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J. P. Sartre, “El Existencialismo es un Humanismo”. Óp. cit., pág. 63.
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J. P. Sartre, ´´El ser y la nada´´. Óp. cit., pág. Buscar en libro
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Ibíd., buscar en libro
es la toma de conciencia de la libertad, entonces la angustia está en el fondo del ser del
hombre, pues es el sentimiento del mismo hombre, de su libertad.
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C. Audry, “Sartre y la realidad humana”. Edit. Mondial, Paris, 1966, pág.62-63
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J. P. Sartre, ´´El ser y la nada´´. Óp. cit., pág. Buscar en libro
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Ibíd., pág. Buscar en libro
La presencia de la angustia se debe a la toma de conciencia de mi libertad, bien a la
captación de la nada que soy. La libertad que es manifestada por la angustia se define por
una obligación perpetuamente renovada de trabajo del yo que distingue al ser libre. La
angustia es el reconocimiento de una posibilidad como mi posibilidad, puesto que se
constituye cuando la conciencia se ve cortada de su ser por la nada. Según Sartre:
“Llamaremos angustia, precisamente, a la conciencia de ser uno su propio porvenir en
el modo del no serlo”7 (pág. 34). De manera que, el ser humano está siempre separado
de su esencia por una nada debido a que la angustia es la manifestación de la libertad
frente a sí mismo.
El hombre al no tener esencia, al no tener un ser que lo defina debe darle sentido a su
vida, debe darse su propia esencia. Ahora bien, ¿cómo el hombre se da su esencia? En
plena libertad, pero una libertad que lo responsabiliza de todas sus elecciones por lo cual
siente angustia de elegir, de elegirse a sí mismo. Según Sartre: “Y la angustia como
manifestación de la libertad frente a sí mismo significa que el hombre está siempre
separado de su esencia por una nada”8. (pág. 36). Partiendo de lo ante expuesto se
deduce que, la angustia es propia del ser humano por el hecho de que la existencia precede
la esencia, de que el hombre existe y luego es que se da su esencia. De manera que, para
este pensador francés, la angustia es la captación del sí mismo en cuanto este existe como
modo de arrancamiento de aquello que es, o mejor dicho, en cuanto se hace existir como
tal.
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Ibíd., pág., Buscar en libro.
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Ibíd., pág., Buscar en libro.
La angustia provoca que el hombre se encuentre comprometido en actos que revelan
sus posibilidades de ser mediante su elección. De manera que, la angustia es la conciencia
de la libertad. Para Sartre:
“La angustia es, pues, la captación reflexiva de la libertad por ella misma; en este
sentido es mediación, pues, aunque conciencia inmediata de sí, surge de la negación de
las llamadas del mundo; aparece desde que me desprendo del mundo en que me había
comprometido, para aprehenderme a mí mismo como conciencia dotada de una
comprensión preontológica de su esencia y un sentido prejudicativo de sus posibles; se
opone al espíritu de seriedad, que capta los valores a partir del mundo y que reside en la
sustantificación tranquilizadora y cosista de los valores. En la seriedad, me defino a
partir del objeto, dejando a un lado a priori como imposibles todas las empresas que no
voy a emprender y captando como proveniente del mundo y constitutivo de mis
obligaciones y de mi ser el sentido que mi libertad ha dado al mundo. En la angustia, me
capto a la vez como totalmente libre y como incapaz de no hacer que el sentido del mundo
le provenga de mí”9. (pág. 39)
La angustia es un sentimiento que se deriva de la acción misma por el simple hecho del
ser humano tener que elegir. En la angustia, el hombre se capta totalmente libre. Para
Sartre la angustia nace como estructura de la conciencia reflexiva en tanto que esta
considera a la conciencia refleja. Pero, el ser humano puede adoptar conductas de huida
ante la angustia. Pero “la huida ante la angustia no es solamente esfuerzo de distracción
ante el porvenir; intenta, además, desarmar la amenaza del pasado”10 (Pág. 40).
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Ibíd., pág. Buscar en libro.
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Ibíd., pág. Buscar en libro.
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Ibídem.
“(…) si soy mi angustia para huirla, esto supone que puedo descentrarme con respecto
a lo que soy, que puedo ser angustia en la forma del «no sería», que puedo disponer de
un poder nihilizador en el seno de la angustia misma. Este poder nihilizador nihiliza la
angustia en tanto que yo la rehúyo y se aniquila a sí mismo en tanto que yo la soy para
huiría. Es lo que se llama la mala fe. No se trata, pues, de expulsar la angustia de la
conciencia ni de constituirla como fenómeno psíquico inconsciente, sino de que pura y
simplemente, puedo volverme de mala fe en la aprehensión de la angustia que soy, y esta
mala fe, destinada a colmar la nada que soy en mi relación conmigo mismo, implica
precisamente esa nada que ella suprime”12. (pág. 42)
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Ibíd., pág. Buscar en libro.
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J. P. Sartre, “El Existencialismo es un Humanismo”. Óp. cit., pág. 30.