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Bene oe een coraza, yelmo y espada, calza sandalias? sCémo puede un nilio pequeiio salvar él solo a toda una eee ee sn eet Dec een et sal del otro mundo y dénde eee Re eet eae ee eich kn ed nr ee er tea et ee MR ea ave) ‘acompariado con sorprendente gre egy Celia Goddard, Gran Biblioteca Icarito Jy Editorial Andrés Bello |B ros ea ero eters a (GL _ Jacqueline Balcells erat ea uentos de los Reinos _Inquietos Gran Biblioteca learito Editorial Andrés Bello SP elusa 7D JACQUELINE BALCELLS "Ninguma pare dest putin, nid leo de la cablera, pues ser reproduc cnarcnat atic alga for ing 9 sexeldric,quimic, meric, dco, de grata od scope tn pemiee ‘evi de edo oil Aneés et novo et ein epi pas programa "Sluones ‘scl de aro" pled pa Cope CUENTOS DE LOS REINOS INQUIETOS ILUSTRACIONES DE (CECILIA GODDARD (© EDITORIAL ANDRES BELLO ‘Av Ricardo yen Sa Suing Che pin 6308 -APRESO EN CHILE PRINTED IN CHILE & Erroriat ANDRES BELLO Pelusa 7 Pascrve ix eses0n ¥ 21. sMOR ‘Turoldo, rey de Esplendorosa, amaba las guerras y los tomeos mis que nada en el mundo. Era un rey valiente y muy vani- doso, y mientras mas enemigos vencia ¥ rmis justis ganaba, mis ttlos, honores, condecoraciones y penachos quer para si mismo y para sus mil selectos caballeros. ‘Turoldo era viudo y tenia una sola hija llamada Isidora, Y ésta, que desde chiquitita habia presen- ciado ceremonias militares brillantes y escuchado historias de combates gloriosos, adoraba, igual que el rey, todo lo que tuviera que ver con las armas y la guerra Una mafiana de otoio la cirroza en que Isidora pas seaba por los dominios reales perdié una rueda y la vida de la princesa cambi6 completamente. Porque mientras los cocheros trtaban de arreglar el desperfecto y ella correteaba entre los ‘sboles burlindose de sus ayas, aparecié de pronto ante sus ojos horrorizados el especticulo més terrible ‘que le habia tocado ver en su comta vida. Una larga fila de hombres malheridos, ensangrentados y semidesnudos avanzaba hacia ella gimiendo por el bosque. Palida como tun cadaver, Isidora no huyé ni quits la vista de la espanto- st procesiGn. ¥ tampoco acept6 que sus ayas la apartaran del lugar, pese a que éstas no podian estar mas nerviosas, Qué les paso a esos pobrecitos? ~pregunté con un ilo de wee y los ojos arasados de lagrimas. Pelusa 79 las tes ayas se miracon, nego fa mis vieja rags saliva incinindose sunt en el oto de la prince. “ater, son soldados de ey —Boldadon de mi pare’ “exclamé la eq poder rer lo qu o ers Vucven del campo de batalla iQue horror ;Que hore! (Qe hone! gr sid ¥ foe als pena que sts ayas no pudieton amas on todo el viaje de reprso al pala, Para colo al gar dein presencat Ia entra del rey Tole y des Cahaeros que vovisnthunfantes del combate: Ea Yer de plaudfos como siempre, Isdora mito ton un apanto tucvo ss soerbias armas, sus Casto cscs} Bh Gera huy6 a sun haitncines, oranda ue munch mls rn sus ojos en los ereles omnes e armas que Gedicara ‘su vida amparar'# miseries vets Is vers, ¥ tal como lo juno es dia, asi lo hizo, Prohibi a Tox jusares rectar las leyendas porque sus hoes peteaban fingio estar con ice cad ver que dete ast tn dsl o tomes ondend quem as en banderas enemas Sue su padre fe haba egado y que adornaban su dona toro. Ano tas ato fue vendiendo sus joys weston de mayor lio para repaie eh dinero ete as vias Tos fuerfanos de fos que perectn cls Patan Fn usa det palaco abn in hoxpico donde cll mista ave doncelas se dedicaban mana tate y noce 9 cute is legions de herdos que las continuss gua de Turd iban dejando. “ 7 Ash cuando Tsidorscumpli6ecocho afos se habia convertio en ua joven bela y de rin coearon, pro su edo por todo fo que ier qoe vercon as armas ea 2erson't los guemeos haba erecido tl punto gue ‘rd en el pac se fe hace inaguanable. por pate ‘Turoldo y sus esforzados caballeros apenas podian sopor- tarla a ella, —iVencimos, querida! jHemos derrotado a Fenix de Voleaniat —exclamaba el rey, hinchado como un pavo real —Cuintos muertos cost6 esta nueva hazafa, padre? —replicaba Isidora en un tono de amarga iron. ‘Yen otra ocasién: -Hija, hoy quiero que asistas al banquete. Condeco- are a mis bravos campeones y tu presencia le dari més brillo a la ceremonia, —Asistré, padre, si ty tus eaballeros dejan sus dagas « insignias fucra del salén y prometen no mencionar las palabras ataque, lucha, combate, batalla, guerra, triunfo y gloria en toda la noche. Y¥ en oa ocasi6n: isdora, zeomo es posible que ti, la princess. de Esplendorost, lt hije Unica del rey, vaya vestida como una. cada y pase sus dias entre lisiados, enfermes y harapientoe ~Majestad, no trato sino de reparar en parte la miseria y los dolores que vosotros causiis con vuestras malditas Finalmente, las discusiones de Isidora con el rey lle- _garon a ser tan violentas y el modo cartativo de vida de la princess tan diferente al que se estlaba en esa corte fastuosa y belicosa, que ella decidié abandonarla Convoc6 entonces a sus doncellas, y ayudada por tuna muchedumbre de sGbdlitos agradecidos construyé con Sus propias manos unas pequefas chozas de adobe pegadas al muro exterior del palacio y, sin llevar casi ropas ni iuuebles, se fue a vivir alli en la mayor de las pobrezas. El rey Turoldo y sus arrogantes caballeros pusieron el sgrito en ef cielo, Acusaron a Tsidora de rebajarse, de ser la Yergiienza del reino, de ponerse a la altura de una cual- Pedusa 79 . ‘cmos 105 mao BOKITOS uiera; en el fondo de sus corazones, sin embargo, respi- faron aliviados: jesa joven que dia y noche condenaba sas ‘magnificas proezas y hablaba pestes de sus armas idolatradas cea absolutamente insufrible! ‘Asi, desde el dia del traslado de la princesa a las secant en las manos; mis alla, jovenes vestidos como arce ine oe besaban signdose y ots vestidos como celipres se wclpene ban riéndose. No se vein a nadie de mis de femne afeet —Voy a una festa que va a durar sglos dio el ecoso, como si le hablar a aie. en —Puedo ir yo también? —pregunt6 Cinta, entusias- iningthie? #90 gum Cinta, ent —ogico! Muy pronto legaron a una gran tienda roja, més grande que un estadio monumental Ea su interior la msi 1 sonaba tan fuerte que un clefante habria salido volando. Miles de jovenes iguales reian, balaban, echaban humo y bebian refrescos gaseosos. En cuanto Cinta ent, alguien le puso un collar de rosas plasticas en el cuclo —Pailamoe —a invt6 el pecoso, gritindole en la ore. —Logico! —aullé Cini, absoluamente encantada 1a muchacha baliéy bai6 como un tompo elecréni- coy paston sigs antes de que se acordara de preguntar porll sal que all usaban, scalndoe A “Sal —le respondicron, escandaizados—.jAqui no ‘ay al oc! Ube! Ag y pas bb! Cinta, por un instante, quedo perpeja. Pero muy pronto olvide la sal del otro mundo tras ta que andaba Gedicé su energa a aprender los pasos nuevos que se pponian de moda y pasaban como relampagos en esa fiesta Bomba Por su parte, Consuelo, la hemana menor, habia partido hacia el Oeste, donde el sol se esconde ‘Camin6 y caminé preguntando por el ovo mundo a Jos que se cruzaban en su rayecto y que tuvieran caras de buenas personas. Pero pocos le hacian caso y nadie la tomaba ‘en serio. Asi, después de haber interrogado a seienta y ocho se sent en el borde del camino ¥ s© puso alloca desconsoladamente Qué te pasa, tonta? Genwelo dias caer y wo a un nido de mecha tiesas y ojos de diablo, que jugaba con un yoy6 a conta distancia. die quiere decirme donde estd el ou mundo! —respondié Consuelo, algo picads Qué tonta eres! —eplic6 el chico—. ;Quién no sabe que el otro mundo es el mundo de los muertos! haciendo un ruido de asco se alo rpidarmene coma o 20 quisiera perder un mint hablando con una bebe auc pra remate ea lorona [HI mundo de los muertos! —se dijo Consuelo, po- niendose de pie— Como no se me habia ecummdo nies Feh6 a caminar cua vex, aunque nuevas das se Present en mente sDonde estab ce mun dos !mueros?¢No habia que morse pura legar 2 eA que sal podian usar los muertos si no comias sf i sue respinban? res nN $© detw0, mis indeca que antes. A su alrededor no se veta una ‘csa y unos pocsspamieatcs oe Pie parecian unas. de un bosque, Tan deselado eo Pangrama qu ais gia deal a fase sip Brudee casi desaparcieron. Y jsto cuando estaba Sein dose de cobarde mali his, oy6 unas voces ue ce Acereaban cantando tritemente Eni un grupo de hombres, mujeres y nifos que leva ban un pequeno atid blanco: Consuelo expert spon. simente que pasaran y hieg, sin pencao dos vores oe Uso a suis. Pee al tratera de los devo, se sls tucho mejor en su compas “Sino los pierdo de vista —se dijo, me conducirin al tro mundo." la senda por la que marchaban se estrecho tanto que el conejo tuvo que ponerse a caminar en fs india EL hombre que iba 4 la cabeza cargo con el redccs atatd, echandoselo al hombro. Nadie: sin embargo, dee de cantar, Calla y pensativa, Consucio los site wie pasos detrs del nino que iba‘ la cola, hasta que eae fon por un porta de metal mohoso, un capo tere bado de lapidas y cruces despedazadas, Consacls se detwvo a mirar a'su alrededor y se desanimé complet, Pelusa 79 mente. ,Quién iba a mostare Ia sl de otro mundo en tse commenter abandonado? {Que gran tonteria habia Sido crete al chico del yoyo! ;Que extupidez habia sido Sequirel funeral de un desconocide hasta tan lejos, por Hombres, mujeres y nifos reunidos en circulo eza- bun, Por ene sus figutis Consuelo vo el atald blanco depostado en tera junto 4 una fosi A Rzgat por st tama el moerto debla ser n mio muy peqcho, eal un recién nacido. 2bm0 habia perdido lava? Alguna ener ae Pen Goce, 3 a hel oan ne a de pena PoP Querides, hoy hemos venido a despedir de este smundo nesta aegis, nests hz, mest praca. (Dios Ghiso levane a nuests amadisima Consuelo! ‘Al oir su propio nombre Consuelo empalidets,abi6 la boos, cav6 la vise en el poqueto addy sue ojoe se nublaron. Ya instante siguente dos Higsimas cayeron por 5s mola, mojaron sus labios yun sara al pus ent Su lengua asta 50 corsa porst a sal del otro mundo! —musmur6, sonriendo y Noando—. as lignmas Tremendamente conmovida se acercé al grupo, se alrio paso entre dos mio, se afrodlé pinto al ata to beso rogando al cielo que cuando le tocara mori a ella Ia despidicran con las mamas palabras marsvloas con que hablan despedido a esa nia que en vida habia levado 0 mismo nombre. Gracias, toca. linda —susuer6—: gracias por dae me a conocer lal del oto mundo. it a noe can es herman enon on en I puerta del jardin desu casa ‘ro Sfeninal cna yconsucl alls Federico que = ‘umT0s 105 RNS Nea estaba esperindolas enc zaguin, hecho un energimeno— ‘Ghigulas ealleerascDonde se habian mete? Jlrs, en cambio, se asomo a ta ventana de su domitoiy les hizo una seha como si las tes vneran legando del colegio, +l hoa habit Tas nia aguantron huildement ls regafios de su dee ¥ con no tanta eanqulidad fs rproches que fate Sige enseguida' su mam —ifres un témpano, mujer (Tus hijas desaparecen toda una tardy 10a siqierasonres cuando reprean! Para huir de los gto, la nis subieon 2 50 ples, se meteron en sis canas y apagaron la lz “Encontraron la sal del otto mundo, hermanas? suse Conic, my ness “Ni por el foro! gr Serafina, que habia comido tints dulesy pasteles en cl mundo de fos feos, quo Ua palabra salle dat sso, —i¥o no encone sl sno burbs! —exclam6 Cit, todavia feliz con su fiesta en el mundo de fos enc! ‘Mies, mllones de burbs! “Yo sf qe i enconts’ —ajo Consuelo. Pero sus hermanas se quedaron en silencio como si Ya no les interesary ol asuno “lan visto ora mand alguna vez? —pregun entonees chia, dda ante su indfrencs “No, mines, or qu nos pregunta eso? Qué ene que ver? ‘Algo mas contents, Connie Se} pasa un into ants de responderles lan notado, cuando Horan, que las Lirias son 7, que las gras un poco —reples Serafin =Vo apenas me acuerdo dijo Cina ‘No todas somos an loro como t, iia DP ebwsa 79 Consuelo no se inmuté. Y clavando su vista en la penumbra de la pieza como para fulminar alas otras dos, exclamé: —jOiganme! jLa sal del otro mundo es la sal de las ligrimas! jSi nuestra mama llora, la probara y su corazon sanard para siempre! “—iBstas loca! —gritaron a coto Serafina y Cinta —INo, no, no! ;No estoy loca! —replicé con ardor Consuelo. fEscuchen como llegue a saberio! Y breve, pero apasionadamente, relat6 su ida al cc- rmenterio, e} funeral de su pequedta tocayz y su hallazgo de la sal del otro mundo en sus propias ligrimas, Ustedes mismas declararon que nunca han visto orar a mamé —termin6 diciendo—, (Si Hora, probari la sal que la gitana recet6 y dejara de ser Fria y dural Muy impresionadas por la historia de Consuelo, sus dos hermanas no supieron qué decie.

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