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HISTORIA DE LA CORRUPCIÓN EN EL PERÚ

Cronológicamente el libro cubre el período que va desde el siglo XVII hasta el final del
siglo XX. Son cuatro siglos de historia, que abarcan los últimos doscientos años del
período colonial y las primeras dos centurias de vida independiente, como quien nos
señala que la corrupción fue ya moneda corriente antes de la llegada del sistema de la
república, pero que ésta tampoco pudo deshacerse de ella.

Quiroz estableció un ciclo de corrupción percibida, de carácter inestable y que se


encuentra determinado por la difusión de escándalos, como producto de los medios de
comunicación o gracias a las contiendas en un aparato político conflictivo. Así las cosas,
a lo largo de la historia de Perú se presentaron siete ciclos de corrupción sistémica, en
el interior de los cuales se presentaron ciclos de corrupción percibida.

1.- EL FRACASO DE LAS REFORMAS COLONIALES 1750-1820

Desvelando abusos, Plata y contrabando, Los círculos de patronazgo virreinales,


Decreciente celo reformista, Ciclos de corrupción colonial.

El primero de los ciclos estudiados por Quiroz abarca el periodo colonial tardío, marcado
por los malos manejos de los funcionarios reales a favor de sus propios intereses,
especialmente los relacionados con la administración de las rentas reales provenientes
de la actividad minera.

El estudio de Quiroz es implacable con los libertadores y caudillos independentistas.


Documenta sus malas prácticas para financiarse y financiar al ejército, y nos informa
sobre la manera como se imponen sobre los liberales de la época.

2.- CIMIENTOS SOCAVADOS DE LA TEMPRANA REPÚBLICA (1821 – 1859)

Saqueo patriota, turbios préstamos externos, círculos de patronazgo caudillesco, el


azote del régimen guanero.

En este ciclo, se constata que después de la independencia de la república recién


fundada, esta heredó las prácticas propias del sistema colonial, caracterizadas por el
patrimonialismo, en el cual los militares cumplieron un papel preponderante.

Nuestros héroes libertadores (San Martín y Bolívar, y ni qué decir de Gamarra) se


apropian de manera abusiva y prepotente de fortunas a costa de expropiaciones, de
recompensas jugosas que se hacen otorgar y de tributos en nombre de la independencia
y de su sacrificio. Son los responsables del grave endeudamiento fiscal llevado a
situaciones penosas de miseria.

La herencia nefasta de Gamarra, específicamente, sienta las bases de la República y


de los problemas burocráticos y financieros del Estado. Se hace elegir repetidamente y
construye su clientela de apoyo incondicional con empresarios privados, a los que
compra con jugosos adelantos para sus negocios, haciéndolos acreedores privilegiados
del Estado y leales a él, y aplasta a La Mar en sus intentos reformadores.

3.- EL SINUOSO CAMINO DEL DESASTRE (1860 – 1883)

Negocios guaneros monopólicos, El infame Contrato Dreyfus, Avalancha de obras


públicas, Hacia la bancarrota Ignominia de la guerra, Pérdidas exacerbadas.

Un nuevo ciclo de corrupción sería iniciado por la explosión del auge guanero, que se
materializaba en una engañosa prosperidad urbana, en donde los costos de la
corrupción llegaron a 108 millones de soles en 1870, como producto del manejo
malintencionado de la deuda pública, los contratos de obras y de la concesión guanera.

El historiador también demuestra que las sospechas cotidianas de obras públicas


infladas y sobrevaluadas no son temas de nuestra época en este capítulo dedicado a
los corruptos arreglos financieros de las élites del país, refiere cómo ciertos discursos
de políticas de inversión parecen repetirse entre décadas, sobre todo en los hipos
temporales de bonanza económica. Así, apenas unos cuantos años antes de la guerra
con Chile, «se desató un frenesí en la contratación de obras públicas para la
construcción de ferrocarriles, proyectos de irrigación, puentes, embarcaderos, muelles,
edificios públicos y mejoras urbanas sin un cálculo sólido de su rentabilidad y factibilidad.
Sin embargo, estas obras públicas se anunciaron a la ciudadanía como la varita mágica
que llevaría a la riqueza y el desarrollo» Eso ocurría ya entre 1868 y 1879.

Los empresarios. Son protagonistas de jugosas historias de corrupción. Son


esquilmados por los militares caudillos durante las guerras de la independencia, pero
luego se desquitan y entienden el juego del poder. Un momento entre muchos son los
vales de manumisión que Castilla les paga a los poseedores de esclavos cuando la
esclavitud es abolida. Castilla termina siendo un tímido reformador y promotor de un
proceso de indemnización cargado de favoritismo pagado puntualmente entre 1860 y
1861. No salen las sumas cuando se trata de verificar cuántos esclavos había y cuantos
se indemnizaron.
4.- LA MODERNIZACIÓN Y SUS SECUACES

Se alquilan militares, el legado del Califa Leguía y los civilistas, Escándalos del Oncenio
de Leguía, Sanciones ineptas

Entre 1884 y 1930 se presentaría un nuevo ciclo de corrupción, iniciado con la


recuperación de la posguerra del Pacífico, marcada por la implementación de medidas
para el freno de la corrupción, las cuales serían totalmente abandonadas y malogradas
por las prácticas corruptas fortalecidas durante el oncenio de Augusto B. Leguía.

5.- DICTADORES VENALES Y PACTOS SECRETOS (1931 – 1962)

Un coronel populista frente al APRA, Restauración con Benavides, Política de guerra


sin principios, Transición en la cuerda floja, La recompensa del general Odría, perdonar
y olvidar.

La reconstrucción del orden institucional, después del oncenio de Leguía, llevaría a


constantes choques políticos que sirvieron de cortina de distracción para los tratos
ilegales en las compras de armas y en el manejo de la deuda externa.

A veces la búsqueda de pactos políticos trascendió las fronteras: Como cuando en 1936,
de acuerdo con el investigador, los apristas intentaron convencer al presidente boliviano
de aquel entonces para que les ayudase a derrocar a Óscar R. Benavides. En caso de
triunfo, los complotados antiimperialistas prometían que nuestro país «no se opondría a
que Chile cediera a Bolivia una salida al mar a través de territorios que habían sido
peruanos».

Y así, en ese contexto histórico de política oportunista y clientelista y supuestos líderes


patriarcales en cada página del detallado estudio, salta la pregunta sobre si acaso la
falta de escrúpulos y la corrupción no son excesos del poder sino más bien algunos de
sus fundamentos.

6.- ASALTOS A LA DEMOCRACIA (1962- 1990)

Las promesas rotas de Belaunde, el escándalo del contrabando, revolución militar,


negligencia benigna, Los medios de Alan García.

Entre 1963 y 1989 la corrupción de nuevo reinó. Un ejemplo de ellos se encuentra en


los militares y su clásico modelo de gobierno, a través de decretos ejecutivos en donde
la ineficiencia y la corrupción llevaron a constantes déficits, de nuevo financiados con
sospechosos contratos de deuda externa, costumbres que no fueron ajenas al gobierno
populista de Alan García, que dejaría al país sumido en una fuerte crisis económica.
7.- CONSPIRACIONES CORRUPTAS (1990 – 2000)

Remozando la corrupción, Dictadura cívico – militar. Redes de corrupción, participación


del Sector Privado. Corruptelas militares, colusión con el narcotráfico, caída cinemática.

El último ciclo analizado por Quiroz no podía ser otro que el registrado entre 1990 y
2000, comandado por el binomio nefasto Fujimori-Montesinos, quienes a través de la
cooptación de todas las ramas del poder público, tras el autogolpe de 1992, gozaron de
plenas libertades para hacerse con los fondos públicos en beneficio propio.

Esta es una breve lista que sintetiza las coincidencias en el ejercicio del poder de varios
presidentes de la república en la historia del país en los últimos dos siglos según Quiroz:

 Alianzas políticas en el Congreso para perpetuarse en el poder.


 Copamiento de instituciones públicas.
 Manipulación de las reglas electorales.
 Espionaje y represión.
 Psicosociales y concientización por un «gobierno fuerte».
 Políticas de amnistía.
 Malversación de fondos de defensa y otros ministerios.
 Fiscalización nula de las administraciones anteriores.
 Favores de empresas extranjeras que financian campañas políticas.
 Licitaciones fraudulentas.
 Relaciones con narcotraficantes y contrabandistas de armas.

Hay una correlación entre la época que nos ha tocado vivir y el fin de las ideologías y
de la política: eso hace que el ejercicio del poder en muchos países esté viciado con
actos de corrupción. Encontramos corrupción en la misma crisis económica de Estados
Unidos: las agencias de calificación de riesgo hicieron mal su trabajo con entidades
aparentemente sólidas y confiables que luego se derrumbaron. Algo así deja la
sensación de que la política, como servicio a los demás, es ahora una forma de
aprovecharse de los recursos ajenos.

Alfonso W. Quiroz demuestra que Leguía no solo concentró casi todas las prácticas de
corrupción conocidas hasta ese momento, sino que al mismo tiempo se convirtió en una
suerte de modelo a seguir por varios presidentes del siglo XX.
Por ejemplo, Manuel Prado Ugarteche gobernó en periodos marcados por el derroche
de recursos, favorecimiento ilegal a empresas extranjeras y denuncias de narcotráfico
(su director del ministerio de Gobierno recibía sobornos de mafias de cocaína), Manuel
Odría fue sindicado por enriquecimiento ilícito, por financiar una policía secreta y por
otorgar contratos de obras públicas a cambio de favores políticos (incluso un asistente
suyo fue descubierto en el negocio de armas), Fernando Belaúnde fue aparentemente
permisivo (dado su interés en conservar el apoyo de las fuerzas armadas) con casos de
contrabando dentro de la Marina de Guerra, y Velasco Alvarado permitió abusos y
corrupción durante la implementación de la reforma agraria y el manejo de empresas
estatales como Petroperú y Pescaperú. Sobre esta última el historiador dice: “Sus
fondos se gastaron en viajes en jet privados, equipos de fútbol y diversos lujos. Sus
déficits fueron virtualmente ignorados puesto que se sabía que el Estado los cubriría
generando nuevas deudas”

La década de 1990 fue la que pareció ofrecer el mejor ambiente para que se
desarrollaran negocios turbios entre funcionarios del gobierno de turno y compañías e
inversionistas privados. El contexto de privatización de la economía fue el escenario
perfecto para malas prácticas entre una y otra esfera.

En la investigación se recopila, por ejemplo, la irresponsable ayuda financiera que se


realizó con dinero del Estado para salvar de la quiebra a dos importantes bancos, o el
permiso que obtuvo una corporación chilena para operar de forma industrial en una zona
de Lima ecológicamente sensible a raíz de las reuniones de sus dueños con el ex asesor
presidencial Vladimiro Montesinos, entre otros casos con bancos y transnacionales
mineras hoy en actividad en el Perú. A eso se suman los casi treinta decretos
inconstitucionales que un exministro de economía firmara para beneficiar a grupos
económicos cercanos al régimen fujimorista.

Ese mismo funcionario que, en el año 2000, firmaría un decreto secreto con el cual se
compensaba con quince millones de dólares a Vladimiro Montesinos por servicios
prestados al país.

Quiroz define la corrupción como el mal uso del poder político burocrático por parte de
camarillas de funcionarios coludidos con mezquinos intereses privados para obtener
ventajas económicas o políticas contrarias a las metas del desarrollo social mediante la
malversación o el desvío de recursos públicos y la distorsión de las políticas e
instituciones. Es decir, corrupción es el abuso de los recursos públicos para beneficiar
a unas cuantas personas o grupos, involucra explícitamente el poder y la política, al
sector público y al privado y su efecto en políticas, instituciones y en el progreso del
país.

CONCLUCION:

A lo largo de la historia que cuenta Alfonso Quiroz se puede ver con claridad cómo, en
lugar de irse construyendo un Estado republicano con leyes y marcos normativos
adecuados, con funcionarios que hacen cumplir la ley y con ciudadanos que van
aprendiendo a sentirse parte de una sociedad incluyente que los considera, a diferencia
de esto, se va perfilando y consolidando un Estado sin derecho, en el que las leyes
están dadas para no ser cumplidas, y donde las formas patrimoniales del poder se van
remodelando y recreando en cada periodo de la historia. La corrupción atenta
persistentemente contra el desarrollo nacional y se pierden importantes oportunidades
para lograrlo.

La corrupción es: «El mal uso del poder político y burocrático coludido con intereses
privados».

Alfonso W. Quiroz

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