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-Según Peirce todo sistema significante es una composición compleja de tres dimensiones:
cualidad, hecho y ley. Tricotomía: hay cualidades que son signos (cualisignos); cosas existentes
que son signos (sinsignos); y leyes que son signos (legisignos). El Objeto es el elemento real
determinante del signo: el signo esta determinado a tener alguna especie de correspondencia
con ese objeto. De los tres tipos de signos, los únicos que implican su existencia real son los
sinsignos; la realidad de los signos reposa sobre la determinación que el objeto opera sobre el
signo. Todo signo tiene un precepto de explicación, según el cual hay que comprenderlo como
si fuera una especie de emanación de su objeto. Después de haber presentado las tres
tricotomías construidas aplicando los tres criterios de la Primeridad (el signo considerado en si
mismo), la Secundidad (el signo considerado en su relación con su objeto) y la Terceridad (el
signo considerado en su relación con su interpretante), Peirce señala que estas tricotomías dan
lugar a diez clases de signos. En la relación tríadica que es un signo, es el signo el que
determina los otros dos componentes (objeto e interpretante) y es el único que puede ser un
Tercero. Si se puede decir del objeto que es determinante, es porque el objeto mismo es ya un
tercero. Porque cuando se habla, en la semiótica, de un primero, de un segundo y de un
tercero, se designan de ese modo aspectos de la Terceridad, son los tres, terceros. Si se puede
decir de un objeto que determina un signo, es porque el objeto mismo, como el
representamen y el interpretante, es un signo. Todo signo esta puesto para un objeto
independiente de el mismo; pero solo puede ser un signo de este objeto en la medida en que
el objeto tiene en sí mismo la naturaleza de un signo, del pensamiento. Cuando se examina el
funcionamiento significante de cada composición tríadica considerada en sí misma, el signo es
el elemento determinante de ese funcionamiento. Pero si se considera la semiosis misma, el
engendramiento de los signos, entonces un signo es determinado por su objeto. Debido a que
este objeto es en sí mismo un signo, produce otro signo del cual es el objeto, el cual será
objeto de otro signo, y así ad infinitum.
-Se plantean dos problemas: el del status ontológico de los signos en si mismos, y el del status
ontológico del mundo que ellos producen. La ontología de Peirce define tres dimensiones,
expresadas por las tres categorías: cualidad, hecho, ley. Todo signo participa de las tres
dimensiones. En lo relativo a la ley: todo signo es una ley, porque todo signo es un
pensamiento. Los signos existen, en la medida en que no tiene sentido hablar de un signo que
sería imposible. Aunque su materialización no tenga nada que ver con su carácter de signo, un
cualisigno no puede actuar realmente como singo antes de materializarse. El sinsigno es, por
definición, un existente que es un signo. Todo legisigno significa por su aplicación en un caso
particular, en una réplica. La réplica es un sinsigno. Por ello todo legisigno requiere sinsignos. Y
como todo sinsigno solo puede serlo por sus cualidades, supone un cualisigno o varios. Las
mismas dimensiones se aplican en el análisis de la relación del signo con su objeto, y del signo
con su interpretante, y encontramos allí la misma interpenetración de dimensiones: el signo
remite a su objeto, lo representa. Pero lo hace de una manera determinada, no desde todos
los puntos de vista, sino con referencia a una especie de idea, llamado fundamento del
representamen. Esta manera define la relación del signo con su objeto y del interpretante con
el mismo objeto. Llamamos al modo de representación del objeto en el signo, el objeto
inmediato. Pero el signo también representa su propia relación con el objeto: contiene una
representación de la relación entre la representación y el objeto. El objeto desborda el signo:
un signo dado, o un conjunto de signos, no puede representar el todo del objeto. Llamamos a
este desbordamiento del signo por el objeto, el objeto dinámico, que funda la independencia
del objeto con relación al signo. Es por definición el que ya se conoce en el momento en que el
signo dado nos dice algo más del objeto. Pone en juego la dimensión temporal: implica
ocasiones significantes ya producidas en el pasado y la potencialidad de experiencias
significantes en el futuro. Ello es por lo que solo la ley asegura la realidad de lo real: la
dimensión del futuro es la definición misma de la Terceridad. Tres modalidades del ser: hay
signos que representan sus objetos como simplemente posibles; otros como existentes
actuales; otros como leyes. El fundamento de estos signos que son leyes y que expresan la
manera en que ese futuro que no tendrá fin debe continuar siendo, es lo que Peirce llama
habito, que es al mismo tiempo el interpretante final. Y el habito es la acción social. Lo social
aparece así como el fundamento último de la realidad y de la verdad. Lo real: es una
concepción q debimos tener por primera vez cuando descubrimos que había algo irreal, una
ilusión. Implica la noción de una COMUNIDAD, que aparece como la garantía, la fuente de
legitimidad, de lo real y de lo verdadero, pues el problema de la verdad se plantea a partir de
actos de aserción. Supone que, formulada una proposición, una persona cumpla un acto que la
hace pasible de los castigos del derecho social (o moral) en caso de que no fuera cierta, a
menos que tenga una excusa precisa y suficiente.
-Una teoría de los discursos sociales reposa sobre una doble hipótesis: toda producción de
sentido es necesariamente social: no se puede describir ni explicar satisfactoriamente un
proceso significante, sin explicar sus condiciones sociales productivas; y todo fenómeno social
es un proceso de producción de sentido, cualquiera que fuere el nivel de análisis. Este doble
anclaje, del sentido en lo social y de lo social en el sentido, solo se puede develar cuando se
considera la producción de sentido como discursiva. El análisis de los discursos sociales abre
camino, al estudio de la construcción social de lo real. Toda producción de sentido tiene una
manifestación material. Las condiciones productivas de los discursos sociales tienen que ver,
ya sea con las determinaciones que dan cuenta de las restricciones de generación de un
discurso o de un tipo de discurso (condiciones de producción), ya sea con las determinaciones
que definen las restricciones de su recepción (condiciones de reconocimiento). Es entre estos
dos conjuntos de condiciones que circulan los discursos sociales. El análisis de los discursos es
la descripción de las huellas de las condiciones productivas en los discursos. Los objetos q
interesan al análisis de los discursos no están en los discursos; tampoco fuera de ellos. Son
sistemas de relaciones que todo producto significante mantiene con sus condiciones de
generación, y con sus efectos. Entre las condiciones productivas de un discurso hay siempre
otros discursos. Debemos tener en cuenta reglas de generación (gramáticas de producción) y
reglas de lectura (gramáticas de reconocimiento), que se reconstruyen a partir de marcas
presentes en la materia significante. No hay huellas de la circulación: solo puede hacerse
visible en el análisis como diferencia, entre los dos conjuntos de huellas, de la producción y del
reconocimiento. En la medida en que siempre otros textos forman parte de las condiciones de
producción de un texto, todo proceso de producción de un texto es un fenómeno de
reconocimiento. E inversamente: un conjunto de efectos de sentido, expresado como
gramática de reconocimiento, solo puede manifestarse bajo la forma de uno o varios textos
producidos.
-El conocimiento es un efecto de sentido cuya naturaleza solo puede ser aclarada volviéndola a
situar en la red infinita de los discursos entrelazados a ciertas prácticas sociales y, en
particular, a las que se convirtieron en las ciencias. El sujeto no es el soporte del conocimiento
porque solo hay conocimiento cuando el discurso del sujeto se encuentra atenazado entre sus
condiciones discursivas de producción (que el efectúa) y sus condiciones discursivas de
reconocimiento (que el abre y que dependen de lo que será más tarde). La red discursiva
reencuentra así el modelo temario de la semiosis, porque su estructura está hecha de
relaciones tríadicas tejidas unas a otras. Identificando un discurso de referencia (D), las
relaciones con sus condiciones productivas (PD y RD) se pueden representar de la manera
siguiente:
(O)
Dos relaciones tríadicas con dos puntos comunes: (D) y (O). Considerado en relación con sus
condiciones discursivas de producción, (D) es el interpretante de estas condiciones, y es solo
en esta medida que constituye a (O) como su objeto. Considerado en relación con sus
condiciones productivas de reconocimiento, (D) es signo de su objeto y R(D) deviene el
interpretante, dentro de la relación tríadica. El objeto solo existe en cuanto tal en y por esa red
interdiscursiva. Considerado en su único vínculo con (D), (O) puede ser designado como el
objeto inmediato de (D). Insertado en la relación tríadica P(D)-(O)-(D), (O) es el objeto
dinámico. Reencuentro de esta manera, en la red interdiscursiva, el espesor de lo real. Tomar
los discursos que ocupan posiciones determinadas en la red como objetos define la
especificidad del análisis de los discursos analizados en una relación entre un metadiscurso y
un discurso-objeto.
4-LA RED DE DISTANCIAS: Cuando las condiciones productivas conciernen a los mecanismos
fundamentales de funcionamiento de una sociedad tenemos dos problemáticas: la de lo
ideológico y la del poder de los discursos. Llamo ideológico al sistema de relaciones de un
discurso con sus condiciones de producción. Su análisis en los discursos es el análisis de las
huellas de las condiciones sociales de su producción. Llamo poder al sistema de relaciones de
un discurso con sus efectos. Ideológico y poder designan gramáticas discursivas. Todo
fenómeno social es susceptible de ser leído en relación con lo ideológico y con el poder. Sin
esta semiosis, no es concebible forma alguna de organización social. La problemática de lo
ideológico y la del poder son dos problemáticas ligadas pero distintas. La descripción de lo
ideológico de un discurso no nos autoriza a deducir sus efectos en recepción: un mismo
discurso puede producir efectos diferentes en contextos históricos diferentes, y en diferentes
zonas de una sociedad. Jamás se puede analizar un discurso en sí mismo: porque hay que
poner el discurso en relación con condiciones productivas determinadas; y porque hay que
comparar siempre discursos sujetos a condiciones productivas diferentes. Determinar en que
es este discurso diferente de otro, sometido a condiciones productivas diferentes, y en que es
equivalente a otro que forma parte de la misma clase, que está sometido a las mismas
condiciones. El análisis de los discursos solo puede trabajar sobre las distancias
interdiscursivas. La semiosis solo puede tener la forma de una red de relaciones entre el
producto y su producción; solo se la puede señalar como sistema puramente relacional.
Nuevo interés por las formas, que excede las polarizaciones forma-contenido, o
representación-realidad al comenzar a plantearse la cultura como una realidad de
representaciones que reclama explorar como las formas no son inocentes ni neutras en la
construcción de lo real, aun en aquellas aproximaciones más realistas. La producción
audiovisual contemporánea, en particular la producción mediática sobre las problemáticas
sociales, parece estar atada a una supuesta legitimidad estética de lo real, negando o
simplificando el papel de las estrategias de construcción de lo real, desde el lado de la
producción. Desde el lado de la recepción, el espectador queda colocado en una situación
pasiva de contemplación de lo real en la que no es posible reflexionar sobre las formas de
lo real. Lo real deviene espectáculo, la realidad es puesta en escena para un observador
anónimo recluido en la intimidad del hogar. La producción mediática parece alinearse a
una idea de realismo naturalista que asume una estética conservadora: predomina la
descripción y se contemporiza todo, se reducen los personajes a objetos casi inanimados;
colabora en una naturalización de la miseria y de la desigualdad, en un congelamiento del
cambio y del movimiento; despolitiza e impide que se produzca una experiencia de
conocimiento que promueva una transformación/conmoción/cambio de posición del
sujeto. Este realismo naturalista se construye a través de varias operaciones: banalización
de la situación social desigual, estetizacion de una dramática social y anulación del relato y
de la narración en pos de la voz del otro, negando su polisemia y anulando la dimensión de
intersubjetividad en juego.
Lo visible y lo no visible: Es en el escenario de expansión de la cultura visual donde la
cuestión de la visualización del dolor ajeno se torna dilema. Al hacer que el sufrimiento
parezca más amplio, al globalizarse, incita a que la gente sienta que los sufrimientos e
infortunios son demasiado vastos y épicos como para que la intervención política local los
altere de modo imperceptible. No son inocuas las formas de lo real, aun de un hecho
trágico: la tragedia no se impone, no debería ser criterio de justificación o legitimación
estético-realista de un tipo de representación, no constituye una ética del mostrar toda la
tragedia. Por otra parte, tragedias del pasado, pero resignificadas en el presente (como x
ej la dictadura militar), pueden ser ocasión de producción de una sensibilidad que excede
las formas políticas que han capturado sus dilemas más importantes en el presente.
Generan una sensibilidad común, construyen otro lenguaje para la muerte y para
prolongar la presencia en la ausencia, la presencia de la vida de los otros en los nuevos.
Una pedagogía de la imagen debería evitar pretender una sujeción a la imagen que insista
en su literalidad y que eluda sus silencios, que invite al encuentro con la humanidad
conocida y desconocida que nos rodea.
Análisis del discurso: define el acto de lenguaje como una puesta en escena: no es un
acto de comunicación: considerarlo así supone una intención de comunicación del emisor,
que constituye el objeto del mensaje lingüístico, que es explícitamente portador de esta
intención. El receptor solo debería descifrar el mensaje en función del código del que
dispone, que se supone coincide con el del emisor. Sin embargo, las cosas no son tan
simples:
o La palabra vive en y por el contexto particular que lo suscita. No tiene UN sentido
o El lenguaje no puede ser amputado de su dimensión psico-social. Son las circunstancias
situacionales las que producen la significación y no la palabra. En una comunidad social
dada existen convenciones y contratos lingüísticos: practicas psico-sociales compartidas.
o El lenguaje no existe independientemente de los individuos que lo utilizan.
o El acto de lenguaje no se reduce a su configuración lingüística: es un todo de
significación del cual una parte solamente es explícito y otra implícita.
Acto de lenguaje: resultado de 2 actividades: 1-Producción: hecho de un protagonista, que
tiene un proyecto de habla desde el momento en que se instituye como sujeto
comunicante. Tiene cierto estatus psico-social porque hablar significa comprometerse en
una relación de intercambio con respecto a otro protagonista; 2-Interpretacion: hecho de
un protagonista que desde el momento en que se instituye en sujeto interpretante, asume
cierto estatus social en la relación de intercambio que le es propuesta y que reconoce.
Acto de lenguaje: hecho de 4 protagonistas con estatus diferentes, que determinan dos
circuitos de intercambio: 1-Externo: lugar de las condiciones de producción e
interpretación del lenguaje en los que son puestos en escena un sujeto comunicante (YOc)
y un sujeto interpretante (TUi). Se atribuyen cierto estatus psico-social, imaginado por
cada uno; cada uno toma parte en un contrato de intercambio que es del orden del hacer,
y no del decir. 2-Interno: lugar del decir, donde son puestos en escena un sujeto
enunciador y un sujeto destinatario, como seres de habla. Determinados por la manera en
que la materia lingüística es organizada desde los puntos de vista enunciativo, narrativo y
argumentativo. No tiene en cuenta las condiciones de producción. El acto de lenguaje
resulta de la relación entre los dos circuitos. Ambos poseen cierta autonomía porque los
contratos de intercambio que proponen corresponden a dos dominios diferentes: hacer y
decir, pero están en articulación constante: el conocimiento imaginado del estatus psico-
social y de su interrelación, determina los implícitos del decir, y la percepción del status
lingüístico determina cierta imagen de los interlocutores.
Ritual sociolinguistico: encuentro de los condicionamientos del circuito externo e interno.
1-permite no perder de vista la existencia de los 2 circuitos cuando se analiza un acto de
lenguaje. Será necesario determinar las marcas que remiten a uno u otro. 2-nos obliga a
no confundir género y ritual. Todo ritual induce un género dominante, pero puede
combinarse con otros géneros. Ej: Ritual político induce el género propagandístico, pero
puede combinarse con el demostrativo o humorístico. Es necesario describir el ritual antes
de estudiar la especificidad del texto: para determinar sus características hay q reunir un
conjunto de textos que parecen pertenecer a cierto género, luego definir las constantes, y
poner en evidencia las estrategias que dan cuenta de la manera en que este es asumido,
transgredido o subvertido.
Todo acto de lenguaje/texto es producido/interpretado en función de 3 tramas
discursivas:
o aparato formal enunciativo: marcas formales que explicitan la presencia (o ausencia) de
los sujetos de habla, su relación y la relación con sus palabras. Se organizan en sistemas:
pronominal: identifica a los protagonistas; deíctico: estructura el espacio y tiempo que
dependen de la posición del sujeto hablante; modalizacion: señala el comportamiento
lingüístico del sujeto hablante en relación al sujeto destinatario y al enunciado.
o aparato formal narrativo: tipos de roles susceptibles de cumplir esos actores, y tipos de
relación entre ellos. Supone que la toma de conciencia de una carencia desencadena en
un individuo una búsqueda en la cual el objeto representara la carencia.
o aparato formal argumentativo: marcas formales que explicitan la relación que une a dos
o varios enunciados. Razonamiento sobre el que descansara la argumentación: siempre
casual (si p, entonces q), y desarrolla un acto de persuasión que tiende a confirmar la
existencia de p, y de una relación entre p y q.
Discurso de la revelación: pronunciación de una palabra que hace acceder a la existencia
(o descubre) una realidad desconocida hasta ese momento por aquel a quien está dirigida.
Don para que el que la recibe sea investido con los beneficios de esa realidad, transmitido
por un intermediario que es representante de la fuente del don o que está ligado a él.
La producción de la noticia como trabajo: criterios según los cuales los sucesos son
seleccionados como noticias: claridad y nitidez: menos ambiguo resulta un hecho, más
chances tendrá de ser elegido y seleccionado; la proximidad geográfica: lugar de
producción de los hechos; expectativas del público. El objeto noticia es el resultado de un
trabajo de encuadre de los hechos: un marco organizativo, que suministra los dispositivos
de imposición de sentido (relevantes/irrelevantes); un encuadre de normalización del
material y un encuadre narrativo: perspectiva a partir de la cual se presentara el material.
Los sucesivos encuadres narrativos no son una descripción literal de los hechos sino un
procedimiento de interpretación que permite descubrir y relaborar la esencia del suceso
mediante el ensamblaje sucesivo de piezas. La producción de la noticia se inserta en el
interior de un trabajo social e institucional propio del periódico, donde los procesos de
producción siguen una verdadera cadena de montaje correspondiente a una división
precisa del trabajo periodístico.
Las fuentes de información: son seleccionadas según un criterio practico: su nivel de
eficacia. La fuente es el marco al que apela el periodista para concretizar su competencia y
enmarcar el hecho.
Las fuentes textuales como estrategia del autor: la utilización de las fuentes textuales
produce al menos tres órdenes de efectos, revelando precisamente su naturaleza
estratégica: el efecto de actualidad compartido con el discurso de la información televisiva
(las fuentes están ahí y nos hablan), el efecto de veridiccion (el decir la verdad de los
protagonistas) y el efecto de objetividad (el periodista se oculta detrás de la toma de la
palabra de los actores sociales). Permite reconocer una de las características
fundamentales del genero informativo: la construcción de un espacio referencial percibido
como fuertemente actual y al mismo tiempo fuertemente real (los hechos han ocurrido de
este modo porque el relato de las fuentes lo vuelve legitimo). A su vez, permite el
desarrollo de uno de los juegos predilectos del discurso de la información como son las
desmentidas, las revelaciones y los rumores.