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ANATOMÍA

capa exterior de los mamíferos es la piel, un órgano elástico y flexible que se renueva
continuamente. Suele estar cubierta por un pelaje más o menos espeso y cumple diversas
funciones: protege ante daños de tipo mecánico, evita la invasión de gérmenes y regula la pérdida
de calor y humedad del cuerpo. En muchos mamíferos, el color de la piel o del pelo se confunde
con el entorno donde habita el animal, de manera que le ofrece camuflaje y protección frente a
los depredadores. Otras veces existe un gran contraste, lo cual favorece la comunicación visual y
proporciona información sobre la identidad de la especie, el género, la edad o la posición
jerárquica o social de un individuo. La piel también funciona como un órgano sensorial y excretor,
pues contiene diferentes tipos de glándulas especializadas, como las glándulas mamarias. Éstas
son estructuras derivadas de glándulas dérmicas y producen la leche de la que se alimentan las
crías después de nacer. Su existencia da nombre a toda la clase (clase Mamíferos). Su estado de
desarrollo es completo en todas las hembras adultas, y se encuentran en estado rudimentario en
la mayoría de los machos y de las hembras inmaduras.

Otras estructuras importantes de la piel son las glándulas sudoríparas. Se hallan presentes en casi
todas las especies de mamíferos terrestres, aunque están ausentes en algunas, como son la rata
topo de El Cabo o el oso perezoso de dos dedos. Los mamíferos acuáticos (las ballenas, los delfines
y las vacas marinas, entre otros) carecen de glándulas sudoríparas. Éstas se encuentran situadas
en la base de los pelos, excepto en aquellas regiones de la piel que bordean las membranas
mucosas, como son las que rodean los labios o las de los genitales; sin embargo, muchos
mamíferos tienen pocas de estas glándulas en estado funcional, tal y como sucede en los gatos y
perros, en los que sólo las glándulas de las plantas de los pies son funcionales. Las glándulas
sudoríparas tienen una importancia fundamental en la regulación de la temperatura del cuerpo.
Otro tipo de glándulas presentes en los mamíferos son las sebáceas, que producen una secreción
grasienta útil para impermeabilizar el pelaje (sobre todo en las especies acuáticas). Una
modificación de aquéllas origina otra clase de glándulas que se encargan de producir diferentes
tipos de olores: las glándulas odoríferas. El sentido del olfato suele ser de vital importancia para
muchos mamíferos y por lo tanto no es de extrañar que estas glándulas estén situadas en casi
cualquier zona del cuerpo. Con los olores, los individuos se comunican entre ellos, bien para atraer
y mantenerse juntos (por ejemplo en la atracción sexual), bien para separarse (por ejemplo el
marcaje del territorio).

En cuanto a los sentidos de la visión y del oído, se puede comprobar con facilidad que también
tienen sus receptores específicos situados en la piel. Todos los mamíferos tienen dos ojos y
algunos poseen, en mayor o menor grado, visión binocular o estereoscópica, que ayuda en la
percepción de la imagen y en la apreciación de la distancia: en cada ojo se forma una imagen
desde puntos de vista ligeramente distintos y ambas se superponen para dar una única imagen al
integrarse en el cerebro. Otra característica del sentido de la vista es que la mayoría de los
mamíferos son casi ciegos en la apreciación del color, pues los conos (que son las células nerviosas
del ojo sensibles al color) son muy escasos en número. Respecto al sentido del oído, la expresión
externa de éste lo constituye el pabellón auditivo u oreja, que es un mecanismo de recepción y
ampliación de las ondas sonoras, las cuales serán transformadas en impulsos nerviosos para ser
recibidas por el cerebro. Al evolucionar los mamíferos, dos de los huesos que formaban la
articulación mandibular, el cuadrado y el articular, disminuyeron de tamaño y fueron arrastrados
al interior del oído medio para formar, junto con el hueso llamado estribo, los huesecillos
auditivos anteriormente mencionados; el articular pasó a ser el martillo y el cuadrado se convirtió
en el yunque. En los mamíferos terrestres y arborícolas, las orejas son estructuras bien visibles de
constitución cartilaginosa, mientras que en los mamíferos acuáticos, como por ejemplo las
ballenas, son simples orificios abiertos al exterior.

Los órganos internos de los mamíferos son los mismos tanto en la forma más primitiva como en la
más compleja. Todos los mamíferos, al igual que las aves y algunos reptiles, tienen el corazón
dividido en cuatro cámaras, dos aurículas y dos ventrículos. Los glóbulos rojos carecen de núcleo
después del nacimiento. Por último, el cuello consta de siete vértebras cervicales, con la excepción
de las vacas marinas y ciertas especies de perezosos y osos hormigueros.

Anatomía interna de los mamíferos

El esqueleto característico de los tetrápodos, con cráneo, columna vertebral y las cuatro
extremidades unidas por cinturas escapular y pelviana. La columna vertebral es flexible, con gran
agilidad de movimientos. Por la adaptación a los medios esta ha cambiado, como por ej.
alargamiento de los dedos de los murciélagos como soporte a la membrana alar (patagio). En
carnívoros los dedos cambian por garras; entre los corredores, como el caballo, los dedos se han
recubierto de una diferenciación epidérmica, la pezuña.

En los primates, las manos se han convertido en instrumento de su desarrollo psíquico. En otros, el
proceso ha sido inverso y las extremidades han ido desapareciendo hasta unos huesos de apoyo a
aletas, como los cetáceos.

El tubo digestivo es similar en todos los grupos, variando la longitud, en los carnívoros es más
corto que el de los herbívoros, y con complicaciones adicionales (división de cámaras en
rumiantes).

Un elemento auxiliar del proceso digestivo son los dientes, diversos y característicos de los
mamíferos al existir distintos tipos (heterodontos); incisivos, posición frontal y cortantes; caninos,
cónicos con punta afilada y al lado de los incisivos; premolares y molares, similares y con superficie
amplia para triturar alimento.

El número y la composición de la dentadura son diferentes en los grupos y es una característica


para su clasificación. El corazón se divide en 4 cámaras, dos aurículas y dos ventrículos, la sangre
tiene glóbulos rojos sin núcleo.
El sistema excretor esta formado por riñones, producen orina líquida, que antes de salir se
almacena en una vejiga. El sistema nervioso es complejo, inervando muchos órganos receptores, y
es controlado por un cerebro evolucionado con diversas zonas especializadas.
DIGESTIÓN

A lo largo de este proceso se transforma el alimento en materia que el organismo sea capaz de
absorber. La digestión del alimento se realiza por procedimientos mecánicos y químicos. En el
curso de este proceso se separa la materia asimilable, como glucosa, de materia no asimilable, por
ejemplo pelos o uñas. El modelo más complejo de digestión se puede encontrar en los vertebrados
superiores, tal es el caso de la digestión en Mamíferos.

Existen tres tipos de digestión:

La digestión intracelular. Consiste en digerir los nutrientes dentro de la célula, utilizando las
enzimas digestivas de los lisosomas. Éste es el único sistema del que disponen animales poco
evolucionados para digerir su alimento.

La digestión mixta. Comienza en la cavidad gastrovascular, segregando enzimas proteolíticas.


Posteriormente, las sustancias nutritivas son atrapadas por las células que revisten la cavidad,
mediante vesículas de endocitosis. Las macromoléculas fagocitadas sufren la digestión
intracelular. Las partículas no digeridas se expulsan a través de la boca, único orificio existente.

La digestión extracelular. Es realizada por todos los vertebrados y por algunos invertebrados. Se
produce en el exterior de las células, dentro del tubo digestivo. Este proceso supone la
transformación del alimento en moléculas asimilables por el organismo; transformación que se
consigue mediante una digestión mecánica y una digestión enzimática.

Digestión mecánica: se tritura el alimento, fragmentándolo para que pueda ser atacado más
fácilmente por enzimas digestivas. Algunos animales poseen pinzas que utilizan en el exterior del
tubo digestivo, otros tienen pico o dientes. Algunos presentan un estómago musculoso, triturador,
que comprime el alimento, machacándolo con estructuras endurecidas o, incluso, con piedras que
ha tragado con antelación.

Digestión enzimática: el alimento previamente machacado sufre el ataque de enzimas específicas.


Su efecto produce moléculas más pequeñas, fácilmente asimilables.

Este crustáceo posee unas pinzas que destrozan el alimento fuera de su boca. Tiene
además unas piezas bucales que filtran el alimento que flota en el agua.

Digestión en mamíferos

La digestión en Mamíferos se realiza en tres zonas diferenciadas del tubo digestivo, en la boca, en
el estómago y en el intestino.
Boca: en la cavidad bucal el alimento se transforma en el bolo alimenticio, mediante la
masticación y la saliva. La masticación es una digestión mecánica en la que el alimento se reduce a
fragmentos pequeños por acción de los dientes. La saliva es una secreción de las glándulas
salivales. Contiene enzimas digestivas que actúan sobre los glúcidos. El alimento es mezclado con
la saliva mediante los movimientos de la lengua. La deglución consiste en llevar el bolo alimenticio
hacia el esófago.

Estómago: en la digestión gástrica el bolo alimenticio se transforma en quimo. Los jugos


gástricos están formados por mucina, ácido clorhídrico y pepsinógeno. La mucina protege la pared
gástrica. El ácido clorhídrico evita el desarrollo de bacterias y actúa sobre el pepsinógeno
transformándolo en pepsina, que es una enzima selectiva para las proteínas del bolo alimenticio.
Las proteínas son transformadas en péptidos más pequeños. Las demás moléculas orgánicas no
son atacadas por ningún tipo de enzima en el estómago.

Intestino: En el duodeno del intestino se produce la digestión total de los alimentos. El


quimo es transformado en quilo en los espacios de las vellosidades intestinales, mediante los jugos
intestinales, jugos pancreáticos y bilis. Una vez formado el quilo acaba la digestión y empieza la
siguiente fase, la absorción.

El aparato digestivo está formado por el tracto digestivo, una serie de órganos huecos que forman
un largo y tortuoso tubo que va de la boca al ano, y otros órganos que ayudan al cuerpo a
transformar y absorber los alimentos.

Ilustración del aparato digestivo con las siguientes secciones enumeradas: esófago, estómago,
hígado, vesícula biliar, duodeno, páncreas, yeyuno, intestino delgado, íleo, apéndice, ciego, colon
ascendente, colon transverso, colon descendente, colon sigmoideo, recto y ano.

El aparato digestivo

Los órganos que forman el tracto digestivo son la boca, el esófago, el estómago, el intestino
delgado, el intestino grueso (también llamado colon), el recto y el ano. El interior de estos órganos
huecos está revestido por una membrana llamada mucosa. La mucosa de la boca, el estómago y el
intestino delgado contiene glándulas diminutas que producen jugos que contribuyen a la digestión
de los alimentos. El tracto digestivo también contiene una capa muscular suave que ayuda a
transformar los alimentos y transportarlos a lo largo del tubo.

Otros dos órganos digestivos “macizos”, el hígado y el páncreas, producen jugos que llegan al
intestino a través de pequeños tubos llamados conductos. La vesícula biliar almacena los jugos
digestivos del hígado hasta que son necesarios en el intestino. Algunos componentes de los
sistemas nervioso y circulatorio también juegan un papel importante en el aparato digestivo.

¿Por qué es importante la digestión?

Cuando comemos alimentos como pan, carne y vegetales, éstos no están en una forma que el
cuerpo pueda utilizar para nutrirse. Los alimentos y bebidas que consumimos deben
transformarse en moléculas más pequeñas de nutrientes antes de ser absorbidos hacia la sangre y
transportados a las células de todo el cuerpo. La digestión es el proceso mediante el cual los
alimentos y las bebidas se descomponen en sus partes más pequeñas para que el cuerpo pueda
usarlos como fuente de energía, y para formar y alimentar las células.

¿Cómo se digieren los alimentos?

La digestión comprende la mezcla de los alimentos, su paso a través del tracto digestivo y la
descomposición química de las moléculas grandes en moléculas más pequeñas. Comienza en la
boca, cuando masticamos y comemos, y termina en el intestino delgado.

Paso de los alimentos a través del aparato digestivo

Los órganos grandes y huecos del tracto digestivo poseen una capa muscular que permite que sus
paredes se muevan. El movimiento de estas paredes puede impulsar los alimentos y los líquidos, y
mezclar el contenido dentro de cada órgano. Los alimentos pasan de un órgano a otro mediante
un movimiento muscular que se llama peristaltismo. La acción del peristaltismo se parece a la de
una ola del mar moviéndose por el músculo. El músculo del órgano se contrae estrechándose y
después mueve lentamente la porción contraída hacia la parte inferior del órgano. Estas ondas
alternadas de contracciones y relajaciones empujan los alimentos y los líquidos a través de cada
órgano.

El primer movimiento muscular importante ocurre cuando ingerimos alimentos o líquidos. Aunque
el ingerir es parte de un proceso voluntario, en cuanto empieza se vuelve involuntaria y pasa a
estar bajo el control de los nervios.

Los alimentos que acabamos de ingerir pasan al siguiente órgano que es el esófago, que conecta la
garganta con el estómago. En la unión del esófago y el estómago hay una válvula en forma de
anillo llamada válvula pilórica que cierra el paso entre los dos órganos. Sin embargo, a medida que
los alimentos se acercan al anillo cerrado, los músculos que lo rodean se relajan y permiten el paso
al estómago.

El estómago debe realizar tres tareas mecánicas. Primero, debe almacenar los alimentos y los
líquidos ingeridos. Para ello, el músculo de la parte superior del estómago debe relajarse y aceptar
volúmenes grandes de material ingerido. La segunda tarea es mezclar los alimentos, los líquidos y
el jugo digestivo producido por el estómago. La acción muscular de la parte inferior del estómago
se encarga de esto. La tercera tarea del estómago es vaciar su contenido lentamente en el
intestino delgado.

Varios factores afectan el proceso de vaciar el estómago, como el tipo de los alimentos y el grado
de actividad muscular del estómago y del intestino delgado. Los carbohidratos, por ejemplo, son
los que pasan la menor cantidad de tiempo en el estómago, mientras que las proteínas
permanecen más tiempo, y las grasas son las que pasan la mayor cantidad de tiempo. A medida
que los alimentos se digieren en el intestino delgado y se disuelven en los jugos del páncreas, el
hígado y el intestino, el contenido intestinal se va mezclando y avanzando para facilitar la
digestión posterior.

Finalmente, todos los nutrientes digeridos se absorben a través de las paredes intestinales y se
transportan a todo el cuerpo. Los productos de desecho de este proceso comprenden partes no
digeridas de los alimentos, conocidas como fibra, y células viejas que se han desprendido de la
mucosa. Estos materiales son impulsados hacia el colon, donde permanecen hasta que se expulsa
la materia fecal

¿Qué es el sistema digestivo?

El sistema digestivo es el conjunto de órganos (boca, faringe, esófago, estómago, intestino delgado
e intestino grueso) encargados del proceso de la digestión.

La digestión es el proceso de transformación de los alimentos para que puedan ser absorbidos y
utilizados por las células del organismo.

La función que realiza es la de transporte (alimentos), secreción (jugos digestivos), absorción


(nutrientes) y excreción (mediante el proceso de defecación).
En el proceso de digestión se transforman los glúcidos, lípidos y proteínas en unidades más
sencillas, gracias a las enzimas digestivas, para que puedan ser absorbidas y transportadas por la
sangre.

El aparato digestivo de los mamíferos se encuentra adaptado y especializado a las dietas


específicas de cada animal. En este caso sólo interesan tres grupos, por ser los de mayor uso en
producción animal: Rumiantes (bovinos, ovinos, caprinos), No rumiantes (cerdos) y Seudo
rumiantes o herbívoros no rumiantes (caballos, conejos). Estos últimos poseen un aparato
digestivo con características intermedias entre los otros dos grupos.

rumiantes, al momento de nacer, no han desarrollado su aparato digestivo característico por lo


que se les llama "Pre rumiantes".

Los no rumiantes (en este caso: cerdos) poseen un aparato digestivo sencillo con sólo un
compartimento y que, a diferencia de los no rumiantes, no son capaces de digerir los
carbohidratos estructurales presentes en las plantas (Celulosa, Hemicelulosa y Pectina, las dos
primeras constituyentes de la fibra). Por lo tanto, en estos animales, el consumo de fibra es
limitado causando, un exceso, alteraciones digestivas.

Los Seudo rumiantes (en este caso: caballos y conejos), tienen un estómago similar al del resto de
los animales que poseen un estómago simple. Sin embargo presentan una extensa área llamada
ciego que les da una característica intermedia entre rumiantes y no rumiantes:

El ciego se encuentra cubierto por un epitélio escamoso. En este sentido el epitelio es igual al del
esófago. El ciego en estos animales es de mayor tamaño que el de un rumiante y al haber
absorción de lignina en esta área, se puede decir que cumple alguna función similar a la del
rumen.
durante la
deposición.

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