Vous êtes sur la page 1sur 111

Página 1

Esta traducción fue hecha sin fines de lucro.

Las personas que nos han ayudado no reciben ninguna clase de


compensación.

Si el libro llega a tu país, apoya comprándolo. También puedes apoyar

con una reseña, o puedes seguirlo en las redes sociales.

Y puedes ayudarlo a promocionar su libro.

¡Disfruten la lectura!

2
Página
Staff Paradise Books
Moderadoras
Alysse Volkov
Tessa

Traductoras
Alysse Volkov Micafp_2530

Tessa Luisa1983
Larissa Walezuca

Corazon_de_Tinta Claudiavero

Lipi Sergeyed

Correctoras
Claudiavero
Maggiih
3
Página
Staff Acualand
Moderadoras
Dew
Atómic_Mellark

Traductoras
Dew Walezuca

Eli25 MicaDeMaddox
Emotica G.W Kensha

Yuli Darcy Atómic_Mellark

Correctoras
Jessmddx

Walezuca

Lectura Final
Jessmddx

Diseño
Atómic_Mellark
4
Página
Índice
Capítulo 1

Capítulo 2

Capítulo 3

Capítulo 4

Capítulo 5

Capítulo 6

Capítulo 7

Capítulo 8

Capítulo 9

Capítulo 10

Capítulo 11

Capítulo 12

Capítulo 13

Capítulo 14

Capítulo 15

Capítulo 16

Capítulo 17

Capítulo 18

Capítulo 19
5

Epílogo
Página
Sinopsis
Hace seis años, le rompí el corazón, pero no volveré a cometer el
mismo error.
Cuando entré en la tienda nupcial como un favor para mi
hermana, no esperaba ver a mi primer amor, Brooklyn, con un vestido
de novia.
La dejaría ir, pensé que era lo correcto en ese momento. Ahora,
ella está a punto de casarse con alguien más.
Merezco el dolor de corazón, sé que lo hago.
Por un momento, se gira hacia mí, su sonrisa titubea,
reemplazada por el shock y el miedo estrangula cualquier palabra que
podría haber dicho.
Yo era un niño cuando me fui, ahora soy un hombre. Un hombre
con un negocio de mil millones de dólares que no conoce el miedo.
El miedo era algo que pensé que había dejado atrás.
Quiero decirle algo, cualquier cosa que la haga volver a ser mía.
En cambio, trato de alejarme. La realización me detiene; ella está
a punto de ser la novia de alguien, y no puedo dejar que se vaya. No si
todavía hay una posibilidad de que pueda hacerla mía.
Es hora de dejar ir el pasado y tomar lo que debería haber sido
mío. Pero ella se ha ido… al igual que hace seis años. Tengo que
encontrarla, antes de que sea demasiado tarde…
6
Página
1 Traducido por Claudiavero
Corregido por Claudiavero

Brooklyn
Un sonoro timbre interrumpió mi sueño, pero cerré los ojos y lo
ignoré, girando en mi cama y tapándome con los cobertores encima de
mi cabeza. No estaba lista para levantarme todavía, y estaba libre de
trabajo, por lo que intentaba al menos dormir. Pero el sonoro timbre no
se detenía, y gruñí.
—¡Vete ya! Es demasiado temprano...
Finalmente, el timbre se detuvo. Estaba a punto de regresar a
dormir, cuando escuché que se abría una puerta, y una voz fuerte gritó.
—¡Jefa! ¡Oye, jefa! ¡Mejor que no sigas en la cama o te golpearé el
culo hasta dejártelo negro y azul!
Al sonido de la voz, solo pude despertar. Empujándome para
quedar sentada en la cama, me froté los ojos y bostecé. Un momento
después, la puerta de mi habitación se estaba abriendo, y mi amiga,
Nora, entró. Tenía un ceño fruncido en su rostro mientras estaba
parada allí con los brazos en las caderas.
—¡Brooklyn! ¡No seas floja, hoy de todos los días! Si hubiera
sabido que estarías así, ¡te habría hecho quedarte conmigo! Ya he
estado esperando por una hora.
Estreché mis ojos hacia ella y gruñí.
—Ruidosa. Es por eso por lo que no quería quedarme contigo en
primer lugar, ¿de acuerdo? Eres tan malditamente molesta cuando
estás emocionada. ¿Qué hora es?
—Son casi las ocho de la mañana —dijo Nora con un bufido,
cruzando los brazos sobre su pecho.
Mis ojos se agrandaron.
—Espera, ¿de verdad? —Miré alrededor de la habitación, luego vi
mi celular en la mesita de noche a la derecha. Lo recogí, y
efectivamente, eran las ocho menos ocho—. ¿Qué quieres decir con que
me has estado esperando durante una hora? ¿Qué tan temprano te
despertaste?
7
Página

La cama suave y esponjosa me estaba llamando, pero al ver a


Nora de pie allí mirándome como si estuviera lista para echarme de allí,
me hizo levantarme de mala gana. Empujé las sábanas y deslicé mis
piernas hacia un lado, poniéndome de pie y tambaleándome hacia el
baño. Me estaba quedando en el apartamento de mi amiga gratis, para
disgusto de Nora que quería que me quedara con ella.
—Tenemos nuestra cita a las nueve y media, Brooklyn. No
podemos llegar tarde, ¿de acuerdo? ¿Sabes lo difícil que fue conseguir
esa cita?
Lancé una oscura mirada hacia ella por encima de mi hombro.
—No es que esté tan lejos, Nora. Y, además, no hay nada de malo
en que vayas adelante y me llames para que te alcance después.
Realmente no me necesitas para tomar tu mano...
—Por supuesto que sí. ¿Por qué otra razón habría hecho que
vinieras aquí? ¿Porque somos amigas?
Su rostro estaba lleno de burla, pero solo rodé los ojos y no la
tomé en serio.
Nora era mi mejor amiga, e incluso en los seis años transcurridos
desde que salí de Nueva York, ese estado no había cambiado.
Estábamos acostumbradas a hablar, así que sabía que no importaba
qué, todavía éramos mejores amigas. Incluso con la distancia entre
nosotras, nos habíamos visitado y hablado a menudo, pero esta era mi
primera vez en Nueva York desde que me fui, y era porque Nora se iba a
casar.
Sabía que estaba saliendo, pero cuando escuché que su novio le
propuso matrimonio, me sorprendí, dado que solo habían salido
durante tres meses, y aquí estaba yo, un par de meses después de la
propuesta, siendo la dama de honor en jefe de Nora.
Estuve con él. Aquel cuyo nombre trato de no decir en voz alta
desde hace años, una parte de mí sintiendo envidia cuando Nora decía
que solo había estado saliendo unos meses antes de conseguir el anillo
mágico.
Cuando entré al baño y me desnudé para tomar una ducha
rápida, mis pensamientos volvieron a seis años atrás. Cuando Nora y yo
nos graduamos, y yo era la mujer más feliz del mundo... solo que no
duró.
Terminé rápidamente con la ducha, agarré una toalla para
envolver mi cabello, y la otra alrededor de mi cuerpo, dejando el baño y
esos pensamientos atrás.
Todo está en el pasado, traté de decirme. Apenas estaba de
regreso en Nueva York, lo que estaba fortaleciendo mis pensamientos
sobre el pasado.
En el dormitorio, Nora se había acomodado en la cama. También
tenía un conjunto dispuesto para mí, lo que significaba que había
8

revisado mis cosas. Miré el vestido que había escogido para mí, y fruncí
Página

el ceño.
—No hay forma de que lleve un vestido tan corto —le dije,
mirando fijamente su maxi vestido de cuerpo enfundado—. Nueva York
es demasiado frío para eso.
—Si no planeabas usarlo, ¿por qué lo trajiste? —replicó.
—Empaqué eso para ocasiones especiales, no para salir contigo a
escoger tu vestido de novia. Tengo jeans, me pondré un par.
Frunció los labios, pero no dijo nada mientras me veía poner el
vestido en mi maleta y sacar un par de jeans, una blusa blanca y una
chaqueta de cuero. La miré hasta que suspiró y se levantó de la cama
para dejarme vestir.
—¿Por qué estás siendo tan tímida? Ya he visto todo lo que hay
que ver —se quejó.
—Han pasado seis años, ¿y si algo ha cambiado? ¿Eh? —desafié—
. Podría haberme hecho un piercing o un tatuaje o algo así.
Nora hizo una pausa y me miró.
—¿De verdad?
Miró con curiosidad, pero la empujé fuera de la habitación. Como
el infierno, haría algo tan loco. No solo tenía mucho miedo al dolor
físico, ni siquiera con todo el dolor emocional con el que me fui de
Nueva York, nunca fue suficiente para hacer algo tan imprudente, sin
importar qué tan borracha hubiera estado.
Me vestí rápidamente y me encontré con Nora en la sala de estar.
Quería ir a la cocina y preparar algo para comer, pero ella simplemente
me agarró e impacientemente me arrastró afuera.
—Nora, no he comido nada —me quejé.
—No importa, podemos conseguir algo en el camino.
Su voz era una mezcla de ansiedad y emoción. Entonces, la dejé
hacer lo que quisiera y le sonreí en secreto a sus espaldas.
La verdadera razón por la que no me quedaba con Nora, era
porque sabía que necesitaría un poco de tiempo para sí misma. Estaba
emocionada de casarse, pero yo estaba igual de ansiosa, por lo que tuve
que tomarme un par de semanas de trabajo y estar con ella mientras
terminaba los preparativos para su apresurada boda. Si me quedaba
con ella, me mantendría despierta toda la noche hablando de su
ansiedad y excitación, y no conseguiríamos nada.
También era que se despertaba demasiado temprano y esperaba
que la siguiera a todas partes. Era la primera vez que salía del trabajo
por un tiempo, sin embargo, cuidar de una demasiado excitada Nora me
quitaba más que mi trabajo.
Nos detuvimos en algún lugar por café y panecillos, y luego nos
9

dirigimos a la tienda de novias para mirar los vestidos. Llegamos un


Página

poco temprano para la cita, pero como la tienda no tenía citas previas,
no fue un problema. La encargada que se encontró con nosotros nos
llevó a algunos asientos situados alrededor de una de las plataformas
donde las mujeres estaban de pie con sus vestidos, y nos entregó una
cartera.
—Ya que no hizo ningún arreglo especial antes —explicó la
asistente—, por favor revise estos vestidos y dime qué estilo te funciona.
Tenemos todo a mano, aunque podríamos necesitar ajustar el tamaño
para usted...
—No, está bien —dijo Nora rápidamente—. Quiero el tamaño que
especifiqué antes.
La asistente dudó, pero finalmente asintió y se hizo a un lado.
Nora y yo comenzamos a buscar en la cartera.
—¡Oye, Brooklyn! Ven a ver esto, ¿no es bonito? ¡Oh, este
también! ¡Y éste!
Puse los ojos en blanco mientras ella seguía exclamando ante
cada foto, pero tenía que admitir que todos se veían hermosos. Después
de diez minutos de hablar de todo, eligió algunos que le gustaban y, a
partir de ellos, la ayudé a elegir aquellos en los que se vería mejor.
Cuando estuvimos listas, llamamos a la encargada para que Nora
pudiera mostrarle los vestidos que queríamos.
—Regresaré en un minuto —dijo asintiendo, y se dio vuelta para
irse.
Nora se movió nerviosamente a mi lado, su pierna rebotando
incontrolablemente mientras giraba sus manos juntas. Al verla tan
obviamente nerviosa, puse mi mano sobre la suya y di un pequeño
apretón.
—Cariño, si sigues actuando así de nerviosa, me voy a preguntar
si realmente quieres casarte con este novio tuyo —bromeé.
Ella me miró con sorpresa, como si hubiera olvidado mi presencia
por un momento, luego dejó escapar una leve risa.
—¡Por supuesto que quiero casarme con él, Brooklyn! Sé que ni
siquiera ha pasado un año... pero Paul me hace tan feliz, que cuando
me lo propuso, ¿cómo podría decirle que no?
—Él no te ha dado oficialmente un anillo todavía —dije con los
labios fruncidos en señal de desaprobación.
—No es su culpa —defendió Nora con seriedad—. Paul ha tenido
un momento duro en el trabajo, por lo que el dinero es difícil para él. De
hecho, lo conocí cuando estaba a punto de ser despedido, pero se las
arregló para luchar por mantenerlo. No estoy tan apurada por conseguir
un anillo de compromiso, me prometió uno antes de la ceremonia de la
boda, de todos modos. E incluso si no tengo uno, un anillo de bodas
10

sería suficiente para mí.


Suspiré y le di unas palmaditas en las manos. No me sentía tan
Página

segura respecto a este futuro marido suyo. Ella hablaba mucho de él,
pero lo había visto realmente muy poco. Ya había estado con ella
durante los últimos cuatro días, y solo me había encontrado con el
hombre una vez y las dos veces muy brevemente. Además, no lo conocía
bien, así que no podía decir que confiaba en él, pero definitivamente
confiaba en Nora.
La asistente regresó antes de que pudiera pensar demasiado
sobre eso.
—Aquí tiene, señora —dijo.
Nora se había girado antes que yo, y sus ojos se iluminaron.
Cuando me volví y vi el vestido... jadeé.
—Nora, esto se ve increíble —susurré, levantándome para ir a ver
el vestido. Extendí mi mano para tocarlo, pero no me atreví, parecía tan
increíble y delicado...
—Pruébatelo.
Volví la cabeza para mirar a Nora que todavía estaba sentada con
calma, mirándome con ojos claros. Por un momento, pensé que la había
escuchado mal.
—¿Qué dijiste?
Ella sonrió y me saludó con la mano.
—Pruébatelo ya —dijo con insistencia—. Quiero ver el vestido en
ti. Brooklyn, no solo eres mi jefa, también elegiste este vestido. ¿No me
digas que no usarías algo que escogiste para mí?
Nora frunció el ceño, pero aún estaba sonriendo. No es que lo
necesitara para saber que solo estaba bromeando. Pero ya que lo ponía
de esa manera... Rodé los ojos hacia ella.
—Simplemente no te quejes si me veo mejor con este vestido —
dije con arrogancia, luego me volví hacia la encargada—. ¿Dónde me
puedo cambiar?
—Por aquí por favor.
Me llevaron a los vestuarios, y la asistente me siguió para
ayudarme. Aunque estar medio desnuda frente a una extraña y tener a
alguien ayudándome a vestirme era extraño, el vestido merecía ese tipo
de atención. Cinco minutos más tarde, estaba caminando de regreso a
la zona de asientos y en la parte superior de la plataforma de
visualización. Al lado de donde Nora y yo habíamos estado sentados
había un juego de espejos, y me eché un vistazo.
Asombroso…
En el espejo, mi cabello rubio estaba cayendo alrededor de mi
rostro, mis ojos azules estaban brillantes y húmedos. El vestido... era
simplemente una obra maestra. Era un diseño de sirena con el área
11

sobre el pecho, hasta el cuello y las mangas, hechas de encaje con


Página

algunas perlas incrustadas en un patrón. El vestido era entallado y


acampanado en las rodillas con un poco de cola.
—El velo que va con el vestido es más largo en la parte posterior y
más cercano al opaco para cubrir la parte posterior, si lo único que
quiere mostrar es el frente. También tiene la opción de elegir un velo
más corto si esa no es su intención. El velo más largo por lo general se
usa si desea colocar una cola más larga en el vestido. La cola se puede
conectar a la parte baja de la espalda.
El velo opaco era probablemente para no arruinar el aspecto del
vestido, no es que pensara que fuera posible. Me giré frente al espejo
con una sonrisa en mi rostro, y me volví para mirar a Nora. Sus ojos
estaban empañados un poco, igual que los míos.
—Te ves tan hermosa, cariño —susurró, emocionada mientras se
secaba los ojos—. ¡Oh, solo mirarte! Aquí estoy desesperada por perder
peso y luces tan perfecta. No estoy segura de que incluso me pueda
poner ese vestido...
Le sonreí a Nora, sintiendo que era demasiado consciente de su
cuerpo. Claro, se había dejado ir un poco desde la graduación, pero era
un poco más curvilínea que yo.
—Te verías increíble en un vestido como este. Puede necesitar
algunos ajustes, pero es absolutamente perfecto.
Asintió.
—Tienes razón, no es algo a lo que pueda renunciar, ¿verdad? —
Luego suspiró y negó—. Apuesto a que ese bastardo estaría tan
arrepentido si pudiera verte ahora.
La sonrisa en mi rostro se tensó ante sus palabras, pero a una
pequeña parte de mí le encantaría que sucediera, solo para ver la
expresión de su rostro. Sin embargo, renuncié completamente a la idea.
Habían pasado seis años, él podría haberme olvidado, pero luego…
Apenas levanté la vista un poco para poder parpadear las
lágrimas que querían caer, cuando lo vi entrar caminando. Me quedé
atónita por un segundo, haciendo una doble toma hasta que estuve
segura de que era él.
Abe, el hombre que me rompió tanto el corazón hace seis
dolorosos años, que solo pude escaparme de él. Rompió mi corazón.
Antes, de que pudiera averiguar qué hacer, levantó la vista y
también me vio. Vi que sus ojos se abrían en una expresión de
sorpresa, y caminó hacia nosotros sin pensar en ello.
—¿Brooklyn?
Mi cuerpo se estremeció al oír su voz, especialmente con la forma
en que dijo mi nombre. Era tan jodidamente familiar, como si hubiera
estado esperando escucharlo durante los últimos seis años.
12

Arreglé mi expresión a algo distantemente educado. Había


refinado la mirada en el trabajo, y no pensé que vería más allá de ello
Página

con facilidad.
—Abe —dije con indiferencia, casi teniendo que ahogarlo más allá
de mi garganta—. Qué sorpresa verte aquí.
—Lo mismo digo —dijo.
Sus labios se crisparon, y no sabía qué cara quería hacer. Era
algo tan pequeño, que para otros fácilmente se habría pasado por alto,
pero ¿cómo podría? Abe Sánchez y yo habíamos salido durante casi
cinco años antes de ese incidente en la graduación. Demonios, ¿a quién
estaba tratando de engañar? En los últimos seis años, lo había echado
de menos como loca. Verlo ahora era como alimentar una vieja sed. El
único problema era que también abrió las viejas heridas en mi corazón
que había intentado tan desesperadamente cerrar.
Sin embargo, cualquier expresión que Abe intentara hacer, nunca
lo hizo, porque de repente bajó la mirada hacia lo que llevaba puesto. Se
sorprendió por segunda vez, y me miré a mí misma, recordando que
estaba en un vestido de novia.
Oh. Estaba claro que Abe había malentendido algo.
—¿Brooklyn...? —dijo mi nombre otra vez, con esa expresión de
asombro todavía en su rostro y su voz sonando confusa, vacilante.
Solo me tomó un segundo tomar mi decisión. Había entendido
mal, ¿por qué molestarse en explicarle?
—Lo siento, no esperaba verte aquí. Vine a mirar vestidos de
novia. ¿No me digas que también te vas a casar? —dije las palabras
deliberadamente.
Efectivamente, sus ojos parecían volverse increíblemente más
anchos, y su boca se abrió, pero no habló de inmediato.
Incluso con el dolor que aún me angustiaba, sentí un cierto
triunfo en mi pecho al hacer que Abe se quedara sin palabras en ese
momento.
—¿Estabas en medio de algo? —pregunté, mirando a mi alrededor
deliberadamente—. Por favor, no dejes que te distraigamos. Estaremos
aquí un buen rato y podríamos vernos después de que termines tus
asuntos. Apenas me he probado el primer vestido.
No importa cuánto lo amara, verlo aquí me hizo querer caer de
rodillas.
Decirle que, si le gustaba lo que vio, podría ser su novia.
Me gustaría llevar esto hasta el altar, encontrarme con él y ser
felices, muy felices. Tal vez tuvo tiempo y pensó en eso.
Pero, de nuevo, seis años era mucho tiempo.
Sin embargo, todavía lo extrañaba como si fuera ayer.
13

Sabía que, como hace seis años, nunca sería mi realidad con él y
lo único que podía hacer era fingir que era feliz ahora y que iba a
Página

casarme, incluso si todo era falso.


2
Traducido por Walezuca
Corregido por maggiih

Abe
—¿Señor? ¿Hay algo en lo que pueda ayudarle?
La voz rompió mi mirada, y giré para ver a la mujer que se me
había acercado. Estaba vestida con un sencillo traje de falda marrón y
crema con el logotipo de la tienda en el bolsillo de la chaqueta. Me
miraba con una sonrisa profesional, y yo asumí que era una empleada
de la tienda.
—Um… —murmuré.
¿Por qué vine aquí?
Vine a la tienda con un objetivo. No uno que me gustara mucho,
pero era lo último que esperaba ver. Mis ojos se deslizaron de nuevo
hacia Brooklyn, y pude sentir que mi garganta se secaba y mi corazón
se apretaba con fuerza.
Todavía se ve tan hermosa… pero está vestida así para otra
persona, ¿no?
Apreté mis labios y giré para mirar a la asistente. —Vine a hacer
una cita, ¿sería posible?
—Por supuesto, señor. Por favor, déjeme…
—Ya está ocupado aquí —interrumpí, casi dando la vuelta para
volver a ver Brooklyn—. Parece que estás ocupada, si pudiera encontrar
a alguien más que me atienda…
—Déjeme llamar a alguien —dijo inmediatamente, y luego se giró
para irse.
Sin la distracción en el camino, sólo podía volver a Brooklyn. Se
había bajado del andén y, para mi sorpresa, a su lado, estaba Nora. Los
dos habían sido mejores amigas durante toda la universidad, y parecía
que eso no había cambiado. Si Nora estaba a su lado y estaba en Nueva
York, entonces debe ser verdad.
14

Brooklyn se iba a casar.


—Abe —dijo Nora, su tono y expresión fría, inclinando la barbilla
Página

hacia mí.
Sonreí y dije—: Nora.
—Qué estás haciendo aquí, ¿eh? —se mofó, mirándome con
desprecio—. No has respondido a la pregunta. ¿También te vas a casar?
Apreté los labios, por un momento, tentado de decir que solo
quería ver si perdía la mirada arrogante de su rostro.
Nora y yo no habíamos sido exactamente unidos. La conocí antes
de conocer a Brooklyn cuando estábamos en la universidad. Salió con
una amiga cercana, pero no duraron mucho, y después de que
rompieron, conocí a Brooklyn. Al principio no éramos cercanos, porque
todo lo que podía ver era a la amiga del bastardo que le rompió el
corazón a su amiga, pero Nora siguió adelante y las cosas entre
Brooklyn y yo fueron más fáciles. Pero nunca le gusté a Nora desde
entonces.
Decidí decir la verdad.
—En realidad estoy aquí para concertar una cita para mi
hermana —expliqué, mi expresión se oscureció a medida que mi estado
de ánimo se volvió sombrío—. Es absolutamente insistente en casarse, y
absolutamente insistente en conseguir esta tienda, solo que no tiene
tiempo para venir ella misma.
—¿Y tú sí, señor Director Ejecutivo? —contestó Nora.
Suspiré.
—Bueno, soy el jefe, así que puedo encontrar tiempo libre cuando
me conviene.
Aunque normalmente estaba ocupado, esta era mi hermana.
Tendía a ser extremista cuando quería cosas, y estaba empezando a
pensar últimamente que tal vez la complacía demasiado.
—¿No es un poco joven para casarse? —exclamó Brooklyn.
Giré para mirarla y noté su expresión de aturdimiento. Había
estado evitando mirarla directamente porque sabía que una vez que
viera su rostro no querría mirar hacia otro lado. Sus claros ojos azules
estaban fijos en los míos, y no pude evitar perderme en ellos.
—Um… —murmuré, me quedé aturdido—. María… insiste en
casarse, hasta el punto de que hasta nuestros padres están de acuerdo.
Es demasiado joven, pero no escucha a nadie, ni siquiera a mí.
Todavía no podía creer que mi hermana pequeña pudiera hacer
algo tan estúpido. Acababa de cumplir veintiuno, e incluso había hecho
una pausa en la escuela para el momento de casarse. Si continuaría o
no después del matrimonio, tenía mis dudas. Lo único que hizo fue
quejarse de la escuela y de cómo iba a encontrar un marido que la
cuidara. No la dejaría salir a la calle si no estuviera trabajando, la
15

empresa familiar lo estaba haciendo mucho mejor que eso.


Mis padres tampoco estaban de acuerdo, pero María no era el tipo
Página

de persona que dejaba que otros la obligaran a hacer lo que ella no


quería. Sabía que su mayor temor era que María hiciera algo estúpido y
se lastimara. Aunque pensara que la estaba estropeando, no había
muchas opciones.
No me gusta que se case tan joven. Brooklyn y yo por lo menos
nos habíamos graduado de la universidad mientras aún estábamos
saliendo y hablando de nuestro futuro, e incluso entonces, todavía
éramos jóvenes.
Demasiado jóvenes.
Era un año mayor que Brooklyn, así que me gradué antes que
ella. Tenía veintidós años, y ella veintiuno, y por nuestra juventud
pensamos que podíamos enfrentarnos al mundo juntos, pero ambos
éramos demasiado ingenuos. No quería que mi hermana terminara en
la situación en la que yo estaba, en la que no tenía otra opción que salir
lastimada.
—¿Así que realmente vas a dejar que suceda? —dijo Nora
resoplando.
Me encogí de hombros impotente, sabiendo que nada de lo que
dijera haría que me mirase de forma positiva, probablemente.
—Es su vida, así que no puedo detenerla. Está absolutamente
segura de que sabe lo que hace, o eso dice. Así que quería mostrarle mi
apoyo, como su hermano. No quiero que separe a mi familia. Mi oficina
está cerca de aquí y ha estado tratando de comunicarse con la tienda
para hacer su cita, pero sus líneas siempre parecen estar ocupadas.
—Lo siento mucho, señor.
Una nueva voz entró en la conversación, y giré para ver que el
primer asistente había venido con alguien.
—¿Perdón por qué? —pregunté, girando hacia las dos mujeres—.
Es solo una desafortunada coincidencia, ¿no?
La segunda asistente soltó una ligera tos, su expresión parecía
incómoda.
—Mi nombre es Isabell, si pudiera venir conmigo, se lo explicaré
todo y nos ocuparemos de su cita. —Luego, giró hacia Nora y
Brooklyn—. Señoritas, siento molestarlas. Clara continuará
ayudándolas.
Me fui con Isabell, girando una vez para ver a Clara llevando a
Nora y Brooklyn lejos, probablemente para cambiarse a otro vestido de
novia. Me obligué a mirar hacia otro lado, mis pies se sentían más
pesados cuanto más me alejaba de ella. Afortunadamente, no llegamos
tan lejos como para que se perdieran de vista si volvían a salir. Sólo me
haría daño ver, pero tampoco pude evitarlo.
16

Hace seis años, realmente amaba Brooklyn. Seis años después, y


eso no había cambiado.
Página
—Así que, Isabell —empecé—. ¿Puedes explicarme cuál es el
problema?
La expresión incómoda de su rostro me dijo que la situación no
era normal. Pensé lo mismo, y pensé que María lo dijo como excusa
para que pudiera hacer esto por ella. Afirmó que no tenía tiempo para
hacerlo ella misma, pero sabía que estaba con su novio haciendo lo que
sabía, así que me convenció de hacer esto por ella.
Resultó que había un problema con la tienda.
—El tema de las líneas celulares, no están ocupadas.
Fruncí el ceño. —Entonces, ¿cuál es la situación exactamente?
Porque mi hermana se quejó de que ha estado tratando de hacer una
llamada para una cita por unas semanas.
Agachó la cabeza. Había una Tablet en sus manos, y sus manos
apretaron el dispositivo.
—En este asunto, lo siento mucho. El problema está en nuestras
líneas celulares, actualmente no funcionan. Todavía estamos en el
proceso de arreglarlas, y solo nos dimos cuenta del problema cuando
los clientes entraron y nos lo hicieron saber esta semana. Esperamos
que este inconveniente no le haga cambiar de opinión sobre trabajar
con nosotros.
Me metí las manos en el bolsillo, solo ligeramente interesado en
todo esto.
—El problema no fue culpa suya. Y mi hermana está decidida a
trabajar ustedes, así que no es un problema. Pero por favor, haga que lo
arreglen o deme un número que funcione en caso de que mi hermana
necesite algo.
—Me encargaré de eso enseguida —dijo Isabell, levantando su
cabeza y levantando su tablet—. En cuanto a la cita, puedo encargarme
de eso ahora. ¿Puede decirme a qué hora lo encontraría apropiado su
hermana?
No estaba completamente seguro, así que saqué mi celular y le
envié un mensaje a María. Nos comunicamos así, con Isabell pidiendo
detalles y yo haciendo que María me diera la información. Brooklyn
pasó por otros tres vestidos para cuando terminamos.
—Por favor, agradezca a su hermana por elegir trabajar con
nosotros, y esperamos verla.
Con un asentimiento, se marchó.
Ahora que estaba libre, podía prestar toda mi atención a Brooklyn
y Nora. Deben haber terminado de probarse los vestidos, porque
estaban paradas hablando con la asistente. Técnicamente, mi trabajo
17

aquí estaba hecho, pero no creí que pudiera irme. Incluso si no había
esperanza para nosotros después de todos estos años, era incapaz de
Página

rendirme sin luchar.


Dudé hasta que la asistente las dejó, y luego me acerqué.
—¿Están listas para irse, señoritas?
Nora se mofó, pero Brooklyn se agarró de su brazo y se calmó,
retrocediendo con una mueca. Brooklyn me miró con una sonrisa
tranquila.
—¿Ya resolviste todos tus problemas?
—Me las arreglé para arreglar algo —murmuré—. Brooklyn…
parece que te ha ido bien.
En algún momento, incluso esperaba que fuera incapaz de olvidar
como yo. Sólo que pensar así era injusto, ¿no? Si no podía estar con
ella, entonces merecía ser feliz con alguien que la tratara bien. Esa era
la actitud que se suponía que tenía que tener, de todos modos. No me
gustó la idea en absoluto.
Sonrió misteriosamente.
—Lo he hecho.
Fruncí un poco el ceño, deseando que explicara más. ¿Qué
quieres decir con esa sonrisa, y qué quieres decir con “lo has hecho”?
Ni siquiera iba a preguntarme cómo había estado los últimos seis
años. Incluso sabiendo que no me lo merecía exactamente, ya que había
sido yo el que terminó las cosas entre nosotros en ese entonces, pero no
pude evitar sentir un hilo de desilusión.
—¿Puedo preguntarles si están ocupadas ahora mismo?
Brooklyn miró a Nora. Su expresión era complicada, pero podía
ver el desprecio que sentía por mí y el cuidado que sentía por Brooklyn.
Me puse rígido, preguntándome si se interpondría en mi camino y qué
haría yo si lo hiciera. Si Nora estuviera por aquí, Brooklyn y yo
hablando por más de unos minutos, no sería algo sencillo.
Al final, sin embargo, suspiró y miró a Brooklyn con los ojos
llenos de disculpas.
—En realidad tengo que ir a casa ahora. Se suponía que Paul me
llamaría hoy, y no creo que vaya a ser una conversación rápida. Está en
un viaje de negocios y no podré verlo por un tiempo.
Brooklyn no parecía feliz, y me pregunté si Nora tenía otro novio
mentiroso y tramposo.
—Está bien —dijo Brooklyn.
—En realidad —intervine—. Me preguntaba si querrías salir
conmigo a tomar algo.
Me arqueó una ceja.
18

—¿Qué, por los viejos tiempos?


Me encogí de hombros.
Página

—¿Por qué no?


Compartieron una mirada, luego Nora suspiró y tomó su bolso.
—Haz lo que quieras, tengo que irme. Iré a buscarte más tarde,
aún quedan muchas cosas por hacer antes de la boda.
Mis labios se aplastaron al mencionar una boda, y Nora me lanzó
una mirada desafiante mientras se alejaba. Estaba seguro de que lo
había hecho deliberadamente, y me preguntaba qué tan cerca estaba de
esta boda. Mis pensamientos empezaron a tomar una dirección
peligrosa, pero los corté. Si Brooklyn supiera lo que estoy pensando,
probablemente me miraría con el mismo asco que Nora.
Además, si encontró a alguien con quien aceptó casarse, ¿podría
cambiar de opinión? La lastimé…
Me dolía el corazón, pero me di cuenta de que yo mismo me lo
había buscado, como disparar con mi propio pie. Durante nuestra
relación y cuando decidí ponerle fin, había sido demasiado joven para
tomar decisiones que cambiaran mi vida.
La voz de Brooklyn me sacó de mis pensamientos. —Quiero
regresar y descansar antes de que Nora vuelva a volverme loca, así que
¿por qué no intercambiamos números y nos vemos otro día?
Ya estaba sacando mi celular, y abrí la pantalla y saqué una
nueva página de contacto, luego se la entregué a ella. Parecía asustada,
pero entregó su propio celular y luego tomó el mío. Primero, busqué
entre sus contactos, frunciendo el ceño cuando me di cuenta de que
realmente había borrado mi número. No tenía el suyo en mi celular,
esperaba que deshacerme de todo lo que me recordaba a ella me
ayudaría a olvidarla, pero todavía la tenía memorizada. Introduzco mi
contacto en su celular, y luego se lo entrego. Cuando recibí mi celular,
miré su nombre y número en mi lista de contactos, y sentí un poco de
falta de aliento.
—Viernes —dije de repente, mirándola—. Hoy es martes, ¿pero
podemos vernos este viernes?
—Claro —dijo encogiéndose de hombros y sonriendo—. Llámame
y te diré cuándo estaré libre. Hasta luego, Abe.
Vi cómo Brooklyn me daba la espalda y se alejaba sin dudarlo.
Levanté la mano para retenerla, con la boca abierta para decir su
nombre. Pero dudé por un momento, y se había ido.
Como hace seis años.
19
Página
3
Traducido por Corazon_de_Tinta
Corregido por maggiih

Brooklyn
Me senté en la cama, abrazando una almohada mientras
observaba a Nora, que revisaba mi guardarropas, con aturdimiento.
¿Qué diablos estoy haciendo?
Era viernes, el día en que Abe y yo nos encontraríamos. Todo el
día, Nora me había hecho compañía, y ni siquiera hablamos sobre el
tema de la boda ni una vez. Había estado aterrorizada la mayor parte
del día, mientras me cantaba las cuarenta, pero cuando recibí el
mensaje de Abe, fue la primera en dar brincos de alegría. Sentí que
estaba más ansiosa sobre esta cita que yo.
—¿Estás segura de que quieres ir? —preguntó Nora, deteniéndose
para mirarme por encima de su hombro.
Su pregunta finalmente me cambió el humor y me desenrosqué
de la cama. Las mariposas aleteaban en mi estómago y me pregunté si
podía con esto.
—Ya dije que iría —murmuré de forma deprimente.
—Eso no significa que tengas que ir —dijo explosivamente—.
Después de lo que te hizo, ¿qué merece de ti? ¡Nada! Brooklyn, ni
siquiera deberías estar pensando en él.
—Pero el problema es que no puedo olvidar —suspiré.
Nora me dio una mirada de simpatía y aparté la vista.
No es que hubiera olvidado lo que Abe había hecho, ni siquiera
creo que eso sea posible. ¿Cómo alguien podría olvidar el peor día de su
vida?
Después de que nos graduamos, sabía que Nora tendría que
regresar, y sabía que la extrañaría. Pero Abe… había esperado que se
quedara conmigo en California. Me había dicho que encontraría una
forma, y le creí. Cuando nos graduamos, pensé que teníamos nuestras
vidas por delante, y pensé que me pediría matrimonio. Nos casaríamos,
20

nos mudaríamos y formaríamos una familia… todo lo que habíamos


Página

hablado.
Al final, nada de eso ocurrió. En lugar de la propuesta que
esperaba, Abe me dijo que tenía que regresar a casa.
Abe no me había contado mucho sobre su familia hasta ese
punto, pero después de que conocí su trasfondo, me di cuenta por qué.
Si lo hubiera sabido desde el principio, hubiera sido fácil pensar que me
acerqué a él por su familia. Abe Sanchez había sido rico toda su vida, y
su familia era multimillonaria. Con su contextura alta, ojos avellanados,
cabello oscuro y buena apariencia, yo habría tenido mucha competencia
en la universidad si él no hubiera sido de perfil tan bajo y no hubiera
sido quien se acercó a mí en primer lugar.
Después de la universidad, cuando pensé que comenzaríamos
una vida juntos, Abe me dijo que necesitaba regresar a casa para
encargarse del imperio familiar. Por varios motivos, no podía
comprometerse conmigo.
Cuando me dijo todo eso lo único en lo que pude pensar es en
cuánto deseaba que proviniera de una familia normal como yo.
—Quizás esto sea bueno para ti —dijo Nora, intentando sonar
esperanzada. Se levantó y se acercó a la cama, sentándose a mi lado y
poniendo un brazo alrededor de mis hombros—. Finalmente puedes
tener el cierre que no tuviste hace seis años. Y si ustedes dos van a
hablar, intenta que ese bastardo se disculpe por lo que hizo. Si él había
sabido que todo terminaría de todas formas, no debería haberte dado
falsas esperanzas.
Me mordí el labio mientras el pánico inundaba mi pecho. Esa
había sido mi mayor preocupación durante todos estos años. Cuando
me enamoré de Abe, me entregué a él por completo, y no pensaba que
pudiera hacerlo de nuevo con alguien más. Sin embargo, ¿qué ocurría si
Abe nunca se sintió de esa manera por mí? Obviamente estaba
destinado a cosas más grandes y mejores. Alguien con su trasfondo solo
podía terminar con una persona de su mismo entorno, y él seguramente
lo sabía.
Entonces, ¿de qué habían servido todos esos años que estuvimos
juntos?
—Veamos qué ocurre —murmuré—. ¿Quién sabe…? Él debería
ser quien saque el tema. Además, hasta donde él sabe, me voy a casar…
Nora había hecho un desastre con mis cosas, pero me las arreglé
para encontrar un atuendo apropiado. Saldríamos a un bar. Dado que
era nueva en la ciudad, Abe se había ofrecido a recogerme, pero no
quería que supiera dónde me estaba quedando, por lo que le dije que
me diera la dirección de lugar. Siempre y cuando me subiera a un taxi y
se la diera al conductor, podría llegar allí.
Esto era Nueva York, una ciudad mucho más fría que Cali, por lo
21

que solo tenía unos pocos vestidos, el resto de la ropa eran jeans y
camisetas, y me di cuenta de que eso estaría bien para la ocasión.
Página

Escogí el atuendo y comencé a cambiarme.


Era un vestido rojo que se aferraba a mis curvas, con pliegues en
la parte frontal y mangas largas. Lo combiné con una larga gabardina
negra para resguardarme del frío. Era uno de los pocos abrigos que
había traído; era bastante largo y de una tela gruesa, por lo que no
tenía que preocuparme por congelarme hasta la muerte con el clima frío
de la tarde. Me giré hacia Nora con mis brazos en alto y las cejas
arqueadas.
Ella aplaudió entusiasmada y me hizo un gesto con dos pulgares
hacia arriba. —¡Luces absolutamente fabulosa! Él te verá y se
lamentará por haberte dejado ir.
Sonreí. —Gracias.
No había forma de que pudiera deshacerme de la ansiedad, pero
al menos aparentaría estar confiada frente a Abe. Busqué entre mis
zapatos y encontré un par de tacones altos negros y me los puse. Luego,
me senté en la cama con un pequeño bolso que saqué de mi equipaje.
Dentro, tenía un espejo y algo de maquillaje.
Saqué las cosas, pero mientras sostenía el espejo con una mano y
una brocha para maquillarme en la otra, me di cuenta de que mis
manos temblaban. Miré desesperanzadamente a Nora y suspiró.
—Déjame hacerlo por ti. Solo siéntate y relájate, ¿está bien? En
realidad, he mejorado desde la última vez que nos vimos.
—¿Cómo ocurrió eso? —pregunté, un poco curiosa. Nora ya era
buena con el maquillaje, solo a un paso del nivel profesional.
—Bueno, he estado planificando una boda, ¿sabes? Y no es como
si pretendiera maquillarme a mí misma. Encontré una artista con la
que estaré trabajando ese día y me dio unos cuantos consejos. Lucirás
asombrosa esta noche, confía en mí.
Estaba tentada de morderme el labio, pero me pinchó la mejilla
hasta que me detuve. Me ordenó que cerrara los ojos y pude sentir la
brocha moviéndose suavemente por mi piel. Tomé una respiración
profunda y me obligué a relajarme.
Solo unos tragos… sobreviviré. Al menos esperaba que lo hiciera.
—Sin embargo, sabes que es una mala idea, ¿verdad? —preguntó
Nora suavemente.
Suspiré y apenas abrí los ojos. Sentí que algo tocaba mis
párpados, por lo que los mantuve cerrados.
—Nora, sé que estás preocupada. Créeme, no sé si puedo hacerlo,
pero puedo intentarlo, ¿cierto? ¿Para tener el cierre?
—Lo que en verdad me preocupa —dijo, su voz llena de
frustración—, es que, en lugar de darte alguna especie de cierre,
22

termines herida de nuevo. No fui la única que vio la manera en que te


observaba en la tienda de novias.
Página

Me encorvé un poco. —Probablemente le sorprendió verme.


—Sí. Se sorprendió dos veces, y la segunda vez fue porque notó el
vestido. No… por favor dime que no estás haciendo esto porque crees
que hay una probabilidad de que siga enamorado de ti.
¿Y si era así? Me hice la pregunta, insegura de si había una
respuesta para ello. ¿Quería que Abe siguiera amándome? Después de
estar separados por tanto tiempo… ¿podía atreverme a intentarlo y
arreglar las cosas entre nosotros? Me hubiera gustado decir que eso era
imposible, ¿pero entonces por qué saldría con él sabiendo que
terminaría lastimada?
Por un largo momento, no dije nada, pensando mi respuesta.
Nora aprovechó la oportunidad para hablar e intentar convencerme de
que no fuera.
—Estoy segura de que no tengo que recordarte por qué es una
mala idea, ¿cierto? No solo has madurado, pero dudo que pudieras
olvidarlo solo porque pasaron media docena de años.
Me mordí el labio, solo para sentir el pinchazo de Nora en mi
mejilla con el extremo opuesto de la brocha, y lo solté.
—Brooklyn —dijo, su voz suave—. Estuve allí para ti después de
que rompió contigo. Porque sabía que no estabas bien pasé el verano
después de la graduación contigo en Cali hasta que mis padres me
obligaron a volver a Nueva York.
—Disfrutaste de la playa todo el tiempo, no es como si fuera una
tarea ardua —repliqué en un murmullo, intentando no mover
demasiado los labios mientras seguía trabajando.
—Claro que no fue una tarea ardua —dijo firmemente—. Eres mi
mejor amiga, por supuesto que estaría allí para ti. Quiero decir, las
playas eran agradables pero mi prioridad siempre fuiste tú. Sabes lo
triste que estuviste después de que Abe te dejó. ¿Qué ocurrirá si hace lo
mismo de nuevo? ¿Estás intentando castigarte o qué? E incluso si así
fuera, hay mejores formas de hacerlo que arrancándote el corazón del
pecho.
Cada palabra que salía de su boca dejaba una secuela, y estaba
teniendo dudas sobre si en verdad necesitaba hacer esto. Sería mejor si
solo dejaba plantado a Abe y le decía que no quería saber nada con él.
Era lo menos que se merecía, después de todo. Sin embargo, incluso
mientras esos pensamientos cruzaban mi mente, podía sentir la
reticencia. Porque podía mentirme a mí misma, pero sabía que quería
ir.
—Creo que será mejor si voy —dije lentamente.
Nora hizo un sonido de frustración. —Brooklyn…
La interrumpo. —Piénsalo así. Solo me quedan un par de días
23

aquí. No importa si lo veo esta vez, porque cuando regrese a casa, ya no


habrá más oportunidades. Solo… quiero tener esta última vez, luego me
Página

marcharé y cortaré todo contacto con él. No creo que nos podamos ver
de nuevo, incluso por casualidad, ¿verdad?
Nora pensó sus palabras por un momento y esperé nerviosamente
su respuesta. Confiaba mucho en lo que Nora decía y si en verdad me
insistía en que no fuera a ver a Abe, entonces no iría. Mi mente no
estaba en el lugar correcto y sabía que no podía pensar objetivamente
sobre esto. Nora, por otro lado, había estado conmigo todo el tiempo
mientras luchaba por superarlo y fallaba estrepitosamente.
Cuando finalmente pude abrir los ojos, miré el ceño fruncido de
mi mejor amiga y contuve la respiración. Después de un momento,
suspiró.
—Entonces deberías ir —dijo, sonando derrotada—. Al menos
conseguirás vengarte de Abe. El debería sentirse un poco más
arrepentido por lo que hizo. Claramente, no se siente así si cree que
invitarte a tomar unos tragos es lo correcto después de todo. Y te
marcharás de todas formas, por lo que, si puedes dejarlo con la duda,
entonces bien.
Sonreí ante su declaración y me levanté para verme en el espejo.
Estaba agradablemente sorprendida. El maquillaje no lucía demasiado
cargado, apenas podías descifrar que lo usaba. Era una sutileza que
Nora no había logrado antes, y le creí cuando dijo que había mejorado.
De repente, mi confianza se elevó un poco más.
—De acuerdo —dije, recogiendo mi bolso y comprobando la hora
en mi celular—. Ya es casi la hora de marcharme. Iré, estaré fuera del
alcance. Y terminaré las cosas con Abe de una vez por todas.
Dije las palabras, sintiéndome llena de determinación, y enfrenté
mi propia expresión mientras intentaba encajar esas palabras en mi
mente. No permitiría que Abe viera ni un poco de debilidad. Le haría
creer que pronto sería una mujer felizmente casada. Si eso no lo
afectaba en absoluto… a la mierda. Pero si lo hacía, entonces bien.
—¿Quieres que vaya contigo, al menos acompañarte hasta el bar?
—Gracias, Nora, pero está bien. Necesito hacer esto por mi
cuenta. Y después… regresaré a California y encontraré el amor. Amor
verdadero. Por ahora, será suficiente con que Abe crea que he pasado
página.
Pasé las manos por la parte frontal de mi abrigo, un gesto
nervioso que no podía evitar. Me volteé hacia Nora y me dio una
palmada en el hombro.
—Sí —agregó—. Incluso si es mentira, saldrá bien siempre y
cuando él crea que es verdad, por lo que tienes que actuar como nunca
lo hiciste antes.
Asentí firmemente, luego me giré hacia la puerta de la habitación,
lista para irme y tener el cierre que había estado esperando por… por
demasiados años.
24
Página
4 Traducido por Luisas1983
Corregido por maggiih

Abe
Esperé afuera del bar a que llegara Brooklyn. Le había dado la
dirección, y era una adulta, podía confiar en ella para que llegara sola,
pero me sentía ansioso. Viendo que no quería que la recogiera. No solo
ella podría ir por el camino equivocado, sino...
¿Qué haría si no apareciera en absoluto?
Sería humillante, pero eso no me importaba demasiado, porque
sabía que me afectaría si ella, al final, decidía que prefería huir de mí.
Era lo menos que me merecía, pero si realmente estaba tan lejos de mi
alcance, no había posibilidades.
No hay ninguna, de todos modos, me recordé a mí mismo con
dureza. Ya sea que aparezca o no, todavía se va a casar.
Tuve que lidiar con esta verdad los últimos días, y pensar en eso
todavía me ponía un mal sabor de boca. Sabía que debería haber sido
feliz por ella, de que realmente hubiera seguido adelante, pero no creo
que podría hacerlo. En mi cabeza y en mi corazón, todavía sentía que
Brooklyn era mía, y pensar en el hombre con el que se iba a casar me
hizo pensar en terminar la fiesta, golpear al tipo y arrastrarla conmigo.
Sin embargo, en realidad no puedes hacer eso. Simplemente me
odiaría.
Eché un vistazo a la carretera otra vez, preguntándome por qué
aún no había llegado. Mi ansiedad estaba creciendo y comencé a
sentirme decepcionado. Estaba a punto de enviarle un mensaje de
texto, o mejor aún, intentar llamar, cuando levanté la vista y vi que un
taxi se detenía frente a la acera justo en frente del pub. Lo estaba
mirando distraído, pero cuando la mujer en la parte trasera salió, mi
mandíbula cayó.
Maldita sea.
Brooklyn... se veía caliente. Estaba en un vestido rojo y una
gabardina negra y tacones altos. Su cabello rubio fue quitado de su
cara, y el maquillaje en su rostro se veía sutil y elegante. El bar al que
25

la llevaba estaba en buena zona, pero de pronto me sentí arrepentido


por no haberla llevado a un lugar más elegante. Todavía estaba en el
Página

traje que había usado para trabajar, por lo que podría hacerlo.
—Hola —dije en voz baja una vez que se detuvo frente a mí—. Te
ves hermosa, Brooklyn.
Ella sonrió. —Gracias. Te ves muy guapo también. Entonces,
¿vamos a entrar, o estás esperando que alguien más se una a esta
fiesta?
—No, solo somos nosotros.
Casi le tendí el brazo para que lo tomara, pero lo dudé. Podría no
apreciarlo, y ya no tenía el derecho de estar tan cerca de ella. Pertenecía
a otra persona. Por más amargo que se me haya hecho, mantener mi
espacio podría ser lo mejor para ella en esta situación.
—¿No vas a guiarme? —preguntó Brooklyn, sorprendiéndome—.
¿No me digas que ya no eres un caballero?
Ella me sonreía tímidamente con una mano extendida hacia mí.
Arqueé mi ceja y me pregunté qué estaría pensando, pero
obedientemente le ofrecí mi brazo.
—En esta dirección —dije, guiándonos hacia la entrada.
Brooklyn caminó tan cerca a mi lado que pude sentir el calor de
su cuerpo. Entramos al bar. El ambiente era sereno, relativamente
tranquilo, con bastantes mesas ocupadas, pero el lugar no parecía estar
demasiado lleno. Llevé a Brooklyn a un espacio abierto en el bar, luego
levanté una mano para llamar al cantinero. Él apareció frente a
nosotros en un minuto.
—Tomaré una cerveza, por favor —ordené, luego me volví para
mirar a Brooklyn.
—Me gustaría una mimosa, por favor —ordenó Brooklyn.
Mientras esperábamos, conversamos un poco. Le pregunté a
Brooklyn cómo había estado desde la última vez que la vi y ella me
preguntó lo mismo. Los dos dimos respuestas simples, y antes de que
pudiéramos hacer más preguntas, el barman dejó las bebidas.
Desatornillé mi botella de cerveza y tomé un trago largo.
—Entonces —comencé, dejando la botella una vez más—. En
realidad, estás en Nueva York. Nunca pensé que vería el día.
Ella se rió entre dientes, metiendo un mechón de cabello detrás
de su oreja. —Sí, tampoco esperaba Nueva York de todos los lugares.
Pero al menos tengo aquí a Nora, aunque hace un poco de frío. Sin
embargo, tengo que decir que tropezar contigo fue una coincidencia
sorprendente. Se supone que es una ciudad tan grande que es
imposible, y sin embargo logramos reunirnos por total accidente.
—Es una feliz coincidencia, al menos, eso espero —dije
tentativamente.
26

Brooklyn sonrió tímidamente, tomando un sorbo de su bebida.


—Puedes verlo de esa manera, si quieres —dijo en broma—. Es
Página

sorprendente para mí.


Observé a Brooklyn mientras se inclinaba hacia mí, apoyando el
codo en la barra y apoyando la barbilla en su mano, mirándome con
una pequeña sonrisa misteriosa en la cara. Tenía la boca un poco seca
y me preguntaba si estaba tratando de coquetear conmigo. Recogí mi
cerveza para un trago, luego me lamí los labios.
—Sé que te invité a salir y dije que era por los viejos tiempos, pero
en realidad, tenía una razón para invitarte a salir.
—¿Oh? —murmuró, levantando las cejas—. Por favor, Abe,
dímelo. Soy toda oídos.
Hubo muchas cosas que podría haber dicho en ese momento.
Podría haberle contado a Brooklyn mi pensar de antes. Sobre cómo
había sido apresurado decirle que no podríamos estar juntos, y luego
alejarme y dejarnos a los dos con el corazón roto. Dudé antes de que
esas palabras salieran, y sonreí.
—Tal vez cometí un error en el pasado —dije vagamente—. Lo he
pensado muchas veces desde que te fuiste. Joder, era tan arrogante en
ese entonces... de todos modos te vi en ese vestido. Y pensé maldita sea,
realmente llegó a casa.
Brooklyn tarareó. —Tal vez. Pero ninguno de nosotros puede
hacer nada respecto al pasado. —Ella levantó su vaso y me lo mostró—.
¿Por qué no esperamos el futuro en su lugar? ¿Hmm? Uno feliz... un
futuro próspero para nosotros dos. Yo con John y tú en tu compañía.
Sus acciones me sorprendieron. O, más que sorprendente,
estaban dándome una paliza en algo que no quería enfrentar todavía.
¿Realmente se había alejado de mí, hasta el punto de que ya no sentía
nada por mí? Sabía que sería un error tratar de perseguirla de nuevo,
pero por la forma en que se veía y estaba actuando esta noche, la idea
era natural, si la fuerza detrás de ella no fuera tan fuerte.
—Como digas —murmuré, chocando su vaso con el cuello de mi
botella—. Sin embargo, no puedo decir que me sienta del mismo modo.
—¿Por qué? —preguntó, inclinando la cabeza al costado.
Mostré una sonrisa perezosa. —Porque me siento un poco
deprimido. La única razón por la que estas ahora con otra persona es
porque fui descuidado y te dejé ir. Tu futuro marido es un tipo muy
afortunado.
Brooklyn dejó escapar una risita, echándose el pelo sobre el
hombro mientras tomaba más de su bebida. Noté cómo se había
inclinado más cerca de mí una vez más, e inconscientemente me
acerqué también.
—Solo estas tratando de ser amable, ¿verdad? —preguntó con un
puchero—. Si realmente soy un gran partido, no me hubieras dejado ir
27

en primer lugar.
Página
—Admito que era joven y tonto. Además, me encantaría conocer a
este hombre que logró conquistarte. Tengo la sensación de que le diste
un mal rato antes de que pasara algo entre ustedes dos. Tú y, uh...
Me quedé estancado por un momento. No porque no hubiera
escuchado el nombre que ella dio antes, sino porque estaba intentando
con fuerza para que las palabras pasaran por mi boca.
—Kevin —dijo antes de que pudiera hacerlo—. Su nombre es
Kevin, y no pienses en ninguna historia extraña y complicada. Kevin y
yo... nos encontramos en el trabajo durante un proyecto, y desde
entonces, simplemente hicimos clic. Nos juntamos, salimos después del
trabajo y, finalmente, nos llevó a la situación actual. No había
absolutamente ninguna razón por la que tuve que darle un mal
momento.
No era como si esperara que dijera que lo había pasado mal desde
que rompimos. Había sido así para mí, hasta el punto en que mis
padres habían establecido varias citas a ciegas para intentar sacarme
de la depresión o miedo en el que me había metido. Solo que ninguna
de las mujeres que conocí se comparaba a Brooklyn de ninguna
manera. Para mí, no se trataba de ser la más linda o la más inteligente.
Mi interés en Brooklyn comenzó debido a su personalidad.
Sin embargo, había algo aún más importante que eso. ¿No había
mencionado que su prometido se llamaba John hace unos momentos?
Supuse que ese era el nombre de su ejemplo, pero de alguna manera
ahora se volvió Kevin. Miré a Brooklyn más cerca, pero no parecía que
nada estuviera mal.
—Y Kevin —comencé lentamente—. ¿Está por Nueva York? Si lo
está, ¿sería posible conocerlo?
—¿Qué quieres decir con conocerlo? Pensé que estabas
bromeando, ¿no me digas que en realidad hablabas en serio? Las
invitaciones de boda se cerraron hace mucho, no hay forma de que
pueda agregar a alguien en el último minuto.
Los pensamientos giraron en mi cabeza. No estaba seguro, si lo
decía porque realmente no me quería. O tal vez, fue porque ¿no había
una boda? ¿O tal vez era una ilusión por mi parte y acababa de
confundir lo que Brooklyn había dicho antes?
Decidí ignorarlo por el momento, y Brooklyn y yo seguimos
charlando mientras bebíamos, saltando de un tema a otro. Incluso
después de tanto tiempo, la conversación entre nosotros fluyó tan
suavemente, me golpeo de nuevo cuánto había extrañado a esta mujer.
Si alguna vez tuviera la oportunidad de hacerlo... no puedo estar
seguro de no volver a hacer lo mismo una y otra vez, pero realmente de
mejores formas.
28

Nunca pensé pedirle a Brooklyn que viniera conmigo a Nueva


Página

York. Pudo haber sido injusto, pedirle que cambiara su vida para poder
seguirme. Pero realmente había estado dispuesto a hacer lo mismo por
ella, antes de que la realidad se viniera abajo. Seguramente, ¿ella no
pudo pensarlo un poco?
Era uno de los escenarios que había imaginado a través de los
años, pero todavía no estaba seguro de si eso significaría que
hubiéramos sido felices. Es posible que aún nos hubiéramos amado, y
luego llegáramos a odiarnos. Debido a las demandas que mi trabajo
tenía sobre mí, durante los primeros años ni siquiera tuve tiempo para
mí. Si Brooklyn realmente hubiera estado allí para eso, habría sido la
que me hubiera dejado en lugar de a la inversa.
Después de tomar unos tragos más, de repente sentí ganas de
mover mi cuerpo. El lugar se sentía demasiado sofocante, y me quité el
abrigo. La pista de baile era simplemente un espacio abierto puesto en
el medio de las mesas en el bar. Ya había bastantes personas allí, no lo
suficiente como para que fuera una multitud tan grande, pero el
espacio no era tan grande para empezar, era estrecho.
No me importó. Una pista de baile abarrotada simplemente
significaba que Brooklyn y yo nos juntamos por todos lados.
—Sr. Sánchez —dijo Brooklyn, agachando la cabeza para no tener
que gritar—. Esto es una sorpresa. Realmente no recuerdo que seas un
gran bailarín.
Le sonreí. —Fuimos a muchos clubes, Brooklyn. Pero nunca
fuimos solos, entonces ¿cómo podría bailar contigo cuando Nora
siempre estaba allí tratando de causar problemas? Sé que sabes que no
me quiere.
Brooklyn soltó una risita y se giró demasiado rápido. Casi
tropezó, y mis brazos se extendieron automáticamente para
enderezarla. Solo que no la dejé ir, y no trató de quitarse de mis brazos.
En todo caso, se acercó, y un golpe por detrás me hizo dar un paso
adelante, minimizando el espacio entre nosotros.
Mi corazón comenzó a latir más rápido en mi pecho. Mi
respiración era irregular, y mis ojos se medio cerraron. Brooklyn se
encontró con mi mirada y, durante un largo momento, ninguno de los
dos habló.
—Realmente te ves hermosa —murmuré, mis brazos se apretaron
alrededor de ella un poco, acercándola más—. Eres tan hermosa que
realmente creo que antes era un idiota.
—Bueno, es cierto que eras un idiota —replicó Brooklyn.
Observé el tono de su voz, su tono bajó un poco cuando supo que
necesitaba hablar un poco más alto para que escuchara sus palabras.
Ni siquiera estábamos bailando, los dos apenas balanceándonos
en el espacio. Podía sentir las manos de Brooklyn mientras
29

tentativamente se movían a mi cintura y se aferraban allí. Un escalofrío


recorrió mi cuerpo, y luego hice algo realmente impulsivo.
Página
Con una de mis manos detrás de ella, recorrí a lo largo de su
espina dorsal, hasta la parte posterior de su cuello, colocando mis
dedos en sus mechones dorados. Utilicé mi agarre en su pelo para tirar
de su cabeza un poco hacia atrás, y cuando la escuché jadear, quise
maldecir. En cambio, agaché la cabeza e incliné mis labios sobre los de
Brooklyn, el brazo que todavía tenía alrededor de ella envolviéndolo
alrededor de su cintura y arrastrando su cuerpo contra el mío.
Brooklyn se quedó completamente inmóvil. Solo que, en lugar de
empujarme mientras el beso continuaba, se permitió relajarse. En el
momento en que me alejé porque los dos necesitábamos un poco de aire
para respirar, sentí que había descubierto algo. Tenía los labios
separados y brillantes por el beso y nuestra saliva, una mirada aturdida
en su rostro mientras me miraba.
Sonreí. —Brooklyn, sigues haciendo esa cara, ¿sabes? La cara
que siempre hiciste cuando nos besamos, como si te consumiera hasta
que no pudieras pensar bien.
Mientras mis palabras salían, susurrando en el espacio entre
nosotros, pude ver sus ojos claros. Mi sonrisa se hizo más amplia. Trató
de separarse de mí, pero la sostuve suavemente contra mí,
inclinándome una vez más. Apretó sus ojos con fuerza y chupó sus
labios, pero solo me reí. Presioné un beso en su frente, por su nariz
hasta la punta, ambas mejillas y sus párpados, luego volví a su frente.
Cuando me alejé, estaba jadeando, con todo su cuerpo apoyado contra
mí en busca de apoyo.
Estaba achispada, o no hubiera tenido el valor de llegar tan lejos
sin arriesgarme a fastidiar a Brooklyn. Aun así, no pude evitar la
satisfacción en mi pecho al ver que todavía reaccionaba ante mí. Si aún
pudiera hacer que me mirara así solo con un beso, entonces... era
posible que no se hubiera olvidado de mí, tampoco.
Sin embargo, eso no importaba mucho en la situación actual. Si
realmente estuviera comprometida, habría estado haciendo algo
inmoral, algo que probablemente enojaría tanto a Nora como a
Brooklyn. Pero tenía una intuición sobre mi corazonada, y no pensé
estar equivocado.
—Brooklyn —murmuré, acercándome tanto que casi pude
susurrar las palabras y ella todavía las oía—. ¿John o Kevin te hacen
sentir así solo con un beso?
Me miró con ojos grandes y sorprendidos, y sonreí con la
repentina sensación de triunfo, aunque todavía no había nada
confirmado.
Sabía que algo estaba pasando y tenía toda la intención de
hacerle saber que una vez más sería mía.
30
Página
5 Traducido por Tessa
Corregido por maggiih

Brooklyn
Me sentía un poco mareada cuando prácticamente salí corriendo
del bar, dejando a Abe detrás de mí. Mis labios todavía estaban
hormigueando por su beso, y mis mejillas se sentían calientes, aunque
eso podría haber sido por todas las mimosas que había tenido.
En la calle, levanté la mano para tomar un taxi y,
afortunadamente para mí, era el momento adecuado para que los taxis
inundaran la zona, atrayendo a la gente para que se divirtiera y
tomaran de nuevo los que ya lo habían hecho. Tan pronto como un taxi
se detuvo frente a mí, salté, preocupada de que Abe me siguiera, y no
sabía lo que haría.
Maldita sea. Solo... maldición.
—¿Dónde, señorita? —preguntó el conductor, haciéndome notar
que ni siquiera habíamos arrancados.
Le di la dirección a la que me dirigía, sorprendida de lo
temblorosa que sonaba mi voz. Llevé las yemas de mis dedos hasta mis
labios, y los sentí temblar. En realidad, sentí que todo mi cuerpo
temblaba. Y todo solo por un beso de Abe.
¿Realmente pensé que podría pasar de esto? Pensé para mis
adentros con parte de sarcasmo y desesperación. ¿Cómo diablos podría
ser posible cuando él puede tocar mi cuerpo tan fácilmente, como si
hubiera nacido para hacerlo? Nunca voy a encontrar a alguien más así.
La idea podría haber sido un poco sobre-dramática. No sería la
única mujer en el mundo que no terminó con su primer amor
definitivamente, porque eso era lo que Abe era para mí. Él había sido mi
primer todo, y aunque todavía era demasiado joven para decir que sería
el último, en ese momento, realmente lo creía, y tenía miedo.
—¿Señorita? Estamos aquí.
Miré hacia arriba. Ni siquiera noté que el automóvil se detuvo,
pero justo afuera estaba el edificio de apartamentos donde Nora me
consiguió un lugar donde quedarme.
31

—Um, gracias —murmuré, buscando en el bolso algunos billetes.


Página

Revisé el medidor, le entregué el dinero y salí del auto.


Espero que Nora se haya ido, pensé mientras entraba al edificio,
envolviendo la chaqueta a mi alrededor por el clima frío. Si había algo
que odiaba de Nueva York era cuánto más frío era en comparación con
mi hogar. El sol casi siempre estaba afuera en California, pero allí,
incluso cuando el sol estaba afuera, todavía sentía que me estaba
congelando por el viento.
Cuando llegué al apartamento, me detuve afuera, escuchando.
Nora debería haberse ido justo después de mí, pero también tenía una
llave de repuesto para el lugar. Era cómo que podía entrar y salir
mientras yo dormía todos los días. Después de tomarme unos segundos
y no escuchar nada, saqué las llaves y abrí la puerta. Lo empujé,
todavía escuchando. El lugar estaba oscuro y encendí las luces.
—¿Nora?
Caminé por las habitaciones, y solo cuando estaba seguro de que
realmente no estaba allí, cerré la puerta. Me recosté contra ella, mis
pensamientos volviendo naturalmente a ese beso.
¿Por qué hizo eso? ¿Por qué diablos Abe me haría eso?
Pude sentir toda mi cara ardiendo. ¿Tal vez fue el alcohol? En
cualquier caso, pensó que yo estaba a punto de casarme, y aún podía
hacer algo así. ¿Había cambiado realmente Abe desde la última vez que
lo vi?
O ... ¿realmente se arrepintió de lo que pasó antes?
No debería pensar de esa manera, pero no pude evitar esperarlo.
Todavía lo amaba, después de todo. Incluso si aún no terminamos
juntos, me haría sentir mejor si él todavía se sintiera de la misma
manera que yo. Pensar que ambos habíamos sufrido los últimos seis
años me hizo sentir un poco mejor.
En ese momento, sin embargo, no solo había dolor. Mi cuerpo se
sentía dolorosamente excitado, incluso con la distancia que puse entre
Abe y yo a toda prisa, solo pensar en ese beso fue suficiente para que
mi cuerpo se encendiera.
Desde que rompí con Abe, no había salido con nadie. La única
persona con la que había tenido relaciones sexuales era Abe, y había
sido célibe después de eso. Ni siquiera me tocaba, no como lo hacía
antes de saber cómo era el sexo con otra persona.
Era un poco vergonzoso, incluso pensando en volver a esos
tiempos, pero estaba desesperada. Había pasado tanto tiempo desde
que había sentido la excitación, y no solo quería que la sensación
muriera.
Entré en el dormitorio, apagando las luces en el resto del
departamento. Cerré la puerta de la habitación, me desnudé y fui a la
32

cama. Tiré las mantas a un lado y me recosté con la cabeza sobre la


almohada. Miré hacia el techo mientras colocaba ambas manos sobre
Página

mi estómago, acariciando suavemente, mis manos se movieron hacia


arriba hasta que ahuequé mis pechos. Mis pezones endurecidos rozaron
la palma de mi mano, haciéndome jadear y arquear mi espalda
ligeramente. Se sentían tan sensibles, y apreté mis pechos en mis
palmas, frotando los pezones. Chispas de electricidad pasaron por mi
cuerpo, y estaba palpitando entre mis muslos.
Debería... ¿ver algo?
Cuando todavía era una virgen curiosa, había visto pornografía
como muchos adolescentes. La primera vez que encontré uno, mi
cuerpo se sintió extraño y seguí mirando. Me tocaría igual y luego me
sentiría avergonzada. No fue sino hasta mucho después que descubrí
cómo tocarme para experimentar un orgasmo. Y luego, un par de años
después de eso, perdí mi virginidad con Abe. Nunca tuve que
masturbarme sola después de eso.
Suspiré. Ni siquiera tengo juguetes. No es que necesite ninguno,
pero esto es diferente.
En aquel entonces, tenía demasiado miedo de usar más de un
dedo porque me dolía. Y, en mi juventud equivocada, porque no había
forma de pedir nada, o entrar a una tienda de juguetes para adultos,
encontré elementos algo seguros para usar.
Debería estar bien. Solo puedo usar más dedos.
Pensando en eso, levanté las rodillas y puse los pies en la cama,
abriendo las piernas. Antes de deslizar mis manos más abajo, me
detuve.
Había una mejor manera de hacer esto. Significaba posponerlo,
pero me levanté y fui al baño. Necesitaría limpiar después de todos
modos, así que encendí los grifos y comencé a llenar la bañera. Me
aseguré de que el agua estuviera en el parte caliente, luego entré en la
bañera. Me acaricié los pechos, de vez en cuando deslizaba las manos
hacia abajo para burlarme del vello púbico, pero no me tocaba donde
más quería. En cambio, dejé que la anticipación aumentara hasta que
me sentía dolorida y vacía.
Estaba impaciente. Mientras el agua todavía se estaba llenando,
me senté en la bañera. Era la forma perfecta para que me sentara con
la espalda contra el otro extremo, con los pies debajo del grifo. Se curva
un poco debajo de mi culo así que no tenía que preocuparme por
resbalar. Había un cabezal de ducha de mano montado contra la pared,
y yo estaba en la posición correcta para recogerlo. Lo miré un poco,
luego lo prendí. Grité al principio porque el agua que salía estaba fría,
pero reajuste la temperatura, luego la presión del agua hasta que
estaba justo donde yo quería. Mordiendo mi labio inferior, separé mis
muslos, levantando mis rodillas, y llevé el cabezal de ducha entre mis
muslos.
—Joder —gemí, inclinando mi cabeza y arqueando mi espalda. Mi
33

otra mano jugó con mis pezones mientras le daba vueltas al grifo de la
ducha alrededor de mi sexo. La presión del agua era alta, y como el
Página

agua se derrama sobre mi clítoris, hace que mi cuerpo tiemble de


placer. Presiono el grifo de la ducha lo más cerca que me atrevo y suelto
un fuerte grito cuando mis caderas temblaron, deseando más placer.
Dejando de lado rápidamente el grifo, uso los dedos de los pies
para cerrar el agua que fluía del grifo. El agua no era tan alta como
hubiera deseado todavía, pero demasiado de esta estaría en el camino
para esta parte. Me lamí los dedos de la mano derecha y los llevé entre
mis muslos, extendiendo mis labios para frotar mi clítoris. Gemí y
temblé un poco más, presionando más fuerte mientras me frotaba en
círculos. Se sentía bien, pero no era suficiente, ni siquiera cuando
pellizqué mis pezones al mismo tiempo.
Necesito más.
Me lamí los dedos de la otra mano y la bajé entre mis muslos,
debajo de la otra mano. Bromeé con los dedos en mi entrada, luego
deslicé un dedo dentro de mi cuerpo. Estaba mordiendo fuertemente mi
labio mientras lo deslizaba lentamente dentro y fuera, dando vueltas un
poco alrededor de la entrada. Luego, agregué un segundo dedo. Lo
había intentado antes, y me dolió tanto que nunca lo volví a hacer.
Ahora era diferente, los dos dedos se deslizaron con facilidad, y no
fueron suficientes. Entonces, agregué un tercer dedo y los metí dentro y
fuera de mí.
Mi respiración estaba saliendo en jadeos, y en mi mente, imaginé
que Abe estaba allí. Todavía recordaba las proporciones de su cuerpo, y
cuando me había abrazado antes, no parecía que su cuerpo hubiera
cambiado mucho. En todo caso, se volvió aún más musculoso.
Entonces, imaginé que Abe me estaba mirando con la misma mirada
ardiente que me había mirado en el bar. Solté un gemido bajo mientras
movía mis manos más rápido, una mano empujando los dedos dentro y
fuera de mí, y la otra frotando furiosamente alrededor de mi clítoris.
Todavía no es suficiente, pensé con frustración.
Saqué mis dedos y los lamí hasta que quedaron empapados en mi
espetón, luego continué. Mis caderas se estremecieron cuando curvé
mis dedos con cada empuje dentro de mí, moviendo mis dedos cada vez
más rápido. Mi cuerpo se retorció y solté algunos gemidos y llantos, los
dedos de mis pies se curvaron cuando mis piernas se presionaron a los
lados de la bañera. Pude sentir el placer comenzar a crecer, desde
donde me toqué, y luego mi columna vertebral se tensó, mis paredes se
convulsionaron alrededor de mis dedos y oleada tras ola de placer
inundaron mi cuerpo mientras continuaba frotando furiosamente mi
clítoris, aferrándome al orgasmo por el tiempo que pude. Mis pezones se
destacaron, dos protuberancias endurecidas, y la piel de gallina se
extendió sobre mi piel cuando un escalofrío recorrió mi pecho.
Cuando mi cuerpo dejó de convulsionar, calmé mis manos, y
finalmente me detuve. Mis piernas estaban débiles al reposicionarlas,
34

todo mi cuerpo temblaba y me sentía débil por la fuerza de ese orgasmo.


Me recosté y cerré los ojos, empapándome un poco en la bañera.
Página
Después de unos minutos, una vez que las réplicas se calmaron, pero
con mi cuerpo aún pesado, abrí el grifo para que fluyera más agua.

35
Página
6 Traducido por Luisas1983
Corregido por maggiih

Abe
Miré el celular sobre la mesa, pensando.
Llamar, o no llamar.
Ayer Brooklyn huyó de mí en el bar. Quería perseguirla, pero con
su cuerpo más pequeño, pasar por la multitud era más fácil y la perdí
rápidamente. Para cuando lo logré, probablemente ya había encontrado
un taxi y se había ido, porque incluso después de esperar allí un rato,
no la vi salir. Me había arrepentido, pero no de besarla. Mi
arrepentimiento fue únicamente porque en realidad la dejé ir de nuevo.
Tonto.
Todo lo que paso anoche había sido descuidado, y ni siquiera
podía culparla por haber bebido, ya que era exactamente por lo que la
había llamado. Y ella había ordenado, entonces ¿cómo podría haber
conseguido algo sin alcohol? ¿Y realmente podría haberme detenido de
besarla, un poco borracho o no, especialmente sabiendo que estaba a
punto de casarse? Si tenía dudas al respecto o no.
Sabía la respuesta a eso, y me hizo a mí, un bastardo. Suspiré y
me recliné en mi asiento.
—¿Por lo menos me prestarías un poco de atención si te vas a
sentar allí y comer conmigo? ¡Me has tratado como el aire desde que
nos sentamos!
Parpadeé y miré hacia arriba. Las palabras no me sorprendieron
por completo, pero mi hermana tenía razón, había olvidado que estaba
allí. Fue la que me invitó a almorzar, y como era sábado, y no tenía que
pasar todo el día en el trabajo, no tuve ninguna excusa.
—Lo siento —murmuré, mirando hacia mi celular de nuevo.
Miré el plato que había sido colocado al lado de mi celular. ¿Cómo
no pude haber visto eso allí? Cogí mi tenedor para probar la comida.
Era un simple plato de espagueti con una capa de queso y trozos de
peperoni cortados. Sabía delicioso, aunque un poco frio, ya que lo había
36

descuidado por un tiempo. Casi quería pedir que me lo calentaran, pero


realmente no me importaba tanto el sabor. Mi mente aún estaba
Página

preocupada pensado en Brooklyn y el beso, y entonces volví a estar


distraído de nuevo.
Sabía exactamente como lo recordaba. Aunque, podría ser más
exacto decir que sabía mejor. Mi memoria no era terrible, pero tampoco
era perfecta. Y ya había pasado tanto tiempo desde la última vez que la
besé. Anoche, su reacción había sido mucho más fuerte que antes,
había sido mucho más sensible, y me hizo preguntar algunas cosas.
Supuestamente, estaba a punto de casarse, pero ¿y si... durante
los últimos seis años, en realidad no salió con nadie después de mí?
Esa idea llenó mi pecho con una satisfacción extrema, sin
mencionar la determinación de verla. Tenía a Brooklyn en la mira otra
vez después de tanto tiempo, al menos iba a tratar de arreglar las cosas
entre nosotros. Si no era lo que ella quería, podría decirme y yo
retrocedería. Aunque no pensé que lo hiciera. O al menos, realmente
esperaba eso.
Un profundo suspiro me hizo mirar a mi hermana, que ahora me
estaba mirando.
—Lo siento —dije rápidamente.
Ella agitó una mano hacia mí. —Lo que sea. ¿Por qué no me dices
qué es lo que tienes en mente? Parece que todo lo demás que digo te
entrara por un oído y te sale por el otro, para que me desgasto en
hablar.
—¿De qué estabas hablando antes? —pregunté con aire de
culpabilidad.
—Mi próxima boda con Chris —dijo sin rodeos.
Eso mató cualquier culpa que sintiera. Ella ya sabía que, aunque
estaba dispuesto a brindar mi apoyo, no quería esta boda. No había
visto al chico con el que se iba a casar más de unas veces, y cada una
de esas veces, no me gustaba especialmente. Pero estaba atribuyéndolo
a la protección de un hermano mayor sobre su hermana pequeña, y ella
también, así que fue fácil persuadirme de estar de su lado. Mientras la
hiciera feliz, no iba a formular ninguna objeción.
—No hablemos de Chris en este momento —dije. Lo que no dije
fue que arruinaría mi estado de ánimo.
—Tampoco estás comiendo. La comida ha estado sobre la mesa
por casi diez minutos y parece que estás en otro lado. Ni siquiera viste
cuando llegó.
Le di una sonrisa tímida. —Lo siento, María. Tienes razón, estoy
un poco preocupado.
María se encogió de hombros. —Está bien por mí. Entonces, ¿de
qué quieres hablar? ¿Realmente vas a decirme qué es lo que te tiene de
tan buen humor?
37

—¿Estoy de buen humor? —pregunté, sorprendido.


Ella asintió lentamente. —Estoy bastante segura. Aunque estas
Página

distraído, definitivamente parece que no eres infeliz.


Me mordí el labio. No me había dado cuenta de que eso era lo que
se veía en mi cara. En realidad, mi estado de ánimo era complicado, ni
siquiera tenía palabras para eso.
Sin embargo, era María y ella y yo teníamos la suficientemente
confianza como para hablar sobre cualquier cosa. Entonces, después de
algunas dudas, decidí decírselo.
—¿Recuerdas cuando estaba en la universidad, a una mujer con
la que salía?
—¿Brooklyn? —dijo con sorpresa—. ¿Cómo podría olvidarla? Era
una de las buenas. Y luego, rompiste su corazón. —Me frunció el ceño.
Dije nerviosamente—: Sí, bueno... cuando me enviaste a pedir esa
cita, por casualidad me encuentre con ella en el camino. Estaba
ocupada, así que conseguí su número y la invité a un trago la noche
anterior. No obstante, no me ha hablado desde entonces. —No le dije a
propósito de que nos encontramos en la tienda nupcial.
Me miró con sorpresa. —¿En verdad? ¿Entonces es la razón por la
que has estado mirando tu celular como si estuvieras esperando que
llame o envíe un mensaje de texto o algo así? ¡Abe, no puedes hacer eso!
Me sorprendió un poco su vehemencia, mis cejas se alzaron. Miré
cuidadosamente a mi hermana. Por lo que sabía, no creía que le
disgustara Brooklyn.
—¿Por qué? —pregunté, curioso acerca de su respuesta.
—¿Cómo puedes preguntarme por qué? —respondió—. Ya te lo
dije, era amable. No conviví mucho con ella, porque no nos dejabas
verla a menudo, pero no me desagradaba en particular. Sin embargo,
no puedes comprometerte con ella, Abe, y lo sabes. Es la razón por la
que rompiste el corazón de esa pobre chica antes, así que por favor no
vuelvas a hacerlo o eso te convierte en un imbécil.
Aplané los labios y me recliné en mi silla, frunciendo el ceño a mi
hermana. Sus palabras fueron completamente razonables. En realidad,
no me había dado cuenta de que ella conocía tantos detalles sobre todo
el asunto. La familia había venido a California unas cuantas veces
mientras yo estaba en la USC y fue entonces cuando María se había
encontrado con Brooklyn, pero solo había sido unas pocas veces, y cada
una durante un corto período de tiempo. Sin mencionar que mi
hermana solo tenía dieciséis años y estaba en la pubertad y casi no se
interesaba por nada que no fuera ella.
—¿Qué esperabas que hiciera? —pregunté—. ¿Ignorarla cuando
nos vimos?
—Sí —dijo sin rodeos—. Deberías haberla ignorado por completo
en lugar de intentar acercarte de inmediato a ella, ¿cómo podría eso ser
38

peor? O mejor aún, deberías haberte disculpado con esa pobre mujer y
luego haberla dejado en paz y sola.
Página

—Está bien —murmuré, sintiéndome un poco amargado.


—Entonces bien por ella. ¿No me digas que esperabas que ella
fuera como tú? Incapaz de mantener una relación porque estás viviendo
en el pasado. ¿No sería eso demasiado doloroso para ella? Eres mi
hermano, Abe, pero no voy a estar de tu lado con esto.
Arqueé una ceja, sintiendo que esta conversación era muy
irónica. No era exactamente lo mismo que ahora, pero la esencia era la
misma de cuando me había contado sobre Chris, después de conocerlo
un par de veces cuando todavía era su novio. No me gustó, pero logró
convencerme. No tenía intención de convencer a mi hermana para que
aceptara mis decisiones. Ella era mi hermana pequeña, y además de mi
madre, una de las mujeres más importantes de mi vida, pero no tenía
voto en mis decisiones.
—Puede que no me vuelva a ver después de ayer —dije
despreocupadamente con un encogimiento de hombros—. Así que no
tienes que preocuparte innecesariamente.
—¿Le hiciste algo? —preguntó ella sospechosamente,
entrecerrando los ojos.
—No le hice nada —dije con un encogimiento de hombros
indefenso, ignorando la delgada cadena de culpabilidad que tiraba de
mi pecho—. Realmente solo fuimos a tomar algo, y luego subió a un
taxi. No estoy seguro de que haya llegado bien a su casa, porque no
pude seguirla exactamente.
Es más como si quisiera seguirla, pero fue demasiado rápida y no
sabía dónde se estaba quedando mientras estaba en la ciudad. No
pensé que fuera con Nora, ¿tal vez un hotel?
¿Qué habría hecho si pudiera haberla seguido?
Mis pensamientos se volvieron salvajes. ¿Si yo... la hubiera
seguido a su habitación, me habría invitado a entrar? Probablemente.
Hubiera intentado continuar lo que empecé en el club, y me pregunté si
Brooklyn habría objetado o no. Le habría quitado su chaqueta, luego
ese vestido rojo que se adhería deliciosamente a sus curvas, y la habría
llevado a la cama...
Mi cuerpo se calentó mientras la fantasía continuaba. Recogí la
copa de vino que ya me habían servido y bebí un sorbo. Brooklyn no era
la única todavía sensible. De solo un beso, me había dejado medio duro
en mis pantalones. Había intentado salir varias veces desde que
rompimos, pero nunca pude soportar a las mujeres con las que mi
madre trató de juntarme y nunca intenté tocarlas. Por lo tanto, en los
últimos años me había acostumbrado a mi mano derecha para lidiar
con mi frustración y pronto me aburrí de las presentaciones de una
noche y quería tener un poco más de conexión. Me gusta cerrar los ojos
y parpadear un par de veces y tener un alivio que me dejaría
boquiabierto. Ninguna. Ninguna mujer había hecho eso por mí. Pero el
39

hecho de que no salía a menudo no significaba que estuviese reprimido.


Página

Sintiendo su cuerpo suave y cálido presionado contra mí, su sabor en


mi lengua y su aroma en mi nariz... Era exactamente lo que había
estado esperando.
—Abe, espero que me estés escuchando —dijo María en tono de
advertencia.
La miré, alejándome de esas fantasías. Me sentí un poco
incómodo, abochornado y me mantuve quieto cuando mis pensamientos
hicieron que mis pantalones se sintieran apretados en mi entrepierna.
Me sentía un poco horrorizado por mi falta de control. ¿Qué estaba
pensando exactamente en frente de mi hermana pequeña?
—Te escuché bien esta vez, María, —aseguré—. Pero no hay
necesidad de que te preocupes.
Entrecerró los ojos, sin parecer tranquila en absoluto. —Todavía
estás planeando verla, ¿verdad?
—Si puedo, no voy a renunciar a la oportunidad —dije con
sinceridad—. Sé lo que pasó antes y mucho mejor que tú, María. Tal vez
he cambiado.
No estaba del todo seguro de eso, pero de lo que definitivamente
estaba seguro era de cómo Brooklyn me hizo sentir y de cómo ella era
única en su clase. En las otras relaciones siempre me pareció que solo
estaba tratando de reemplazarla, y de todos modos no funcionó.
—Escúchame, Abe —dijo María, abandonando su comida e
inclinándose hacia atrás en su silla como yo, cruzando los brazos sobre
su pecho—. Cuando conocí a Chris, nunca pensé que nos acercaríamos
tan rápido.
Fruncí el ceño, preguntándome por qué de repente estaba
hablando de él. Abrí la boca para objetar, pero levantó una mano y me
detuvo.
—Ahora Chris es el tipo de hombre que sabe lo que quiere y va
por ello sin dudarlo. Es el tipo de hombre que está comprometido, el
tipo de hombre que muchas mujeres querrían simplemente por esa
cualidad. ¿Sabes lo que me dijo cuando me propuso matrimonio? Que
estaba seguro de que quería pasar el resto de su vida conmigo. ¿Puedes
compararte con eso?
Puse los ojos en blanco ante la ingenuidad de mi hermana. No
dudé de que Chris estuviera comprometido, pero estaba seguro de que
solo buscaba una cosa, y ese era el dinero de nuestra familia. Si bien no
sabía lo que hacía, y parecía tener algunos fondos, su nivel no estaba ni
cerca de los de nuestra familia.
Aun así, al pensar en lo rápido que se movía, no pude evitar
sentirme decepcionado. Parecía más viejo de lo que yo había sido en ese
entonces —otra razón por la que no me gustaba especialmente por mi
40

hermana de veintiún años— y había tomado la decisión de casarse tan


rápido. Fuera lo que fuera lo que realmente buscaba, no era el tipo de
Página

hombre que dudaba, eso era seguro.


Sin embargo, estuve con Brooklyn a lo largo de tres años, y ella
debe haber pensado que terminaríamos casados, solo para que el
resultado final fuera terminar de la manera en que lo hizo. Debería
haber manejado las cosas mejor en ese entonces, lo sabía. Pero, eso no
significaba que iba a permanecer lejos de Brooklyn ahora.
Esta vez, estaba decidido a no rendirme tan fácilmente. No solo
estaba avanzando sin pensar, impulsivamente. En todo momento desde
que la vi, había estado pensando en ello, y me preguntaba por qué no
podíamos resolver algo.

41
Página
7 Traducido por Larissa
Corregido por maggiih

Brooklyn
Me senté a un lado y vi a Nora hablar con el planificador de bodas
que había contratado. No estábamos caminando mucho hoy, solo tenía
que atender esta reunión, y quería que la acompañara, así que no pude
negarme. Además, no me quedaban tantos días libres, y la razón por la
que me tomaba tanto tiempo libre era pasar tiempo con ella, incluso si
era solo que se sentaba mientras manejaba sus asuntos.
Por mucho que tratar con un hiper mejor amigo era molesto,
sabía que la extrañaría cuando me fuera.
Mi celular vibró en mi bolso. Estaba tratando de alcanzarlo,
cuando un toque repentino en mi hombro me sobresaltó, y levanté la
vista para ver a Nora sentarse en la silla frente a mí.
—Oye —dijo, sonriéndome—. Perdón por dejarte sola así,
aburrida.
Suspiré y me recliné en mi asiento, cruzando mis piernas y brazos
mientras arqueaba una ceja hacia ella. —Sabes, si lo sientes, entonces
podrías haberme dejado solo dormir. ¿Por qué tenías que despertarme
esta mañana, eh?
—No es que te haya despertado temprano, por una vez —replicó—
. Estabas prácticamente fuera de la cama cuando aparecí, y te di de
comer tanto para el desayuno como para el almuerzo, así que sé un
poco más agradecido, ¿sí?
Puse los ojos en blanco, pero tuve que ceder. Había sido un poco
más considerada hoy. Anoche me había bebido lo suficiente como para
tener un poco de resaca y, después de dormir, me había recogido y me
había traído algunos medicamentos y comida grasosa para despertarme
de la resaca. Siendo la buena amiga que era, ni siquiera preguntó lo que
pasó anoche, y no estaba segura de si quería mencionarlo. El beso de
Abe, no, lo que hice después de eso. Solo de pensarlo me hizo sonrojar.
—No estoy tan aburrida —dije honestamente—. Este es un lugar
agradable, tranquilo con una buena vista.
42

Ella asintió, mirando a su alrededor. —Quería tener mi boda en


este hotel, originalmente. Es hermoso, especialmente el jardín. Y me
Página

encanta que esté a la vista desde aquí, pensé que podríamos celebrar la
ceremonia aquí, luego cruzar al jardín para la primera parte de la
recepción, y luego avanzar al hotel para la fiesta posterior de la noche...
La idea que pintó fue buena. Técnicamente aún estábamos dentro
del hotel, pero la pared exterior había sido empujada hacia atrás en el
primer piso y reemplazada con vidrio. Estábamos a la sombra y aún
podíamos sentir la brisa que soplaba desde el exterior, sin mencionar el
precioso jardín. Si pudiera, me hubiera encantado tener mi propia boda
en el hotel también. Lo único negativo era el clima frío.
—Entonces, ¿por qué no la tienes aquí?
Suspiró. —Eso es lo que intento tratar con el planificador hoy.
Prácticamente todo lo demás está listo en este momento, tengo otro
lugar y no me dirían que no, pero todavía quiero conseguir este lugar.
Ella es buena, sin embargo, y está tratando de conseguirme un buen
trato.
—¿Es el dinero? —pregunté, frunciendo el ceño.
—No, no el dinero. Quiero decir, es bastante caro, es cierto, pero
con lo que obtienes, creo que es muy razonable. Conseguir un lugar que
se vea tan bien en la ciudad de Nueva York no es fácil, ¿sabes?
—Entonces, el problema es...
—No estoy realmente segura. No creo que esté sucediendo nada
aquí en la fecha de la boda. La planificadora no lo dejó claro, pero dijo
que lo manejaría.
—¿Ya terminaste?
—No, está trayendo algunos documentos para que los revise.
—Frunció el ceño, parecía preocupada—. Si no quieres quedarte,
siéntete libre de irte, ¿sí? Puedes volver y dormir, o algo. O dar un paseo
por la ciudad, estoy segura de que te encantaría.
Sí, me hubiera encantado hacer un recorrido, excepto que no era
nativa y no quería conducir por todos lados. No sabía por dónde
empezar a hacer un recorrido por la ciudad, Nora había prometido
llevarme cuando me pidió que fuera, pero nunca hubo tiempo. Antes de
que pudiera recordarle este hecho, y el hecho de que ella era la única
nativa que conocía, la planificadora había regresado y la había llamado.
Nora me saludó y luego se apresuró a regresar a sus asientos. Solo la vi
irse con un suspiro.
Entonces, una idea vino a la mente. Técnicamente, ella no es la
única persona aquí que conozco.
Probablemente era una mala idea, pero saqué mi celular y dudé.
¿Abe estaría interesado en darme una visita? Era sábado, pero todavía
debería estar ocupado con el trabajo, ¿verdad? ¿Quería acercarme a él?
Los pensamientos se arremolinaban en mi mente, y distraídamente
43

encendí la pantalla de mi celular, solo para sorprenderme cuando lo


revisé y vi que tenía un mensaje.
Página

De Abe.
Debe haber sido la vibración de antes de que Nora me haya
distraído. Abrí la pantalla y abrí el texto. Era un saludo simple, y me
mordí el labio mientras escribía 'hola' y pulsaba enviar. Mis manos se
tensaron en el celular, mi corazón latía acelerado. Tenía ganas de
burlarme de mí misma, porque estaba actuando de la misma manera
que antes de que él y yo nos reuniéramos, una chica joven que recibía
un mensaje de texto de alguien del que estaba enamorada.
Eres mejor que esto, me reprendí a mí misma. Por no mencionar
más vieja.
Además, se suponía que ayer sería la única vez que lo volvería a
ver. Especialmente después de cómo terminó la noche. No quería que
pensara que estaba desesperada y todavía lo estaba esperando después
de tanto tiempo. Sería muy humillante. Así que cortar el contacto antes
de que descubriera mi mentira sería lo mejor que podía hacer. Pero
cuando mi celular zumbó con otro mensaje, mi corazón dio un vuelco y
no pude controlarlo.
¿Estás ocupada?
Golpeé el borde del celular con mi uña mientras miraba a Nora.
Ella y la organizadora de bodas estaban absortas en algunos
documentos y probablemente se quedarían así por un tiempo. Fue solo
un mensaje de texto, así que no tuve que moverme...
Actualmente libre, envié de vuelta. ¿Qué necesitas?
Solo quería chatear. ¿Cómo te sientes hoy?
Bueno. Tengo que dormir, así que estoy feliz. ¿Espero que no
tengas resaca?
Esperé un poco, pero no hubo una respuesta inmediata. Me
mordí una de mis uñas mientras esperaba que entrara el nuevo
mensaje, pasando el dedo por la pantalla para evitar que se oscureciera.
Cuando llegó el texto, me hizo calentar la cara.
¿Puedo hablar de lo de anoche?
Me tragué el nudo en mi garganta. Sabía que era imposible, pero
aún me preguntaba si sabía lo que había hecho después de haberlo
dejado ayer. Me había masturbado una vez en la bañera, y luego otra
vez en la cama justo antes de quedarme dormida.
¿Qué tal anoche? Escribí de vuelta.
... ¿Qué hiciste cuando volviste a casa?
Mi corazón latía dolorosamente en mi pecho, y esta vez no pude
obligarme a responder. Después de un par de minutos, el celular volvió
a sonar.
No me digas que no recuerdas el beso.
44

¿Cómo podría olvidarlo? Escribí y envié impulsivamente, solo para


Página

querer pegarme después.


Continuamos enviando mensajes de texto por un largo tiempo.
Mucho de eso sonaba como un coqueteo, y siguió hablando de anoche,
lo que me hizo preguntarme si se estaba moviendo a territorio sexting.
Me tranquilicé después de un rato, e incluso pude sonreír un poco,
sintiéndome nostálgica por los viejos tiempos en que nos enviábamos
mensajes de texto todo el día, incluso antes de que nos reuniéramos.
Algunas veces, soltaba una risita, recordando amortiguar el sonido
porque no estaba sola y no quería molestar a Nora.
¿Estás ocupada por el resto del fin de semana?
La pregunta fue un poco sorpresiva. Estuvimos perdiendo el
tiempo por unos minutos, así que la repentina pregunta que salió de la
nada me hizo detenerme un momento. Miré a la todavía ocupada Nora,
y decidí que podría estar libre mañana.
Nada, ¿por qué?
Voy a una cata de vinos. ¿Quieres venir?
Su respuesta fue inmediata, y me hizo ampliar mis ojos un poco.
A la velocidad de la invitación y al hecho de que me estaba invitando en
absoluto. Esto significaba que Abe... realmente quería pasar tiempo
conmigo, ¿verdad?
¿Dónde está esta cosa de degustación de vinos?
Es un poco gracioso, pero está en Long Island. Puedo conseguirte
un boleto y puedes estar allí esta noche, ¿qué dices?
Me mordí el labio, dudando. Había una parte de mí que realmente
quería ir. Todavía me preocupaba Abe, y de todos modos no lo estaría
viendo después de que todo este asunto de la boda terminara.
Simplemente desaparecería y le haría pensar que era una mujer casada.
Para alguien de sus recursos, descubrir que era una mentira no sería
difícil, pero ¿tal vez él también enterraría las cosas, para que ambos
tengamos un descanso limpio?
Debería ir... o no debería ir. Me sentí indecisa, y con buenas
razones. Por mucho que me gustaría ir a Long Island, estaría allí con
Abe de todas las personas. Tampoco estaba muy bien con él pagando mi
boleto, porque me hizo sentir que le debía algo. Pero, de alguna manera,
podría decir que él también me debe algo. Y pensando de esa manera,
no había absolutamente ninguna razón para que me negara.
—¡Brooklyn!
Miré la llamada de Nora para verla caminar hacia mí con una
sonrisa en su rostro. Mis cejas se dispararon y le devolví la sonrisa
cuando me levanté.
—¿Estoy adivinando algunas buenas noticias?
45

—¡Sí! ¡La mejor de todas! Todavía no está escrito en piedra, la


planificadora me responderá, ¡pero mi boda podría ocurrir en este
Página

hermoso lugar!
—Tu boda está a apenas una semana de distancia. ¿No es esto
cortarlo un poco?
Me dio una ligera palmada en el hombro. —Ya te lo dije, tengo un
lugar. Pero si pudiera llegar a un lugar mejor, ¿por qué iba a objetar? Se
podría decir que este lugar fue mi plan original, pero primero me
aseguré el plan B. Ah, y te dejaré sola para que mañana hagas lo que
quieras. Tengo que ir a hablar con mis padres y probablemente estaré
allí todo el día.
—Está bien —dije lentamente, recogiendo mi bolso—. Pensaré en
algo que hacer.
Como para recordarme que todavía no había dado una respuesta
directa, mi celular vibró y revisé el mensaje más reciente.
—Si te preocupa el boleto, puedes devolverme el dinero más tarde.
La cata de vinos no es un gran evento, pero he ido antes y es increíble.
Deberías venir.
Me mordí el labio y le disparé un texto rápido.
Seguro. Envíame los detalles en el boleto.
—¿A quién le estás enviando mensajes de texto? —preguntó Nora.
Le sonreí mientras ponía el teléfono en mi bolso. —No es asunto
tuyo —dije en broma.
Entrecerró los ojos, y estaba segura de que podía adivinar, pero
no dijo nada y yo tampoco.

46
Página
8 Traducción por micafp_2530
Corregido por maggiih

Abe
Recibí el visto bueno de Brooklyn, y luego sonreí como un idiota.
Pero ya estaba en casa y solo, así que no era como si hubiera alguien
allí para ver y criticarme por ello.
Boletos, me recordé a mí mismo, saltando. Sin mencionar que
necesitaba empacar.
Fui a mi estudio donde todavía tenía mi laptop abierta, aunque la
pantalla se había quedado dormida. Conocía la cata de vinos incluso
durante un par de semanas, y había planeado ir solo porque no tenía
una cita para llevar a esta. Ahora que Brooklyn me acompañaría, no
podía estar más feliz. Me senté en mi computadora portátil y abrí el sitio
web de los aeropuertos, con mi celular cerca. Con tan poco aviso, el
vuelo podría haberse llenado y estaba listo para negociar un trato.
Además, le dije a Brooklyn una pequeña mentira piadosa. Si le
digo a donde realmente vamos, nunca estaría de acuerdo y yo tendría la
oportunidad de hacer las cosas bien. Había sido un cobarde hasta
ahora, pretendiendo que no significaba tanto para mí. El escenario tenía
que ser correcto para compensar seis años de ser un maldito tonto.
Diez minutos después, le envié a Brooklyn un mensaje de texto de
que la recogería en media hora. Un minuto después, ella me dejó saber
dónde recogerla. Fruncí el ceño, preguntándome por qué no podía dejar
que la recogiera donde fuera que se estuviera quedando. El lugar donde
quería que la recogiera estaba cerca de la tienda de novias, donde nos
encontramos, y estaba jodidamente seguro de que no se quedaba cerca
de allí. No había hoteles cerca, y si recordaba eso, Nora estaba a media
hora de allí.
Lo que sea. Aceptó ir, así que eso era todo lo que importaba.
Fui a mi habitación para empacar una maleta. Me apresuré y, en
quince minutos, terminé y salí de mi lugar. Ya había llamado a un
conductor, y la limusina me estaba esperando afuera. Tan pronto como
salí, el conductor recogió mi maleta, me condujo hasta el auto y me
abrió la puerta de atrás. Me senté adentro y le dije dónde recoger a
47

Brooklyn. Afortunadamente, estaba de camino. Era un poco tarde en la


Página

tarde, pero aun así logramos superar el tráfico de la hora pico.


Mis ojos miraban hacia afuera cuando la limusina se detuvo, y la
vi. Se me cortó la respiración y mi corazón comenzó a latir
aceleradamente en mi pecho. Dejé que el conductor cogiera su maleta, y
me deslicé cuando le abrieron la puerta. Ella se sentó adentro, y le
sonreí abiertamente.
—Te ves sexy como siempre.
El vestido en el que estaba hoy era diferente al último. Era de un
azul oscuro que llegaba hasta sus rodillas, mostrando sus piernas
sexys, y un par de sandalias de tiras negras en sus pies. Llevaba una
chaqueta que había envuelto alrededor de ella, pero mientras estaba
sentada en el auto, la dejó caer para rodearla. El cuello del vestido era
un escote en V bajo que mostraba su escote, y mis ojos naturalmente
cayeron sobre él.
—Gracias —dijo con una sonrisa tímida.
—Vamos a estar en Cali pronto y hace mucho más calor allí...
¡Mierda!
Planeé contárselo en el aeropuerto.
—No puedo ir todo el camino hasta allí. La boda y todo. Me dijiste
Long Island, hay una gran diferencia entre Long Island y Nueva York.
Llegaremos a la noche, ¿verdad?
—Lo sé, pero incluso por la noche el aire todavía está más cálido
de lo que está aquí.
—En serio Abe, ¿crees que es lo único que me preocupa en este
momento? ¿Cuánto tiempo vamos a estar allí?
—Solo mañana. Regresaremos el lunes por la mañana, y
estaremos en el país del vino la mayor parte de mañana.
Asintió pensativa, cruzando las piernas. —Eso es bueno,
entonces. Tengo suficientes trajes. Pensé que tendría que regresar a
casa para obtener más o que me perdería la boda. —Ella giró su cabeza
para mirarme—. ¿A dónde vamos exactamente?
Mis ojos habían sido pegados a la longitud de sus piernas, pero
ante su pregunta, levanté la vista.
—Me hubiera encantado llevarte a Silicon Valley —dije con un
suspiro—. Es realmente hermoso allí en esta época del año, pero el
evento es en Napa Valley. Sin embargo, no se queda corto, así que creo
que te encantará. ¿O alguna vez has estado allí?
Ella arqueó una ceja hacia mí. —Mi familia no se acerca al nivel
de la tuya, por supuesto que nunca he estado en un evento de cata de
vinos. Aunque he querido ir a uno por un tiempo. De todos modos,
nunca podría encontrar el tiempo. Y no es que esté tan loca por el vino,
48

así que no lloro exactamente por eso.


Página
—Creo que te va a gustar, sin embargo. Además de los vinos,
habrá mucha comida y la vista es increíble. Sin mencionar que
definitivamente será cálido. ¿Alguna vez has bebido vino?
Ella entornó los ojos. —Supongo que, en los eventos de la
compañía del trabajo, pero no puedo contarte nada sobre ellos aparte
de que el sabor no fue terrible.
Me reí entre dientes, lanzando un brazo detrás de ella en el
asiento, y deslizándome más cerca en el proceso. —Entonces déjame
decirte todo lo que necesitas saber.
Brooklyn escuchó atentamente mientras le contaba todo lo que
sabía sobre los vinos. La verdad era que no necesitaba saber tanto para
disfrutar el evento del vino, pero me gustaba contarle sus cosas, porque
siempre me había prestado atención.
Cuando llegamos al aeropuerto, el conductor abrió la puerta para
que los dos saliéramos y sacó nuestro equipaje. Pasamos por el proceso
sin problemas y para las cinco estábamos sentados en el avión.
—¿Tenías que conseguir boletos de primera clase? —preguntó
Brooklyn, arqueando una ceja—. Nunca había tomado la primera clase.
Le di una sonrisa tímida, pero la verdad era que nunca había
estado en primera clase cada vez que estaba en un avión. En realidad,
desde que terminé la universidad, había estado volando en el jet privado
de la familia, así que había pasado un tiempo para mí. Pero los asientos
eran cómodos y no quería hacer la diferencia entre Brooklyn y yo tan
obvia.
—No te preocupes por el boleto —dije, dándole palmaditas en la
mano—. Vamos a divertirnos, así que solo concéntrate en eso, ¿está
bien? ¿Qué te gustaría hacer hasta que lleguemos allí? ¿Tal vez dormir?
Ella sacudió su cabeza. —No, puedo dormir una vez que
lleguemos a Cali, no debería ser demasiado tarde. —Luego hizo una
pausa—. Espera, no pregunté nada sobre este vuelo.
—Es un vuelo exprés, así que no hay necesidad de preocuparse.
El vuelo debería durar tal vez seis o siete horas hasta San Francisco, lo
siento, no pude ir más rápido.
Ella puso los ojos en blanco. —En serio, voy a estar agotada
cuando regrese. Abe, odio la idea de que me hayas mentido. Pero eso no
significa que no esté emocionada, pero es un mal momento, ¿sabes?
Le di unas palmaditas en el pelo suavemente en señal de
disculpa. Ella no se alejó de mi toque. En todo caso, se inclinó más
cerca, y me hizo sonreír.
Las asistentes de vuelo comenzaron a caminar, asegurándose de
que los pasajeros tenían sus cinturones de seguridad en preparación
49

para el despegue. Ayudé a Brooklyn a poner el suyo, luego me puse el


mío. Varios minutos después, mientras el avión estaba en el aire,
Página

trajeron la comida y las bebidas.


No tenía hambre, pero vi a Brooklyn comer con deleite,
sonriéndole todo el tiempo. Me pregunté, no por primera vez en los
últimos seis años, por qué demonios la dejé ir.
No puedo volver a cometer el mismo error, pensé, perdiendo la
sonrisa.
—Oye. —preguntó Brooklyn, sacándome de mis pensamientos—.
¿Tienes un panfleto o algo así para poder ver dónde vamos a estar?
—¿Lo tengo? —pensé—. Creo que recibí uno con la invitación
hace un tiempo.
Revisé los bolsillos de mi abrigo. Tenía la invitación en una
carpeta en mi bolsillo, y cuando la saqué y la miré, encontré lo que
estaba buscando. Le pasé el panfleto a Brooklyn para que ella pudiera
examinarlo. Parecía absolutamente encantada, e imaginé cómo sería
cuando llegáramos allí.
Este era el tipo de cosa que hubiera deseado tener más tiempo
para hacer. Mis padres no me interrumpieron ni nada mientras estaba
en la universidad, pero estaba tratando de no comportarme como el hijo
de una familia rica que era, así que siempre sentí que no le había dado
a Brooklyn todo lo que ella merecía mientras estábamos saliendo.
Todavía amaba los recuerdos que hicimos en aquel entonces, pero tener
la oportunidad de hacer más significaba mucho para mí.
Aun así, mi corazón estaba intranquilo, porque no pude evitar
recordar las palabras anteriores de María. Cuando terminamos de
almorzar y nos separamos, me volvió a decir que me mantuviera alejada
de Brooklyn. Claramente, sin embargo, no pude hacerlo, porque no
mucho después, le envié un mensaje, y aquí estábamos, saliendo en
una cita, incluso si ella no lo sabía.
Tenía algunos documentos que había traído. Tenía algo de trabajo
que hacer mientras estaba en California. El evento de cata de vinos no
era algo que estuviera haciendo puramente por el placer de hacerlo,
después de todo. Había algunas personas presentes con las que tendría
que hablar, por lo que era un accesorio conveniente. Estuve trabajando
en el trato desde hace un mes, así que incluso con Brooklyn como una
distracción, no podía permitir que las cosas salieran mal.
Mientras estaba en el medio de revisar los documentos, sin
embargo, sentí que algo caía sobre mi hombro. Miré hacia allí,
sorprendido, y luego me divertí, al encontrar que Brooklyn había
cabeceado sobre mi hombro con el panfleto todavía sostenido en sus
manos. Suspiré y lo alcancé para que no lo soltara, luego levanté el
brazo del asiento para quitarlo del camino y le rodeé los hombros con el
brazo, acercándome a ella mientras dormía, recostándome en mi propio
asiento para que ella esté cómoda. Todavía quedaba un largo camino
por recorrer antes de aterrizar.
50

Con la otra mano, sostuve los papeles e intenté leerlos. Pero


Página

pronto, ni siquiera pude enfocarme porque toda mi atención estaba en


la mujer que dormía en mis brazos. Agaché la cabeza y cerré los ojos
mientras enterraba la cara en su pelo, respirando su aroma.
Apenas ha cambiado, pensé, la sensación de satisfacción cálida
en mi pecho.
Guardé los documentos, tratando de empujarla lo menos posible,
luego la rodeé con mis brazos, apoyé mi cabeza contra la de ella y cerré
los ojos. No pensé que podía dormir, pero todavía me sentía relajado.
¿Cuándo fue la última vez que realmente me relajé? No tenía ni
idea. Por lo general, mis días consistían en trabajo, trabajo y más
trabajo. Cuando no estaba trabajando, estaba comiendo o durmiendo, o
conociendo a otras personas, por una bebida o lo que sea, y todavía
estoy hablando de trabajo. El cuidado de un imperio familiar no era algo
simple después de todo.
Sin embargo, en ese momento con Brooklyn, donde podía
recostarme y relajarme, y no pensar en el trabajo, era lo más feliz que
recordaba haber sido en mucho tiempo.
Brooklyn, realmente no voy a dejarte ir. La idea se llenó de cierta
ansiedad, porque no importaba cuánto lo deseara, si todavía pasaría o
no estaba todavía en el aire. Haría lo que pudiera, pero si no me
encontraba a mitad de camino, entonces ya no habría nada entre
nosotros. Estaba claro que solo estaba en Nueva York temporalmente, y
una vez que regresara a casa, volver a encontrarse podría ser imposible.
Siempre, estaba acostumbrado a obtener las cosas que quería,
porque no sabía cómo rendirme, y no me gustaba rendirme. Sin
embargo, Brooklyn no era nada de eso. Si, al final de todo, realmente no
pudiera recuperarla... tendría que verla alejarse de mí otra vez, y no
estaba segura de cómo sobreviviría intacta por segunda vez.

51
Página
9 Traducido por Gerald
Corregido por maggiih

Brooklyn
Parpadeé y abrí los ojos, y por un momento me pregunté dónde
estaba. Me sentí caliente y cómoda, y no quería moverme, pero al mirar
alrededor recordé dónde estaba.
En un avión de camino a California. Con Abe.
Mis ojos se agrandaron y fui a moverme, solo para ser retenida
cuando los brazos se apretaban a mí alrededor, manteniéndome en su
lugar. En un momento, entendí la situación en la que estaba y sentí que
mi cara se calentaba en un sonrojo.
¿Por qué demonios estoy tendida en los brazos de Abe?
Me mantuve completamente inmóvil, pero en el interior, estaba en
crisis. Acostada así de cerca de Abe me trajo recuerdos que no quería
tener en mi mente en ese momento. Tenía una visión clara de lo que
estaba haciendo al acercarme a Abe de nuevo. Era para que pudiera
olvidarlo, no acercarme solo para que me doliera más. Después de un
largo momento, traté de luchar nuevamente para que me dejara ir.
Logré girarme y levanté la cabeza, solo para congelarme una vez más
cuando vi sus ojos bien abiertos y mirándome fijamente.
Una lenta sonrisa se extendió en su rostro. —Oh, estas despierta.
Pensé que solo te estabas moviendo mientras dormías otra vez.
Mi cara se sonrojó aún más, y me retorcí de nuevo. —Por favor,
déjame ir ahora —murmuré.
Se rió entre dientes, su pecho retumbó, y conmigo tan cerca de él,
me hizo temblar. Cuando me soltó, ni siquiera podía pretender estar
relajada. Salté hacia atrás en mi asiento con los brazos cruzados sobre
mi pecho, apoyándome contra la ventana para estar lo más lejos posible
de él.
Abe solo me miró divertido, y miré alrededor. No podía recordar
cuándo me dormí, pero sabía que había estado buscando un folleto
para el evento del vino.
52

—¿Dejé caer el folleto? —pregunté, mirando alrededor, tratando


de calmar mi corazón que latía rápido.
Página

—No, no lo hiciste. Lo guardé.


Lo sacó y me lo entregó, lo abrí y lo sostuve en mi cara,
escondiéndome de su vista.
Mierda. ¡Esa no era la imagen que quería mostrarle!
Escuché unos papeles a mi lado y bajé el folleto lo suficiente como
para mirar a Abe. Parecía completamente imperturbable, con las
piernas cruzadas y una expresión seria en su rostro mientras miraba
algunos papeles.
¿Realmente sigue trabajando? Resoplé silenciosamente, pero le
fruncí el ceño. ¿Realmente nunca se relajó?
Después de que me enteré de sus antecedentes, hice un poco de
investigación independiente, pero toda mi investigación consistió en
revisar novelas y navegar por Internet. Todo fue al principio, cuando
aún sentía esperanza. Pensé que Abe cambiaría de opinión y vendría a
buscarme, y quería saber cómo sería su vida a partir de ese momento.
Había tenido fantasías de que podía ayudarlo de alguna manera, porque
ambos nos habíamos graduado en negocios.
Sin embargo, el alcance de su trabajo era mucho más alto de lo
que terminé haciendo. Y hasta cierto punto, sabía que incluso si nos
hubiésemos quedado juntos, podría no haber tenido suficiente tiempo
para pasar conmigo de todos modos. No me hubiera importado, aún así,
pero él había tomado su decisión.
Observándolo en ese momento mientras trabajaba, mi corazón se
sentía complicado.
Me desperté justo a tiempo, porque no mucho después, la azafata
vino para asegurarse de que todos tuvieran puestos sus cinturones de
seguridad. Estábamos a punto de aterrizar. Me sorprendió cuánto
tiempo debí haber dormido porque el vuelo ya había terminado, pero me
sentía emocionada.
—Quédate cerca de mí para que no te pierdas cuando bajemos del
avión, ¿de acuerdo?
Le fruncí el ceño a Abe. —¿Estás tratando de ser gracioso? ¿Por
qué demonios me perdería aquí?
Es posible que no haya vivido en San Fran toda mi vida, pero hice
muchas giras por todo el estado. Vivía en los suburbios donde nunca
pasaba nada, así que había viajado bastante después de graduarme de
la universidad.
—No sabes a dónde vamos, ¿verdad? —preguntó, arqueando una
ceja.
—¿A un hotel? Podrías simplemente darme el nombre, si nos
separamos, lo encontraré sola. —En realidad, algún tiempo alejada de él
podría hacerme sentir mejor. Me dirigía por un agujero de conejo del
53

que necesitaba alejarme.


Página
Sin embargo, Abe no me tomó en serio, rodando sus ojos hacia
mí. —No nos estamos separando, así que no hay nada de malo,
¿verdad?
Respiré hondo y aparté la vista mientras me ponía el cinturón de
seguridad esta vez.
Media hora más tarde, estábamos saliendo de la terminal del
aeropuerto. Abe había pensado en el futuro y ya tenía un auto
esperándonos. Esta vez no era una limusina, pero cuando nos
sentamos en la parte de atrás, noté que había una partición entre la
parte delantera y trasera del auto, así que no pudimos ver al conductor.
Abe debe realmente disfrutar de su privacidad.
—¿A dónde vamos? —pregunté con curiosidad, relajándome en mi
asiento.
—Hay una ciudad pintoresca a poca distancia en automóvil del
viñedo, donde reservé nuestros alojamientos. El evento se llevará a cabo
en el viñedo, estaremos en un jardín con vistas a él para que podamos
disfrutar del sitio cómodamente. Conozco al organizador del evento, los
he conocido antes, así que puedo asegurarles que la van a pasar bien.
Solo sabía de los eventos de cata de vinos al verlos en la televisión
y escucharlos de los amigos de mis padres, pero creía que se lo habría
dicho.
—¿Cuánto tiempo hasta que lleguemos allí?
—A la velocidad a la que vamos, será un poco más de una hora.
Tengo un automóvil esperándonos, así que nos dirigiremos al evento.
Debiste haber revisado el folleto para que sepas que el evento
comenzará a media mañana y terminará a última hora de la tarde.
Tendremos el desayuno y la cena en la posada en la que nos
alojaremos, y se proporcionará el almuerzo durante el evento.
—¿Nos quedamos en una posada? —pregunté, interrumpiéndolo
antes de que pudiera continuar.
—Sí. No hay hoteles grandes a los que vamos, pero creo que te
gustará la posada.
Una vez más, tomaría su palabra por ello.
El viaje continuó en silencio. Abe estaba trabajando de nuevo, y
jugué en mi celular todo el tiempo. Navegué un poco en internet para
obtener más información. Ni siquiera estaba segura de cómo iba a
llevarme mañana. Había estado en algunos eventos de la compañía y
sabía cómo actuar ante una multitud, pero tenía la sensación de que la
multitud a la que estábamos a punto de ir y de unirnos sería diferente
de la que había estado antes.
Miraba a Abe de vez en cuando, pero nunca levantó la vista de
54

sus papeles. En un momento, me perdí solo mirándolo.


Página

Realmente ha cambiado, ¿no es así?


Antes, había pensado que era el mismo. Pero el Abe que
recordaba, aunque era bueno estudiando, se quejaba de eso antes de
que realmente lo lograra, y yo estaba allí para escuchar sus quejas la
mayor parte del tiempo. Pero en ese momento, se sentó con la espalda
recta, las piernas cruzadas y las manos sosteniendo los papeles, con
una expresión seria en su rostro. Solo con mirarlo, me di cuenta de que
había crecido y madurado con los años, y eso solo lo hacía más sexy.
Mierda. Estoy en problemas.
Me esforcé al máximo para no mirarlo, pero podía sentir que mi
cuerpo comenzaba a calentarse a medida que la fantasía tras la fantasía
pasaba por mi mente. Estaba empezando a pensar que leía demasiadas
historias en mi tiempo libre.
Cuando el auto se detuvo, me sentí aliviada. Estaba lista para
saltar, pero esperé pacientemente a que Abe saliera primero. Salí y eché
un buen vistazo a la posada, y mi aliento quedó atrapado en mi
garganta. Era un edificio en expansión con un solo piso. Era una
arquitectura de estilo Tudor pintada en crema y varios tonos de marrón.
Todo iluminado en la oscuridad se veía impresionante.
—Es muy bonito —murmuré.
—Lo es, ¿no es así? —dijo Abe.
Cuando lo miré, me estaba mirando fijamente, y cuando me di
cuenta de lo que quería decir, pude sentir mi cara calentarse en un
sonrojo.
—Vamos a entrar —dije, agarrando mi maleta y dirigiéndome a la
entrada.
Abe se limitó a reírse mientras me seguía. Tuve que retroceder
cuando nos movimos a la recepción para que Abe pudiera manejar la
reserva. Después de hablar con el asistente, le entregaron una llave y le
dieron instrucciones para llegar a la habitación. Minutos más tarde, nos
detuvimos frente a una puerta, y Abe me miró, sosteniendo la única
llave que le habían dado.
—Solo reservé una habitación —dijo, sin sonar en disculpa en
absoluto.
Fruncí el ceño. —¿No tienen habitaciones libres en absoluto?
¿Alguna vez preguntaste?
Me lanzó una mirada herida. —Por supuesto, pregunté. Pero
reservé mi habitación con anticipación, y esta es una de las posadas
cercanas al evento, así que, ¿cómo podría no estar repleta?
—Entonces buscaré una posada diferente —dije, comenzando a
enrollar mi maleta.
55

—Espera —dijo Abe, moviéndose para pararse frente a mí—.


Puede que no encuentres un lugar en ningún otro lugar por aquí, y ya
Página

es tarde. Ya es casi medianoche, ¿a dónde planeas ir?


Me mordí el labio con indecisión, pero al momento siguiente,
respiré hondo y lo miré con seriedad.
—Abe, no quiero dormir en la misma habitación que tú.
Lo estaba mirando de cerca, por lo que no me perdí el destello de
dolor que le atravesó la cara. Sin embargo, me mantuve firme, incluso
cuando me dolía el corazón. No había manera de que pudiera sobrevivir
durmiendo en la misma cama con él.
Abe suspiró, metiéndose las manos en los bolsillos. —Si
realmente estás tan preocupada, no lo estés. La habitación es una suite
y solo dormiré en el sofá.
Fruncí los labios. —Me voy a casar con Richard en unos días,
Abe, ¿cómo podría dormir en la misma habitación con otro hombre, así
como así?
Tenía una mirada calculadora en su rostro, y una pequeña
sonrisa se inclinó hacia los bordes de sus labios. Pensé que se veía un
poco presumido, y entrecerré mis ojos en él.
—Nadie está aquí, así que nadie nos juzgará, ¿de acuerdo? Te
juro que nada va a pasar esta noche.
—Nada va a pasar en absoluto mientras estemos aquí —contesté,
frunciendo el ceño—. No voy a volver a sufrir angustia contigo, ¿de
acuerdo? Estamos aquí para divertirnos, ¿qué tal si lo dejamos así?
Eso mató la presunción, su sonrisa se volvió casi triste.
—Por supuesto —dijo en un susurro, dándose la vuelta para
dejarnos entrar en la habitación.

56
Página
10 Traducido por Lipi Sergeyev
Corregido por maggiih

Brooklyn
El sonido de la ducha corriendo me despertó. Parpadeé y abrí los
ojos y miré a mí alrededor. Me llevó un momento recordar en qué tipo
de situación me encontraba, y jadeé mientras me sentaba en la cama.
Abe y yo nos habíamos duchado por separado, y me había metido
en la cama mientras él se iba a dormir en el sofá. Afortunadamente, me
acordé de empacar un conjunto completo de pijamas, así que no era
exactamente indecente, pero aun así llevé la sábana hasta mi pecho
porque no dormí con un sujetador puesto. Me apoyé contra las
almohadas, mirando hacia la puerta del baño.
Abe está allí, duchándose.
Desnudo.
Mi cuerpo se estremeció y me sonrojé. Mis pensamientos iban en
la dirección equivocada otra vez, y me agaché bajo las sábanas. Él
probablemente saldría de allí con nada más que una toalla alrededor de
las caderas, gotas de agua aun goteando por su amplio pecho...
Para, me amonesto a mí misma.
¡Realmente era peligroso estar en la misma habitación con él,
especialmente cuando estaba sexualmente frustrada! ¡Podría haberse
puesto en una bandeja de plata y haberme invitado a comerlo! Cerré los
ojos, temblando mientras me sostenía y esperaba. Cuando escuché que
se abría una puerta, me quedé completamente quieta.
—¿Brooklyn? ¿Estás despierta? Si es así, puedes usar el baño
ahora. Si tardas demasiado, llegaremos tarde al evento.
Tentativamente, tiré de las sábanas para poder ver, e inhalé
bruscamente.
¡Maldita sea, Abe!
Él me estaba haciendo esto a propósito. Exactamente lo que
había imaginado que estaba sucediendo frente a mis ojos, solo que la
realidad era cien veces mejor que mi imaginación. Abe tenía una
57

pequeña toalla alrededor de sus caderas que apenas cubría sus muslos.
Tenía otra toalla en la cabeza que estaba usando para frotar su oscuro
Página
cabello. Gotas de agua gotearon deliciosamente sobre su pecho y
abdominales, y podía sentir mi boca seca.
Yo quería... salir de la cama y caminar hacia él, lamer esas gotas
de agua perdida. Luego, quería darle la vuelta, empujarlo en la cama y
subirme encima de él para montarlo. Mi respiración comenzó a volverse
más rápida mientras imaginaba hacer los movimientos. Apreté mis
muslos juntos cuando el latido entre mis muslos se hizo insoportable.
—¿Brooklyn?
Parpadeé, volviendo a mí misma, y vi la expresión inocente de
Abe. En el siguiente segundo, sentí que todo mi rostro estaba ardiendo.
—¡Discúlpame!
Salté de la cama y corrí al baño sin mirarlo de nuevo. A la mierda
su expresión inocente, sabía que lo había hecho deliberadamente.
—¡Te esperaré para poder desayunar juntos! —Me llamó a través
de la puerta del baño y sonaba muy feliz.
Gimiendo para mí, me desnudé y salté a la ducha. Cuando abrí el
grifo, salió agua caliente porque acababa de salir. Con esos
pensamientos en mi mente, me duché lo más rápido posible, ignorando
el deseo que corría por mi cuerpo, tratando de empujarlo hacia atrás.
Cuando terminé la ducha, me sequé con una toalla seca y luego volví a
ponerme la ropa para dormir. Caminé de regreso a la habitación,
aliviada de ver a Abe todavía en el medio de vestirse, pero con
pantalones y una camisa puesta. Fui a mi maleta, escogí algunas ropas
y entré al baño para vestirme.
Minutos después volví a la habitación. Abe estaba vestido de la
manera más informal que le había visto desde que lo conocí en Nueva
York, con una camisa blanca sin corbata y los primeros dos botones
desabrochados. Un abrigo deportivo oscuro y pantalones a juego.
Yo tenía un sencillo vestido negro con mangas de encaje y encaje
en los hombros, con un espacio entre el encaje y la tela que mostraba
un poco de escote. Se aferraba a mis curvas y caía ligeramente por
encima de mis rodillas. Ambos nos quedamos quietos por un largo
momento solo mirándonos el uno al otro.
Abe se recuperó antes de aclararse la garganta.
—Vamos a llegar tarde —dijo, su voz baja y un poco ronca—.
Vámonos.
Extendió su mano hacia mí, y dudé en tomarla. No fui con él de
inmediato, en cambio, fui a buscar mi bolso. Era un pequeño bolso que
contenía algo de maquillaje, algo de efectivo, mis tarjetas y mi celular.
Cuando lo volví a mirar, todavía tenía su mano extendida. Respiré
profundamente y tomé su mano.
58

Primero, fuimos al restaurante de la posada. Era pequeño y


Página

acogedor, y toda la comida olía increíble. Después de que comimos


rápidamente, nos fuimos. Como él había dicho, había un automóvil
esperándonos, y obtuvo la llave de la recepción. Monté de copiloto y
apliqué mi maquillaje mientras conducía.
Cuando llegamos al lugar, me olvidé por completo de esa mañana.
Abe me rodeó con su brazo desde el momento en que salimos del auto,
pero no me importó. La vista era realmente hermosa, y ¿cómo podría
sentirme descontenta cuando había tanto que mirar?
El evento era más grande de lo que pensé que sería. Había un
montón de autos estacionados, y cuando entramos en el jardín
decorado, había mucha gente repartida por los jardines.
—No me dijiste que era tan grande —murmuré a Abe.
Él se rió entre dientes. —Si te dijera que tanta gente estaría aquí,
¿hubieras venido? Además, ¿no siempre te encantaron las grandes
fiestas?
Lo hacía, en realidad, pero mirando a mí alrededor, no estaba
segura de poder disfrutar de esta multitud. Había personas vestidas
más casuales que Abe, pero algunas se habían vestido más elegantes.
Vi a una mujer pasar frente a nosotros con un vestido largo dorado y
diamantes por toda ella, su vestido, sus orejas y cuello, muñecas y
dedos. El hombre a su lado lucía un esmoquin completo, y parpadeé
mientras desaparecían entre la multitud.
—Vamos, vayamos a un lugar menos concurrido.
Fui con Abe obedientemente, sintiendo su brazo apretarse a mi
alrededor, pero no me quejé ni lo aparté. De repente sentí que sería
demasiado incómodo si no estuviera pegada a su costado. Peor que no
conocer a nadie, me preguntaba si había alguien en el mismo soporte de
clase que yo.
—¿Debería realmente estar aquí? —susurré.
Abe se burló de mí frunciendo el ceño. —Te pedí que vinieras
como mi cita, por supuesto que deberías estar aquí. ¿Quieres un poco
de vino, bocadillos? Hay muchos de ambos alrededor.
Me quedé pegada a su costado, y pronto me distrajo toda la
comida y las bebidas. Me alegré cuando nadie se acercó, y cuando Abe y
yo conversamos, pude sentir que me relajaba cada vez más. En
realidad, nuestra conversación se estaba moviendo mucho más cerca de
coquetear de lo que debería haber permitido, cuando vi a alguien que no
debería estar, y me congelé.
Abe eligió ese momento para liberarme.
—Necesito hacer una llamada de trabajo, así que espérame, ¿de
acuerdo? No vayas demasiado lejos, ¿vale?
Él picoteó un beso en mi sien, y eso fue suficiente para hacer que
59

lo mirara distraídamente. Lo vi alejarse durante un segundo, luego giré


mi cabeza hacia atrás. No quería echarle de menos, o arriesgarme a
Página

perderlo entre la multitud.


Mierda. ¡Joder! ¡Dime que estoy viendo cosas!
Aunque sabía que no lo era. Me acerqué un poco más para ver
mejor, y no pensé que me había equivocado.
¿Qué demonios está haciendo Paul aquí?
Se suponía que Paul, el futuro esposo de Nora, estaría en un viaje
de negocios en Washington. En el corto tiempo que pasé con ella,
ayudándola a planificar su boda, había recibido a este tipo como tres
veces antes de que desapareciera en este viaje de negocios así llamado,
¿así que qué demonios estaba haciendo en un evento de cata de vinos
en California?
Las dudas plagaron mi mente. Tal vez... ¿está aquí por una cosa
de trabajo? Como Abe, ¿qué es? Pero luego, mientras miraba, una
mujer caminó hacia él. Ella se movió a su lado y deslizó fácilmente sus
brazos alrededor de ella, abrazándola un poco demasiado íntimamente.
Puse mi atención en ella. Tenía un cabello sedoso y largo que caía
a su alrededor en rizos salvajes. Estaba vestida de negro, como yo, solo
que era más simple y elegante, con mangas cortas, aferrándose a su
delgado cuerpo. También se veía increíblemente joven, y me preguntaba
si era legal. ¡Apenas parecía que podría pasar por veintiuno!
Entonces, ¿por qué estaba coqueteando con Paul y por qué él lo
permitía? Tenía que ser media docena de años más joven que él, al
menos. Y con lo cerca que estaban, no había forma de que solo pudiera
ser un amigo, un pariente o algo así.
Maldito bastardo.
Era bastante fácil averiguar lo que estaba pasando, e incluso en
medio de esa multitud en la que no creía que pudiera encajar, me
acerqué a él, sabiendo perfectamente que estaría haciendo una escena.
—¿Qué estás haciendo aquí?
Mi voz, cuando pregunté, era escalofriante. La pareja se volvió
para mirarme, y Paul se sorprendió por un momento, pero luego su
expresión se volvió indiferente. Ni siquiera soltó a la mujer en sus
brazos, si algo tiraba de ella más cerca como si estuviera tratando de
desafiarme a decir algo.
—Yo podría preguntarte lo mismo —dijo, mirando a su
alrededor—. No perteneces exactamente a este entorno, ¿cómo puedes
estar aquí? ¿Viniste sola?
Me burlo de él. —¿Qué, te preguntas si vine aquí con Nora?
¿Debería llamarla?
Eso lo dejó quieto, y por un momento me sentí triunfante de
haber podido hacerlo sentir molesto. Pero en el siguiente segundo, se
60

relajó.
Página
—Adelante, llámala —dijo arrastrando las palabras con pereza—.
Sé que no está aquí, sin embargo. Hablé con ella anoche y todavía está
ocupada planeando la boda.
—¿Te refieres a la boda que se supone que tienes que hacer la
aparición como novio? ¡Y, sin embargo, aquí estás con otra mujer! Paul,
¿qué diablos?
—Baja la voz —me gruñó.
Solo me burlé de nuevo, y la mujer en sus brazos lo miró
confundida.
—¿De qué está hablando? —dijo lentamente, mirándome
extrañamente.
Le di a la chica una mirada comprensiva. Era tan joven, no dudé
que Paul fuera quien le tomara el pelo. Probablemente no tenía idea de
que estaba saliendo con alguien, y mucho menos de que se suponía que
debía casarse en una semana. Miré a Paul con la mitad de la mente en
llamar a Nora y contarle todo. Lo único que me detuvo, era saber que
sería miserable descubriéndolo.
—¿Vas a llamarla, o lo hago yo? —pregunté amenazadoramente.
Paul frunció los labios y no dijo nada. La mujer de cabello oscuro
se alejó un paso de él, pero no se alejó por completo.
—Cariño, ¿sabes quién es esta mujer? —preguntó la mujer de
pelo oscuro, frunciendo el ceño hacia él.
Él la miró con un leve ceño fruncido. —Ella no es alguien
importante, así que simplemente ignórala. —Luego me miró—. Por
favor, vete, estás arruinando mi estado de ánimo.
Apreté mis dientes molesta. Estuve tentada de lanzar mi puño en
su cara. Había tenido mi parte justa de golpear al chico que se metía
con mi mejor amiga, pero estaba allí con Abe y no quería hacer
demasiado un espectáculo de mí misma en caso de que le afectara.
Pensar en eso fue suficiente para hacer que me contuviera, pero eso no
me impedía tener hambre.
—Escucha —dije, señalándolo con un dedo—. Si no te importa un
bledo ella, al menos no le tomes el pelo. Vas a llamar a Nora y decirle
que la boda está terminada, rompe con ella y desaparece. Lo haces, o lo
haré yo.
Me preguntaba, si no hubiera aparecido y visto esta escena, si él
hubiera aparecido para la boda en absoluto. Desde luego, no parecía
que tuviera prisa por regresar con su prometida.
—¿De qué está hablando esta mujer? —preguntó la mujer de pelo
oscuro, su expresión oscureciéndose cuando se alejó un paso de él.
61

Por un momento, pareció que Paul quería entrar en pánico.


Mantuvo un brazo alrededor de la mujer, acercándola más mientras la
Página

miraba.
—Puedes seguir adelante y hacer lo que quieras, porque estaba
planeando romper con Nora de todos modos. —Luego miró a la mujer a
su lado, con una expresión apaciguadora—. Cariño, escúchame. No es
lo que estás pensando, ¿de acuerdo?
—Entonces, ¿por qué no me dices qué es lo que estoy pensando?
—Chilló la mujer, haciendo girar la cabeza. Ella estaba luchando por
alejarse de él, pero la abrazó—. Ella mencionó a una Nora y tú dijiste
algo sobre romper, así que qué demonios no estoy consiguiendo, ¿eh?
La mujer miró a su lado, y Paul parecía manso mientras
intentaba calmarla y alejarla de la multitud al mismo tiempo. Sólo
observé con satisfacción por un momento, girando alrededor y
asaltando para evitar el enfrentamiento. A partir de ahora, era su
problema.
Mi problema, me preguntaba cómo iba a comunicarle esta noticia
a mi mejor amiga, y si es que debería hacerlo.
¡Mierda!
Me maldije por una fracción de segundo por tener envidia de que
Nora se casara, quiero que sea feliz. Algo de lo que estoy lejos ahora.
Ella pensó que había encontrado al único, y yo estaba tan jodidamente
triste, que había encontrado algo, pero no era el amor. Era otra
manzana podrida.

62
Página
11 Traducido por Princess

Corregido por Jessmddx

Abe
Yo ya tenía el ceño fruncido cuando volví a buscar a Brooklyn, y
no verla donde la había dejado hizo mi estado de ánimo aún más agrio.
Miré alrededor y la vi alejándose de un hombre, que arrastraba una
mujer angustiada con él. Mis ojos se estrecharon en la mujer, sintiendo
que era familiar, pero a medida que Brooklyn se acerba, los bloqueo de
mi vista, y mis ojos se fijaron en ella.
—Hey —dije en voz baja cuando ella se detuvo frente a mí—.
¿Estás bien?
Ella frunció el ceño hacia mí. —¿Puedo tener otra copa de vino,
por favor?
—Claro —le dije rápidamente, tomando suavemente su brazo y la
conduje a un área diferente.
Esta era una cata de vinos, así que había un montón de
diferentes vinos para degustar, pero me pregunte si ella saborearía
cualquiera de ellos ahora. Brooklyn estaba, obviamente, solo buscando
algo alcohólico para sentirse mejor. Tan pronto como le puse una copa
en la mano, bebió de golpe, y arqueé las cejas mientras le daba mi
propia copa.
—¿Por qué no encontramos algo de comida? —sugerí—. Debe ser
alrededor de la hora de comer ya.
—Lo que sea —murmuró ella, con los brazos cruzados mientras
miraba a lo lejos.
Por lo tanto, la lleve hasta donde servirían la comida, a una
caminata del jardín. Encontré una mesa para nosotros y pedimos la
comida, y observé como ella apuñalaba su plato, sin apenas comer.
Apreté los labios, dudando si preguntar o no, entonces decidí que
estaba realmente demasiado curioso para guardar silencio.
—¿Quién es ese hombre? —pregunté.
Ella gruñó, haciendo una puñalada dura en su pollo, y el tenedor
63

paso justo a través de él y golpeo el plato. Suspiró y tomó el cuchillo


para sacar el tenedor de la pieza de pollo.
Página
Arqueé una ceja. —¿Si quieres deshacerte de alguien, podría
ayudarte a encontrar algunas personas para ti? Debería ser mejor que
ensuciarse las manos, ¿verdad?
—No bromees en este momento, ¿de acuerdo? —dijo ella,
levantando la mirada hacia mí.
Me encogí de hombros. —¿Quién está bromeando? Quien sea que
te molestó, dime quién es y lo que hizo. Puedo tratar con él por ti.
Nosotros... Podríamos no estar juntos ahora, puede que no estemos ni
cerca de ser amigos, pero nunca has dejado de importarme,
¿entiendes?
Mi voz era suave, como si estuviera tratando de convencer a un
lindo y enojado animalito, y parecía estar funcionando. Brooklyn me
miró durante un largo tiempo, y cuando bajo su mirada, suspiró
mientras sus hombros caían y tomó un bocado de su comida.
—Lo siento —murmuró—. No pretendo pagar mi mal humor
contigo.
Suspiré, pensando que no era el único de mal humor.
El negocio que esperaba conseguir durante el evento no fue
imposible. Al hombre que quería conocer le surgió algo en el último
minuto, y no se reunió conmigo. Como tampoco podían ninguno de sus
asociados. Todo el lugar estaba lleno porque yo no era el único con la
misma idea, y el hombre que estaba buscando era solicitado. No afectó
a la compañía demasiado, pero todavía era molesto, ya que se sentía
como si hubiera fallado.
Eso era algo fácil de resolver, sin embargo. Si no conseguimos un
acuerdo, podríamos tratar de conseguir otro. Si fuera tan importante,
yo no habría esperado un mes entero para tratar de lidiar con él, así
que no era una situación de vida o muerte. Aun así, yo estaba de mal
humor porque era algo en lo que había fallado, y lo odiaba.
Lo que sea que tenía a Brooklyn de mal humor no me ponía las
cosas fáciles a mí, sin embargo, y era aún peor porque era un hombre.
Había tenido un poco de autoconfianza cuando le pedí a Brooklyn que
viniera al evento de vino conmigo. Tenía motivos ulteriores, pero
realmente había querido que ella se divirtiera. Y ahora, un hombre sin
nombre que había hecho eso imposible.
—Esta degustación de vinos no está yendo como estaba previsto
—murmuré para mí mismo.
—Lo siento —Brooklyn se disculpó de nuevo, su voz sonando más
pequeña.
Suspiré de nuevo. —¿Por qué eres tú quien se está disculpando?
Yo fui el que te pidió que vinieras, si hubiera sabido que no ibas a
64

divertirte, te hubiera llevado a otro lugar.


—No es como si lo odiara —dijo ella rápidamente—. Es solo que...
Página
—¿Te encontraste con alguien a quien no esperabas ver? —
Supuse.
Ella asintió con la cabeza lentamente, encontrando mi mirada. —
Su nombre es Paul.
—¿Y de dónde lo conoces? —pregunté.
—Actualmente está saliendo con Nora. Ella está de vuelta en
Nueva York pensando que él está en un viaje de negocios, y el tipo está
aquí seduciendo a una pobre jovencita. Probablemente ahora va a darle
alguna excusa ya que ha sido descubierto. Espero que ella lo deje —
agregó con una mueca.
Por lo tanto, él es el novio de Nora.
Sentí el alivio fluir en mi pecho. Por un momento, había pensado
que él tenía una conexión con Brooklyn, no con su mejor amiga.
Preocupado, era la palabra correcta en realidad, así que esto era mucho
mejor. Ahora que lo pensaba, me parece recordar a Nora mencionando a
un tal Paul cuando las conocí en la tienda de bodas, así que
probablemente era ese tipo.
Saberlo me relajo un poco, y alcance su mano, acariciándola
suavemente.
—Lo siento mucho —le dije con sinceridad.
—Solo sé que va a ser devastador cuando se entere —dijo
Brooklyn con irritación—. Tengo que pensar en cómo decirle. Y qué
decirle. No creo que ese hijo de puta vaya a decir nada y en unos pocos
días...
Ella se interrumpió, encontrando mis ojos antes de mirar a un
lado. Me preguntaba que había querido decir, pero decidí no
preguntarle.
Nos concentramos en la comida, y Brooklyn no levantó la cabeza
ni una vez mientras continuaba desmenuzando su comida. Cuando no
parecía que estuviese satisfecha, ordene algo de postre para más tarde.
Con la comida nos trajeron vino, y me asegure de que no bebiera más
de una copa. Yo iba a conducir más tarde, así que solo había estado
tomando sorbos de los diferentes vinos desde que llegamos.
Después de la comida, nos levantamos a dar un paseo. No se nos
permitió entrar en la viña, pero los jardines eran grandes, y nos fuimos
a una zona con menos gente. El sol de la tarde estaba excesivamente
caliente, y me quite mi chaqueta deportiva y la doble sobre mi brazo.
Realmente hacía mucho más calor aquí, que, en casa, y se sentía
especialmente bien con la brisa ligera.
—¿Ya has tomado una decisión? —pregunté.
65

—Todavía no —murmuró.
Brooklyn quedó frente a las filas y filas de árboles de bayas, yo
Página

estaba detrás de ella, de lado. Incliné la cabeza para ver el perfil de su


cara y noté que tenía el ceño fruncido, parecía molesta y preocupada.
No me importaba aquel hombre, Paul, pero porque había molestado a
Brooklyn, de repente quería ir a buscarlo y noquearlo a puñetazos. No
había tenido un buen vistazo de él, sin embargo, y no pensaba que verlo
haría que Brooklyn se sintiese mejor, así que guarde ese pensamiento
para mí.
—¿Todavía deseas quedarte para el evento? —le pregunté después
de unos momentos de silencio.
Miró por encima del hombro. —¿No tienes algo que hacer aquí?
Arqueé mis cejas. —¿Disculpa?
—Quiero decir, probablemente tenías un objetivo comercial con
esto, ¿no? No me digas que no. Estaba tan segura...
Mis labios se curvaron en una pequeña sonrisa. —Bueno, no era
algo tan importante. No habría venido en absoluto si hubieras dicho
que no, pero pensé que ya que estábamos aquí podría tratar. Puedo
averiguar algo más con respecto al trabajo, así que no te preocupes.
Esto significaría más trabajo una vez que llegara a Nueva York.
Tendría que dejar ir este acuerdo de inmediato. El tipo no era alguien
fácil de persuadir, e incluso si me reunía con él personalmente, no
había garantía de que obtendría el acuerdo. La única razón por la que
todavía estaba en ella después de un mes era debido a que la junta no
quería dejarlo ir fácilmente, y fueron invirtiendo más recursos en este
de los que consideraba prudente, pero a pesar de que yo era el director
general, todavía tenía que escucharlos. Había fallado el día de hoy, así
que alguien más lo intentaría o yo tendría otra oportunidad en otra
reunión posterior.
—Entonces, ¿por qué no hacemos eso? No quiero encontrarme
con ese bastardo de nuevo, porque estoy segura de que voy a
avergonzarte, así que ¿por qué no vamos a la posada?
Sonreí, sintiéndome contento, pero aun así dije: —No tienes que
preocuparte demasiado por mí. Voy a ir con lo que te apetezca, no hay
problema, siempre y cuando sea en realidad, lo que quieras. Incluso
puedo golpear al chico por ti.
Ella me sonrió irónicamente. —¿El señor gran CEO golpeando a
alguien, no te metería eso en problemas?
Me encogí de hombros. —No es como si hubiera un montón de
gente aquí que sepa quién soy, y los que lo hacen no quieren ir en
contra de mi familia. Además, si lo llevamos algún lugar solitario...
Ella sopló una risa tranquila y ligeramente palmeó mis brazos. No
estaba completamente fuera de su mal humor, pero al menos se veía un
poco mejor. Entonces me tomó del brazo y nos llevó de vuelta al evento.
66

—Está bien si solo nos vamos. Honestamente, ese tipo no vale


tanto problema. No me importa regresar antes si a ti tampoco te
Página

importa.
Por supuesto que no me importa, pensé, sonriendo. Volver a la
posada significaba que solo éramos Brooklyn y yo en una habitación, a
solas. Lo esperaba con ansias mientras nos dirigíamos al coche y nos
sentábamos, esperé a que Brooklyn se pusiera el cinturón de seguridad.
Cuando estuvo lista, puse en marcha el coche, en dirección a la posada.
Estaba a solo unos quince minutos y llegamos en muy poco tiempo.
Mis pensamientos se arremolinaron en mi mente a medida que
nos dirigíamos a la habitación. Yo estaba buscando una manera de
hacer la pregunta que ardía dentro de mí. Ya estaba seguro, pero
necesitaba la confirmación por parte de ella, o no había manera de que
pudiera relajarme.
Llegamos a la habitación, y me senté en el sofá en el que había
pasado la noche anterior, y ella se sentó a mi lado. Se quitó los zapatos
para poder doblar las piernas debajo de suyo, y vi el borde de su vestido
mientras se elevaba hasta mostrar un poco más del muslo.
—Hay consolación en esto —dije, forzando los ojos hasta su
rostro.
Ella frunció el ceño. —¿Qué clase de consolación podría haber?
Sonreí. —Al menos él no es uno de los hombres te casas —
bromeé.
Vi como su expresión se calmaba, y luego superada por la culpa.
Una vez más, me sentí aliviado, porque no había estado un cien por
ciento seguro de que era una mentira. Ella podría haber estado viendo a
alguien, aunque una boda no estuviera a punto de suceder. Cuando su
expresión se tornó confusa, sentí que mi corazón congelarse en mi
pecho.
—Yo... ¿realmente no comprendo lo que quieres decir? ¿Uno de
los chicos con el que voy a casar?
—Ni siquiera te das cuenta, ¿verdad? —murmuré—. Cada vez que
has mencionado a ese futuro marido, has utilizado diferentes nombres.
Creo que hubo John, Kevin y la última noche, oí un Richard.
—Oh —murmuró, frunciendo el ceño, pensativa—. Yo... supongo
que no fui muy buena manteniéndolo en secreto, ¿eh? —suspiró—. No
estoy acostumbrada a hacer este tipo de cosas, por lo que no puedes
culparme.
—¿Por qué habría de culparte? —le pregunté, recostado en el
sofá, sintiéndome aliviado de nuevo—. Me gusta que no sabes mentir, y
me gusta que no estás saliendo con alguien realmente. —Hice una
pausa—. No estás realmente saliendo con alguien, ¿verdad?
Hizo una pausa, y estreche mis ojos en ella, porque su expresión
me hizo pensar que estaba pensando en mentirme otra vez. Pero
67

finalmente suspiró y se dejó caer en el sofá, y me dio una mirada


derrotada.
Página
—Muy bien —admitió—. Realmente se está planeando una boda,
pero no es la mía. Nora es la que se supone que debe casarse. Ese día
en el que te presentaste en la tienda, me estaba probando vestidos para
que ella pudiera verlos mejor. En realidad, solo soy la dama de honor.
—Entonces ella frunció el ceño—. Bueno, ya no lo soy, ya que Paul la
esta obviamente engañando.
—Ya me había dado cuenta de eso —dije. Miré la hora en mi
reloj—. Ahora, aún queda mucho tiempo antes de poder cenar. ¿Hay
algo que te gustaría hacer?
—No realmente —dijo, encogiéndose de hombros—. ¿Tienes
trabajo que hacer?
—Tengo algunos documentos que podría estar revisando —
admití.
—Entonces puedes hacer eso y yo voy a leer algo.
Sacó su celular, y en momentos, estaba absorta en algo en la
pantalla. La observé durante un rato, antes de asumir el trabajo de
nuevo. Mantuve un ojo en ella todo el tiempo. Cuando ya era hora de la
cena, pedí nos trajeran la comida. La tomamos en el sofá, y todo el
tiempo, estuvimos en silencio. Ordené un poco de vino con la comida, y
mientras llamaba para que recogieran los platos, ambos bebimos un
par de copas de vino tinto, hasta que Brooklyn parecía lista para irse a
dormir.
Vi como ella se levantó, dejo su copa sobre la mesa, y se dirigió a
la habitación.
—¿Puedo moverme del sofá a la cama? —pregunté, haciéndola
congelarse en su sitio.
No había una puerta entre el salón y el dormitorio, pero había
una pared y no podía ver la cama a través suya. La puerta del único
cuarto de baño estaba en el dormitorio, así que aparte de ir al baño, ella
estaría fuera de mi vista todo el tiempo.
Pasamos la última noche de esa manera, pero yo quería algo
diferente para esta noche.
Lentamente, Brooklyn se dio la vuelta para mirarme con una
expresión protegida en su rostro. Me levanté del sofá, puse mi propia
copa sobre la mesa después de vaciarla, y me acercó a ella. Di un paso
lo suficientemente cerca para tocarla, pero no me acerque a ella.
—¿Por qué quieres pasar a la cama? —murmuró, parpadeando
hacia mí.
—Sabes por qué —dije simplemente.
Vi un estremecimiento recorrer cuerpo, y su siguiente aliento era
68

inestable.
—No quiero salir lastimada de nuevo —admitió en un susurro.
Página
Di un paso más cerca, cediendo a mi tentación de tocarla, levanté
una mano para deslizar mis dedos delicadamente sobre su mejilla.
—Brooklyn —murmuré, inclinándome más cerca—. No tengo
ninguna intención de hacerte daño. No esta noche, ni nunca. Solo
quiero hacer el amor contigo.
Su cuerpo se estremeció una vez más y su próximo parpadeo fue
más lento.

69
Página
12
Traducido por Eli25

Corregido por Walezuca

Brooklyn
¿Por qué no puedo moverme?
Abe estaba de pie muy cerca. Lo suficientemente cerca como para
que sintiera su aliento y la calidez que salía de su cuerpo. Entonces,
naturalmente, debería haber intentado alejarme y tener algo de espacio
entre nosotros. Pero mi cuerpo simplemente no se movía.
La proximidad estaba causando estragos en mi cuerpo, también,
mi respiración era más rápida, mi corazón latía más rápido en mi
pecho. Mi cuerpo se calentó ante la idea de que Abe me hiciera el amor,
y quería dominarlo. Solo mi voluntad todavía me retuvo, pero no era
suficiente para que me retirara.
—Brooklyn —susurró Abe mi nombre.
Su voz era baja y oh tan atractiva. Mis párpados se cerraron y
contuve la respiración. Abe, tomando mi silencio como una señal, cerró
el pequeño espacio entre nosotros, y sus labios se presionaron contra
los míos en un beso.
Era diferente de esa noche en el bar. Mantuvo el beso casto al
principio, solo deslizando sus labios suavemente sobre los míos. Mi
cuerpo se estremeció y se balanceó más cerca mientras lo hacía una y
otra vez, mi respiración sonaba desgarrada. Separé mis labios,
invitándolo a profundizar el beso, solo que no lo hizo. En cambio, chupó
y mordió mis labios, luego me besó suavemente.
—Más —murmuré contra sus labios cuando no hizo lo que
quería, mis manos se levantaron para presionar contra su pecho.
Suspiré contra su boca cuando sentí su lengua rozando mis
labios, mis manos deslizándose por su pecho para envolver sus
hombros. Mis dedos encontraron su camino en su espeso y oscuro
cabello y tiré ligeramente de él mientras sacaba mi lengua para
70

encontrar la suya.
Abe dejó escapar un gemido, sus manos se movieron hacia mi
Página

cintura, tocándome con cuidado mientras deslizaba su lengua dentro de


mi boca. Nos movimos cada vez más cerca, hasta que nuestros brazos
estuvieron apretados uno con el otro mientras Abe profundizaba el
beso. Nuestras partes frontales estaban unidas, y de repente pensé en
lo mucho que quería quitarme toda la ropa.
Todavía había una voz en el fondo de mi mente que me decía que
no hiciera esto. Sería mucho más difícil alejarse de esto, sería mucho
más fácil simplemente deshacerse de él con mi mentira al aire libre. Abe
fue lo suficientemente amable al respecto que no me sentí humillada, y
eso hubiera sido un buen final para todo. Pero, no había vuelta atrás
para mí ahora.
Abe no rompió el beso hasta que sentí que me desmayaría por
falta de aliento, y prácticamente me quedé colgando mientras jadeaba.
Parpadeé y abrí los ojos y levanté la mirada. Cuando mis ojos se
encontraron con los suyos, mi aliento se quedó atascada en mi
garganta. El calor en su mirada hizo que mi cuerpo se estremeciera y
mis piernas se sintieran más como gelatina.
—¿Vamos a la cama? —preguntó roncamente.
Asentí mientras respiraba profundamente.
Abe me sonrió y se agachó, y con un brazo alrededor de mi
espalda y debajo de mis rodillas, me levantó, haciéndome gritar y
apretar mis brazos alrededor de sus hombros.
—¡Abe!
Él se rio entre dientes, sus brazos apretados a mi alrededor. Dio
la vuelta a la pared en el área del dormitorio, y me sentó suavemente en
la cama. Se arrodilló en el borde y se arrastró sobre ella, apoyándose
sobre mí sobre sus manos y rodillas mientras me sonreía.
—He querido hacer esto desde la primera vez que te vi en la
tienda de novias —admitió en voz baja—. Pero luego te vi con un vestido
de novia y me preocupaba que hubieras seguido adelante. ¿Lo hiciste?
La pregunta fue amable y, mientras la hacía, se inclinó y me besó
en el costado del cuello, ocasionalmente dejando un mordisco.
Gemí e incliné la cabeza hacia un lado, cerrando los dedos en el
pelo.
—Nunca lo hice —dije en un susurro—. Durante los últimos seis
años, no he estado con nadie más.
Abe se detuvo y se apartó para mirarme. Su expresión era seria,
con un toque de ansiedad en su mirada.
—¿En serio? —preguntó con fuerza.
Le sonreí irónicamente.
—Sí, en serio. No fue tan fácil superarte, Abe Sánchez.
71

Sus ojos se entornaron mientras una sonrisa se extendía en sus


Página

labios.
—Bien —dijo. Y nada más.
Me habría quejado de eso. Después de admitir algo tan
embarazoso, lo menos que podía haber hecho fue decirme si era lo
mismo para él. Que no lo dijera me hizo preguntarme si había tenido
otras mujeres en los últimos seis años. Lo esperaba, sin importar mis
propias decisiones, pero no estaba segura de si estaría bien con eso.
Sin embargo, antes de que pudiera decir algo, él agachó la cabeza
y presionó sus labios en los míos en un beso áspero. Bajó su cuerpo
sobre el mío, su rodilla separó mis muslos para poder encajar sus
caderas en el espacio intermedio, mi vestido se subió cuando lo hizo.
Envolví mis piernas alrededor de su cintura, y los dos siseamos
mientras su entrepierna se apretaba contra mí. Flexioné mis muslos
alrededor de él, frotándome contra él, y él gimió.
—Brooklyn —gruñó.
Le mordí la barbilla en respuesta, y él meció sus caderas contra
mí, haciéndome jadear mientras su erección presionaba contra mi sexo
a través de mis bragas.
—Ropa fuera —ordenó.
Hice una pausa, luego empujé sus hombros para que
retrocediera. Lo hizo a regañadientes, sus manos vagaron por mi
espalda hacia la cremallera, y luego la bajó tan pronto como la
encontró. Tiró hacia arriba y fuera de mi cuerpo, dejándome en ropa
interior, luego se detuvo para mirarme. Me sentía un poco impaciente y
busqué los botones de su camisa. Él no ayudó, en su lugar recorrió sus
manos por todo mi cuerpo, haciendo que mi aliento y mis manos
tartamudearan en sus movimientos. Una vez que desabroché todos los
botones, dejó de tocarme para quitárselo por sus hombros, luego
alcancé su cinturón. Se agachó y presionó sus labios contra los míos
cuando sus manos se unieron a las mías para desatar su cinturón.
El aire entre nosotros se calentó cuando nuestra ropa cayó a un
lado de la cama, y una vez que los dos estuvimos desnudos, Abe me
empujó hacia abajo, suavemente, presionándome con su cuerpo. Jadeé
cuando sentí su pene frotándose contra mi sexo, y moví mis caderas
contra las suyas, tratando de meterlo dentro de mí.
—Abe —gemí—. No me hagas esperar. Ya te quiero en mí.
Abe se rio entre dientes, el sonido salió tenso.
—¿Por qué no lo preguntas bien y haré lo que quieras? —bromeó,
mordiéndome la barbilla.
—Por favor —dije fácilmente, la palabra salió un poco aguda
cuando la cabeza de su pene se frotó contra mi clítoris—. Por favor,
Abe.
72

Con un gruñido, Abe colocó sus caderas, la cabeza de su pene se


deslizó hacia abajo para provocar a mi entrada. Flexioné mis muslos a
Página

su alrededor y sacudí mis caderas contra las suyas, tomando su cabeza


dentro de mí, dejando escapar un grito mientras mis paredes se
apretaban a su alrededor.
—Brooklyn —gimió Abe, dejando caer su rostro en mi hombro y
manteniéndose muy quieto. Él besó ligeramente mi cuello, luego lo
calmó con una lamida, y lo chupó. Me estremecí debajo de él, y los dos
respiramos un poco temblorosos—. No quiero hacerte daño en este
momento, así que trata de no moverte, ¿de acuerdo?
Los dos estuvimos quietos durante un momento, luego movió sus
caderas, solo un poco. Sin embargo, era increíblemente sensible, y ese
pequeño movimiento me hizo temblar y mi interior se agitó.
—Compórtate —murmuró Abe.
Le mordí el hombro porque no creía poder decir que no podía
evitar mis acciones. Eso hizo que Abe gruñera un poco más, pero al
menos dejó de tratarme como si fuera de cristal, empujando todo el
camino dentro de mí, hasta que sus caderas se presionaron contra las
mías. Jadeé, el sonido no fue del todo feliz y Abe volvió a quedarse
quieto.
—¿Estás bien? —preguntó, sonando ansioso.
Mi cara estaba retorcida un poco, y lo abracé cerca de mí para
que no se apartara y viera la expresión de mi rostro. No dolió, tanto
como se sentía un poco dolorido. Tenía mis propios dedos dentro de mí
justo la noche antes de ayer, pero esto era muy diferente. La
circunferencia de Abe era gruesa, mucho más ancha que tres de mis
dedos, y ciertamente llegó mucho más profundo dentro de mí de lo que
podría haber llegado con mis propios dedos. Francamente, esto me
recordó un poco a nuestra primera vez, solo que había mucho más
dolor y sangre entonces.
Abe me rodeó con sus brazos, acercándome a él mientras
colocaba besos sobre mi hombro, luego subía por mi cuello y me besaba
en los labios. Mis pechos estaban presionados contra su pecho, y
mientras respirábamos, mis pezones se frotaron contra su pecho,
enviando pequeñas chispas de electricidad a través de mi cuerpo.
Suspiré en su boca cuando mi cuerpo se relajó, el beso lentamente
descendió, y los labios de Abe regresaron a mi cuello.
—Muévete —murmuré, mis labios apretados contra su oreja.
Sentí su cuerpo tensarse, luego sus caderas se retiraron, su pene
se deslizó fuera de mí, hasta que solo la cabeza todavía estaba dentro de
mí. Respiré profundamente, tratando de no apretarme a su alrededor,
mordiéndole nuevamente el hombro mientras volvía a entrar. Al
principio, aceleró sus embestidas, pero con cada deslizamiento de su
pene dentro y fuera de mí, podía sentir mi cuerpo cada vez más
excitado.
73

Mis uñas se clavaron en la espalda de Abe cuando sus caderas


Página

dieron un empuje particularmente duro, golpeando todos los puntos


correctos dentro de mí y haciéndome jadear y estremecerme en sus
brazos. Mi cuerpo comenzó a seguir sus movimientos, mis caderas se
balanceaban contra las suyas, deseándolo más profundamente dentro
de mi cuerpo.
Él gimió, enterrando su rostro en mi hombro mientras se movía
más rápido y más duro en mi contra, tomándome en el colchón y
haciéndome gritar y aferrarme a él. Arrastré mis uñas por su espalda, y
su cuerpo se arqueó con un gruñido, el sonido de su piel golpeando
contra la mía se hizo tan fuerte que casi ahogaba los sonidos que salían
de nuestra molestia, mis jadeos bajos, altos y ocasionales gemidos, los
de Abe. Gimiendo y siseando mientras se movía dentro de mí.
Podía sentir el placer aumentar y construirse, mi voz cada vez
más fuerte cuanto más me acercaba al clímax, mi cuerpo se tensó tanto
que pensé que me rompería. Y entonces, lo hice, soltando una especie
de grito mientras mi espalda se inclinaba hacia arriba, el placer se
meció a través de mi cuerpo cuando alcancé el orgasmo, mis paredes se
convulsionaron con fuerza alrededor de Abe. Dejó escapar un gruñido,
sus caderas se sacudieron erráticamente contra las mías, y luego me
estaba llenando cuando se unió a mí por el borde.
Ambos nos desplomamos en la cama cuando nuestros cuerpos se
calmaron, y aunque Abe prácticamente se derrumbó sobre mí con su
peso, no lo sostuve y no lo dejé moverse, aunque sentía las
extremidades débiles, mis muslos temblando. En realidad, no pensé que
pudiera mover mis piernas en absoluto. Pequeñas réplicas dejaron mi
cuerpo temblando mientras ambos intentábamos recuperar el aliento.
Después de un largo y silencioso momento lleno de nuestra
pesada respiración, Abe dejó escapar un gemido mientras rodaba
conmigo todavía en sus brazos. Su cálido y suave pene se derramó
fuera de mí, haciendo que mi nariz se arrugara, incluso cuando mi
cuerpo temblé un poco, sintiéndome demasiado sensible.
Abe me sostuvo contra su pecho, y tan somnolienta como me
sentía, cerré mis ojos, mi respiración se ralentizó, y me quedé dormida.

74
Página
13
Traducido por Emotica G.W

Corregido por Walezuca

Abe
Tardé en despertarme por la mañana. Por primera vez en tanto
tiempo que quería ser perezoso y no levantarme antes de que saliera el
sol. Apreté mis brazos alrededor del cuerpo cálido que sostenía contra
mi pecho y suspiré feliz, acariciando con la nariz el cabello suave de
Brooklyn. Ahora que mi mente estaba despierta, no volvería a dormir,
pero estaba demasiado cómodo para preocuparme por eso. No era algo
que ocurriera para mí a menudo, así que iba a disfrutarlo mientras
tuviera la oportunidad.
Pasó un tiempo largo cuando Brooklyn comenzó a revolverse en
mis brazos.
Presioné un beso en su frente y esperé que abra los ojos y me
mire. Sus pestañas revolotearon, y entrecerró los ojos hacia mí.
Entonces, sus ojos se abrieron de par en par mientras jadeaba. Intentó
alejarse de mí, pero la estreché entre mis brazos, y se congeló.
—¿A dónde vas? —pregunté, arqueando una ceja.
Parpadeó, y vi su rostro oscurecerse con un rubor antes de
agachar la cabeza para esconderse bajo las sábanas.
—A ninguna parte —dijo, su voz pequeña y amortiguada.
Sonreí y tiré de la sábana hasta sus hombros, luego puse un dedo
debajo de su barbilla e inclinó su cabeza hacia arriba. Tenía un ligero
puchero en sus labios mientras me miraba.
—¿Al menos no puedes estar feliz de verme tan temprano en la
mañana? —murmuré, presionando otro beso en sus labios—. No me
digas que ya estás lamentando lo de anoche.
Mi corazón se apretó en mi pecho, y esperaba que no lo hiciera.
Desde el momento en que la conocí, había estado pensando en cada
acción con ella. Recordé sus palabras de anoche, que no quería volver a
75

tener el corazón roto por mi culpa, y no tenía intención de lastimarla


esta vez. Todavía estaba pensando, pero estaba muy seguro de eso.
Página
Después de un largo momento, cuando pensé que mi corazón
podría detenerse, dejó escapar un suspiro y sacudió la cabeza. Mi
propio cuerpo se relajó, y le sonreí para que no supiera simplemente
cuánto su respuesta significaba para mí.
—No puedo lamentarlo después de que lo permití, ¿o sí? —dijo,
hablando más consigo misma que conmigo—. Simplemente tendré que
lidiar con las consecuencias más tarde.
—Hey, ¿qué quieres decir con consecuencias? —Me quejé,
frunciéndole el ceño de manera fingida—. Anoche no fue tan malo.
Me sonrió. —No dije eso. ¿Por qué estás siendo todo
malhumorado? Ya dije que no lo lamentaba.
Tarareé, luego me incliné para un beso apropiado. Me devolvió el
beso, y sonreí contra sus labios mientras presionaba más fuerte contra
ella. Antes de que pudiera profundizar el beso, sentí sus palmas
presionar contra mi pecho, y me detuve de inmediato.
—¿Qué? —pregunté en un susurro, mi respiración un poco
acelerada.
—Cepíllate los dientes primero —susurró Brooklyn de regreso—. Y
también yo. Ambos tenemos aliento mañanero.
Estuve quieto por un momento, luego reí entre dientes. Estaba un
poco reacio a dejarla ir. Me preocupaba que, si la dejaba sola, podría
escapar de mí. Pero aferrarme demasiado al momento podría hacer
igual daño, así que la dejé ir. Además, algo de tiempo separados,
incluso si solo por unos minutos, podría hacernos bien.
—Iré a tomar una ducha —dije, deslizándome fuera de la cama—.
Puedes quedarte en la cama un poco más. Nuestro vuelo no será hasta
mucho después.
—¿Cuánto tiempo es más tarde?
Miré a mi alrededor buscando mi ropa, y busqué entre ellas para
llegar a mi celular y mirar la hora.
—Solo son las nueve ahora, y el vuelo es alrededor de las tres. Me
ducharé, y luego nos pediré desayuno mientras tú entras, ¿de acuerdo?
Me volví para mirarla, solo para verla mirándome fijamente con la
boca abierta. Estaba sorprendido, luego divertido, luego excitado.
—¿Deberías estar mirándome así ahora mismo? Tú eres la que me
obligó a salir de la cama.
Frunció el ceño, recuperándose, y tuvo cuidado de mantener su
mirada fija en mi cara. —No te obligué. Ahora ve, usa el baño ya.
También quiero entrar. —Arrugó su nariz, sosteniendo las sábanas
apretadas contra su pecho—. Necesito lavarme de lo de anoche.
76

Reí entre dientes mientras caminaba hacia el baño. Eché un


Página

último vistazo por encima del hombro antes de cerrar la puerta detrás
de mí, y estaba satisfecho de atraparla todavía observándome. Tomé
una ducha rápida, y encontró un cepilló de dientes y un pequeño tubo
de pasta de dientes, tirando ambos después de usarlos. Había una bata
colgando de la parte posterior de la puerta, y me puse una antes de
caminar hacia el dormitorio. Brooklyn todavía estaba acostada en la
cama, y cuando me vio salir, se levantó, con las sábanas envueltas
alrededor de ella, y caminó hacia el baño.
—Ordenaré el desayuno —llamé por la puerta—. ¿Hay algo
específico que querrías?
—Lo que sea que tú tengas está bien —dijo de regreso.
Me vestí rápidamente y me moví hacia la otra habitación. Llamé a
la cocina para ver qué tenían disponible, y pedí el desayuno con una
sonrisa en mi rostro. Tomó alrededor de media hora antes de que
trajeran la comida, y para entonces, Brooklyn había salido del baño ya.
—¿Estás vestida? —pregunté antes de sorprenderla.
Escuché algunos ruidos sordos, luego las sábanas susurrando,
antes d que todo se tranquilizara de repente.
—Puedes venir —dijo, sonando un poco nerviosa.
Llevé la bandeja de comida a la habitación. Había una mesita de
noche al lado de la cama donde la dejo, luego me senté en el borde.
Brooklyn estaba sentada con la espalda contra el cabecero, vestida con
la bata del baño. Probablemente no había tenido mucho tiempo para
vestirse. Podría haberme dicho que espere primero… pero no lo hizo.
—¿Qué hay para el desayuno? —preguntó, mirando a mí
alrededor hacia la bandeja de comida.
—Es un desayuno americano completo. Tostadas, panqueques,
tocino, huevos y café. Hay incluso mantequilla, queso y jarabe al
costado.
Había traído justo lo suficiente para nosotros dos, aunque
estaríamos compartiendo el plato. Aunque la comida no estaba en
primer plano en mi mente en ese momento, mientras me inclinaba más
cerca de ella.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó con un ceño fruncido de
desaprobación, inclinándose un poco hacia atrás.
Sonreí. —Adivina.
Cerré el espacio entre nosotros y presioné un beso en sus labios
antes de que ella pudiera protestar. No que pareciera importarle,
suspirando en el beso, uno de sus brazos rodeo mis hombros, y el otro
se aferró a mi hombro. Había tenido la intención de desarreglarme, así
que estaba en camiseta y pantalones de algodón.
Lamí sus labios hasta que los separó para mí y deslicé la lengua
77

en su boca, profundizando el beso. Rompí el beso solo cuando necesité


recobrar el aliento, y Brooklyn estaba jadeando justo tanto como yo.
Página
—No te importa ahora, ¿verdad? —murmuré—. Ambos estamos
duchados, con los dientes cepillados…
—La comida se enfriará —murmuró.
Sonreí contra sus labios. —No hay necesidad de preocuparse por
la comida. Si no la quieres más tarde, podemos hacer que la calienten
nuevamente.
—Aunque, eso es un desperdicio —se quejó.
Aun así, cuando fui a besarla de nuevo, no me rechazó. En
cambio, sus manos tiraron de mi ropa, y en unos momentos estábamos
rodando sobre las sábanas, desnudos. Una idea apareció en mi mente,
y me aparté para sonreírle.
—¿Qué estás pensando? —preguntó, sospechosa, cuando vio la
expresión de mi rostro.
—Estaba pensando que podríamos pasar un buen rato —dije
provocativamente, alcanzando la mesita de noche.
Cogí la botella de jarabe, notando que era sabor a chocolate, y la
destapé. Ignorando los ojos abiertos de Brooklyn, vertí el jarabe por
todo su rostro.
—Arruinarás la cama —chilló, pero no se movió.
—No les importará —dije despectivamente. Después de todo,
había pagado bastante por la habitación.
Observé donde cayeron las gotas de jarabe, asegurándome de
tener suficiente alrededor de sus pechos, atrapando sus pezones.
Luego, dejé la botella a un lado y agaché la cabeza para lamer el jarabe
goteando. Brooklyn se aferró a mi cabello mientras pasaba mi boca y
lengua por su pecho y pezones, lamiendo hasta el fondo y añadiendo
algunas chupadas duras a sus pezones. Luego, me moví hacia su
estómago, agregando algunos pellizcos aquí y allá.
Brooklyn se retorció debajo de mí, jadeando y gimiendo por mis
atenciones. Podía decir lo que le gustaba por la forma en que tiraría de
mi cabello, con los tirones más duros significando que sentía el mayor
placer. Separé sus muslos con mis manos mientras me movía más
abajo, y me instalaba en el espacio intermedio. Cuando termine de
lamer todo el jarabe, enterré mi rostro entre sus muslos.
Gritó, su espalda arqueándose bruscamente, las caderas
temblando. La mantuve quieta mientras presionaba mis labios en su
sexo en un beso, chupando su clítoris y burlando con la punta de mi
lengua su entrada. Su sabor natural era un contraste agudo con el
jarabe de chocolate, pero solo tarareé por el sabor, la besé más
bruscamente, y metí mi lengua en ella un par de veces.
78

—¡Abe!
Sonreí ante el sonido de ella llamando mi nombre. Estaba
Página

sintiéndome un poco impaciente, así que, con un último beso, me


arrastré de nuevo por su cuerpo, dejando un camino de besos, hasta
que mis labios se presionaron contra los de ella una vez más. Sus
piernas se envolvieron a mí alrededor, y moví mis caderas para
posicionarme. La cabeza de mi polla chocó con su entrada, y con una
flexión de los muslos de Brooklyn y un movimiento de mis caderas, me
deslicé en su cuerpo, un estremecimiento corriendo por mi columna
mientras sus paredes revoloteaban alrededor de mi eje, haciéndome
gemir de placer.
Por un momento, ninguno de nosotros se movió. Mis labios
estaban a solo un aliento de ella, pero ninguno de nosotros cerró el
espacio. Estaban tratando de contenerme para no venirme demasiado
pronto, pero estar dentro de Brooklyn nuevamente simplemente era
increíble. Cuando pensé que podía controlarme, me moví.
Mi polla se deslizó dentro y fuera de su cuerpo, sus paredes
apretándose alrededor de mí volviéndome loco. Mantuve mis
movimientos lentos, sin prisa, presionando besos por toda su cara,
antes de atrapar sus labios una vez más. Aumenté el ritmo, saboreando
los jadeos bruscos y gemidos sin aliento que estaban derramándose por
su garganta mientras me movía un poco más rápido, un poco más duro
contra ella. Conmociones placenteras estaban corriendo de arriba abajo
por mi columna, y moví mis caderas incluso más rápido contra las de
ella, persiguiendo nuestros orgasmos. Entonces, la escuché gimotear
mientras sus paredes convulsionaban alrededor de mi polla, y eso fue
todo cuando moví con brusquedad mis caderas contra las de ella,
enterrándome tan profundo en su cuerpo como pude, y me vine. Luego
nos desplomamos en la cama cuando nuestros cuerpos se detuvieron, y
nos rodé, por lo que estaba acostado sobre mi espalda y Brooklyn
estaba parcialmente sobre mi pecho, para no aplastarla. Todavía
teníamos mucho tiempo antes de que necesitáramos tomar nuestro
vuelo, así que había tiempo para descansar un poco antes del
desayuno.
—Ahora definitivamente tendremos que calentar la comida —
refunfuñó Brooklyn una vez que recuperó el aliento—. Y también
tendremos que ducharnos otra vez.
Resoplé una risa silenciosa, pero solo la abracé más cerca de mí,
cerrando mis ojos para deleitarme en tenerla en mis brazos una vez
más.
79
Página
14
Traducido por Yuli Darcy

Corregido por Jessmddx

Brooklyn
Ya habíamos empacado y estábamos listos para ir al aeropuerto,
casi una hora y media antes de lo que el vuelo estaba programado.
Seguí a Abe fuera de la habitación hacia la recepción para entregar las
llaves y encargarse del pago. Mantuve la cabeza gacha todo el tiempo,
sintiéndome algo culpable por el desastre que hicimos en la habitación.
Minutos después Abe iba hacia afuera y yo lo seguí, me
sorprendió un poco cuando no se dirigió al estacionamiento.
—¿Y el auto? —pregunté.
Me miró sobre su hombro. —Te dije que solo lo teníamos por un
día, ¿verdad? Eso fue ayer.
—Entonces, ¿cómo iremos al aeropuerto?
—Del mismo modo en que llegamos, por supuesto.
Era sencillo notar que se refería a que un auto llegaría a
recogernos. Justo a tiempo un auto se detuvo al frente del hotel, mis
cejas se unieron. Por supuesto, había pedido una limosina.
El conductor se apresuró a recoger nuestro equipaje y en lugar de
esperar, Abe avanzó y abrió la puerta, luego se paró al lado,
indicándome que entrase. Lo miré, luego al conductor que se detuvo al
otro lado de la puerta e ingresé. Abe me siguió y el conductor cerró
detrás nuestro dirigiéndose al frente.
—Debemos estar en el aeropuerto en poco más de una hora, por
favor me hace saber si no podemos lograrlo. Por lo demás, mantenga la
división levantada.
La voz de Abe era serena y clara. Nunca lo había oído hablar de
esa manera antes y por alguna razón, hizo que mi cuerpo se
estremeciera.
80

—Sí señor —dijo el conductor rápidamente.


Página
La división entre nosotros y el asiento del conductor se activó,
Abe se recostó en el asiento, tirando un brazo alrededor de mi espalda y
estiró las piernas.
—Este lado tuyo luce más sexy de lo que creí que sería —dije
divertida.
Abe levantó una ceja y dejó escapar una sonrisa. —¿Disculpa?
Me encogí de hombros. —Siempre imaginé cómo sería verte
actuar como el gran jefe que eres. Leí bastante de ello, en realidad…
Los bordes de sus labios se elevaron, lucía divertido. —Oh, ¿en
serio? ¿Qué tipo de cosas lees? No me digas que las mismas historias de
amor que antes.
Apreté los labios. —Yo leo más que solo historias de amor,
¿sabes? —Hice una pausa—. Pero tienes razón. Hay muchas historias
como esta, con títulos realmente asombrosos acerca de grandes, malos
y apuestos CEO teniendo todo tipo de diversión en la oficina.
Algunas veces tuve fantasías y sueños de que Abe me follara en
su oficina, pero antes solo me hicieron llorar. Me permití ser un poco
alocada por un momento, así que recordar aquellas fantasías hizo que
mi cuerpo —y mi rostro— se sintieran calientes. Aunque no le diría
nada de eso, esa era más información de la que él necesitaba.
—Dime más de esos libros tuyos.
Levanté mis cejas, suponiendo que pasaba por su mente.
Entonces sonreí y me acerqué. Imaginé que, ya que había cedido, no
había razón para seguir conteniéndome.
—¿Mejor por qué no te enseño? —pregunté con voz ronca,
dándome la vuelta, me apreté contra su costado y le lamí el lóbulo de la
oreja—. Después de todo, estaremos como una hora aquí.
Abe ni siquiera intentó poner resistencia, envolviéndome
inmediatamente en sus brazos y tomando mis labios en un largo y
húmedo beso. Le palmeé el pecho para que se relajara un poco y poder
respirar, se retiró el tiempo suficiente para que tomase aliento y sus
labios volvieron a posarse en mí. Envolví mis manos en su cuello,
deslizando mis dedos en su cabello y apretando con fuerza tirando de él
para que me diera más espacio. Se retiró a regañadientes con un
gruñido, permitiéndome respirar jadeando.
Abe no desistió, sus labios se movieron hacia un lado de mi
rostro, besando desde mi sien hacia mi mejilla, bajando hacia mi cuello.
—Realmente amo tu vestido hoy —gruñó, luego mordisqueó mi
piel.
Todo lo que yo podía hacer era jadear y aguantar. Uno de sus
81

brazos se quedó envuelto alrededor de mí y llevó su otra mano a mi


pierna. Usaba uno de mis vestidos cortos, deslizó su mano entre mis
Página

muslos, moviéndose lentamente por el interior de uno de ellos,


haciéndome gemir y estremecerme, me retorcía contra él. Sin embargo,
no hacía más que eso, moviendo los labios de mi cuello a mi pecho y
por mi escote.
—No juegues conmigo, Abe —le gruñí, tirando bruscamente de su
cabello.
Solo rió juguetonamente arrastrando sus uñas en el interior de mi
muslo. Todo mi cuerpo se estremeció y me aferré más a él.
—¿Quién está jugando contigo? —dijo inocentemente, mirándome
con los ojos muy abiertos, aunque eso se arruinó porque tenía el rostro
enterrado en mi pecho—. No me has dado muchos detalles sobre tus
libros y prometiste mostrarme algo.
—¿Cómo podría mostrarte algo cuando me estás haciendo esto?
—me quejé, retorciéndome.
Me dio una mirada arrepentida, y le fruncí el ceño. Sin embargo,
al siguiente momento, una sonrisa se extendió por mi rostro. Fue
suficiente para que hiciera una pausa en sus movimientos mientras me
miraba, con la ceja levantada.
Moví una de mis manos hacia su pecho, debajo de su abrigo, y
sentí su cuerpo ponerse tenso. No se movió, ni intento detenerme
mientras deslizaba esa mano por delante, pasando de sus abdominales
a su entrepierna. Presioné mi mano abajo, cuidadosamente,
acariciándolo juguetonamente a través de sus pantalones, pude sentir
su polla llenándose bajo mi mano. La expresión de Abe era tensa y fue
mi turno de mirarlo inocentemente.
—Brooklyn —gruñó.
—¿Qué, Abe? —susurré, deslizando mi mejilla contra la suya para
mordisquear su lóbulo—. Ninguno de los dos está jugando, ¿verdad?
Hizo un sonido tosco con la garganta, retiró la mano de entre mis
muslos mientras el brazo a mí alrededor me acercaba más a él. Retiró
mi mano de su entrepierna e inclinó sus labios frente a los míos, en
tanto yo subía y soltaba su cinturón.
—Apenas tenemos una hora —dijo bruscamente, poniéndome en
su regazo.
—Entonces, haz que cuente —lo desafié.
Sus manos enrollaron mi vestido arriba de mis caderas, luego tiró
de mis bragas. No había forma de quitármelas sin que me soltara, pero
no se molesto con eso, moviendo la entrepierna de mis bragas hacia un
lado, después deslizó un dedo dentro de mí. Hice una mueca de dolor,
porque todavía no estaba lo suficientemente húmeda, aunque mientras
su pulgar frotaba mi clítoris y otro dedo se deslizó dentro de mí, eso
empezó a sentirse bien. Luego retiró la mano, y sentí sus húmedos
dedos sobre mis labios. Mis ojos revolotearon abriéndose, me pregunté
82

cuando los cerré, para encontrarme con los ojos de Abe. El color había
cambiado a verde oscuro, una mirada que solo veía en sus ojos cuando
Página
estaba excitado, obedientemente abrí mi boca para que hundiera sus
dedos dentro, los lamí y succioné, probando mi sabor en él.
Estiré una mano debajo de mí para abrir sus pantalones, rodearle
la polla con los dedos y presionarlo un poco. Luego bajé las caderas
hasta que la cabeza de su pene tocó mi sexo. Hice un círculo con las
caderas, frotando su polla contra mi clítoris, antes de colocarlo en mi
entrada y deslizarme hacia abajo.
—¡Joder!
Abe apretó el brazo alrededor de mi cintura, estaba segura que
tendría moretones más tarde. Sin embargo disfruté, tomando aliento
entrecortado mientras comencé a moverme, dejando de lado la parte
juguetona mientras me empalaba en su polla. Me gustó la idea de que
hubiera marcas en mí después y decidí que solo sería justo si él
obtuviera lo mismo, inclinándome hacia adelante para presionar un
beso en su cuello, luego mordí y chupe.
—Diablos Brooklyn —gimió Abe, sus dos manos se movieron para
agarrarse a mi cintura.
Gruñí contra su cuello, retrocediendo lo suficiente para hablarle.
—Deja el parloteo y fóllame de una vez.
Abe dio una risa afectada, una que se cortó rápidamente mientras
apretaba mis paredes a su alrededor, una maldición brotó de sus
labios. Sus manos se flexionaron sobre mis caderas, luego me mantuvo
quieta mientras movía las suyas, follándome desde abajo. Envolví los
brazos alrededor de su cuello para amortiguar los sonidos que salían de
mi boca mientras me mecía contra él. Abe presionó besos por el costado
de mi rostro, mi cuello y hacia mi hombro sobre la correa de mi vestido.
Mis uñas se clavaron en sus hombros, mis rodillas se apretaron
fuerte a sus muslos mientras un escalofrío atravesó mi cuerpo. Después
grité cuando me corrí, temblando, ola tras ola de placer atravesaba mi
cuerpo, haciéndome pensar que me voy a romper. El pecho de Abe
retumbó en un gruñido mientras me follaba más duro y más rápido,
entones se quedó quieto mientras sentí su caliente corrida
impulsándose dentro de mí.
Me relajé contra él, cerrando los ojos mientras descansaba mi
cabeza sobre su hombro, jadeando para respirar. Abe estaba tan quieto
como yo, luego de unos segundos lo sentí moverse. Gruñí protestando,
más no me quejé. Me levantó con el brazo que todavía tenía alrededor
de mi cintura, haciéndome jadear mientras su polla se deslizaba fuera
de mí. Su venida siguió, pude sentirla deslizándose por mi muslo, luego
Abe frotaba algo suave entre mis muslos, ¿de dónde salieron los
pañuelos?
Abe nos limpió a los dos y nos dejó presentables, mi cuerpo se
83

sentía demasiado pesado para moverse y ayudar. Para el momento en


Página

que llegamos al aeropuerto, sentí que podía caminar sin tropezar,


aunque todavía había un ligero temblor en mis muslos cuando me
levanté. Una vez más, mantuve la vista en el suelo, con el rostro
sonrojado, mientras pasaba junto al conductor y entraba al aeropuerto.
Pensar en el viaje de regreso fue suficiente para calmarme.

84
Página
15 Traducido por Walezuca

Corregido por Jessmddx

Abe
Finalmente, pensé con un suspiro, recostado en mi silla.
Era el final del día de trabajo, y estaba a punto de salir de mi
oficina. Primero, envié por correo electrónico los informes que acababa
de revisar a los gerentes que me los enviaron. Todavía necesitaban ser
perfeccionados, y ese no era mi trabajo. Una vez que los correos
electrónicos fueron enviados, salí del sistema de la compañía y apagué
la computadora. Mi celular zumbó donde lo había dejado al lado de mi
teclado, y lo recogí, sonriendo cuando vi que era un mensaje de texto de
Brooklyn.
—¿Todavía no lo sabes?
Había pasado un día desde que volvimos, y ya la extrañaba. Me
había metido en el trabajo temprano, tanto ayer como hoy, así que tenía
tiempo libre para pasar con ella. No sabía lo que estaba pasando con su
amiga y la boda, pero, aunque no lo había dicho, no creí que le
quedaran tantos días en Nueva York. Le hice saber la hora a la que nos
encontraríamos antes, y llegué un poco tarde.
—Lo siento. El trabajo ha sido agitado, pero ya terminé.
—Si estás ocupado, podemos posponerlo —dijo inmediatamente.
—Está bien. Ya me estoy yendo.
Me levanté mientras escribía, luego envié el mensaje y tomé mi
abrigo de donde estaba en el respaldo de mi silla. Me lo puse, puse el
celular en un bolsillo interior, y luego tomé mi maletín en el suelo al
lado del escritorio. Luego me apresuré a salir de mi oficina, sin apenas
despedirme de mi secretaria al salir del trabajo.
Había un pequeño café no muy lejos del trabajo donde le pedí que
se reuniera conmigo. Era un poco tarde para almorzar y todavía
temprano para cenar a las tres y media de la tarde, así que pensé que
era el lugar perfecto para reunirnos.
Todavía era temprano, por lo que podía hacer que pasara más
85

tiempo conmigo, podríamos superar la hora pico y llevarla a mi casa. O


la de María, ya que estaba más cerca, y podría hacer que Brooklyn se
Página

sintiera más segura. No me había perdido cómo se había vuelto un poco


retraída desde nuestro viaje de vuelta, pero no había nada que pudiera
hacer con lo ocupado que estaba.
No había tiempo para dejar mi maletín. Significaría bajar al
estacionamiento subterráneo para dejarlo en el auto, así que terminé
llevándolo conmigo. Afortunadamente, no había documentos
importantes o confidenciales en él, porque no pensé que le prestaría
mucha atención.
Cuando llegué a la cafetería, respiraba un poco más pesado, y me
sentía caliente incluso con la brisa fría que siempre parecía soplar por
las calles de Nueva York. Después del calor en California, el ajuste al
regreso era molesto, pero mejor ahora que cuando regresé después de
cuatro años bajo un sol en su mayor parte sofocante. Tiré de la corbata
mientras abría la puerta del café con el hombro y vi a Brooklyn de
inmediato. Estaba sentada en una pequeña mesa con dos asientos, sus
ojos ya mirando a la puerta.
Sonriendo, corrí hacia ella. —Hola —dije mientras dejaba el
maletín y sacaba el asiento para poder sentarme—. Lo siento, espero no
haberte hecho esperar demasiado.
—Está bien —dijo con un movimiento de cabeza—. Apenas llevo
aquí cinco minutos, pero me encantaría algo caliente para beber ahora
mismo.
Le eché un vistazo. Llevaba una chaqueta con la que se había
envuelto bien, así que no podía ver qué más llevaba puesto, pero aun
así parecía congelada, su cuerpo incluso temblaba un poco. No estaba
acostumbrada al frío. Miré alrededor del café y capté la atención de un
camarero, y luego levanté la mano para hacerle señas para que se
acercara.
—Buenas tardes, señor y señorita. ¿Están listos para ordenar?
Le hice un gesto con la mano a Brooklyn, quien recitó su pedido
sin siquiera mirar el menú, lo que significaba que había estado por aquí
el tiempo suficiente para decidir lo que quería y luego me esperó.
—Me gustaría un moca de chocolate blanco con crema batida
encima, por favor. Y un corte de su pastel de fresa, por favor.
El camarero lo anotó y luego me miró.
Eché un vistazo rápido. —Café solo y un panecillo.
Escribió mi orden y luego nos sonrió a los dos. —Enseguida
vuelvo con su pedido, por favor discúlpenme.
Hizo una pequeña reverencia con la cabeza y se giró para irse,
pero mi atención ya había cambiado a Brooklyn.
—Todavía bebes tu café negro —dijo Brooklyn con una ligera
86

arruga en la nariz, mientras sus labios se inclinaban hacia arriba en los


bordes con una pequeña sonrisa.
Página
Me reí, doblando mis brazos sobre la mesa e inclinándome más
cerca. —Por supuesto. Te sorprendería saber cuánto no ha cambiado en
los últimos años. —Me detuve, dándole una mirada significativa—. O
cuánto ha cambiado.
Intenté transmitirle con mi mirada lo que quería decir, que esta
vez podía confiar en mí para que no le hiciera daño. Sostuvo mi mirada
durante un largo momento, y luego miró hacia la mesa.
Los dos nos quedamos callados hasta que el camarero regresó
con nuestra orden. Las manos de Brooklyn se agarraron a su taza en el
momento en que llegó a la mesa, se la llevó a la boca, sopló un poco y
tomó un sorbo.
—¿A qué sabe? —pregunté, bebiendo de mi propio café negro.
Me sonrió. —Demasiado dulce. Justo como me gusta.
—Te siguen gustando demasiado los caramelos —dije con
desaprobación.
Aun así, sonreía mientras la veía tomar un tenedor y cortar su
pastel, luego tomar otro sorbo de su moca, lamiendo la crema batida
encima. Parte de la crema se le pegó en la parte superior del labio, y mi
mano la alcanzó antes de que pudiera siquiera pensar en ello. Brooklyn
debe haberlo sentido, porque estaba a punto de lamerlo con la lengua,
pero en su lugar, su lengua encontró mi pulgar. Los dos nos quedamos
paralizados por un momento, con la mirada fija, y le pasé la crema por
el labio y me la llevé a la boca, lamiéndola antes de limpiarme el dedo
con la servilleta.
La atmósfera había cambiado de nuevo, y casi me maldije por mi
impaciencia.
—Claramente algo te está molestando —dije, decidiendo ir por el
camino más directo—. ¿Por qué no me dices qué es para que podamos
hablar de ello?
Suspiró y removió la parte superior de su bebida con una pajita.
—No es tanto que algo me moleste, sino que… me preocupa.
—¿Sobre qué?
Tampoco se anduvo con rodeos. —Que estás jugando con mis
sentimientos otra vez. —Me miró fijamente, su expresión seria—. Que al
final, voy a quedarme con el corazón roto y correré a recoger los pedazos
antes de que no me quede ni un corazón.
Cuando terminó, volvió a mirar hacia abajo, y tomé mi panecillo y
le di un mordisco, masticándolo lentamente y luego mojándolo con un
poco de café, pensando en una respuesta. Hubo un largo silencio entre
nosotros, y lo rompí con un fuerte suspiro. Me miró y le di una sonrisa
triste.
87

—Sé que es mi culpa, así que no tengo derecho a quejarme. Pero


Página

todavía me gustaría que confiaras en mí.


—No puedes pedirme eso.
Asentí con la cabeza. —Me parece justo. Entonces, seré honesto.
Brooklyn, nunca te olvidé. Mis padres no tienen ni idea, no sé lo que
piensan de que siga soltero a los veintiocho años, pero piensan que
pasará cuando conozca a la mujer adecuada para mí, y fue difícil
decirles que ya la tenía.
Brooklyn se mordió el labio, sus ojos se nublaron un poco
mientras se concentraba completamente en mí, parpadeando para
deshacerse del exceso de humedad en sus ojos.
»Mi hermana dijo que necesitaba verte —continué—. Para saber si
iba a seguir igual o seguir adelante. No puedo decirte cuál es mi
elección, pero sé que... en los pocos días desde que nos volvimos a ver,
me he dado cuenta de que te extrañé mucho más de lo que creía
originalmente, y quiero algo más que un poco de diversión. Nunca fue
así entre nosotros desde el principio, y no me habría acercado a ti si no
fuera en serio.
Había estado pensando mucho, y esas eran las conclusiones a las
que había llegado. Todavía no tenía ni idea de lo que le iba a decir a mis
padres, si ellos lo aprobaban, pero ya había tomado una decisión.
—Hablas en serio conmigo, ¿verdad? —murmuró.
Asentí con la cabeza. —Brooklyn, no podría hablar más en serio.
Nos quedamos en silencio de nuevo mientras dejaba que lo
procesara, comiendo mientras esperábamos a que ordenara sus
pensamientos. No fue hasta que terminamos que me miró de nuevo. Mis
ojos no la habían abandonado todo el tiempo.
—La boda de Nora con Paul está cancelada —dijo. Antes de que
pudiera preguntarme qué tenía que ver eso con nosotros, continuó—:
Porque no hay más boda, significa que no puedo seguir demorando. Voy
a tener que volver a Cali pronto, tengo una vida, y tengo trabajo. No
estoy segura de estar lista para rendirme con ninguno de los dos
todavía.
—Y no tienes que hacerlo —dije rápidamente—. Te juro que no te
pido que renuncies a tu vida por mí, ni nada de eso. Estoy dispuesto a
tratar de encontrarte a mitad de camino, si es lo que quieres. ¿Está bien
eso?
Los labios de Brooklyn se fruncieron, y luego lentamente se
extendieron en una sonrisa. El camarero nos interrumpió antes de que
pudiera dar cualquier confirmación verbal, pero su expresión de
felicidad era toda la respuesta que necesitaba. Dejé caer algunos billetes
por la comida y las bebidas, y una propina, para el camarero, luego
Brooklyn y yo nos pusimos de pie. Esperé a que caminara alrededor de
la mesa, y luego la abracé con un brazo. Me acordé de recoger mi
88

maletín, y salimos al frío. Brooklyn se acercó aún más a mí, pero el café
Página

debe haberla calentado porque no temblaba.


—¿Adónde vamos ahora? —preguntó, mirándome con cautela y
confianza detrás de sus ojos.
Le sonreí suavemente, jalándola más cerca mientras la llevaba de
regreso a mi edificio de oficinas para que pudiéramos dirigirnos a mi
auto, aún en el estacionamiento subterráneo.
—Vamos a casa de mi hermana María. Está cerca y se supone
que está fuera de la ciudad, pero no le importaría que usemos su casa.
Después de todo, yo era él que técnicamente lo pagaba mientras
ella se negaba a vivir en casa o a quedarse en los dormitorios de su
universidad.

89
Página
16 Traducido por Dew

Corregido por Jessmddx

Brooklyn
Abe condujo su auto a través de una puerta de acceso hacia unos
edificios con apartamentos demasiado caros. Manejando hacia el
espacio, no podía creer que fuera la misma ciudad aplastada, con
cuatro edificios, cada uno con cuatro pisos, un estacionamiento y
mucho espacio para moverse cómodamente. Estaciono el auto y ambos
salimos, siguiendo su ejemplo.
Fuimos al edificio más cercano a nosotros. Hubo pasos que
condujeron a la cima, pero solo subimos al tercer piso. Abe sacó un
juego de llaves de su bolsillo y abrió la puerta.
—Cada piso es para una sola persona —explicó Abe, dejándonos
entrar al departamento—. Hay varias habitaciones y dormitorios, y en
realidad Maria tiene este piso y el de arriba. A veces, vengo cuando no
está aquí, cuando no tengo ganas de ir hasta mi casa.
—¿Y ella está en casa hoy? —le pregunté cautelosamente,
mirando a mí alrededor.
—Bueno, ella ha estado fuera de la ciudad los últimos días. En
realidad, creo que fue a algún lugar el sábado, incluso antes de que yo
te llamara, y todavía no me ha dicho nada, por lo que podría no haber
vuelto aún.
Le fruncí el ceño, pero él no lo vio. Me moví lo más lejos en el
apartamento, de todos modos. Ninguno de los dos llego muy lejos,
porque escuchamos el sonido de alguien viniendo hacia nosotros. Me
congelé de pánico, pero sentí un brazo alrededor de mí antes de poder
ceder a mi necesidad de correr.
—Es solo mi hermana —murmura consoladoramente—. Mis
padres nunca vienen aquí, muy pocas personas vienen aquí, y conociste
a Maria antes.
—Claro —murmuré—, hace más de ocho años, cuando ella
todavía era una niña. Apenas tenía doce años cuando nos conocimos,
en caso de que lo hayas olvidado.
90

Esperé cuando apareció a la vista. Recordaba a María, y cuánto


Página

se parecía a Abe cuando era más joven. Tenía el mismo cabello oscuro y
ojos color avellana. Debería ser una mujer joven ahora, pero en mi
mente tengo la imagen de una incómoda chica preadolescente. Se
estaba convirtiendo en una mujer cuando la vi por última vez, pero ha
pasado tanto tiempo, seis años para ser exacta, antes de que la haya
visto y viceversa.
Así que imagínense mi conmoción cuando apareció a la vista con
un crop top y pantalones de yoga, con los pies descalzos, que
mostraban su cuerpo adulto. Su espeso cabello caía a su alrededor con
un poco de rizos en los extremos, y pasaba sus dedos por los mechones
cuando venía hacia nosotros, solo para congelarse con una mano en su
cabello mientras me miraba, su mandíbula cayendo.
—María, hola —dijo Abe lentamente, mirándonos a los dos—.
Perdón por entrometerme, pero esperaba que te fueras por un tiempo.
—¿Qué estás haciendo aquí? —María actuó como si no lo hubiera
escuchado, señalando con el dedo hacia mí—. Definitivamente eres tú,
¿verdad? La mujer del evento. ¿Qué diablos estás haciendo aquí?
La expresión de su rostro era complicada, y me pregunté si ella
me agradecería por haber desenmascarado a Paul frente ella, o podría
maldecirme por eso. Después de un largo momento en el que no pude
averiguar qué decirle, Abe intervino.
—¿De qué estás hablando? ¿Qué evento? ¿Cómo no reconocerías
a Brooklyn? Sé que han pasado seis años, pero tu memoria suele ser
mucho mejor que eso.
—La cata de vinos afuera de California —dijo, dándome una
mirada—. ¿Recuerdas? Recibiste una invitación y me constaste sobre
eso, pero dijiste que no irías. Lo investigué, y tenía que estar en Cali en
ese momento, así que fui.
Abe frunció el ceño. —¿Por qué fuiste a California? ¿Y por qué no
me lo dijiste?
—Era algo relacionado con la boda, así que no pensé que debías
saberlo —dijo con impaciencia. Luego se congeló y me miró con los ojos
muy abiertos y su boca abierta—. Espera, ¿ella es Brooklyn?
Abe rodó los ojos. —¿Estas registrando eso ahora? Sí, ella es
Brooklyn, y fuimos al evento de cata de vinos. ¿Cómo diablos no te vi?
—Se gira hacia mí con mirada confundida—. ¿Por qué no me dijiste que
la viste allí?
—No tenía idea de que era ella —dije torpemente, encogiéndome
de hombros—. Ya te lo dije, no había forma de que pudiera haberla
reconocido.
Giro su mirada hacia su hermana. —Bien, entonces. ¿Cómo no la
reconociste cuando definitivamente la has visto muchísimas veces
antes? Sé que ella ha cambiado, pero no es tanto. ¿O es solo que no la
91

has visto por tanto tiempo?


—Bien, podría ser eso —dijo María a la defensiva, inflando un
Página

poco las mejillas. Sin embargo, ante el ceño fruncido de Abe, se apagó—
. Está bien. Yo estaba allí afuera con mi prometido, y podría haber
estado un poco intoxicada por el vino. Estaba sobre él hasta que esta
mujer vino y comenzó a escupir algunas cosas, yo solo... no la miré de
cerca.
Observé cómo charlaban los hermanos, todavía atrapados en el
desastre en el que se estaba convirtiendo. Entonces, no solo era Paul
engañando a Nora, sino que incluso estaba usando a la hermana
pequeña de Abe.
—¿Qué pasó exactamente y cómo es que no sé nada al respecto?
—Uh, podría haberlas enviado, simplemente no lo recuerdas —
interrumpí—. ¿Recuerdas a ese hombre y mujer que estaba cerca de él?
Creo que podrías haber visto por lo menos su espalda antes…
Abe frunció el ceño, y ambas esperamos a que lo descubriera.
Supe cuándo lo hizo, porque sus ojos se abrieron de par en par y se giró
para mirarme.
—Espera un minuto. No me digas... ¿Paul? Y mi hermana.
¿Estaba con ella en el evento de cata de vinos?
Asentí lentamente, y él maldijo.
—¿Quién demonios es Paul? —preguntó Maria, frunciendo el
ceño. Todavía no lo había entendido, y tenía las manos en las caderas
mientras nos enfrentaba a los dos—. ¿Qué diablos está pasando aquí? Y
quién diablos es Paul, de todos modos, su nombre es Chris.
Abe y yo la miramos, sorprendidos como si el dinero estuviera
cayendo lentamente, pero seguramente cayendo y todos estábamos
viendo que algo andaba mal y terminó y comenzó con el hombre que se
suponía que su hermana y mi mejor amiga se suponía se casarían
pronto.

92
Página
17
Traducido por Atómic_Mellark

Corregido por Jessmddx

Abe
Después de la confrontación entre Brooklyn y mi hermana, que
compartieron información sobre Paul o Chris como Maria y yo le
conocíamos, e incluso Nora fue traída a la conversación. Brooklyn no se
quedó tanto tiempo como yo quería, pero sabía que deseaba estar allí
para su amiga, así que la lleve de regreso. Aparqué frente a la acera, y
espere por ella.
—Lo siento por esto —murmuró, mirando por encima de mí—. En
este momento, creo que haber tenido idea sobre esto.
—¿No dijo nada antes?
—Todavía estaba dándole vueltas a ese pensamiento. Supongo
que una parte de mí esperaba que Paul… o como sea su nombre real, la
llamaría y le contaría todo, pero no creo que lo haga. Ella me va a
necesitar, así que no sé cuándo podré volver a verte.
Suspiré, había adivinado que eso sucedería. Era lamentable, ya
que Brooklyn no tenía mucho tiempo para quedarse. No estaba seguro
de si había una posibilidad de que me mudara a California, no a menos
que abriera una sucursal de la empresa allí, y aún así, se necesitaría
una gran cantidad de maniobras antes de que pudiera ir y
estabilizarme. Antes de considerarlo, trataría de pedir a Brooklyn que se
instalara en Nueva York conmigo.
La única razón por la que no lo hacía, sin embargo, era porque
tenía miedo de que no estaría dispuesta a renunciar a la vida que tenía
por mí. Cali fue todo el camino a través del país, y a pesar de que el
vuelo más rápido podría tomar alrededor de cinco horas, todavía sería
una molestia para avanzar y retroceder. Por lo tanto, me detenía por el
momento, pero sabía que, cuando llegara el momento de que se fuera,
no iba a ser capaz de dejarla ir.
—Podrías ir a verla —dije, dándole una sonrisa alentadora—. Va a
93

ser duro para ella, pero siempre ha sido fuerte. Lo superará.


Página
—Ella iba realmente en serio acerca de esto, sin embargo —dijo
ella con preocupación—. Quiero decir, ella se iba a casar con este
hombre, ¿sabes?
—Probablemente ha estado engañándola, de la misma forma que
engañó a mi hermana. Una vez que lo sepa todo, le dolerá, pero tratara
de olvidarse de él. No sé si será así para Nora, pero sí sé que no necesita
perder el tiempo pensando en personas que no lo merecen.
Brooklyn suspiró mientras se quitaba el cinturón de seguridad. —
Esperemos que sea de esa manera en esta ocasión. Lo siento por la
celebración para arriba. Es probable que tengas que ir y quedarte con
tu hermana, también, eh. No puedo creer que se fijara en alguien tan
joven. Es de la misma edad que yo y Nora, por lo que debería ser de
siete años mayor que ella.
Me reí de su expresión contrariada. —Hay personas que se
relacionan teniendo una mayor diferencia de edad. Pero no te
preocupes, no voy a dejar escapar así como así. Hare un par de
llamadas y tratare de encontrarlo. Maria dijo que regresaría con él a
California, pero no está segura de dónde se encuentra en este momento.
—Si encuentras ese tipo, dale un puñetazo en la cara por mí —
dijo con una pequeña sonrisa, y luego se quitó el cinturón de seguridad
y saltó del coche.
La vi desaparecer y luego puse en marcha el coche. Me aparté de
la acera y me dirigí a casa para cuidar de mi hermana. Maria era fuerte,
por lo que no podía estar tan perturbada, pero eso no significaba que
estaría bien.
Si encuentro ese bastardo, lo que va a conseguir de mí es una
patada en la entrepierna, pensé sin piedad.
Pensar en cualquier hombre que tomara ventaja de mi hermana
de esta manera me molestó totalmente. Estaba más que seguro de que
ya habían dormido juntos. Maria podía ya tener veintiún años de edad,
era un adulto para tomar sus propias decisiones, pero ella seguía
siendo mi hermana pequeña. Ella apenas estaba lista para empezar a
salir, y mucho menos para dormir con los hombres y hacer planes de
matrimonio. Tenía la esperanza de que, con este suceso la haría más
prudente la próxima vez.
El miércoles, todavía tenía que ir a trabajar, pero he hecho un
montón de llamadas para recoger información sobre el tipo. También he
tratado de encontrarlo, pero no pude. A medida mañana, hice una
llamada a Maria que me dijo que no podía ponerse en contacto con él.
Un texto de Brooklyn me dijo que Nora ni siquiera estaba tratando,
dispuesta olvidar todo lo sucedido, incluso. Nora y yo nunca habíamos
estado cerca, pero pensé que tendría que hablar con ella en algún
momento. Así que le dije a Brooklyn que nos reuniéramos para el
94

almuerzo y llevara a Nora, y yo traería a Maria.


Página
Me presente un poco más temprano. Era un restaurante lo
suficientemente cerca para caminar, cerrando mi oficina detrás de mí
cuando me fui. Unos veinte minutos más tarde, estaba caminando
hacia el restaurante. Frecuentaba el lugar a menudo, así que fue
bastante fácil de conseguir un espacio privado, y luego fui a esperar a
que los demás llegaran. Diez minutos después de llegar allí, las mujeres
entraron. Tanto Maria y Nora estaban vestidas de negro y parecía que
estaban de luto.
—Por favor, tomen asiento —dije, poniéndome de pie—. Alguien
debería venir a tomar nuestros pedidos pronto.
Nora frunció el ceño y no se sentó. —¿Por qué no me dice qué es
lo que quieres decir? —dijo ella, con voz áspera—. Prefiero ir a casa y
volver a la cama que estar aquí.
Su voz era completamente plana. Yo no diría que era el corazón
roto, ella estaba probablemente todavía en shock por lo sucedido. Me
volví para mirar a Brooklyn, quien hizo un gesto de comprensión y
guiando a Nora a un asiento.
—Solo sienta tu culo por un minuto y escucha, ¿de acuerdo? No
te va a matar, lo sabes. Él nos está tratando de alimentar, no es como
para rechazar eso, Nora.
Dudó un poco, pero con un suspiro, finalmente se sentó.
Maria, en comparación, era mucho más tranquila. A pesar de su
estado de ánimo era oscuro, se trasladó a sentarse a mi lado, viéndose
sometida, pero no había fuego en su mirada. Me hizo dar un suspiro de
alivio, porque había estado preocupado de que mi hermanita tomaría
las cosas difíciles, incluso sabiendo que su personalidad no permitiría
por ello. Brooklyn se sentó entre Nora y yo, y un momento después, un
camarero entró en la habitación privada.
Nos entrego el menú y apunto nuestros pedidos, las tres mujeres
se escuchaban como si no podían estar molestas acerca de lo que
comían. Luego el camarero dejó la habitación dejándonos solos.
—Tenias algo que decir —dijo Nora después de un momento de
silencio.
Las tres se volvieron a mirarme, y me tome una respiración
profunda.
—He hecho algunas averiguaciones y me encontré con algo de
información que… a ninguna de ustedes les va a gustar
particularmente. —Fruncí el ceño, sin saber cómo decirlo con
delicadeza.
Maria, sintiendo mi indecisión, dio unas palmaditas en el dorso
de la mano. —Solo di lo que tengas que decir. Me gustaría tener este
95

tema terminado con la mayor brevedad posible, por favor.


—Está bien —dije con un suspiro—. Por lo tanto, aquí está la
Página

cosa. Este Paul, o Chris, técnicamente no es su nombre real, pero que


ha utilizado Paul en largo tiempo, así que vamos a ir con eso.
Definitivamente no es quien te dijo quien era.
—Pude darme cuenta de eso por mi cuenta, Abe —dijo Maria con
un rollo de sus ojos—. Dinos algo que nos sepamos ya.
Fruncí los labios. —Lo que ninguna de ustedes saben, es que este
Paul, tiene varios otros nombres y ha estado con otras mujeres en
relaciones que suelen obtener interrumpir justo antes de la boda.
—Es un estafador —murmuró Brooklyn, concretando.
—Exactamente —dije oscuramente con el ceño fruncido—. Y
cuando lo encuentre, voy a romper todos los huesos del cuerpo maldito
para jugar con mi hermana.
—¿Así que le has encontrado ya? —preguntó Maria, mirándome
ansiosa y un poco sedienta de sangre—. Deja algunos huesos para mí
para poder romper, también.
Suspiré. —Solo hay un pequeño problema. Creo que el tipo debe
haberse dado cuenta de que era mejor cortar por lo sano y correr. Ha
hecho un acto de desaparición. Justo antes, sin embargo, han sido
transferidos algunos fondos de los dos. Alguien sigue dejando a dónde
fueron esos fondos.
Nora palideció un poco, y el rostro de Maria se tensó. En ese
momento, se abrió la puerta y el camarero trajo la comida. Hubo un
silencio mortal en la habitación como la comida se encuentra en la
tabla. No estaba seguro de que todavía tendrían el apetito para comer,
pero el momento en que el camarero estaba fuera de la habitación,
cayeron en la comida como bestias hambrientas.
Levanté una ceja hacia el compartimento extraño, pero me centre
en mi propia comida. Iba a encontrar a este Paul, con el tiempo, y
cuando lo hiciera, iba a dejarlo en seco y dejarlo en una cuneta con los
buitres para acabar con él.

96
Página
18 Traducido por MicaDeMaddox

Corregido por Jessmddx

Brooklyn
Habían pasado ya unos días desde que recibimos la noticia, y
Nora se estaba tomando la molestia. Era comprensible, ya que no era
solo que un hombre la dejara plantada. Le había mentido, le había
robado y desapareció.
Durante los últimos días, había estado con Nora, consolándola.
Me había mudado del departamento que ya me había comprado, y todas
mis cosas se mudaron a su apartamento más grande. Nora no era muy
rica, pero después del dinero con el que Paul se fue, ella definitivamente
era más pobre.
—No te preocupes demasiado, ¿de acuerdo? —dije suavemente—.
Abe definitivamente atrapará a este bastardo por ti. Con todos los
recursos que está aportando, estoy segura, ¿de acuerdo? Así que deja
de abatirte.
Nora solo suspiró y se movió un poco antes de acomodarse.
Estábamos sentados en su mesa de comedor, almorzando. Nora tenía el
codo apoyado sobre la mesa, la barbilla en la palma de la mano, y
estaba pasando la cuchara dentro de su tazón pero sin comer. Y
mientras ella no estaba comiendo, se sentía incómodo que comenzara a
comer yo, así que tampoco comía.
No me gustaba ver a mi amiga tan triste. Esta era Nora, la mujer
que se mantenía en movimiento incluso si diez hombres la
abandonaron, pero ser estafada por alguien con quien estaba saliendo
la afectó de manera diferente.
—¿Tal vez debería dejar ir esto? —preguntó ella débilmente,
mirándome.
—¿Crees que puedes dejarlo ir? —le pregunté, arqueando una
ceja.
Suspiró y se sentó en su asiento, cruzando los brazos sobre el
pecho mientras fruncía el ceño. —Honestamente, no lo creo. Tú, de
todas las personas, sabes cuánto odio que me engañen. Realmente
97

pensé que este chico tenía sentimientos por mí, pensé que quería
casarse conmigo y estaba muy emocionada al respecto. Pero no solo
Página

estaba viendo a otra persona, sino que era una mujer más joven,
relacionada con alguien que yo conocía, y se fue con mi dinero. Sin
mencionar todos los otros objetivos.
Nora resopló, y escuché golpes ligeros mientras golpeaba su pie
contra el suelo. Ella también había estado haciendo esto, moviéndose
entre la ira y la depresión, aunque podía decir que estaba enfadada
principalmente. Especialmente porque no podía hacer nada más que
sentarse y esperar a que encontraran a Paul. Fuimos a la policía
después de que Abe nos dijo que el tipo era un estafador, y tanto Abe
como la policía estaban buscándolo, pero Nora no pudo contribuir. Iba
en contra de todo lo que ella era, que probablemente era la razón por la
que la estaba atacando tan duro.
—¿Deberíamos posponer el almuerzo otra vez? —pregunté con un
suspiro—. Hemos tenido que calentar esto dos veces ya. Si lo hacemos
de nuevo, no creo que sea saludable. Demasiado microondas... ondas o
lo que sea.
—En este punto, ¿todavía es el almuerzo? —bufó ella, luego
suspiró—. No, está bien. Deberíamos solo comer. No voy a morir de
hambre por esto, si ni siquiera lo haré por perder peso.
—No necesitas perder peso —le dije con paciencia—. Ya te lo dije
cientos de veces, te ves bien. Eres un poco más curvilínea que yo, pero
eso no es exactamente algo malo.
Por primera vez en mucho tiempo, esbozó una sonrisa. Era de
aspecto pequeño y casi doloroso, pero era una sonrisa, y me hizo sentir
aliviada.
—Lo que sea que digas —dijo con un suspiro—. ¿Por qué no
comemos, y luego puedo lidiar con todo lo relacionado con la boda? Ya
ha sido cancelada, pero no he hecho las llamadas para cancelar nada…
Observé hasta que ella comenzó a comer antes de que yo hiciera
lo mismo. Ambas fuimos sometidas durante toda la comida. Por lo
menos, pensamos pedir comida para llevar en lugar de intentar hacer
algo nosotras mismas, porque no pienso que hubiera sido comestible.
Después, nos paramos una al lado de la otra en el fregadero y lavamos
los platos.
Justo Nora estaba a punto de encerrarse en el dormitorio para
hacer las llamadas que necesitaba, cuando mi celular vibró. Ambas
sabíamos que el mensaje era de Abe, y Nora se congeló, sus ojos se
dirigieron a mi celular.
—¿Es él? —preguntó, acercándose.
Abrí la pantalla y leí el texto. —Sí, él pregunta cómo estamos.
Escribí una rápida respuesta: "Estamos bien. ¿Hay noticias?"
“Tengo una pista sobre él, pero quería algo más. ¿Te apetece
98

salir? Vosotras dos”.


Página
Fruncí mis labios y le mostré a Nora el segundo mensaje para que
ella pudiera tomar la decisión por sí misma. Ella reflexionó por un
segundo, luego me miró con determinación.
—Vamos —dijo ella—. Podríamos también. Es mejor que quedarse
aquí sin hacer nada.
—¿No tienes llamadas que hacer?
—Pueden esperar un poco más —dijo con una mueca de dolor—.
Honestamente, no estoy en contra de dejarlo todo. No sé cómo voy a
enfrentar a toda esa gente, y cuánto dinero he invertido en todo esto...
Ella suspiró, luego se dirigió a la habitación, y la seguí mientras le
mandaba un mensaje de texto a Abe para que pudiera recogernos. Las
dos estábamos en camisetas y sudadera por comodidad, pero ahora que
estábamos saliendo, necesitábamos cambiarnos. Hacía un frío especial
afuera, así que nos vestimos con jeans y blusas, con chaquetas y
bufandas. Nora me dejó tomar prestado un par de sus botas.
Cuando salimos, Abe ya estaba estacionado y esperándonos con
Maria en el asiento delantero. Bajó la ventanilla y nos saludó.
—Entren.
—¿Puedo preguntar a dónde vamos? —pregunté, deteniéndome.
Sin embargo, Nora saltó sin vacilar, así que la seguí.
—No te preocupes, será un lugar que a todos les encantará.
Espero.
El auto ya se estaba moviendo, así que decidí confiar en él. Todos
estábamos en silencio, con la radio en alguna estación de música rock
para llenar el silencio. No era tan tarde en la noche, pero todavía
encontramos algo de tráfico. Luego entramos al estacionamiento
privado de lo que parecía un club.
—¿Qué estamos haciendo aquí? —le pregunté mientras salíamos
del automóvil.
Él arqueó una ceja hacia mí. —¿Para qué crees que es? Les traje
mujeres aquí para que las desperdicien. Es la mejor manera de olvidarte
de un cabrón, ¿verdad? Pero todas las mujeres saben mejor ahora que
se ocuparán de sus resacas por su cuenta.
Nora resopló. —Como si te necesitara para eso.
Maria solo rio y siguió a Nora. Abe estaba detrás de ellas, y yo
estaba detrás de él, mirándolo con una nueva apreciación. Que hiciera
todo lo posible para invitar a Nora a que lo hiciera cuando ni siquiera le
gustaba me hacía feliz. No me atrevía a pensar que él lo estaba
haciendo por mí, pero mi corazón aún tartamudeaba.
Entramos al club, y de repente era mucho más oscuro. Había
99

luces estroboscopias de varios colores girando alrededor de la


habitación, música de buen ritmo y buen gusto de los altavoces. El
Página

lugar estaba un poco abarrotado incluso tan pronto, la gente estaba en


la pista de baile, los camareros caminando con bandejas que llevaban
bebidas y vasos vacíos.
—Síganme —nos llamó Abe.
Nos condujo a unas escaleras presionadas cerca de la pared que
tenían una cuerda y dos gorilas de pie al lado de la misma. En el
momento en que vieron a Abe, la cuerda se retiró y se le permitió pasar.
Caminamos hasta el segundo piso que estaba un poco menos
concurrido. Había asientos cómodos en grupos, y Abe nos llevó a un
área libre. Un sofá y dos asientos rodeaban una mesa de café, y
estábamos justo en el balcón con la mejor vista en el primer piso.
—Vengo aquí a menudo —dijo Abe, sentándose en el sofá y
tirando de Maria con él. Nora tomó el único asiento frente al balcón, y
yo tomé el que estaba frente a Abe—. Beban, señoras. Lo que sea que
quiera pedir, voy a pagar la cuenta. Pueden hacer lo que quieran y
prometo llevarlas a todas a casa de forma segura. Eso significa, no
recoger chicos.
Lo último fue dicho con una mirada fulminante a su hermana,
quien solo puso los ojos en blanco.
—¿Puedo bailar con un chico?
—No hay que andar a tientas ni salir de mi vista o haré que el de
seguridad te siga —dijo Abe inmediatamente.
—Lo que sea —murmuró Maria, alejándose de él y mirando a su
alrededor—. ¿Dónde están los camareros por aquí...?
Abe levantó una mano y se materializó de inmediato. Dimos
nuestros pedidos de bebida, y pude decirle a Maria que Nora lo
apreciaba, incluso con las reglas. Y, yo también. Todo el tiempo, tenía
los ojos puestos en Abe como lo vi en una luz totalmente diferente.
Él... era mucho más confiable de lo que había sido incluso hace
seis años, y estaba empezando a pensar que estaría bien confiar en él.

100
Página
19 Traducido por kensha

Corregido por Jessmddx

Abe
—La retuve todo el tiempo que pude. Si vas a hacer algo, será
mejor que muevas tu culo pronto. Y si ella te pregunta, no tuve nada
que ver con esto.
Acabe de hablar por teléfono con Nora y me levanté. Estaba en
casa, después de tomarme un descanso del trabajo. Tenía un plan en
proceso, desde que Brooklyn iba camino a su casa hoy, tendría que
hacerlo hoy.
Con todos los problemas en torno al asunto de Paul, no habíamos
tenido mucho tiempo para hablar desde ese día en el café hace una
semana, por lo que ninguno de los dos había dicho nada sobre su
regreso a casa. Sabía que venía, pero estaba demasiado ocupado, entre
el trabajo y tratando de atrapar al estafador, que no le pude prestar
mucha atención.
Si no me apuro, sabía que iba a pagar por ello.
Paul había sido encontrado. Mi gente llegó a él un poco antes que
la policía lo hiciera, y lo que le pasó estaba fuera de mis manos, pero al
menos iría a la cárcel por bastante tiempo. La mayor parte del dinero
que había robado de Maria y Nora, aunque no todo, había sido
recuperado. Había otras personas que también lo buscaban a las que
había robado, pero solo me preocupaban por esas dos.
Fue cuando llamé a Nora, que tuve una idea. No era
necesariamente mi más brillante, pero pude admitir que está
empezando a sentirme desesperado.
No quería que Brooklyn se fuera. Estábamos en muchos mejores
términos, pero tenía esta pesadilla de que si ella se iba de regreso a
California, nunca llegaría a verla otra vez. No importaba que yo pudiera
tomar un jet privado y que algunas personas encontrarán donde ella
trabajaba y vivía para mí. Solo porque podía, no significaba que era una
buena idea, y había evitado hacerlo antes porque parecía un poco
101

acosador.
Lo que quería, era que Brooklyn me diera una oportunidad, no
que corriera lejos de mí porque yo estaba actuando espeluznante.
Página
Hice una llamada da Maria, y a mis padres. Fue un aviso corto,
pero no había tiempo como el presente. Luego volví a mi habitación,
escogí un buen traje y me lo puse. Me apresure a salir de la casa e ir a
mi auto, esperando no encontrar demasiado tráfico en el camino. No
sabía cuándo era el vuelo de Brooklyn, porque Nora no lo sabía, así que
sería una suerte si me las arreglaba para llegar antes de que se fuera.
Tan solo podría hacer una búsqueda o llamada para comprobar, pero
quería mantener un poco la esperanza.
Afortunadamente, no hubo ningún tráfico en el camino. Al cabo
de media hora, llegué al aeropuerto. Hubo algo de retraso mientras
busqué estacionamiento, luego estaba saltando fuera del auto y
dirigiéndome hacia la terminal. Mi celular vibro en mi bolsillo y saqué
afuera para ver el mensaje que acaba de llegar. Era de Nora.
—Todo en control en mi lado, tu trata con el tuyo. ¡Si fracasas,
será mejor que me lo compenses!
Sonrió, pensando que podría gustarme Nora después de todo.
Luego, volví a mirar alrededor del aeropuerto, tratando de encontrar a
Brooklyn. Estaba un poco abarrotado, y vestido como estaba, estaba
llamando mucho la atención y fue difícil pasar a todas esas personas.
No sabía si considerarme o no afortunado de que nadie pareciera saber
quién era yo.
Finalmente, después de lo que pareciera una eternidad, la
localice. Estaba sentada en una de las áreas de espera, sus maletas al
lado de ella, su cabeza inclinada hacia abajo mientras miraba algo en
su celular. Sonreí, aliviado, luego caminé lentamente hacia ella. Ya no
tenía ojos para las personas que bloquearon mi camino, caminando
fácilmente alrededor de ellas hasta que me detuve a unos pasos de ella.
Sea lo que sea que la tenía absorta en su celular, ni siquiera se
dio cuenta de que estaba allí parado observándola. Sonreí suavemente y
solo la observe por un momento, con su cabello recogido en una coleta,
unos cuantos mechones sueltos cayendo y rodeando su rostro. Estaba
mordiendo su labio, con las manos apretadas contra el celular. Por lo
que pude ver, ella realmente no estaba haciendo nada aparte de mirarlo
con una concentración absoluta. Había estado tan ansioso antes que no
pude evitar soltar una pequeña carcajada.
—Brooklyn —llamé, aun riéndome.
Levantó su cabeza bruscamente y me miró boquiabierta.
Entonces miró entre su pantalla del celular y a mí, y lentamente se
levantó.
—Espera, ¿de verdad te llamé? —susurró—. Pensé que solo me
estaba imaginando como todas esas veces que llamé o escribí…
102

Contempló fastidiosamente su celular, y sonreí bobaliconamente


hacia ella, calidez llenando mi pecho ante el pensamiento de ella
pensando tan duro en querer hablarme antes de irse que estaba
Página

congelada.
—¿Puedo preguntar, si no hubiera venido, habrías llamado o
enviado un mensaje antes de subir al avión?
—Yo… yo no estoy segura —dijo tranquilamente sin levantar la
vista.
Camine más cerca y toque su mejilla con mi dedo, gentilmente
inclinando su cabeza hacia arriba para que me mirara. Parpadeó con
sus ojos azules hacia mí, y me resistí ante la necesidad de presionar un
beso en sus labios.
—Me alegro de haberte atrapado —murmuré—. Pero realmente
deberías haber tratado de hablarme antes de irte, al menos. ¿Qué harás
cuando empiece a pensar que no te preocupas por mi más, mmm?
—No es que no lo haga —dijo rápidamente, su rostro
oscureciéndose por el rubor rosa—. Yo solo… ¿no estaba segura de que
decir? Y has estado tan ocupado que no quería interrumpirte.
—Estoy de licencia del trabajo por un mes —repliqué—. Quiero
decir, probablemente seguiré tomando llamadas, pero puedes
interrumpirme tanto como quieras ahora, con todo el tiempo libre que
tengo.
—Tu… —dejó que su voz se fuera apagando, sus ojos muy
amplios.
—Todavía estábamos en medio de hablar de las cosas —le
recordé.
Ella se detuvo. —Oh.
Esa noche, cuando ella y yo nos dirigíamos al lugar de mi
hermana para conversar sobre nosotros, antes de que surgiera el
asunto de la estafa, y se suspendió desde entonces.
—O… ¿decidiste renunciar al final? —pregunté lentamente,
sintiendo mi corazón apretarse en mi pecho. Se aflojó inmediatamente
cuando sacudió su cabeza rápidamente.
—No, es solo que tengo muchas cosas en casa. Quiero decir, vivo
sola, pero hay trabajo, más o menos he usado mis días libres, no puedo
demorar en volver. Originalmente, habría tomado un vuelo por la noche
solo para volver por la mañana, pero luego pensé que podría volver
temprano y limpiar la casa…
—Podemos lidiar con tu trabajo más tarde.
—¿Nosotros…? —Sus ojos se ensancharon.
Sonreí y busqué en mi bolsillo. Luego, tomé una de sus manos en
la mía y me arrodille. Escuche un grito ahogado, y no fue solo de ella.
Los murmullos empezaban alrededor de nosotros, y podía sentir todos
103

los ojos en mí, pero los ignore.


—Brooklyn. Esta propuesta llega… muy tarde, pero me gustaría
Página

pensar que ambos estamos listos ahora. Te amé hace seis años y te sigo
amando ahora. Sin importar el camino que tomen las cosas de aquí en
adelante, quiero tenerte en mi vida. ¿Te casarías conmigo?
Sus ojos se empañaron mientras llevó su otra mano sobre su
boca. Me miró por un largo momento, y luche para lucir mucho más
seguro de lo que realmente estaba. Todavía había la posibilidad de que
me dijera que no, y la propuesta era solo el comienzo de esto, después
de todo.
Después de lo que me pareció una eternidad, asintió con su
cabeza mientras parpadeaba las lágrimas lejos de sus ojos. Cuando
apartó su mano lejos de su boca, fue para revelar una sonrisa, aunque
inestable.
—Sí, Abe. Me casaré contigo. —Luego ella se echó a reír—. Y
tienes razón, llegas un poco tarde con eso.
Sonreí poniéndome de pie. Retire el anillo de la caja y lo deslicé
por su dedo. Hubo aplausos y silbidos a nuestro alrededor, pero apenas
los escuche.
—Vamos a casarnos ahora —sugerí a continuación.
Los ojos de Brooklyn se abrieron de par en par mientras me
miraba boquiabierta nuevamente. —¿Qué? —susurró.
—La boda, ¿recuerdas? —dije, apretando mis manos alrededor de
las suyas—. Se suponía que era la de Nora, pero ella no se va a casar.
Todo está preparado, y se suponía que la boda debía… pensé que ella
iba a cancelar todo, sin embargo.
Sacudí mi cabeza. —He estado hablando con Nora la semana
pasada, más de lo que lo he hecho antes, honestamente. Iba a
cancelarlo todo, pero pensé que sería un desperdicio. Envié algunas
invitaciones rápidamente y todos los asistentes están invitados.
Ninguno de los eventos fue cancelado, y tú te probaste el vestido
perfecto…
—Esto va un poco rápido —exhaló—. ¿Y en qué estabas
pensando, haciendo algo como esto? ¿Qué pasaría si me hubiera ido
ayer, como lo había planeado?
—Entonces habría sido un novio despechado —dije con una
sonrisa, agradeciendo internamente a Nora por su interferencia—. Pero
eso no sucedió, y no veo que esto se mueva demasiado rápido.
Brooklyn, estuvimos juntos por tres años, y separados seis. En todos
estos años, ninguno de nosotros pudo olvidar al otro. No quiero más
arrepentimientos, y estoy absolutamente seguro de que quiero
comprometerme contigo por el resto de mi vida. Así que, por favor…
Brooklyn, cásate conmigo. En este momento.
104

Contuve la respiración y esperé. Ya había accedido a casarse


conmigo, así que incluso si no era hoy, iba a suceder algún día. Pero
luego sonrió y apartó una de sus manos, apretando la otra alrededor de
Página

la mía. Alcanzó la maleta, luego me miró con completa confianza.


—Vamos —dijo determinada.
Le sonreí, recogí su otro equipaje y salimos corriendo del
aeropuerto, con más aplausos y abucheos detrás de nosotros.

105
Página
Epílogo
Traducido por Atómic_Mellark

Corregido por Jessmddx

Brooklyn
No sabía cómo lo habían hecho, pero en menos de una semana,
la boda de Nora se había convertido en mi boda. Me sorprendió incluso
cuando, mientras me estaba vistiendo, mis padres se presentaron de la
nada. Abe había dispuesto absolutamente todo. Había ropa incluso lista
para mis padres, y mi madre me ayudó a lograr estar lista, entonces
papá estaba allí para llevarme por el pasillo.
Durante todo el tiempo, me sentí como si quisiera romper a
llorar. En cambio, tenía la sonrisa más grande mientras me llevaban a
una multitud de personas, esperando que llegara. Nora había
conseguido reservar el jardín del hotel, y a un lado de ella había
asientos dispuestos en filas ordenadas en dos lados con una alfombra
roja literal por la mitad, fue la boda que había imaginado, incluso si no
fuera para mí.
Mis ojos no estaban en la decoración, o el pueblo, o el paisaje.
Fue en el hombre que me esperaba por el pasillo, vestido con un traje
oscuro con el pelo de estilo de la cara, una amplia sonrisa fácil para mí
y sus ojos color avellana abriéndose y cerrándose felizmente.
Mi respiración se detuvo en la garganta, y yo estaba muy
contenta de haber ido con el vestido con el espeso velo, o todo el mundo
hubiera visto bien a la cara mientras trataba de contener el llanto. En el
momento en que hice al frente, y mi padre me ha entregado a Abe,
todavía me sentí como todo esto era demasiado bueno para ser verdad.
La mano de Abe era sólida en la mía, sin embargo, dándome un ligero
apretón, lo suficiente para mantenerme en tierra.
La boda prosiguió, el pastor pronuncio un breve discurso y luego
nos hizo recitar nuestros votos. Ambos dijimos que sí, nos trajeron un
par de anillos de oro y nos los pusimos el uno al otro. Abe me quitó el
velo y me dio un beso casto en los labios, con sus ojos ardiendo con la
106

promesa de más para más adelante. Luego, a un lado, firmamos los


documentos necesarios, y así, éramos marido y mujer. Después, en la
Página

recepción.
Incluso yendo a través de todo el proceso, me quedé un poco
aturdida.
Este es el día en que yo había estado esperando, durante los
últimos seis años, y se fue tan rápido.
—¿Qué estás pensando?
Abe se coló por detrás de mí y me dio un abrazo de vuelta,
apoyando la barbilla en mi hombro. Suspiré y me recosté contra él,
presionando mis propias manos encima de las suyas. Estaba parada a
un lado mirando las festividades, sintiéndome cansada pero feliz.
—¿Es extraño, cómo todas estas personas están aquí para mí, y
me siento como si fuera un observador externo?
—Por supuesto, no —dijo Abe con una sonrisa—. Aunque, lo
hiciste al revés. Hoy en día es todo acerca de nosotros, y ellos son los
extraños.
—¿Muchos de ellos aquí para echarnos un vistazo?
—En nuestro momento de felicidad —agregó en voz baja—.
Debido a que son las personas que se preocupan por nosotros dos.
Abe tenía razón en eso. Además de mi familia, de su propia
familia estaba allí. Incluso logró encontrar a algunos de nuestros viejos
amigos de la universidad y los invitó. Los invitados no sumaban cien,
pero eran todas las personas con las que estábamos cerca.
Incluso había tenido la oportunidad de hablar con sus padres.
Eran un poco severos, y no podía decir si me desaprobaban o no, ya
que había estado tan nerviosa todo el tiempo. Ni siquiera podía
molestarme en intentar impresionarlos, luchaba por actuar con
normalidad, y Abe, el traidor, me había dejado sola en ese momento. Lo
había visto recibir un tratamiento similar de mis padres, y por eso no
estaba todavía enfadada con él.
—¿No les gusto a tus padres? —pregunté de repente, mirando
por encima del hombro.
—¿Por qué dices eso? —preguntó hacia atrás, arqueando las
cejas.
—No sé... Es decir, yo realmente no sé nada de ellos. Me di
cuenta cuando estaba de pie delante de ellos, que salimos por tres años
y conocí a su hermana un par de veces, pero nunca conocí a tus
padres. ¿Alguna vez les dijiste algo sobre mí?
Suspiró, los ojos se mueven lentamente a través del cuarto. —Se
podría decir que lo hice, pero también se podría decir que no lo hice. Es
decir, siempre supe cómo iba a ser mi vida desde que era un niño. No
sabía si ellos lo aceptarían o no antes, por lo que solo les conté
107

fragmentos. Ni siquiera sabían tu nombre hasta que los llamé para


venir hoy a nuestra boda.
Página
—¡Qué! —grité, tratando de girarme. Solo que él no me dejaría ir,
y yo había dejado de luchar.
Abe, completamente indiferente, se rió entre dientes. —Pensaron
que era algo que superaría, y no intenté cambiarles de opinión. Fuiste
una sorpresa en mi vida, y realmente tenía la intención de proponerte
hace seis años. —Tomó una de mis manos, la que tenía los anillos, y la
levantó para que los dos miráramos—. Compré este anillo de
compromiso para ti mucho antes de que te graduaras. Pero todavía
terminé un año antes de que lo hicieras, y el año adicional que me
quedé fue en contra de los deseos de mis padres. Al final, pensaron que
solo necesitaba establecerme, así que me acordaron una cita a ciegas
con una mujer que consideraban adecuada.
Podía sentir un escalofrío a través de mi pecho, pero esperé a que
terminara.
—Me negué a conocer a la chica, aún estaba contigo, y eso causó
un pequeño problema. No es suficiente para derribar el imperio familiar,
pero sí para causar problemas a muchos de nuestros empleados. Verás,
siempre supe que tendría que asumir el manto algún día, pero después
de ver a mi padre hacerlo durante años, pensé que sería sencillo. No se
me había ocurrido que sería responsable de las vidas de miles de
personas hasta ese incidente.
—¿Se arregló? —pregunté, sintiendo curiosidad.
Él suspiró. —Al final, lo fue, pero no fue fácil. Pensé que
necesitaba asumir la responsabilidad, y no era necesario que
compartieras esa carga conmigo. Pensé que los dos podríamos seguir
adelante… pero terminé suspirando por ti durante seis años.
Después de escuchar lo que tenía que decir, tiré de sus brazos
para que me soltara, a continuación, rodeé en sus brazos y tomé su
rostro entre mis manos.
—Deberías haber hablado conmigo antes de decidir por ti mismo.
—Los primeros dos años fueron agotadores —dijo en un susurro,
metiendo mechones de pelo detrás de mi oreja—. También fue una
buena distracción, y hubo algunas veces en las que pensé que iba a
fallar. Pensando, todavía me sorprende que logré sobrellevar esos
momentos. Incluso ahora, sin embargo, en realidad no puedo relajarme.
Sonreí y sentí que mis labios tiemblan, mientras presionaba mi
frente contra la suya. —Bueno, como dijiste en el aeropuerto, sin
embargo, las cosas van a partir de ahora, definitivamente estoy contigo
por el resto de nuestras vidas, ¿de acuerdo? Voy a demostrar que
puedes confiar en mí. Haré que mis padres me desalojen el apartamento
y solicitaré una transferencia de mi trabajo, o buscaré otro aquí. No voy
108

a dejarte ir esta vez.


Él le devolvió la sonrisa, acercándose más a picotear mí en los
Página

labios. —Te mantendré en eso.


Solté una risa ligera mientras envolvía mis brazos alrededor de
su cuello y hundí mi cara en su cuello, y luego suspiré.
—Nueva York no es tan malo después de todo —dije. A
continuación, se estremeció y sintió que sus brazos se apretaron
alrededor de mí—. Incluso si es un poco frío.
—Me alegro de que pienses eso —dijo Abe de espaldas—. Y te
prometo que haré mi mejor esfuerzo para mantenerte en calor.
Se echó hacia atrás al mismo tiempo que yo, y ambos nos
inclinamos hacia delante mientras nuestros ojos se cerraban,
reuniéndonos en el medio de un suave beso de promesa.
Quizás fue mejor que pasáramos el tiempo separados. Seis años
se sentía como un largo tiempo, pero ahora se sentía perfecto.
Ya no era la novia falsa, era real y con el hombre que nunca he
dejado de querer, pero él era un hombre mejor y el más adecuado para
mí.

Fin

109
Página
Realizado sin fines de lucro para promover la lectura.
Apoyemos a los autores comprando el original.
¡Para más lecturas como estás visítanos!

110
Página
Página 111

Vous aimerez peut-être aussi