de cuestionarme


por qué existe.

Dom niega con la cabeza. —No lo entiendes Ty, es rutina. Todo se reduce a la
rutina. El autismo es todo sobre la rutina. Constantemente. No deberías haberte
metido con eso. Ben debería estar molesto, debería estar enojado, no debería
estar hablando —yo estoy confundido, Ben sin embargo no lo está. Molesto, quiero
decir y él está hablando muy bien.

—Lo sé. Más de lo que le he escuchado en mucho tiempo. Él no hace eso con la
mayoría de la gente. Sólo conmigo. A veces con su madre.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

¿Su madre? ¿Dónde está ella, Dom?

—Les gusto a los niños, supongo, —digo en su lugar. Realmente no sé si es


cierto eso. Yo no tengo mucha experiencia con niños.

Dominic se ríe. Dios, ese sonido. —Todavía no lo entiendes. Eres un extraño


para él y sin embargo él está hablando contigo como si hubieras estado a su
alrededor toda su vida. Eso no ocurre.

—Oh. —Trato de no leer demasiado en eso, porque por lo que sé, realmente
podría no ser nada, ni siquiera si Dom parece pensar lo contrario. —¿De nada...? —
Bien, ahora sueno como un completo idiota. Eso es simplemente genial.

Dom me observa. Me pone nervioso. Él está puesto en modo policía, y yo estoy


bastante seguro de que puede conocer intuitivamente todo lo malo que he hecho en
los últimos cuatro años, sin que yo tenga que decir una maldita palabra. Mi boca
quiere desesperadamente abrirse y balbucear para llenar el silencio, pero de alguna
manera soy capaz de mantenerla cerrada y mirar derecho hacia él, el único sonido
en la habitación Ben murmurandopara sí mismo y el roce del lápiz sobre la hoja de
papel.

Rompo el silencio primero. Por supuesto que sí. —¿Qué?, —Pregunto


nerviosamente.

Niega con la cabeza. Mira hacia otro lado. Lo que fuera que estaba ahí se ha
ido.

—¿Qué estás haciendo aquí, Tyson?—Y esa es la verdadera pregunta, ¿no?


¿Qué estoy haciendo aquí? ¿Qué es lo que quiero que suceda? Y sea lo que sea lo
que yo quiera, ¿quiere Dom lo mismo? Él no me ha echado, todavía no, pero eso no
significa que no lo hará. Él podría fácilmente cambiar de opinión y decirme que me
vaya, que no importa que su hijo me hable como si me conociera de toda la vida.
Este Dom me ha conocido prácticamente toda mi vida. Pero nada de eso importa.
Así que debería irme y desaparecer, volver de donde vengo y nunca molestarle
otra vez, porque, no puedes ver que tiene su propia vida ahora?, ¿No puedo ver lo
completa que es? Él tiene un hijo con una discapacidad, y aquí estoy, de pie delante
de él con oalabras patéticas listas para salir de mis labios. ¿No podemos ser amigos
otra vez?, ¿No podemos olvidar los últimos cuatro años como si no hubieran
pasado? Te necesito. No quiero necesitarte pero lo hago. Quiero saberlo todo.

Y es todo acerca de mí. De nuevo. Lo que quiero. Lo que necesito. No puedo


respirar por mi cuenta, así que aquí estoy, listo para pedirle a Dominic que me
T.J. Klune El Arte de la Respiración

ayude a hacerlo. ¿Cómo puedo ser tan egocéntrico?, ¿Cómo de egoísta soy? vine
aquí con la idea insensata de que podía conseguir lo que quería de esto y en realidad
no hay nada más.

—Nada, —murmuro. —Probablemente me debería ir—. Mi cara se siente como


si estuviera en llamas y necesito todo lo que tengo para no correr de esta casa,
este barrio, esta ciudad, este mundo.

En cualquier lugar en el que no me vea así, este niño egoísta. Este niño
egocéntrico.

Suspira y me mira como si fuera a hablar. En cambio, niega con la cabeza de


nuevo y da unos pasos fuera de la puerta. Ahora es mi oportunidad. Ahora puedo
correr y olvidar que mi garganta se está estrechando o que se está haciendo difícil
respirar. Encontraré una bañera (en algún lugar, en cualquier lugar) y esperaré a
que este terremoto pase, porque siempre lo hacen. Algunos son peores que otros, y
algunos parecen quedarse por más tiempo de lo debido, pero siempre pasan, y yo le
ganaré a éste como voy a vencer a todos los que vengan después. Yo no lo necesito
para respirar. Puedo hacerlo por mi cuenta. Él no debería tener que llevarme junto
con todo lo demás. Ya se me ocurrirá como. De algún modo. Alguna manera.

Y me muevo para irme. Ni siquiera puedo encontrar las palabras para decir
adiós a Ben, que es ajeno a la extraña carga estática de la habitación o tal vez no lo
es y no sabe cómo responder o solo no le importa. Lo último parece más probable.

Sal fuera. Sal fuera. Sal fuera.

Tantas cosas que decir. Pero por supuesto no digo ninguna de ellas. Vaya
cliché que es esto. ¿Soy como mi hermano? ¿o más bien la forma en que solía ser?
No dijo nada y casi perdió todo. Parece que voy a hacer lo mismo.

No puedo mirarlo mientras camino hacia él. No puedo pensar en una sola cosa
que decir mientras camino por él.

Por un momento, mi brazo roza el suyo, y es como si cada nervio de mi piel


estuviera ardiendo y chillando a la vez ¡ESTO ES! ¡ESTO ES!

Él extiende la mano y agarra mi brazo. Sus dedos se clavan en mi piel. Hay


tanta presión que creo que los huesos se romperán en pedazos diminutos. Disfruto
porque rompe el terremoto y él lo sabe. Es como si él conociese cada pequeña cosa
que estoy pensando en este momento, aunque no yo mismo lo entendiese.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

La presión aumenta.

Él dice una palabra y sólo una palabra:

—No

¿No qué? ¿No vuelvas? ¿No dejes que la puerta te golpee el culo a la salida?
¿No vuelvas a dejar verte por aquí otra vez?

—No te vayas.

Él aprieta su mano y tengo que ahogar el gemido que quiere salir. Duele, pero
el terremoto casi ha desaparecido. A medida que mi mente se despeja, puedo
escuchar cuan pesadamente estoy respirando, casi como si estuviera jadeando.

—Dom…

—No lo hagas.

Así que no lo hago. Es así de simple.

Los minutos pasan. Yo le oigo murmurar: —Corres. Siempre tratas de correr.

Finalmente, se afloja su agarre, su aliento se estabiliza, deja caer la mano y


nos colocamos el uno al lado del otro con nuestros brazos rozándose y no sé lo que
es esto. No sé lo que está pasando. Yo no sé si debo de saberlo.

Ben dice que tiene hambre sin levantar la vista de sus lápices de colores. Él
me pregunta si voy a comer con ellos y dice que quiere un sándwich de mantequilla
de cacahuete y mermelada. —Ursidae, —dice. —Mustelidae.

Oso. Nutria.

Esta no es su historia.

Esta es la mía.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Me siento en la cocina, en la mesa junto a Ben. Él está mirando hacia abajo al


sándwich frente a él.

Lo toca una vez y lo hace de nuevo. Eleva el pan para ver la mantequilla de
cacahuete, lo coloca de nuevo en su lugar y lo mira fijamente un poco más.

—Él se lo comerá, —dice Dom, sentado frente a nosotros. —Finalmente. Él


sólo tiene que decidir que se lo quiere comer.

—¿A él le gusta?

—La mayor parte del tiempo. Los niños con autismo pueden ser muy exigentes
con lo que comen. Mucho de esto tiene que ver con la textura y olores. Es volver a
la rutina. Él no era tan malo para comer cuando era más pequeño, pero a medida que
los niños de este tipo crecen, se vuelven más resistentes a los nuevos alimentos.
Hemos estado trabajando con la mantequilla de cacahuete durante semanas. Es
todo lo que come para almuerar ahora.

Ben me mira con esa mirada en la cara. Cojo mi propio sándwich y lo muerdo, y
él me mira como mastico. Algunas personas pueden encontrar esa mirada
desconcertante, pero sé que es sólo para medir mi reacción, para ver si me da asco
la comida. Yo no lo hago y él toma su propio sándwich y lo muerde. Lo deja en la
boca por un momento antes de empezar a masticar.

—No te gusta la mantequilla de cacahuete-, le digo a Dom, recordando de


pronto.

Se encoge de hombros. —Es más fácil de comer que otras cosas que come.
Todo tendrá el mismo aspecto y el mismo olor.

—Eso es.... —No sé lo que es eso.

Una pequeña sonrisa. —Realmente odio la mantequilla de cacahuete, —dice.

Mi teléfono suena. —Lo siento, —le digo mientras lo saco de mi bolsillo.


Mensaje de texto de Corey.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

¿Necesitas que vaya a salvarte a ti o a tus profundas bolas28? Maldita sea. Mi


cara arde.

Vete, escribo en respuesta.

La respuesta es inmediata. Bolas profundas, ¿eh? Eso suena caliente.

—¿Todo bien?—Dom pregunta.

—Sólo es Corey, —murmuro mientras apago mi teléfono. Por supuesto que él


pensaría que suena caliente, porque suena caliente y ahora estoy pensando en cosas
sucias, mientras como el almuerzo con Dominic y su hijo de tres años, que está
observando cada bocado que tomo. Soy una persona horrible.

—Tu ex, ¿no?, —dice Dom, como si hablara del tiempo.

—Sí.

—¿Hace mucho?

—Un tiempo.

—¿Cuánto tiempo es un tiempo?

—Meses.

—¿Fue bueno contigo?

Estoy bastante seguro de que estoy siendo interrogado. ¿Puede una persona
ser tanto el poli bueno y el poli malo? Si es así, lo está haciendo perfectamente. —
Él es bueno.

—¿Por qué se terminó?

—Solo lo hizo. Somos mejores amigos que otra cosa. Él es mi mejor amigo.-
Bueno, apesta decir eso en voz alta, hablar a tu ex mejor amigo sobre tu nuevo
mejor amigo, que también pasa a ser tu ex novio. Te lo juro, estas situaciones en
que me encuentro en ocasiones no son culpa mía. Simplemente me suceden.

28
En el original Balls-deep que se utiliza describor al acto de insertar el pene en un orificio
hasta la empuñadura, de tal manera que las bolas se apoyan contra el orificio.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Dominic, por supuesto, ni siquiera se inmuta y sigue haciendo eso de


“vagamente interesado y eres culpable de algo" de policía. Él debe ser muy bueno
en su trabajo, porque yo no puedo cerrar la boca de una jodida vez. O eso, o que
acabo de hablar demasiado. No creo que llegara a ser muy buen maestro criminal.
Lo soltaría todo demasiado rapido y fácil. En la cárcel, probablemente me
convertiría en un soplón y finalmente conocería mi final estrangulado en las duchas
de la prisión después de reunirme con agentes del FBI y haberles contado los
secretos de mi compañero de celda, Pauley "El Destructor" Galucci.

—Yo no quiero morir en las duchas de la prisión, —le digo bruscamente.

—Uh. ¿Que? —Él arquea una ceja.

—Pauley Galucci vendría por mí.

—Yo no creo que sea una persona de verdad.

Entierro mi cara en mis manos. —Sería un soplón.

—Los soplones consiguen que los violen —él está de acuerdo, tomando otro
bocado de su sándwich. Cómo puede soportar estar comiendo algo que él odia,
nunca lo sabremos. Él tiene esta maldita y molesta sonrisa en su rostro, como si
supiera algo que yo no sé. Quiero darle un puñetazo en la boca.

—Estrangulado, —le corrijo.

—Eso también. No te estoy interrogando, Tyson.

Oh, mierda. Debería haber recordado que era una de las pocas personas que
podían revertir y seguir mi línea de pensamiento. Por supuesto que sabía
exactamente de lo que estaba hablando sin tener que darle una explicación. No es
de extrañar que sea policía. Es, como, psíquico o algo así.

—No pensé que lo hicieras, —le digo. Soy un grandisimo y enorme mentiroso.

Él lo sabe, pero lo deja ir. De acuerdo, estamos de vuelta al Poli Bueno.


Divertido.

—Saberlo es bueno.

—Uh. Por supuesto.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Y de inmediato cambia a Poli Malo. —Así que, ¿Que ha sido de tu vida en los
últimos cuatro años? O tal vez es que se siente como Poli Culpable. Lo dice con un
tono tan afable que casi me pierdo las palabras. —Parece que no he oído hablar de
ti en algún tiempo.

Estúpido. —Oh, muy bien, —le digo. Dos pueden jugar al Poli Malo. —Gracias
por la invitación a tu boda. Lamento no haber podido asistir. Parecía más bien
pronto y ya tenía planes. Está bien, tal vez soy Poli Chulo.

Él sonríe, y es una cosa salvaje. —Eso está bien. Probablemente no te habrías


divertido mucho. Un montón de cosas adultas pasaron.

—Suena aburrido, aunque oí que el servicio en sí fue bastante bonito. Ya


sabes, para una boda que se preparó en tan poco tiempo.

—Fue agradable, —dice. —Con un montón de flores, te habría gustado.

—Soy alérgico, —digo con dulzura, pisando sobre hielo fino como si fuera
tierra firme.—Probablemente es bueno que no lo hiciera. Hubiera estado
estornudando todo el tiempo.

—Probablemente fue bueno, —se hace eco. —El hecho de no tener


distracciones. Los votos y todo eso. ¿Sabes algo acerca de los votos, Tyson?
Suelen ser inevitables, después de todo. Aún así fue un día precioso, incluso con tu
ausencia.

El hielo no se rompe, así que decido usar un martillo neumático contra él.
Pienso, ¿por qué no? Solo se vive una vez. —Las Bodas Expres por lo general lo son.
Espero que Stacey encontrara un vestido adecuado. ¿Supongo que estaba de...
tres, cuatro meses en ese momento? —Le sonrío. Es una cosa desagradable.

Sus ojos parpadean peligrosamente. El Poli Malo pasa a Poli Molesto —Algo
así.

—Y tú, como el hombre santurrón que eres, decidiste hacer lo correcto. —por
supuesto que sí, es Dominic, después de todo.

—Cuidado Tyson, —advierte. —Estás hablando de mi hijo.

Ben pone poco interés en los tejemanejes a su alrededor. —Tienes razón, —le
digo en voz baja. —Estoy hablando de tu hijo. Aquel que tienes con Stacey. Era
inevitable después de todo.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—También lo era que tú te fueras, —dice. —¿Quién sabía que terminarías


siendo un fugitivo? No después de lo que paso con Bear y Otter.

—No somos Bear y Otter.

—Claramente.

—Ni siquiera eres…

El está observando como si fuera lo único que existe en el mundo. Para él,
estoy bastante seguro de que lo es. Por lo menos en este momento.

—¿Qué?

—No importa, —le digo en su lugar. La salida del cobarde.

El timbre suena. —Mierda, —dice mirando su reloj. —Ella llega temprano.

—¿Quién?, —Le pregunto, como si fuera de mi incumbencia saberlo.

—Quédate aquí con Ben, —dice sin mirarme. Se pone de pie y desaparece
hacia la puerta delantera. Oigo abrir, seguido de voces bajas. Espiar es malo,
decido, pero sólo después de que me doy cuenta de que no puede oír nada.

—Este ha sido un día extraño, —murmuro.

—¿Vas a quedarte aquí con mi papá?—me pregunta Ben. Él tiene mantequilla


de cacahuete en su rostro. Como se las arregló para conseguir que llegara a su
frente, nunca lo sabré.

—Tengo mi propia casa, —le digo. Me levanto y mojo una toalla de papel en el
fregadero.

—¿Con Bear?

—Con Bear.

—¿Y Anna? Conozco a Anna.

—La conoces, ¿eh?

—Ella me recoge de la escuela a veces. —Él observa cada paso que doy hacia
él.

—Tienes comida, —le digo.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Él ladea la cabeza hacia mí.

—Mantequilla de cacahuete, —le digo. —En tu cara.

Él no dice nada. Los niños son tan raros.

—Voy a limpiarte, ¿de acuerdo?

Como él no reacciona, agarro suavemente su barbilla y quito la mantequilla de


cacahuete. Su mirada nunca me abandona y sus ojos son azules, del mismo tono que
los de su padre. De hecho, asi de cerca, no habría ninguna duda de a quién
pertenece. Me pregunto brevemente si él va a ser igual de grande. Yo no sé mucho
sobre el autismo, pero no es una sentencia de muerte. Podría crecer un montón e
incluso si no lo hace, por lo que he visto, es inteligente. Los niños como él lo suelen
ser, lo que le hace merecer mucho más crédito del que se les da. Él probablemente
tenga que probarse a sí mismo que es más resistente de lo que alguna vez creyó.

Yo medio espero que se aparte mientras le limpio la cara. —Ursidae y


Mustelidae, —me dice.

—Estoy seguro de que sabes mucho acerca de animales, —le digo.

—Me gustan.

—A mi también.

—Hay insectos, —dice. —Afuera.

—Así es como conocí a tu papá. A causa de los insectos.

Él asiente con la cabeza como si eso tuviera sentido.

Su rostro está limpio y le dejo ir. —Terminado.

—Te lo dije, —oigo desde la entrada de la cocina. Salto, sintiéndome culpable,


pero no se porqué. Me doy vuelta y Dominic está allí, apoyado en la puerta, con los
brazos sobre el pecho. De pie junto a él está la madre de Ben.

Stacey.

Ella me mira con algo parecido al asombro. La miro como se mira a otro si no
estás seguro de si son amigos o enemigos. Ella siempre fue muy agradable. Así
optimista. Muy amable.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Y durante mucho tiempo, no me hubiera sentido triste si se la hubiera comido


una morsa. Horrible, eso.

Por supuesto, ella se habría defendido y matado a la morsa, probablemente yo


la etiquetaría de asesina de animales y habría expresado mi indignación moral
atacándola en el tablón de anuncios de la PETA.

Guau. Al parecer, ella me produce sentimientos muy contradictorios. Ella es


agradable, pero también es la definición de pura maldad. Algo así.

—Hola mamá, —dice Ben. Él rápidamente se deja caer de la silla y camina


alrededor de la mesa. Se detiene frente a ella y ella se inclina hacia abajo,
poniéndole un húmedo beso en los labios. Él le sonríe a ella mientras aprieta su
hombro a su pierna. Se ve tan hermosa como siempre, y asi de pie y juntos, parecen
ser la familia perfecta. Me pregunto hasta qué punto estamos fuera de la base, si
todavía están casados. Probablemente en un mes, de alguna manera me encuentre
apartado de Dominic por un único día y ellos planearan hacer algo como una familia,
y yo justo aquí estoy hablando de bodas expres y jugando al Policía Morboso.

Mi vida es una farsa de proporciones épicas. Esto probablemente va a


ponerse muy incómodo, rápidamente.

—Es increíble, —dice Stacey. Su voz suena un poco gruesa, como si estuviera
a punto de llorar. —Estuviste estupendo, chico grande. Eso es algo más.

Oh chico. Aquí va. El lenguaje secreto de las parejas casadas que están
locamente enamorados y hablan justo enfrente de mí sobre cosas que no entiendo.
Encantador. Estoy muy contento de haber venido aquí y que me restrieguen esto
en la cara. Conociendo mi suerte, está probablemente embarazada de nuevo. Si yo
entrecierro los ojos lo suficiente, parece como si estuviera ganando peso en la
cara, por lo que en cierto modo tiene papada (bueno, en realidad no, pero me hace
sentir mejor, al menos un poco). ¿Dónde diablos está una morsa cuando necesitas
una? Ahora que lo pienso, ¿puede una persona incluso comprar una morsa? No sé si
yo podría hacer eso. PETA probablemente acabaría prohibiéndome la entrada de
por vida, y a pesar de que la organización está más o menos fuera de mi alcance
ahora, todavía quiero estar en buenos terminos con ella ahora, para que cuando
tome el control un día, no haya demasiada pelea.

Dios, estoy tan raro.

Stacey viene hacia mí, y antes de que pueda hacer nada para detenerla, me
envuelve en un abrazo y me aprieta con fuerza. Por un momento, mis brazos cuelgan
T.J. Klune El Arte de la Respiración

a los lados, pero aún no soy tan grosero, así que los levanto hasta y acaricio su
espalda un par de veces. Yo no sabía que estábamos en la fase de abrazos de
nuestra relación todavía. Yo casi me siento mal por desearle que sea una morsa.

Casi.

—Es tan bueno verte de nuevo, —dice en mi oído. —Ha pasado mucho tiempo.

—Han pasado cuatro años, —dice Dominic detrás de ella, como si nadie en la
habitación era consciente del tiempo que había pasado. Tal vez la morsa puede
conseguirlo también. No me sentiría tan mal por eso.

—Demasiado tiempo, —dice mientras da un paso atrás. Pasa sus manos por mis
brazos hasta que ella me agarra las mías y entonces presiona sus dedos contra los
míos. Hay un roce de metal a partir de su dedo anular, y pienso: Estúpido, estúpido,
estúpido. Usted no vio su anillo porque llevaba uniforme. Probablemente no lo lleva
al trabajo. Por supuesto que todavía están casados. —¿Cómo has estado, Chico?, —
me pregunta.

Chico. Eso es lo que yo soy aquí. —Bien, —le digo, forzando una sonrisa en mi
cara. —Las cosas han estado… bien.

—¿La escuela va bien?

Bueno no. En realidad no, pero eso es algo que no estoy dispuesto a compartir
en este momento. O nunca. —Por supuesto que va bien —le digo, sorprendido por la
alegría en mi voz. Suena como si estuviera en lo alto de la vida. O metanfetamina.
—Todo va excelente. —Me pregunto si saben que estoy mintiendo, si Bear les ha
dicho algo, el hijo de puta traidor. Ellos probablemente van a las citas de pareja
juntos cuando Bear y Otter están aquí, y hablan de cosas de adulto como carteras
de acciones, el mejor pinot noir, y las pruebas y tribulaciones de la crianza de niños
(“Oh, ¡ni siquiera lo sabe!” diría Bear, obviamente, borracho de vino. “El Chico es
una Real Cagada en la escuela ahora. Ni siquiera creo que le vayan a dejar que se
quede, y oh, Dios mío, ¿podría alguien solo darme un bebé maldito ya?”).

—Es bueno oírlo, —dice Stacey y suena genuina. Por supuesto, podría ser la
más increíble actriz en la historia del mundo y estar agitando detrás de esos ojos
cálidos y amables un odio como ningún otro, y en el momento que Dom de la espalda,
me va a alcanzar y romperme el cuello. —Eso te enseñará a volver a venir aquí, —
ella va a silbar mientras se desvanece en negro. ”Deberías haberte quedado fuera
de mi casa, pequeña perra”. En cambio, ella dice: —Sé que Dominic te perdió, así
que es bueno que por fin apareciste. Ha sido… difícil para él.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—No es eso, —dice Dom. —He estado muy bien, muchas gracias.

Ella pone los ojos en blanco, y en contra de cada parte de mi voluntad, la


parte más minúscula de mi ella me gusta. Concedido, su alma es, probablemente, tan
negra como la noche más oscura, y todavía me gustaría verla desterrada a los
confines de la tierra por toda la eternidad, pero cualquiera que pueda pensar que
Dom dice estupideces no puede ser tan malo ¿verdad? Mantén a tus amigos cerca,
mantenga su cebo morsa más cerca, creo que dice el refrán.

—Sólo estoy aquí por un rato, —le digo. —Sólo para el verano.

Ella parece un poco decepcionada, aunque realmente no puedo imaginar por


qué. Ella me lanza otra sonrisa mientras deja caer mis manos y da un paso atrás.
Uso este momento para secretamente (bueno, tan secretamente como se puede ser
al estar de pie a dos pies de distancia de un enemigo mortal) mirar hacia abajo y
ver que ella está usando un anillo de boda. Dom no lo lleva. Quizás sus dedos son
demasiado grandes. Quiero decir, su mano es del tamaño de un bebé, por lo que no
sería sorprendente si el anillo no encaja. Por alguna razón, las manos del tamaño de
un bebe es divertido para mí y resoplo. Suena simplemente horrible.

—¿Todo bien?, —Me pregunta, arqueando una ceja.

—Uh, sí. Sólo pensé en... algo... estúpido. —Estoy tan contento de sonar
coherente. No quiero saber cómo este día podía ser más torpe.

—¿En qué?

—Manos de bebé.—¡Cállate, cállate! —No importa. Larga historia. ¡Tu también!


¡Te ves maravillosa e increíble y estoy muy contento de ver que estás viva! —
¡Bueno, eso no sonaba siniestro en absoluto! —No es que no estarías viva o nada,
supongo. Pero nunca se sabe. Yo no sabía nada acerca de Ben, aquí, hasta hace unos
pocos días, así que cualquier cosa podría haber sucedido mientras yo no estaba. —
Eso suena mucho mejor y ella sigue estando de pie demasiado cerca de mí.

Stacey se ríe. —Suenas igual que tu hermano.

¡Ah, ja, ja, que malvada bruja! —Eso he oído: —digo alegremente. —Todavía no
he averiguado si eso es bueno o malo —Malo. Definitivamente malo. Realmente
tengo que trabajar en eso.

—¡Siéntate!, —Dice señalandome hacia la mesa. —Yo no quería interrumpir su


almuerzo. Podemos charlar un poco.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Prefiero tener astillas de bambú metidas debajo de mis uñas, pero no creo
que eso sea educado decirlo, así que no lo hago. Ya no quiero el sándwich. Está lleno
de mantequilla de cacahuete y de mentiras. Bueno realmente no se han dicho
mentiras aún (al menos no han mentido todavía- yo he mentido mi culo por lo menos
seis veces ya), pero eso no importa. Yo no quiero tragar la mantequilla de
cacahuete sobre la que probablemente discutían amorosamente en la tienda de
comestibles, porque ella quería una más grande y a él no le importa una mierda, y
¿No son tan malditamente adorables?

Ella se mueve a mí alrededor, y Ben la sigue y sube en el asiento al lado de


ella. Dominic sigue en pie en la puerta, bloqueando la salida. Si yo le doy un
puñetazo a traición en el estómago, podría crear la suficiente sorpresa para poder
deslizarme por él. En lugar de hacerlo me siento aquí en este hogar feliz con ellos
tres y a disfrutar en su gloria familiar.

—Siéntate, Ty, —dice ella. —Quiero oírlo todo acerca de New Hampshire! He
oído que es hermosa.

Un puñetazo en el estómago, tal vez un rodillazo en las bolas. Eso sería todo.
Justo cuando estoy a punto de lanzarme hacia un hombre que es al menos tres
veces más grandeque mi tamaño, pone esa mirada de policía de nuevo en mí y señala
con la cabeza hacia la mesa una sola vez. Yo sé lo que estás tratando de hacer, dice
con la mirada. Sienta el culo.

Le miro. Cuanto más grandes son, más dura es la caída.

Él me sonríe y cuanto más pequeños son, más agudo y quejumbrosos como un


mosquito suenan.

Me reflejo en él. Te matare y me bañaré en tu sangre.

Uff. Sueno demasiado amargo y hastiado. Realmente tengo que dar un paso
atrás. Stacey está siendo perfectamente agradable y... espera un minuto. Espera
un maldito minuto. Eso es probablemente lo que quiere que yo crea.

Obviamente, esto es parte de un juego diabólico de ella, ¡y estoy jugando


justo como ella quiere! Astuta, señora astuta, haciendo toda clase de pequeñas
cosas que me hacen sentir todo seguro y cómodo, y a continuación, Wham! Me dirá
que son casi las tres y que sería un encanto que vigilara a Ben por una hora o así
mientras ella y Dom van arriba y hacen el amor dulce y apasionadamente a todo
volumen, Bueno, veo a través de ella. Dos pueden jugar a este juego.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Gracias, —le digo. Me siento de nuevo a la mesa. Recojo mi sándwich. Tomo


un gran bocado de su amada mantequilla de cacahuete. Chasqueo mis labios como si
nunca hubiera probado comida tan gloriosa antes. Ben me sonríe, solo un poco.
Stacey se ve un poco desconcertada, pero estoy seguro de que es parte de su plan.
Oigo Dom suspirando detrás de mí, pero él se sienta a mi lado. Su brazo roza el mío
de nuevo, y aunque pienso en un montón de cosas como fuegos artificiales y
explosiones, les fuerzo lejos porque tengo que mantener la concentración.

—¿De qué estaban hablando antes de que llegara? —pregunta Stacey. Abre
su bolso y saca una hoja de papel en blanco con unos lápices de colores enrolladas
dentro. Lo abre para Ben, que inmediatamente comienza a dibujar. Bueno, es una
especie de súper mamá. Bien por ella.

—De lo molesto que Tyson estuvo por perderse la boda, —dice Dominic y me
ahogo con el emparedado. Él se acerca y usa sus manos de tamaño de bebe para
golpear mi espalda, y es como ser golpeado por un coche. Lo miro mientras trato de
respirar. Por fin soy capaz de tragar todo el sándwich.

—Lo siento, —le digo. —Sólo me atragante un poco.

—¿La boda?- Pregunta Stacey. —Fue un poco extraño no tenerte allí. Todos
los demás en la vida de Dom participaron, así que me extrañó un poco que no
estuvieras allí.

Es una maestra de la manipulación. Me siento como el mayor idiota del mundo.


—Escuela... cosas: —Balbuceo. —Tenía... cosas... la escuela.

Asiente con la cabeza. —Por supuesto, lo entendemos. Fue tan rápido. Dom ni
siquiera sabía que había enviado las invitaciones hasta que la gente empezó a
confirmar su asistencia. Tuvimos que coger el show a la carrera. -Ella asiente con la
cabeza hacia Ben.

Lo sabía y ahora que se ha confirmado... bien. Bueno. No cambia nada. Excepto


eso tal vez el hombre le trapped.

—Pero eso está en el pasado, —dice alegremente. —No es necesario remover


viejos recuerdos, ¿verdad?

—Bien, —Dom está de acuerdo. —No es necesario remover viejos recuerdos

—¿Cómo está Nueva Hampshire?, —Pregunta.

Me encojo de hombros. —Está bien, supongo. Es húmedo.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

—¿Ya has decidido lo importante?

—No. Estoy... todavía decidiendo. —Y mientras yo estoy decidiendo, creo que


me estoy poniendo peligrosamente cerca de ser expulsado por completo. Sabes, no
les gusta cuando se pasa flotando por sus clases, especialmente cuando estás allí
con una beca académica completa. Al parecer, no estoy "a la altura de mi potencial”.
Y fui apedreado la mayoría de las veces. Por lo tanto, todavía estoy decidiendo.

Ella asiente con la cabeza, como si esto fuera perfectamente aceptable para
alguien de mi intelecto que ya ha estado en la escuela durante casi cuatro años,
decidiendo lo importante de lo importante sólo para entrar en pánico y cambiar una
vez más. Pero ella no puede saber eso. A menos que ella sepa más de lo que está
diciendo. —Tienes un montón de tiempo. Después de que Ben fuera diagnosticado,
decidí volver a la escuela enfocándome en la educación especial. Es un poco
diferente a la enseñanza de estudiantes de octavo grado, pero vale la pena-.

Ah, maldita sea. ¿Ella es súper-mamá y santa? Hijo de puta. —Eso es...
increíble, —le digo a disgusto. Porque lo que realmente es.

—Juegas con las cartas que se te reparte, —dice ella, tocando el pelo de su
hijo a la ligera. —Y haces todo lo que puedes.

Soy un idiota. Tengo que salir de aquí. -Sí. Mira, voy a irme ahora. Solo llegas
a casa y probablemente querrás pasar tiempo con Dom y Ben. No quise aparecerme
de la nada. Caray, yo no tenía intención de presentarme en todo, pero Corey me
forzó, y luego oí a Ben riendo y luego dibujó un oso y tuvimos la mantequilla de
cacahuete y ahora parece que no puede dejar de hablar, así que estoy casi hecho -.

—¿Quién es Corey?, —Pregunta.

—Su novio, —dice Dominic. ¿Quién sabía que un hombre de doscientos treinta
libras podría sonar como una puta?

Probablemente porque he interrumpido su día feliz.

—No lo es. Ni nos gustamos el uno al otro de esa forma. —Genial, ahora sueno
como una niña de doce años. Fantástico.

—Me parece que protestas demasiado. —dice ella, pero está mirando a Dom
cuando lo dice. Ni siquiera sé lo que se supone que eso significa.

—Esto ha sido muy divertido-, le digo. -De Verdad…


T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Yo no vivo aquí, —Stacey me dice. —Desde hace mucho tiempo.

Espera. ¿Qué?—Yo no sabía eso, —me las arreglo para decir.

Ella parece divertida. —Parece que hay mucho que no sabes.

—Realmente no es asunto mío.

—¿Porque dices eso? Dom solía ser tu asunto.

—Las cosas cambian, —dice Dom.

—Lo hacen, ¿no?, —Dice. —Prioridades. Sentimientos. Tantas cosas. —No


parece loca o incluso triste. Por el contrario, suena como si lo encontrara
histéricamente divertido. Casi quiero preguntarle cual es la broma, pero no creo
que quiera saber la respuesta.

Dominic gime. —Todo esto es tú culpa, Stacey.

—No me digas, tipo grande, —dice con una sonrisa. —Deberías haberte dado
cuenta desde el comienzo. ¿Está preparado y listo para irnos?

—La bolsa está en la puerta.

—¿Quieres que me lo quede el fin de semana? Parece que tienes cosas que
hacer. Sabes. Trabajo y todo.

—Me ofendes, —dice con el ceño fruncido.

—Sólo porque te mereces ser ofendido. Ben, vamos con mamá ahora. Puedes
terminar el dibujo allí, ¿de acuerdo?

Él no le presta atención y sigue dibujando.

—Ben, —dice de nuevo, tocándole el brazo con suavidad. Ella no trata de


quitar la pintura de su agarre. —Es hora de irnos.

Él la ignora y garabatea lo largo de la página. Otro oso, parece.

—A veces él está allí, —me dice. —A veces no quiere escuchar. Depende del
día, supongo.

—Ursidae, —le digo sin pensar.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Ben se detiene. Deja la pintura. Me mira. Me mira con una cabeza inclinada. —
Mustelidae —dice finalmente.

—Es hora de irse, amigo, —le digo.

—¿Su casa?, —Pregunta. —Es verde.

—Esa es verde, pero no es mi casa. Tú casa.

—Casa de mamá.

—Por supuesto.

Él asiente con la cabeza y se desliza hacia afuera de su asiento para niños. Él


se acerca a la puerta y se queda allí, mirando hacia el pasillo.

—¿Cómo lo hizo...?, —Dice Stacey.

—Extraño, ¿no? —Dom pregunta —Apenas lo conoce desde hace unos días.

—Eso es genial, —dice Stacey. Sus ojos parecen sospechosamente brillantes


mientras los refriega con la mano.

—¿Hice algo mal?, —Pregunto nerviosamente. —No quise decir que…

Stacey se ríe. —No, Chico. No lo hiciste. Tu.... —Ella niega con la cabeza. —
Eres solo tú. Al igual que siempre lo has sido.

Se pone de pie y Dom y yo seguimos su ejemplo. Ella se mueve alrededor de la


mesa y por segunda vez en menos de veinte minutos, me envuelve en un fuerte
abrazo. —No lo sabes todo, —susurra fieramente en mi oído. —Puedes pensar que
sí, pero no lo haces. No corras de nuevo. —Mas alto dice,—¿Estarás por aquí?

Mi mente se tambalea. —Sí. Un poco más. Conduciré a Tucson en un par de


semanas para recoger a Corey, luego volveré para el resto del verano.

—Estoy segura de que te veré, —dice. Roza sus labios contra mi mejilla
mientras ella me deja ir.

—Sí.

Ella me guiña el ojo y se vuelve hacia Dom y Ben. Ben se encuentra junto a su
padre, descansando su frente contra la pierna de Dom. Me duele mi corazón y yo no
T.J. Klune El Arte de la Respiración

sé por qué. Stacey golpea Dom suavemente en el hombro. —No hagas nada
estúpido, tipo grande, —dice ella, con afecto evidente en su voz. —¿Estas bien?

Él le sonríe, y por un momento, me acuerdo de cuando yo les pille en el pasillo,


años atrás, con la mano de él en el pelo de ella. —Siempre, —dice. —¿Te llamo?

Ella asiente con la cabeza. —Es hora de irnos, Benny chico. —Ella toma su
mano mientras Dom se inclina para darle un abrazo con un solo brazo.

—Se bueno con mamá —dice.

Ben me mira mientras su padre retrocede. —¿Vives aquí ahora?

—En mi casa, sí, —le digo.

Él asiente con la cabeza, como si esto tuviera mucho sentido. Luego se van.
Oigo cerrar la puerta. El coche arranca.

Y entonces todo está casi perfectamente tranquilo, aparte de los crujidos de


la casa y los gritos en mi cabeza.

Fuera. Fuera. Fuera fuera fuera fuera.

—Me tengo que ir, —le digo. Doy un paso hacia la puerta. Dom la bloquea de
nuevo. Él no se mueve. Sólo mira por la ventana. -Dominic. Necesito…

—Divorciado—, dice sin mirarme. —Poco después de que Ben naciera. ¿Como lo
llamas? Boda expres.

—Yo no quería decir…

—Pensé que estaba haciendo lo correcto. Pensé que era lo mejor. Es gracioso
como estas cosas resultan. Somos mejores amigos mejor de lo que fuimos marido y
mujer. Supongo que eso es más de lo que la mayoría de la gente puede pedir.

No dije nada.

—Ella se volvió a casar, el año pasado, con un tipo estupendo. Él es un médico


del hospital. Ama a Ben como si fuera propio, lo trata como a un príncipe y a ella la
trata como si fuera una reina. No podía pedir más.

Pero. ¿Y tú? ¿Qué obtienes de todo ello?


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Finalmente me mira. —Y lo haría de nuevo-, dice más o menos. —Si eso


significaba que podía tener a Ben, me gustaría hacerlo todo de nuevo. De la misma
manera. Cada vez. Nada ha sido lo mismo a causa de él. Me gustaría hacerlo de
nuevo.

—Sí. Está bien. —No sé qué más decir.

—Te fuiste.

—Lo sé.

—Me dejaste de lado.

—Lo sé.

—Lo siento.

—¿Qué? —No deberías. Él no ha hecho nada malo. —¿Por qué?

—Lo haría de nuevo. Por él.

—El es tu hijo. Se supone que tienes que decir cosas como esas.

—¿Y qué hay de ti?—Él mira por la ventana de nuevo. La suave luz del sol
sigue la fuerte curva de su mandíbula.

—¿Qué hay de mí?

—Tú... tú eres tú.

—Yo soy yo.

—Yo sé cómo es mi vida, —dice. —Debido a Ben, sé de rutina. Eso es todo lo


que sé.

—Como debería ser.

—Pero tu…

Veo lo que está diciendo. Tú no eres rutina. Tú estropeas las cosas. Tú


rompes todo y no puedo tenerte aquí. No puedo. Se está haciendo más difícil
respirar. —Yo... N-no q-q-quiero...—¡Deja de tartamudear!

—Tú encajas, —dice simplemente. —De alguna manera, encajas.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Dentro. Aguanta tres segundos. Fuera. Aguanta tres segundos.

—Incluso después de todo este tiempo, —dice, —de alguna manera, de alguna
forma encajas. Como si nada. —Él sacude su cabeza y se aparta unos pasos.

Aprovecho la oportunidad que me han dado. No puedo dejarle ver cómo me


rompo. No frente a él. No Ahora. Me apresuro hacia el umbral. Estoy apenas por
delante de él cuando llega de nuevo y rodea mi muñeca, manteniéndola apretada. Es
ahora o nunca. Las palabras casi no salen. —Yo también lo siento, —suspiro. —Esto
todo... todo. Lo siento también. No era mi intención que esto sucediera. Nada de
esto. —Me esfuerzo, tratando de escapar. Lo he dicho, dije lo que necesitaba y
necesito irme ahora.

Dom se inclina y presiona su frente contra mi mejilla, su boca cerca de mi


oído. —Eso es un inicio, —gruñe con una voz que silva a través de mí. -Pero debes
saber, Tyson, que si intentas correr de nuevo, te voy a encontrar. Eso es una
promesa. Esta mierda se acabó. Harías bien en recordarlo.

Él me deja ir y yo ciegamente corro, lejos, lejos.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

15

Cuando Tyson recuerda a Teresa Jean Paquin.

Mientras corro pienso en la señora P, sus palabras resonaban en mis oídos.

Tenía cinco años cuando nos conocimos. Era temprano en la tarde y me senté
delante de nuestra mierda de apartamento en una silla de jardín andrajosa
tratando de leer un libro, esperando que Bear llegara a casa. Él estaba en la
escuela secundaria, se acercaba el final, cada vez más y lo único en que podía
pensar era en lo pronto que se iría y que seriamos ahora solo mamá y yo aquí en
este lugar. Yo era demasiado inteligente para mi edad (como siempre lo he sido) y
junto con una imaginación hiperactiva, estaba seguro de que sería mi final con mi
hermano desaparecido. Estaba tratando de encontrar una manera de convencer a
Bear para que me llevara con él. “¡Me mantendré fuera de tu camino!” Pensé que le
diría. “Incluso dormiré debajo de tu cama. Solo no me dejes aquí solo, por favor.
Por favor no me dejes atrás.

La puerta de nuestro apartamento se abrió y mi madre asomó la cabeza, con


un cigarrillo colgando de sus labios. — ¿Qué estás haciendo? —Me preguntó como si
no fuera claramente evidente.

—Leyendo —le dije, mostrándole el libro.

—Llevas leyendo toda la mañana —dijo ella exhalando el humo. Tenía los ojos
enrojecidos y pegajosos—. Eso es lo que el profesor me dijo.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Me gusta leer —murmuré. Otros niños de mi clase del jardín de infancia se
burlaban de mí por tener un libro todo el tiempo. No vi que fuera gran cosa.

—No has sacado eso de mí —dijo.

—Lo sé.

—Tu hermano no es un gran lector tampoco.

—Lo sé.

—Eres un ser extraño, Chico.

—Lo sé.

Ella asintió con la cabeza, como si hubiera esperado eso. —Voy a salir esta
noche y no volveré hasta tarde. Bear no tiene que llevarte a la escuela por la
mañana, así que no tengo que levantarme aún.

No dije nada.

—Creo que hay Pop Tarts29 en la cocina por si tienes hambre después. Voy a
acostarme.

Por favor, vete. Solo quiero leer y soñar que puedo irme con Bear.

— ¿Chico? ¿Me escuchas?

—Sí.

—Entonces contéstame cuando te esté hablando.

—Lo siento.

Terminó su cigarrillo y lo apagó en la madera agrietada de la puerta. Ella


sacudió el culo hacia arriba y sobre la barandilla, se inclinó y me revolvió el pelo, y
la olí, el humo y las flores muertas. —No pareces tan triste, —dijo con una media
sonrisa—. Nunca es tan malo como piensas que es.

29
Marca de barritas de cereales.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Me dejó solo y cerró la puerta mientras pensaba... “No, puede ser peor,
mucho peor”.

Miré mi reloj de Star Wars. Bear estaría en casa en dos horas y veintiséis
minutos.

Él no tenía que trabajar esta noche, así que tal vez podríamos salir y hacer
algo, solos, él y yo. Entonces podría preguntarle de nuevo si me dejaría ir con él.
Para entonces a mi seguramente ya se me habría ocurrido algo. Era mi hermano,
después de todo. No me dejaría aquí, solo, no lo haría.

Sintiéndome mejor empecé a leer de nuevo sobre Aslan y Narnia.

Solo un poco más tarde la conocí.

Un coche se detuvo en el agrietado estacionamiento, uno más grande que


cualquier coche que hubiera visto nunca. Era ruidoso y marrón y le salía humo del
tubo de escape. Se estacionó en un espacio cerca de las escaleras y tembló cuando
se apagó.

La puerta principal se abrió de golpe, tan fuerte que sonaba como si se


estuviera rompiendo. No pude ver quien salió del vehículo porque las escaleras
bloqueaban el camino. La puerta principal se cerró de golpe y luego la puerta
trasera se abrió.

Volví a mi libro. No era de mi incumbencia.

Solo había leído otro párrafo más o menos cuando escuche a alguien
resoplando en la escalera que dijo:

—Vamos, chica. Todavía no eres tan vieja. Mueve el culo hasta las escaleras.

Y ella lo hizo. Vi por primera vez su pelo blanco y gris, entonces su rostro
anciano se arrugó concentrándose.

Tenía una caja en sus brazos y un gran bolso sobre su pequeño hombro. Llegó
al rellano y se tambaleó por un momento, y estaba seguro de que estaba a punto de
caer de cabeza sobre los tablones de las escaleras. Dejé el libro y corrí hacia ella.
Tomé la caja de sus brazos y casi me caigo yo mismo. Pesaba y yo tenía solo cinco
años después de todo. Era solo un poco pequeño, la verdad.

— ¿Pero qué…? ¡Gracias joven! —Dijo como si el tamaño no fuera una


preocupación—. Por un momento, estaba bastante segura de que estaba a punto de
T.J. Klune El Arte de la Respiración

seguir a mi José, Dios le aguarde. Se supone que la vida parpadea ante nuestros
ojos o eso he oído, pero lo único que podía pensar era en cómo los bomberos
hubieran llegado hasta aquí para levantar mi cuerpo y he visto que llevaba el
conjunto más feo de ropa interior que tengo. Eso es impropio de una dama. ¿Puedes
imaginar la vergüenza que me habría causado?

—Sí, señora —le digo, porque no estoy seguro de qué más decir.

—Señora —resopló—. Señora. Qué educado eres. No lo hagas, mi nombre es


Teresa Jean Paquinn y tú puedes llamarme señora Paquinn.

—Sí, señora Paquinn.

—Ahora muchacho, el siguiente paso es que tú me digas tu nombre.

Pensé por un momento fugaz en que no debería hablar con extraños, pero
seguramente no se referiría a ella, ¿no? ¡Ella era una señora! ¿Qué daño podía
hacerme?

—Tyson —le dije—. Tyson McKenna. Pero todo el mundo me llama Chico.

— ¡Qué nombre tan bonito! Tyson. Me gusta. ¿Por qué no estás en la escuela?

Yo estaba empezando a sudar ya que la caja pesaba, pero ella era agradable,
así que pensé que debería responder a su pregunta. —Solo voy por las mañanas. El
año que viene, voy a ir todo el día, igual que mi hermano que está a punto de
graduarse y me llevara con él.

Ella me sonrió. —Hablas muy bien para ser tan joven.

—Me gusta leer —le dije a modo de explicación.

— ¿Sí? A mí también. No hay nada más maravilloso, diría yo, aparte de


conocer a gente nueva.

—Pesado —me quedé sin aliento.

Ella rió. Por primera vez oí su risa y me pareció que posiblemente era el
sonido más maravilloso que había escuchado nunca. —Perdóname —dijo ella—. Aquí
estoy diciendo pamplinas como si tuviéramos todo el tiempo el mundo. —Ella dejó el
bolso en el suelo y cogió el paquete que yo llevaba—. Es querido, ¿verdad? Las
llaves están en mi bolso y una de ellas abre la puerta a mi nueva morada que sin
duda pondrá todas las viviendas anteriores en ridículo.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Mi hermano dice que este lugar es un agujero, —le dije mientras buscaba
sus llaves. Las encontré, enterrado entre paquetes de papel, caramelos duros y lo
que estaba casi seguro que era una navaja.

—Y probablemente lo es, —dijo—. Tu hermano suena muy inteligente.

—A veces —Saqué las llaves—. ¿A dónde?

—Al uno —dijo, señalando la caja hacia una puerta.

Eso me encantaba. — ¿Vive allí? Yo vivo al lado.

— ¿Tú? ¿Con tu hermano?

—Sí. Y mi mamá, ella está... ahora durmiendo.

Abrí la puerta para ella y pasó. El aire en el interior olía a limpiador de


alfombras y a polvo.

Ella dejó la caja en la alfombra en el interior de la puerta. Miró a su


alrededor al pequeño apartamento y por un momento, una mirada fugaz de tristeza
cruzó su cara y suspiró.

—Va a estar bien, —le dije con la lógica que solo un niño de cinco años tiene—.
No es tan malo, puedo ayudarla a hacer cosas si lo necesita.

—Y eso es lo mejor que he oído en todo el día, —dijo —. Realmente eres un


caballero, Tyson.

— ¿Necesitas ayuda con el resto de tus cosas?

—No tengo mucho.

—Nosotros tampoco.

—Tengo algunas cajas en el coche, las cosas más grandes vendrán esta noche,
creo. Te agradecería la ayuda, sin embargo, probablemente deberíamos hablar con
tu madre en primer lugar, no me gustaría que te metieras en problemas.

—No lo haré, a ella no le importa.

Ella me miró de cerca. —No lo harás, ¿eh?


T.J. Klune El Arte de la Respiración

—No, de verdad, ella está durmiendo de todos modos y no le gusta que la


despierten.

—Bien. Vamos a por el resto de las cajas, entonces ¿de acuerdo? Cuando
hayamos terminado, creo que tengo un poco de limonada de mezcla que podríamos
preparar. Entonces nos podremos sentar y me puedes contar sobre el libro que
estás leyendo.

E hicimos precisamente eso. Ella tenía razón cuando dijo que no había mucho.
Solo unas pocas cajas en la parte trasera de su enorme coche. Algunas eran más
pesadas que otras y me dijo que su marido, José, Dios le bendijera, le había dado
más de lo que ella tenía. Había tenido que vender muchas cosas cuando perdió su
casa, pero había mantenido las cosas más importantes. Sus fotos, los platos que él
le había comprado, su camisa de trabajo, su vestido de boda, su pipa y todas las
cosas que conformaban quiénes eran. Ella había mantenido esas cosas.

Hicimos justo lo que ella dijo. Encontró la limonada, que no era más que una
mezcla en polvo para hacer con agua, pero de alguna manera la hizo dulce y agria al
mismo tiempo y fue la mejor cosa que había probado en mucho tiempo. Me senté en
mi incomoda silla de jardín y ella se sentó en su silla plegable, y me dijo sobre la
primera vez que había ido a Narnia y a la Tierra Media y a Marte. Le gustaba leer,
pero ahora leía en su mayoría romances con damiselas en apuros y héroes de capa y
espada y con buques piratas. —Tengo que conseguir unos botines en algún sitio, —
dijo sin ningún atisbo de vergüenza.

Todavía estábamos sentados allí cuando Bear llegó a casa esa tarde. —Este es
mi hermano, —le dije con cierto orgullo—. Se llama Derrick, pero todo el mundo le
llama Bear.

—Ah, ya veo, —dijo ella como si entendiera perfectamente. Creo que lo hizo
de algún modo. —Así que este es Bear.

Pude ver las preguntas en sus ojos sobre esta extraña anciana, pero se podía
esperar hasta más tarde. Yo estaba feliz de tenerlo en casa y tener un nuevo
amigo. Nada más parecía realmente importar después.

Cuando nos despedimos aquella primera vez, ella me abrazó. Fue inesperado
pero no desagradable.

—Te veré pronto, —dijo—. Lo prometo.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Y tan cansado como yo ya estaba, tan cabreado y con tanto dolor que había
visto en ella, de alguna manera, de alguna manera le creí.

Y ella mantuvo esa promesa hasta el día que murió. La extraña y maravillosa
señora Paquinn.

Y aunque me encuentro corriendo ahora, corriendo con un zumbido en mis


oídos y con mi corazón latiendo, el sonido de su voz en mi cabeza que me dice que
esta mierda ha terminado y que él iba a encontrarme, todo lo que puedo pensar es
ella, en como la deje atrás también, no solo a él.

Y a pesar de que él me dijo que no corriera, lo hago. Corro hacia ella ya que al
parecer es el único lugar que tengo para ir. La monstruosidad verde es tensa y
torpe por mi culpa. Dominic me mostró demasiado hoy para quedarme allí. No sería
capaz de respirar allí. Incluso aquí al aire libre, sigue siendo difícil.

Solo me detengo cuando siento las zapatillas de deporte sobre la arena. El


choque de las olas que se acercan y el sonido de los pájaros en el cielo.

En algún lugar un teléfono móvil suena una y otra vez y creo que puede ser el
mío, pero no lo encuentro.

—Lo siento, —le digo, ahí en nuestra pequeña playa. —. Siento haber
estado lejos tanto tiempo. Eso no significa que me haya olvidado de ti. Nunca, ni
una sola vez, ni siquiera por un minuto.

El olor de la sal y a hierba. El viento soplando a través de mi pelo. Me


pregunto hasta qué punto se propagaron sus cenizas. Ella está probablemente por
todo el mundo ahora. Como siempre había querido estarlo.

Me siento en la playa junto a la pequeña cruz que Anna hizo hace tanto
tiempo. Me quito los zapatos y clavo los dedos de mis pies en la arena.

La última vez que habíamos estado solo ella y yo, fue el día que Otter tenía
previsto proponerle matrimonio a Bear. Recuerdo el poema que habíamos escrito
juntos él y yo, diciéndole que no se asustara, que a pesar de no ser técnicamente
legal, todavía era mejor que comer un sabueso.

Antes de que su discurso comenzara, arrastró las palabras y un lado de su


cara se descolgó. Antes de que ella cayera al piso y su cabeza rebotara en la
alfombra con un ruido que todavía puedo recordar. Antes de que todo hubiera
cambiado, me había mirado y me dijo: —Tengo la sensación de hoy va a ser el
T.J. Klune El Arte de la Respiración

comienzo de algo maravilloso para tú y tu hermano, Ty. Y se lo merecen tanto… No


creo que conozca a dos personas que lo merezcan más. —Ella me sonrió
dulcemente—Recuérdalo, ¿De acuerdo? Recuerda eso. Has pasado por una multitud
de golpes y los tiempos difíciles podrían venir de nuevo, pero todo lo bueno que te
suceda es porque lo mereces. Tienes a tu hermano, a Otter, Dominic, Anna, Creed y
a todos los demás. Eso es de lo que se trata todo esto, la familia. Eso es todo lo
que necesitas. No importa dónde te lleve la vida, mientras los recuerdes y
recuerdes este momento. Eso hará que seas quien eres.

Le besé el dorso de la mano. Ella rió y fue la última vez que escuché ese
sonido.

—Estoy jodido, —le digo ahora—. He llegado más lejos de lo que se suponía
que debía de llegar y no sé si conozco el camino de regreso. Estoy perdido, señora
P. Necesito ayuda porque estoy perdido.

—No, —dice alguien detrás de mí—. Estás a... Desconcertado, creo.

Bear.

No me vuelvo. — ¿Dom te llamó?

Suspira mientras se sienta frente a mí. Miro hacia abajo cuando nuestras
rodillas chocan entre sí.

—Sí, —dice—. Estaba preocupado por ti. Pensé que era lo mejor para todos si
venia yo aquí en lugar de él.

—Oh.

—Ty.

— ¿Qué?

—No estás perdido. Nunca dejaría que te perdieras.

—Se siente como si fuera así. Como si yo estuviera... flotando. No lo sé.


Tenías razón en no decírmelo, o eso creo. Cuando se trata de Dom, al parecer, no
manejo muy bien las cosas.

—No, —dice—, Yo no la tenía. No me ocupé de eso bien, en absoluto. Otter….


Otter pensó que deberíamos decírtelo y no lo hice, debería haberle escuchado.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—No pensaste que fuera lo suficientemente fuerte. —No lo digo a modo de


recriminación, solo indicando un hecho.

—No. —Él agarra mi mano y la mantiene apretada—. No. No es eso, nunca he


pensado eso. Eres la persona más valiente que conozco, lo sé. Eso nunca va a
cambiar.

— ¿Entonces por qué?

Se ríe oscuramente. —Creo que fue por egoísmo, en su mayoría. Has estado
antes herido y hundido muchos veces por personas en tu vida, no pensé que lo
merecieras de nuevo. Pero supongo que eso es en todo en lo que puedo pensar. Yo,
yo, yo. No quiero verte lastimado. No quería darte la noticia y causarte dolor. No
pensé que lo merecieras. Tú fuiste lo suficientemente fuerte, Ty. Fui yo quien no lo
fue.

Es ahora o nunca. Si no puedo decírselo a mi hermano, entonces puede ser que


tampoco se lo diga a nadie más en absoluto.

—Lo amaba, —le confieso—. Es por eso que todo sucedió de la manera que lo
hizo. Pensé que estaríamos... —No puedo acabar.

—Lo sé, —dijo Bear—. Lo sé desde hace mucho tiempo.

— ¿Lo sabes? —miro hacia él con sorpresa.

Bear me mira con tristeza. —Desde la fiesta antes de salir de Seafare.


Estabas en la bañera, no sabía que te había puesto mal, pero sabía que tenía algo
que ver con Dominic. Te dejé con él y saliste listo para irnos.

—Encontré a Dom y a Stacey en el hall. Estaba... sonreía. De la forma en


que solía sonreír solo para mí. Todo suena tan ridículo ahora.

—Ah, —dice Bear—. Puedo entender que eso puede hacer daño.

—Esa no es la única razón por la que quería salir.

— ¿No?

—No. Fue por mí también. Creo que tenía que irme para ver qué más había por
ahí.

—Todo salió bien entonces.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Resoplo. Eso es un eufemismo si es que alguna vez he oído alguno. —No sé si


está todo bien. Estoy bastante seguro de que estoy a punto de ser expulsado de
Dartmouth. Si la literatura es en lo que creo, siempre seré un adicto. Oigo voces en
mi cabeza y todavía necesito la bañera cuando se pone difícil de soportar. ¿Crees
que algo de esas cosas está funcionado bien?

—Estás vivo.

Me quedo boquiabierto mirándole, solo porque no puedo pensar en una sola


cosa que decir en respuesta.

Se encoge de hombros. —Llegamos hasta aquí y estamos vivos, ¿no? Hubo


momentos en que no pensamos que podríamos ser capaces de decir eso. Poder estar
donde estamos y decir eso. Así que aunque las cosas pueden ser una mierda, solo
recuerda que estás vivo y que si estás vivo significa que puedes dar un paso más. Y
si se puede dar un paso más, entonces estás en alguna parte más cerca de estar
bien.

Soy incapaz de detener la sonrisa que se me forma. —Escúchate, Papá Bear.


Dando un consejo que no es lógico, pero es coherente.

Él pone los ojos en blanco. —Sabes que puede pasar una o dos veces.

— ¿Qué pasa con la vez que me dijiste que estaba bien verter un vaso de agua
helada sobre Otter para despertarlo?

Él ríe. —Dios, desearía que fueras pequeño otra vez. Eras una pequeña mierda
crédula.

—Todavía no creo que me haya perdonado.

—Oye.

Levanto la vista hacia él.

—Él quería venir también. Le dije que tal vez sería mejor que viniera solo yo.
Por ahora.

—Lo sé.

—Él se preocupa. Tal vez demasiado. Sé que está preocupado por ti.

—No quise darle razones para estarlo.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Él lo sabe Chico. Pero eso no importa. Las cosas son como son. En su mente
le pertenecemos y eso significa que le preocupamos. No es nada malo, simplemente
es así. Deberías haber visto su reacción el día que llegó a casa la invitación de la
boda de Dominic.

—Loco ¿eh?

Bear ríe. —Furioso. Tuve que dejarle comprar un billete de avión para volar
de regreso a Seafare y patear el culo de Dominic.

— ¿En serio? —No sé por qué esto me sorprende, suena como algo que Otter
haría por alguien que ama.

—De Verdad. Dominic es de la familia, Ty, pero tú... tú eres diferente. Creo
que parte de Otter te ve como su hijo y él es un poco sobreprotector con nosotros,
por si no te habías dado cuenta.

—Sí.

—Vamos a resolver esto, Chico. Lo prometo.

Y le creo, en su mayor parte. ¿Cómo no podría hacerlo? Bear nunca me ha


mentido antes, no cuando contaba. Todavía hay demasiadas cosas que trabajar,
pero esto podría ser un comienzo.

Él todavía sostiene mi mano. Tengo casi veinte años, pero me importa una
mierda volar. Es Bear y esto es lo que hacemos. —Es bastante estúpido, ¿eh?, —le
digo—. Enamorarme de mi mejor amigo.

Él ríe. —No es tan estúpido, aunque se puedas sentirte así. Confía en mí, lo sé.

—No soy tú, —le digo, aunque no sé si eso es exactamente así.

— ¿No?

—No... No es como debería ser. Tengo que arreglar esto, Bear. En mi cabeza.
Tengo que arreglar esto. —Parece como si ya hubiéramos estado aquí antes, dando
vueltas y vueltas.

— ¿Quieres hablar con alguien nuevo?, —pregunta.

— ¿Alguien como Eddie?

—Oh, por supuesto. O tal vez alguien un poco más... calificado.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Ibas a decir “cuerdo” ¿no es así?

—No. Bueno sí.

—Conozco a Eddie.

Suspira. —Lo sé.

—Me mostró cómo respirar.

—Eso hizo.

—También me preguntó si alguna vez había tenido pensamientos inapropiados


sobre Otter.

Bear gime. —Mataré a ese hombre, lo juro por Dios.

—Voy a hablar con él, —le digo—. Y luego vamos a averiguar qué hacer. A
dónde ir desde ahí.

—Y si te tienes que ir, —dice Bear—, a algún lugar lejos de aquí y me


necesitas allí también, sabes que te seguiré. ¿Correcto? No importa cuándo ni
dónde, te seguiré, Ty.

Mi voz es un poco difícil cuando digo: —Sí, Papá Bear. Lo sé.

—Otter también lo hará. No se trata sólo de nosotros. Se trata de ti,


también. Nos hemos mantenidos juntos mucho tiempo. ¿Qué haríamos el resto de
nuestras vidas?

—Vas a ser un buen padre, ¿sabes? Lo siento si no te lo he dicho, ya sabes,


antes.

Eso fue elocuente.

Él sonríe, obviamente complacido. — ¿Sí? ¿Eso crees?

—Sí.

—Bebés y yo, ¿eh?

Hago una mueca ante la idea. —Un nuevo y valiente mundo. Vas a estar
cubierto de tantos diferentes fluidos corporales.

—Eso es repugnante.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—De eso trata de ser un padre.

—Tal vez Otter pueda hacer las... cosas pegajosas. Yo puedo... hacer
almuerzos o algo así. Rebanadas de manzanas y cajas de jugo. Tal vez lavar la ropa.

—Vas a ser una gran mamá de fútbol30, —le digo.

—No digas chorradas, Chico, —dice.

Nos reímos y escuchamos el viento, los pájaros, las olas y la hierba. Al menos
por un tiempo somos solo él y yo, yo y mi hermano mayor. Es como si fuera un niño
de nuevo, sentado a su lado, con su mano en la mía mientras juego con sus dedos. Es
la forma en la que comenzó esta vida. Nuestra vida. Durante mucho tiempo fuimos
solo Bear y yo contra todo pronóstico, contra el mundo. Alejándome de los
terremotos, porque eso es lo que los hermanos hacen. Él era mi hogar. Él siempre
será mi hogar.

Por supuesto, a ella también.

—La extraño, —le digo.

Él sabe a quién me refiero. —Yo también, cada día lo hago. Ella estaría
orgullosa de ti, creo.

—Puede ser. Creo que me diría que es hora de mover el culo, sin embargo.

—Sí. Eso suena como ella.

Y lo hace. Nuestra Señora Paquinn. Me gusta hablar como ella. A veces me


gusta fingir que puedo oír su voz, para escuchar lo que me decía, para escuchar su
risa otra vez, no solo la primera o la última vez sino la de todos los momentos. Me
gusta eso. Incluso si es solo fingir.

—Otter probablemente esté paseando por la puerta principal, ¿eh?, —


pregunto finalmente.

Bear se ríe. —Estará asomado por la mirilla en estos momentos.

30
En el original es Soccer Mom, en general, se refiere a mujeres de clase media-alta que
viven en los suburbios y que emplean gran parte de su tiempo en llevar a sus hijos en edad escolar a sus
actividades deportivas.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Es un gran tipo, ¿eh?

—Sí. Supongo que está bien. —Pero esa sonrisa en el rostro de mi hermano lo
dice todo.

— ¿A dónde vamos ahora? —le pregunto.

Y de alguna manera sé lo que va a decir, porque es como ese momento, en este


mismo lugar, hace mucho tiempo que lo encontré aquí cuando pensaba que todo
estaba perdido. Le había dicho lo mismo.

—Nos vamos a casa, Chico, —dice—. Están esperándonos.

— ¿Todos ellos?

—No, —dice—. No todos ellos, pero los suficiente por ahora.

Y lo es. Digo adiós a la señora P, diciéndole que volveré pronto, antes de subir
la duna de arena hasta el coche.

No hablamos mucho de camino a casa. Con lo que ya habíamos dicho bastaba.

Tan pronto como llegamos al camino de entrada de la monstruosidad verde, la


puerta se abre y sale Otter y gira hasta mi lado, abre la puerta y dice: —Hey.

—Hey, a ti, —le digo de vuelta.

Él me saca y envuelve sus brazos alrededor de mí levantándome del suelo. —


Te tengo, —dice por lo que solo puedo escuchar—. No importa lo que pase. Te
tengo.

Y le creo.

Esta es mi familia. No siempre podríamos llevarnos bien. Podríamos dañarnos


los unos a otros a veces. Las cosas podrían parecernos injustas porque hayamos
apostado y solo hemos perdido y habrá días en que se sienta como si estuviéramos
rotos y que ya no va a haber manera alguna que nos una de nuevo. Ni con estos
terremotos, ni con este océano, incluso ahora, después de todo lo que hemos
pasado. Pero son míos, lo sé, y yo les pertenezco.

Los tres encajamos. Siempre lo hacemos. Bear, Otter y el Chico. Y


probablemente será siempre se esta manera, aunque yo ya no sea un niño.

Es hora de empezar a recordarlo.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

16

Cuando Tyson aprende los beneficios

de la terapia.

—Lo sabes, —dice Bear —no sería tan difícil encontrar un nuevo terapeuta. Si
realmente lo quieres.

—Pensé que te gustaba Eddie —digo—, dejando caer mi tazón de cereales en


el fregadero.

—Bear aún no ha conseguido superar su primer encuentro —dice Otter,


ojeando el periódico—. Lo marcó irrevocablemente y nunca será el mismo. Al menos
eso es lo que dice. Yo creo que es un poco una reina del drama.

Kori ríe silenciosamente, su pelo hacia atrás en una cola de caballo. Sólo
hemos estado en casa unas semanas, pero ella ha pasado de Corey a Kori y vuelto
otra vez más veces de lo que he visto en los últimos años. Algo tiene que estar
molestándole, pero he estado tan envuelto en mi propio drama (nada nuevo) que no
he tenido tiempo de preguntarle al respecto. Sólo tenemos un par de semanas
hasta que nos vayamos a Tucson y necesito solucionarlo más pronto que tarde.

— ¿Reina del drama? —Dice Bear con clara indignación en su voz—. ¡Me
preguntó si quería ser sodomizado con un bate de béisbol!
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—No creo que eso sea exactamente cómo fue —dice Otter.

—Aunque probablemente no esté muy lejos de la verdad si se trata de Eddie,


—le recuerdo. Eddie Egan no es exactamente lo que yo llamaría un terapeuta típico.
Su ideología tiende a ser un poco retorcida. Para ser honesto, me sorprende que su
licencia no haya sido revocada. Pero es el que me ha conocido más tiempo de todos
los terapeutas en los que he estado y realmente no es tan malo. La mayor parte del
tiempo.

—Chicos, vosotros que sabéis de personas extrañas, —dice Kori—, ¿por qué
un terapeuta querría saber si quieres tener sexo con un de bate de béisbol?

—No sé, —dice el Bear—, así fue la... cosa. Y no es mi culpa que todo este tipo
de personas acudan a nosotros. Yo soy el normal aquí.

Todos le miramos.

— ¿Qué? Lo soy.

—Normal no es algo que utilizaría para describirte —digo.

—Definitivamente no. —Kori está de acuerdo.

—Y eso sea dicho con la mayor cantidad de amor —dice Otter sin levantar la
vista del papel—. Bueno, tanto amor como se pueda dar diciendo al mismo tiempo
que eres anormal.

—Os odio a todos —murmura Bear.

—Esto es por lo que tengo que ir a terapia —explico a Kori—. La dinámica


familiar es tal que no hay ninguna esperanza para mí para tener una adultez sana.
Soy un producto de mi entorno.

—Si eso es cierto, —dice Bear—, probablemente hubieras sido un asesino en


serie o una prostituta, con el ambiente que había. Tienes suerte que estás
razonablemente bien ajustado. En su mayor parte.

—Razonablemente, —repito—. Eso es un alivio.

— ¿No es así?

Algo así. Pero no sé cuán cerca de la verdad está realmente. Hay


probablemente todo tipo de enfermedades psicológicas con las que podría ser
T.J. Klune El Arte de la Respiración

diagnosticado, sin dejar de mencionar el hecho de que parece que todavía tengo
problemas parentales y el hecho de que han pasado tres días desde que salí
corriendo de Dominic y no he visto ni un pelo de él. No es que realmente lo
esperase, incluso por la velada amenaza con la que terminó nuestra conversación.
No ayuda que todavía puedo escuchar ese gruñido bajo suyo en mi cabeza que pone
mis manos húmedas y mi polla dura. Estoy dando demasiada información intima
probablemente, pero me imagino que a estas alturas estás acostumbrado a esta
familia. Bien podría continuar con la tradición.

Se podría pensar que la terapia es dura, que estar frente a una persona que
comienza esencialmente como un extraño y derramar todos tus pequeños sucios
secretos es similar a sacar tus propias uñas una por una. Y tal vez comienza de esa
manera. Pero hay algo extraño, catártico en hablar en voz alta cosas que
normalmente eres muy reticente a decir a tus seres queridos. Un terapeuta
mantiene su boca cerrada, no te juzga en voz alta (sin embargo, uno tiene que
preguntarse lo que realmente piensan después de irte) y te da consejos y/o
medicamentos para controlar tu locura. Con la parte de hablar nunca tuve ningún
problema. La parte de la droga fue más difícil. Era más fácil ser un zombie para
escapar de mis problemas que concentrarme en ellos sobrio. Las benzodiacepinas 31
fueron lo mejor que conocí porque me ayudaban a flotar. Lo más, sin embargo, llegó
a ser menos y menos efectivo y tuve que tomar más y más. No me malinterpreten:
no era suicida, simplemente estúpido, que hacía cosas estúpidas, quedé atrapado,
recurría a ello para estar sobrio. Es así de simple. Aunque dicen que una vez que
eres un adicto, siempre eres un adicto y maldita sea si no hay días cuando los
terremotos me golpean y mi aliento se ve atrapado en mi pecho, me pregunto qué
fácil sería obtener más píldoras, cuánto mejor me sentiría si fuera capaz de no
sentir, incluso durante unas cuantas horas. Probablemente debería haberme
mantenido con la terapia cuando volvimos a Seafare, pero me distraje por... otras
cosas.

Por lo menos Bear, Otter y yo estamos más o menos en la misma página. Es un


comienzo. Solo tengo todo lo demás por arreglar, desde Dominic a mi carrera
académica y a lo que pueda estar mal con Kori-Corey. No debería ser demasiado
difícil, sin embargo ya que soy un genio certificado, después de todo. Incluso tengo
un certificado que lo dice. Ya sabes, por todo el bien que me hace.

31
Medicamento Psicotrópico que actúa sobre el Sistema Nervioso Central provocando
sedación.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Me gusta que no sea un asesino en serie o una prostituta, —dice Kori—, es
bueno saber que Tyson está por encima de la adversidad que fue su infancia y no
camina por las calles rondando a víctimas o clientes.

—De nada —me dice Bear.

—No me voy a enganchar nunca —digo.

—Bueno es saberlo —dice Otter—. Me estaba empezando a preocupar, con


todos los hombres que traerías a casa para tener sexo por dinero. Al menos
debería haber visto un ochenta por ciento de porcentaje. —Tenía miedo de que
Otter tuviera que ahogar a una puta.

—Y vosotros queréis ser padres, —digo, mirando a los dos—. Tal vez deberíais
dejar de lado esa idea por ahora.

—Eras el test de prueba, —me tranquiliza Bear—. Lo haremos mejor la


próxima vez.

—Me podéis adoptar, —dice Kori—, ya soy un adulto y lo único que quiero es
dinero y ser amado. En ese orden.

—Ya eres parte de esta familia —dice Otter.

— ¡Excelente! ¿Puedo tener algo de dinero y amor?

—Ve de gancho como hermano de tu ex novio, —dice Otter—. Y recuerda que


me llevo el ochenta por ciento. No hagas que Otter vaya tras de ti, no te gustaría
lo que Otter hace.

—Creo que me gustaría, —dice Kori, abanicándose y batiendo sus pestañas.

—Muy repugnante —me lamento.

—Recuerda este momento cuando pienses que soy el raro —me dice Bear.

—Genial, —digo—. Creo que ahora iré a la terapia. Gracias a todo lo que
habéis amontonado sobre los problemas que ya tenía.

—De nada, —entonan todos a la vez.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Para bien o para mal, Eddie Egan no ha cambiado ni un poco.

—Dime, Tyson, —dice mientras me siento frente a él en su oficina—. ¿En


algún momento te sentiste atraído físicamente por tu madre?

—Estoy bastante seguro de que eso nunca fue un problema, —digo—. Además,
está el lo del tema gay, ya sabes.

—Correcto. —Frunce el ceño mientras garabatea algo ridículamente largo en


bloc delante de él. Bear y yo tenemos una apuesta de que realmente no toma notas
cuando hace eso durante las sesiones. Bear piensa que está escribiendo un libro
sobre los más locos de sus pacientes y que yo voy a estar incluido. Creo que piensa
que él mismo está en terapia y escribe todas las cosas que quiere trabajar para sí
mismo—. El tema gay, ya sabes, he estado haciendo algunas investigaciones sobre
eso.

¡Ay no!

— ¿Lo has hecho?

—Sí.

Espero, pero sólo me mira.

— ¿Y cuál fue la conclusión de su investigación? —Finalmente pregunto,


inseguro de si eso es lo más inteligente.

—Que no hay absolutamente nada de malo en la homosexualidad, —dice—. Es


perfectamente natural, quien diga lo contrario es totalmente irresponsable.

—Es un alivio.

— ¿Sabías que en casi mil quinientas especies de animales se han observado


conductas homosexuales?

—Creo que lo escuché en algún lugar. Jeopardy 32, tal vez.

32
Concurso de la televisión estadounidense de preguntas y respuestas parecido al Trivial
Pursuit.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

— ¡Animales desde pingüinos a babuinos han sido documentados en relaciones


homosexuales! ¡Por qué, justo ahora podrías estar infectado con Acantocéfalos 33
que es en este mismo instante están tocándose unos a otros sus probóscides34! Sin
embargo, para que el gusano llegue al intestino, probablemente tendrías que haber
comido larvas de escarabajos peloteros. ¿Has ingerido cualquier larva de
escarabajo últimamente?

—Ninguna, —le digo—. Soy vegetariano, ¿recuerdas?

—Eso es cierto —dice, sonando extraordinariamente decepcionado. Toma


otra media página de notas—. Parece que hay una gran cantidad de parejas del
mismo sexo entre las aves. Sin embargo, el zoológico rechazó mi solicitud para
observar los pingüinos allí y estoy absolutamente aterrorizado de las palomas. Fui
agredido una vez cuando era más joven por dos palomas que se querían comer mi
algodón de azúcar cuando estaba en el paseo marítimo y realmente no he sido el
mismo desde entonces.

—Solía haber una gaviota que odiaba a Bear —le digo, sólo porque estoy
perdido y no sé más que decir.

— ¿Era una gaviota homofóbica? —pregunta Eddie. Me sirve un vaso de agua y


lo pone en la mesa entre nosotros.

—Realmente no lo podría decir.

—Eso es muy malo. Una cosa es la homosexualidad documentada en animales,


pero ¿podrías imaginarte documentar crímenes de odio animal? ¡Eso sería
revolucionario!

—El Premio Nobel sería tuyo.

—Los laureles nunca cesarían —está de acuerdo—Desde que el zoológico


imprudentemente me negó la entrada y puesto que las palomas son los engendros
del diablo con nada más que maldad en sus corazones y mentes, pensé que sería
mejor proceder con los patos. Encontré una ubicación privilegiada en un estanque

33
Gusanos parásitos caracterizados por la presencia de una probóscide invaginable
erizada de espinas.

34
Trompa.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

de patos en un parque cercano y traté de grabar cualquier avistamiento de


homosexualismo.

—Estuviste en los arbustos, ¿no es así?

Su rostro se iluminó.

— ¡Lo estaba! Me imagino que si hay alguna posibilidad de ver sexo


homosexual, el mejor lugar sería en el parque en los arbustos. He leído en Internet
que es un excelente coto de caza homosexual.

—Has pensado realmente sobre esto —digo tratando de mantener un


semblante serio.

Suspira.

—Lamentablemente, no pudo ser. Los patos pronto se dieron cuenta de mi


presencia y desafortunadamente me perseguían en bandadas todos juntos desde
el estanque. Debería haber sabido por su comportamiento errático que algo andaba
mal. Era obviamente claro cuando pienso en ello. No observé ningún
comportamiento gay.

— ¿Ah sí? —Pregunto, cogiendo el vaso de agua—. ¿Y que era tan obvio?

—Todos estaban drogados. ¡Sin darme cuenta tropecé con un grupo de patos
adictos a graznar35!

Me rocié de agua yo mismo, el escritorio y a Eddie Egan.

Hace una mueca mientras lucho por respirar.

—Hay algo que decir sobre la sincronización cómica, —dice mientras coge un
pañuelo de su bolsillo y limpia su cara—. He trabajado durante días y días en esa
broma.

— ¿Me has contado, —tomo aliento—, toda esa historia para poder hacer un
chiste?

35
En inglés original addicted to quack, juego de palabras para hacer un chiste, patos
adictos al quack en lugar de crack.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Se encoge de hombros mientras da toques en su bloc de notas, algo de tinta


emborronada por mi rociadura de agua.

—Pensé que era la mejor manera para conseguir que te abrieras. Hace ya un
tiempo que no hemos hablado cara a cara.

— ¿Realmente fuiste a sentarte al parque en los arbustos para tratar de


encontrar patos gays?

—Lo hice, —dice—, aunque admito que la última parte era una broma. Pensé
que podría hacer la transición más fácil.

— ¿A qué? —pregunto, aunque tengo una idea bastante buena. Debería haber
sabido que esto sería lo que se venía encima.

Me mira sin emocionarse.

— ¿Encontraste lo que buscabas cuando te diste cuenta de que estabas


consumiendo dosis cada vez más peligrosas de las benzos 36?

Desearía que todavía estuviéramos hablando de patos drogadictos. Sería más


fácil.

—Sabes sobre eso, ¿eh?

—Sí, Tyson, sé sobre eso. No sólo soy todavía considerado tu terapeuta, si no


que Derrick, Oliver y su terapeuta en New Hampshire me han expresado sus
preocupaciones.

¡Cielos! Es bueno saber que nada se mantiene en secreto nunca. La ira se


levanta en mí, pero es ira de un adicto, algo que se hincha al darme cuenta de que
todo el mundo parece conocer mis asuntos. Es algo que con lo que he tenido que
trabajar desde que Bear y Otter me sentaron y me dijeron que sabían que tenía un
problema. Intento forzarlo a desaparecer, porque es una cosa sin fundamento.

—Es bueno saberlo —consigo decir en una voz nivelada.

36
Hace referencia a los fármacos derivados de las benzodiacepinas que actúan sobre el
Sistema Nervios Central SNC.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Los ojos de Eddie se ablandan. Hay más líneas alrededor de los ojos de las
que solía tener y su cabello largo es corto y con canas, pero sigue siendo el mismo
tipo que he conocido desde que tenía nueve años de edad. Diablos, incluso la cortina
de cuentas al entrar a su oficina todavía cuelga de la puerta, aunque faltan algunos
filamentos ahora.

—Podría darle un montón de vueltas, —dice—. Decirte que es sólo porque la


gente te ama y se preocupan por ti, pero eso ya lo sabes.

Asiento, porque lo sé.

—Y podría decirte que eres más inteligente que eso, que lo deberías saber.
Pero no creo que sea necesario amonestarte nunca más y estoy seguro de que
probablemente te has pateado tu propio culo bastante por esto. Y, si no, estaría
dispuesto a apostar mi licencia de terapeuta que Derrick lo hizo lo suficiente.

—Eso podría ser el eufemismo del siglo.

Eddie asiente con la cabeza.

—El puede ser sorprendentemente siniestro cuando se lo propone.

—Así que si no estás loco y si no vas a decirme que soy mejor que eso,
entonces ¿qué quieres conseguir sacando el tema?

—El por qué de ello, Tyson. Sí, sabemos que eres más inteligente que eso,
probablemente más inteligente que cualquiera que haya conocido antes y sí,
sabemos que tu hermano es un hombre horrible cuya ira es como una gran furia,
pero me gustaría saber por qué.

—Eso es... Eh.

— ¿Qué? —pregunta, haciendo otra anotación.

—Me doy cuenta que creo que nunca he sido preguntado por eso. Tal vez me
han dicho por qué, pero nunca preguntado.

—Todo el mundo estaba preocupado por arreglarlo, estoy seguro —dice—.


¿Cómo de malos fueron los síntomas de la retirada?

—No tan graves como piensas, supongo. Los primeros días fueron los más
difíciles.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

— ¿Alucinaciones?

Niego con mi cabeza.

—No que yo recuerde, de todos modos.

— ¿Pesadillas?

—No más de lo habitual. No dormí durante unos días y estoy seguro de que
estaba empapado en sudor todo el tiempo, pero se pasó. —Por no hablar de las
náuseas y la abrumadora sensación de que todo el mundo estaba a punto de
derrumbarse encima de mí y si sólo pudiera conseguir una pastilla más, sólo la
mitad de una para no estar al límite, estaría bien. Había rogado, había engatusado,
había gritado.

Podría haber sido peor, lo sé.

Por supuesto, no debió haber ocurrido en absoluto.

—Entonces, ¿por qué? —pregunta.

— ¿No es lo mismo con cada adicto? —Pregunto esto no por gracioso, si no


por curiosidad.

—Parecería eso desde fuera, —dice—. Y no soy un especialista en adicción,


trabajo con niños sobre todo, como tú sabes. Pero tengo la sensación de que
independientemente de las similitudes entre las personas y sus adicciones, cuanto
más cerca llegas, más diferencias aparecen.

—Fue más fácil, —digo—, no pensé que tanto.

— ¿Llegaste al límite?

—Se podría decir, supongo. Era más como que no me importaban los límites
que había, e incluso si estaban allí, eran borrosos, así que no podía encontrar
razones para preocuparme.

— ¿Qué drogas te daban, específicamente?

Él ya sabe esto, creo, pero está tratando de medir mi sinceridad.


Desafortunadamente, los adictos son conocidos por mentirosos. No porque quieran
serlo, sino porque es son así. Es difícil confiar en alguien cuando está colocado o
tratando de esconder el hecho de que lo está.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Comenzó con Xanax37. No estaba funcionando, así que me dieron Klonopin


en su lugar —La diferencia es como empezar con una cerilla y que luego te den
dinamita.

— ¿Por qué el Xanax no estaba funcionando?

Otro tipo de trampa. Él quiere saber si el subidón no era lo suficientemente


alto. Lo era. Con el Xanax nunca se trato de eso. Me encojo de hombros.

—No podía respirar todavía.

— ¿Hacías los ejercicios que te enseñé?

—Lo intentaba. A veces funcionaba. La mayoría de las veces no.


Probablemente no ayudó que estuviera escondiendo los ataques de pánico lo más
posible de Bear y Otter.

— ¿Por qué?

Me agarré en el apoyabrazos de la silla.

—No quería que se preocupasen.

—Continuaron los ataques de pánico.

—Sí. Tal vez no con la misma gravedad, pero sí.

— ¿Meditación? ¿Yoga?

Sacudí mi cabeza.

—Nunca fui muy bueno en ninguno de los dos, Eddie. Sabes eso. Mi mente
trabaja demasiado rápido para enfocarme así.

—Y el Klonopin38 ¿ayudó con eso?

37
Alprazolam, fármaco psicotrópico derivado de las benzodiacepinas que actúa sobre el
SNC.

38
Clonazepam, fármaco psicotrópico derivado de las benzodiacepinas que actúa sobre el
SNC.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Dudo aquí, porque "ayuda" es más un eufemismo que cualquier otra cosa. Si
por "ayuda" quiere decir que estaba apedreado la mayoría del tiempo y raramente
encontraba una mierda que ofrecer, entonces sí, ayudaba. Era el Robot Tyson y el
Zombi Tyson y aunque trataba de no mostrarlo, sé que mis ojos se habían apagado
y hablaba más despacio. El Robot Tyson se movía por la vida como por debajo del
agua. El Zombi Tyson no podía hacer el esfuerzo de prestar atención en clase.

—No sé acerca de 'ayuda' —digo despacio—. Fue más un medio para un fin.

— ¿Cómo es eso?

—Estaba sufriendo. Los medicamentos me ayudaban a no sufrir. Era muy


egoísta.

—Ese tipo de cosas suelen ser así —dice sin ninguna recriminación en su voz—
. ¿Crees que lo podrías haber dejado por tu cuenta?

—Difícil de decir.

—Prueba.

Suspiro.

—Tal vez, probablemente. Me gusta pensar que hubiera podido.

— ¿Pero?

—Pero no sé. Sé mejor lo que muestran mis acciones.

Me sonríe.

—Lo sé, Tyson. Siempre lo hiciste. Creo que tal vez perdiste tu camino
durante un tiempo.

—Eso es lo que dice Bear.

—Él es inteligente.

—A veces.

Eddie sonríe.

—Y sé lo duro que tiendes a ser contigo mismo. Pero tienes que tener en
cuenta que, lo que ves como egoísta podría de hecho, ser aflicción.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

— ¿Sobre?

Se encoge de hombros.

—Dímelo tú.

—No sé lo que quieres decir.

—Piensa en ello, Tyson. Has pasado a través de mucho en tu vida, mucho más
de lo que la mayoría de la gente de tu edad ha pasado.

—No ha sido todo malo —argumento—. He tenido a Bear y a Otter y a los


otros.

—Los tienes y eso es bueno. Pero hay personas que se han ido ya, Tyson, y no
sé cuan adecuadamente tratas con eso.

Inhalo.

— ¿Es esto algún tipo de psicología inversa? ¿Intentas conseguir algún tipo de
subida en mí sólo para hacerme colapsar y que vomite emocionalmente todo sobre
ti? Me conoces mejor que eso.

Me sonríe. — ¿Lo viste venir, no?

—Estaba muy claro.

—Entonces vamos a tratarlo con total transparencia, ¿vamos?

—Vamos.

Oh, estás jodido, dice la voz.

Probablemente, pienso de vuelta.

—No creo que hayas tratado correctamente el abandono de tu madre. No


creo que hayas lidiado correctamente con la muerte de la Sra. Paquinn. No creo que
hayas tratado correctamente el hecho de que amaste a alguien que pensabas que
no podía devolver tu afecto. Creo que todo esto, junto con tu propensión a
ocultarte detrás de tu inteligencia y tu capacidad para actuar más allá de tus años,
te ha hecho susceptible a tus llamados terremotos. Creo que piensas demasiado las
cosas hasta el punto en que se convierten en tu objetivo principal. Ves tú
comportamiento como egoísta e interesado, pero yo lo veo como
extraordinariamente firme, al punto de la obsesión. No con el tema de tus
T.J. Klune El Arte de la Respiración

pensamientos, si no con la idea de ellos, sus aspectos y todo lo que está bien o mal
con dicho tema. Eres un poco manipulador… no en forma maliciosa, pero tal que eres
capaz de ocultar ciertas cosas acerca de ti mismo para que otros no lo vean.
Derrick, Oliver, Dominic. Actúas como un adulto porque has tenido que hacerlo
desde muy temprana edad. Nunca fuiste capaz de tener una infancia como la
mayoría dada tu situación y la singular energía que sentías para proteger a tu
hermano. Llevas el peso del mundo sobre tus hombros porque crees que es lo que se
supone que tienes que hacer. Y el trastorno de pánico, si se derivaba de un
problema neurológico o uno emocional, era algo a lo que te podías enganchar y luego
vino el Klonopin. Y por primera vez en tu vida, pensabas, ¿por qué no? ¿Por qué no
dejarlo ir, sólo por un ratito? ¿Por qué no dejar que las cosas se deslicen por
bordes borrosos? Decidiste tomar una salida fácil, sólo para ver qué pasaría. Y
cuando te dio un aviso, volviste a lo de antes. Esa energía singular. Explica cómo
fuiste capaz de bloquear la adicción tan rápido después de estar con la medicación
durante casi un año. —Se sienta nuevamente en su silla—. ¿Es lo suficientemente
transparente para ti?

—Como un puñetazo en la cara —le digo a través de los truenos en mis oídos.

—Normalmente no diría algo como esto. Pero ya es hora de que alguien lo


haga. Y sin importar lo que pienses, eres lo suficientemente fuerte como para oírlo.
A veces, el amor riguroso es lo que una persona necesita para despejar su cabeza.

Soy escéptico.

— ¿Esa es tu idea de amor riguroso?

—Terrorífico, ¿verdad? —Suena divertido.

—Aterrador.

—Y sin embargo, ¿qué tan preciso es?

—No sé si puedo responder a eso.

—Así que, muy preciso, entonces.

—Bueno, no todos los días me han dicho que soy un adicto a la manipulación.

Pone sus ojos en blanco.

— ¿Eso realmente es lo que has sacado de todo?


T.J. Klune El Arte de la Respiración

—No —me quejo—. También que eres un poco gilipollas.

Eddie se ríe.

—Me agradecerás por ello más tarde.

—Sueño con ella, a veces. —Está fuera antes de que lo pueda parar.

— ¿Oh? —es todo lo que dice.

—Eso es normal, ¿verdad?

— ¿Me estás preguntando lo que es normal?

Me miro las manos.

—Correcto. Probablemente no es la mejor pregunta.

—Lo normal es aburrido —dice Eddie—. No podía imaginar una existencia


monótona.

—Podría ir a esa monotonía ahora mismo. Sería un cambio agradable desde la


locura.

—Te aburres, creo.

Suspiro.

—Tal vez.

— ¿Son malos sueños? Has mencionado pesadillas antes.

—Sí. Bueno, la mayoría de las veces.

Él no dice nada.

—A veces es su regreso. Como cuando lo hizo. Está de pie en la puerta y


sonríe, creo que como que la conozco y no. Estoy paralizado. No puedo moverme,
aunque sé que debería estar corriendo. No puedo moverme y no puedo... bien. No
puedo respirar.

— ¿Eso fue cuando ella le dijo a Derrick que estaba peleando por la custodia?

—Sí. Algo así. Más complicado que eso. —Lo que es un eufemismo, por
supuesto. No averigüe eso hasta mucho más tarde cuando ella volvió otra vez,
T.J. Klune El Arte de la Respiración

cuando Otter y la Sra. Paquinn estuvieron en el hospital. Pensé que estaría enojado
porque Bear y Otter la había mantenido lejos de mí y hubo un momento en que lo
estuve. Pero cuando Bear me dijo lo que se habían dicho entre él y Julie McKenna,
el enojo se desvaneció. Cómo alguien podría pensar que Bear Thompson es otra cosa
que el hombre más fuerte vivo más allá de mí—. No todo es malo, sin embargo.

— ¿Los sueños?

—Sí.

— ¿Por qué piensas eso?

—Porque había... partes buenas. Con ella. Creo.

Eddie se ve sorprendido.

— ¿Las hubo?

Me siento casi avergonzado de esto. No debería tener ningún buen recuerdo


de una mujer tan horrible capaz de dejar a sus hijos a valerse por sí mismos, sólo
para volver y tratar de destruir sus vidas con la promesa de dinero de un perfecto
desconocido. ¿Cómo podría haber algo bueno en alguien así?

Pero lo hay. Lo había. Una vez, me llevó a la playa, volamos una cometa juntos,
se rió y dijo: —¡Mira qué alta está! ¡Mira cómo de alta está la cometa, Ty! —Y lo
estaba. Fue tan alta como jamás lo había visto antes. Y la manera en que me sonrió,
como si fuera lo más grande que jamás había visto. Y se había reído conmigo, como
si no tuviera ninguna preocupación en el mundo.

Una vez, hizo las galletas y me dejó lamer la espátula.

Una vez, me sostuvo en sus brazos después de que me había caído y raspada
la pierna.

Una vez, se sentó conmigo cuando estaba enfermo, cantando una canción en
voz baja.

Una vez, me empujó en un columpio mientras comenzaba a llover.

Julie McKenna no es una buena persona. Tomó decisiones tan reprensibles que
niegan cualquier cosa que pueda ser considerada maternal en ella. La odio por lo que
me hizo. La odio por lo que le hizo a Bear. Y la odio por lo que trató de hacer
T.J. Klune El Arte de la Respiración

después de que nuestra familia por fin había encontrado algunas buenas
condiciones, algún terreno sólido. La odio por ello.

Pero hubo una vez cuando tenía cinco años, poco antes de se fuera, que me
miró y dijo: —Sabes que te amo, ¿verdad?

Tenía sólo cinco años, pero ya sabía que no tenía mucho de madre. Estaba
bebida la mayor parte del tiempo y se quedaba bajo llave en su habitación cuando
sus propios terremotos rodaban sobre ella y la enterraban en una aplastante
depresión. Estaba fuera hasta temprano por la mañana y entraba a casa
tropezando, apestando a Jim Beam y a Marlboro rojo, despertándonos a Bear y a
mí. El se levantaba, diciéndome que me quedase en la cama, cerrando la puerta
detrás de él y había voces altas mientras le decía, porque, ¿cómo podía hacernos
esto? ¿A mí? ¿Cómo podía coger el dinero de Bear, dinero que fue ahorrando para
la escuela? ¿Cómo podría dejarnos solos durante días a veces, cuando sabía que
Bear tenía que ir a la escuela y no había nadie para cuidarme? ¿Qué clase de madre
era ella?

Lo sabía. Sabía todo esto sobre ella. Lo sabía.

Pero tenía cinco años y ella me miró y dijo: —Sabes que te amo, ¿verdad? —
Ya estaba planeando dejarnos. Ya estaba diciendo adiós, a su manera. Ya estaba
mirando a su hijo de cinco años, sabiendo que iba a dejarlo. Ella sabía esto. Todo
esto.

Pero dijo lo que dijo y recuerdo un sentimiento en mi pecho como un sol que
estalla, porque ¿podía recordar una vez que me hubiera dicho eso? ¿Podía recordar
alguna vez escuchar esas palabras de ella?

No podía.

Pensé que iba a ser el comienzo de algo maravilloso. Que había subido de
cualquier agujero que había cavado para sí misma y que iba a ser mi mamá y que
Bear y yo podríamos ser sus hijos y hacerla sentir tan orgullosa. Estaría tan
malditamente orgullosa de nosotros que lo oiría de ella todo el tiempo.

Sabes que te amo, ¿verdad?

Yo le sonreía.

Te amo también, le dije.

Y ella se rió. Me reí con ella.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Unas semanas más tarde, se había ido.

—Era compleja, —digo a Eddie ahora—. Creo incluso que ni ella sabía lo
compleja que era. Puedes decir lo que quieras sobre ella y he dicho más de lo mismo
en un momento u otro, pero creo que todavía había algunas cosas buenas en ella.

—Realmente crees eso —dice Eddie.

—Sí.

Sacude la cabeza.

—Justo cuando creo que te tengo al descubierto, me das la vuelta.

No puedo evitar risa.

—Tienes que mantenerte en tus pies.

— ¿Has pensado en ponerte en contacto con ella?

—A veces.

— ¿Por qué no lo haces?

—Bear, por una parte. Se enfadaría.

—Olvida a Derrick por un segundo —dice Eddie—. ¿Es eso?

Muevo mi cabeza lentamente.

—Porque no importa lo bueno que crea que podría ser, ella nos dejó.

— ¿Aunque tuviera sus razones?

—No podría decir nada que justificase lo que hizo.

— ¿Estás seguro?

Le miro furioso.

—Puedes estar malditamente seguro de que lo estoy.

—Así que esa puerta está cerrada.

—Firmemente. —Eso se siente como una mentira.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Y ¿qué hay de las otras puertas?

— ¿Qué otras puertas?

Él espera.

—Mierda —murmuro.

—Exacto —dice.

— ¿Cómo esta Dominic? —pregunta.

—Que te jodan, Eddie, —contesto débilmente.

—Dolor, Tyson. Todo regresa al dolor. Tu madre. La Sra. Paquinn. Dominic. No


todo puede arreglarse, pero algo de ello puede.

— ¿Y si no quiero?

Se encoge de hombros.

—No hay mucho que pueda hacer. Te puedo prestar oídos y darte bonitas
palabras adornadas como 'regresión' y 'represión', pero el trabajo es tuyo. ¿Te
puedo decir un secreto, Tyson?

— ¿Qué?

—La terapia es una chorrada. Sentarse aquí, escucharte y ofrecerte bonitas


palabras de consejo, pero es tu trabajo entenderlo. Y eso es lo que ocurre, la
mayor parte del tiempo. Yo sólo creo que te estoy ayudando, pero realmente, eres
tu quien tiene que ayudarse a sí mismo. Puedo enseñarte el arte de la respiración,
Tyson. Pero tu opción es hacerlo realidad.

— ¿Y crees que puedo?

Se ríe.

—Más que cualquier otra persona que he tenido sentada frente a mí en esta
oficina. Hay algo especial acerca de ti, lo sepas o no, tienes tal fuerza en ti que me
niego a creer que serás otra cosa que el hombre más grande que puedas ser. La
vida nunca es fácil. Hay los baches en el camino que a veces se convierten en
montañas. Pero eres un escalador nato y te prometo que no importa cuán grande
sea el obstáculo en tu camino, vas a superarlo. No hay otra alternativa.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Ninguna presión.

—Ninguna en absoluto.

Pienso concienzudamente.

—Patos gay, ¿eh?

Me sonríe

—Probablemente colocados en su guarida.

Y entonces le cuento la historia de Dominic y mía. Escucha, como lo hace


siempre y cuando estoy terminado me da algunos consejos muy sencillos.

Es inteligente, este Eddie Egan. No permitas que nadie te diga lo contrario.

Dominic no está en casa cuando me estaciono frente a su casa. Eso está bien.
Puedo hacer de espeluznante acosador y esperar. Podrían ser horas, lo sé, pero
esto es importante. Esperaré todo la maldita noche si tengo que hacerlo.

No esperé mucho tiempo.

Se detiene en el camino de entrada. Me ve aparcado junto a la acera. No


vacila. Abre la puerta del pasajero. Entra junto a mí. Me mira. Huele tan bien.

No habla. Apenas me mira. Sé que está esperando.

—Hola, —digo.

—Hola a ti también, —dice de vuelta.

— ¿Tienes hambre?

—Podría comer.

Asiento.

— ¿Ben?
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Con su mamá. Tengo todo el tiempo del mundo, Ty.

Arranco el coche y me alejo de la acera.

Minutos más tarde que digo, — ¿Dom?

Puedo oír la sonrisa en su voz.

— ¿Sí?

—Te eché de menos. Cada día. —Con cada parte de mi corazón.

Puedo oír el gran alivio en su voz quebrada cuando dice, —Te eché de menos
también.

Seguimos conduciendo.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

17

Cuando Tyson conoce al hombre

que se convierte en Helena Handbasket

Y así comenzamos otra vez, él y yo. Después de años sin contacto, más bien un
frágil contacto, un largo tiempo que estábamos realmente mal y honestamente
pensé que sería mucho más difícil de lo que era.

Pero la facilidad con que se deslizó de nuevo en mi vida hace que me sienta
como si nada malo hubiera pasado desde el principio. Gracias a Dios que solo me
tomó cuatro años averiguarlo.

Esto no quiere decir que no haya una cierta incomodidad. No se puede romper
una amistad tan cercana como la nuestra durante el tiempo que hemos estado cada
uno por su lado y de repente esperar que todo sea mejor de lo que era antes.
Surgen momentos cuando estoy hablando con él, donde recuerdo algo que sucedió
en los últimos cuatro años, cuando me acuerdo que él no puede saberlo, al menos no
como yo. O que me diga algo acerca de Ben, que ocurrió el año pasado, y Otter se
ría diciendo que lo recuerda.

Hay historias que no forman parte de nuestras propias memorias, pero las
conocemos con solo escucharla de los demás. Y estaría mintiendo si dijera que no
ha sido una lucha para conseguirlo. El Dominic que yo conocía, el tímido, gentil y
gigante hombre, se ha ido, reemplazado por un incondicional policía y un padre
T.J. Klune El Arte de la Respiración

endurecido. Claro que se ve igual, solo que un poco más grande. Claro que suena
igual con esa voz llena de grava. Pero hay un fuego en sus ojos que recordaba ver
antes y una línea casi sombría en la boca. Él sonríe, a veces a Ben y a Stacey. De
vez en cuando me sonríe, pero es una rareza. No es como lo que solía ser.

Tengo que dejar de pensar que lo va a ser, estos días nada es lo que solía ser.
No todo es mi culpa y no todo es malo. Creo que por un largo tiempo había olvidado
lo que es estar realmente vivo y mucho menos que fui capaz de contribuir a la
sociedad como debería haber sido. Me había convertido en una especie de sombra
de mi ex yo. Claro que todavía hablaba como adulto (mucho), y me reí y me enamoré
y viví, pero no estaba con mi corazón completo, como sé que lo solía tener. Pero
ahora que Dom está aquí otra vez, yo... no lo sé. No parece justo cargarle con todo
esto. Para ninguno de nosotros. No debería ser tan dependiente de él para hacer
las cosas y él no debe esperar llevar el peso de mis problemas sobre sus hombros.
Así no es cómo funciona la amistad. Cada uno debe dar la misma cantidad y recibir
lo mismo. Esa es la única manera que la gente puede relacionarse entre sí.

Así que cualquier idea que puedo haber tenido sobre él se ha terminado y
punto. He seguido adelante con esa parte de mi vida, porque, en realidad, solo
estoy feliz de tenerlo en mi vida de nuevo. Aprendí que es lo que debería haber
querido desde un principio. No lo sabía entonces, pero lo estoy entendiendo ahora.

Puedo ser el más inteligente eco terrorista de casi veinte años del mundo,
pero puedo ser jodidamente estúpido a veces.

Y lo siento por eso.

¿Qué porque lo digo?

Porque sé lo que estás pensando. Sé qué es el tipo de historia que estás


esperando que llegue a ser. Crees que ahora que Dom y yo estamos en la dirección
correcta de nuevo, un día él me mirará de la misma manera que lo miró y algo va a
hacer clic en su cabeza y va a decir, ¡Oh, ahí estás!

No pasará y no sé por qué no lo vi antes. Sin embargo está bien, porque lo veo
ahora y lo voy a ver todos los días por el resto de mi vida.

Esta no es ese tipo de historia.

Y creo que estoy de acuerdo con eso, o más bien, voy a estarlo con el tiempo.
Tengo la cosa más importante: mi amigo y prefiero tener esa parte de él que nada
en absoluto.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Eso es importante también, ¿no te parece?

—No, —dice Corey, sentándose a mi lado mientras miramos fijamente mi


portátil—. No creo que eso sea importante también. En realidad creo que es un
montón de mierda que está tratando de venderme y ya deberías saber que no voy a
comprar tu mierda.

— ¡Oh Dios mío!, —murmuro.

Él pone los ojos en blanco. — ¿Dios mío?, ¿podría sonar más como un pedante
santurrón? —Baja su voz para tratar de imitarme. No es muy bueno, pero solo
porque es un gran gilipollas—. Oh, mi nombre es Tyson y estoy tan feliz de tener su
amistad otra vez que me he olvidado que quiero que Dom pete 39 su salchicha en mi
trasero. Oh, ahora es todo acerca de la amistad y bla, bla, bla… y no voy a hacer
nada más sobre esto porque soy demasiado cobarde.

— ¿Has terminado? —Le pregunto secamente.

—Posiblemente. Estoy convencido de que no he averiguado todavía si quiero


abrazarte porque te ves como un cachorro perdido o si quiero estrangularte porque
te ves como un zorrillo rabioso.

Le frunzo el ceño. —Tú no debe estrangular a ningún animal, incluso si es un


zorrillo rabioso. Sabes que todos los días, miles de animales son…

—Tyson, te quiero, —dice—, pero también me encanta la salchicha casi tanto


como tú o incluso más, por lo que realmente no podía importarme menos escuchar
otra de tus charlas sobre la culpabilidad por los animales. ¿Son todos los
vegetarianos tan insistentes?

—No todos ellos. Pero debes agradecer a las estrellas de la suerte que no sea
vegano. Son mucho peores que los vegetarianos. ¿Cómo se llama a la masturbación
de un vegano?

— ¿Cómo?

—Leche desnatada. —Me eché a reír porque estaba jodidamente histérico.

39
Piledrive en el original que es cuando se dice que alguien con un pene enorme llega
hasta tus órganos al metértela.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—No lo entiendo, —dice mirándome como si yo fuera un extraño.

Suspiro. —Ellos no comen cualquier cosa que tenga cara.

Hace una mueca. —Bueno, si lo pones así… ¿Pero no es lo mismo que ser
vegetariano?

Estoy horrorizado. — ¡No! Dios mío, hay una gran diferencia. Por un lado, los
vegetarianos no…

— ¡Oh, wow!, —dice Corey con sus ojos ensanchándose.

— ¿Qué?

—Me di cuenta de que no me importa lo que estás diciendo en absoluto. Por


supuesto eres muy torpe. Bueno, lo serias si decidieras seguir hablando.

Niego con la cabeza. —El infierno va a ser un lugar muy triste para ti, amigo
mío.

—Por supuesto que sigues hablando, —dice—. ¿Podemos terminar la


planificación de nuestro viaje? Te apuesto a que todavía estarás hablando cuando
tengamos que marcharnos.

— ¡Faltan todavía dos semanas!

—Lo sé, —dice—. Pero aún estarías hablando, confía en mí. Es parte del
legado McKenna. No puedes ocultarlo, incluso si ahora eres un Thompson.

Miro hacia atrás abajo en las direcciones en las que se detuvo el Google Maps.
De Seafare a Tucson, Arizona.

Mil quinientas millas. Conducir desde el mar hasta el medio del desierto en
mitad del verano.

Si lo sé. Suena horrible, ¿no? Ah, las cosas que hago por mis amigos.

—Se dice que hay cuarenta y un grados hoy, —le digo a Corey.

—Sí, eso es bastante bueno para ser junio.

— ¿Eso es bastante bueno? ¿Estás jodidamente loco? ¡Nadie debería vivir en


un lugar así!
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Él ríe. —Vosotros, la gente de las costas son unas perras un poco


quejumbrosas. Es solo un poco de calor.

—Acabas de decir que estabas helado y hace quince grados fuera, —le
recuerdo.

—La hipocresía es un arma de doble filo. ¿Podemos terminar esto, por favor?
No tenemos mucho tiempo antes de que tengas que irte a prepararte para tu cita.

— ¡No es una cita!

—Oh, por favor, —dice Corey—. El hombre se ofreció a venir por ti y te


llevará lejos de casa con el pretexto de llevarte a almorzar para que pudiéramos
decorar tu fiesta de cumpleaños sorpresa de la que se supone que no debes saber
nada. Prácticamente no dejó pasar la oportunidad. La única otra vez que he visto
algo actuar más rápido es a un perro salivando por un hueso.

—Dos cosas: una es que eso es sucio y deberías estar avergonzado de ti


mismo. Y dos, ya he intentado ir por ese camino y terminó como nada más que un
desastre, así que voy a parar permanentemente.

— ¿Cuando en la historia de la tierra verde de Dios alguna vez has intentado


ir por ese camino?, —me pregunta—. Según lo veo, él besó a una chica y te alejaste,
te dijo se casaba con una chica y luego te escondiste durante cuatro años. Ah y
luego estaba el pequeño asunto de que eras menor de edad durante todo el tiempo
que lo habías conocido. ¿Qué crees que haría? ¿Quitarte tu flor40 en tus dulces
dieciséis años?

—Claro que no. Porque eso sería absurdo. —En realidad, lo pensé hace
bastante tiempo. Estoy bastante seguro de que era con lo que me masturbaba
durante todo el tiempo con quince años.

—Esa no es la única cosa que es absurda, —murmura Corey.

— ¡Chico! —Llama Bear desde la cocina.

— ¿Qué?

40
Pop your cherry en el original que significa sacar tu cereza.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Otter y yo vamos a salir. Tenemos algunas cosas... para ir a buscar a... en el


banco... tienda. Diviértete en tu almuerzo de cumpleaños.

—Eso fue muy suti, —oigo a Otter decirle a Bear—. ¿No se te podía ocurrir
algo mejor que tienda banco?

—Soy una persona honesta —replica Bear—. Es difícil para mí contar


mentiras.

—Mentiroso. Te amo.

—Bruto. Yo también te amo.

Luego hay sonidos de besos. — ¡Dios, eso es lo único que hacéis! —Me quejo en
voz alta—. Iros a morrearse al coche.

Otter se ríe. — ¿Qué piensas nene? ¿Estamos demasiado viejos para ir al


parque o a algún otro lugar y morrearnos?

—Tu espalda comenzaría a doler, —dice el Bear.

—Ah, que romántico, —dice Otter y luego la puerta se cierra detrás de ellos.

— ¿Puedo ir a ver si aparcan y se morrean? —pregunta Corey.

—Sí, por favor, te dejo, —le digo—. Eso haría mi vida mucho más simple. Y
esta fijación que tienes con mi hermano y Otter es muy poco saludable. Ellos están
relacionados conmigo y son viejos.

— ¿Puedes imaginar cómo se va a ver Otter con un bebé?, —pregunta—. Dios


mío, si no era ya una papa caliente antes, te aseguro que lo será ahora. Va a ser un
PQMGT total.

— ¿Qué es un PQMGT?

—Papá que me gustaría tira…

—No te atrevas a terminar eso.

—Mierda, —dice.

Una serie de timbres suenan procedentes de una llamada entrante de Skype.


—Es temprano, —dice Corey mientras conecta la llamada.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

No sé lo que estoy esperando cuando la ventana se abre. Yo sé que él es un


Drag Queen y que no siempre usan los trajes extravagantes que he oído a Corey
describir, pero no puedo evitar sentirme decepcionado cuando veo a un hombre
delgado llamado Sandy en lugar de una diva de fuego llamada Helena Handbasket.
No me malinterpreten, es lindo en una especie de forma libresca, sentado con las
piernas cruzadas debajo de él en lo que parece ser un sofá muy caro. Su cabello es
rubio y corto y su rostro esta casi demacrado, pero según las historias que Corey
me ha contado, al parecer su personalidad es una inversión completa cuando está
actuando. Suena increíble.

— ¡Baby Doll! —le dice Sandy calurosamente a Corey. Su voz es un poco más
profunda de lo que había esperado—. Es bueno ver tu bonita cara.

—Hola, Sandy, —dice Corey—. ¿Cómo van las cosas?

Se ríe, es un sonido gutural y me pregunto si hay un poco de Helena en ella. —


Girando a la izquierda y a la derecha, —promete—. Mira por encima. —Oh, ¿estás
de niñera? ¿Dónde está tu amigo Tyson?

— ¿Niñera?, —le digo indignado.

—Se trata de Ty, —dice Corey, envolviendo un brazo alrededor de mis


hombros y aplastando mi cara con su mano—. Solo que se parece a una Jailbait 41.

—Júramelo, —dice Sandy con un ronroneo—. Los muchachos solo deben estar
encima de ti. Honey, deberías considerar seriamente tatuarte "sumiso" en tu
frente y "abierto para negocios " en el culo. Te ahorrarías un montón de problemas.

—Lo tendré en cuenta, —le digo empujando a Corey lejos.

—Y es tu cumpleaños, ¿no es así? Feliz cumpleaños, muñeca. ¿Por qué aún me


acuerdo cuando cumplí los doce años? Con suerte obtendrás una bicicleta big-boy
este año. —Me guiña el ojo.

—Cumplo veinte, —digo dándome cuenta de que probablemente suena muy


ridículo—. En un par de días.

41
Una niña menor de edad atractiva que desea follar.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Y ahora me siento oficialmente vieja, —suspira con gracia—. Dime que soy
hermosa.

—Eres hermosa, —entonamos los dos a la vez.

—Lo tiene que saber que de vez en cuando, —me susurra Corey en voz alta—.
Tiene treinta y uno ahora y está empezando el show.

—Lo he oído —dice Sandy, frunciéndonos el ceño a los dos—. Cuando vengáis
al bar de mi show, te prometo que os voy a avergonzar a los dos.

—No soy lo suficientemente mayor, —le digo.

—Cariño, —dice Sandy—, siempre y cuando te pegues a mí, te irá bien. Soy
apreciada en ese bar y conseguir que entres no será un problema. Nada de bebidas
para ti, sin embargo. ¿Me entiendes? No me gustaría que tu primera vez en Tucson
sea estar bajo la vigilancia del Departamento de Policía. Ellos no son conocidos por
su hospitalidad.

—Lo prometo, —le digo, extrañamente mareado ya que voy a meterme en un


bar a ver un espectáculo de travestis.

—Y además, —dice Corey—, hay también un policía aquí que le asesinaría si


eso sucediera. Es un amor más bien no correspondido.

Sandy se sienta en su sofá sonriendo maliciosamente. — ¿No correspondido?


¿Y un policía? Oh mis estrellas. Cuéntale a tu tía Sandy todo sobre él.

Mi cara está ardiendo y me pregunto seriamente si Corey sufriría mucho si lo


estranguló hasta la muerte. Probablemente sería más fácil apuñalarlo. —No hay
nada que contar, —murmuro—. Él ha sido mi amigo desde que era un niño, eso es
todo.

—El hecho de que tu cara esté ahora del color de un camión de bomberos dice
lo contrario, —dice Sandy sonando divertido—. ¿Cómo se llama?

—Dominic, —dice Corey con voz cantarina.

—Muy varonil, —dice Sandy—. ¿Y es policía?

—Deberías verlo en uniforme, —dice Corey—. Se te hará la boca agua. Es


esencialmente un gigante con músculos que sólo quieres morder.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Eso es más o menos la verdad, pero no les voy a dar a cualquiera de ellos esa
satisfacción. —¿Podemos hablar de otra cosa?

—Claro, —dice Corey—. Sandy, ¿cómo está Darren?

Sandy frunce el ceño con gracia. —Ese hombre, —dice—. Yo creo que es una
pérdida de existencia humana. Se atreve a pensar que puede dirigirse a mí en el
modo en el que lo hace. Uno de estos días voy a reducir su tamaño a ese grandísimo
ignorante.

— ¿Darren? —Bromeé—. El hecho de que tu cara esté ahora el color de una


boca de incendios dice lo contrario.

—Tienes que respetar a tus mayores, —dice Sandy con sus ojos de sílex y
acero—. No me importaría si tuviera que poner a un descarado niño pequeño twinkie
como tu sobre mi rodilla y darle una educación adecuada con la palma de mi mano y
mi flogger, en el escenario, desnudo y enfrente de todos.

—Sí, señor, —le digo humildemente.

—Eso está mejor. Ahora, ¿todo listo chicos? Faltan solo dos semanas ya
sabéis y si sois en algo parecidos a mí, probablemente deberíais comenzar a
empacar vuestras pelucas y boas de plumas ahora mismo.

—No tengo de eso, —le digo con tristeza—. ¿Qué he hecho con mi vida que no
tengo ni pelucas ni boas de pluma?

—Oh, Tyson, —dice Sandy—, eso puede remediarse fácilmente, creo que
todavía tengo algunas pelucas de Cher de mis primeros días. Como mi madre Drag,
Vaguyna Muffman, solía decir, “Helena, aparte de la presencia en el escenario, los
accesorios de una reina son sus cualidades más importante. Asegúrate de que
tienes cuidado de protegerlos cuando recibas un disparo de esperma sobre ti en
una orgia con doce hombres, porque luego es muy difícil limpiar la Lycra y las
plumas”.

—Eso es... un sabio consejo, —digo.

— ¿Verdad que si? Vaguyna tenía mucha facilidad de palabra, Dios bendiga su
corazón. Ahora, tú vas a quedarte conmigo Tyson, mientras que los dos estén aquí,
siempre y cuando no te importe compartir la cama con Corey en la habitación de
invitados. Sabes que puedes quedarte tanto tiempo como desees, mi house es tu
T.J. Klune El Arte de la Respiración

house42 y todo eso. Y Corey estaré encantado de tenerte finalmente en casa, ha


pasado demasiado tiempo.

—Yo también, perdida, —dice Corey, que le sopla un beso—. Estaremos listos,
probablemente nos va a llevar dos días poder llegar allí. Te haré saber por dónde
estamos.

Sandy asiente. —Tómense su tiempo y…

Corta cuando un perro aúlla en el fondo. — ¡Ruedas!, —grita mirando


molesto—. Este animal, maldita sea.

— ¿Tienes un perro? —Pregunta Corey—. Pensé que odiabas los perros.

—Y lo hago, —dice, y me pregunto qué clase de persona diabólica podía odiar a


los perros—. Pero le estoy haciendo a Paul un favor. Él y Vince están de vacaciones
ahora y no volverán hasta la próxima semana. Se han ido dos semanas y este
pequeño idiota se caga en mis edredones caros.

—Esa es la venganza por odiar a los perros, —le digo.

—No he dicho que le odie, —dice Sandy—. Solo a los perros en general.
Ruedas es... no es un perro. Es más máquina de chucho creo. Ya lo verás cuando
llegues aquí. Me encanta el pequeño bastardo, aunque hace mi vida un infierno.

—Vince es el novio de Paul, —me dice Corey—. Y Pablo es el clon de Bear del
que te hablé y el mejor amigo de Sandy.

— ¿Bear es tu hermano mayor? —Me pregunta Sandy—. Corey me contó sobre


él. Bear y Paul nunca deben encontrarse. Me estremezco de pensar en lo que
pasaría si lo hicieran. Nuestro mundo tal como lo conocemos podría dejar de
existir, eso, o tendrían simplemente una larga conversación absurda que no tendría
sentido alguno.

—Los mantendremos alejados, —le digo a Sandy.

— ¿Dónde están Paul y Vince? —pregunta Corey.

42
:My casa is your casa: en el original utiliza la palabra casa en español.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—En Asia, —dice Sandy—. Se suponía que iban a ir en primavera, pero la nana
de Paul se enfermó y aplazaron el viaje. Ella se encuentra mucho mejor ahora y ha
amenazado a Paul con una buena patada en el culo si lo posponían de nuevo por ella,
por lo que decidieron ir mientras pudieran.

Suena como algo que la señora Paquinn diría.

— ¿Por qué Asia? —pide Corey.

Sandy pone los ojos en blanco. —Es una larga historia, muñeca. Digamos que
Vince quería ver la fábrica de galletas de la suerte.

Uh, ¿ok? Porque eso totalmente tiene sentido.

—Volverán mientras estéis aquí, —dice Sandy—. Vamos a ser la bomba


nosotros mismos antes de enviar al dulce e inocente Tyson de nuevo a la costa. —
Ella sonríe, y es una cosa perversa llena de todo tipo de promesas que no sé muy
bien cómo tomar—. Por supuesto, —dice ella, con un gruñido en la voz—, que no será
tan inocente después como lo es ahora, ¿verdad? Tyson, dime, querido. ¿Alguna vez
has disparado tu carga en las plumas de una Drag Queen?

—Sinceramente, no puedo decir que lo haya hecho, —admito.

Él me hace un guiño. —La primera vez para todo. Simplemente lo van a


devorar completamente. Yo, por mi parte no puedo esperar para presenciar la
carnicería.

—Súper, —le digo—. Divertido, genial.

—Corey, ¿vas a ver a los Foster mientras estés aquí?

Corey niega con la cabeza lentamente, su boca se pone en una línea delgada,
entrecerrando los ojos ligeramente. —No sé si voy a tener el tiempo—. La voz que
habla en es más suave, casi oscilante, y casi puedo ver a Kori a través de él. Una
vez me dijo que a veces Kori le hacía sentirse más seguro cuando estaba molesto,
no llegué a entenderlo entonces porque no había tenido ninguna experiencia con la
bi-identidad antes. Ahora, me pregunto sobre ello.

Sandy vuelve a mirar detrás del sofá. — ¡Ruedas! ¡Será mejor que no te estés
cagando sobre mis alfombras de importación! —Él nos mira—. Tengo que irme, Baby
Doll. Tengo que ver lo rápido que un perro de dos patas puede correr.

Él guiña un ojo y la pantalla se queda en blanco.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

—¿Perro de dos patas?, —Pregunto.

—No tengo ni idea, —dice Corey. Suena más o menos como sí mismo de nuevo.

—Tus amigos son extrañamente fascinantes.

—Ellos piensan lo mismo de ti, así que está todo lo bien.

Eso es reconfortante, creo. — ¿Y por qué diablos le hablaste de Dominic? ¡Te


dije que había terminado y punto! —le doy un puñetazo en el hombro.

—Tenía que contárselo, —replica golpeando mi mano—, solo porque quieras


actuar como un estúpido no significa que el resto de nosotros tengamos que
hacerlo.

Le golpeo otra vez y rodamos desde el sofá hasta el suelo. Él trata de


hacerme cosquillas en los costados (y sinceramente no me gusta porque tiendo a
rebuznar como una hiena en celo), así que tomo represalias agarrándole de las dos
manos y apretando las rodillas contra sus caderas. Mientras se empuja contra mí
me doy cuenta de que es una posición muy sexual, puesto así sobre mi espalda con
las piernas envueltas alrededor de su cintura. Él sonríe hacia mí y creo que podría
ser la única persona en el mundo que siempre me ha mirado de esta manera, lleno
de amor y adoración y tal vez algo un poco más. Dice que rompió conmigo porque
nunca habíamos estados destinados, pero no sé si eso es exactamente cierto. Veo
la forma en que me mira a veces. Somos los mejores amigos, eso seguro, pero no
quise que terminara. Nunca me quemé con ese fuego adolescente que sentía por
Dominic, pero era dulce, era especial y sobre todo me sentía seguro.

Él me está mirando ahora, con una sonrisa curiosa en su cara y me pregunto


qué piensa cuando me mira de esa manera. ¿Piensa en el pasado tanto como lo hago
yo? No todo el mundo está estancado en como las cosas solían ser como lo hago
pero creo que él y yo somos casi iguales.

Hay un golpe en la puerta.

—Tengo que abrir, —le digo.

—Solo un minuto, —dice, mirándome duro.

Golpean de nuevo.

—Corey, vamos.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Espera. —Él se retuerce encima de mí y todo va directo a mi polla. Tan


injusto.

La puerta se abre y Corey dice: —Me agradecerás esto más tarde, —antes de
que él incline la cabeza hacia abajo y me bese profundamente. Hay un breve
destello en mi cabeza y me digo a mí mismo que esto podría funcionar. Esto podría
funcionar si realmente quisiera. Yo solo tendría que sacar todo lo demás de mi
cabeza y podríamos ser felices juntos. Podríamos tener una vida juntos. No me
importa si es bisexual, transexual, gay o cualquier otro tipo de persona, siempre y
cuando él se mío y no necesite a Dominic, nunca necesité a Dominic y no lo
necesitaría de esa manera, nada de Dominic. Dominic. Dominic.

—Oh, —dice Dominic con su voz extrañamente plana—. No quise interrumpir.


Puedo volver luego.

Corey se aleja lentamente, revoloteando su lengua contra mis labios como


alargando la conexión. La sonrisa en su rostro se llena de maldad y casi lo agarro y
lo abofeteo por ser tan malditamente estúpido. Sé lo que está tratando de hacer,
pero no importa. Voy a matarlo más tarde, cuando no haya testigos.

—No nos importa, —dice sentándose a horcajadas en mi cintura—. Estábamos


teniendo un franco intercambio de ideas.

— ¿Así lo llamas? —Pregunta Dom, con una expresión que no revela nada. Y
por mi vida que no puede sofocar la abrumadora sensación de culpa que se precipita
sobre mí, aunque no tengo ni idea de por qué diablos debo sentirme culpable. Bueno,
aparte del hecho de que estoy atrapado bajo mi ex-novio que acaba de utilizar su
boca para investigar y explorar mientras mi primer amor (Te juro que no soy un
adolescente) me mira como si ni siquiera supiera quién soy.

No sé cómo me encuentro en estas situaciones.

Solo parecen pasarme a mí.

—Sí, —dice Corey a Dom, frotando sus manos sobre mí pecho—. Y confía en
mí cuando digo que las ideas que estoy teniendo son sin duda para ser
intercambiadas. —Él balancea sus caderas lentamente y no puedo ni siquiera
comenzar a expresar mi horror ante esta puta descarada que está sentada encima
de mí. ¡Maldita guarra!

—Bien por ti, —dice Dom sonando aburrido—. Tyson, ¿estás listo para irnos?
¿O debería volver más tarde cuando terminéis los dos?
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Empujo mis caderas hacia arriba (pensando como de notoriamente


pornográfica probablemente se pueden ver para alguien que ande mirando),
y Corey cae a un lado, maldiciendo cuando su codo golpea el suelo. Salto
sobre mis pies y atuso mi pelo como si pudiera haber pelos púbicos o semen
en mi frente.

—Estoy listo, —murmuro.

Dominic asiente girando sus llaves en su dedo, luego da vuelta y camina hacia
la puerta.

Me giro hacia Corey. —Estás muerto, —siseo sobre él—, no va a ser rápido y
fácil. Sentirás el dolor cuando te estrangule lentamente hasta acabar con tu vida.

Él chasquea la lengua. —No eres muy buen vegetariano, —dice.

— ¡No te voy a comer!

— ¿No lo harás?, —dice con una mueca exagerada—. Eso no es divertido.

— ¡Corey!

— ¿Qué?

— ¿Qué carajo te pasa?

Sonríe hacia mí desde el suelo. —Absolutamente nada, querido corazón. Sólo


voy a asegurarme de que este sea un verano que nunca se te olvide. Confía en mí, en
el momento en el que haya terminado contigo, no sabrás lo que te golpeó. Y a él
tampoco.

En lugar de matarlo, lo dejo en el suelo. Parece más fácil.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

18

Cuando Tyson obtiene un revolcón en su propia


fiesta de cumpleaños (y no de buena manera)

Debería haber parecido más fácil antes, pero para cuando empieza la fiesta,
estoy seguro de que estoy comenzando a entender por qué el asesinato parece
ridículamente fácil. Sólo hay que encontrar una manera de no quedar atrapado.
Tengo un cerebro poderoso por lo que debería ser capaz de descubrirlo. Una
bañera de ácido debería hacer el trabajo muy bien.

Decir que el almuerzo con Dominic fue torpe es un eufemismo.

El paseo en coche hasta el restaurante se hizo en un duro silencio salpicado


por histéricos intentos de conversación, con perlas procedentes de mí, tales como
"así que, ¿Qué te pareció el partido en la TV anoche? ¡Seguro que disfrutaste
cuando pasada la mitad hizo una canasta!" Y “¡Oh, mira! Ese banco de la parada de
autobús tiene un anuncio de un abogado de lesiones personales que dice que cobra
solamente un 23 por ciento, ¡qué sumamente casual!"

Dominic, tan conversador, permanecía tan estoico como siempre, gruñendo


sus respuestas en lugar de usar su boca para lo que se hizo (esto, por supuesto,
condujo a una línea de pensamientos que no tenía ningún derecho o razón para
pensar sobre su boca, mi boca y un montón de succión. Estos pensamientos fueron
borrados inmediatamente cuando me encontré con una creciente erección. ¿Has
T.J. Klune El Arte de la Respiración

conseguido alguna vez una media erección cuando parece que no puedes dejar de
hablar de deportes y abogados? Yo sí. Y es incómodo).

Además, me regañé a mí mismo, no se supone que estaría pensando en él de


ninguna manera que no estuviera en los límites de un amigo al que no había visto en
mucho tiempo, quien me había ofendido y que acababa de hacer justo ese tipo de
cosas otra vez. Así de simple.

Pero por alguna razón, no podía superar la culpa que sentía por entrar a la
casa y ver a Corey (¡rata hijo de puta!) besándome. Me dije a mi mismo que no era
nada. Me dije que no importaba. Me dije que Dominic tenía mucho más de que
preocuparse que ver a su viejo amigo besar a otro chico. Y me di cuenta lo ridículo
que era eso que pensaba tan pronto como lo hice.

Así que el almuerzo se produjo y apenas recuerdo a que sabía la comida,


mucho menos lo que pedí. Todo era demasiado brillante, demasiado resplandeciente
y no pude centrarme en ninguna maldita cosa. Por si sirve de algo, Dom parecía
distraído, también y aunque me preguntaba por ello, no creo que fuera de mi
incumbencia preguntarle.

La conversación era forzada, silencios que se extienden demasiado, los dos


comenzando a hablar al mismo tiempo, parando entonces, riéndonos nerviosamente
mientras ambos nos animábamos uno a otro para hablar, sólo para que el silencio
volviera incluso más tiempo que antes.

Y por mi vida, no podía dejar de mirar fijamente su boca.

¿Espeluznante, no? En serio.

Observé como un fideo desapareció entre sus labios y pensé, realmente


necesito buscar algún otro lugar más que ver. Pero entonces sacó su lengua para
limpiarse un poco de salsa de mantequilla y al parecer mi cuerpo pensaba que era la
cosa más erótica que nunca ha ocurrido en la existencia humana y derramé mi agua
por toda la mesa cuando mi mano sacudió el vaso, golpeándolo sobre ella. Estoy
bastante seguro de que todos en el restaurante se volvieran y me miraron y se
preguntaban por qué el chico obviamente mentalmente deficiente balbuceaba
tratando de limpiar la mesa con su camisa.

Y entonces él lo preguntó. El gilipollas.

—Tú y Corey, ¿Eh?, —dijo en un tono informal.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Le miré boquiabierto, repentinamente y sin aviso incapaz de formar ninguna


frase coherente. Por el contrario, dije, — ¿Qué?

Él asintió con la cabeza. —Os veis... bien... juntos.

— ¿Cómo? ¿Qué?

—Estoy feliz por ti, Tyson. De verdad que lo estoy. Espero que te trate bien.

—Somos...—Me detuve y despejé mi garganta—. Él no es... Yo no... ¿Cómo? —


Me detuve antes de que mi elocuencia pudiera contribuir más a la raza humana que
lo que ya lo hacía.

— ¿No qué?

—No es mi novio, —murmuré.

—Oh, —dijo Dominic—. ¿Follamigo entonces?

Es probablemente bueno que ya no estuviera tratando de comer más, porque


estoy bastante seguro de que sería estrangulado hasta la muerte en ese momento.
—Dijiste ¡follar!

Arqueó una ceja, —Supongo que lo hice.

— ¡Tu nunca dices 'follar'!

— ¿Podrías no gritar, por favor? La gente está empezando a mirar. Otra vez.

—No puedes decir palabrotas, —le susurré apenas bajando mi voz.

— ¿Por qué no? La última vez que lo revisé, tenía una edad donde puedo decir
lo que quiero.

— ¡Eres... tú... eres Dominic!

—Supongo que debería estar aliviado de que puedas recordar mi nombre —


dijo, comiendo más eróticos fideos con mantequilla con esa sucia y obscena boca
suya.

No pude encontrar las palabras para explicarle que en todos los años que lo
había conocido, nunca le oí decir la palabra "follar" y por alguna razón, estaba
haciendo esta situación mucho peor ya que si él podía comer eróticos fideos con
mantequilla y decir la palabra "follar," ¿qué posibilidades tenía yo, un simple mortal,
T.J. Klune El Arte de la Respiración

de no pensar en él de cualquier manera que no sea usando nada más que los
pantalones de su uniforme de policía y girando un par de esposas en su dedo?

—No somos follamigos, —dije débilmente. No puedes ser follamigo de alguien


cuya muerte estás planeando en la cabeza. Bueno, no en serio, de todos modos.

—Podrías haberme engañado, —dijo, recostándose en su silla y cruzando los


brazos sobre su pecho. Me miraba, y supe que estaba de vuelta su "mirada de
policía" otra vez.

—Eso fue... ¿qué fue eso? ¿Lo que Corey hizo?

— ¿Qué fue?

—Corey… —terminé sin convicción—...es extraño.

—Parece un buen chico.

—Oh, lo es.

—Genial.

—Sí, genial.

Silencio terriblemente largo y desafortunado. Apenas nos miramos.

—Así que —dije por falta de algo mejor que decir.

—Así que —dijo él.

—Creo que ya no soy un adolescente, ¿Eh?

—Supongo que no. Veinte años.

—Sí.

—No del todo legal, sin embargo.

—Para todas las cosas que cuentan, —dije sin pensar.

— ¿Oh? —preguntó de forma exasperante—. ¿Qué cosas serían esas?

—Guerras. — ¡FOLLAR!—. Fumar — ¡FOLLAR!

Dominic frunció el ceño. — ¿Vas a entrar en el ejército?


T.J. Klune El Arte de la Respiración

—No.

— ¿Vas a empezar a fumar?

—No.

— ¡Y si te pillo con alcohol! —Gruñó—, estarás en un mundo de dolor.

Sí, oficial. — ¡No lo haré! —rechiné, como si la pubertad y yo hubiéramos


vuelto a conocidos ocasionales.

—Bueno es saberlo.

Pagó el almuerzo mientras yo oraba a Jesús o Buda o Krishna (me he dado


cuenta que en una etapa de pánico, realmente no importa quién, siempre y cuando
alguien escuche) o a cualquier deidad de todas, que enviase un meteorito del
tamaño de Carolina del norte que me aniquile de esta tierra para salvarme de mí
mismo. Lamentablemente, Jesús, Buda y Krishna parecían lejos en algún tipo de
Retiro Divino en el Campamento Apáñatelas Tu Tyson Thompson y ningún meteorito
cayó del cielo y acabó con mi vida, por lo que no podía empeorar mi situación actual.

Devuélveme mi suerte.

El viaje de vuelta en coche no fue mejor.

Frente a la Monstruosidad Verde, estacionó su coche. Permanecimos


sentados por un momento, quería decir algo, cualquier cosa, pero mi garganta se
estrechaba y todo lo que podía hacer era centrarme en la respiración.

—Tyson, —dijo y miró, seguro que estaba a punto de decir algo que cambiaría
todo.

— ¿sí?

—Probablemente deberíamos ir dentro, —dijo.

¡Agárrate, hombre! —sí.

Y eso es lo que hicimos.

La gente gritó ¡sorpresa! cuando se abrió la puerta.

Sonreí y fingí estar justo así.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Cayeron serpentinas, volaron globos y la gente se rió y aplaudió.

Y ahora, una hora más tarde, estoy mirando a Corey, que se ríe demasiado
jodidamente fuerte por algo que dice Dominic y le acaricia, arrastrando sus dedos
a lo largo del bíceps de Dom y me imagino que Corey no tendría la misma sonrisa en
su cara si alguien le rompiese sus dedos (y rotulas) con un martillo de bola (y por un
momento, me distraigo en cómo es exactamente lo que sé sobre lo que un es un
martillo de bola… estoy tan lleno de mierda inútil).

—Sus huesos asomarán a través de la piel —le prometo de manera


amenazante, sin darme cuenta si alguien me puede oír.

Y por supuesto, alguien lo hace.

—Eso suena desagradable, —dice Otter, llegando a mi lado donde estoy


parcialmente oculto detrás de un llamativo y falso árbol/planta que Bear había
encontrado en un mercadillo de intercambio y que por alguna razón adora. Otter y
yo hemos tratado de prender accidentalmente el acertadamente llamado
Repugnante Arbusto Árbol en llamas. Ambas veces, Bear nos sorprendió. No fue
divertido. — ¿A quién estás amenazando?

— ¡Oh, Dom! —Corey prácticamente grita mientras frota todo su cuerpo


contra el enorme cuerpo de Dominic—. ¿No es adorable? ¡No creo haber conocido
nunca a un hombre que me ponga de tan buen humor!

—Ah, —dice Otter sabiamente—. Ahora está tan claro como el barro.

—Fragmentos de hueso, —gruño.

— ¿Que estamos mirando? —Pregunta Creed, poniéndose al lado de su


hermano.

—Muerte por fuego intenso, —digo frunciendo el ceño.

— ¡Dime, Dom! —Dice Corey más alto que las otras treinta personas en la
habitación—. ¿Cuál es tu posición favorita? Ya sabes, en los deportes. ¡Yo prefiero
jugar en todo el campo!

— ¡Oh!, —dice Creed—. Ahora lo pillo. Creo. ¿La muerte de quien estamos
tramando?

—Creo que ahora podría ser la de cualquiera o, —dice Otter—. O la de ambos,


o la de ninguno de los dos.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

— ¿Así que entonces estamos conspirando detrás del Repugnante Arbusto


Árbol? Siento que de mi vida han desaparecido los planes malvados últimamente. El
embarazo de Anna me tiene cansado.

— ¿Anna está embarazada? —Pregunta Otter.

Creed agita su mano. —Todo lo que ella tiene que hacer es llevar al pequeño
bastardo. Soy yo el que pierde el sueño junto a ella cuando me despierta cada
noche porque le duele la espalda.

—Sí, probablemente no deberías dejar que tu esposa escuche eso.

—Demasiado tarde, —dice Anna, dando un cachete a Creed detrás de la


cabeza—. Si te molesta mucho, puedes dormir en el sofá. ¿Por qué estamos
escondidos detrás del Repugnante Arbusto Árbol?

—Estamos planeando un asesinato, explica Creed.

Sus ojos se abren de par en par. — ¡Oooh! Hace ya tanto tiempo que no lo
hago.

— ¿Qué tal la semana pasada cuando dejé la tapa del inodoro abierta otra vez
y caíste por él a las tres de la mañana?

Ella sonríe dulcemente a Creed. —Nada de asesinato. Todavía no. Una vez que
tenga tu semilla fuera de mi, entonces vamos a tener una charla. No quiero estar
embarazada en la cárcel.

—Es un amor para la historia, —dice, besando a su esposa en la nariz.

— ¿A quién vamos a asesinar?—Pregunta Anna.

—Dígame, oficial, —dice Corey con una risita y toda la sutileza de una bomba
atómica de unicornios y purpurina—. ¿Nunca ha llegado a utilizar las esposas y la
porra para algo más... atrevido?

—La peste negra en su cerebro, —murmuro.

— ¡Ah!, —dice Anna—. ¿Hemos averiguado cual de los dos?

—Todavía no, —dice Otter.

—Tengo una idea, —dice Creed.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

—No tiene muchas opciones, —dice Anna—. Agárrate a ella mientras puedas.

—He olvidado lo graciosa que eres cuando estás embarazada, —dice Creed—.
Es como estar casado con una…

—Elige cuidadosamente tus siguientes palabras, —dice Anna—. Sobre todo si


alguna vez quieres hacer esa cosa de nuevo.

—…mujer maravillosa que no aporta más que risa y alegría a mi vida y por
quien mi corazón late eternamente, —termina Creed.

—Repugnante, —dice Otter—. No quiero saber lo que esa cosa es.

—Sí, sí que quieres, —dice Creed—. Anna puede apretar…

— ¿Qué estáis haciendo? Mejor que no estés prendiendo fuego a esto otra
vez. Otter, ¡juro por Dios que vas a quemar la casa! —Bear ataca y mira con furia a
Otter.

—Tratamos meter algo en el fuego una vez y me vas a culpar el resto de tu


vida, —suspira Otter.

—Cuatro veces, —le recuerda Bear.

—El Repugnante Arbusto Árbol rogada por ello —dice Creed.

— ¡No lo llaméis así! ¡He pagado un buen dinero por ello!

—En contra de toda sentencia y alegatos de mi parte, —le recuerda Otter.

—Es mi árbol de Navidad de Charlie Brown, —dice Bear, acariciando


amorosamente el plástico—. Todo lo que necesita es un poco de amor.

— ¿Buen dinero? —Pregunta Creed—. Piensa en todos los niños hambrientos


en Argentina o en Kentucky que podrías haber alimentado con ese dinero. Sabes,
Bear, una vez que tengas hijos, no podrás gastar dinero en cosas frívolas y
horribles, tendrás que ahorrar para la Universidad o dinero para la fianza y un
abogado. No he decidido aún en qué dirección creo que iría un descendiente tuyo.

—Y los pañales, —dice Anna—, y ropa, juguetes, zapatos. Muchos pares de


zapatos.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Y video juegos —dice Creed. Y el alcohol para ti mismo porque va a ser el


único camino que hará que pases los próximos dieciocho años. Aunque no te
preocupes. Te enseñaré cómo beber a diario y no parecer borracho.

—No bebe a diario, —dice Anna, frunciendo el ceño a Creed.

—Estoy borracho ahora, —le asegura—, completamente acabado. ¿Quieres


arreglar este desastre?

—Ni siquiera un poco, —dice ella.

—Decepcionante, —suspira él.

—Leí en un artículo que el coste medio de criar a un niño es de más de 200 mil
dólares —dice Bear, mirando triste—pienso en todas las cosas que podríamos hacer
si guardamos ese dinero para nosotros mismos.

—O —dice Otter—, piensa en la alegría cuando nuestro hijo o hija diga 'Papá'
por primera vez.

—O cuando él o ella grite lo mucho que te odia en el supermercado porque no


le compras una tableta de chocolate, —dice Creed—. Y entonces todo el mundo
voltea a verlos porque obviamente eres un mal padre y no puedes controlar a tu
pequeño engendro de Satanás.

—Fue una vez, —dice Anna—, y para ser justos, le dijiste primero que te ibas
a comprar una tableta de chocolate para ti y que JJ fuese a por una lata de
alimento húmedo para gatos.

—Fastidiarle es la única manera de sobrevivir, ya que no me dejas beber de


día, —dice—. ¿Cómo se supone que debo vivir ya que me has atrapado con un bebé?

— ¿Tyson?

Dios, son todos tan extraños. — ¿Sí, Ana?

—Cualquiera que sean tus planes para Corey y/o Dominic, por favor haz un
hueco para Creed con los perjudicados, conmigo de pie a tu lado. ¿Podría sugerir
simulacro de ahogamiento con lejía?

—Eso funcionaría perfectamente —murmuro de manera amenazante mientras


Corey deja salir una de sus risas de rebuzno de burro mientras hace de todo menos
follarse a Dominic delante de todos. Es gracioso, realmente, cuando te das cuenta
T.J. Klune El Arte de la Respiración

de que tu mejor amigo no es más que una gran puta grasienta que necesita cerrar
su puta boca y caerse en un hoyo.

Pero para complicar las cosas (yo soy yo, después de todo), también estoy un
poco (léase: extremadamente) molesto con Dominic por estar allí de pie con una
expresión desconcertada en su rostro, tomando tales avances con calma. Corey es
mi amigo y ex novio, no suyo y debe alejarse de Corey antes de que lo escale como
una montaña y plante mi puño en su cara.

Dios mío, soy una criatura muy compleja y fascinante.

Tal vez vaya justo al lado de los dos y me libre de toda esta situación. Creo
que haría las cosas mucho más fácil.

—Bien, tan divertido como es para mí hacer planes malvados detrás del
Repugnante Arbusto Árbol, —dice Creed—creo que podríamos enfocarnos aquí en
el Chico enfermo de sufrimiento. Es su cumpleaños, después de todo. No podemos
dejarle ser un asesino.

—Estoy perfectamente bien con asesinatos —le digo, aunque me parece un


poco extraño que nos hayamos congregado todos al azar detrás de un arbusto árbol
de plástico. No es de extrañar que la gente tenga la impresión de que mi familia es
rara.

—Sea como fuere, vamos a cambiar las cosas un poco —dice alegremente
mientras extiende el brazo y empuja el Repugnante Arbusto Árbol. Bear grita
airadamente cuando cae al suelo con fuerte golpe, revelando a los cinco de pie muy
próximos unos a otros en la esquina de la sala de estar—. ¡Tyson! —dice Creed muy
fuerte—. ¡Tienes que ser más cuidadoso! ¡Podría haber muerto alguien!

Todo el mundo mira hacia nosotros, incluyendo a Corey y Dom. Corey, ese hijo
de puta, tiene una sonrisa cómplice en su cara que me hace querer arrancarla de
sus labios. ¿Quién se imaginaria que tenía tal propensión a fantasías violentas?
Probablemente debo hablar de esto la próxima vez que esté en terapia. Solamente
mi suerte, estoy en camino de ser un asesino en serie sobre todo lo demás. Eso es
algo que realmente no necesito.

—Destruiré algo que te encante —Bear promete airadamente, agachándose


para recoger el árbol.

Bueno, si voy a ser un asesino en serie, por lo menos sabré donde lo empecé.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Sí, sí, Papá Bear —dice Creed, poniendo sus ojos en blanco—. ¡Porque eres
tan amenazador!

—Lo intenta, —dice Otter con una dulce sonrisa—. Es bastante adorable.

—Vomito, —dice Creed—. Podría haber vivido toda mi vida sin escuchar a mi
hermano describir a mi mejor amigo como adorable. Realmente te has amariconado
a ti mismo en este momento, Otter, honestamente, no creía que fuera posible, con
todo este tema del 'sexo gay'. Felicitaciones.

— ¡Tyson! —Me llama Corey—. ¡Estás ahí! —Toma a Dominic de la mano y le


arrastra hacia nosotros. Te hemos estado buscando.

Esto es una mentira horrible y horrenda, y él lo sabe. —Divertido —digo a


través de los dientes apretados—, he estado en el mismo lugar todo el tiempo.

—Escondido detrás del Repugnante Arbusto Árbol, —dice Creed


amablemente.

— ¿Por qué tenéis nombres para todo? —Pregunta Corey mientras Bear sigue
acariciando el plástico—Monstruosidad verde. Repugnante Arbusto Árbol. Apuesto
a que Bear y Otter tienen nombres para sus penes también.

—Ya estoy en terapia, —le recuerdo—. Eso posiblemente puede que no ayude
a la situación.

— ¿Estas teniendo un buen cumpleaños, Tyson? —me pregunta Dominic, como


si simplemente no hubiéramos pasado el almuerzo más difícil de nuestra vida juntos
y como si no hubiera pasado la última hora siendo el objeto del afecto de Corey.

—Magnífico —digo—, esclarecedor, revelador.

— ¿Estás bien, Ty? —Pregunta Corey—. Suenas un poco... tenso —Se mueve
despacio un paso más hacia Dom. Sus brazos se tocan. ¡No sería capaz de hacerlo si
no tuviese brazos! Pienso salvajemente.

Así que, eso susurra. ¿Hemos renunciado a todo? ¿Viéndolos como amigos y
nada más, entonces? Estoy impresionado. Duró... ¿cuánto? ¿Una semana? ¿Dos
semanas? Esa es toda la fuerza de voluntad que tienes, chaval. Algo de lo que
estar muy, muy orgulloso.

Acábalo.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Estoy bien, —digo, aunque suena como si estuviera a punto de explotar o


poner un huevo. Posiblemente ambos.

—Bueno, —dice Corey, obviamente complacido por algo—. Estoy seguro que
tendremos mucho que hablar en nuestro viaje, entonces. ¿Tú y yo en un coche
durante dos días enteros? No, ¿lo qué podría posiblemente ocurrir?

—La Matanza de Texas me viene a la mente —digo—. O posiblemente Thelma


y Louise.

Sonríe. —Creo que estamos en la misma página, querido corazón—. Me guiña


un ojo y reflexiono sobre lo aburrida que puede ser una cuchara y todavía ser
capaz de arrancar un ojo.

— ¿La Matanza de Texas? —Bear hace eco con incredulidad—.Tal vez no


fuera una buena idea.

—Buen trabajo, Chico —dice Otter—. Si alguna vez quisieras no ir en un viaje


por carretera con tu amigo, esa era la manera de hacerlo.

—Oh mierda, —gimo.

—Esto no va a ir bien —Creed está de acuerdo.

— ¿Bear? —Dice Anna. Tal vez deberías simplemente respirar antes de


perder el conocimiento.

Bear hace caso omiso de todos ellos, aun cuando su rostro se ilumina en rojo.
No hace falta ser un genio para ver que su mente va a un billón de millas por hora y
en direcciones que una persona normal con función normal del cerebro no podía
siquiera imaginar. Vamos a ver cómo de bien conozco a Bear, ¿vamos? Hay un
montón de bichos raros ahí fuera, está probablemente pensando. ¿Qué tal si están
conduciendo y cruzan California y sin ninguna razón que para que esto ocurra, el
coche se estropea? Y por supuesto que va a ser en medio de la noche porque es
cuando estas cosas pasan siempre. Sus teléfonos móviles no funcionan porque por
alguna razón, los satélites están escondidos detrás de las montañas o las nubes o lo
que sea y están atascados en medio de en ninguna parte junto a una planta de
empaquetado de carne abandonada que es el único edificio en cuarenta millas.
Tyson no será capaz de resistirse a entrar en él porque creé que todavía está en
producción y tendrá que encontrar alguna manera de hacerla explotar, porque ya no
es un ecoterrorista en formación. No, él ya es un terrorista en toda regla, todo por
culpa de vegetarianismo, pero encuentra que la empaquetadora de carne no está en
T.J. Klune El Arte de la Respiración

producción y no lo ha estado durante años y en cambio ahora es el hogar de una


camarilla de psicópatas sádicos cuya única misión en la vida es causar tanto terror
humano y destrucción como sea posible. Tyson y Corey intentarán huir de la locura
de los locos de la motosierra en mano que acaban de terminar de tener relaciones
sexuales con sus madres en la parte superior de una manta hecha de pieles de sus
víctimas, pero están atrapados dentro de la planta de envasado de carne porque se
ha convertido en un carnaval de terror donde una vez entras, nunca puedes salir.
Estas cosas pasan en California todo el tiempo. Sé esto porque ahora, veo las
noticias, leo artículos y todos los días hay asesinatos masivos con motosierra en
California y no sé por qué nadie ha hecho ni una sola cosa acerca de esta epidemia
de miedo, pero puedes asegurar que a Tyson no se le permitirá ir allí, ¡No señor!
Prefiero que este cabreado conmigo el resto de su vida por pensar que estoy
interfiriendo con él a pesar de que ahora tiene veinte años, a que lo conviertan en
la esclava sexual de sangre de un loco llamado Harvey que le mantiene encerrado en
una jaula hecha de fémures y sujeto a un collar alrededor del cuello de lenguas
secas atadas con las pestañas brillantes todavía con lágrimas. ¡Por supuesto que voy
a interferir si eso significa que lo salvo de tal suerte! No hay forma en el infierno
que vaya a permitir que sea un buffet de mierda para un montón de psicópatas
californianos caníbales endogámicos de motosierra! ¡Sé lo que pasa en California!
¡He visto las noticias!

No está mal, ¿Eh? sí, trata de vivir con él continuamente y verás si es aún
divertido.

— ¡Puedes apostar tu culo a que no vas a California! —finalmente explota—.


No voy a dejar que te violen caníbales psicópatas! —Bingo—. Y lo juro por Dios,
mejor que no creas que estás listo para esta mermelada, ya que me aseguraré de
que tu batido no atraiga a nadie en el patio43.

Maldita sea. Tan cerca. Aún no sé cómo llegó a eso. Debo estar patinando con
mi Bearologia. Solía captar su neurosis hasta el último detalle. Lo cual me pone muy,
muy triste.

—No vamos a ser violados y asesinados —digo.

—Y aunque lo fuéramos, —dice Corey—, usando las leyes de promedios y la


trivialidad de las películas de horror, al menos uno de nosotros tendría que

43
My casa is your casa: en el original utiliza la palabra casa en español.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

sobrevivir para que pudiéramos volver para la secuela. —Niega con la cabeza
tristemente—. Probablemente no seré yo, no soy blanco.

—Me sentiría muy triste si fueras tú, —digo, mintiendo a través de mis
dientes.

—De alguna manera dudo eso —responde, con esa sonrisa de suficiencia de
vuelta en su cara.

— ¡Ninguna violación! —grita Bear.

—No los van a violar —dice Otter, tratando de calmar a Bear—. Tyson no es
lo suficientemente estúpido como para entrar en una empaquetadora de carne
abandonada en medio de ninguna parte —Bueno es saber que llegó a la misma
conclusión que yo.

—Bueno —le digo—, probablemente no. Pero si parece que está todavía en
funcionamiento, cualquier cosa puede suceder. ¿Sabes cuántos de nuestros amigos
animales son monstruosamente destrozados cada…?

—Chico, no estás ayudando a tu causa —dice Creed—. Yo cerraría el pico.

Está probablemente en lo cierto. Bear parece que está listo para encerrarme
en mi habitación y nunca liberarme de mi torre.

—Tengo veinte años, —les recuerdo—. Legalmente, puedo ir a donde elija.

—Probablemente no es el mejor argumento, —dice Otter—, sin embargo es


cierto, sobre todo porque estarías utilizando nuestro coche.

— ¡Puedo alquilar un coche!

—No tienes veinticinco, —dice Anna.

—Y tienes, como, cuatro dólares, —me recuerda Corey.

—Voy a estar atrapado con todos vosotros para el resto de mi vida, —gimo y
por alguna razón, esto hace que casi todo el mundo sonría estúpidamente.

—Iremos a través de Idaho, —ofrece Corey—. Después hacia abajo a través


de Nevada, evitando todo el tema 'caníbalCaliforniano'.

—No, —dice Bear tranquilamente—, permaneced fuera de Idaho —me lanza


una mirada y ambos sabemos por qué, es donde ella vive. O al menos, es donde vivía
T.J. Klune El Arte de la Respiración

la última vez que supimos de ella. No es que exista alguna posibilidad de que te
topes accidentalmente con ella, pero con todas las cosas que han sucedido a
nuestra familia, no podría descartarlo completamente. Tendemos a conseguir el
golpe de la mierda de una vez. Es nuestro tipo de situaciones habitual.

—Uno de nosotros podría ir con ellos, —dice Creed.

¿Quien se creen que son? —Ahora espera un maldito minuto… —empiezo a


decir.

— ¡Eso es perfecto! —dice Corey, callándome—¡Dominic! ¿No estábamos justo


hablando de que ibas a tener algo de tiempo libre?

—Me preguntaste eso, sí —dice Dom lentamente y casi puedo apreciar la


trampa diabólica que Corey ha extendido intrincadamente sobre todos los que nos
rodean. No puedo hacer nada mientras le veo apretar la soga—. Al azar,
inesperadamente.

Corey aplaude. —Bien, entonces, ¡Dominic puede venir con nosotros a Tucson!
¿Vamos a estar, cuanto... una semana máximo? Dos días allí, tres días para pasar el
rato en Tucson y luego dos días de vuelta de nuevo con Dominic y Tyson. Solos. Por
sí mismos. ¿Seguramente podrías pedir permiso, verdad, Dominic? ¿Y, Bear, no te
sientes mucho mejor sobre el viaje sabiendo que un gran policía escolta a nuestro
joven, impresionable y obviamente fácilmente asesinable por caníbales psicópatas a
través de los desiertos de California?

Cuanto más habla, más su muerte en mis manos se convierte en inevitable. Ese
imbécil sabe exactamente lo que está haciendo. Todo esto se debe acabar y nunca
discutirse otra vez, y habría salido de ello, también, si no hubiera sido por ese
homo entrometido.

Y puesto que la carga de esta cuestión se dirige hacia mí, naturalmente todo
el mundo se vuelve a mirarme. Otter se ve preocupado. Judas (Creed) parece que
piensa que esto es la cosa más divertida que nunca haya ocurrido en ningún lugar y
apenas puede contenerse. Anna está regañando a JJ por toda la habitación con los
ojos solamente (de esa manera extraña que sólo los padres pueden hacer) y JJ se
prepara a masacrar a un montón de globos con un tenedor. Bear mira entre Dominic
y yo, una mirada de creciente comprensión cayendo sobre su rostro. Su boca
apretada y los ojos estrechados.

Y sin embargo, maravilla de maravillas, espera. No habla. No dice lo que


piensa que es lo mejor para mí y por una vez, estoy enfadado porque no está
T.J. Klune El Arte de la Respiración

tomando esta decisión por mí y me está haciendo actuar como el inteligente,


maduro y totalmente responsable de veinte años que soy (o como parece que soy,
de todos modos). Hace tan sólo dos segundos estaba loco porque estaba tratando
de tomar una decisión por mí y ahora estoy loco porque no lo hace. Jesús jodido
Cristo. Tengo que ser bipolar. No hay ninguna otra explicación para esto.

Dios. Ser adulto apesta tanto.

Y, por supuesto. Dominic, que está parado allí más grande de lo que cualquier
persona tiene derecho a ser, mirándome con ojos cautos y la cara en blanco y
quiero gritarle que me diga qué coño quiere, qué cojones quiere que haga. Lo que
quiere decir. ¿Cuál es esa palabra que Bear solía usar? Proyección. Por supuesto
estoy proyectando, porque él no quiere nada de mí, no tiene que hacer o decir
ninguna cosa. Su vida y su mundo estaban perfectamente ordenados hasta que
regresé.

Y sin embargo, espera y mira de esa manera exasperante.

En el espacio de los segundos que han pasado, tres respuestas se han


formado en mi cabeza, y nadie sabe cuál es la que saldrá.

Uno: ¿Estas jodidamente loco? ¡Por supuesto que no quiero que vengas! ¿Estoy
luchando una batalla perdida con estas ridículas fantasías en mi cabeza de tu polla
en mi boca, y deseas estar pegado a mi lado por una semana? ¿Cómo podrías creer
que es una buena idea? ¿No sabes lo que me haces? ¿No sabes por qué no regresé?
Me rompiste, Dom. Me rompiste en un billón de pequeñas piezas y de alguna
manera, las volví a juntar, sólo para tenerte aquí otra vez. Te quiero. Creo que
nunca dejé de hacerlo. Pero no puedo tener esto porque a pesar de que ya estoy de
regreso y juntos en alguna forma y manera, todavía no sé cómo respirar.

Dos: por supuesto que quiero que vengas. De esa manera podemos estar uno al
lado del otro lo más posible porque dudo mucho que una vez que este verano
termine nunca vuelva aquí. Creo realmente que Seafare y yo hemos acabado. Así
que vamos a hacer esta una última cosa antes de averiguar cómo volver a mi vida y
volver a mi camino por mí mismo. Una última cosa para que pueda mirar atrás de
ahora en adelante y no sentirme totalmente culpable por que decidí huir una vez
más.

Tercero: ¡Claro, Dom! Sería formidable. ¡Va a ser la bomba! Realmente aprecio
que te tomes tiempo libre de lo que estoy seguro es una apretada agenda para
venir y hacer de canguro para mí y Corey. Tal vez eso nos dará más tiempo para
T.J. Klune El Arte de la Respiración

volver a conectar y ver lo que hay. ¿Tal vez puedas conducir parte del camino
también? Eso sería impresionante.

Tres opciones. Tres reacciones diferentes.

¿Cuál escojo?

¡Sorpresa! La cuarta de ellas.

— ¿Qué pasa con Ben? —pregunto estúpidamente mientras eso se ríe


histéricamente dentro de mi cabeza, llamándome imbécil.

—Esa será su semana con su madre —dice Dominic suavemente—, le van a


llevar a Disneyland con un grupo de otros niños autistas. Se supone que será algo
grande.

— ¿Y no vas a ir?

Sacude la cabeza. Su rostro está todavía en blanco, como si cualquier


decisión no le importase lo más mínimo.

Estás proyectando, eso dice, suena divertido. Jesús, se supone que eres un
maldito genio y aquí estás otra vez preguntándote por qué a un chico no le gustas
como te gusta él. ¿Cómo de extremadamente deprimente ha llegado a ser tu vida
que esto es lo que eres ahora? ¿Has estado en el infierno y de vuelta y esto es lo
que has hecho con ello? ¿Esto es lo que te vas a permitir ser? Prometía tanto, dirán
algún día. Prometía tanto y dejó que todo se desperdiciase. Espero estar todavía
por aquí cuando eso suceda y así decirte te lo dije.

Imito a Dominic tanto como me es posible. Me encojo de hombros. —No me


importa de una u otra forma, no creo que necesitemos una niñera. Pero sería bueno
tener compañía en el viaje de vuelta a casa. —Pienso en cada palabra que sale de mi
boca para asegurarme de que no pueda haber ningún significado oculto deducido a
partir de cualquiera de ellas. No estoy siendo paranoico. Sólo cuidadoso. (Y
paranoico).

Él se encoge de hombros también. —Eso funciona.

¿Que se supone que significar eso, hijo de puta? Casi le grito, pero me
detengo mientras lo siento empezar en la garganta.

Corey aplaude. — ¡Maravilloso! —exclama demasiado animadamente—.


Entonces está decidido. Dominic nos acompañará a Tucson y vamos a ver que sale.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Todo el mundo empieza a hablar a la vez.

La fiesta está decayendo y la gente va diciendo adiós. Estoy en el patio


trasero y Jerry y Alice Thompson me abrazan fuerte y me dicen lo felices que
están de que este en casa de nuevo y que sería mejor si me ven antes de irme a
Tucson. Les sonrío cuando me dejan con un adiós. Buena gente, los mejores.

Estoy cansado, sin embargo. Hoy ha sido extrañamente vacío. No estoy en


pánico, no todavía. Puedo todavía respirar, así que al menos está eso. Pero no puedo
evitar sentir que la alfombra ha desaparecido debajo de mí y he caído de alguna
manera por un agujero de conejo donde llego tarde, llego tarde y nada tiene
sentido porque es todo de colores brillantes y está boca abajo.

Si solo pudiera encontrar algún tipo de control, todo estaría bien. Sé que lo
haría.

Me quito mis sandalias y muevo los dedos de los pies en la hierba. Esta fría
contra mi piel.

—Hola, —alguien dice detrás de mí.

—Hola, —digo de vuelta.

Bear está parado a mi lado y frota su brazo contra el mío. Me siento mejor
ahora que estamos sólo los dos. — ¿Estás seguro acerca de esto?

— ¿Acerca de qué?

—Ya sabes.

—Sí.

— ¿Sinceramente?

—Claro Chico.

—Quiero que todo vuelva a ser como era.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Se ríe silenciosamente. —No siempre fue tan bueno.

Empujo su hombro. —Hemos tenido nuestros momentos, tu y yo.

—Los tuvimos, ¿verdad?

—Sí, Papá Bear.

—Le voy a matar, lo sabes.

Esto me asusta. — ¿Qué? ¿Quién?

—Dominic. —La voz de Bear es dura.

—Bear…

—Si él te lastima, —dice Bear—, voy a matarlo. No me importa que sea


familia. No importa que sea uno de nosotros. Fuiste mío primero y juro por todo lo
que tengo que si te lastima, será la última cosa que haga.

Estoy absurdamente conmovido, su ira está fuera de lugar. —No creo que
vaya a llegar a eso, —digo bruscamente—. No es él, lo sabes, soy yo.

—No hay nada malo contigo.

Me río. —Eso no es ni remotamente cierto.

Se mueve y se para frente a mí, cara a cara. No recuerdo cuando eso sucedió,
el momento en que no tuvo que bajar la vista ya. Es casi como mirar en un espejo.
Es extraño, realmente, pero es casa, también, así que no lo cuestiono.

—No lo hay, —insiste, parpadeando con enfado. No sé con quién está


enfadado ahora, yo, Dom, el mismo o esta situación—. Eres justo de la manera que
necesitas ser. Si alguien intenta decirte lo contrario, voy a patearles el culo.

—Sin duda, Bear —digo, porque no tengo otras palabras.

Él asiente con la cabeza y da un paso atrás. Sus ojos se ablandan y una mirada
lejana cruza su rostro. —Nunca pensé que llegaríamos a este punto, —dice.

— ¿A qué punto?

Él se encoge de hombros. —Aquí, ahora, tú y yo. Tú... tú has crecido.

—Todo el mundo lo hace, Bear, —digo suavemente.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Lo sé. Es que... —sacude la cabeza—. Sólo pensé que habría más tiempo,
pensé que sería más largo.

Pongo mis ojos en blanco. —Tenemos el resto de nuestras vidas, no puedes


deshacerte de mí fácilmente, no me voy para siempre, es tan solo una semana.

Una pequeña sonrisa curva sus labios, — ¿sí?

—Somos hermanos, ¿verdad?

—Sin duda, Chico, hermanos.

—Y los hermanos permanecen juntos, No importa qué pase.

—Pase lo que pase.

—Entonces no tienes nada de qué preocuparte.

—Siempre me preocupo.

Me río. —Eso es porque eres tú, es lo que haces y no hay nada malo contigo,
tampoco.

—Yo no iría tan lejos, —dice.

Estamos tranquilos durante un rato, simplemente una cosa que hacen los
hermanos, supongo. Finalmente — ¿Bear?

— ¿Sí?

—Estoy haciendo lo correcto. ¿Verdad?

— ¿Acerca de?

—Todo.

Se encoge de hombros. —Creo que sí, eso espero. Lo descubriremos, supongo


e incluso si no lo es y aunque no vaya como pensamos que iría, entonces vuelves a mí
y pondré nuevamente todo junto y me aseguraré de que todas las grietas se
mantengas unidas.

Asiento. — ¿Cómo pensamos que va a ir?

—Eso es desconocido, ¿no? La vida es una mierda a veces.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

—No sé cuando te volviste tan inteligente, —le digo. En serio, ¿recordar a


Bear de vuelta en el día?, nunca habría sido capaz de pensar así.

Se ríe. —Raro, ¿verdad?

—Extraña manera. —Una pausa—. Estaré bien, —digo—. Eso creo.

—Por supuesto que lo estarás, —Se quita sus zapatos y se acuesta en la


hierba, mirando hacia arriba al cielo, que se torna lento a rosado, veteado por
rayos del sol contra las nubes.

Me tumbo su lado, hombro con hombro.

Observamos el cielo, Bear y yo.

Y estoy justo donde tengo que estar.

Dom es el último en irse. Todo el mundo está arriba instalándose para la


noche. Bueno, al menos Bear y Otter lo están. Estoy seguro de que Corey está
esperándome y que le empuje un atizador al rojo vivo por su culo para que se
revuelque entre gritos de muerte. Tendré mi venganza esta noche.

Estamos en la puerta de entrada de la Monstruosidad Verde. La bombilla de


la luz del porche está fundida y su rostro está en sombra.

—Perdón por lo de antes —digo con una mueca— durante el almuerzo, quiero
decir. Fue extraño. Resultaba raro.

Él se encoge de hombros mientras su voz retumba en el pecho. —Va a tomar


tiempo, creo.

—Sí, tal vez.

—Lo conseguiremos, sin embargo.

No sé si me lo creía, pero si él lo hace, lo menos que puedo hacer es probar. —


Sí, Dom.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—No... —se detiene, toma aliento, suspira—. No sabía que Corey iba a
preguntar eso, de tu viaje. No quise entrar con calzador en esto.

Niego con mi cabeza. —No lo hiciste. Eso es... lo hizo Corey por ti. Además,
será bueno.

— ¿Lo crees?

—Seguro. Vamos a pasarlo bien, puedes mantenerme fuera de problemas.

Se ríe. —Lo haré lo mejor que pueda —Parece que quiere decir algo más, pero
todo lo que dice es —Mejor me voy.

—Está bien. Te llamo. O algo.

—Me gustaría eso.

¿Por qué esta sensación de final de una torpe mala primera cita? —Genial, Eso
sería... genial.

—Buenas noches, Tyson.

—Adiós.

Cierro la puerta, pongo el cerrojo y presiono mi frente contra la madera, me


regaño por un millón de cosas…como, ¿cómo pude haber sonado tan tonto? ¿O tan
infantil?, ¿O tan inmaduro?, ¿O tan ridículo? ¿O tan…?

Hay una llamada en la puerta. Casi como que lo estaba esperando, así que tiro
para abrirla.

La luz se derrama en Dom. Mira nervioso. No está seguro. Alza su mano hacia
arriba y rasca la parte posterior de su cabeza y mira abajo hacia los pies. —Yo… yo
traje algo —dice—, por tu cumpleaños.

— ¡Oh, vaya! No necesitabas…

Empuja un paquete mal envuelto en mis manos. Es muy pesado. Algo se mueve
y suena en su interior.

Levanto la vista hacia el sin saber que esperar. Él asiente con la cabeza y
después da vuelta y camina hacia su coche, entra en el, arranca y se va.

Sin decir una palabra.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Veo como las luces traseras se desvanecían en la oscuridad. Finalmente, se


van y estoy solo.

Cierro la puerta.

Me siento en el suelo, mi espalda contra la pared.

Pongo el paquete entre mis piernas, deslizo mis dedos por debajo del papel.
Lo rasgo fácilmente. Suena tan fuerte en la tranquilidad de la casa.

En su interior hay una caja de madera, ricamente tallada con flores pequeñas
y hojas en la tapa, girando como si una vez que habían crecido y desde hace mucho
tiempo muerto y endurecido se hubieran convertido en parte de la caja. La madera
es oscura y lisa, bien encerada y cuidada. Bisagras de cobre amarillo en la parte
trasera.

Levanto la tapa.

Hay una nota en la parte superior, doblada por la mitad. La saco y veo el
garabato familiar dentro.

Siempre he querido que tengas esto. Supongo que pensé que tendría
más tiempo para asegurarme de que lo tuvieras. No es tu culpa.

Sé que a veces estas cosas suceden. Así es la vida.

Esto perteneció a mi madre. Es una de la pocas cosas que me quedan de ella.


Nunca la conociste, por supuesto, pero creo que a ella le gustaría que lo tuvieras.
Eso es lo que me digo a mí mismo, de todos modos. Pero creo que es cierto.

En el interior está todo Tyson. Todo sobre tú y yo.

Todo lo que nos hace quienes somos.

La nota cae a mi lado.

Miro dentro de la caja.

Es nuestra historia.

Y es, ¡oh Dios mío!, son, cosas pequeñas, todas estas pequeñas cosas. Aquí
está un trozo de entrada de la primera película que vimos juntos, alguna horrible
superproducción éxito de taquilla en verano con efectos especiales y explosiones
que tanta gracia nos hacía pero que secretamente amábamos.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Aquí esta una página de un terrible poema que había escrito sobre la batalla
contra esa maligna fuerza conocida como Santa/Satanás.

Aquí está una fotografía rota de nosotros de pie uno al lado del otro y soy
tan pequeño a su lado. Tan pequeñín. Nuestras caras están mirando hacia arriba y
explotando en color mientras vemos fuegos artificiales estallando sobre nosotros.

Aquí hay una nota que le había escrito y dejado en el coche cuando yo tenía
once años, lamentándome de mi nuevo maestro y como de trivial me parecía y que si
Dominic creía que me estaba fallando el sistema escolar público, que si no pensaba
que sería mejor si era educado en casa. Vamos a tener que encontrar la manera de
engañar a Bear para que haga esto, escribí. O simplemente debería pasar a
secundaria e ir a clase contigo. Eso sería probablemente la decisión más sabia.
Trabajemos en un plan esta noche.

Aquí está una copia de Brave New World , la primera cosa que le había
regalado. Era nuevo cuando lo compré. Ahora está cariñosamente desgastado,
después de haber sido leído infinidad de veces.

Aquí está una entrada del Skee-Ball en el paseo marítimo.

Aquí están unas gafas de sol rotas, esas sobre las que accidentalmente me
senté y rompí.

Aquí están las gafas funky que le había comprado para reemplazar las rotas
verde brillante y ridículas.

Aquí están estas cosas. Aquí están todas estas pequeñas cosas,
intrascendentes para los demás, pero todo para mí. Encuentro más y más y más. Un
botón. Un pin. Notas y entradas y fotos y trozos de cuerdas y la tela y todo.
Cuanto más miro, más profundo va hasta que estoy rodeado de él y de mí, hasta que
estoy sumido en todo lo que nos hizo quienes somos.

Esta lata.

Esta puntuación.

Esta vela de cumpleaños.

Este adorno de Navidad.

Este anuncio del PETA.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Esta pulsera rota.

Todo es nosotros. Cada trozo. Cada pieza. Cada parte.

Finalmente, llego a la parte final. Mi cara está mojada y no hago nada para
limpiar mis ojos, incluso mientras se empañan. No es tan difícil respirar como
pensaba que sería.

Hay una última cosa en la caja. Otra nota doblada.

La saco y la abro.

Quería decir lo que dije ese día cuando nos conocimos. Es inevitable, Tyson.

Tu amigo, siempre,

Dom

Coloco la nota en la parte inferior. Recojo todos los pedazos de nosotros y los
coloco en la caja. Finalmente, todo está dentro y pongo la primera nota en la parte
superior. Cierro la tapa. Paso mis dedos por las hojas de la madera.

Esto perteneció a mi madre. Es una de las pocas cosas que me quedan de ella.

Su madre, quien había muerto tan injustamente a manos de su abusivo padre.


Dom trató de detenerlo. Incluso lo había apuñalado varias veces. Pero ya era
demasiado tarde.

Había gritado entonces. Había gritado durante horas, hasta que él no pudo
gritar más, rompió sus cuerdas vocales. Fueron horas y horas. Sólo se detuvo
cuando llegó a ser físicamente imposible continuar.

Y ahora me había dado parte de ella a mí. Su nombre había sido Crystal, creo.

Yo no... No.

No importa ahora. Cómo me siento. Cómo no me quiero sentir. Lo que hice. Lo


que hizo. Lo que nosotros no hicimos. Nada de eso importa.

Es Dom. Soy Ty.

Somos inevitables. Esto es lo que importa.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Parte tres

Sólo respira

Tomé una respiración profunda y escuché el viejo rebuzno


de mi corazón:

Yo soy, yo soy, yo soy.

-Sylvia Plath
T.J. Klune El Arte de la Respiración

19

Cuando Tyson va a la mazmorra

sexual de Helena Handbasket

— ¿Estás seguro de que lo tienes todo? —me pregunta Bear por billonésima
vez. Mira hacia la parte trasera del todoterreno de Otter preocupado,
aparentemente seguro de que va a ver que echo en falta de algún modo un par de
calcetines o una de las cuatrocientas diminutas botellas de viaje de champú que él
pensó que necesitaría por alguna razón—. No querrás olvidarte algo en el camino.
¿Quién sabe cuándo podrás volver a parar?

—Porque obviamente no hay tiendas de aquí a Tucson —le digo—. No sé qué


demonios voy a hacer cuando me entere de que no tengo suficiente champú para los
próximos catorce años.

—No estás ayudando —dice con el ceño fruncido.

—Tendrías que conseguir una maleta aparte solo para guardar todo el
champú, —le recuerdo.

—Probablemente esto debería terminarse antes de que aumente, —sugiere


Otter—. Porque, conociéndolos, lo hará.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

— ¡Él fue quien me hizo cogerlo todo!

— ¡Oh seguro! ¡Cúlpame por querer asegurarme de que tengas el pelo limpio,
brillante y sin caspa! ¡Lo siento mucho!

—Y aumentó, —suspira Otter.

—Puedes venir con nosotros, —le dice Corey—. Deja a estos dos aquí.
¿Realmente están discutiendo sobre champú?

—Solo es que se van a echar de menos el uno al otro, —explica Otter. —Así es
cómo se lo demuestran.

—Oh asqueroso. —Gimo—. Eso no es ni remotamente cercano a lo que está


pasando en este momento. Esto es sobre mi derecho americano de no llevarme
seiscientos champús para un viaje de una semana.

— ¿Echarle de menos? —Dice Bear con incredulidad—. ¿Por primera vez en no


sé cuánto tiempo la casa va a estar vacía con solo nosotros dos, y crees que voy a
echarle de menos?

—Le doy una hora antes de que empiece a putear sobre lo tranquila que está
la casa, —dice Otter.

— ¡Yo no puteo!

—Puteas un poco, —dice Dominic.

—Todo el tiempo, —coincido.

—No es que tú seas mejor, —me dice Dom—. O, más bien, no solías serlo.

—Sigue siendo así, —dice Corey—. Confía en mí. Cuando ambos se ponen en
marcha, jurarías que solo están haciendo ruidos agudos y no formando palabras
reales.

—Tírate de un acantilado, —murmuramos Bear y yo al mismo tiempo, como si


necesitáramos alguna evidencia más de que esencialmente somos la misma persona.
Qué puto fastidio.

— ¿Ya terminasteis? —Pregunta Corey—. Es demasiado temprano para esto, y


me gustaría estar de camino para poder volver a dormirme y dejaros conducir para
ayudarme a hacerlo.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Eso es como racismo a la inversa —le digo.

—Soy negro, —él me ladra en respuesta—. Considéralo una recompensa.

Ni si quiera voy a tocar eso. — ¡Adiós! —Digo ruidosamente, yendo hacia el


coche—. ¡Es tarde! ¡Adiós, casa! ¡Adiós, Otter! ¡Que te den, Bear!

—Detente justo ahí —dice Bear.

Y lo hago, joder.

Él se detiene frente a mí. Yo le miro. Él me devuelve la mirada.

—Diviértete, —dice, incluso aunque suene como si no lo sintiera en absoluto.

—Tú también —replico—. Ya sabes, con toda esa tranquilidad.

Nos abrazamos el uno al otro rígidamente.

— ¿Estarás bien? —susurra para que los demás no puedan escuchar.

—Eso creo —susurro también—. ¿Puedo… puedo llamarte? ¿Si necesito


hablar? ¿O lo que sea?

—De día o de noche.

—Vas a hacer bastante bien todo esto de la crianza. Si no metes la pata por
completo.

—Siempre es así, —dice él.

—Gracias, papá Bear.

—Siempre. —Me suelta y levanta la voz de nuevo—. Ahora vete de aquí para
que pueda convertir tu habitación en un despacho.

—Mejor no toques mis cosas, —le advierto—. Si vuelvo y falta algo, te


quemaré hasta los cimientos.

Él pone los ojos en blanco, pero veo la pequeña sonrisa en su cara mientras
pasa junto a mí. Se detiene al lado de Otter, quien le mira con una sonrisa boba en
su cara, como si no se dejara engañar por ninguna de estas bravatas. Y
probablemente no lo haga.

— ¿Qué? —Le ladra Bear.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Nada, —dice él—. Nada en absoluto —Envuelve el brazo sobre los hombros
de mi hermano y le estrecha más cerca.

—Y dicho lo cual, —digo.

Es extraño, realmente. Conduciendo lejos. Por alguna razón, mientras veo la


Monstruosidad Verde, a Bear y a Otter empequeñeciéndose en el espejo
retrovisor, siento un nudo en el fondo de la garganta. Parece que me estoy alejando
por más tiempo que una semana. Parte de mí casi quiere volver y esconderme tras
Bear y Otter. Pero eso no es lo que necesito.

Solo es una semana. Nada va a cambiar durante ese tiempo. Todo seguirá
igual cuando vuelva. Ya averiguaré qué hacer con este lío de vida después.

Diez minutos más tarde, mientras giro el todoterreno al sur hacia unas
desiertas mil quinientas millas de distancia, Corey empieza a roncar en el asiento
trasero, y digo lo que debería haber dicho en algún momento durante las últimas
dos semanas, lo poco que le he visto. —Gracias.

Dominic mira por la ventana del pasajero hacia el océano. Parece que se
acerca una tormenta sobre el agua. — ¿Por qué?

—Nuestra historia.

Una pausa. Entonces, —De nada.

No puedo encontrar nada más que decir.

Sí. Nada va a cambiar en absoluto.

Dos días más tarde, estoy intentando entender cómo puede esta gente vivir
en Arizona.

—Todo es soso y aburrido —digo morosamente, mirando afuera por la ventana


mientras Kori conduce a través de las afueras de Tucson. Dom está dormido en el
asiento trasero. Tendré que despertarle pronto—. ¿Dónde demonios están todos
T.J. Klune El Arte de la Respiración

los árboles? No creo que sea posible para la gente vivir sin la proximidad cercana
de árboles.

—Están justo allí, —dice ella, señalando por la ventana.

—Aquello es un cactus —uno bastante fálico.

—Es lo mismo.

—No puedes abrazar un cactus.

—Tampoco deberías estar abrazando árboles en realidad. Eso es raro.

Qué mujer tan triste es Kori. — ¿Cuándo hemos llegado al puesto de control
anticonstitucional donde, si pudiera tener la piel más oscura, probablemente
estaría detenido por ser un inmigrante ilegal sospechoso, aunque no hubiera
ninguna prueba?

—Ya te dije, no existen realmente.

— ¿Oh, de verdad? —me burlo de ella. —Cuéntaselo a Jan Brewer44, la


diabólica bruja cabecilla que dirige este lugar estéril, sin árboles.

—Creo que su título actual es “gobernadora”, no diabólica bruja cabecilla.

Agito la mano ante ella. —Es lo mismo.

—Fue promovida después de que Janet Napolitano se fuera. Fue reelegida


después de eso.

—Hicieron las mismas cosas que Stalin, —digo—. Mira lo bien que salió.

—No dije que fueran gente inteligente, —dice ella—. Estás en un estado rojo
con tu pequeñez azul. Piensa en ti mismo como un pitufo de pie bajo el sol.

—Eso es sorprendentemente visual y tan, tan triste. Chicos tenéis mucha


basura aquí.

—Lo llaman desierto.

44
N.T: Gobernadora de Arizona, miembro del partido republicano, conocida por aprobar
una controvertida ley contra la inmigración ilegal en 2010, que criminalizaba a las personas
indocumentadas.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Es basura.

—Ya sabes, aquí hay un ecosistema muy variado sobreviviendo…

—Buen intento, —le digo—. Casi me tenías apelando a mi lado científico, pero
entonces mi teléfono simplemente bulló con una alarma de calor extremo.

— ¿Cuánto, cuarenta y tres grados? Eso no es nada. Es un calor seco.


¿Recuerdas la humedad en New Hampshire? Eso era espantoso.

— ¿Dónde estamos? —pregunta Dom desde el asiento trasero, su voz ronca y


adormilada y extremadamente excitante. Condenados putos sentimientos y
hormonas.

—Casi allí, —dice Kori—. No puedo decir si suena contenta por eso o no. Diez
minutos más y estaremos en casa de Sandy. Debería de estar saliendo de trabajar
ahora, así que deberíamos ir directamente a su casa.

— ¿Estas emocionada por volver a casa? —le pregunto—. No sé qué clase de


respuesta estoy esperando. Ojalá una razonablemente honesta. Conozco a Corey y
a Kori. Sé que Kori aparece cuando Corey está nervioso, asustado o preocupado.
Kori es seguridad. Kori es estar a salvo y cálido. Kori es en quien Corey se
convierte cuando las cosas se ponen difíciles. No creo que él se esté escondiendo
tras ella, es más él poniéndose una cara diferente contra el mundo. Kori puede ser
tranquila y puede parecer frágil, pero lleva acero en los huesos. Me preocupa que
ella sea solo apariencia ahora. No sé cómo podría afectarla volver a casa en Tucson.
Aunque me lo puedo imaginar, especialmente si es algo como lo que fue volver a
Seafare.

Algo destella en sus ojos, pero no puedo captarlo suficientemente. Casi


parece furia. O miedo. Pero se ha ido demasiado rápido. —Claro, —dice—. Será
genial.

No la creo en lo más mínimo.

Sandy vive en una casa de adobe en un barrio tranquilo. Hay algunas plantas
en macetas colgadas fuera (probablemente aspirando su último aliento mientras se
asan bajo el sol ardiente) y un baño de pájaros en el patio delantero, pero hasta el
momento nada que dijera que era la mejor drag queen de la historia mundial, como
Kori promocionaba. Por supuesto, supongo que porque una persona sea una drag
queen no significa que el exterior de su casa tenga que parecerse a una drag queen
T.J. Klune El Arte de la Respiración

también. Después de todo, yo no me parezco nada a la Monstruosidad Verde. Al


menos espero que no.

Hay un sensible coche eléctrico (lo apruebo) en el garaje, y en la matrícula


pone QWN4LFE45 (lo cual apruebo inmensamente… ¿por qué no puede Bear tener
una matrícula que lo proclame reina de la vida? Ciertamente tendría sentido).
Mientras salimos del todoterreno, la puerta delantera se abre y casi espero que
haya una explosión de brillantina y plumas de una boa rosa. Sin embargo, sale un
hombre delgado, estrecho y alto. Podría decir que es insulsamente guapo, con su
rubio pelo corto y ojos marrones, pero la sonrisa en su cara tiene una curva
traviesa, y puedo ver el brillo en sus ojos.

Parece que Helena Handbasket nunca está muy lejos de la superficie.

—Muñequitos, —dice Sandy cálidamente—. Estoy muy contento de que


llegarais bien. —Camina hacia Kori y la abraza estrechamente, levantando a Kori del
suelo y dando vueltas en el aire. Le susurra algo en el oído, algo que tiene
significado solo para ellos, y veo a Kori endurecerse por un momento. Ella niega y se
encoge de hombros mientras Sandy le besa la mejilla. —Lo resolveremos —dice él.

Se vuelve hacia mí. — ¡Pequeño Bollito Tyson! —dice, y me atrapa en un abrazo


también—. Te ves incluso más delicioso en persona. —Se asoma por encima de mi
hombro—. Dios, si hubiera tenido ese culo cuando tenía tu edad, probablemente
hubiera hecho porno. ¿Nunca has pensado hacer porno? Estoy seguro de que harías
dinero. La gente se masturbaría contigo a diestro y siniestro. Probablemente ya lo
haga.

Me ruborizo furiosamente. —Uh… no. Nada de porno. Aún no.

Él echa la cabeza hacia atrás y se ríe. Es un sonido dulce. —“Aún no” dice.
Bien, cielo, si eso es lo que estás buscando, estoy seguro de que podría liarte.

—Lo tendré en cuenta —De alguna manera, no creo que fuera a volar de
vuelta a casa si me metiera en el porno. Estoy bastante seguro de que Otter y Bear
se cagarían encima. Y qué pasa si les gusta el porno (¡brutal!) y de alguna manera
tropiezan con eso y alcanzan a ver mi culo…

45
N.T: QUEEN FOR LIFE.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Wow. Tengo que abandonar esta línea de pensamiento ahora mismo. Culpo a
Tucson. Tiene que haber algo en el aire que te hace pensar en cosas sucias.

Sandy da un doble toque cuando Dom sale del asiento trasero. Dom se estira
y su camiseta se levanta levemente, mostrando una delgada franja de piel por
debajo, y casi puedo escuchar a Helena Handbasket rugiendo. Se ha ido el
insulsamente guapo con una dulce sonrisa. Se han ido, también, aparentemente, los
huesos, a juzgar por la forma en que es capaz de escabullirse y deslizarse hacia
Dom. Dom tiene una pequeña sonrisa en su rostro, como si este hombre ya le
divirtiese mucho.

—Bueno, bueno, bueno, —ronronea Sandy—. ¿Qué tenemos aquí? —Se apretó
contra el costado de Dom, recostando la cabeza en su hombro—. ¿Dónde, mi gran
lascivo trozo de pastel de hombre, has estado toda mi vida? Apuesto a que podrías
levantar a tres como yo en un banco de pesas sin sudar, pero tienes suerte, solo
hay uno como yo y confía en mí cuando te digo que soy un hombre más que
suficiente para ti.

Uh. Espera. ¿Qué?

—Lo tendré en cuenta, —dice Dom, palmeando a Sandy en lo alto de la cabeza.

— ¡Esa voz! —Chilla Sandy—. Por favor dime que has hecho porno y donde
puedo comprarlo. Coge mi dinero. Coge todo mi dinero.

—No he hecho porno, —dice Dom—. No sé lo bien que eso afectaría al cuerpo.

Los ojos de Sandy se humedecen dramáticamente. — ¿Eres oficial de policía?


Cariño, no creo que eso sea un problema para el cuerpo. ¿Nunca has visto C.O.P.S.:
Cum On Perverted Suspects? 46 Esos policías no tenían problemas empujando sus
porras en los culos de los demás.

—He debido perderme esa, —dice Dom—. No sé muy bien si eran policías
reales.

—Solo se trata de una fantasía, muñequito —dice Sandy—. Y tú eres unos dos
metros cuarenta de viviente, respirante y ridículamente musculosa fantasía.
Simplemente debería hacerte formar parte de mi espectáculo mañana por la noche

46
N.T: Semen sobre Sospechosos Pervertidos.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

en el club. Dime, ¿estás lo suficientemente cómodo en tu heterosexualidad como


para quitarte la camiseta y los pantalones en el escenario y ser completa y
escabrosamente objetivado por decenas de gritos homo? Estoy bastante seguro de
que tengo un par de pantys brillantes para chico que te puedes poner. Aunque he de
decir que, si tu polla es tan grande como el resto de ti, es probable que se te salga.
Pero, es un incentivo, por supuesto. Me aseguraré de que recibas parte de las
propinas, que probablemente ascenderán a seis dólares con cuarenta y dos
centavos.

—Eso es mucho, ¿uh? —Pregunta él con una sonrisa—. ¿Cómo podría decir que
no a eso?

—Sucia puta, —siseo antes de poder detenerme. Y ahí está la imagen de los
pantys brillantes para chico que es necesario que se vaya, igual que ayer. No estoy
en ese tipo de cosas. Bueno, al menos mi mente no lo está. Mi pene piensa que es
una gran idea. Estúpido puto pene.

Todo el mundo me mira, pero no antes de que Sandy y Kori intercambien una
mirada que me da ganas de patearles las rótulas. —Um. Dije que vayamos dentro.
¿No hace mucho calor fuera? Parece que hace mucho calor.

—Por supuesto, —dice Sandy tímidamente, como el ejército diabólico que es—
Estoy tan acostumbrado, que ni me di cuenta. Pobre bollito. Voy a cuidarte tan bien
en Casa de Helena que nunca querrás irte. —Me guiña el ojo a sabiendas, y casi
corre gritando hacia la dirección contraria.

Conociendo mi suerte, tropezaré y me caeré sobre un cactus.

El interior de la casa de Sandy es deliciosamente cursi, pero


sorprendentemente de buen gusto (lo sé, lo sé. Solo pensaba que habría montones
de pelucas y un consolador negro de noventa centímetros sobre la mesa de café o
algo así… Aparentemente no se mucho de drag Queens). Hay toques de color por
todas partes, desde el sofá verde hasta las paredes azules y rojas. El suelo es de
madera, cubierto aquí y allá con gruesas alfombras blancas. Hay una mancha en una,
escondida detrás de la esquina de la sala de estar.

—Sí, —dice Sandy con el ceño fruncido—. Eso.

— ¿De qué es?, —pregunta Kori.

—Del perro del infierno conocido como Ruedas, —dice con una mirada de
disgusto extremo—. El perro de Paul. Me encanta el pequeño chucho callejero de la
T.J. Klune El Arte de la Respiración

muerte, pero no es normal. Estoy bastante seguro de que vomitó allí a propósito,
porque no le dejé salir fuera mientras estaba lloviendo. Confía en mí cuando te digo
que Ruedas es una criatura vengativa con maldad en su corazón.

— ¿Por qué Ruedas? —pregunto—. Es un nombre extraño.

—Le atropelló un coche cuando era un cachorro, —dice Sandy—. Perdió las
dos patas traseras y el rabo. Lleva un carrito enganchado a su trasero para que
pueda correr. Paul lo adoptó así y le puso ese nombre.

— ¿Un perro de dos patas? —pregunto.

—Sí.

—Llamado Ruedas.

—Correcto.

—Tengo que conocer a Paul, —le digo a Kori—. Como, ahora. Cualquier hombre
que recoge a un perro discapacitado a propósito tiene que ser un ser humano
increíble.

—Oh, —dice Sandy—, ¡eso está bien! Kori me dijo que fuiste un hippie.

—No creo que lo dijera así, —dice Kori apresuradamente.

—Sí, lo hiciste, —dice Sandy—. ¿Qué fue lo que dijiste? Verdaderamente lo


disfruté. ¡Ah, sí! Dijiste que Tyson era un bollo izquierdista hippie vegetariano a un
paso de volar los laboratorios de pruebas con animales y Seaworld47 todo por el
bien de salvar lo que él llama sus compañeros animales. —Entrecierra los ojos hacia
mí—. No parece un hippie, sin embargo. Parece salido de algún sitio de pago de la
universidad para gays.

—Oh, no, —gime Kori, cubriéndose la cara.

— ¿Hippie? —exclamo furioso—. ¡No soy un maldito hippie! ¡Y las orcas en


Seaworld son forzadas en pequeños tanques y brutalmente golpeadas y mal
alimentadas para enseñarles trucos para interpretar ante alguna familia de obesos

47
N.T: Parques temáticos estadounidenses ambientados en la vida marina y conocidos por
sus espectáculos con orcas.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

de Ohio de vacaciones que comen Oreos fritas cubiertas de salsa de bacon


mientras que ni se preocupan de que su entretenimiento esté siendo torturado!

—Tyson es un poco… expresivo… cuando se trata de sus convicciones, —dice


Dom.

—Eso es un eufemismo, gigante sexual, —dice Sandy, con los ojos muy
abiertos—. Bendito lavado de cerebro de PETA, Batman.

—No soy un hippie, —murmuro.

—Un poco hippie, —dice Kori—. Pero de una buena manera.

—No hay ninguna buena manera de ser un hippie, —le digo—. Especialmente
los hippies playeros.

—Tuvimos algunos problemas con los hippies playeros, —le cuenta Kori a
Sandy—. No sabían cómo cantar y lanzaron piedras a las ventanas.

— ¡Malditos hippies playeros! —Aparentemente, aún no lo he superado.

—Tuve que arrestar a estos dos, —le dice Dom a Sandy.

— ¿Lo hiciste? —Ronronea Helena Handbasket—. ¿Uniformado y con esposas?


Esos pequeños cabrones con suerte.

—No fue tan divertido como suena, —puntualizo—. Las esposas dolían.

—Así es como sabes que estás teniendo un poco de diversión, —dice Dom
con un guiño, y no puedo hacer nada más que mirarle boquiabierto, porque quiero
saber quién es este hombre y qué ha hecho con mi enorme, silencioso y estoico
Dominic.

—Conoceréis a Paul y Vince mañana en el almuerzo del sábado, —dice Sandy —


. Pensábamos daros algo de tiempo para instalaros.

— ¿Tienes suficientes habitaciones? —Pregunta Dom—. Podemos ir a un hotel.

— ¿Un hotel? —Pregunta Sandy—. Por supuesto que no. Solo tendremos que
dormir un poco. Pero ya que todos somos así de buenos amigos, no creo que eso sea
un problema, ¿verdad? —Sonríe a Kori—. Tú estarás en mi cama, cariño, pero no te
hagas ideas. Le he entregado mi corazón a Jesús.

—Pobre Jesús, —dice Kori.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Zorrita bocazas, —dice Sandy—. Y en cuanto a vosotros dos, estaréis en la


habitación de invitados. Es realmente pequeña, pero el agente inmobiliario me lo
describió como acogedora cuando compré el lugar, y como yo estaba tratando de
meterme en sus pantalones, no me importó.

— ¿Nosotros dos? —pregunto, mi voz aguda—. ¿Hay dos camas?

Él se ríe. —No, cielo. No es 1950 y tú no eres un ama de casa. Una cama. Es


de matrimonio, naturalmente. Pero dado el tamaño del oficial, aún va a ser
apretado. Eso no debería ser un problema, ¿verdad? Kori me dice que sois viejos
amigos. Por lo general, utilizo esa habitación para huéspedes que de alguna manera
terminan borrachos en mi casa después del cierre del bar y se sienten ligeramente
amorosos. Pero no os preocupéis, está completamente limpia y preparada para
vuestro disfrute. Mi objetivo es complacer. —Dice todo esto con una completa
mirada de inocencia en su cara. E incluso aunque solo le conozco desde hace quince
minutos, aun así, puedo decir que es una mierda total y absoluta. Sabe exactamente
lo que está haciendo. Ese fuego brillante en sus ojos es por entero de Helena.

Dom se encoge de hombros como si no fuera gran cosa. —Por mí está bien.

—Tú roncas —le acuso débilmente, como si esto fuera una justificación para
cuando termine durmiendo en el sofá. O en el coche. O corriendo de regreso con
Bear para que pueda esconderme en la bañera.

— ¿Cómo lo sabes? —Él dispara como respuesta—. No has estado alrededor


para averiguarlo.

Caramba. ¿Y qué, en nombre de Dios, se supone que significa eso?

—Bien, esto es bastante bueno, —emite Sandy—. Suena a que todo saldrá
bien. ¡Oh Dios, adoro tener invitados en casa! Kori, ¿vamos a quitarnos el polvo de
nuestras narices antes de la fiesta de la noche? Podemos tener una hora de chicas.
—Nos mira a Dom y a mí—. Chicos, vuestra habitación está al final del pasillo. Hay
un baño junto a la puerta con toallas esponjosas y listas para vuestro disfrute.
Tomaros la libertad de daros un pequeño baño. Lo prometo, no hay cámaras
instaladas en la ducha.

Con eso, agarra a Kori por el brazo y la arrastra fuera de la habitación.

Hijo de puta.

Acogedor y una mierda.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

La habitación es jodidamente pequeña.

Hay una cama de matrimonio, de acuerdo, pero ocupa la mayor parte del
espacio sin apenas hueco para moverse. Una ventana pequeña permite entrar la luz
del sol ardiente que promete irritarme la piel. El otro único mueble en la habitación
es una pequeña mesita de noche en el lado más alejado de la cama. Encima de la
mesita hay una pecera con condones. Diseminado junto a la pecera hay unos diez
tipos diferentes de lubricantes con nombres tan ridículos como “mantequilla
extrema” y “chico-fácil” (una me hace no querer volver a comer palomitas nunca
más), la otra quiere asegurarme que esto no es en realidad un episodio de To Catch
a Predator48. Una borla de algo de cuero cuelga de uno de los cajones de la mesita
de noche. Estoy bastante seguro de que las vacas no evolucionaron para que sus
pieles se utilizaran en un culo lleno de mantequilla extrema.

—Bueno, esto es realmente nuevo, —dice Dom, mirando arriba.

Sigo su mirada. Encima de la cama, pegado al techo, hay una hilera de espejos.
Porque, ya sabes, es lo que tiene la gente normal.

—Esto no es un dormitorio, —gimo—. ¡Es una mazmorra sexual!

Dom ladea la cabeza hacia los espejos. —No creo que sea tanto una mazmorra
sexual. No veo ningún columpio o una cruz de San Andrés 49 con un vil y hosco amo
de la mazmorra esperando para azotarte.

— ¡No sé lo que significan ninguna de esas cosas! —Me doy cuenta que o bien
soy un mojigato o que realmente tengo que ponerme al tanto sobre mis estudios de
todos los temas sexuales. Ja. A empollar. Eso es divertido, de una especie de
manera de “estoy a punto de enloquecer histéricamente”.

—Me preocuparía que lo hicieras —me asegura.

— ¿Cómo sabes tú lo que son esas cosas?

—Me ataron a la cruz una vez —dice—. Azotado en cada pulgada de mi vida.

48
N.T: Programa americano de telerrealidad que realiza investigaciones con cámaras
ocultas.

49
N.T: Se refiere a una cruz en forma de aspa utilizada en las prácticas de BDSM.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Mi boca se desencaja. — ¿Tú qué? — ¿Quién demonios es este extraño


masoquista que está de pie frente a mí, y qué ha hecho con mi amigo? (Y, como nota
aleatoria al margen que no puedo dejar de lado, ¿qué lleva puesto uno exactamente
cuando está atado a la cruz y es azotado?)

Él pone los ojos en blanco. —Era una broma, Tyson. He arrestado a algunos
pervertidos, eso es todo.

— ¡Sabía que era una broma! —En realidad no lo sabía y estoy mintiendo entre
dientes.

Él pone su bolsa sobre la cama. Yo, por alguna razón, miro hacia los espejos
otra vez. Hay tres, todos apretados uno contra los otros. Supongo que nunca he
pensado en como tal cosa podría ser buena para el sexo, pero ahora que lo pienso,
estoy bastante seguro de que así podría ver absolutamente todo si,
hipotéticamente, alguien estuviera sobre su espalda y otro alguien estuviera yendo
a la ciudad sobre él desde arriba. Quiero decir, supongo que puedo ver los
beneficios de esa clase de ángulo, y todo sería rápido, duro, sucio y…

¡Nop! ¡No, señor! No necesito estar pensando en esa clase de cosas, porque lo
más probable es que provoquen erecciones inapropiadas. Y si hay una cosa que
arruine el compartir platónicamente lo que posiblemente sea la cama más pequeña
del mundo entre dos amigos que solían ser como hermanos, es una erección
inapropiada. Bueno, no es que lo dé por hecho, pero más o menos puedo suponerlo.
No quiero tener que despertarme en mitad de la noche y explicar a mi compañero
de cama heterosexual por qué estoy empalmado y le observo a través de los
espejos sobre la cama. No es una conversación propia de una amistad duradera.

—Si quieres —dice Dom sin volverse—, podemos ir a un hotel. He visto un par
justo al final de la carretera.

Bien, ese es el camino más fácil, ¿verdad? Di que sí y entonces estaríamos en


una habitación de aspecto genérico con sábanas ásperas con olor a detergente
clínico y almohadas de gran tamaño que tienen pelos largos y negros de algún
extraño. ¿Pero eso no es lo que ellos están esperando? Por supuesto que lo es.
Ahora estoy completamente convencido de que esto es parte de algún plan maestro
del villano psicótico conocido como Kori y su compinche, Sandy. Ella puede parecer
inocente, y puede jugar su papel lo suficientemente bien como para convencer a
casi todo el mundo a su alrededor, pero yo veo a través de ella. Obviamente ella
llamó y obligó a la drag queen (ya sea mediante chantaje o lavado de cerebro) a
cambio de lo que probablemente fuera un juego de té en una terraza acristalada o
T.J. Klune El Arte de la Respiración

en la biblioteca o el almacén de pelucas y boas de plumas (de los cuales tengo que
ver la evidencia… ¿es realmente ella una drag queen?) en una habitación de
huéspedes. Si ese es el caso, entonces Sandy/Helena Handbasket está en mi
contra y ya es una causa perdida.

Y si Kori es la villana que creo que es, entonces obviamente yo soy el héroe de
esta historia y necesitaré luchar contra ella en una batalla de ingenio y rencores. A
la primera señal de debilidad, ella irá a por la yugular. Tengo que asegurarme de
que ella que no hay nada fuera de lugar. Tengo que aguantar estos próximos dos
días hasta que pueda salir de este lugar conocido como Tucson, volver a la tierra
que es mi casa y comenzar a trazar mi venganza.

¿Y por qué está ella haciendo esto?

Es obvio.

Ella está intentando que yo la joda de alguna manera cerca de Dom y así él
descubrirá la verdadera naturaleza de mis sentimientos (más bien, cómo me solía
sentir, me corrijo deliberadamente). Al hacerlo, Dominic se verá obligado a
mirarme con lástima y pena (Pobre bollito, se dirá a sí mismo. Pobre pequeño Tyson
enamorado de un hombre heterosexual) y entonces me defraudará de un modo que
es suave pero aún aterrador en formas que ni siquiera puedo empezar a entender
(teniendo en cuenta que esto no sucederá porque ciertamente no sentiré lo mismo
por él nunca más).

Y ella está haciendo todo esto no porque piense que Dominic y yo vayamos a
terminar juntos (¡ja ja, ahora hay un pensamiento estúpido y aleatorio fuera de mi
cabeza!), sino porque ella realmente tiene el corazón roto sobre cómo terminó
nuestra relación, incluso aunque fue la que rompió conmigo (No he pensado lo
suficiente si tiene sentido, pero confía en mí, tiene que ser cierto). Ella sabe cómo
me siento (solía sentirme, me reprendo a mí mismo) sobre Dominic y quiere
burlarse de mí.

Todo esto está planeado desde el principio.

—Uh-oh —dice Dominic.

— ¿Qué?

—Tienes esa mirada en tu cara.

— ¿Qué mirada?
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—La misma mirada que pones cuando ves una historia en las noticias sobre un
chico rico publicando fotos de sí mismo durante una caza mayor y de pie sobre el
cadáver de un elefante. Como si quisieras matar a alguien.

— ¿Por qué querrías matar a una criatura tan magnífica y después publicar la
foto para que alguien lo vea? —exclamo—. ¡Tienes que saber que todo el mundo va a
pensar que no eras más que un gigantesco cretino que debería ser colgada y
apedreada con calabazas podridas!

—El cretino más gigantesco de todos, —coincide Dom—. Pero ya que no he


visto ningún elefante muerto desde que llegamos aquí, ¿a quién quieres asesinar? Y
deberías reconsiderarlo. Puede que esté de vacaciones, pero sigo siendo policía. No
me hagas volver a esposarte.

Mi boca se seca instantáneamente ante esa imagen, y me pregunto (¡puto


cerebro traidor!) cómo se vería a través de los espejos de encima de la cama.

—No quiero matar a nadie, —murmuro—. No necesitamos un hotel. Podemos


quedarnos aquí en la mazmorra sexual.

—Realmente creo que no sabes qué es una mazmorra sexual, —suspira él.

—Lo hago, —digo. Wow, eso sonó débil. Y nada cierto en absoluto. Levanto mi
bolsa y voy al otro lado de la cama mientras mi cara arde. Abro la bolsa y empiezo a
rebuscar dentro, intentando ver si hay algún cinturón de castidad y una Biblia en
algún lugar dentro, porque al parecer he cambiado de nombre a Prudence
McVainilla Puritana.

— ¿Esto es lo que los niños llaman esos días?

—Estoy al tanto, —le digo—. Estoy de acuerdo con eso. Tan pronto como las
palabras salen de mi boca, me doy cuenta de que probablemente nadie en la tierra
dice que está al tanto y de acuerdo con eso nunca más. Mi vida podría tener un
botón de pausa, uno de rebobinado, y sobre todo un control de volumen.

Hay un rumor de ropas, y miro arriba justo en el momento exacto en que


estoy bastante seguro de que Dios y Jesús deciden que soy una causa perdida y
abandonan mi alma mortal. Esa es la única explicación para lo que está pasando
justo frente a mí.

Dominic se está quitando la camiseta por encima de la cabeza, y aunque sé


que es físicamente imposible, estoy convencido de que se está moviendo a cámara
T.J. Klune El Arte de la Respiración

lenta y que su torso se prolonga por millas. La vida se vuelve positivamente injusta
cuando veo los músculos voluminosos de su pecho cubierto por un puñado de pelo
oscuro. Sus brazos capturan la camiseta, y el cuello está en su barbilla, y me hago
creer que estoy a tres puntos y seis segundos de distancia 50 de abordarle y
embarcarme en su pecho.

Afortunadamente, tengo algo de auto-control (porque obviamente no me


siento de esta manera con él más), así que soy capaz de apartar la mirada hacia
arriba antes de que él me pille comiéndole con los ojos como si fuera un trozo de
carne de vaca expuesto.

Pero se me ha escapado de la mente (muchas cosas lo hacen, al parecer) que


el techo está cubierto de espejos, así que tan pronto como levanta la mirada, soy
bendecido (¡maldecido!) con una vista completamente diferente del striptease
heterosexual que está pasando justo en frente de mí. ( ¿Cuánto tiempo se puede
tomar una persona en quitarse la camiseta? Quiero gritarle). No sólo puedo verle
desde arriba, puedo ver la curva de su espalda y el culo, y esto es exactamente lo
que Kori planeó, ¡esa fétida tentadora, esa diabólica zorra villana! Este era el
momento exacto que ella sabía que pasaría, ¿y cómo consiguió que Dominic jugara?
¿Qué le prometió? Porque obviamente ella le ha prometido algo, porque ninguna
persona normal estaría todavía tratando de quitarse la camiseta después de lo que
ha tenido que haber sido al menos seis horas y. Ese. Culo.

— ¿Estás bien? —me pregunta, tras quitarse finalmente la camiseta.

— ¡Oh, claro! —Lloro—, ¡Todo está genial!

—Estás respirando divertido.

Calma. Esto es lo que Kori quiere. Todo es parte de su diabólico plan. Sólo
cálmate y habla del tiempo. — ¿¡Por qué estás desnudo!? —le chillo. ¡Esto no es
hablar del tiempo!

— ¿Qué? —baja la mirada hacia sí mismo, y por alguna razón, me siento


aliviado de que sus pezones estén aún juntos. Entonces me doy cuenta de que estoy
mirándole los pezones y miro a un conveniente punto en la pared justo encima de
sus hombros—. No estoy desnudo.

50
N.T: Referencia a un partido de baloncesto.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

¡Mientes saco de mentiras! — ¡Joder demasiado!

—Quiero darme una ducha, —explica con calma—. Para quitarme toda esta
mugre del camino.

Tienes que calmarte. Haz que tu respuesta suene natural, como si nada
estuviera mal en absoluto. Suenas como si te hubieras cagado encima. — ¡Claro!
¡Genial! ¡Eso suena super! ¡Suciedad de la carretera! —Mucho mejor. Haz una
broma. Eso es todo lo que necesitas hacer. Haz una broma. Vuelvo a mirarle
(ignorando con resolución lo bronceada que está su piel) y muestro una sonrisa que
probablemente es demasiado amplia y que recuerda a una hiena. ¡Suelta una puta
broma! —Me vendría bien una a mí. Tal vez podría unirme a ti —. ¡OH MARIA,
MADRE DE DIOS, ESA CLASE DE BROMA NO! ¡PARA DE HABLAR! PARA DE
HABLAR AHORA MISMO. —Er, quiero decir, no hablo en serio. Ve a darte tu
ducha, amigo. Yo voy a relajarme aquí.

— ¿Relajarte? —me pregunta Dom, sonando confuso—. ¿Amigo? ¿Seguro que


estás bien?

No, no, de verdad que no. Estoy sudando como un hijo de puta por estrés, y
estoy bastante seguro de que huele a patatas fritas rancias, y no daría nada,
literalmente nada, porque este momento se acabase. Cuanto más abro la boca, me
recuerdo a mí mismo, más lo empeoro. La respuesta es simple. Para. De. Hablar.

Pero, desafortunadamente, mi apellido puede ser Thompson ahora, pero aún


soy un McKenna por completo. — ¡Vale, Capitán Esteroides! —Digo brillantemente—.
¿Podrías ser más musculoso?

Él se encoge de hombros. —Sabes que me gusta hacer ejercicio. —Juro que


flexiona los brazos y el pecho a propósito. O eso, o tiene un caso grave de
espasmos musculares y debería buscar al acupunturista más cercano tan pronto
como sea posible.

—Parece como si te gustara comer ladrillos, —digo. Porque eso tiene mucho
sentido.

Él se ríe. Sí, Dios. Ese sonido.

Me río, también, pero sólo porque no sé de qué nos estamos riendo. La suya es
la risa más erótica que he oído nunca, toda oscura y llena de gravedad. Sueno como
una ardilla siendo atropellada por un coche. Erecciones inapropiadas, sudor por
T.J. Klune El Arte de la Respiración

estrés con olor a patatas fritas, y riendo como una ardilla muerta. No soy digno de
existir en este mundo.

Finalmente, paro de rebuznar y ahí está ese crujido extraño de electricidad


en el aire cuando nos miramos el uno al otro. Mi piel vibra con la corriente.

—Es extraño, —dice él de pronto.

— ¿Qué?

Él capta mi mirada. —Tú. Aquí.

Estoy confuso por el repentino cambio de tema. — ¿En Tucson?

Él niega y gesticula entre nosotros. —Aquí. Conmigo. Ya sabes. Nosotros. Creo


que había olvidado cómo podía ser.

Le empujé demasiado lejos. Maldita sea. —Es extraño.

Él asiente.

— ¿Extraño para bien o para mal?

Él suspira y dice, —la mejor clase de extrañeza que hay —como si fuera la
cosa más fácil del mundo.

En vez de responder con algo devastadoramente ingenioso (ya que al parecer


creo que sigo siendo capaz de tales cosas), le miro boquiabierto, abriendo y
cerrando la boca, mostrándole mi mejor impresión de la muerte de una trucha
sobre tierra firme.

Él no dice nada más, solo agarra una camiseta y un par de pantalones cortos
de su bolsa antes de volverse y salir de la habitación.

Pero no antes de que vea la pequeña sonrisa de su cara que hace que cada
única resolución que he hecho sobre Dominic Miller se vaya volando por la ventana.
Es bueno saber que mis convicciones se van con el viento por una cosa tan pequeña.
O eso, o en algún momento de los últimos cuatro años, Dom se inició como sumo
sacerdote vudú y yo he sido maldecido con un poco de gafe.

De todas formas, estoy completa y absolutamente jodido.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

20

Cuando Tyson contempla

la maravilla impresionante que es Paul Auster

¿Has tenido que dormir junto a alguien mientras que haces un esfuerzo
consciente de no tocarle accidentalmente en cualquier momento de la noche?
¿Sobre todo cuando dicho compañero de cama aparentemente considera ropa de
dormir normal, el estar con algún harapiento short de entrenamiento y nada más?

¿No?

Bueno, es terrible, como un montón y por "dormir", me refiero a mirar al


techo y preguntarme cuando mi vida ha llegado a este punto, tratando de revisar
día a día durante toda mi vida para averiguar cuál de mis acciones es merecedor de
la kármica patada en el culo que estoy recibiendo actualmente.

Veamos... Ir a playas Hippies, tomar drogas, no exprimir mi potencial, casi


quemo accidentalmente la casa un año al destruir el pavo para que pudiéramos
tener un acción de gracias vegetariano. Al ser completo y totalmente
impresionante.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Caray. Elige tu opción. Eso literalmente, podría ser cualquiera de esas cosas y
muchas, muchas más. Es difícil vivir una vida moralmente buena cuando se tiene una
propensión a chanchullos.

No ayuda que el gran zoquete roncando a mi lado (¡Lo sé!) Al parecer tiene la
propensión de espatarrarse por toda la cama como si fuera el único en ella. Vi como
se acercaba, cada vez más cerca (no importa el hecho de que yo lo estaba mirando
mientras dormía tratando de no pensar en lo espeluznante que me vería) y todo el
rato, el espacio que tenía a mi disposición se hizo más y más pequeño. Finalmente,
terminé en un pequeño rincón en la parte superior de la cama, con mi trasero
contra el cabecero, envuelto alrededor de la almohada y mirando a Dominic, quien
estaba ya convencido de que estaba haciendo esto a propósito y se había unido a
las filas de villanos que conspiran contra mí. Hasta las cinco y media, cuando di una
cabezada cayendo en un sueño surrealista en el que Dominic se había despertado
encontrándome envuelto en la parte superior de él. Eso sí estaba bien (bueno, tan
bien como algo así podía estar), pero luego abrí la boca para darle algún tipo de
explicación y un cubo de alitas de pollo fritas cayeron desde mi boca a la cara de
Dom. Yo intenté disculparme, pero Dom empezó a comer el pollo y realmente me dio
asco y trate de correr lejos, solo para caer en un círculo lleno de hippies con
tambores, todos fumando porros y tratando de poner collares de cáñamo a mí
alrededor. Ni siquiera quiero tratar de comenzar a analizar eso, ni quiero saber lo
que dice acerca de mi frágil psique. Algo apetecible seguro 51.

Me giro para deslizarme fuera de la cama con cuidado, haciendo mi mejor


esfuerzo para no despertarlo y que él me vea frunciéndole el ceño, murmurando en
voz baja mientras trato de echar maleficios en su dirección, a pesar de que todavía
no me he hecho sumo sacerdote para ser capaz de tales cosas. Al parecer, soy
incapaz de hacer multitarea después de haber tenido solo diez minutos de sueño ya
que en vez de apoyarme en mis pies como una persona normal, mi rodilla atrapa el
cajón ligeramente abierto de la mesita de noche pervertido y sucio golpeándola y
abriéndola haciéndola caer al suelo, seguido rápidamente por la caja de condones y
al menos cuatro tipos diferentes de lubricantes. No podía haber hecho más ruido si
hubiera hecho sonar una trompeta en su oído mientras era rodeado por una
bandada de piqueros de patas azules 52 en temporada de apareamiento.

51
Chickeny en el original que es como apetecible pero suena a la vez como pollo.

52
Ave con patas azules de la familia de los patos con un graznido muy agudo.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Me agacho para recoger todo lo que he tiré de la mesa y me las arreglo para
coger un par de elementos del suelo cuando Dominic dice soñoliento, — ¿Qué estás
haciendo?

—Solo hago limpieza. Vuelve a dormir.

— ¿Qué tienes ahí?

Me doy la vuelta y él está mirándome por encima, con los ojos entrecerrados
y me doy cuenta que estoy sosteniendo un condón, una botella de Boy-Ease (chico
fácil) y un consolador rojo del tamaño de mi antebrazo. ¿Qué carajo pasa con esta
mesita de noche? ¡La Maldita mazmorra del sexo de la Drag Queen Helena
Handbasket!

—Todo esto es un sueño, —me las arreglo para decir—. Todavía estamos
durmiendo y cuando te despiertes, no vas a recordar nada de esto.

Él me murmura algo más antes de echar su cabeza hacia atrás en la almohada.


Francamente no puedo creer que haya funcionado. Yo, literalmente, solo lo convencí
de que estaba soñando mientras sostenía un consolador de goma blanda en mis
manos. Tal vez no esté tan mal. Tal vez pueda controlar esto de nuevo. ¡Yo puedo!
¡Lo he conseguido! ¡Soy Tyson jodido Thompson, genio extraordinario y
jodidamente lo conseguí!

—Por lo menos espera hasta que consiga dormir más antes de intentar usar
eso en mí, —dice, seguido por una bajo ronquido.

¡No lo conseguí! ¡No! ¡Soy Tyson jodido Thompson twinkie53 indeciso y no lo he


conseguido en lo más mínimo!

Lanzo el consolador al suelo y huyo de la habitación.

53
Termino gay para definir a los jovencitos deseables.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

La casa está tranquila a mí alrededor mientras dejo la mazmorra del sexo. El


cielo comienza a aclarar a través las ventanas y considero seriamente volver a
coger la camioneta y conducir de vuelta a Seafare así Bear me puede proteger del
feroz mundo. Recuerdo que tengo veinte años y que más o menos soy un hombre
ahora. Bueno, más hombre.

Estoy pensando en vaguear a la cocina para buscar un poco de café cuando


veo a Sandy a través de la puerta corredera, sentado sobre su culo con las piernas
cruzadas, con la espalda arqueadamente recta. Abro la puerta y salgo hacia la brisa
cálida.

Sandy suelta un suspiro, mira hacia mí y sonríe dulcemente cuando me ve. —


Buenos días, muñeco. Te has levantado temprano.

—No pude dormir, —le digo cerrando la puerta detrás de mí—. He estado
despierto casi toda la noche.

—Ah, ¿sí?, —dice con una ceja arqueada.

—No es eso, —murmuro.

—Muy mal.

—Él es hetero, ¿Vale?

— ¿Lo es?

—Sí ¿Vale?

—Fascinante.

Me pongo al lado de él. — ¿Cómo es eso?

Sandy se encoge de hombros. —Pensaba que lo harías mejor.

Ni siquiera sé lo que eso significa. Necesito desesperadamente un cambio de


tema así que le pregunto: — ¿Qué estás haciendo aquí?

Vuelve su rostro hacia delante de nuevo, enderezando la espalda y moviendo


los hombros. Tomando una respiración profunda, deja salir el aire lentamente. —
Meditar, —dice.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Oh hombre. No quise interrumpir. —Me siento muy mal. Si hay una cosa que
he aprendido acerca de respirar, es que es molesto que te interrumpan—. Me voy
dentro.

—Está bien, muñeco. Admito que no soy muy bueno en esto todavía.

— ¿Por qué?

Él frunce el ceño. —Se supone que debes despejar tu mente, pero me parece
que es absolutamente imposible. Siempre parezco estar pensando en algo.

—Sí, ya sé lo que quieres decir. Aunque, en realidad no es posible despejar tu


mente. Tu cerebro está siempre encendido.

— ¿Estás bien?

—Sí. Es mejor pensar en algo mundano y centrarse en eso. Si lo haces, es más


fácil seguir tus inspiraciones.

Esa sonrisa regresa. —Suena como que sabes de lo que estás hablando.

Me encojo de hombros. —Podría saber una o dos cosas sobre eso.

— ¿Nada en tu mente?

—Eso podría ser un eufemismo. Tengo… problemas.

Sandy se ríe, con amabilidad. — ¿No los tenemos todos?

—El mío esta diagnosticado como problema.

Ondula la mano hacia mí. — ¿Y qué diferencia hace eso?

—Yo... eh. No lo sé. A veces, es difícil para mí respirar.

Él asiente con la cabeza. —Un respiro cada vez, ¿verdad?

—Supongo. ¿Por qué quieres meditar?

—Estoy estresado.

— ¿No lo estamos todos?, —le tomo el pelo.

—Pequeño twinkie descarado, —dice con una sonrisa—. Ser Helena pasa
factura, por decirlo de algún modo.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Ella se apodera de ti a veces, ¿eh?

Él hace una mueca. —Por así decirlo. Ya no tengo el control sobre ella como
solía tenerlo. No soy tan joven como una vez fui y puede ser agotador.

— ¿Cuántos tienes? ¿Veintiséis años?

—Voy a tener que mantenerte alrededor, eres muy bueno para mi ego. Tengo
treinta y uno.

— ¡Guau! No pensé que fueras tan viejo.

—Ahora no quiero mantenerte cerca nada en absoluto, —dice con una mueca y
con Helena parpadeando detrás de sus ojos—. De hecho, puede ser que te subaste
esta noche al mejor postor, que probablemente será un hombre de negocios de Des
Moines cuarentón, con estancia en el Motel 6.

Me estremezco. —Lo lamento. Mi boca tiende a ir más rápido que mi cerebro.


Es culpa de mi hermano, lo aprendí de él.

Sus ojos se suavizan, pero puedo ver a la drag queen aun revoloteando
alrededor. —Me recuerdas a Paul, un poco. Él hace lo mismo.

Me estremezco. —Entonces lo siento por ti, que tienes que estar sometido a
esto todo el tiempo.

—He aprendido a hacerle frente, —dice Sandy dramáticamente—. Ahora,


¿crees que me puedes ayudar?

Creo que puedo, podría ser, supongo no puede hacerle daño probar. Me siento
junto a Sandy y cruzo mis piernas como él. —Un tipo llamado Eddie me enseñó esto,
—le digo—. Se supone que es un psiquiatra, pero estoy bastante seguro de que es
solo un tipo loco que se confundió con un terapeuta un día y se hizo pasar por uno.

— ¿Es impresionante? —pregunta Sandy.

—El mejor, —estoy de acuerdo. Debido a que lo es en realidad—. No sé si lo


habría conseguido sin él.

Sandy choca mi hombro con el suyo. —Creo que lo has hecho muy bien,
muñeco.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

A medida que el sol sigue aumentando, trato de enseñarle a Sandy el arte de


la respiración. Lo hace mejor de lo que yo alguna vez lo hice y por alguna razón eso
me ayuda enormemente.

Por supuesto me habían advertido sobre Paul. Sandy y Corey (que bajaba las
escaleras esta mañana como Kori). Me han dicho que puede ser un poco... mucho...
difícil de manejar. Realmente pensé que eran exagerados, después de todo, fui
criado por el rey de los Divagadores Piensa todo Dramáticos, así que ¿Qué tan malo
podría ser Paul Auster? No creía que fuera posible que cualquier persona fuera
capaz de ir mano a mano con Bear en ese sentido.

Queridísimo Señor en el cielo, estaba equivocado. Estaba muy, muy


equivocado.

Estoy en la cocina con Sandy y Kori, ayudando a preparar un quiche primavera


vegetariano (por supuesto hecho en mi honor, aunque Kori todavía siente la
necesidad de buscar los huevos en la nevera y gritar en una molesta imitación de mí
acerca de lo cruel que es encontrar los fetos abortados de uno de nuestros
compañeros animales y cómo es una parodia contra toda la humanidad. Y yo no creo
que sea divertido en absoluto), cuando él llega.

¿Alguna vez has sido testigo de un tornado que se aproxima? Se puede ver la
formación en el cielo, las nubes que comienzan a girar juntas en un embudo
acercándose a la tierra y se ve como una enorme boca, dispuesta a tragarse todo lo
que conoces y dejar un rastro de destrucción a una milla de ancho a su paso.

Ahora, imaginemos que es una persona.

La puerta principal se abre tanto que parece que explota, golpeando contra el
marco de la pared. Un hombre regordete entra con los ojos muy abiertos y el pelo
oscuro volando alrededor de su cara. Sería lindo si no se viera como si estuviera
listo para golpear a alguien en las rótulas con una barra de hierro.

—Sandy —brama, a pesar de que Sandy estaba literalmente quieto a metro y


medio de distancia en línea directa de su vista.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

— ¿Sí, Paul? —dice Sandy con una sonrisa inocente y puede que no le conozca
desde hace mucho tiempo, pero me ya puede decir que la sonrisa estaba
completamente llena de mierda. Él sabía exactamente de qué se trataba.

— ¡Tú! —El hombre que es aparentemente Paul gruñe—. Tengo un hueso que
partirte.

— ¿Por qué?, no tengo ni la más mínima idea de lo que me estás hablando,


muñeco, —dice Sandy—. Ahora, por favor trata de entrar en mi casa de nuevo de
una forma razonablemente adecuada para el brunch54 del sábado y mantener tu voz
a un nivel aceptable para un hombre de tus posibilidades y estatus.

—Tuve que pasar por la casa de mis padres esta mañana, —dice entre
dientes—. Y recoger a Johnny Depp por Nana y llevarlo al veterinario para su
operación de la próxima semana.

¿Johnny Depp? ¿El veterinario? Estoy muy confundido.

— ¿En serio? ¿Y por qué lo llevas el sábado si no es hasta la próxima semana?

Paul pone los ojos en blanco. —Él es una especie de hippie místico que dice
que necesita unos días adicionales para comunicarse con espíritu animal de Johnny
Depp. Pero debe estar bromeando porque Johnny Depp está muerto por dentro.

— ¿Está bien?

—Así que imagina mi sorpresa, —dice Paul—, cuando nos metemos en el Prius y
Johnny Depp me grita cosas acerca de cómo lo he secuestrado y que me lo llevo al
bosque para violarlo. Así que yo llamo a Nana para preguntar qué diablos está mal
con su estúpido loro y ella me dice que estuviste de visita y tuviste una, y cito,
"conversación larga y franca con Johnny Depp por lo mucho que lo odio y
realmente, Paul, ¿podrías ser más amable con él? Se lo merece."

—Debería ser más amable con él, —dice Sandy, sacando las magdalenas del
horno—. Todo lo que escucho es animosidad hacia él de tu parte.

— ¡Él estaba gritándome cosas sobre secuestro y violación! —Grita Paul—.


Cuando nos detuvimos en un cruce con las ventanillas bajadas. Había un autobús de

54
Desayuno tardío.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Greyhound que se detuvo junto a nosotros con personas mayores que se dirigían al
bingo o al hospicio y escucharon cada palabra que dijo y una vez que llegamos,
ruedas empezó a aullar como si estuviera siendo secuestrado y violado también y
solo sé que todo el mundo en ese autobús pensó que yo era una especie de extraño
animal cabrón preparándose para secuestrar y abusar de un perro y un loro porque
soy un jodido, enfermo retorcido, que consigue su placer ejecutando a un conjunto
de animales llamado Heavy Petting Zoo, donde otros jodidos enfermos retorcidos
como yo, pagan una cuota mensual para entrar y participar en el acto carnal de la
bestialidad.

—Heavy Petting Zoo, —resopla Sandy—. Eso sería un gran nombre para un
grupo de rap evangélico-cristiano.

— ¿Rap evangélico cristiano? —Hace eco Paul—. ¿Puedo trabajar en eso? —Y


entonces, como si el mundo no fuera lo suficientemente extraño, él comienza a
rapear.

— ¿Sabes lo que es esto? ¿Sabes que es ser amable? Tú, Buu y el cuerpo de
Cristo55.

—Estoy bastante seguro de que va a ser ofensivo para al menos la mitad de su


mercado potencial, —dice Sandy—. Sobre todo porque acabas de rapear sobre un
trio con Jesús.

Paul sonríe repentinamente y resulta adorable. — ¿Sabes cómo se llama la


canción?

— ¿Cómo?

—La Santa Trinidad —jadea Sandy y le lanza un paño de cocina—. ¡Vas al ir al


infierno, Paul Auster! ¡Nadie compraría tu música!

— ¡No me importa! ¡No quiero estar en un grupo de rap evangélico-cristiano


llamado Heavy Petting Zoo! ¡Y no trates de cambiar el tema!

—Tú eres el que rapea sobre tríos con Jesús.

55
Esto lo dice rapeando.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Paul pone los ojos en blanco. —Oh por favor. ¿Por qué siempre lo ponen con
esos grandes abdominales y viéndose siempre tan bien?

—Probablemente para llevar a más personas a la iglesia, —dice Sandy—. El


sexo vende.

— ¿Johnny Depp es un loro? —le pregunto a Kori, tratando de mantenerme a


flote en el mar de Paul.

—Creo que sí, —dice Kori.

—Eso es un nombre extraño para un loro, —dice Dom lamiendo el azúcar de la


punta de su dedo, haciéndome querer llevar mis manos sobre la cabeza y maldecir
al Sexy Jesús.

Paul nos ignora por completo, como si estuviera envuelto en su propio pequeño
mundo. Cosa que probablemente está.

— ¡Tú estás tratando de poner al loro contra mí, aún más!, —le dice a Sandy—.
¡Ese animal es homofóbico ya! ¡No es necesario que sea aún peor!

—Él no es homofóbico, —dice Sandy—. Se lleva muy bien con Vince y conmigo.
No es mi culpa que quisieras secuestrarlo y violarlo.

— ¡No voy a violar al maldito pájaro! —Grita Paul.

Y entonces, solo porque el día tenía que ser más extraño, un supermodelo
masculino entra por la puerta principal sosteniendo un pequeño perro negro, de dos
patas, con un carro unido a su trasero, su lengua colgando fuera de su boca, y
sonriéndoles a todos en la sala.

— ¿Es esto la vida real?, —Pregunto a Kori y a Dom—. En serio, ¿es real todo
esto o estoy con un colocón de ácido ahora mismo?

—Si esto es un colocón de ácido es muy real, —dice Dom—. He detenido


adictos al ácido56 antes y nunca pensé que sería uno de ellos. —Él sostiene su mano
delante de su cara—. Yo no veo estrellas aún. No debo estar colocado todavía.

56
En el Original Tweakers que es adicto al ácido.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

— ¿Por qué hay personas drogándose en tu casa, Sandy? —Pregunta el


supermodelo con el ceño fruncido. Él pone el perro incapacitado 57 en el suelo. El
chucho se lanza al instante hacia mí con las ruedas de su carrito chirriando.

Se golpea la cabeza contra mi espinilla, me mira y ladra. Su culo se menea


hacia atrás y hacia adelante como haría con su cola si tuviera. —Ruedas, —le digo a
modo de saludo, agachándome para rascarle las orejas.

— ¿Quién es ese crio que toca descaradamente a mi perro? —Pregunta Paul—.


¿Y por qué no está Ruedas gruñendo o cegándose en sus zapatos? Ese perro odia
todo el mundo.

—No a todo el mundo, —dice el supermodelo, acercándose para estar al lado


de Paul y besar al hombre iracundo en la mejilla—. ¿Recuerdas cuando me golpeaste
con tu coche cuando estabas tratando de seducirme? yo tuve que quedarme en tu
casa y él me quiso de inmediato porque sabía que era un macarra malvado.

— ¡Yo no estaba tratando de seducirte! —Gruñe Paul—. ¡Y no te golpee con mi


coche! ¿Cuándo me va a creer alguien? ¡Ruedas traidor! ¡Se supone que tienes que
morder al extraño twinkie!

—Yo no soy un crio, —le digo aparentemente llevando a su perro a un alto


estado de Nirvana con el rascado detrás de la oreja derecha.

—Oh, muñeco, —me dice Sandy—. Hemos tenido ya esta discusión. Tú sin
duda eres un twinkie. Es un hecho, la anfitriona llamó mientras dormías, ellos te
quieren de vuelta.

— ¡Eres Tyson!, dice el supermodelo con una enorme sonrisa en su rostro


perfectamente perfecto. Él se acerca, agarra mi mano y la sacude vigorosamente—
¡He oído mucho sobre ti! Sandy nos contó algunas cosas cuando regresamos de
Asia. Eres el tipo empollón, ¿verdad?

—Uh, supongo, —le digo.

Se inclina. — ¿Sabías que no tienen fábricas de galletas de la fortuna en


Asia?

57
En el original Handy-capable que son personas que son incapacitadas o minusválidas
pero no les gusta esos términos.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Se ve completamente serio, así que asiento. —Sí. Ellos han determinado que
siempre ha sido una invención americana de la primera parte del siglo XX. —Wow.
Estoy tan contento de estar contribuyendo a la locura.

— ¿Ves?, —le dice a Paul por encima del hombro—. ¿En qué más nos han
estado mintiendo?

Paul suspira. —Vince, no creo que quiera decir que sea una mentira maliciosa.

Vince frunce el ceño, lo que lo hace aún más caliente, si eso fuera posible. —
Nunca voy a confiar en la suerte de nuevo.

—Kori, —dice Paul—. Te ves humeantemente caliente, como siempre.

—Gracias, —dice Kori sonrojándose—. ¿Te gusta mi pelo? —Ella chasquea


sobre su cara y posa batiendo sus pestañas.

—Me gusta, se ve bien como siempre. Deberías dejar que Sandy te lo rice
para esta noche cuando salgamos.

—Tal vez, —dice. Tengo la sensación de su pelo se puede encrespar antes del
final del día.

Paul se vuelve hacia Dom y sus ojos se ponen como platos mientras lo mira de
arriba abajo. — ¡Por mis santas pelotas, Gigantor 58! ¿Te comiste todo un orfanato
cuando te levantaste esta mañana?

Dom se encoge de hombros. —Mejor que violar a un loro.

Paul estrecha sus ojos y se vuelve hacia Sandy. —Vas a pagar por tus
crímenes, —dice intentando parecer siniestro pero sin conseguirlo. Es como ser
abordado por un cachorro pomposo.

— ¿Cuántas veces me has amenazado en todos estos años que te conozco? —


le pregunta Sandy.

— ¡Tú, gigantesca vagina!, —dice Paul—. ¡Lo digo enserio esta vez!

58
Personaje de comic que era un robot gigante.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

— ¿Soy una vagina? —Replica Sandy—. Me parece recordar que el único coño
en esta sala eres tú.

— ¿Estás seguro de querer hablar de vaginas delante de un montón de chicos


gay? —Señala Kori—. La gente puede empezar a pensar que eres misógino o algo
así.

Paul sacude la mano. —Oh por favor. Si piensan que eso significa que odio a
las mujeres, es que realmente necesitan madurar de una puta vez. Es una broma.
Las personas que se ofenden fácilmente son probablemente las mismas personas
que se quejan en Internet sobre todo en el mundo.

—Touché, —dice Kori.

—Encantado de conocerte, —dice Vince estrechando la mano de Dom—. Tú


eres el policía ¿no? Iba a ser policía una vez, hasta que me di cuenta que las armas
me marean. Si los policías pudiesen llevar algo como una espada, o así, me apuntaría
totalmente.

—Es casi la hora de comer, mis preciosidades, —dice Sandy—. Si somos


capaces de deambular hacia la mesa, mimoso nos dirá a los de más edad como tener
uno. —Él me guiña el ojo—. No quiero que te metas en problemas con tu policía.

—Él no es mi policía, —le digo, pero nadie me escucha en absoluto. Es un, loco,
loco, loco mundo loco.

—Todavía no, —dice Paul—. Estamos esperando a alguien más.

— ¿Quién? —Pregunta Sandy—. ¿Tus padres? ¿Nana?

Paul sonríe con malicia. —No deberías haber hecho a Johnny Depp gritar
sobre la violación, Sandford.

Los ojos de Sandy se estrechan. —Tú, dime que no lo has hecho.

—Lo hice.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

— ¿Quién viene? —Pregunta Kori mientras Vince y Dom hablan de lo que se


siente al ser taseado59 y mientras Ruedas se encuentra en la parte superior de mis
pies y comienza a roer suavemente mi tobillo.

—Darren, —le digo, recordando la última vez que había visto esa mirada en el
rostro de Sandy, cuando hablamos por Skype un par de semanas atrás—. Te ves
como una boca de incendios Sandy.

—Asado de twinkie suena bien en este momento, —murmura.

—Paul sonó más amenazante que tú, —le digo.

—Me gustas, twinkie, —dice Paul—. Soy Paul Auster. Sí, sí, como el autor.
Porque no hay dos personas en el mundo que se llaman de la misma manera.

—No iba a decir nada, —le digo—. Encantado de conocerte.

— ¿Le habéis invitado aquí? —Dice Sandy incrédulo—. ¡Tú... tú... tú arrogante,
pomposo pastel de frutas!

—Lo entenderías totalmente si hubieras visto las miradas de los rostros de


las personas que se sentaban en la sala de espera de la clínica del veterinario
cuando Johnny Depp chilló: «No me violes otra vez, Paul! ¡Por favor, me voy a
portar bien esta vez!

Kori y yo nos echamos a reír.

— ¡Eso no te da ningún derecho a invitar a ese... ese hombre a mi casa! Sabes


cómo me siento con él, Paul.

—Me parece que la dama protesta demasiado, me susurra Kori—. ¿Me


pregunto a quién me recuerda eso?

— ¿A quién?, —pregunto, desconcertado.

Él suspira y sacude la cabeza.

59
Ser disparado con una pistola taser que lanzan descargas eléctricas.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Todo el mundo sabe lo que sientes por él, —dice Paul—. Y todo el mundo
sabe lo que siente por ti. Si podéis dejar de esconder la cabeza en vuestros culos
y…

—Para ahí, —dice Sandy, a pesar de que es más Helena ahora con todos sus
dientes y uñas—. Para ya porque que hayas encontrado tu soñado príncipe azul y
tengas tu típico final feliz no significa que todo el mundo lo vaya a tener.

—Creo que están hablando de mí, —le dice Vince a Dom—. Aunque no lo sé.
Desconecto a veces cuando discuten en voz alta. Lo cuál es la mayor parte del
tiempo.

—Entiendo completamente el problema de volumen, —le asegura Dom.

— ¡Será mejor que no estés hablando de mí! —Grito hacia él.

—No se trata de eso, —insiste Paul—. ¿Y soñado príncipe azul? ¿Podrías


hacerme sentir más como una princesa?

—Si el zapato de cristal te encaja, cariño, —golpea Sandy.

—Pues que sepas que anoche fui yo quien le dio duro a Vince.

— ¡Paul! —grita Vince.

Paul gime. —Lo hice otra vez, ¿no?

— ¡Sobre información!

— ¡Me llamó princesa!

—De alguna manera lo eres.

— ¡Eso no viene al caso!

— ¿Cuál es el punto?, —pregunta Paul.

—Eso es... Yo... Oh santos cojones. —Él mira de reojo a Sandy—. ¿De qué
diablos estábamos hablando?

El timbre suena.

—Ah, sí, —dice Paul—. Eso. Darren está aquí.

—Esto no termina aquí, —sisea Sandy.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Nunca termina, —nos dice Vince a Dom, Kori y a mí.

—Pobre chico, —dice Kori.

— ¿Estás bromeando? —Salta Vince—. Es impresionante. Ni siquiera tengo


que volver a ver televisión. Ellos son como en las telenovelas hispanas de la
televisión que miro con Nana. Brillantes y coloridos, y no tengo ni idea qué está
pasando, pero alguien con un bigote impresionante está a punto de conseguir una
bofetada.

— ¡No quiero al Rey Homo Deportista en mi casa!, —dice Sandy—. ¡Y esa es mi


decisión final!

— ¿Rey Homo Deportista?, —pregunto.

Vince se encoge de hombros. —Es una cosa de Tucson.

— ¡Darren! —Oigo a Paul que grita desde la puerta—. Qué bonito de tu parte
que hayas venido. ¡Sandy y yo estábamos hablando de ti!

—Apuesto a que lo estabais, —dice una voz profunda.

Paul regresa a la cocina... seguido de otro supermodelo, éste es más grande


que Vince, aunque parecen bastante iguales como para estar emparentados.

—Jesucristo, —digo lanzando mis manos en el aire—. ¿Es que todo el mundo
aquí es súper atractivo de construcción y gay? Esto no puede ser real.

— ¿Por qué? ¡Gracias twinkie! —Dice Paul hinchando el pecho—. He estado


entrenando últimamente.

—Jazzercicios de viejas cintas VHS con Nana y pesas de cinco libras no


cuentan, —dice Sandy.

—Lo hace, si sudo cuando lo hago, —dice Paul—. Y sudo como una perra.
Espera, eso suena muy poco atractivo.

—Lo es, —dice Sandy.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Creo que es caliente, —dice Vince encogiéndose de hombros—. Te debes


ver bien con tus pequeños pantalones cortos cuando está tratando de
Jazzerzitarse60.

—Gracias nene, —dice Paul. Entonces sus ojos se estrechan—. ¿Qué quiere
decir eso de intento?

—Sandy, —dice Darren secamente—. Te ves... vivo.

— ¿Vas a mezclarte con los plebeyos hoy, su majestad? —Le pregunta Sandy
dulcemente—. ¡Qué ocasión tan feliz esta! Es parecida a la vez que borracho
vomitaste sobre mí en el bar.

—Lo mismo para mí, —dice Darren. Su mirada se posa en mí y muestra una
sonrisa depredadora que hace que mis rodillas se sientan un poco débiles—. Hola.
Soy Darren, el hermano de Vince.

Dominic se mueve hasta que se coloca de pie frente a mí. Qué raro.

— ¿Entonces por qué estás aquí? —Pregunta Sandy.

—Porque sé que te molesta, —dice Darren sonando aburrido—. Y no tenía


nada mejor que hacer.

— ¿Ningún pequeño camarero twinkie al que follarse en el almacén esta


mañana, donde cualquiera se puede tropezar al pasar entre vosotros dos?

—Eso fue ayer por la noche. —Él me guiña el ojo.

— ¡Zorra!, —dice Paul sonando escandalizado.

—No puedo creer que hayas hecho eso, —gime Vince.

— ¡El desayuno está servido! —dice Sandy con falsa alegría.

Jesús jodido Cristo.

60
Jazzercise es un tipo de ejercicio que se hace bailando jazz.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

21

Cuando Tyson recibe asesoramiento

de los Seis Sabios

El sabio primero:

—No puedo creer me haya dejado convencer de esto, —murmuro a Kori


mientras sigo al grupo por la acera en la Cuarta Avenida hasta un bar llamado Jack
It—. Nadie en el mundo debería usar nunca pantalones vaqueros ajustados, voy
ridículo. —Y lo hago, además del vaquero ajustado azul brillante, llevo una camisa
blanca ajustada que apenas cubre mi estómago y mi pelo se voltea hacia arriba
sucio y mantenido por algún producto llamado acertadamente Cemento. Parezco un
despreciable hipster.

Ella mira hacia mí con una sonrisa irónica, su pelo recién rizado alrededor de
su cara. —Oh por favor, —dice—, te ves jodidamente caliente, bueno, lo harías si
dejases de caminar como si llevases un plug anal en el culo.

—Lo llevo, —argumento—, es la única manera de que la gente no sea capaz de


decir que estoy circuncidado. ¿Por qué tienes aún pantalones como estos? ¡Son un
instrumento de tortura!

—Es para mostrar la mercancía.

—No quiero lucir mis bienes. Además, ¿qué le sucedió a la belleza interior que
brilla para que todo el mundo la vea? No somos gente superficial.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—La belleza interior no llamará la atención de toda la habitación, —dice—, tu


culo en esos pantalones lo hace, sin embargo.

—No necesito atraer la atención, De hecho, cuanta menos atención yo, un


cliente menor de edad en un bar, pueda atraer, mejor.

—Es ya un poco tarde para eso, —dice, sonando divertido—, nadie puede
quitar sus ojos de ti.

— ¿Quién? —pregunto, mirando alrededor. Dom mira hacia mí, sonríe y


continúa su conversación con Vince. Mi corazón da un sobrecogedor salto en mi
pecho.

—Dios, —dice Kori—. ¿Cómo alguien tan inteligente puede ser tan
completamente estúpido?

—Es sólo una etapa, —digo. Es donde he decidido que estoy ahora. Intenté
amarle y no funcionó. Probé ignorándole y no funcionó. He intentado bloquear mis
sentimientos y no funcionó. He intentado aceptarlos y avanzar y no funcionó.
Ahora, siendo el voluble veinteañero que soy y haciendo elecciones en un abrir y
cerrar de ojos, he decidido que es sólo una combinación de culto al héroe, afecto
fraternal y sucios pensamientos combinados en una fantasía adolescente. Lo cual, al
final, es sólo una etapa que estoy atravesando.

Y has estado durante cuatro años, me recuerda. ¡Pero seguro! es sólo una
etapa.

Sólo un par de meses más, le digo. Entonces me iré, de vuelta a New


Hampshire, donde me centraré en mi vida y puedes estar seguro de que haré lo que
debe hacerse.

Eso está estupendo. Estoy seguro de que el primer paso hacia la adultez
responsable son esos jeans que llevas. Por lo menos ahora sabemos lo que se siente
tener los testículos anulados.

Cállate, le digo a mi locura.

—No podemos quedarnos hasta tarde, —le recuerdo a Kori— Dom y yo


tenemos que empezar a conducir a Tucson por la mañana.

—Vive un poco, —dice Kori—. Piensa que esta noche es la primera noche del
resto de tu vida, o la última noche de juventud despreocupada antes de convertirte
en un estudiante aburrido otra vez. El Señor sabe que no vas a tener ninguna
diversión en Seafare el resto del verano.

— ¿Estás seguro de eso? —le pregunto—. ¿Sabes?, aquí en Tucson realmente


no hemos tenido oportunidad para hablar de esto.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Lo intentamos, —me recuerda—, más bien, lo hice, tu resoplaste y te


negaste a discutir conmigo.

—Nunca resoplo. —Lo hice totalmente.

—Seguro, Ty. Y sí, creo que estoy seguro.

— ¿Lo crees?

Sonríe y sacude la cabeza. —lo sé.

—Tucson no era ideal para ti.

—Seafare no era ideal para ti, sin embargo, sigue siendo tu casa.

—Supongo.

Ella toma mi mano entre las suyas. —Ty, no siempre resulta tan difícil como lo
estás haciendo ser. No era este lugar lo que fue terrible para mí al crecer, fue
cierta gente, personas que no debían nunca haber sido padres de ningún tipo, de
acogida o no. Profesionales de la salud que no querían tratar con un aterrorizado
niño bisexual que pensaba que estaba loco por despertar algunas mañanas pensando
que era una mujer. Tucson no me hizo nada de eso. Fue la gente. Y quiero
asegurarme de que nunca le vuelva a ocurrir a otro niño asustado nunca. Es por eso
que obtuve mi Licenciatura en trabajo social, por eso quiero trabajar aquí. Y puedo
continuar con mi Master en la Universidad.

—Los niños necesitan ayuda en todas partes, —digo, aunque sé que mi


argumento nace del egoísmo.

Ella aprieta mi mano. —Lo sé. Pero se trata de dónde soy, tengo buena gente
a mi alrededor ahora, mi historia no es en New Hampshire, o en Seafare, como la
tuya, creo que tal vez mi historia está aquí y quiero ver cómo se desarrolla poco a
poco.

—Estás asustado, sin embargo.

—Sí, un poco, —suspira—, tal vez mucho. ¿Cómo lo sabes?

—Has sido chica-Kori más que chico-Corey últimamente, ella sale más cuando
estás nerviosa o preocupada. O aterrorizada.

—Ella me hace sentir segura, —dice.

—Y eso es cómo tú me haces sentir, —le digo.

—Sin embargo, todavía no podías respirar.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

—No es por ti, —digo rápidamente—, eso es… es por un montón de otras
cosas. Mi madre, mi vida, mi desorden, elige tu opción. Tengo la cabeza hecha
mierda.

— ¿Ty? ¿Cuándo fue la última vez que tuviste un ataque? ¿Un ataque como
tuviste cuando llegamos a Seafare?

—Como ese... Eh, realmente no sé — ¿Eso es raro? Ha habido veces que


estaba cerca ¿pero han sido semanas? ¿Es así realmente?

—Eso debería decirte algo.

— ¿Como qué?

Ella sacude la cabeza. —Por tu bien, espero que lo averigües.

—Esto apesta, —murmuro.

— ¿Qué?

—Que estoy triste en unos vaqueros ajustados. Es lo peor.

Ella se ríe y me para, me abraza fuertemente, pero huele tan bien y se siente
tan familiar que tengo que tragar para pasar el nudo en mi garganta. —Esto no será
un adiós, —dice en mi oído—, esto nunca será un adiós, estás pegado a mí de por
vida, Ty. Tanto si te has dado cuenta como si no, hay algo en ti que empuja a la
gente y hace que nunca quieran irse. Confía en mí cuando digo que esto es tan duro
para mí como lo es para ti.

—Tal vez pueda quedarme contigo, —le digo—. ¿A Sandy no le importaría que
viviera allí también, ¿verdad? Estoy seguro de que no fallaría en eso, por lo menos.

Kori se aparta, pero lo justo y me besa suavemente en los labios, sabe como a
bayas. — ¿Puedo darte un poco de asesoramiento?, bromas aparte.

—Bromas aparte.

—Y no te enfades

—¡Ay no!.

—Ty, lo digo en serio.

—Está bien.

—Dejar de pensar.

— ¿Qué?
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Estás demasiado aquí, —dice, golpeando mi frente—, y no lo


suficientemente aquí, —golpea mi pecho, donde resuena mi corazón—. Deja de
pensar en cómo piensas que estás roto o cómo crees que eres un fracaso.

—Pero yo soy un error.

—Tyson, para.

—Maravilla de maravillas, lo hago.

—Eres el hombre más fuerte, más valiente que he tenido el placer de


conocer, —dice, tocando mi mejilla—. Me has hecho mejor persona solo por estar
en mi vida y prometo con todo lo que tengo que grandes cosas te están esperando
si puedes dejar de pensar y escuchar a tu corazón, si lo haces, verás exactamente
lo que se supone que tienes que ver.

— ¿Por qué ha sonado como un adiós? —le pregunto, lloriqueando.

Ella se ríe, —Chico tonto, te lo dije, estás pegado a mí de por vida y planeo
vivir mucho tiempo, ¿quién sabe qué problemas voy a tener ahora que estoy en
casa?

No parece suficiente, pero me quedo con lo que puedo conseguir. Ella toma mi
mano otra vez y tira de mí hacia la barra donde los demás esperan.

Los sabios Segundo y Tercero:

Es asombrosamente fácil entrar en el bar, aunque es técnicamente ilegal para


mí. Sandy había llegado temprano para prepararse para el show de Helena, pero ha
dejado dicho al gorila de la entrada que estoy admitido. Es emocionante, porque
nunca he estado en una lista VIP antes.

—Sin alcohol, —el gorila me advierte en tono rudo—, te quedas en la guarida


de la Reina hasta que el show acabe y si te pillo con una gota de alcohol en tu
pequeño cuerpo de twinkie 61, te partiré por la mitad con mi polla y luego te echaré
fuera.

61
Pequeño bollo de bizcocho relleno de crema.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Ahora ya no es emocionante.

—No beberé, —prometo débilmente—. Soy un adicto en recuperación, así que


no bebo.

Él me mira.

—No de alcohol —digo rápidamente—, estabilizadores del ánimo, pero estoy


fuera ya.

—Tyson, probablemente sería mejor si ya no hablas más, —dice Paul—


agarrando mi mano y tirando de mí hacia dentro.

Pasamos dentro del bar, e inmediatamente fui asaltado por música a alto
volumen, cuerpos retorciéndose y luces intermitentes. Pero antes de que incluso
pueda preocuparme porque tiren de mí a través de la multitud, Paul abre una
puerta escondida en la pared y subimos un tramo de escaleras de madera
chirriante con luz tenue. Llegamos arriba antes de que me permita irme.

Las luces son suaves aquí y hay un gran tocador, con bombillas expuestas
delineando el espejo. Dispersos en el tocador están el delineador de ojos, lápiz
labial y el relleno, los dos, pestañas y tetas. Pelucas en su maniquí en estantes
alrededor de la habitación, y hay un biombo con impresiones de la cara y el busto
de Dolly Parton.

La Guarida de la Reina, de hecho.

— ¿Es todo esto de Helena? —pregunto, con los ojos muy abiertos.

—Lo es, seguro, —dice Paul—, y créeme cuando digo que debes sentirte
privilegiado, la mayoría de la gente nunca consigue venir aquí.

— ¿Dónde se preparan las otras reinas?

Paul apunta hacia un palco con vistas a la pista de baile y el DJ. Hay un
vestuario separado para ellas. Pero la mejor es Sandy, así que ella recibe lo mejor.

—Espera hasta ver su actuación, —dice Kori, que entra detrás de mí—, es un
espectáculo para la vista.

—Me llevo a Dom y le invito a una cerveza, —dice Vince desde la escalera—
quiero saber si alguna vez le han disparado. Te traigo tu vodka con arándanos, Paul.

— ¿Has disparado? —Dice Darren, levantando las cejas—. Tío, quiero


escucharlo. Y quiero cerveza.

—Quiero algo con sabor a fruta, —dice Kori—, y quiero escuchar también.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

— ¿Quieres algo? —Me pregunta Dom.

Niego con la cabeza y al salir escucho que Vince pregunta a Dom si nunca se
ha metido en un enfrentamiento con capos de la droga en una guarida de crack, a lo
que Dom responde: —Bueno, hubo una vez...

—Hombres, —murmura Paul— y Kori, vamos twinkie.

No protesto ya.

Hay un hombre mayor, al menos en sus setenta, sentado en una silla en el


palco, colocando una cámara de video y un foco hacia el piso de abajo, es un hombre
grande, macizo como un tronco de árbol. Puede ser viejo, pero parece que todavía
puede patear culos.

—Hola papi, —dice Paul, sentado junto a él en otro taburete.

—Eh, no sabía que el papá de Paul trabajaba aquí. Es raro. ¿Y lo llama papá?
Espeluznante.

—Muchacho, ¿qué era ese alboroto? —Pregunta el anciano—, sabes que a


Sandy no le gusta la gente aquí arriba.

—Sandy está abriendo a la membresía la Guarida de la Reina durante el fin de


semana, —dice Paul—, este es Tyson.

El anciano da vuelta a mirarme, escudriñando con sus ojos. —Jesús,


muchacho. ¿Dónde sacaste a este? ¿La escuela primaria? No creía que Sandy fuera
un depredador de polluelos.

Paul resopló. —Se trata de Tyson, amigo de Kori de Oregón, se queda el fin
de semana, es sobre el que habló Sandy.

— ¿El genio?

—El mismo.

— ¡Ven aquí, muchacho! —Me grita—, déjame verte bien y apropiadamente.


Doble paso, antes de cambiar mi mente y ponerte encima de mi rodilla.

No está amenazando en absoluto, pero estoy parado delante de él antes de


que ni siquiera sepa que me estoy moviendo.

—Bueno, si no eres sólo una pequeña cosa, —dice, su sonrisa amable


desmintiendo el exterior brusco—, más inteligente que todos nosotros juntos, o
eso he escuchado.

—No iría tan lejos, —digo—, pero es un gusto conocerte, Paul no me dice que
T.J. Klune El Arte de la Respiración

su papá trabajaba aquí.

Ambos se ríen larga y ruidosamente, y no tengo ni idea de lo que he dicho


para tal reacción.

—No es mi padre, —dice Paul, limpiando sus ojos—, es una antigua Reina del
cuero. Lo llamo papi porque le gusta, su nombre es Charlie.

—Reina de cuero viejo, —dice Charlie, dice con un gruñido—, todavía no es


demasiado difícil para mí coger una correa para tu culo desnudo, creo que a tu
leñador no le importaría.

—Oh, papá, —dice Paul—, vamos a no asustar a Tyson.

— ¿Están sólo él y Kori?, —pregunta Charlie.

Paul sacude la cabeza. —No. El novio de Tyson está aquí también, deberías
verlo, Charlie, es más grande que Darren. Creo que fue inyectado con algún tipo de
material radiactivo cuando era un niño y ahora él es como Hulk, sus venas tienen
venas. Me he ejercitado durante seis meses y lo único que he conseguido es
sarpullido en la raja del culo donde sude en exceso.

— ¿Cuál es él? —Pregunta Charlie, inclinado sobre la barandilla—. Veo a


Vince... y Darren... y Kori... y una pared de ladrillo con piernas... —Saluda y sonríe.
Sigo su línea de visión y veo a todo nuestro grupo saludándonos.

—Pared de ladrillo con patas, —dice Paul.

—No es mi novio, —digo—. Oh y pon talco en la raja de tu trasero antes de


hacer ejercicio. No te saldrá erupción.

— ¿No es tu novio? —pregunta Paul, sonando sorprendido—. ¿Sois chicos


follando solo o algo así?

Mi cara arde. —No, no estamos follando.

—Guau, eso es una pena.

—Él no es gay. —¿Estás seguro de eso?

Paul se ríe. —Seguro, Ty.

—No lo es. —Bueno. Tal vez.

Deja de reír. —¡Hala! Espera. ¿Lo dices en serio?

— ¿Eh, sí? Sí. Él es mi mejor amigo. — ¿Verdad? ¿Todavía?—. Bien, solíamos


ser los mejores amigos, pero hubo...cosas... que sucedieron. — ¡Oh, qué forma de
T.J. Klune El Arte de la Respiración

parecer cuerdo. ¡Buen trabajo! Sé que si le gustaba... ...Oh, no importa!

—Oh pobre y ciega twinkie, —dice Paul tristemente mientras sacude la


cabeza—. el amor no correspondido es el tipo más duro.

— ¡No es no correspondido!

— ¿Oh, él quiere volver? Entonces, ¿cuál es el problema?

—No, no estoy... estamos..., —balbuceo—. No hay ninguna base para... qué...

—Divertido, —dice Charlie—. Tengo un extraño flash de déjà vu aquí. Solo he


podido ver tu… ¿cómo decirlo?… el-que-solía-ser tu mejor amigo durante un minuto
y él no ha quitado sus ojos de ti, ni siquiera cuando Vince está hablando con él.

Miro hacia abajo. En los brillantes destellos de luz, en los embates de los
bajos, mi mirada se traba con la de Dom, le dice algo a Vince, pero nunca rompe la
mirada. Soy el que mira a otro lado.

— ¡Eso no quiere decir nada! —digo.

—Buen intento, Tyson, —dice Paul. Pero ya hice ese camino hasta aquí. Pero no
me lo trago.

—Buen chico, —dice Charlie con una sonrisa—, definitivamente no cuela.

— ¿Él no es gay? —me pregunta Paul.

—No, —digo firmemente, aunque no me creo mis propias palabras.

—Oh, ¿así que le has preguntado?

—Bueno... no.

—Aja. Así que simplemente lo has asumido, ¿eh?

— ¡Estaba casado! ¡Tiene un hijo!

—Oh, bien, —dice Paul, poniendo sus ojos en blanco. Porque tenía algunos
meandros vaginales y generado el fruto de sus lomos. Tal vez has escuchado de él.
Se llama bisexualidad.

—O homosexualidad latente, —dice Charlie—. No salgo hasta mis cuarenta.


Casado, niños, el conjunto nueve yardas. ... No lo toman bien. No han oído hablar de
ellos en años. —mira hacia abajo en la pista de baile. Paul se pone junto a él y toma
su mano y lo aprieta. De repente, todos mis problemas parecen minutos en
comparación.

—Tengo problemas, lo digo porque en realidad es la última línea de defensa


T.J. Klune El Arte de la Respiración

que tengo. Dios, suena tan jodidamente ridículo.

—Oh, ¿de qué tipo? —Pregunta Paul—. Estoy bastante seguro de que, entre
todos nosotros probablemente lo tenemos cubierto.

—Problemas parentales. Mi clase de mamá... apesta.

—Oh, por favor, —se burla Paul—. La madre de Vince acaba de morir el año
pasado, su padre, el hijo de puta del alcalde de Tucson, es también padre de
Darren, quien odia a los gays. Nuestro ilustre alcalde engañó a la madre de Vince
con la madre de Darren. Los padres de Sandy murieron cuando tenía dieciséis años.
Kori se crió en hogares de acogida. No es tan difícil tener padres de mierda.

Y la madre de Dom fue asesinada delante de él por su padre. — ¿Y tus


padres? —pregunto a Paul.

— ¿Yo? Tengo los peores de todos.

—Lo siento, —le digo, mi voz susurra, seguro de que Paul era probablemente
algún tipo de bebe roto (lo que realmente explicaría mucho) y fue vendido en un
grupo de esclavos afganos y recientemente encontró su libertad y el amor en los
brazos de un supermodelo.

—Oh calla, —dijo Charlie—, los padres de Paul son la gente más maravillosa
que existe.

— ¡Son demasiado tolerantes! —Exclama Paul—, todavía piensan que Vince es


mi Amo y yo soy su pony sexual. Y les encanta.

Me río. Se siente bien.

—Bien, ¿qué mas tienes, chico? —me pregunta Charlie.

—Soy un genio certificado con diagnóstico de trastorno de pánico y me hice


adicto a los medicamentos que se suponía que me ayudarían y prácticamente me
expulsaron fuera de Dartmouth mientras estaba allí con una beca completa.

Paul agita su mano delante de mí. —Eso no es nada. Una vez pensé que estaba
confundido sobre mi sexualidad y me emborraché y tuve sexo oral con una chica de
mi clase de inglés y fui capaz de decirle lo que ella había tenido para cenar el día
anterior.

— ¡Oh querido señor en el cielo!, —consigo decir.

—Eso fue asqueroso, —dice Charlie—, incluso para ti.

Paul se encoge de hombros. —Mi punto es que los problemas de la gente son
todos relativos una vez puestos en perspectiva. Este tema de la adicción. ¿Qué
T.J. Klune El Arte de la Respiración

haces con ello?

—Bueno, ellos dicen una vez adicto, siempre adicto.

—Mierda, —dice—, ¿Te estás haciendo con ello?

—Sí. Lo hago.

—Y eres súper inteligente.

—Es lo que me dicen.

Arquea una ceja mirándome.

Suspiro. —Sí, lo soy.

—Y esta cosa de la expulsión, ¿puede solucionarse?

— ¿Honestamente? No lo sé. Tal vez. Sólo necesito encontrar dirección.

—Yo trabajo en seguros en un cubículo que me mata un poco más cada día, —
dice Paul—. Confía en mí cuando te digo que tienes tiempo. Entiéndelo.

—Está bien.

—Y eso deja lo de trastorno de pánico.

— ¿Te asustas? —pregunta Charlie.

—A veces. No por un tiempo.

—Como, ¿ataques de pánico?

—Sí, se sienten como los terremotos. Los tengo desde que era un niño. Mi
hermano...

— ¿Tu hermano? —pregunta Paul.

—Mi hermano.... Él me crió, me protegió de ellos. No sabía que era un


trastorno de pánico hasta más tarde. Él me ayudó. Aprender a respirar, entre
otras cosas.

— ¿Y ayuda la respiración? —pregunta Charlie.

—La respiración es lo más difícil, cuando golpean.

—Pero eres un genio, —dice Paul.

—Bueno, sí.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Entonces ¿por qué no puedes averiguar una manera de respirar? Me parece


que el cuerpo lo hace por cuenta propia. Sólo tienes que confiar en que sabe qué
hacer. No es físico. Todo está en tu cabeza.

Esa es la parte que no puedo superar.

— ¿Por qué no?

—Mi cerebro está cableado... diferente.

Paul se ríe. —No tan diferente que no puedas patear su culo. Mira, no estoy
hablando sobre el poder del pensamiento positivo y no estoy diciendo que la cura es
una especie de polla mágica, porque eso no funciona. Debes arreglarlo mismo. Es así
de fácil. Y si eres tan inteligente como todo el mundo dice que eres, debe ser
simple. Tienes que encontrar lo que es el bloqueo y luego hacerlo explotar.

—No es... — ¿No es tan fácil? ¿Desde Cuándo? ¿Y por qué mierda no lo debe
ser?—. ¡Por mis santos cojones!, —digo. Podría ser el más inteligente ecoterrorista
de veinte años en el planeta, pero al parecer soy bastante malditamente lento de
entendederas.

— ¡Ajá! —Dice Paul—, ahora él lo consigue, Paul salva el día otra vez.

—No creo que yo lo consiguiera, —dice Charlie.

—Yo tampoco, —admite Paul—, pero el jovencito si, se puede ver en sus ojos.
Tyson, si te pudiera decir una cosa… y recuerda, estoy gordo, hablo demasiado,
pienso demasiado y no sé de lo que estoy hablando la mitad de las veces y no
importa el qué, deberías dar gracias a tu buena estrella cada maldito día que estás
vivo y que alguien te ama tanto como lo hacen, no sé durante cuanto más tiempo. —
Mira a Vince y el amor que llena sus ojos saca el aliento de mi pecho, pero en el
buen sentido—. Seré un nuevo converso, es cursi como el puto infierno y juro a
Dios, si le dices a alguien lo que he dicho, voy a enterrarte en el desierto, pero el
amor lo conquista todo. Es un cliché, es ñoño, suena horrible, pero el jodido amor
todo lo vence. Y hasta que no lo dejas conquistarte, no sabes una mierda. Dejar de
ser un maldito idiota y abre los putos ojos.

—Estoy tan orgulloso de ti, muchacho, —dijo Charlie—. ¿Quién sabía que te
tenías todo esto dentro de ti?

—Oh, por amor de dios, —dice Paul, lanzando sus manos sobre su cabeza—
¿Podemos por favor dejar de ser grandes vaginas sentimentales y volver a ser
sarcásticos gilipollas?

Pero no puedo contestarle, ya que Dom es todo lo que veo.

Y él no mira a otro lado.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

El sabio Cuarto:

Kori tira de mi hasta abajo justo antes del espectáculo, me dice que es
imperativo que esté en primera fila para presenciar la gloria que es Helena
Handbasket. Me encuentro entre ella y Dom. Vince está al otro lado de Dom.
Parecen haber congeniado, lo que me hace extrañamente feliz y ni remotamente
menos celoso en absoluto. (Las miradas que intento a hurtadillas podrían sugerir lo
contrario, al parecer no soy muy sutil, porque Kori está riéndose de mí y dándome
codazos en el costado, gilipollas). Realmente no ayuda que la gente se hacine
alrededor de nosotros y estoy prácticamente pegado a Dom y de vez en cuando,
siento su gran mano en la base de mi columna, solo un toque, pero la electricidad
que se dispara a través de mi piel es como si hubiera sido alcanzado por un rayo y
no me atrevo a moverme hacia él, o alejarme. Soy paradójico. Y un cagón.

Y entonces ella entra en el mundo.

Hay un destello de luz. La multitud suspira. Un molesto golpeteo sale de los


altavoces que nos rodean y el foco congela el escenario. El ritmo se intensifica y
retumba a través de mí. Una mano aparece detrás de la cortina, uñas largas,
afiladas y de rojo brillante. La gente grita a mí alrededor. La mano se cierra y
extiende un dedo y lo curva, diciéndonos, venid aquí. Venid aquí y vamos a ser
sucios.

La canción explota se abren las cortinas y Helena Handbasket se retuerce en


el escenario, pelo enorme, traje brillante y apretado y casi inexistente (y desde un
punto de vista puramente científico, me pregunto simplemente cómo es posible
crear la ilusión de que no tienes una polla, porque ese traje absolutamente muestra
todo y no revela absolutamente nada). Comienza la letra, una mujer con una voz
áspera cantando sobre follar y tocar y hacer todas esas cosas que sólo podía soñar.
Es obsceno. Está absolutamente mal. Y es absolutamente magnífico.

Tal vez debo ver lo que pasa con Minerva Fox, después de todo. Pero no sé si
sería capaz de meter mi polla en la parte posterior. Me gusta justo donde está.

Helena se mueve entre la multitud, girando hacia arriba y hacia abajo, casi
todo el mundo a su alcance. La gente se la pasa, diez, veinte y ella les da besos
pegajosos en la mejilla antes de tocarles el culo.

Va en de uno a otro y cómo puede ver algo está más allá de mí comprensión,
con el foco en la cara y las luces estroboscópicas que destellan. Llega a la pared
trasera, donde un hombre grande está de pie, su cara oculta en la sombra. Sus
T.J. Klune El Arte de la Respiración

movimientos se vuelven intensos y desiguales mientras camina más cerca y cuando


las luces iluminan en la pared, lo veo, es Darren, el Rey Homofóbico, solo en la
oscuridad. Él está sonriendo tranquilamente para sí mismo, pero entonces, como si
hubiera olvidado su lugar y quién es él, frunce el ceño rápidamente mientras Helena
se le acerca. Ella arrastra su mano a lo largo de su brazo, pero no hay nada sexual
en esto. Él no le da dinero. Ella sigue adelante.

Y antes de que las sombras le cubran otra vez, esa sonrisa tranquila vuelve
mientras sigue cada movimiento de ella. Ella no lo ve, por supuesto.

Pero yo lo hago.

Tire del brazo de Dom para atraer su atención. Se agache, mi boca cerca de
su oído, la mano sobre mi espalda otra vez. Puedo olerlo. Picante. Caliente. Su
mejilla contra la mía. Accidental. Tal vez. No lo sé. Al parecer no sé un montón de
cosas. —Ahora vuelvo —digo.

— ¿Todo bien? —murmura y siento las palabras tanto como las escucho.

No —Sí, —digo—. Sólo voy a hablar con Darren.

— ¿Para qué? —pregunta, y si no lo conociera algo mejor, juraría que hay un


atisbo de celos en su voz.

¡Pregúntale! aúlla. ¡Pregúntale ahora mismo! ¡Dilo! ¿ERES GAY? ¿ME


QUIERES? ¿QUIERES ENCONTRAR ALGUNA TRASTIENDA Y FOLLARME?
¡PREGUNTALE, MALDITO COBARDE!

—Quiero hacerle una pregunta acerca de Helena, —consigo decir.

— ¿Quieres que vaya contigo? —Toca mi espalda otra vez y creo que hay otra
pregunta allí.

Niego con mi cabeza. —Vuelvo ahora mismo.

Me deja ir. Se endereza, asiente con la cabeza y mira a otro lado.

Estoy en la multitud, empujando a través. Alguien agarra duro mi culo, alguien


se ríe en mi cara, su aliento cargado con bebida. Los gritos de la música. Las luces
reluciendo. Casi llego a Darren cuando una mano me agarra la muñeca y tira de mí a
través de la multitud y a la luz.

La Reina misma está parada delante de mí, ojos ardientes, los crescendos de
la música, arrastra un dedo a lo largo de mi mandíbula, a través de mis labios, se
inclina hacia adelante. — ¿Y a donde ibas, chico? —Ella respira, haciendo caso
omiso de la música—. ¿A romper algunos corazones, tal vez?

—Sólo el suyo, —le prometo.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Ella se ríe, es un sonido deliciosamente malvado. — ¡Oh, muñeco!, cómo me


gustaría poder mantenerte por siempre y para siempre. Encerrarte y nunca dejar
que nadie te lastime otra vez.

—Me gustaría eso también, —digo—, sería más fácil.

— ¿Y dónde está la diversión en eso?

—Tu cara está un poco roja, —le digo—, como una boca de incendios, ¿cómo es
Darren?

La sonrisa se vuelve salvaje. — ¿dije mantenerte? Realmente me refería a


atarte en un caballete y exponer esas tetitas y culito tuyo y tomarme mi tiempo
con ello. Puedo prometerte que vas gritar.

—Me atrevo.

Ella acaricia mi mejilla. Duro. —Pequeño Twinkie descarado. Voy a ir a ver lo


que sucede cuando me froto contra tu policía.

Y entonces se va. Mi pobre policía. No sabe lo que le espera.

No es que sea mío. O cualquier otra cosa.

Lo que sea. Estoy en medio de una misión. No voy ser disuadido.

Encuentro a Darren donde lo vi la última vez, escondido en las sombras. Tengo


la sensación de que la gente está generalmente intimidado por el Rey Homofóbico,
pero por alguna razón, él es sólo otro supermodelo que llego a conocer en el
desierto. Y no soy de los que se alejan de las cosas. Bueno, de la mayoría de la
cosas.

— ¿Por qué estás acechando aquí? —le pregunto sobre la música.

— ¿Por qué no debería?, —dice—, este es el mejor lugar de acecho.

—Es algo espeluznante.

—Soy un chico espeluznante. —Dobla sus brazos sobre su pecho, un manojo


de músculos contra su cara camisa. Juegos de luz en su rostro y sé que está
tratando de intimidarme, pero realmente no funciona.

—Voy al acecho también, —digo—. Me apoyo contra la pared y doblo de mis


brazos palillo a través de mi camisa demasiado pequeña probablemente comprada
en Gap Kids—. Esto es aburrido. Todo es tan aburrido. Estoy tan fresco escondido
aquí pretendiendo que no quiero meter mi salchicha en una drag-queen.

¿Repite eso otra vez?, —Pregunta, estrechando sus ojos.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Nada, —digo inocente. Sólo quería ser uno de los chicos modernos.

— ¿Tienes alguna idea de quién soy yo?

—Bueno, sí. Eres el tío espeluznante acechando en la esquina. O el Rey


Homofóbico. O ambos. Es todo un título, por cierto. ¿Por qué te llamas así a ti
mismo?

—No lo hago.

—Oh. ¿Por qué no le pides a Sandy salir?

—¿Siempre eres tan molesto?

—Sí. Responde a la pregunta.

—Muy bien, —dice—, tan pronto como tú me respondas a mi otra.

¿Qué dice Paul? ¡Oh mierda! ¿Qué es lo que Star Wars me ha enseñado? Es
una trampa. —Bien, —digo, tratando de sonar tan aburrido como él suena.

— ¿Por qué llevas a ese poli alrededor por la polla? ¿Eres un calientapollas o
algo así?

Mis brazos caen a mis lados. —No lo llevo así.

Él se ríe. Es un sonido áspero. —Mentira. Os conocí a los dos esta mañana y


hasta yo veo que es un culo azotado por ti.

—Él es mi amigo.

—Los amigos follan todo el tiempo.

—Yo no.

—Así que no debes estar interesado, entonces. Si es el caso, entonces


quieras quizá salir de aquí, puedo mostrarte verdaderamente lo que es follar.

Hago una mueca. —¡Qué romántico!.

—La vida no se trata de romance, twinkie.

—Tu hermano lo encontró.

Pone sus ojos en blanco. —Un golpe de suerte. Sucede, claro. Tal vez te
duren, tal vez no lo harán. Tal vez uno de ellos decida ir a follar a alguien por otro
lado. Somos productos de nuestros padres, después de todo. Puedes confiar en mi
en eso.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Eso me golpea duro, pero trato de no dejarlo ver. Las palabras de Paul acerca
de su padre suenan en mis oídos. Mi madre y su padre. Diferentes acciones, misma
respuesta. — ¿Amargo, no? —Le pregunto. O a mí mismo. No lo sé.

Él esboza una sonrisa fatalista. —Más realista.

—Entonces tal vez el realista puede explicar por qué tiene demasiado miedo
de decir a Sandy cómo realmente se siente. Debajo de todo ese cinismo, por
supuesto.

—Y tal vez el twinkie un poco cotilla me pueda decir por qué es demasiado
bueno para el poli.

—Yo no soy demasiado bueno para él, —replico—, no soy bueno para él.

—Tomaste esa decisión todo por tu cuenta, ¿no?

—Yo… —Bueno, sí. Pero cuando se dice así, me hace sonar como un capullo
mojigato. ¡Oh mierda!. Dios, odio al Rey Homofóbico.

—Twinks, —resopla—, eres lo mismo. Bueno para una follada porque sabes
cómo trabajar una polla, pero crees que te da poder y control. Pero la verdad del
asunto es, eres sólo un niño pequeño asustado que no sabe una mierda. Al igual que
el resto.

— ¿Y eso qué te hace a ti, entonces? —pregunto, tratando de mantener mi ira


bajo control.

—Quien se folla a los jovencitos twinks, —dice—, corre, pequeño twink.


Vuelve con el poli y finge que no sabes que adora el suelo que pisas.

—Creo que no me gustas mucho, —digo con el ceño fruncido.

— ¿Sí? Bienvenido al club.

—Pero creo que sólo estás proyectando.

—¡Oh, Jesucristo!

Me encojo de hombros. —Tiene que ser duro tener que actuar como un idiota
todo el tiempo, todo grande y poderoso, sólo por haber perdido tu corazón por una
drag-queen que desprecia cada fibra de tu ser. —Pero realmente no creo que la
hace drag-queen lo haga. Me alegro de poder recoger problemas de otras personas
en lugar de centrarme en mí.

—No he perdido una mierda, niño. Vamos, lárgate de aquí.

Tiempo de irse. Es probablemente un buen momento recordar mi tamaño y


T.J. Klune El Arte de la Respiración

lugar. Él podría aplastarme con una mano, estoy seguro. Es el Rey Homofóbico,
después de todo.

Pero, como siempre, mientras me muevo para irme, mi boca se mueve sin
ninguna provocación. —Le perderás, —digo—. Si no aprovechas la oportunidad,
alguien vendrá y te lo levantará y te verás solo preguntándote por qué no tuviste
los cojones de hacer más para asegurarte de que no pertenecía a nadie si no a ti.

—Eso es divertido, —dice, ladeando su cabeza—, podría decirte lo mismo a ti.


¿Qué coño estás esperando? ¿Una invitación grabada? Dejar de ser una pequeña
perra quejumbrosa y decídete maldito. O…, —dice, metiéndose en mi espacio,
chocando sus piernas contra las mías—, tal vez debería averiguar esta noche a que
sabe el tocino. No es mi tipo, demasiado grande y musculado, pero joder, tiene una
boca y orificio que puedo usar. ¿Te importaría si lo tomo prestado, niño? No para
caer rendido, por supuesto. —sonríe—. Bueno, tal vez sobre su espalda.

Dejo al Rey Homofóbico en las sombras.

El sabio quinto:

—No me gusta emborracharme, —me dice Vince después de la actuación.


Estamos sentados en el patio trasero, esperando que todo el mundo salga—. Una
vez, me emborracharon y caí en una fiesta y de alguna manera mis pantalones
volaron y se convirtió en un completo desastre.

Bueno, tal vez no es un sabio.

—Eso es... épico, —digo, por falta de algo mejor que decir.

—A la gente no parecía importarle, lo cual era raro. Así que, tú eres


inteligente, ¿eh?

—Eso es lo que dicen. Aunque he estado cuestionando eso cada vez más y más.

—Eh. Yo no soy inteligente.

—Pareces perfectamente inteligentes para mí. Algo así, pero ¿quién soy yo
para juzgar?

—No, —dice fácilmente—, digo tonterías todo el tiempo.

—Yo lo hago. Eso nada tiene que ver con la inteligencia. Confía en mí.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Paul empuja a su paso entre la multitud. Vince se enciende y tira de él hacia


abajo sobre su regazo y pone su cara en su cuello. Susurra algo, a lo que Paul
responde, —Sí, porque eso funcionó tan bien la última vez. A Wheels le gusta
mirar. Es un enfermo, pervertido retorcido. —Ríen con tal facilidad.

—Dom saldrá en un minuto, —me dice Paul—, está en el cuarto de baño,


necesito volver a subir y ayudar a Helena a volver a ser Sandy. Kori está allí, así
que tardaremos un poco si quieres esperar.

—Está bien.

—O, —dice Vince—, puedes quedarte aquí conmigo y nos podemos ir a buscar
esa esquina de la barra para liarnos, ya sabes, por el amor de antaño. ¿Recordar lo
que sucedió esa noche?

Paul pone sus ojos en blanco pero no puede ocultar la sonrisa. —Tal vez más
tarde, cancela eso, definitivamente más tarde. —Besa a Vince y desaparece en la
barra.

—Sexo a tope sucedió más tarde esa noche, —Vince me dice alegremente.

Me río. —Eso pensé. ¿Qué pasó con la confidencialidad?

Él se encoge de hombros. —Pensé que te lo estabas preguntando. No podía


dejarte colgado.

Que amable. —Le amas, ¿eh?

— ¿A Paul? Oh seguro. Con todo lo que tengo. Es lo único que necesito. Yo le


digo que es real y me cree. ¿Qué más podría pedir?

— ¿Le dices que es real?

—Es un tema, supongo, un tema nuestro. El no me creía, por alguna razón,


cuando le pregunté por primera vez. Pensaba que le estaba gastando una broma.

—Bueno, puedo ver eso, —digo—, quiero decir tu… eres tú y él es... —No sé
exactamente lo que estoy tratando de decir. Suena como que iba a un lugar de
mierda. Yo no soy así.

Pero tampoco lo es Vince. — ¿Él es qué? —pregunta sonando confuso.

—Es lo que tú necesita, supongo.

Vince asiente con la cabeza. —Es una buena manera de decirlo. Me alegré
apenas se dio cuenta de que no estaba bromeando.

— ¿Tardó mucho?
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—No. Le hice caer. Puedo ser muy persuasivo cuando me lo propongo

—Te golpeó con su coche, ¿No?

—Volé sobre él y todo. También le salvé la vida de asfixiarse con espinacas,


así que su vida me pertenece. Está en buenas manos, creo.

—Es un proverbio chino, —le digo.

Pone sus ojos en blanco. —Es de toda Asia. El punto es que le di su vida y el
me dio la mía de vuelta, y una familia que me ama, tal y como soy. No necesito nada
más.

—Estoy feliz por ti, Vince. Suena genial.

— ¿Le vas a decir a Dom?

— ¿Decirle qué?

Vince sonríe. —Que lo amas. Claro.

“Chocado" incluso ni empezar a describirme. — ¿Disculpa?

—Bueno, ¿le amas, no? El seguro que te ama. Os miráis como Paul y yo lo
hacemos. Sandy y Darren dicen que es asqueroso, pero hacen lo mismo. —Frunce el
ceño—. Todavía estoy trabajando en ellos. Lo voy averiguar. O lo hacen o se
acabará el mundo. No sé qué pasará primero.

Sería tan fácil, pero creo que podría hacerme con eso ahora. —No sé, —digo
tranquilamente—. No sé cómo decírselo. Lo ame, en un momento dado. No sé si es lo
mismo.

—Lo parece seguro.

— ¿Lo parece?

— ¿Por qué no solo decirlo?

—No puedes simplemente decir algo como eso.

Parece sorprendido. — ¿Por qué no? sabes, si la gente realmente dijera lo que
está en sus corazones en lugar de sólo todo lo que está sus cabezas, las cosas
serían mucho más fáciles.

A lo cual no tengo ninguna réplica. Absolutamente ninguna. Yo. Un McKenna.


Nada. —Eres muy inteligente, ¿sabes eso? No permitas que nadie te diga lo
contrario. Si lo hacen, les dices que un miembro de MENSA te lo dijo.

Viene hacia mí. — ¡Gracias! Es impresionante que me lo digas. ¿Pero MENSA


T.J. Klune El Arte de la Respiración

no es el grupo de viejos asquerosos que molesta a los niños? Probablemente no


pertenezcas a eso. No quiero que te molesten.

—No... Eso es... Vince, eso es NAMBLA62

—Oh. ¿MENSA es comida judía, entonces? No sé si alguna vez he tomado


comida judía. Fui a Asia y tomé comida asiática y no es como Panda Express63 en
absoluto. Todo allí tenía tentáculos o solía ser perro y me sentí muy mal porque
nunca cocinaría a Wheels.64 ¿Sabes? Estaría tan mal y...

Un Breve intermedio de los sabios (y de la vida Real en General):

Vuelvo dentro para encontrar a Dom para decirle... No sé. Algo. Cualquier
cosa. Debería de haber estado fuera ahora.

¿Amarlo? Joder si lo sé.

Mierda. Por supuesto que lo hago.

Probablemente nunca dejé de hacerlo.

Estupendo. Esto es jodidamente estupendo. Joder.

Entro en el bar. La pista de baile está llena.

Veo el movimiento hacia arriba en el palco.

Tal vez está allí arriba.

Vuelvo a la esquina.

Él está de pie, apoyado contra una pared. Hablando con algún chico. Veo como
se inclina y le dice algo. El otro tipo se ríe. Dom se ríe y juro que estoy en ese
pasillo, tengo quince años y tengo un regalo en mis manos que quiero darle. Sólo

62
Asociación Norteamericana que promueve la legalización de la pederastia.

63
Restaurante de comida rápida asiática.

64
Nombre del perro de Paul.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

quiero que vea la historia que le hice, mostrarle como nos veo a nosotros y quizás,
sólo quizás él me mira y dice, Aquí estas, justo frente mí todo este tiempo, no sé
por qué nunca te he visto antes, pero lo hago ahora, y te amo. Yo también te quiero.

El tipo alza su mano y toca su brazo. Una caricia que es más amigable.

Es lo que merezco, realmente. Por tomarme mucho tiempo. Debo volver


afuera. Lo que será, será. Gay, bi, cualquiera cosa que sea. Él es mi amigo y eso es
todo lo que importa. Solo quiero que sea feliz.

Me vuelvo para irme.

Una explosión de risa detrás de mí.

Él mira.

Nuestras miradas se cruzan.

No puedo respirar. Los temblores de tierra bajo mis pies. Todo lo que estoy
sintiendo está a través de mi cara, lo sé y no puedo hacer nada para ocultarlo. La
cólera. Los celos. El miedo. Rabia y deseo, acumulando todo en uno.

Él está parado para rígido.

Corre, me digo a mí mismo. Por favor, corre.

Corre, me susurra. Por favor, corre.

Pero no puedo. No puedo moverme. Respira, Chico. Es Bear. Puedo oírlo. Todos
los sonidos desaparecen a la voz de mi hermano.

Sólo respira.

Dom da un paso hacia mí, dejando al extraño atrás.

Inhala, dice Bear. Puedes hacer esto. Inhala.

Respiro. Casi no puedo. Pero lo hago.

Bueno. Mantenlo.

Puedo hacerlo. Sé que puedo hacerlo.

Uno.

Dominic empuja más allá del bar.

Dos.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Alguien agarra mi brazo.

Tres. Exhala.

Exhalo.

Mantenlo.

De alguna manera, lo hago.

Uno.

Dom está casi a mí lado y nunca he estado más asustado en toda mi vida.

Dos.

Nunca pareció más grande que ahora. Soy sólo un pequeño chico.

Tres.

El sonido rugiente del bar vuelve.

—No que-quería i-i-interrumpir, —le digo mientras llega a mí. Mi voz se


rompe—. Lo si-siento, me vo-voy y…

Él me besa.

En mi pequeño mundo diminuto, en mi diminuto pequeño cerebro, todo estalla


en colores, formas y estrellas y todo lo que veo son estrellas que llenan el mundo
hasta que estoy seguro de que todo lo que nos rodea se sopla como polvo. Mueve
sus labios encima de los míos, agarrando el lado de mi cara y es él, es él, ¡oh Dios
mío!, es Dom y me agarra como que nunca me dejará ir, nunca me dejará irme otra
vez y pienso para mi mismo tan lleno de asombro, esto es bueno, pero
probablemente debería besarle para que no piense que es como besar un pez
muerto. Y lo hago y es torpe, mojado y ¡oh tan perfecto! que cuando toca su lengua
a la mía, entiendo los fuegos artificiales, supernovas y la vida por un breve y
brillante momento. Esto es lo que la vida es, esos momentos de fuegos artificiales y
estrellas en explosión y sinapsis ardientes. Estos son los momentos que nos
levantan cuando pensamos que no podemos dar otro paso. Estos son los momentos
que juntan nuevamente cuando nos hemos roto. Estos son los momentos que nos
hacen un todo.

No es un tema de la respiración.

Es quiénes somos.

Se aparta, pero apenas. Sus ojos se fijan en los míos. —He estado esperando,
—dice casi enojado con esa hermosa voz quebrada—, por esa mirada que me has
T.J. Klune El Arte de la Respiración

dado. ¿Está bastante claro para ti, Tyson? ¿Entiendes ahora?

Bueno, no, no entiendo nada en absoluto porque estoy bastante seguro de que
estoy con muerte cerebral y tener una erección en medio de un bar gay a mil
quinientas millas de casa después del primer beso para poner fin a los primeros
besos. —Puf, —digo algo bastante elocuente. —Bah.

—Bueno, —dice—. Así que lo tenemos claro.

Se aparta de mi cara y gira sobre sus talones, desapareciendo en la multitud.

—Bah, —vuelvo a decir. Nadie parece notarlo.

El sabio Final:

Horas más tarde y todavía no me he recuperado de lo que he determinado que


sea un evento que altera la vida de tal magnitud que aún no puedo empezar a
entender.

Dom y yo no nos hemos dicho mucho el uno al otro desde que salimos del bar.
Para ser honesto, no he dicho mucho a nadie mientras mi capacidad de uso de la
palabra parece haber sido destruido temporalmente y no puedo hacer más que
ruidos gruñidos a preguntas que no escucho. Probablemente no ayuda a que cada
vez que miro en Dom, arquea una ceja mirándome, haciéndome una pregunta que no
puedo comprender ni remotamente.

Lo curioso, es que puedo respirar. Ni siquiera es un problema.

Y ahora todo el mundo se ha ido a la cama y Dom está en nuestra habitación y


estoy posponiendo seguirle allí porque estoy convencido de que si he construido lo
que sucedió en el bar como una especie de elaborada fantasía y no sucedió, o
sucedió y Dom está esperándome en la habitación para que podamos hablar y besar
y tal vez (¡probablemente!) entrar en materia y todo lo que me puedo imaginar es
ese enorme consolador en el cajón y ¿qué pasa si lo quiere usar? ¿En mí? ¿O en él?
¿Tengo que ponerle un condón? ¿Está incluso limpio? ¿Puedes pillar ETS con pollas
de goma?

Lo sé. Suena ridículo. Pero no puedo evitarlo.

Así que en lugar de tomar las riendas y conseguir lo que he estado esperando
todo este tiempo, estoy sentado en la oscuridad en el salón en la cama de Sandy
T.J. Klune El Arte de la Respiración

reproduciendo ese beso en mi cabeza una y otra y otra vez. Estúpido, estúpido,
estúpido…

La luz se enciende.

—Bah —digo—. ¡Bah puff!

—Porque eso tiene sentido, —dice Sandy con un bostezo—. Pensé que oí ruido
aquí. ¿Qué haces levantado? ¿No puedes dormir?, yo tampoco, me lleva un tiempo
calmarme después de un espectáculo.

— ¡Él! ¡Hizo cosas! ¡En mi cara!

—EH, ¿venga otra vez? —pregunta. Se sienta a mi lado en el sofá—. ¿Quién


hizo cosas en tu cara? ¿Alguien te lastimó en el bar? —Oigo el acero en su voz.
Helena nunca está demasiado lejos.

Agite mi cabeza y despejé mi garganta. —No. ¡Me besó!

—¿Quien te besó? Entonces una sonrisa aparece en su cara. "Bueno, que me


follen. ¿Tal vez alguien averiguó como un cierto oficial sabe?

— ¡Santísima mierda!

—Santa mierda, de hecho, —dice. Él se acerca y envuelve su brazo alrededor


de mis hombros y tira de mi cerca. Mierda Santa, ¿es necesario esto? Me acurruco
contra él y ríe tranquilamente para sí mismo.

— ¿Qué es tan gracioso? —Le pregunto, porque estoy deseando encontrar


cualquier humor en esta situación.

—Que no pasó mucho tiempo, —dice—, esperaba que durase por lo menos otra
semana más o menos.

— ¡No era yo! ¡Lo hizo el!

—Mejor aún, entonces. Esto significa que se cansó esperar que tú abrieras
los ojos. Me encanta un hombre que toma la iniciativa.

—Estoy tan confundido, —murmuro.

— ¿Por qué, muñeco? Ya tienes lo que querías. Dom está, por lo menos,
interesado por tu lindo culito. Y eso, es lo que has estado esperando.

— ¡Ni siquiera sé lo que eso significa!

—Nadie lo hace. Esa es la belleza de esto. Lo descubriréis juntos. Lo que


necesitas hacer es ir con el flujo y no por encima de él.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—En el caso de que no hayas notado, no soy exactamente un tipo de 'ir con la
corriente', —le recuerdo.

Se ríe otra vez. —Sí, eso pensé. Tienes suerte de que ya tengo mucha
experiencia con Paul. Sois dos guisantes de la misma vaina. Tal vez eres un poco
menos neurótico y un poco más listillo, pero me recuerdas a él. Y eso es una buena
cosa.

—El y mi hermano no pueden conocerse nunca, —le advierto—. Realmente


sería el fin del mundo. —Y entonces me golpea lo que he olvidado—. ¡Oh mierda!, —
gimo—.

— ¿Que está mal? —pregunta.

— ¡Mi hermano!

— ¿Qué pasa con él?

—Va a matarme. Y realmente lo hará. Va a ser un sin fin cuando se entere de


que Dom y yo estamos haciendo... bueno, lo que sea que estamos haciendo.

— ¿Por qué?

—Él es… sobreprotector. Eso subestimándolo.

—Pensé que todos conocíais a Dom hace mucho tiempo.

—Lo hacemos.

Sandy apoya su cabeza en mí. —No entiendo, entonces. Tienes veinte años,
eres un adulto capaz de tomar tus propias decisiones. A quien ames y con quien
decidas pasar tu tiempo no debe ser dictada por tu hermano. —Oigo la expresión
en su voz y es mi culpa, realmente. Él no sabe nada sobre Bear y yo.

—No es eso, —le digo—, es difícil para la gente entender que hemos sido y a
través de lo que hemos pasado.

— ¿Y qué es eso? Si no te importa. Y si lo hace, por favor dímelo mándame al


infierno y dime que me ocupe de mis cosas. No me ofenderé.

—Es una larga historia.

—Tenemos toda la noche.

Creo que podré negarme a él. Sandy es agradable y se está convirtiendo en mi


amigo, pero lo he conocido hace dos días y son cosas que no he dicho a personas que
he conocido durante años. Abro mi boca para decirle gracias pero no gracias, pero
en cambio digo, —Una mañana cuando tenía cinco años, me desperté en el sofá.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Miré hacia abajo, y Bear y Otter dormían en el suelo. Otter estaba alrededor de
Bear de forma protectora y recuerdo pensar lo feliz que estaba con eso, Bear
necesitaba a alguien que le cuidase. Pensaba que yo no podía hacerlo por mi cuenta
porque era sólo un chico pequeño.

—Bear se despertó y tuvimos Lucky Charms. Y era su cumpleaños. Recuerdo


eso. Era su cumpleaños y esperaba que le gustase el regalo que había hecho para él.
Y luego Ana y Creed estuvieron allí y de alguna manera, sabía que algo estaba mal.
No quería decir nada en voz alta porque no quería arruinar el día del Bear, pero lo
sabía. Sólo lo sabía. Y entonces me dijo que tenía que ser valiente. Que tenía que
ser grande y valiente. Pensé que había muerto. Pero fue peor que eso. Terminé en
la bañera ese día. Debido a los terremotos. Ella nos había dejado. —Como los
derrames la historia sale de mí, mientras confieso a un hombre que apenas
conozco, recuerdo cómo palabras de Bear me habían golpeado. Era inteligente, más
inteligente de lo que tenía derecho a ser, pero tenía sólo cinco años, y no entiendo
cómo una madre, mi madre, podía tomar la decisión de dejar a sus hijos atrás, como
si no fueran nada para ella. Como no le importábamos. No entendía el egoísmo que
podía existir en una persona entonces. Sin duda, sabía que no era la mejor madre,
pero ella seguía siendo mi madre y yo la quería mucho. La amaba con todo mi
corazón porque eso era lo que debe hacer un hijo.

Así, que no entiendo. No entendía cómo ella se pudo ir y nunca mirar atrás.

Pero, por supuesto, ella miró hacia atrás. Miró hacia atrás e intentó
lastimarnos aún más. Casi ganó también. Eso es lo divertido de la familia, sin
embargo. Cuando haces gilipolleces que crees que son lo mejor de la manera más
abnegada, están allí para golpearte en lo alto de la cabeza y decirte que dejes de
ser tan idiota.

Tenía quince años cuando me enteré. Bear me llevó en coche un día. Por la
costa. Sólo él y yo. Fue un bonito día de verano y había sol y olas y las ventanas
iban bajadas y dejamos que el viento pasase a través de nuestros dedos.

—Tengo algo que decirte, —me dijo. Nos habíamos detenido en un puesto de
observación y éramos los únicos allí—. Algo que debería haberte dicho hace un
tiempo. Simplemente no pude encontrar el coraje.

Mi piel se sentía fría. — ¿Estás bien? —le pregunté rápidamente—. ¿Estás


enfermo? —En mi cabeza, un millón de escenarios apocalípticos corrieron por mi
cabeza. Bear tenía cáncer. Bear tenía SIDA. Bear tenía un tumor cerebral. Bear se
iba a morir e iba a dejarme. El coche se sacudió un poco. Un precursor de un
terremoto, pensé.

—No, —dijo—, no estoy enfermo, no voy a ningún sitio. Tampoco es Otter o


cualquier otra persona.

Eso sí debería haberme hecho sentir mejor, pero no lo hizo. — ¿Que está
T.J. Klune El Arte de la Respiración

mal? —Pregunté nervioso. ¿Lo que sea, lo vamos a luchar, vale? Si son los tribunales
nuevamente, si están tratando de llevarme lejos de ti porque tú y Otter os
casasteis, lo pelearemos. No me importa lo que se necesite. —Al final de mi
intervención un poco equivocada, estaba gruñendo y escupiendo, de repente seguro
de que era un tema de custodia. ¿A quién piensan que están jodiendo? Me dije a mí
mismo. Que vengan. Que vengan y verán lo que significa la pelea de su vida.

Él gimió y cubrió su rostro con las manos. —Estoy llevando todo esto mal,—
murmuró—. No, Chico, no se trata de la custodia, nada malo va a pasar. —Se acercó
y tomó mi mano en la suya y la exprimió—. ¿Eres mío, vale? Me perteneces a mí.
Nunca nada puede cambiar eso. Te lo prometo. Nada hay que temer.

—Entonces ¿qué es?

—Mamá.

—Oh. —Y fue como si tuviera cinco años otra vez—. ¿Está muerta?

Él meneó la cabeza. —No. Por lo menos, no lo creo. No he sabido sobre ella en


un tiempo.

— ¿Entonces qué?

—El hospital, —dice—, cuando todo sucedido a la vez.

Cerré mis ojos. Todo a la vez.

La Sra. Paquinn.

Otter.

Anna.

—Recuerdo, —dije—. Ese no fue un buen día.

—Hemos tenido mejores, —está de acuerdo—, pero somos nosotros mismos.

—Eso es lo que hacemos.

—Hay... algo que ocurrió que no te dije.

— ¿Qué?

—Sólo quería protegerte, —dijo tristemente—. Todos siempre hemos querido


mantenerte a salvo.

—Lo has hecho, Papá Bear, —dije suavemente, tratando de asegurarme de


que sabía que estaba serio. ¿Quién sabe qué habría pasado si ella me hubiera
llevado cuando amenazó con hacerlo?
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Es eso justamente, Chico. Ella nunca te iba a llevar lejos.

Un zumbido envolvió mis oídos. — ¿Qué?

—Ella llegó al hospital. Cuando estabas en la escuela.

Ira, lisa y llanamente. — ¿Qué quería?

Bear parecía más viejo de lo que nunca le había visto. Más cansado. —Vino a
traer los papeles de adopción. Renunciando a su custodia sobre ti.

—Dijiste que los envió por correo. Que sólo llegaron un día.

—Lo sé. Pero ella vino. Y le pregunté. Por los dos. Le pregunté por qué.

— ¿Y?

Se encogió de hombros. —Dijo que no estaba destinada a ser una madre. Que
estábamos mejor sin ella.

— ¿Cuándo regresó? Ese día en el apartamento. ¡Ella me quería entonces! ¡Ella


me lo dijo! —No importaba que nunca quise irme con ella. No importaba que no
hiciera nada para ofrecer su redención ante mis ojos. Pero había importado, por lo
menos un poco, a mi corazón de nueve años de edad, que mi madre me quisiera. Que
me quisiera lo suficiente como para tratar de luchar contra mi hermano por la
custodia. Que le importaba lo suficiente para hacer exigencias mezquinas.

Que ella me amaba.

—Fue por dinero, —dijo Bear—. Otter estaba con un hombre antes de
regresar a Seafare. Rompieron. Él sabía que Otter tenía sentimientos por mí.
Quería que rompiéramos. La localizó le ofreció dinero, ella lo cogió. E hizo lo que
hizo.

—Dinero, —dije estúpidamente—. Se trataba de dinero.

—Sí, Chico. Dinero.

— ¿Lo consiguió? ¿Consiguió su dinero?

Bear parecía afectado. —No lo sé. No importa.

—Me mentiste.

—Sí. Lo hice.

— ¿Por qué me dices la verdad ahora?

—Porque, —dijo—, eres lo bastante mayor ahora para entender tales cosas. Y
T.J. Klune El Arte de la Respiración

puede llegar un día cuando sientas la necesidad de localizarla tu mismo. Mi


esperanza de que nunca suceda, pero eso es ser egoísta y no podemos hacerte eso.
Si sucede, quería que supieras todo sobre ella. Sólo es lo justo.

—Justo, —le espeto—. ¿Cómo es algo así justo? ¿Qué coño sabes sobre lo
justo?

—No lo es, —dijo, su voz subiendo en dureza—. Nunca lo fue y nunca lo será.
Pero he hecho lo imposible para asegurarme de que hayas tenido una casa, que
hayas sabido cada día que eras amado como nadie en esta tierra. Sí, he cometido
errores. Sí, he tomado decisiones basadas en lo que pensaba que era correcto y si
eso significaba mantenerte saludable, cuerdo y vivo, entonces haría lo mismo. Otra
vez. Y otra vez. Y otra vez.

Me reí, pero no había ningún humor en ello. —¿Cuerdo? Piensa que tipo de
caducidad hay en eso, Papá Bear.

—No te atrevas a hablar así, —me gruñó—. No hay nada malo contigo.

—Creo que la comunidad médica no está de acuerdo contigo.

— ¡Que les jodan! —Me gritó, golpeando sus manos sobre el volante—. ¡Que
les jodan! ¡Qué jodan el maldito diagnóstico! ¡Que la jodan a ella! Y vete a la
mierda, si crees que me voy a hacer a un lado y dejarte que pienses así de ti mismo.
Vas a hacer de este mundo un lugar mejor y vas a demostrar a todo el mundo lo
equivocado que está quien piensa que necesitabas una madre y un padre para
crecer bien. Nunca ha habido ni un momento en el que no te haya cuidado, por eso
estoy haciendo esto. Él es la razón por la que estoy haciendo todo lo que hago.

—Terremoto, —le susurro, apenas puedo respirar. El golpear de sus manos


era como cerrar la puerta en mis pulmones—. Res-respirar. No pue…

Salió por la puerta y alrededor del coche antes de incluso poder parpadear.
En el pánico que estaba en mi mente, las ondas rojas y el cambio del suelo, sentí
enojo por mí mismo por ser tan débil. Tengo que arreglar esto, pensé. Tengo que
encontrar una manera de solucionar esto.

Pero entonces el suelo se rompió bajo mis pies y empecé a caer, caer, caer y
no podía respirar y…

Mi hermano estaba allí. Como siempre estaba. Y como siempre, me habló. llevó
un tiempo, pero con el tiempo, los terremotos pararon. Mi garganta y pulmones se
abrieron.

Nos sentamos allí por un tiempo. Bear y yo.

—Y por eso, —le digo a Sandy, mi voz ronca de hablar tanto tiempo— importa
T.J. Klune El Arte de la Respiración

lo que mi hermano piensa. Durante mucho tiempo, fuimos Bear y yo. Eso es todo lo
que sabíamos sobre cómo sobrevivir. Finalmente, se puso mejor, pero no importa
donde la vida nos lleve, independientemente de donde se encuentren nuestras
historias, siempre se trata de Bear y yo. Llegara un momento que estaremos
separados, pero todo lo que haré será gracias a él y todo lo que haré será para él.
No es sólo mi hermano, Sandy. Bear es la razón por la que estoy vivo.

—Oh, muñeco —dice Sandy, limpiando sus ojos—. Creo que es posiblemente la
cosa más dulce que he escuchado. Perdona mi ignorancia anterior. Por supuesto te
debe importar lo que dice tu hermano. Pero no deberías dejar que te limite. Eres
ya un hombre y aunque el camino podría haber empezado por Bear, ahora es tuyo.

—Todavía se va a volver loco.

— ¿No lo hace normalmente?

Me río. Me siento mejor. Un poco. —Sí. Supongo que lo hace.

Bueno, entonces, será parte del proceso —Sandy vacila. Entonces—. ¿Él tenía
razón?

— ¿Acerca de qué?

—Tu mamá

— ¿Qué pasa con ella?

— ¿Quieres encontrarla? ¿Preguntarle todo por ti mismo?

—No, —le digo honestamente—. Pero he estado pensando sobre ella más y
más últimamente. Incluso sueño con ella. A veces, son buenos sueños. Pero la
mayoría de las veces no. Y no es donde quiero estar. En todo caso, yo soy peor.

—Y crees que ella tiene algo que ver con eso.

—Tal vez. No sé. Por lo tanto, no, no quiero encontrarla. No quiero hacerle
preguntas yo mismo —Respiro profundamente y dejó escapar lentamente el aire—
Pero creo que lo voy a hacer. No por Bear. No por Dom. Por mí.

—No puedes obtener las respuestas que quieres, —me dice—, es más
probable que no consigas nada en absoluto, incluso si hablase contigo

—Tengo una hermana, —le digo—, que es la última cosa que Bear me dijo ese
día. Después que mi mama se fue, quedó embarazada otra vez. Once tendría ahora,
creo. Tal vez doce. Isabelle es su nombre. —Sorbo ruidosamente—. Izzie,
abreviado.

—Lo siento, cielo, —dice Sandy, abrazándome de nuevo—. Me gustaría poder


T.J. Klune El Arte de la Respiración

alejar todo ese dolor lejos de ti, no te lo mereces.

—Te he mentido, —reconozco—. Ahora.

— ¿Acerca de que?

—Haciéndolo sólo para mí. También sería por Bear y Dom.

—Lo sé, muñeco. Pero te quieren tal como eres.

—Lo sé. —Y lo hago—. Pero a fin de poder ser quien quiero ser para ellos,
tengo que eliminar este atasco. En mi cabeza.

— ¿Cuando lo harás? —me pregunta tranquilamente. Afuera, el cielo se


comienza a aclarar.

—Vuelvo con Dom a casa —digo tomando la primera decisión firme en mucho
tiempo—. Y luego partiré otra vez. —Es mejor hacerlo ahora y acabar con ello.

—Necesitas decírselo.

Niego con mi cabeza. —Él se preocuparía.

Sandy se ríe. —Si vosotros dos os dirigís donde creo que vais, él lo va a hacer
cueste lo que cueste. Creo que lo hace ya. Probablemente lo hace desde hace
mucho tiempo.

— ¿Qué quieres decir?

Él me da una pequeña sonrisa. —Lo verás, estoy seguro.

—Esta es mi lucha, —digo.

—Pero admitiste que era por él también.

—Mierda.

—En efecto.

—Me sostiene cerca.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

22

Cuando Tyson hace una llamada telefónica

Él responde al primer toque como si estuviera esperando mi llamada, a pesar


de que son sólo las cinco de la mañana del domingo. — ¿Tyson? —Su voz está
rasposa por el sueño.

—Hola —le digo, manteniendo mi voz baja. Estoy en el baño de la habitación,


la puerta cerrada. Dom estaba dormido cuando he cogido mi teléfono. Estoy en el
suelo contra la puerta. Casi me subí a la bañera, pero no lo necesito. No… yo no…

— ¿Está todo bien? —Suena alertado.

— ¿Podemos...? ¿Podemos hablar? ¿Un minuto?

—Claro, Chico. ¿De algo en particular?

—No lo sé.

Pero Bear lo entiende. Siempre lo hace. —Casi quemo la casa ayer por la
noche —dice—. Intenté hacer palomitas de maíz y accidentalmente puse el
microondas durante treinta minutos. Lo habrías odiado de todas formas, eran
sabor a tocino y, en realidad, sabían cómo a culo. Igual que el tocino con sabor a
culo de maíz. Oh y Otter te echa de menos. Lo cogí mirando con tristeza tu
habitación.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Me río. Se siente bien. —Sólo han pasado cuatro días.

—Sí, pero es el tiempo más largo que has estado ausente. También quiere
tener un perro. Le dije que con tal de que recoja él la mierda, no tengo ningún
problema. Qué demonios.

— ¿Un perro grande?

— ¡Claro! No vas a verme con un perro pequeño que ladra “wussy” como el
chillido de un juguete. Tengo una reputación que mantener.

—Perro y niños, ¿eh? Felicidad en el hogar.

—En serio, —dice—. Tendremos que agradecer esa felicidad por estar en la
monstruosidad verde. No lo seríamos en nuestra casa en los suburbios, eso es
absolutamente seguro. ¿Cómo es Tucson?

—Caluroso —le digo—. No hay árboles. Es más grande de lo que pensaba,


demasiado grande.

Le oigo cubrir el teléfono y voces que murmuran. Él regresa de nuevo. Otter


dice hola.

—Hola para ti también —le digo, sabiendo que está escuchando. Oigo la risa
de Otter y es más que suficiente saber que los dos están ahí. Puedo hacerlo ahora,
creo que sí—. ¿Bear?

— ¿Sí, Chico?

—Las cosas han cambiado... —Trago el nudo en la garganta.

—Ah, ¿sí? —Le oigo decir con cuidado—. ¿Cómo es eso?

—Dom... él... creo que… —Me detengo—. No, no es eso.

— ¿Entonces qué es?

—No voy a volver a casa, al menos no de momento, tal vez en unos días más.

— ¿Te quedaras en Tucson? —Lo sabe bien, pero me está dando la


oportunidad.

—No.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

— ¿Adónde vas?

—Voy a llevar a Dom de vuelta y luego me voy... voy a Idaho.

—Idaho —afirma rotundamente—. He oído que es agradable en esta época del


año.

—Tengo que ir.

— ¿Sí?

—Eso creo.

—Pero no lo sabes a ciencia cierta.

—No. Lo sé. Tengo que hacerlo.

—No hay nada para ti allí. —Yo sé que está tratando de mantener la calma,
mantener su voz bajo control, pero puedo escuchar la desesperación detrás de él.

—Probablemente. Pero tengo que saberlo.

— ¿Por qué?

—Porque así no me estaré preguntando en el futuro, lo que podría haber sido.

—No tienes que hacer esto.

—Es por mí. Pero también es por él.

— ¿Él? ¿Quién? ¿Quieres decir, que...? —suspira—. Él, ¿eh? Me preguntaba…


si… cuando.

—Sí. Pero no como tú piensas. Es... no lo sé. —Subestimación, eso es. Aunque
una cosa cada vez.

—Ven a casa —declara—. Déjale a y me recoges. Iré contigo. Esto no es algo


que tengas que hacer solo. Lo haremos juntos, como siempre lo hacemos. Te lo
ruego.

—No —le digo—. Voy a hacerlo por mí mismo y luego volveré a casa y podemos
reírnos y hablar y podremos decidir qué hacer con el futuro y será bueno porque
todo lo malo quedará detrás de nosotros al fin.

— ¿No podemos hablar esto? —Pregunta con voz grave.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

—No, Papá Bear. No esta vez.

—Pedazo de mierda.

—Sí.

—Te quiero, ya lo sabes —dice mi hermano—. Con todo lo que tengo y con
todo lo que soy.

Casi me rompo. —Yo a ti también — me las arreglo para decir. Con todo lo que
tengo y con todo lo que soy.

—Está bien, —dice—. Bueno.

Pasa el teléfono. —Ty, —dice Otter—. Estaremos aquí cuando todo este
hecho. Llámanos para saber que has llegado allí y llámanos para que sepamos que se
acabó. Llámanos y juro que si nos necesitas, vamos a ir corriendo, te traeremos a
casa y te recordaremos realmente quién es tu familia, ¿me estas entendiendo?

—Sí, Otter, te entiendo.

—Y yo también te quiero —dice—. Y estamos muy, muy orgullosos del hombre


en el que te has convertido.

—Volveré contigo, tío grande. —Este hombre. Mi casi-padre.

Cuelgo el teléfono, y por primera vez en mucho tiempo, me permito llorar.

Todavía falta una hora hasta que llegue el momento en el que se supone que
debemos salir. Tal vez pueda conseguir dormir un poco.

Me deslizo en la cama, con cuidado de no despertar a Dom, pero tan pronto


como pongo mi cabeza en la almohada, un gran brazo se envuelve alrededor de mi
cintura y me tira sobre la cama. Mi espalda se apoya contra su cuerpo caliente y él
me sostiene apretándome con su aliento en mi pelo. Nunca pensé que podría ser así.

—No estás solo —retumba su voz sobre mí.

—Lo sé, —le digo—. Tú estás aquí. — ¿Por cuánto tiempo? no lo sé pero me
quedaré con él mientras dure. Levanto la mano y beso su palma. Sólo una vez. Me
pego más de espalda a él.

—No, —dice—. No vas a ir solo a Idaho. Voy contigo y eso es definitivo.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

— ¿Cómo has…?

—Soy de sueño ligero y las paredes son delgadas. —Él presiona su cara en mi
pelo y respira profundo. Raspa sus labios contra mi cuello, sólo una vez y me
estremezco—. Si estás haciendo esto por mí, entonces yo lo estoy haciendo por ti.
Es hora que te des cuenta de eso.

—Dom. Yo... —No sé lo que estoy tratando de decir. Hay tantas cosas que
todavía tengo que decir que no puedo decidir cuál es la más importante.

—Más tarde, —dice—. Ya veremos el resto más tarde. Ahora a dormir un


poco. Tenemos un largo viaje por delante.

Amigos hasta que seamos viejos y canosos. De principio a fin, día tras día.
Este es el pensamiento que tengo cuando me llega el sueño.

Y por primera vez, me quedo dormido en sus brazos, se siente como volver a
casa.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

23

Cuando Tyson escucha lo inevitable

Tenemos un comienzo tardío debido a que Dom pensó que necesitaba dormir
más, probablemente está en lo cierto, sobre todo con lo que estamos conduciendo,
el plan es conducir derecho sin parar, tomar turnos de conducción mientras el otro
duerme. Son mil quinientas millas y veintidós horas, y no quiero que tome más
tiempo de lo que tiene que hacerlo.

Dom me ha dicho que no está preocupado por su trabajo, ha conseguido


retrasarlo unos pocos días más, al parecer, le deben algunos favores y cubrirán sus
turnos, todavía me preocupa, por supuesto. Él está haciendo esto por mí, no quiero
que sea para nada.

─Estará bien ─me dice mientras pone las bolsas en la parte trasera de la
camioneta.

─Si tú lo dices ─refunfuño─. ¿Qué pasa con Ben?

─Ellos no tienen previsto volver hasta dentro de un par de días ─dice─. Hablé
con Stacey mientras estabas en la ducha, dice que Ben se está divirtiendo, y él me
habló de cómo Goofy le dio un abrazo y cómo se montó en un tren, deberíamos
volver un día o dos después de ellos, no se liará con la agenda de Ben.

Hay al menos un billón de preguntas más que necesito preguntar, y abro la


boca para hacer precisamente eso (¿Le dijiste algo más? ¿Y anoche fue sólo un
sueño? Y ¿Cuándo decidiste que me querías? Y ¿Me puedes besar otra vez? Solo
T.J. Klune El Arte de la Respiración

una vez más), pero Kori y Sandy llegan por la puerta principal y me trago mis
preguntas de vuelta, con suerte, habrá tiempo, más tarde.

Kori tira de mi lejos de Dom y por el lado de la casa de Sandy ─Suéltalo


─dice ella.

─No tengo idea de lo que quieres decir ─digo, mirando a todas partes, menos
a ella─. Eres un pequeño mentiroso ¿Te chupó la polla? ─Mis ojos sobresalen─
¿Qué? ¡Por supuesto que no! ¡Él sólo me dio un beso! ─Oh, mierda, quería mantener
eso para mí por ahora.

─ ¡Ajá! ─Ella grita─. ¡Sabía que algo había sucedido! estuviste toda la noche
en muerte cerebral y ahora tú y Dominic os mantenéis dando jodidas-miradas el
uno al otro.

─ ¿Qué es una jodida-mirada?

─Es esa cosa que haces cuando miras a alguien y me asombró porque se miran
como si no llevasen la ropa puesta ─explica

─Vosotros, los niños de hoy y su argot ─digo, sacudiendo la cabeza─. ¡Qué


grosero!

Ella rueda los ojos ─Uh-huh Porque tanto problema.

─ ¿Él estaba mirándome jodidamente fijo? ─Pregunto, sintiéndome


extrañamente mareado ante la idea.

─Totalmente jodidamente fijo, estaba segura de que al menos te habías


frotado con él, ¿Solo un beso? Qué deprimente.

─Fue un poco más que deprimente ─le aseguro.

Ella sonríe triunfante ─Yo lo llamé así.

─ ¡No lo hiciste! ─Ella totalmente lo hizo─. ¡Yo también lo hice! le dije a


Sandy "Ponlos en una habitación con condones y lubricante y consoladores grandes,
y te garantizo que al final del viaje, se habrán follado el uno al otro."

─ ¿Fuiste tú? ─Le digo con el ceño fruncido.

─Bueno sí, Sandy no tiene realmente un cuenco lleno de preservativos y,


parece, sesenta tipos diferentes de lubricante colocados de pie normalmente.

─ ¿La mazmorra del sexo fue una puesta en escena? ─No sé por qué estoy
tan indignado.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

─Completamente ─dice Kori─. Sandy nunca haría eso, es una reina con clase.

─Oh si, Nada dice "clase" como un pene de goma de sesenta y un centímetros.

─Eso no es de ella ─dice─. Es de Paul, todos ellos lo eran.

─ ¿Estás jodiendo conmigo? ¿Paul? ¿Paul Auster tiene una colección


consolador? Puta mierda.

Ella niega con la cabeza ─Al parecer, tiene una caja de ellos debajo de su
cama, quién sabía, ¿verdad? Al menos sabemos que funcionan.

─ ¡No los usamos! ─Por supuesto, no voy a ser capaz de mantener la imagen de
utilizarlos fuera de mi cabeza por el resto de mi vida, ya sabes, porque yo
realmente necesitaba más marcarme con una cicatriz psicológica y todo.

─No, se me olvidó ─dice ella─. Sólo le besaste, te deje a ti para convertir


algo que quería ser de mal gusto en algo asquerosamente dulce ─La sonrisa
desaparece de su rostro mientras sus ojos se tornan graves.

─ ¿Estás seguro de esto, Ty?

─ ¿De qué? ¿Dom? ¿Ir a Idaho? ¿Localizar a mi madre? ¿La vida en general?

─Por supuesto, por qué no, todo lo anterior.

─Nunca he estado tan seguro de nada en toda mi vida.

─Bueno, siempre y cuando no eres más que un medio tonto del culo ─dice ella.

Me froto mis manos sobre mi cara ─ ¿Soy yo o es mi vida más que un poco
loca?

Ella se ríe y me besa en la mejilla ─Cariño, eso es lo que te hace ser tú, eres
mucho más grande y más fuerte de lo que crees, cualquiera que haya pasado por
todo lo que tú has pasado y todavía puede pararse sobre sus propios pies es
milagroso en sí mismo, Pero ¿para hacer lo que vas a hacer? Tyson, eres increíble.

Niego con la cabeza ─O un masoquista.

─Nunca lo sabrás a menos que lo intentes ¿no? Y si te sopla en la cara, nos


tienes a todos nosotros para asegurar que puedes ponerte en pie de nuevo, lo
prometo.

─Te voy a echar de menos ─le digo, parpadeando a través de las lágrimas─.
Sin ti, no estaría aquí.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

─No voy a ir ninguna parte ─dice ella, abrazándome con fuerza─. Llámame, de
día o de noche, estaré de visita en Seafare, y puedes volver de regreso aquí y
traer a tu grande, bruto y atractivo hombre, los mejores amigos no dicen adiós, Ty.
En especial, no tú y yo.

─ ¿Vas a estar bien aquí? ─Por encima de todo lo demás, estoy preocupado
dejándola aquí.

Corey no ha salido desde antes de que nos fuéramos de Tucson.

Ella asiente con la cabeza mientras se aleja ─Creo que sí, eso espero, me
quedaré con Sandy por ahora, hasta que entienda las cosas.

─Lo harás ─le digo.

Ella se seca los ojos ─Mira esto ─me regaña─. Estás arruinando mi maquillaje.
Si alguna vez dices a alguien que me hiciste llorar, te daré puñetazo por echarme a
perder.

Me río ─Sí, creo que encajarás aquí muy bien.

─ ¿Ty?

─ ¿Sí?

─No importa lo que diga tu madre, ¿puedes recordar algo por mí?

─Sí

─Ustedes son amados ─dice Kori─, no importa lo que pase, eres amado.

La abrazo de nuevo, nos quedamos así durante un tiempo.

─ ¿Estás listo? ─Dom me pregunta, señalizando para incorporarse a la


autopista.

─Creo que sí ─le digo, Tucson comienza a desaparecer detrás de nosotros.

Él se acerca y toma mi mano en la suya, estoy maravillado cuando enrosca los


dedos contra los mios, el peso y el calor de su mano me mantienen atado, todo lo
que puedo hacer es respirar.

Despierto y está oscuro, y por el más breve de los momentos, no puedo


recordar donde estoy o con quién estoy y todavía puedo oír la señora P. en mi
cabeza, su voz resonando desde el sueño, me dice que voy a estar bien. Que voy a
estar bien, porque he pasado por demasiada mierda cayendo ahora, he llegado
demasiado lejos para volver de nuevo a la manera que siempre solían ser y se ríe, se
ríe de esa manera que la recuerdo haciéndolo y suena tan viva que estoy seguro
T.J. Klune El Arte de la Respiración

que fue un error hace tantos años, que no murió en el hospital, frágil y vieja y
pálida, que no me había sentado en el regazo de mi hermano y oído tomar su último
aliento mientras yo miraba, seguro que si ella iba a morir como los médicos dijeron
que haría, me daría algún tipo de señal, alguna manera de decir adiós, hasta
siempre, hasta luego, cocodrilo, pero fue una inspiración y luego una exhalación, un
largo suspiro que parecía no tener fin hasta que llegó al final, esperé y esperé y
esperé a que el pecho se elevase de nuevo, para que el monitor del corazón
detuviese su tono de muerte incesante, para que todo fuese como antes, ella
respiraría y respiraría y abriría los ojos y miraría por encima de nosotros y diría:
"Hola chicos, siento mucho haberos preocupado, siento mucho que estuvierais
asustados, vosotros no tenéis que estar más, porque ya estoy aquí y siempre voy a
estar" y mientras dice esto, se funde con su voz en mi cabeza y dice, " siempre voy
a estar, y tú vas a estar bien, tú vas a estar bien ahora, porque sabes qué hacer,
eso es todo lo que siempre has necesitado, perdiste tu camino, pero lo has
encontrado de nuevo, yo sabía que lo harías, Ty, yo ..."

─Siempre lo supe ─susurro.

─ ¿Estás bien? ─Dom me pregunta.

Le miro, las luces de los coches que se acercan pasan sobre su rostro, y creo
que nunca he visto a nadie más guapo.

─Sí ─murmuro─. Solo fue un sueño ¿dónde estamos?

─A punto de cruzar a Idaho.

─ ¿Ya? ¿Cuánto tiempo estuve fuera?

Niega con la cabeza ─Solo la parte sur, todavía tenemos que atravesar todo
el estado y cruzar a Montana antes de girar de vuelta al oeste e ir hacia el norte
de Idaho, todavía tenemos un largo camino.

─ ¿Quieres que conduzca yo?

─Pararemos a descansar en otras treinta millas, nos detendremos y nos


cambiaremos, necesito dormir un poco, me duelen los ojos.

─Lo siento ─le digo, sintiéndome culpable─. Debería haberme quedado


despierto contigo.

Él gruñe ─Necesitabas dormir, Ty, está bien.

La autopista por delante de nosotros está vacía y no hay nadie siguiéndonos,


ni siquiera un camionero de larga distancia o dos, es como si fuéramos los únicos
que quedan en el mundo.

─ ¿Qué estabas soñando? ─me pregunta.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

─Con la señora Paquinn.

─Pensé que era con ella, dijiste su nombre.

─Sí.

Suspira ─También la echo de menos, es raro, cosas completamente al azar me


recuerdan a ella, acerca de cómo estaba completamente convencida de que Big foot
era real o que estaba segura de que Elvis todavía estaba vivo y viviendo en Virginia
Occidental.

Río entre dientes ─Le encantaba ese viejo tabloide blanco y negro ¿cómo se
llamaba? El que decía cosas acerca de cómo una mujer estaba embarazada con el
bebé de un yeti o que los extraterrestres habían formado una colonia en el patio
trasero de un hombre de Pensilvania.

─Weekly World News.

─Eso es, no creo que lo hayan impreso más, se fue a la quiebra hace unos
años, creo.

─ ¡Oh tío! ─dice─. ¿Puedes imaginar si ella hubiera estado todavía aquí cuando
eso sucedió? Se habría vuelto loca.

─Nos habría hecho participar a todos en una campaña de cartas ─le digo─,
escribiendo cartas al editor acerca de por qué el tabloide debería ser impreso.

─Mientras todo el tiempo discutiría sus propias experiencias extraterrestres


─dice Dom─, la suya y la de José.

─Dios le ama ¿Sabías que tenía un niño? una hija, creo.

─No ─suena sorprendido─ ¿Dónde está ella?

─Murió, hace mucho tiempo, antes de que la conociéramos, no sé qué edad


tenía, o lo que pasó, pero sé que era joven y creo que se enfermó de alguna manera,
nunca le pregunté, porque no quería hacerle daño, solo pregunté su nombre.

─ ¿Cuál era?

─Arlene, Arlene Paquinn.

Dom se calla por un momento ─Es por eso que se encontró con vosotros, creo.

─ ¿Qué quieres decir?

Flexiona los dedos sobre el volante, en el exterior, la sombra de los árboles


pasan volando, estamos bien en Utah o hemos cruzado a Idaho, no sé cuál ─Ella
T.J. Klune El Arte de la Respiración

perdió a su familia ─dice─. Tú y Bear habían sido alejados de los vuestros, todos
encajaron juntos porque lo necesitabais, y luego llegaron Creed y Anna, y Otter,
vosotros hicisteis vuestra propia familia con lo que les fue dado.

─Y tú ─Debido a que su familia había sido separada de él de la manera más


horrible, lo abrazamos como si no fuera nada, como se suponía que debía ser allí, es
difícil recordar un momento en que él no estuviera.

─Y a mí ─dice─. Sí, tú me hiciste parte de esto.

─Esas hormigas.

─Helmholtz Watson ─Una pequeña sonrisa.

─Tuve miedo de ti ─le digo─, la primera vez que te vi.

─ ¿Tú? ─él suena desconcertado.

─Eras tan grande.

─Y tú eras sólo un pequeño chico.

─Tenías estrellas en tus zapatos, pequeñas estrellas que habías dibujado en


ellos y pensaba que eran la cosa más guay que jamás había visto.

─Tú hablaste ─dice─. Y hablaste y hablaste, me preguntaba cómo alguien tan


pequeño podía hablar tanto, pero eso estaba bien, porque yo no hablaba mucho en
realidad... a nadie.

─Nunca había tenido un amigo antes ─le confieso─, realmente no, no alguien
que podría llamar mi amigo, estaba muy preocupado.

─ ¿Sobre qué?

─Porque ibas a pensar que era este pequeño niño que no era guay y que sabía
demasiado sobre las cosas más tontas ¿Quién iba a querer ser vegetariano solo
porque yo lo era? ¿Quien tenía que entrar todavía en una bañera cuando había
terremotos? ¿Quién actuó mucho más maduro que su edad solo para ocultar lo
asustado que estaba?

─Lo sé ─dice Dom.

─ ¿Lo sabías?

─Tal vez no lo sabía en ese momento, lo aprendí, después de un tiempo.

─ ¿Y no escapaste gritando? ─Bromeé.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

─No, Ty, no lo hice. Porque yo era el niño grande que no era guay y que sabía
muy poco acerca de las cosas más tontas, él que quería ser vegetariano solo porque
tú lo eras, él que quería asegurarse de que nunca necesitabas la bañera de nuevo, el
que actuaba más duro que su edad solo para ocultar lo asustado que estaba, y tenía
miedo, Ty, porque todo lo que había conocido había sido arrancado de mí, y no podía
soportarlo si lo mismo te sucedía a ti.

─ ¿Dom? ─me duele el corazón

─ ¿Sí?

─Lo siento, por marcharme.

─Lo sé, Ty, ya me lo has dicho, está hecho.

─ ¿Es verdad? ─Pregunto nerviosamente.

─ ¿Esa parte? Sí, lo es.

─ ¿Y la siguiente parte?

No dice nada, y creo que lo he empujado demasiado lejos, oigo lo patético que
suena, como un niño pequeño rogando por algo que no es suyo, para empezar, Dios,
¿podría ser más ridículo? aquí está él, diciendo estas cosas bonitas y estoy
diciendo ahora, ahora, ahora, y más, más, más, no es justo para él, sobre todo
porque ya está conduciendo conmigo a Idaho en una misión inútil hacia algo que sólo
puede causar más daño, no debería estar aquí, debería estar en casa con la vida que
ha tenido en los últimos cuatro años, la vida que se hizo después de me alejé sólo
pensando en mí mismo, pero entonces él habla. Oh Dios, ¡cómo habla!

─Me desperté ─dice─, porque había oído algo haciéndose añicos, y estaba
seguro de que alguien estaba entrando en la casa, al menos, eso es lo que pensé
cuando todavía estaba medio dormido, pero entonces oí el pequeño grito que mi
madre dio y el sonido de mi padre golpeándola, hablándole de esa manera en la que
lo hacía cuando estaba borracho y enojado, te sorprenderías de como sonaba, no
estaba enojado, no estaba gritando, era casi coloquial, como si estubiera
preguntándote acerca de tu día, decía cosas como, "¿Sabes lo que has hecho?", y
"Esto es todo culpa tuya" y "Se terminará antes de que te des cuenta."

─Era un gran hombre, mi padre, y podría haber hecho grandes cosas con su
vida, podría haber aprendido la amabilidad, pero cayó en la bebida como lo hizo su
padre y encontró a una mujer que no quería alejarse, no importa lo duro que la
golpeó, existen, por difícil que sea de creer, la gente como él, la gente como ella, lo
he visto desde entonces y estoy seguro que lo veré de nuevo, pensé que tal vez
podría ayudar a detenerlo pero siempre va a haber alguien a quien le gusta golpear,
siempre va a haber alguien que vuelve para ser golpeado.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

─Había un plato, se había roto en el suelo de la cocina, eso fue lo primero que
vi, los pedazos estaban por todo el piso, algunos cerca de mi pie descalzo. El resto
de ellos estaban sobre pintura roja, al menos eso es lo que me dije, que ella había
derramado pintura roja cuando el plato se había roto, pero entonces oí decir a mi
padre: "Terminará antes de que te des cuenta", y comenzó a golpearla, estaba
tendida en el suelo cubierta de pintura roja y él estaba golpeándola una y otra vez
en la cara, una y otra vez y yo sabía que no era pintura roja, sabía que no lo era, era
ella, era mi madre por todo el suelo, mi mamá, que me había dicho una vez que fuera
un hombre mejor que mi padre, quién me había dicho que creciera y fuera mejor
que él, y estaba tendida en el suelo y no se estaba moviendo de lado su cabeza
golpeando el otro lado cada vez que él la golpea en la cara.

─Le grité que se detuviera, no me hizo caso, traté de golpearle en la espalda,


en la cabeza, a pesar de que se suponía que debía ser un hombre mejor, todavía le
pegué, aunque me dije que nunca golpearía a nadie como él la golpeó, igual que él me
golpeó.

─Dom.

─Escucha

Lo hago.

Pensó que su madre ya estaba muerta, y fue el primer pensamiento adulto que
alguna vez pudo recordar tener, había algo frío al respecto, algo extrañamente
clínico, y cruzó por su mente el momento en que su padre le había derribado al
suelo, diciéndole a él y su madre que habría terminado antes de que se dieran
cuenta.

Él no recuerda mucho de lo que sucedió después, pequeños destellos, tal vez,


piezas, como el plato roto en el suelo, y estoy agradecido por ello, es como si su
mente hubiera querido protegerlo del horror, había tijeras en uno de los cajones,
su madre las utilizaba para los libros de recuerdos que solía hacer, él se recuerda
agarrándolas, suplicando a su padre que se detuviera, su padre no se detuvo.

Le dijeron más tarde que apuñaló a su padre en el costado siete veces,


seguramente detuvo la salvaje paliza, sin duda, salvó su vida, ya que su padre podría
haber seguido con él después, seguramente era un héroe, esto es lo que le habían
dicho, también le dijeron que era demasiado tarde para salvarla, esto, por
supuesto, llegó mucho más tarde, llegó mucho más tarde, porque después de que
había apuñalado a su propio padre, cosa que no puede recordar, estaba pegajoso,
sabe que estaba pegajoso y sabe que lo estaban sus manos y su rostro, sus brazos,
sus pies, especialmente sus pies, intentó dar un paso, pero era como si sus pies
estuviesen pegados al suelo, lo intentó de nuevo, y su pie se levantó, pero estaba
pegajoso, miró hacia abajo, había tanta pintura roja, estaba en todas partes,
T.J. Klune El Arte de la Respiración

cubría su padre también, y el suelo, y cubría la cosa en el suelo vestida con la ropa
de su madre, pero que ya no se parecía a su madre, ella también estaba pintada.

Y lo golpeó entonces, su mente entonces trató de protegerse de la mejor


manera que sabía, haciéndole creer que estaba soñando, que todo era un sueño, y
sólo debería volver a la cama, y por la mañana se despertaría y todo iba a estar
bien de nuevo, y él recordaría esto nada más que como una pesadilla terrible que se
desvanecería con las horas, y pronto, olvidará que alguna vez sucedió.

Casi funcionó, excepto cuando se volvía para la cama, se deslizó en la pintura,


y él cayó sobre una rodilla y un pequeño trozo de plato le corto la palma de su mano
que usaba para atraparse a sí mismo, dolió, el dolor agudo, y no era un niño
estúpido, sabía que no podía sentir dolor en un sueño, si no era un sueño, entonces
era real, y si era real, entonces ese era su padre tendido delante de él, y si ese era
su padre, entonces la cosa vestida como su madre solo podía ser su madre.

Entonces, gritó, grito y gritó incluso cuando otras personas se acercaron a su


casa, gritó cuando lo recogieron, gritó cuando se lo llevaron, gritó cuando lo
llevaron al hospital y lo pusieron en una habitación con animales del zoológico
sonriendo pintados en las paredes, gritó cuando trataron de retenerlo, gritó
cuando trataron de calmarlo, gritó cuando inyectaron algo en su brazo, sólo dejó
de gritar cuando sintió que algo se hacía añicos en su garganta. Destrozado, como
un plato en el suelo, no habló durante mucho tiempo después de eso, no porque no
quería o porque le dolía hacerlo, sino porque no tenía nada que decir, su mundo
había cambiado, de manera irreconocible, y miraba con cautela, esperando a ser
empapado en pintura roja.

Un día le preguntó a su asistente social, Georgia, por la salsa de tomate, solo


porque él no tenía, no por una necesidad urgente, pero ella le había sonreído tan
amplio que pensó que tal vez debería intentar hablar más, al menos con ella, y así lo
hizo.

Todavía pasó gran parte de su vida en silencio, era más fácil, si no hablabas,
la gente te dejaba solo. Sí, ellos pensaban que era raro, y probablemente no ayudó
que él fuera el hijo de aquel tío que había asesinado a su esposa, definitivamente
no ayudó a que él fuera tan grande, pero no importaba, no tenía nada que decir a
nadie.

Eso cambió un día, el estaba fuera, vagando por el vecindario de su casa de


acogida de aquel momento, no creía que fuera de algo más de lo que era, Patty y
Bert eran buenos, tanto como padres de acogida podrían ser, pero eran padres de
acogida, y pensaba que Bert lo hacía por el dinero, pero ellos no le levantaron la
mano o la voz, y estaban bien sin él hablando, por lo que era tan bueno como lo
había sido. Pero todo cambió.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Debido a Helmholtz Watson, y el niño pequeño con todas las palabras, el niño
exigiendo amistad y prometiendo libros sobre nuevos mundos valientes y un
hermano llamado Bear y un compañero llamado Otter en un lugar conocido como la
monstruosidad verde, y por primera vez desde que su madre había sido cubierta de
pintura en el suelo, se encontró curioso, se encontró hablando, se encontró
respondiendo preguntas, se encontró ilusionado.

Y creció, creció y creció hasta que tuvo una familia, una vez más, y un día, se
sentó en una audiencia y vio al chico que se había convertido en su hermano
anunciar al mundo que era gay y estaba orgulloso de serlo, y ¿no empezó entonces?
¿Algo no hizo cosquillas en el fondo de su mente como se cayó su mandíbula,
mientras oía a su familia resoplando a su alrededor? ¿No pensó que era inevitable?
¿Que desde el principio, todo era tan inevitable? Lo hizo, aunque era inevitable lo
empujó lejos porque no era algo que alguien de su edad debería estar pensando en
alguien tan joven.

Entonces hubo una fiesta, para decir adiós, fue la cosa más difícil que había
tenido que hacer en su vida, cada parte de él quería gritar, quédate, por favor,
quédate, no me dejes nunca, pero eso no era justo, eso no era quien era, pero lo
pensó, lo pensó que con todo su corazón.

Aparto la mirada y miro por la ventana hacia la oscuridad mientras se aclara


la garganta y suspira ─lo recuerdo ─le digo, la fiesta. La sonrisa que le dio a ella,
aquella bonita risita de ella, su mano en el cabello de ella, sé que no es lo mismo,
pero está todo revuelto en mi cabeza, no puedo pensar con claridad.

─Fue entonces cuando supe a ciencia cierta.

─ ¿Qué supiste?

─Esto, tú y yo, fue entonces cuando supe que eras más que mi hermano.

─ ¿Cómo? ─Pregunto débilmente.

─La mirada que me diste ─dice en voz baja, suena tan triste─. Creo que no he
tenido a nadie que me mire así antes, esa ira, esa traición. Tenías quince años y
eras tan imposiblemente joven, pero la mirada que me diste fue la misma mirada
que tenías cuando hablabas de tu madre, la mirada que alguien de tu edad no
debería tener, de ver algo que rompe tan completamente tu corazón que no sabes
si alguna vez podrás juntarlo de nuevo o si es aún posible, me miraste de esa
manera, y entendí mucho más de lo que nunca hubiera pensado.

─No podía respirar ─le digo en voz baja─, pensé que me estaba rompiendo.

─Lo sé ─dice.

─No fue justo.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

─Lo sé, lo siento.

─No ─le digo, sacudiendo la cabeza─, no fue justo que hiciera eso, era un
chico ─infierno, el Chico─. Enfermo por un flechazo, estaba herido y esta cosa
estúpida no me dejaba respirar, esta estupidez en mi cabeza, y después el
terremoto me hirió, y no podía respirar y tuve que escapar, no lo sabía entonces, no
del todo, pero tenía que correr, quería que me pidieras que me quedara, y lo que
pasó me convenció para irme.

El área de descanso está delante. Él señaliza y aparca, semirremolques


oscuros y enormes, se alinean en las plazas de aparcamiento, aparca lejos de todos
ellos y apaga el motor, el único otro sonido que escucho es el ritmo atronador de mi
corazón.

─Nunca quise que te fueras ─ retumba en mí─. Quería que te quedases


aunque estaba mal.

─Pero sabías que me tenía que ir.

El asiente ─No habría habido nada para ti aquí.

─Excepto por ti, me habría quedado por ti.

Se ve afligido ─Eso no fue una razón suficiente, te merecías más, todavía lo


mereces.

─ ¿Entonces lo sabías?

El asiente ─Sin lugar a duda, cuando estabas en la bañera, sabía que tenía que
ser fuerte para ti, para hacer lo correcto, no podría haber sucedido nada entonces,
de todos modos, eras demasiado joven, nunca te habría hecho eso.

─ ¿No importa lo mucho que lo quería?

Él resopla ─incluso si yo no tuviera un decente sentido de la moral, tenía un


buen sentido de la mortalidad. Bear y Otter me habrían matado, pero lo hice y lo
sigo haciendo, supe entonces que nunca te vería de la misma manera y que tenías
que irte mientras todavía podías.

─Lo sentí por mucho ─le digo.

─Lo sé ─dice─, puedo ver eso ahora.

─Es por eso que me mató cuando... cuando el correo llegó...

─Eso no estaba destinado a suceder ─dice en voz baja─, nada de eso, fue una
espiral fuera de control.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

─Lo sé ─y lo hago pero eso no quiere decir que todavía no le dolía como una
perra.

─La amo ─dice─, Stacey… y no, pongas esa cara, no quiero decir de esa
manera; ella es parte de mi familia, Ty, y siempre lo será, la amo por la persona que
es y lo que ella me dio.

─Ben.

─Ben ─él está de acuerdo─, y siempre será lo primero, tiene que serlo, si
tuviera que hacerlo todo de nuevo para tenerle a él en la forma en la que lo hago, lo
haría, sé que probablemente te duele escucharlo, pero me mantuvo cuerdo y
honesto, tener hijos tiende a hacer eso con uno.

─ ¿Por qué me estás diciendo todo esto? ─Le pregunto─. Tus padres, Stacey,
Ben ¿Por qué?

Me mira, toma mi mano en la suya, la levanta y roza sus labios contra mi


palma ─Porque ─dice─, si vamos a tener un futuro, necesitas saber todo, Ty, no
soy un buen partido, No mediante cualquier tramo de la imaginación.

─ ¿Futuro? ─Estoy aturdido por sus palabras, y el interior del coche


comienza a girar.

─ ¿Qué crees que es esto?

─No lo sé ─admito─, estos últimos días han sido... extraños.

Él ríe, es un buen sonido, un sonido áspero ─Sí.

─Dom, no sé mi futuro, y mucho menos el de nadie más.

─Nadie lo hace.

─Lo sé, pero el mío es un poco más incierto que otros.

─ ¿Por qué?

─Estoy perdido ─le digo, tratando de mantener mi nivel de voz─. Y no sé


cómo volver, Bear dice que no soy yo y quiero creerle, pero aquí estoy, sentado en
un coche en mitad de la noche en medio de ninguna parte yendo a ver a la única
persona que casi me destruye con la única persona que pudo recomponerme y no sé
qué hacer, estoy perdido, Dom, estoy tan jodidamente perdido y asustado que
estoy haciendo las cosas mal, que no voy a ser quien se supone que debo ser, que
no soy lo que quiere Bear, u Otter, o tú, eso me asusta más que nada, no puedo ser
quien tú quieres que sea, y no entiendo esto ahora mismo, me tocas, me besas,
T.J. Klune El Arte de la Respiración

dices cosas acerca de pasados y futuros, y son todo lo que siempre he querido
escuchar de ti, son todo lo que he pensado durante años, e incluso cuando nos
separamos, incluso cuando no te veía todos los días, pensaba en ti, debido a que
siempre he vuelto a ti, sin ti, no tenía un hogar, sin ti, estaba apenas respirando, y
estoy perdido, Dom, estoy tan jodidamente perdido, y es tan difícil respirar y...

Él levanta su gran mano y la coloca alrededor de la parte de atrás de mi


cuello, tira de mi hacia adelante, nuestras frentes se tocaron y todo lo que puedo
ver es a él, todo lo que veo es a Dom, y es como si tuviera nueve años de nuevo y
hay un niño grande mirándome y lo único que quiero es que sea mi amigo, así puedo
decir finalmente que tengo mi propio amigo, que me pertenece solo a mí y a nadie
más, él exhala y de alguna manera, soy capaz de respirar, mis pulmones se
expanden y solo está él, justo como siempre ha sido.

─No estás perdido ─dice─. Ya no. Te he encontrado ahora, Ty, te tengo y


nunca voy a dejar que te pierdas de nuevo.

─ ¿Lo prometes? ─Lloro─. ¿Lo prometes?

─Lo prometo ─dice Dom─, lo prometo.

Y, de alguna manera, yo creo.

Nos sentamos allí, su mano alrededor de mi cuello, yo aferrando sus brazos, y


apenas respirando, en la oscuridad, en la mitad de la noche, en mitad de ningún
sitio, en nuestro camino de ver a la única persona que casi me destruyó.

Pero estoy con la persona que fue capaz de recomponerme, la única persona
que, por un tiempo, me perteneció sólo a mí, puede que no sea de esa manera nunca
más, porque hay otros ahora que dependen de él, otros que lo necesitan tanto como
lo hice yo una vez.

Y no sé lo que deparará el futuro más allá de este momento, no sé lo que


pasará mañana, ó el día después, no sé lo que va a decir mi madre, lo qué dirán Bear
y Otter, qué voy a hacer con mi vida, que voy a hacer para hacer las cosas bien,
simplemente no sé.

Pero por ahora, nada de eso importa, por ahora, estoy de nuevo con mi mejor
amigo en todo el mundo, y me abraza como si fuera algo precioso, como si fuera
algo frágil, y si nada sale bien, si todo el mundo se derrumba a mi alrededor en un
terremoto que ya no puedo parar, miraré atrás y diré al menos tuve este momento,
este momento justo cuando Dom y yo finalmente, sale a la luz, expuesto para que
todos lo vean.

Bueno, casi todos, No puedo pararme (por supuesto), pregunto: ─Por lo tanto,
tú tienes que ser al menos bisexual ¿verdad? ─Todo lo que hace Dom para
responder es reírse.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Estoy conduciendo, el sol está saliendo, hemos cruzado Montana, hemos


girado entrando en Idaho y, finalmente, en Coeur D'Alene. Kori me envió un
mensaje en algún momento con su dirección. Parece que no fue difícil de encontrar,
pero nada puede permanecer perdido durante largo tiempo estos días,
especialmente en Internet.

Tal vez me pararé, tal vez no lo haré, tal vez seguiré conduciendo hasta que
el coche se quede sin gasolina, y tal vez entonces caminaré hasta que no pueda
caminar más, no lo sé, es un día a la vez para mí ahora, eso es todo lo que puedo
hacer, pero creo que es lo mejor, un día a la vez.

"Tú no tiene que hacer esto" decía el texto "Espero que no lo hagas, pero aquí
está" También espero no hacerlo, pero se siente necesario, se siente como el final
de una cosa y el comienzo de otra, y quiero que esto termine, Por mí, Por Dom, por
nosotros, si es que puede haber un nosotros, pero esto tiene que terminar, esta
cosa.

Creo Dom está dormido hasta que dice: ─Stacey sabe ─su voz es baja.

─ ¿Qué? ─Pregunto.

─Acerca de ti

─ ¿Ella?

─Por mucho tiempo, después de que te fuiste, las cosas se pusieron... difíciles
conmigo.

─Estabas perdido ─le susurro.

─Sí, por un largo tiempo.

─Estamos jodidos, ¿eh?

Él resopla ─Es una manera de decirlo.

─ ¿Estaba loca?

─Nah, no ella, creo que lo sabía antes de que dijera algo, yo no era... la
persona... más fácil para vivir después de que te fuiste, entonces Ben llegó y te
aparté, tenía que asegurarme de que estaban bien, eso lo hice por ellos.

─ ¿Qué pasó?

─Siempre estuviste ahí, resulta que es difícil de empujar a alguien lejos


cuando ellos han comprometido su corazón, ella lo sabía, pensé que estaba haciendo
T.J. Klune El Arte de la Respiración

lo correcto, pero ella lo sabía, finalmente me preguntó un día que iba a hacer para
ayudarte a volver.

─ ¿Qué dijiste?

─Pensé en mentir, que no sabía de lo que estaba hablando, pero para


entonces, ya habíamos terminado y ambos lo sabíamos, nos hicimos buenos amigos
más que otra cosa, así que le dije que no sabía qué hacer ─se ríe de sí mismo─, me
dijo que fuera un hombre de una puta vez.

─ ¿Y lo hiciste?

─Estaba en ello ─dice─, pero luego escuché que ibas a volver y esperé, me
dije que volverías y que te encontraría y revisaríamos esto y veríamos lo que nos
gustaría ver, así que esperé.

─Hasta que pudiste arrestarme, ¿eh?

Él sonríe ─Algo así.

─Estaba asustado.

─Estabas temblando.

─Estaba tan loco, tú, y yo, y luego me arrestaste.

─Sueño con eso.

─ ¿Arrestándome? Jodido pervertido.

─No, ese momento. Cuando te volví a ver de nuevo, esa mirada desafiante en
tu cara, la forma en que sobresalía tu pecho, tratando de hacerte parecer más
grande. ¿Sabes lo que pensé en ese momento?

─Probablemente cuánto tiempo deberías emplear el taser en mí, ¿eh?

─No ─dice─, pensé, somos inevitables.

─Sí, Dom ─le digo con voz ronca─. Tú y yo, ¿eh?

─Claro, tú y yo.

─Stacey lo sabe.

─Sí.

─Bear lo sabe, y Otter.

─ ¿Ellos lo saben? ─No hay preocupación en su voz─, pensé que sí.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

─Creo que Bear lo sabía desde hace mucho tiempo

─Es inteligente.

─A veces, ¿Dom?

─Ty ─Mi nombre en sus labios es algo que nunca me cansaré de escuchar.

─Stacey.

─ ¿Sí?

─ ¿Ella está bien?

─Está bien, me dijo algo una vez, al final de lo nuestro

─ ¿Qué?

─Me dijo que si realmente amas a alguien, podría dejarlo ir.

─Oh.

─O bien, dijo, luchar como el infierno para recuperarlo.

─ ¿Tú y ella? ─mi corazón se rompe por la mujer que consideré como un
enemigo durante largo tiempo, nunca quise esto, no si eso significaba que otros
están heridos, no es verdad, pero algo en su voz hace que mi corazón corra, mi piel
se eriza, y entonces habla de nuevo y todo cambia.

─No, Ty ─dice Dominic─. Ella estaba hablando de ti y de mí, y puedes


confiar en mí cuando digo que voy a luchare como el infierno, porque no importa
dónde has estado o el tiempo que ha tomado que vuelvas a casa, siempre hemos
sido inevitables, y eso nunca va a cambiar.

No puedo decir nada de vuelta porque mi voz ya no funciona

Algún tiempo después, antes de que él se quede frito, encuentra mi mano con
la suya y lo mantengo apretado.

Seguimos conduciendo.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

24

Cuando Tyson encuentra su pareja

Es una pequeña casa en un pequeño barrio, no está mal, pero de ninguna


manera es el mejor tampoco, hay una pequeña cerca alrededor del patio delantero,
hay flores y arbustos a lo largo de la casa que se ven como si pudieran soportar ser
regadas, el césped necesita ser cortado. Hay un viejo coche en el camino de
entrada, pero le falta un neumático y está sobre un gato. Es tarde, y no puedo
decir si alguien está en casa.

Dom había querido venir, casi hasta el punto de discutir conmigo, le dije que
si quería decir lo que había dicho en el coche, debía dejarme hacer esto, un poco
manipulador, por supuesto, pero no quiero que la vea por una razón muy simple, él
nunca la ha conocido, por lo tanto, nunca puede ser contaminado por ella, en caso de
que esto salga mal (y no hay razón para sugerir que lo hará. siempre optimista), no
quiero que la vea, ella no ha llegado a él todavía y si tengo algo que decir al
respecto, ella nunca lo hará.

Él no estaba feliz, por supuesto, quiere proteger a los que ama, ama,
Jesucristo, eso es algo sobre lo que todavía no soy capaz de envolver mi mente. O
bien este ha sido el mejor viaje en la historia de siempre, o está a punto de ir de
culo.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

"Aléjate" susurra. Tienes lo que querías, por lo menos las bases, conduce
lejos ahora, recoge a Dom en el motel de mierda y conduce hasta casa, vuelve a
Seafare y a la monstruosidad verde y a Bear y Otter y deja que ellos se preocupan
por las cosas por un poco, eso es para lo que ellos están allí, a continuación puedes
centrarse en Dom y todo lo que se supone que suceda, todo lo que tienes que hacer
es conducir lejos.

Sería tan fácil. Pondría en marcha el coche, conduciría y me iría, todo esto
estaría detrás de mí, y nunca me preguntaría sobre ello de nuevo, son bonitos,
estos pensamientos, pero están equivocados, lo pensaría, soñaría con ella y siempre
me preguntaría, pero ¿no sería mejor preguntarme? Si tú te preguntas, es posible
que no lo sepas, pero al menos no habría más dolor, no habría más daño. Es verdad,
pero tengo que saber, tengo que saber por mí mismo, y por él, si queremos tener
algún futuro, entonces necesito saber todo de mí.

Si me hubieras dicho hace unos días que estaría sentado en frente de la casa
de Julie McKenna después de escuchar a Dominic Miller decir que me ama,
probablemente me habría preguntado qué tan finamente está cortada la cocaína
que estás inhalando, ha sido esa clase de semana, Dios, mi vida es tan jodidamente
extraña.

Hazlo, hazlo ahora, o voy a hacerlo o a largarme, hazlo de una puta vez.

Abro la puerta del coche.

Recuerdo su risa.

Cierro detrás de mí.

Recuerdo su sonrisa.

Estoy a mitad de camino a través de la calle.

Recuerdo su olor.

Estoy en la acera.

Recuerdo cómo Bear se sentó frente a mí, diciéndome que se había ido.

Mis manos se cierran en puños en mi costado y mi garganta se estrangula.

Bear dice, respira


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Otter dice, respira

Dom dice, respira, Ty, todo lo que tienes que hacer es respirar, respira
porque todo es inevitable, todo es tan inevitable, te prometo que no estarás
perdido nunca más.

Respiro, la mayoría de la gente no sabe cuán precioso es realmente el arte de


la respiración, respiro gracias a Bear, respiro gracias a Otter, respiro gracias a
Dominic, a quien amo, por supuesto que sí, y se lo diré, se lo diré a todos y lo
resolveremos todo juntos y todo volverá a ser como era y como debe ser, es
inevitable.

No respiro gracias a ella, tal vez lo hice en un momento dado, tal vez eso es
todo lo que hice, y tal vez en los recuerdos que tengo de ella, hay cosas buenas,
momentos en los que ella era mi madre y yo era su hijo y nada más importaba, ella
se fue, pero había algo bueno en ella, lo había, lo recuerdo, recuerdo la forma en
que su cabello me hacía cosquillas en la cara cuando me besaba en la nariz,
recuerdo la forma en que me balanceaba en el aire, recuerdo la forma en que su
mano se sentía en la mía mientras escuchábamos las olas en la playa, recuerdo
aquella cometa, la recuerdo.

Pero sobre todo recuerdo a Bear, a Otter y a Dominic, ellos son mis
hermanos, ellos me criaron, me querían por quién era y por quien me he convertido,
estoy perdido, pero Dom prometió que me encontraría, y Bear dice lo mismo, estos
son los hombres que aspiró a ser, estos son los hombres que necesito, estas
personas son mi familia, y nunca me dejarían, nunca me dejarían atrás y tal vez eso
es suficiente, tal vez eso es todo lo que necesito.

Toco la valla, necesita ser lijada y repintada, se vería como nueva, miro la
casa, dispuesto a todo signo que venga de ella para mostrarme que no debo dejarlo,
no hay ninguno, eso es. Me fui.

─ ¿Qué estás haciendo? ─Una voz pregunta desde detrás de mí, me giro, de
pie cerca del camino de entrada de la casa de mi madre está una jovencita de
quizás once o doce años, es bonita, su cabello oscuro trenzado y cayéndole sobre el
hombro, está vestida con pantalones cortos y una camisa blanca manchada de
suciedad, no hay temor en su rostro mientras ella me mira, simplemente curiosidad.

─ Uh, sólo... mirando casas ─le digo sin convicción─. Me gustan... las vallas
─Ah, porque eso no suena espeluznante en absoluto.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

─ ¿Ah, sí? ─Pregunta─, que peculiar ¿hay algo sobre esta valla en particular
para ti?

─ ¿Qué? ¡No! Sólo voy a dar un paseo alrededor del vecindario para ver las
vistas ─Sí, eso suena mucho mejor. Buen trabajo. ¡Lo estás haciendo genial!

Ella se encoge de hombros ─País libre, supongo, aunque no sé qué lugares hay
que ver aquí, es más bien malo.

─Nah, yo vivía en uno peor, en el apartamento que mi hermano y yo solíamos


tener, había bichos todo el tiempo

─ ¿Cómo cucarachas?

─A veces.

─No me importan las cucarachas ─dice ella─. ¿Sabías que pueden sobrevivir
un mes sin comida?

─Estaría bien si no sobrevivieran en absoluto ─le digo.

─Me gustan los bichos ─dice ella─. Voy a ser un entomóloga cuando sea mayor
─Ella señala a su camiseta─. Estaba cavando en el bosque, tratando de encontrar
Rosalía funebris ─Me mira de arriba abajo─. Es un escarabajo con franjas
perforador de aliso, en caso de que no lo supieras

─ Ya lo sabía ─digo, a pesar de que no tenía ni idea, no voy a parecer un poco


paleto delante de una niña ¿Quién diablos se cree que es?

─Seguro que lo sabías ─dice ella, poniendo los ojos en blanco─.Te ves
totalmente del tipo que se ensucia.

─ ¡Me ensucio!

─Tus uñas parecen bien cuidadas ─señala.

─Maldita Kori ─murmuro mientras escondo mis manos detrás de mi espalda─.


Eso fue gracias a mi ex-novia. Bueno, en cierto modo, no del modo en que ella me
hizo una manicura, del modo que ella es mi ex-novia, también es mi ex novio. Espera,
eso no suena bien tampoco.

─ Eres un lío, ¿eh? ─Dice─. Casi ofensivo también, creo que el término es
transexual ¿Eres transfobico?
T.J. Klune El Arte de la Respiración

─ ¡No! No soy nada fóbico.

─Bueno, entomofóbico, de todos modos.

─ ¡No tengo miedo de los bichos! Simplemente no me gustan.

─ La mayoría de ellos no te hará daño ─observa─. Especialmente si los dejas


en paz.

─ ¡Yo sé eso!

Ella asiente con la cabeza, pero es tan obvio que no me cree que quiero
golpearla en la cabeza, pero luego me acuerdo de es un niña que no conozco y pienso
que probablemente está mal visto golpear a los niños desconocidos en la calle o en
cualquier otro lugar.

─ Así que ─ella dice─. ¿Tienes un ex novio y una novia, todo en uno? Eso es
considerablemente épico, había un chico transexual en mi escuela, pero se burlaban
de él y su madre lo sacó fuera, la vida es una mierda a veces, y después te mueres.

─Esa es una forma morbosa de ver las cosas.

─O realista ─que se opone.

─Él no es transexual ─le digo, aunque no tengo ni idea de por qué me estoy
explicándolo a ella─. Él es bisexual. Eso significa que...

─ Yo sé lo que eso significa ─dice─. No soy una niña

─En cierto modo lo eres, ¿Cuántos años tienes? ¿Diez? ¿Once?

─Doce

─ ¿Cuánto mides? ¿medio metro? ¿Uno?

─ ¡Mido 1.73!

─ Algo para estar orgulloso ─me asegura, aunque creo que realmente está
burlándose de mí─. Así que hemos establecido que tienes miedo de los insectos,
tienes un fetiche con las vallas y has tenido citas fuera de las normas sociales.
¿Alguna cosa más que debería saber?

─ ¿Siempre hablas así? ─Pregunto.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

─ ¿Qué? ¿Como si conociera de lo que estoy hablando?

─Si es así como lo quieres llamar.

Ella sonríe ─Me gustas ─Entonces frunce el ceño─. Espera, tú no eres como
un secuestrador o un violador, ¿verdad? tengo que advertirte, soy cinturón negro.

─No soy un secuestrador o un violador ─le digo─. ¿En qué eres cinturón
negro?

─En nada ─dice─. Pero soy dueña de un cinturón negro. ¿No suena
intimidante?

─En realidad no ─le digo─. No tengo miedo de una niña.

─ Pero tienes miedo de los bichos, son mucho más pequeños que yo.

─ ¡No les tengo miedo!

─Chicos ─dice ella, rodando los ojos─. Todo bravatas y ruido.

─Dímelo a mí ─murmuro.

Ella palmea las manos contra su pecho ─Tú deberías saber sobre eso ¿no?
Porque eres gay.

─Supongo ─Esta conversación tiene que acabar para que pueda merodear
frente a la casa un poco más.

O marcharme y nunca mirar hacia atrás, eso suena bien también

─Bueno, eso es fascinante, así que, ¿cuál eres tú?

─ ¿Cuál qué?

La niña mira a la casa ─La oigo hablar a veces, puede ser ruidosa cuando
quiere, una vez, estaba gritando en el teléfono y escuché mucho, eso fue antes.

Un zumbido que suena como Frank llega a mis oidos.

─No sé con quién estaba hablando, pero estaba gritando acerca de ellos, a
veces, se emborracha y me cuenta historias, no pasa ahora, las historias, y sus
borracheras, creo que lo está intentado esta vez realmente, ¿Quién sabe si logrará
o no? Te juro que aún estoy deliberando sobre eso
T.J. Klune El Arte de la Respiración

─ ¿Quién eres tú? ─Le pregunto, aunque en mi corazón en secreto ya lo sé.

─Eres demasiado joven para ser Bear ─me dice─. Un nombre gracioso ese,
ella me dijo que tú se lo pusiste.

─Cuando era un chico pequeño ─susurro.

Ella asiente con la cabeza tristemente ─Entonces tú debes ser Tyson. Bueno,
Tyson, no sé por qué estás aquí, pero podría ser mejor si te fueras, las cosas
podrían haber cambiado, pero están muy lejos de donde deberían estar, ella nunca
va a ser lo que necesitas ─Dice esto con un aire tan familiar de madurez forzada
que estoy desconcertado, ella es esencialmente yo.

─ ¿Izzie? ─Le pregunto, aturdida.

Y ella sonríe, se ha ido el borde cínico, el acento sarcástico, Bear sonríe de la


misma manera, yo también, como lo hace nuestra madre, es extraño.

Isabelle McKenna, mi hermana pequeña, dice ─Solía preguntarme si alguna


vez vendríais por mí, ahora me pregunto por qué has venido.

Mi corazón duele un poco cuando entramos y de inmediato comienza a recoger


el desorden en la casa, obviamente avergonzada por ello. Ella murmura para sí
misma que ciertamente no esperaba invitados mientras vacía un cenicero rebosante
de colillas y ceniza, algunos tienen el lápiz labial en el filtro, seco y descamado.

La casa huele a rancio y frunciendo el ceño, abre una ventana.

─Por lo general no está así ─dice, pero no me mira─. He estado ocupada con
Rosalía funebris y no he tiempo para limpiar ─Corre alrededor de la sala de estar,
enderezando almohadas y revistas, limpiando migas de la astillada de la mesa de
café, una película de capas de polvo de la parte superior del televisor, un ventilador
de techo chirría por encima.

─Está bien ─le digo tan suavemente como me es posible─. Cosas como esta no
me molestan.

─ ¿Por qué no? ─Pregunta─. Debería, es un caldo de cultivo para las bacterias
¿Quién sabe cuántas cepas de Escherichia coli están creciendo aquí?

─Probablemente al menos seis o siete ─le digo.

Ella me mira, con los ojos entrecerrados ─ ¿Te estás burlando de mí?
T.J. Klune El Arte de la Respiración

─Jamás se me ocurriría.

─Bueno ─dice, coge un trío de tazas de café y se dirige a la cocina al otro


lado de la sala de estar─. Odiaría tener que patear tu culo ─Desaparece a través
de la puerta.

Camino por la habitación lentamente, siguiéndola a la cocina. Hay revistas de


celebridades en montones en el suelo cerca del sofá, se ven viejas y desgastadas, y
puedo ver en la etiqueta de envío, que está sacada de una peluquería. Hay fotos en
una estantería de mala calidad, sus marcos de plástico y baratos.

Aquí está Izzie, una niña sonriente con la tiara de princesa en la cabeza.

Aquí está Izzie, vestida como un pirata para Hallasen.

Aquí está Izzie, saludando con la mano mientras se sube a un autobús escolar.

Aquí está Izzie, sentada en el regazo de Santa (Satán).

Aquí está Izzie y mi madre, nuestra madre, Izzie se sienta en su regazo, esa
familiar sonrisa en su rostro.

Mamá no está sonriendo, esta es la primera vez que he visto como se ve


desde el día en que llamó a la puerta de ese apartamento de mierda hace tanto
tiempo, luce cansada, y vieja, seca. No me acuerdo de lo que pasó con la foto que
solía tener de ella escondida en mi cajón, quizás Bear la encontró.

Tal vez sólo la tiré.

De las docenas de fotos, no hay una sola de Bear o de mí, debería haber
sabido esto, debería haberlo esperado y creo que lo hice. Todavía duele, no sé por
qué.

Además de Izzie, Izzie, Izzie, hay más fotos de playas y páramos irlandeses
con niebla, Stonehenge y castillos alzándose imposiblemente sobre acantilados
escarpados, se alinean la pared sin ton ni son, arrancadas de un folleto o revista de
viajes y clavado en los paneles de yeso. Extiendo la mano y toco cada uno de ellos,
el papel curvándose sobre los bordes amarillentos, estos son de ella, también, creo,
de mi mamá. Ella siempre soñó con lugares lejanos, es triste pensar que jamás fue
más lejos de Idaho.

La cocina es anticuada, una mesa de formica en el centro, dos sillas plegables


debajo de un suelo de linóleo, la nevera es un verde pálido y algunas puertas de los
T.J. Klune El Arte de la Respiración

armarios están perdiendo sus bisagras, hay una vieja estufa eléctrica, un viejo
horno de microondas, cada cosa es vieja, todo aquí es viejo, segunda mano. Bien
podría ser cómo se veían las cosas cuando crecía, lugar diferente, mismas cosas.
Durante un tiempo, de todos modos, antes de que Otter viniera y nos salvase,
antes de que Dom llegara y me cambiase.

Dom, Jesús, cómo me gustaría que estuviera aquí ahora mismo, no sé si soy lo
suficientemente fuerte como para hacer esto por mi cuenta, ni siquiera sé qué
decirle a esta niña, esta niña que podría ser la única persona en el mundo, aparte de
Bear y de mi en entender esta vida, en entender cómo se siente, en entender lo que
significa.

Esta niña que está furiosamente fregando los platos en el fregadero como si
nunca conseguirán estar limpios a menos que le diera todo lo que tiene, no hay
lavavajillas, así que tal vez esto es normal para ella.

─ Yo secaré ─le digo, llegando a estar al lado de ella.

Ella suspira y sus hombros caen ─Sí uieres, tiene que haber un paño de cocina
limpio en ese cajón, hice la colada la semana pasada.

Hay, está viejo y desgastado, pero está limpio, frota una taza de café,
enjuagándola, entonces la mantiene cerca de la cara y mira de reojo mientras la
inspecciona, su lengua se pega entre los dientes en la concentración.

Debe pasar la inspección, porque me la devuelve ─Armario de arriba ─dice


ella─. Junto a la nevera.

La tomo sin decir palabra y la seco antes de volver a colocarla en el lugar que
corresponde.

─ ¿Por qué estás aquí? ─Pregunta después de que esto continué durante un
rato.

─No lo sé ─admito.

─Eso es reconfortante ─dice ella─. ¿Sueles viajar cientos de millas y


presentarte en las casas de la gente sin algún tipo de pensamiento en cuanto a por
qué?

─ Constantemente, es lo que hago.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Se detiene y me mira, ladeando la cabeza ─Eres extraño ─dice finalmente ─.


Tienes suerte.

─Me gusta raro ─Me da un tenedor y apunta a un cajón cerca del fregadero.

─Muy afortunado.

─ Nunca he tenido un hermano antes ─dice ella.

─ Tienes dos de ellos.

─ ¿Cómo es Bear?

─ ¿En general, o justo en este momento específico?

Hace una mueca ─ ¿Cómo es él?

Pienso afanosamente en esto ─Como un huracán verbal ─digo finalmente─.


Pero en la mejor manera posible.

─No creo que los huracanes se consideren cosas buenas, mucho menos los
verbales.

─Este lo es, no sé de qué otra manera describirlo, es la cosa más grande en el


mundo.

─Esa es una noble proclama.

─Y no es hecha a la ligera ─le digo─. ¿En qué grado estás?

─Sexto.

─Hablas muy bien para ser una alumna de sexto grado.

─Eso no sonó condescendiente en absoluto.

Ruedo los ojos ─Te estaba haciendo un cumplido.

Se encoge de hombros ─Me gusta leer ─murmura, haciendo estallar una


burbuja de jabón.

─ ¿Qué te gusta leer?

─Libros ─dice inexpresiva.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

─Era solo una pregunta.

─Que viene de un extraño hombre que resulta ser mi hermano, que hasta
hace un cuarto de hora no lo había conocido antes.

─Mi favorito es: Un mundo feliz.

Ella ríe ─Qué pretencioso, no tienes que tratar de impresionarme

─ No lo soy ─Ella tiene un poco de patatas fritas en su hombro, me recuerda


a mí a su edad, desafortunadamente.

─Cumbres borrascosas ─dice─. Ese es el mío.

Resoplo ─Hablando de pretenciosos.

─ ¡Es romántico!

─No es romántico, se trata de dos jodidas personas que se aman tanto que se
quieren destruir el uno al otro.

─Romántico ─suspira─. Y parece que estás justamente proyectando.

Yo aun.. ─ ¿Qué has dicho?

─Proyectando, eso significa...

─Sé lo que significa, estoy.... sorprendido de que lo digas.

─Soy muy inteligente ─dice.

─ Puedo decir que lo era también, cuando tenía tu edad.

─ ¿Pero ahora no?

Me encojo de hombros ─Supongo que eso está por verse.

─Extraño ─dice de nuevo.

─ ¿Aún te gusta lo raro?

─En la mayor parte, tu gusto por los libros podría mejorar.

─Lo tendré en cuenta.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

─Así que no sabes por qué estás aquí ─dice mientras limpia el jabón del
fregadero─. Ya no eres inteligente y te gustan las vallas. ¿Algo más que debería
saber? ¿Algún trastorno mental que haya en la familia?

─Bear y yo tendemos a hablar sin pensar a veces, Bueno, todo el tiempo.

─ ¿Debido a que vuestra boca funciona antes que vuestro cerebro?


─Pregunta, suena encantada.

─Sí.

─Hago eso también. Creo que es porque tengo un filtro roto.

─Sobreexcitado, lo más probable.

─Es bueno tener un diagnóstico oficial ─Ella se aleja del fregadero─.


¿Quieres ver mi habitación?

─Claro, chica ─le digo sin siquiera pensar.

Me muestra su granja de hormigas ( "Las estoy criando" me dice, pero con qué
propósito, ella es rotundamente silenciosa). Me muestra su colección de libros y
poemas de las hermanas Brönte ("Tal vez deberías ampliar tus horizontes un poco
más", le digo. "Como, Crepúsculo o algo así." Ella me da un puñetazo en el brazo ). Me
muestra su cartel de Nikolai Tesla ("Era tan desinteresado y tan idealista",
suspira). Me muestra su anuario, está en el Club de Ajedrez ("Prácticamente el
único," dice ella). Está en el Club de Botánica ("Presidenta y tesorera, podría
malversar decenas de dólares y que nunca se sabría"). Está en teatro ("No puedo
actuar una mierda", dice. "Pero me gusta simularlo"). Está en el coro ("¿Alguna vez
has oído a alguien corriendo sobre la bocina de una bicicleta? Imagínatelo y sabrás
como sueno").

Hay una firma o dos en su anuario, pero son en su mayoría de los profesores,
le pregunto al respecto y cierra el libro y lo guarda, desviando la mirada ─Es difícil
tener amigos cuando estás tan ocupado ─dice ella, hay un desafío en su voz,
retándome a cuestionar eso, no lo necesito, lo sé bien.

─Es difícil ser el más inteligente ─le digo en su lugar─. Me salté un par de
grados.

─Sí, bueno, podría si quisiera ─dice ella, jugueteando con sus dedos─.
Simplemente no quiero dejar a todos mis amigos atrás ─No va a mirarme.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

─Sí, puede ser difícil, no tenía muchos amigos, sin embargo tenía a mi
hermano y a Otter ─suspiro─. Y a Dom.

─ ¿Quién es Dom?

─Este chico.

Ella sonríe ─Este hombre ─dice ella─. Debe ser bastante hombre si logra
embelesarte.

─ ¡No estoy embelesado! ─En cierto modo lo estoy

─Totalmente embelesado, como embelesado por un chico de una banda ─Se


ríe de sí misma, y que es un alegre sonido, un sonido sin preocupaciones, un sonido
de niña. Duele, me duele saber que he echado de menos esto, que he echado de
menos todo esto.

─Tal vez un poco ─le digo.

─ ¿Es bastante guay?

─Muy guay ─Siempre él más guay, incluso puede ser de puta madre─. Bueno,
en su mayor parte, no es vegetariano.

Ella ríe, largo y alto, se agarra los costados y no puedo evitar sonreír ante
ella, es bonita, esta chica.

─ ¿Qué es tan gracioso?

─ ¿Eres v-v-vegetariano? ─Me pregunta, secándose los ojos.

─Sí, ¿Por qué? ¿Tú también lo eres? ─Pregunto, asombrado.

Esto la pone en marcha de nuevo ─ ¡Por s-s-supuesto que no! ─Ríe a


carcajadas─. ¡No soy una h-h-hippie! ¡Esto es tan divertido! Mi hermano perdido
aparece y él t-t-tiene miedo de los bichos y de la c-c-carne.

─Oh, har har", le digo mientras frunzo el ceño hacia ella─. ¿Y por qué todo el
mundo me llama así? ¡No soy un hippie!

Finalmente se calma ─Entonces, ¿dónde está?

─ ¿Quién?
T.J. Klune El Arte de la Respiración

─Dom, guau, gran memoria, tal vez coma más carne, ¿eh?

─ En el hotel ─le digo, de alguna manera resistiendo la tentación de quemarla


como a los indios.

Abre los ojos como platos ─ ¿Él está aquí? ¿Por qué no lo trajiste?

─Pensé que debo hacer esto por mi cuenta, no lo sé ─Suena estúpido, ahora
que lo he dicho en voz alta.

─Eso es estúpido ─dice la pequeña psíquica (psico)─, nunca deberías estar


solo, es un asco.

Oh Jesús ─No estás sola ─le digo a la ligera.

Ella mira hacia otro lado otra vez ─No me refería... ─dice ella.

Pienso rápidamente ─ ¿Tienes un teléfono móvil?

─No, mamá dice que no nos lo podemos permitir, ella tiene uno, pero es de
Wal-Mart, ni siquiera se puede descargar aplicaciones en él ─Ella dice esto como
una total diva─. Ni siquiera tengo correo electrónico.

─ ¿Cuán arcaico es eso?

─ ¿Tienes un trozo de papel? ¿Algo para escribir?

─ ¿Por qué?

─Dios ¿tienes que cuestionarlo todo?

─Sí ─Replica pero rebusca en su escritorio y luego me entrega un trozo de


papel y un bolígrafo Bic, el final marcado con marcas de dientes.

─Repugnante ─le digo con una mueca

Oh, por favor ─dice ella─. Tú eres gay, estoy bastante segura de que eso no
es lo peor que alguna vez has tocado.

La miro boquiabierto, me devuelve la mirada.

─Hermanas ─murmuro y comienzo a escribir, una vez que termino, se lo


entrego.

Mira hacia abajo y articula en silencio los números y palabras ─ ¿Qué es?
T.J. Klune El Arte de la Respiración

─Mi número de teléfono, la dirección de la monstruosidad verde.

Ella frunce el ceño ─ ¿Por qué necesitaría esto?

─En caso de que necesites ayuda.

─ ¿Ayuda a causa de qué?

Esta vida ─Cualquier cosa, o simplemente para hablar, cualquier cosa que
quieras, Bear y yo estamos aquí, en cualquier momento.

─Nunca habéis estado aquí antes.

─ No creo que supiéramos cómo.

Ella ignora eso ─ ¿Qué es la monstruosidad verde?

─Nuestra casa.

─ ¿Por qué se llama así?

Saco mi propio teléfono y doy una vuelta a través de las imágenes, hay una de
Bear y de Otter de pie frente a la casa, sus brazos alrededor de la cintura del
otro, se la muestro a ella.

Arruga su nariz ─Vuestra casa parece como si alguien enfermó y vomitó


sobre ella.

Me río ─ ¿No es genial?

─ ¿Y está en el océano?

─Muy cerca

─Nunca he visto el océano ─dice.

─Tal vez puedas venir a verlo un día ─le digo, aunque ambos parecemos saber
que no va a pasar por un largo tiempo, como mucho.

Izzie sostiene el teléfono cerca de su cara ─ ¿Este es Bear? ─pregunta.

─Sí, y Otter, es algo así como mi papá, ambos lo son, supongo.

Ella toca la cara de Bear ─Ellos se aman, ¿eh?


T.J. Klune El Arte de la Respiración

─ Mucho ─Y les echo de menos terriblemente, sólo han pasado días, pero se
siente como años.

─ ¿Y te quieren?

─ Sí ─le digo─. Ellos me quieren.

Su dedo se desliza y el teléfono se desplaza a la siguiente foto ─ ¿Quién es


ese? ─Pregunta.

─Ese es Dom ─le digo─. Dominic.

─ Tío ─respira─. Podría aplastarte con una mano.

─ Tía ─Estoy de acuerdo─. Totalmente.

─ ¿Y él también te ama?

Me aparto mientras mis ojos queman ─Sí, dice eso ─Y aunque no sé que voy a
hacer con eso, lo averiguaré. No más pérdidas de tiempo. Espero.

Me devuelve el teléfono. ─Parece que las cosas son bastante buenas.

Y lo son, es sólo que me tomó demasiado tiempo para darme cuenta de ello, no
necesito estar aquí, no necesitaba venir aquí, me alegro de haberlo hecho, porque
Izzie es una fuerza de la naturaleza, pero tengo que irme. Es hora de que me vaya
a casa, apesta dejarla atrás, pero sólo va a empeorar las cosas para ella, no puedo
pasar por eso, y tengo gente que me necesita y a la que yo necesito.

─Mira, Izzie...

Se abre la puerta de entrada ─ ¿Izzie? Estoy en casa ¿Tengo más cigarrillos


aquí?

─Bueno ─dice Izzie─, esto probablemente va a ser un poco incómodo.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

25

Cuando Tysen dice hola

Cuando Tyson dice adios

Camino por el pasillo, siguiendo a mi hermana pequeña, es la caminata mas


larga de mi vida. Sin embargo, a pesar de que me estoy aproximando a la mujer que
me hizo tanto daño en el pasado, en todo lo que puedo pensar es en Dom y mi
futuro, es curioso cómo funciona.

Es porque eres fuerte, dice Bear.

Es porque eres valiente, dice Otter.

Es porque eres mío, dice Dom.

Asi que sigue caminando, me digo, sigue caminando por esa puerta y nunca
mires atras. Coge a Dom y sigue adelante muchacho, sigue adelante hasta que
puedas ver el oceano y huelas la sal y escuches el canto de las aves en el cielo y
sientas la arena bajo tus pies. Asi es como sabras que estas en casa.

Si, eso, has eso.

Trato de recordar todo sobre ella, todas las pequeñas buenas cosas
mezcladas en el mar de las malas. Pero todo se ha ido. Se ha limpiado, no puedo ni
pensar, no me puedo concentrar. Mi corazón se acelera y mi piel se siente fría y se
que Bear piensa que soy fuerte y se que Otter piensa que soy valiente y se que soy
de Dom porque lo nuestro es inevitable, lo nuestro es todo tan inevitable. Pero eso
T.J. Klune El Arte de la Respiración

no detiene el dolor en mi pecho, la sequedad en mis pulmones, que mi gargante se


cierre y el suelo se mueva bajo mis pies. Todo es brillante, muy muy brillante. No
puedo hacer esto, maldita sea no puedo hacer esto y yo....

Hey, dice Bear.

Hey a ti, digo de regreso.

Todo lo que necesitas es respirar, dice él.

Solo respira.

Dentro.

Mantenlo, uno, dos, tres.

Fuera.

Mantenlo, uno, dos, tres...

Ella esta en la cocina, dandonos la espalda. Pantalones negros, camiseta


blanca, un delantal a la cintura. Escucho el accionar de un encendedor, un respiro
de inhalacion, un suspiro, el humo se desplaza por encima de su cabeza, ella abre
una ventana sobre el fregadero, golpes de humo. Es jodidamente brillante aquí. Se
siente demasiado real.

Abre la nevera y se queda de pie alli, casi vacio, cierra la puerta, abre el
congelador, cierra. Abre el armario, hay una botella de ron a la mitad colacada
frente al estante la mira, toma otra calada, exala el humo, toma la botella de ron y
la apoya sobre el mostrador.

─¡Izzie! ─La llama

─¿Que? ─dice Izzie en voz baja a mi lado.

Ella no se voltea ─¿Donde esta mi taza? La que uso, no esta en la sala de


estar.

─Limpia ─dijo ella─. Esta en el lugar de siempre cuando limpio.

─Esa boca ─dice─. Cuidado chica.

─Mamá...

─Este hombre ─ella se rie y creo que estoy por perder mi mente─. Entró en
el restaurante borracho hasta su culo, hizo un lio en la mesa, sentado alli solo y
gritando acerca de esto y aquello ─tira de la taza que yo habia secado minutos
antes y colocado en la alacena. Un par de cubos de hielo dentro justo como sabia
T.J. Klune El Arte de la Respiración

que haria─. Y entonces trata de coquetear conmigo y le digo que conosco a los de
su tipo ─un sorbo de ron─. No tengo tiempo para tipos como él ─quizas un poco
mas de un sorbo─. Pero entonces él dice que no le importa, me ha visto y quiere
saber mas de mi ─resopla mientras se lleva la taza a los labios─. Conduce un gran
camion ─dice y bebe─. Luces sobre la parte superior ─su garganta trabaja─.
Luego consiguio que lo sacaran. Sin embargo, me dio su numero, ─otro sorbo, una
aspirada de humo─. Quien sabe chica, tal vez lo llamé, me meresco un descanso.

Es como si tuviera cinco, tengo cinco años y nada ha cambiado y nada


cambiará nunca de nuevo.

Excepto que hay una extraña sensación en mi cabeza cuando se gira, porque
no se ajusta a la imagen que tengo en mi cabeza desde los cinco años. Todavia es
ella, por supuesto que lo es, conozco aquella voz, incluso si no la he oido en diez
años. Es como si estuviera grabada en mi cabeza y puedo oírla a través de la
tormenta, ella está diciendo cosas como: Tráeme mi encendedor Chico y tengo un
dolor de cabeza, Ty, baja la voz. Bear lleva a tu hermano fuera o algo, ¿de
acuerdo? No lo puedo cuidar hoy, no me estoy sintiendo bien. ¡No me importa si
tienes que ir a trabajar! Llevalo a la casa de Ana o a la de los Thompsons. El Señor
sabe que Alice no trabaja, debe ser agradable, tener todo ese dinero .

Y es rara, la sensación, porque mi mente trata de conciliar cómo la recuerdo y


cómo se ve ahora, una copia xerox manchada cubre el original borrando las lineas
de lo que se supone que es.

Ella cuenta con unos cincuenta años ahora. Izzie llegó tarde. Eesta cansada y
vieja, al igual que la foto. Su cabello oscuro esta salpicado con gris, su piel cuelga y
luce derrotada. Rizos de humo alrededor de su cara y las puntas de los dedos en su
mano derecha son amarillentas por la nicotina.

Esos ojos, sin embargo, son como los de Bear y los mios. Dudosa tal vez, pero
reconocible. Ella me ve y abre los ojos como platos, no por la comprensión sin
embargo, no, es por miedo. La taza tiembla en su mano. El cigarrillo se queda a
pulgadas de su rostro, ella no sabe quién soy. Mira a Izzie que está a mi lado, no
estoy tocandola pero estamos cerca el uno de la otra. Puedo oler el humo, casi
puedo ahorgarme con el.

Ella da un pequeño grito, un indefenso animal, atrapado y acorralado


─Izzie ─dice expulsando el aliento y ligeramente histerica─. ¿Que es esto? ¿Que
esta pasando? ¿Qué has hecho?

Izzie, mas y mas siendo mi hermana pone los ojos en blanco. ─¿Qué he
hecho? No hice nada.

─Esto no se trata de ella ─le digo.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

─ ¡Isabelle, ven aquí! ¡Aléjate de él! ─la taza tiembla y derrama ron al piso,
cenizas caen del cigarrillo y son atrapadas por una brisa que entra por la ventana
abierta que junto al humo giran alrededor de la cara de mi madre como nieve
oscura y aterriza en su mejilla dejando una mancha.

─ ¡Oh caramba, mamá! Cálmate! ─Izzie parecia más molesta que cualquier
otra cosa y avergonzada, como si esto de alguna manera fuera su culpa. Debería
haberle dicho que se quedase en su habitación, de cerrar y bloquear la puerta y no
salir hasta que le dijera que todo estaba bien, que todo iria bien y nada volvería a
estar mal otra vez.

─No ayudes, Izzie ─le digo

─ ¡Voy a llamar a la policía! -─Julie McKenna llora. La taza traquetea sobre el


mostrador, el cigarrillo cae al piso. Ella va por el telefono colgado en la pared, es
barato y roto como todo lo demas en esta casa. Como ella, como yo.

Le digo ─Mamá no lo hagas.

Ella se detiene pero no se gira, su espalda rigida.

El aire a mi alrededor es espeso.

Izzie suspira.

─¿Qué? ─Dice mi madre, su voz es un graznido─. ¿Qué?

─Sólo ... no lo hagas.

Se da la vuelta, sus pupilas se han apagado, su cara es de color blanco, su


labio inferior tiembla. Nada de esto sin embargo es tristeza, como esperaba, no se
porque pense que seria asi. No, esto todavia es de miedo y por un breve momento
incluso de ira, se ha ido tan rápido como llegó, pero sé que estaba allí, hundo mis
manos en puños para no ponerlos alrededor de su garganta.

Se arrodilla y coge el cigarrillo del suelo, su mirada no se alejo jamas de mi, la


piel de su mejilla contraida, deja un poco de cenizas en el suelo, se levanta y lleva
el cigarrillo de nuevo a sus labios, inhala profundamente, mantiene, uno, dos, tres,
exhala el humo por la nariz, uno, dos, tres.

Es todo sobre respirar, es todo sobre lo que siempre ha sido. Ella conoce el
arte de esto tanto como yo y quiero gritar, quiero gritar tan fuerte. Decirle que
soy como soy por culpa de ella, que me hizo esto a mi. Ella es la razon por la que soy
lo que soy.

No, dice Bear u Otter o esa maldita voz que nunca parece irse... no lo es. Tu
eres como eres, a pesar de ella. Ella es la razón por la que tu eres como eres, pero
T.J. Klune El Arte de la Respiración

no como tu crees. Ella se fue. Nos rompimos. Pero encontramos los que nos ayudo a
poner nuestras piezas de nuevo juntas. Nosotros no somos de la misma forma.
Somos más fuertes a causa de ello.

Quiero creerlo, lo hago.

─Tyson ─dice ella con voz plana─. Que sorpresa, mirat,! Haz crecido.

─Izzie, ve a tu cuarto ─le digo en voz baja

─Pero... ─ella comienza.

─Por favor ─le digo

─No ─dice mi madre─. Izzie , quedate aqui, ¿cual es la razon por la que estas
aqui, frente a mi ahora?

Izzie miraba entre nosotros, en conflicto ─Ve ─le digo tranquilo. Aunque
esto sea muy malo para mi no puedo irme. No puedo salir por esa puerta y nunca
mirar atras. Izzie no puede, al menos no todavia. No quiero que esto sea malo para
ella cuando me haya ido. Debi haber pensado en esto antes de venir. Como de
costumbre , estaba pensando solo en mi mismo. Pero una parte de mi piensa que mi
madre sabe esto, esa parte de mi sabe que ella esta usando a Izzie como un
amortiguador, un escudo

─Esta bien ─Izzie asiente con la cara rigida. Mientras se esta alejando
extiende la mano y toca la mia, nuestros dedos rozandose. Estoy electrificado y
pasmado. Mientras nos tocamos siento el trozo de papel que le habia dado, el
numero telefonico de la Monstruosidad Verde sosteniendolo en su mano.

Ponlo en tu bolsillo, pienso, antes que ella lo vea, ay Izzie escondelo

No lo hace.

Pero mama ( Julie, pienso, ella no es mi madre... ella es solo Julie, Julie, Julie)
no lo ve y tan pronto como Isabelle esta a su alcanze, la agararra y la jala
acercandola a ella, pero no a su lado o detras. Ella la coloca delante suyo y la rodea
con los brazos abrazandose a Izzie. Su hija esta ahora entre nosotros, ella toma
una ultima calada al cigarrillo y entonces lo arroja al fregadero.

Las cosas podrían haber cambiado, Izzie le habia dicho, pero esto esta muy
lejos de lo que deberia ser.

Ella nunca sera lo que tu necesitas.

¡La cometa! mi madre había dicho una vez. Ty, mira cuan alto esta la cometa!
T.J. Klune El Arte de la Respiración

─No tengo dinero ─dice Julie, la voz todavia plana.

Me rio, no puedo evitarlo, sale tan dura como jamas la habia oido, ralla en mis
oidos. ─No necesito dinero ─le digo─. Sobretodo de ti, ¿crees que vine aqui por
los veinte dolares que probablemente aun conservas en la lata de harina que esta
detras de la despensa?

El reconocimiento cruzo por su cara. ─Los viejos habitos nunca mueren ─Eso
es obvio─. ¿Algo mas? ─le pregunto.

─ ¿Qué?

─El dinero que recibiste tratando de romper a mi familia.

Cuidado, me advierto a mí mismo, se cuidadoso.

─No sé de lo que estás hablando ─me contesta.

─Está bien, Julie.

─¿Qué es lo que quieres, niño?

Niño. Niño. Niño.

Me encojo de hombros, tratando de mantener mi ira bajo control. ─Tu sabes,


creí saberlo. Realmente lo hice.

─¿Pero?

─No hay nada aquí.

─No para ti ─dice ella.

─¿Por qué?

─¿Porqué qué?

─¿Por qué todo? ¿Por qué ocurrieron las cosas de esa manera?

─Pregúntale a tu hermano.

Veo rojo. ─Te lo estoy preguntando a ti.

─¿Importa?

─Sí.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

─¿Por qué?

─Porque ─le digo─. Debido a que está en mi cabeza y no quiere irse.

─¿Entonces te iras?

─Sí.

─Pensé que sería mejor ─dice ella─. Para ti, para Derrick. ─Sé esto. He oído
esto.

Marchate, marchate, marchate

Pero no lo hago ─Pensaste que seria mejor para ti ─le digo

Ella asiente con la cabeza. ─Eso también.

─¿Lo fue? ─Detrás de la fachada, veo el primer brillo en sus ojos ─. Durante
un tiempo.

─¿Y después?

─Pensé en los dos. Mucho.

Marchate, marchate, marchate.

─¿Lo hiciste?

─Sí.

─¿Y sobre qué pensaste?

─Si estabas haciendolo bien. Si creciste para ser lo que yo pensaba que
serias al crecer.

─¿Y qué fue eso?

Ella se ríe blandamente. ─No lo sé, doctor, astronauta, científico de


hormigas. Todas esas cosas que dijiste que querias ser.

─No le gustan las hormigas ─dice Izzie

─Solian gustarle ─dice Julie y es el momento mas surrealista de mi vida─.


Solia jugar con los pequeños cangrejos sobre la arena de la playa por horas. Lloraba
cada vez que teniamos que irnos.

─Los cangrejos no son hormigas ─Izzie y yo decimos al mismo tiempo, ella me


T.J. Klune El Arte de la Respiración

sonrie, pero se desvanece muy rapido. Julie no dice nada.

─No me converti en nada de eso ─dije─. No aun

─¿Por qué? ─No se si hay algun real interes, no importa.

─Porque crei que estaba roto, perdido y roto, por mucho tiempo.

─¿Lo estas?

─Quizas lo estaba, pero no mas. Creo que encontre mi camino de regreso.

─Lo se... ─empieza pero luego se detiene. Ella gira la cebeza y mira por la
ventana, es un adorable perfecto dia, no muy caliente. Veo un bonito arbol por la
ventana y las hojas bailan con el viento─. Creo que estuve alli ─y creo que ella aun
sigue alli. No creo que ella haya conocido otra cosa.

─Pudiste haberte quedado alli ─Digo con tristeza, qualquier enojo que pude
haber sentido se habia ido. Solo siento lastima por ella, por lo que pudo haber sido.

─Pienso que no podia tolerarlo ─dice ella con la voz quebrada─. No sabes lo
que era.

─Lo hice, lo hago. Estuve alli recuerdas. ─Ella niega con la cabeza

─No eso, tu no sabes como era, en mi cabeza. Hubo momentos cuando


pensaba que todo estaba cerrandose sobre mi. Cuando era más fácil simplemente
quedarse en la cama en vez de levantarme, me quede alli a veces por dias. ─Ella me
mira y luego aparta sus ojos─. Era solo mas facil.

─No puedes respirar ─le digo estupefacto. Esperaba sentir rabia cuando vine
aqui, esperaba confusion, nunca espere sentir comprension.

Ella asiente con la cabeza. ─Esos fueron los peores dias, como si no tuviera
mas mis pulmones.

─Asi que huiste ─Oh Dom.

─Si.

─Huir no ayuda -

─Pero lo aleja por un tiempo.

─Pero siempre regresa.

─Lo se ─contesta─. Se eso cada dia.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

─¿Dónde está Frank o Joe o quien sea?

Ella resopla ─Somos solo Izzie y yo, ellos se fueron. Todos se van.

─¡Oh que injusto! ─no puedo esconder el sarcasmo en mi voz.

Julie rie, pero no hay humor en ella ─Me imagino que es lo que me merezco.

─Supongo que aun te queda el rudo muchacho del bar, ¿eh?

─Es lo que es, he aceptado eso.

─¿Lo hiciste?

─Es lo que soy.

─Que fatalista de tu parte ─ella se encoge de hombros

─No sé lo que eso significa.

─Eso no es lo que la familia hace ─le digo despacio─. Ellos no abandonan


cuando las cosas se ponen dificiles ─las palabras son dificiles de pronunciar porque
se cuan hipocrita suenan viniendo de mi.

La mirada desafiante vuelve ─Lo se.

─¿Lo haces? ─ ¿lo hago yo?

─Nunca pense ser madre.

─Compra condones la proxima vez.

─¿Terminaste? ─pregunta con los ojos brillantes─. Vienes aqui, entras a mi


casa y...

─Yo hice lo mismo ─le digo─. Escape.

Ella se detiene, mirandome, se frota la boca con la mano libre se seca los
ojos. ─¿De Bear?

─No fisicamente, pero si, de él y de Otter.

─¿Ellos aun estan juntos?

─¿Te importa? ─pregunto, no responde─. Si ─le digo─. Lo estan, ellos han


estado casados por mucho tiempo. Legalmente casados. Tendran niños.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

─Genial ─dice Izzie.

Una mirada extraña cruza el rostro de Julie. ─Voy a ser abue...

─No ─la corto─. No lo seras, no mereces ser llamada asi ─Me mira.

─Hui ─le digo a mi madre que no es mi mama─. Corrí porque las cosas se
pusieron difíciles. La vida se puso dificil y corrí porque era más fácil que
enfrentarlo y casi perdi... ─niego con la cabeza. No son asuntos de ella. No sobre
Dom, nada eso─. Casi pierdo todo y pense que era por tu culpa. Pense que no podia
respirar por ti. Pense que era todo por ti, pero no lo es. Esto es acerca de mi. Y a
pesar de ti, quizas incluzo gracias a ti, voy a encontrar mi camino de regreso
─pienso en Dom y Otter, pero mas que nada pienso en mi hermano, le debo tod ─.
Y pienso que puedo haber empezado –

─Bien por ti ─dice con amargura─. ¿Algo más? ¿Quieres reprocharme algo
mas?

─¿Así es como lo ves?

─Así es como es.

─Tú no eres mi madre.

─Yo te traje al mundo.

─Lo hiciste, ─Estoy de acuerdo─. Y hubo momentos que puedo recordar


ser feliz contigo. ¿Recuerdas la cometa? ─Empieza a negar con la cabeza, pero
luego se detiene. Creo que va a ignorarlo, pero entonces susurra─. Voló tan alto...
─y una lágrima resbala por su mejilla. Solo una.

─Lo hizo ─le digo─. Pero tú no eres mi madre. Mi madre murió cuando yo
tenía nueve años de edad y la deje ir en el océano, porque eso es lo que ella quería.
Eso es lo que ella me pidio y por ella, haria qualquier cosa. Y ella me enseñó... bueno.
Ella me enseñó que la familia no siempre se define por la sangre. La Familia son
aquellos que nos completan, los que nos hacen lo que somos.

─¿Quién era ella? ─Izzie me pregunta. Le sonrío a mi hermanita─. Una


anciana patea traseros llamada Sra Paquinn, que pensaba que pie grande era real,
conducia un Caddy inmenso del color de la mierda y nos amó con todo lo que tenía.

─Ella suena épica ─dice Izzie.

─La más épica que alguna vez existio. ─Miro hacia atrás a mi madre─. Ella es
inteligente ─le digo, señalando con la cabeza Isabelle.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

─Me recuerda a ti.

─¿Lo crees? ¿Por qué? ─Sabe lo que estoy preguntando─. No tenía nada más
que fuera mío ─Contesta mientras sostiene a Izzie con más fuerza.

─Ella es todo lo que me queda.

─¿Dejarías que me vea de nuevo? ¿Nos vea? ─El miedo vuelve.

─¡No puedes tenerla!

─Y no voy a llevarmela. Ella merece saber de dónde viene. Se lo debes.

─Vete ─dice Julie.

─Ella es...

─¡Fuera!

─Está bien, Tyson ─dice Izzie─. Tengo tu dirección y...

Ah, muchacha. Deberías haber mantenido la boca cerrada.

Ella sostiene el pedazo de papel, Julie lo toma de su mano, lo mira, suelta a


Izzie, rompe el papel y lo deja caer al suelo. ─Si alguna vez intentas ponerte en
contacto con mi hija ─dice, en voz baja─. Me segurare que la policía sepa que
irrumpiste en mi casa y trataste de llevartela. Viniste aquí cuando no estaba en
casa. Por lo que sé, la tocaste de una manera que una niña no deberia ser tocada.

─¡Mamá! ─Izzie llora, sonando sorprendida─. Eso no es...

─No ahora, Isabelle. Ve a tu cuarto. Ahora. ─Izzie me mira. Niego con la


cabeza mientras lucho para mantener mi rabia bajo control.

─¡Ahora!

Parece que Izzie va a decir algo, cualquier cosa, pero entonces tiene una
mirada que denota tal derrota que casi no puede soportarlo. Sus hombros se
desploman y las lágrimas llenan sus ojos, lágrimas de rabia. Se los seca con furia y
camina hacia mí. Camina hacia mí y luego se detiene a mi lado. Tocando mi mano
suavemente, jugando con mis dedos, de verdad. Justo como... como...

Antes de Julie pueda decir nada, acerco a Izzie y la abrazo con fuerza. Sus
pequeños brazos suben y sus pequeñas manos van a mi cabello y la cara en mi cuello.
Ella está respirando con dificultad, y sé que está tratando de no perder el control
frente a su madre. En frente de mí. Julie se ve como si estuviera a punto de
hablar, pero la mirada que le lanzo la hace calmarse. Por primera vez
T.J. Klune El Arte de la Respiración

─Todo irá bien ─le digo a Izzie en un susurro─. Un día.

─¿Lo prometes? ─Susurra con voz ahogada.

Mi corazón se rompe. ─Lo prometo, chica.

─Duele ─dice ella─. No puedo respirar.

─Hazlo conmigo, ¿de acuerdo?

Ella asiente con la cabeza, con los dedos de sus manos clavándose en mi
espalda.

─Dentro. ¿Bueno? Inspira. Sólo respira.

Ella lo hace.

─Bien. Mantenlo.

Ella lo hace.

─Uno ─le susurro─. Dos. Tres. Exhala.

Ella lo hace.

─Espera, uno, dos, tres.

Ella toma otra respiración, y es más fácil esta vez. ─Es un secreto ─le digo─.
Este arte de la respiración es tuyo ahora. Mantenlo a salvo.

─No me olvides, ¿de acuerdo? ─Pregunta con la voz quebrada─. No me


olvides.

Mis ojos me queman. ─Nunca. Nunca en tu vida.

Ella asiente con la cabeza contra mí, nos quedamos así durante un tiempo.
Finalmente, no podemos seguir más allá.

La libero y entonces ella se ha ido. Oigo el golpe de la puerta al final del


pasillo.

Todavía estoy pensando en ella cuando digo: ─Si le haces algun daño, lo sabré.
Si algo le pasa, lo sabré. Y te puedo prometer que nunca la verás de nuevo.

─Nunca la he tocado ─dice mi madre, sonando horrorizada─. - ¡Yo nunca


haría eso!

Me vuelvo hacia ella. ─Hay más de una manera de hacerle daño a un niño ─le
T.J. Klune El Arte de la Respiración

digo, mi voz dura─. El abuso no tiene que ser físico. Tienes una oportunidad aquí.
Una verdadera oportunidad.

─No te incumbe.

Sonrío, pero se lleva todo lo que tengo. ─Te equivocas en eso. Recuerda lo que
dije. Todavía puedes hacer una diferencia. Es demasiado tarde para nosotros.
Ahora lo sé. Pero no para ella, recuerda eso antes de que ella se haya ido tambien.
Adiós, Julie.

Y dejo a mi madre allí, de pie en esa cocina: El olor del humo sin tocar por la
brisa de la ventana. El piso descolorido, la taza de ron, los cubitos de hielo
derretido. Lo dejo todo atrás.

Las fotos de lugares lejanos a lo largo de la pared. Este lugar. Lo dejo todo
atrás.

Pero noa Izzie. Nunca a Izzie.

Cierro la puerta detrás de mí.

Inhalo. Mantengo hasta los tres. Fuera. Mantengo hasta los tres. Funciona.
Funciona. Yo sé que funciona.

Doy un paso y la tierra tiembla bajo mis pies. Toda mi fuerza se va. Necesito
salir de aquí antes de romperme.

Pero aún así me detengo. Cuando llego a la valla, me detengo. Una última
mirada hacia atrás.

Desde la ventana veo a mi madre. Ella me mira. Nuestros ojos se encuentran y


allí nos quedamos. No se por cuanto tiempo. Eventualmente, ella se aleja poco a
poco hasta que no puedo verla más.

Me giro para alejarme mientras me cuesta respirar.

Deberia haber terminado.

¿Que es esto?

He hecho lo que vine a hacer.

¿Por qué el suelo se está sacudiendo?

¿Por qué no puedo respirar?

Necesito….
T.J. Klune El Arte de la Respiración

He terminado. Todo esto deberia haber terminado.


Necesito… ─Joder ─gruño mientras me inclino─. Ah Dios, ah mierda ─Te necesito,
pienso. Te necesito conmigo. Te necesito aquí. Te necesito demasiado.

Y entonces pienso que debe ser magia, debo ser un gran mago, ya que las
grandes manos que se envuelven a mi alrededor y tiran de mi acercandome. Oigo un
ruido que suena como un trueno desde arriba, pero sé que suena como cuando dice
mi nombre. Conosco esa voz rota.

─Tyson ─me dice.

─¿Cómo? ─Suspiro. El pánico en mi cabeza y pecho se levanta, arañandome,


tirando de mí hacia abajo. Duele. Todo duele.

─Cab ─dice Dom─. No podía dejarte estar aquí solo.

─yo n...n...no puedo respirar...

─Callate ─dice─. Escucha. ─Me callo y escucho.

─Respira ─Muevo la cabeza, ¿No entiende?

─Tu puedes –

─No puedo.

─Tu puedes ─me dice─. Solo respira ─Mi garganta se cierra.

─Por mi ─me repite─. Respira por mi ─Por él, respiro. ¿Por él?
Todo lo que hago es por ti, es lo que pienso.

Cierro mis ojos.

Y respiro.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

26

Donde Tyson menciona de pasada lo Inevitable

Abro los ojos, estoy tumbado de lado en una superficie dura, el calor detrás
de mí, presionándome contra una pared blanca fría, debería sentir calambres, pero
no lo hago, pero entonces me golpea donde estoy y empiezo a temblar.

En la bañera, de nuevo, a causa de los terremotos.

─Shhh ─Dom dice detrás de mí contra mi oído─. Está bien, te tengo ─Él tira
de mí acercándome.

─No estoy arreglado ─murmuro. Las lágrimas amenazan con caer, y trato de
detenerlas mientras mi garganta funciona.

─ ¿Cómo es que "No estoy arreglado?

─Va a tomar tiempo ─dice─. Un día

─Odio esto ─le digo, los diques se rompen y lloro amargamente─. Odio esto

─Lo sé ─dice Dom

─Esto no es lo que quiero ser

─Lo sé, Tyson, sabes que no va a desaparecer así como así


T.J. Klune El Arte de la Respiración

─Estoy asustado

─ ¿De qué?

─De esto ¿Y si esto es para siempre?

─Entonces lo trataremos como siempre hemos tratado con las cosas: un día a
la vez

─Huyó de nosotros.

Besa mi cuello ─Lo sé.

─Huí de ti.

─Lo sé, bebé.

─No puedo perdonarla, puedo olvidarla, pero no puedo perdonarla. No importa


cuánto lo intente, ella escapo de nosotros, porque eso era lo único que podía hacer.
No podía respirar y por eso ella corrió y corrió, y creo que aún está corriendo y
creo que nunca se detendrá. Tiene Izzie, pero nunca dejará de correr.

─Algunas personas no pueden, Ty

─No puedes olvidarme ─Le ruego y le doy vueltas a mi hermana─. Puedes


estar loco, pero por favor no me olvides porque yo nunca podré olvidarte, nunca
seré capaz de hacerlo, no quiero hacerlo. Quiero ser inevitable para el tiempo que
viva, y sólo quiero que sea contigo. Por favor, no me olvides, por favor, te prometo
que no voy a huir. Escape como hizo ella, pero te prometo que nunca lo haré de
nuevo. Nosotros no somos iguales. No lo somos. Lo siento.

─Por favor, acaba de decir "nunca me olvides”

─Como si alguna vez pudiera ─dice, con la voz entrecortada─. Ya te lo he


dicho, Ty ¿Tú y yo? ─Él me sostiene apretado─. Puede ser que tome tiempo, puede
ser difícil, pero estaré para ti y te ayudare a respirar, y si hay días en que hay
terremotos, te prometo que te protegeré de cualquier cosa que caiga, hemos
tenido un largo camino pero eso no importa. Amigos hasta que seamos viejos y
grises. De Principio a fin. Día tras día.

─Porque somos inevitables


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Nos quedamos allí en la bañera, cuando mi mundo se sacude y se agita, cuando


recupero mi aliento. Él debe estar incómodo, teniendo en cuenta lo grande que es.
La bañera del hotel no es tan grande, pero sólo soy un hombre pequeño y me ha
recogido en sus brazos.

Finalmente, todo deja de moverse.

Finalmente, respiro y salgo.

Finalmente, me siento seguro.

Me duele el corazón, siempre lo hacia, estaba roto después de todo pero se


mantiene unido ahora. Finalmente, susurra promesas de amor y lealtad en mi oído.
Lo diré de nuevo, un día. Creo que él sabe.

Finalmente, le pido que me lleve a casa.

─ ¿Bear? ─Pregunta─ ¿Otter?

Niego con la cabeza y lo beso suavemente en los labios. ─Tú

Él sabe lo que quiero decir.

Finalmente, dejamos todo atrás

Duermo en el viaje de vuelta a Seafare, casi todo el camino. Y sueño con mi


madre, ella se ríe y me río con ella, nos reímos porque la cometa está tan alta que
nunca podría descender. Ella me mira y miro detrás de ella, y a pesar de que lo que
una vez había esperado nunca será, esto sigue siendo un sueño secreto en mi
corazón. Y en mi secreto corazón, la cometa vuela alto, y el sol brilla, y ella mira y
me dice que me quiere.

Y digo adiós.

Es diferente, Seafare. Tal vez sea sólo yo, las cosas se ven diferentes.

El sol está subiendo mientras conducimos entrando en la ciudad, la marea


está bajando. Se parece más a la casa que dejé atrás que cuando llegué por primera
vez a hace semanas, es simplemente diferente porque es otra vez la misma.

─ ¿Puedes parar? ─Le pregunto cuando llegamos cerca de una sección


familiar de playa─. Sólo por un minuto, hay algo que tengo que hacer

Él asiente con la cabeza, pero no lo cuestiona, Dom es bueno para eso.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Se detiene la camioneta en la salida ─ ¿Quieres que vaya contigo? ─Pregunta.


Se estira en su asiento, y su camisa se frunce hacia arriba, y tengo que apartar los
ojos de la piel revelada, me atrapa y se ríe, es casi la hora, pero no del todo
todavía.

─No ─le digo─. ¿Está bien?

Se acerca y me tira hacia él, me besa con dulzura y pienso en las estrellas.

─Estaré aquí ─dice mientras se inclina hacia atrás─. Eso sí, no te tomes
demasiado tiempo. Hay un calor en sus palabras que no puedo ignorar. Por primera
vez en mucho tiempo, me siento realmente y completamente despierto.

No hay viento mientras abro la puerta, lo cierro detrás de mí y miro hacia


abajo al agua, el aire es fresco mientras me quito los zapatos, muevo mis dedos de
los pies en la arena, la hierba del mar susurra cosas secretas para mí mientras
camino a través de él por la colina hasta la playa. Ahí está la cruz que Anna hizo
para ella, la paso, no es lo que necesito ahora, el sol es cálido en mi cara, las olas
están bajas, las gaviotas desafían por encima.

Inhalo, sal y océano.

El suelo no se mueve.

El mar no me amenaza

Exhalo.

Es un comienzo.

─Gracias ─le digo─. Por ser mi mamá, no sé si alguna vez te dije eso, gracias

Una brisa me riza el pelo, cierro los ojos y me inclino hacia ella, en mi cabeza,
escucho versos de un mal poema desde hace mucho tiempo, ella habría dicho: la
familia es todo lo que una persona necesita, y no importa si están cerca o lejos, lo
único que importa es la lección que debemos prestar atención, para saber que esto
nos es nuestro, esto es lo que somos.

Luego se ha ido.

Sonrío y espero un momento más, no viene detrás.

Eso está bien, fue suficiente, sé que ella escuchó.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Es hora de irse a casa.

Me doy vuelta y regreso subiendo la colina hacia lo inevitable.

Se inicia en el coche.

Sólo un toque, toma mi mano, acaricia la palma, araña la carne con sus uñas.

Él lleva mi mano hasta sus labios. Su barba es áspera contra mi piel.

Estoy temblando, porque es él y porque nunca pensé que estaríamos juntos.

Estoy temblando porque tengo miedo.

Estoy temblando porque no puedo pensar con claridad, todo son estrellas.

Pero puedo respirar, de alguna manera, puedo respirar.

Lleva días, semanas, meses, años para llegar a su casa, a pesar de que sólo
está a unas pocas millas de distancia. Ni una sola vez me deja ir, él tiene que sentir
la forma en que mi piel vibra, tiene que escuchar mis dientes castañeteando. Tiene
que saber que soy un desastre, tiene que saber que probablemente siempre lo seré,
tiene que saber que llegará un día en que mi respiración se detendrá en mi pecho y
la tierra se moverá bajo mis pies otra vez y entraré en pánico, él tiene que saberlo

Aún así, no me deja ir, es su promesa sin necesidad de palabras.

El mundo pasa, los colores brillan, soy hiperconsciente de todos ellos.


Finalmente, por último, se detiene en el camino de entrada, apaga la camioneta y
estamos rodeados de silencio, el motor hace tictac

─Esto es demasiado ─dice. Demasiado, no estás listo.

No. Trato de recordar. No.

─ ¿Ty? ─Dom pregunta

─ ¿Sí?

─Nosotros... no tenemos que hacer esto ─Suena vacilante, inseguro─. Te


puedo llevar a casa, es posible que quieras ver a Bear, y a Otter. Sé que los
necesitas. Vuelvo la cabeza y él tiene una mirada de tal seriedad en su rostro que
hace que mi pecho se enganche, también hace que mi corazón corre, y una extraña,
T.J. Klune El Arte de la Respiración

cosa salvaje comienza a zumbar en mis dedos de los pies, sigue su camino hacia
arriba, y pienso ahora, ahora, ahora.

─No quiero ir a casa ─le digo

─Nosotros no tenemos...

─ ¿Dom?

─ ¿Sí?

─ ¿Esto es real? ¿Me quieres?

Sus pupilas se dilatan ─Siempre ─dice con voz ronca

Estoy en su regazo y luego, me lanzo sobre la guantera antes de que sepa que
me estoy moviendo, mi boca está en la suya, y es húmeda y cálida, pone sus brazos
alrededor de mí, con las manos a cada lado de mi cabeza, y tira de mi más cerca.
Hay lenguas y dientes y nuestras narices chocan con torpeza, y pienso en todo el
tiempo perdido, en los últimos cuatro años, pero luego se muele contra mí en el
momento que presiono hacia abajo y todo pensamiento racional se ha ido. Esto no
es sobre el pasado, ni siquiera sobre el futuro, se trata del ahora.

─Ty ─jadea

─Necesito...

─Lo sé...

─Por favor ─le ruego y gime

─Aquí no ─dice─. Aquí no.

Aquí está bien para mí, me inclino hacia delante de nuevo hasta que nuestros
labios se encuentran y me empujo hacia abajo tan duro como puedo, pero no es
suficiente, alcanzo a tientas los botones de sus pantalones vaqueros y mis dedos
golpean la piel de su estómago y él me agarra las dos manos con una de las suyas,
les agarra con fuerza, y sube mis brazos por encima de mi cabeza, mis dedos
arañan el techo del coche. No puedo moverme mientras respira fuertemente en mi
cara.

─Dentro ─dice, su voz un gruñido─. Aquí no

Asiento con la cabeza. Es lo único que puedo hacer.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Él abre la puerta y me muevo para deslizarme fuera de su regazo (y correr


hacia la casa), pero sólo permite ir mis manos, el resto de mí todavía pegado a él,
mueve una mano a mi culo mientras se pone de pie, levantándome con él, envuelvo
mis piernas alrededor de su cintura, hay presión construyéndose entre nosotros, y
duele tan maravillosamente. Patea la puerta del coche cerrándola mientras me besa
y enredo mis manos en su cabello. Este es Dom.

Este soy yo y Dom.

No sé cómo se las arregla para abrir la puerta de la casa con mi lengua en su


oído. No sé cómo conseguimos entrar con mi polla presionando contra su estómago.
No sé cómo se dirige por el pasillo con su boca en mi cuello, arrastrando su lengua
hacia abajo por el hueco de mi garganta. No sé cómo hace nada de eso. No importa.
Casi tengo ganas de preguntarle si ve las estrellas como yo, si están explotando
para él como lo están para mí, pero parece que no puedo encontrar las palabras.

Me pone en su cama con cuidado, él llena mi mundo y es todo lo que veo, sus
ojos son tan amplios, sus labios están húmedos e hinchados, todavía siento la
quemadura de su barba a través de mi boca. Estoy temblando tan duro. Me temo
que me romperé.

Me besa en la frente mientras se cierne sobre mí. Un beso entre mis ojos. La
punta de la nariz. Un roce contra mis labios. Nuestras frentes tocan.

─Estás temblando ─dice

─Asustado ─admito.

─ ¿De mí?

─Nunca de ti

─ ¿Entonces?

─ ¿Y si no soy bueno?

─ ¿Has... nunca...?

Me da vergüenza y trato de mirar hacia otro lado, pero no me deja, cierro los
ojos en su lugar.

─Ty ─dice
T.J. Klune El Arte de la Respiración

─Mátame ahora ─murmuro

─Tyson

─ ¿Qué?

─ ¿Nunca con Corey?

─No

─ ¿Alguien más?

─No

Suspira ─Oh, Ty

─ ¿Qué?

─No voy a hacerte daño

Estoy destrozado ─Entonces dame una tregua ─digo. Necesito irme.


Necesito correr. Necesito correr tan mal. Lucho, pero es inútil.

─No ─dice─. No me oíste bien. Abre los ojos

No puedo

─Ty ─dice─.─Por mí

Por él, haría cualquier cosa, incluso esto.

Abro los ojos

Él me mira con tal maravilla, con tal hambre, 0 con tal... ¿amor? Creo que
puede ser, sea lo que sea, es para mí, es todo para mí

─No me has dejado terminar ─dice en voz baja, me besa de nuevo─. No voy a
hacerte daño, vamos a ir despacio, tomaremos nuestro tiempo ¿Está bien?

Asiento con la cabeza, sin confiar en mí para hablar

─Dilo

Mi voz suena como la suya cuando digo. ─Está bien


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Mi camiseta se ha ido y luego la suya se ha ido y se tumba contra mí, su peso


me está aplastando, pero me sostiene, me sostiene en el lugar, y su boca está en la
mía, sobre la mía. Mi barbilla. Mi cuello. Mis hombros. Besa mi pecho, y yo respiro y
respiro. Se toma su tiempo, va lento. Cuando me toma en su boca, siento como
fuego y grito, hundo mis dedos en su cabello y cuero cabelludo, y hace cosas que no
creía que fueran posibles. Digo su nombre, y él dice, ─Oh, Ty ─y ¿puede ser esto
bueno? ¿Puede ser como esto? ¿Cómo nunca lo supe? ¿Cómo nunca supe que podría
ser así?

Duele, más tarde. Nunca pensé que experimentaría tal dolor, grito mientras
mis ojos lagrimean y las lágrimas corren por mis mejillas, presiono mi mano contra
su pecho y le digo que espere, lo hace, desde su posición elevada encima de mí, el
sudor goteando de su nariz en mi pecho, se inclina y me besa de nuevo, y alza mis
piernas alrededor de su cintura, no puedo creer lo lleno que me siento y quema
mientras soy estirado hasta el punto en el que creo que voy a ser desgarrado.
Estoy a punto de decirle: No, yo no puedo hacer esto, todavía no, pero algo pasa.
Algo pasa y asiento y empuja hacia adelante y las estrellas, Dios mío, las estrellas
que vienen después, explotan y canto su nombre, grito su nombre. Él choca sus
caderas una y otra vez, y todavía duele, pero estoy cabalgando sobre las olas por
encima del dolor, en el océano, y hay terremotos, pero son muy, muy buenos, y
cuando suspira mi nombre en mi oreja, exploto, y él explota, e inspiro y me
sostengo, exhalo y me sostengo. Respiro por él, respiro por mí, respiro por los años
que hemos perdido, y el futuro que podría tener, incierto aunque podría ser.

Pero más que nada, sólo respiro

Algún tiempo después, se mueve de encima de mí, y hago una mueca ─Estoy
pegajoso ─murmuro.

Él se ríe en mi oído ─Se ve bien en ti ─dice, besando mi barbilla─. ¿Listo?

Asiento con la cabeza

Se eleva por encima de mí, y hago una mueca de dolor mientras se desliza
fuera de mi, Santa Mierda, voy a estar jodidamente dolorido mañana y también,
probablemente, voy a sonar como el viento que sopla sobre una botella cuando
camine. Me quedé encantado inicialmente (y un poco asombrado) cuando descubrí el
tamaño completamente proporcional de Dom, pero ahora creo que el fenómeno de
circo necesita mantener esa cosa lejos de mí. Lo observo mientras se da la vuelta y
se dirige al baño, mi mirada nunca deja la amplia extensión de espalda. Bueno.
Mentí. Realmente estoy mirándole el culo. Tú también lo harías, si pudieras verlo
T.J. Klune El Arte de la Respiración

como puedo hacerlo. Cierro los ojos y voy la deriva por un momento, sin pensar
mucho en absoluto, no puedo recordar la última vez que sucedió realmente, siempre
hay algo conmigo (es una suerte de mi maldición), por lo que tener esta
tranquilidad, este momento de calma entre las tormentas es algo que valoro, más
aún porque se siente como que ha sido dada como un regalo de él para mí.

Hay calor en mi pecho, y abro los ojos, él está sonriéndome mientras limpia mi
pecho con un paño.

─Tienes algo en la ceja ─dice en tono divertido.

─Estaba muy reprimido ─explico mientras frota mi cara.

─ ¿Así lo llamas?

─Bueno, también podría ser un tirador.

─Bueno es saberlo ¿Algo más?

─Sonamos extraños.

Deja caer la tela a un lado de la cama y se arrastra a mi lado ─ ¿Qué quieres


decir?

─Como si estuviéramos mareados.

Él tira de mí hacia él con un gruñido ─Pareces extrañamente dolorido además


de extrañamente mareado.

Ruedo los ojos ─Y tú suenas asquerosamente engreído.

Él ríe ─Un poco engreído ─admite.

─ ¿Debido a que tomaste mi flor?

Gime y me empuja lejos ─Momento de sobra.

Ruedo sobre su parte superior y me siento a horcajadas sobre su cintura con


mis manos en su pecho. Mi culo le golpea la ingle ─Eso duele ─murmuro.

─Lo siento ─dice, pero la sonrisa en su rostro le hace un mentiroso

─Muy engreído ─le digo mientras le doy palmadas en el pecho.

Él captura mi mano, la sonrisa se desliza fuera de su rostro. ─ ¿Ty?


T.J. Klune El Arte de la Respiración

─ ¿Sí?

─ ¿Ahora qué?

Ugh. Realidad. Suspiro. ─No lo sé.

─Esto no es una excepción para mí.

─Lo sé.

─Esto no es algo de lo que puedas escapar.

─Lo sé.

─ ¿Entonces?

─Pobre ─murmuro, pero me permito ser derribado, entierro mi cara en su


cuello mientras traza mi espalda con sus dedos. Nos tumbamos así, no sé por
cuánto tiempo, cada uno de nosotros se pierde en nuestros propios pensamientos,
para él, eso nunca fue un problema, para mí, sin embargo... Bueno, ya sabes cómo es.
Pienso, por supuesto, en todas las razones por las que esto nunca debería ser.
Pienso en todas las razones por las que esto no va a funcionar. Estoy dejando
Seafare al final del verano. Soy un desastre y no se puede curar mediante una
confrontación exagerada con mi madre o una polla mágica, incluso si pertenece a
alguien como él. No soy un niño. Ni siquiera en realidad el Chico, incluso si la gente
todavía me llama así. Es una sombra del pasado.

Así que le digo que lo único que puedo. La verdad.

─Estamos bien juntos. Tu y yo

─Lo sé ─dice─. Siempre lo hemos estado ──Y siempre podríamos serlo


queda sin decir.

─Tengo que repararme.

─Tú no estás roto ─Él pone su mano en mi pelo.

─Quizá, quizás no, pero necesito saberlo y sin ti, no creo que hubiera sabido
cómo.

─ ¿Ty?

─ ¿Sí?
T.J. Klune El Arte de la Respiración

─Te quiero ─dice.

Sonrío tristemente ─Lo sé y un día, voy a ser digno de escucharlo.

─Ya lo eres.

Me agacho y coloco las mantas sobre nosotros ─Un día a la vez ─le digo con
un bostezo─. Eso es lo que tenemos que hacer, basta con tomar un día a la vez

Parece como si fuera a decir algo más, pero entonces suspira ─Bueno.

Más tarde, cuando estoy en el borde del sueño, le oigo susurrar ─Ya lo verás.
Un día, verás lo que he visto todo el tiempo.

Y entonces estoy ido.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

27

Cuando Tyson afronta sus errores

Cuando me despierto, el sol de la tarde se extiende a través de la pared. Dom


ronca suavemente a mi lado, con la mano extendída a través de mi pecho.
Decidiendo si está bien ser una de esas personas espeluznantes sólo por esta vez
(Despues de todo acabo de perder mi virginidad), lo veo dormir por un rato. Luce
tan relajado, los pliegues de ojeras alrededor de sus ojos han desaparecido, al
menos por ahora. No sé si yo era la causa de ellos o la cura. Quizás ambas cosas.

Sé lo que probablemente estas pensando. Esta va a ser la parte en la que


decido hacer algo estúpido como huir o voy a enloquecer y tratar de escabullirme y
te preguntas por qué nunca me acosté con él, para empezar. Mi angustia se
levantará de nuevo (como si alguna vez realmente se hubiera ido) Y voy a sentir
pena por mi y arremeter contra él, Bear y Otter, diciendo que no soy lo
suficientemente bueno para ellos y desapareceré y bla, bla, bla.

Quizás. Lo dudo. Pero no me sorprendería.

Puede que no sea lo suficientemente bueno para él, pero quiero serlo. Y todos
sabemos lo que pasa cuando quiero algo. Cuando pongo mi mente en algo. Tampoco lo
veo hasta el final o dejarlo volar en mi cara y me pregunto qué demonios acaba de
pasar.

Ese rostro, sin embargo. Su cara, muy guapo. Lo amo. Sólo tengo que
asegurarme de que lo merezco.

Estoy sediento. Y mi culo se siente como que acaba de ser golpeado con un
pene. Supongo que lo hizo. Pero todavía estoy sediento. Tomo la mano que esta
sobre mi pecho y la coloco en la cama. Él murmura algo, pero no se despierta, beso
T.J. Klune El Arte de la Respiración

su mejilla. Esta permitido. Mis boxers están en el suelo, en un rincón. Estoy


perplejo por cómo llegaron tan lejos, pero luego recuerdo que esencialmente los
arrancó de mí y las arrojó sobre la cabeza. No sé donde quedaron mis pantalones.
Mi camisa está colgando de su cómoda, eso es bueno.

El día es brillante. Es como si la Madre Natura supiera que he sido jodido a


una pulgada de mi vida y esta dejando que el sol brille en celebración total. Tengo
la sensación de que si tuviera que salir a la calle, las aves volarian a mi alrededor,
cantando para mí como si fuera una especie de princesa de Disney.

Bueno, puede ser que todavía este fuera de ello. No soy una princesa Disney.

Ni siquiera estoy en la cocina cuando suena el timbre.

Mierda.

No quiero despertar a Dom. Él necesita su sueño.

Pero tampoco quiero abrir la puerta. ¿Y si es uno de sus amigos policías?


¿Qué pasa si me ven en ropa interior y no saben que él es... bueno, lo que es?
Quiero decir, que tiene que ser por lo menos bisexual. No es que importe. Las
etiquetas no son importantes. Bueno, excepto que ellas son algo como, ¿Que somos
nosotros ahora? ¿Es mi novio? ¿O mi pareja? ¿O mi amigo de cogidas? O...

Mierda. Yo estoy haciendo lo que dije que no haría.

Suena el timbre de la puerta de nuevo.

A la mierda. Estoy decentemente cubierto. Estoy listo.

Excepto si se trata de Bear, susurra. Si te ve como estas, va a matarte.

Eso pone un poco de vacilacion en mi paso.

Pero incluso antes de que pueda abrir la puerta, oigo una llave en la cerradura
y resulta que se abre por sí sola.

Bueno, no exactamente por su cuenta.

Stacey me sonríe, y cuando ella me mira de arriba abajo, esa sonrisa se


convierte en algo más.

—Hey, Ty —dice, pasando junto a mí—. Vi el coche en el camino de entrada,


imagine que el gran hombre estaba en casa. Pensé en pasar y averiguar cómo fue el
viaje.

Mi cara quema con la fuerza de mil soles. —Uh, er, ostias. —Estoy bastante
seguro de que parezco un homosexual atrapado en las luces después de tener
T.J. Klune El Arte de la Respiración

relaciones sexuales por primera vez.

—¿Qué es eso? —pregunta, dirigiendose a la cocina.

—Por favor pasa —le digo.

—Gracias —dice ella—. Oh, tengo una llave.

—Me di cuenta. —veo con nostalgia la puerta principal, reconsiderando


seriamente escapar a travez de ella.

—Oye ¿puedes ayudarme? —Ella llama, y puedo escuchar los sonidos de su


hurgar en los armarios.

Preferiría no hacerlo y en realidad podria actuar como que ella no existe a mi


alrededor en este momento en absoluto, pero eso no parece como una cosa educada
de decir. —Uh, seguro.

La sigo a la cocina y esta tomado las tazas de café y está jugando con la
máquina de espresso que Dom tiene. Aprieta un botón y esta hace ruido, frunce el
ceño y le pega. —La tecnología me odia.

—Si te hace sentir mejor —le digo—. No sé cómo usarla tampoco. ¿Cual es el
punto de tener uno de estos cuando se puede ir a Starbucks?

Ella llega hasta el lavabo y encuentra una caja de té. Me llama la atención
entonces, probablemente vivió aquí en algun momento o por lo menos ha estado aquí
muchas veces, y conoce bien la casa. Estoy celoso, pero no se porque.

—Esto bastara —dice ella—. Estoy bastante segura que Dominic se molestara
si quemamos su casa. Hablando de eso, ¿dónde está?

—Durmiendo —le digo—. Nos dormimos muy tarde anoche.

—¿En serio? —Pregunta, la sonrisa de regreso.

Me defiendo lo mas rapido posible. — ¿Qué? ¡No! ¿Qué? ¡Estuvimos viajando!


¡Volvimos muy tarde! ¡Muy temprano! ¡Eso es!

—Uh-huh. —Ella pone dos tazas en el microondas e inicia a calentar el agua—


Así que ustedes simplemente condujisteis, ¿eh?

—Sí, señora. Eso es. Sólo conducimos. Tan cansados, largo viaje. —Vostezo
falsamente. Probablemente parece que estoy haciendo una mala imitacion de un T.
rex o una buena impresión de un Allosaurus, sutil diferencia esa.

—Apuesto —dice ella—. Largas horas conduciendo pueden hacerte eso.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Maldito sudor de estress. —Seguro que lo hacen.

—¿Té? —Me pregunta mientras el horno microondas se apaga.

—Gracias. —le digo educadamente. Y maniacalmente.

Ella toma el azúcar y la miel bajo el mueble sin tener que buscarlo y de alguna
manera soy capaz de evitar gruñirle. La sonrisa estampada en mi cara
probablemente no se vería fuera de lugar en una linea de tazas de los asesinos en
serie conocidos.

—¿Nos sentamos? —Pregunta cuando termina el té.

—Suena maravilloso. —Suena horrible y preferiría un puñetazo en el


estomago.

—¿Cómo era Tucson? —Pregunta.

—Caliente.

—Y Kori ¿Esta bien?

—Esta haciendolo bien

—¿Se esta divirtiendo?

—Sí.

—Es de oro. No va a romperse.

Ella toma un sorbo de su té. — ¿Tu y Dom estan bien?

Me estoy ahogando en mi propio sudor. —Estamos bien o lo que en realidad


quiero decir era que logramos estar bien.

—Encantador.

—Bastante.

—Ciertamente.

—Totalmente.

—Su cama es muy suave, no? —Pregunta con inocencia.

—No sabria decirte —le digo—. Yo dormí en la habitación de invitados.

—¿Lo hiciste?

—Seguro.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Así que la habitación de Ben.

¡Oh mierda! —Sí.

—Has dormido en la habitación de Ben.

—Sí.

Ella ríe. —En su cama de de carreras, ¿eh?

¡Hijo de puta! ¿Tenía una cama a forma de auto de carreras? —Fingí que
estaba conduciendo muy rápido —le dije, derramando mi té sobre mi mismo.

—¿Lo hiciste?

—Sí.

—Fascinante.

—Estoy de acuerdo.

—¿Tyson?

—¿Sí?

—Ben no tiene una cama de carreras. Es sólo una cama normal.

—¡Mentirosa! —Grito hacia ella.

—¡Pedazo de mierda! —Dice con una sonrisa—. Así que finalmente sucedió,
¿eh?

—No tengo idea de lo que quieres decir.

—¡Oh, mierda, Tyson! No me importa, bueno me importa, pero no en la forma


que crees.

—¿Cómo puedes decir eso? —Lloro por ella—. ¡Es tu ex marido! Sus partes
intimas hicieron cosas con tus partes intimas y ¡Tienen un niño!

—Ew —dice arrugando la nariz—. No vamos a hablar de las partes intimas


nunca más.

Entierro mi cara en mis manos. —¡Oh Jesús!

—¿Qué pasa?

—Todo. Nada. No lo sé.

—Bueno, eso fue... lo abarca. Y sucinto como siempre.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Te odiaba —digo, dejando caer las manos sobre la mesa—. Por largo tiempo.

Ella parece estar desconcertada por mi franqueza. —Lo sé —dice—. Pero no


voy a pedir disculpas por ello.

Niego con la cabeza. —Y no quiero que lo hagas. Estaba equivocado. Yo soy el


que lo siente.

—Tyson, ¿puedo decirte algo? ¿Sólo entre tú y yo?

—Supongo.

—Y tienes que prometerme que me dejaras terminar.

—Cuando la gente me dice eso, por lo general significa que no me va a gustar


—le digo con tristeza.

Stacey se ríe. —Probablemente, pero necesitas oirlo.

—Bueno.

Ella toma una respiración profunda y luego lo deja escapar lentamente. Mira
por la ventana la tarde, luego a mí, es sólo un segundo y luego mira hacia otro lado,
pero en ese segundo su rostro se endurece y sus ojos se vuelven acerados. —Tú lo
rompiste —dice ella. Se acabó la risa en su voz—. Cuando te fuiste. Cuando lo
abandonaste. Cuando te alejaste de él, cuando lo desechaste como si fuera nada
para que tu pudieras lamer tus heridas, lo rompiste.

—Yo ...

—No me interrumpas, ¿recuerdas?

Asiento con la cabeza y me siento de nuevo, impotente.

Ella me mira por un momento para asegurarse de que soy sincero antes de que
continúe. —Envié tu invitación antes de tiempo. Ni siquiera habíamos acordado un
diseño todavía. Me dijo que ya te había dicho. Que tu estabas feliz. Que estabas
bien. Debería haber mirado más de cerca, pero todo se arremolinaba a mi
alrededor en ese momento. El embarazo, él. Su estado de ánimo desde que dejaste
la escuela. Todo era demasiado. Y entonces llegó el día cuando dejó todo. Él trató
de ocultarlo. Trató de seguir como si nada hubiera cambiado. Como si no fuera
infeliz. Como si no estuviera molesto. Como si no tuviera su mundo patas arriba.
Porque si te das cuenta o no, Tyson, eso es lo que tu eras. Tú eras su mundo. El
resto de nosotros simplemente girabamos a su alrededor. Cuando lo alejaste, así lo
hizo. Él actuó como si nada, pero yo lo conocía. No era nada. —Ella mira hacia abajo
a sus manos—. No estabamos destinados a ser, él y yo, lo sé. He necesitado mucho
tiempo para aceptarlo, y lo hice. He seguido adelante. Tengo una vida maravillosa.
Puedo parame sobre mis propios pies, tengo un hombre que me ama. Tengo un hijo
T.J. Klune El Arte de la Respiración

por el que haría cualquier cosa. Pero a pesar de que lo de Dom y yo no funciono, eso
no significa que no lo ame. ¿Lo entiendes?.

Asiento con la cabeza. Luego, en voz baja digo, —Él también te ama.

—Lo sé. Somos amigos. Pero incluso si no lo fueramos, estaremos siempre


unidos por Ben. Ben tiene que venir primero. No importa que. Tú eras el mundo de
Dom antes, Tyson, pero ahora vas a tener que compartirlo. Nada, y quiero decir
nada, pueden hacer daño a Ben. ¿Estamos claros? —Asiento con la cabeza.

Ella luce un poco triste. —Él me dijo, un día. No sé por qué vino mas
despejado o lo que pensaba que podría pasar. Me contó cómo se sentía. Ya sabes.
Acerca de ti. Pero ya lo había descubierto a hace mucho tiempo.

—¿Cómo?

—La manera en que te miraba —dice ella—. Como si tú fueras la única cosa
magica que había conocido nunca. Reconoci esa mirada por lo que era. Y cuando te
fuiste, fue como si una luz se hubiera apagado en él.

—Lo siento —le digo, sin saber qué más decir.

Ella niega con la cabeza. —No tienes que pedirme disculpas a mí. Yo no soy
quien tiene que escucharla.

—Lo sé. Él lo sabe. Se lo he dicho.

—¿Eso es todo lo que le has dicho?

Miro bruscamente hacia ella. Ella me mira con esos ojos inteligentes.

—Sí —le digo—. Por ahora.

—¿Te quedaras?

Dudo. —No lo sé...

—¿Él lo sabe?

—No lo sé.

—¿Tyson? ¿Que sabes?

—Que lo amo —finalmente lo digo en voz alta. Es más fácil de lo que pensé
que sería—. Con todo lo que soy. Con todo lo que tengo.

—¿Es eso suficiente? —Pregunta.

—Quisiera que lo fuera, pero tengo que trabajar más en mí mismo antes de
T.J. Klune El Arte de la Respiración

que pueda ser. Tengo que estar de pie por mi cuenta.

—¿Y cómo vas a hacer eso?

—No lo sé todavía. Pero voy a averiguarlo.

—Sólo... no le hagas daño.

Aparto la mirada. —Nunca quise.

La fieresa se derrite y ella sonríe. —Lo sé. Pero a veces, aquellos a los mas
amamos son los que más herimos. Y él te ama, Tyson. No creo que alguna vez dejo
de hacerlo, incluso cuando no sabia lo que era.

—¿Tu crees…?

—¿Qué?

—¿Crees que es posible que dos personas sean hechos el uno para el otro?
Incluso a pesar de toda la mierda y todo el drama estamos destinados a ser?

—Lo hago. Algunas cosas son inevitables.

Yo cierro mis ojos. —¿Qué?

Stacey se extiende y toma mi mano entre las suyas. —Inevitable, Tyson. No


importa lo mucho que luchas. Pase lo que pase entre los dos, sin importar la
distancia que los separe, a veces, estas cosas son inevitables.

Ella se va un poco más tarde.

Me siento en la mesa, mirando a la luz del sol trazar su camino a lo largo de la


pared. Por primera vez en mucho tiempo, estoy tomando decisiones por mí mismo.
Es aterrador. Los adictos y alcohólicos pueden decirte eso, por un tiempo después
que la bebida y las drogas acaban, todas las decisiones tomadas de distancia y una
estructura estricta es puesta en su lugar. Es constrictiva y sofocante, pero
necesario. Puede ser difícil confiar en nosotros otra vez y puede que incluso no
podamos confiar en nosotros mismos. Fue bueno entregar las riendas. Pero ha sido
tiempo suficiente. Y asusta como la mierda. Va a hacer daño, no importa lo que
decida. Y ahora hay más para considerar. Mucho más. Y tengo que tomar todo.

Hablando de eso. Me levanto de la mesa. Al final del pasillo. Me arrastro de


vuelta a la cama con él. Abre los ojos, me ve. Y sonríe. Como si hubiera estado
esperando este momento de despertar y verme. ¡Ah, Dios! Cómo me ve. Me duele el
corazón por él. Todo de mi lo hace.

—Hola —dice con esa voz rota—. ¿estas bien?


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Asiento con la cabeza. —Necesito ir a casa.

El espera.

—Quiero que vengas conmigo.

—¿A la Monstruosidad Verde?

—Sí. Hay algo que tengo que hacer.

—No me va a gustar esto, ¿verdad?

Lo beso a la ligera. —Probablemente no. Pero si termina como yo creo,


entonces nada de eso importará nunca más.

—Tengo que llamar a Stacey —dice—. Acordar con ella primero.

—Dijo que la llames mañana, que Ben está bien. Tuviron un buen momento en
su viaje. Parece que a Ben le gusta muchisimo el algodón de azúcar y Mickey le dio
un abrazo.

El sonrie. —¿Oh si? Y ¿cuando te dijo eso?

—Temprano. Hablamos.

—¿Bien?

—Bien.

Él me sostiene cerca.

—¿Estás seguro de esto? —Le pregunto, mirando por la ventana a la


Monstruosidad Verde.

Él resopla. —¿Estas preguntando por mí o por ti?

—Por ti, por supuesto. —Esa es una total mentira.

—Estoy bien —dice alegremente.

Bastardo. —Que afortunado —murmuro. Salgo de la camioneta. Me


encuentra al frente del auto. Me besa una vez.

Entonces se abre la puerta.

Bear.

No sé cuál de los dos corre primero. Tal vez los dos corremos a la vez. Pero
un momento estamos viendonos el uno al otro y al siguiente nos encontramos uno en
T.J. Klune El Arte de la Respiración

los brazos del otro y estoy luchando para mantener la compostura mientras mi
hermano me abraza tan fuerte como puede. Por un momento me permito pensar qué
tan alto volo esa cometa, pero entonces no importa. Lo que importa es que a pesar
de todo lo que nos pasó Bear y yo sobrevivimos. Puede que no seamos perfectos.
Lejos de eso, de hecho. Pensamos demasiado. Nos preocupamos demasiado. Nunca
dejamos de hablar. Pero eso está bien. Estamos vivos y hay la posibilidad de un
futuro, no obstante este sea incierto. Es suficiente.

—¿Así que ustedes estan jodien ahora? —Bear pide de manera uniforme
mientras se inclina contra el mostrador.

Bueno, tal vez no fue suficiente. —¡Bear! —grito, conmocionado.

—Oh Señor —Otter gime.

—¿Qué? —Bear pregunta—. Si él es lo suficientemente mayor como para


tomar este tipo de decisiones, entonces es lo suficientemente mayor para que le
diga las cosas como son. —Hay una dureza en su voz que no he escuchado en mucho
tiempo. No hace un buen augurio para la forma en que esta conversación va.

—No seas tan grosero —Otter le amonesta a la ligera.

—Y además —le digo—. Tu eras sólo un año mayor que yo cuando tu y Otter
empezaron a follar.

—Eso es ... tu no .... —Bear balbucea—. No puedes ... ¡cuidado con esa boca!

—¿Seguro que quieres estar aqui? —Otter pregunta a Dominic—. Es


demasiado tarde para mí, pero todavía tienes la oportunidad de correr.

—Realmente es demasiado tarde para ti —Bear esta de acuerdo—. Trata de


escapar, voy a ir detras de ti como la asesina Annie Wilkes por tus piernas.

Otter suspira. —Es bueno saber que incluso después de todo este tiempo,
todavía puedes hacer que mi corazón salte con románticas amenazas de violencia.

—Me di cuenta hace mucho tiempo —dice Dom a Otter—. Probablemente no


podria escapar incluso si lo intentara. Es sorprendentemente ingenioso.

—Ambos lo son —dice Otter—. Da miedo, sólo espera.

Miro ceñudo Dom. —¿Crees que estás siendo divertido?, pero no lo eres.

—Hablaremos de eso más tarde —Bear gruñe a Otter.

Dom y Otter comparten una mirada que ni siquiera puedo empezar a


descifrar, pero estoy seguro que están llenos de mierda.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Las cosas fueron diferentes para mi y Otter —Bear me dice—. No puedes


siquiera comenzar a compararnos a los dos.

—¿Cómo? —Pregunto—. ¿Cómo es que lo Tu y Otter tiene alguna diferencia?

—Por un lado, hemos estado juntos mucho tiempo.

—Sí, pero tienes que empezar por alguna parte.

—Ciertamente no debia ser follando,

—¿Cómo, en el nombre de Dios llegaste allí y por qué es la única cosa con la
que estas tan obsesionado?

—¿Quieres pegarte la clamidia?

—Yo no tengo clamidia —dice Dom.

—No soy estúpido —le digo a Bear—. Utilizamos protección.

Los ojos de Bear se entrecerraron. —Así que tubieron relaciones sexuales.

—Sí —le replico—. Y fue jodidamente increíble. Como cuestión de hecho,


¡Estoy pensando en hacerlo de nuevo esta noche! —no estoy... en realidad, estoy
bastante seguro de que mi culo va a doler por días.

—No, ¡aquí no lo harás!

—Bueno, entonces es una buena cosa que Dom tiene su propia casa.

—Dom —dice Otter—. ¿Quieres ir a tomar una cerveza en el patio trasero?

—Claro —dice—. Esto probablemente va a continuar durante un tiempo, ¿eh?

—Es sólo el comienzo —dice Otter—. Venga. Te voy a dar una idea de en lo
que te estas metiendo.

—¡Escuché eso! —Bear y yo decimos al mismo tiempo.

—Sé bueno —Otter dice a Bear, besándolo en la mejilla.

—No grites demasiado —Dom me dice, apretando mi mano.

Entonces prácticamente corriendo salen de la habitación. Idiotas. —Eso


estuvo bien —murmuro. Me apoyo en la pared y observo a mi hermano.

Él está mirando la puerta de entrada por donde desaparecieron Dom y Otter.


—Por lo general, lo hace con nosotros.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Piensa antes de hablar demasiado. Sólo nos preguntaste si estábamos


follando. Jesucristo.

—¿Qué otra cosa se supone que debia decir?

—No lo sé. ¿Tal vez algo con un mínimo de tacto? Eso podría estar bien para
empezar en primer lugar. Ya no soy mas un niño, Bear.

—No —dice—. No lo eres.

—Tienes que empezar a entender eso.

—Lo hago —dice—. Más de lo que puedas saber. Todos los días me acuerdo
de ello. Decisiones hechas sin mi permiso. Las cosas sucediendo que no puedo
controlar. —Suspira—. Es una mierda.

—Así es la vida.

Su ojos brillan. —Esa no es nuestra vida. Siempre hemos hecho las cosas
juntos. Las decisiones tomadas en conjunto. Tomando los pasos juntos.

No dije nada.

—Entonces todas estas cosas suceden —continúa, comenzando a caminar—.


Anuncias al mundo que eres gay sin hablar conmigo primero. Consigues un novio. Te
enganchas a las benzodiazepinas. Casi repruebas la escuela. No te importaba lo que
yo decia o lo que decia Otter o Corey. Nadie.

—Lo hice —le digo—. Finalmente. Simplemente me tomó tiempo.

—¡No debería suceder! —suspira—. No debería suceder.

—Pero paso. No soy perfecto, Bear. Lo he jodido. Yo se esto, cometo errores.

—Pero siempre hablaste conmigo —dice—. Siempre. Y luego la mierda


comenzó a golpear el ventilador y yo no sabía nada. ¿Sabes lo que se siente, Chico,
encontrar todos esos frascos de pastillas vacías escondidos en tu habitación?
¿Sabes lo que me hizo a mí, sabiendo cuántos cientos de pastillas que habían ido en
el espacio de unos meses? —Sacude la cabeza con enojo—. Eso me mató y a Otter.
Nunca habia pasado por algo asi.

—Me he disculpado por eso —digo fríamente—. Muchas veces. No creo que
esta en mí continuar disculpandome. Se acabó. Estoy limpio ahora

—Lo sé.

—Sé que fue estúpido. ¡No sabía qué más hacer!


T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Fue por Dom —dice el Bear.

—Eso no es justo —le digo con voz ronca—. Eso no es justo y lo sabes. ¿No te
atreves a poner eso sobre él. Él no causó mis errores. Yo si.

—Sabes a lo que me refiero. Eso te mató, lo que pasó.

—Lo hizo. Pero eso no fue todo. Era una parte. Pero no todo.

—¿Y crees que las cosas van a ser diferente ahora?

No sé cómo hemos llegado a este punto. Se siente como que estamos en una
espiral fuera de control. La ira en mi pecho es blanco caliente y estoy luchando
para mantener la respiración. —Tú no eres mi padre. No importa cuan duro lo
intentes.

—Yo se eso —dice con impotencia—. Pero soy más que eso. Soy tu hermano.

—Entonces, ¿por qué sigues tirandome la mierda a la cara? Por qué no puedes
confiar en mí en esto?

—Porque te fallé —dice. Y con eso, la lucha parece que lo abandona. Sus
hombros se desploman y mira hacia abajo a sus manos—. Porque es mi culpa todo lo
que ocurrió. Todo lo que atravesaste después de que nos fuimos.

Suspiro. —Bear, no fue por ti, lo sabes.

—Tal vez si yo…

—No había nada que podrías haber hecho —le digo tan suavemente como
puedo—. Otter o tu. Esto fue algo que sucedió. Era algo que terminó. Me golpeo
hasta mi culo, pero recogi mis pedazos. Tu ayudaste. Siempre lo haces y no sé si
podría haberlo hecho sin ti.

Niega con la cabeza. —Sigo pensando... —Se detiene mientras sus voz se
quiebra—. Sigo pensando que habría sucedido, si te hubiera perdido, Yo…

—No lo hiciste.

—Me hubiera matado —dice, mirándome. Sus ojos son brillantes—. Si algo te
hubiera pasado, si sucede, si alguna vez lo haces, creo que podría simplemente
tumbarme allí y morir. No puedo. No sin ti. Jamas.

—Bear…

—Me hiciste prometertelo. ¿Te acuerdas? Hace mucho tiempo, me hiciste


prometer que siempre seriamos tú y yo. ¿Te acuerdas?
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Lo hago. Bear y Otter habían salido una noche. Tenía nueve años. Me quede
con la señora Paquinn. Podria haber estado bien y lo fue, por un tiempo. Pero
entonces algo me golpeó mal. Las pesadillas, malos sentimientos, malos algo y yo
estaba en la bañera antes de que me diera cuenta. Me desperté a la mañana
siguiente en la cama de Bear, Otter dormía junto a nosotros y le hice prometer. Le
dije que si algo le sucedia, me iba a morir. Al igual que él me dice ahora.

—Sí —le digo, mis ojos ardiendo—. Me acuerdo.

—Te prometí. — Está temblando.

—Lo sé.

—Lo dije en serio.

—Lo sé.

—Ahora, prometemelo.

No dudo. Por él, nunca lo haré. —Tú y yo Bear.

—¿Siempre?

—Siempre.

Toma una respiración profunda. Hago lo mismo. Lo dejamos salir.

—¿Se acabo? —Me pregunta.

No sé si alguna vez será, pero no sé lo que quiere decir en concreto.

—¿Qué?

—Con ella.

Sólo hay una "ella" que podría significar. —Sí —le digo—. Se acabó.

—Ella te lastimo —Ese fuego vuelve a sus ojos. Ese acero en su voz.

—No —le digo—. No se lo permitire. Yo... —Sólo me lastimé. Yo sólo me


permití sentirme de ese modo. Nada mas—. Esta perdida, Bear. Y no creo que
pueda ser encontrada. Nada ha cambiado. Pero…

—¿Qué?

—Conocí a Izzie.

Sus ojos se abren. —¿Isabelle?


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Asiento con la cabeza. —Bear, ella es... increíble. Ella es como yo. Más
inteligente, incluso. No sé si tengo incluso palabras para describirla. —Niego con la
cabeza—. No, retiro lo dicho. Es como nosotros. Ella es como tú y yo.

—No podemos... —Él está molesto.

—Lo sé. No hay nada... malo sucediendo. No creo. Ella no estaba herida. Pero
Julie nunca fue asi.

—Hay más de un tipo de abuso —murmura Bear y no puedo evitar sonreír.

—Le dije lo mismo a Julie.

—¿Ella escuchara?

—No lo sé. Bear, no podemos olvidarnos de ella.

—No hay mucho más que podamos hacer, Ty. Julie nunca nos permitira verla.

—Ella dijo lo mismo. Pero tiene que haber alguna manera, ¿no?

—Bear se encoge de hombros—. Podemos preguntar a Erica Sharp, pero no


sé que derechos pueden tener los hermanos cuando el padre todavía está
involucrado. Incluso uno con una historia como la de Julie McKenna.

—Se prometí a Izzie también. Al igual que a ti.

—¿Qué?

—Que no me olvidaria de ella.

—No lo haremos —dice—. Es solo que... no sé lo que podemos hacer.

Estamos tranquilos, cada uno perdido en sus propios pensamientos, y aunque


sé que va a ser duro y que va a poner resistencia, sé cual sera mi siguiente paso. Yo
sé lo que tengo que hacer para asegurarme de que puedo estar por mi cuenta.

Hombre, Van a odiar esto. Yo ya lo hago.

—Lo amo —le digo—. Dominic.

—Sé que lo haces —dice en voz baja.

—Al igual que tu amas a Otter. Es lo mismo.

Parece dudoso, pero no dice nada.

—Hay algo ahí para mí. Es inevitable.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Pero tiene a Ben y Stacey.

—Ben siempre vendrá primero. Yo sé eso.

—¿Lo haces? —Bear pregunta—. Ty, él es padre. Un padre. Él estaba casado.

—Y tú estabas con Anna antes de Otter. Lo único que es diferente es que


tienen un hijo.

—Tiene necesidades especiales, Ty, —Bear dice en voz baja—. Lo amo y él es


maravilloso, pero la cantidad de trabajo que va en eso...

—No voy a intervenir y ser un padre —le digo.

—Pero tendrías que hacerlo —dice—. Eventualmente. Si dura.

—¿Bear?

—¿Sí?

—¿Cuando supiste que Oter era para ti?

Él parece sorprendido por la pregunta. —No lo sé. Supongo que fue cuando
regresó, aunque fue más allá de eso. Ahora lo sé. Siempre había algo allí. Sólo tenía
que admitirlo ante mí mismo.

—¿Pero cual fue el momento exacto?

Suspira. —Después de que ella regresó. Cuando nos amenazó. Cuando rompí
con Otter. La mirada en su cara. Yo... su corazón se estaba rompiendo, nunca quiero
ver eso de nuevo. Así que cuando estaba diciendo adiós, fue entonces cuando lo
supe. Cuando pensé que todo había terminado.

—El día que nos fuimos a Nueva Hampshire —le digo—. Cuando tuve que
decirle adiós a Dominic. Ese fue el día para mí.

—Mierda —Bear dice, su voz llena con desdén—. Somos iguales.

Resoplo. —¡Guau!. Gracias por hacer que suene horrible. ¡No está tan mal!

—¿Estás loco? —Casi estaba gritando—. ¿Sabes algo de la mierda que he


hecho? Si somos parecidos, eso significa que vas a hacerlo también.

Me quejo. —Por favor, no pienses en eso. No quiero saberlo.

—Pero yo he dejado Otter...

—¡Bear! ¡Demasiada informacion! A menos que quieras que te diga lo que Dom
hizo…
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Él palidece. —Cierra la boca en este mismo segundo.

—¿Crees que Otter y Dom están hablando mierda de nosotros?

Suspira. —Probablemente. Somos un poco... neuróticos.

—No sé si eso incluso empieza a describirnos.

—Tenemos que empezar por alguna parte.

—¿Estamos bien? —Le pregunto.

Se ríe con voz temblorosa. —Sí, Chico. Lo estamos. Aunque ¿por qué tengo la
sensación de que esto no ha terminado?

—Porque no lo ha hecho.

—No me va a gustar esta parte, ¿verdad?

—Dom dijo lo mismo.

—Entonces estás jodido.

—Probablemente —estoy de acuerdo—. Pero tengo que...

—¿Tienen que escuchar esto? —Pregunta, haciendo un gesto con la cabeza


hacia el patio trasero.

Asiento con la cabeza. —Esto podría terminar mas rapido—.Él me mira por un
momento y es como mirarse en un espejo. Se vuelve y se dirige hacia la puerta del
patio. Antes de que desaparezca de la vista, se detiene. No se gira hacia mi, pero
puedo oírle bien.

—Estoy orgulloso de ti —dice mi hermano—. Más de lo que jamas pueda


expresar. Pase lo que pase, quiero que lo sepas.

—Lo sé —le digo.

—Sólo recuerda tu promesa. ¿Si? Lo que sea que hayas decidido hacer. Por
favor. Eso es... eso es todo lo te pido.

—Tu y yo. Eso nunca va a cambiar, Papá Bear. —Y no lo hará. Nunca lo


permitire.

Él asiente con la cabeza, al parecer satisfecho. Luego se ha ido. Y espero que


entren de nuevo, preguntándome cómo voy a decir lo que tengo que decirles. Mi
familia. Mi hermano. Mi casi-padre. El amor de mi corta, aunque muy complicada
vida. Va a ser difícil. Pero entonces decir adiós siempre lo es.
T.J. Klune El Arte de la Respiración
T.J. Klune El Arte de la Respiración

28

Cuando Tyson respira

Seis Semanas Después

Caminamos a lo largo de la pequeña sección de playa, Dom y yo. Mano con


mano, porque así es cómo estamos ahora. Y pienso que esto es cómo estaremos
después, una vez que aclare mis ideas. Tomará algo de trabajo, pero ahora estoy
motivado. No solo por él. Por mí mismo.

No le he dicho que lo amo, pero creo que lo sabe. Tiene que. Apenas puedo
contener mi cara cada vez que dice mi nombre. Cada que sus labios encuentran los
míos. Su piel contra la mía. La sensación de mis latidos bajo su mano. El juego de la
luz de la mañana contra su espalda desnuda. La áspera barca oscura de varios días
en sus mejillas. La forma en que sonríe. La forma en que me hace sonreír. Él lo sabe
también. Aun si no puedo encontrar la fuerza para hacerlo, tiene que saberlo. Le
pertenezco seguramente de la misma manera que él me pertenece a mí. Estoy
reuniendo mi valentía.

El viento es frío esta mañana. Las olas son blancas y agitadas. El cielo está
nublado, con un poquito de sol y azul asomándose antes de ser cubiertos otra vez.
La niebla se disipa. Las gaviotas gaznan por encima cuando caminamos a través de la
arena. Las huellas que dejamos atrás están cercas unas de otras. Grandes y más
pequeñas. Como han estado siempre.

Él dice —Esto va a ser duro.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Yo digo —Lo sé.

Y caminamos.

El viento azota alrededor de nosotros, enroscándose en nuestras piernas y


brazos y a través de mi cabello. Me acerco a él. Está tibio. Mi cabeza golpea su
hombro. Huele bien.

Dice —No tienes que hacer eso.

Sonrió, —Si tú lo dices.

—Yo solo…

—Lo sé.

—Pero…

—Dom.

Un barco, en el mar. El son alcanza su blanca vela y destella brillantemente.

Estoy al borde de algo aquí. Un precipicio. Volaré o me caeré. Podría ser


cualquiera, porque algunos días son más difíciles que otros. No hay una cura mágica,
no importa lo mucho que la desee. Bear no puede arreglarme. Otter no puede
arreglarme. Dom no puede arreglarme. Y es injusto el pesar que ninguno de ellos
podría. Yo puedo hacerlo. Chicos tontos. Ellos insisten que no estoy estropeado. Y
tal vez no lo este. Tal vez es algo tan simple como estar despistado. Tal vez nunca
llegue a ser exactamente cómo quiero ser. Tal vez me estrellaré y me quemaré y
todo lo que conozco y amo se caerá alrededor de mí. Pero no puedo saberlo hasta
que salte. Y no puedo ser quien quiero ser por ellos hasta que lo haga. ¿Es egoísta?
No lo sé. Tal vez.

Probablemente.

— ¿Qué pasa si no quieres volver? —Me pregunta. Deja ir mi mano y envuelve


su brazo alrededor de mi hombro, poniéndome cerca.

—Lo haré. —Trato de no dejarlo saber que estoy temblando.

— ¿Cómo lo sabes?

— ¿Me amas? —Qué raro, eso. Ser capaz de preguntar eso en voz alta y
saber la respuesta aun después de decirla.

—Sí.

—Esa es la razón por la que lo sé.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

La arena es cálida bajo mis pies. Piso una concha y pellizca mi piel. Más
adelante, veo un cometa volando alto en el cielo. Es verde. Pero no puedo distinguir
quién lo está volando. Ellos aún están muy lejos. Me imagino que es un niño pequeño
con su madre y que no hay nada más, nada más que este día soleado, el sol, el cielo,
el cometa y el uno al otro. Eso es lo que más les importa en este preciso momento.
Esas pequeñas y monumentales cosas.

— ¿Qué dijo Corey? —Me pregunta.

—Qué estaba loco. Y eso es decir poco.

—Lo estás. En la mejor forma posible.

Esto se está haciendo más duro con cada paso.

—Solo tú pensarías eso. —Digo, luchando por mantener aún mi voz.

—Probablemente. —Concuerda.

No estaba feliz conmigo.

—No sé quién de nosotros lo está, —dice Dom honestamente.

— ¿Entiendes por qué?

—Estoy tratando.

—Eso es todo lo que pido.

Damos un paso sobre el lugar donde Bear y Otter se casaron. Damos un paso
sobre el lugar donde la Sra. Paquinn fue hacia el océano. Donde Bear esperó por
Otter y en lugar de eso recibió una llamada. Donde encontré a Bear ese día hace
mucho tiempo, por sí mismo, sus brazos enroscados en sus rodillas ya que pensó que
todo había terminado. Hay historia ahí. Muchísima historia. Me detengo, solo por
un momento. Dom no lo cuestiona. Inhalo. Y exhalo.

Entonces él me besa. Duradero y dulce. Su nariz choca con la mía. Traza mis
mejillas con sus pulgares. Mi corazón corre en mi pecho. Hay estrellas. Muchas de
ellas. Alumbran brillantemente. Para mí y para él.

Eventualmente, me aparta.

Él dice, —No puedo

—Hay aún tiempo, —le digo—. No mucho, pero el suficiente.

Llegamos en lo alto de una pequeña colina cerca de nuestra playa. Puedo ver a
los que vuelan el cometa. El cometa es verde y vuela alto. Y esa no es mi madre y
T.J. Klune El Arte de la Respiración

yo. Claro que no. es un chico joven con un chico más grande y el viento lleva consigo
sus risas. El más joven estira su cuello hacia atrás y observa el cometa por
encima. El más grande observa al pequeño. Tiene una sonrisa en su rostro. Deja
caer su mano hacia el hombro del pequeño. Ellos ríen otra vez. Me pregunto si son
hermanos. Eso espero.

Ellos nos dicen hey cuando los pasamos. Decimos hey de regreso.

El mayor dice, Necesitamos movernos o llegaremos tarde al trabajo.

El joven dice ¡Ah, hombre! ¿No podemos volar solo un rato más? ¡Mira que
alto es esto, Mal!

El mayor ríe, Sí. Lo es. Está bien. Tal vez solo un poquito más.

Definitivamente son hermanos.

—Bear no está feliz, —dice Dom.

—Solo está preocupado. Eso es lo que tienen. Tienen otras cosas en las cuales
enfocarse.

— ¿Han encontrado a un sustituto?

—No. pero lo harán. Ahora que Bear verdaderamente lo quiere, es solo


cuestión de tiempo.

—Ben te extrañará.

Hago un gesto de dolor. Esta es la parte más difícil. Él y yo nos hemos vuelto
cercanos. Su rutina…

Dom sacude su cabeza. —Le tomará tiempo. Eres parte de él ahora. Irá bien.

Espero que esté bien.

Se está haciendo tarde. No tengo mucho tiempo para decir lo que quiero
decir. Parece insignificante. Trillado, incluso. Después de todo lo que este hombre
ha hecho por mí, y todo lo que me permite hacer para encontrarme a mí mismo sin
mucha/tanta palabrería, debería haber más. Debería estar dándoselo todo.

Pero no pudo.

Algún día.

Por ahora, sin embargo, espero que esto sea suficiente.

— ¿Dom? —Oh Dios. Cuánto se quiebra mi voz en su nombre. Cuánto mi


garganta se cierra.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Él deja de caminar. Se voltea hacia mí. Es grande. Es muy muy grande.

—Ty, —dice, y este es Dom. Dominic. Ese perdido y solitario chico quien
encontró a un asustado, precoz Chico y le mostró cómo respirar otra vez. Le debo
todo.

—Yo… solo…

—Dilo, —susurra.

Él merece escucharlo de ti. Y…

Él me besa. El resto de mis palabras se pierden con él.

Y entonces me agarra fuertemente. Como si fuera un tío pequeño. Como si


necesitara protección del mundo que nos rodea. Como si nuestros corazones se
rompieran con cada segundo que pasa. Y lo retengo como si todo esto es verdad y
es la única manera que las cosas serán.

Es inevitable, después de todo.

Oregon A New Hampshire.

Tres mil millas.

Me tomará cuatro o cinco días. Tal vez seis, si me tomo mi tiempo.

Y podría.

Limpio mis ojos. Sujeto el volante.

Momentos después, paso una señal:

¡AHORA DEJA SEAFIRE! ¡VUELVA PRONTO!

Solo lo hago a la frontera de Oregon/Idaho. Los temblores en mis manos han


empeorado y estoy teniendo problemas para respirar. Estoy suplicando por aire al
tiempo que me lanzo a abrir la puerta del cuarto de hotel. Mis piernas chocan
contra una silla. Me ordeno respirar y respirar y ¡sólo jodidamente respirar! Es
gracioso, de verdad. El pánico no ayuda cuando estás en las garras de un ataque de
pánico, pero eso es todo lo que puedes hacer. El pánico es todo lo que conozco. Me
T.J. Klune El Arte de la Respiración

deslizo sobre el borde de la bañera y golpeo mi cabeza en el grifo, y estrellas,


estrellas, estrellas otra vez, y son tan brillantes y ruidosas y cómo gritan.

Me quedo en la bañera el resto de la noche.

Cerca del amanecer, me quedo dormido y sueño con Dominic.

Él me sonríe y puedo respirar.

Me siento en el estacionamiento del hotel en este pequeño pueblo de Idaho


cuyo nombre no conozco. El oeste es hogar. El este es incierto. Hay mensajes en mi
celular, diciendo cosas como: La llave esta debajo de la alfombrilla, tú loco HDP
(Corey) y No compres drogas a los camioneros a menos que sean buenas drogas
(Creed) y Asegúrate de llamarnos cuando llegues (Anna). Hay otros y los leo todos.

Salvo al menos tres de ellos.

Otter: Ya te extraño. Es tan silencioso aquí. Llámame cuando puedas.

Bear: Ya te extraño. Llámame todos los días. Quizá dos o tres veces al día.

Y el último. Dom. Cuatro palabras, y las leo una y otra vez y otra vez de nuevo.
Unos minutos después, guardo el mensaje y me dirijo al este.

Llego más lejos el segundo día. Grand Island, Nebraska. Es bonita. Y plana.

Me siento en una cafetería cerca del hotel. Es tarde. Soy el único aquí.
Aparentemente el cocinero sabe cómo hacer gofres veganos. Su nombre es
Abraham. Me dice que lo llame Abe. Él es divertido.

Me siento en un reservado. El menú tiene imágenes de comida. Me recuerda al


lugar en donde Bear solía trabajar hace un tiempo. Trato de resistir, pero aun sé
que es inútil. Tomo mi celular y pongo el mensaje de Dom, aun si sé lo que dice.
Toco las cuatro palabras. Solo una vez más.

— ¿Qué estás mirando? —La mesera me pregunta. Su nombre es Estelle


(Llámame Este) y ella es la única que trabaja aparte de Abe—. Luce como si te
doliera —Frunce el ceño en preocupación.

Me encojo de hombros y alejo el celular. —Solo un texto.

Me da un vaso de jugo y tarta. —Las cosas que te lastiman no deberían


mantenerse alrededor —dice ella.

—Está bien, —le digo—. Duele de una buena forma.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Asiente como si supiera que quiero decir, y pillo su mirada hacia Abe en la
cocina. Ríe con arrepentimiento. —Entonces está bien —dice este—. Los gofres ya
vienen. Lucen muy buenos. Sorpresivamente.

Los gofres resultan estar muy buenos ciertamente.

No sé qué pasa en el tercer día. En un minuto estoy bien, mejor de lo que he


estado en los días anteriores. Al siguiente minuto, veo o escucho algo (no sé, no sé),
y de repente, estoy inundado por Dominic. Puedo escucharlo, sentirlo, olerlo. Él ríe
en esa voz quebrada. Gime mi nombre. Me pregunta por qué estoy siguiendo a las
hormigas, y entonces dice adiós. Veo la mirada en su cara, las líneas alrededor de
sus ojos. La sensación de su pelo bajo mis dedos. La manera en que la luz del sol a
través de la ventana juega en toda su cara mientras duerme junto a mí. Todo es él,
él, él, y su voz se superpone en mi cabeza, y todo lo que nunca le he dicho empieza a
sonar en mis oídos, y creo que explotaré. Creo que explotaré por la fuerza de todo.

Y a través de todo esto vienen las cuatro palabras otra vez, y en el lado de
una autopista de dos carriles en medio de la nada, me aferro a ellas tan
fuertemente como puedo.

En el cuarto día, estoy en Girard, Pennsylvania, cuando le llamo.

Escucho su contestador, como sabía que seria. Él está en el trabajo.

Soy Dominic Miller. Déjame un mensaje y te llamare después. Cierro mis ojos
al sonido de su voz.

El teléfono pita en mi oreja.

—Soy yo, —digo. Sale oxidado. Aclaro mi garganta—. Casi allí. En Pennsylvania.
Yo… estoy en mi segunda suposición a mí mismo otra vez. Pero eso es lo que hago,
supongo. Sé que esta es la decisión correcta. Tiene que ser. Tengo que asegurarme
que puedo estar de pie por mí mismo. Necesito saber si puedo hacer esto. Y yo…
Mierda. Recibí tu mensaje. Siempre sabes que estoy tratando de decir, ¿no?
Siempre. Y pienso que siempre lo harás. Vale. Me voy. Yo… te hablaré pronto,
¿vale?

En el quinto día, justo cuando el sol comienza a salir, llego de nuevo a


Hanover, New Hampshire. Dejo el SUV en el estacionamiento del viejo
apartamento de Corey me encamino a las escaleras.

Las llaves están en donde dijo que estarían: bajo el tapetillo. Su anterior
compañero de piso (y ahora el actual) las dejo ahí antes de irse de la ciudad. Unas
pequeñas vacaciones antes de que la escuela empezara de nuevo. Rob es un buen
chico. Esto estará bien.

Abro la puerta de mi nuevo hogar.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Está limpio. Hay flores en la mesa de la cocina. Una nota de Rob. Es lindo.

Pasado mañana, me encontraré con mi nuevo consejero en Dartmouth, para


averiguar los siguientes pasos.

¿El día después de eso? bueno, supongo que nos veremos.

Ahora estoy aquí. Ese es el primer paso.

Y lentamente (pero seguro), recobraré la postura de nuevo. No hay opción.

Aquellas cuatro palabras.

Yo también te amo.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

29

Tyson y Dominic

Cuatro Meses Después

─ ¿Seguro que no quieres follar? ─Rob me pregunta desde la puerta usando


nada más que una estratégicamente posicionada toalla, los rizos de su pubis contra
la tela blanca y tengo que resistir el impulso de rodar mis ojos.

─Estoy seguro, ─le digo, volviendo a mi portátil─. Pero gracias por la oferta y
todas las anteriores que han venido antes que esta. Tu persistencia es
alarmantemente histérica.

Se encoge de hombros. ─Me gusta follar.

─Por lo que he oído ─le digo─. Repetidamente, a través de las paredes. No


creo realmente ser tu tipo, de todas formas. Yo no soy un atleta de fraternidad
musculoso con una cerveza en la mano y una expresión confusa en su rostro.

─La universidad es todo sobre experimentación. ─Se frota una mano sobre su
pecho y pellizca su pezón─. Me gusta experimentar.

─Entonces deberías ser un científico ─le digo─. Tengo que estudiar para
finales y un novio que es por lo menos ocho veces tu tamaño.

Rob suspira mientras se sienta en mi cama. Bueno, vieja cama de Corey. La


toalla le ajusta y un muslo atiza a través, al igual que sus bolas. Bendito sea por
intentarlo. ─Dom ─dice─. Este realmente magnífico ejemplar de hombre que ni
T.J. Klune El Arte de la Respiración

siquiera dejas que venga a visitarte. ¿Qué clase de relación es esa?

─Es lo que necesito ─le digo, o quizás necesitaba. Creo que las cosas han
cambiado. Creo que estoy cerca de estar listo. No lo sé. Tengo que terminar este
semestre y luego pensaré en lo siguiente. Voy a ir a casa para Navidad y
empezaremos desde allí. Tengo algunas ideas, pero son solo eso: ideas. Es un
comienzo. Él entiende. ─La paciencia de un santo, esa. Al menos eso espero. Si no
es así, estoy totalmente jodido.

─Pero ¿qué pasa con el sexo? ─Me pregunta, exasperado.

─No siempre se trata de sexo ─le recuerdo.

─Bueno, debe ser en parte sobre el sexo ─dice─. Y tú no has tenido nada
desde que estas aquí.

─ ¿Significa la monogamia algo para ti? ─Pregunto, frunciendo el ceño al


trabajo de investigación escrito en la computadora. Había usado las palabras "poco
profundo y mórbidamente pedante" para describir a Shakespeare. No creo que eso
vaya a conseguirme una A. Tal vez mi mala poesía podría. Si el viejo Will puede
convertirse en famoso por hacer creer a la gente que: dos ñoños catorce-añeros se
enamoran en tres días y luego se suicidan, es una historia de amor, entonces puedo
escribir más malos poemas sobre Santa/Satanás y hacer que sean considerados
clásicos. No puede ser tan difícil. Realmente debería pensar en la publicación de
mis obras para la posteridad y las masas para que disfruten en los milenios por
venir. El Tao de Ty. (El camino de Ty).

─Seguro que sí ─dice Rob─. Nada de bueno. Es como oír que tienes herpes.

─No creo que sea exactamente así.

─ ¿Así que... Ninguna mamada?

─Ninguna mamada.

─ ¿Una masturbada?

─Calambres en la mano.

─ ¿Te quedaras allí mientras yo hago todo el trabajo?

─Saltaste directo de la parte tentadora y fuiste directamente a lo


espeluznante. Felicidades. ─Suspira de nuevo─. Sabes, nunca es así de duro con
nadie más y me refiero en el modo sucio también.

─Asqueroso, halagador, pero asqueroso. Tal vez deberías dejar de colgarte


T.J. Klune El Arte de la Respiración

de personas que son así de fáciles.

─No se trata de la persecución ─dice con una sonrisa maliciosa─. Se trata de


la cantidad de sexo.

─Yuck.

Mi computadora timbra y luego la pantalla se llena de Corey y Sandy, uno al


lado del otro. Parecían asquerosamente satisfechos de sí mismos por algo. Esto no
puede ser bueno. ─Hola muñeca ─Sandy dice calurosamente─. Oh bien ─dice
Corey─. Nada ha sucedido todavía.

Arqueo una ceja. ─¿Con Rob?

─¿Rob? ─Corey suena confuso─. ¿Qué pasa con Rob?

─Esta casi desnudo en mi cama pidiéndome tener relaciones sexuales con él.

Corey palidece un poco. ─Eso es... No es el mejor momento.

─Nunca lo es. ─Estoy de acuerdo─. ¡Estoy tan solo! ─Rob se lamenta, como si
él no acabara de venir de lavar el olor del tipo al azar que se escabulló de su
habitación esta mañana.

─Desfile de teinkies ─dice Sandy─. Es como si estuviéramos en una fábrica


de huéspedes.

─Yo no soy un twinkie ─digo con el ceño fruncido.

─Sí, lo eres, ─los tres dicen a la vez.

─Bastardos.

Rob se levanta de la cama y deja caer su brazo alrededor de mi hombro. Su


piel está todavía húmeda. Hábil. Ello no hace absolutamente nada en mí. Bendito su
corazón por haber intentado, sin embargo.

─Está nevando afuera ─le digo a Corey, haciendo caso omiso de Rob─.
Déjame adivinar. Están en 32 grados allí.

─Son 24 grados, pero eso no importa. Rob debe irse.

─Puedo manejarlo ─le aseguro─. Él no es tan grande.

─Bueno, eso no magulla mi ego ni nada ─murmura Rob, apretando mi hombro.


Es asombroso que esa toalla aun le esté colgando. La gravedad no debe saber cómo
manejar su ridículo intentó de seducción.

─Esto es como ver uno de esos sitios de pago-porno ─dice Sandy─. Como si
T.J. Klune El Arte de la Respiración

yo pudiera escribir lo que quisiera que hagas y luego lo harías.

─¿Se puede hacer dinero con eso? ─Rob pregunta, repentinamente


interesado─, decenas y decenas de dólares ─dice Sandy─. Y toda la notoriedad que
puedas manejar.

─¡Oh! ─dice Corey ─podrías irte, porque ya sabes sobre esa cosa...

─¿Que dices, Ty? ─Rob me pregunta, cerca de mi oído─. ¿Quieres montar un


espectáculo para ellos?

─Tu aliento todavía huele a semen ─le digo─. Eso no puede ser saludable.
Cepillarse los dientes después de deglutirlo es buena higiene─. La computadora
timbra de nuevo, no esperaba nadie más. Extraño. Hago clic en el cuadro que
parpadeaba.

Anna y Creed aparecen en la pantalla junto a Corey y Sandy.

─Bueno ─dice Anna, ladeando la cabeza─, esto no es lo que esperaba.

─¡Mis ojos! ─Creed gritó─. ¡Están llenos de la carne desnuda de un chico


universitario y no estaba preparado! ¡Cómo se queman! ─Se cubre la cara con las
manos y se mece adelante y atrás.

─Estoy haciendo porno a pagamento ─Rob les dice─. Escribe lo que quieras y
lo haré.

Creed comienza a golpear el teclado. ─¡Quiero que te vayas!

─Interesante ─dice Rob─, llegó el momento, quieres que deje caer mi toalla.

─ ¡No! ─Todo el mundo gritó.

─Creed ─le digo a modo de saludo─. Anna. ¿Cómo están?

─Solo llamaba para decir hola ─dice Anna.

─Uh, está bien. Hola.

─Enlázanos con ellos ─Corey me dice y ahora sé que pasa algo. Conecto las
llamadas de manera que todo el mundo puede ver a los demás.

─ ¿Qué hiciste? ─Pregunto a Corey.

─Yo no hice nada ─dice, el grande y gordo mentiroso.

Observo a cada uno de ellos.

─ ¿Está él usando ropa interior? ─Creed pregunta, mirando a través de sus


T.J. Klune El Arte de la Respiración

dedos.

─No ─Anna le dice─. Y creo que tiene un piercing.

─¿En serio? ─Creed pregunta─. Casi quiero ver.

─Puedo mostrártelo ─Rob le ofrece─. Es un príncipe Albert 65 ─¿Esto es a lo


que mi vida ha llegado? ─Creed dice─. ¿Preguntando para ver penes en Internet?
Dios mío. ¿Cómo sobrevivirá JJ sabiendo que su padre es un observador de pollas?
Voy a ser como Bear y Other.

Mi computadora timbra de nuevo. ─Hablando de eso ─murmuro─. ¿Qué es lo


que han hecho todos ustedes?

Todos ellos me sonríen. Mi corazón se hunde.

Bear y Otter aparecen en la pantalla. Suspiro y los conecto con el resto.


─Chico ─Bear dice─, acabo de darme cuenta que no había visto esto... Eh, ¿Tyson?

─¿Sí, Bear?

─¿Por qué hay un hombre desnudo parado a tu lado?

─Príncipe Albert ─dice Anna.

─Podría ser gay ahora ─Creed suspira.

─Espectáculo de sexo en vivo ─dice Sandy.

─Debido a que este es el tipo de cosas que me pasan a mí ─le digo a Bear─.
Me gustaría poder encontrarlo difícil de creer ─dice Otter─, pero he vivido con
vosotros por mucho tiempo.

─Esto va a ser un choque de trenes ─dice Corey─. Rob, si valoras tu vida, te


iras lo más rápido que puedas.

─No me asustas ─dice Rob.

─Lo estarás ─Otter y yo lo decimos al mismo tiempo, tratando de sonar como


Yoda. En cambio, el sonido fue como si estuviéramos recibiendo nuestros primeros
enemas.

─Malditos Star Wars ─murmura Bear─. Esas películas los han arruinado a
ambos.

65
N.T: Piercing en los genitales.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

─Cierra la boca ─dice Otter con el ceño fruncido.

─Tan divertido como esto es ─les digo a todos─, en serio, muy divertido,
pero ¿por qué todos ustedes me están molestando? Tengo que estudiar para los
finales. ─No que tenga que hacer mucho para estudiar. “Soy como Stella, encontré
mi paraíso personal66” en la mayor parte. Y eso podría ser la cosa más gay que he
dicho alguna vez aparte de la vez que felicite a Dom por su pene. Uff.

─Solo... Quería ver como lo estabas haciendo ─dice Bear, apartando los
ojos─. Que hacías y cosas así.

Otter suspira. ─¿Nunca puedes ser sutil acerca de una sorpresa, verdad?

─Soy la definición absoluta de sutil ─Bear dice, de alguna manera logrando


mantener una cara seria, incluso con toda la mierda que acababa de arrojar.
Sutileza y Bear Thompson no van juntos.

─Tengo que comprarte un diccionario para Navidad, porque no estoy seguro


de que sabes lo que esa palabra significa. ─Otter me guiña el ojo.

─¿Te estás burlando de mí? ─Bear pregunta, sonando apropiadamente


indignado.

─Ni siquiera soñando.

─Te voy a patear en los...

─Sin violencia doméstica ─le digo, interrumpiendo a Bear antes de que pasen
treinta minutos con él empezando a amenazar a Otter pero de alguna manera
terminan discutiendo los méritos del queso rallado. Sabes tan bien como yo que no
sería tan difícil para él llegar alli─. ¿Qué sorpresa se supone Bear debe ocultar?

─Yo ─una voz dice detrás de mí y cierro los ojos. Mi corazón tiembla y tengo
que recordar cómo respirar, debido a que he aprendido de nuevo. Realmente lo
hice. He tardado cuatro meses... y tal vez no tenía necesidad de hacerlo. Ese es el
truco. Tal vez no necesitaba alejarme en absoluto. Tal vez podría haber encontrado
una manera de hacerlo en mi proprio entorno, rodeado de los que amo. Hubiera sido
posible y seguro como la mierda habría ahorrado todo un infierno de un montón de
angustia.

Ustedes probablemente van a estar enojados conmigo, yo les había dicho.


Bear y Otter. Dom. El día que regresamos del viaje por carretera. Y es probable
que no vas a querer que esto suceda, pero creo que tiene que. Todos ustedes son

66
N.T: Titulo de una película para chicas.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

todo para mí. Siempre lo han sido. Pero tengo que asegurarme de que puedo hacer
esto por mí mismo. Necesito asegurarme de que Bear... Lo sé, solo déjenme
terminar. Por favor.

Voy a volver a Dartmouth, solo. Voy a demostrarles a todos lo que puedo ser.
Voy a mostrarles a todos lo que soy realmente capaz de hacer. Voy a hacer algo por
mí mismo porque quiero que todos estén orgullosos de mí. Sé que ya lo están, pero
quiero asegurarme de que soy merecedor de ello. Han hecho mucho por mí. Todos
ustedes. Es hora de que haga lo que pueda por ustedes y eso comienza conmigo
mismo.

Y así lo hice. Salí de las sombras de mí mismo. ¿Ha sido perfecto? Por
supuesto que no. Viendo a tus seres queridos a través de una pantalla en lugar de
en persona es una mierda. Me giraba para decir algo a Bear y él no estaba allí. Solo
el espacio vacío y el momento en que habló con él, días más tarde y desgastado,
estaba tan aliviado de verlo que cualquier otro pensamiento que tuve es olvidado.

Bear, sé que esto va a ser difícil para ti, será difícil para mí. Alejado de
todos, has sido tú quien ha estado allí para mí. Cada día, los buenos y los malos y
aquellos en los que pensábamos que no íbamos a hacerlo. Pero lo hicimos. De alguna
manera lo hicimos.

Entonces habría alguna vieja película de ciencia-ficción en la televisión


mientras cambio a través de los canales y me encuentro a punto de llamar a Otter,
para decirle que venga a verlo conmigo, así podremos hacer bromas sobre los
efectos especiales, la sobreactuación, por cada serio escavo de vibra en blanco y
negro y la paranoia de la posguerra fría en forma de arañas gigantes que atacan
Nueva York.

Otter, has hecho más por nosotros que nadie. Nos protegiste, nos cobijaste,
nos mantuviste juntos cuando todo lo demás amenazó con rompernos. No sé si lo
habríamos hecho sin ti, o, si pudiéramos, si hubiéramos conocido jamás la felicidad
como lo hacemos ahora. Somos lo que somos por ti. Ninguna cantidad de
agradecimiento nunca podrá demostrar cuánto significa para mí.

Luego estaba él. Siempre él. Cada pequeña cosa que vi o escuché o hice me
recordaba a él. Era mi primer mes en New Hampshire otra vez, cuando yo era
apenas un niño que alberga un brillante y aplastante anhelo por mi mejor amigo y
sabía que nunca sería mío. Cuatro años más tarde, sin embargo, él era mío y ese
largo y aplastante anhelo se había convertido en algo más profundo, más maduro,
más maravilloso. Dominic Miller era amado por mí de una manera que nunca había
amado a nadie antes. Pero no era suficiente. No ameritaba solo ser amado, merecía
ser apreciado y yo quería ser el que lo apreciara.

Duele. ¿Equivocado? Probablemente. ¿Egoísta? Sí. Eso también.

¿Necesario?
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Creo que sí.

Dom, yo...

─Bear, Otter, ¿Pueden darnos un minuto? No hizo nada para disimular su


enojo.

Bear me había mirado pronto para protestar, pero Otter se lo llevo.

Dom discutió conmigo entonces. De una manera que nunca había visto de él
antes. Ferozmente. Amargamente. Dijo que estaba corriendo de nuevo. Que yo
estaba huyendo y esta vez no iba a volver, que probablemente ni siquiera miraría
atrás. Los abandonaría (a él) todo atrás y me olvidaría de ellos (de él),
probablemente nunca realmente los necesite (a él). Entendí que sus palabras nacían
de la desesperación, eran lo que realmente pensaba, pero todavía me golpearon
como un martillo en el pecho. Dominic, mi grande, sólido Dominic, estaba asustado.

Como si pudiera alguna vez realmente dudar de cómo se sentía acerca de mí.
Como si pudiera pensar nunca nada más que la verdad.

─Dom, ─le dije─. No va a ser así.

─Lo será.

─No, no esta vez.

─ ¿Cómo es esto diferente?

─Porque lo sé ahora.

─ ¿Qué?

─Que esta es mi casa.

─Siempre ha sido tu hogar.

─Tal vez, ─le dije─. Pero tú también lo eres.

La ira lo dejó tan rápido como había llegado. Lo que quedó fue una derrotada
resolución.

─No puedo hacer esto de nuevo, ─dijo finalmente y mi corazón se detuvo en


mi pecho.

─ ¿Qué?

─Perderte, no otra vez, nunca más, me matará. ─Su voz se quebró y tuve que
contenerme para no colapsar─. Casi lo hizo. No puedo dejar que eso suceda de
nuevo. Quiero que vayas, debido a que es por ti. Es lo que hay que hacer. Es la única
T.J. Klune El Arte de la Respiración

cosa por hacer. Y no es justo, lo sé, pero estoy de pie delante de ti ahora, diciendo
que quiero que te quedes. Porque eso es por mí. No puedo perderte, Ty. No puedo.

Me puse de puntillas y lo besé brevemente. ─No vas a perderme, le dije─.


Porque yo no estoy perdido. Ya no.

─¿Entonces por qué?

─Para poder estar a tu lado.

─TY...

Cállate. Todavía hay tiempo.

Y allí estaba, a pesar de que pasó más rápido de lo que cualquiera de nosotros
quería.

Me despertaba y él estaba durmiendo a mi lado.

Estaba leyendo Un mundo feliz (Aldous Huxley) y sentía sus dedos en mi


cabello.

Él riendo, ese sonido roto, oxidado.

Su mano en la mía, con los dedos entrelazados.

Apareciendo sobre mí cuando lo llamaba por su nombre, mi cabeza


meciéndose, sus labios contra mi cuello. Sosteniéndome cuando la tierra tembló
debajo de mí porque desperté de un sueño donde Julie se había llevado la Sra.
Paquin lejos de mí. Traté de decirle que era real, todo era tan real y la cometa voló
tan alto, pero no pude conseguir que el aire fuera más allá de la garganta y los
pulmones. Frotó mi espalda mientras me susurraba en mi oído. Él dijo: Yo estoy
aquí, te prometo que todo va a estar bien, respira Ty. Solo respira. Puedes hacerlo
porque es lo que eres. Eres más grande que esto. Eres más fuerte que esto.

Y lo era. Por un momento. Por él.

Dartmouth accedió aceptarme nuevamente. En periodo de prueba, por


supuesto. Vas a tener que ser ejemplar, el consejero me advirtió. Un paso en falso
y te vas.

No lo habría. No esta vez.

La fecha se acercaba.

─Voy a ir a verte, argumentó.

Negué con la cabeza. ─No. Tengo que hacer esto. ¿No lo entiendes?
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Él podía. Yo sé que él podía. Pero él dijo: ─No, no, Tyson. No puedo. Estás
siendo ridículo. Sé qué piensas que necesitas irte y eso está bien. ¿Pero cortar con
todos?

─No lo hago, ─le dije─. Podemos hablar todo lo que quieras. No estoy
cortando con todos. Estoy pidiendo una oportunidad de dar un paso por mi cuenta.

Y así como así, el tiempo se fue.

Hasta que me fui.

Esas cuatro palabras. Él sabía, de alguna manera, lo sabía. Siempre lo hacía.

He tenido días buenos en los últimos cuatro meses. He tenido días malos.
Tuve un día, provocada por nada más que un fugaz recuerdo (un golpe en la puerta y
ella está allí, diciendo: ¡Hola, Tyson! ¡Hola, estoy aquí! ¡Te he echado de menos y
estoy aquí!) Eso provoco que me agarrotara y luchara por respirar. No hay bañera
en el apartamento, es por eso que me mudé aquí.

Terminé debajo de la cama ese día. Pasó, ya que estas cosas pasan.
Finalmente, pude respirar.

La terapia ayudó. Ahora que soy capaz de hacerlo. Es fácil tener que contar
mis problemas. La parte difícil es encontrar una manera de solucionarlos.

Probablemente ayudó que empecé a escuchar. Nunca subestimes el poder de


dar. Confía en mí cuando digo que hace maravillas.

No hay cura mágica. No hay milagro repentino donde un día me despertaré y


todo lo que me enfermaba será cosa del pasado. No funciona de esa manera. No
importa lo mucho que lo quiera. Simplemente no sucede. Así es la vida. Pero hay
maneras de empujar a través de él. Hay maneras de golpearlo lejos.

Soy Tyson Thompson, ex Tyson McKenna, alias el Chico. Y puedo vencer


cualquier cosa.

Pero es más fácil cuando hay alguien como él esperando.

Hablé con él casi todos los días. Sobre nada y todo. Hicimos planes, aunque no
sé si entendiéramos que lo estábamos haciendo. En algún momento, la conversación
cambio de YO a NOSOTROS. Esa parte nunca me asustó, incluso cuando me di
cuenta de lo que estaba ocurriendo.

Es inevitable, después de todo.

Algo así como él. Dom es inevitable.

Y es inevitable que se apareciese aquí. En este lugar, esta ciudad, este


T.J. Klune El Arte de la Respiración

apartamento. Mi habitación. No podía permanecer lejos por tanto tiempo. Me


sorprende que fuera capaz de durar cuatro meses, para ser honesto.

Es tenaz.

─Yo ─dice detrás de mí y cierro los ojos porque me queman. Cierro los ojos
porque me sacudo. Cierro los ojos, no porque no puedo respirar, sino porque es lo
único que puedo hacer para evitar saltar y lanzarme a sus brazos y decirle que
nunca puede dejarme ir. Que he estado fuera el tiempo suficiente y nunca puede
dejarme ir. Pero, por supuesto, hay un compañero de piso casi desnudo y una
pantalla de ordenador llena de familia con quien lidiar primero. Mi vida es tan
jodidamente extraña.

Gracias a Dios por eso.

─Santa Mierda ─Rob dice agitado─. No estabas bromeando sobre él. ¿Tiene
algún tipo de crecimiento anormal? ¿Fue golpeado por radiación gamma? Eso no
puede ser saludable.

─Si quieres vivir ─Corey le dice─, probablemente es una buena idea que
corras lo más rápido que puedas.

─¿Ty? ─Oigo Bear preguntar con preocupación.

Estoy bien. Estoy bien.

Porque lo estoy.

Las cosas cambian. Objetivos. Sueños. Todo acerca de quién soy.

Todavía conquistaré el mundo. Puedes apostar tu culo en eso.

Pero por ahora, creo que tiene que ser él y yo.

Dom y yo.

Abro los ojos. Todo es tan brillante. Como las estrellas en explosión.

Rob balbucea acerca de algo. Vuelvo la cabeza.

Dom está mirándolo con algo parecido al desconcierto. Debe sentir mi mirada
en él, porque mira hacia mí. Los extremos de su boca se curvan un poco. Se encoge
de hombros una sola vez y se apoya en la puerta, dejando que Rob se hunda a sí
mismo en un agujero más profundo. Dom confía en mí. Él sabe que nada paso aquí.
Tampoco pasaría nada.

─ ...Y no es que estaba tratando de seducirlo ni nada ─Rob está diciendo.


Suena histérico─. Quiero decir, ni siquiera es mi tipo. ¿Cuánto mide, setentainueve
T.J. Klune El Arte de la Respiración

centímetros? Me gusta que mis chicos sean grandes. Aunque no tan grandes como
tú. ¿Cómo puedes incluso pasar a través de las puertas? ¿Causas que los niños
tengan pesadillas? ¿Cómo fue vivir en la parte superior del tallo?

─Rob ─le digo.

Él me mira. Sus ojos están muy abiertos. Su toalla de alguna manera todavía
colgando. ─¡No quiero tener relaciones sexuales contigo! ─grita.

─Mi vida es tan extraña ─murmuro.

─ ¿Qué tiene esto de extraño? ─Bear pregunta─. Pensé que éramos bastante
normales.

─ ¿No te preocupes por eso ─Otter le dice─. Eres la cosa más normal que
hay.

─Eso es una grande y gorda mentira ─dice Creed.

─Realmente lo es ─Anna está de acuerdo─. Normal no se aproxima a


describirnos.

─Bueno, creo que esto es bastante normal para nosotros ─dice Corey.

─Confía en mí cuando digo que los vencería en esto ─Sandy suspira─. La


mayoría de ustedes no conocen a Paul en persona.

─¿Paul? ─Bear pregunta─. ¿Quién es? ¿Es un amigo tuyo, Sandy? ¿Puedo
conocerlo?

─No creo que sea una buena idea ─dice Corey.

─ ¿Por qué?

─Debido a que el mundo no está listo para semejante revelación cósmica


─dice Sandy─. Es mejor simplemente preguntarse cómo podría haber sido.

─Y debido a que el monólogo de ida y vuelta nos mataría ─Corey dice en voz
baja.

─ ¿Qué? ─Bear pregunta bruscamente.

─Nada ─dice Corey con una gran sonrisa. Me vuelvo hacia Dom. Rob se ha ido.
Ni siquiera escuche cuando se fue. No es más que Dom y yo ahora. Bien, casi. Solo
voy a ignorar a las seis personas en mi pantalla de la computadora detrás de mí por
ahora. Necesito conseguir que mis piernas trabajen otra vez.

─Tú sabías ─digo simplemente.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

El asiente.

─Aw ─Sandy y Corey suspiran.

─¿Cómo? ─Pregunto, aunque ya lo sé.

─Te conozco, Ty ─dice─. Por supuesto que sí. Y por supuesto que sabe. Solo
necesitaba tiempo. Pero ha sido el tiempo suficiente, creo que es hora de hacer
planes.

─Tan dulce ─Anna dice con un suspiro.

─Estoy de pie ─le digo─. No en este mismo segundo. Pero... ya sabes. Creo
que estoy de pie.

Dom sonríe. ─Eso es bueno.

─Esto es tan especial ─dice Creed con voz oscilante─. Seriamente. ¿Es raro
que quiera gritar que ustedes deberían besarse? ¡Maldita sea, Anna! ¡Tus hormonas
del embarazo son contagiosas!

─¿Qué? ─Bear pregunta─. ¿Es eso posible? ─Suena un poco asustado─.


¿Cómo en el nombre de Dios seremos nunca capaces de tener un bebé cuando la
donante nos mantendrá infectados con hormonas?

─Creed está siendo sólo dramático ─Otter lo tranquiliza─. No son


contagiosas.

─Cuidado Bear ─dice Creed─. Te encontraras llorando sin ninguna razón y las
cosas como ver a Dominic y Tyson enamorados uno del otro, justo en frente de ti,
hará que quieres bailar y cantar y contar al mundo lo mucho que los amas y a todo
el mundo en ella.

─¡No puedo bailar! Creed no estas ayudando ─Otter suspira.

─ ¡Pero si es tan fácil! ¿Voy a tener que cantar? ─Bear se lamenta─ ¿me has
oído cantar? Sueno como una foca bebe mientras es golpeada con el manubrio de la
bicicleta─.

─Probablemente esa no es la mejor analogía para usar con la presente


compañía ─dice Corey─. Ty es un ecologista después de todo.

La rabia PETA desciende. ─¿Sabes cuántas focas bebés son asesinadas cada
año, solo para que perras engreídas pueden llevar…?

─Y el romance se ha ido ─dice Creed─. Esto es lo que me pasa por dar una
mierda por cosas como esta. Es todo tierno y bonito y entonces me devuelve a la
golpiza de las focas bebes.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

─Todavía es tierno y bonito ─Anna le dice.

─ ... Y ellos tienen sus botas de piel de foca, deberían ser golpeados ellos
mismos…

─Bueno, algo así ─dice ella.

─Tyson ─dice Otter.

─¿Qué? ¡Esos pobres e indefensos animales que quieren nada más que
disfrutar de un agradable baño y un poco de pescado!

─Céntrate.

Oh. Correcto. Dom está aquí. Me vuelvo hacia él. Todavía está en la puerta.
Está divertido por mí, como siempre parece ser. Mi corazón salta un par de golpes
en el pecho. No es lo mismo el verlo en la computadora. Oír su voz en el teléfono.
No es lo mismo que tenerlo aquí. Al alcance. Si solo pudiera hacer que mis piernas
volvieran a trabajar.

─Estoy haciendo planes ─le digo, como si él pudiera saber de lo que estoy
hablando.

Y, sin embargo, de alguna manera, creo que lo hace─. Imaginé que lo harías.

─¿Lo hiciste? Solo empecé a hacerlos, creo. Tal vez en este instante.

─¿Buenos planes?

─Creo que sí.

─¿De qué están hablando? ─Creed susurra detrás de mí.

─El lenguaje del amor ─Sandy suspira.

─Tremendo ─dice Bear─. Algo así.

Pienso fuertemente. ─Pero hemos estado haciéndolo todo este tiempo, ¿no?

Dom asiente. ─Sí.

─Solo me esperaste para que lo averiguara por mí mismo.

─Sabía que llegarías ahí al final.

─¿Cómo?

─Porque eres asi ─dice─. Solo tenía que esperar.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

─Lo siento ─le digo con voz ronca─. Te hice esperar de nuevo.

─No importa, Ty.

─Esto está empezando a sentirse incómodamente intrusivo ─dice Creed─.


Estaba aquí solo por la sorpresa, pero ahora parece que las cosas se van a poner
extrañas.

─Es hora de irse ─dice Anna.

─¿Por qué? ─Demanda Bear─. ¿Qué quieres decir con extraño?

─Vamos a dejarlos ─dice Otter─.

─Estar solos ¿Solos? ¿Extraño? Espera. Espera. ¿Eso quiere decir que van
a...? ¡Otter, no toques es computadora! ¡Tyson! Es mejor que uses condones, ¿me
oyes? ¡Usa dos de ellos! ¡Es más seguro! Es…

Por la gracia de Dios, quedó silencioso cuando se desconectó la llamada.

Dom cierra la puerta detrás de él.

─Iba a ir a casa ─le digo.

─Lo sé ─dice─. Da un paso hacia mí.

─Iba a cumplir mi promesa.

─Lo sé. ─Otro paso.

─Encontré algo. Contigo.

─ ¿Lo hiciste? ─Otro paso.

─Sí. Creo…

─¿Qué? ─Un paso más. Se eleva por encima de mí. Él es todo lo que puedo
ver. ─¿Qué piensas?

Y por primera vez, digo las palabras que he querido creer durante tanto
tiempo. ─Creo que voy a estar bien.

Él sonríe. ─Por fin.

─Tal vez no todo el tiempo ─le advertí.

─Es suficiente para mí. ─Él se acerca y toma mis manos entre las suyas. Me
acerca. Envuelve sus brazos a mí alrededor. Suspiro.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

─Esto no va a ser fácil ─le digo─. Algunos días pueden ser un asco.

─Podrían ─él está de acuerdo.

─Y todavía voy a ser un poco maníaco.

─Probablemente ─dice─. Un poco. ─Mueve sus manos arriba y abajo de mi


espalda.

─Y vengo con muchos de problemas.

─Nada que no pueda manejar ─dice, besando mi frente.

─Y nunca paro de hablar.

─Tomó nota ─dice, levantando mi camisa para que pueda tocar la piel
desnuda.

─Tenemos que hacer planes ─le digo mientras besa mi cuello.

─Hemos estado haciéndolos ─dice─. Y lo haremos.

─¿Dom?

─¿Ty?

─Lo nuestro es inevitable. ¿No? ─Se pone derecho y sostiene mi cara entre
sus manos. Su mirada aprisionando mi mirada y tiemblo.

─Sí Ty. Nosotros lo somos. Siempre lo hemos sido. Y siempre lo seremos.

Hay otras cosas que hay que decir. Otras cosas que necesitan ser resueltas.
Otras preocupaciones en las que concentrarnos. Y una cosa muy importante que
necesita saber de mí. Pero eso puede esperar. Por ahora.

Mi camisa está arriba y por encima de mi cabeza y estoy buscando a tientas


sus botones y cremalleras y hebillas. Toco su carne con mis manos y pienso en lo
que nosotros hemos pasado para llegar a este punto. Todo lo que hemos
sacrificado. Todo lo que hemos hecho mal. Todo el sufrimiento y el dolor y la
tristeza. Vale la pena. Yo lo sé ahora. La vida puede apestar, puede herirte. Tiene
dientes y no dudará en morderte. Pero si te levantas cada vez que te derriba,
empezará a doler menos, porque serás más fuerte.

Grandioso. Te convertirás en quien se supone que debes ser. Por lo menos,


creo que así es como funciona. Espero.

Pero eso no importa ahora.

Lo único que importa es él y yo. Porque eso es todo lo que hay.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Él me levanta y me pone de nuevo en la cama. Está por encima de mí, solo


viendo.

─ ¿Qué? ─Le pregunto.

Niega con la cabeza. ─Solo tú ─dice─. ¿Ty?

─¿Mmm?

─Esto.

─ ¿Esto?

─Nosotros.

─Sí.

─Es bueno, ¿eh?

─Sí. Es bueno.

─Sólido.

─Como una roca.

─Mejor.

─ ¿Qué, qué?

─Pensé que así seria.

─Nos llevó un tiempo.

Él se ríe. ─Puedes decirlo fuerte.

─No va a ser fácil.

─Nada que valga la pena tener lo es.

Sonrío. ─Eso es muy muy cursi. ─Llego a por él. Me deja derribarlo─. Por
suerte para ti funcionó.

Se ríe mientras se encuentra sobre mí y puedo sentir como va rodando a


través de él mientras se estira y me cubre completamente. Su peso es loco y
maravilloso y no puedo recuperar el aliento, pero, Dios respiro tan fuerte como
puedo. Es la respiración que tomo cuando su nariz toca la mía. Es la respiración que
tomo cuando su lengua toca la mía. Es la respiración que tomo cuando gruñe en mi
oído y lo oigo susurrar: ─¡Oh, Ty! ¡Oh! ¡Oh!
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Es la respiración que tomo cuando me traga y mis manos están en su cabello.

Es la respiración que tomo, que me permite gritar cuando él empuja en mí, y


es el aliento que me deja cuando las estrellas explotan a mí alrededor.

Es la respiración que tomo cuando me libero. Me sigue poco después.

Es el aliento, que se mezclan cuando me besa larga y profundamente.

Está en todas estas respiraciones. Él y yo. Es inevitable, por supuesto.

El arte de la respiración siempre lo es.

Más tarde, cuando la luz del sol nos toca a lo largo de nuestra piel desnuda,
empezamos a hablar de nuestros planes en voz alta. Ellos son casi lo mismo. Es
curioso. Él está a la deriva durmiendo cuando me permito decir las palabras que han
estado en mi corazón tanto tiempo como puedo recordar. No es tan difícil como
pensé que sería. ─Te amo ─le digo.

Dom sonríe.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

30

El Arte de la Respiracion

Quiero contarte una historia.

Había una vez un niño que vivía en un pequeño pueblo cerca del mar. Este niño
era más inteligente de lo que tenía derecho a ser. Era entrometido, manipulador,
dañado y roto, aunque siempre trató de ocultarlo. A veces no hizo un buen trabajo
con eso. Siempre pensó que sabía sobre lo que estaba hablando, incluso cuando no
lo sabía. Cometió errores y cometería muchos más, pero eso es lo que pasa cuando
eres pequeño y a pesar de todas sus faltas, amaba a su hermano con todo su
corazón.

Este niño y su hermano mayor vivían en un pequeño apartamento de mierda


con una madre que no era una mamá. Un día cuando el niño era muy pequeño, la
madre los dejo. El niño estaba perdido, porque una vez habían volado una cometa
juntos y pensó que eso significaba algo.

El niño y su hermano mayor fueron a la deriva durante largo tiempo.

Vivian, pero eso no era vivir.

Respiraban, pero no entendían las respiraciones que tomaban.

Pero eso no era el final. Nada malo dura para siempre realmente, aunque
parezca que es así, aunque parezca que se extiende para siempre.

El pequeño mundo, el pequeño refugio que habían hecho ellos mismos para
protegerse, se vino abajo y parpadearon bajo la luz del sol y vieron que era bueno.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Sin duda, vinieron tormentas, el océano se levantó, pasaron terremotos. Todavía


había veces cuando se metían en la bañera, que estaban seguros de que las cosas
iban a volver a como estaban.

De alguna manera, no lo hicieron.

Pero ya lo sabes.

Has oído todo esto antes, ¿verdad?

¿Es curioso pensarlo, no? ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que todo comenzó?
¿Cuánto tiempo hace que el erase una vez sucedió? Lo poco que una vez fuimos.
Cuánto hemos cambiado. Hemos vivido y amado. Hemos amado y perdido. Érase una
vez. ¿Pero las historias que comienzan así terminan felizmente? Creo que lo hacen.

Y creo que esta lo hará también.

Ya es casi verano. Estoy en mi escritorio en mi cuarto en New Hampshire. La


ventana está abierta y puedo oler la hierba fuera. Cajas se apilarán a mí alrededor,
con las pequeñas cosas que he acumulado desde el otoño pasado. No es mucho, pero
eso está bien. El año escolar esta hecho. Los transportistas estarán aquí pronto.
También lo harán Dom y Ben. Vamos a hacer un viaje juntos unos días. Solo
nosotros tres. Con un coche y conduciendo solo para ver hasta dónde podemos
llegar. ¿Creo que vamos a llegar bastante lejos, no?

Me voy de Dartmouth.

Volviendo a Seafare.

¡Pero Tyson! En que estás pensando. ¿Te vas de una prestigiosa escuela para
volver a casa? ¿Te estas dando por vencido?

Sé cómo suena. Sé cómo se ve.

Pero estoy en pie, ¿no? Puedo estar en pie por mi mismo. Ahora lo sé.

No me estoy dando por vencido. Por lo menos, no en la forma que crees.

Sí, estoy diciendo adiós a Hannover. Dejando el Big Green67 para ser un Pato.
No, no soy adicto al quack 68 (¡ja!).

En el otoño, comenzaré en la Universidad de Oregón en Eugene. A una hora de

67
NT: Nombre usado para el New Hampshire Dartmouth College.

68
NT: hace referencia a un juego de palabras entre To quack y Crack.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Seafare. Es una decisión que no he tomado ligeramente. Vine aquí a demostrar algo
al mundo. Resultó que solo necesitaba probarme algo a mi mismo.

Y he hecho eso.

Tenía grandes planes, ideas grandiosas. Iba a cambiar la manera de pensar de


la gente, iba a alterar el futuro de la humanidad. Iba a ser astronauta. Un
científico de cohetes. Un vendedor de muebles (porque me encantan los sofás). Iba
a dirigir el PETA y cada ser humano en el planeta se iba a convertir al
vegetarianismo. Iba a ser un ecoterrorista (de la clase buena) y frustrar los planes
diabólicos del Big Oíl69 y sus corruptos directores ejecutivos que vierten sus
desechos en las marismas que fueron el hogar del raro tordo de Bicknell de forma
que estas magníficas aves prosperen nuevamente. Iba a hacerlo todo.

Y quien sabe. Yo todavía podría.

Pero primero, tengo planes diferentes.

Para cambiar a lo grande, tienes que empezar con poco. O mejor dicho, solo
tienes que comenzar diferente.

Es por eso iré a la facultad en Oregón para convertirme en un trabajador


social. Para trabajar con niños y asegurarme de que saben que no están solos. Para
que sepan que todo va a estar bien. Los asustados. Los perdidos. Los enojados.
Todos ellos. Voy a empezar allí. Uno cada vez. No va a ser un trabajo fácil. He
hablado con Georgia Erlichmann, mi ex trabajadora social (y de Dom), muchas
veces sobre ello. Ella me dice que el trabajo le hace llorar mucho. Que hay veces
que suceden cosas malas y no hay nada que puedas hacer al respecto. Donde los
niños se vuelvan a colocar en situaciones que no son buenas para ellos y no hay nada
que puedas hacer al respecto, dice que esos son los que son más difíciles. Y que
ocurre más de lo que le gustaría y no hay nada que puedas hacer al respecto. De
hecho, ella hizo todo lo que pudo para tratar de quitarme la idea. —Es una vida
dura, —me dijo por teléfono—, para los niños y para quienes intentan ayudarles.
Está mal pagada, infravalorada y ves lo peor de las personas en su día a día. He
visto a un niño cuya madre apagaba sus cigarrillos en sus brazos. He visto a niños
que han sido prostituidos por sus padres a cambio de drogas. Esto no es un trabajo
fácil, Tyson, nunca lo es.

— ¿Pero merece la pena? —le pregunté, con mi voz temblando.

—Cada momento, —dijo—. Si puedes ayudar a un niño, sí. Vale la pena.

69
NT: hace referencia a las 7/8 grandes compañías de gas y petróleo.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Entonces es en lo que trabajaré.

Ella suspiró. —Y lo harás muy bien.

Y lo haré.

No es la fama. No es el glamour. Es hacer lo que es correcto.

Y joder, tengo el resto de mi vida para apoderarme del PETA y del resto del
mundo. Tengo que empezaren algún lugar. Debo estar donde me necesitan más.

Bear no estaba contento con esta decisión, pero creo que lo entiende ahora.
Creo que parte de él estaba simplemente aliviado de que estaría de vuelta en casa.

Sí. No me estoy mudando con Dominic. Al menos no todavía. Llegaremos allí.


Finalmente. Queremos que Ben se acostumbre a la idea de mí en su rutina diaria
de nuevo, aunque Dom parece pensar que va a pasar rápidamente, al igual que antes.
No voy a ser su padre. Ya tiene uno. Y una madre también. En cambio, voy a ser lo
que necesite, su amigo, su hermano, su cuidador. Le veré como si fuera mío. Porque
lo es. Es una parte de mí ahora. Bear dijo una vez que la familia no está definida
por la sangre. Se define por aquellos que nos completan, que nos hacen quienes
somos.

Él es inteligente, ese es Bear. A veces.

Por lo tanto, ves, no me doy por vencido. Voy a hacer lo que creo que quiero
hacer rodeado de la gente con la quiero estar. Creo que era inevitable. Quiero
permanecer en mi y puedo labrar mi propio camino, pero no estoy entero sin mi
familia. Ellos son los que me han hecho quien soy y me han ayudado a ver lo que
debo ser.

Creed y Anna. JJ, Jerry y Alice Thompson, Stephanie y Ian Grant, Stacey,
Ben.

Julie McKenna, mi madre.

La Sra. Paquinn, mi verdadera madre.

Izzie, mi hermana, a la que no he olvidado.

Otter, mi casi padre.

Dominic, mi amor, mi vida, mi futuro.

Pero si tuviera que tirar todo por la borda, si quieres reducir esta historia,
mi historia, al más mínimo único común denominador que existe, ¿qué ha sido? ¿Qué
ha estado de desde que tú y yo nos conocimos hace mucho tiempo?
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Mi hermano y yo. Eso es lo que ha estado. Todo el tiempo.

Hay otros en nuestra historia. Grandes personas y grandes amores. Ellos nos
rodean tan seguramente como nosotros les rodeamos a ellos. Pero siempre vuelve a
Derrick y a Tyson McKenna. Bear y el Chico.

El es la razón por la que puedo respirar. Es la razón por la que consigo ser
quien soy. No porque lo hiciera por mí, sino porque él me enseñó cómo. Es lo que
hacen los hermanos. Eso es lo que ha hecho por mí. Espero que pueda decir que he
hecho lo mismo por él.

Alguien dijo una vez, "Buscaba mi alma, pero mi alma no pude ver. Busqué a mi
Dios y mi Dios me eludió. Busqué a mi hermano y os encontré a los tres ”. Bear me
dijo eso hace mucho tiempo.

Estábamos asustados, una vez.

No estaremos asustados nunca más.

Los oigo por la ventana: Ben y Dominic. Dominic se ríe por algo y Ben le está
diciendo algo de vuelta. No puedo oír lo que están diciendo, pero está bien. Voy a
encontrarlo muy pronto. Su voz, cómo late mi corazón, cómo mis dedos tiemblan.
Me pregunto si será siempre así. Yo creo que puede ser.

Bear tenía razón, sin embargo. Decir adiós es la parte más difícil.

Pero creo que ya es hora. Por el momento.

Están llamando a la puerta. No puedo mantenerlos esperando. A ellos y a todo


lo que me espera.

Una cosa más. He garabateado esto en un pedacito de papel que encontré. No


recuerdo cuando. Se lo iba a dar a Bear, pero me acobardé. No sé por qué.
Probablemente porque es muy cursi y bla, bla, bla. Solo lo dejaré aquí contigo,
¿vale? No te burles de mí demasiado. Parece apropiado terminar esto con un poco
de mala poesía. Es como una tradición, supongo. Como si Bear estuviera delante de
mí, te doy esto a ti.

Nos vemos más tarde. ¿Está bien?

Hermano

Eres mi protector.

Poseedor de los secretos que compartimos.

Perseguiste mis monstruos tenebrosos,


T.J. Klune El Arte de la Respiración

y permitiste que mi corazón y mi alma se salvasen.

La vida que hemos vivido. Los momentos que tuvimos.


Has recogido los jirones, pusiste vendas para curar.

No hay nadie más fuerte que en el que te has convertido,

y somos hermanos hasta el final.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Epílogo

O Perspectiva del Bear, por así decirlo

(Sí, él es un Freak)

ADMITELO. Me extrañaste.

Bueno, si quieres saberlo, soy un compañero perfectamente normal ahora. Tan


normal como puedo ser. Soy la mitad de un matrimonio típico normal de los
suburbios. No hay nada nuevo aqui. Nada va a suceder.

Seguimos adelante, todo sigue adelante.

Sí, yo tampoco me lo creo.

Hoy es un gran día, por si quieres saberlo.

¿Por qué?

Tyson (que ya no es en realidad el chico, ¿verdad? Dios, eso duele decirlo)


viene a casa hoy. Él, Dominic y Ben han estado viajando juntos por todo el país.
Alquilaron una gran autocaravana y han estado parando en todos los lugares al azar
T.J. Klune El Arte de la Respiración

como el The Biggest Ball of Twine en History of Ever y están siguiendo vallas
decrépitas por la selva virgen Latina proclamando “¡¡¡¡Nunca serás el mismo después
de haber Visto LA COSA70!!!! ¡¡¡¡¡SOLO TIENES DOS SALIDAS!!!!! (Que Tyson me
informó antes que no era nada más que un montón de lo que parecían huesos de
animales pegados juntos para hacerle parecer una extraña momia-alien fetal.
Très71 decepcionante.)

Y (¡ven a mi!), ni siquiera tuve ninguno de mis ataques de panico habituales


cuando anunció que regresaban del otro lado del país fuera de las carreteras
convencionales. Bueno, no perdi los papeles completamente de todos modos. No me
dejé llegar tan lejos pensando en ellos siendo violados por paletos en el Oeste de
Virginia y luego colgados de los árboles y sacrificados para algún dios de madera de
la montaña. Tengo cierta moderación en estos días. Supongo que eso es lo que pasa
cuando envejeces. Tiendes a centrarte menos en lo innecesario y más en la
práctica. Quiero decir, es más probable que obtengan un RV Jacked 72 con remolque
y paren al lado de la carretera y luego sean violados por paletos.

Sí, lo sé, lo sé. Mis estudiantes piensan que el señor Thompson es un loco. Un
loco bueno pero loco. Algunas cosas nunca cambian.

Pero otras cosas sí. De las formas más extrañas posibles.

Estoy de pie en la puerta de la antigua habitación de Ty y la qué va a ser su


habitación de nuevo cuando regrese a su hogar, la monstruosidad verde. Para ser
honesto, no sé cuánto va a usar esta habitación en realidad, él y Dom. Ty dice que
no cree que esté listo para empezar a vivir juntos ("¿Y si él se entera de que por la
mañana tengo el peor aliento en el mundo? ¡Él me dejará seguro! "), Pero no creo
que vaya a tardar el tiempo que él piensa que tardará. No si Dom tiene algo que
decir al respecto. Dom ya nos ha confiado a Otter y a mi que planea coger cosas de
la habitación de Ty, una cada día hasta que todas sus cosas se encuentran en la
casa de Don. Que listo el tipo. Por supuesto, tuve que amenazarlo con que si alguna
vez lastimaba a mi hermano pequeño de alguna manera, no habría suficiente de él
para que su familia lo pudiera identificar. Otter luego señaló que somos su familia,
y luego Dom señaló que es difícil tomar una amenaza en serio cuando la persona que

70
Película de ficción.

71
En francés Muy.

72
Un tipo de caravana camión.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

amenaza está al borde de las lágrimas. Los llamé bastardos a los, lancé un cogin del
sofá a Otter en la cabeza y huyó de la habitación antes de que mis emociones
pudieran sacar lo mejor de mí.

Y debo dejar la habitación de Ty ahora mismo si no quiero que suceda lo


mismo de nuevo. Sin embargo parece que no puedo encontrar la fuerza para
hacerlo. Hay mucho aquí. Hay mucho de este lugar, de esta habitación, que me
hace pararme y pensar. Hubo algunas noches después de Ty volviera de Dartmouth
por su cuenta que no podía dormir y me encuentraba a mí mismo sentado en esta
habitacion. Su habitación. Toco los libros que aún llenan los estantes, pensando que
probablemente debería volver a leer Un mundo feliz, como lo están haciendo la
mayoría de mis estudiantes. Miro las fotos que se alinean en su escritorio y por las
paredes. Cuentan su historia y la mia tambien.

Ahí estamos Ty (siempre el Chico) y yo cuando tenía siete años. Yo estoy


buscandolo a él y él estña mirando a la cámara. Anna tomó la foto, creo. Él está
sonriendo ampliamente y le faltaba un diente.

Yo nunca se lo he dicho a nadie, ni siquiera a Otter, pero cuando el empezó a


perder los dientes me entró el pánico, porque él podía tragárselos a media noche y
ahogarse hasta morir. Me pegaba varias noches sin dormir cada vez que tenía un
diente flojo, acampando fuera de su puerta, esperando oír cualquier sonido de
asfixia.

Ahí esan Ty y Otter en nuestra playa.

El Chico y la señora Paquinn.

El Chico y Creed.

El Chico y Dom, uno con los brazos alrededor de los hombros del otro,
mirando hacia arriba para la cámara.

Ty graduarse.

Ty su primer día serio después de un tiempo oscuro, con aspecto pálido, pero
esa chispa inmortal sigue brillando en su ojos.

Ty, el día antes de independizarse.

Cuando se fue, su habitación se convirtió en un refugio para mí. Era mi lugar


en el que aferrarme a algo que sabía que tenia que dejar ir. No importaba lo difícil
T.J. Klune El Arte de la Respiración

que fuera, no importaba lo mucho que le dolía, no importaba lo mucho que me


aterrorizara.

Hemos mejorado, o eso creo. Todavía me encuentro a mí mismo en aquí a


veces, aunque no tan tanto como yo solía hacerlo.

Pero hoy es un día diferente. Voy a permitirme a mí mismo este momento por
todos los cambios de hoy estoy a punto de tener y por lo que depara el futuro para
todos nosotros.

Admito que bajo el alivio de oír aTyson decir que iba a volver a Seafare, sentí
una punzada de decepción. No a causa de sus razones para volver a casa o lo que
pensaba hacer con su vida, más bien porque quería salir de Seafare, dejar atrás
este lugar y todo el recuerdos que tenia en él. Pero entonces me di cuenta de que
todo lo malo no se puede comparar con todo lo bueno que nos ha pasado en este
lugar. En esta ciudad. Fuimos derribados pero nos levantamos nosotros mismos, una
y otra vez y lo haremos de nuevo. Aunque yo podría haber estado un poquitito
molesto me di cuenta de que esta era su vida y que esta es su casa también y si eso
era lo que queria hacer, entonces yo iria detrás de él. Él es mi hermano después de
todo, éso es lo que hacemos. Es la única cosa que hacemos.

Sin embargo esta habitación, estas fotos y todas estas cosas son una vida de
recuerdos de aquí, incluso aunque apenas hayamos empezado.

Es fácil perderse en ellos.

Otter viene detrás de mí, envolviendo sus enormes brazos alrededor de mi


cintura y dejando caer su barbilla en mi hombro. Besa mi oído y me retuerzo,
tratando de quejarme, pero no puedo evitar la sonrisa de mi cara.

Incluso después de todo este tiempo hace que tenga mariposas en el


estómago cuando me toca.

-Hey, -dice.

-Hey tú, -me responde.

El espera, me conoce bien. Roza su mano sobre la mía y siento un tintineo


familiar cuando nuestra anillos de boda rozan uno con el otro. Suena familiar.

Es difícil de creer que hayamos llegado tan lejos, ¿no es así? Cuando tu y yo
nos conocimos, las cosas eran... buenas.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

No era el mejor momento. Yo era un niño asustado a cargo de otro niño


asustado. Pero hey. No necesitas hacer un recuento de antiguos recuerdos. Es
probable que si has llegado hasta aquí ya sepas todo esto. Es simplemente extraño
pensar en dónde estamos ahora, especialmente si tenemos en cuenta cómo
empezamos.

Por supuesto, también es extraño pensar en lo mucho que las cosas están a
punto de cambiar de nuevo. Pero al menos esta vez es por nuestra propia elección.

Y eso no lo hace menos aterrador.

-¿Terminaste…?, -pregunto a Otter. -¿…de reformar la habitación?

-En su mayor parte, me dice. -¿Quieres venir a ver?

Me río nerviosamente. -No lo sé.

Besa mi cuello. -No es tan difícil como piensas. Lo prometo.

-Es muy aterrador, -le recuerdo.

Se ríe en mi oído. Es un sonido ronco y considero si tenemos tiempo


suficiente para permitir que le trepe como un árbol. Probablemente no. Además,
mis nervios probablemente arruinaría cualquier travesura que se nos ocurriese. Soy
una especie de tonto con eso.

-¿Estás seguro de esto?, -me pregunta.

-Es un poco tarde para eso.

-No, -dice él fácilmente. -Podemos siempre decir que no.

Niego con la cabeza. –Y luego ¿que?

Se encoge de hombros. –Seguimos adelante.

-¿Qué pasaría si ...? -Me detengo y me obligo a no seguir con esto.

Pero no puedo esconderme de él. -Lo vas a hacer bien, Bear. Ambos lo
haremos, Mira a Ty.

Suspiro. -Lo sé. -Bueno, lo creo de todos modos o algo así. -Bueno.
Muéstrame.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Echo un último vistazo a la habitación de Ty antes de cerrar la puerta detrás


de mí. Él va a estar en casa pronto, no tendré que preocuparme mucho más, al
menos con eso.

Sigo a Otter por el pasillo hasta la habitación de invitados junto a la nuestra,


aunque no sé si puedo llamarla habitación de invitados nunca más. No cuando va a
pertenecer a nuestro hijo en otros cuatro meses más o menos.

Mierda. Eso es un pensamiento que nunca creí que tendría.

Otter abre la puerta y en el interior está el resultado de su amor, el trabajo


minucioso del último par de semanas. Lo que había sido una oficina desordenada que
rara vez utilizamos es ahora una habitación amplia y bien iluminada pintado el más
pálido de los azules. Dibujos de elefantes y tigres esparcidos por las paredes,
haciendo cabriolas en un campo de hierba verde y hermosas flores. El techo está
pintado con nubes y en la esquina está el sol. Cuando apagas las luces por la noche,
se ven estrellitas pegadas al techo que brillan, las pusimos Otter y yo siguiendo las
imágenes de las constelaciones en su ordenador portátil para imitar el cielo de la
noche durante el verano.

Hay un aparador blanco en la esquina, una mesa para cambiar pañales y una
cuna. Todavía hay muchas cosas que faltan por llegar, pero lo básico ya está aquí.
Estoy bastante seguro de que las señoras de la tienda de bebés se frotan las
manos alegremente cada vez que nos ven llegar. Este chico ni siquiera ha nacido y
ya lo están tratando como si fuera la cosa más grande en el mundo.

Lo cual, es una especie de aterradora-real manera de saber que esta pasando.

Encontrar el vientre de alquiler es un dolor en el culo. Masturbárse en una


taza no era mi idea de diversión, incluso cuando Otter estuvo allí para... ayudarme.
La espera era horrible. Los avisos en falso eran horribles. Tuvimos un vientre de
alquiler que se echó atrás en el ultimo minuto, pero finalmente sucedió y un día
después de Navidad, sonó el teléfono, Otter respondió, su cara se puso blanca y
luego dijo: -Estamos embarazados, -y yo realmente no recuerdo mucho después de
eso.

Sin embargo, tendrías que haber visto la cara de Otter, cuando nos
enteramos la semana pasada de que iba a ser un niño. Me miró de esa manera tan
maravillosa que me dejó sin aliento. Esa mirada que hace que todo valga la pena. Esa
mirada vivo para ver.

Jesucristo, me encanta ese hombre.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

Ha sido una putada mantener el secreto, déjame decirte. El embarazo, eso es.
Nuestra familia sabía que lo estabas intentando. Pero no saben que lo hemos
logrado o como de avanzado está. Esta habitación va a ser una sorpresa para ellos.
Para nosotros. Para Ty.

Todos van a alucinar.

Maldita habitación de bebé.

Y todas estas cosas de bebé.

Y tener bebés.

Y ser un padre.

Para siempre.

Y, por supuesto, empiezo a entrar en pánico.

— ¿Bear? Pregunta Otter— ¿estás bien?, respiras gracioso.

— ¡Estoy bien! —digo, mi voz chillona. Mis ojos se sienten como si me fueran a
dejar plantado fuera de mi cabeza.

—Oh no, —gime Otter—. Bear, necesitas tranquilizarte.

Jodidamente demasiado tarde. — ¿Qué? ¡Va a estar bien! ¡No te preocupes!


El niño va a salir bien y él va a estar bien. No es que vaya a nacer con un cuerno o
una cola ni nada así, ¿correcto? Quiero decir, ¿con qué frecuencia los niños nacen
con colas? ¿No es a menudo, verdad? ¿Verdad? Necesito google y así puedo ver
cuántos niños nacen con colas. Dios mío. ¿Y si puede menear la cola? ¿Y si no
podemos quitársela porque de alguna manera está conectada a su columna vertebral
y al tronco encefálico y quitando la cola queda paralizado para el resto de su vida?
¿Y si se la quitamos y está paralizado, los otros niños serán miserables y decir que
su nombre es Topedepuerta, entonces me veré obligado a patear algunos pequeños
jodidos estúpidos por llamar a mi hijo eso y terminaremos en los tribunales ¡porque
no se puede patear niños! ¡Iré a la cárcel y pasaré el resto de mis días haciendo
matrículas y cubriendo mi culo para que no ser violado accidentalmente en las
duchas! O ¿qué sucede si conseguimos eliminar la cola y le daña neurológicamente y
crece hasta ser una especie de sádico asesino en serie? No sé si podría ser el
padre de un asesino en serie. ¡Todo el mundo susurrará a nuestras espaldas cada
vez que vayamos a la tienda y me giraré, les miraré y gritaré que lo único que quería
era unos malditos huevos y que fuimos buenos padres! ¡No le hicimos un asesino en
T.J. Klune El Arte de la Respiración

serie! ¡Él no jugó a videojuegos violentos o vio pelis de miedo y comía sus verduras,
lo hizo bien en la escuela y no torturó animales como un niño! ¡Pero nadie va a
escuchar y luego nos veremos obligados a ir a su ejecución y nos verá allí y gritará
que no deberíamos haber suprimido nunca su cola y que nosotros le hicimos esto!
¡Le hicimos de esta manera! ¿Hicimos incluso test para eso? ¿Fue una de las
pruebas? ¿Ver si nuestra esperma hace asesinos en serie con cola?

—No, Bear, —suspira Otter—. No creo que haya un test para asesinos en
serie con cola.

—Bueno, ¡los debería haber! —le grito.

Entonces dos cosas suceden a la vez.

Un teléfono suena.

El timbre de la puerta suena.

—Es mi teléfono, —dice Otter—. Está en la planta baja, necesitas tomar una
respiración profunda y contestar a la puerta. Alguien llega un poco temprano.

— ¡Nada de videojuegos violentos! —le digo— ¡Y comerá todas las verduras!


No me importa lo que intente decir, las malditas coles de Bruselas van a bajar por
su garganta o puede permanecer en la mesa toda la noche!

—Toda la noche, —dice Otter, poniendo sus manos sobre mis hombros—.
Bear, céntrate

—Estoy centrado. —En mi hijo siendo un asesino en serie con una cola. Como
debería ser. (Porque ¿qué pasa si nacer con una cola hace que seas un asesino en
serie)?

Me gira y me dirige hacia las escaleras. —Tienes que llegar a la puerta y yo


necesito ver quien llama para asegurarme de que todo está bien.

El teléfono deja de sonar. Pero luego empieza otra vez.

Hay un golpe en la puerta.

Llegamos a la parte inferior de las escaleras. Me besa duro, sabiendo muy


bien que mi cerebro todavía va a cien millas por hora. Estoy sin aliento cuando
acaba, un poco activado y un poco de vuelta. Dios mío y hoy empezó tan bien.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

—¿Bien? —pregunta.

—Buah, —le digo.

—Bueno, —dice el y me empuja hacia la puerta, entonces vuelve a la sala de


estar, dónde está su teléfono que se apaga otra vez. Debe ser importante.

El timbre de la puerta suena.

Bien, llegar a la puerta. No más bebés con colas, por lo menos hasta más
tarde.

—Eh, —dice Otter mientras recoge su teléfono—. Es Megan.

Megan. La madre subrogada tenía una cita hoy mismo para una ecografía, nos
dijo que estaba bien si no íbamos a éste cita, porque sabía que queríamos tener la
casa lista para la vuelta de Ty. Pensamos que sería mejor que todo el mundo la viera
más adelante. Es una chica dulce. Un poco zángana, pero dulce no obstante.

Y ahora ella nos está llamando varias veces después de una cita en Ginecología
y Obstetricia.

Titulares cruzan mi mente: ¡EL ASESINO EN SERIE CONOCIDO COMO


TOPEDEPUERTA ATACA DE NUEVO! ¡PERMANEZCAN DENTRO! ¡CIERREN SUS
PUERTAS! NO ESTÁN SEGUROS!

Le escucho contestar el teléfono.

Una persona llama a la puerta.

La abro.

—¿Está todo bien, Megan? —dice Otter en la sala de estar.

Hay una niña de pie en el porche de la Monstruosidad Verde. Cabello oscuro,


trenzado abajo en la parte posterior de su cabeza. Ojos oscuros, cansados. Una
mancha de suciedad en la nariz. Una mochila colgada en un hombro. Sus ojos se
ensanchan mientras me mira fijamente. Hay algo familiar en ella que yo no puedo
concretar.

—¿Puedo ayudarte? —pregunto, tratando de no mostrar a esta pequeña niña


que soy prácticamente un puto lunático.

—Despacio, despacio, —dice Otter en el teléfono—, dimelo otra vez, Megan.


T.J. Klune El Arte de la Respiración

—Hombre, —dice la niña en el porche— Él no estaba bromeando, el color de


esta casa es como un abominación contra la Madre Naturaleza.

Se inicia un zumbido en mis oídos. —¿Quien no estaba de broma? —le


pregunto.

Pone los ojos en blanco. Hay algo tan familiar que doy un paso atrás. —Tyson,
—dice—. Debes ser Bear. Derrick.

—Espera, —dice Otter, su voz suena ronca, como que está teniendo dificultad
para hablar—. ¿Qué?

—¿Cómo sabes mi nombre? —pregunto a la chica.

Se mueve nerviosa en el porche, aparta la mirada, vuelve a mirarme y la


aparta de nuevo—. Ty dijo que si alguna vez necesitaba ayuda, podría encontrarlo
aquí.

—Está de viaje, —le digo— vuelve esta tarde.

—Eres más corto de lo que pensé que serías, —dice—Que decepcionante es


saber que es lo que tengo delante de mí. —Toma una respiración profunda. Sale
temblorosa.

—Yo no..., —dice Otter—. ¿Qué significa escondido detrás del otro?

Y encaja en su lugar. —¿Izzie? —susurro.

Ella asiente con la cabeza. —Ty dijo que le buscase si necesitaba ayuda. —
Resopla y puedo decir que está tratando de mantenerse entera pero es una batalla
perdida—. Y necesito ayuda.

—¿Estás segura? —dice Otter detrás de mí— ¿cómo no pudieron antes ver
que...? Yo no... hay… dos… ¡Oh joder!

—¿Qué ha pasado? —consigo decir a Izzie.

Una lágrima se derrama sobre su mejilla. Sólo una. Ella me mira e incluso
antes de que lo diga, lo sé. De alguna manera, lo sé. Y en los rincones más oscuros
de mi corazón, siento alivio. Alivio puro y blanco. —Está muerta, —dice Isabelle
McKenna—. Mamá. Ella está muerta y no tengo ningún sitio más a donde que ir y Ty
dijo que si necesitaba ayuda le buscase y ¡necesito ayuda! Necesito tanta ayuda. Su
pecho se hincha y caigo sobre mis rodillas y por primera vez en mi vida, mi
T.J. Klune El Arte de la Respiración

hermanita se lanza a mis brazos. El peso de ella me recuerda tanto a Ty que una
bola se forma en mi garganta. Ella solloza amargamente contra mi pecho. La sangre
ruge en mis oídos.

—Gemelos —dice Otter al teléfono— Jesús Cristo, ¿vamos a tener gemelos?

Sí, lo único de lo que estoy seguro ahora mismo es que soy un jodido freak.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Nota del Autor

Para los lectores de esta pequeña divertida la familia que es la mia:

Los ha visto como han crecido.

Los has visto amados.

Los has visto como se han perdido.

Los haw visto como se ha labrado su propio pequeño lugar en el mundo y se


pusieron de pie y lucharon por lo que se merecen.

No siempre ha sido fácil. A veces ha sido francamente injusto.

Pero así es la vida, creo, y lo que aprendemos es que siempre ayudará a dar
forma a lo que somos. En las buenas y en las malas.

Hay una historia más que contar. Una última vez volveremos a Seafare,
Oregón. Con Bear, Otter y el Chico (a pesar de que en realidad no es un niño más,
¿verdad?), y vamos a ver lo que vemos. No sé cuando, pero un día, espero que
pronto.

No son reales, lo sé. Esos tres. Los demás. Creed, Anna y la señora Paquin.

Excepto que si lo son. Al menos para mí. Los conozco desde hace años. Sé lo
que piensan. Sé de lo que tienen miedo de lo que les gusta y lo que les hace felices.
No va a ser fácil cerrar la puerta.
T.J. Klune El Arte de la Respiración

Sin embargo los he llevado hasta aquí y los verá hasta el final.

Una vez más continuaran. Una vez más antes de decir adiós.

Como siempre, gracias por esperar en lo que viene. Te prometo su final será
el que se merecen.

TJ

Vous aimerez peut-être aussi