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Job 1:1-10
El libro de Job, se cree que fue redactado por Moisés, es considerado por
muchos como el más antiguo del mundo. La finalidad de este libro es exponer
la veracidad de un «hombre recto».
El mismo Job desconoce que está siendo empleado por Dios como ejemplo
para todas las generaciones.
Este libro es de gran valor pues nos revela la acción contra la vida de los
justos. Todos los personajes son representativos: Job, el siervo de Dios;
Satanás, el adversario; los tres Amigos, la sabiduría del mundo; Elihu, la
sabiduría de Dios.
I. Job era perfecto. «Era este hombre perfecto y recto, y temeroso de Dios, y
apartado del mal» (v. 1, RV). «No hay otro como él en la tierra» (v. 8).
Como hombre, era todo lo que un hombre en aquellos tiempos pudiera desear.
El hecho de que no hubiera «otro como él en la tierra» no es porque él se
declara así sino porque el Señor le dio ese valor.
«Jehová… conoce a los que en Él confían» (Nah. 1:7).
Como hombre honrado que era, Job andaba rectamente, en lo moral, delante
de Dios y de los hombres.
II. Job era rico. «Su hacienda era siete mil ovejas, tres mil camellos,
quinientas yuntas de bueyes», etc., «y era aquel varón el más grande entre
todos los orientales» (v. 3).
Los hombres buenos no siempre son ricos; pero Dios había ciertamente
recompensado la bondad y fidelidad de Job, permitiéndole llegar a ser el
hombre más rico del país.
Los mejores serán siempre los más ricos, no solo en lo material, sino en lo
espirituales. Aunque había un abismo de agonía entre la vida presente y la
futura de Job, sin embargo descubrió que ser recto le traería una recompensa
en un futuro.
III. Job era sabio. «Se levantaba de mañana y ofrecía holocaustos conforme
al número de todos [sus hijos].
Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos y habrán maldecido a Dios
en sus corazones. De esta manera hacía cada vez» (v. 5).
Aquellos siete hijos deben haber recibido una buena crianza, siendo que
buscaban la comunión entre sí, y que no dejaban de convidar sobre todo a las
tres hermanas a sus fiestas. Job no prohibió estas fiestas, pero conocía
demasiado bien la naturaleza humana para suponer que no hubiera ningún
riesgo moral involucrado en estas ocasiones. «Quizá habrán pecado mis
hijos».
Como todo padre sabio, está profundamente interesado en que sus hijos sean
rectos para con Dios.
IV. Job estaba protegido. « ¿No le has rodeado de una valla de protección a
él y a su casa y a todo lo que tiene?» (v. 10).
Ejemplos
Cuando Josué, el sumo sacerdote, fue visto «de pie delante del ángel de
Jehová», Satanás fue visto «a su mano derecha para acusarle» (Zac. 3:1).
¿Por qué estaba Satanás tan deseoso de tener a Simón Pedro para sacudirlo
como a trigo?
Aquellos por los que Satanás y sus huestes no se preocupan deben estar
haciendo muy poco por la causa de Dios.