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Nureya Abarca
Profesora
Escuela de Administración
CLASE 8
El lado emocional del liderazgo
Las emociones pueden ayudar o impedir los procesos de comunicación con otras
personas. Las expresiones faciales, por ejemplo, pueden trasmitir una gama
amplia de emociones. Si una persona tiene una expresión de tristeza o de daño,
ella está enviando señales a quienes le rodean con un mensaje implícito de
necesitar ayuda. Por otro lado, la persona verbalmente diestra será capaz de
expresar más claramente sus necesidades emocionales y por este medio quizás
tenga una mejor oportunidad para su satisfacción. Al mismo tiempo, si uno es
capaz de escuchar los problemas emocionales de otros, podrá entender mejor los
problemas que le aquejan. De igual forma, si la organización comprende las
emociones de los individuos que la integran, quizás logre de mejor manera sus
objetivos y metas.
Para Hallowell, el momento humano tiene dos prerrequisitos: la presencia física y
la atención emocional e intelectual. El ser capaz de dar estos momentos de
humanidad implica comprometerse con tiempo y energía, a veces puede bastar
con cinco minutos de conversación. Todos podemos asumir este papel, pero los
que se encuentran en mejor posición para extender estos momentos humanos son
los líderes de una organización. Una respuesta compasiva de parte de un líder
tiene un poder enorme y señala a otros en la organización que sus esfuerzos, aun
cuando fracasen, tendrán una respuesta de comprensión que los anime a seguir
intentándolo.
Los líderes que son capaces de darse estos momentos de humanidad:
• Saben manejar personas difíciles y situaciones de tensión con
diplomacia y tacto.
• Detectan conflictos potenciales, traen a la luz los desacuerdos y ayudan
a desactivarlos.
• Estimulan el debate y la discusión.
• Logran armar situaciones ganar-ganar.
Hasta hace muy poco los textos de negociación habían considerado las
emociones como un impedimento para llegar a acuerdos constructivos. Esto se
puede apreciar en el método de Harvard propuesto por los autores Fisher & Ury
donde se aconseja “separar las personas del problema” Estando totalmente de
acuerdo en que una preparación rigurosa de la negociación que incluye- identificar
intereses, generar opciones y tener un plan B- es crucial, esto es sólo parte de la
historia. En realidad cuando uno negocia las pasiones importan. Por lo mismo
junto con prepararse cognitivamente se debe comprender, regular y aprender de lo
que se experimenta emocionalmente para poder adaptarse a la situación y
comprometer a otros. Esto significa que uno debe estar preparado
emocionalmente para negociar. Puede haber muchas ansiedades y resentimientos
bajo la superficie, si se ignoran pueden impedir el lograr acuerdos. Los buenos
negociadores pueden percibir el estado emocional propio y de la contraparte y
responder adecuadamente al instante. También reconocen que su propia actitud
influye en el estado de ánimo de la otra persona, porque como sabemos las
emociones son contagiosas. En consecuencia, separar las personas del problema
no solo es imposible sino más bien indeseable.
A pesar de esto, la teoría de la negociación no se ha hecho cargo de los aspectos
emocionales que siempre están presentes en la resolución de un conflicto y de los
aportes provenientes de la neurociencia, tal como veíamos en el paciente de
Damasio.
En resumen podemos decir que las emociones juegan un rol positivo muy
importante en la toma de decisiones y en las relaciones interpersonales, dos de
las actividades propias de un líder.