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¡Disfruten la lectura!
2
Página
Staff Paradise Books
Moderadoras
Alysse Volkov
Tessa
Traductoras
Alysse Volkov Micafp_2530
Tessa Luisa1983
Larissa Walezuca
Corazon_de_Tinta Claudiavero
Lipi Sergeyed
Correctoras
Claudiavero
Maggiih
3
Página
Staff Acualand
Moderadoras
Dew
Atómic_Mellark
Traductoras
Dew Walezuca
Eli25 MicaDeMaddox
Emotica G.W Kensha
Correctoras
Jessmddx
Walezuca
Lectura Final
Jessmddx
Diseño
Atómic_Mellark
4
Página
Índice
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
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Epílogo
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Sinopsis
Hace seis años, le rompí el corazón, pero no volveré a cometer el
mismo error.
Cuando entré en la tienda nupcial como un favor para mi
hermana, no esperaba ver a mi primer amor, Brooklyn, con un vestido
de novia.
La dejaría ir, pensé que era lo correcto en ese momento. Ahora,
ella está a punto de casarse con alguien más.
Merezco el dolor de corazón, sé que lo hago.
Por un momento, se gira hacia mí, su sonrisa titubea,
reemplazada por el shock y el miedo estrangula cualquier palabra que
podría haber dicho.
Yo era un niño cuando me fui, ahora soy un hombre. Un hombre
con un negocio de mil millones de dólares que no conoce el miedo.
El miedo era algo que pensé que había dejado atrás.
Quiero decirle algo, cualquier cosa que la haga volver a ser mía.
En cambio, trato de alejarme. La realización me detiene; ella está
a punto de ser la novia de alguien, y no puedo dejar que se vaya. No si
todavía hay una posibilidad de que pueda hacerla mía.
Es hora de dejar ir el pasado y tomar lo que debería haber sido
mío. Pero ella se ha ido… al igual que hace seis años. Tengo que
encontrarla, antes de que sea demasiado tarde…
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1 Traducido por Claudiavero
Corregido por Claudiavero
Brooklyn
Un sonoro timbre interrumpió mi sueño, pero cerré los ojos y lo
ignoré, girando en mi cama y tapándome con los cobertores encima de
mi cabeza. No estaba lista para levantarme todavía, y estaba libre de
trabajo, por lo que intentaba al menos dormir. Pero el sonoro timbre no
se detenía, y gruñí.
—¡Vete ya! Es demasiado temprano...
Finalmente, el timbre se detuvo. Estaba a punto de regresar a
dormir, cuando escuché que se abría una puerta, y una voz fuerte gritó.
—¡Jefa! ¡Oye, jefa! ¡Mejor que no sigas en la cama o te golpearé el
culo hasta dejártelo negro y azul!
Al sonido de la voz, solo pude despertar. Empujándome para
quedar sentada en la cama, me froté los ojos y bostecé. Un momento
después, la puerta de mi habitación se estaba abriendo, y mi amiga,
Nora, entró. Tenía un ceño fruncido en su rostro mientras estaba
parada allí con los brazos en las caderas.
—¡Brooklyn! ¡No seas floja, hoy de todos los días! Si hubiera
sabido que estarías así, ¡te habría hecho quedarte conmigo! Ya he
estado esperando por una hora.
Estreché mis ojos hacia ella y gruñí.
—Ruidosa. Es por eso por lo que no quería quedarme contigo en
primer lugar, ¿de acuerdo? Eres tan malditamente molesta cuando
estás emocionada. ¿Qué hora es?
—Son casi las ocho de la mañana —dijo Nora con un bufido,
cruzando los brazos sobre su pecho.
Mis ojos se agrandaron.
—Espera, ¿de verdad? —Miré alrededor de la habitación, luego vi
mi celular en la mesita de noche a la derecha. Lo recogí, y
efectivamente, eran las ocho menos ocho—. ¿Qué quieres decir con que
me has estado esperando durante una hora? ¿Qué tan temprano te
despertaste?
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revisado mis cosas. Miré el vestido que había escogido para mí, y fruncí
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el ceño.
—No hay forma de que lleve un vestido tan corto —le dije,
mirando fijamente su maxi vestido de cuerpo enfundado—. Nueva York
es demasiado frío para eso.
—Si no planeabas usarlo, ¿por qué lo trajiste? —replicó.
—Empaqué eso para ocasiones especiales, no para salir contigo a
escoger tu vestido de novia. Tengo jeans, me pondré un par.
Frunció los labios, pero no dijo nada mientras me veía poner el
vestido en mi maleta y sacar un par de jeans, una blusa blanca y una
chaqueta de cuero. La miré hasta que suspiró y se levantó de la cama
para dejarme vestir.
—¿Por qué estás siendo tan tímida? Ya he visto todo lo que hay
que ver —se quejó.
—Han pasado seis años, ¿y si algo ha cambiado? ¿Eh? —desafié—
. Podría haberme hecho un piercing o un tatuaje o algo así.
Nora hizo una pausa y me miró.
—¿De verdad?
Miró con curiosidad, pero la empujé fuera de la habitación. Como
el infierno, haría algo tan loco. No solo tenía mucho miedo al dolor
físico, ni siquiera con todo el dolor emocional con el que me fui de
Nueva York, nunca fue suficiente para hacer algo tan imprudente, sin
importar qué tan borracha hubiera estado.
Me vestí rápidamente y me encontré con Nora en la sala de estar.
Quería ir a la cocina y preparar algo para comer, pero ella simplemente
me agarró e impacientemente me arrastró afuera.
—Nora, no he comido nada —me quejé.
—No importa, podemos conseguir algo en el camino.
Su voz era una mezcla de ansiedad y emoción. Entonces, la dejé
hacer lo que quisiera y le sonreí en secreto a sus espaldas.
La verdadera razón por la que no me quedaba con Nora, era
porque sabía que necesitaría un poco de tiempo para sí misma. Estaba
emocionada de casarse, pero yo estaba igual de ansiosa, por lo que tuve
que tomarme un par de semanas de trabajo y estar con ella mientras
terminaba los preparativos para su apresurada boda. Si me quedaba
con ella, me mantendría despierta toda la noche hablando de su
ansiedad y excitación, y no conseguiríamos nada.
También era que se despertaba demasiado temprano y esperaba
que la siguiera a todas partes. Era la primera vez que salía del trabajo
por un tiempo, sin embargo, cuidar de una demasiado excitada Nora me
quitaba más que mi trabajo.
Nos detuvimos en algún lugar por café y panecillos, y luego nos
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poco temprano para la cita, pero como la tienda no tenía citas previas,
no fue un problema. La encargada que se encontró con nosotros nos
llevó a algunos asientos situados alrededor de una de las plataformas
donde las mujeres estaban de pie con sus vestidos, y nos entregó una
cartera.
—Ya que no hizo ningún arreglo especial antes —explicó la
asistente—, por favor revise estos vestidos y dime qué estilo te funciona.
Tenemos todo a mano, aunque podríamos necesitar ajustar el tamaño
para usted...
—No, está bien —dijo Nora rápidamente—. Quiero el tamaño que
especifiqué antes.
La asistente dudó, pero finalmente asintió y se hizo a un lado.
Nora y yo comenzamos a buscar en la cartera.
—¡Oye, Brooklyn! Ven a ver esto, ¿no es bonito? ¡Oh, este
también! ¡Y éste!
Puse los ojos en blanco mientras ella seguía exclamando ante
cada foto, pero tenía que admitir que todos se veían hermosos. Después
de diez minutos de hablar de todo, eligió algunos que le gustaban y, a
partir de ellos, la ayudé a elegir aquellos en los que se vería mejor.
Cuando estuvimos listas, llamamos a la encargada para que Nora
pudiera mostrarle los vestidos que queríamos.
—Regresaré en un minuto —dijo asintiendo, y se dio vuelta para
irse.
Nora se movió nerviosamente a mi lado, su pierna rebotando
incontrolablemente mientras giraba sus manos juntas. Al verla tan
obviamente nerviosa, puse mi mano sobre la suya y di un pequeño
apretón.
—Cariño, si sigues actuando así de nerviosa, me voy a preguntar
si realmente quieres casarte con este novio tuyo —bromeé.
Ella me miró con sorpresa, como si hubiera olvidado mi presencia
por un momento, luego dejó escapar una leve risa.
—¡Por supuesto que quiero casarme con él, Brooklyn! Sé que ni
siquiera ha pasado un año... pero Paul me hace tan feliz, que cuando
me lo propuso, ¿cómo podría decirle que no?
—Él no te ha dado oficialmente un anillo todavía —dije con los
labios fruncidos en señal de desaprobación.
—No es su culpa —defendió Nora con seriedad—. Paul ha tenido
un momento duro en el trabajo, por lo que el dinero es difícil para él. De
hecho, lo conocí cuando estaba a punto de ser despedido, pero se las
arregló para luchar por mantenerlo. No estoy tan apurada por conseguir
un anillo de compromiso, me prometió uno antes de la ceremonia de la
boda, de todos modos. E incluso si no tengo uno, un anillo de bodas
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segura respecto a este futuro marido suyo. Ella hablaba mucho de él,
pero lo había visto realmente muy poco. Ya había estado con ella
durante los últimos cuatro días, y solo me había encontrado con el
hombre una vez y las dos veces muy brevemente. Además, no lo conocía
bien, así que no podía decir que confiaba en él, pero definitivamente
confiaba en Nora.
La asistente regresó antes de que pudiera pensar demasiado
sobre eso.
—Aquí tiene, señora —dijo.
Nora se había girado antes que yo, y sus ojos se iluminaron.
Cuando me volví y vi el vestido... jadeé.
—Nora, esto se ve increíble —susurré, levantándome para ir a ver
el vestido. Extendí mi mano para tocarlo, pero no me atreví, parecía tan
increíble y delicado...
—Pruébatelo.
Volví la cabeza para mirar a Nora que todavía estaba sentada con
calma, mirándome con ojos claros. Por un momento, pensé que la había
escuchado mal.
—¿Qué dijiste?
Ella sonrió y me saludó con la mano.
—Pruébatelo ya —dijo con insistencia—. Quiero ver el vestido en
ti. Brooklyn, no solo eres mi jefa, también elegiste este vestido. ¿No me
digas que no usarías algo que escogiste para mí?
Nora frunció el ceño, pero aún estaba sonriendo. No es que lo
necesitara para saber que solo estaba bromeando. Pero ya que lo ponía
de esa manera... Rodé los ojos hacia ella.
—Simplemente no te quejes si me veo mejor con este vestido —
dije con arrogancia, luego me volví hacia la encargada—. ¿Dónde me
puedo cambiar?
—Por aquí por favor.
Me llevaron a los vestuarios, y la asistente me siguió para
ayudarme. Aunque estar medio desnuda frente a una extraña y tener a
alguien ayudándome a vestirme era extraño, el vestido merecía ese tipo
de atención. Cinco minutos más tarde, estaba caminando de regreso a
la zona de asientos y en la parte superior de la plataforma de
visualización. Al lado de donde Nora y yo habíamos estado sentados
había un juego de espejos, y me eché un vistazo.
Asombroso…
En el espejo, mi cabello rubio estaba cayendo alrededor de mi
rostro, mis ojos azules estaban brillantes y húmedos. El vestido... era
simplemente una obra maestra. Era un diseño de sirena con el área
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con facilidad.
—Abe —dije con indiferencia, casi teniendo que ahogarlo más allá
de mi garganta—. Qué sorpresa verte aquí.
—Lo mismo digo —dijo.
Sus labios se crisparon, y no sabía qué cara quería hacer. Era
algo tan pequeño, que para otros fácilmente se habría pasado por alto,
pero ¿cómo podría? Abe Sánchez y yo habíamos salido durante casi
cinco años antes de ese incidente en la graduación. Demonios, ¿a quién
estaba tratando de engañar? En los últimos seis años, lo había echado
de menos como loca. Verlo ahora era como alimentar una vieja sed. El
único problema era que también abrió las viejas heridas en mi corazón
que había intentado tan desesperadamente cerrar.
Sin embargo, cualquier expresión que Abe intentara hacer, nunca
lo hizo, porque de repente bajó la mirada hacia lo que llevaba puesto. Se
sorprendió por segunda vez, y me miré a mí misma, recordando que
estaba en un vestido de novia.
Oh. Estaba claro que Abe había malentendido algo.
—¿Brooklyn...? —dijo mi nombre otra vez, con esa expresión de
asombro todavía en su rostro y su voz sonando confusa, vacilante.
Solo me tomó un segundo tomar mi decisión. Había entendido
mal, ¿por qué molestarse en explicarle?
—Lo siento, no esperaba verte aquí. Vine a mirar vestidos de
novia. ¿No me digas que también te vas a casar? —dije las palabras
deliberadamente.
Efectivamente, sus ojos parecían volverse increíblemente más
anchos, y su boca se abrió, pero no habló de inmediato.
Incluso con el dolor que aún me angustiaba, sentí un cierto
triunfo en mi pecho al hacer que Abe se quedara sin palabras en ese
momento.
—¿Estabas en medio de algo? —pregunté, mirando a mi alrededor
deliberadamente—. Por favor, no dejes que te distraigamos. Estaremos
aquí un buen rato y podríamos vernos después de que termines tus
asuntos. Apenas me he probado el primer vestido.
No importa cuánto lo amara, verlo aquí me hizo querer caer de
rodillas.
Decirle que, si le gustaba lo que vio, podría ser su novia.
Me gustaría llevar esto hasta el altar, encontrarme con él y ser
felices, muy felices. Tal vez tuvo tiempo y pensó en eso.
Pero, de nuevo, seis años era mucho tiempo.
Sin embargo, todavía lo extrañaba como si fuera ayer.
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Sabía que, como hace seis años, nunca sería mi realidad con él y
lo único que podía hacer era fingir que era feliz ahora y que iba a
Página
Abe
—¿Señor? ¿Hay algo en lo que pueda ayudarle?
La voz rompió mi mirada, y giré para ver a la mujer que se me
había acercado. Estaba vestida con un sencillo traje de falda marrón y
crema con el logotipo de la tienda en el bolsillo de la chaqueta. Me
miraba con una sonrisa profesional, y yo asumí que era una empleada
de la tienda.
—Um… —murmuré.
¿Por qué vine aquí?
Vine a la tienda con un objetivo. No uno que me gustara mucho,
pero era lo último que esperaba ver. Mis ojos se deslizaron de nuevo
hacia Brooklyn, y pude sentir que mi garganta se secaba y mi corazón
se apretaba con fuerza.
Todavía se ve tan hermosa… pero está vestida así para otra
persona, ¿no?
Apreté mis labios y giré para mirar a la asistente. —Vine a hacer
una cita, ¿sería posible?
—Por supuesto, señor. Por favor, déjeme…
—Ya está ocupado aquí —interrumpí, casi dando la vuelta para
volver a ver Brooklyn—. Parece que estás ocupada, si pudiera encontrar
a alguien más que me atienda…
—Déjeme llamar a alguien —dijo inmediatamente, y luego se giró
para irse.
Sin la distracción en el camino, sólo podía volver a Brooklyn. Se
había bajado del andén y, para mi sorpresa, a su lado, estaba Nora. Los
dos habían sido mejores amigas durante toda la universidad, y parecía
que eso no había cambiado. Si Nora estaba a su lado y estaba en Nueva
York, entonces debe ser verdad.
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hacia mí.
Sonreí y dije—: Nora.
—Qué estás haciendo aquí, ¿eh? —se mofó, mirándome con
desprecio—. No has respondido a la pregunta. ¿También te vas a casar?
Apreté los labios, por un momento, tentado de decir que solo
quería ver si perdía la mirada arrogante de su rostro.
Nora y yo no habíamos sido exactamente unidos. La conocí antes
de conocer a Brooklyn cuando estábamos en la universidad. Salió con
una amiga cercana, pero no duraron mucho, y después de que
rompieron, conocí a Brooklyn. Al principio no éramos cercanos, porque
todo lo que podía ver era a la amiga del bastardo que le rompió el
corazón a su amiga, pero Nora siguió adelante y las cosas entre
Brooklyn y yo fueron más fáciles. Pero nunca le gusté a Nora desde
entonces.
Decidí decir la verdad.
—En realidad estoy aquí para concertar una cita para mi
hermana —expliqué, mi expresión se oscureció a medida que mi estado
de ánimo se volvió sombrío—. Es absolutamente insistente en casarse, y
absolutamente insistente en conseguir esta tienda, solo que no tiene
tiempo para venir ella misma.
—¿Y tú sí, señor Director Ejecutivo? —contestó Nora.
Suspiré.
—Bueno, soy el jefe, así que puedo encontrar tiempo libre cuando
me conviene.
Aunque normalmente estaba ocupado, esta era mi hermana.
Tendía a ser extremista cuando quería cosas, y estaba empezando a
pensar últimamente que tal vez la complacía demasiado.
—¿No es un poco joven para casarse? —exclamó Brooklyn.
Giré para mirarla y noté su expresión de aturdimiento. Había
estado evitando mirarla directamente porque sabía que una vez que
viera su rostro no querría mirar hacia otro lado. Sus claros ojos azules
estaban fijos en los míos, y no pude evitar perderme en ellos.
—Um… —murmuré, me quedé aturdido—. María… insiste en
casarse, hasta el punto de que hasta nuestros padres están de acuerdo.
Es demasiado joven, pero no escucha a nadie, ni siquiera a mí.
Todavía no podía creer que mi hermana pequeña pudiera hacer
algo tan estúpido. Acababa de cumplir veintiuno, e incluso había hecho
una pausa en la escuela para el momento de casarse. Si continuaría o
no después del matrimonio, tenía mis dudas. Lo único que hizo fue
quejarse de la escuela y de cómo iba a encontrar un marido que la
cuidara. No la dejaría salir a la calle si no estuviera trabajando, la
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aquí estaba hecho, pero no creí que pudiera irme. Incluso si no había
esperanza para nosotros después de todos estos años, era incapaz de
Página
Brooklyn
Me senté en la cama, abrazando una almohada mientras
observaba a Nora, que revisaba mi guardarropas, con aturdimiento.
¿Qué diablos estoy haciendo?
Era viernes, el día en que Abe y yo nos encontraríamos. Todo el
día, Nora me había hecho compañía, y ni siquiera hablamos sobre el
tema de la boda ni una vez. Había estado aterrorizada la mayor parte
del día, mientras me cantaba las cuarenta, pero cuando recibí el
mensaje de Abe, fue la primera en dar brincos de alegría. Sentí que
estaba más ansiosa sobre esta cita que yo.
—¿Estás segura de que quieres ir? —preguntó Nora, deteniéndose
para mirarme por encima de su hombro.
Su pregunta finalmente me cambió el humor y me desenrosqué
de la cama. Las mariposas aleteaban en mi estómago y me pregunté si
podía con esto.
—Ya dije que iría —murmuré de forma deprimente.
—Eso no significa que tengas que ir —dijo explosivamente—.
Después de lo que te hizo, ¿qué merece de ti? ¡Nada! Brooklyn, ni
siquiera deberías estar pensando en él.
—Pero el problema es que no puedo olvidar —suspiré.
Nora me dio una mirada de simpatía y aparté la vista.
No es que hubiera olvidado lo que Abe había hecho, ni siquiera
creo que eso sea posible. ¿Cómo alguien podría olvidar el peor día de su
vida?
Después de que nos graduamos, sabía que Nora tendría que
regresar, y sabía que la extrañaría. Pero Abe… había esperado que se
quedara conmigo en California. Me había dicho que encontraría una
forma, y le creí. Cuando nos graduamos, pensé que teníamos nuestras
vidas por delante, y pensé que me pediría matrimonio. Nos casaríamos,
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hablado.
Al final, nada de eso ocurrió. En lugar de la propuesta que
esperaba, Abe me dijo que tenía que regresar a casa.
Abe no me había contado mucho sobre su familia hasta ese
punto, pero después de que conocí su trasfondo, me di cuenta por qué.
Si lo hubiera sabido desde el principio, hubiera sido fácil pensar que me
acerqué a él por su familia. Abe Sanchez había sido rico toda su vida, y
su familia era multimillonaria. Con su contextura alta, ojos avellanados,
cabello oscuro y buena apariencia, yo habría tenido mucha competencia
en la universidad si él no hubiera sido de perfil tan bajo y no hubiera
sido quien se acercó a mí en primer lugar.
Después de la universidad, cuando pensé que comenzaríamos
una vida juntos, Abe me dijo que necesitaba regresar a casa para
encargarse del imperio familiar. Por varios motivos, no podía
comprometerse conmigo.
Cuando me dijo todo eso lo único en lo que pude pensar es en
cuánto deseaba que proviniera de una familia normal como yo.
—Quizás esto sea bueno para ti —dijo Nora, intentando sonar
esperanzada. Se levantó y se acercó a la cama, sentándose a mi lado y
poniendo un brazo alrededor de mis hombros—. Finalmente puedes
tener el cierre que no tuviste hace seis años. Y si ustedes dos van a
hablar, intenta que ese bastardo se disculpe por lo que hizo. Si él había
sabido que todo terminaría de todas formas, no debería haberte dado
falsas esperanzas.
Me mordí el labio mientras el pánico inundaba mi pecho. Esa
había sido mi mayor preocupación durante todos estos años. Cuando
me enamoré de Abe, me entregué a él por completo, y no pensaba que
pudiera hacerlo de nuevo con alguien más. Sin embargo, ¿qué ocurría si
Abe nunca se sintió de esa manera por mí? Obviamente estaba
destinado a cosas más grandes y mejores. Alguien con su trasfondo solo
podía terminar con una persona de su mismo entorno, y él seguramente
lo sabía.
Entonces, ¿de qué habían servido todos esos años que estuvimos
juntos?
—Veamos qué ocurre —murmuré—. ¿Quién sabe…? Él debería
ser quien saque el tema. Además, hasta donde él sabe, me voy a casar…
Nora había hecho un desastre con mis cosas, pero me las arreglé
para encontrar un atuendo apropiado. Saldríamos a un bar. Dado que
era nueva en la ciudad, Abe se había ofrecido a recogerme, pero no
quería que supiera dónde me estaba quedando, por lo que le dije que
me diera la dirección de lugar. Siempre y cuando me subiera a un taxi y
se la diera al conductor, podría llegar allí.
Esto era Nueva York, una ciudad mucho más fría que Cali, por lo
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que solo tenía unos pocos vestidos, el resto de la ropa eran jeans y
camisetas, y me di cuenta de que eso estaría bien para la ocasión.
Página
marcharé y cortaré todo contacto con él. No creo que nos podamos ver
de nuevo, incluso por casualidad, ¿verdad?
Nora pensó sus palabras por un momento y esperé nerviosamente
su respuesta. Confiaba mucho en lo que Nora decía y si en verdad me
insistía en que no fuera a ver a Abe, entonces no iría. Mi mente no
estaba en el lugar correcto y sabía que no podía pensar objetivamente
sobre esto. Nora, por otro lado, había estado conmigo todo el tiempo
mientras luchaba por superarlo y fallaba estrepitosamente.
Cuando finalmente pude abrir los ojos, miré el ceño fruncido de
mi mejor amiga y contuve la respiración. Después de un momento,
suspiró.
—Entonces deberías ir —dijo, sonando derrotada—. Al menos
conseguirás vengarte de Abe. El debería sentirse un poco más
arrepentido por lo que hizo. Claramente, no se siente así si cree que
invitarte a tomar unos tragos es lo correcto después de todo. Y te
marcharás de todas formas, por lo que, si puedes dejarlo con la duda,
entonces bien.
Sonreí ante su declaración y me levanté para verme en el espejo.
Estaba agradablemente sorprendida. El maquillaje no lucía demasiado
cargado, apenas podías descifrar que lo usaba. Era una sutileza que
Nora no había logrado antes, y le creí cuando dijo que había mejorado.
De repente, mi confianza se elevó un poco más.
—De acuerdo —dije, recogiendo mi bolso y comprobando la hora
en mi celular—. Ya es casi la hora de marcharme. Iré, estaré fuera del
alcance. Y terminaré las cosas con Abe de una vez por todas.
Dije las palabras, sintiéndome llena de determinación, y enfrenté
mi propia expresión mientras intentaba encajar esas palabras en mi
mente. No permitiría que Abe viera ni un poco de debilidad. Le haría
creer que pronto sería una mujer felizmente casada. Si eso no lo
afectaba en absoluto… a la mierda. Pero si lo hacía, entonces bien.
—¿Quieres que vaya contigo, al menos acompañarte hasta el bar?
—Gracias, Nora, pero está bien. Necesito hacer esto por mi
cuenta. Y después… regresaré a California y encontraré el amor. Amor
verdadero. Por ahora, será suficiente con que Abe crea que he pasado
página.
Pasé las manos por la parte frontal de mi abrigo, un gesto
nervioso que no podía evitar. Me volteé hacia Nora y me dio una
palmada en el hombro.
—Sí —agregó—. Incluso si es mentira, saldrá bien siempre y
cuando él crea que es verdad, por lo que tienes que actuar como nunca
lo hiciste antes.
Asentí firmemente, luego me giré hacia la puerta de la habitación,
lista para irme y tener el cierre que había estado esperando por… por
demasiados años.
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4 Traducido por Luisas1983
Corregido por maggiih
Abe
Esperé afuera del bar a que llegara Brooklyn. Le había dado la
dirección, y era una adulta, podía confiar en ella para que llegara sola,
pero me sentía ansioso. Viendo que no quería que la recogiera. No solo
ella podría ir por el camino equivocado, sino...
¿Qué haría si no apareciera en absoluto?
Sería humillante, pero eso no me importaba demasiado, porque
sabía que me afectaría si ella, al final, decidía que prefería huir de mí.
Era lo menos que me merecía, pero si realmente estaba tan lejos de mi
alcance, no había posibilidades.
No hay ninguna, de todos modos, me recordé a mí mismo con
dureza. Ya sea que aparezca o no, todavía se va a casar.
Tuve que lidiar con esta verdad los últimos días, y pensar en eso
todavía me ponía un mal sabor de boca. Sabía que debería haber sido
feliz por ella, de que realmente hubiera seguido adelante, pero no creo
que podría hacerlo. En mi cabeza y en mi corazón, todavía sentía que
Brooklyn era mía, y pensar en el hombre con el que se iba a casar me
hizo pensar en terminar la fiesta, golpear al tipo y arrastrarla conmigo.
Sin embargo, en realidad no puedes hacer eso. Simplemente me
odiaría.
Eché un vistazo a la carretera otra vez, preguntándome por qué
aún no había llegado. Mi ansiedad estaba creciendo y comencé a
sentirme decepcionado. Estaba a punto de enviarle un mensaje de
texto, o mejor aún, intentar llamar, cuando levanté la vista y vi que un
taxi se detenía frente a la acera justo en frente del pub. Lo estaba
mirando distraído, pero cuando la mujer en la parte trasera salió, mi
mandíbula cayó.
Maldita sea.
Brooklyn... se veía caliente. Estaba en un vestido rojo y una
gabardina negra y tacones altos. Su cabello rubio fue quitado de su
cara, y el maquillaje en su rostro se veía sutil y elegante. El bar al que
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traje que había usado para trabajar, por lo que podría hacerlo.
—Hola —dije en voz baja una vez que se detuvo frente a mí—. Te
ves hermosa, Brooklyn.
Ella sonrió. —Gracias. Te ves muy guapo también. Entonces,
¿vamos a entrar, o estás esperando que alguien más se una a esta
fiesta?
—No, solo somos nosotros.
Casi le tendí el brazo para que lo tomara, pero lo dudé. Podría no
apreciarlo, y ya no tenía el derecho de estar tan cerca de ella. Pertenecía
a otra persona. Por más amargo que se me haya hecho, mantener mi
espacio podría ser lo mejor para ella en esta situación.
—¿No vas a guiarme? —preguntó Brooklyn, sorprendiéndome—.
¿No me digas que ya no eres un caballero?
Ella me sonreía tímidamente con una mano extendida hacia mí.
Arqueé mi ceja y me pregunté qué estaría pensando, pero
obedientemente le ofrecí mi brazo.
—En esta dirección —dije, guiándonos hacia la entrada.
Brooklyn caminó tan cerca a mi lado que pude sentir el calor de
su cuerpo. Entramos al bar. El ambiente era sereno, relativamente
tranquilo, con bastantes mesas ocupadas, pero el lugar no parecía estar
demasiado lleno. Llevé a Brooklyn a un espacio abierto en el bar, luego
levanté una mano para llamar al cantinero. Él apareció frente a
nosotros en un minuto.
—Tomaré una cerveza, por favor —ordené, luego me volví para
mirar a Brooklyn.
—Me gustaría una mimosa, por favor —ordenó Brooklyn.
Mientras esperábamos, conversamos un poco. Le pregunté a
Brooklyn cómo había estado desde la última vez que la vi y ella me
preguntó lo mismo. Los dos dimos respuestas simples, y antes de que
pudiéramos hacer más preguntas, el barman dejó las bebidas.
Desatornillé mi botella de cerveza y tomé un trago largo.
—Entonces —comencé, dejando la botella una vez más—. En
realidad, estás en Nueva York. Nunca pensé que vería el día.
Ella se rió entre dientes, metiendo un mechón de cabello detrás
de su oreja. —Sí, tampoco esperaba Nueva York de todos los lugares.
Pero al menos tengo aquí a Nora, aunque hace un poco de frío. Sin
embargo, tengo que decir que tropezar contigo fue una coincidencia
sorprendente. Se supone que es una ciudad tan grande que es
imposible, y sin embargo logramos reunirnos por total accidente.
—Es una feliz coincidencia, al menos, eso espero —dije
tentativamente.
26
en primer lugar.
Página
—Admito que era joven y tonto. Además, me encantaría conocer a
este hombre que logró conquistarte. Tengo la sensación de que le diste
un mal rato antes de que pasara algo entre ustedes dos. Tú y, uh...
Me quedé estancado por un momento. No porque no hubiera
escuchado el nombre que ella dio antes, sino porque estaba intentando
con fuerza para que las palabras pasaran por mi boca.
—Kevin —dijo antes de que pudiera hacerlo—. Su nombre es
Kevin, y no pienses en ninguna historia extraña y complicada. Kevin y
yo... nos encontramos en el trabajo durante un proyecto, y desde
entonces, simplemente hicimos clic. Nos juntamos, salimos después del
trabajo y, finalmente, nos llevó a la situación actual. No había
absolutamente ninguna razón por la que tuve que darle un mal
momento.
No era como si esperara que dijera que lo había pasado mal desde
que rompimos. Había sido así para mí, hasta el punto en que mis
padres habían establecido varias citas a ciegas para intentar sacarme
de la depresión o miedo en el que me había metido. Solo que ninguna
de las mujeres que conocí se comparaba a Brooklyn de ninguna
manera. Para mí, no se trataba de ser la más linda o la más inteligente.
Mi interés en Brooklyn comenzó debido a su personalidad.
Sin embargo, había algo aún más importante que eso. ¿No había
mencionado que su prometido se llamaba John hace unos momentos?
Supuse que ese era el nombre de su ejemplo, pero de alguna manera
ahora se volvió Kevin. Miré a Brooklyn más cerca, pero no parecía que
nada estuviera mal.
—Y Kevin —comencé lentamente—. ¿Está por Nueva York? Si lo
está, ¿sería posible conocerlo?
—¿Qué quieres decir con conocerlo? Pensé que estabas
bromeando, ¿no me digas que en realidad hablabas en serio? Las
invitaciones de boda se cerraron hace mucho, no hay forma de que
pueda agregar a alguien en el último minuto.
Los pensamientos giraron en mi cabeza. No estaba seguro, si lo
decía porque realmente no me quería. O tal vez, fue porque ¿no había
una boda? ¿O tal vez era una ilusión por mi parte y acababa de
confundir lo que Brooklyn había dicho antes?
Decidí ignorarlo por el momento, y Brooklyn y yo seguimos
charlando mientras bebíamos, saltando de un tema a otro. Incluso
después de tanto tiempo, la conversación entre nosotros fluyó tan
suavemente, me golpeo de nuevo cuánto había extrañado a esta mujer.
Si alguna vez tuviera la oportunidad de hacerlo... no puedo estar
seguro de no volver a hacer lo mismo una y otra vez, pero realmente de
mejores formas.
28
York. Pudo haber sido injusto, pedirle que cambiara su vida para poder
seguirme. Pero realmente había estado dispuesto a hacer lo mismo por
ella, antes de que la realidad se viniera abajo. Seguramente, ¿ella no
pudo pensarlo un poco?
Era uno de los escenarios que había imaginado a través de los
años, pero todavía no estaba seguro de si eso significaría que
hubiéramos sido felices. Es posible que aún nos hubiéramos amado, y
luego llegáramos a odiarnos. Debido a las demandas que mi trabajo
tenía sobre mí, durante los primeros años ni siquiera tuve tiempo para
mí. Si Brooklyn realmente hubiera estado allí para eso, habría sido la
que me hubiera dejado en lugar de a la inversa.
Después de tomar unos tragos más, de repente sentí ganas de
mover mi cuerpo. El lugar se sentía demasiado sofocante, y me quité el
abrigo. La pista de baile era simplemente un espacio abierto puesto en
el medio de las mesas en el bar. Ya había bastantes personas allí, no lo
suficiente como para que fuera una multitud tan grande, pero el
espacio no era tan grande para empezar, era estrecho.
No me importó. Una pista de baile abarrotada simplemente
significaba que Brooklyn y yo nos juntamos por todos lados.
—Sr. Sánchez —dijo Brooklyn, agachando la cabeza para no tener
que gritar—. Esto es una sorpresa. Realmente no recuerdo que seas un
gran bailarín.
Le sonreí. —Fuimos a muchos clubes, Brooklyn. Pero nunca
fuimos solos, entonces ¿cómo podría bailar contigo cuando Nora
siempre estaba allí tratando de causar problemas? Sé que sabes que no
me quiere.
Brooklyn soltó una risita y se giró demasiado rápido. Casi
tropezó, y mis brazos se extendieron automáticamente para
enderezarla. Solo que no la dejé ir, y no trató de quitarse de mis brazos.
En todo caso, se acercó, y un golpe por detrás me hizo dar un paso
adelante, minimizando el espacio entre nosotros.
Mi corazón comenzó a latir más rápido en mi pecho. Mi
respiración era irregular, y mis ojos se medio cerraron. Brooklyn se
encontró con mi mirada y, durante un largo momento, ninguno de los
dos habló.
—Realmente te ves hermosa —murmuré, mis brazos se apretaron
alrededor de ella un poco, acercándola más—. Eres tan hermosa que
realmente creo que antes era un idiota.
—Bueno, es cierto que eras un idiota —replicó Brooklyn.
Observé el tono de su voz, su tono bajó un poco cuando supo que
necesitaba hablar un poco más alto para que escuchara sus palabras.
Ni siquiera estábamos bailando, los dos apenas balanceándonos
en el espacio. Podía sentir las manos de Brooklyn mientras
29
Brooklyn
Me sentía un poco mareada cuando prácticamente salí corriendo
del bar, dejando a Abe detrás de mí. Mis labios todavía estaban
hormigueando por su beso, y mis mejillas se sentían calientes, aunque
eso podría haber sido por todas las mimosas que había tenido.
En la calle, levanté la mano para tomar un taxi y,
afortunadamente para mí, era el momento adecuado para que los taxis
inundaran la zona, atrayendo a la gente para que se divirtiera y
tomaran de nuevo los que ya lo habían hecho. Tan pronto como un taxi
se detuvo frente a mí, salté, preocupada de que Abe me siguiera, y no
sabía lo que haría.
Maldita sea. Solo... maldición.
—¿Dónde, señorita? —preguntó el conductor, haciéndome notar
que ni siquiera habíamos arrancados.
Le di la dirección a la que me dirigía, sorprendida de lo
temblorosa que sonaba mi voz. Llevé las yemas de mis dedos hasta mis
labios, y los sentí temblar. En realidad, sentí que todo mi cuerpo
temblaba. Y todo solo por un beso de Abe.
¿Realmente pensé que podría pasar de esto? Pensé para mis
adentros con parte de sarcasmo y desesperación. ¿Cómo diablos podría
ser posible cuando él puede tocar mi cuerpo tan fácilmente, como si
hubiera nacido para hacerlo? Nunca voy a encontrar a alguien más así.
La idea podría haber sido un poco sobre-dramática. No sería la
única mujer en el mundo que no terminó con su primer amor
definitivamente, porque eso era lo que Abe era para mí. Él había sido mi
primer todo, y aunque todavía era demasiado joven para decir que sería
el último, en ese momento, realmente lo creía, y tenía miedo.
—¿Señorita? Estamos aquí.
Miré hacia arriba. Ni siquiera noté que el automóvil se detuvo,
pero justo afuera estaba el edificio de apartamentos donde Nora me
consiguió un lugar donde quedarme.
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otra mano jugó con mis pezones mientras le daba vueltas al grifo de la
ducha alrededor de mi sexo. La presión del agua era alta, y como el
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35
Página
6 Traducido por Luisas1983
Corregido por maggiih
Abe
Miré el celular sobre la mesa, pensando.
Llamar, o no llamar.
Ayer Brooklyn huyó de mí en el bar. Quería perseguirla, pero con
su cuerpo más pequeño, pasar por la multitud era más fácil y la perdí
rápidamente. Para cuando lo logré, probablemente ya había encontrado
un taxi y se había ido, porque incluso después de esperar allí un rato,
no la vi salir. Me había arrepentido, pero no de besarla. Mi
arrepentimiento fue únicamente porque en realidad la dejé ir de nuevo.
Tonto.
Todo lo que paso anoche había sido descuidado, y ni siquiera
podía culparla por haber bebido, ya que era exactamente por lo que la
había llamado. Y ella había ordenado, entonces ¿cómo podría haber
conseguido algo sin alcohol? ¿Y realmente podría haberme detenido de
besarla, un poco borracho o no, especialmente sabiendo que estaba a
punto de casarse? Si tenía dudas al respecto o no.
Sabía la respuesta a eso, y me hizo a mí, un bastardo. Suspiré y
me recliné en mi asiento.
—¿Por lo menos me prestarías un poco de atención si te vas a
sentar allí y comer conmigo? ¡Me has tratado como el aire desde que
nos sentamos!
Parpadeé y miré hacia arriba. Las palabras no me sorprendieron
por completo, pero mi hermana tenía razón, había olvidado que estaba
allí. Fue la que me invitó a almorzar, y como era sábado, y no tenía que
pasar todo el día en el trabajo, no tuve ninguna excusa.
—Lo siento —murmuré, mirando hacia mi celular de nuevo.
Miré el plato que había sido colocado al lado de mi celular. ¿Cómo
no pude haber visto eso allí? Cogí mi tenedor para probar la comida.
Era un simple plato de espagueti con una capa de queso y trozos de
peperoni cortados. Sabía delicioso, aunque un poco frio, ya que lo había
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peor? O mejor aún, deberías haberte disculpado con esa pobre mujer y
luego haberla dejado en paz y sola.
Página
41
Página
7 Traducido por Larissa
Corregido por maggiih
Brooklyn
Me senté a un lado y vi a Nora hablar con el planificador de bodas
que había contratado. No estábamos caminando mucho hoy, solo tenía
que atender esta reunión, y quería que la acompañara, así que no pude
negarme. Además, no me quedaban tantos días libres, y la razón por la
que me tomaba tanto tiempo libre era pasar tiempo con ella, incluso si
era solo que se sentaba mientras manejaba sus asuntos.
Por mucho que tratar con un hiper mejor amigo era molesto,
sabía que la extrañaría cuando me fuera.
Mi celular vibró en mi bolso. Estaba tratando de alcanzarlo,
cuando un toque repentino en mi hombro me sobresaltó, y levanté la
vista para ver a Nora sentarse en la silla frente a mí.
—Oye —dijo, sonriéndome—. Perdón por dejarte sola así,
aburrida.
Suspiré y me recliné en mi asiento, cruzando mis piernas y brazos
mientras arqueaba una ceja hacia ella. —Sabes, si lo sientes, entonces
podrías haberme dejado solo dormir. ¿Por qué tenías que despertarme
esta mañana, eh?
—No es que te haya despertado temprano, por una vez —replicó—
. Estabas prácticamente fuera de la cama cuando aparecí, y te di de
comer tanto para el desayuno como para el almuerzo, así que sé un
poco más agradecido, ¿sí?
Puse los ojos en blanco, pero tuve que ceder. Había sido un poco
más considerada hoy. Anoche me había bebido lo suficiente como para
tener un poco de resaca y, después de dormir, me había recogido y me
había traído algunos medicamentos y comida grasosa para despertarme
de la resaca. Siendo la buena amiga que era, ni siquiera preguntó lo que
pasó anoche, y no estaba segura de si quería mencionarlo. El beso de
Abe, no, lo que hice después de eso. Solo de pensarlo me hizo sonrojar.
—No estoy tan aburrida —dije honestamente—. Este es un lugar
agradable, tranquilo con una buena vista.
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encanta que esté a la vista desde aquí, pensé que podríamos celebrar la
ceremonia aquí, luego cruzar al jardín para la primera parte de la
recepción, y luego avanzar al hotel para la fiesta posterior de la noche...
La idea que pintó fue buena. Técnicamente aún estábamos dentro
del hotel, pero la pared exterior había sido empujada hacia atrás en el
primer piso y reemplazada con vidrio. Estábamos a la sombra y aún
podíamos sentir la brisa que soplaba desde el exterior, sin mencionar el
precioso jardín. Si pudiera, me hubiera encantado tener mi propia boda
en el hotel también. Lo único negativo era el clima frío.
—Entonces, ¿por qué no la tienes aquí?
Suspiró. —Eso es lo que intento tratar con el planificador hoy.
Prácticamente todo lo demás está listo en este momento, tengo otro
lugar y no me dirían que no, pero todavía quiero conseguir este lugar.
Ella es buena, sin embargo, y está tratando de conseguirme un buen
trato.
—¿Es el dinero? —pregunté, frunciendo el ceño.
—No, no el dinero. Quiero decir, es bastante caro, es cierto, pero
con lo que obtienes, creo que es muy razonable. Conseguir un lugar que
se vea tan bien en la ciudad de Nueva York no es fácil, ¿sabes?
—Entonces, el problema es...
—No estoy realmente segura. No creo que esté sucediendo nada
aquí en la fecha de la boda. La planificadora no lo dejó claro, pero dijo
que lo manejaría.
—¿Ya terminaste?
—No, está trayendo algunos documentos para que los revise.
—Frunció el ceño, parecía preocupada—. Si no quieres quedarte,
siéntete libre de irte, ¿sí? Puedes volver y dormir, o algo. O dar un paseo
por la ciudad, estoy segura de que te encantaría.
Sí, me hubiera encantado hacer un recorrido, excepto que no era
nativa y no quería conducir por todos lados. No sabía por dónde
empezar a hacer un recorrido por la ciudad, Nora había prometido
llevarme cuando me pidió que fuera, pero nunca hubo tiempo. Antes de
que pudiera recordarle este hecho, y el hecho de que ella era la única
nativa que conocía, la planificadora había regresado y la había llamado.
Nora me saludó y luego se apresuró a regresar a sus asientos. Solo la vi
irse con un suspiro.
Entonces, una idea vino a la mente. Técnicamente, ella no es la
única persona aquí que conozco.
Probablemente era una mala idea, pero saqué mi celular y dudé.
¿Abe estaría interesado en darme una visita? Era sábado, pero todavía
debería estar ocupado con el trabajo, ¿verdad? ¿Quería acercarme a él?
Los pensamientos se arremolinaban en mi mente, y distraídamente
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De Abe.
Debe haber sido la vibración de antes de que Nora me haya
distraído. Abrí la pantalla y abrí el texto. Era un saludo simple, y me
mordí el labio mientras escribía 'hola' y pulsaba enviar. Mis manos se
tensaron en el celular, mi corazón latía acelerado. Tenía ganas de
burlarme de mí misma, porque estaba actuando de la misma manera
que antes de que él y yo nos reuniéramos, una chica joven que recibía
un mensaje de texto de alguien del que estaba enamorada.
Eres mejor que esto, me reprendí a mí misma. Por no mencionar
más vieja.
Además, se suponía que ayer sería la única vez que lo volvería a
ver. Especialmente después de cómo terminó la noche. No quería que
pensara que estaba desesperada y todavía lo estaba esperando después
de tanto tiempo. Sería muy humillante. Así que cortar el contacto antes
de que descubriera mi mentira sería lo mejor que podía hacer. Pero
cuando mi celular zumbó con otro mensaje, mi corazón dio un vuelco y
no pude controlarlo.
¿Estás ocupada?
Golpeé el borde del celular con mi uña mientras miraba a Nora.
Ella y la organizadora de bodas estaban absortas en algunos
documentos y probablemente se quedarían así por un tiempo. Fue solo
un mensaje de texto, así que no tuve que moverme...
Actualmente libre, envié de vuelta. ¿Qué necesitas?
Solo quería chatear. ¿Cómo te sientes hoy?
Bueno. Tengo que dormir, así que estoy feliz. ¿Espero que no
tengas resaca?
Esperé un poco, pero no hubo una respuesta inmediata. Me
mordí una de mis uñas mientras esperaba que entrara el nuevo
mensaje, pasando el dedo por la pantalla para evitar que se oscureciera.
Cuando llegó el texto, me hizo calentar la cara.
¿Puedo hablar de lo de anoche?
Me tragué el nudo en mi garganta. Sabía que era imposible, pero
aún me preguntaba si sabía lo que había hecho después de haberlo
dejado ayer. Me había masturbado una vez en la bañera, y luego otra
vez en la cama justo antes de quedarme dormida.
¿Qué tal anoche? Escribí de vuelta.
... ¿Qué hiciste cuando volviste a casa?
Mi corazón latía dolorosamente en mi pecho, y esta vez no pude
obligarme a responder. Después de un par de minutos, el celular volvió
a sonar.
No me digas que no recuerdas el beso.
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hermoso lugar!
—Tu boda está a apenas una semana de distancia. ¿No es esto
cortarlo un poco?
Me dio una ligera palmada en el hombro. —Ya te lo dije, tengo un
lugar. Pero si pudiera llegar a un lugar mejor, ¿por qué iba a objetar? Se
podría decir que este lugar fue mi plan original, pero primero me
aseguré el plan B. Ah, y te dejaré sola para que mañana hagas lo que
quieras. Tengo que ir a hablar con mis padres y probablemente estaré
allí todo el día.
—Está bien —dije lentamente, recogiendo mi bolso—. Pensaré en
algo que hacer.
Como para recordarme que todavía no había dado una respuesta
directa, mi celular vibró y revisé el mensaje más reciente.
—Si te preocupa el boleto, puedes devolverme el dinero más tarde.
La cata de vinos no es un gran evento, pero he ido antes y es increíble.
Deberías venir.
Me mordí el labio y le disparé un texto rápido.
Seguro. Envíame los detalles en el boleto.
—¿A quién le estás enviando mensajes de texto? —preguntó Nora.
Le sonreí mientras ponía el teléfono en mi bolso. —No es asunto
tuyo —dije en broma.
Entrecerró los ojos, y estaba segura de que podía adivinar, pero
no dijo nada y yo tampoco.
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Página
8 Traducción por micafp_2530
Corregido por maggiih
Abe
Recibí el visto bueno de Brooklyn, y luego sonreí como un idiota.
Pero ya estaba en casa y solo, así que no era como si hubiera alguien
allí para ver y criticarme por ello.
Boletos, me recordé a mí mismo, saltando. Sin mencionar que
necesitaba empacar.
Fui a mi estudio donde todavía tenía mi laptop abierta, aunque la
pantalla se había quedado dormida. Conocía la cata de vinos incluso
durante un par de semanas, y había planeado ir solo porque no tenía
una cita para llevar a esta. Ahora que Brooklyn me acompañaría, no
podía estar más feliz. Me senté en mi computadora portátil y abrí el sitio
web de los aeropuertos, con mi celular cerca. Con tan poco aviso, el
vuelo podría haberse llenado y estaba listo para negociar un trato.
Además, le dije a Brooklyn una pequeña mentira piadosa. Si le
digo a donde realmente vamos, nunca estaría de acuerdo y yo tendría la
oportunidad de hacer las cosas bien. Había sido un cobarde hasta
ahora, pretendiendo que no significaba tanto para mí. El escenario tenía
que ser correcto para compensar seis años de ser un maldito tonto.
Diez minutos después, le envié a Brooklyn un mensaje de texto de
que la recogería en media hora. Un minuto después, ella me dejó saber
dónde recogerla. Fruncí el ceño, preguntándome por qué no podía dejar
que la recogiera donde fuera que se estuviera quedando. El lugar donde
quería que la recogiera estaba cerca de la tienda de novias, donde nos
encontramos, y estaba jodidamente seguro de que no se quedaba cerca
de allí. No había hoteles cerca, y si recordaba eso, Nora estaba a media
hora de allí.
Lo que sea. Aceptó ir, así que eso era todo lo que importaba.
Fui a mi habitación para empacar una maleta. Me apresuré y, en
quince minutos, terminé y salí de mi lugar. Ya había llamado a un
conductor, y la limusina me estaba esperando afuera. Tan pronto como
salí, el conductor recogió mi maleta, me condujo hasta el auto y me
abrió la puerta de atrás. Me senté adentro y le dije dónde recoger a
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51
Página
9 Traducido por Gerald
Corregido por maggiih
Brooklyn
Parpadeé y abrí los ojos, y por un momento me pregunté dónde
estaba. Me sentí caliente y cómoda, y no quería moverme, pero al mirar
alrededor recordé dónde estaba.
En un avión de camino a California. Con Abe.
Mis ojos se agrandaron y fui a moverme, solo para ser retenida
cuando los brazos se apretaban a mí alrededor, manteniéndome en su
lugar. En un momento, entendí la situación en la que estaba y sentí que
mi cara se calentaba en un sonrojo.
¿Por qué demonios estoy tendida en los brazos de Abe?
Me mantuve completamente inmóvil, pero en el interior, estaba en
crisis. Acostada así de cerca de Abe me trajo recuerdos que no quería
tener en mi mente en ese momento. Tenía una visión clara de lo que
estaba haciendo al acercarme a Abe de nuevo. Era para que pudiera
olvidarlo, no acercarme solo para que me doliera más. Después de un
largo momento, traté de luchar nuevamente para que me dejara ir.
Logré girarme y levanté la cabeza, solo para congelarme una vez más
cuando vi sus ojos bien abiertos y mirándome fijamente.
Una lenta sonrisa se extendió en su rostro. —Oh, estas despierta.
Pensé que solo te estabas moviendo mientras dormías otra vez.
Mi cara se sonrojó aún más, y me retorcí de nuevo. —Por favor,
déjame ir ahora —murmuré.
Se rió entre dientes, su pecho retumbó, y conmigo tan cerca de él,
me hizo temblar. Cuando me soltó, ni siquiera podía pretender estar
relajada. Salté hacia atrás en mi asiento con los brazos cruzados sobre
mi pecho, apoyándome contra la ventana para estar lo más lejos posible
de él.
Abe solo me miró divertido, y miré alrededor. No podía recordar
cuándo me dormí, pero sabía que había estado buscando un folleto
para el evento del vino.
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56
Página
10 Traducido por Lipi Sergeyev
Corregido por maggiih
Brooklyn
El sonido de la ducha corriendo me despertó. Parpadeé y abrí los
ojos y miré a mí alrededor. Me llevó un momento recordar en qué tipo
de situación me encontraba, y jadeé mientras me sentaba en la cama.
Abe y yo nos habíamos duchado por separado, y me había metido
en la cama mientras él se iba a dormir en el sofá. Afortunadamente, me
acordé de empacar un conjunto completo de pijamas, así que no era
exactamente indecente, pero aun así llevé la sábana hasta mi pecho
porque no dormí con un sujetador puesto. Me apoyé contra las
almohadas, mirando hacia la puerta del baño.
Abe está allí, duchándose.
Desnudo.
Mi cuerpo se estremeció y me sonrojé. Mis pensamientos iban en
la dirección equivocada otra vez, y me agaché bajo las sábanas. Él
probablemente saldría de allí con nada más que una toalla alrededor de
las caderas, gotas de agua aun goteando por su amplio pecho...
Para, me amonesto a mí misma.
¡Realmente era peligroso estar en la misma habitación con él,
especialmente cuando estaba sexualmente frustrada! ¡Podría haberse
puesto en una bandeja de plata y haberme invitado a comerlo! Cerré los
ojos, temblando mientras me sostenía y esperaba. Cuando escuché que
se abría una puerta, me quedé completamente quieta.
—¿Brooklyn? ¿Estás despierta? Si es así, puedes usar el baño
ahora. Si tardas demasiado, llegaremos tarde al evento.
Tentativamente, tiré de las sábanas para poder ver, e inhalé
bruscamente.
¡Maldita sea, Abe!
Él me estaba haciendo esto a propósito. Exactamente lo que
había imaginado que estaba sucediendo frente a mis ojos, solo que la
realidad era cien veces mejor que mi imaginación. Abe tenía una
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pequeña toalla alrededor de sus caderas que apenas cubría sus muslos.
Tenía otra toalla en la cabeza que estaba usando para frotar su oscuro
Página
cabello. Gotas de agua gotearon deliciosamente sobre su pecho y
abdominales, y podía sentir mi boca seca.
Yo quería... salir de la cama y caminar hacia él, lamer esas gotas
de agua perdida. Luego, quería darle la vuelta, empujarlo en la cama y
subirme encima de él para montarlo. Mi respiración comenzó a volverse
más rápida mientras imaginaba hacer los movimientos. Apreté mis
muslos juntos cuando el latido entre mis muslos se hizo insoportable.
—¿Brooklyn?
Parpadeé, volviendo a mí misma, y vi la expresión inocente de
Abe. En el siguiente segundo, sentí que todo mi rostro estaba ardiendo.
—¡Discúlpame!
Salté de la cama y corrí al baño sin mirarlo de nuevo. A la mierda
su expresión inocente, sabía que lo había hecho deliberadamente.
—¡Te esperaré para poder desayunar juntos! —Me llamó a través
de la puerta del baño y sonaba muy feliz.
Gimiendo para mí, me desnudé y salté a la ducha. Cuando abrí el
grifo, salió agua caliente porque acababa de salir. Con esos
pensamientos en mi mente, me duché lo más rápido posible, ignorando
el deseo que corría por mi cuerpo, tratando de empujarlo hacia atrás.
Cuando terminé la ducha, me sequé con una toalla seca y luego volví a
ponerme la ropa para dormir. Caminé de regreso a la habitación,
aliviada de ver a Abe todavía en el medio de vestirse, pero con
pantalones y una camisa puesta. Fui a mi maleta, escogí algunas ropas
y entré al baño para vestirme.
Minutos después volví a la habitación. Abe estaba vestido de la
manera más informal que le había visto desde que lo conocí en Nueva
York, con una camisa blanca sin corbata y los primeros dos botones
desabrochados. Un abrigo deportivo oscuro y pantalones a juego.
Yo tenía un sencillo vestido negro con mangas de encaje y encaje
en los hombros, con un espacio entre el encaje y la tela que mostraba
un poco de escote. Se aferraba a mis curvas y caía ligeramente por
encima de mis rodillas. Ambos nos quedamos quietos por un largo
momento solo mirándonos el uno al otro.
Abe se recuperó antes de aclararse la garganta.
—Vamos a llegar tarde —dijo, su voz baja y un poco ronca—.
Vámonos.
Extendió su mano hacia mí, y dudé en tomarla. No fui con él de
inmediato, en cambio, fui a buscar mi bolso. Era un pequeño bolso que
contenía algo de maquillaje, algo de efectivo, mis tarjetas y mi celular.
Cuando lo volví a mirar, todavía tenía su mano extendida. Respiré
profundamente y tomé su mano.
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relajó.
Página
—Adelante, llámala —dijo arrastrando las palabras con pereza—.
Sé que no está aquí, sin embargo. Hablé con ella anoche y todavía está
ocupada planeando la boda.
—¿Te refieres a la boda que se supone que tienes que hacer la
aparición como novio? ¡Y, sin embargo, aquí estás con otra mujer! Paul,
¿qué diablos?
—Baja la voz —me gruñó.
Solo me burlé de nuevo, y la mujer en sus brazos lo miró
confundida.
—¿De qué está hablando? —dijo lentamente, mirándome
extrañamente.
Le di a la chica una mirada comprensiva. Era tan joven, no dudé
que Paul fuera quien le tomara el pelo. Probablemente no tenía idea de
que estaba saliendo con alguien, y mucho menos de que se suponía que
debía casarse en una semana. Miré a Paul con la mitad de la mente en
llamar a Nora y contarle todo. Lo único que me detuvo, era saber que
sería miserable descubriéndolo.
—¿Vas a llamarla, o lo hago yo? —pregunté amenazadoramente.
Paul frunció los labios y no dijo nada. La mujer de cabello oscuro
se alejó un paso de él, pero no se alejó por completo.
—Cariño, ¿sabes quién es esta mujer? —preguntó la mujer de
pelo oscuro, frunciendo el ceño hacia él.
Él la miró con un leve ceño fruncido. —Ella no es alguien
importante, así que simplemente ignórala. —Luego me miró—. Por
favor, vete, estás arruinando mi estado de ánimo.
Apreté mis dientes molesta. Estuve tentada de lanzar mi puño en
su cara. Había tenido mi parte justa de golpear al chico que se metía
con mi mejor amiga, pero estaba allí con Abe y no quería hacer
demasiado un espectáculo de mí misma en caso de que le afectara.
Pensar en eso fue suficiente para hacer que me contuviera, pero eso no
me impedía tener hambre.
—Escucha —dije, señalándolo con un dedo—. Si no te importa un
bledo ella, al menos no le tomes el pelo. Vas a llamar a Nora y decirle
que la boda está terminada, rompe con ella y desaparece. Lo haces, o lo
haré yo.
Me preguntaba, si no hubiera aparecido y visto esta escena, si él
hubiera aparecido para la boda en absoluto. Desde luego, no parecía
que tuviera prisa por regresar con su prometida.
—¿De qué está hablando esta mujer? —preguntó la mujer de pelo
oscuro, su expresión oscureciéndose cuando se alejó un paso de él.
61
miraba.
—Puedes seguir adelante y hacer lo que quieras, porque estaba
planeando romper con Nora de todos modos. —Luego miró a la mujer a
su lado, con una expresión apaciguadora—. Cariño, escúchame. No es
lo que estás pensando, ¿de acuerdo?
—Entonces, ¿por qué no me dices qué es lo que estoy pensando?
—Chilló la mujer, haciendo girar la cabeza. Ella estaba luchando por
alejarse de él, pero la abrazó—. Ella mencionó a una Nora y tú dijiste
algo sobre romper, así que qué demonios no estoy consiguiendo, ¿eh?
La mujer miró a su lado, y Paul parecía manso mientras
intentaba calmarla y alejarla de la multitud al mismo tiempo. Sólo
observé con satisfacción por un momento, girando alrededor y
asaltando para evitar el enfrentamiento. A partir de ahora, era su
problema.
Mi problema, me preguntaba cómo iba a comunicarle esta noticia
a mi mejor amiga, y si es que debería hacerlo.
¡Mierda!
Me maldije por una fracción de segundo por tener envidia de que
Nora se casara, quiero que sea feliz. Algo de lo que estoy lejos ahora.
Ella pensó que había encontrado al único, y yo estaba tan jodidamente
triste, que había encontrado algo, pero no era el amor. Era otra
manzana podrida.
62
Página
11 Traducido por Princess
Abe
Yo ya tenía el ceño fruncido cuando volví a buscar a Brooklyn, y
no verla donde la había dejado hizo mi estado de ánimo aún más agrio.
Miré alrededor y la vi alejándose de un hombre, que arrastraba una
mujer angustiada con él. Mis ojos se estrecharon en la mujer, sintiendo
que era familiar, pero a medida que Brooklyn se acerba, los bloqueo de
mi vista, y mis ojos se fijaron en ella.
—Hey —dije en voz baja cuando ella se detuvo frente a mí—.
¿Estás bien?
Ella frunció el ceño hacia mí. —¿Puedo tener otra copa de vino,
por favor?
—Claro —le dije rápidamente, tomando suavemente su brazo y la
conduje a un área diferente.
Esta era una cata de vinos, así que había un montón de
diferentes vinos para degustar, pero me pregunte si ella saborearía
cualquiera de ellos ahora. Brooklyn estaba, obviamente, solo buscando
algo alcohólico para sentirse mejor. Tan pronto como le puse una copa
en la mano, bebió de golpe, y arqueé las cejas mientras le daba mi
propia copa.
—¿Por qué no encontramos algo de comida? —sugerí—. Debe ser
alrededor de la hora de comer ya.
—Lo que sea —murmuró ella, con los brazos cruzados mientras
miraba a lo lejos.
Por lo tanto, la lleve hasta donde servirían la comida, a una
caminata del jardín. Encontré una mesa para nosotros y pedimos la
comida, y observé como ella apuñalaba su plato, sin apenas comer.
Apreté los labios, dudando si preguntar o no, entonces decidí que
estaba realmente demasiado curioso para guardar silencio.
—¿Quién es ese hombre? —pregunté.
Ella gruñó, haciendo una puñalada dura en su pollo, y el tenedor
63
—Todavía no —murmuró.
Brooklyn quedó frente a las filas y filas de árboles de bayas, yo
Página
importa.
Por supuesto que no me importa, pensé, sonriendo. Volver a la
posada significaba que solo éramos Brooklyn y yo en una habitación, a
solas. Lo esperaba con ansias mientras nos dirigíamos al coche y nos
sentábamos, esperé a que Brooklyn se pusiera el cinturón de seguridad.
Cuando estuvo lista, puse en marcha el coche, en dirección a la posada.
Estaba a solo unos quince minutos y llegamos en muy poco tiempo.
Mis pensamientos se arremolinaron en mi mente a medida que
nos dirigíamos a la habitación. Yo estaba buscando una manera de
hacer la pregunta que ardía dentro de mí. Ya estaba seguro, pero
necesitaba la confirmación por parte de ella, o no había manera de que
pudiera relajarme.
Llegamos a la habitación, y me senté en el sofá en el que había
pasado la noche anterior, y ella se sentó a mi lado. Se quitó los zapatos
para poder doblar las piernas debajo de suyo, y vi el borde de su vestido
mientras se elevaba hasta mostrar un poco más del muslo.
—Hay consolación en esto —dije, forzando los ojos hasta su
rostro.
Ella frunció el ceño. —¿Qué clase de consolación podría haber?
Sonreí. —Al menos él no es uno de los hombres te casas —
bromeé.
Vi como su expresión se calmaba, y luego superada por la culpa.
Una vez más, me sentí aliviado, porque no había estado un cien por
ciento seguro de que era una mentira. Ella podría haber estado viendo a
alguien, aunque una boda no estuviera a punto de suceder. Cuando su
expresión se tornó confusa, sentí que mi corazón congelarse en mi
pecho.
—Yo... ¿realmente no comprendo lo que quieres decir? ¿Uno de
los chicos con el que voy a casar?
—Ni siquiera te das cuenta, ¿verdad? —murmuré—. Cada vez que
has mencionado a ese futuro marido, has utilizado diferentes nombres.
Creo que hubo John, Kevin y la última noche, oí un Richard.
—Oh —murmuró, frunciendo el ceño, pensativa—. Yo... supongo
que no fui muy buena manteniéndolo en secreto, ¿eh? —suspiró—. No
estoy acostumbrada a hacer este tipo de cosas, por lo que no puedes
culparme.
—¿Por qué habría de culparte? —le pregunté, recostado en el
sofá, sintiéndome aliviado de nuevo—. Me gusta que no sabes mentir, y
me gusta que no estás saliendo con alguien realmente. —Hice una
pausa—. No estás realmente saliendo con alguien, ¿verdad?
Hizo una pausa, y estreche mis ojos en ella, porque su expresión
me hizo pensar que estaba pensando en mentirme otra vez. Pero
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inestable.
—No quiero salir lastimada de nuevo —admitió en un susurro.
Página
Di un paso más cerca, cediendo a mi tentación de tocarla, levanté
una mano para deslizar mis dedos delicadamente sobre su mejilla.
—Brooklyn —murmuré, inclinándome más cerca—. No tengo
ninguna intención de hacerte daño. No esta noche, ni nunca. Solo
quiero hacer el amor contigo.
Su cuerpo se estremeció una vez más y su próximo parpadeo fue
más lento.
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Página
12
Traducido por Eli25
Brooklyn
¿Por qué no puedo moverme?
Abe estaba de pie muy cerca. Lo suficientemente cerca como para
que sintiera su aliento y la calidez que salía de su cuerpo. Entonces,
naturalmente, debería haber intentado alejarme y tener algo de espacio
entre nosotros. Pero mi cuerpo simplemente no se movía.
La proximidad estaba causando estragos en mi cuerpo, también,
mi respiración era más rápida, mi corazón latía más rápido en mi
pecho. Mi cuerpo se calentó ante la idea de que Abe me hiciera el amor,
y quería dominarlo. Solo mi voluntad todavía me retuvo, pero no era
suficiente para que me retirara.
—Brooklyn —susurró Abe mi nombre.
Su voz era baja y oh tan atractiva. Mis párpados se cerraron y
contuve la respiración. Abe, tomando mi silencio como una señal, cerró
el pequeño espacio entre nosotros, y sus labios se presionaron contra
los míos en un beso.
Era diferente de esa noche en el bar. Mantuvo el beso casto al
principio, solo deslizando sus labios suavemente sobre los míos. Mi
cuerpo se estremeció y se balanceó más cerca mientras lo hacía una y
otra vez, mi respiración sonaba desgarrada. Separé mis labios,
invitándolo a profundizar el beso, solo que no lo hizo. En cambio, chupó
y mordió mis labios, luego me besó suavemente.
—Más —murmuré contra sus labios cuando no hizo lo que
quería, mis manos se levantaron para presionar contra su pecho.
Suspiré contra su boca cuando sentí su lengua rozando mis
labios, mis manos deslizándose por su pecho para envolver sus
hombros. Mis dedos encontraron su camino en su espeso y oscuro
cabello y tiré ligeramente de él mientras sacaba mi lengua para
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encontrar la suya.
Abe dejó escapar un gemido, sus manos se movieron hacia mi
Página
labios.
—Bien —dijo. Y nada más.
Me habría quejado de eso. Después de admitir algo tan
embarazoso, lo menos que podía haber hecho fue decirme si era lo
mismo para él. Que no lo dijera me hizo preguntarme si había tenido
otras mujeres en los últimos seis años. Lo esperaba, sin importar mis
propias decisiones, pero no estaba segura de si estaría bien con eso.
Sin embargo, antes de que pudiera decir algo, él agachó la cabeza
y presionó sus labios en los míos en un beso áspero. Bajó su cuerpo
sobre el mío, su rodilla separó mis muslos para poder encajar sus
caderas en el espacio intermedio, mi vestido se subió cuando lo hizo.
Envolví mis piernas alrededor de su cintura, y los dos siseamos
mientras su entrepierna se apretaba contra mí. Flexioné mis muslos
alrededor de él, frotándome contra él, y él gimió.
—Brooklyn —gruñó.
Le mordí la barbilla en respuesta, y él meció sus caderas contra
mí, haciéndome jadear mientras su erección presionaba contra mi sexo
a través de mis bragas.
—Ropa fuera —ordenó.
Hice una pausa, luego empujé sus hombros para que
retrocediera. Lo hizo a regañadientes, sus manos vagaron por mi
espalda hacia la cremallera, y luego la bajó tan pronto como la
encontró. Tiró hacia arriba y fuera de mi cuerpo, dejándome en ropa
interior, luego se detuvo para mirarme. Me sentía un poco impaciente y
busqué los botones de su camisa. Él no ayudó, en su lugar recorrió sus
manos por todo mi cuerpo, haciendo que mi aliento y mis manos
tartamudearan en sus movimientos. Una vez que desabroché todos los
botones, dejó de tocarme para quitárselo por sus hombros, luego
alcancé su cinturón. Se agachó y presionó sus labios contra los míos
cuando sus manos se unieron a las mías para desatar su cinturón.
El aire entre nosotros se calentó cuando nuestra ropa cayó a un
lado de la cama, y una vez que los dos estuvimos desnudos, Abe me
empujó hacia abajo, suavemente, presionándome con su cuerpo. Jadeé
cuando sentí su pene frotándose contra mi sexo, y moví mis caderas
contra las suyas, tratando de meterlo dentro de mí.
—Abe —gemí—. No me hagas esperar. Ya te quiero en mí.
Abe se rio entre dientes, el sonido salió tenso.
—¿Por qué no lo preguntas bien y haré lo que quieras? —bromeó,
mordiéndome la barbilla.
—Por favor —dije fácilmente, la palabra salió un poco aguda
cuando la cabeza de su pene se frotó contra mi clítoris—. Por favor,
Abe.
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13
Traducido por Emotica G.W
Abe
Tardé en despertarme por la mañana. Por primera vez en tanto
tiempo que quería ser perezoso y no levantarme antes de que saliera el
sol. Apreté mis brazos alrededor del cuerpo cálido que sostenía contra
mi pecho y suspiré feliz, acariciando con la nariz el cabello suave de
Brooklyn. Ahora que mi mente estaba despierta, no volvería a dormir,
pero estaba demasiado cómodo para preocuparme por eso. No era algo
que ocurriera para mí a menudo, así que iba a disfrutarlo mientras
tuviera la oportunidad.
Pasó un tiempo largo cuando Brooklyn comenzó a revolverse en
mis brazos.
Presioné un beso en su frente y esperé que abra los ojos y me
mire. Sus pestañas revolotearon, y entrecerró los ojos hacia mí.
Entonces, sus ojos se abrieron de par en par mientras jadeaba. Intentó
alejarse de mí, pero la estreché entre mis brazos, y se congeló.
—¿A dónde vas? —pregunté, arqueando una ceja.
Parpadeó, y vi su rostro oscurecerse con un rubor antes de
agachar la cabeza para esconderse bajo las sábanas.
—A ninguna parte —dijo, su voz pequeña y amortiguada.
Sonreí y tiré de la sábana hasta sus hombros, luego puse un dedo
debajo de su barbilla e inclinó su cabeza hacia arriba. Tenía un ligero
puchero en sus labios mientras me miraba.
—¿Al menos no puedes estar feliz de verme tan temprano en la
mañana? —murmuré, presionando otro beso en sus labios—. No me
digas que ya estás lamentando lo de anoche.
Mi corazón se apretó en mi pecho, y esperaba que no lo hiciera.
Desde el momento en que la conocí, había estado pensando en cada
acción con ella. Recordé sus palabras de anoche, que no quería volver a
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último vistazo por encima del hombro antes de cerrar la puerta detrás
de mí, y estaba satisfecho de atraparla todavía observándome. Tomé
una ducha rápida, y encontró un cepilló de dientes y un pequeño tubo
de pasta de dientes, tirando ambos después de usarlos. Había una bata
colgando de la parte posterior de la puerta, y me puse una antes de
caminar hacia el dormitorio. Brooklyn todavía estaba acostada en la
cama, y cuando me vio salir, se levantó, con las sábanas envueltas
alrededor de ella, y caminó hacia el baño.
—Ordenaré el desayuno —llamé por la puerta—. ¿Hay algo
específico que querrías?
—Lo que sea que tú tengas está bien —dijo de regreso.
Me vestí rápidamente y me moví hacia la otra habitación. Llamé a
la cocina para ver qué tenían disponible, y pedí el desayuno con una
sonrisa en mi rostro. Tomó alrededor de media hora antes de que
trajeran la comida, y para entonces, Brooklyn había salido del baño ya.
—¿Estás vestida? —pregunté antes de sorprenderla.
Escuché algunos ruidos sordos, luego las sábanas susurrando,
antes d que todo se tranquilizara de repente.
—Puedes venir —dijo, sonando un poco nerviosa.
Llevé la bandeja de comida a la habitación. Había una mesita de
noche al lado de la cama donde la dejo, luego me senté en el borde.
Brooklyn estaba sentada con la espalda contra el cabecero, vestida con
la bata del baño. Probablemente no había tenido mucho tiempo para
vestirse. Podría haberme dicho que espere primero… pero no lo hizo.
—¿Qué hay para el desayuno? —preguntó, mirando a mí
alrededor hacia la bandeja de comida.
—Es un desayuno americano completo. Tostadas, panqueques,
tocino, huevos y café. Hay incluso mantequilla, queso y jarabe al
costado.
Había traído justo lo suficiente para nosotros dos, aunque
estaríamos compartiendo el plato. Aunque la comida no estaba en
primer plano en mi mente en ese momento, mientras me inclinaba más
cerca de ella.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó con un ceño fruncido de
desaprobación, inclinándose un poco hacia atrás.
Sonreí. —Adivina.
Cerré el espacio entre nosotros y presioné un beso en sus labios
antes de que ella pudiera protestar. No que pareciera importarle,
suspirando en el beso, uno de sus brazos rodeo mis hombros, y el otro
se aferró a mi hombro. Había tenido la intención de desarreglarme, así
que estaba en camiseta y pantalones de algodón.
Lamí sus labios hasta que los separó para mí y deslicé la lengua
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—¡Abe!
Sonreí ante el sonido de ella llamando mi nombre. Estaba
Página
Brooklyn
Ya habíamos empacado y estábamos listos para ir al aeropuerto,
casi una hora y media antes de lo que el vuelo estaba programado.
Seguí a Abe fuera de la habitación hacia la recepción para entregar las
llaves y encargarse del pago. Mantuve la cabeza gacha todo el tiempo,
sintiéndome algo culpable por el desastre que hicimos en la habitación.
Minutos después Abe iba hacia afuera y yo lo seguí, me
sorprendió un poco cuando no se dirigió al estacionamiento.
—¿Y el auto? —pregunté.
Me miró sobre su hombro. —Te dije que solo lo teníamos por un
día, ¿verdad? Eso fue ayer.
—Entonces, ¿cómo iremos al aeropuerto?
—Del mismo modo en que llegamos, por supuesto.
Era sencillo notar que se refería a que un auto llegaría a
recogernos. Justo a tiempo un auto se detuvo al frente del hotel, mis
cejas se unieron. Por supuesto, había pedido una limosina.
El conductor se apresuró a recoger nuestro equipaje y en lugar de
esperar, Abe avanzó y abrió la puerta, luego se paró al lado,
indicándome que entrase. Lo miré, luego al conductor que se detuvo al
otro lado de la puerta e ingresé. Abe me siguió y el conductor cerró
detrás nuestro dirigiéndose al frente.
—Debemos estar en el aeropuerto en poco más de una hora, por
favor me hace saber si no podemos lograrlo. Por lo demás, mantenga la
división levantada.
La voz de Abe era serena y clara. Nunca lo había oído hablar de
esa manera antes y por alguna razón, hizo que mi cuerpo se
estremeciera.
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cuando los cerré, para encontrarme con los ojos de Abe. El color había
cambiado a verde oscuro, una mirada que solo veía en sus ojos cuando
Página
estaba excitado, obedientemente abrí mi boca para que hundiera sus
dedos dentro, los lamí y succioné, probando mi sabor en él.
Estiré una mano debajo de mí para abrir sus pantalones, rodearle
la polla con los dedos y presionarlo un poco. Luego bajé las caderas
hasta que la cabeza de su pene tocó mi sexo. Hice un círculo con las
caderas, frotando su polla contra mi clítoris, antes de colocarlo en mi
entrada y deslizarme hacia abajo.
—¡Joder!
Abe apretó el brazo alrededor de mi cintura, estaba segura que
tendría moretones más tarde. Sin embargo disfruté, tomando aliento
entrecortado mientras comencé a moverme, dejando de lado la parte
juguetona mientras me empalaba en su polla. Me gustó la idea de que
hubiera marcas en mí después y decidí que solo sería justo si él
obtuviera lo mismo, inclinándome hacia adelante para presionar un
beso en su cuello, luego mordí y chupe.
—Diablos Brooklyn —gimió Abe, sus dos manos se movieron para
agarrarse a mi cintura.
Gruñí contra su cuello, retrocediendo lo suficiente para hablarle.
—Deja el parloteo y fóllame de una vez.
Abe dio una risa afectada, una que se cortó rápidamente mientras
apretaba mis paredes a su alrededor, una maldición brotó de sus
labios. Sus manos se flexionaron sobre mis caderas, luego me mantuvo
quieta mientras movía las suyas, follándome desde abajo. Envolví los
brazos alrededor de su cuello para amortiguar los sonidos que salían de
mi boca mientras me mecía contra él. Abe presionó besos por el costado
de mi rostro, mi cuello y hacia mi hombro sobre la correa de mi vestido.
Mis uñas se clavaron en sus hombros, mis rodillas se apretaron
fuerte a sus muslos mientras un escalofrío atravesó mi cuerpo. Después
grité cuando me corrí, temblando, ola tras ola de placer atravesaba mi
cuerpo, haciéndome pensar que me voy a romper. El pecho de Abe
retumbó en un gruñido mientras me follaba más duro y más rápido,
entones se quedó quieto mientras sentí su caliente corrida
impulsándose dentro de mí.
Me relajé contra él, cerrando los ojos mientras descansaba mi
cabeza sobre su hombro, jadeando para respirar. Abe estaba tan quieto
como yo, luego de unos segundos lo sentí moverse. Gruñí protestando,
más no me quejé. Me levantó con el brazo que todavía tenía alrededor
de mi cintura, haciéndome jadear mientras su polla se deslizaba fuera
de mí. Su venida siguió, pude sentirla deslizándose por mi muslo, luego
Abe frotaba algo suave entre mis muslos, ¿de dónde salieron los
pañuelos?
Abe nos limpió a los dos y nos dejó presentables, mi cuerpo se
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Página
15 Traducido por Walezuca
Abe
Finalmente, pensé con un suspiro, recostado en mi silla.
Era el final del día de trabajo, y estaba a punto de salir de mi
oficina. Primero, envié por correo electrónico los informes que acababa
de revisar a los gerentes que me los enviaron. Todavía necesitaban ser
perfeccionados, y ese no era mi trabajo. Una vez que los correos
electrónicos fueron enviados, salí del sistema de la compañía y apagué
la computadora. Mi celular zumbó donde lo había dejado al lado de mi
teclado, y lo recogí, sonriendo cuando vi que era un mensaje de texto de
Brooklyn.
—¿Todavía no lo sabes?
Había pasado un día desde que volvimos, y ya la extrañaba. Me
había metido en el trabajo temprano, tanto ayer como hoy, así que tenía
tiempo libre para pasar con ella. No sabía lo que estaba pasando con su
amiga y la boda, pero, aunque no lo había dicho, no creí que le
quedaran tantos días en Nueva York. Le hice saber la hora a la que nos
encontraríamos antes, y llegué un poco tarde.
—Lo siento. El trabajo ha sido agitado, pero ya terminé.
—Si estás ocupado, podemos posponerlo —dijo inmediatamente.
—Está bien. Ya me estoy yendo.
Me levanté mientras escribía, luego envié el mensaje y tomé mi
abrigo de donde estaba en el respaldo de mi silla. Me lo puse, puse el
celular en un bolsillo interior, y luego tomé mi maletín en el suelo al
lado del escritorio. Luego me apresuré a salir de mi oficina, sin apenas
despedirme de mi secretaria al salir del trabajo.
Había un pequeño café no muy lejos del trabajo donde le pedí que
se reuniera conmigo. Era un poco tarde para almorzar y todavía
temprano para cenar a las tres y media de la tarde, así que pensé que
era el lugar perfecto para reunirnos.
Todavía era temprano, por lo que podía hacer que pasara más
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maletín, y salimos al frío. Brooklyn se acercó aún más a mí, pero el café
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Página
16 Traducido por Dew
Brooklyn
Abe condujo su auto a través de una puerta de acceso hacia unos
edificios con apartamentos demasiado caros. Manejando hacia el
espacio, no podía creer que fuera la misma ciudad aplastada, con
cuatro edificios, cada uno con cuatro pisos, un estacionamiento y
mucho espacio para moverse cómodamente. Estaciono el auto y ambos
salimos, siguiendo su ejemplo.
Fuimos al edificio más cercano a nosotros. Hubo pasos que
condujeron a la cima, pero solo subimos al tercer piso. Abe sacó un
juego de llaves de su bolsillo y abrió la puerta.
—Cada piso es para una sola persona —explicó Abe, dejándonos
entrar al departamento—. Hay varias habitaciones y dormitorios, y en
realidad Maria tiene este piso y el de arriba. A veces, vengo cuando no
está aquí, cuando no tengo ganas de ir hasta mi casa.
—¿Y ella está en casa hoy? —le pregunté cautelosamente,
mirando a mí alrededor.
—Bueno, ella ha estado fuera de la ciudad los últimos días. En
realidad, creo que fue a algún lugar el sábado, incluso antes de que yo
te llamara, y todavía no me ha dicho nada, por lo que podría no haber
vuelto aún.
Le fruncí el ceño, pero él no lo vio. Me moví lo más lejos en el
apartamento, de todos modos. Ninguno de los dos llego muy lejos,
porque escuchamos el sonido de alguien viniendo hacia nosotros. Me
congelé de pánico, pero sentí un brazo alrededor de mí antes de poder
ceder a mi necesidad de correr.
—Es solo mi hermana —murmura consoladoramente—. Mis
padres nunca vienen aquí, muy pocas personas vienen aquí, y conociste
a Maria antes.
—Claro —murmuré—, hace más de ocho años, cuando ella
todavía era una niña. Apenas tenía doce años cuando nos conocimos,
en caso de que lo hayas olvidado.
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se parecía a Abe cuando era más joven. Tenía el mismo cabello oscuro y
ojos color avellana. Debería ser una mujer joven ahora, pero en mi
mente tengo la imagen de una incómoda chica preadolescente. Se
estaba convirtiendo en una mujer cuando la vi por última vez, pero ha
pasado tanto tiempo, seis años para ser exacta, antes de que la haya
visto y viceversa.
Así que imagínense mi conmoción cuando apareció a la vista con
un crop top y pantalones de yoga, con los pies descalzos, que
mostraban su cuerpo adulto. Su espeso cabello caía a su alrededor con
un poco de rizos en los extremos, y pasaba sus dedos por los mechones
cuando venía hacia nosotros, solo para congelarse con una mano en su
cabello mientras me miraba, su mandíbula cayendo.
—María, hola —dijo Abe lentamente, mirándonos a los dos—.
Perdón por entrometerme, pero esperaba que te fueras por un tiempo.
—¿Qué estás haciendo aquí? —María actuó como si no lo hubiera
escuchado, señalando con el dedo hacia mí—. Definitivamente eres tú,
¿verdad? La mujer del evento. ¿Qué diablos estás haciendo aquí?
La expresión de su rostro era complicada, y me pregunté si ella
me agradecería por haber desenmascarado a Paul frente ella, o podría
maldecirme por eso. Después de un largo momento en el que no pude
averiguar qué decirle, Abe intervino.
—¿De qué estás hablando? ¿Qué evento? ¿Cómo no reconocerías
a Brooklyn? Sé que han pasado seis años, pero tu memoria suele ser
mucho mejor que eso.
—La cata de vinos afuera de California —dijo, dándome una
mirada—. ¿Recuerdas? Recibiste una invitación y me constaste sobre
eso, pero dijiste que no irías. Lo investigué, y tenía que estar en Cali en
ese momento, así que fui.
Abe frunció el ceño. —¿Por qué fuiste a California? ¿Y por qué no
me lo dijiste?
—Era algo relacionado con la boda, así que no pensé que debías
saberlo —dijo con impaciencia. Luego se congeló y me miró con los ojos
muy abiertos y su boca abierta—. Espera, ¿ella es Brooklyn?
Abe rodó los ojos. —¿Estas registrando eso ahora? Sí, ella es
Brooklyn, y fuimos al evento de cata de vinos. ¿Cómo diablos no te vi?
—Se gira hacia mí con mirada confundida—. ¿Por qué no me dijiste que
la viste allí?
—No tenía idea de que era ella —dije torpemente, encogiéndome
de hombros—. Ya te lo dije, no había forma de que pudiera haberla
reconocido.
Giro su mirada hacia su hermana. —Bien, entonces. ¿Cómo no la
reconociste cuando definitivamente la has visto muchísimas veces
antes? Sé que ella ha cambiado, pero no es tanto. ¿O es solo que no la
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poco las mejillas. Sin embargo, ante el ceño fruncido de Abe, se apagó—
. Está bien. Yo estaba allí afuera con mi prometido, y podría haber
estado un poco intoxicada por el vino. Estaba sobre él hasta que esta
mujer vino y comenzó a escupir algunas cosas, yo solo... no la miré de
cerca.
Observé cómo charlaban los hermanos, todavía atrapados en el
desastre en el que se estaba convirtiendo. Entonces, no solo era Paul
engañando a Nora, sino que incluso estaba usando a la hermana
pequeña de Abe.
—¿Qué pasó exactamente y cómo es que no sé nada al respecto?
—Uh, podría haberlas enviado, simplemente no lo recuerdas —
interrumpí—. ¿Recuerdas a ese hombre y mujer que estaba cerca de él?
Creo que podrías haber visto por lo menos su espalda antes…
Abe frunció el ceño, y ambas esperamos a que lo descubriera.
Supe cuándo lo hizo, porque sus ojos se abrieron de par en par y se giró
para mirarme.
—Espera un minuto. No me digas... ¿Paul? Y mi hermana.
¿Estaba con ella en el evento de cata de vinos?
Asentí lentamente, y él maldijo.
—¿Quién demonios es Paul? —preguntó Maria, frunciendo el
ceño. Todavía no lo había entendido, y tenía las manos en las caderas
mientras nos enfrentaba a los dos—. ¿Qué diablos está pasando aquí? Y
quién diablos es Paul, de todos modos, su nombre es Chris.
Abe y yo la miramos, sorprendidos como si el dinero estuviera
cayendo lentamente, pero seguramente cayendo y todos estábamos
viendo que algo andaba mal y terminó y comenzó con el hombre que se
suponía que su hermana y mi mejor amiga se suponía se casarían
pronto.
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Traducido por Atómic_Mellark
Abe
Después de la confrontación entre Brooklyn y mi hermana, que
compartieron información sobre Paul o Chris como Maria y yo le
conocíamos, e incluso Nora fue traída a la conversación. Brooklyn no se
quedó tanto tiempo como yo quería, pero sabía que deseaba estar allí
para su amiga, así que la lleve de regreso. Aparqué frente a la acera, y
espere por ella.
—Lo siento por esto —murmuró, mirando por encima de mí—. En
este momento, creo que haber tenido idea sobre esto.
—¿No dijo nada antes?
—Todavía estaba dándole vueltas a ese pensamiento. Supongo
que una parte de mí esperaba que Paul… o como sea su nombre real, la
llamaría y le contaría todo, pero no creo que lo haga. Ella me va a
necesitar, así que no sé cuándo podré volver a verte.
Suspiré, había adivinado que eso sucedería. Era lamentable, ya
que Brooklyn no tenía mucho tiempo para quedarse. No estaba seguro
de si había una posibilidad de que me mudara a California, no a menos
que abriera una sucursal de la empresa allí, y aún así, se necesitaría
una gran cantidad de maniobras antes de que pudiera ir y
estabilizarme. Antes de considerarlo, trataría de pedir a Brooklyn que se
instalara en Nueva York conmigo.
La única razón por la que no lo hacía, sin embargo, era porque
tenía miedo de que no estaría dispuesta a renunciar a la vida que tenía
por mí. Cali fue todo el camino a través del país, y a pesar de que el
vuelo más rápido podría tomar alrededor de cinco horas, todavía sería
una molestia para avanzar y retroceder. Por lo tanto, me detenía por el
momento, pero sabía que, cuando llegara el momento de que se fuera,
no iba a ser capaz de dejarla ir.
—Podrías ir a verla —dije, dándole una sonrisa alentadora—. Va a
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Página
18 Traducido por MicaDeMaddox
Brooklyn
Habían pasado ya unos días desde que recibimos la noticia, y
Nora se estaba tomando la molestia. Era comprensible, ya que no era
solo que un hombre la dejara plantada. Le había mentido, le había
robado y desapareció.
Durante los últimos días, había estado con Nora, consolándola.
Me había mudado del departamento que ya me había comprado, y todas
mis cosas se mudaron a su apartamento más grande. Nora no era muy
rica, pero después del dinero con el que Paul se fue, ella definitivamente
era más pobre.
—No te preocupes demasiado, ¿de acuerdo? —dije suavemente—.
Abe definitivamente atrapará a este bastardo por ti. Con todos los
recursos que está aportando, estoy segura, ¿de acuerdo? Así que deja
de abatirte.
Nora solo suspiró y se movió un poco antes de acomodarse.
Estábamos sentados en su mesa de comedor, almorzando. Nora tenía el
codo apoyado sobre la mesa, la barbilla en la palma de la mano, y
estaba pasando la cuchara dentro de su tazón pero sin comer. Y
mientras ella no estaba comiendo, se sentía incómodo que comenzara a
comer yo, así que tampoco comía.
No me gustaba ver a mi amiga tan triste. Esta era Nora, la mujer
que se mantenía en movimiento incluso si diez hombres la
abandonaron, pero ser estafada por alguien con quien estaba saliendo
la afectó de manera diferente.
—¿Tal vez debería dejar ir esto? —preguntó ella débilmente,
mirándome.
—¿Crees que puedes dejarlo ir? —le pregunté, arqueando una
ceja.
Suspiró y se sentó en su asiento, cruzando los brazos sobre el
pecho mientras fruncía el ceño. —Honestamente, no lo creo. Tú, de
todas las personas, sabes cuánto odio que me engañen. Realmente
97
pensé que este chico tenía sentimientos por mí, pensé que quería
casarse conmigo y estaba muy emocionada al respecto. Pero no solo
Página
estaba viendo a otra persona, sino que era una mujer más joven,
relacionada con alguien que yo conocía, y se fue con mi dinero. Sin
mencionar todos los otros objetivos.
Nora resopló, y escuché golpes ligeros mientras golpeaba su pie
contra el suelo. Ella también había estado haciendo esto, moviéndose
entre la ira y la depresión, aunque podía decir que estaba enfadada
principalmente. Especialmente porque no podía hacer nada más que
sentarse y esperar a que encontraran a Paul. Fuimos a la policía
después de que Abe nos dijo que el tipo era un estafador, y tanto Abe
como la policía estaban buscándolo, pero Nora no pudo contribuir. Iba
en contra de todo lo que ella era, que probablemente era la razón por la
que la estaba atacando tan duro.
—¿Deberíamos posponer el almuerzo otra vez? —pregunté con un
suspiro—. Hemos tenido que calentar esto dos veces ya. Si lo hacemos
de nuevo, no creo que sea saludable. Demasiado microondas... ondas o
lo que sea.
—En este punto, ¿todavía es el almuerzo? —bufó ella, luego
suspiró—. No, está bien. Deberíamos solo comer. No voy a morir de
hambre por esto, si ni siquiera lo haré por perder peso.
—No necesitas perder peso —le dije con paciencia—. Ya te lo dije
cientos de veces, te ves bien. Eres un poco más curvilínea que yo, pero
eso no es exactamente algo malo.
Por primera vez en mucho tiempo, esbozó una sonrisa. Era de
aspecto pequeño y casi doloroso, pero era una sonrisa, y me hizo sentir
aliviada.
—Lo que sea que digas —dijo con un suspiro—. ¿Por qué no
comemos, y luego puedo lidiar con todo lo relacionado con la boda? Ya
ha sido cancelada, pero no he hecho las llamadas para cancelar nada…
Observé hasta que ella comenzó a comer antes de que yo hiciera
lo mismo. Ambas fuimos sometidas durante toda la comida. Por lo
menos, pensamos pedir comida para llevar en lugar de intentar hacer
algo nosotras mismas, porque no pienso que hubiera sido comestible.
Después, nos paramos una al lado de la otra en el fregadero y lavamos
los platos.
Justo Nora estaba a punto de encerrarse en el dormitorio para
hacer las llamadas que necesitaba, cuando mi celular vibró. Ambas
sabíamos que el mensaje era de Abe, y Nora se congeló, sus ojos se
dirigieron a mi celular.
—¿Es él? —preguntó, acercándose.
Abrí la pantalla y leí el texto. —Sí, él pregunta cómo estamos.
Escribí una rápida respuesta: "Estamos bien. ¿Hay noticias?"
“Tengo una pista sobre él, pero quería algo más. ¿Te apetece
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Página
19 Traducido por kensha
Abe
—La retuve todo el tiempo que pude. Si vas a hacer algo, será
mejor que muevas tu culo pronto. Y si ella te pregunta, no tuve nada
que ver con esto.
Acabe de hablar por teléfono con Nora y me levanté. Estaba en
casa, después de tomarme un descanso del trabajo. Tenía un plan en
proceso, desde que Brooklyn iba camino a su casa hoy, tendría que
hacerlo hoy.
Con todos los problemas en torno al asunto de Paul, no habíamos
tenido mucho tiempo para hablar desde ese día en el café hace una
semana, por lo que ninguno de los dos había dicho nada sobre su
regreso a casa. Sabía que venía, pero estaba demasiado ocupado, entre
el trabajo y tratando de atrapar al estafador, que no le pude prestar
mucha atención.
Si no me apuro, sabía que iba a pagar por ello.
Paul había sido encontrado. Mi gente llegó a él un poco antes que
la policía lo hiciera, y lo que le pasó estaba fuera de mis manos, pero al
menos iría a la cárcel por bastante tiempo. La mayor parte del dinero
que había robado de Maria y Nora, aunque no todo, había sido
recuperado. Había otras personas que también lo buscaban a las que
había robado, pero solo me preocupaban por esas dos.
Fue cuando llamé a Nora, que tuve una idea. No era
necesariamente mi más brillante, pero pude admitir que está
empezando a sentirme desesperado.
No quería que Brooklyn se fuera. Estábamos en muchos mejores
términos, pero tenía esta pesadilla de que si ella se iba de regreso a
California, nunca llegaría a verla otra vez. No importaba que yo pudiera
tomar un jet privado y que algunas personas encontrarán donde ella
trabajaba y vivía para mí. Solo porque podía, no significaba que era una
buena idea, y había evitado hacerlo antes porque parecía un poco
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acosador.
Lo que quería, era que Brooklyn me diera una oportunidad, no
que corriera lejos de mí porque yo estaba actuando espeluznante.
Página
Hice una llamada da Maria, y a mis padres. Fue un aviso corto,
pero no había tiempo como el presente. Luego volví a mi habitación,
escogí un buen traje y me lo puse. Me apresure a salir de la casa e ir a
mi auto, esperando no encontrar demasiado tráfico en el camino. No
sabía cuándo era el vuelo de Brooklyn, porque Nora no lo sabía, así que
sería una suerte si me las arreglaba para llegar antes de que se fuera.
Tan solo podría hacer una búsqueda o llamada para comprobar, pero
quería mantener un poco la esperanza.
Afortunadamente, no hubo ningún tráfico en el camino. Al cabo
de media hora, llegué al aeropuerto. Hubo algo de retraso mientras
busqué estacionamiento, luego estaba saltando fuera del auto y
dirigiéndome hacia la terminal. Mi celular vibro en mi bolsillo y saqué
afuera para ver el mensaje que acaba de llegar. Era de Nora.
—Todo en control en mi lado, tu trata con el tuyo. ¡Si fracasas,
será mejor que me lo compenses!
Sonrió, pensando que podría gustarme Nora después de todo.
Luego, volví a mirar alrededor del aeropuerto, tratando de encontrar a
Brooklyn. Estaba un poco abarrotado, y vestido como estaba, estaba
llamando mucho la atención y fue difícil pasar a todas esas personas.
No sabía si considerarme o no afortunado de que nadie pareciera saber
quién era yo.
Finalmente, después de lo que pareciera una eternidad, la
localice. Estaba sentada en una de las áreas de espera, sus maletas al
lado de ella, su cabeza inclinada hacia abajo mientras miraba algo en
su celular. Sonreí, aliviado, luego caminé lentamente hacia ella. Ya no
tenía ojos para las personas que bloquearon mi camino, caminando
fácilmente alrededor de ellas hasta que me detuve a unos pasos de ella.
Sea lo que sea que la tenía absorta en su celular, ni siquiera se
dio cuenta de que estaba allí parado observándola. Sonreí suavemente y
solo la observe por un momento, con su cabello recogido en una coleta,
unos cuantos mechones sueltos cayendo y rodeando su rostro. Estaba
mordiendo su labio, con las manos apretadas contra el celular. Por lo
que pude ver, ella realmente no estaba haciendo nada aparte de mirarlo
con una concentración absoluta. Había estado tan ansioso antes que no
pude evitar soltar una pequeña carcajada.
—Brooklyn —llamé, aun riéndome.
Levantó su cabeza bruscamente y me miró boquiabierta.
Entonces miró entre su pantalla del celular y a mí, y lentamente se
levantó.
—Espera, ¿de verdad te llamé? —susurró—. Pensé que solo me
estaba imaginando como todas esas veces que llamé o escribí…
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congelada.
—¿Puedo preguntar, si no hubiera venido, habrías llamado o
enviado un mensaje antes de subir al avión?
—Yo… yo no estoy segura —dijo tranquilamente sin levantar la
vista.
Camine más cerca y toque su mejilla con mi dedo, gentilmente
inclinando su cabeza hacia arriba para que me mirara. Parpadeó con
sus ojos azules hacia mí, y me resistí ante la necesidad de presionar un
beso en sus labios.
—Me alegro de haberte atrapado —murmuré—. Pero realmente
deberías haber tratado de hablarme antes de irte, al menos. ¿Qué harás
cuando empiece a pensar que no te preocupas por mi más, mmm?
—No es que no lo haga —dijo rápidamente, su rostro
oscureciéndose por el rubor rosa—. Yo solo… ¿no estaba segura de que
decir? Y has estado tan ocupado que no quería interrumpirte.
—Estoy de licencia del trabajo por un mes —repliqué—. Quiero
decir, probablemente seguiré tomando llamadas, pero puedes
interrumpirme tanto como quieras ahora, con todo el tiempo libre que
tengo.
—Tu… —dejó que su voz se fuera apagando, sus ojos muy
amplios.
—Todavía estábamos en medio de hablar de las cosas —le
recordé.
Ella se detuvo. —Oh.
Esa noche, cuando ella y yo nos dirigíamos al lugar de mi
hermana para conversar sobre nosotros, antes de que surgiera el
asunto de la estafa, y se suspendió desde entonces.
—O… ¿decidiste renunciar al final? —pregunté lentamente,
sintiendo mi corazón apretarse en mi pecho. Se aflojó inmediatamente
cuando sacudió su cabeza rápidamente.
—No, es solo que tengo muchas cosas en casa. Quiero decir, vivo
sola, pero hay trabajo, más o menos he usado mis días libres, no puedo
demorar en volver. Originalmente, habría tomado un vuelo por la noche
solo para volver por la mañana, pero luego pensé que podría volver
temprano y limpiar la casa…
—Podemos lidiar con tu trabajo más tarde.
—¿Nosotros…? —Sus ojos se ensancharon.
Sonreí y busqué en mi bolsillo. Luego, tomé una de sus manos en
la mía y me arrodille. Escuche un grito ahogado, y no fue solo de ella.
Los murmullos empezaban alrededor de nosotros, y podía sentir todos
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pensar que ambos estamos listos ahora. Te amé hace seis años y te sigo
amando ahora. Sin importar el camino que tomen las cosas de aquí en
adelante, quiero tenerte en mi vida. ¿Te casarías conmigo?
Sus ojos se empañaron mientras llevó su otra mano sobre su
boca. Me miró por un largo momento, y luche para lucir mucho más
seguro de lo que realmente estaba. Todavía había la posibilidad de que
me dijera que no, y la propuesta era solo el comienzo de esto, después
de todo.
Después de lo que me pareció una eternidad, asintió con su
cabeza mientras parpadeaba las lágrimas lejos de sus ojos. Cuando
apartó su mano lejos de su boca, fue para revelar una sonrisa, aunque
inestable.
—Sí, Abe. Me casaré contigo. —Luego ella se echó a reír—. Y
tienes razón, llegas un poco tarde con eso.
Sonreí poniéndome de pie. Retire el anillo de la caja y lo deslicé
por su dedo. Hubo aplausos y silbidos a nuestro alrededor, pero apenas
los escuche.
—Vamos a casarnos ahora —sugerí a continuación.
Los ojos de Brooklyn se abrieron de par en par mientras me
miraba boquiabierta nuevamente. —¿Qué? —susurró.
—La boda, ¿recuerdas? —dije, apretando mis manos alrededor de
las suyas—. Se suponía que era la de Nora, pero ella no se va a casar.
Todo está preparado, y se suponía que la boda debía… pensé que ella
iba a cancelar todo, sin embargo.
Sacudí mi cabeza. —He estado hablando con Nora la semana
pasada, más de lo que lo he hecho antes, honestamente. Iba a
cancelarlo todo, pero pensé que sería un desperdicio. Envié algunas
invitaciones rápidamente y todos los asistentes están invitados.
Ninguno de los eventos fue cancelado, y tú te probaste el vestido
perfecto…
—Esto va un poco rápido —exhaló—. ¿Y en qué estabas
pensando, haciendo algo como esto? ¿Qué pasaría si me hubiera ido
ayer, como lo había planeado?
—Entonces habría sido un novio despechado —dije con una
sonrisa, agradeciendo internamente a Nora por su interferencia—. Pero
eso no sucedió, y no veo que esto se mueva demasiado rápido.
Brooklyn, estuvimos juntos por tres años, y separados seis. En todos
estos años, ninguno de nosotros pudo olvidar al otro. No quiero más
arrepentimientos, y estoy absolutamente seguro de que quiero
comprometerme contigo por el resto de mi vida. Así que, por favor…
Brooklyn, cásate conmigo. En este momento.
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Epílogo
Traducido por Atómic_Mellark
Brooklyn
No sabía cómo lo habían hecho, pero en menos de una semana,
la boda de Nora se había convertido en mi boda. Me sorprendió incluso
cuando, mientras me estaba vistiendo, mis padres se presentaron de la
nada. Abe había dispuesto absolutamente todo. Había ropa incluso lista
para mis padres, y mi madre me ayudó a lograr estar lista, entonces
papá estaba allí para llevarme por el pasillo.
Durante todo el tiempo, me sentí como si quisiera romper a
llorar. En cambio, tenía la sonrisa más grande mientras me llevaban a
una multitud de personas, esperando que llegara. Nora había
conseguido reservar el jardín del hotel, y a un lado de ella había
asientos dispuestos en filas ordenadas en dos lados con una alfombra
roja literal por la mitad, fue la boda que había imaginado, incluso si no
fuera para mí.
Mis ojos no estaban en la decoración, o el pueblo, o el paisaje.
Fue en el hombre que me esperaba por el pasillo, vestido con un traje
oscuro con el pelo de estilo de la cara, una amplia sonrisa fácil para mí
y sus ojos color avellana abriéndose y cerrándose felizmente.
Mi respiración se detuvo en la garganta, y yo estaba muy
contenta de haber ido con el vestido con el espeso velo, o todo el mundo
hubiera visto bien a la cara mientras trataba de contener el llanto. En el
momento en que hice al frente, y mi padre me ha entregado a Abe,
todavía me sentí como todo esto era demasiado bueno para ser verdad.
La mano de Abe era sólida en la mía, sin embargo, dándome un ligero
apretón, lo suficiente para mantenerme en tierra.
La boda prosiguió, el pastor pronuncio un breve discurso y luego
nos hizo recitar nuestros votos. Ambos dijimos que sí, nos trajeron un
par de anillos de oro y nos los pusimos el uno al otro. Abe me quitó el
velo y me dio un beso casto en los labios, con sus ojos ardiendo con la
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recepción.
Incluso yendo a través de todo el proceso, me quedé un poco
aturdida.
Este es el día en que yo había estado esperando, durante los
últimos seis años, y se fue tan rápido.
—¿Qué estás pensando?
Abe se coló por detrás de mí y me dio un abrazo de vuelta,
apoyando la barbilla en mi hombro. Suspiré y me recosté contra él,
presionando mis propias manos encima de las suyas. Estaba parada a
un lado mirando las festividades, sintiéndome cansada pero feliz.
—¿Es extraño, cómo todas estas personas están aquí para mí, y
me siento como si fuera un observador externo?
—Por supuesto, no —dijo Abe con una sonrisa—. Aunque, lo
hiciste al revés. Hoy en día es todo acerca de nosotros, y ellos son los
extraños.
—¿Muchos de ellos aquí para echarnos un vistazo?
—En nuestro momento de felicidad —agregó en voz baja—.
Debido a que son las personas que se preocupan por nosotros dos.
Abe tenía razón en eso. Además de mi familia, de su propia
familia estaba allí. Incluso logró encontrar a algunos de nuestros viejos
amigos de la universidad y los invitó. Los invitados no sumaban cien,
pero eran todas las personas con las que estábamos cerca.
Incluso había tenido la oportunidad de hablar con sus padres.
Eran un poco severos, y no podía decir si me desaprobaban o no, ya
que había estado tan nerviosa todo el tiempo. Ni siquiera podía
molestarme en intentar impresionarlos, luchaba por actuar con
normalidad, y Abe, el traidor, me había dejado sola en ese momento. Lo
había visto recibir un tratamiento similar de mis padres, y por eso no
estaba todavía enfadada con él.
—¿No les gusto a tus padres? —pregunté de repente, mirando
por encima del hombro.
—¿Por qué dices eso? —preguntó hacia atrás, arqueando las
cejas.
—No sé... Es decir, yo realmente no sé nada de ellos. Me di
cuenta cuando estaba de pie delante de ellos, que salimos por tres años
y conocí a su hermana un par de veces, pero nunca conocí a tus
padres. ¿Alguna vez les dijiste algo sobre mí?
Suspiró, los ojos se mueven lentamente a través del cuarto. —Se
podría decir que lo hice, pero también se podría decir que no lo hice. Es
decir, siempre supe cómo iba a ser mi vida desde que era un niño. No
sabía si ellos lo aceptarían o no antes, por lo que solo les conté
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