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Teoría General del Estado

Teoría General del Estado


Lidia Aguilar Balderas

PRIMERA EDICIÓN EBOOK


MÉXICO, 2014

GRUPO EDITORIAL PATRIA


info editorialpatria.com.mx

www.editorialpatria.com.mx

Dirección editorial: Javier Enrique Callejas


Coordinación editorial: Verónica Estrada Flores
Diagramación: Seditograf
Diseño de portada: Eleazar Maldonado

Teoría General del Estado


Derechos reservados:
© 2014, Lidia Aguilar Balderas
© 2014, GRUPO EDITORIAL PATRIA, S.A DE C.V.
Renacimiento 180, Colonia San Juan Tlihuaca
Delegación Azcapotzalco, Código Postal 02400, México, D.F.

Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana


Registro Núm. 43.

ISBN ebook: 978-607-438-854-1

Queda prohibida la reproducción o transmisión total o parcial del contenido


de la presente obra en cualesquiera formas, sean electrónicas o mecánicas, sin
el consentimiento previo y por escrito del editor.

Impreso en México
Printed in Mexico

Primera edición ebook: 2014


Contenido

Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ix

Unidad 1 Origen del término Estado


1.1 Origen del término Estado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
1.2 El Estado ideal de los antiguos filósofos griegos . . . . . . . . . . . . . . . 4
1.2.1  El Estado ideal o de La república de Platón . . . . . . . . . . . . . . 4
1.2.2  El Estado según Aristóteles . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

Unidad 2 Desarrollo social pre-estatal


2.1 El origen de la ciudad antigua . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
2.2 Ciudad Estado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
2.3 Esclavitud en las ciudades Estado grecorromanas . . . . . . . . . . . . . 15
2.4 Gobierno de las ciudades Estado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16
2.5 Estado feudal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
2.5.1  Derecho y su legitimidad en el Estado feudal . . . . . . . . . . . . 21
2.6 Los cambios de pensamiento: de la idealización divina  
a la racionalización del poder político del Estado . . . . . . . . . . . . . 24
2.6.1 Separación Estado-Iglesia, y configuración  
de la nación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28
2.7 Maquiavelo y su aportación a la concepción del Estado  
moderno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28

Unidad 3 Diversos enfoques sobre el estudio del Estado


3.1 El Estado desde las perspectivas iusnaturalista y contractualista . . . . 33
3.2 El Estado desde la perspectiva jurídico-racional . . . . . . . . . . . . . 37
3.3 El Estado desde la perspectiva de la ciencia política . . . . . . . . . . . 38
3.4 El Estado desde la perspectiva de la sociología . . . . . . . . . . . . . . 39
3.5 Estado materialista versus Estado idealista . . . . . . . . . . . . . . . . 41
vi teoría gener al del e stad o

Unidad 4 L os diversos modelos propuestos en la búsqueda


del Estado más adecuado
4.1 El socialismo como modo alternativo al Estado capitalista . . . . . . . 45
4.2 El comunismo estatal como manifestación alternativa  
al socialismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48
4.3 Las utopías como manifestación del desencanto  
de los Estados existentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 50

Unidad 5 E l análisis de los elementos que conforman


el Estado
5.1 El carácter sociológico, jurídico y político de la población  
dentro de un Estado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53
5.2 El territorio como elemento físico del Estado . . . . . . . . . . . . . . . 55
5.3 El gobierno y su manifestación a través del poder político  
como elemento intrínseco del Estado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56
5.3.1  Las formas clásicas de gobierno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57
5.3.2 La reconfiguración de los elementos teóricos para  
clasificar las formas de gobierno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61
5.3.3  La nueva clasificación de las formas de gobierno . . . . . . . . . 62
5.3.3.1  El parlamentarismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63
5.3.3.2  El presidencialismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64
5.3.3.3  El semipresidencialismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65
5.4 El poder público y el gobierno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65
5.5 La soberanía como aspecto esencial para la existencia  
de un Estado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69
5.6 El Estado nacional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71
5.6.1 La cultura, las costumbres y la idiosincrasia  
como aspectos heterogéneos del Estado . . . . . . . . . . . . . . . 75

Unidad 6 Los debates contemporáneos sobre el Estado


6.1 Remembranza evolutiva del Estado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77
6.2 La discusión en torna la finalidad del Estado como  
el garante y proveedor del bien común . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 78
6.3 La falacia de la concepción del Estado nación . . . . . . . . . . . . . . . 81
6.4 El nuevo enfoque de los Estados multinacionales . . . . . . . . . . . . . 82
Contenid o v ii

6.5 El impacto de la mundialización en las fronteras  


de los Estados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85
6.6 El Estado moderno desde su organización político- 
administrativa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86
6.6.1 El Estado unitario, el Estado federado y el Estado  
confederado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86

Unidad 7 El Estado mexicano


7.1 Aspectos históricos la evolución del Estado Mexicano . . . . . . . . . . 91
7.2 Análisis de la relación Estado-Iglesia en México . . . . . . . . . . . . . 99
7.3 El perfil del Estado mexicano en la actualidad . . . . . . . . . . . . . . 101
7.4 La inminente reforma integral del Estado mexicano . . . . . . . . . . 104

Glosario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107
Cuestionario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 110
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 115
Páginas web . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 118
Introducción

La importancia del estudio de la Teoría del Estado en la licenciatura en Dere-


cho, deriva de la trascendencia que tiene el análisis y reflexión sobre las pri-
meras instituciones jurídicas y el impacto que éstas han tenido en el devenir
histórico hacia la evolución del Estado contemporáneo. Por tanto, la presente
obra está orientada a personas que posean el interés por el estudio de la crea-
ción del Estado, misma que se examinará primero desde su sentido filosófico,
así como desde la perspectiva doctrinaria y el análisis del poder público, a fin
de entender cómo funcionan las instituciones estatales, cómo lo hicieron en el
pasado y cuál es su actuación en el presente. Se busca cultivar con ello un co- 
nocimiento con características especiales, que conduzca al gusto por lecturas 
de carácter teórico-doctrinario, mismas que coadyuvarán a una reflexión sobre
la formación del Estado, sus elementos y su funcionamiento.
En la primera unidad de este libro, se estudiarán las diferentes teorías y
pensamientos relacionados con el origen de Estado; en la segunda unidad se
examinará el desarrollo social previo al surgimiento de los Estados, hasta lle-
gar a la aparición del Estado feudal y su separación de la Iglesia, y el conse-
cuente surgimiento de la concepción moderna del Estado con Maquiavelo. En
la tercera unidad se analizará al Estado desde diversos enfoques disciplina-
rios. Posteriormente, en la cuarta unidad, se hará una reflexión sobre algunos
modelos que buscan construir el mejor Estado como mecanismo alternativo
al capitalismo. La quinta unidad contiene un análisis de los elementos cons-
titutivos del Estado como el territorio, la población, el gobierno, el poder, la
soberanía y la nación. El objetivo de la sexta unidad es que el lector realice una
crítica reflexiva acerca de los debates que hoy en día hay en torno al Estado.  
Finalmente, en la séptima unidad se razonará la manera en que el Estado mexi-
cano se reinventa y reorganiza desde sus instituciones, incluyendo las llamadas
reformas de Estado y cómo es que en el devenir histórico este último ha evolu-
cionado para adaptarse a las nuevas circunstancias y exigencias sociopolíticas
actuales.
     

Unidad 1 
Origen del término
Estado

1.1  Origen del término Estado


El origen del término Estado se encuentra en la Italia renacentista y se ha utilizado
desde entonces para designar a la comunidad política moderna en la cual los indi-
viduos se encuentran inmersos y a su relación social regulada por el derecho posi-
tivo. Aunque en la actualidad se le llama Estado, no siempre fue así; por ejemplo,
en la Antigüedad los griegos denominaban polis a su organización política, los
romanos le llamaron civitas o de la res publica, que significa “la cosa pública”.
Los pensadores medievales recurrían a los términos reino, imperio o ciu-
dad para referirse a la comunidad política de su tiempo, incluso en el siglo xvi
Jean Bodin se refirió a la República y no al Estado, a pesar de que en esa época
comenzaba a ser frecuente el uso de dicha palabra asociada ya al término repú-
blica. Es factible decir que en esta etapa, con Bodin y, desde luego, con Nicolás
Maquiavelo, las palabras Estado y república se amalgamaron para significar la
situación de la cosa pública: Estado rei publicae. Sin embargo, no fue sino has-
ta el siglo xviii, en el marco de la Revolución Francesa, que la voz Estado se
incorporó al lenguaje político con un sentido preciso y específico.
En plena Revolución Francesa Emmanuel Joseph Sièyes se preguntaba:
¿Qué es el tercer Estado? ¿Qué implicaciones sucesivas traería para la legiti-
midad de los monarcas? La respuesta fue decisiva no sólo para el curso de la
Revolución sino también para el uso lingüístico de la palabra Estado. El tercer
Estado es el conjunto o agrupación de personas que se encontraban al margen
de la estratificación social; era una pirámide en cuya cúspide se encontraba el
monarca seguido por la clase noble; la base, que era en general el pueblo o los
súbditos, los sostenía. A esta pirámide se agrega un estrato más conocido como
1 El derecho positivo se constituye por un cuerpo normativo vigente en un espacio y tiempo determi�

nados que son válidos para una población específica.


 teoría gener al del e stad o

el tercer Estado, el cual integraban todos aquellos individuos que no pertene-


cían propiamente al pueblo y que desde luego no eran miembros de la nobleza
pero que sí ostentaban poder económico (es decir, burgueses o comerciantes)
derivado sobre todo de la actividad comercial quienes, al haber acumulado
cantidades considerables de riqueza y cubierto sus necesidades materiales, se
encontraban en pugna por encontrar un lugar en la escala social.
Alexis de Tocqueville, en su importante obra Del viejo régimen a la revo-
lución, comenta que, al existir por un lado una clase pujante ávida de recono-
cimiento social y por otro una nobleza casi en la ruina, se realizaron enlaces
matrimoniales entre unos y otros que dieron origen a una nueva clase llamada
burguesía y ésta es precisamente la que después alentó el surgimiento del tercer
Estado, cuya premisa fundamental consistió en abrogarse derechos que antes
eran otorgados o negados sin mayor problema en forma discrecional por una
pequeña parte del Estado o incluso en ocasiones por quien no era parte de éste,
según las suposiciones de Sièyes, como se verá a continuación.
Los otros dos Estados, previos al tercero, eran la nobleza y el clero, quienes
fungían como los garantes del orden y la estabilidad y, por tanto, monopoliza-
ban las decisiones de la vida pública; con ello sostenían a la monarquía. Luego,
a la constante pregunta de Sièyes acerca de ¿qué es el tercer Estado?, respon-
de que “el tercer Estado engloba todo lo que pertenece a la nación” (Sièyes,
2003:25); incluso afirma que dicho Estado, en un principio excluido, reclamó
para sí la representación de la nación entera. No se asumió sólo como una
parte sino como un todo y, por tanto: “Todo lo que esté al margen del tercer
Estado no puede considerarse que sea de la nación” (ídem). Sièyes expuso de
manera magistral que los reyes deberían representar al pueblo y no a Dios,
porque la soberanía ya no descansaba en el rey sino en el pueblo. Este cambio
radical de pensamiento provocó que toda la literatura del momento se volcara
sobre la justificación de la libertad de los hombres para regir su propio destino
y, en consecuencia, elegir a quienes serían sus representantes.

Elementos que deben considerarse:


• El Estado según Sièyes.
• Primer Estado.
• Segundo Estado.
• Tercer Estado.

Hay otro elemento que es importante considerar y es la diferencia entre las


nociones de Estado príncipe y Estado cosa que, con todos los límites que
poseen, revelan al menos dos ideas. La primera se puede formular como pre-
gunta: ¿Qué procesos sociales hacen que una persona de carne y hueso se arro-
gue para sí el sustantivo Estado? El Estado príncipe es aquel que se forma en
función de la soberanía y poder en una sola persona, que es el monarca o prín-
Unidad 1 O rigen del tér mino E stad o 

cipe. Este tipo de Estado existió en las sociedades que se gobernaban (o aún lo
hacen) con regímenes monárquicos. Por su parte, el Estado cosa se relaciona
con otra pregunta: ¿Qué hace que una persona o un conjunto de personas ten-
gan el derecho a mandar? Esta interrogante permite afirmar que el Estado, al
margen de quiénes estén al frente en el gobierno, se rige y funciona en esencia
gracias al entramado institucional que lo conforma.
En la actualidad la voz Estado anima a pensar en las personas que gobier-
nan e involucra también a la figura en quien descansa el mando y ejecución
de un Estado que, según el caso, quizá sea un presidente, un primer ministro
o un rey o emperador. Sin embargo, esta idea inmediata es el resultado de
una primera impresión del fenómeno estatal. En la misma tesitura, aunque
más elaborada, se encuentra aquella noción que entiende el Estado como si
fuera una cosa: el conjunto formado por instituciones coercitivas, jurídicas y
administrativas, operantes y válidas para la población asentada en un territo-
rio delimitado. Cuando se habla de Estado, fuerte o débil, grande o pequeño,
en realidad se tiene como trasfondo esa noción de Estado como cosa.
Esto conduce a señalar que las imágenes más evidentes del Estado sólo son
manifestaciones de procesos sociales profundos y complejos que dan sustento,
vida y sentido a eso que se conoce como Estado y que no son accesibles sino
por medio del pensamiento. Esto quiere decir que para comprender en sentido
teórico lo que es el Estado se requiere un ejercicio de reflexión enfocado a cap-
tar la compleja red de reacciones e interacciones entre los seres humanos que
hacen de un cuerpo de instituciones y funcionarios un componente estatal.
Sin embargo, Rodrigo Borja dice que un Estado no es una estructura social
inmutable e inmóvil que sólo se puede enmarcar en los límites de una definición,
sino que más bien se presenta como un producto de la sociedad cuando ésta
llega a un grado de desarrollo determinado y como tal debe ser, antes que nada,
una categoría histórica que no siempre existió y que por tanto no puede ser eter-
na (Borja, 1992:27). En consecuencia, la finitud del Estado mencionada por este
autor, presenta una idea de cómo el Estado, por medio de las diferentes partes
que lo componen, se transforma debido a los cambios sociales, a la época, a la
gente e incluso a la diversidad de la concepción que unos y otros tienen de él.
En esta primera unidad se revisarán las ideas que emergieron acerca del
Estado como concepción político-filosófica; una vez que se haya iniciado el
análisis de dicho término, se revisará su evolución histórica a fin de tener los
elementos necesarios para hacer un seguimiento del mismo hasta llegar a la
complejidad que en la actualidad encierra. Pero, en principio, se proporcionan
algunas definiciones simples de lo que se entiende por Estado.
De acuerdo con Francisco Porrúa Pérez “la palabra Estado designa la organi-
zación política en su conjunto, en su completa unidad formada por los elemen-
tos que la constituyen, y el término gobierno se utiliza para designar el conjunto
de los poderes públicos, de los órganos a quienes se atribuye el ejercicio supremo
 teoría gener al del e stad o

de la soberanía” (Porrúa, 1999: 464). En la misma línea, cabe mencionar las


diferentes acepciones de algunos autores como Carlos Garza, quien propone
que “la forma de Estado atañe a la organización del poder público con refe-
rencia al territorio y a las demarcaciones territoriales por las que se compone
el país y a la forma de gobierno concierne la manera de organizar el gobierno,
para el ejercicio de las funciones públicas” (Garza, 1998:49). Coincide de igual
manera Enrique Sánchez Bringas, quien afirma que las formas de Estado y de
gobierno tienen en común la referencia al poder político, a su ejercicio y a la
manera en que se organizan. Las primeras se refieren a la organización total del
Estado como unidad política y las otras a la organización del poder público del
Estado (Sánchez Bringas, 1999:287).

1.2 El Estado ideal de los antiguos filósofos


griegos
Para todos es conocido el impacto que los filósofos griegos han tenido en el
desarrollo histórico de la humanidad, sus instituciones, su pensamiento y sus
obras siguen generando fascinación y asombro. Con la claridad de su pensa-
miento respecto de lo que ellos consideraban una comunidad política (a la
que un individuo no sólo pertenecía), misma que implicaba todo un modo de
vida en el que se involucraba cada aspecto del ser humano, nos han llevado a
reflexionar sobre la idealización de una sociedad perfecta, donde aspectos co-
mo el carácter de ciudadano, la representación política y el papel del gobierno
sean revalorizados, un modelo que bien podría recrearse en la actualidad,
desde luego, con sus respectivas y necesarias modificaciones. Algunos filósofos
representativos son Platón y Aristóteles, que con sus brillantes obras permiten
vislumbrar lo que fue la grandeza de las ciudades Estado griegas, las cuales
representan un ejemplo paradigmático de la concepción política de su tiem-
po. En esta primera aproximación se analizará lo que puede denominarse la
fase de la concepción ideal del deber ser del Estado que es conformado por una
comunidad política de individuos, los cuales empiezan a perfilar el sentido y
esencia de dicho fenómeno político.

1.2.1  El Estado ideal o La república de Platón


Platón en su obra más importante, La república, escribe 10 libros que pueden
agruparse en cinco partes, según los temas tratados: el libro primero, en el que
se plantea qué es la justicia; después siguen los libros II, III y IV que tienen por
objeto estudiar la justicia en la ciudad ideal; posteriormente, se examinan las
formas de organización, de gobierno y las características de sus clases sociales
en los libros V, VI y VII; en los libros VIII y IX se estudian los males que arras-
Unidad 1 O rigen del tér mino E stad o 

tran a las ciudades hacia la ruina y la injusticia, y algunas otras reflexiones en


torno a la poesía.
Platón considera que el hombre es esencialmente social; su naturaleza lo
lleva a crear una asociación política en la que el Estado es el escenario ideal
para que los individuos puedan desarrollarse, tanto en sus virtudes privadas
como en las públicas.
Uno de los principales aspectos discutidos por este filósofo en La república
versa sobre la idea de la justicia en el Estado; para desarrollar este tema dice
que el Estado funciona de forma similar al hombre ya que, partiendo de la
división del trabajo, los individuos deben realizar las actividades para las que
están capacitados así como cada parte del cuerpo cumple un fin específico,
aquello para lo que fue creado; en el Estado cada parte desempeña su fun-
ción de la mejor manera posible para contribuir así al buen funcionamiento
del todo. Cuando, en la sociedad dentro de un Estado, los individuos asumen
cabalmente sus roles, entonces, dice Platón, se cumple su misión virtuosa y
justa. Es decir, la visión del Estado justo es paralela a la del individuo justo.
Una persona es justa cuando su razón imparcial (que trabaja a favor del bien
del conjunto), con la ayuda de una parte semirracional, regula y reforma sus
deseos particulares en pro del bienestar general. El resultado de esta armonía
es que cada parte hace lo que le corresponde, disfruta del placer que el cum-
plimiento de su cometido le proporciona y, en consecuencia, produce una vida
estable, feliz y justa para toda la comunidad política.
Aquí es pertinente cuestionar lo siguiente: ¿Cómo sería la ciudad ideal pa-
ra Platón? Para este filósofo la ciudad debería existir para satisfacer las nece-
sidades de los hombres, ya que éstos no son independientes unos de otros ni
autosuficientes para abastecerse; con ello, lo primero que debe garantizar toda
sociedad es un fin productivo.
Los hombres tienen diferentes capacidades y habilidades, y es preferible
que cada uno desarrolle las que posee por naturaleza, lo que introduce la divi-
sión del trabajo en la organización de la sociedad. En una ciudad ideal deben
existir, por tanto, numerosos trabajadores: granjeros, carpinteros, labradores,
herreros y más, de modo que se garantice la satisfacción de las necesidades
básicas, pues en una ciudad ideal no puede faltar nada, ya que la ausencia de
algún satisfactor acarrearía problemas de subsistencia que amenazarían tanto
su estabilidad como su existencia.
Además, en la medida en que aumenta el número de ciudadanos los recur-
sos necesitan deben acrecentarse, lo cual puede dar paso a la conquista de
territorios vecinos para satisfacer las necesidades de todos y más adelante a
la guerra. Sin embargo, si se sigue el mismo principio de división del traba-
jo, tendrá que haber especialistas en la guerra, encargados exclusivamente de
las actividades bélicas. Así, surgen las siguientes preguntas: ¿Qué aspectos son
necesarios para explicar la clasificación social que establece Platón? ¿Cómo se
 teoría gener al del e stad o

determinará quiénes pertenecerán a una u otra de estas clases sociales? Platón


consideró que para dilucidar estos aspectos era preciso establecer un proceso
educativo en el curso del cual se podría determinar qué tipo de naturaleza tie-
ne cada hombre y, por tanto, a qué clase social habrá de pertenecer.
Al determinar la virtud (entendida ésta en términos de cuáles son sus
mejores capacidades para contribuir al bien común) que corresponde a cada
clase social, será posible determinar en qué consiste la justicia en la ciudad
ideal platónica: en que cada clase social y cada ciudadano se ocupen de la tarea
que les corresponde (cuadro 1.1). En contrapartida, la injusticia es la injeren-
cia arbitraria de una clase social en las funciones de otra: por ejemplo, que los
auxiliares o los artesanos pretendan gobernar.

Cuadro 1.1  Correspondencia entre las clases sociales, tipos de alma y virtudes, de acuerdo
con la tesis de Platón.

Clase social Tipo de alma Virtud


Gobernantes Racional Sabiduría
Guerreros Irracional Coraje
Artesanos Egoísta Moderación
Nota: Para ampliar este tema, véase la obra Diálogos de Platón, la parte correspondiente a “La república o de lo justo”.

Así, la pertenencia a una clase social está determinada por la naturaleza del
alma y no por herencia; una sociedad así debe dar una importancia primordial
a la educación. Será, en efecto, mediante el proceso educativo que se seleccio-
nen los individuos que pertenecerán a cada clase social en función de tipos de
almas características de su alma, y el tipo de educación que recibirá cada indi-
viduo según su clase social. En La república Platón establece de manera minu-
ciosa el programa de estudios que debería imperar en la ciudad ideal, haciendo
hincapié en la educación de los gobernantes. Todos los niños y niñas deberían
recibir la misma formación. Platón considera que la educación recibida en los
primeros años de vida es fundamental para el desarrollo del individuo, por lo
que en la ciudad ideal nadie ha de ser privado de ella, ni en razón de su sexo
ni por cualquier otra causa: en consecuencia, para Platón el proceso educati-
vo tiene, además de un objetivo formativo, la misión de saber qué tipo de alma
predomina en cada individuo, es decir, su naturaleza, en virtud de la cual for-
mará parte de una u otra clase social.
Esa educación correrá a cargo del Estado, en ningún caso a cargo de las
familias. A lo largo de este proceso educativo se construirá la estratificación
social, de tal modo que algunos niños tendrán tendencia a abandonar sus estu-
dios pues les resultarán difíciles, mientras que otros desarrollarán un entusias-
mo cada vez mayor en torno al conocimiento. Los primeros pasarán a formar
parte de la clase de los artesanos, habiendo mostrado una mayor inclinación

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