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LA PERSONALIDAD EN LA ADOLESCENCIA

(COMPILACIÓN)
 JULIO SILVA CRUZ

< COMPILADOR

La presente separata es una compilación sobre el tema que vengo haciendo


tiempo atrás, pretendo sirva a las alumnas de la UNIFE que llevan el curso de
Psicología del Desarrollo. Se encuentra en revisión y seguro que con las criticas
y opiniones de ustedes alumnas, está compilación se vera enriquecida.

“Personalidad” deriva del vocablo latino persona, que es el nombre de la máscara


que usaban los actores cuando desempeñaban sus papeles en el escenario. Cada
actor manifestaba el carácter del personaje que estaba interpretando, por
medio de su voz y sus gestos. Las definiciones actuales de “personalidad”
destacan un significado muy similar. La personalidad es la “cualidad de la
conducta del individuo”, expresada por “hábitos de pensamiento y expresión,
actitudes e intereses, manera de actuar, y filosofía personal de la vida” del
individuo. La personalidad es un “sistema integrado de las actitudes y tensiones
de la conducta habituales del individuo, constituyendo así su adaptación
característica a su ambiente”.

Es imposible clasificar a la gente en “tipos de personalidad”, sin embargo,


mucha gente juzga la personalidad de los demás justamente de este modo:
Observan a una persona, e inmediatamente se forman una impresión de su
carácter. A veces la primera impresión es correcta, pero lo más frecuente es
que deba rectificársela a medida que un mayor conocimiento del individuo
demuestra que el juicio inicial era erróneo. El hecho de que las personas se deja
influir en sus juicios sobre los demás por las primeras impresiones que van
asociando a ciertas formas estereotipadas de la personalidad, es frecuente.

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MODELO O TIPO DE PERSONALIDAD

Las “características”, es decir, las cualidades específicas de la conducta, no son


hábitos de conducta aislados; como lo sugiere el término “modelo”, se hallan
integrados e interrelacionados en una unidad organizada. Una vez que este tipo
se halla establecido, posee permanencia, la cual hace posible el suponer las
actitudes, opiniones y reacciones de los individuos, incluso después de algunos
años. Al mismo tiempo, como el tipo es creado por el aprendizaje, más bien que
como parte de la herencia, es capaz de ser cambiado, al mismo tiempo, con los
cambios físicos o las modificaciones del ambiente, o cuando existe una poderosa
motivación por parte del individuo para efectuar dicho cambio.
El tipo de personalidad consta de muchos ámbitos de acción creados alrededor
de un “núcleo” o “centro de gravedad” . Éste núcleo está constituido por hábitos
y actitudes que se fijan en una época temprana o comienzos de la vida. Una vez
que el núcleo está fijado, no varía, a menos que se tomen medidas para provocar
dicho cambio. En los primeros años, el núcleo de la personalidad no se halla tan
firmemente estructurado, ya que cualquier modificación puede alterar el
equilibrio total de la personalidad. Sin embargo, con cada año que pasa los
hábitos y actitudes se establecen de manera cada vez más firme. En la
adolescencia, la personalidad es menos flexible a causa de que el núcleo de
hábitos y actitudes es más amplio y más firme. Cualquier intento de modificar
este núcleo debe hacerse lentamente y con cuidado, para evitar destruir el
equilibrio de la personalidad.

EL CONCEPTO DE SÍ MISMO

El concepto de sí mismo es un “sistema de significaciones básicas que el


individuo posee acerca de sí mismo y de sus relaciones con el mundo que lo
rodea”.

Ello incluye un sistema de ideas, actitudes, valoraciones, y compromisos


relativos a la propia persona. Ello contiene una autoimagen física, y una
autoimagen psicológica.

La autoimagen física consta de los conceptos que tiene de sí mismo relativo a la


valoración de su aspecto físico, ya sea “lindo” o “feo”, y de cada una de las
partes de su organismo que tienen una función o un prestigio asociados con su
conducta, tal como en el caso del corazón. La autoimagen psicológica incluye

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rasgos que influyen sobre su conducta, tales como la honradez, la
independencia, o la incapacidad.

Las primeras experiencias desempeñan un papel de gran importancia en el


desarrollo del concepto de sí mismo. Como la personalidad empieza a
desarrollarse desde el momento del nacimiento, las primeras experiencias
ejercen una influencia fundamental y continuada sobre la personalidad.

Los estudios realizados en individuos cuyas primeras situaciones hogareñas


fueron negativas han demostrado que las primeras experiencias desfavorables
pueden dejar una marca duradera sobre el tipo de personalidad del individuo.
Los niños que son internados en instituciones y se ven privados del amor y los
cuidados normales de una madre han desarrollado tipos de personalidad
notablemente distintos de los niños criados en ambiente hogareño adecuado.
Las experiencias infantiles que dan al niño una satisfacción pasajera pueden no
prepararlo para la vida adulta, y esto puede tornar difícil su adaptación futura,
como en el caso de la exageración paterna de las capacidades del niño, que
contribuye a hacerla desarrollar un concepto exagerado de sí mismo.

Las primeras experiencias sociales, lo mismo que las primeras experiencias


familiares, son importantes en el desarrollo de la personalidad del individuo. Se
ha encontrado que las jovencitas en edad universitaria que recordaban haber
jugado con un compañero imaginario durante su infancia eran menos neuróticas,
tenían mayor autosuficiencia, en el sentido que les disgustaba la soledad y
buscaban aliento más que otras muchachas, eran más extrovertidas, más
dominantes en las situaciones frente a frente, tenían mayor confianza en sí
misma, y eran más sociables. Los niños cuyas relaciones sociales han sido
satisfactorias poseen un nivel de seguridad personal que les

hace posible interesarse por los demás; como resultado, pueden aprender las
ideas, sentimientos, y acciones de los demás (empatía) , y son individuos a
quienes les agrada pasear, son cálidos, optimistas, emotivos, y que se toman
gran interés por los demás a medida que van creciendo.

El niño que en su infancia ha tenido experiencias sociales desfavorables se


convierte en una persona carente e insociable; es probable que se convierta en
un individuo rígido, introvertido, sujeto a explosiones indomables de emotividad.
No puede manejar con éxito sus relaciones interpersonales, y es, un individuo
concentrado en sí mismo y exigente en sus contactos emocionales, o un “lobo
solitario” que prefiere arreglarse sin vincularse mucho con los demás. Sus

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propias relaciones emocionales primarias dentro de la familia le han resultado
insatisfactorias que siente que no puede permitirse el lujo de volcar su amor en
los otros, puesto que lo necesita todo para sí.

NIVELES DE ASPIRACIÓN

El nivel de aspiración del individuo, es decir, el “nivel de ejecución futura de una


tarea familiar que el individuo intenta alcanzar explícitamente” , ejerce una
notable influencia sobre su concepto de sí mismo. La mayoría de los
adolescentes, especialmente los más jóvenes, establecen objetos fuera de su
alcance. Esto se debe en parte a su falta de experiencia, que les hace imposible
estimar de manera realista sus aptitudes, y en parte en las ambiciones y
esperanzas paternas, que no toman en cuenta las aptitudes del adolescente.

Generalmente los varones sienten mayor necesidad de realización que las niñas;
como resultado, es probable que tengan niveles de aspiración superiores a sus
aptitudes con mayor frecuencia que éstas, y que muestren mayor discrepancia
que ellas entre sus relaciones y sus aspiraciones. Cuando el individuo tiene éxito
y alcanza la meta que se ha fijado, logra autoconfianza y autosatisfacción; si
por el contrario fracasa, puede adaptarse al fracaso revalorando su
competencia o habilidad, y ajustando de este modo su nivel de aspiración; puede
adoptar una posición ofensiva, culpando a los demás de su fracaso, o a su mala
salud, o empleando alguna forma de defensa similar.

El hecho de que el nivel de aspiración desempeñe un papel importante en el


desarrollo del concepto de sí mismo que tenga el individuo, puede observarse
por el efecto que ejerce sobre la conducta del mismo, y el tipo de adaptación
que este realiza.

El individuo cuyo nivel de aspiración no es realista no sólo se halla sujeto a una


ejecución más variable y a mayores probabilidades de fracaso, sino que es
probable que se halle mal adaptado y sea sumiso en sus actitudes.

EFECTOS DEL CONCEPTO DE SÍ MISMO

El concepto de sí mismo que tenga el individuo se hallara sujeto a muchos


cambios a medida que varia su papel en la vida. Un concepto favorable de sí
mismo, puede cambiar de raíz durante la adolescencia cuando se presenta
nuevas presiones sociales y cuando se emplean nuevos cánones sociales para

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juzgar su posición en el grupo. Además, la nueva independencia que exige el
adolescente lo coloca en una posición desde la que debe enfrentar muchas
situaciones; si no se le ha preparado suficientemente para enfrentar estas
nuevas situaciones y fracasa a consecuencia de ello, su concepto de sí mismo
será dañado gravemente. Las constantes críticas que recibe el adolescente de
padres, maestros y compañeros, influyen desfavorablemente sobre su concepto
de sí mismo.

El individuo bien adaptado puede calcular con bastante exactitud su lugar en la


sociedad, las opiniones que los demás tienen, y el nivel de sus aptitudes. En
contraste, el individuo mal adaptado se sobrestima de manera evidente, y
luego no encuentra en el grupo ninguna oportunidad para ocupar el puesto que
cree que merece. El individuo que experimenta sentimientos negativos hacia sí
mismo generalmente manifiesta esos sentimientos hacia lo demás, lo que
provoca un desajuste. Por el contrario, el mejoramiento de las actitudes irá

acompañado de un concepto similar de las actividades hacia los demás, con un


mejoramiento de la aceptación social.

Hasta que el individuo no establezca un concepto estable de sí mismo, no se


hallará seguro con relación a su capacidad, su ubicación en el grupo, y la
situación que ocupa con respecto a los demás. A veces, creerá que su
comparación con los demás da resultados favorables; otras veces, se
convencerá que la comparación es desfavorable. Los que poseen conceptos
estables de sí mismos tienen el nivel más alto de autoestima, se hallan libres de
sentimientos de inferioridad y estados de nerviosidad, son más estimados por
el grupo, se ven a sí mismo como creen que los ven lo demás, tienen más amigos
y son más activos socialmente, se muestran menores evidencias de conducta
compensatoria de tipo defensiva, tal como alejamiento o timidez, y realizan una
mejor adaptación que aquellos que poseen conceptos inestables de sí mismos.
Los individuos cuyos conceptos de sí mismos son inestables realizan una mala
adaptación social y presentan características tales como negativismo,
introversión, hiperactividad, búsqueda de una posición de dominio y otras
formas de conducta-problema.

PERSISTENCIA Y MODIFICACIÓN DE LOS TIPOS DE


PERSONALIDAD

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En los primeros años de infancia, el tipo de personalidad de cada individuo
empieza a adoptar una forma característica que es fácilmente identificable.
Aparecen las diferencias individuales, no sólo entre los niños del mismo sexo
sino entre los varones y las niñas de los mismos niveles de edad. Las influencias
sumadas de la herencia, manifestadas a través de la maduración de ciertos
rasgos físicos y psicológicos y del ambiente, dan como resultado el desarrollo
de los tipos de la personalidad individual. En los primero años de la vida se
evidencia que la similitud de ambiente provoca similares conceptos de sí mismo
que se reflejan en ciertas formas de conducta. Algunos de

los niños son líderes, otros con asistentes, algunos les gusta tiranizar a los
demás, a otro bromear y fastidiar, algunos son egoístas y centrados en sí
mismo, y prefieren estar solos a estar en compañía de otros niños.

En un estudio de varones y muchachas de 16 años de edad, se encontró que la


mayoría de ellos podían clasificarse en cinco categorías principales. El tipo
autodirigido se caracteriza por la ambición, la responsabilidad, la persistencia,
la introspección, la función de líder, la actividad social, algo de ansiedad y duda
con respecto a sí mismo, y tendencia a tener dificultades con los demás y
sentirse incómodo en las situaciones sociales. El tipo adaptativo es amigo de los
paseos y salidas, confidente, y sensible a su ambiente, realiza una buena
adaptación con los demás y es popular. El tipo sumiso siempre es un “seguidor” ,
es tímido, carece de iniciativa y agresividad, generalmente es individuo que no
se tiene en cuenta. El tipo desafiante es impopular, inseguro, y hostil, se rebela
ante la autoridad. El tipo desajustado que es insatisfecho y quejoso, se siente
inseguro, y a veces es agresivo, realiza una mala adaptación en cualquier
situación. Estos tipos de personalidad, son productos de ciertas formas de
educación doméstica que poseen características similares. Por ejemplo, el tipo
sumiso es el producto de una enseñanza muy estricta, mientras que el tipo
desafiante lo es de la desatención y la educación doméstica contradictoria.

La adolescencia es un período del desarrollo de la vida individual que se


caracteriza por intensos y frecuentes cambios súbitos en lo físico, mental y
emocional. Por consiguiente, es lógico suponer que habrán de ocurrir algunos
cambios también en la personalidad del individuo. Además, en esa época se
incorporan a la vida del adolescente nuevos factores; y ellos también dejan su
marca sobre la personalidad de éste. Los años de la adolescencia determinan

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que el sujeto se convierta en un individuo serio, resuelto, socialmente
consiente, o en un individuo frustrado, insocial y dependiente.

La modificación puede ser cuantitativa por debilitamiento o fortalecimiento de


una característica ya presente; o puede ser cualitativa porque se elimina un
carácter indeseable que es reemplazado por otro más socialmente aceptable.

De igual modo, la persistencia no significa que no ocurra ningún cambio en el


tipo de personalidad; quiere decir que existe la tendencia de ciertos caracteres
a permanecer estables, o relativamente inmodificados incluso en el caso que se
produzcan variaciones de la situación del medio, del funcionamiento del
organismo, y de las presiones sociales.

EVIDENCIAS DE LA PERSISTENCIA

Ciertas características fundamentales de la individualidad, cualquiera que sea


su origen, existen desde una época temprana, persisten hasta edad muy
avanzada, y se manifiestan en condiciones de ambiente variadas.

Se ha encontrado que la persistencia de los tipos de personalidad se mantiene


durante algunos años, desde la infancia hasta la adolescencia e incluso hasta la
adultez.

La explicación de la persistencia de los componentes de la personalidad se


encuentra en su relación con el núcleo de tipo de personalidad. La participación
en los juegos infantiles crea un ascendiente que es probable que persista a
través de la mayor parte de la vida del individuo, a menos que las condiciones
desfavorables del medio influyan sobre ella.

Los aspectos del tipo de personalidad que probablemente cambian menos, son
aquellos que se hallan estrechamente vinculados con los componentes
hereditarios. Por ejemplo, las características vinculadas con la estructura
biológica o la inteligencia del individuo se hallan menos sujetas a modificaciones
que aquella que son primordialmente

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producto del aprendizaje. Por ejemplo, el niño que es torpe, puede serlo debido
a su tipo constitucional; a menos que se produzcan notables cambios en su
organismo, o a menos que se tomen, medidas paliativas, para que él ejerza un
mejor dominio sobre su cuerpo, el niño seguirá siendo torpe. De igual modo, el
niño brillante que es curioso continuará siéndolo año tras año, a menos que su
ambiente ponga obstáculos en el camino de la expresión de ésta característica
innata.

Las características de los hijos que se asemejan a rasgos comparables de los


padres y que, como resultado, pueden ser primordialmente hereditarias, se
hallan menos sujetas a modificación con el tiempo que aquellos que parecen
desvinculados de los prototipos paternos y, por ello nos hacen pensar en la
influencia de la herencia.

Como el tipo de personalidad del individuo es persistente, es posible predecir a


edad temprana no sólo cual será la personalidad adulta de un niño dado, sino
también que tipo de adaptación a la vida realizará. Los problemas de conducta
infantiles generalmente son premonitorio de futuras perturbaciones emotivas.
La ansiedad y la preocupación provocadas por la incapacidad e inhabilidad para
alcanzar los modelos adultos, generalmente conducen a la neurosis a medida que
pasa el tiempo.

EVIDENCIAS DE LAS MODIFICACIONES

En la adolescencia ocurren cambios de personalidad; como se ha señalado


anteriormente, estas modificaciones pueden ser cualitativas, pero lo más
probable es que sean cuantitativas. Los cambios se deben en parte a la
creciente maduración del individuo, y en parte a las experiencias y el ambiente
en que vive.

Ninguna causa por si sola es responsable de los cambios de personalidad un


individuo normal. Sin embargo, en algunos casos

normales, tales como un tumor cerebral, las variaciones de la personalidad


pueden ser atribuidas a esa sola causa.

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La adolescencia es período en el que se desarrollan nuevos rasgos físicos, y en
que se incorporan a la propia vida nuevos factores de ambiente; estos pueden
provocar, y a menudo provocan, cambios de la personalidad. La forma que
adopte la modificación dependerá, en gran parte, el tipo de base establecida
durante los primeros años de la vida. El mismo factor de ambiente afectará de
distinto modo a diferentes individuos. El adolescente que cuando niño popular y
estimado por los de su edad gracias al grupo racial o religioso al cual pertenece
su familia, puede encontrarse desempeñando el papel de un aislado social; y
reaccionara ante esto de manera distinta de lo que haría un niño que nunca ha
sido popular y que en su infancia ha aprendido a buscar satisfacciones
sustitutivas por otras vías.

INFLUENCIA DE LAS PRESIONES SOCIALES

Los cambios de la personalidad que se han observado a medida que el niño


atraviesa la pubertad no pueden ser totalmente atribuidos a los cambios
físicos, aunque éstos, sin duda, desempeñan un papel en la determinación de
aquellos. Sin embargo, en su mayor parte las variaciones de la personalidad se
deben a la presiones sociales.

La aprobación y la desaprobación sociales son factores importantes para la


determinación de los cambios que habrán de ocurrir en la estructura de la
personalidad del individuo y el grado en que habrán de realizarse dichos
cambios.

El adolescente tiene conciencia clara de los que es desaprobado y de los que no


lo es; por lo que se halla ansioso por modificar o incluso eliminar las
características personales que son socialmente desaprobadas, mientras que, al
mismo tiempo desarrolla nuevos caracteres o fortalece los ya existentes que
tienen el sello de la aprobación del grupo.

A partir de sus experiencias infantiles con sus compañeros, el adolescente ha


descubierto que la gente es estimada o no pero no sobre la base de uno o dos o
media docena de caracteres, sino sobre la base de la impresión que causan como
individuos entre sí. Cada persona es un conjunto único y es juzgado por la
impresión total que causa; no se le juzga sobre la base de parte por parte o
característica por característica.

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Por la evidencia de que actualmente se dispone, es notorio que durante la
adolescencia pueden producirse, y se producen, modificaciones de la
personalidad, pero ellas no son tan pronunciadas como comúnmente se cree, ni
se deben al intenso deseo del adolescente de provocar dichos cambios para
merecer aceptación social. Por el contrario, existe tendencia a que persista el
tipo de personalidad establecido en la primera infancia, produciéndose ligeros
cambios y de manera lenta, cambios que son provocados por el mejoramiento del
ambiente en que vive el adolescente, sumados a un intenso deseo de provocar
los mismos, y una orientación que le ayude a fortalecer los aspectos gratos o
debilitar los indeseables.

FACTORES QUE INFLUYEN SOBRE LA PERSONALIDAD DEL


ADOLESCENTE

Se ha encontrado que existe una serie de factores que desempeñan papeles


importantes en el desarrollo de la personalidad del adolescente. Dichos
factores son los siguientes:

 EL ASPECTO FÍSICO

El físico del individuo, particularmente su talla y su atractivo personal influyen


sobre las reacciones de los demás hacia él, esto a su vez, ejerce efecto sobre
el concepto del individuo hacia sí mismo y su conducta.

Cuando el prototipo de desarrollo físico difiere del elegido por el grupo de


compañeros, es probable que el adolescente se perturbe. Las reacciones ante
una apariencia deficitaria pueden provocar sentimientos de incapacidad que
persisten incluso después que el muchacho ha desarrollado un físico masculino
aprobado.

La desproporción corporal constituye así mismo motivo de preocupación para los


adolescentes. Los muchachos que manifiestan algunas de estas anomalías, tales
como estatura excesiva para el peso del cuerpo, muestran menor estabilidad,
menor integración, mayor sensibilidad y complejidad de la personalidad, y menor
capacidad para realizar una fácil adaptación social que los muchachos con menos

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desproporciones. Los jóvenes con cuerpos bien proporcionados tienen salud,
estabilidad, integración, vitalidad, y fuerza de personalidad.

 LOS DEFECTOS FÍSICOS

Los defectos físicos que eran relativamente poco importantes para el niño
durante la infancia, generalmente se convierten en motivos de inhibición y
sentimientos de inseguridad durante la adolescencia. Por ejemplo, los sordos y
ciegos tienden a ser más severos que los que no padecen tales defectos, y esto
es particularmente cierto con respecto a los sordos, esto es un resultado
directo del aislamiento social provocado por la ceguera y la sordera.

 EL ESTADO FÍSICO

El estado físico del individuo no sólo influye sobre las actitudes momentáneas,
puede tener efectos trascendentes. La alimentación escasa, que provoca la
disminución del peso corporal, acarrea notables cambios en la personalidad.

Los cambios de la personalidad se encuentran entre los primeros síntomas de


deficiencia vitamínica del complejo B. Entre los cambios comunes de la
personalidad se hallan la depresión, la histeria, la

hipocondría, la falta de espontaneidad, el aumento de la tensión, la emotividad y


la timidez. Aquellos que posean un mejor tipo de personalidad inicial son más
capaces de resistir las restricciones alimentarias.

No se ha demostrado que las enfermedades frecuentes en la infancia ejerzan


efecto perjudicial sobre la adaptación de los adolescentes; por el contrario,
pueden estimular el desarrollo de actitudes saludables hacia la vida. Si durante
la adolescencia se produce un mal estado de salud o aparecen enfermedades
crónicas en un individuo cuya infancia fue sana, es casi inevitable que se
produzcan cambios en la personalidad. Es probable que aparezcan sentimientos
de inferioridad y sufrimiento. El adolescente se encuentra incapacitado para
intervenir en las actividades del grupo y tiene que establecer nuevos intereses
y tornarse autosuficiente encuentra que la adaptación le resulta muy difícil, y
cuanto más grave sea la enfermedad, tanto más, difícil será la adaptación. Pero
por el contrario, una buena salud en la adolescencia permite que éste participe

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en deportes y actividades atléticas que estimulan el desarrollo de caracteres
deseables en la personalidad.

 EL ESTADO GLANDULAR

El cuadro hormonal, es decir el estado glandular producido por las hormonas del
sistema endocrino, experimenta un notable cambio en la pubertad. Las glándulas
que durante la infancia se hallaban relativamente inactivas en la pubertad
empiezan a desempeñar un papel dominante en el equilibrio hormonal.

Indirectamente, las glándulas endocrinas también son factores de importancia


no pequeña en la determinación de la personalidad del individuo. A través de su
influencia sobre el desarrollo físico, influyen sobre la actitud del individuo
hacia sí mismo, y a su vez, desempeñan un papel importante en la cualidad de la
conducta del mismo.

 EL MODO DE VESTIR

El efecto que ejercen la vestimenta sobre el concepto de sí mismo que tiene el


individuo es muy grande durante los años de la adolescencia.

Para un adolescente, las ropas también son importantes debido a las ilusiones
que contribuyen a crear. Tanto los varones como las jovencitas eligen ropas que
destaquen sus buenos rasgos físicos y disimulen (o cubran) sus defectos. Esto
es tan importante para el adolescente que éste se halla dispuesto a realizar
sacrificios personales para lograr tales ropas, y ello explica el tiempo y la
reflexión aparentemente innecesarios que concede a aquellas y a su arreglo
personal.

 IMPORTANCIA DEL NOMBRE

Los nombres que agradan a quienes los llevan son factores de importancia en la
creación de confianza en sí mismo, mientras los nombres que desagradan o son
motivo de constante inhibición por temor al ridículo, ejercen un efecto
desfavorable sobre la personalidad del individuo.

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Nombres preferidos. Los estudios de las reacciones de los adolescentes hacia
los nombres de pila han revelado que los nombres comunes poseen valor
efectivo y son estimados; sin embargo, cuando los nombres se dan con
demasiada frecuencia tienden a perder su valor estético y mengua su
popularidad. Parece existir escasa relación entre el carácter agradable del
nombre y el carácter agradable o desagradable de las letras que lo constituyen.

Nombres que desagradan. Hay ciertos nombres que disgustan a los


adolescentes y que resultan un fuente de estorbo para él. Los nombres
desagradan cuando son ambiguos y provocan confusión con respecto al sexo del
individuo. Hay algunos nombres que son

adoptados de manera amplia por los miembros de un grupo racial, religioso o


social, y que pueden ser desagradables para los individuos de otros grupos. Los
nombres que son demasiado raros, no pueden menos que incomodar a sus
posesores.

Efectos de los nombres. La actitud del individuo hacia el nombre puede ser
favorable y crear de tal modo sentimientos de superioridad, o puede ser
desfavorable y crear los de inferioridad. Cuando a un individuo le disgusta su
nombre, ya sea su nombre de pila o su apellido, ello lo afectará de algún modo.

Muchos adolescentes, cuando les disgustan sus nombres de pila o se sienten


incómodos por ellos, tratan de ocultarlos como sea. En el caso de los apellidos,
aquellos que se sienten incomodados por él pueden cambiarlo para liberarse de
la discriminación al que se halla vinculado.

Sobrenombres. Un sobrenombre puede tener, y a menudo la tiene, más


influencia sobre su personalidad que su nombre de pila o su apellido. Muchos
adolescentes reaccionan de manera desfavorable ante sus sobrenombres; esto
puede provocar peleas, riñas, o desacuerdos con sus compañeros, e
invariablemente provoca resentimientos, sentimientos de malestar y
hostilidades hacia los demás, así como sentimientos de incapacidad personal. El
sobrenombre puede hacer, y con frecuencia lo hace, que el individuo “sienta que
ha cometido algún crimen, material o real”.

No a todos los adolescentes les disgusta su sobrenombre, ni todos se sienten


afectados desfavorablemente de manera invariable por los mismos. El efecto
ejercido, dependerá en gran parte del sobrenombre mismo y del concepto que

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se halla formado el adolescente de la aceptación o el rechazo social que esto
significa por parte de sus compañeros. Los sobrenombres odiados, en
contraste, son los que se refieren a anomalías físicas o psicológicas, los que son
nombres de animales o femeninos, los que se refieren a desgracias, o los
compuestos por las iniciales que forman una combinación que puede dar motivo
al ridículo. La forma como se pronuncie el sobrenombre, o

el uso que de él se haga determinara en gran parte si agradará o no, y el efecto


que ejercerá sobre el individuo.

LAS RELACIONES SOCIALES EN LA ADOLESCENCIA

De las muchas relaciones sociales que dejan huellas sobre la personalidad en


desarrollo, los papeles más importantes son los desempeñados por el grupo
cultural al que pertenece su familia, la familia misma, sus compañeros, y sus
profesores.

TIPOS CULTURALES

Los antropólogos han encontrado que entre los pueblos primitivos cada cultura
posee sus propios cánones de conducta aprobada por los miembros de dicha
cultura. Así, cada niño se halla sujeto a presiones para desarrollar un tipo de
personalidad que se adapte lo más posible a dichas normas.

Los estudios de los antropólogos han demostrado que el factor más importante
en la determinación de la conducta cultural humana es la forma en que se cría al
niño. El cuidado en la crianza de cualquier niño puede moldear a casi cualquier
tipo de personalidad haciendo de él el tipo requerido para la existencia feliz en
ese medio. Aunque los sectores básicos de instrucción son los mismos para
todos los grupos, los métodos empleados, la regulación del tiempo, y el ritmo del
aprendizaje difieren de un grupo a otro.

El individuo que presenta características de intereses propios de su grupo


social tendrá un grado mayor de integración de la personalidad que el individuo
que manifiesta interese de grupos sociales distintos. Cuando el individuo acepta
la norma cultural logra una buena adaptación y aprobación social.

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Cánones de la conducta. En toda cultura existen ciertas normas de conducta
aprobadas por el grupo social para los integrantes de ambos sexos. En nuestra
cultura, se ha encontrado que existen cinco diferencias acentuadas en la
preparación de los varones y muchachas adolescentes para sus papeles sexuales
apropiados. Dichas diferencias se presentan en la áreas de:

- Autodirección. Planificación de sus propios asuntos para desenvolverse con


éxito en la vida.

- Conformidad externa, que se considera más importante para la niña que para
el varón; se destaca con mayor fuerza en la instrucción de ellas.

- Identificación, en la cual el adolescente copia a otro individuo en el intento


de alcanzar el papel sexual aprobado.

- Aceptación del papel sexual aprobado, que es más fácil para los varones
que para las niñas.

- Independencia emocional de los padres, que tanto los varones como las
niñas logran con grado variable de éxito pero a través de distintos métodos.

Estas diferencias en las presiones culturales afectan a los tipos de


personalidad de los varones y jovencitas adolescentes. En el caso de éstas
últimas, el tipo de personalidad típico manifiesta ansiedades internas, fuerte
impulso hacia la conformidad, que interfiere con el funcionamiento mental
eficiente, sentimientos de privación afectiva, que interfieren con la formación
de vínculos emocionales con los demás, especialmente con sus compañeras,
ensueños y fantasías como vías de escape en lugar del afecto, conformidad para
merecer el amor y aprobación, y satisfacción por la realización de las tareas
que le son adjudicadas. Entre los varones existe ansiedad con respecto al
dominio de los impulsos, especialmente en el caso de la ira, la

hostilidad, y la agresión, tendencia a la autoexpresión espontánea; conducta


manifiesta que es una “fachada” para los sentimientos de ansiedad y que se
manifiesta en una conducta de “muchacho peleador”; sentimientos frustrados

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compensados por actividades que le permiten autosatisfacción sensual, tales
como comer en exceso, hacer deportes, y la verbosidad excesiva.

Cuando el adolescente no se adapta estrictamente al tipo aprobado para su


sexo, es muy probable que esto afecte desfavorablemente su personalidad. En
nuestra cultura, se ha encontrado que las muchachas demuestran mayor interés
por las cosas normalmente consideradas “masculinas” que el interés que los
muchachos manifiestan por las cosas normalmente consideradas “femeninas”.

LA INFLUENCIA DE LA FAMILIA

Cuando el ambiente hogareño es favorable, en el sentido que satisface las


necesidades del niño a medida que éste pasa a la adolescencia y luego a la
madurez, el resultado será una personalidad sana y bien equilibrada. Las
relaciones familiares afectuosas, sumadas a un ambiente adaptado a las
necesidades del individuo, son las más importantes que cualquiera de los otros
aspectos de las relaciones familiares.

Una vida familiar desgraciada, en la que haga falta de relaciones afectuosas,


escaso de interés por los hijos, tirantez entre los padres, falta de
compañerismo entre padre e hijo, y rupturas familiares provocadas por la
muerte o el divorcio, pude conducir a la inestabilidad emocional y al desajuste
de la personalidad, en el adolescente.

Las relaciones desfavorables entre los hermanos ejercen sobre el tipo de la


personalidad del adolescente una influencia muy similar a la de las relaciones
desfavorables entre padre e hijo. Por ejemplo, se ha visto que los hijos
primogénitos son más egoístas y sufren más de

sentimientos de inseguridad provocados por los celos, que los hijos siguientes.
Las hijas manifiestan tendencias más adecuadas que los hijos a asemejarse a
ambos padres en sus tipos de personalidad.

Los adolescentes cuyas familias pertenecen a un grupo minoritario tiene


conciencia clara de las actitudes de los demás hacia ellos, y han experimentado
en la escuela y en la vida social la discriminación que va unida al hecho de
pertenecer a un grupo tal. El niño desarrolla sentimientos de incapacidad en

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inferioridad, se torna resentido hacia la sociedad y se comporta de una manera
que es forma de compensación de esa discriminación.

LOS AMIGOS Y CONOCIDOS

El niño tiene conciencia clara del lugar que ocupa entre sus compañeros, puede
saber que opinión tiene de él por la forma de cómo lo tratan y el nombre por el
cual lo llaman. Cuanto más popular sea y cuanto más se le reconozca como líder,
será tanto más amistoso, extrovertido y confiado en sí mismo. Como resultado
de poseer estas características de personalidad, aumentará su popularidad, lo
cual a su vez mejorará el concepto favorable que posee acerca de sí mismo. El
niño que es impopular, desarrolla una actitud de “andar con la carga a cuestas”.

En el problema de aceptación social en la adolescencia intervienen nuevos


factores. No puede garantizarse que el niño que era popular en la infancia siga
siéndolo en la adolescencia, aunque el tipo de su personalidad permanezca
inalterado. La posición económico-social, la religión y los antecedentes raciales,
y muchos otros factores comienzan a afectar las actitudes de los individuos de
su edad hacia él.

La forma en que el individuo es aceptado por los sujetos de su misma edad no


sólo influye sobre su concepto de sí mismo, sino que también ejerce notable
influencia sobre la cualidad de su conducta en las

relaciones sociales. El individuo a quien agrada tener contactos personales


íntimos con la gente, que tiene compañerismo, es sociable, o incluso “camarada”
ha resultado hallarse mejor adaptado que el individuo que mantiene su distancia
y es diferente. El individuo que es sociable y buen compañero, será más popular
que el que es distante e indiferente. Los adolescentes que son aceptables
siguen una secuencia en el desarrollo de su personalidad diferente de los que
pertenecen atados a la familia sin ser aceptados.

EL COLEGIO Y SU IMPORTANCIA

En cuanto el niño ingresa al colegio, el ambiente escolar empieza a influir sobre


el desarrollo de su personalidad. Las influencias provienen en gran parte de las
relaciones sociales con sus maestros y compañeros de clase, la forma que estos

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lo tratan y en que él se considera con respecto a sus aptitudes en las
actividades escolares y extraescolares, en comparación con compañeros de
clase, todo esto es importante en la determinación de la forma en que se
considerará a sí mismo.

El factor más importante del ambiente secundario es el profesor. El tipo de


personalidad que posea y la actitud que adopte con respecto a su papel docente
influirá sobre el clima escolar, del mismo modo que las personalidades y
actitudes de los padres influyen sobre el clima familiar.

El profesor bien ubicado puede hacer mucho para promover la adaptación por
parte de sus alumnos. Por el contrario, un docente que no lo está puede producir
el efecto justamente contrario, aunque en algunos casos puede lograr una mejor
comprensión de los problemas de sus alumnos y ser así más capaz de simpatizar
con ellos y ayudarlos a resolver sus problemas que un profesor mejor ubicado.
Los profesores de secundaria, debido a su estrecho contacto con sus alumnos, a
menudo ejercen profunda influencia sobre el desarrollo de la personalidad de
éstos.

La atmósfera psicológica de la escuela o colegio, al igual que el clima del hogar,


constituye un factor importante; no sólo a través de las lecciones, sino también
de las relaciones entre profesor y alumnos, puede fomentar una comprensión de
la gente y de las situaciones que no sería posible en el ambiente social más
estrecho del hogar.

EL IDEAL DE LA PERSONALIDAD EN EL ADOLESCENTE

Para el individuo medio, existe una secuencia de seres ideales que en general se
admiran como modelo a medida que el individuo pasa de la infancia a la
adolescencia.

La importancia del ideal del adolescente y como influye sobre el desarrollo de


su personalidad puede observarse en el hecho de que emplea a su personaje
ideal para modelar su propia personalidad; lo imita no sólo en pormenores
externos como el vestido y el lenguaje, sino que, a menudo en sus preferencias,
aversiones y valores. Ésta es una de las formas principales en las que el
adolescente aprende su papel sexual y otros papeles que debe desempeñar
como adulto.

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Aunque el tener un ideal puede resultar ventajoso para el adolescente en el
desarrollo de un tipo de personalidad deseable, también puede tener sus
desventajas. Si el adolescente se adhiere a un ideal irreal debido a su intensa
admiración por alguna persona, pueden presentárseles dificultades.

Se encuentran muchos casos de conducta-problema y delincuencia entre


aquellos individuos que no tienen ni han tenido nunca un modelo con el que
pudieran identificarse.

DESAJUSTES DE LA PERSONALIDAD EN LA ADOLESCENCIA

Antes de la adolescencia, son raras las enfermedades mentales, y raros los


trastornos graves de la personalidad; sin embargo, en esa

época aparecen índices de una adaptación ineficaz a las situaciones cotidianas,


tales como el llanto, los actos para llamar la atención, la belicosidad, o el exceso
de ensueños. Se ha estimado que el llamado niño normal presenta de cuatro a
seis formas de conducta-problema, cuya frecuencia varía de un niño a otro y de
una edad a otra en un mismo individuo. Algunas temperamentales, irritabilidad,
negativismo, celos, rabietas y competitividad envidiosa. Otra constelación
puede incluir formas de conducta retraída, introvertida, tales como timidez,
sumisión, hipoactividad, tristeza y excesiva reserva.

Muchos adolescentes tienen conciencia de sus desajustes y les gustaría


corregirlos antes de que fuera demasiado tarde. A veces se sienten tan
disconformes consigo mismo que amenazan con suicidarse, o incluso cumplen con
su amenaza, a veces se refugian en el mundo de la fantasía como compensación
del infortunio que la vida les ha brindado; y a veces se hallan tan mal adaptados
que se convierten en casos de internación hospitalaria.

Causas en la adolescencia. Los desajustes en la adolescencia no son


producidos por una sola causa, existen cantidad de causas posibles, originadas
principalmente en el ambiente. El efecto que ellas ejerzan sobre un individuo en
particular dependerá en gran parte de los fundamentos de la personalidad
establecidos durante los años de infancia.

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Existen dos tipos principales de desajustes de la personalidad: el primero
incluye la conducta que es satisfactoria en lo personal pero inaceptable en lo
social, mientras que el segundo incluye la conducta que es aceptable en lo social
pero constituye una fuente de conflicto constante, excesivo y perturbador para
el individuo. Si emplea el primero, logrará una satisfacción personal transitoria,
pero es probable que estos mecanismos artificiales se tornen habituales con el
uso y que luego, con sus graves consecuencias, contrabalancen sus valores como
medios de proporcionar al individuo un alivio transitorio de la tensión. El método
que emplee para enfrentar las situaciones

frustrantes será característico de su propio tipo de personalidad y del nivel de


adaptación que halla alcanzado.

Efectos sobre la conducta. El adolescente mal adaptado es un individuo


desgraciado, desempeña el papel de un aislado social y se pierden las
diversiones de las cuales disfrutan los sujetos de su misma edad. Mientras que
la mayoría de los adolescentes son desdichados hasta cierto punto, el individuo
desajustado no sólo experimenta el infortunio de manera más pronunciada, sino
que lo experimenta también más a menudo, no tiene objetivos claramente
definidos ni objetivos al alcance de su capacidad, cada fracaso intensifica su
desdicha. Los problemas del adolescente no son apreciablemente distintos de
los del bien aceptado. La desdicha del primero surge principalmente del mal
ajuste que realiza con respecto a sus problemas.

LA BUENA ADAPTACIÓN

El individuo bien adaptado es aquel en quien los diversos caracteres se hallan


vinculados funcionalmente. La eficacia de su adaptación depende del grado en el
cual se hallen equilibradas o integradas sus características o constelaciones de
caracteres. Aunque puede no existir una adaptación “perfecta” se produce una
buena adaptación cuando existe un grado razonable de coincidencia entre lo que
el individuo piensa acerca de sí mismo y lo que otros piensan de él.

El ser bien adaptado produce satisfacciones en la vida y conduce a la felicidad


personal.

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El adolescente feliz se preocupa de enfrentar la realidad y adapterse a ella de
modo realista, posee una filosofía de la vida que le permite tomar lo bueno y no
lo malo, gozar de lo grato y no desilucionarse abiertamente cuando las cosas no
son de su gusto; a través de su buena adaptación es capaz de lograr
satisfacción personal y felicidad.

Finalmente debo reiterar el carácter inconcluso de la presente compilación, que


pretende aproximarse a implicar la personalidad durante este periodo del
desarrollo, que es la adolescencia. Debo si proponerles el reto de compartir
juntos la corrección de la presente separata. Gracias.

*Profesor Asociado Facultad de Psicología – UNIFE


Profesor Principal Facultad de Psicología Universidad Señor de Sipan
Director - Psicoterapeuta del Centro Psicológico – ANIMUS
centropsicologicoanimus@hotmail.com

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