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HISTORIA ANTIGUA: ROMA

Nadia McGowan

1. La Italia Prerromana

La unidad Italiana se consigue por vez primera con la conquista romana. Hasta
entonces no se dieron los factores necesarios para formar una nacioó n. Las mayor
cantidad de referencias histoó ricas son griegas: Antiguü edades Romanas, de
Dionisio de Halicarnaso y la Historia de Tito Livio. No hay historia hecha por los
romanos hasta los Anales del s.III a.C.

La historiografíóa incluye hechos histoó ricos y legendarios. Algunos historiadores


rechazan en bloque los textos referidos a los primeros siglos de Roma.

Se ha ido modificando el planteamiento de los problemas centrales de


comprensioó n histoó rica de la Italia anterior al dominio romano. Ya no basta
conocer la lengua de cada pueblo. Hace falta un anaó lisis de su proceso histoó rico.

1.1. El hecho colonial

Los griegos en Italia

Los motivos que causaron el desplazamiento masivo de griegos son diversos:

 Econoó micas: no soó lo buó squeda de un lugar para vivir, sino el deseo de
grandes ganancias comerciales.
 Políótica interna: algunas ciudades griegas aconsejaban la emigracioó n ante la
oposicioó n al gobierno.
 Estas causas se repitieron en las colonias, que se convirtieron en ciudades
fundadoras de otras.

La fundacioó n colonial maó s antigua es Pytecusa, en la isla de Ischia, hacia el 770


a.C. La primera colonia en Italia es la de Cumas, en el golgo de Naó poles, en el 740
a.C. La colonia panheleó nica de Turio en el 440 a.C. es de las uó ltimas.

Modalidades fundacionales:

 Calcíódicos y eretrios de Eubea las fundaron como intermediarias para


distribuir los productos metaluó rgicos del aó rea etrusca en el Egeo y para
controlar las rutas comerciales de Sicilia. Explica Pytecusa, Cumas, Zancle
(Mesina) en Sicilia y Regio en Italia.
 Los megarenses fundaron Megara Hiblea hacia el 728 a.C., en Sicilia, de
donde salieron en el s.VII a.C. los fundadores de Selinunte.
 Los corintios eligieron Siracusa, con un buen puerto y explotaciones
agropecuarias. Desde Siracusa de crearon otras colonias (Casmena,
Camarina).
 Cretenses y rodios fundaron Gela en el s.VII a.C., orientada a la agricultura.

La parte sur de Italia se llenoó de asentamientos griegos, la Magna Grecia, desde


Tarent hasta Campania.

Las colonias manteníóan amistad con al ciudad madre pero eran independientes.
Se percibe mayor colaboracioó n entre colonias del mismo origen. Las colonias
fueron un modelo políótico implantado en Italia, centros activos de artesanado y
comercio ademaó s de bloques de intervencioó n exterior.

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Los fenicios en Italia

Hubo un predominio fenicio en el Sur del Mediterraó neo, mientras que el Norte
fue griego. Las primeras colonias partieron de Tiro. En el s.VIII a.C. cayoó en poder
asirio sin que esto modificara su condicioó n de ciudad volcada al comercio
maríótimo. Hacia el 1110 a.C., los fenicios fundaron Gades (Caó diz) y unos anñ os
antes, Lixus (Larache). En el 814 a.Cl fundan Caó rtago, ciudad que les representaraó
en Occidente y que tendraó hegemoníóa en el mundo colonial puó nico.

Desde entonces, la Peníónsula recibioó numerosos contingentes fenicios en el


sudeste, Ibiza fue colonia puente con Grecia desde el 654 a.C. y el norte de AÁ frica
tambieó n.

La estrategia fenicio-puó blica tuvo dos orientaciones en Italia: Disponer de


asentamientos puente entre Sicilia y Caó rtago: Malta, Motya, Cerdenñ a, a partir de
donde queríóan expandirse, era su otro foco de atencioó n.

La aportacioó n cultural y la incidencia comercial fenicio-puó nica en Etruria y Lacio:

 Alfabeto fenicio
 Presencia de cultos fenicios
 Objetos orientales o africanos

1.2. Los etruscos

Territorio: Italia central entre el ríóo Tiber y


Arno, dentro de los Apeninos y limitando en
Occidente con el mar Tirreo. Toscana su
ciudad principal. QuickTime™ and a
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Etruria se organizaba en 12 ciudades cuyos


representantes se reuniaó n en el santuario
del dios Voltumna, en Volsinii. Allíó elegíóan al
jefe comuó n, el praetor XII Etruriae
populorum. La cuenta no sale a ninguó n
historiador.

La presencia de Etruscos en la llanura del Po y en la costa adriaó tica soó lo es


significativa a partir del s.V a.C. El adriaó tico cobroó gran vitalidad por la expansioó n
comercial de Atenas y Corintio y por el aumento de capacidad adquisistiva de las
oligarquíóas de los territorios del norte del adriaó tico.

La Etruria madre no era un territorio de cultura ni estructura econoó mica


uniforme. Las ciudades del norte eran centros de produccioó n minero-metaluó rgica
y las ciudades del sur contaban con talleres de produccioó n artesanal variada,
entre los que sobresalíóa la ceraó mica. La agricultura fue un sector de primer orden
en todas las ciudades, pero sobresalioó en el centro.

Origen del pueblo etrusco

Los autores modernos se dividen entre un origen oriental, del aó rea egeo-
anatoó lica, y la autoctoníóa.

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En la Edad de Bronce y de Hierro, la poblacioó n de Etruria es anaó loga a otras


itaó licas en tipos de doblamiento y usos funerarios. Desde la Edad de Bronce
recibioó influjos de grupos orientales atraíódos por la riqueza de Cerdenñ a.

Los cambios econoó micos del s.VIII a.C. aceleran un nuevo tipo de sociedad
gentilicio-aristocraó tica, responsable de la asuncioó n del modelo griego en el
urbanismo y en otras formas de cultura. Utilizan el alfabeto griego y reciben
artesanos griegos y orientales. Siguieron abiertos a recibir extranjeros en los s.
VII-VI a.C.

En esta eó poca se importan bienes de consumo y de prestigio. La nobleza se


exhibe en vida y en las “tumbas principescas”. Se importan marfiles, alabastro,
huevos de avestruz, unguü entos, tejidos lujosos, etc.

El auge econoó mico de Etruria en el s.VIII-VI a.C. fue posible gracias al drenaje
sistemaó tico de sus tierras y a la puesta en praó ctica de agricultura racionalizada y
a la capacidad de obtener materias primas de sus minas, reelaborarlas y
distribuirlas.

Ciudades etruscas

Etruria fue la primera regioó n italiana en incorporar el modelo urbano.


Asentamientos de 4-5 ha en la Edad de Bronce pasaron a ser 20 y 30 veces
mayores en un periodo breve del s.IX a.C. Se hicieron desaparecer aldeas y la
poblacioó n se concentroó en los nuó cleos urbanos centrales y se amplioó el dominio
de cada ciudad.

Constituidas las ciudades en el s.VIII a.C., se pobloó lentamente el campo.

Las ciudades eran gobernadas por reyes, lucumones, hasta el s.V a.C., en que los
sustituyeron magistrados zilath, elegidos anualmente. Los magistrados con
funciones secundarias eran los manu, equivalentes a ediles latinos. El ejecutivo
estaba en manos de un senado compuesto por aristoó cratas.

Las capas populares no teníóan ninguó n oó rgano de expresioó n políótica. La asamblea


popular no seríóa un oó rgano políótico hasta el s.IV a.C.

Religión y cultura etruscas

Copiaron el alfabeto griego que eó stos debíóan a los fenicios. Adaptaron las teó cnicas
arquitectoó nicas griegas a las posibilidades que ofrecíóan los materiales de su
tierra. El maó rmol se sustituyoó con terracota. La religioó n no es un mero calco
griego, sino que teníóan una cultura propia, que fue la base de la religioó n romana
arcaica. Es de origen etrusco algunos nombres de dioses y la organizacioó n de
algunos dioses en tríóadas. Hay paralelismos tambieó n en rituales, como el de
fundacioó n de una ciudad despueó s de la consulta augural y marcando el aó rea
sagrada del pomerium en torno a las murallas.

La religioó n etrusca era la uó nica de Occidente revelada por profetas: Tages, Cacus y
Vegoya. Los libros sagrados conteníóan sus revelaciones y las indicaciones para
conocer la voluntad de los dioses, los libri fugurales, para interpretar las senñ ales
de truenos, rayos y relaó mpagos. Los libri haruspicines daban instruccioó n para

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interpetar la voluntad de los dioses a traveó s de las víósceras de animales


sacrificados. Los libros augurales orientaban la forma de realizar rituales.

Las necroó polis indican la creencia en la vida de ultratumba. La tipologíóa es


variada. La religioó n etrusca tuvo una gran fuerza de control social.

1.3. Los pueblos itálicos

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Ciudades o aldeas

Los autores antiguos presentan una visioó n de la Italia primitiva como la de un


territorio lleno de ciudades, lo que dista mucho de la realidad. Era comuó n la
convivencia de recintos amurallados con pequenñ os asentamientos abiertos o
fortificados. La ciudad prerromana era un hecho excepcional (Popoli e civiltá de
l’Italia antica, vols I-VI).

Samnio contaba con una densa poblacioó n, distribuida en muó ltiples aldeas. Cada
grupo contaba con un recinto amurallado, que no soó lo era defensivo sino que
servíóa de mercado y centro religioso.

Los santuarios eran nuó cleos de cohesioó n entre nuó cleos poblacionales.

Los préstamos religiosos

Los griegos prestaron a los indíógenas las representaciones antropomorfas de sus


dioses. Algunos santuarios del interior fueron lugares de contacto puntuales con
los colonizadores, pero los de costa con funcioó n de emporia lo fueron maó s. Los
emporia eran centros portuarios abiertos a comerciantes de origen diverso, con
un aó rea sagrada para que cada grupo pudiera venerar a sus dioses. Los emporia
fueron una importante víóa de helenizacioó n.

1.4. El Lacio Antiguo

La regioó n habitada por los primitivos latinos era Latium Vetus, para distinguirla
de la posterior ampliacioó n de Latium adjectum. Lacio quedaba delimitado por el
Tíóber, el Tirreno, los montes Lepinos, Prenestinos y Corniculanos en el este y los
de Terracina al sur.

Griegos fenicios y etruscos en el Lacio

Lacio no sufrioó que ninguna fundacioó n colonial le hiciera perder tierras o


satelizara sus poblaciones. La gran víóa de la sal cruzaba su territorio, hasta donde
se fundoó Roma. El Tíóber era navegable con pequenñ as embarcaciones.

Lavinium se presenta en la tradicioó n literaria como la metroó poli religiosa de


Roma. Fue un centro religioso Lacio arcaico. Cuando Roma empieza a ser
hegemoó nica en el Lacio, incorpora los cultos de Lavinium en el pomerium:
Indiges, Vesta, Penates, Iuturna y Dioscuros. Hay pruebas de influjos religiosos
griegos en Lacio.

El influjo fenicio-puó nico se ve en un tratado firmado con Carthago en el 508 a.C.,


en el que Carthago se compromete a no intervenir en los dominios romanos de
Lacio. Hay tambieó n restos religiosos fenicios junto a objetos de culto etruscos.

Los otros vecinos de Lacio

Estos pueblos eran los sabinos, heó rnicos, ecuos y volscos.

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Sabinos: se relacionan con los inicios de la Roma monaó rquica, puesto que los
reyes Tito Tacio, Numa Pompilio Anco Marcio eran sabinos. Los poblados
antiguos sabinos no llegaron a ser ciudades. Su mayor aportacioó n es a Roma
mediante transacciones comerciales.

Los otros pueblos desarrollaron un reó gimen de vida urbano en eó poca arcaica. Los
heó rnicos desarrollaron centros protourbanos y enclaves de grandes santuarios.
Los ecuos tampoco se organizaron en ciudades, se distribuíóan en aldeas con
centros confederales.

Volscos y ecuos empezaron a ser relevantes por su poder militar cuando tomaron
comarcas de Lacio.

Roma y las comunidades de Lacio

Habíóa unidad cultural en Lacio. Hablaban latíón. Teníóan dioses, estructura


onomaó stica personal y un grado de desarrollo econoó mico y social propio.

Su evolucioó n cultural no es dispar a zonas limíótrofes.

 Fase I (s.X): incineracioó n

 Fase II (900-830 a.C.): inhumacioó n. Formacioó n de nuó cleos urbanos.

 Fase III (830-720 a.C.): Primeros asentamientos coloniales griegos.


Consolidacioó n de ciudades etruscas. Preó stamos culturales griegos: torno de
alfarero, teó cnicas para trabajar el metal. Sociedad estratificada (tumbas
principescas), se acelera el desarrollo urbano.

 Fase IV (720-580 a.C.): centros urbanos, creacioó n de ejeó rcitos políóticos de


ciudadanos, mayor simplicidad en ajuares funerarios.

Lacio conocíóa las teó cnicas agrarias etruscas (arado, rotacioó n de cereales y
barbecho). La presencia de dioses protectores del ganado y relacionados con
animales hacen pensar en un gran peso econoó mico de la ganaderíóa.

Roma no aparece predestinada a desempenñ ar una funcioó n distinta a ninguna otra


ciudad de Lacio al iniciarse el s.VIII a.C. Estuvo libre de colonizacioó n a la vez que
conocíóa los cambios que se operaban en las cercaníóas. Soó lo teníóa dos ventajas, su
posicioó n geograó fica en un cruce de víóas terrestres y la fluvial del Tíóber, y por el el
final de la víóa de la sal que veníóa de Campania.

1.5. La Roma de los reyes

Se fecha la fundacioó n de roma en el 754 a.C., aunque haya otras propuestas que
conectan con la idea de un acto fundacional, que conecta con la leyenda de Eneas.
Esta leyenda tomoó forma en el s.VI a.C. y fue asumida para justificar la herencia
cultural y religiosa de Lavinium y Alba Longa. Se sostiene que el nuó cleo de Roma
es el Palatino y su base econoó mica, el Foro Boario.

La lista canónica de los reyes

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La forma originaria de organizacioó n políótica fue la realeza. La lista tradicional de


reyes es: Roó mulo, Numa Pompilio, Tulio Hostilio, Anco Marcio, Tarquinio Prisco,
Servio Tulio y Tarquinio el Soberbio. No hay duda razonable sobre la existencia
de reyes, pero síó sobre que fueran estos.

1.6. Los primeros reyes de Roma

Los primeros cuatro reyes seríóan del 754-753 al 614-613, unos 140 anñ os. Puede
aceptarse que a finales del s.VII a.C., Roma era una auteó ntica ciudad. Se admite
como vaó lida una cifra de unas 50.000 personas. El proceso de formacioó n se
atribuye a medidas distribuidas entre estos reyes.

La organización social

La creacioó n de una ciudad-Estado lleva en su seno la diferenciacioó n social. No es


faó cil saber si antes del s.VIII a.C. las sociedades latinas eran igualitarias. Hay
pruebas de posiciones de poder en las sociedades recolectoras, dignos de ser
destinatarios de regalos. El don era un factor para crear mejores condiciones
econoó micas para un reducido grupo social.

La primera diferencia surge entre los que tienen plenos derechos ciudadanos y
los no ciudadanos. La Roma antigua tiende a incorporar en la ciudadaníóa a las
poblaciones incorporadas por el asilo o el sometimiento militar y trasladadas a
Roma.

Las necroó polis del Foro, Quirinal y Esquilino tienen tumbas maó s ricas en los
s.VIII-VII a.C., indicador de un sector social con maó s recursos. Los textos hablan
de patres, o jefes de clanes militares, a los que correspondíóan tales tumbas.

Las posibilidades de enriquecimiento son varias. La venta de sal y las


operaciones comerciales y artesanales eran privadas. El control de nuevas
tierras, que pasaron a manos de las grandes familias romanas, enriquecioó .

Cada gens incorporaba varias familias nucleares con un “pater gentis”. El


parentesco es la base para estas agrupaciones gentilicias. Un amplio sector de la
poblacioó n libre eran clientes, con víónculos de dependencia con los grandes
grupos familiares.

No hay informacioó n sobre la explotacioó n de mano de obra esclava.

El cuerpo cíóvico se dividíóa en tres tribus, Ramnes, Tities y Luceres.

Instituciones políticas

El cuerpo cíóvico, con las tres tribus, se subdividíóa en 30 curias, 10 por cada tribu,
con fines de organizacioó n militar. Cada curia aportaba 100 hombres para crear un
ejeó rcito de 3000 infantes y otros 30 hombres para una caballeríóa de 300 jinetes.
Por cada 1000 infantes habíóa un tribunus militum y por cada 100 jinetes, un
tribunus celerum. Este fue el ejeó rcito comuó n de Roma en la eó poca de Servio Tulio.

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El cuerpo cíóvico militar era el que constituíóa la representacioó n popular en la


asambla de Comicios Curiados. Esta asamblea trataba asuntos de la ciudadaníóa.
Adopciones, aplicacioó n de testamentos, aprobacioó n o no de penas capitales, etc.
Se reuníóa para conceder el Imperium a un nuevo rey a traveó s de una lex curiata de
imperio. La eleccioó n previa se hacíóa en el Senado, presidido por el interés.

Cuando las curias no eran un cuerpo militar o un oó rgano políótico en los Comicios
curiados, seguíóan siendo un colectivo con personalidad propia. Disponíóan de
lugares de reunioó n y veneraban a Iuno Curitis.

Las instituciones no estaban tan ríógidamente definidas como en los Estados


modernos. El peso políótico estaba en la agrupacioó n de patres en el Senado. El rey
era uno maó s de los patres, elegido por ellos. El rey representa a la comunidad
ante los dioses y teníóa autoridad para convocar al Senado o a los Comicios
Curiados.

2. La República Primitiva

2.1. El primer siglo de la República

El origen de la República

Situamos el origen de la Repuó blica en los uó ltimos anñ os del s.VI a.C.

Al sustituir un reó gimen por otro, los poderes religiosos del rey se transmiten a un
sacerdote llamado rex sacrorum. El resto de poderes monaó rquicos pasan a los
altos magistrados civiles anuales y epoó nimos.

El consulado como magistratura suprema comienza a ser habitual a finales del


s.IV a.C.

Primeros conflictos entre patricios y plebeyos

En la eó poca monaó rquica estaban bien definidos los patricios con sus clientes. El
resto de la poblacioó n libre era un conglomerado de campesinos, artesanos y
comerciantes, latinos o emigrantes, que no eran parte de ninguna gens. Estos
fueron la base de los plebeyos. El sentimiento de grupo no surgioó hasta los inicios
de la Repuó blica, cuando los patricios cierran filas y monopolizan los resortes del
Estado.

Las reivindicaciones de los plebeyos giraron en torno a tres ejes:

 Aspiracioó n de desempenñ ar magistraturas, que no soó lo fueran para patricios.

 Reparto de lotes de tierra del Estado para los plebeyos. Las nuevas tierras
conquistadas eran repartidas entre patricios.

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 Supresioó n de dependencia por deudas. Los que solicitaban un creó dito debíóan
trabajar para sus acreedores en reó gimen de dependencia, nexum, si no
pagaban los intereses y los creó ditos en los plazos y formas convenidos.

En tres anñ os tuvieron lugar acontecimientos que garantizaron el fin de la


monarquíóa y la hegemoníóa romana sobre Lacio:

 Victoria militar de Roma sobre los latinos en el 496 a.C.

 Se cerraron las expectativas de los partidarios de la monarquíóa al morir


Tarquinio el Soberbio en 495 a.C. en su destierro de Cumas

 Latinos firmaron un pacto de alianza con Roma, foedus Cassanium 493 a.C.

Los patricios empezaron a monopolizar las altas magistraturas y el Senado. Los


herederos de las viejas familias eran los uó nicos que accedíóan a sacerdocios rex
sacrorum, pontifices, flamines, etc., y los auspicios. Eran los uó nicos capaces de
conocer la voluntad de los dioses y conferir sacralidad al imperium. Con el
prestigio religioso y social, los patricios empezaron a acaparar los demaó s
resortes del Estado.

En el 494 se crearon los tribunos de la plebe, el templo de Ceres como divinidad


protectora plebeya y para su cuidado y administracioó n de crearon ediles. Los
plebeyos podíóan acudir a asambleas propias, concilia plebis. Se creoó una
organizacioó n semiestatal plebeya, un Estado dentro del Estado.

Roma y los pueblos vecinos

El rey Tarquinio encontroó apoyo en algunas comunidades latinas. Roma tambieó n


sirvioó de base de operaciones para Porsena en su lucha contra los latinos. Esto
llevoó a un enfrentamiento armado entre Roma y los miembros de la Liga Latina.
La victoria romana llevoó a una nueva alianza romano-latina conocida como
foedus Cassianum, en el 493 a.C. La Liga Latina fue un instrumento baó sico para las
relaciones con los pueblos vecinos durante maó s de un siglo hasta que la fue
disuelta por Roma en el 338 a.C.

El decenvirato y las Leyes de las XII Tablas

A mediados del s.V a.C. no se habíóa modificado la relacioó n entre los dos sectores
sociales enfrentados. El abismo entre patricios y plebeyos se hizo maó s profundo.

 462 – Un tribuno de la plebe propone crear una comisioó n de cinco miembros


para definir los poderes de los coó nsules. Los patricios la rechazan.

 451 – el patriciado accede a crear una comisioó n de diez miembros


encargados de redactar el primer cuerpo de leyes. Los decenvirios, patricios,
permanencen mientras en el poder.

 La comisioó n escribioó un texto en diez planchas conocidas como las Leyes de


las XII Tablas.

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 Se nombroó una segunda comisioó n con patricios y plebeyos para terminar su


tarea. Al terminar su mandato anual soó lo redactaron dos planchas maó s. Esta
comisioó n intentoó autorprorrogarse el poder.

Con la fijacioó n de un texto escrito, los patricios perdíóan el monopolio del control
juríódico y su interpretacioó n. Las Tablas I, II y III conteníóan derecho procesal, la IV
los privilegios del pater familias, la V normas sobre la tutela de la mujer, VI sobre
los nexum, etc.

 449 – se otorga plena inviolabilidad a los dirigentes plebeyos, tribunos y


ediles. Se reconoce la obligatoriedad para los plebeyos de las decisiones
tomadas por su asamblea, los plebiscita. Se refuerza su valor y se crear un
cuerpo social plebeyo maó s compacto y democraó tico.

 444 – Se crean los tribunos militares con poder consular. Desaparece en el


367.Maó ximos jefes militares. Habíóa plebeyos. La uó nica víóa para que los
plebeyos llegaran a la maó s alta magistratura del Estado.

La conquista de Veyes

El fin del peligro con los puebos limíótrofes (volscos, ecuos y sabinos) permite una
mejora de las condiciones de Roma y los latinos. Con la toma de Veyes Roma tuvo
tierra para repartir entre su poblacioó n y calmar las reivindicaciones plebeyas. La
debilidad políótica de sus vecinos abrioó un faó cil camino expansivo al norte y Roma
quedoó como la primera ciudad de Italia.

2.2. La república patricio-plebeya

Con la conquista de Veyes se crean mejores condiciones econoó micas y se


disuelven las tensiones entre patricios y plebeyos y Roma puede convertirse en la
primera potencia hegemoó nica itaó lica. La amenaza de los pueblos ceó lticos y la
resistencia de algunas comunidades son riegos a la vez que estíómulos.

El peligro galo

Una incursioó n gala penetroó Lacio en el 339 a.C. Las tropas romanas fueron
derrotadas. Los galos asaltaron Roma aunque no tomaron la colina capitolina. Se
retiraron tras pedir como rescate mil libras de oro. El peligro galo continuoó con
incursiones de pillaje.

A raíóz de esto se decidioó amurallar Roma. Caere ayudoó a Roma durante el asedio
galo, por lo que despueó s se les otorgoó ciudadaníóa con pleno derecho, excepto el
voto en las asambleas. Roma convirtioó una situacioó n críótica en un eó xito políótico.

Roma y la Liga Latina

Durante las incursiones galas, algunos miembros de la Liga se mostraron


amistosos con los invasores. A su vez, Roma tomaba cada vez maó s iniciativas de
políótica exterior sin contar con la Liga. Otros pueblos de Italia reconocíóan a Roma
como una gran potencia con la que era necesario pactar. La fuerte posicioó n de
Roma en la Liga y algunas desavenencias políóticas enconaron los aó nimos entre
Roma y la Liga. Despueó s de enfrentamientos armados, se impuso la unidad de

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accioó n del ejeó rcito romano, que terminoó por controlar todo Lacio. Roma disolvioó
la Liga y Lacio quedoó bajo su dependencia. Las comunidades que reconocieron el
poder de Roma recibieron el estatuto de municipios romanos. La disolucioó n de la
Liga dejoó a roma como el centro políótico de todo el Lacio.

Las primeras guerras samníticas y anexión de Campania

Los samnitas teníóan libertad de actuar al sur de Campania y Roma se reserva el


derecho de hacerlo sobre toda la regioó n.La entrega de Capua a Roma fue el
motivo que decidioó la intervencioó n contra los samnitas. La I Guerra Samníótica
terminoó con un nuevo pacto entre ambos. La toma de Naó poles causoó la II Guerra
Samníótica. Estas guerras obligaron a otras comunidades a tomar partido. Con
esto se definioó la hegemoníóa definitiva de Roma en el centro de Italia.

Control territorial y estatuto de las ciudades

A principiosi del s.III a.C., Roma controlaba 14.000 km^2. Soó lo unas pocas
comunidades teníóan plenos derechos y ciudadaníóa. La distincioó entre romanos y
latinos se mantendraó hasta Caracalla en el s.III d.C.

Podíóan concertar matrimonios mixtos entre latinos y romanos ius connubil,


teníóan la misma proteccioó n legal en intercambios comerciales, ius commercii, y
manteníóan la ciudadaníóa el caso de desplazarse a otra comunidad, ius migrandi.
Los latinos no teníóan derechos políóticos y militares.

Roma creoó tres tipos de ciudades libres: las de plenos derechos de ciudadaníóa
(colonias o municipios de derecho romano), ciudades sin derecho a voto
(civitates sine suffragio) y las de latinos (antiguas colonias de Lacio y de la Liga
Latina y nuevas colonias latinas fundadas por Roma). Las ciudades que pasaban a
dependencia mediante un pacto pero manteníóan su autonomíóa local eran
ciudades libres liberae o federatas foederatae. Las que eran tomadas por armas
eran dediticias, deditio, por lo que perdíóan sus bienes muebles e inmuebles asíó
como la libertad. Estas comunidades eran la base para incrementar los dominios
estatales, fundar colonias, repartir lotes de tierra.

Condiciones sociales y económicas durante el s.IV a.C.

 La oligarquíóa patricio-plebeya: la colaboracioó n plebeya fue fundamental en la


defensa contra los galos. Los matrimonios mixtos empezaron a tener
consecuencias sociales. En el 367 se aprobaron leyes destinadas a mejorar la
situacioó n de los deudores, rebajando los tipos de intereó s y prolongando los
plazos de devolucioó n. Se limitoó el nuó mero de yugadas de tierra del estado
que podíóan concederse en alquiler a cada ciudadano romano con lo que
podíóan beneficiarse maó s personas de ellas. Se permitioó que uno de los dos
coó nsules fuera plebeyo. Se permitioó que en el colegio sacerdotal cinco de sus
diez miembros fueran plebeyos. A partir del 300 a.C., todos los sacerdocios
puó blicos quedaron abiertos a patricios y plebeyos. El acceso a las
magistraturas civiles y religiosas del Estado es el testimonio de la creacioó n de
una nueva oligarquíóa nobilitas patricio-plebeya.

 Las capas populares: se tomaron medidas para mejorar la situacioó n de las


capas populares.

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o 347 y 342. Leyes para mejorar la situacioó n de los deudores.


o 326. Se abole la esclavizacioó n de los libres por deudas, el nexum.
o 336, primer pretor plebeyo. Consigue aprobar nuevas leyes que
afectan la participacioó n conjunta de patricios y plebeyos en el
Senado.
 Aprobacioó n previa del Senado de las leyes para comicios
centuriados.
 Obligatoriedad de las decisiones tomadas en las asambleas
plebeyas.

En el s.IV a.C. hay paz social ya que los campesinos no corren riesgo de caer en
dependencia por deudas gracias a la anexioó n de nuevos territorios. Dominaba
el sector agropecuario y despega la artesaníóa y el comercio. Las primeras
monedas surgen en el 268 a.C. El equipamiento del ejeó rcito implica tambieó n
una importante industria destinada a armas, ropas y otros uó tiles militares. Se
valora la mano de obra esclava.

La obra de Appio Claudio

Fue el personaje políótico maó s importante de fines del s.IV a.C. Fue coó nsul dos
veces pero su mayor relevancia es como censor en el 312.

 Inicioó la construccioó n de un gran acueducto, el primero de Roma. Aquia


Appia. Necesario para las necesidades de una poblacioó n creciente.

 Pavimentoó el camino desde Capua a Roma por la Llanura Pontina, via Appia.

 Lectio Senatus. Los esclavos manumisos o libertos adquiríóan la ciudadaníóa


romana. Tras la decisioó n de Appio Claudio se contempla la inclusioó n de
riqueza mueble en su rango social. Nada impide que hijos de libertos
dispusieran de una importante fortuna inmnueble.

 Nueva distribucioó n de los ciudadanos por tribus

2.3. Las instituciones republicanas a finales del s.IV a.C.

Magistraturas

 Se exige ser ciudadano romano, disponer de fortuna desahogada y formar


parte de la eó lite patricio-plebeya, tener experiencia en gestioó n de asuntos
puó blicos y no tener ninguna causa de indignidad.
 Trabajo gratuito, considerado un honor.
 Mandato anual, electos en asamblea popular.
 Cada magistrado teníóa al menos otro colega, teníóan capacidad de veto
intercessio entre síó.
 Magistraturas extraordinarias: interrex y dictador. El dictador era electo y
con duracioó n definida.
 Ante la muerte de un magistrado, sus funciones las asumíóa el que le siguiera
en rango.
 Prorrogatio: un anñ o maó s para completar una tarea iniciada.

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 Los tribunos de la plebe entraban el 10 de diciembre, los cuestores el 5 de


diciembre. Coó nsules el uno de marzo, el inicio del anñ o. Luego el uno de enero.
 Las magistraturas curules permitíóan el uso de la silla curul como signo de
rango frente a las que no teníóan ese privilegio.
 Todas teníóan sitio reservado en los rituales o espectaó culos puó blicos y
portaban síómbolos de rango, ornamenta.
 Para llevar a cabo su cometido estaban dotados de poder, potestas, en
nombre del Estado.
 No siempre eran expertos en su aó rea, por lo que el Estado ofrecioó
colaboradores, consilium y subalternos, apparitores.
 Soó lo los maó s altos magistrados, coó nsules y pretores teníóan imperium. Implica
la posesioó n de poder sacrosanto, votado en asamblea, que teníóa proteccioó n
divina y que era intermediario par ala realizacioó n de auspicios destinados a
conocer la voluntad de los dioses. Les confiere capacidad de reclutar tropas y
vincularlas a síó a traveó s de un juramento. En caso de grandes eó xitos militares,
podíóan recibir el tíótulo de imperator y los honres del triunfo en un desfile por
la via sacra hasta el Capitolio.
 Los hijos de la nobilitas se ejercitaban en el aprendizaje de la gestioó n de
asuntos puó blicos, como equipo de un alto magistrado o en cargos inferiores.
El sistema llevoó a la creacioó n de colegios puó blicos.
 A finales del sIV se define el rango de las diversas magistraturas. De menos a
maó s:
o Cuestura, responsables del tesoro y archivo puó blico, despositado en el
Templo de Saturno. A f.s.IVa.C. eran cuatro. Maó s tarde, uno con cada
cuerpo militar.
o Tribunado de la plebe, la complejidad de sus funciones impone su
incremento hasta 10. Durante la Repuó blica fueron inviolables,
sacrosantitas, y su poderes de defensa del pueblo permitieron el veto a
magistrados y convocar la asamblea popular.
o Edilidad, perdioó el sentido la competencia de edil de la plebe como
ayudante de tribuno y administrador del templo y archivos plebeyos.
Los dos ediles plebeyos y los patricios o curules conservaron sus
nombres. Teníóan anaó logas competencias de vigilancia del orden
puó blico, control de pesas, impuestos de mercados y limpieza y buen
estado de edificios puó blicos. Tribunado de plebe y edilidad tienen el
mismo rango.
o Censura, dos censores elegidos cada cinco anñ os para un mandato de
anñ o y medio. Revisan y actualizan la lista de ciudadanos y sus bienes
para mantener los datos necesarios para las levas militares y la
composicioó n de asambleas. Hacíóan la lista de miembros del Senado.
Eran antiguos pretores o coó nsules con vida honesta.
o Pretura, un pretor urbanus y el peregrinus, con competencia en la
administracioó n de justicia. El urbano atiende pleitos entre ciudadanos y
el peregrino con extranjeros residentes o enter romanos y latinos. Maó s
tarde Roma encarga un pretor por provincia para su gobierno.
o Consulado, magistratura suprema del Estado. Siempre dos,
magistratura epoó nima que daba nombre al anñ o. Dotados de imperium,

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teníóan mando supremo del ejeó rcito y eran la maó xima autoridad civil en
el interior y el exterior.

El Senado

El censor hacíóa la lista de senadores, lectio Senatus, en el siguiente orden:

 Los del anñ o anterior, excepto los que merecieran una nota censoria.
 Las vacantes se cubríóan seguó n el rango en magistratura.
 Este sistema dotaba de hombres experimentados al Senado a la vez que lo
hacíóa un reducto de las grandes familias.

El Senado:

 Fija la políótica internacional. Los coó nsules le rinden cuentas.


 Puede privar a los magistrados de sus funciones.
 Garantiza la estabilidad del Estado y define sus cometidos.
 Si muere un coó nsul, los auspicios vuelven a los senadores, hasta que los
transmiten a un nuevo coó nsul. En estos casos se nombre a un senador como
interrex durante cinco díóas y los transmite a otro senador hasta que hay un
nuevo coó nsul.
 300 hasta la eó poca de Sila. Sesiones convocadas por los coó nsules o pretores o
por los tribunos de plebe. La curia era la sede ordinaria de las reuniones, o
un templo.

Las asambleas romanas a fines del s.IV a.C.

 Comicios curiados: El pueblo dividido en 30 curias. Habíóan perdido su valor


representativo. Se mantuvieron durante la repuó blica como un organismo que
votaba la lex curiata de imperio y realizaba la formalidad de transmitir el
imperio a los altos magistrados. Teníóa competencia en el nombramiento de
nuevos sacerdotes y en los rituales puó blicos de adopcioó n.

 Comicios centuriados: asambleas por centurias creadas bajo el rey Servio


Tulio, un total de 193 centurias. No teníóan competencia políótica ni juríódica,
pero eran un instrumento de reclutamiento y organizacioó n del ejeó rcito. A
mediados s.III, se amplioó el nuó mero de centurias a 273 relacionando las
centurias con la pertenencia a tribus. Se hizo maó s democraó tico y
representativo. Estos comicios complementaban la actividad deliberativa del
Senado.

 Comicios por tribus: hasta el 241 se crearon nuevas tribus. 35 tribus, 4


urbanas y 31 ruó sticas. Todos los ciudadanos teníóan tribu, los latinos
quedaban excluidos. Cada tribu equivalíóa a un voto. Teníóa competencia para
elegir magistrados que no tuvieran imperium, votaban leyes e equivalíóan al
maó ximo tribunal de apelacioó n para todo ciudadano que hubiera sido
condenado. Entendíóan tambieó n de críómenes contra el Estado. Su poder
quedaba limitado por ratificacioó n previa del Senado. Se reuníóan en el
Comicio.

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3. La crisis de la República I. De los Gracos a Sila.

La crisis de la Repuó blica se inicioó en el 133 a.C. y terminoó en el 30 a.C. cuando uno
de los triunviros, Octaviano, quedoó como duenñ o del destino de Roma.

3.1. La época y obra de los hermanos Gracos

Tiberio Sempronio Graco

Fue elegido en el 134 a.C como tribuno de la plebe para ejercer el cargo junto a
otros 9 tribunos. Comenzoó su mandato con una propuesta de reforma agraria
para revisar los arrendamientos de las tierras puó blicas para que cada poseedor
no pudiera tener maó s de 500 yugadas y otras 250 por cada uno de sus dos
primeros hijos hasta un maó ximo de 1000 yugadas. La tierra restante debíóa
devolverse al Estado. Las tierras recuperadas se dividiríóan en pequenñ as parcelas
para los ciudadanos sin tierra.

Tiberio propuso la aprobacioó n de la ley en asamblea contra la voluntad del


Senado. Su eó xito equivalíóa a situar la voluntad del pueblo por encima de la
autoridad del Senado.

Los triunviros encontraron trabajas a la aplicacioó n de la ley. La mayoríóa


senatorial optoó por obstaculizar la aplicacioó n de la ley agraria graquiana. La
comisioó n triunviral encargada de aplicar la ley no recibioó apoyo institucional y no
se contemploó ninguna ayuda puó blica para los nuevos perceptores de tierras.

Ante esto, Tiberio sometioó a la asamblea popular que el patrimonio de Atalo III
de Peó rgamo, ahora para el pueblo romano, se destinara a ayudar a los que
percibieran lotes de tierra. Esta propuesta equivalíóa a dar participacioó n al pueblo
sobre decisiones de políótica exterior, tradicionalmente del Senado.

El Senado empezoó una campanñ a de descreó dito contra Tiberio. Para defenderse,
Tiberio se presentoó a un segundo mandato como tribuno. Fue asesinado por un
grupo de senadores armados junto con sus seguidores. El Senado habíóa roto la
inviolabilidad de los tribunos y abrioó la víóa de la violencia armada como arma
políótica.

El intermedio entre Tiberio y Cayo Graco

El Senado no se atrevioó a suprimir la ley agraria pero consiguioó que se eligieran


para el senado dos enemigos de los Gracos, quienes abrieron procesos contra sus
seguidores y se obstaculizoó auó n maó s la labor de los triunviros de la comisioó n
agraria. Los partidarios Gracos mantuvieron una estrategia de prudencia y de
buó squeda de ampliacioó n de las bases sociales.

El breve tribunato de Tiberio sirvioó para quebrar el falso monolitismo social. La


sociedad se polarizoó entre los que defendíóan continuar y ampliar la obra de
Tiberio, los populares, y los defensores de la anterior situacioó n social y políótica,

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los optimates. La tensioó n entre ambos llevoó a terminar con el viejo sistema de la
Repuó blica.

Los latinos se quejaron de tener que entregar tierras sin entrar en el reparto. Los
populares propusieron que pasaran a ser ciudadanos romanos. El Senado se negoó
y llegoó a reprimirlos militarmente.

Los dos tribunados de Cayo Sempronio Graco

Cayo Graco fue parte de la primera comisioó n agraria de 133. Las capas populares
le dieron apoyo masivo en el 124 en las elecciones de tribuno de la plebe. Su
programa era ambicioso pero coherente. La lex de capite civis impedíóa al Senado
hacer juicios extraordinarios sin que mediara la voluntad popular, para evitar
que los optimates pudieran someter a juicio a los populares. Era un blindaje para
que nadie se viera cohibido por apoyar causas contrarias a los optimates.

Consiguioó que se aprobaran maó s leyes dirigidas a privar de privilegios a los


sectores reaccionarios. La ley ab Actis prohibíóa a todo magistrado despuesto por
indigno poder ocupar otra. En la nueva ley sobre provincias, se repartíóan primero
las competencias para que los coó nsules fueran elegidos por sus capacidades y no
gobernaran por conveniencia personal o familiar.

La ley Acilia hizo que los caballeros pasaran a formar parte de las comisiones
judiciales en nuó mero igual a los senadores. Hasta entonces la corrupcioó n no
causoó condenas serias. Esta ley saneoó la administracioó n provincial. La Ley
Sempronia hizo que los impuestos de Asia fueran recaudadas por caballeros.

No habíóa solucioó n al problema de incorporacioó n de los latinos, por lo que evitoó


entrar en conflicto con las tierras que estos teníóan alquiladas al Estado. Inicioó un
ambicioso programa de colonias en las que eó stas recibíóan ciudadaníóa y sus
colonos, tierras. La creacioó n de colonias fue lenta, requeríóa aprobar una nueva ley
para esa colonia, crear una comisioó n para llevarla a cabo y proveer de recursos a
los colonos.

Consiguioó que se aprobara la lex frumentaria, en virtud de la cual el Estado


adquiríóa trigo para distribuirlo a la plebe a un precio fijo maó s bajo que el de
mercado, para romper la especulacioó n. Otra ley impidioó reclutar soldados
menores de 16 anñ os y obligaba al estado a proporcional el equipamiento.

Se volvioó a presentar, dejoó de ser anticonstitucional la reiteracioó n de


magistratura, y no soó lo fue reelegido sino que otro popular accedioó al consulado.

En el 122 volvioó a intentar ampliar el nuó mero de ciudadanos. Los optimates


empezaron una campanñ a de difamacioó n y estimularon el egoíósmo popular. El
pueblo rechazoó la propuesta de Cayo y aproboó la de Druso de crear 12 colonias
para que no tuvieran que emigrar a las provincias.

La difamacioó n hizo mella y cuando se presentoó por tercera vez no tuvo mayoríóa
de votos. El Senado decretoó el Senatus consultum ultimum, una medida de
excepcioó n que autorizaba a los magistrados a perseguir a Cayo y a sus seguidores
con armas, hasta que murieron eó l y muó ltiples seguidores.

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Libres de líóderes populares, los optimate quisieron volver al orden previo, pero la
causa de los populares habíóa calado profundamente en la sociedad romana.

La reorientación optimate de la obra de los Gracos

La muerte de Cayo dejoó sin direccioó n a los populares. Los optimates se dividieron
en moderados, partidarios de mantener algunas de las reformas, y los que
queríóan los privilegios de antes de 133.

Se limitoó la aplicacioó n de la ley agraria. Se aproboó la Lex Thoria, por la que todas
las tierras asignadas en lotes a ciudadanos adquiríóan el mismo estatuto que las
particulares, pudiendo ser transmitidas o vendidas. Se suprimieron las reformas
agrarias graquianas y la ley Servillia devolvioó el control de los tribunales a los
senadores.

3.2. El resurgimiento del movimiento popular bajo Mario

El sector maó s duro de los optimates destruíóa la obra de los Gracos mientras
llegaban noticias de corrupcioó n e ineficacia en las provincias, lo que favorecioó a
los optimates moderados, que comprendieron que la mejor forma de mntener el
poder era incorporar a algunos populares en el gobierno.

La guerra de Yugurta

Entre el 111 y el 107, Roma acumuloó derrota tras derrota contra Yugurta
mientras eó ste prometíóa negociar. Cuando fue a Roma a justificarse, comproó la
voluntad de muchos senadores. Los populares eran partidarios de someter a
Numidia mientras que los optimates queríóan negociar para que fuera un reino
cliente pero no sometido. En 107 los tribunos de la plebe dieron a Mario poder
sobre las tropas de AÁ frica.

Mario fue elegido coó nsul y recibioó el encargo de luchar contra Yugurta. Sila, su
lugarteniente, trabajoó con eó l hasta que consiguioó que el rey Boco se aliara con
Roma y abandonara a Yugurta. En 105 terminoó la guerra con los nuó midas y sus
territorios pasaron a Roma.

En la expedicioó n Mario tuvo libertar para reclutar su propio ejeó rcito, en el que no
habíóa soó lo propietarios, sino proletarios, muchos de ellos populares. Se sentoó la
base para el ejeó rcito profesional. El Estado debíóa correr con todos los gastos
militares. Esta victoria era una victoria de los populares. El nuevo sistema de
reclutamiento sirvioó para que un jefe militar carismaó tico estuviera en
condiciones de servirse del ejeó rcito como arma políótica.

Amenazas de cimbrios y teutones

Los cimbrios se desplazaron al sur donde al llegar a los Alpes orientales se


enfrentaron con los tauriscos, aliados de Roma. Pidieron ayuda pero en el 113 las
tropas romanas fueron derrotadas. En el 110 los cimbrios se desplazaron a Galia,
donde Roma tambieó n teníóa dominios e intereses, allíó tambieó n fracasoó el ejeó rcito
romano. Estas derrotas dieron nuevas armas a los populares para acusar al
Senado de ineficacia.

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Mario fue elegido como salvador al ser elegido coó nsul. Fue coó nsul 6 anñ os, hasta
librar a roma de los cimbrios.

Nuevas revueltas de esclavos

Un osado esclavista, Tito Vetio, agobiado por las deudas, se erigioó en jefe de
esclavos, se proclamoó rey y se rodeoó de un aparato políótico y militar. Con unos
pocos miles de esclavos que reclutoó dio muerte a un par de sus acreedores.
Perdioó la batalla contra las tropas romanas, ante lo cual se suicidoó y terminoó su
revuelta.

La revuelta de los esclavos de Sicilia fue mayor, causada por las penosas
condiciones de vida y por una nueva ley, que impedíóa mantener como esclavos a
los que pertenecieran a comunidades de aliados, que los esclavistas de Sicilia se
negaban a cumplir. Esta rebelioó tuvo diversos foos y jefes locales que pronto
coordinaron sus acciones con Salvio como jefe y rey, basileus. En la batalla de
Scirtea, ganada por las tropas romanas, hubo 17.000 hombre y 40.000 rebeldes.
Ahíó murioó Salvio. Los rebeldes eligieron un nuevo jefe y rey, Atenioó n, quien evitoó
deserciones con su carisma. Parte de su poder vino de sus dotes adivinatorias y
de hacerles creer que hablaba con los dioses. En 101 se envioó un ejeó rcito bien
equipado que terminoó con la aventura.

Los populares, Saturnino y Mario

Mario necesitaba apoyo en la asamblea popular para que se aprobara la ley de


distribucioó n de tierras entre sus veteranos y Servilio Glaucia y L. Apuleyo
Saturnino eran capaces de conseguir la aprobacioó n. Se aliaron de tal forma que
ahora los populares contaban con el general maó s prestigioso de Roma.

Por maó s que el Senado se plegara coyunturalmente a las exigencias populares,


seguíóa habiendo mayoríóa que no estaba dispuesta a renunciar a sus privilegios.
Saturnino y Glaucia, sintieó ndose seguros, tampoco queríóan renunciar a sus
objetivos y optaron por la violencia. Esto dio al Senado el pretexto que necesitaba
para intervenir, y decretoó una medida de excepcioó n para que Mario reprimiera a
las bandas de Saturnino y Glaucia.

Con esta intervencioó n perdioó su creó dito entre los populares y no fue visto con
menos recelo por los senadores por lo que se fue en un mandato a Asia Menor.

3.3. La cuestión de la ciudadanía y la Guerra Social

La mayoríóa del Senado se oponíóa a la concesioó n de la ciudadaníóa a itaó licos y


aliados, pero estaba claro que era injusto exigir sacrificios militares a eó stos si
eran discriminados socialmente en el reparto tras las campanñ as. Livio Druso creoó
encontrar una foó rmula para satisfacer todos los intereses.

El tribunado de Livio Druso

Era conservador pero con deseo de consenso social. Propuso dar a itaó licos y
aliados la ciudadaníóa, de modo que agradecieran al Senado y no a los populares

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su promocioó n social. Nadie lo vio muy claro, se anularon sus propuestas bajo
pretexto de errores augurales en su aprobacioó n y eó ste aparecioó asesinado poco
despueó s.

La guerra social y sus consecuencias

Ante esta situacioó n, los itaó licos intentaron crear un Estado propio separado de
Roma, usando las armas. Eligieron Corfinium como capital y la llamaron Italia, la
reorganizaron con un gran foro y una curia senatorial para atender la
administracioó n y políótica de un gran Estado. Empezaron a acunñ ar moneda propia.
La guerra terminoó en el 88 a.C. cuando Corfinium se rindioó . Parte de la victoria se
debioó a dividir a los insurrectos. Julio Ceó sar consiguioó que aprobran la lex Iulia,
por la que se concedíóa la ciudadaníóa a los latinos y a las comunidades fieles a
Roma. Una claó usula otorgaba a los jefes miliates potestad para conceder
ciudadaníóa a los componentes de sus tropas auxiliares que se distinguieran por
meó ritos. La ley Calpurnia les dio tambieó n potestad para dar ciudadaníóa a las
comunidades aliadas que colaboraran con Roma. La ley Plautia Papiria otorgaba
la ciudadaníóa en dos meses a los aliados que lo solicitaran a un pretor. Estas
medidas dividieron a los rebeldes y proporcionoó un mayor contingente de
soldados para las tropas legionarias.

Dejoó de haber romanos, latinos, aliados y “dediticios”, todos eran ahora


ciudadanos romanos.

El Senado, para evitar que los nuevos ciudadanos impusieran su voluntad en la


asamblea, los repartioó en las ocho tribus antiguas. Las votaciones se hacíóan en
cada tribu y cada una de las 35 teníóa un voto.

3.4. El movimiento de los populares frente a Sila (88-81 a.C.)

Finalizada la guerra social, afloroó el conflicto entre populares y optimates.

El año del tribunado de Sulpicio Rufo (88 a.C.)

Sulpicio Rufo, el tribuno maó s destacado de la plebe, se erigioó en defensor puó blico
de los grupos descontentos. Pidioó que los nuevos ciudadanos se distribuyeran en
las 35 tribus. Una ley privoó a Sila del mando del ejeó rcito y se propuso a Mario,
aliado popular. Sila se dirigioó a Roma con sus tropas y consiguioó la raó pida
aprobacioó n de la eliminacioó n de los maó s sobresalientes jefes populares. Sulpicio
Rufo murioó pero Mario escapoó . Aprobaron otras leyes destinadas a que no
resurgieran los populares. Sila abandonoó Roma y se dirigioó a Grecia con sus cinco
legiones para luchar contra el rey Mitridates.

Sila y la guerra contra Mitridates del Ponto

Los romanos le presentaban como un personaje ambicioso, enemigo de romanos


e itaó licos, que queríóa repetir los pasos de Alejandro Magno para terminar con
Roma. Mitridates pensaba que para estar en paz con los romanos soó lo se podíóa
ser suó bdito. Combinoó sus acciones militares con campanñ as de odio hacia los
romanos. Sila queríóa castigar al que ofendíóa la dignidad romana y frenar su
expansionismo y obligarlo a aceptar la uó nica relacioó n posible con Roma, como

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vasallo o cliente del Imperio. Tuvo que abandonar todos los territorios y entregar
a Roma la mayor parte de su armada y pagar una indemnizacioó n de guerra.

La época de Cinna y su fin

Con Sila en oriente, el movimiento popular resurgioó bajo la direccioó n de Cinna,


con el apoyo de Mario. Cinna recuperoó la causa del reparto de los ciudadanos en
las 35 tribus romanas. Cinna tuvo que huir de Roma y Mario acudioó desde AÁ frica
en su apoyo. Cuatro ejeó rcitos rodearon Roma. Mario entroó en Roma como Sila,
con las tropas, que eliminaron a los enemigos maó s destacados y los tribunales
hicieron el resto. Sila fue declarado enemigo puó blico.

Con un gobierno popular, empezoó una guerra civil entre Sila y eó stos hasta el 80
a.C. Sila fue nombrado dictador y las tropas partidarias de Sila sometieron a los
rebeldes populares.

La dictadura de Sila (82-80 a.C.)

Sila teníóa autoridad absoluta para reorganizar el Estado. Su medida maó s negativa
fueron las proscripciones, por las que aquellos en esas listas eran enemigos
puó blicos que podíóan ser asesinados sin juicio previo, pasando sus bienes al
Estado. Prohibioó que hijos y nietos de proscritos pudieran acceder a
magistraturas. Concedioó la libertad a maó s de 10.000 esclavos de proscritos.

Aumentoó el nuó mero de senadores y la asamblea popular soó lo podíóa aprobar leyes
previamente aprobadas por el Senado. Soó lo los senadores podíóan ser jueces en
tribunales ordinarios y especiales. Intentoó privar de excesivo poder políótico a las
magistraturas. Prohibioó el acceso a pretura y consulado al que hubiera sido
tribuno de la plebe. Impuso de nuevo la normativa seguó n la cual hacíóa falta un
intervalo de diez anñ os entre una magistratura y otra.

Sila exigioó que los gobernantes de provincias hubieran sido antes pretores o
coó nsules.

En el anñ o 80, cuando completoó su obra, renuncioó a su dictadura y se retiroó a la


vida privada.

4. La crisis de la República II : La fase final de la República

4.1. La reacción antisilana

Las medidas represivas de Sila sirvieron para unir maó s y radicalizar a los
perseguidos, muchos de los cuales se refugiaron en Hispania.

El voluntarimos del cónsul Emilio Lépido (78 a.C.)

Los etruscos intentaron echar a los veteranos de Sila que ocupaban tierras suyas.
Leó pido fue enviado a mediar y se puso de parte de los etruscos. Se vio obligado a
refugiarse en Cerdenñ a, donde murioó poco despueó s.

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Sertorio y la guerra de Hispania (80-71 a.C.)

Sertorio, en lista de proscritos y ex gobernador de Hispania, se exilioó . Inicioó un


ejeó rcito personal con lusitanos y celtíóberos. Muchos hispanos soó lo sabíóan que
Roma les exigíóa tributos y protegíóa a los comerciantes italo-romanos y conocíóa
los abusos de sus gobernadores. Estaban descontentos y les gustoó la idea de una
nueva relacioó n con Roma.

Nunca pretendioó una Hispania independiente, sino que el Senado de Roma


anulara las proscripciones silanas y las medidas antidemocraó ticas de aquel
reó gimen. Sertorio fue asesinado cuando intentoó negociar el fin de la guerra con
Roma. Se dio amnistíóa a los romanos que siguieron a Sertorio.

4.2. La sociedad de la Italia Postsilana

Sila fortalecioó la oligarquíóa pero la movilidad social se hizo maó s frecuente.


Muchos altos cargos estaban endeudados. Los gobiernos provinciales daban
dinero, pero al haber maó s magistrados, menos podíóan optar a ellos. Algunos
senadores acudieron a víóas alternativas de promocioó n.

Catilina intentoó dar un vuelco a la situacioó n políótica por la fuerza tras presentarse
al consulado varias veces. Sus seguidores fueron ajusticiados. Comenzoó a ser
frecuente que senadores y ricos llevaran guardia personal. Para muchos pobres,
ser parte de una banda armada o una guardia personal era un medio
imprescindible de subsistencia.

La revuelta de Espartaco (73-71 a.C.)

Sus componentes fueron libres y esclavos en proporciones no precisadas. No se


luchoó soó lo por la libertad perdida sino por mejores condiciones de vida. Empezoó
en una escuela de gladiadores. En poco tiempo los esclavos escapados reunieron
un ejeó rcito de 10.000 hombres. Vencieron en los primeros enfrentamientos con el
ejeó rcito. En Roma cundioó el paó nico. Fue finalmente derrotado en Lucania.

Tras esto los esclavistas comprendieron la necesidad de mejorar las condiciones


de vida de los esclavos. El sistema esclavitas no entroó en crisis pero recibioó
toques humanitarios.

4.3. La política mediterránea y política oriental de roma (78-62 a.C.)

De la seguridad del mar dependíóan grandes fortunas, el abastecimiento del trigo


y el transporte de tropas.

La guerra contra los piratas

Soó lo hubo operaciones contra piratas esporaó dicas, quizaó por un pacto taó cito con
ellos, que eran los mayores abastecedores de esclavos. Cuando los piratas
asaltaron cada vez maó s barcos romanos, decidieron actuar. Los primeros
resultados no fueron realmente efectivos. Resueltos los conflictos de Sertorio y la
guerra de Espartaco, el Senado aproboó una ley que creaba un mando uó nico para
la flota. Se organizoó la flota para atacar las bases piratas y fueron vencidos.

La campaña de Lúculo contra Mitrídates (74-68 a.C.)

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La desintegracioó n de la monarquíóa heleníóstica seleó ucida facilitoó la creacioó n de


nuevos centros de poder en el Proó ximo Oriente. Uno de los beneficiados fue el rey
de Armenia, que aprovechoó la muerte de Mitríódates, rey de los partos, para
anexionar parte de sus territorios.

Cuando murioó el rey de Bitinia, Nicomedes, Roma entendioó que su testamento le


daba derecho de ser heredera de su reino, mientras que Mitríódates del Ponto
sosteníóa que el reino debíóa pasar al hijo de Nicomedes. Mitríódates se vio obligado
a refugiarse en Armenia, lo que Roma utilizoó para justificar una intervencioó n allíó.

El mandato oriental de Pompeyo (66-62 a.c.)

Pompeyo, tras acabar con los piratas, recibioó orden de terminar el asunto de
Mitríódates, reorganizara los nuevos dominios y definiera la estrategia de alianzas
de Roma en oriente. Tomoó todos los territorios del oriente de Asia Menor, del Alto
Tigris y del reino seleó ucida, los reorganizoó y creoó una red de reinos clientes.

4.4. El Senado y los generales. El primer triunvirato.

El peligro para la autoridad del Senado eran los generales. Con la necesidad de
concentrar grandes contingentes en pocas manos, eó stas teníóan demasiada
autoridad y ocupaban competencias tradicionales del Senado.

El primer Triunvirato

El convenio entre Craso, Ceó sar y Pompeyo, el primer triunvirato, contemplaba


que los tres uniríóan sus respectivos apoyos senatoriales, clientelas y sus tropas
para conseguir fines comunes. Ceó sar era coó nsul con un mandato excepcional de
cinco anñ os, Pompeyo controlaba Hispania y Craso era uno de los hombres maó s
ricos de Roma. Eran “un monstruo de tres cabezas”.

 Ceó sar propuso una ley agraria para repartir tierras a los veteranos del
ejeó rcito de Pompeyo.

 Ceó sar consiguioó que el Senado ratificara las decisiones políóticas y


administrativas de Pompeyo durante su mandato oriental.

 Ceó sar buscoó unas reglas maó s transparentes para el juego políótico. Creoó las
actas puó blicas de las sesiones del Senado. Las actas urbis daban a conocer los
hechos importantes de los poderes puó blicos a Roma. Tomoó medidas para
mejorar la administracioó n provincial.

 Consciente de que no se iba a repetir el mismo movimiento popular, dejoó que


algunos mantuvieran la antigua lucha aunque soó lo fuera para amedrentar a
los reaccionarios.

 Bajo el tribunado de Clodio, se creyoó que volvieron los tiempos populares. Se


aproboó la distribucioó n gratuita de trigo y libertad de asociacioó n popular.

 La capacidad políótica del Senado era ineficiente. Intentoó ganarse a Pompeyo y


le dieron maó s tropas, pero ahora Ceó sar teníóa nueve legiones.

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 Craso y Pompeyo acudieron a Lucca donde actualizaron las condiciones del


triunvirato. Se aceptaba el mandato recibido por Pompeyo del Senado y se
prorrogaba el gobierno de Hispania 5 anñ os. El mandato de Ceó sar tambieó n se
prorrogoó 5 anñ os. Craso recibioó el gobierno de Siria. Craso y Pompeyo debíóan
ser coó nsules en el 56.

 Con esta tregua, Ceó sar terminoó la conquista de las Galias. Craso murioó en
Oriente en el 54 y no podíóa haber un triunvirato de dos.

Crisis política entre César y Pompeyo (52-49 a.C.)

Roto el triunvirato, el Senado buscoó la proteccioó n de Pompeyo so pretexto de


poner orden en Roma y acotar la intervencioó n de las bandas armadas. El Senado
le nombroó excepcionalmente coó nsul uó nico, figura similar al dictador.

La brillantez militar de Ceó sar le valioó apoyos en el Senado por lo que, pese a que
una mayoríóa apoyaba a Pompeyo, cada díóa habíóa maó s Senadores ambiguos. Se le
exigioó a Ceó sar dejar su ejeó rcito en las Galias al final de su mandato y volver como
un particular. Ceó sar pidioó otros cinco anñ os de mandato, anaó logos a Pompeyo, o
volver a Roma como coó nsul. El Senado no aceptoó . Ceó sar disponíóa de 11 legiones
parte de las cuales estaban en Cisalpina. Dijo un verso de Meandro que se hizo
ceó lebre, “La suerte estaó echada”. La guerra civil empezoó .

4.5. La guerra civil y la dictadura de César (49-44 a.C.)

Intentoó acercamientos pacíóficos y negociaciones, pero Pompeyo se negoó . Ante el


avance de sus legiones, Pompeyo aconsejoó al Senado abandonar Roma. Su
estrategia era aislar a Italia, que se ahogaríóa sin los recursos de las provincias.
Ceó sar se aprovechoó de la voluntad de los indecisos sumados a su causa.

En Roma, reunioó en el Senado a los que no siguieron a Pompeyo y habloó de


reconciliacioó n y de evitar la guerra y tomoó medidas a su favor. Otorgoó ciudadaníóa
a Cisalpina, puso a su disposicioó n el tesoro del Estado para financiar la guerra e
hizo abolir la ley Sila que denegaba el derecho a cargos políóticos a los hijos y
nietos de proscritos. Coronoó esto con una actitud de clemencia para los
simpatizantes de Pompeyo.

En pocos meses se hizo con el control de Occidente ademaó s de Italia. Durante la


campanñ a en Hispania el Senado le dio poder de dictador. Aprovechoó esto para
amnistiar a los exiliados por Pompeyo. Ampliada la base social de su poder,
renuncioó a la dictadura y dirigioó una campanñ a destinada al enfrentamiento con
Pompeyo.

El enfrentamiento entre César y Pompeyo. Farsalia (48 a.C.)

Ceó sar disponíóa de 20.000 hombre frente a maó s de 50.000 de Pompeyo. Ceó sar
vencioó y tomoó maó s de 20.000 prisioneros de los que soó lo unos pocos fueron
ajusticiados. Los soldados que lo desearon pudieron sumarse a las tropas de
Ceó sar. La huida de Pompeyo terminoó en Egipto. Cleopatra VI y Ptolomeo XIII,
considerando que podíóan atraer el favor de Ceó sar, lo mandaron asesinar.

César en Egipto

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Egipto era independiente pero bajo tutela romana. Ceó sar apoyoó a Cleopatra en las
disputas dinaó sticas. Esto causoó una revuelta que apagoó con las armas. Poco
despueó s renuncioó a la segunda dictadura que le dio el Senado, de nuevo en su
ausencia. El Senado seguíóa apegado a guardar las formalidades de las
instituciones republicanas. Con tal renuncia, Ceó sar volvioó a sugerir que le
bastaban las legiones para controlar el poder, y no lo controlaríóa del todo con
pompeyanos en AÁ frica e Hispania.

Las campañas de África e Hispania

AÁ frica era el baluarte pompeyano tras la llegada de los que escaparon de Farsalia
y con el apoyo del rey nuó mida Iuba. Habíóa 11 legiones que en cualquier momento
podíóan llegar a Sicilia. Ceó sar desembarcoó con 10 legiones. Tras su primer eó xito
militar, ninguó n ejeó rcito pompeyano aislado ofrecioó peligro alguno. Esta campanñ a
contra los pompeyanos se convirtioó en una de conquista.

Ceó sar nombroó a gobernadores incompetentes para Hispania y reaccionoó tarde.


Los hijos de Pompeyo llegaron a reunir 13 legiones, con las que podíóan en poco
tiempo controlas toda la Peníónsula. Desplazoó a Hispania sus tropas y esperoó a
que las tropas enemigas se concentraran para atacar su corazoó n. Vencioó en
Munda, cerca de Montilla, Coó rdoba, ciudad que fue arrasada para no volver a ser
reconstruida.

La obra política y administrativa de César

 Aceptoó , sin intencioó n de renunciar, el nombramiento de dictador. Le concedioó


poderes extraordinarios y capacidad plena para completar las reformas
políóticas y administrativas destinadas a consagrar el fin del viejo sistema
republicano.

 Elevoó a 900 el nuó mero de Senadores. No se apartoó de los criterios


tradicionales de seleccioó n, aunque sus partidarios tuvieron maó s facilidades.
Incorporoó miembros de las oligarquíóas urbanas italianas. Fueron incluidos
provinciales destacados de Beó tica y Cisalpina. El Senado se limitoó a discutir y
retocar proyectos elaborados por Ceó sar y sus consejeros. Finalizada la
aprobacioó n, el proyecto se daba a conocer en la asamblea popular.

 El consulado siguioó siendo la magistratura epoó nima, pero con menos poder.
El resto de magistraturas se adaptaron a las nuevas circunstancias y a la
buó squeda de una mayor eficacia de gestioó n.

 Tomoó medidas para reducir la plebe que recibíóa ayudas alimentarias del
Estado, creando colonias y haciendo requisitos maó s concretos para acceder a
ellas.

 Decidioó terminar con la arbitrariedad administrativa y convertir a los


gobernadores provinciales y a los publicanos en gestores administrativos
regularizados.

 Renovoó la prohibicioó n de asociaciones, para evitar conjuras.

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 Inicioó la políótica de pagar bien al ejeó rcito para evitar sublevaciones.


Desaparecieron los mandatos que permitíóan a un jefe militar tener varias
legiones. Ahora cada gobernador teníóa una o dos y estaba sometido a su
autoridad suprema. Habíóa un total de 32 legiones.

 Una conspiracioó n acaboó con su vida el 15 de marzo del anñ o 44 a.C.

4.6. Los cambios económicos durante la crisis de la república

Las finanzas del Estado

 A pesar del aumento de gasto puó blico, no se intentoó hacer que los ciudadanos
romanos pagaran impuestos.

 Seguíóa vigente que el Estado se responsabilizara de equipar y mantener el


ejeó rcito. Crecioó tambieó n el gasto de ayuda alimentaria de la plebe romana.
Los gastos de religioó n eran tambieó n del Estado.

 La caja se nutríóa de tesoros donados o quitados a jefes sometidos, con


impuestos ordinarios o extraordinarios provinciales y con el ingreso del
suelo puó blico de Italia y provincias

Moneda y sistema crediticio

 Sistema basado en oro aunque la moneda era de bronce (ases, sestercios) y


plata (denarios). Para tener suficiente moneda en circulacioó n se autorizoó a
muchas ciudades a acunñ ar.

 Las posibilidades de beneficio en las provincias y el mercado entre eó stas e


Italia, el auge de actividad edilicia en Roma y los gastos de mantenimiento de
síómbolos de rango exigíóan grandes inversiones. Algunos ricos actuaban como
prestamistas. Era razonable un 1% mensual, es decir, un 12% anual, pero
podíóa ser mucho maó s.

 El creó dito y el endeudamiento llegaron al mundo campesino. Existíóa una


modalidad seguó n la cual era posible pagar una deuda con un nuó mero de
jornadas de trabajo gratuito.

Minería y agricultura de Italia

Continuoó la extraccioó n de hierro y cobre en Etruria, pero era una actividad pobre
comparada con otras provincias. Desde los Gracos, el Estado fue perdiendo las
tierras que manteníóa arrendadas a particulares.

El reó gimen de villas ruó sticas se incrementoó en el uó ltimo siglo de la repuó blica. Los
beneficios de la produccioó n agraria y ganadera teníóan una base maó s segura en el
empleo de gran cantidad de esclavos.

Artesanado en Italia

Italia se convirtioó en el centro de produccioó n artesanal maó s importante del


mediterraó neo. Roma era una sede de actividades del sector terciario y disponíóa
de talleres artesanales muy diversos para su distribucioó n.

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El incremento de produccioó n no modificoó sus sistema, basado en pequenñ os


talleres en los que trabajaba el duenñ o, ayudado por esclavos. Los grandes talleres
no contaban con maó s de unas pocas decenas de trabajadores.

Actividades comerciales

La políótica romana estimuloó los mercados locales o comarcales en Italia y


provincias. Las mayores actividades eran por mar o aprovechando víóas fluviales.
Roma fue el mayor receptor de productos del Mediterraó neo. Los comerciantes
italo-romanos estaban en todos los mercados de los territorios conquistados y
comerciaban con otros pueblos, anticipaó ndose a las conquistas.

Habíóa companñ íóas de comerciantes, societales. Con el dinero de los socios y con
preó stamos, fletaban barcos con los que transportaban productos almacenados
por otros intermediarios locales. Para velar por sus intereses, los comerciantes
se organizaron tambieó n en asociaciones, collegia, en agrupaciones de
ciudadanos romanos, conventos civium Romanorum.

Cambios económicos en las provincias

Durante las guerras civiles, las provincias se vieron sometidas a dobles sangríóas
impositivas. Algunos participantes de las oligarquíóas indíógenas participaron con
comerciantes italo-romanos en actividades comerciales y en companñ íóas
arrendatarias de minas.

4.7. Cambios culturales e ideológicos durante la crisis de la República

La crisis de la Repuó blica se dio cuando amplios sectores de la oligarquíóa romana


ya habíóa sido influida por la cultura griega. Fue un proyecto de Ceó sar construir la
primera biblioteca puó blica de Roma.

Continuismo e innovación en la creación literaria

 La tradicioó n analíóstica contoó con excelentes autores. Sus obras ya estaban


pensadas para la lectura puó blica.

 La mayor innovacioó n fue la creacioó n de una historia de los tiempos


inmediatos y de las memorias, ambas con usos políóticos y propagandíósticos.

 La atencioó n a la filosofíóa es exponente de su madurez cultural. El estoicismo


teníóa muchos seguidores pero causoó gran impacto tambieó n el epicureismo.

 El siglo final de la Repuó blica fue tambieó n un momento de afirmacioó n de las


libertades y sentimientos del individuo y de la poesíóa.

Religión greco-romana y cultos orientales

 Roma siguioó permitiendo el culto propio a los pueblos sometidos mientras


no se instrumentalizara contra el poder romano.

 Tres factores contribuyeron a la llegada a Italia de nuevas religiones:


o Decenas de miles de esclavos llegados a Italia
o Largas permanencias de los soldados en las provincias

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o La prolongada presencia de publicanos y comerciantes en


territorios provinciales.

 La crisis de la religioó n romana en el uó ltimo siglo de la repuó blica quizaó se


debiera a que el ritualismo y formalismo ya no era capaz de colmar las
necesidades psicoloó gicas del creyente.

 Se incorporaron dioses asiaó ticos y egipcios.

 La posicioó n de las mujeres era ambigua. El pater familias oficiaba como un


sacerdote en los cultos domeó sticos y los sacerdotes puó blicos eran todos
hombres. Las Vestales cuidaban el fuego sagrado de Vesta y las mujeres de
los flaó mines debíóan llevar una vida sometida a muó ltiples prescripciones
rituales derivados de los tabuó es de la vida de sus maridos. La marginacioó n de
la mujer en los ritos puó blicos se compensaba con libertad en el privado.
Habíóa rituales soó lo para mujeres en los que las mujeres, marginadas de los
rituales puó blicos y la actividad políótica, encontraron un amplio margen de
libertad.

5. La formación del Imperio

Muchos historiadores han calificado al periodo entre la muerte de Ceó sar (44 a.C.)
y la de Augusto (14 d.C.) como el siglo de Augusto, una eó poca histoó rica marcada
por rasgos definidos. En este periodo desaparecioó el viejo sistema de gobierno
republicano. El llamativo contraste entre una nueva realidad políótica recubierta
del ropaje de restauracioó n de lo antiguo. En la primera fase del siglo de Augusto,
Octaviano compartioó el poder con otros dos miembros del II Triunvirato (Marco
Antonio y Emilio Leó pido). La segunda fase se inicioó a partir de la batalla de Accio
y de la muerte de Marco Antonio y Cleopatra en Alejandríóa, cuando Octaviano
quedoó como duenñ o de los destinos del Imperio.

5.1. Del asesinato de César al II Triunvirato

Desde la muerte de Ceó sar hasta la formacioó n del II Triunvirato en el 43 a.C., se


enfrentaron cesarianos y republicanos y Octaviano y Marco Antonio. Se llegoó a
una salida pactada de la crisis: el Senado reconocíóa que las decisiones políóticas y
administrativas de Ceó sar eran legales, se daba aprobacioó n a sus proyectos
políóticos y administrativos y recibioó honores fuó nebres puó blicos. Como
contrapartida se ofrecíóa amnistíóa a los conjurados para su asesinato y no
tendríóan capacidad de desempenñ ar magistraturas.

Cuando se hizo puó blico el testamento de Ceó sar, sus asesinos y algunos
simpatizantes tuvieron que huir de Roma para no ser linchados. Dejoó dinero a la
plebe y tres cuartas partes de su fortuna a su hijo adoptivo, Cayo Julio Ceó sar
Octaviano.

Entrada de Octaviano en política

Cuando se presentoó en Roma para recibir su herencia, Marco Antonio lo recibioó


con frialdad y utilizoó su influencia para retrasar al maó ximo la aplicacioó n del

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testamento. Los republicanos quisieron utilizarlo para dividir a los cesarianos,


los populares y limitar el poder de Marco Antonio. Octaviano empezoó invirtiendo
gran parte de sus bienes para atraerse la voluntad del pueblo con liberalidades,
juegos y espectaó culos. Marco Antonio, a su vez, tomoó medidas populares para
contrarrestarle.

Ademaó s de la disputa por los favores del pueblo y por presentarse como los
auteó nticos herederos de la políótica cesaó rea, teníóan otras tensiones. Las fuerzas
conservadores, con Ciceroó n y Octaviano, abrieron una campanñ a de oposicioó n a
Marco Antonio. En su campanñ a justificaron que cuando la Repuó blica caíóa en
manos de una dictadura, la de Marco Antonio, era legitimo utilizar medidas
excepcionales para recuperar la libertad. Asíó daba cobertura ideoloó gica y juríódica
a la iniciativa de Octaviano de reclutar un ejeó rcito personal.

La guerra de Módena

El gobernador de Cisalpina teníóa derecho a tropas legionarias. Como en el resto


de Italia no habíóa ejeó rcito estable, quien gobernaba Cisalpina manteníóa sin
problema el control militar de Roma e Italia. Marco Antonio consiguioó que se le
nombrara gobernador pero los seguidores de Ciceroó n consiguieron revocarlo.

Marco Antonio asedioó Cisalpina, donde estaba Bruto, al anñ o siguiente, el


gobernador reconocido por el Senado. Octaviano ofrecioó su ejeó rcito para apoyar
la decisioó n senatorial, para lo que se invistioó como pretor. Marco Antonio apenas
escapoó con vida.

Intentaron marginar políóticamente a Octaviano despueó s, lo cual fue un error.


Envioó un ultimaó tum por el cual o le nombraban coó nsul o marcharíóa con sus
tropas sobre Roma. Asíó que le nombraron coó nsul. De ser un particular pasoó a
ocupar una de las maó s altas magistraturas del Estado y los cesarianos se dieron
cuenta de que era imprescindible para llevar a cabo cualquier programa.

Los nuevos coó nsules anularon la amnistíóa de los asesinos de Ceó sar y se devolvioó
la capacidad políótica a varios cesarianos condenados por el Senado. Las gestiones
de arios cesarianos lograron disipar odios hasta que Octaviano y Marco Antonio
decidieron encontrarse en Bolonia. La tercera figura clave fue Emilio Leó pido. El
resultado fue el II Triunvirato.

5.2. El II Triunvirato

Las claó usulas del convenio entre Marco Antonio, Emilio Leó pido y Octaviano
adquirieron valor juríódico al ser incluidas y aprobadas por la lex Tritia, en virtud
de la cual los triunviros adquiríóan los maó ximos poderes políóticos y militares del
Estado por cinco anñ os, pudiendo renovarse por cinco maó s, como se hizo.

Sus decisiones eran indiscutibles y adquiríóan fuerza de ley. Se repartieron el


gobierno de las provincias, con libertad para nombrar legados de confianza. Los
tres debíóan colaborar para recuperar las provincias orientales que habíóan
quedado en manos de los asesinos de Ceó sar. Elaboraron tambieó n listas de
proscritos, con unos 300 senadores y cerca de 2000 personas de rango ecuestre.

La guerra de Filipos (42 a.C.)

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En la batalla de Filipos murieron Bruto y Casio junto a muchos seguidores. El


resto se rindieron. Los que escaparon de proscripciones y otros seguidores,
fueron ejecutados. Se perdonoó a los soldados simples. Filipos remodeloó las
competencias de los triunviros, Leó pido, el maó s torpe y deó bil, quedoó como un
acompanñ ante inocuo en una posicioó n deó bil, siendo Marco Antonio y Octaviano los
hegemoó nicos.

El proceso de control de Occidente por Octaviano

Si Marco Antonio queríóa ser un segundo Alejandro Magno en Oriente, no por ello
perdíóa hegemoníóa en Occidente. Teníóa mayoríóa en el senado y el apoyo de
allegados que vigilaban a Octaviano. Octaviano teníóa que enviar refuerzos a
Oriente, completar el reparto de tierras de veteranos y buscar solucioó n para
hacer desaparecer el peligro de Sexto Pompeyo.

La guerra de Perugia

El reparto de tierras de veteranos fue la primera trampa en la que se vio


Octaviano. Su aplicacioó n pasoó por privar a ciudades de tierras, lo que causoó
descontento. Los descontentos y restos republicanos formaron un ejeó rcito en
Perugia. Agripa puso cerco a la ciudad, que se acaboó rindiendo.

La lucha contra Sexto Pompeyo

Tras la derrota de Munda (Montilla, Coó rdoba), el hijo mejor de Pompeyo, Sexto,
logroó escapar. Apoyaó ndose en clientes de su padre en Hispania, reclutoó un
pequenñ o ejeó rcito que se incrementoó con los descontentos de los legados en
Beó tica, los proscritos de los triunviros, los que escaparon de la batalla de Filipos y
con esclavos fugitivos a los que se prometioó la libertad. Logroó controlar gran
parte del sur de Hispania. Se buscoó solucioó n pacíófica, prometiendo amnistíóa, los
bienes confiscados a su padre y plena libertad civil y políótica para eó l y los
ciudadanos. No se extendíóa a los no cuidadanos. Tuvo que rechazar.

Octavio buscoó su derrota militar y la consiguioó en el anñ o 36.

La fase final del II Triunvirato

Octaviano teníóa la autoridad militar, pero el Senado apoyaba a Marco Antonio. En


el 32 ya contoó con el favor del Senado, como resultado de un haó bil combate
ideoloó gico.

 Mecenas favorecíóa a Octaviano. Gracias a eó l, las maó s importantes obras


literarias crearon un clima ideoloó gico que le era favorable. Paralelamente,
creoó un servicio privado de informacioó n en defensa de su causa.

 La posicioó n políótica y militar de Octaviano sirvioó para sumar a sus filas a


oportunistas e indecisos. La propaganda nacionalista atrajo a otros.

 Las relaciones personales entre Marco Antonio y Cleopatra fueron un filoó n


propagandíóstico. Se le presentoó como un monarca que aspiraba a someter a
Occidente al despotismo y trasladar a Oriente la capital del Imperio.

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 La apertura del testamento de Marco Antonio, en manos de las Vestales,


decidíóa que el hijo de Ceó sar y Cleopatra recibiríóa el tíótulo de Ptolomeo, y
gobernante de Egipto, y que los hijos de Cleopatra y Marco Antonio seríóan
puestos al frente de pequenñ os estados vasallos de Oriente. El cíórculo de
Octaviano difundioó una interpretacioó n negativa y la poblacioó n occidental se
preparoó para luchar contra ellos como si fuera una campanñ a en defensa de la
libertad, la cultura y la religioó n de Occidente.

 A finales del anñ o 33 aC., explirado el plazo del segundo triunvirato, Octaviano
manteníóa poder sobre Occidente con apoyo de las poblaciones de Italia y las
provincias occidentales, que prestaron juramento de adhesioó n y que el
consenso universal apoyaba a Octavio como jefe indiscutible de la lucha
contra Oriente.

La batalla de Accio (31 a.C.) y operaciones en Alejandría

Todas las fuerzas de occidente se movilizaron en la defensa contra Marco Antonio


y Cleopatra. Tras perder en Accio, Cleopatra huyoó y Marco Antonio tras ella. La
guerra de Alejandríóa se convirtioó en un paseo para las tropas de Octaviano al no
contar Cleopatra ni Marco Antonio apenas con tropas para defender Egipto.
Marco Antonio se suicidoó ante noticias erroó neas de la muerte de Cleopatra.
Cleopatra se hizo morder por una serpiente antes que pactar con Octaviano. No
quedoó ninguó n descendiente de los reyes egipcios.

Con Accio y la guerra de Alejandríóa acaboó la divisioó n del Imperio y se abríóa una
era de paz y para el desarrollo de los intercambios comerciales por un
mediterraó neo romano y libre de piratas, gracias a Octaviano. Por esto, nadie
podíóa pedir un examen de las bases reales de su poder.

Egipto quedoó como propiedad privada de Octaviano, propiedad que transmitiríóa


como dominio de la corona. El destino econoó mico de Egipto fue de servir de
granero para la plebe de Roma.

5.3. La administración de las provincias

Inmediatamente tras sus victorias, Octaviano procedioó a reorganizar sus


ejeó rcitos, reduciendo los efectivos y prescindiendo de los mandos de fidelidad
dudosa. Con la elaboracioó n de un nuevo censo, encontroó la oportunidad para
controlar el Senado, premiando fidelidades e incluyendo en la lista senadores que
le eran favorables. El Senado le proclamoó princeps Senatus.

Las decisiones senatoriales de enero del 27 a.C.

Al terminar el anñ os 28, hizo el gesto de dar a conocer que habíóa terminado la
situacioó n de excepcioó n y que el Senado debíóa restablecer la legalidad
republicana. El Senado decidioó mantener la situacioó n actual y se le concedioó el
imperios Malus, una autoridad y poder superior a cualquier magistrado con
imperium. Las provincias romanizadas quedaban bajo dependencia del Senado,
las que exigíóan presencia de tropas, bajo autoridad del emperador. Le dieron
tambieó n el tíótulo de Augustus, concedieó ndole una autoridad superior al resto de
los mortales.

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La crisis del año 23 a.C. y la potestad tribunicia

Empezoó el culto imperial, pero no todo fueron eó xitos militares y habíóa síóntomas
de desgaste políótico. En el 23, coincidiendo con una enfermedad de Augusto, se
descubrioó a un grupo de conspiradores dispuestos a tomar el poder.

La crisis se saldoó con el fortalecimiento del reó gimen. El Senado concedioó a


Augusto una tribunicia potestas por 10 anñ os, un poder anaó logo a los tribunos de
la plebe pero superior, con esto adquiríóa caraó cter de defensor de los intereses del
pueblo, podíóa vetar las decisiones del Senado y su persona era inviolable.

La crisis impuso la necesidad de tener previsto un sucesor de Augusto. Se optoó


por vincularle familiarmente al general de maó s prestigio, Agrippa. Se le casoó con
su hija, Julia y adoptoó a los nietos de Agripa. Para vincular a Agripa con el poder,
se le renovaron los poderes sucesivamente. Tras su muerte, se hizo esto con sus
hijos tambieó n.

Augusto, Padre de la Patria y Pontífice Máximo

Augusto recibioó los tíótulos civiles y religiosos a lo largo de sus dilatado gobierno.
La relegacioó n políótica de Leó pido en el II Triunvirato se vio compensada con su
nombramiento como pontíófice maó ximo. Cuando murioó , Augusto ocupoó el
pontificado, con autoridad religiosa suprema. Revitalizoó la antigua religioó n
romana frente al auge de algunos cultos orientales.

Se le nombroó curator legum et morum para intervenir en la regulacioó n de


costumbres y vida moral romanas. Estimuloó la natalidad y penalizoó la solteríóa.
Impidioó que los de familias senatoriales o ecuestres se alquilaran como
gladiadores o coó micos. Impidioó las manumisiones masivas y el acceso raó pido de
libertos a la ciudadaníóa.

Sus intervenciones sociales le hicieron recibir el tíótulo de pater patriae, un padre


vigilante un benefactor. El sacerdote se completoó con la sacerdotisas o flaminicae,
que atendíóan el culto de la mujer del emperador.

5.4. Las fronteras del Imperio

Las provincias que quedaron bajo administracioó n imperial en el 27 eran


gobernadas por legados. Todos los legados eran personas de rango senatorial.
Auó n reconociendo la maó xima autoridad al legado de la provincia, la divisioó n de
funciones civiles y militares era un buen medio para delimitar la concentracioó n
de poder. Las finanzas fueron llevadas por procuradores, con otros a su cargo
para competencias limitadas y oficinas fiscales con contables. Este sistema fiscal
hizo que los publicanos, encargados antes del cobro de impuestos y contratas
puó blicas, quedaran excluidos de las provincias. La nueva caja central se conocioó
como fisco, separada del erario de Saturno, caja de la administracioó n fiscal de
provincias senatoriales.

Los legados y procuradores provinciales no estaban sujetos a anualidad, decidíóa


el emperador si debíóan quedarse o no.

La administración local

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Ceó sar habíóa iniciado la implantacioó n del modelo urbano en Italia y provincias,
esto fue continuado. El programa urbano no se limitaba a ciudades privilegiadas.
Con esto se conseguíóa una integracioó n mayor de las comunidades locales de
modo que se administraran al modo romano, o una mezcla de usos locales y
normas romanas. Las oligarquíóas locales constituíóan el Senado y desempenñ aban
las magistraturas locales.

Los distritos mineros, las salinas y algunos dominios agrarios, propiedad del
emperador o del fisco, quedaron separados del territorio de las ciudades y
recibieron administracioó n particular a cargo de procuradores imperiales.

5.5. Las fronteras del Imperio

Augusto no dudoó en comprometerse con campanñ as destinadas a ampliar los


dominios territoriales del Imperio, limitado por la coherencia de no ampliar los
efectivos militares que eó l mismo habíóa reducido.

Octavio buscoó fronteras naturales para el Imperio. El Cantaó brico, el Danubio, los
Alpes, el EÁ ufrates, el desierto africano.

5.6. La primera unidad de toda Italia

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Augusto hizo a Cisalpina una provincia, e Italia quedoó con un territorio casi
equivalente a la actual. Italia se dividioó en once regiones, semejantes a la Italia
actual. Para defender a la poblacioó n italiana se crearon tropas pretorianas
especiales, un total de nueve cohortes de 480 solados cada una.

5.7. La nueva organización de la ciudad de Roma

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La ciudad se dividioó en regiones, gobernadas por magistrados anuales elegidos


por sorteo, y barrios, gobernados por los convecinos de cada barrio. Creoó
guardias nocturnos y vigilantes contra incendios, mandoó limpiar y ensanchar el
Tíóber, mandoó reparar la via Flaminea y reconstruyoó templos.

Para la distribucioó n alimentaria nombroó un prefecto, para que Roma estuviera


bien abastecida y no se especulara con falsas crisis alimentarias. Otro prefecto se
ocupaba del orden interno de Roma y de la vigilancia de incendios. La vigilancia
de las orillas del Tíóber, las calles, etc. Se encargaba a curatores, vigilantes con
cuadrillas de esclavos.

5.8. La reforma militar de Augusto

Buscoó un ejeó rcito maó s fiel y reducir los efectivos.

 Con la reduccioó n de tropas quedaron 28 legiones. A final de su gobierno eran


24, aunque tres se perdieron en Germania y no fueron sustituidas.

 Con la reorganizacioó n hubo cada vez maó s tropas auxiliares. Se redujo de


500.000 a unos 230.000 hombres.

 Se impuso la tendencia de reclutar en provincias para campamentos en las


fronteras o poco romanizadas. La armada se componíóa de libertos.

 Las tropas auxiliares no eran ciudadanos romanos.

 Su reforma incluye un reglamento. 16 anñ os de servicio obligatorio para los


pretorianos, 20 para legionarios y 25 para auxiliares. No se podíóan casar en
servicio. Se establecioó una escala de sueldos seguó n rango. Los donativos
excepcionales se esperaban con ansia pues los sueldos eran maó s bien
escasos, si no habíóa campanñ as que justificaran repartos extraordinarios por
botíón, podíóan vivir en penuria.

 Al final del servicio recibíóan lotes de tierra que les permitíóan subsistir o una
cantidad de los fondos del erario militar. Paulatinamente, fueron recibiendo
la ciudadaníóa como recompensa.

5.9. La sociedad romana en época de Augusto

 La mayor parte de la poblacioó n libre de Italia y Sicilia era romana. Muchas


provincias tambieó n accedieron a la ciudadaníóa.

 Aumentoó el nuó mero de latinos en provincias y se abrioó una víóa para que
muchos libertos de ciudadanos romanos no accedieran directamente a la
plena ciudadaníóa romana.

 El sistema esclavista entroó en una nueva fase. Se manteníóa como esclavo


menos tiempo, para seguir obteniendo beneficios de eó l como liberto.

 Se mantuvieron algunas formas republicanas. Las asambleas se reuníóan


aunque soó lo fuera para aprobar decisiones de Agusto y el Senado.

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 Algunos ciudadanos a traveó s de Roma estaban en la plebs frumentaria, que


recibíóa ayuda alimentaria con periodicidad y donativos extraordinarios y
entradas gratuitas para los espectaó culos puó blicos.

Las órdenes

Los miembros de las oó rdenes senatorial, ecuestre y decurional eran la eó lite


romana. De las familias senatoriales y ecuestres salíóan los dirigentes de la
administracioó n central y de los decurionales los senados y magistraturas de las
ciudades itaó licas y provinciales. Habíóa requisitos econoó micos y de descendencia
para pertenecer a una de estas oó rdenes.

Augusto intentoó dignificar el orden senatorial y ecuestre.

Promocionoó a caballeros a funciones de responsabilidad administrativa del


Imperio. Estas familias teníóan larga experiencia en gestioó n econoó mica.

Sus medidas consiguieron un doble efecto. Se despolitizaron los altos oó rdenes y


los componentes de ambos se convirtieron en administradores de las decisiones
políóticas tomadas por el emperador y su consejo.

5.10. La cultura y religión en época de Augusto

 Fue la eó poca del siglo de oro de la literatura latina. La arquitectura, escultura


y literatura son manifestaciones de un programa cultural en el que se tendioó
a recuperar los mejores valores del pasado romano y cantar a la nueva era de
paz y prosperidad de Augusto bajo el amparo de los dioses romanos.

 A esta eó poca corresponde la Eneida de Virgilio, la Metamorfosis de Ovidio, la


Historia de Tito Livio. Horacio cantoó el nuevo orden romano.

 A la vez que se revitalizoó la religioó n romana, se incorporaron novedades. Se


impuso la nocioó n de Genius o espíóritu protector y el numen o fuerza divina.
La revitalizacioó n llevoó a tomar medidas para mantener la pureza de la
religioó n, expulsando a magos y adivinos y frenando el culto a dioses
orientales.

 Se crea el culto imperial. En el anñ o 27 se erige en Tarragona un altar


consagrado a Augusto. El culto se difundioó . Augusto lo impidioó en roma pero
no puso obstaó culo en las provincias.

6. El Imperio durante los Antoninos

Los emperadores Antoninos cubre del anñ o 96 d.C. al 193 d.C. Son los uó ltimos
emperadores (Antonino Pio, Marco Aurelio y Coó modo).

6.1. Los Emperadores

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Con la muerte sin sucesioó n de Domiciano, se creoó un nuevo modelo sucesorio


basado en la adopcioó n, lo cual permite aplicar el elegir a los mejores aunque no
pertenezcan a la misma familia natural.

Nerva (96-98 d.C.)

Los mismos que mataron a Domiciano propusieron a Nerva como emperador.


Nerva supo servir de puente hacia un nuevo reó gimen con una nueva modalidad
de transmisioó n de poder y refirmoó que el reó gimen imperial no debíóa mantenerse
al margen del senado.

Trajano (98-117 d.C.)

Se esforzoó por mantener buenas relaciones con el Senado, le bastoó con


reconocerlo como maó ximo oó rgano consultivo. Dejoó claro que podíóa tener
mayores derechos y voz si no se organizaban grupos de oposicioó n a su reó gimen.
Mantuvo la políótica de incorporar provinciales en el Senado, pero sin preferencia
entre orientales ni occidentales.

En su eó poca las libertades llegaron a capas medias y bajas de la poblacioó n.


Recomendoó perseguir a los cristianos soó lo cuando causaran desorden social.

Los equilibrios económicos de Trajano

Todos los senadores teníóan que tener un tercio de sus bienes inmuebles en Italia.
El dinero del fisco se prestaba a bajo intereó s, el cual se utilizaba para ayudas
alimentarias a ninñ os libres de Italia. Se modificoó la ley de herencias, un 5% para
todo el mundo. Se perdonoó las deudas atrasadas y se modificoó la ley para que
quedara exento el heredero directo y entre hermanos o de hijos a padres. Esto
soó lo era para ciudadanos de fecha antigua.

Se creoó un gran Foro, se restauraron los antiguos, se amplioó el abastecimiento de


aguas de la ciudad con un nuevo acueducto y se erigioó la columna de Trajano en
el nuevo foro. Se saneoó la red viaria y se modificoó en algunas provincias.

Se enviaron curatores a las provincias para poner en orden las finanzas.

Trajano suprimioó la praó ctica del aurum coronarium, un impuesto extraordinario


sobre las ciudades del Imperio con ocasioó n de la coronacioó n de los emperadores.

Se redujeron los impuestos a la vez que aumentaron los gastos. Lo solucionoó con
meó todos republicanos: botíón de guerra y las riquezas de los nuevos pueblos
conquistados.

Campañas dácicas y orientales

El botíón de guerra dacio fue inmenso, toneladas de oro y plata y miles de


prisioneros, ademaó s de las minas, que fueron explotadas de forma indirecta. Los
partos tambieó n dieron botíón de guerra. Las campanñ as orientales les permitieron
participar en las rutas caravaneras. El dominio sobre Arabia hizo desaparecer el
reino Nabateo y Petra, ademaó s de una nueva víóa entre Aqaba y Dekapolis.

Adriano (117-138 d.C.)

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Hubo oposicioó n a Adriano. Algunos no le veíóan digno continuador de la políótica


expansionista de Trajano, otros veíóan con recelo nuevas actitudes culturales y su
políótica provincial. Habíóan tambieó n quieó n creíóa que conduciríóa al Imperio por
caminos negativos.

Adriano due un caraó cter institucional al consilium Principis, en el que tambieó n


introdujo abogados. Asignoó a sus componentes un sueldo y la obligacioó n de
reuniones regulares. Se mantuvieron las consultas al Senado, pero sus mejores
miembros ya eran parte del consejo imperial.

La administración central

 Amplioó la participacioó n de los caballeros en los cuadros altos de la


administracioó n central.

 Amplioó las oficinas centrales de Roma al servicio del emperador del consejo
privado.

 Los pretores y gobernadores provinciales mantuvieron la capacidad de


emitir un edicto sobre el modo en que iban a gobernar sus respectivas
competencias o provincias. Bajo Adriano sus competencias se codificaron.

 Convirtioó las procuratelas en una carrera de rangos. Los procuradores


provinciales percibíóan el montante de todos los impuestos directos e
indirectos de la provincia. De la caja de la capital de provincia dependíóan
otras menores. Para la gestioó n de las cajas habíóa libertos y esclavos. El
sistema llevaba a que las provincias senatoriales se encontraran bajo tutela
administrativa de los responsables imperiales del Fisco. Se intensificoó el
control directo de las finanzas de las provincias senatoriales. El viejo sistema
de arrendar a los publicanos el cobro de impuestos perdioó sentido.

 Para que la administracioó n de justicia en Italia fuera maó s eficiente, Adriano


dividioó Italia en cuatro distritos con un senador cada uno. Con ello
abarataban los gastos de los procesos y la carga de Roma. Algunos senadores
tradicionalistas vieron en esto una medida que provincializaba Italia.

Las provincias bajo Adriano

Con sus viajes, dejoó testimonio de su políótica universalista y de su intereó s por


atender los problemas del Imperio sin distincioó n entre oriente y occidente. Los
juristas buscaron una nueva normativa para todas las poblaciones del Imperio.
Adriano potencioó las tradiciones locales o las medidas que mejor se adaptaban a
cada provincia. Se dieron incentivos a los que explotaran tierras abandonadas o
invirtieran en mejor la produccioó n. Se interesoó por ampliar las explotaciones
mineras.

Se buscoó mejorar el urbanismo de las ciudades provinciales. Adriano tomoó la


iniciativa de vigilar y apoyar econoó micamente estas actividades.

Su políótica religiosa estaó en la tradicioó n pero no dudoó en reconocer a algunos


dioses protectores de ciudades.

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Política militar y defensa de fronteras

Se centroó en consolidar el sistema defensivo de las fronteras del Imperio como


alternativa al expansionismo de Trajano. La frontera romana era demasiado
amplia para protegerse con murallas y con pocas tropas. Para darle solidez aplicoó
una políótica de pactos y cesiones con pueblos vecinos. Esta políótica
antiexpansionista ahorraba gastos militares pero impedíóa los ingresos
extraordinarios del botíón de guerra o los tributos de los pueblos sometidos.

Antoninio Pio (138-161 d.C.)

Su generosidad y el buen estado de las arcas le llevaron a devolver a Roma el oro


coronario por su adopcioó n. A los provinciales les devolvioó la mitad. Amplioó las
ayudas al fisco para los alimenta de Trajano. Resolvioó los conflictos fronterizos y
provinciales mediante legados y se centroó en atender al consejo privado y al
Senado. Hizo desaparecer la divisioó n de Italia en cuatro distritos para la
administracioó n de justicia para ganarse al Senado, aunque el tiempo dio la razoó n
a Adriano. Defendioó la religioó n romana tradicional como emperador y pontíófice
maó ximo, aunque comprendíóa sus limitaciones y optoó por potenciar cultros
orientales. Con eó l el cristianismo encontroó maó s amparo social.

La administración central

Se limitoó a vigilar que funcionara el aparato administrativo de Adriano. Tomoó


decisiones para dignificar la vida de los esclavos y mejorar las condiciones de los
libertos. Los juristas empezaron a imponer la terminologíóaa de honestiores,
personas de las oó rdenes, y humiliores, el resto de la sociedad. Servíóan para
definir situaciones en la forma de aplicar las leyes, que era diferente. Al final de la
eó poca de Antonino las arcas teníóan un fondo de 675 millones de denarios,
indicativo de buena gestioó n y políótica financiera.

Provincias y fronteras

En Oriente se percibíóan efectos favorables de la políótica de los emperadores


anteriores. La base del auge econoó mico de Oriente estaba en la divisioó n social del
trabajo.

Bajo Antonino, soó lo dos frentes fueron algo inestables. En Britania hubo nuevas
batallas, la revuelta de Mauritania fue maó s preocupante, pues terminoó por afectar
al sur de Hispania.

A su muerte, el Senado decretoó su divinizacioó n y la ereccioó n de un templo en su


honor y la creacioó n de una cofradíóa religiosa en Antoninianos.

Marco Aurelio (161-180 d.C.)

Obtuvo la aprobacioó n del Senado para asociar a su hermano al gobierno, con lo


que hubo dos emperadores con las mismas responsabilidades y tíótulos. Cuando
su hermano murioó , se dio el tíótulo a su hijo, que ya era emperador cuando le
sucedioó .

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Continuoó la políótica de relaciones estrechas con el Senado. La nueva situacioó n de


fronteras condicionoó en gran parte su gobierno.

La administración del Imperio

El Senado gozoó de autonomíóa y recibioó nuevas competencias. Se reimplantoó la


subdivisioó n de Italia en distritos juríódicos.

Los gastos de las guerras fronterizas se sufragaron con incrementos de


impuestos, la fortuna privada del emperador y con contraccioó n de gastos
puó blicos. La disminucioó n de ingresos fiscales tras condonar deudas no hizo que
dejara de mantener el compromiso alimentario con la plebe de Roma.

Los peligros fronterizos y la peste buboó nica estimularon la angustia de la


poblacioó n, que se volcoó en la religioó n. Marco Aurelio buscoó el apoyo de los dioses
romanos.

Las fronteras

Los pueblos exteriores presionaban por penetrar el Imperio en busca de mejores


condiciones de vida.

Situacioó n en Oriente

Los partos invadieron territorios romanos, Armenia y Siria. Los romanos


expulsaron a los partos de sus tierras. Fueron tambieó n tomando ciudades partas
y la guerra tuvo un frente armenio, otro parto y otro medo. La frontera romana se
fijoó en el Tigris. En estas campanñ as el ejeó rcito romano se infectoó de peste
buboó nica, que se extendioó a todo el Imperio.

El frente danubiano

Varios pueblos al otro lado del Danubio cruzaron el ríóo en una campanñ a de
pillaje, llegaron a penetrar Italia y la defensa tuvo que organizarse desde el
interior de las ciudades hasta que llegaron las tropas pretorianas y refuerzos.

Se aplicaron medidas excepcionales de reclutamiento. Se aprendioó la leccioó n y se


asentaron tropas legionarias en Italia.

Los hechos demostraron que cerrar el Imperio no era una buena idea.

Cómodo (180-192 d.C.)

Se granjeoó raó pidamente el odio de senadores al prescindir de los mejores


hombres de su padre en su gobierno. Nunca hubo conciliacioó n con el Senado,
sobre todo tras descubrir una conjura contra eó l que implicaba a muchos
miembros.

Bajo la hegemoníóa políótica de los caballeros, Coó modo buscoó la paz con los
baó rbaros sin atreverse a completar el programa expansionista de su padre.
Empezoó una eó poca de terror en las que senadores eran acusados de conjuras
denunciadas por el pretorio Cleandro quien promocionaba por dinero. Cleandro
fue mandado matar, acusado de ser culpable de carencia de víóveres en Roma. El

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nuevo prefecto no cambioó su políótica senatorial. Una de las razones era


apropiarse de las fortunas de los senadores condenados.

Sin renunciar a los dioses romanos, equiparoó a algunos con dioses orientales.

Fue un error despreciar el Senado pero lo fue auó n maó s intentar asesinar a los
coó nsules nombrados para entrar en ejercicio en el 193. El Senado le desquitoó con
una “condena de su recuerdo”, damnatio memoriae, y se le privoó de derechos
divinos.

Roma y las provincias durante el reino de Cómodo

Tras la escasez alimentaria con Cleandro, se destinoó una flota destinada a


aprovisionar la ciudad de víóveres. Se obligoó a particulares con barcos a ponerlos
al servicio del Estado.

La revuelta de Materno puso en evidencia el descontento de muchos provinciales


con sus políóticas econoó micas.

6.2. La administración central durante los Antoninos

 El Senado era formalmente responsable de las provincias senatoriales, del


erario de Saturno y de Italia. El emperador enviaba legados a las provincias
imperiales, mandaba a las tropas y administraba el Fisco. En la praó ctica era
una uó nica administracioó n central.

 Las altas magistraturas. Se devaluoó el poder de algunas altas magistraturas.


Con los Antoninos, el consulado se habíóa vaciado de casi todos los poderes
reales, era un eslaboó n para acceder al gobierno de una provincia de rango
pretorio o senatorial. El auteó ntico poder estaba en el emperador. Los
cuestores, que administraban el erario puó blico, se vieron desplazados por los
prefectos imperiales. Los tribunos de la plebe perdieron su misioó n, no habíóa
reuniones de asamblea popular con capacidad legislativa.

 Consejo del emperador y legislacioó n. Sin el emperador, el consejo era


presidido por el prefecto del pretorio. Al consejo imperial pertenecíóan todos
los que dirigíóan oficinas centrales de administracioó n. Senadores y juristas se
incorporaron tambieó n. El consejo controlaba el estado de las provincias y
preparaba los textos legales para que los aprobara o conociera el Senado. Se
refleja el pensamiento filosoó fico en el consejo del emperador. Su poder se
reforzoó frente al Senado a medida que se consolidoó al divinizacioó n del
emperador.

 Italia y Roma. Estaba previsto que las cohortes pretorianas se desplazaran


temporalmente por Italia para resolver problemas. Tradicionalmente se
habíóa rechazado la intervencioó n de la administracioó n central sobre la de
Italia, cuando se superaban competencias se acudíóa a Roma. Italia mantuvo
privilegios econoó micos en forma de ayudas. La organizacioó n creada por
Augusto para proteger Roma, equivalente a policíóa urbana y bomberos, se
mantuvieron.

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 El ejeó rcito bajo los Antoninos. Se mantuvo la políótica de tropas míónimas para
evitar gastos. Fueron disminuyendo los reclutamientos en Italia para no
privarla de mano de obra joven. El grado de concentracioó n legionaria refleja
las zonas de mayor peligro potencial del Imperio. Se aplicaron criterios de
eficacia en el ejeó rcito y promocioó n de los mejores. La novedad maó s
importante fue el incremento de tropas que antes habíóan sido especiales,
reclutadas de territorios fuera del Imperio, grupos con gran autonomíóa. Se
hicieron con un ejeó rcito maó s moó vil y flexible adaptado a las necesidades
concretas del enemigo que pretendíóan batir.

6.3. Provincias y ciudades durante los Antoninos

Los dominios imperiales

El territorio de las legiones y unidades militares auxiliares, generalmente prados


para la caballeríóa, los distritos mineros y salinas o campos de esparto eran
propiedad del Fisco. Eran ajenos a los territorios de las ciudades y estaban
sometidos a una regulacioó n administrativa particular que dependíóa de los
procuradores imperiales.

Las ciudades provinciales durante los Antoninos

Roma se sirvioó de la ciudad como instrumento para organizar los territorios


conquistados, para integrar las oligarquíóas locales y controlar las poblaciones
provinciales, pero cada zona teníóa tradiciones y formas de organizacioó n distintas.

Las condiciones demograó ficas y desarrollo urbano eran muy diversas. La buena
coyuntura econoó mica estimuloó la consolidacioó n de las ciudades.

Organización de las ciudades

Hubo un acercamiento a los procesos administrativos de las ciudades


privilegiadas romanas en las ciudades creadas por exigencias administrativas.
Las diferencias entre colonias y municipios se habíóan ido borrando.

Los municipios occidentales tomaron de Italia el modelo organizativo y los


nombres de los magistrados. Cada ciudad teníóa su propia caja puó blica y finanzas.

La aportacioó n de ingresos que las ciudades recibíóan de sus patronos eran muy
importantes. Los patronos no soó lo eran defensores en los procesos judiciales sino
benefactores de sus ciudades clientes. El fenoó meno evergeó tico llegoó a cotas altas
en los Antoninos, respondíóa al principio de solidaridad: quieó n maó s teníóa, si
deseaba mantener su prestigio, debíóa gastar parte de su fortuna en beneficiar a
sus conciudadanos.

Religión en el marco de la ciudad

La construccioó n de una ciudad llevaba consigo la de la organizar la religioó n. La


atencioó n a cultos puó blicos correspondíóa a los magistrados religiosos. En los
inicios esos sacerdotes eran pontíófices y augures. En muchos municipios soó lo
habíóa sacerdote flavial, del culto imperial.

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Se generalizoó el culto al Emperador, que tinñ oó otras manifestaciones religiosas.


Los dioses que protegíóan al Emperador se convirtieron en dioses Augustos. Esto
no borroó otras manifestaciones. En la religioó n romana se integraron creencias
antiguas con nuevas. Los cultos locales que no entraran en contradiccioó n con la
forma de poder políótico romano fueron respetados.

La ciudad fue el modelo idoó neo par ala difusioó n de cultos orientales.

A mediados del s.II empezaron a encontrarse cristianos en la burguesíóa


municipal y en hombre elevados.

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