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Línea Jurisprudencial

MAURICIO ZARATE VEGA

LÍNEA JURISPRUDENCIAL CORTE


CORTE CONSTITUCIONAL
COMPARTIBILIDAD T-190/93 COMPARTIBILIDAD
PENSIONAL PESNSIONAL
EXEQUIBILIDAD C-081/93 INEXEQUIBILIDAD

C-1175/01

C1094/03

T-1009/07

C-1035/08

T-189A/13

CORTE CONSTITUCIONAL
Sentencia T-190 de 1993 , Bogotá, D.C., mayo de 1993.
DATOS GENERALES
Corte Constitucional
Referencia: Expediente T-8658
Demandante: Noelma Henao Betancur
Magistrado Ponente: Dr. EDUARDO CIFUENTES MUÑOZ
Bogotá, mayo de mil novecientos noventa y tres (1993)
PROBLEMA JURIDICO
¿ menos derecho le asiste a la memorialista para reclamar la acción de tutela, por no ser
éste el camino para solucionar la pretendido, sino acudiendo a la justicia laboral en
procura de que se le reconozca la sustitución pensional, en el hipotético evento de serle
negada su petición por la Industria Licorera de Caldas?.

RATIO DECIDENDI Si

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La pensión de jubilación es un derecho del trabajador a percibir una prestación dineraria


períodica y vitalicia, equivalente a un porcentaje del sueldo de acuerdo con el tiempo de
servicios y el promedio mensual devengado en el último año. El reconocimiento de este
derecho depende del cumplimiento de la edad y el tiempo de servicios fijados por ley o
convención colectiva del trabajo. La pensión de jubilación tiene por objeto la retribución
de la persona que entrega su fuerza de trabajo para obtener los medios necesarios que le
permitan la subsistencia y el libre desarrollo de su personalidad y la de su familia, cuando
dicha persona luego de largos años de actividad laboral ya no dispone de las mismas
energías y, por consiguiente, se encuentra en condiciones de inferioridad frente a otras
que ingresan al mercado de trabajo.

La sustitución pensional, de otra parte, es un derecho que permite a una o varias personas
entrar a gozar de los beneficios de una prestación económica antes percibida por otra, lo
cual no significa el reconocimiento del derecho a la pensión sino la legitimación para
reemplazar a la persona que venía gozando de este derecho. Los beneficiarios de la
sustitución de las pensiones de jubilación, invalidez y de vejez, una vez haya fallecido el
trabajador pensionado o con derecho a la pensión, son el cónyuge supérstite o compañero
(a) permanente, los hijos menores o inválidos y los padres o hermanos inválidos que
dependan económicamente del pensionado (Ley 12 de 1975, art. 1º y Ley 113 de 1985,
art. 1º, parágrafo 1º). La sustitución pensional tiene como finalidad evitar que las personas
allegadas al trabajador y beneficiarias del producto de su actividad laboral queden por el
simple hecho de su fallecimiento en el desamparo o la desprotección. Principios de justicia
retributiva y de equidad justifican que las personas que constituían la familia del
trabajador tengan derecho a la prestación pensional del fallecido para mitigar el riesgo de
viudez y orfandad al permitirles gozar post-mortem del status laboral del trabajador
fallecido.
Los conflictos jurídicos surgidos con ocasión del reconocimiento del derecho a la
sustitución pensional tienen relevancia constitucional en la medida que su resolución
puede afectar derechos constitucionales diversos, entre ellos el derecho de igualdad ante
la ley, el derecho a la familia o su protección especial y los derechos fundamentales de los
niños. En particular, el bienestar y la establidad de la familia, núcleo esencial de la
sociedad, se verían lesionados por un acto discriminatorio que denegara el derecho a la
sustitución pensional con fundamento en la inexistencia de un vínculo matrimonial
específico.
La Constitución de 1991 vino a recoger la ya larga tendencia legislativa que reconoce
derechos a la compañera permanente por la muerte del trabajador, en la medida que
otorga protección integral a todas las familias, bien sea que estén constituidas por
vínculos naturales o jurídicos.
En efecto, la ley 90 de 1946 consagró el derecho de pensión de invalidez o muerte en
favor de la concubina, en ausencia de la viuda, siempre que se demostrara que la mujer
había hecho vida marital durante los tres años inmediatamente anteriores a la muerte del

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trabajador. Posteriormente, la ley 12 de 1975 creó una pensión especial para


sobrevivientes consistente en reconocer a la cónyuge o a la compañera permanente la
pensión del trabajador que teniendo derecho a esta prestación falleciere antes de cumplir
la edad requerida por la ley. El legislador extendió a la compañera permanente la
protección antes restringida a la viuda (L. 33 de 1973) y colocó al cónyuge legítimo y a la
compañera permanente en un mismo pie de igualdad respecto del derecho a la pensión
de jubilación, pero en un orden de precedencia excluyente, de manera que a falta de la
primera - por muerte o abandono atribuible a la cónyuge - la segunda pasa a ocupar su
lugar para efectos de la sustitución pensional. Finalmente, la ley 113 de 1985 extendió a la
(el) compañera (o) permanente el derecho a la sustitución pensional por muerte del
trabajador pensionado o con derecho a jubilarse. De esta forma se puso fin a la
discriminación en materia prestacional contra las personas que conviven en unión de
hecho y sobre esta realidad erigen una familia.
Independientemente de la forma como se constituya la familia, por la decisión libre de un
hombre y una mujer de contraer matrimonio o por la voluntad responsable de
conformarla (CP art. 42), el Estado garantiza su protección integral dada la necesidad de
mantener la armonía y la unidad entre sus miembros por ser ella el fundamento de la
convivencia social y de la paz (CP arts. 5º y 42). El incremento de la unión libre en
Colombia durante este siglo llevó al Constituyente de 1991 a no distinguir entre las
familias creadas a partir de un matrimonio y aquéllas que surgen por la decisión de vivir
juntos y por ello la Constitución consagra iguales derechos a unas y otras. Los
antecedentes del actual artículo 42 de la Constitución iluminan el alcance de esta garantía
constitucional:
"Las familias unidas por vínculos naturales o jurídicos han sido reglamentadas durante
toda nuestra vida civil. Interpretando una necesidad nacional debe reflejarse en la
Constitución la realidad en que viven hoy más de la cuarta parte de nuestra población. Se
deben complementar las normas vigentes sobre "uniones maritales de hecho y régimen
patrimonial entre compañeros permanentes". Debido a cambios de mentalidad, a
problemas en la primera unión y al acomodamiento económico y social de las gentes, se
ve cómo desde 1990 tiene un incremento sostenido la unión libre. En la generación de la
primera década de este siglo, se encuentra un 10% de las familias en esta situación; en la
generación del 40 encontramos un 26%; en la del 50 pasa al 30% y en la del 60 a 1964
asciende a un 45.5%, según indica la obra "La Nupcialidad en Colombia, evolución y
tendencia" de las investigadoras Lucero Zamudio y Norma Rubiano."
El derecho a la pensión de jubilación tiene como objeto no dejar a la familia en el
desamparo cuando falta el apoyo material de quienes con su trabajo contribuían a proveer
lo necesario para el sustento del hogar. El derecho a sustituir a la persona pensionada o
con derecho a la pensión obedece a la misma finalidad de impedir que sobrevenida la
muerte de uno de los miembros de la pareja el otro no se vea obligado a soportar
individualmente las cargas materiales y espirituales. El vínculo constitutivo de la familia -
matrimonio o unión de hecho - es indiferente para efectos del reconocimiento de este

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derecho. El factor determinante para establecer qué persona tiene derecho a la


sustitución pensional en casos de conflicto entre el cónyuge supérstite y la compañera o
compañero permanente es el compromiso de apoyo afectivo y de comprensión mutua
existente entre la pareja al momento de la muerte de uno de sus integrantes. Es por ello
que la ley ha establecido la pérdida de este derecho para el cónyuge supérstite que en el
momento del deceso del causante no hiciere vida en común con él, salvo la existencia de
justa causa imputable a la conducta del fallecido (L. 12 de 1975, art. 2º y D. R. 1160 de
1989).

DECISIÓN
PRIMERO.- CONFIRMAR la sentencia de diciembre 15 de 1992, proferida por el Juzgado
1º Civil Municipal de Manizales.SEGUNDO.- LIBRESE comunicación al mencionado Juzgado
con miras a que se surta la notificación de esta providencia, según lo establecido en el
artículo 36 del Decreto 2591 de 1991.

Sentencia C-081 de 1999,

DATOS GENERALES
Corte Constitucional
Referencia: Expediente D-2135 Peticionario: María Piedad Muñoz Muñoz
Magistrado Ponente: Dr. FABIO MORON DIAZ
Bogotá, D.C., a los diecisiete (17) días del mes de febrero de 1999.
PROBLEMA JURIDICO
¿ En caso de que la pensión de sobrevivencia se cause por muerte del pensionado, el
cónyuge o la compañera o compañero permanente supérstite, deberá acreditar que
estuvo haciendo vida marital con el causante por lo menos desde el momento en que
éste cumplió con los requisitos para tener derecho a una pensión de vejez o invalidez,
y hasta su muerte, y haya convivido con el fallecido no menos de dos (2) años
continuos con anterioridad a su muerte, salvo que haya procreado uno o más hijos
con el pensionado fallecido?

RATIO DECIDENDI.- SÍ.


Los requisitos establecidos por el literal parcialmente impugnado pretenden evitar,
como bien lo señala el Ministerio Publico, convivencias de última hora para acceder a
la sustitución pensional de quien está a punto de fallecer. En principio la Corte no
encuentra ninguna objeción a que la ley establezca mayores exigencias que la simple
convivencia al momento de la muerte, pues la pensión de sobrevivientes es una
institución en donde el Legislador tiene una amplia libertad de configuración. Además,
la norma persigue de esa manera una finalidad legítima pues, como lo muestra la
regulación legal, la pensión de sobreviviente es asignada, según diferentes reglas, a

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diversos beneficiarios. Así, según los literales b, c y d de ese mismo artículo 47 de la


Ley 100 de 1993, en caso de que no haya cónyuge, la pensión se reparte entre los
hijos, y en su defecto es asignada a los padres del causante si dependían
económicamente de éste o a los hermanos inválidos. En ese orden de ideas, al evitar
convivencias de última hora, la ley protege los derechos de otros posibles
beneficiarios de la sustitución pensional, por lo cual no viola la Carta que, dentro de
límites de razonabilidad, la ley consagre requisitos suplementarios para que los
cónyuges o compañeros supérstites puedan acceder a la pensión de sobrevivientes.”

DECISIÓN
DECLARAR EXEQUIBLE el segmento “...la compañera o compañero permanente
supérstite…”, de los artículos 47 y 74 de la ley 100 de 1993.

Sentencia C-1176 de 2001, del 27 de febrero de 2003.

DATOS GENERALES
Corte Constitucional
Referencia: expediente D-3531 . Acción de Constitucionalidad interpuesta por Rafael Alberto
Botero Barrera
Magistrado Ponente: Dr. MARCO GERARDO MONROY CABRA
Bogotá, D.C., ocho(8) de noviembre de dos mil uno (2001).
PROBLEMA JURIDICO
En ejercicio de la acción pública de inconstitucionalidad consagrada en el artículo 241-
1 de la Constitución Política, el ciudadano Rafael Alberto Botero Barrera demandó la
expresión “por lo menos desde el momento en que este cumplió con los requisitos
para tener derecho a una pensión de vejez o invalidez”, contenida simultáneamente
en los respectivos literales a) de los artículo 47 y 74 de la Ley 100 de 1993.
Cumplidos los trámites procesales y legales propios del proceso de constitucionalidad,
la Corte Constitucional, oído el concepto del señor Procurador General de la Nación,
procede a decidir acerca de la demanda de referencia.
RATIO DECIDENDI
Como bien se sabe, el requisito demandado consiste en disponer que el cónyuge o
compañero permanente supérstite del pensionado puede acceder a la pensión de
sobreviviente, si y sólo si, comprueba que, además de convivir con el fallecido al
momento de su muerte y de haber vivido con éste no menos de dos (2) años
continuos[9], iniciaron vida marital desde antes o, por lo menos, desde el momento en
que el pensionado adquirió el derecho a la pensión de vejez o invalidez.Tal se deduce
de la disposición demandada, los cónyuges o compañeros permanentes que iniciaron
vida marital con el pensionado con posterioridad a que éste adquiriera el estatus de

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tal, no tienen derecho a la pensión de sobreviviente, no obstante cumplan con los dos
requisitos restantes previstos en la norma. El trato diferenciado se presenta entre
éstos y quienes iniciaron vida marital antes de que el pensionado reuniera los
requisitos necesarios para adquirir la pensión de vejez o invalidez. Existe entonces, en
primer lugar, una evidente diferencia de trato entre unos y otros que justifica
adelantar el test de razonabilidad.Como ya se dijo, el fin perseguido en la norma, no
sólo por el requisito demandado, sino por los dos restantes – según la jurisprudencia
de la Corte Suprema de Justicia y de la Corte Constitucional, es el de proteger el
patrimonio del causante y de su familia, frente a posibles relaciones maritales
infundadas, que sólo persiguen la transmisión fraudulenta de la pensión. Así vista, los
requisitos contenidos en la norma estarían acordes con los criterios estructurales
resaltados precedentemente, los cuales serían, conceder el apoyo económico de la
pensión de sobrevivientes, precisamente a quien inició vida marital con el causante
sin la intención expresa de convertirse en titular de una pensión que, a la fecha del
nacimiento de la relación marital, no existía como derecho cierto.En este sentido, la
norma premiaría la conducta del cónyuge o del compañero a quien la expectativa
económica de volverse el titular de la pensión del causante, no influyó en su decisión
de iniciar una vida juntos. La norma reflejaría en una primera aproximación, la
intención del legislador de proteger el patrimonio del pensionado y de su familia,
frente a posibles relaciones inescrupulosas y vínculos sorpresivos por parte de
terceros. También se evidencia la intención de proteger las relaciones duraderas,
fundadas en una decisión mutua de vida en común.Desde esa perspectiva, el objetivo
de la disposición se ajustaría a los cánones constitucionales en virtud de que
favorecería la unidad familiar y la protección de los bienes de las personas, así como la
de hacer efectivo el derecho a la seguridad social.No obstante, lo que en principio
pudiera parecer una disposición legítimamente dirigida a proteger el patrimonio del
pensionado y de su familia, se revela –desde la óptica del test de proporcionalidad-
como una restricción injusta que no consulta los criterios de interpretación y
aplicación de la institución pensional, tal como han sido expuestos en esta
providencia.Ciertamente, para que una norma apruebe el llamado juicio de
proporcionalidad, es necesario que la disposición en ella contenida constituya una
medida adecuada o racionalmente encaminada a obtener los fines para los cuales fue
diseñada. Esta circunstancia evidentemente no se presenta en el caso de la
disposición acusada, toda vez que el hecho de que el pretendido beneficiario haya
iniciado su vida marital con el causante antes o después de que éste adquiriera el
estatus de pensionado, es un suceso ajeno al propósito de la norma, cual es el de
garantizar la convivencia de los cónyuges o compañeros y evitar relaciones de última
hora.Las diferentes hipótesis que se desprenden de conjugar las variables
involucradas, demuestran que el establecimiento de un requisito como el contenido
en el literal a) sobrepasa los límites de la justicia y la proporcionalidad -dentro de los
que debe moverse el legislador-, pero –además- extrema, en perjuicio de los cónyuges

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y compañeros/as permanentes, la intención proteccionista que le sirve de


fundamento. Ello, por cuanto es claro que los matrimonios o las uniones maritales de
hecho son, en ocasiones, tan duraderos, que resulta cuando menos injusto
desconocer compromiso que las cimienta, por la sola circunstancia de que la relación
se haya iniciado o se inicie con posterioridad a la adquisición del derecho a una
pensión.Así las cosas, y siguiendo en este punto el concepto del Ministerio Público, es
altamente probable que la vida marital de un individuo se origine después de que éste
adquiera el derecho a una pensión de vejez o invalidez, y sin embargo, perdure por un
tiempo significativamente largo. El ejemplo presentado por el procurador es del todo
ilustrativo respecto de la inicua situación en que podría hallarse una persona que
sobrevive a su cónyuge o a su compañero permanente, frente a la circunstancia de no
verse favorecida por el derecho a la sustitución pensional.Tal es el caso, para nada
descabellado, de quien se hizo acreedor a una pensión de invalidez a los 30 años,
contrajo matrimonio a los 32 y vivió con su cónyuge hasta su muerte, ocurrida a los
65. En estas circunstancias, la imposibilidad de ser titular de la pensión de
sobrevivientes, por cumplirse la condición de haberse iniciado la vida marital con
posterioridad al momento en que el causante adquiere el derecho a la pensión, es una
restricción que sobrepasa los límites de lo razonable y desconoce los criterios
vertebrales de interpretación, vinculados a la pensión de sobrevivientes, así como el
propósito del legislador al instituir esta prestación social. No es necesario hacer
mayores lucubraciones para entender que, a partir del ejemplo visto, así como de
otros análogos, la aplicación de la norma conduce a una enorme injusticia. El sacrificio
de las garantías constitucionales impuesto por la norma no resulta acorde con el
objetivo que ésta pretende alcanzar y, por tanto, no se aplica lo pretendido por la
Corte en la Sentencia T-422 de 1992 cuando la Corporación dijo:

“Los medios escogidos por el legislador no sólo deben guardar proporcionalidad


con los fines buscados por la norma, sino compartir su carácter de legitimidad.
El principio de proporcionalidad busca que la medida no sólo tenga fundamento
legal, sino que sea aplicada de tal manera que los intereses jurídicos de otras
personas no se vean afectados, o que ello suceda en grado mínimo.”.

Aunque la desproporción que se denuncia puede llegar a ser patente en los casos de
pensión de invalidez, visto que la edad no es un factor que determine el acceso a la
pensión (con lo cual se deduce que puede haber pensionados jóvenes con un
panorama despejado para iniciar una vida en pareja), la injusticia tampoco desaparece
frente a los pensionados por vejez. Sería claramente contrario al principio de igualdad
constitucional que, por entrar en la tercera edad, se desconocieran a los pensionados
las garantías y derechos derivados de la decisión de que conformar una familia. La
falta de proporcionalidad es evidente si se ponderan el fin perseguido por el trato
desigual y los principios sacrificados por su aplicación.En este sentido, no estaría
acorde con la justicia que se le negara el reconocimiento de la pensión de

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sobrevivientes al cónyuge o compañero permanente de un pensionado por vejez, con


quien inició vida marital cuando éste contaba 62 años, y con quien convivió por
espacio de 10 ó 20 años y hasta su muerte.En verdad que la consideración de haber
iniciado vida común con el causante antes de que éste adquiera el derecho a la
pensión de vejez o invalidez, no es un requisito que consulte la verdadera esencia de
la pensión de sobrevivientes, en cuanto que aquél no hace referencia a los factores
reales que inciden en el reconocimiento de esta prestación. En otros términos, el hito
que marca, en la relación de pareja, el inicio de la vida marital, es por completo ajeno
y extraño a la duración de la misma y a la convivencia efectiva que pueda existir al
momento de ocurrida la muerte del causante.Por otro lado, es claro que si la
intención del legislador al expedir la norma fue evitar las relaciones artificiales de
última hora, que sólo persiguen la transmisión de la prestación pensional, dicho
propósito no se obtiene mediante la regulación que se haga del momento cronológico
que coincide con el instante en que se adquirió el estatus de pensionado, pues esta
referencia en nada garantiza ni en nada determina que exista una convivencia real
entre los miembros de la pareja.Adicionalmente, hay que alertar que el interés
fraudulento que pretende evitar el legislador no desaparece por el hecho de que al
comienzo de la vida marital, el cónyuge o compañero respectivo no haya adquirido el
derecho a la pensión, ya que también es posible que la prestación se encuentre a
punto de ser adquirida y que dicha situación sea conocida por quien sólo pretende
obtener la transmisión ilegítima del derecho.

DECISIÓN
Declarar INEXEQUIBLE la expresión “por lo menos desde el momento en que éste
cumplió con los requisitos para tener derecho a una pensión de vejez o invalidez y”,
contenida en el literal a) de los artículos 47 y 74 de la Ley 100 de 1993.

Sentencia C-1094 de 2003, del .

DATOS GENERALES
Corte Constitucional
Referencia: expediente D-4659
Acción de constitucionalidad interpuesta por Rafael Rodríguez Mesa y otros Magistrado
Ponente: Dr. JAIME CÓRDOBA TRIVIÑO

Bogotá, D.C., diecinueve (19) de Noviembre de dos mil seis (2003).

PROBLEMA JURIDICO
en relación con la demanda de inconstitucionalidad presentada por los ciudadanos
Rafael Rodríguez Mesa, Ligia Cielo Romero Marín, Luis Maestre Daza y Daniel

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Trespalacios contra los artículos 11, 12, 13 (parcial), 18 (parcial) y 19 (parcial) de la Ley
797 de 2003.
RATIO DECIDENDI.- No.
Los literales a) y b) del artículo 13 en referencia consagran las condiciones para que el
cónyuge o compañero o compañera permanente supérstite sea beneficiario de la
pensión de sobrevivientes. De ellas, los accionantes impugnan tres aspectos en
particular: i) el requisito de convivencia con el fallecido por no menos de 5 años
continuos con anterioridad a su muerte; ii) el reconocimiento en forma vitalicia o en
forma temporal del derecho a la pensión de sobrevivientes, en consideración a la
edad del cónyuge o compañero supérstite; y iii) el reconocimiento en forma vitalicia o
en forma temporal del derecho a la pensión de sobrevivientes, en consideración al
hecho de haber tenido hijos o no con el causante.
Como se indicó, el legislador, de acuerdo con el ordenamiento constitucional, dispone
de una amplia libertad de configuración frente a la pensión de sobrevivientes.
Además, según lo tiene establecido esta Corporación, el señalamiento de exigencias
de índole personal o temporal para que el cónyuge o compañero permanente del
causante tengan acceso a la pensión de sobrevivientes "constituye una garantía de
legitimidad y justicia en el otorgamiento de dicha prestación que favorece a los demás
miembros del grupo familiar"14.
En relación con los cargos formulados, la Corte encuentra que, en principio, la norma
persigue una finalidad legítima al fijar requisitos a los beneficiarios de la pensión de
sobrevivientes, lo cual no atenta contra los fines y principios del sistema. En primer
lugar, el régimen de convivencia por 5 años sólo se fija para el caso de los
pensionados y, como ya se indicó, con este tipo de disposiciones lo que se pretende
es evitar las convivencias de última hora con quien está a punto de fallecer y así
acceder a la pensión de sobrevivientes.
Además, según el desarrollo de la institución dado por el Congreso de la República, la
pensión de sobrevivientes es asignada, en las condiciones que fija la ley, a diferentes
beneficiarios (hijos, padres y hermanos inválidos). Por ello, al establecer este tipo de
exigencias frente a la duración de la convivencia, la norma protege a otros posibles
beneficiarios de la pensión de sobrevivientes, lo cual está circunscrito dentro del
ámbito de competencia del legislador al regular el derecho a la seguridad social15.
Con base en lo expuesto, al evaluar específicamente los cargos de
inconstitucionalidad endilgados contra los literales a) y b) del artículo 13 de la Ley 797
de 2003, la Corte encuentra lo siguiente:
El señalamiento de los beneficiarios de la pensión de sobrevivientes y la
determinación de sus calidades es una materia inherente al régimen de seguridad
social, en el marco trazado por el artículo 48 de la Constitución Política.

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El hecho de establecer algunos requisitos de carácter cronológico o temporal para que


el cónyuge o compañera o compañero permanente supérstite sea beneficiario de la
pensión, no significa que el legislador haya desconocido o modificado la legislación
civil sobre derechos y deberes de los cónyuges emitida en desarrollo del artículo 42 de
la Constitución, pues la seguridad social representa un área autónoma frente al
ordenamiento civil (CP, arts. 42 y 48).
El artículo 11 de la Ley 100 de 1993, con la modificación introducida por el artículo 1º
de la Ley 797 de 2003, al referirse a su campo de aplicación, ilustra acerca de la
naturaleza propia del régimen de la seguridad social en general y de la pensión de
sobrevivientes en particular16.
Además, la Corte encuentra razonable la distinción que, en ejercicio de su amplia
libertad de configuración, el legislador ha hecho del cónyuge o compañera o
compañero permanente supérstite en razón de la edad o de la procreación de hijos
con el causante. Tanto es que los menores de 30 años, sin hijos con el causante, no se
ven desprotegidos por el sistema general de pensiones. Lo que se les exige es que
dada su juventud y ante la no procreación de hijos con el causante, que genere
obligaciones a más largo plazo, asuma una actitud acorde con el principio de
solidaridad de la seguridad social y se afilie al sistema. La ley le garantiza una pensión
de sobrevivientes hasta por 20 años, que esta Corporación estima suficiente y
razonable para efectuar las cotizaciones respectivas y obtener el reconocimiento de
su pensión.
De tal manera que esa disposición no vulnera el derecho a la igualdad por cuanto los
menores de 30 años, sin hijos con el causante, no están en el mismo plano frente a las
personas mayores de esa edad o con hijos procreados con el pensionado fallecido.
Menos aún se vulnera el principio de unidad de materia por cuanto la legislación
emitida en aspectos de seguridad social corresponde a los mandatos incorporados en
el artículo 48 de la Constitución y no en el artículo 42, como lo estiman los actores.
Tampoco se vulnera el derecho a la seguridad social pues sus mandatos se ajustan a
los preceptos contemplados en el artículo 48 de la Carta Política, que reconoce una
amplia libertad de configuración en estas materias. Por ello, desde la óptica propuesta
por los accionantes, los literales a) y b) no vulneran, en lo demandado, los artículos
superiores invocados en su demanda.
Aspecto diferente lo constituye el aparte impugnado del literal c) del precitado
artículo 13, en el que se faculta al Gobierno para señalar uno de los requisitos que
deben cumplir los hijos mayores de 18 años y hasta los 25 años, incapacitados para
trabajar por razón de sus estudios.
Según el artículo 48 de la Constitución, la determinación del régimen de la seguridad
social le corresponde al legislador. En otras palabras, compete al Congreso de la
República la determinación de las condiciones y requisitos para ser beneficiario del

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sistema general de pensiones. Por ello, al ser una atribución que la Carta asigna
expresamente al legislador, éste no está facultado para desprenderse, con carácter
indefinido o permanente del ejercicio de tales atribuciones.
Así entonces, como el literal c) del artículo 13, en lo demandado, traspasa con
carácter indefinido al Gobierno funciones que la Carta asigna al Legislador, se
declarará la inexequibilidad de la expresión "y cumplan con el mínimo de condiciones
académicas que establezca el Gobierno" allí consagrada. No obstante, esta
determinación no limita ni impide el ejercicio de la potestad reglamentaria que asiste
a las autoridades competentes.
Finalmente, en cuanto a la expresión "a la" contenida en el inicio tercero del literal b)
del artículo 13 de la Ley 797/03, acusada por no mencionar al cónyuge supérstite, la
Corte observa que, al efectuar una lectura integral del artículo 13, se concluye que se
trata de un error de trascripción, que no altera el contenido de la norma ni lo excluye
como beneficiario de la cuota parte de la pensión de sobrevivientes. Por ello, no es
procedente la declaratoria de su inexequibilidad.
DECISIÓN
Primero. Estarse a lo resuelto en la sentencia C-1056 de 2003, que declaró la
inexequibilidad de los artículos 11 y 18 de la Ley 797 de 2003.
Segundo. Estarse a lo resuelto en la sentencia C-835 de 2003 en relación con los
cargos de inconstitucionalidad formulados contra el artículo 19 (parcial) de la Ley 797
de 2003.
Tercero. Declarar inexequible el parágrafo 2º del artículo 12 de la Ley 797 de 2003
y Exequible, por los cargos analizados en esta Sentencia, el resto de este artículo, en
el entendido que para el caso del literal a) del numeral 2 será exigible la cotización del
veinte por ciento (20%) del tiempo transcurrido entre el momento en que el afiliado al
sistema que fallezca cumplió 20 años de edad y la fecha de su muerte.
Cuarto. Declarar exequibles, por los cargos analizados en esta Sentencia, las
expresiones "tenga 30 o más años de edad" y "no menos de cinco (5) años continuos
con anterioridad a su muerte", contenidas en el literal a) del artículo 13 de la Ley 797
de 2003.
Quinto. Declarar exequible, por los cargos analizados en esta Sentencia, el literal b)
del artículo 13 de la Ley 797 de 2003.
Sexto. Declarar inexequible la expresión "y cumplan con el mínimo de condiciones
académicas que establezca el Gobierno", contenida en el literal c) del artículo 13 de la
Ley 797 de 2003.

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Sentencia T 1009/07, Bogotá, D.C.,


DATOS GENERALES
Corte Constitucional
Referencia: expediente T-1683860 Acción de tutela instaurada por Abadía Rojas
contra el Instituto de Seguros Sociales
Magistrado Ponente: CLARA INÉS VARGAS HERNÁNDEZ
Bogotá D.C., Veintidos (22) de Noviembre de dos mil siete (2007).
PROBLEMA JURIDICO
De acuerdo con la situación fáctica planteada corresponde a la Sala establecer si el
Instituto de los Seguros Sociales vulnera los derechos fundamentales al mínimo vital,
a una vida digna y a la seguridad social de la accionante, al negar el reconocimiento de
la pensión de sobrevivientes solicitada, argumentando para tal negativa, la aplicación
del Decreto 3041 de 1966 y el haber tenido un vínculo matrimonial vigente durante
su convivencia con el causante.

Para efectos de resolver el anterior problema jurídico la Sala analizará (i) la naturaliza
jurídica de la pensión de sobrevivientes, (ii) la procedencia de la acción de tutela para
obtener el reconocimiento de tal prestación y (iii) los requisitos exigidos para acceder
al reconocimiento de la pensión de sobrevivientes.

RATIO DECIDENDI – SI
Como se dijo anteriormente, se tiene establecido que la pensión de sobrevivientes
tiene como fin la protección del núcleo familiar, que se ve desamparado por la muerte
de quien proveía su sustento, otorgando una prestación económica equivalente a lo
que se dejó de percibir con ocasión del fallecimiento del causante. Al respecto la
Corte ha señalado que ésta pensión “busca impedir que, ocurrida la muerte de una
persona quienes dependían de ella se vean obligados a soportar individualmente las
cargas materiales y espirituales de su fallecimiento. Nótese, que dicha prestación tiene
por finalidad esencial, que los miembros de la familia no queden en el desamparo total
cuando fallece quien contribuía a proveer lo necesario para el mantenimiento del
hogar.
Es por ello que la Corte ha considerado en reiteradas oportunidades que la pensión de
sobrevivientes se constituye en un derecho de contenido fundamental, en tanto
mediante ella se garantiza el mínimo vital de las personas que se encontraban al
cuidado del causante.
El artículo 47 de la Ley 100 de 1993, modificado por el artículo 13 de la Ley 797 de
2003, establece expresamente los beneficiarios que pueden acceder a la pensión de
sobrevivientes, dentro de los cuales se encuentra la compañera permanente. En lo
pertinente señala:
“Artículo 47 Beneficiarios de la Pensión de Sobrevivientes. Son beneficiarios
de la pensión de sobrevivientes:

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MAURICIO ZARATE VEGA

a) En forma vitalicia, el cónyuge o la compañera o compañero permanente o


supérstite, siempre y cuando dicho beneficiario, a la fecha del fallecimiento
del causante, tenga 30 o más años de edad. En caso de que la pensión de
sobrevivencia se cause por muerte del pensionado, el cónyuge o la
compañera o compañero permanente supérstite, deberá acreditar que
estuvo haciendo vida marital con el causante hasta su muerte y haya
convivido con el fallecido no menos de cinco (5) años continuos con
anterioridad a su muerte;

b) En forma temporal, el cónyuge o la compañera permanente supérstite,


siempre y cuando dicho beneficiario, a la fecha del fallecimiento del
causante, tenga menos de 30 años de edad, y no haya procreado hijos con
este. La pensión temporal se pagará mientras el beneficiario viva y tendrá
una duración máxima de 20 años. En este caso, el beneficiario deberá cotizar
al sistema para obtener su propia pensión, con cargo a dicha pensión. Si tiene
hijos con el causante aplicará el literal a).

Si respecto de un pensionado hubiese un compañero o compañera


permanente, con sociedad anterior conyugal no disuelta y derecho a percibir
parte de la pensión de que tratan los literales a) y b) del presente artículo,
dicha pensión se dividirá entre ellos (as) en proporción al tiempo de
convivencia con el fallecido.

En caso de convivencia simultánea en los últimos cinco años, antes del


fallecimiento del causante entre un cónyuge y una compañera o compañero
permanente, la beneficiaria o el beneficiario de la pensión de sobreviviente
será la esposa o el esposo. Si no existe convivencia simultánea y se mantiene
vigente la unión conyugal pero hay una separación de hecho, la compañera o
compañero permanente podrá reclamar una cuota parte de lo
correspondiente al literal a en un porcentaje proporcional al tiempo convivido
con el causante siempre y cuando haya sido superior a los últimos cinco años
antes del fallecimiento del causante. La otra cuota parte le corresponderá a
la cónyuge con la cual existe la sociedad conyugal vigente;

c) Los hijos menores de 18 años; (…)”. (Subrayas de la Sala).


Por su parte, el artículo 8 del decreto 1889 de 1994 establece la manera en que ha de
ser distribuida la pensión de sobrevivientes, teniendo en cuenta que en el evento de
existir compañera permanente e hijos, la pensión se repartirá en partes iguales entre
compañera e hijos
DECISIÓN

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MAURICIO ZARATE VEGA

PRIMERO.- REVOCAR la sentencia proferida por el Juzgado Tercero Laboral del


Circuito de Cali y en consecuencia TUTELAR los derechos fundamentales a la vida
digna, al mínimo vital, a la seguridad social y a la igualdad de la accionante Betty
Abadía Rojas, en orden a evitar un perjuicio irremediable.
SEGUNDO.- ORDENAR al Gerente General del ISS o a quien corresponda reconocer en
cuarenta y ocho (48) horas, contadas a partir de la notificación de esta sentencia, si a
la fecha aún no se ha hecho, la pensión de sobrevivientes a favor de la accionante
Betty Abadía Rojas, a partir de la fecha de la presente decisión.
TERCERO. LÍBRENSE las comunicaciones de que trata el artículo 36 del Decreto 2591
de 1991, para los efectos allí contemplados.

Sentencia C-1035/07, Bogotá, D.C., 22 de octubre de 2008.

DATOS GENERALES
Corte Constitucional.
Referencia: expediente D-7238. Acción de constitucionalidad instaurada por Linda
María Cabrera Cifuentes.
Magistrado Ponente: JAIME CORDOBA TRIVIÑO
Bogotá, D.C., veintidós (22) de octubre de dos mil siete (2008).
PROBLEMA JURIDICO
En ejercicio de la acción pública de inconstitucionalidad, la ciudadana Linda María
Cabrera Cifuentes demandó el literal b (parcial) del artículo 13 de la Ley 797 de 2003
que modificó el artículo 47 de la Ley 100 de 1993. Cumplidos los trámites
constitucionales y legales propios de los procesos de inconstitucionalidad, la Corte
Constitucional procede a decidir acerca de la demanda en referencia.
RATIO DECIDENDI.- SI
Esta Corporación, desde sus primeros pronunciamientos[8], ha indicado de manera
reiterada que la discriminación que viola el derecho a la igualdad se produce en
aquellos eventos en los que existe una diferencia de trato que no encuentra ningún
fundamento constitucional que tenga un carácter objetivo y razonable[9]. En esa
dirección, la prohibición constitucional se encamina a impedir que se restrinja o
excluya el ejercicio de los derechos y libertades de una o varias personas, se les
niegue el acceso a un beneficio o se otorgue un privilegio únicamente a ciertas de
ellas, sin que exista alguna justificación constitucionalmente válida.
Específicamente, la Corte ha sostenido que, de acuerdo a los artículos 5 y 42 de la
Constitución, la igualdad que propugna la Carta entre las uniones familiares surgidas de

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MAURICIO ZARATE VEGA

vínculos naturales y la conformada por vínculos jurídicos, abarca no sólo al núcleo


familiar como tal, sino también a cada uno de los miembros que lo componen, puesto
que estas disposiciones guardan íntima relación con el artículo 13 superior, que
prescribe: "Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, recibirán la misma
protección y trato de las autoridades y gozarán de los mismos derechos, libertades y
oportunidades sin ninguna discriminación por razones de sexo, raza, origennacional
o familiar, lengua religión, opinión política o filosófica (...)” [Subrayas fuera de texto].

Como consecuencia del anterior planteamiento, se ha señalado que el legislador no


puede expedir normas que consagren un trato diferenciado en cuanto a los derechos y
deberes de quienes ostentan la condición de cónyuge o de compañero permanente,
como tampoco entre los hijos habidos en matrimonio o fuera de él[10]. En el mismo
sentido, en la Sentencia T-326 de 1993[11] esta Corporación señaló: “Si la Constitución
equiparó los derechos de la familia, sin parar mientes (sic) en su origen, y reconoció
también los mismos derechos a los hijos ‘habidos en el matrimonio o fuera de él’, no
puede la ley, ni mucho menos la Administración, mantener o favorecer diferencias que
consagren regímenes discriminatorios, porque ello significa el quebrantamiento
ostensible de la Carta al amparo de criterios éticos e históricos perfectamente superados
e injustos.”

Sobre este mismo aspecto, en otra ocasión esta Corte indico qué “El esposo o esposa en
el caso del matrimonio y el compañero o compañera permanente, si se trata de unión de
hecho, gozan de la misma importancia y de iguales derechos, por lo cual están excluidos
los privilegios y las discriminaciones que se originen en el tipo de vínculo contractual.
Todas las prerrogativas, ventajas o prestaciones y también las cargas y
responsabilidades que el sistema jurídico establezca a favor de las personas unidas en
matrimonio son aplicables, en pie de igualdad, a las que conviven sin necesidad de dicho
vínculo formal. De lo contrario, al generar distinciones que la preceptiva constitucional
no justifica, se desconoce la norma que equipara las dos formas de unión y se quebranta
el principio de igualdad ante la ley que prescribe el mismo trato a situaciones idénticas”.

Sin embargo, como se indicó antes la protección del derecho a la igualdad entendido
como no discriminación, en estos casos no puede entenderse como la existencia de una
equiparación entre el matrimonio y la unión marital de hecho, puesto que, como lo ha
explicado la Corte en varias ocasiones, “sostener que entre los compañeros permanentes
existe una relación idéntica a la que une a los esposos, es afirmación que no resiste el
menor análisis, pues equivale a pretender que pueda celebrarse un verdadero
matrimonio a espaldas del Estado, y que, al mismo tiempo, pueda éste imponerle
reglamentaciones que irían en contra de su rasgo esencial, que no es otro que el de ser
una unión libre.” Por todo lo anterior, el juicio de igualdad deberá tener en cuenta las
particularidades de la norma o situación fáctica sometida a consideración, a fin de
constatar si existe discriminación entre cónyuges y compañeros permanentes, pero sin

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soslayar las diferencias existentes entre el matrimonio y la unión marital de hecho.

DECISIÓN
PRIMERO: Declarar EXEQUIBLE, únicamente por los cargos analizados, la expresión
“En caso de convivencia simultánea en los últimos cinco años, antes del fallecimiento
del causante entre un cónyuge y una compañera o compañero permanente, la
beneficiaria o el beneficiario de la pensión de sobreviviente será la esposa o el
esposo” contenida en el literal b del artículo 13 de la Ley 797 de 2003, que modificó el
artículo 47 de la Ley 100 de 1993, en el entendido de que además de la esposa o
esposo, serán también beneficiarios, la compañera o compañero permanente y que
dicha pensión se dividirá entre ellos (as) en proporción al tiempo de convivencia con
el fallecido.

SEGUNDO: INHIBIRSE de fallar respecto de la expresión “no existe convivencia


simultánea y” contenida en el tercer párrafo del literal b del artículo 13 de la Ley 797
de 2003 que modificó el artículo 47 de la Ley 100 de 1993.

Sentencia T 389A/13 , Bogotá, D.C., 02 de julio de 2013.

DATOS GENERALES
Corte Constitucional
Referencia: expediente T-3860474 Acción de tutela instaurada por María Elisea
Rubiano de Torres contra el Cajanal en Liquidación
Magistrado Ponente: Dr. GABRIEL EDUARDO MENSOZA MARTELO
Bogotá D.C., dos (02) de julio de dos mil trece (2013).
PROBLEMA JURIDICO
Corresponde a la Sala determinar si las entidades demandadas vulneraron a la
accionante los derechos alegados al negarle su solicitud de pensión de
sobrevivientes. Del contenido de las resoluciones emitidas, se observa, que la razón
principal de la negativa de la UGPP en reconocer la prestación indicada, es la
imposibilidad de establecer el tiempo de convivencia del causante con ambas
recurrentes en los últimos 5 años, puesto que tanto la cónyuge supérstite como la
compañera permanente acreditan la convivencia.
RATIO DECIDENCICon todo, dentro del expediente la entidad accionada manifestó
que también se presentó a reclamar la pensión de sustitución la señora Briceida
Espinosa Chacón, aduciendo haber sido compañera permanente del causante
y convivido con él hasta el día de su muerte. Por tales circunstancias, no desconoce
la Corte que debe dictar el fallo teniendo en cuenta la posible convivencia
simultánea del causante tanto con la demandante como con la señora Briceida

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Espinosa. Por ello, ordenará a la UGPP, mediante su representante legal o quien


haga sus veces que, si aún no lo ha realizado, dentro del término de cinco (5) días
hábiles siguientes a la notificación de la presente providencia, reconozca a la
accionante el 50% del valor correspondiente a la pensión sustitutiva que disfrutaba el
señor Diógenes Torres Arenas, la cual se hará efectiva desde el 13 de marzo de 2012,
fecha del fallecimiento del causante. La accionante, si así lo desea, podrá acudir a
la jurisdicción ordinaria laboral a efecto de que se determine la existencia de un
derecho concurrente con la señora Briceida Espinosa y la autoridad judicial
competente así lo declare en la debida proporción.

Se recuerda que de acuerdo con lo dispuesto en la sentencia C-1035 de 2008 los


requisitos para que se le otorgue la pensión sustitutiva a la compañera o compañero
permanente están prescritos en el literal b del artículo 47 de la Ley 100 de 1993,
norma que fue objeto de un condicionamiento por este tribunal en el siguiente
sentido: “En caso de convivencia simultánea en los últimos cinco años, antes del
fallecimiento del causante entre un cónyuge y una compañera o compañero
permanente, la beneficiaria o el beneficiario de la pensión de sobreviviente será la
esposa o el esposo” contenida en el literal b del artículo 13 de la Ley 797 de 2003, que
modificó el artículo 47 de la Ley 100 de 1993, en el entendido de que además de la
esposa o esposo, serán también beneficiarios, la compañera o compañero permanente
y que dicha pensión se dividirá entre ellos (as) en proporción al tiempo de convivencia
con el fallecido.”
DECISIÓN
Primero.- REVOCAR la sentencia proferida el 5 de marzo de 2013 por el Juzgado Sexto
Penal del Circuito con Función de Conocimiento de Bogotá y en su lugar, tutelar los
derechos fundamentales de la señora María Elisea Rubiano a la vida digna, la
seguridad social, el mínimo vital y el debido proceso, vulnerados por la Unidad
Administrativa Especial de Gestión Pensional al no reconocerle la sustitución de la
pensión de su difunto esposo Diógenes Torres Arenas.

Segundo.- ORDENAR en consecuencia a la Unidad Administrativa Especial de Gestión


Pensional- UGPP- que a través de su representante legal o quien haga sus veces que,
si aún no lo ha realizado, dentro del término de cinco (5) días hábiles siguientes a la
notificación de la presente providencia, reconozca a la accionante el 50% del valor
correspondiente a la pensión sustitutiva que disfrutaba el señor Diógenes Torres
Arenas, la cual se hará efectiva desde el 13 de marzo de 2012 fecha del fallecimiento
del causante. La accionante, si así lo desea, podrá acudir a la jurisdicción ordinaria
laboral a efecto de que se determine la existencia de un derecho concurrente con la
señora Briceida Espinosa y la autoridad judicial competente así lo declare en la debida
proporción.

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CONCLUSIONES CORTE CONSTITUCIONAL

En este sentido se puedo concluir que la jurisprudencia ha reiterado que el cónyuge y el


compañero permanente son merecedores de un tratamiento igualitario, y que un trato
diverso entre ellos por causa de tal calidad, constituye una discriminación injustificada,
inadmisible desde el punto de vista constitucional, teniendo en cuenta que la misma carta
ha puesto las dos calidades en plano de igualdad.

También la jurisprudencia ha reconocido que, si bien la familia, debe recibir la misma


protección independientemente del modo como se constituya, ello no implica que el
matrimonio y la unión marital de hecho deban equiparse en todos los aspectos. No se
trata entonces de supuestos iguales ni de situaciones que exijan ser reguladas de la misma
manera por la ley. Al tratarse de dos instituciones diferentes, no hay una obligación para
el Legislador de regular sus efectos de manera idéntica.

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