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EL CARÁCTER DE JOB

Job 1:1-10

«Mi fuerza es como la fuerza de diez por cuanto puro es mi corazón»


TENNYSON

El libro de Job, se cree que fue redactado por Moisés, es considerado por
muchos como el más antiguo del mundo. La finalidad de este libro es exponer
la veracidad de un «hombre recto».

El mismo Job desconoce que está siendo empleado por Dios como ejemplo
para todas las generaciones.

La vida de Job fue probablemente contemporánea a la de Abraham, por


cuanto en el libro no se hace mención alguna a Israel, ni al Tabernáculo,
ni al Templo ni a la Ley.

Este libro es de gran valor pues nos revela la acción contra la vida de los
justos. Todos los personajes son representativos: Job, el siervo de Dios;
Satanás, el adversario; los tres Amigos, la sabiduría del mundo; Elihu, la
sabiduría de Dios.

Job no es un mito queda claramente demostrado en Ezequiel 14:14, donde


su nombre es mencionado por el mismo Jehová.

Como la enseñanza de este libro se centra en la persona de Job, analizaremos


5 aspectos importantes de la vida de Job.

I. Job era perfecto. «Era este hombre perfecto y recto, y temeroso de Dios, y
apartado del mal» (v. 1, RV). «No hay otro como él en la tierra» (v. 8).

Como hombre, era todo lo que un hombre en aquellos tiempos pudiera desear.
El hecho de que no hubiera «otro como él en la tierra» no es porque él se
declara así sino porque el Señor le dio ese valor.
«Jehová… conoce a los que en Él confían» (Nah. 1:7).

Job era perfecto, no en el sentido de ser sin pecado, sino en el sentido de


estar dedicado a Dios y a la rectitud.
Era recto, según su conocimiento y capacidad.

Como hombre honrado que era, Job andaba rectamente, en lo moral, delante
de Dios y de los hombres.

II. Job era rico. «Su hacienda era siete mil ovejas, tres mil camellos,
quinientas yuntas de bueyes», etc., «y era aquel varón el más grande entre
todos los orientales» (v. 3).

Los hombres buenos no siempre son ricos; pero Dios había ciertamente
recompensado la bondad y fidelidad de Job, permitiéndole llegar a ser el
hombre más rico del país.

Los mejores serán siempre los más ricos, no solo en lo material, sino en lo
espirituales. Aunque había un abismo de agonía entre la vida presente y la
futura de Job, sin embargo descubrió que ser recto le traería una recompensa
en un futuro.

El hombre perfecto será recto, temerá a Dios y aborrecerá el mal, aunque


deba sacrificar todas sus posesiones terrenales a este fin. Aunque sus
riquezas terrenales vayan en incremento, él no pone su corazón en ellas.

III. Job era sabio. «Se levantaba de mañana y ofrecía holocaustos conforme
al número de todos [sus hijos].

Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos y habrán maldecido a Dios
en sus corazones. De esta manera hacía cada vez» (v. 5).

Aquellos siete hijos deben haber recibido una buena crianza, siendo que
buscaban la comunión entre sí, y que no dejaban de convidar sobre todo a las
tres hermanas a sus fiestas. Job no prohibió estas fiestas, pero conocía
demasiado bien la naturaleza humana para suponer que no hubiera ningún
riesgo moral involucrado en estas ocasiones. «Quizá habrán pecado mis
hijos».

Cuando se trata de la búsqueda de los placeres es muy fácil olvidar a Dios, y


actuar de una forma que deshonre su santo nombre. Así que Job, el sacerdote
de su propia familia, ofrece un sacrificio por cada uno de sus hijos.

Como todo padre sabio, está profundamente interesado en que sus hijos sean
rectos para con Dios.

No es suficiente para un «varón perfecto» que su familia sea sana y feliz y


próspera en este mundo; anhela intensamente, y no ahorra sacrificio alguno,
de tal forma que llegue cada uno de ellos a vivir y caminar en el temor y
favor de Dios. El pecado contra Dios es aquello que su alma recta ha
aprendido a aborrecer.

IV. Job estaba protegido. « ¿No le has rodeado de una valla de protección a
él y a su casa y a todo lo que tiene?» (v. 10).

Su persona, su familia y sus propiedades estaban rodeadas por el cuidado


especial de Dios. A su alrededor se levantaban tres círculos defensivos. Él y
los suyos eran como la vid del Señor (Is. 5:1, 2). Satanás parece haber
conocido más acerca de la posición en que estaba Job que el mismo Job.

Su temor de Dios lo había puesto más a seguro de lo que él pensaba.

El Dios de ayer es el mismo Dios hoy.


No podemos ver al «ángel de Jehová [que] acampa alrededor de los que le
temen», pero el diablo sí. Las vallas hechas por el Señor son demasiado
fuertes incluso para la astucia de Satanás. Sin el permiso de Dios el poder de
Satanás es totalmente impotente contra el hombre que se refugia en Dios.
«Dios es nuestro amparo y fortaleza, … Por tanto, no temeremos.»

V. Job estaba señalado. «Y dijo Jehová a Satanás: ¿No has considerado a mi


siervo Job…? Respondió Satanás a Jehová: ¿Acaso teme Job a Jehová de
balde?» (vv. 8, 9).
Job, siendo un varón perfecto y recto, era objeto a considerar por parte del
Señor y de Satanás.
Era hombre marcado para el favor de Dios, y para la envidia de Satanás. Tanto
Dios como el Diablo señalan al hombre perfecto.

Dios quiere darnos seguridad y paz, mientras que el objetivo de Satanas es


lograr perturbarnos y destruirnos.
Todo «hombre perfecto en Cristo Jesús» llega a ser objeto especial del
poder de Satanas.

Ejemplos
Cuando Josué, el sumo sacerdote, fue visto «de pie delante del ángel de
Jehová», Satanás fue visto «a su mano derecha para acusarle» (Zac. 3:1).
¿Por qué estaba Satanás tan deseoso de tener a Simón Pedro para sacudirlo
como a trigo?
Aquellos por los que Satanás y sus huestes no se preocupan deben estar
haciendo muy poco por la causa de Dios.

Revestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes


contra las artimañas del diablo.

En esta hora te he hablado de 5 aspectos importantes de la vida de Job.


El primero es que era un hombre perfecto: Al igual que Job tu y yo
necesitamos ser hombres y mujeres temerosas de Dios ya que el temor a Dios
nos lleva a buscar la rectitud delante de Dios.
El segundo es que era un hombre rico: Su riqueza no provenía de su arduo
trabajo sino de su fidelidad a Dios, al igual que Job enfócate en buscar a Dios
y ser fiel a él y él te dará tu recompensa si no es aquí en la tierra te la dara en
el cielo.
El Tercer es que era un hombre sabio:

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