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Introducción teología.
I Teología.
TEOLOGIA Y VIDA.
Así, la teología nace del suelo de la propia vida del teólogo y de la vida de otros individuos
con los que se encuentra en el camino de la vida. La teología echa mano de la experiencia
personal y debe desarrollar su potencial para contribuir al enriquecimiento de la vida
personal de quienes buscan en el trabajo de un teólogo alimento y guía. Pero antes de
relacionar la teología con el horizonte vital que la rodea, una primera sección reunirá los
objetivos y actividades principales del teólogo en la práctica de su disciplina de estudio y
comunicación. La teología es esta vida.
A finales del siglo Segundo, Ireneo de Lyon insistía en considerar la tradición apostólica
como fundamental, mientras que, en el siglo XVI, Melchor Cano demostraba, no obstante,
que la teología nace de muchos y varios testimonios. Recientemente, el Vaticano II
proponía un estudio genético o evolutivo de lo que ofrece las fuentes al tiempo que tenía
en cuenta la jerarquía de verdades al presentar sus resultados.
La escritura exige tanto exegesis detallada de los pasajes concretos como una lectura
global de su mensaje a la luz de los Padres y de la tradición viva de la Iglesia. Los artículos
de la fe, recuerda santo Tomas al teólogo, no son fines en sí mismo, sino medios para
llevar al creyente hasta el encuentro y la comunión con Dios, la verdad primera. La
enseñanza de la Iglesia es veces objeto de un estudio intenso, tanto en una escucha critica
como en una construcción más expansiva de su significado para la vida.
La teología extiende el oír de la fe con una escucha más atenta y perspicaz de los
testimonios que nos brindan las fuentes y la enseñanza que formula la fe de la Iglesia. En
todo caso, el objetivo es siempre el mismo: identificar el significado que otro ha
expresado y comunicarlo después, de forma significativa a los propios contemporáneos.
La teología busca y escucha para poder llegar a un discurso fundamentado sobre Dios y la
vida de fe. En última instancia, el fundamento de cualquier proyecto teológico es el
testimonio dado por “los profetas y apósteles” y las piedras de su construcción son
extraídas de los principales loci que nos son dados en la Iglesia. La mente del teólogo, con
un movimiento que se repite a menudo, tiende a asentarse en la roca firme testimonio
original se ha percibido, comprendido y transmitido posteriormente.
Después de consultar las fuentes, la teología pasa a elaborar una explicación coherente.
En este segundo movimiento, se vuelve a los contemporáneos para ofrecerles una visión
global del significado descubierto en las fuentes. En cada una de esta disciplina, la fe de la
iglesia es el prepuesto de la teología, sea cual sea el sector particular en el que lleve a
cabo su búsqueda de significado.
La teología pretende llegar a ser algo más que una disciplina metódica y comunicar una
sabiduría para la vida. La visión cohere4nte de una propuesta teología sistemática es más
que una colección de datos y argumentos. En todo esto, la teología expresa una sabiduría
destinada a guiar el vivir humano según los valores dados por Dios. La teología es para la
vida.
En último análisis, la propia vida de fe del teólogo, su culto y su servicio tienen que
quedar incluidos, si no como una fuente estrictamente hablando, al menos con
una condición ambiental que afecta a su teología e influye profundamente en ella.
Una buena teología hablara, por propio convencimiento, de lo que los creyentes puedan
llegar a experimentar cuando oyen las Escrituras y caminan en este mundo bajo la guía del
Espíritu. En reali9dad, la expresión teológica de las intuiciones y visión personales sigue
siendo siempre parcial e incompleta en sí misma. Pues ha de ser asumida por otros
creyentes que la combinen con sus propias experiencias clave.