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EL PROCESO PSICODIAGNÓSTICO CAPITULO I & II

La concepción del proceso psicodiagnóstico, tal como se postula en esta obra, es

relativamente nuevo. Tradicionalmente se lo ha considerado “desde afuera” como una

situación en la que el psicólogo le toma un test a alguien y en esos términos se formula la

derivación. Y “desde adentro”, el psicólogo ha sentido tradicionalmente su tarea como el

cumplimiento de un pedido que tiene las características de una demanda que hay que

satisfacer siguiendo los pasos y utilizando los instrumentos indicados por otro. El psicólogo

ha funcionado como alguien que aprendió lo mejor que pudo a administrar un test. El

paciente, por su parte, ha representado a alguien de quien se espera que colabore dócilmente

pero no sólo interesa como objeto parcial.

Del mismo modo, antes, se utilizaban los tests como si constituyeran en sí mismo el

objetivo del psicodiagnóstico y como un escudo entre el profesional y el paciente para evitar

pensamientos y sentimientos que movilizaran afectos (pena, rechazo, lástima, miedo, etc.).

Pero no todos los psicólogos actuaron se adaptaron a esa descripción y muchos optaron por

experimentar el deseo de un auténtico acercamiento al paciente.

La creciente difusión del psicoanálisis en el ámbito universitario en estos tiempos y

su adopción como marco de referencia, permitió que los psicólogos optaran por aceptarlo

como modelo de trabajo ante la necesidad de hallar una imagen de identificación que les

permitiera crecer y fortalecerse. Esta adquisición significo un progreso inmenso, pero

también una nueva crisis de identidad en el psicólogo. Intento trasladar la dinámica del

proceso psicoanalítico al proceso psicodiagnostico. Esto trajo aparejado una distorsión y

empobrecimiento de distinta índole respecto de la línea anterior. Se enriqueció la compresión

dinámica del caso, pero se desvalorizaron los instrumentos que el psicoanalista no utilizaba.
Sobrevaloró la técnica de la entrevista libre y relegó a un segundo plano el valor de los tests.

Sin embargo, no cabe la menor duda de que la teoría y las técnicas psicoanalíticas brindaron

al psicólogo un marco de referencia imprescindible que le ayudo a entender correctamente lo

acontecido en su contacto con el paciente. Desde nuestro punto de vista, hasta la inclusión de

la teoría y la técnica psicoanalíticas, la tarea psicodiagnóstica carecía de un marco de

referencia que le diera consistencia y utilidad clínica, especialmente cuando el diagnóstico y

pronóstico debían realizarse en función de una posible terapia.

Caracterización del proceso psicodiagnóstico.

Este proceso configura una situación con roles bien definidos y con un contrato en el

que una persona (paciente) pide que la ayuden y la otra (psicólogo) acepta el pedido y se

compromete a satisfacerla en la medida de sus posibilidades, es una situación bipersonal, de

duración limitada, cuyo objetivo es lograr una descripción y comprensión lo más profunda y

completa que sea factible de la personalidad total del paciente o del grupo familiar.

Objetivo.

Descripción y comprensión de la personalidad del paciente. Una vez logrado un

panorama preciso y completo del caso, incluyendo los aspectos patológicos y los adaptativos,

trataremos de formular recomendaciones terapéuticas adecuadas.

Momentos del proceso psicodiagnóstico.

1. Primer contacto y entrevista inicial con el paciente.

2. Administración de tests y técnicas proyectivas.

3. Cierre del proceso: devolución oral al paciente (y/o sus padres).

4. Informe al remitente.
Encuadre.

 Aclaración de los roles respectivos

 Lugares donde se realizarán las entrevistas

 Horario y duración del proceso

 Honorarios

El encuadre no se puede definir con mayor precisión porque el contenido y el modo de su

formulación dependen en muchos aspectos de las características del paciente y sus padres.

La entrevista inicial.

Para comenzar es importante aclarar la pequeña diferencia entre la entrevista

semidiridiga y la entrevista totalmente libre, en la primera el paciente tiene la libertad total

de exponer sus problemas iniciando por donde el desee y el campo psicológico configurado

por el entrevistador y el paciente se estructura en función de vectores señalados por este

último. En la entrevista totalmente libre el entrevistador interviene con el fin de dar

instrucciones cuando el entrevistado no sabe por dónde empezar, reducir temores y angustias

en pro del cumplimiento de los objetivos e indagar acerca de la conducta del entrevistado

resaltando aspectos que se consideren importantes.

En términos generales es recomendable comenzar con una técnica directiva en el

primer momento de la entrevista, hacer una presentación mutua, aclaración del encuadre por

parte del profesional y luego operar con una técnica de entrevista libre para que el paciente

tenga la oportunidad de expresar libremente el motivo de consulta sin temores y/o angustias
y para finalizar esta primera parte es recomendable adoptar una técnica directiva para poder

rellenar nuestras lagunas.

Asimismo, para poder satisfacer toda esta información debemos precisar cuáles son

los objetivos de la entrevista inicial: 1) Percibir al paciente tal y como se muestra en el primer

contacto y observar si esta primera impresión se mantiene durante todo el proceso o si cambia

y en qué sentido. Son aspectos importantes: su lenguaje corporal, su vestimenta, sus gestos,

su manera peculiar de estar quieto o moverse. 2) Atender a lo que verbaliza: qué, cómo y

cuándo verbaliza y con qué ritmo. También se debe apreciar las características de lenguaje,

el tono de voz y tener en cuenta que aspectos de su vida elige para comenzar a hablar y cuales

provocan bloqueos, ansiedad, entre otros síntomas. Un dato importante aquí es la

verbalización del paciente de los tres tiempos de su vida: pasado, presente y futuro, esto es

útil para apreciar la capacidad de insight del paciente respecto de unir su pasado con su

presente y su porvenir.

Además, la persistencia en la evocación del pasado por parte del paciente puede

convertirse en una fuga defensiva que evita tomar insight con lo que está ocurriendo en el

aquí y el ahora conmigo. Otro tanto podemos diagnosticar si la fuga es hacia el futuro. La

actitud que resulta más productiva es centrarse en el presente y desde allí tratar de integrar el

pasado y el futuro del paciente. 3) Establecer el grado de coherencia o discrepancia entre

todo lo verbalizado y todo lo que captamos a través de su lenguaje no verbal (vestidos, gestos,

etc.) ya que lo que se expresa no verbalmente es algo real y mucho menos controlado que las

verbalizaciones por parte del entrevistado. 4) Planificar la batería de tests más adecuada en

cuanto a elementos a utilizar, secuencia y ritmo. 5) Establecer un rapport, es decir, crear un

clima favorable para romper esas barreras, reducir, miedos, angustias, resistencia y para una
mejor administración de tests. 6) Es importante captar a lo largo de la entrevista todo lo que

el paciente nos transfiere y lo que esto suscita en nosotros. Detectar que tipo de vínculo trata

de establecer el paciente con el psicólogo porque esto indica de qué manera específica siente

su contacto con él. 7) En la entrevista inicial con los padres del paciente es importante

detectar cual es el vínculo que une a la pareja. 8) Estimar la capacidad de los padres de

elaboración de la situación diagnostica actual y potencial. Es interesante apreciar si ambos,

o uno, y cuál de ellos puede promover, colaborar o por lo menos aceptar las experiencias de

cambio del hijo en caso de que comience la terapia; los padres la presencia de ambos es

imprescindible. Se entiende que la presencia del padre y la madre le resulta útil e

indispensable al profesional por varias razones. La inclusión de ambos implica la observación

in situ de cómo son, qué roles desempeñan cada uno de ellos respecto al otro, con el

psicólogo, qué aporta cada uno, qué aspectos del hijo muestran respectivamente, como

vivencian el psicodiagnóstico y la posibilidad de una psicoterapia. Si excluimos a uno de los

miembros de la pareja de las entrevistas podremos perder esos aspectos de vínculo con el

psicólogo. 9) Otro objetivo importante que debe investigarse en la entrevista es el motivo de

consulta, aquí cabe discriminar entre motivo manifiesto y latente, el primero es el síntoma

que preocupa al que solicita la consulta hasta el punto de operar en él como señal de alarma.

Es decir que, reconoce que algo anda mal y que no puede arreglarlo solo y decide solicitar

ayuda. Por lo general este primer motivo de consulta suele ser solicitado por terceros y a

veces el motivo que trae al paciente a la consulta puede ser otro, más serio y más relevante

que el invocado en primer término, a esto se le denomina motivo latente o profundo de la

consulta.
En efecto la importancia que tiene el paciente es fundamental, sin embargo, una

actitud recomendable para el psicólogo es la de escuchar al paciente, pero no quedarse

ingenuamente con la versión que él le trasmite. El paciente cuenta su historia como puede,

centra el punto de urgencia de sus problemas donde le parece menos ansiógeno.

Para finalizar, otro aspecto relevante con relación al motivo de consulta es cuando el

paciente funciona como tercero excluido o incluido, es decir cuando por ejemplo los padres

llevan a sus hijos al psicólogo sin ninguna información del porqué, en ese caso se trata de un

tercero excluido, por el contrario, si le aclaran el motivo funciona como un tercero incluido.

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