La privación de libertad es antinatural • Las prisiones son academias culturales de la delincuencia. • El adolescente está en búsqueda de su identidad, y encuentra apropiándose de una identidad de delincuente. • La privación de libertad no solo es nociva para el adolescente, también para el personal que trabaja en los centros. • El adolescentes no es “el crimen que cometió”, el adolescente es mucho más que el crimen que cometió. La Defensoría de Niñez y Adolescencia de la PDH supervisó a los Centros Juveniles de Privación de Libertad; los principales hallazgos fueron:
1. CEJUPLIV-etapa II: Los dormitorios se encuentran sucios y desordenados, los
adolescentes no trabajan en un plan de vida, el abastecimiento de medicamentos es irregular, los alimentos se sirven fríos y no cuenta con aparatos para recalentar; 2. En el Anexo: existe hacinamiento, los dormitorios no tienen buena ventilación y las colchonetas están en mal estado, el área médica no responde a necesidades de personal, los adolescentes se mantienen en situación de ocio, lo que perjudica su reinserción a la sociedad; 3. CEJUDEP - Gaviotas: hacinamiento y malas condiciones para la habitabilidad de los adolescentes, cuyas consecuencias son sarcoptosis, mezquinos e infecciones en la garganta, los dormitorios carecen de condiciones mínimas de habitabilidad y los métodos disciplinarios son inadecuados; 4. CEJUPLIM - Gorriones: los dormitorios están en mal estado de habitabilidad, mala ventilación e iluminación, el programa de estimulación temprana para los hijos e hijas de las adolescentes necesita una reestructuración. El Comité sobre los Derechos del Niño, en su Observación General 10, ha establecido que: El recurso de privación de libertad tiene consecuencias muy negativas en el desarrollo armonioso del niño y dificulta gravemente su reintegración en la sociedad. “El encierro no puede educar para la libertad. La prisión, tal como hoy se concibe…,sustentada en la mentira institucional de la readaptación, no sólo no educa, deseduca y etiqueta de por vida a quien llega a ocuparla”
(“La Falacia readaptadota”, Renato Sales Heredia)
“El ingreso en prisión se puede entender como una experiencia de pérdida, peligro o desafío que crea disfunción en las actividades habituales del individuo. Se asocia a emociones negativas y los reajustes que el ingreso en prisión supone son percibidos como perturbadores psicológicos, sociales o físicos”
(La estancia en prisión: consecuencias y
reincidencia) “El encarcelamiento se considera también como uno de los sucesos más traumáticos que puede experimentar una persona”
(La estancia en prisión: consecuencias y
reincidencia) Reflexionemos sobre: •Infraestructura •Encierro total •Condiciones en las que se encuentran los adolescentes Algunos efectos negativos de la privación de libertad Psicológicos • Las emociones, sentimientos y sensaciones que predominan en personas privadas de libertad son miedo, rabia, impotencia, tristeza y angustia. • Miedo a lo experimentado en el centro. Pero también el miedo se reexperimenta mediante la sensación de incertidumbre hacia el futuro; lo desconocido, pero a la vez con el pasado, en cuanto la experiencia vivida amenaza con repetirse. • Son frecuentes las pesadillas. • El hecho de que estar nuevamente en libertad conlleva a la vez vivir preso del miedo y la incertidumbre. • En contextos de aislamiento, o de privación de libertad propiamente tal, la impotencia es una sensación que se intensifica dadas las condiciones de la prisión, como no ser escuchado y no poder actuar de forma autónoma y espontánea para defenderse y protegerse. • Tristeza relacionada a la sensación de angustia por haber sido separado bruscamente de su núcleo más íntimo, como es su familia, o su contexto social y cultural. • Devaluación de la propia imagen y disminución de la autoestima, concebidas como la valoración que el individuo realiza y mantiene respecto de si mismo. En términos generales, la prisión tiene efectos negativos en la autoestima y la autopercepción de los sujetos. Sociológicos • El aislamiento social es generalmente resultado inevitable del encarcelamiento. Las personas al haber sido retirados de su entorno social, tienden a perder los contactos con el exterior. La pérdida de relaciones con la familia y con los amigos es probablemente la privación más grave inherente al encarcelamiento. • La naturaleza inevitable del debilitamiento de las relaciones con los familiares y con los amigos puede atribuirse, en gran medida, al carácter cerrado de los regímenes carcelarios. • El encarcelamiento, entraña frecuentemente, un lento proceso de deformación social. En la prisión suelen desaparecer la mayoría de estímulos sociales y a medida en que va pasando más tiempo en el entorno carcelario, aumentan sus reacciones negativas al medio en el que se encuentran. • En cuanto a mujeres privadas de libertad estudios han revelado cómo estas se juzgaban cada vez más incapaces de mantener estrechas relaciones con sus familiares, con sus amigos y de prestar ayuda a sus familias cuando estas lo necesitaban. En el caso de la mayoría de las mujeres, el proceso de pérdida de confianza en sí mismas se ha iniciado mucho antes de que ingresen a prisión. La vida carcelaria, sólo ha servido para exacerbar y reforzar su percepción de inferioridad. • La pérdida de responsabilidad hace que los privados de libertad queden en situación de dependencia, lo que dificulta todo intento de reintegrarlos a la sociedad y hace que la familia los abandone con el paso del tiempo. • Interrupción de procesos de socialización (trabajo, escuela). • Etiquetamiento social. • Prisionalización. Físicos • Deterioro físico. • Afectaciones a la salud que pueden propiciar depresión, ansiedad, violencia, entre otras. • El menoscabo físico al que los internos se ven sometidos en condiciones de reclusión penitenciaria, se agrava en instalaciones donde el deterioro material en infraestructura y equipamiento es evidente, factores que son coadyuvantes del acelerado daño a la salud tras el encierro. El fenómeno de la prisionización o prisionalización Los centros penitenciarios o cárceles se han caracterizado por su complejidad desde su surgimiento.
La situación de encarcelamiento y las
condiciones que son propias de la privación de la libertad provocan una serie de reacciones psicológicas en cadena generadas por la tensión emocional permanente. La prisionalización es un fenómeno que se ha desarrollado mundialmente, como consecuencia de la imposición de penas privativas de libertad relativamente largas.
La cárcel, como institución, como ámbito cerrado en sí
mismo, exige de las personas que la padecen un esfuerzo adaptativo constante al encierro que, sin duda, les crea como consecuencia una serie de distorsiones afectivas, emocionales, cognitivas y perceptivas que se vislumbran desde el momento de la detención ya que al penado se le despoja hasta de los símbolos exteriores de su propia autonomía (vestimenta, objetos personales, entre otros). Jaime Echeverri, establece que prisionalización es el proceso por el que una persona, por consecuencia directa de su estancia en la cárcel, asume, sin ser consciente de ello, el código de conducta y de valores que dan contenido a la subcultura carcelaria.
En mayor o menor medida todo ser humano
asumirá, durante su permanencia allí, los usos, las costumbres, las tradiciones, los gestos que forman parte inherente de la convivencia dentro de la prisión. La privación de libertad en sí misma causa daños irreparables en las vidas de las personas, más aún si son ACLP, por lo cual es siempre nociva y tiene efectos devastadores. Jaime Echeverri, también establece que la prisionización es un proceso en el que una persona, privada de libertad, adquiere códigos, normas sociales y formas de comportarse para poder convivir en la cárcel.
Este proceso, propio de la subcultura carcelaria, se
irá adquiriendo de manera no consciente. Cabe destacar, además, que la adaptación a este nuevo ambiente variará según el sujeto, donde algunos logran una mayor y mejor adaptación. Daniel Acosta, afirma que dicho fenómeno es una “subcultura carcelaria” que ayuda de alguna manera a adaptarse a la adversidad del medio; sin embargo, podría influir en una desintegración de la personalidad, ya que el sujeto, al dejar los códigos con los cuales se relacionaba, debe acomodarse bruscamente a las nuevas normas de la realidad intramuros. Aunque la privación de libertad parece la consecuencia más obvia del encarcelamiento, existen otras muchas dimensiones que se ven afectadas tanto de la propia persona presa como de otras personas.
A partir de investigaciones mayoritariamente realizadas en
prisiones norteamericanas, la prisionización ha sido concebida en términos de la asimilación por los internos de hábitos, usos, costumbres, y cultura de la prisión, así como una disminución general del repertorio de conducta de los mismos, por efecto de su estancia prolongada en el centro penitenciario. Estos efectos tendrían lugar tanto durante el período del encarcelamiento de los sujetos como en su posterior vida en libertad. La prisionización está relacionada con la reincidencia.
Además, es total y absolutamente
contradictorio y absurdo pretender enseñarle a una persona a vivir en sociedad o libertad, justamente alejándole de la sociedad y privándole de su libertad.