Las lecciones aprendidas en los casos de corrupción de la década de los noventa
parece quedar en minúsculas acciones, las montañas de dinero filmadas por el ex asesor presidencial Montesinos para comprar conciencias no tiene comparación pues es triste ver que en la primera década del segundo milenio ya no se tiene registros digitales de corrupción, sino depósitos en cuentas offshore por las irregularidades penales que deben ser investigadas. Pero toda esta información no viene de una investigación preliminar de la Fiscalía del gobierno de turno o de un barrido legal hecha por las pomposas comisiones de investigaciones formadas en el congreso nacional, se sabe que todo este destape rebota del exterior, como la Corte de Nueva York, el FBI y la Fiscalía de Brasil en el caso “Lavajato”. Las investigaciones periodísticas presumen que son los funcionarios peruanos quienes buscaron a la multinacional Odebrecht para designar a nombre de quienes debería depositarse el dinero para concretar todo el “andamiaje político”, pues el cobro de coimas era por hacerte el camino fácil, pues recordar que en toda construcción existen sobrecostos en el tiempo, acciones para dejar de lado a las investigaciones de Contraloría, manejar Consultorías para torcer el impacto ambiental por la construcción de un puente y otras que realmente no eran necesarias; pues el acto de corrupción no nace en la entrega de la licitación o de la buena pro, nace en la dación de las leyes y se va pagando en el tiempo, ¿Cómo hacemos para que la obra pueda seguir elevando sus costos?,¿Cómo hademos para que esta empresa pueda robarle al Perú?,¿Cómo es que los funcionarios medios del gobierno de turno pasan luego a trabajar a Odebrecht?. El Ejecutivo debe responder por la norma dada en enero del 2006, en la que se permitió participar en las licitaciones pese a penalidades, tal es el caso de la Ley 28670 – Ley que declara de necesidad publica e interés nacional, diversos proyectos de inversión que precisamente en su artículo 2ª menciona los impedimentos para ser postor resultan ser inaplicables e inexigibles. Clara muestra de que los operadores de la corrupción cumplían una labor para defender los interese de estas empresas en pro de los megaproyectos. Lamentable escuchar que estas empresas constructoras favorecían a los partidos políticos para apoyar campañas, luego se pasaba la factura con el que gano el gobierno de turno; es una evolución de los que en los años `80 en el que el narcotráfico metía dinero a raudales con el fin de ser favorecidos; el grueso de los aportes viene de empresas y empresarios del sector privado, del extranjero, particularmente de Brasil, la firma Constructores Camargo Correa —del grupo transnacional del mismo nombre— aportó S/.168.000 (16/11/10) firma contratada luego por Sedapal para construir dos plantas de tratamiento de agua en San Bartolo; los peajes, puentes, by pass, represas, caminos y carreteras, un sinfín de obras para construir a cambio de sumas de dinero aportadas en campañas, pues el poder decisorio en las comités de adjudicaciones serian manejable. Lo cierto es que se deben crear mecanismos para preveer estas situaciones de corrupción, comprar conciencias con montañas de dinero es lo mismo que aportar dinero para favorecer futuras contrataciones de obras; no basta con exigir leyes duras con la teoría del autor mediato, lo exigible es que para controlar los actos de corrupción se debe concientizar al pueblo elector que es quien da el poder al presidente de la república y congresistas y/o gobernantes de toda elite, es la transparencia la base de toda actuación proba.
Reflexiones en torno a la potestad administrativa sancionadora: aplicación en el sector energético, ambiental, de telecomunicaciones y en otros sectores