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Conferencias de

Física Universitaria Fundamental


La Teoría Electromagnética
Propiedades
Electromagnéticas
de la materia

A. La Estructura Atómica de la Materia


Prof. Faustino Reyes Caballero
Físico, Magister y Doctor en Ciencias Física
Escuela de Ingeniería Electrónica – Uptc
faustino.reyes@uptc.edu.co
Propiedades Electromagnéticas de la Materia

A. La Estructura Atómica de la Materia

1. Introducción

Argumentaba Richard P. Feynman (premio nobel de física de 1965), en los años


1960, que si en ese momento un cataclismo pusiera en peligro todo el conocimiento
científico, el fundamento más importante a proteger y trasmitir a las generaciones futuras,
es decir, el enunciado con la máxima información en el mínimo de palabas, debería ser:
<<la hipótesis atómica (o el hecho atómico, o como quieran llamarlo), que todas las cosas
están formadas por átomos – pequeñas partículas que se mueven con movimiento perpetuo,
atrayéndose unas a otras cuando están separadas por una pequeña distancia, pero
repeliéndose cuando se las tarta de apretar una con otra>>. Feynman, solía decir, en esa
sola frase, verán ustedes, hay una cantidad enorme de información referente al mundo, si se
aplica sólo un poco de imaginación y pensamiento. En esta conferencia vamos a
profundizar sobre la estructura atómica de la materia.

Figura 1. El átomo de litio

Tabla 1. Fuerzas (Interacciones) Fundamentales en la Naturaleza


Tipo de Interacción “Intensidad” Característica de la
Interacción
1. Fuertes 10
2. Electromagnéticas 10-2
3. Débiles 10-13
4. Gravitacionales 10-38
Tabla 2. Características de las partículas fundamentales presentes en la estructura de
los átomos
Partícula Masa Carga
−31
Electrón 𝑚𝑒 = 9.1091 × 10 𝐾𝑔 -e
−27
Protón 𝑚𝑝 = 1.6725 × 10 𝐾𝑔 +e
−27
Neutrón 𝑚𝑛 = 1.6748 × 10 𝐾𝑔 0

Tal como se ilustra en la Figura 1 para el átomo de litio, los átomos están
construidos con un núcleo rodeado por electrones. En el interior del núcleo (una región con
diámetro ~10−15 𝑚) se encuentran los nucleones: protones y neutrones, sometidos a las
fuerzas de interacción nucleares mucho más intensas que las fuerzas eléctricas, tal como se
ilustra en la Tabla 1. Estas fuerzas nucleares pueden mantener a los protones unidos aun
cuando se repelen eléctricamente. En el átomo neutro alrededor del núcleo giran igual
número (llamado número atómico y representado habitualmente por Z) de electrones
negativos (con carga –e) que protones positivos (con carga +e) contenidos en el núcleo. En
la Tabla 2 se presentan las características (masa y carga) de las tres partículas
fundamentales presentes en la estructura de los átomos.

Figura 2. Isótopos del átomo de hidrógeno

El número atómico Z es una magnitud característica de cada elemento químico


conocido. Sin embargo, no todos los átomos de un elemento químico poseen la misma
masa atómica relativa. Esto se debe a que el número de neutrones contenidos en el núcleo
es diferente. Los átomos de un elemento químico que se diferencian por tener distintas
masas atómicas, se denominan isotopos. Por ejemplo, en la Figura 2 se representan los
isótopos del hidrógeno, el cual tiene tres isótopos, que se encuentran en la naturaleza con
abundancias diferentes. El núcleo del isótopo del hidrógeno más abundante está formado
por un protón sin contener ningún neutrón, por lo que su masa atómica relativa es igual a 1.

Figura 3. Radiactividad del radio Ra

Las fuerzas nucleares son de muy corto alcance, su campo de acción decrece mucho
más rápido que r-2; lo cual, trae una consecuencia muy importante, si un núcleo tiene
muchos protones, se hace muy grande y no se mantiene unido. Se conoce de algunos
elementos (por ejemplo, radio, uranio) que sus átomos se desintegran por si mismos al
desprenderse de ellos partes del núcleo, emitiendo al mismo tiempo una radiación, como se
representa en la Figura 3 para el núcleo de radio Ra. Esta propiedad que poseen algunos
elementos químicos se llama radiactividad.

También se puede producir radiactividad de forma artificial. Por ejemplo, el uranio


posee 92 protones. Las fuerzas nucleares actúan principalmente entre cada protón (o
neutrón) y sus vecinos inmediatos, mientras que las fuerzas eléctricas actúan aun a mayores
distancias, ocasionando una repulsión entre cada protón y todos los restantes en el núcleo.
Cuanta mayor cantidad de protones hay en el núcleo, mayor será la intensidad de la
repulsión eléctrica y, por tanto, como en el caso del uranio, el equilibrio será demasiado
frágil y el núcleo estará en mayores condiciones de explotar bajo la acción de las fuerzas
eléctricas de repulsión. Si se “golpea” ligeramente un núcleo en tales condiciones (como
podría suceder en el caso del bombardeo con neutrones lentos), se romperá en dos partes,
cada una con una carga positiva, y estas partes se apartaran debido a su repulsión eléctrica.
La energía que se libera es la energía de la bomba atómica. Esta energía se llama
comúnmente “nuclear”, pero es en realidad energía “eléctrica” liberada cuando las fuerzas
eléctricas superan a las fuerzas de atracción nuclear.

Figura 4. Imagen del movimiento orbital de los electrones

Figura 5. Ionización de un átomo de litio


Los electrones en el exterior están sometidos al campo de atracción eléctrica del
núcleo generado por los protones. Orbitan alrededor del núcleo del átomo, como se ilustra
en la Figura 4. ¿Si las fuerzas eléctricas son tan intensas por qué los protones y los
electrones no están unos juntos a los otros? ¿Si pueden formar una mezcla intima, por qué
no lo hacen más íntimamente? La respuesta tiene que ver con aquellos efectos que hoy
llamamos efectos cuánticos, y que ilustraremos a lo largo de estas conferencias. Si se
ubicarán los electrones en una región muy próxima a los protones, de acuerdo con el
principio cuántico de indeterminación deberían tener un momento medio cuadrático cada
vez mayor a medida que tratamos de acercarlos. Son las condiciones de movimiento
requeridas por las leyes de la mecánica cuántica, las que impiden que la atracción eléctrica
llegue a acercar más las cargas. Este comportamiento que se hace palpable a pequeñas
dimensiones es fundamental para el entendimiento de las propiedades electromagnéticas de
la materia.

Los electrones más externos de los átomos pueden ganar suficiente energía y
escapar de la atracción del núcleo, tal como se representa en la Figura 5 para el átomo de
litio, se dice que el átomo se ha ionizado, y el ion se denota como Li+1 (se menciona
también que, su valencia es de +1e). Recordemos que cualquier objeto con exceso de carga
se denomina ion (positivo si tiene exceso de carga positiva, o negativo con exceso de carga
negativa).

Figura 6. Representación de las reacciones químicas para formar la molécula de agua


Toda la materia, con la cual estamos familiarizados, está compuesta por elementos
químicos o iones de estos elementos químicos, en diferentes cantidades y formas que
clasificamos en cuatro fases: plasma, gas, líquido y sólido. Los átomos se unen para formar
moléculas, como las moléculas diatómicas de hidrógeno que a su vez se combinan con las
moléculas de oxígeno para formar moléculas más complejas del compuesto agua, tal como
se representa en la Figura 6. La combinación de los átomos para formar moléculas consta
de una serie de interacciones entre ellos que constituyen una reacción química.

Figura 7. (a) Bases orgánicas del ácido desoxirribonucleico: ADN. (b) Secciones de la
molécula de ADN

La interacción eléctrica es del orden de magnitud requerido para producir el enlace


entre electrones y protones para formar átomos, o el enlace entre átomos para formar
moléculas. Los procesos químicos, en general el comportamiento de la materia en su
totalidad, se deben a las interacciones electromagnéticas entre átomos y moléculas. Por lo
tanto, una comprensión completa de la estructura electromagnética de los átomos y
moléculas es, pues, esencial para explicar los procesos químicos y, en general, para explicar
todos los fenómenos que observamos corrientemente a nuestro alrededor, tanto en la
materia inerte como en la viviente. Es papel fundamental de la Física capacitarnos para
comprender la estructura de los constituyentes fundamentales de la materia y explicar en
función de sus interacciones, el comportamiento de la materia como un todo.

Miremos unos ejemplos de la importancia actual de este conocimiento.


Básicamente, los genes son largas cadenas de moléculas alineadas (es decir, polímeros de
una cierta clase), con la facultad de formar cadenas similares mediante un proceso
molecular de copiado. Las moléculas que componen los genes se conocen como
nucleótidos, de los que hay cuatro variedades: adenina, timina, guanina y citosina. El
material genético de un organismo está compuesto de secuencias de estos nucleótidos,
dispuestos en un orden particular y organizados en la familiar doble hélice del ácido
desoxirribonucleico ilustrada en la Figura 7(a). En la Figura 7(b) se ilustran las estructuras
moleculares de los nucleótidos.

Figura 8. Semiconductores orgánicos de bajo peso molecular procesados en vacío

La mayoría de los compuestos que incluyen al átomo de carbono son considerados


materiales orgánicos. Estas moléculas brindan una gran variedad de propiedades novedosas
que han motivado su investigación y aplicación en varios y diversos campos. En los últimos
20 años se ha observado un incremento significativo en el área de los semiconductores
orgánicos. En la Figura 8 se ilustran moléculas semiconductoras de bajo peso molecular
que se procesan en vacío. Los dispositivos semiconductores orgánicos han demostrados sus
virtudes como diodos orgánicos, celdas solares orgánicas, transistores de efecto de campo
orgánico, diodos orgánicos emisores de luz, sensores de gases, entre otras aplicaciones.
Figura 9. Cristales – Red cristalina

En estas conferencias nuestro mayor propósito es estudiar la estructura interna y


propiedades electromagnéticas de la materia en estado sólido cristalino. Tal como
ilustramos en la Figura 9, un cristal grande (por ejemplo, de azúcar o sal) puede imaginarse
compuesto por muchos cristales pequeños, dispuestos todos en el mismo orden y
orientación. La denominación de “cristal pequeño” queda justificada hasta un diámetro del
orden de 10-9 m. Hasta las dimensiones de este orden, los cristales tienen siempre una
constitución uniforme. Por el contrario, si las dimensiones están comprendidas entre 10-9 m
y 10-10 m, los “cristales” presentan una estructura granulada. Los gránulos son iones,
átomos o moléculas. La estructura regular del cristal constituido por iones, átomos o
moléculas se denomina red cristalina. La gran mayoría de los dispositivos electrónicos
actuales están fabricados con materiales sólidos cristalinos.
Figura 10. Microscopio electrónico

Se reconoce que Feynman fue el primer científico en plantear la posibilidad de


manipular átomos uno a uno. Su premonición se cumplió años después cuando en la década
de los 80, dos investigadores de los laboratorios de IBM en Zürich, Gerd Binnig y Heinrich
Roher inventaron el Microscopio de Efecto Túnel (STM, Scanning Tunneling Microscope
en inglés), ilustrado en la Figura 10, que permitía reseguir la topografía de una superficie a
escala atómica y crear imágenes de superficies a esa resolución. La aceptación de la
comunidad científica les llevo a ganar el premio nobel de física en 1986. Desde entonces,
considerado como el momento del nacimiento de la Nanotecnología, las expectativas
científicas, tecnológicas, económicas y sociales no han parado de crecer de forma
exponencial, como lo demuestran las políticas, inversiones e iniciativas de soporte a su
desarrollo establecidas en los últimos años en los países más desarrollados y en los
emergentes.

Otras preguntas importantes que podríamos considerar son, ¿Tiene “partes” el


electrón? ¿Por qué, entonces ellas no se apartan? ¿Qué es lo que permite a los electrones
cargados negativamente mantenerse juntos (ya que ellos no sufren los efectos de las fuerzas
nucleares)? Si un electrón está construido enteramente por una sola clase de sustancia, cada
parte deberá repeler a la otra. Quizás, podríamos decir que el electrón es puntual y que las
fuerzas eléctricas sólo actúan entre diferentes cargas puntuales, de tal manera que el
electrón no actué sobre sí mismo. Quizás, todo lo que podemos decir sobre este problema
acerca de ¿Qué es lo que permite mantener cohesionado al electrón?, es que ha provocado
numerosas dificultades en la tentativa de elaborar una teoría completa del
electromagnetismo. ¡Este problema no ha sido todavía resuelto!

Es importante recordar que lo que conocemos de cada parte del todo de la naturaleza
es siempre solo una aproximación a la verdad completa, es decir, es la verdad completa
hasta donde la conocemos. Sabemos que aún no conocemos todas las leyes. Por eso, las
cosas deben ser aprendidas, solo para luego desaprenderlas o, más a menudo, para
corregirlas.

En las presentes conferencias vamos a hacer un recorrido que nos ilustre los
principales experimentos, modelos y teorías, con los cuales la humanidad fundamenta hoy
su conocimiento sobre las propiedades electromagnéticas de la materia.
2. Electrolisis

Figura 11. Molécula de sal común (cloruro de sodio) NaCl

Muchos experimentos de laboratorio señalan el hecho de que los constituyentes


básicos de todos los átomos son partículas cargadas. Un experimento interesante a estudiar
es el de la electrolisis. Supongamos que se establece un campo eléctrico 𝐸⃗ en una sal
fundida (tal como KHF2) o en una solución que contiene un ácido (tal como HCl), o una
base (tal como NaOH), o simplemente sal común (NaCl), cuya molécula se representa en la
Figura 11.

Figura 12. Cubeta Electrolítica


Tal como se ilustra en la Figura 12, producimos el campo eléctrico 𝐸⃗ sumergiendo
en la solución dos barras o placas conductoras opuestamente cargadas llamadas electrodos.
Observamos que las cargas eléctricas fluyen y que ciertas clases de iones se mueven hacia
el electrodo positivo que llamamos ánodo, y otras se mueven hacia el electrodo negativo
que llamamos cátodo. En el caso del cloruro de sodio (sal común): NaCl, los iones de sodio
Na+ (valencia +1e) llamados cationes se mueven hacia el cátodo, mientras que los iones de
cloro Cl- (valencia -1e) llamados aniones van al ánodo. La disolución se expresa así:

𝑁𝑎𝐶𝑙 → 𝑁𝑎 + + 𝐶𝑙 −

Cuando los iones llegan a cada electrodo, se neutralizan, intercambiando sus cargas
con las cargas disponibles en los electrodos, ocurriendo una serie de reacciones químicas
dependiendo de la naturaleza de los iones y de los electrodos.

Sobre esto, podemos decir:

𝑄 𝑁𝜈𝑒 𝑁𝐴 𝜈𝑒 𝐹𝜈
= = = ,
𝑀 𝑁𝑚 𝑁𝐴 𝑚 𝑀𝐴

donde, 𝑄 es la carga total transferida a cada electrodo, 𝑀 es la masa total depositada en


ambos electrodos, 𝑀 = 𝑁𝑚, siendo 𝑁 el número total de iones que ha ido a cada electrodo
y 𝑚 la masa de cada molécula. Tomando 𝑁 = 𝑁𝐴 = 6.0225 × 1023 𝑚𝑜𝑙 −1 , llamada la
constante de Avogadro (el número particular que representa un mol de componentes), la
masa de un mol de sustancia es:

𝑀𝐴 = 𝑁𝐴 𝑚,

𝐹 = 𝑁𝐴 𝑒 = 9.6487 × 104 𝐶𝑚𝑜𝑙 −1 ,

es una constante universal llamada constante de Faraday y representa la carga de un mol de


iones que tiene valencia química 𝜈 = 1.

El hecho de que 𝜈 sea la valencia química sugiere que cuando dos átomos se unen
para formar una molécula iónica, enlace químico iónico, intercambian la carga 𝜈𝑒,
convirtiéndose uno en un ion positivo y el otro en un ion negativo. Precisamente es el caso
de la molécula iónica del cloruro de sodio (sal común) NaCl, que ilustramos en la Figura
11, con 𝜈 = 1. La interacción eléctrica entre los dos iones los mantiene unidos. Podemos
afirmar con bastante confianza que las partículas intercambiadas son electrones, ya que se
mueven más fácilmente por ser más ligeros que los protones y no están tan internos en los
átomos.
Figura 13. Batería Eléctrica de Volta

Batería Eléctrica de Volta. En 1800, ocurrió un evento de gran importancia


práctica: Alessandro Volta (1745-1827) invento la batería eléctrica y con ello produjo el
primer flujo estable de carga eléctrica. Volta coloco entre un disco de zinc y uno de plata un
pedazo de tela o papel empapado en una solución salina o acido diluido y acomodo en una
“batería” tales acoplamientos, uno encima del otro, como se muestra en la Figura 13, esta
pila o batería produjo una diferencia de potencial muy alta. En realidad se produce una
chispa cuando se acercaban las tiras de metal que conectan los dos extremos de la pila.

Figura 14. Pila de hierro-cobre


Pila de hierro-cobre. El recipiente de la Figura 14 se llena con las soluciones de las
sales indicadas, hasta que entran en contacto aproximadamente en el centro del ducto de
comunicación. Varillas de hierro y cobre se encuentran en las soluciones que contienen los
iones correspondientes (Fe/Fe2+) y (Cu/Cu2+). Al unir los dos metales a través de un
amperímetro (corriente continua), se puede medir una corriente.

El circuito consta de dos partes: la interna, formada por los electrolitos, espacio
ocupado por las soluciones de las sales (iones), y la externa, electrodos, formada por las
uniones conductoras dispuestas por fuera de dichas soluciones.

Estando cerrado el circuito pueden desprenderse del ánodo (polo negativo de la pila)
átomos de hierro que pasan a la solución en forma de iones, los electrones cedidos pasan al
cátodo (polo positivo de la pila) a través de la parte exterior del circuito. Los iones de cobre
se desplazan hacia el cátodo y se depositan en él en forma de átomos de cobre, después de
haber absorbido los electrones correspondientes. Por cada ion de hierro formado, se
descarga otro de cobre, es decir, que se convierte en átomo.

El número de cargas iónicas positivas (conjunto formado por los iones de hierro y
los de cobre) permanece invariable en el circuito parcial interno. Mientras que por la parte
externa del circuito fluye una corriente de electrones del polo negativo al positivo, en el
circuito parcial interno se desplazan iones de hierro y de cobre hacia el cátodo, es decir, en
el sentido contrario. Sin embargo, al cátodo solo llegan los iones de cobre, puesto que los
de hierro son retenidos, por ejemplo, por un diafragma impermeable para ellos. Si los
electrodos están sumergidos por completo en el electrolito, como ocurre en la pila
comercial, las reacciones correspondientes tienen lugar en toda su superficie.

Tabla 3. Polaridad del ánodo y del cátodo


Electrodo Pila galvánica Celda electrolítica
Positivo Cátodo (reducción) Ánodo (oxidación)
Negativo Ánodo (oxidación) Cátodo (reducción)

Reacciones de oxidación-reducción. La oxidación y la reducción son cambios


químicos. En la oxidación los átomos o grupos de átomos pierden electrones, y en la
reducción los átomos o grupos de átomos ganan electrones. Transformaciones de oxidación
y reducción ocurren siempre simultáneamente, de tal forma que, el número de electrones
perdidos en la oxidación es igual al número de electrones ganados en la reducción.

Tal como se presenta en la Tabla 3, la polaridad del ánodo o del cátodo, sea positiva
o negativa, va a depender del tipo de dispositivo, como también, del modo como opera,
dado que se establece según la dirección de la corriente eléctrica en acuerdo con la
designación universal dada a este fenómeno. Para un dispositivo que consume energía, el
ánodo es positivo; y para un dispositivo que proporciona energía, el ánodo es negativo.

Fuerza electromotriz y resistencia interna. El movimiento de los electrones por el


circuito parcial externo y el de los iones por el interno son debidos a la fuerza
electromotriz, que habitualmente denotamos como f.e.m ó ξ (ó simplemente, fem), y
corresponde al trabajo por unidad de carga con el cual se establece el movimiento de las
cargas, y que expresamos de la siguiente manera:

⃗⃗⃗
𝑊 ∫ 𝐹 ∙ 𝑑𝑙 ⃗⃗⃗
∫ 𝑞 ′ 𝐸⃗ ∙ 𝑑𝑙
𝜉= ′= = = ∫ 𝐸⃗ ∙ ⃗⃗⃗
𝑑𝑙 .
𝑞 𝑞′ 𝑞′

Dicha fuerza electromotriz se mide cuando no fluye corriente (tensión en estado de


corriente nula). En la práctica no resulta sencillo medir la fem. La fem. está condicionada
por las sustancias químicas que se utilizan en la pila. Depende de la fuerza con que son
cedidos los electrones por lo átomos y absorbidos por los iones.

Tabla 4. Potenciales electroquímicos


Metal Ion metálico Tensión (V)
Plata Ag/Ag+ +0.79
Cobre Cu/Cu++ +0.35
Hidrogeno H/H+ 0.00
Plomo Pb/Pb++ -0.13
Estaño Sn/Sn++ -0.14
Niquel Ni/Ni++ -0.24
Cadmio Cd/Cd++ -0.40
Hierro Fe/Fe++ -0.44
Cromo Cr/Cr++ -0.56
Zinc Zn/Zn++ -0.76

La fuerza electromotriz de la pila hierro-cobre y de otras de constitución similar,


puede calcularse partiendo de los datos indicados en la escala de potenciales
electroquímicos de los metales, llamada también serie de tensiones o serie de tensiones de
los metales. En la Tabla 4 se presenta un extracto de dicha escala. La columna central
indica la constitución de media pila, por ejemplo, zinc en una solución que contenga iones
de este elemento (Zn/Zn++). En la columna de la derecha se indica la fuerza electromotriz,
medida entre el electrodo de hidrógeno y el del metal correspondiente. El hidrógeno se
toma como referencia.

Cuantos más iones se desplacen entre el ánodo y el cátodo, y cuanto menor sea el
trayecto (𝑙) que hayan de recorrer hasta llegar a los electrodos, tanto menor será la
resistencia del circuito parcial interno. Al aumentar las superficies de los electrodos (𝐴), se
incrementa también el número de iones que se desplazan entre ellos, y se reduce la
resistencia. Por consiguiente, para la resistencia de un electrolito rige también la expresión
conocida:
𝑙
𝑅 = 𝜌 (Ω),
𝐴
donde, 𝜌 es la resistencia especifica del electrolito.
3. Experimento de Millikan

Figura 15. Experimento de la gota de aceite

Un hecho fundamental que debemos tener presente es que la carga eléctrica aparece
no en cualquier cantidad, sino en múltiplos de una unidad fundamental o quantum. De los
muchos experimentos realizados para determinar esto, es clásico el del físico
norteamericano Robert A. Millikan (1869-1953), quien por varios años trabajo en el
experimento conocido hoy como el experimento de la gota de aceite, cuyo montaje
experimental se ilustra en la Figura 15. En este experimento, se establece entre dos placas
horizontales, paralelas y conductoras A y B un campo eléctrico vertical que se puede
controlar. La placa superior A tendrá en su centro unas pocas perforaciones pequeñas a
través de las cuales pueden pasar gotas de aceite producidas por un atomizador. La mayoría
de estas gotas se cargan por frotación al pasar por la boquilla del atomizador.

Sin campo eléctrico:

𝑚𝑎 = 𝑚𝑔 − 6𝜋𝜂𝑟𝑣,

donde, 6𝜋𝜂𝑟𝑣 es la fuerza debida a la viscosidad del medio (fuerza de rozamiento), en que
viaja la gota, y η es el coeficiente de viscosidad.

Por lo tanto,

𝑚𝑔 2𝜌𝑟 2 𝑔
𝑣1 = = ,
6𝜋𝜂𝑟 9𝜂
entonces, podemos hallar el radio de la gota midiendo 𝑣1 ,

Con campo eléctrico,

𝑚𝑎 = 𝑞𝐸 − 𝑚𝑔 − 6𝜋𝜂𝑟𝑣,

Por lo tanto,
𝑞𝐸−𝑚𝑔
𝑣2 = ,
6𝜋𝜂𝑟

despejando 𝑞, obtenemos:
6𝜋𝜂𝑟(𝑣1 +𝑣2 )
𝑞= .
𝐸

La velocidad 𝑣1 permanece invariable, pero la velocidad 𝑣2 ocasionalmente cambia


sugiriendo un cambio en la carga de la gota. Los cambios ∆𝑞 y ∆𝑣2 de la carga y de la
velocidad hacia arriba están relacionados por:

6𝜋𝜂𝑟
∆𝑞 = ∆𝑣2 = ±𝑁𝑒.
𝐸
Repitiendo el experimento de la gota de aceite muchas veces con diferentes gotas, los
resultados permiten concluir que los cambios ∆𝑞 son siempre múltiplos de la carga
fundamental 𝑒, cuyo valor es:

𝑒 = 1.6021 × 10−19 𝐶.

Todas las cargas que se observan en la naturaleza son iguales a, o múltiplos enteros de, la
carga elemental 𝑒, conclusión conocida como la Ley de cuantización de la carga eléctrica.
4. Tubo de Rayos Catódicos

Figura 16. Tubo de rayos catódicos

Figura 17. Montaje experimental para el trabajo con el tubo de rayos catódicos
Varios experimentos fueron publicados en 1897 por el físico británico Sir J.J.
Thomson (1856-1940), que invirtió muchos esfuerzos y tiempo tratando de descubrir la
naturaleza de los rayos catódicos, descargas eléctricas a través de un gas a baja presión
colocando dentro del mismo dos electrodos y aplicándoles una elevada diferencia de
potencial.

Cuando se calienta un filamento, este emite electrones, tal como se evaporan las
moléculas de un líquido al calentarse. Este fenómeno se llama termoemisión o emisión
termoiónica.

En un tubo de rayos catódicos, tal como el presentado en la Figura 16, electrones


emitidos por el cátodo por termoemisión son acelerados por un campo eléctrico intenso.
Una ranura en el ánodo acelerador, permite a los electrones salir del cañón electrónico y
pasar entre dos sistemas de placas deflectoras. El revestimiento metálico del interior del
tubo, mantiene el extremo derecho libre de campo eléctrico, producido por fuentes
externas, permitiendo así, el movimiento libre a los electrones del haz. En la Figura 17 se
presenta el montaje experimental para el trabajo con el tubo de rayos catódicos.

(a) (b)

Figura 18. Válvula Termoiónica (a) Descripción (b) Presentación comercial

Válvula termoiónica. En la Figura 18 presentamos la válvula termoiónica (a) Descripción


y (b) Presentación comercial típica. La válvula termoiónica, también llamada válvula
electrónica, válvula de vacío, tubo de vacío o bulbo, es un componente electrónico utilizado
para amplificar, conmutar o modificar una señal.
El diodo de vacío fue el primer tipo ideado de válvula termoiónica. Fue inventado en 1904
por el ingeniero eléctrico británico John Ambrose Fleming. En el interior del tubo de vidrio
al vacío, se ubican dos electrodos (conductores en contacto con el vacío, medio a través del
que se cierra un circuito). Uno es el cátodo (el filamento que se mantiene incandescente,
hecho de un material capaz de emitir electrones térmicamente), y el otro es el ánodo (que se
mantiene a temperatura ambiente, con un potencial positivo con respecto al cátodo). Al
conectar los electrodos a una fuente de potencial eléctrico ocurre que, los electrones
emitidos termoiónicamente por el cátodo se aceleran hacia el ánodo bajo la acción del
campo eléctrico formando en la región vacía una corriente electrónica. La corriente
generada a través del vacío es de un solo sentido, es decir, pueden pasar electrones del
cátodo hasta el ánodo, pero nunca al revés.

Dos años después de la invención del diodo de vacío, el físico estadounidense Lee De
Forest le agrego una rejilla para regular la tensión entre ánodo y cátodo, inventando el
tríodo, el primer dispositivo amplificador de la historia. Más tarde se le añadió un electrodo
más, llamando a esa nueva válvula tetrodo, para finalizar en el pentodo, es decir, la válvula
de cinco electrodos. Los últimos dos son los que se pueden encontrar aun frecuentemente
en ciertos circuitos eléctricos de potencia.
5. El experimento de Rutherford

Figura 19. Dispersión de partículas 𝜶(+𝟐𝒆) por (arriba) el átomo de Thomson y


(abajo) el átomo de Rutherford

Los experimentos de J.J. Thomson mostraron que todos los átomos contienen
partículas ligeras llamadas electrones. Dado que los átomos son eléctricamente neutros, su
carga debe estar balanceada por una cantidad igual de carga positiva. Thomson propuso un
modelo para los átomos en que los electrones están sumergidos en una esfera de carga
positiva, como pasas sumergidas en un ponqué.

Rutherford, en descuerdo, quiso hallar la manera en la cual los electrones están


arreglados en un átomo, para ello encontró una manera adecuada de bombardear los átomos
con partículas alfa 𝛼 (núcleos de helio doblemente ionizados), y ver como ellas son
dispersadas, tal como se representa en la Figura 19. Su propósito era encontrar una
conexión directa entre la estructura del átomo y las posibilidades de que las partículas 𝛼
sean dispersadas en varias direcciones.
Por simple análisis cinemático cálculo que las partículas 𝛼 serian dispersadas por
menos de un grado si el modelo de Thomson era correcto. Lo que Rutherford descubrió era
enteramente inesperado: algunas de las partículas 𝛼 fueron retrodispersadas hacia la fuente.
Esto es imposible de acuerdo al modelo de Thomson, por lo tanto, Rutherford concluyó que
esto sólo es posible si la carga positiva se encuentra concentrada en una pequeña región del
espacio del átomo: el núcleo del átomo, rodeado por una nube de electrones.
6. El Efecto fotoeléctrico

Figura 20. Montaje experimental para estudiar el efecto fotoeléctrico

En un experimento fotoeléctrico, luz incidente sobre una superficie metálica que se


encuentra dentro de un tubo al vacío provoca que electrones sean emitidos de esta
superficie, como se indica en la Figura 20. La frecuencia ν, la intensidad 𝐿 de la luz, el
voltaje de retardo 𝑉 y el material del emisor pueden variar.

Si los electrones son lo suficientemente energéticos, pueden sobrepasar el potencial


de retardo 𝑉 y llegar al colector para ser medidos como corriente 𝑖 en el amperímetro 𝐴.
Para que los electrones puedan llegar al colector, la energía cinética de estos debe ser
mayor o igual que la energía potencial eléctrica que deben sobrepasar cuando van del
emisor al colector, es decir,

1
𝐾= 𝑚 𝑣 2 = 𝑒𝑉.
2 𝑒

Si su energía es menor que este valor, regresaran antes de llegar al colector y, por lo
tanto, no podrán ser medidos como corriente.
Figura 21. Corriente como una función de voltaje en el experimento fotoeléctrico
(intensidad y longitud de onda constantes)

Figura 22. Corriente fotoeléctrica para tres valores de intensidad de la luz L, longitud
de onda constante
𝒄
Figura 23. Corriente fotoeléctrica para tres valores de frecuencia de la luz 𝝂 = Å, con
L constante

Figura 24. Máximo voltaje de retardo 𝑽𝒐 como una función de la frecuencia 𝝂


Figura 25. Potencial de retardo 𝑽𝒐 como una función de 𝝂 para tres diferentes
emisores, con funciones de trabajo diferentes

Los resultados experimentales indican:

1. La corriente empieza casi instantáneamente, aun para luz de muy baja intensidad.
La demora desde cuando la luz incidente llega a la superficie, hasta cuando los
electrones son observados, es de unos 10-9s y es independiente de la intensidad.

2. Cuando la frecuencia y el potencial de retardo permanecen fijos, la corriente es


directamente proporcional a la intensidad de la luz incidente, como se ilustra en la
Figura 22.

3. Cuando la frecuencia y la intensidad de la luz permanecen fijas, la corriente decrece


cuando el potencial de retardo aumenta y se aproxima a cero para cierto voltaje de
frenado −𝑉𝑜 . Este voltaje de frenado es independiente de la intensidad, esto es
ilustrado con los resultados de las Figuras 23 y 24.

4. Para un mismo material del emisor, el voltaje de frenado varia linealmente con la
frecuencia, como se ilustra en la Figura 25, de acuerdo con la relación:

𝑒𝑉𝑜 = ℎ𝜈 − 𝑒𝜑.

El valor del término constante, 𝑒𝜑, llamado habitualmente función trabajo,


varía de un material a otro, pero la pendiente ℎ permanece igual para todos los
materiales y numéricamente, es igual a la constante de Planck, como se presenta en
las Figuras 24 y 25:

ℎ = 6.6252 × 10−34 𝐽𝑠 = 4.1353 × 10−15 𝑒𝑉𝑠.

5. Para cada material existe una frecuencia umbral 𝜈𝑢 , por debajo de la cual no hay
emisión de electrones; esto ocurre por grande que sea la intensidad de la luz, tal
como se ilustra en las Figuras 23 y 25.

Figura 26. Relaciones de la energía electrónica en la superficie de un metal

El resultado 2, aumento de la corriente con la intensidad, es el único resultado que


puede explicarse con una descripción ondulatoria de la luz, puesto que a mayor intensidad
de la luz, mayor energía transmitida por la onda; entonces, un mayor número de electrones
serán emitidos. Los demás resultados son completamente inexplicables con base en una
descripción ondulatoria de la luz.

Mientras, la interpretación cuántica de la luz si puede explicar todos los resultados


experimentales. En el modelo cuántico la energía transportada por la radiación
electromagnética viaja en forma de fotones: quantums de energía. Un fotón es absorbido
por un sólo electrón. Si el electrón es expelido del material, la diferencia entre la energía
absorbida por el electrón y la energía con la cual el electrón estaba ligado a la superficie,
aparece como energía cinética del electrón 𝐾𝑚𝑎𝑥 , tal como se ilustra en la Figura 26.
Figura 27. Dependencia de la energía cinética de cada electrón emitido

Como se representa en la Figura 27, los electrones están ligados a la superficie con
energías variables, pero la energía de enlace de los electrones menos estrechamente ligados
depende del material del emisor. La energía necesaria para extraer estos electrones menos
estrechamente ligados, es la función trabajo 𝑒𝜑 del material. Por lo tanto, los electrones
serán expelidos con energías cinéticas que varían desde cero hasta un valor máximo dado
por:

𝐾𝑚𝑎𝑥 = ℎ𝜈 − 𝑒𝜑.

con lo que se explica el resultado experimental 3. Puesto que 𝐾𝑚𝑎𝑥 ≤ 𝑒𝑉𝑜 , la relación para
la energía máxima se convierte en:

𝑒𝑉𝑜 = ℎ𝜈 − 𝑒𝜑.

de aquí se explica la relación lineal del resultado 4, con la existencia de una frecuencia
umbral, de acuerdo al resultado 5, dada por:

ℎ𝜈𝑢 = 𝑒𝜑.

Por debajo de esta frecuencia umbral, los fotones incidentes no tendrán energía
suficiente para liberar aun los electrones menos estrechamente ligados, no importa cuán
intensa sea la luz. El brevísimo retardo del resultado experimental 1, también se explica,
puesto que la absorción de fotones se realiza casi instantáneamente. Finalmente, mientras
más intensa sea la luz, mayor es la densidad de fotones y, por lo tanto, mayor número de
electrones serán expelidos, con lo cual se explica el resultado 2.
7. Espectros Atómicos

Figura 28. Esquema de un espectrómetro para la medida de espectros atómicos

Figura 29. (Arriba) Diagrama de niveles de energía para el átomo de hidrógeno con el
número cuántico para cada nivel y algunas de las transiciones que aparecen en el
espectro. (Abajo) Líneas espectrales correspondientes a las tres series indicadas
En la Figura 28 se muestra un montaje experimental típico utilizado en la medida de
los espectros atómicos. La fuente consiste en una descarga eléctrica que pasa a través de
una región que contiene un gas monoatómico. Debido a colisiones con los electrones y con
otros átomos, algunos de los átomos en la descarga quedan en un estado en el que su
energía total es mayor que la energía de un átomo normal. Al regresar a su estado de
energía normal los átomos liberan su exceso de energía mediante la emisión de radiación
electromagnética. Esta radiación se colima mediante una rendija y pasa a través de un
prisma (o rejilla de difracción para mejor resolución) donde se rompe en su espectro de
longitudes de onda para registrarse posteriormente en una placa fotográfica. La radiación
electromagnética emitida por átomos libres se concentra en un número de longitudes de
onda discretas.

En la Figura 29 (Arriba) se muestra el diagrama de niveles de energía para el átomo


de hidrógeno con el número cuántico para cada nivel y algunas transiciones que aparecen
en el espectro. En la Figura 29 (Abajo) se presentan las líneas espectrales correspondientes
a las tres series indicadas.
8. Teoría Electrónica del Átomo

Modelo atómico de Bohr – El Átomo de hidrógeno. En 1913 Niels Bohr desarrollo


un modelo atómico que estaba en acuerdo cuantitativo con los datos espectroscópicos
correspondientes al átomo de hidrógeno. Este modelo tenía el atractivo adicional de que las
matemáticas relativas a este eran muy fáciles de entender. Los postulados en los cuales está
basado el modelo son:

1. El electrón en un átomo se mueve en una órbita circular alrededor del núcleo bajo la
influencia de la atracción de Coulomb entre el electrón y el núcleo.

2. En lugar de una infinidad de órbitas que serían posibles en la mecánica clásica, el


electrón sólo puede moverse en una órbita para la cual su impulso angular orbital 𝐿
es un múltiplo entero de ħ, la constante de Planck dividida por 2𝜋.

3. A pesar que el electrón se acelera constantemente cuando se mueve en una de estas


órbitas permitidas, no radia energía electromagnética. Entonces, su energía total 𝐸
permanece constante.

4. Se emite radiación electromagnética si un electrón, que inicialmente se mueve en


una órbita de energía total 𝐸𝑖 , cambia su movimiento de manera discontinua para
moverse en una órbita de energía total 𝐸𝑓 . La frecuencia de la radiación emitida 𝜈 es
igual a la cantidad |𝐸𝑖 − 𝐸𝑓 | dividida entre la constante de Planck.

En el átomo de hidrógeno con núcleo de carga +𝑒 y masa 𝑀, las predicciones que


se derivan del modelo de Bohr son:

a. La condición de estabilidad mecánica del electrón de masa 𝑚 es:


1 𝑒2 𝑣2
=𝑚 𝑟.
4𝜋𝜀𝑜 𝑟2

El lado izquierdo corresponde a la fuerza de Coulomb que ejerce el núcleo sobre el


electrón y el lado derecho es 𝑚𝑎, donde 𝑎 es la aceleración centrípeta que mantiene el
electrón en su órbita circular.

b. El impulso angular orbital del electrón, 𝐿 = 𝑚𝑣𝑟, deberá ser una constante, ya que
la fuerza que actúa sobre el electrón está por entero en la dirección radial, y debe
cumplir la condición de cuantización:


𝑚𝑣𝑟 = 𝑛 , 𝑛 = 1,2,3, …
2𝜋
Así, la condición de cuantización restringe las órbitas circulares posibles a aquellas
cuyos radios están dados por:

𝑛2 ħ2
𝑟 = 4𝜋𝜀𝑜 , 𝑛 = 1,2,3, …
𝑚𝑒 2
c. La velocidad orbital del electrón en cada órbita será:

𝑛ħ 1 𝑒2
𝑣= = , 𝑛 = 1,2,3, …
𝑚𝑟 4𝜋𝜀𝑜 𝑛ħ

d. Al definir el cero de la energía potencial cuando el electrón se encuentra a una


distancia infinita desde el núcleo, la energía potencial 𝑉 para cualquier distancia
finita 𝑟 se puede obtener integrando el trabajo que hará la fuerza de Coulomb
actuando desde 𝑟 hasta ∞.

Entonces:

𝑒2 𝑒2
𝑉 = −∫ 𝑑𝑟 = − .
𝑟 4𝜋𝜀𝑜 𝑟 2 4𝜋𝜀𝑜 𝑟

La energía potencial es negativa debido a que la fuerza de Coulomb es atractiva y se


requiere hacer trabajo para mover al electrón desde 𝑟 hasta el infinito en contra de esta
fuerza.

e. La energía cinética 𝐾 del electrón es:

1 2
𝑒2
𝐾 = 𝑚𝑣 = .
2 4𝜋𝜀𝑜 2𝑟

f. Entonces, la energía total del electrón es:

𝑒2
𝐸 =𝐾+𝑉 =− = −𝐾.
4𝜋𝜀𝑜 2𝑟

De acuerdo a los radios establecidos por la condición de cuantización:

𝑚𝑒 4 1
𝐸=− , 𝑛 = 1,2,3, …
(4𝜋𝜀𝑜 )2 2ħ2 𝑛2

Obsérvese que la cuantización del impulso angular orbital conduce a una


cuantización de su energía total. Esta ecuación está contenida en el diagrama de niveles de
energía presentado en la Figura 29. El estado normal del átomo será el estado en el cual el
electrón tiene la energía más baja posible, el estado 𝑛 = 1, a este se le llama estado base o
fundamental.

Durante el proceso de medición de un espectro atómico, tiene lugar un número muy


grande de excitaciones y desexcitaciones, de manera que se emite el espectro completo y
ocurren todas las transiciones posibles. Tal como se presenta en la Figura 29, puesto que el
electrón en el átomo deberá tener una energía total exactamente igual a la energía de uno de
los estados de energía permitida, el átomo sólo puede emitir o absorber cantidades discretas
de energía permitida ∆𝐸 = ℎ𝜈, donde ∆𝐸 es una de las cantidades discretas de energía que
puede ser emitida o absorbida por el átomo. Estos hechos conducen a la idea de considerar
∆𝐸
la radiación electromagnética como un haz de fotones con frecuencia 𝜈 = , que viajan en

forma ondulatoria.

El electrón en el átomo de hidrógeno solamente puede encontrarse en aquellos


estados en que su energía está dada por:

−2.1856 × 10−18 −13.605


𝐸𝑛 = 2
𝐽= 𝑒𝑉, 𝑛 = 1,2,3, …
𝑛 𝑛2

Para 𝑛 = 1, 𝐸 = −13.605 𝑒𝑉.

Para 𝑛 → ∞, 𝐸 → 0.

Para pasar de un nivel a otro el electrón deberá recibir o ceder la diferencia de


energía entre el estado final y el inicial. Por ejemplo, para pasar del nivel 4 al nivel 2 el
electrón debe ceder:

⌈3.39 − 0.851⌉ = 2.54 𝑒𝑉.

energía que aparece como un fotón emitido por el átomo, perteneciente a una radiación de
489.4 nm de longitud de onda.

Números cuánticos. Aun para un átomo tan simple como el hidrógeno el espectro
es más complejo que el que aparece en la Figura 29. En realidad, para cada valor de 𝑛 se
presentan varios niveles de energía posibles, más o menos próximos entre sí, para lo cual se
ha logrado establecer convenciones en términos de los llamados números cuánticos.

Cada electrón en un átomo es caracterizado por ciertos valores conocidos como


números cuánticos, el término cuántico implica que una cantidad definida de energía está
involucrada. Estos números cuánticos tienen ciertos valores permitidos, tal como se indica
en la Tabla 5.

Tabla 5. Números Cuánticos


Número Cuántico Símbolo Rango de valores permitidos

Principal 𝑛 1,2,3 … , 𝑛

Azimutal 𝑙 0,1,2, … , (𝑛 − 1)

Magnético 𝑚𝑙 𝑙, (𝑙 − 1), … ,0, … , (−𝑙)

Espín 𝑚𝑠 1
±
2

𝑚𝑗 −𝑗, −𝑗 + 1, … , +𝑗 − 1, +𝑗
Impulso angular total
𝑗 𝑙 + 1⁄2 , 𝑙 − 1⁄2 , 𝑙 − 3⁄2 , 𝑙 − 5⁄2

Figura 30. Secuencia en la cual los niveles de energía atómicos son ocupados
Hay convenciones usadas en la descripción de los electrones. Todos los electrones
que tienen el mismo número cuántico principal constituyen una “capa”, para 𝑛 = 1,2,3, …
son conocidas las capas 𝐾, 𝐿, 𝑀, 𝑁, … La capa 𝐾 contiene 2 electrones, la capa 𝐿 contiene 8
electrones, la capa 𝑀 contiene 18 electrones, y la capa 𝑁 contiene 32 electrones. Cuando el
número cuántico azimutal tiene valores 0,1,2,3, …, los electrones son referidos como
electrones 𝑠, 𝑝, 𝑑, 𝑓, … (estas letras son abreviaciones de términos espectroscópicos).

Cada electrón posee una cantidad definida de energía. Es necesario familiarizarse


con la secuencia con la cual los primeros 18 niveles de energía son llenados a medida que
el número atómico de los electrones se incrementa:

1𝑠, 2𝑠, 2𝑝, 3𝑠, 3𝑝, 4𝑠, 3𝑑, 4𝑝, 5𝑠, 4𝑑, 5𝑝, 6𝑠, 4𝑓, 5𝑑, 6𝑝, 7𝑠, 6𝑑 ≈ 5𝑓.

Esta secuencia es el arreglo de los niveles de energía en orden al incremento en los


valores de (𝑛 + 𝑙), donde 𝑛 es el valor numérico del número cuántico principal y 𝑙 es el
valor numérico del número cuántico azimutal. Cuando dos niveles tienen los mismos
valores de (𝑛 + 𝑙), el nivel con el valor menor de 𝑛 se toma primero. La secuencia puede
ser recordada fácilmente si se siguen las flechas con los niveles organizados como se
presenta en la Figura 30.

Figura 31. Momento angular orbital

Los electrones en el átomo tienen asociado un impulso angular orbital, tal como se
representa en la Figura 31, igual a:

⃗ = 𝑟 × 𝑝 = 𝑟 × 𝑚𝑣.
𝐿
Se puede demostrar que la magnitud y la componente 𝑧 del impulso angular orbital
⃗ están especificadas por dos números cuánticos, 𝑙 y 𝑚𝑙 de acuerdo con las condiciones de
𝐿
cuantización:

𝐿 = √𝑙(𝑙 + 1)ħ, 𝑦 𝐿𝑧 = 𝑚𝑙 ħ.

Figura 32. Momento magnético dipolar orbital

Tal como se representa en la Figura 32, un electrón de masa 𝑚 y carga −𝑒 que se


mueve en una orbita de Bohr circular de radio 𝑟 y con velocidad de magnitud 𝑣, y momento
angular orbital de magnitud 𝐿 = 𝑚𝑣𝑟, constituye una corriente circular (“espira”) de
magnitud:
𝑒 𝑒𝑣
𝑖= = ,
𝜏 2𝜋𝑟

siendo 𝜏 el periodo orbital del electrón, y

2𝜋 𝑣
𝜔= = ,
𝜏 𝑟
la frecuencia angular.
Para la espira de corriente 𝑖 se establece un momento magnético dipolar orbital igual a:
𝑒𝑣 𝑒𝑣𝑟
𝜇𝑙 = 𝑖𝐴𝑛̂ =
⃗⃗⃗ 𝜋𝑟 2 𝑛̂ = 𝑛̂.
2𝜋𝑟 2
O sea,
𝜇𝑙 𝑒𝑣𝑟 𝑒
= = .
𝐿 2𝑚𝑣𝑟 2𝑚
es una combinación de constantes universales. Se acostumbra escribir esta relación como:
𝜇𝑙 𝑔𝑙 𝜇𝑏
= ,
𝐿 ħ
donde,

𝑒ħ
𝜇𝑏 = = 0.927 × 10−23 𝐴 ∙ 𝑚2 , 𝑦 𝑔𝑙 = 1.
2𝑚

ħ= , 𝑦 ℎ = 6.6252 × 10−34 𝐽𝑠.
2𝜋

siendo ℎ la constante de Planck. La cantidad 𝜇𝑏 es una unidad natural para la medida de


momentos magnéticos dipolares atómicos y se le denomina magnetón de Bohr. A la
cantidad 𝑔𝑙 se le llama factor 𝑔 orbital.

Es posible escribir en forma vectorial ⃗⃗⃗ ⃗ , tal


𝜇𝑙 dando su orientación con relación a 𝐿
como se representa en la Figura 32, esto es:
𝑔𝑙 𝜇𝑏
𝜇𝑙 = −
⃗⃗⃗ ⃗,
𝐿
ħ
Esta relación no depende del tamaño de la órbita ni de la frecuencia orbital.

La teoría electromagnética fórmula que el comportamiento de un dipolo magnético


de momento ⃗⃗⃗ ⃗ , es tal
𝜇𝑙 cuando se le coloca en un campo de inducción magnética aplicado 𝐵
que experimenta un impulso relativo (torque):

𝜏 = ⃗⃗⃗ ⃗,
𝜇𝑙 × 𝐵

que tiende a alinearlo con el campo y que asociado a este impulso relativo existe una
energía potencial de orientación:

∆𝐸 = −𝜇 ⃗.
⃗⃗⃗𝑙 ∙ 𝐵
Ahora bien, se considera que el electrón tiene un momento magnético dipolar
intrínseco (integrante) 𝜇𝑆 , debido al hecho de que tiene un impulso angular intrínseco 𝑆,
llamado espín (spin). Se puede pensar a groso modo que, el electrón produce un campo de
inducción magnética externo correspondiente a un dipolo magnético debido a las espiras de
corriente asociadas con la rotación de su carga. Igualmente se considera que, la relación
entre el momento magnético dipolar de espín y el impulso angular de espín es de la misma
forma que la relación para el caso orbital, esto es:
𝑔𝑠 𝜇𝑏
⃗⃗⃗⃗
𝜇𝑆 = 𝑆.
ħ
A la cantidad 𝑔𝑠 se le llama el factor 𝑔 de espín.

Se puede demostrar que la magnitud y la componente 𝑧 del impulso angular de


espín 𝑆 estan especificadas por dos números cuánticos, 𝑆 y 𝑚𝑠 de acuerdo con las
condiciones de cuantización:

𝑆 = √𝑠(𝑠 + 1)ħ, 𝑦 𝑆𝑧 = 𝑚𝑠 ħ.

Figura 33. Precesión de ⃗𝑳 y ⃗𝑺 a causa del acoplamiento de interacción espín-órbita


Existe una interacción entre el momento magnético dipolar de espín y el campo
magnético interno de un átomo, ya que, el campo magnético interno está relacionado con el
impulso angular orbital del electrón, a esta interacción se le llama interacción espín-órbita.
Esto es, sobre el electrón en el átomo actúa un campo magnético interno intenso, la
orientación del electrón está determinada por 𝐿 ⃗ y el campo produce un impulso rotativo
sobre su momento magnético dipolar de espín cuya orientación está determinada por 𝑆. El
impulso rotativo no cambia la magnitud de 𝑆 y tampoco el impulso rotativo de reacción que
⃗ cambia su magnitud. Pero el impulso rotativo provoca un acoplamiento entre
actúa sobre 𝐿
⃗ y 𝑆 que hace que la orientación de cada uno dependa de la orientación del otro. Como
𝐿
resultado existirán vectores de impulso angular que siguen movimientos distintos de los
que seguirían si no existiera interacción espín-órbita. La situación se muestra en la Figura
33, que muestra a 𝐿⃗ y 𝑆 precediéndose a causa del acoplamiento de interacción espín-órbita.
El movimiento es complicado, pero no tan complicado como pudiera ser, ya que deben
moverse en tal forma que su suma, el impulso angular total 𝐽, satisfaga la ley de
conservación del impulso angular que establece la mecánica cuántica. Esto es, si el átomo
está en el espacio libre de modo que no hay torques externos actuando sobre él, su impulso
angular total es tal que:

⃗ + 𝑆.
𝐽=𝐿

Se puede demostrar que la magnitud y la componente 𝑧 del impulso angular total 𝐽


están especificadas por dos números cuánticos, 𝑗 y 𝑚𝑗 de acuerdo con las condiciones de
cuantización:

𝐽 = √𝑗(𝑗 + 1)ħ, 𝑦 𝐽𝑧 = 𝑚𝑗 ħ.

Los valores posibles del número cuántico 𝑚𝑗 son:

𝑚𝑗 = −𝑗, −𝑗 + 1, … , +𝑗 + 1, +𝑗.

Se pueden determinar los valores posibles del número cuántico 𝑗 tomando la


componente 𝑧 que define a 𝐽. Esto es,

𝐽𝑧 = 𝐿𝑧 + 𝑆𝑧 .

lo cual es:

𝑚𝑗 ħ = 𝑚𝑙 ħ + 𝑚𝑠 ħ,

o,
𝑚𝑗 = 𝑚𝑙 + 𝑚𝑠 .

Los valores de 𝑗 son miembros de la serie decreciente,

𝑗 = 𝑙 + 1⁄2 , 𝑙 − 1⁄2 , 𝑙 − 3⁄2 , 𝑙 − 5⁄2 , …

Al igual que los otros números cuánticos de impulso angular, los valores posibles de
𝑗 difieren por enteros.

Figura 34. Computación con espines: Espintrónica

Computación con espines. En los últimos años se han hecho enormes avances para
dar respuesta a la pregunta: ¿Es posible hacer computación con espines? El poder utilizar el
espín del electrón permitirá usar diferentes herramientas de control y observar la electrónica
clásica de una forma más compleja. Necesitamos métodos para controlar la dirección de
los espines en una corriente de electrones, también debemos identificar el tiempo en que
estos electrones retienen la información, e igualmente, poder leer esta última. Este campo
de investigación y desarrollo es llamado Espintrónica y promocionado con imágenes como
la presentada en la Figura 34.
9. Sólidos cristalinos

La materia puede encontrarse en un gran número de estados, los cuales, usualmente,


son clasificados en cuatro fases: plasma, gaseosa, liquida y sólida. El plasma es un fluido en
el que determinada proporción de sus partículas están cargadas eléctricamente y no poseen
equilibrio electromagnético. La mayor parte de la materia en el Universo se encuentra en la
fase plasma.

Los gases son compuestos de partículas aisladas: átomos y/o moléculas, excepto
para colisiones ocasionales entre ellas. Las partículas del gas se encuentran en un gran
movimiento térmico y tienden a ocupar todo el volumen disponible. La variación de
volumen está asociada con cambios en la presión.

En los líquidos la atracción entre partículas vecinas es mayor, suficiente para


mantener las moléculas más en contacto, lo que conduce a la formación de capas
moleculares con menor movimiento térmico y que pueden fluir unas a través de las otras.
Los líquidos solo permiten ligeras variaciones de volumen.

Al reducir el movimiento térmico de los líquidos, el enlace entre las moléculas se


hace más fuerte y estable formando sólidos. Las moléculas entonces se unen en
agrupaciones para formar lo que es macroscópicamente observado como un cuerpo rígido.
Las agrupaciones de las moléculas pueden asumir una disposición al azar lo que
corresponde a sólidos amorfos, pero una disposición ordenada es más aceptable puesto que
corresponde a un estado de energía menor. Esta disposición ordenada de moléculas
corresponde a un sólido en estado cristalino.

Una propiedad distintiva de un estado cristalino es una repetición regular en el


espacio tridimensional de un motivo, hecho de iones: átomos, moléculas o grupo de
moléculas, extendiéndose sobre una distancia correspondiente a miles de dimensiones
atómicas.

Cloro-negro y Sodio-blanco Cloro-verde y Sodio-azul

Figura 35. Estructura del material cristalino cloruro de sodio NaCl. (Izquierda) A
Sodio y B Cloro. (Derecha) Grande Cloro y Pequeño Sodio.
Figura 36. Las catorce redes espaciales de Bravais

En la Figura 35 se presenta (Izquierda) la estructura cristalina del cloruro de sodio.


La unidad de esta estructura es un cubo. El átomo de sodio marcado A, está rodeado por
seis átomos de cloro dispuestos en las esquinas de un octaedro regular. Análogamente, el
átomo de cloro marcado B, se encuentra rodeado por seis átomos de sodio dispuestos en las
esquinas de un octaedro regular. En la Figura 35 (Derecha) se ilustra el empaquetamiento
de los átomos de cloro (esferas Grandes) y sodio (esferas Pequeñas).

El ordenamiento periódico tridimensional de largo alcance de iones, átomos o


moléculas en un material sólido cristalino, depende de varios factores, entre los que se
pueden citar: la naturaleza de los enlaces que unen a los átomos, iones o moléculas; la
densidad y tamaño relativo de estos; las condiciones de cristalización; la existencia o no de
interacciones magnéticas; la presencia de átomos extraños a los que químicamente
intervienen en el compuesto.

Trabajos destacados han contribuido a estructurar una rama importante de la


ciencia: La cristalografía, que no sólo ha servido como fundamento a la física, la geología,
la química, la metalurgia, la microelectrónica, sino que ocupa un lugar importante en la
investigación aplicada. Industrialmente, se producen cristales para usos diversos: de cuarzo
para transductores y osciladores patrones; de fluoruros de calcio y litio, cuarzo y calcita
para dispositivos ópticos; de rubí, arseniuro de galio, fluoruro cálcico y volframato cálcico
para laser; de antraceno, cloruro potásico, yoduro sódico con titanio, germanio dopado con
litio, silicio y sulfato de triglicina para detectores de radiaciones; de semiconductores como
silicio, germanio, penta-arseniuro de galio y otros para componentes electrónicos; de zafiro
(Al2O3) para gemas, etc.

En 1801 Haüy propuso una hipótesis interesante: Cualquiera que sea la figura de un
material cristalino, se puede romper un espécimen siguiendo los planos de clivaje y obtener
paralelepípedos cada vez más pequeños hasta llegar a uno de tamaño limite que Haüy llamo
“molécula integral”, el cual constituiría la unidad fundamental del material cristalino.
Bravais (1848) estableció los fundamentos para afirmar hoy que en tres dimensiones, sólo
son posibles catorce tipos de unidades fundamentales, conocidas como las redes espaciales
de Bravais, y presentadas en la Figura 36. La dimensión de cada unidad fundamental es del
orden del angstrom (1Å = 10-10 m). La formulación de la teoría atómica aportó el
conocimiento necesario para proponer el ordenamiento de los átomos en los cristales, lo
que es comprobado experimentalmente en forma contundente mediante la difracción de los
rayos X o neutrones, cuyos primeros resultados fueron obtenidos por van Laue, Friedrich y
Knipping en 1912, y por W.H. y W. L. Bragg en 1913.

Tabla 6. Radios Iónicos


Ion d(Å)
H- 1.54
O2- 1.46
Na+ 0.98
F- 1.33
Cl- 1.81
I- 2.17
K+ 1.33
Tabla 7. Distancias Interiónicas
Cristal d(Å)
NaF 2.31
KF 2.66
NaCL 2.81
KCl 3.14
NaI 3.23

Radios atómicos y iónicos. En realidad, parecería inconsecuente con el principio de


incertidumbre de Heisenberg la idea de circunscribir, un átomo o un ion, a un volumen de
una esfera de radio determinado. Pero, teniendo en cuenta la constancia de los valores de
parámetros geométricos observados en materiales cristalinos, por ejemplo la distancia
interatómica entre átomos enlazados, varios científicos encontraron útil para visualizar
modelos y realizar cálculos numéricos representar, dentro de la estructura cristalina, a los
átomos y los iones por esferas rígidas colocadas unas junto a otras. Los radios de estas
esferas se denominan “radio atómico” o “radio iónico”, según se trate de átomos o iones.

En la Tabla 6 se indican valores (en unidades Å) de algunos radios iónicos. Estos


valores se pueden comparar con los datos de la Tabla 7 correspondientes a valores de
distancias interiónicas “d” expresadas en angstroms. Si se calcula d = r+ + r- a partir de los
radios iónicos, se advierte una concordancia significativa entre estos valores y los señalados
para las distancias interatómicas.

Enlaces atómicos en los cristales. El valor del radio iónico 𝑟 (±) o atomico (𝑟𝑎 ) es
característico del tipo de enlace que une a los átomos en el material cristalino. Cuando un
conjunto de partículas neutras e independientes (átomos o moléculas), cuya energía total es
𝐸1 , se unen para formar una estructura cristalina, la energía total 𝐸2 de esta deberá tener un
valor inferior a 𝐸1 para que el compuesto sea estable; la diferencia 𝐸1 − 𝐸2 = ∆𝐸𝐶 se
denomina: energía de cohesión. En todos los casos la energía potencial del ordenamiento
cristalino debe corresponder, en el estado base, al mínimo de energía potencial. La
influencia del tipo de enlace es decisiva para la formación del material cristalino.

Algunos cristales, llamados cristales iónicos, como los halogenuros y los óxidos;
particularmente, los cristales de cloruro de sodio, consisten en unos arreglos regulares
tridimensionales de iones positivos y negativos alternados que tienen una energía menor
que la de los iones separados, tal como se representa en la Figura 35. La estructura es
estable, porque la energía de enlace debida a la atracción electrostática neta excede a la
energía gastada en transferir electrones para crear iones aislados a partir de átomos neutros,
del mismo modo que el enlace iónico en moléculas aisladas, ilustrado en la Figura 11. En
los enlaces iónicos, el ordenamiento de los iones positivos (cationes) y de los negativos
(aniones) debe corresponder a un equilibrio electrostático. Es decir la carga eléctrica neta
del conjunto debe ser nula.

Figura 37. Enlace covalente de átomos de silicio

Figura 38. Colocación esquemática de los átomos en un plano de un metal (átomos


monovalentes). Los puntos negros representan el gas electrónico, y cada átomo ha
contribuido con un electrón a este gas
Algunos cristales, llamados cristales covalentes, como el diamante y los cristales
orgánicos; y particularmente, los cristales de silicio y germanio, tal como se ilustra en la
Figura 37, contienen átomos que están ligados por electrones de valencia compartidos. La
rigidez de su estructura electrónica hace que los sólidos covalentes sean duros y difíciles de
deformar, y ocasiona sus altos puntos de fusión. Los enlaces covalentes son direccionales.

La clase de cristales metálicos, constituida por metales y aleaciones, pueden ser


convenientemente considerados como la situación en la cual todos los iones del cristal
comparten electrones, tal como se representa en la Figura 38. Se habla de un gas de
electrones que ocupa los espacios entre los iones positivos y que ejerce fuerzas atractivas
sobre cada ion, las cuales exceden las fuerzas repulsivas de los otros iones, de ahí que
resulte el enlace. En los metales no existe restricción de orientación, lo cual permite un
empaquetamiento bastante compacto de los átomos.

Existen otras dos clases de cristales. Los cristales moleculares en los cuales dominan las
fuerzas de Van der Waals, como ocurre en compuestos de gases nobles. Y los cristales con
enlaces por puente de hidrogeno presentes en el hielo, en cristales de KH2PO4, en
compuestos cristalinos hidratados y en algunos ferroeléctricos.

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