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CONCEPCIONES TEÓRICAS
LA EXPRESIÓN SIMBÓLICA
Los niños a través del juego libre, improvisado, no estructurado actúan espontáneamente según sus impulsos revelando
las tensiones internas nacidas se las carencias, de los conflictos, de los fantasmas que la realidad no le permite expresar
y que se plasman en la simbología del juego.
El juego libre y espontáneo crea una situación similar a la " asociación libre" del psicoanálisis.
En Psicomotricidad Relacional el "decir corporal" sustituye al "decir verbal" y asume du función. Se trata de estar a la
escucha de "lo que se dice sin ser dicho".
ESPACIO DE COMUNICACIÓN
Antes de los 18 meses: para el recién nacido la comunicación pasa esencialmente por el contacto corporal (dialogo
tónico). Pero luego van a ir apareciendo MEDIDORES DE LA COMUNICACIÓN que romperán con esa fusionalidad que el
niño tiene con su madre. Una fusionalidad que pasará a ser simbólica y que compensará la frustración del contacto.
VOZ: Es el mediador más arcaico. La voz de la madre es ya percibida por el feto en el útero.
Hacia los 2 o 3 años, la voz se irá convirtiendo progresivamente en lenguaje.
MIRADA: Hasta alrededor de los 9 meses el bebé no es consciente de la globalidad de su cuerpo, ni de la del cuerpo del
otro. Sólo la percibirá cuando acceda al "estadio del espejo". Mientras, lo que percibe del adulto es una cara, unas
manos, un seno (si es criado a pecho), objetos parciales, no integrados en una imagen global.
También los primeros intercambios son intercambios de mímicas.
Lo que atrae especialmente su interés en la cara del adulto son la boca y los ojos, orificios de la comunicación, y los
explora largamente con la mirada antes de avanzar para tocar.
Más tarde, a la mímica se le sumará la actitud y el gesto, expresando las tensiones tónicas, que originarán en el otro una
respuesta corporal y motriz.
OBJETO: Hay varias etapas en su utilización
- Mediador de contacto: cuando el objeto es intercalado entre dos cuerpos (el del niño y el del que esté en contacto con
él) llenando el espacio que los separa. Permite "sentir" el cuerpo del otro, sus gestos, sus tensiones y transmitirle las
suyas.
Es utilizado por el niño de 8 a 10 meses durante el periodo de explotación (manual y oral).
Cuando un niño de 8 a 10 meses le tiende un objeto al adulto y no lo suelta, no es que se lo da realmente, sino que
desea que el adulto establezca también un contacto con este objeto.
- Objeto sustitutivo (o transicional según Winnicot): cuando reemplaza simbólicamente a la madre, compensando su
ausencia.
Son los ositos de peluche, trapos, u otros objetos de los cuales el niño no puede separarse por eso lo lleva para todos
lados, lo necesita para poder dormirse, etc.
No hay que quitarles este objeto ya que no es la causa de su aislamiento sino una de sus consecuencias. Hay que llevar
al niño a separarse por sí solo. El niño puede aceptar separarse del objeto si encuentra en un adulto un sustituto materno
donde pueda transferir su deseo. Uno de los medios es el de integrar el objeto en la comunicación, dándole in valor
simbólico tan importante como el que le concede el niño, pero distinto. Al estar integrado en una relación afectiva, el
objeto va a perder su estatus de sustituido único de la madre y convertirse en objeto relacional, espacio de encuentro
con el otro.
- Objeto relacional: cuando el objeto deja de ser sustituto de la madre, pero integrado simbólicamente al cuerpo del
niño que lo tiene se convierte en sustituto de sí mismo, de su propio cuerpo.
Se da entre los 14 y 18 meses cuando la primera comunicación que establece el niño con el adulto es dándole un objeto.
A través del objeto es él mismo el que se da, se confía. El niño se muestra plenamente satisfecho cuando el adulto no
solo mantiene el objeto en sus manos sino que lo aprieta contra su cuerpo, mostrando así que ha comprendido la
significación real, aunque inconsciente.
A partir de los 18 meses: se da un quiebre por la construcción del lenguaje que permite en nuestra construcción del
psiquismo mediar las acciones con el pensamiento permitiendo comunicar deseos y necesidades de maneras más
simbólicas (a través del juego principalmente), comunicar cosas más complejas y establecer una comunicación con
otros.
Frente al acercamiento corporal del adulto no hay respuesta por parte del niño (se
queda en principio como asombrado). Mantiene una prudente distancia del cuerpo de
los adultos, siendo la única comunicación la mirada.
Los objetos servirán para establecer la primera comunicación reduciendo
progresivamente la distancia al cuerpo.
Progresivamente, las relaciones van haciéndose más fluidas, los niños diversifican sus modos de comunicación tanto con
el adulto, como con sus compañeros. Juegan un momento con el adulto, lo agreden después simbólicamente, se alejan,
van a jugar con los otros, regresan a buscar in momento de "cariño", de "mimo" y vuelven a jugar solos.
Los autores describen la sala que utilizan en el estudio para posteriormente comentar cada material utilizado en la
sesión y su significado.
En el estudio que realizan emplean una sala amplia, vacía de materiales, excepto colchonetas apiladas, que
normalmente se emplea para la siesta, el suelo es liso y no demasiado frío. En cada grupo hay aproximadamente 15
niños dividido en dos grupos (de 18 meses a 2 años y de 2 a 3 años). Los objetos que utilizan son de dos tipos:
- Tienen la característica de favorecer la regresión afectiva son blandos, cálidos, suaves.
- Favorecen las vivencias estructuradas: Rígidos.
En las sesiones los juegos fueron espontáneos. El psicomotricista puede invitar a la imitación o participar en la acción
del niño, complementando su actividad, pero no proponiendo ni dirigiendo la sesión.
MATERIALES: Los materiales que aquí se describen no son exclusivos.
Balones: Los primeros mediadores de la comunicación, facilitan la implicación, son mediadores para intercambios a
distancia, generan sonidos, ritmos, sirven como asientos en juegos de equilibrio.
Colchonetas: Fomenta el contacto corporal, y es un material regresivo. Puede usarse como objeto agresivo, para
esconderse, para huir, para hacer desaparecer.
Mantas de lana: Material para la regresión, contacto fusional, arropamiento y desaparición. Medio de transporte
para deslizarse por el suelo, balanceo, acunamiento.
Telas de colores (ligeras, sedosas): Juegos de aparición-desaparición. Símbolo protector de casa, de retorno al
vientre materno.
Pañuelos: Sirven para vestirse, disfrazarse
Cartones de embalaje: Los fantasmas de la destrucción pueden manifestarse sin peligro, sin angustia ni culpabilidad.
Cubos grandes de madera: Juegos de penetración- extracción con cajas de una o dos aberturas.
Papel: Permite vivencias regresivas, agresivas y la explosión liberadora.
Cuerdas de alpinismo de 2 metros de longitud: Despiertan deseos agresivos de dominación, rodear, atar e
inmovilizar, marcar límites. Marcan límites de espacio.
Aros: Sirven para cazar a otro niño de forma afectiva, agresiva o seductora. Espacios cerrados donde entrar y salir o
moverse dentro de ellos como protección.
Anillos de goma de 15 cm d diámetro: Sirven para hacer seriaciones espontáneas, apilarlas, crear y destruir
estructuras, y pueden ser usadas de sombreros.
Tubos de cartón: Suscitan actividades agresivas menos peligrosas que los palos, permite juegos de comunicación por
la vista y el sonido.
Bloques lógicos: Permite actividades de seriación, estructuración, construcciones ordenadas, actividades
espontáneas.
Agua: Hace referencia al medio intrauterino, regresivo
Tierra, barro: Material plástico, deformable y modelable, se vincula a la “caca”, y a la problemática con la fase anal.
Calzado: El descalzarse genera confianza, intimidad, aceptar la vulnerabilidad, privarse de la seguridad de poder
salir, e incluso como órgano sexual.
Cuerpo: Nuestro cuerpo es el objeto más importante, que nos genera deseos, placer, seguridad, confianza,
desconfianza, miedo, angustias, etc. Es importante identificar los mismos sentimientos propios de cada educador
para poder ser receptivos ante las demandas y neutros, evitando las proyecciones.