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Natalia Romero Olarte

201718374
¿Logran los desplazados alcanzar una vida plena?

Un desplazado es una persona que ha sido forzada a abandonar su territorio y pertenencias.

Estas personas suelen ser habitantes de zonas periféricas y se ven obligados a hacerlo puesto

que su libertad personal, integridad física o vida han sido afectadas o corren peligro de serlo.

Estas se pueden ver comprometidas ya sea por una amenaza directa o por afectaciones que

pueda traer la situación que se desarrolla en su entorno como: conflicto armado interno,

cultivos ilícitos, violencia generalizada, etc. Ante lo descrito anteriormente, el presente texto

plantea que los desplazados de las zonas rurales colombianas emigran a las grandes ciudades

buscándole fin a la situación que estaban viviendo y con la esperanza de mejorar su calidad

de vida, no obstante, al llegar a sus destinos se encuentran con ciertos obstáculos en las

ciudades que dificultan y casi que les imposibilitan alcanzar una vida plena. Estos obstáculos

son principalmente tres: el requisito de una educación formal para conseguir un empleo, la

indiferencia de los capitalinos hacia los desplazados y el constante miedo a una segunda

victimización. A lo largo del texto se explicará cada uno de estos obstáculos, ejemplificando

con cifras estadísticas obtenidas de la Encuesta Nacional de Calidad de Vida y el DANE.

Además, algunos argumentos se apoyarán con ideas de María Emma Wills y Francisco

Gutiérrez Sanín, expertos en el conflicto colombiano.

En primera instancia, las personas habitantes de sectores rurales suelen carecer de una

educación formal y de una capacitación laboral, por lo que se encuentran en desventaja a la

hora de conseguir un empleo para subsistir con respecto a los habitantes de las grandes

ciudades. Según la Encuesta Nacional de Calidad de Vida, de cada 100 matriculados en la

zona rural, 71 llegaban a 6° grado, 60 a 9° y 48 a 11° en 2008. En la zona urbana los mismos
datos correspondían a 98, 90 y 82 respectivamente. Además, según el boletín técnico del

DANE de fuerza laboral y educación 2015, del total de las personas empleadas, el 30,5%

completó la educación media y el 17,9% la educación técnica profesional y tecnológica o

universitaria. Las primeras cifras presentadas muestran la diferencia entre los niveles de

educación alcanzados en la zona rural y los alcanzados en la zona urbana, los cuales son

notablemente más altos. En adición, las segundas cifras revelan que, de las personas con

empleo, una parte significativa concluyó como mínimo sus estudios del colegio. Lo

anteriormente expuesto permite concluir que los desplazados, al tener menor nivel de

estudios académicos, así mismo tendrán menores posibilidades de conseguir empleo

comparados con las personas que habitan la zona urbana.

Además de perder muchas posibilidades de empleo, en cuanto a la relación de los

desplazados con los habitantes de las ciudades, los desposeídos suelen sentirse marginados,

ya que, a la angustia causada por su condición económica, se le suma el dolor de ser

rechazados por parte de los citadinos. Este punto de vista respecto a la actitud que adopta la

población urbana, lo apoya en la siguiente cita la politóloga María Emma Wills (2015):

Los grupos desterrados de sus tierras o territorios luego de afrontar el dolor de haberlo

perdido todo, hasta la esperanza de un futuro mejor, deben enfrentarse a la

indiferencia en las grandes ciudades y encuentran que la mayoría de sus congéneres

no comprenden que el destierro les ha arrebatado, no un mero recurso material, sino

una forma de ser y estar en el mundo con dignidad. (p. 852)

En esta cita también se evidencia que los desplazados además de enfrentar una pérdida

material de sus pertenencias, pierden su calidad de vida y sus esperanzas de mejorarla. En

relación a la indiferencia de los citadinos, se puede agregar que esta se da por la ignorancia
que reflejan los habitantes urbanos respecto a la situación real de las víctimas de

desplazamiento, porque muchos no se detienen a pensar que los desterrados no se abandonan

sus territorios por gusto, sino por necesidad de proteger su vida y su integridad.

Por último, cabe afirmar que los desplazados no llevan una vida despreocupada,

porque saben que la violencia no desaparece al abandonar sus territorios. Según Francisco

Gutiérrez Sanín (2015), sociólogo y antropólogo, en los pocos sondeos que se han hecho

entre los desplazados, se reportan altos niveles de temor frente a una potencial

revictimización, puesto que muchas de las víctimas del desplazamiento han sido

revictimizadas. Esto se evidencia en que cuando habitaban aún sus territorios, no se les

protegieron sus derechos ni su integridad. Por lo tanto, uno de los ejemplos que dan motivo

al temor de las víctimas a dicha revictimización es que ni el Estado ni nadie, incluso después

de haber sido desterrados por la violación de sus derechos, ha sido capaz de garantizar el

cumplimiento de estos o los medios para la realización de sus proyectos de vida.

En conclusión, las víctimas del desplazamiento forzado abandonan sus territorios

obligados por diversos factores que afectan su vida o su integridad física. Estos desterrados

llegan a las ciudades con la esperanza de encontrar la forma de continuar los proyectos de

vida de cada uno, los cuales se habían visto truncados por los mismos factores que los

obligaron a irse. Sin embargo, debido al déficit de educación que se da en los sectores rurales,

el rechazo y la incomprensión por parte de los citadinos y el temor a una revictimización, no

les permiten a los desplazados la realización plena de sus proyectos a futuro, ni tampoco tener

una vida digna libre de preocupaciones y violencia.


Referencias

Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas. (2015). Fuerza laboral y educación

(boletín técnico de 2015) p.8. Recuperado de:

https://www.dane.gov.co/files/investigaciones/boletines/especiales/educacion/Bol_e

du_2015.pdf

Encuesta Nacional de Deserción Escolar (2011). Encuesta Nacional de Calidad de Vida.

(2008) p.11. Recuperado de: http://www.mineducacion.gov.co/1759/articles-

329722_archivo_pdf_Manual.pdf

Gutiérrez Sanín, F. (2015) ¿Una historia simple? Pag 521-561. (Comisión Histórica del

Conflicto y sus Vić timas (Colombia), Pizarro Leongómez, E., & Moncayo Cruz, V.

M. (2015). Contribución al entendimiento del conflicto armado en Colombia (Primera

edición.). Bogotá́ : Imprenta Nacional de Colombia.

Wills, María E. (2015) Los tres nudos de la guerra colombiana. (Comisión Histórica del

Conflicto y sus Víctimas (Colombia), Pizarro Leongómez, E., & Moncayo Cruz, V.

M. (2015). Contribución al entendimiento del conflicto armado en Colombia (Primera

edición.). Bogotá́ : Imprenta Nacional de Colombia.

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