Vous êtes sur la page 1sur 32

 

 
 

Viviendo en la Ley o
en
la Gracia

Gálatas 3:25. “Pero


venida la fe, ya no
estamos bajo ayo,”
 
 
¿Está el cristiano creyente
obligado a guardar la
Ley de Moisés? ¿Cuál es la
diferencia entre “vivir en
gracia” a “vivir bajo la
ley?” En la cristiandad
tradicional se asume que
el cristiano está obligado a guardar los Diez Mandamientos, que
son el Decálogo que Dios dio en el Monte del Sinaí. Mas ¿es
esto lo que las escrituras realmente enseñan?
 
Existe un gran problema en la cristiandad tradicional, este
consiste en enseñar la Gracia, pero en los términos de la
Ley. De esta forma, se usan pasajes que son referentes a
Israel y que no son doctrina para el cuerpo de Cristo hoy en
día. Vivir de acuerdo a lo que nos enseñan los evangelios de
Mateo, Marcos, Lucas y Juan, los cuales contienen
enseñanzas de la ley, nos crea confusión si queremos
aplicarlos a nuestras vidas como cristianos que vivimos en
una dispensación distinta a la de los judíos en tiempos de
Nuestro Señor Jesucristo. Hoy en día, es usual que predicadores
e iglesias enseñen doctrinas referentes a la Ley bajo una
fachada de Gracia. ¿Cuál es la razón de ello? ¿Qué ocasiona
este problema?
A través del presente estudio bíblico descubriremos que el
creyente en Jesucristo no está bajo la ley de los Diez
Mandamientos. El creyente está bajo otra ley porque vive en
otra dispensación.

El guardar los Diez Mandamientos, la Ley de Dios, no es algo


que se ha ordenado al cuerpo de Cristo que es la Iglesia. Por lo
tanto, el creyente vive bajo otro régimen. Un nuevo régimen,
en otra dispensación, bajo otra y muy distinta
administración.

Al comprender estas verdades bíblicas, el creyente puede


conocer la diferencia entre Ley y Gracia y vivir como Dios
espera que vivamos, no como el hombre erróneamente ha
creído que debe hacerlo.
 
 
 
 
 
 
 
Capitulo 1
La Ley no fue dada
por Fe

Gálatas 3:11. “Y que


por la ley ninguno se
justifica para con
Dios,es evidente,
porque: El justo por la
fe vivirá”
 
Dios dio al pueblo de Israel los Diez Mandamientos, los cuales se
encuentran enumerados en el capitulo 20 del segundo libro
escrito por Moisés: Éxodo A continuación, los mencionamos:
Éxodo 20: 1. “Y habló Dios todas estas palabras, diciendo: 2. Yo
soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de
casa de servidumbre. 3. No tendrás dioses ajenos delante de
mí. 4. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que
esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas
debajo de la tierra. 5. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás;
porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la
maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta
generación de los que me aborrecen, 6. y hago misericordia a
millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos. 7. No
tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará
por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano. 8.
Acuérdate del día de reposo para santificarlo. 9. Seis días
trabajarás, y harás toda tu obra;
10. mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no
hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu
siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro
de tus puertas. 11. Porque en seis días hizo Jehová los cielos
y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó
en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y
lo santificó. 12. Honra a tu padre y a tu madre, para que tus
días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da. 13. No
matarás. 14. No cometerás adulterio.
15. No hurtarás. 16. No hablarás contra tu prójimo falso
testimonio. 17. No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás
la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni
su asno, ni cosa alguna de tu prójimo”
 
 
La ley: los Diez Mandamientos, no fueron dados por la fe.
La ley anulaba la fe. Es decir, Dios no está requiriéndonos
como cristianos creyentes que obedezcamos su ley.
Lo anterior no significa que vivamos en pecado. Al contrario,
significa que vivimos en la obediencia pero de la fe, no de la
ley. La fe, es algo que solo puede operar bajo la gracia.
Es la obediencia a la ley la que operaba en otro tiempo. El
Apóstol Pablo, refiriéndose a los gentiles, les dice que en
“otro tiempo” la ley y la circuncisión, lo eran todo para Dios,
pero que ahora ya no lo son.
 
 
Efesios 2: 11. “Por tanto, acordaos de que en otro tiempo
vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados
incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en
la carne. 12. En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados
de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la
promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo”
 
 
Es precisamente la epístola a los Gálatas la que nos enseña
dos cosas muy importantes: la diferencia entre la ley y la
gracia. Primero, aprendemos que no debemos usar el
legalismo para agradar a Dios. Y, segundo, que no debemos
guardar los Diez Mandamientos como requisito para que Dios
nos considere justos y rectos delante de El. Estas dos
verdades se encierran en la epístola a los Gálatas. Pero, es
contraria a lo que la mayoría de la cristiandad tradicional
está enseñándonos. Es decir; hoy en día se nos enseña que
deberíamos ser obedientes y guardar los Diez Mandamientos
para agradarle a Dios.
 
Capitulo 2
La Ley fue el
requisito
 
 
Gálatas 3:12. “y la ley
no es de fe, sino que
dice: El que hiciere estas
cosas vivirá por ellas”
 
 
En “otro tiempo” era
requisito guardar la ley
de Dios. Es precisamente
lo que nuestro Señor
Jesucristo, en los días
de su carne y durante su
ministerio terrenal a
Israel, enseñó. Veamos
esto en el pasaje del
Joven Rico.
 
 
Mateo 19:16. “Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno,
¿Qué bien haré para tener la vida eterna? 17. El le dijo: ¿Por
qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Mas
si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. 18.
Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás.
No hurtarás. No dirás falso testimonio. 19. Honra a tu padre
y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 20.
El j o v e n l e d i j o : Todo e s t o lo he guardado desde
mi juventud. ¿Qué más me falta? 21. Jesús le dijo: Si
quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los
pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. 22.
Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía
muchas posesiones.
23. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os
digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los
cielos. 24. Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello
por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de
Dios. 25. Sus discípulos, oyendo esto, se asombraron en
gran manera, diciendo: ¿Quién, pues, podrá ser salvo? 26. Y
mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es
imposible; mas para Dios todo es posible”
 
 
En “tiempo pasado” nadie buscaba ir al cielo como ahora lo
hacemos. Es decir: Para el judío, su esperanza era que al
morir fuese resucitado en el reino milenial del Mesías y
reinara junto con El en la tierra. Por eso, una de las cosas
que circulaban entre la población después de la resurrección
y asunción de nuestro Señor Jesucristo, fueron los llamados
legiones o dichos de Jesús. Estos eran escritos sobre lo que
el había pronunciado el sermón del olivete o de los olivos
también conocido como las bienaventuranzas. Tomemos
algunas:
 
 
Mateo 5:1. “Viendo la multitud, subió al monte; y
sentándose, vinieron a él sus discípulos. 2. Y abriendo su
boca les enseñaba, diciendo: 3. Bienaventurados los pobres
en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. 4.
Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán
consolación. 5. Bienaventurados los mansos, porque ellos
recibirán la tierra por heredad. 6. Bienaventurados los que
tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
7. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos
alcanzarán misericordia. 8. Bienaventurados los de limpio
corazón, porque ellos verán a Dios. 9. Bienaventurados los
pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios. 10.
Bienaventurados los que padecen persecución por causa de
la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
11. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y
os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros,
mintiendo. 12. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón
es g r a n d e en los cielos; porque así persiguieron a los
profetas que fueron antes de vosotros”
 
Estas bienaventuranzas se centran en las promesas hechas a
los Patriarcas: Abraham, Isaac y Jacob. Estas promesas
consisten en reinar con el Mesías en la tierra con cuerpos
resucitados. Para un judío, la idea de ir al cielo después de
morir no era algo concebible, ya que era contrario a lo que
los profetas habían anunciado.
 
Sabemos que las escrituras afirman que para todo judío
creyente hay una esperanza. La de ser resucitado a la
inauguración de ese reino milenial y reinar con el Mesías
durante 1,000 años en la tierra. Después de esto, Dios
resucitará en el juicio delante del gran trono blanco a los
judíos y gentiles incrédulos y los juzgará echándolos en el
lago de fuego. Lo anterior es sostenido por el capitulo 20 del
libro del Apocalipsis.
 
Hoy en día, Dios tiene un mensaje distinto para el gentil.
Entiéndase por gentil a toda persona que no es judía de
sangre. Este mensaje no es el que se enseña en los
evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan. De hecho, la
intención de Dios desde un principio en cuanto a la salvación
para los gentiles, era usar a Israel como su instrumento. Es
decir; Dios se propuso salvar a Israel para luego salvar al
mundo entero: los gentiles.
 
 

Capitulo 3
Cristo nos redimió,
no la Ley
 
 
Gálatas 3:13. “Cristo nos
redimió de la maldición de
la ley, hecho por nosotros
maldición (porque está
escrito: Maldito todo el que
es colgado en un madero),
14. para que en Cristo
Jesús la bendición de
Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe
recibiésemos la promesa del Espíritu”
 
 
En “otro tiempo” el judío no esperaba ir al cielo sino ser
resucitado y reinar con el Mesías en la tierra. Estas eran las
promesas hechas a los Patriarcas. Pero hoy en día, al morir,
el creyente gentil espera ir al cielo porque estas son las
promesas hechas al cuerpo de Cristo.
Cristo nos redime de la maldición. La maldición era el no
poder cumplir con la observancia de la ley de Dios. Nadie
podía hacerlo. Inclusive si hubiese alguien que observara la
ley de Dios perfectamente, como Dios lo requería, pero
fallase en un solo aspecto, de nada le servía. Era
considerado culpable de haber quebrantado y desobedecido
toda la ley de Dios.
 
Ezequiel 18: 24. “Mas si el justo se apartare de su justicia y
cometiere maldad, e hiciere conforme a todas las
abominaciones que el impío hizo, ¿vivirá él? Ninguna de las
justicias que hizo le serán tenidas en cuenta; por su rebelión
con que prevaricó, y por el pecado que cometió, por ello
morirá”
 
 
 
De nada le servía a un judío guardar toda su vida la ley de
Dios si al final pecare, de nada le contaba toda su
obediencia.
 
Santiago 2: 10. “Porque cualquiera que guardare toda la ley,
pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos”
 
Por ello, la solución ante la imposibilidad del hombre en
guardar la ley perfecta, justa y santa de Dios, fue guardarla
El mismo por nosotros. Lo hizo a través de Su Hijo, nuestro
Señor Jesucristo.
 

La ley de Dios es buena, justa y santa. Pero, nosotros


humanos no podemos guardarla como Dios requiere. Somos
pecadores y no podemos ni queremos guardarla.
 
 
Romanos 3: 23. “por cuanto todos pecaron, y están
destituidos de la gloria de Dios” Por esta verdad, todo ser
humano es pecador. Pero Dios puso el pecado de todo aquel
que llegase a creer, en la sangre derramada de Su Hijo y de
esta manera, poder perdonarlo.
 

2 Corintios 5: 21. “Al que no conoció pecado, por nosotros lo


hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de
Dios en él”
Hoy en día, aquel ser humano que cree en la obra redentora
de Jesucristo en la Cruz del Calvario, es considerado justo
delante de Dios. Simplemente, por el hecho de haber
creído en la sangre del Salvador. ¿Qué es esto? Es creer
que el derramamiento de la sangre del Señor Jesucristo es
suficiente para que Dios cumpla su requisito de justicia divina
y perdone nuestros pecados.
Dios mismo había establecido que todo aquel que pecare,
debía morir y que sin derramamiento de sangre no podría
haber perdón de pecados.
 

Romanos 6: 23. “Porque la paga del pecado es muerte, mas


la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor
nuestro”
 
Hebreos 9:22 “Y casi todo es purificado, según la ley, con
sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remision”
 

Cristo se hizo “remisión” por nosotros. Es decir: Cristo


nos redimió de la maldición de la ley.
¿Qué es redimir? Redimir significa: rescatar. Cristo nos
rescató de la maldición de la ley. ¿Cómo lo hizo? Lo hizo
haciéndose El mismo maldición por causa de nosotros los que
llegaríamos a creer en El.
 
Dios había dado al pueblo judío leyes sociales también. Una
de ella era que si unos padres tenían un hijo desobediente y
rebelde, debían darlo a conocer a los ancianos o líderes de
Israel y entonces lo apedreaban y lo colgaban sobre un
madero. Esto, se hacia en un caso extremo de desobediencia
y rebeldía. Pero, servía para que los otros jóvenes no fueran
así.
 
Deuteronomio 21:18 “Si alguno tuviere un hijo contumaz y
rebelde, que no obedeciere a la voz de su padre ni a la voz de
su madre, y habiéndole castigado, no les obedeciere; 19.
entonces lo tomarán su padre y su madre, y lo sacarán ante
los ancianos de su ciudad, y a la puerta del lugar donde viva;
20. y dirán a los ancianos de la ciudad: Este nuestro hijo es
contumaz y rebelde, no obedece a nuestra voz; es glotón y
borracho. 21. Entonces todos los hombres de su ciudad lo
apedrearán, y morirá; así quitarás el mal de en medio de ti, y
todo Israel oirá, y temerá. 22. Si alguno hubiere cometido
algún crimen digno de muerte, y lo hiciereis morir, y lo
colgareis en un madero,
23. no dejaréis que su cuerpo pase la noche sobre el
madero; sin falta lo enterrarás el mismo día, porque maldito
por Dios es el colgado; y no contaminarás tu tierra que
Jehová tu Dios te da por heredad”

Cuando nuestro Señor Jesucristo fue colgado en el madero,


todo judío sabía lo que esto significaba: vergüenza y
humillación. Pero, Cristo cargó con el pecado pasado,
presente y futuro de todo aquel que crea en El.
Todos hemos pecado. Lo que merecemos es la muerte y la
ira de Dios. Dios es santo, justo y bueno. Su ley, es santa,
justa y buena. Pero, nadie puede obedecerla. A excepción
de El mismo. Por ello, Cristo vino a guardar la ley de Dios
perfectamente y por cada uno de nosotros, si creemos en El.
 
Mateo 5:17 “No penséis que he venido para abrogar la ley o
los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir”
 

Además, de cumplir la ley de Dios perfectamente y ser


considerado por Dios mismo como justo. Cristo, nos rescató
de esa maldición al derramar su sangre en la cruz y ser
colgado en el madero.
Para el que crea en la obra redentora de Cristo en la Cruz
del Calvario, encontrará que la única respuesta para el
pecado es Gólgota. Es decir: que Cristo fue crucificado,
muerto, sepultado, resucitado y ha sido glorificado para
nuestra bendición.
Lo único que salva al creyente, no es hacer la llamada
oración del pecador repitiendo el haber aceptado a Jesús
como tu salvador o abrirle tu corazón para que El entre. Lo
que nos salva, es creer en la Obra de redención que El hizo
en la Cruz del Calvario en el Gólgota. La Fe, no es obrar.

Romanos 11: 6. “Y si por gracia, ya no es por obras; de otra


manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es
gracia; de otra manera la obra ya no es obra”
 

Capitulo 4
Cristo, hecho bajo la Ley
 
 
Gálatas 4: 4. “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo,
Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, 5.
para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de
que recibiésemos la adopción de hijos. 6. Y por cuanto sois
hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo,
el cual clama: ¡Abba, Padre!”
 
Nuestro Amado Señor Jesucristo fue hecho bajo la ley.
Estuvo sujeto a los Diez Mandamientos. En los días de su
ministerio terrenal, Cristo vino solo a cumplir lo que estaba
determinado en el tiempo de Dios.
El Logos o Verbo de Dios, se encarna y nace de una virgen. No
nace de padre humano, para no heredar la naturaleza
pecaminosa que todos los seres humanos hemos heredado
de nuestros padres Adán y Eva cuando pecaron y
desobedecieron a Dios en el huerto del Edén. Cuando el
pecado entro al Edén.
 
 
Cristo vivió y murió bajo el antiguo testamento, bajo la ley
de Dios. Es por ello que lo que nos narran los Evangelios, no
son ni pueden ser doctrina para el creyente cristiano hoy en
día. Lo eran antes de que Cristo ascendiese y fuese
glorificado a la diestra de Dios. Pero, ahora no lo son .
Hebreos 9:16. Porque donde hay testamento, es necesario
que intervenga muerte del testador.
17. Porque el testamento con la muerte se confirma; pues
no es válido entre tanto que el testador vive.
Juan 7:37. “En el último y gran día de la fiesta, Jesús se
puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed,
venga a mí y beba. 38. El que cree en mí, como dice la
Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.
39. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que
creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu
Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado”
 

Las enseñanzas que se contienen desde Génesis 1:2 hasta


Hechos 7, son terreno del antiguo pacto. Una vez que Cristo
es glorificado al ascender a los cielos después de su
resurrección, estamos ya bajo otro régimen. Por ello, lo que
es doctrina se encuentra, no en los evangelios, que es
erróneamente lo que la mayoría de la cristiandad moderna
utiliza para sus enseñanzas y predicaciones o fundamentos
de fe.
 
Lo que ahora es doctrina, solo la podemos encontrar en
aquel que nos puede decir lo que Dios está haciendo en la
actualidad. Y, ese, no es Mateo, Marcos, Lucas ni Juan. El
que sabe lo que Dios hace en la actualidad es el Apóstol
Pablo y lo ha plasmado en y a través de sus trece epístolas y
probablemente el libro de los hebreos, el cual algunos
eruditos afirman fue también escrito por el Apóstol Pablo,
para otra dispensación: la de las edades por venir.
 
 

Capitulo 5
Cristo es la Simiente
 
 
Dios había prometido,
desde el huerto del Edén,
la solución
ante el pecado de nuestros
padres Adán y Eva:
la simiente es un simbolo
que anunciaba el sacrificio,
cruxifixiòn, muerte,
sepulture, resurrecciòn y
glorificadciòn del Mesías
Cristo. Esto lo
vemos, en la antigua
dispensación de la Profecía
a la cual se le añadió la
ley, en el sacrificio que
Jehová hizo con nuestros
padres al vestirlos con túnicas de pieles.
Génesis 3: 7. “Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y
conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de
higuera, y se hicieron delantales. 8. Y oyeron la voz de
Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el
hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová
Dios entre los árboles del huerto. 9. Mas Jehová Dios llamó
al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? 10. Y él respondió: Oí
tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y
me escondí. 11. Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas
desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no
comieses? 12. Y el hombre respondió: La mujer que me diste
por compañera me dio del árbol, y yo comí.
13. Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has
hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí. 14.
Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste,
maldita serás entre todas las bestias y entre todos los
animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo
comerás todos los días de tu vida. 15. Y pondré enemistad
entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya;
ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.
16. A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores
en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo
será para tu marido, y él se enseñoreará de ti. 17. Y al
hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y
comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de
él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de
ella todos los días de tu vida. 18. Espinos y cardos te
producirá, y comerás plantas del campo. 19. Con el sudor de
tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra,
porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo
volverás. 20. Y llamó Adán el nombre de su mujer, Eva, por
cuanto ella era madre de todos los vivientes. 21. Y Jehová
Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los
vistió”

En este pasaje encontramos que Jehová hizo al hombre y su


mujer túnicas de pieles, y les vistió. Para hacer esto, Dios
tuvo que quitarle la vida a un animal al sacrificarlo. Esto era
una representación de lo que sería en un futuro y en forma
universal el Gólgota. Ante el pecado de Adán y Eva, Dios
realizó un derramamiento de sangre.
 
Hebreos 9: 22. “Y casi todo es purificado, según la ley, con
sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remission”
En el huerto del Edén, Dios provee el sustituto para la
remisión del pecado de nuestros padres y anuncia a este
sustituto, el cual moriría al derramar su sangre en la cruz del
calvario.
 
 
Génesis 3:15. “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y
entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la
cabeza, y tú le herirás en el calcañar”
Dios siempre ha tenido un remanente. Ese remanente es a
través del cual El ha pasado esta promesa que una vez
pronunció en el huerto del Edén a Eva. Cuando viene
Abram, Dios anuncia que en Abram serían benditas las
familias de la Tierra en Génesis 12. Y, en Génesis 17 dice
que aquel que lo bendiga sería bendito y aquel que le
maldijese sería maldito. Al llegar a Génesis 22, encontramos
que la promesa de la Simiente, se extiende a todo el mundo
pero a través de Israel, ya que en Abraham y su
descendencia serían benditas todas las naciones de la tierra.
Génesis 22: 18. “En tu simiente serán benditas todas las
naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz”
 
El plan maestro de Dios, desde antes de la fundación del
mundo, era que a través de Israel, las naciones le
conociesen. Los patriarcas Abraham, Isaac, Jacob recibieron
esta confirmación de la promesa hecha en el huerto del
Edén. Pero, no fue pasada a todas las doce tribus de Israel,
sino solo a la tribu de Judá. Por ello, vemos que en el Rey
David se confirma tal promesa.
 
Mateo 1: 1. “Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de
David, hijo de Abraham”
“hijo de David e hijo de Abraham” son títulos mesiánicos del
Señor Jesucristo. En los días de su carne, durante su
ministerio terrenal, Cristo hablo al pueblo judío, cumplió la
promesa hecha a los patriarcas y vino en el tiempo señalado
por la profecía que los profetas de antiguo habían
anunciado.
Es precisamente el Apóstol Pablo quien nos aclara que la
simiente es Jesucristo: nuestro Señor.
Gálatas 3:14. “para que en Cristo Jesús la bendición de
Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe
recibiésemos la promesa del Espíritu. 15. Hermanos, hablo
en términos humanos: Un pacto, aunque sea de hombre, una
vez ratificado, nadie lo invalida, ni le añade.
16. Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a
su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase
de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es
Cristo”
El plan universal de Dios ha sido que a través de la simiente,
que es Cristo, todos los hombres lleguen al conocimiento de
la verdad y sean salvos. Pero no fue a través de la
obediencia de Israel que Dios llego a los gentiles, sino fue a
través de su transgresión. Cristo vino a los suyos y los suyos
no le recibieron, sino que le crucificaron. Si hubiesen
conocido la gracia de Dios, no le hubieran crucificado porque
hubieran entendido que El es el Rey de Gloria tal y como se
indica en el Salmo 24.
 

Juan 1: 10. “En el mundo estaba, y el mundo por él fue


hecho; pero el mundo no le conoció. 11. A los suyos vino, y los
suyos no le recibieron”
1 Corintios 2:8. “la que ninguno de los príncipes de este
siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían
crucificado al Señor de gloria”

Salmo 24: 8. “¿Quién es este Rey de gloria? Jehová el fuerte


y valiente, Jehová el poderoso en batalla. 9. Alzad, oh
puertas, vuestras cabezas, Y alzaos vosotras, puertas
eternas, Y entrará el Rey de gloria. 10. ¿Quién es este Rey
de gloria? Jehová de los ejércitos, El es el Rey de la gloria.
Selah”
Israel transgredió al rechazar al Mesías que Dios había
enviado. Pero su transgresión fue la bendición para el mundo
gentil.
 
 

Romanos 11: 11. “Digo, pues: ¿Han tropezado los de Israel


para que cayesen? En ninguna manera; pero por su
transgresión vino la salvación a los gentiles, para provocarles
a celos”
El Misterio de Cristo, mencionado en las epístolas del Apóstol
Pablo, nos dice que es precisamente a través del rechazo
del pueblo judío que la salvación se extendió abriéndose y
siendo accesible a los gentiles en todas las naciones del
mundo.
 
Hechos 13: 46. “Entonces Pablo y Bernabé, hablando con
denuedo, dijeron: A vosotros a la verdad era necesario que
se os hablase primero la palabra de Dios; mas puesto que la
desecháis, y no os juzgáis dignos de la vida eterna, he aquí,
nos volvemos a los gentiles. 47. Porque así nos ha mandado
el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de los gentiles,
A fin de que seas para salvación hasta lo último de la
tierra.48. Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y
glorificaban la palabra del Señor, y creyeron todos los que
estaban ordenados para vida eternal”
Ahora, el gentil que cree en la obra redentora del Señor
Jesucristo en el Gólgota, es salvo, es acepto en el Amado, ha
sido predestinado y escogido desde antes de la fundación del
mundo y su vida está escondida en Cristo con Dios.
Efesios 1: 3. “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor
Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en
los lugares celestiales en Cristo, 4. según nos escogió en él
antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y
sin mancha delante de él, 5. en amor habiéndonos
predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de
Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad,
6. para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos
hizo aceptos en el Amado, 7. en quien tenemos redención
por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su
gracia, 8. que hizo sobreabundar para con nosotros en toda
sabiduría e inteligencia, 9. dándonos a conocer el misteriode
su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto
en si mismo, 10. de reunir todas las cosas en Cristo, en la
dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que
están en los cielos, como las que están en la tierra”
El Status de hijo adoptivo adulto con Cristo en Dios, es algo
que el gentil creyente alcanza al momento de creer en la
obra de redención.
 
Efesios 1: 13. “En él también vosotros, habiendo oído la
palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y
habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo
de la promesa, 14. que es las arras de nuestra herencia
hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza
de su gloria”
 
Por el contrario, la Ley fue dada a los niños. Por ello, los
judíos son llamados los hijos de Israel y alcanzarán su status
de hijos de Dios, hasta el reinado milenial de Cristo Mesías
en la Tierra como está descrito en numerosos pasajes de las
escrituras y especialmente en el libro de Apocalipsis.
 
 
Apocalipsis 20: 4 “Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que
recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados
por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los
que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no
recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron
y reinaron con Cristo mil años.
5. Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se
cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección. 6.
Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera
resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre
éstos, sino que serán sacerdotes de Dios La forma divina
establecida por Dios a través de la cual El ve al hombre
redimido es en su Hijo Amado Jesucristo.
En El, el creyente gentil es considerado adulto. Y, las
escrituras le invitan a, que a través de su peregrinaje en
esta tierra, tome decisiones propias de un adulto. Un
ejemplo de este tipo de decisiones es la que encontramos en
la epístola a los Romanos.
Romanos 12: 1. “Así que, hermanos, os ruego por las
misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en
sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto
racional. 2. No os conforméis a este siglo, sino transformaos
por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para
que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable
y perfecta. 3. Digo, pues, por la gracia que me es dada, a
cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto
concepto de sí que el que debe tener, sino que piense
de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios
repartió a cada uno”
 
El Apóstol Pablo nos enseña que la Ley no es echa para el
justo sino para el impío y desobediente.
Para aquel que ha sido hecho una nueva criatura al creer en
la obra redentora del Señor Jesucristo en la Cruz del Calvario
en el Gólgota, el pecado ya no tiene dominio sobre el. Ha
sido liberado de la ley del pecado y de la muerte que tiene
en sujeción a todo ser humano que ha nacido en este
planeta.
 
Romanos 6:14. “Porque el pecado no se enseñoreará de
vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia”
El mensaje de gracia que el Cristo glorificado y exaltado
anuncia ahora al mundo entero a través de Su predicación,
que es otro nombre para el evangelio de Pablo, es que a
través de Cristo la salvación ha llegado a todo gentil, sin
necesidad de ser judío.
Efesios 3: 1. “Por esta causa yo Pablo, prisionero de Cristo
Jesús por vosotros los gentiles; 2. si es que habéis oído de la
administración de la gracia de Dios que me fue dada para
con vosotros; 3. que por revelación me fue declarado el
misterio, como antes lo he escrito brevemente, 4. leyendo lo
cual podéis entender cuál sea mi conocimiento en el
misterio de Cristo, 5. misterio que en otras
generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres,
como ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas por
el Espíritu: 6. que los gentiles son coherederos y
miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de
la promesa en Cristo Jesús por medio del
evangelio, 7. del cual yo fui hecho ministro por el don de
la gracia de Dios que me ha sido dado según la operación de
su poder”.  
y de Cristo, y reinarán con él mil años”
Capitulo 6
La Gracia es la
Expiación
 
 
El Señor Jesucristo nos ha
redimido. Es decir; nos ha
vuelto a comprar o nos ha
rescatado. Cristo pagó el
precio establecido por Dios
en su justicia y santidad.
Su sacrificio ha sido
universal, en el sentido de
que todo ser humano, ya
sea judío o gentil, que llegue a creer en su obra redentora
en al Cruz puede ser salvo. Su sacrificio es pleno y
suficiente, ya que es la única solución y el único antídoto
ante el pecado del hombre: pasado, presente y futuro.
 
 
Efesios 1: 7. “en quien tenemos redención por su sangre, el
perdón de pecados según las riquezas de su gracia”
 
 
Para los judíos en la antigua dispensación, solo una vez al
año y en una de las fiestas santas ordenadas a Israel en
Levítico 26, podían recibir perdón de sus pecados. Esta
fiesta se le conoce como Yom Kippur o la fiesta del Perdón o
la festividad del Día de Expiación.
 
 
El Apóstol Pablo, nos aclara que durante la tercera
dispensación que se conoce como las “edades por venir”
Israel recibirá su expiación.
 

Efesios 2: 7. “para mostrar en los siglos venideros las


abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con
nosotros en Cristo Jesús”
 
Al inagurarse el reinado milenial del Rey Jesucristo, los
judíos creyentes serán resucitados y reinarán con el Mesías
por 1,000 años. Es ahí, donde recibirán su expiación o
perdón total.
 
Apocalipsis 5: 9. “y cantaban un nuevo cántico, diciendo:
Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú
fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios,
de todo linaje y lengua y pueblo y nación; 10. y nos has
hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos
sobre la tierra”
Los profetas, en la antigua dispensación habían anunciado
este tiempo para las edades por venir o los siglos venideros.
Y, habían dicho que Jehová haría un nuevo pacto con la casa
de Israel y la casa de Judá.
En aquellos postreros días, Dios escribiría su Ley, pero ya no
en tablas de piedra, sino en corazones transformados y
nacidos de nuevo como Cristo le enseño a Nicodemo en Juan
3.
Jeremías 31: 31. “He aquí que vienen días, dice Jehová, en
los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la
casa de Judá. 32. No como el pacto que hice con sus padres
el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto;
porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido
para ellos, dice Jehová. 33. Pero este es el pacto que haré
con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová:
Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo
seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. 34. Y no
enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su
hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me
conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más
grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y
no me acordaré más de su pecado”
 
 
Hasta este momento, ante los ojos de Dios, los judíos
convertidos y resucitados serán considerados adultos. Ya no
tendrán necesidad de un capataz o ayo, como se dice que
fue la Ley para ellos. Ahora, todos conocerán a Jehová.
 
Pero, ahora, en esta dispensación actual, el gentil creyente
tiene su expiación en la sangre del Cordero de Dios.
 
Colosenses 1: 14. “en quien tenemos redención por su
sangre, el perdón de pecados”
 
 
Cristo es el “trono de gracia”, que para los judíos en la gran
tribulación será el lugar donde ellos recurrirán para
encontrar gracia y ayuda en oportuno socorro.
 
 
Hebreos 4: 14. “Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote
que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos
nuestra profesión. 15. Porque no tenemos un sumo
sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras
debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra
semejanza, pero sin pecado. 16. Acerquémonos, pues,
confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar
misericordia y hallar gracia para el oportuno Socorro”
 
 
Expiación es ser hecho “uno con Dios”. Nuestros hermanos
de promesa, los judíos creyentes, serán hechos uno con
Dios hasta el milenio. Nosotros, los gentiles creyentes,
somos hechos ahora uno con Dios al momento de creer en
el Señor Jesucristo.
 
 
Hechos 16: 25. “Pero a medianoche, orando Pablo y Silas,
cantaban himnos a Dios; y los presos los oían. 26. Entonces
sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que
los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se
abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se
soltaron. 27. Despertando el carcelero, y viendo abiertas las
puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a matar,
pensando que los presos habían huido. 28. Mas Pablo clamó
a gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal, pues todos
estamos aquí. 29. El entonces, pidiendo luz, se precipitó
adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo y de
Silas; 30. y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer
para ser salvo? 31. Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo,
y serás salvo, tú y tu casa. 32. Y le hablaron la palabra del
Señor a él y a todos los que estaban en su casa”
 
 
“Creer en el Señor Jesucristo” es la condición para la
salvación en esta presente dispensación o administración de
gracia. Estamos ahora bajo el nuevo régimen del espíritu y
no bajo el régimen antiguo o pasado de la letra.
 
 
Romanos 7: 6. “Pero ahora estamos libres de la ley, por
haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de
modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no
bajo el régimen viejo de la letra”
 

Colosenses 1: 14. “en quien tenemos redención por sangre,


el perdón de pecados”
 

Capitulo 7
Un Solo Mediador
 
 
Es a través del sacrificio y la obra redentora de nuestro
amado Señor Jesucristo que uno que cree en El puede llegar
a ser hecho UNO con Dios.
 
 
Solo a través de Cristo. No a través de hombres o ídolos.
Solo a través del Hombre Jesucristo. Su sangre pago mi
reconciliación con Dios.
1 Timoteo 2: 5. “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador
entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, 6. el cual se
dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio
testimonio a su debido tiempo. 7. Para esto yo fui
constituido predicador y apóstol (digo verdad en Cristo, no
miento), y maestro de los gentiles en fe y verdad. 8. Quiero,
pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos
santas, sin ira ni contienda”
 
 
 
Hubo un tiempo pasado, un tiempo antiguo en el que nuestro
Señor Jesucristo aún no había derramado su sangre en la
cruz. Pero, ahora, su sangre ha sido derramada. Por ello, no
debemos confesarnos con ningún hombre o buscar la ayuda
de algún otro hombre para llegar a Dios. Solo el Hombre
Jesucristo ha dado su vida y ha resucitado.
 
 
En esta dispensación actual de gracia, en esta nueva
administración del obrar de Dios, se exhorta a que “los
hombres oren en todo lugar, levantando manos santas”
porque sus vidas han sido reconciliadas con Dios. Pero, en
tiempo antiguo solo unos podían buscar a Dios.
 
 
Mateo 20: 28. “como el Hijo del Hombre no vino para ser
servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por
muchos”
 
 
En este pasaje, vemos que nuestro Señor Jesucristo en los
días de su carne durante su ministerio terrenal a Israel,
ofrece salvación no a todos, sino a muchos. Los muchos aquí
son el Israel creyente. Los todos, ahora son las naciones
gentiles que crean en el Hijo de Dios.
 
 
Romanos 5: 8. “Mas Dios muestra su amor para con nosotros,
en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”
 
 
Gálatas 3: 21. “¿Luego la ley es contraria a las promesas de
Dios? En ninguna manera; porque si la ley dada pudiera
vivificar,la justicia fuera verdaderamente por la ley.
22. Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que
la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los
creyentes. 23. Pero antes que viniese la fe, estábamos
confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a
ser revelada. 24. De manera que la ley ha sido nuestro ayo,
para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados
por la fe. 25. Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo,
26. pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús”
 
 
Ahora, en Cristo Jesús, todos somos hechos hijos de Dios por
medio de la fe. Vivimos bajo un nuevo régimen. Un régimen
en el cual todas las cosas han sido hechas nuevas. Ya no
conocemos al Hombre Jesucristo en los días de su carne,
durante su ministerio terrenal a Israel.
Ahora le conocemos glorificado y exaltado hasta lo sumo y
sentado a la diestra de Dios siendo la cabeza de todo
principado y de toda potestad visible e invisible.
 
 
2 Corintios 5: 16. “De manera que nosotros de aquí en
adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo
conocimos según la carne, ya no lo conocemos así. 17. De
modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las
cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. 18. Y
todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo
mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación;
19. que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al
mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados,
y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación”
 
 
 
 
El futuro presente para el gentil creyente es vivir para la
gloria del Señor Jesucristo. En Cristo, ahora tenemos: vida,
paz, perdón, misericordia, bondad y gracia de Dios. Vivir en
la administración de la gracia, como Dios lo ha planeado y
diseñado es posible a través del estudio y del saber distinguir
lo que Dios ha distinguido y separado en su palabra. De otro
modo, estaremos engañándonos creyendo vivir bajo los
términos del antiguo régimen y siendo o actuando como
creyentes sin saber realmente quienes somos en Cristo.
Pero, en Cristo sabemos, entre otras grandes verdades que:
 
Nuestra vida esta escondida con Cristo en Dios
 
 
Colosenses 3:1 “Si, pues, habéis resucitado con Cristo,
buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la
diestra de Dios. 2. Poned la mira en las cosas de arriba, no
en las de la tierra. 3. Porque habéis muerto, y vuestra vida
está escondida con Cristo en Dios”

Si vivimos, vivimos para El. Si morimos, morimos para El

Romanos 14:7 “Porque ninguno de nosotros vive para sí, y


ninguno muere para sí. 8. Pues si vivimos, para el Señor
vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea
que vivamos, o que muramos, del Señor somos.
 
 
En El vivimos, somos y nos movemos

Hechos 17:28 “Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos


como algunos de vuestros propios poetas también han dicho:
Porque linaje suyo somos”
 
 
Todo ha sido creado por El, para El y por medio de El
 
 
Colosenses 3: 15. “El es la imagen del Dios invisible, el
primogénito de toda creación. 16. Porque en él fueron
creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que
hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean
dominios, sean principados, sean potestades; todo fue
creado por medio de él y para él. 17. Y él es antes de todas
las cosas, y todas las cosas en él subsisten; 18. y él es la
cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el
primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la
preeminencia; 19. por cuanto agradó al Padre que en él
habitase toda plenitud, 20. y por medio de él reconciliar
consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como
las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la
sangre de su cruz”
 
 
El futuro presente de vivir en gracia, no en la Ley, es
totalmente distinto. Por ello, el gentil creyente ya no está
obligado a observar la Ley de Dios con el fin de agradar a
Dios o conseguir su favor y mucho menos la salvación.
Ahora, el gentil creyente guarda la ley del espíritu de Vida
en Cristo Jesús.
 
 
Romanos 8: 1. “Ahora, pues, ninguna condenación hay para
los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a
la carne, sino conforme al Espíritu. 2. Porque la ley del
Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del
pecado y de la muerte. 3. Porque lo que era imposible para
la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su
Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado,
condenó al pecado en la carne; 4. para que la justicia de la
ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la
carne, sino conforme al Espíritu”
 
 
La gracia de Dios nos enseña, en estos tiempos postreros, a
rechazar toda malicia y deseos pecaminosos. A vivir sobria,
justa y rectamente y a aguardar la esperanza
bienaventurada del Señor Jesucristo. Cuando le veamos a El,
cara a cara.
Tito 2:11. “Porque la gracia de Dios se ha manifestado para
salvación a todos los hombres, 12. enseñándonos que,
renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos
en este siglo sobria, justa y piadosamente, 13. aguardando
la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de
nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, 14. quien se dio a sí
mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y
purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras”
En aquel día seremos
transformados en su gloria.
La gracia de Dios nos
enseña que el cielo fue
hecho para el creyente
gentil.
El cuerpo de Cristo, que
es la Iglesia subirá a los
cielos de Dios y los
llenará ocupando
aquellos principados y
potestades que ahora el
adversario y sus ángeles
caídos están ocupando.
Pero, algún día, pronto
cuando subamos con
nuestro amado Señor
Jesucristo, ocuparemos
esos puesto de autoridad
para la Gloria y Exaltación de aquel que nos amo y se entrego
a si mismo por nosotros en la Cruz del Calvario.
 

Apocalipsis 12: 7 “Después hubo una gran batalla en el


cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y
luchaban el dragón y sus ángeles; 8. pero no prevalecieron,
ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. 9. Y fue lanzado
fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama
diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; y
fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con
él.
 
10. Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha
venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la
autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el
acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante
de nuestro Dios día y noche. 11. Y ellos le han vencido por
medio de la sangre del Cordero y de la palabra del
testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la
muerte. 12. Por lo cual alegraos, cielos, y los
que moráis en ellos”
 
 
 
 
 

SOLI DEO GLORIA


 

Vous aimerez peut-être aussi