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La adolescencia es un periodo de cambios por los cuales atraviesan los jóvenes, es un periodo en el
que la persona no disfruta de los privilegios de la niñez, ni de la libertad de la edad adulta. Por
tanto, durante éste periodo de cambios y aprendizajes, hay factores que intervienen e influyen en
el desarrollo de la adolescencia como lo son:
La familia
Los amigos y compañeros
El mundo y la sociedad
Entre las dificultades mas frecuentes que presentan los adolescentes en las aulas están:
Hiperactividad
Problemas de atención
Retraimiento social
Conducta rebelde y agresividad
Conducta oposicionista desafiante
Adicciones
Cutting
Algunos ejemplos de comentarios reforzantes que pueden hacer los maestros y orientadores
escolares a sus alumnos con el fin de decrementar conductas no deseadas y fomentar en ellos una
identidad positiva son:
El profesor u orientador debe tener un especial cuidado de no etiquetar a los alumnos por los
problemas que presente, ya sean emocionales o psicológicos. No hay alumnos problemas, por lo
que hay que procurar su recuperación pronta y su reinserción en las clases.
Los maestros deben estar en condición de valorar, de acuerdo a su formación profesional, en forma
general, la gravedad de la conducta de los alumnos con quienes trabaja. Cuando exista sospecha
de un problema latente debe ser comunicado al psicólogo de la institución y evitar así, problemas a
futuro.
o Pedir permiso.
o Compartir algo,
o Ayudar a los demás.
o Negociar.
o Defender los propios derechos.
o Responder a las bromas.
o Evitar los problemas con los demás.
o No entrar en peleas.
Educar en positivo
La fuerza de voluntad es muy importante en la vida. Se consigue con entrenamiento, como en una
competición deportiva.
Para conseguirla hace falta una gran dosis de animación. Aplauda y anime a sus hijos.
Es necesario el premio: el estímulo, la atención y la alabanza frecuente.
Hoy se da con relativa frecuencia lo que Enrique Rojas llama la filosofía de «lo que me apetece»
Hago esto porque me apetece.
No hago esto porque no me apetece.
Son esclavos de lo que pide el cuerpo. Volubles como la veleta que gira según el viento que sopla.
Incapaces de objetivos concretos. Insatisfechos. Carentes de autoestima.
Pero una buena dosis de autoestima es uno de los recursos más valiosos que puede disponer un
adolescente. Un adolescente con autoestima aprende más eficazmente, desarrolla relaciones
sociales mucho más satisfactorias, está más capacitado para aprovechar las oportunidades que se
le presenten, para trabajar productivamente y ser autosuficiente, posee una mayor conciencia del
rumbo que sigue y del futuro que persigue.
actuará independientemente
asumirá sus responsabilidades
afrontará nuevos retos con entusiasmo
estará orgulloso de sus logros
demostrará amplitud de emociones y sentimientos
tolerará bien la frustración
se sentirá capaz de influir en otros
La adolescencia es uno de los periodos más críticos para el desarrollo de la autoestima; es la etapa
en la que la persona necesita hacerse con una identidad propia, es decir, saberse individuo distinto
a los demás, conocer sus posibilidades, su talento y sentirse valioso como persona que avanza hacia
un futuro. Son los años en que el niño pasa de la dependencia a la independencia y a la confianza
en sus propias fuerzas. Es una época en la que debe iniciar su vocación. Los planes para ganarse la
vida, y el encuentro de pareja.
Vinculación: resultado de la satisfacción que obtiene el adolescente al establecer vínculos que son
importantes para él y que los demás también reconocen como importantes. (Tener novia)
Pueden descubrirse problemas de vinculación si se presenta alguno de los siguientes
comportamientos:
Singularidad: resultado del conocimiento y respeto que el adolescente siente por aquellas
cualidades o atributos que le hacen especial o diferente, apoyado por el respeto y la aprobación que
recibe de los demás por esas cualidades (Ser buen deportista).
El adolescente con escaso sentido de singularidad:
Cómo relacionarse con el adolescente que posee una inadecuada sensación de poder
Modelos: puntos de referencia que dotan al adolescente de los ejemplos adecuados, humanos,
filosóficos y prácticos, que le sirven para establecer su escala de valores, sus objetivos, ideales y
modales propios (Un héroe, un maestro, un familiar muy especial…).
Recuerde que usted es el modelo básico para el joven, sea un buen ejemplo, acorde con sus
creencias.
Ayúdelo a entender bien aquellas cosas en las que cree. Hable con él de su escala de valores.
Y si le pregunta por sus creencias, háblele honradamente.
Fomente sus ideales, objetivos de comportamiento y aprendizaje. Enseñe y razone los pasos
que debe dar para conseguir sus objetivos.
Procure que afronte las consecuencias de su comportamiento. Deje clara la relación causa-
efecto en lo que se refiere a su comportamiento y a las consecuencias del mismo.
Ayúdele a que entienda como puede realizar su propia tarea.
Haga un esfuerzo por escuchar y entender su comportamiento. Comprender no significa
aceptar permisivamente conductas destructivas. Intente llegar con el adolescente a normas
de comportamiento mediante el intercambio de opiniones.
Como profesor, no es tu deber ni tu responsabilidad ofrecer tratamiento. Aun así, puedes tener un
papel fundamental en explorar si el adolescente necesita y/o podría beneficiarse de ayuda
profesional. El apoyo que tú y el psicólogo escolar podéis ofrecerle es de suma importancia: para el
adolescente, ser capaz de confiar en alguien tiene mucho valor.
Reconocer la depresión
Un profesor se encuentra en una posición única para poder hablar con el adolescente y preguntarle
cómo se siente, con qué intensidad y durante cuánto tiempo se ha estado sintiendo así.
Escuchar con atención es muy importante.
Si prestas atención tanto lo que la persona dice como al lenguaje no verbal podrás identificar 3 áreas
afectadas por la depresión:
A veces es posible ser más eficaz en la detección de estos cambios si se tiene la postura de
observador: si crees que alguien podría estar deprimido, intenta recordar cómo se comportaba esta
persona 6 meses atrás. ¿Cómo era su comportamiento hacia ti y hacia los demás? Esto podría ser
útil, aunque algunas personas se esfuerzan por ocultar sus síntomas porque se sienten
avergonzados o diferentes al resto del grupo.
Estar triste no es lo mismo que tener depresión
Algunos de los signos y cambios de comportamiento podrían ser muy similares a los cambios que se
producen cuando estamos tristes o angustiados. Por tanto, es importante diferenciar entre la
depresión y la angustia o el sufrimiento normal. Algunos aspectos pueden ayudar a determinar la
situación actual (ver imagen).
Si piensas que alguien podría estar deprimido, puedes contestar el cuestionario de síntomas
pensando en cómo lo contestaría esa persona.
i crees que la persona está experimentando un trastorno depresivo, puedes pedir consejo y ayuda
al psicólogo escolar. El psicólogo tendrá más conocimientos sobre la depresión. Además, habrá
casos en que implicar a la familia será difícil y puede que necesites de una aproximación en equipo
para manejar la derivación a los servicios médicos.
Si en el colegio no dispones de la figura del psicólogo escolar, puedes hablar con los familiares del
adolescente y sugerir la derivación de este a los servicios médicos con el objetivo de conseguir una
valoración, un diagnóstico y un plan de tratamiento. Por este motivo, puede resultarte útil conocer
los recursos de atención primaria (e incluso los servicios de salud mental) en tu área, de manera que
puedas informar a la familia directamente sobre dónde ir. Ser capaz de informar a los jóvenes y sus
familias acerca de cuestiones básicas sobre el tratamiento de la depresión también puede resultar
útil.