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“Efectos negativos de la privación

de libertad”

Lic. Jorge Joaquín Hernández


La privación de libertad es
antinatural
• Las prisiones son academias culturales de la
delincuencia.
• El adolescente está en búsqueda de su identidad,
y encuentra apropiándose de una identidad de
delincuente.
• La privación de libertad no solo es nociva para el
adolescente, también para el personal que
trabaja en los centros.
• El adolescentes no es “el crimen que cometió”, el
adolescente es mucho más que el crimen que
cometió.
La Defensoría de Niñez y Adolescencia de la PDH supervisó a los Centros Juveniles de
Privación de Libertad; los principales hallazgos fueron:

1. CEJUPLIV-etapa II: Los dormitorios se encuentran sucios y desordenados, los


adolescentes no trabajan en un plan de vida, el abastecimiento de medicamentos
es irregular, los alimentos se sirven fríos y no cuenta con aparatos para recalentar;
2. En el Anexo: existe hacinamiento, los dormitorios no tienen buena ventilación y las
colchonetas están en mal estado, el área médica no responde a necesidades de
personal, los adolescentes se mantienen en situación de ocio, lo que perjudica su
reinserción a la sociedad;
3. CEJUDEP - Gaviotas: hacinamiento y malas condiciones para la habitabilidad de
los adolescentes, cuyas consecuencias son sarcoptosis, mezquinos e infecciones en
la garganta, los dormitorios carecen de condiciones mínimas de habitabilidad y los
métodos disciplinarios son inadecuados;
4. CEJUPLIM - Gorriones: los dormitorios están en mal estado de habitabilidad, mala
ventilación e iluminación, el programa de estimulación temprana para los hijos e
hijas de las adolescentes necesita una reestructuración.
El Comité sobre los Derechos del Niño, en su
Observación General 10, ha establecido que: El recurso
de privación de libertad tiene consecuencias muy
negativas en el desarrollo armonioso del niño y
dificulta gravemente su reintegración en la sociedad.
“El encierro no puede educar para la libertad. La
prisión, tal como hoy se concibe…,sustentada en
la mentira institucional de la readaptación, no
sólo no educa, deseduca y etiqueta de por vida
a quien llega a ocuparla”

(“La Falacia readaptadota”, Renato Sales Heredia)


“El ingreso en prisión se puede entender como una
experiencia de pérdida, peligro o desafío que crea
disfunción en las actividades habituales del
individuo. Se asocia a emociones negativas y los
reajustes que el ingreso en prisión supone son
percibidos como perturbadores psicológicos,
sociales o físicos”

(La estancia en prisión: consecuencias y


reincidencia)
“El encarcelamiento se considera también como
uno de los sucesos más traumáticos que puede
experimentar una persona”

(La estancia en prisión: consecuencias y


reincidencia)
Reflexionemos sobre:
•Infraestructura
•Encierro total
•Condiciones en las que se
encuentran los adolescentes
Algunos efectos negativos de la
privación de libertad
Psicológicos
• Las emociones, sentimientos y sensaciones que
predominan en personas privadas de libertad son miedo,
rabia, impotencia, tristeza y angustia.
• Miedo a lo experimentado en el centro. Pero también el
miedo se reexperimenta mediante la sensación de
incertidumbre hacia el futuro; lo desconocido, pero a la
vez con el pasado, en cuanto la experiencia vivida
amenaza con repetirse.
• Son frecuentes las pesadillas.
• El hecho de que estar nuevamente en libertad conlleva a
la vez vivir preso del miedo y la incertidumbre.
• En contextos de aislamiento, o de privación de libertad
propiamente tal, la impotencia es una sensación que se
intensifica dadas las condiciones de la prisión, como no
ser escuchado y no poder actuar de forma autónoma y
espontánea para defenderse y protegerse.
• Tristeza relacionada a la sensación de angustia por haber
sido separado bruscamente de su núcleo más íntimo,
como es su familia, o su contexto social y cultural.
• Devaluación de la propia imagen y disminución de la
autoestima, concebidas como la valoración que el
individuo realiza y mantiene respecto de si mismo. En
términos generales, la prisión tiene efectos negativos en la
autoestima y la autopercepción de los sujetos.
Sociológicos
• El aislamiento social es generalmente resultado inevitable
del encarcelamiento. Las personas al haber sido retirados
de su entorno social, tienden a perder los contactos con
el exterior. La pérdida de relaciones con la familia y con
los amigos es probablemente la privación más grave
inherente al encarcelamiento.
• La naturaleza inevitable del debilitamiento de las
relaciones con los familiares y con los amigos puede
atribuirse, en gran medida, al carácter cerrado de los
regímenes carcelarios.
• El encarcelamiento, entraña frecuentemente, un lento
proceso de deformación social. En la prisión suelen
desaparecer la mayoría de estímulos sociales y a medida
en que va pasando más tiempo en el entorno carcelario,
aumentan sus reacciones negativas al medio en el que se
encuentran.
• En cuanto a mujeres privadas de libertad estudios han
revelado cómo estas se juzgaban cada vez más
incapaces de mantener estrechas relaciones con sus
familiares, con sus amigos y de prestar ayuda a sus
familias cuando estas lo necesitaban. En el caso de la
mayoría de las mujeres, el proceso de pérdida de
confianza en sí mismas se ha iniciado mucho antes de
que ingresen a prisión. La vida carcelaria, sólo ha servido
para exacerbar y reforzar su percepción de inferioridad.
• La pérdida de responsabilidad hace que los privados de
libertad queden en situación de dependencia, lo que
dificulta todo intento de reintegrarlos a la sociedad y
hace que la familia los abandone con el paso del tiempo.
• Interrupción de procesos de socialización (trabajo,
escuela).
• Etiquetamiento social.
• Prisionalización.
Físicos
• Deterioro físico.
• Afectaciones a la salud que pueden propiciar depresión,
ansiedad, violencia, entre otras.
• El menoscabo físico al que los internos se ven sometidos
en condiciones de reclusión penitenciaria, se agrava en
instalaciones donde el deterioro material en
infraestructura y equipamiento es evidente, factores que
son coadyuvantes del acelerado daño a la salud tras el
encierro.
El fenómeno de la prisionización o
prisionalización
Los centros penitenciarios o cárceles se
han caracterizado por su complejidad
desde su surgimiento.

La situación de encarcelamiento y las


condiciones que son propias de la
privación de la libertad provocan una
serie de reacciones psicológicas en
cadena generadas por la tensión
emocional permanente.
La prisionalización es un fenómeno que se ha
desarrollado mundialmente, como consecuencia de la
imposición de penas privativas de libertad
relativamente largas.

La cárcel, como institución, como ámbito cerrado en sí


mismo, exige de las personas que la padecen un
esfuerzo adaptativo constante al encierro que, sin
duda, les crea como consecuencia una serie de
distorsiones afectivas, emocionales, cognitivas y
perceptivas que se vislumbran desde el momento de la
detención ya que al penado se le despoja hasta de los
símbolos exteriores de su propia autonomía
(vestimenta, objetos personales, entre otros).
Jaime Echeverri, establece que prisionalización es el
proceso por el que una persona, por consecuencia
directa de su estancia en la cárcel, asume, sin ser
consciente de ello, el código de conducta y de
valores que dan contenido a la subcultura
carcelaria.

En mayor o menor medida todo ser humano


asumirá, durante su permanencia allí, los usos, las
costumbres, las tradiciones, los gestos que forman
parte inherente de la convivencia dentro de la
prisión.
La privación de libertad en sí misma
causa daños irreparables en las vidas de
las personas, más aún si son ACLP, por lo
cual es siempre nociva y tiene efectos
devastadores.
Jaime Echeverri, también establece que la
prisionización es un proceso en el que una persona,
privada de libertad, adquiere códigos, normas
sociales y formas de comportarse para poder
convivir en la cárcel.

Este proceso, propio de la subcultura carcelaria, se


irá adquiriendo de manera no consciente. Cabe
destacar, además, que la adaptación a este nuevo
ambiente variará según el sujeto, donde algunos
logran una mayor y mejor adaptación.
Daniel Acosta, afirma que dicho fenómeno es
una “subcultura carcelaria” que ayuda de
alguna manera a adaptarse a la adversidad
del medio; sin embargo, podría influir en una
desintegración de la personalidad, ya que el
sujeto, al dejar los códigos con los cuales se
relacionaba, debe acomodarse bruscamente
a las nuevas normas de la realidad intramuros.
Aunque la privación de libertad parece la consecuencia
más obvia del encarcelamiento, existen otras muchas
dimensiones que se ven afectadas tanto de la propia
persona presa como de otras personas.

A partir de investigaciones mayoritariamente realizadas en


prisiones norteamericanas, la prisionización ha sido
concebida en términos de la asimilación por los internos de
hábitos, usos, costumbres, y cultura de la prisión, así como
una disminución general del repertorio de conducta de los
mismos, por efecto de su estancia prolongada en el centro
penitenciario. Estos efectos tendrían lugar tanto durante el
período del encarcelamiento de los sujetos como en su
posterior vida en libertad.
La prisionización está relacionada con la
reincidencia.

Además, es total y absolutamente


contradictorio y absurdo pretender enseñarle
a una persona a vivir en sociedad o libertad,
justamente alejándole de la sociedad y
privándole de su libertad.

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