Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Las crisis dentro del sistema capitalista son inevitables, y se debe tratar de aprovecharlas
para realizar un cambio revolucionario.
Así, se puede entender que el capital ficticio es una forma de solucionar los problemas
actuales contrayendo nuevas obligaciones a futuro, generando entonces otras dos formas
de caer en crisis: por un lado, el capital sobreacumulado almacenado en infraestructuras
físicas y sociales realiza un crecimiento activo de la producción corriente, una vez que
este capital ficticio alcanza su limite en la restricción de trabajo o recursos, puede llegar
a sufrir una devaluación, llevando a una crisis general, por otro lado, si el capital
almacenado en infraestructuras físicas y sociales no se realiza y se devalúa, generando
deudas que llevaran a una inflación mediante el impago de las mismas. Estas crisis no
pueden evitarse, pero si puede cambiar en su forma, alcanzando cada vez mas un
carácter planetario.
La expansión del capitalismo implica una redefinición impuesta dentro de las regiones y
territorios, dentro de los cuales tiene lugar el fluyo perpetuo del proceso social.
Entendiendo así, al espacio como un obstáculo que el capitalismo debe superar, a través
de la aniquilación del espacio mediante el tiempo, mediante la organización espacial,
que esta siempre sometida a la transformación, mediante una coherencia estructurada de
la producción y del consumo en cada espacio dado. Esta coherencia estructurada
prevalece en el territorio, siendo un espacio donde el capital circula sin que el coste de
transporte exceda los limites del beneficio. Esta coherencia es mas marcada cuando esta
representada por el Estado, donde las políticas regulan el proceso del trabajo, la
organización del mismo y el nivel de vida de los trabajadores.
Se puede decir, entonces que existen procesos operativos que definen los espacios
regionales donde la producción y el consumo, la oferta y la demanda, la producción y
realización, la lucha de clases y la acumulación, la cultura y el estilo de vida se unen
dándole una coherencia estructurada a la totalidad de las fuerzas productivas y las
relaciones sociales. Hay procesos que rompen con esta coherencia del capitalismo,
como lo es la acumulación de presiones en el extienden hacia el exterior o el interior, las
revoluciones tecnológicas que liberan la producción y el consumo haciendo que los
limites de la región sean porosos e inestables, la lucha de clases que pueden generar la
expulsión de los capitalistas o los trabajadores a otros sectores con mejores condiciones,
o las revoluciones de las formas de organización capitalista que permiten un mayor
control sobre los espacios mayores. Todo esto puede hacer que se modifiquen los
límites territoriales e incluso debilitar el poder del Estado-nación con la producción de
una crisis presupuestaria, cuya solución exija un respaldo por parte del estado a los
niveles de vida de los trabajadores o al poder de los capitalistas.
Las alianzas regionales con una respuesta necesaria para defender los valores ya
materializados y una coherencia regional ya conseguida, así como también pueden
promover condiciones para una nueva acumulación en la región. Pero, como sus límites
son porosos y modificables, no pueden contener las fuerzas necesarias para la
composición de una crisis, dividiendo clases y facciones explosivas. En esta
regionalización, es Estado es un agente clave, ya que tiene como objetivo la seguridad
de su territorio añadiendo su propia lógica en la construcción de racionalidades
esforzándose por propiciar la solidaridad comunitaria o nacional como medio para
promover y defender diversos intereses de clase y fracción en un territorio.
Los planes por mejorar la economía competitiva de la industria dentro de las alianzas
regionales es mediante la aceleración de los cambios tecnológicos que provocan
desempleo, tanto en su interior como en su exterior.
Primero que nada, entender que en EEUU los estados locales funcionan prácticamente
como empresas, a diferencia de los países latinoamericanos que, a partir de la ola
neoliberal de fin de siglo pasado, comenzaron a establecer vínculos más fuertes entre el
sector público y el privado, promoviendo áreas locales para atraer nuevas líneas de
actividad empresarial.
El poder para reorganizar la vida urbana radica en una coalición amplia de fuerzas
dentro de las cuales el gobierno y la administración urbanos sólo desempeñan una
función facilitadora y de coordinación. El poder para organizar el espacio deriva de todo
un complejo de fuerzas movilizadas por diversos agentes sociales. Cuando pensamos en
esto, tenemos que entender que a menudo esta configuración urbana se da a partir de la
cámara de comercio local, algunos financieros, industriales y comerciantes de la
localidad, de una “mesa redonda” de líderes empresariales y promotores inmobiliarios.
Las instituciones educativas y religiosas, los diferentes agentes del gobierno, los
partidos políticos y otras organizaciones pueden influir, aunque a menudo con objetivos
muy distintos.
- El nuevo empresarialismo tiene, como elemento central, la idea de alianza entre sector
público y privado, en la que la promoción local tradicional se integra con el uso de los
poderes gubernamentales locales para intentar atraer fuentes de financiación externas,
nuevas inversiones directas, o nuevas fuentes de empleo.
-El empresarialismo se centra mucho más de cerca en la economía política del lugar, no
del territorio. Se refiere a que todos los beneficios que pueda tener el espacio son
indirectos y pueden tener un alcance potencialmente mayor o menor que la jurisdicción
en la que se ubican.
El nuevo empresarialismo urbano descansa normalmente, por tanto, en una alianza entre
el sector público y el privado centrada en la inversión y el desarrollo económico con la
construcción especulativa de lugar como objetivo político y económico inmediato –
aunque ni mucho menos exclusivo-, y no en la mejora de las condiciones dentro de un
territorio determinado.