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JORGE IBARGUENGOITIA
El atentado
Los relámpagos
de agosto
Edición crítica
Juan Villoro • Víctor Díaz Arciniega
Coordinadores

GALAXIA GUTENBERG
JORGE IBARGUENGOITIA

El atentado
~

Los relámpagos
de agosto
d·~~ Edición crítica
Juan Villoro y Víctor Díaz Arciniega
Coordinadores

e OLECCIÓN ARCHIVOS

» •
co De esta edición, 2002:
SIGNATARIOS DEL ACUERDO ARCHIVOS. HAN COLABORADO EN ESTE VOLUMEN
ALLCAXX, UNIVERSITÉ PARIS X - Bat. F 411-412
200, Av. de la République - 92001 Nanterre Cedex (Francia)
Tel.: 01 40 97 76 61 - Fax: 01 40 97 76 15
Rafael Barajas (México) Caricaturistay escritor
Primera edición, 2002
Emilio Carhallido (México) Escritor
Ignacio Corona (México) Ohio State University
Víctor Díaz Arciniega (México) UniversidadAutónoma Metropolitana, Unidad
Azcapotzalco,Departamento de Humanidades
Ana Rosa Domenella (México) UniversidadAutónoma Metropolitana, Unidad
Iztapalapa, Departamento de Literatura

Gustavo García (México) UniversidadAutónoma Metropolitana, Unidad


Xochimilco, Departamento de Comunicación
Sergio González Rodríguez (México) Escritor
CUIDADO DE LA EDICIÓN Alejandra Lajous México) El Colegiode México
F!'rnando Colla
Aurore Baltasar Vicente Leñero (México) Escritor
11LISTRACIÓNDE CUBIERTA Esperanza López Parada (España) Universidad Complutensede Madrid
.loy Laville
Adriana l. López Téllez (México) Investigadora
FOTOCOMPOSICIÓN
Carlos Martínez Assad (México) UniversidadNacional Autónoma de México,
Anormi, S.L. - Madrid
Instituto de Investigaciones Sociales
IMPRESIÓNY ENCUADERNACIÓN
i\11hi11lmprimeur-Ligugé
Fabrizio Mejía Madrid (México) Escritor

l'/\l'll
José G. Moreno de Alba (México) Universidad Nacional Autónoma de México,
Hihlioprint ahuesado 45 g, fabricado por Instituto de InvestigacionesBibliográficasy Academia
Miq1wl y Costas & Miquel, Barcelona Mexicana de la Lengua
Laura Navarrete Maya (México) Universidad Nacional Autónoma de México,
l111presoen Francia Instituto de InvestigacionesFilológicas,Centro de Estudios
Literarios
Aurora M. Ocampo (México) UniversidadNacional Autónoma de México,
1hargüeugoitia, Jorge (1928-1983) Instituto de InvestigacionesFilológicas,Centro de Estudios
D atentado/Los relámpagos de agosto/ Jorge Ibargüengoitia; Literarios
t'cli"iún crítica, Juan Villoro y Víctor Díaz Arciniega,
coordinadores, l.ª edición Madrid; Barcelona; La Habana;
Hicardo Pérez Monfort (México) Centrode Investigacionesy Estudios Superiores
Lisboa; París; México; Buenos Aires; Sao Paulo; Lima; en Antropología Social
Cu.ucmala, San José; Caracas: ALLCA XX, 2002. (México) Escritor
Sergio Pitol
(Colección Archivos: l.ª ed., 53)
l.S.13.N.: 84-89666-62-8 Gustavo Santillán (México) UniversidadAutónoma Metropolitana, Unidad
l. Juan Villoro, Víctor Arciniega, coordinadores Iztapalapa, ConsejoNacional de Cienciay Tecnología
11. ALLCA XX.
H.afad Scgovia (México) El Colegiode México
111. Título. Serie: Colección Archivos (l." ed.), 53.
Juan Villoro (México) Escritor

.
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Sumario

I. ..,·- ·' Introducción XIII VI.


Sergio Pitol, Juan Villoro, Víctor Díaz Arciniega
Ignacio Corona, Fabrizio Mejía Madrid,
Rafael Barajas, Vicente Leñero, Gustavo García

II. El Texto .]
El atentado/ Los relámpagos de agosto. Jorge Ihargüengoitia
(Establecimiento del texto, VíctorDíaz Arciniega)
VII. Dossier de la obra v.399
:L

Margarita Villaseñor, Margarita García Flores, Jorge


Ibargüengoitia, Manuel Felguérez, Víctor Díaz Arciniega,
III. Juan García Ponce, Luis García Guerrero, Luis de Tavira,
Fernando Solana Olivares, David Olguín, María Dolores Bravo
Víctor Díaz Arciniega Arriaga, Guillermo Sheridan, Evodio Escalante

IV. 1 orza ael texto


Ricardo Pérez Monfort, Rafael Segovia y Alejandra Lajous
Adriana l. López Téllez, Carlos Martínez Assad,
Gustavo Santillán
VIII. Bibliop;rafía p. 505
Aurora M. Ocampo y Laura Navarrete Maya

v. Lecturas del texto 1J. 261


Emilio Carballido, Ana Rosa Domenella,
Esperanza López Parada, José C. Moreno de Alba,
Sergio González Rodríguez, ..__E_lpr.ogzama.Árd1ivJM_ p,561
LIMINAR

Jorge Ibargüengoitia

Sergio Pito!

a novela mexicana de la Revolución tiende a crecerseen la cólera!J en

L la abominación contra los hombres que combatieronen ellapara luego


enoileceria u degradarla. Sus autores son maestros en un tono severo!/
vejatorio.Es cierto que ninguno se retracta del credo inicial ni de una juven-
tud que se nutrió en el sueño de una utopía al parecer próxima!/ posible. Ese
ideal alimentóparte de su vida. Todosfaeron partidarios de FranciscoMadero,
el apóstol Después de su asesinato, la energía surgida del paso inicial no les
permitió apartarse de sus secuencias. En las dos décadas que siguieron al
desplome del régimen de Porfirio Díaz, conocieronpersonalmente a losprota-
gonistas estelaresde la nueva historia; es más, sepusieron a su servicio.Al des-
gajarse la Revolución en distintas corrientes,casi nunca militaron en la misma
fracción. Conocieronla cárcel!J el exilio,pero también las satisfaccionesde ser
útiles!/ reconocidospor la nación. En el extranjero, vivían casi en la miseria,
hasta que una vez caído el caudillo que los había perseguido volvían al país
para .fortalecercon su talento a un nuevo mandatario, para así repetir el ciclo.
Por tercos,por esperanzados, se mantuvieron enclavados dentro de ese duro
escenario.Al terminar los años veinte e iniciarse los treinta, maltratados, has-
tiados, asqueadosde la vida política, acabaronpor separarsede ella.
Eligieron entoncesla escritura como exorcismoa susfantasmas e instrumen-
topara hostigar,aunquefaese virtualmente, a los caudillosque a sus ojoshabían
corrompido al país entero.De ese modojustificaban el largo recorridojunto a
aquellospersonajes, cuyaperversidad alfin se atrevían a denunciar. Sus libros
se convirtieron en el testimonio de sufatiga, sus decepcionesu su repulsión ante
el espectáculofalsamente revolucionariode los últimosgobiernos, de su cinismo,
Introducción
XVll
Sergio Pito!

su eme/dad y, sobre todo, su infatigable voracidad depoder. Ahora leemossus Pocasde ellas llegaron al escenarioy cuando lo lograron se mantuvieron en él
libros como crónicashistóricas.Documentaron la larga marcha de los revolu- sólopor unos cuantosdías.Luego, eljoven dramaturgo se acercóa la historiay
cionarios,cuajada de peligros y asechanzas, iniciada en los campos de batalla por lo mismo a la política. Entoncesse convirtiópara elpúblico,y me imagino
.l/ concluida en la Silla Presidencial Muchosperecieron en esa marcha, otrosse que tambiénpara él mismo, en unaformidable revelación.
plegaron a los caprichos de un caudillo, se desanimaron, se perdieron para El triunfo de la Revolución cubana en 1959 fae recibidopor los intelectua-
siempre, salieron delpaís, o, amedrentados,decidieronesconderseen un pueblo les mexicanos (y también por los latinoamericanosy muchos europeos) como
remoto, borrando sus huellas,para que un castigofalminante no cayera sobre la realización de la utopía americana que nos enseñaron a deseary esperar
ellos. Quienesllegaron a la Silla por lo general se rodearon depersonalidades confiadamente nuestros mayores.A!fanso Reyes y, sobre todo,PedroHenriquez
espléndidas de la vida mexicana, pero también de la peor crápula del país. Ureña, escribieron bellas páginas sobre esafigura social; se referían a un
Todoles era permitido para alcanzar su meta y más aún para mantenerse en encuentro de la razón con el instinto creadory el nacimiento de una voluntad
de acero,un salto de lospueblos adolescentesa la maduración. La Revolución
ella.
Por extraño que ahora parezca, aquellasprácticas aberrantes coincidieron cubana era terrenaly comprendía la imaginación y también los derechosdel
con una inmensa energía espiritual cultural y aun política. A pesar de los cuerpo.La juventud de sus dirigentes, el amplio espaciode libertad quepor un
aspectossombríos la vida constitucionalpermitió que elpaís no se desquebraja- tiempo se enseñoreóde la isla, el retomo a la patria de los intelectualesausen-
ra;y la cultura conocióuna vitalidad asombrosa. Variosde los títulos mayores tes, tanto los consagradoscomo lasjóvenes promesas, la ausencia de dogmatis-
de nuestra literatura sepublicaron en esa época,y las artesplásticas se renova- mo, parecía entonces el medicamento preciso para los males endémicos del
Continente.En ese tiempo,Jorge Jbargüengoitiase dedicó a leer la abundante
ron enforma excepcional
Los librosde Martín Luis Guzmán, defosé Vasconcelos y deMariano Azuela literatura dey sobrela Revolución mexicana, en especiallas memorias autocon-
son una suma de imprecacionesy de intenso dramatismo. Son obrasde alta ten- sagratoriasde los másfamosos caudillos,donde todoslos logrosy virtudes se los
sión, severas;permiten el sarcasmo,la burla acre contra sus enemigos,a quienes atribuían, modestamente, a sí mismos y los infinitos fracasos
vapulean sin piedad Los autores se mantienen prefímdamente insertos en su .1/ desastresa los demás.fueran sus ceflradeso sus adversarios.
tragedia personal· el derrumbe de la Je en la Revolución, el inmenso desgaste Esas lecturasy la muestra del aparente milagro cubano impulsaron aljoven
vital la pesada carga de rencor,y por ello era imposible que en sus páginas dramaturgo a escribirun teatro diferentey también a incursionar en los cam-
aparecierala ironía, mucho menos la risa. Los novelistassepropusieron entre- pos de la narración.El atentado, obra de teatro,y Los relámpagos de agosto,
verar la épica con la ética,la moral republicana con la acusacióny el vituperio. novela, marcan un hito tanto en su trabajo como en su vida. El atentado reci-
En los dos últimos libros de sus Memorias, Vasconceiostrata a Callescon una bió el primer premio de teatro en el ConcursoHispanoamericano de Literatura
furia rayana en lo maníaco, con una descomposiciónde ánimo casi demencial de la Casa de las Américas, en La Habana en 1963, y la novela obtuvo tam-
A mediados de los años cincuenta del siglopasado, hizo aparición en el esce- bién elprimer premio en el mismo concursoel año siguient~.El atentado, una
nario literario un joven dramaturgo guanajuatense, asentado en la ciudad de farsa cuya trama se sitúa en 1928, trata del asesinatode Alvaro Obregón,des-
México: Jorge Jbargüengoitia. Durante años, escribiócon disciplinada aplica- pués de reelegirsecomopresidente de la República;y la novela, en 1929, es, de
ción una serie de comedias centradas en las grises vicisitudesfamiliares de fa algún modo, la continuación de esa historia. Su trama celebra los esfuerzos
clase media. Por lo general eran derivaciones del teatro de Rodo!fa Usigli, su de un grupo de generales que, a la muerte de uno de losgrandes caudillosde la
maestro en la cátedra de composicióndramática. Las obras de Usigli conocen Revolución,se rebelanpara apoderarsedelpoder y desbaratar losproyectos de
dos vertientes temáticas:los dramas soterradosde lasfamilias de clasemedia 0 otro caudillo,elpresidente saliente, quien alparecer tramaba colocaren la Silla
de la pequeña burguesía,sus infinitas limitaciones,su mezquindad, susfrustra- de marras a un civil un ingeniero, un licenciado,o algo tan deleznabley anti-
ciones,pero también la aspiración de algunos miembros, los más sensitivos, rrevolucionariocomo eso,para poder él mantener elpoder absolutoy manipu-
para escaparde la asfixia ambiental El otro tema es lapolítica, ligada siempre lar a esosciviluchoscomosimples marionetas.
a un determinadoperíodo de la historia nacional como el Segundo Imperio, el La obra de Jbargüengoitiay su figura se afirmaron plenamente. El vago
Porfiriato.l/ algunas etapas de la Revolución. El alumno pasó varios asios ape- medio tono cultivado hasta entoncesfae desbancadoen un instantepor la risa,
p;adoa la primera temática de su maestro. Por lo general en sus comedias se el relajo, la parodia, la invención de situaciones grotescas, delineadas algu-
detectala desvaída opresián del entorno,pero mll;ljpoco la urgencia de lafitga. nas confinura y otras de un humor cuarte/arioy de brochagorda. Tengo la
XVIII Introducción SPrp;ioPito! XIX

impresión de que la importancia del teatro anterior de Ibargiiengoitia reside en El general de división fosé Guadalupe Arroyo, Lupe para sus amigos y sus
los procedimientos escénicos que sabiamente supo transplantar a la arquitectu- correligionarios, es el protagonista de la novela de Ibargiiengoitia. Es también
ra formal de sus novelas: escenarios, movimiento de personajes, manejo del el narrador de la historia. Así como el señor ]ourdain de Moliere pasó gran
tiempo, diálogos, elementos todos que en el escenario eran estáticos y en la parte de su vida sin saber que hablaba en prosa, el general Arroyo ignoraba
novela se transformaban en elementos notablemente dinámicos. Esa metamor- que su lenguaje estaba sostenido en una permanente reiteración de esafigura
fosis es uno de los mayores triunfos de su narrativa. Todo resulta de lo más retorica llamada antflrasis, la que, según los diccionarios especializados, «con-
natural en el momento de la lectura y parece muy fácil copiarlo. Ahora bien, siste en designar personas, cosas o situaciones con voces que significan lo con-
quien lo haga mecánicamente estará condenado de antemano al fracaso. En trario de lo que se debería decir». Los buenos narradores utilizan por lo gene-
Los relámpagos de agosto se puede detectar el aliento sofisticado de Evelyn ral esafigura con cuentagotas ya que tiende a establecer múltiples confusiones
Waugh en convivencia con algunas caricaturas de tono cuarte/ario y escenas en el relato. Nuestro general se concibe, y así lo asienta desde la primera pági-
del primer cine cómico americano. na, como un personaje culto, un caballero elegante y de excelentes modales, un
Con elpaso del tiempo esaprimera novela ha crecido en esplendor. Se ha con- político astuto pero desinteresado y un militar valiente y patriota. El lector se
vertido en un relato peifécto, el más independiente de un género literario que a convence de inmediato que es uno de los personajes menos confiables que haya
pesar de su rebeldía no salía de la eifera oficial Con ella, el autor logró lo que conocido, y que debe poner en duda todo lo que afirma. A las pocas páginas se
jamás se había soñado entre nosotros: convertir la novela histórica, y la historia entera de que Arroyo es un pobre diablo, un patán obtuso, voluntarioso y deso-
patria; y lasfiguras solemnes de la Revolución, en una farsa hilarante, en una bligado, un político fatal y, sobre todo, un pésimo militar. Un hombre del sub-
bufonada donde los caudillos no puedan ya ser reverenciados, ni siquiera detesta- suelo, una parodia grotesca de sí mismo. 1; claro, alguien con esos atributos,
dos. En ese nuevo tipo de novela no cabe la pasión doctrinaria ni el odio cerval resulta el protagonista peifecto en una farsa. De su desmesura emana el
Todo rasgo de solemnidad se ha omitido. La comicidad elimina cualquier intento radiante humor de la novela. Cualquier cosa que asienta sobre sí mismo debe
de sacralización. Los personajes aparecen como un puñado de auténticos papa- entenderse al revés. No hay ninguna declaración suya que no convide a la risa.
natas, pícaros perdularios, pésimos en el manejo de las armas, que se supone es su Los relámpagos de agosto es el libro de las memorias de Arroyo dictado al
oficio y aún peores en el de la intriga, una de las artes que un político debería joven Jorge Ibargüengoitia. Se inicia con un viaje a la capital donde el general
manejar a la peifécción. Supremos, en cambio en otros manejos: la deslealtadper- González, elpresidente electo,lo ha llamado para que sea su secretarioparticular.
manente, la inepcia radical y la arraigada costumbre de liquidarse unos a otros. En el viaje, un antiguo compañero de armas le roba su pistola prefenda, un primer
En las ejecucionessumarias que suceden dentro delgrupo de conjurados, se encierra presagio de mala suerte queya no lo abandonaría; luego, al detenerse el tren en las
in noce la tragedia de quince o veinte años de sórdidos asesinatos. q.foerasde la capital alguien entra al baño donde él se está efeitando, con un peno-
dico que anuncia la repentina muerte de González.Arroyo sale como un locoa la pla-
tefOrma sin saberpara qué,y ve una escena apropiada a las circunstancias: «No sé
Al terminar Los relámpagos de agosto el autor agrega una Nota explicati-
ni comofui a dar a la platefOrma, con la cara llena dejabón, y desde allí vi un
va para los ignorantes en materia de Historia de México.
espectáculoque era el apropiado para el momento, al pie de una barda estaba una
[... ] Obregónera agricultor;Pancho Villa era cuatrero; Venustiano Carranza hilera de hombres haciendo sus necesidadesfisiológicas», asienta en el libro. Ese aire
erapolítico,y no sé lo que haya sido en su vida real don Pablo González,pero excrementicio rige lospasos del general durante sus siguientes actividades. iTodo se
tenía la pinta de un notario público en ejercicio.Ésosfaeron, como quien dice, ha ido a la mierda! A partir de ahi; cometerá errores descomunales. Se alinea con
lospadres de una nueva casta militar cuya principal preocupación, entre 1915 un grupo de militares gonzalistas, con quienes intenta por las buenas o por las
.IJ 1930, fae la de aniquilarse. Obregónderrotó en Celaya a Pancho Villa, que malas continuar la línea política del dyunto presidente y no dejar, como buenos
todavía creía en las cargas de caballería;don Pablo González mandó asesinar revolucionarios que eran, que ningún civil se acercase a la Silla.
a Emiliano Zapata; Venustiano Carranza murió acribillado en una choza, El pronunciamiento de 1929, tramado (o al menos así lo creían ellos) por
cuando iba en plena huida; nunca se sabe si con el beneplácitode Obregón,que, un puñado de generales sublevados, tanto en la historia real como en la nove-
a su vez, murió de los siete tiros que le disparó un joven católicoprofesor de la, no pudo convertirse en una verdadera revolución; se quedó en una simple
dibujo. Pancho Villa murió en una celada que le tendió un señor con quien asonada. Sólo hasta elfin de la novela el protagonista advierte que él y sus
tenía cuentaspendientes 1 ... 1. compañeros habían caído en una trampa perfectamente tramada, .1/ que lo
Sergio Pito! XXI
Introducción

lo auxilió en la redacción de sus Memorias por haberles impuesto un título


habían hecho con los ojos cerrados.A ello los había inducido el personaje que
verdaderamentesoez, que tal vez le recuerda un viejo refrán del Bajío: «vienen
casi siempre se mantiene en la sombra, el hombrefuerte, el caudillo en si; el
como los relámpagos de agosto,pedorreandopor el Sur», una vislumbre de las
Señor Presidenteal hacerlescreerque uno de ellosdeberíaser elpróximo man-
figuras agachadasjunto a una barda que el general vio en la plataforma de
datario delpaís y que entre los demás se repartirían lospuestos másjugosos de
una estacióncercanaa la ciudad de México.
su gobierno. Los había.forzado a marcharsepor un tiempo al norte, entregado
La transcripción del lenguaje castrenseesfelizmente visibley constituye un
una cantidad extravagante de armas y cartuchos,y creado las circunstancias
triunfo. El lenguaje chabacano,presuntuoso y falsamente refinado con que el
necesariaspara que les entrara la tentación de insubordinarse. Conociendosu
general Arroyo hace la defénsa de la Revolución de 1929 y de su ejemplar
inepcia militar, el personaje supremo sabía que pronto serían derrotadosy
actuación en ella, para deshacer malentendidos y confundir a sus muchos -,
fusilados. Muertos no darían mayores molestias ni a él ni al candidato que él
calumniadoresconviertea Los relámpagos en la primera novela históricagro- \"\¡
.IJª había designado. A los pocos días, el pronunciamiento militar se había
tescay divertida de la literatura mexicana.Los nombresque el autor utiliza son \/
reducido a una revuelta insignificante. Uno de los conjurados traiciona desde
diferentesa los de lospersonajes reales. González es Obregón, Vida! Sánchez es
fd primer momento a los militares comprometidos,los otros van desapareciendo
Calles.La trama no respeta ni se ciñe a lo real salvo en ciertos momentos.
en las batallasperdidas, que son todas, ofasilados por rencillas internas. La
González muriá en su cama de una enfermedady no balaceadoen un restau-
masa que los sigue, la sufrida «bola», queda mermada por millares en aquellas
rante comolofae Obregón.No apareceninguna mención a fosé Vasconcelosni a
desarticuladasaccionesde guerra; el resto, intuyendo que la guerra estabapor
su campaña electoral que se convirtió en una auténticapesadilla para Calles
enteroperdida, se pasa tumultuosamente a lasfilas del enemigo.Al final sólo
y su grupo. Al alterar /bargüengoitia muchos de los datos o trastocarlosseper-
tres generales quedan con vida, dos de ellos logran escaparsea tiempo a los
mite una amplia libertad de movimiento. Las clásicasnovelas de la Revolución
Estados Unidosy otro más, el protagonista de la novela, el general Arroyo,
son no sólo narraciones deficción sino, sobre todo, un testimonio histórico.En
después de ser arrestado se salva de milagro, por una casualidad que bien
cambio,para /bargüengoitia la historia se vuelveparodia, y la Revolución en\
podría pertenecer al teatro del absurdo,y cruza también lafrontera del Norte.
manos de esepuñado de ineptos militares anula todo sentido épico,lo liquida.
En el momento de la derrota comienza a ver la luz. Es allí donde descubreque
Aun la sangre de los centenareso millares de soldadosderramada en las bata-
todo lo sucedido en el inmediato pasado había estado calculado,fríamente y
llas perdidas no nos conmueve, no es de verdad, sino una mera convención,
pasopor paso, por su acérrimo enemigo,el hombrefaerte de la época,si, elpre-
como ocurre en las buenas novelas policiales. La Revolución de que habla el
sidente:el maldito Vida! Sánchez. general nos devuelve otra vez más a la ya mentada antflrasis. Nada en ella
OchoañossobrevivióArroyo en una cansinapoblación de Texas,víctima de un
sugiere la epopeya,y sí en cambio el género chico,el sainete, o,peor, eljuguete
aburrimiento letal con los ojosy la mente puestos en dirección a su querido
cómico.Vienea la memoria un título clásico:Entre bobos anda el juego.
México,hasta que ocurrióuno de esosclásicoscambiospolíticosy el caudillo Vida!
El monólogo delprotagonista es un producto de la vulgaridad, el rencor,la
Sánchez,su antiguoy totalenemigo,fae obligadopor lafaerza a salir delpaís. frustración y la envidia. Ni uno solo de lospersonajes mencionados, enemigos
opartidarios, se salvan de sus dicterios.Es la voz del hombre del subsuelo,hay
Trenza, el Camaleóny yo regresamosa México comohéroes. Trenza se dedicó
que recordarlo.Lo .formidable es que en el lenguajey la mímica del general y
a la agricultura, el Camaleón a la política y yo a mifamilia y al comercio.No
sus cómplicesse revuelven y se confanden sin cesar lasjerarquías, los valores,
nos ha ido mal.
los ritos y tabúes establecidosen los cuarteles,las tabernas y las oficinas del
Estado. Comoen Gogol lo sublime, lo sagrado se trivializa, y se vuelve risible.\¡
la excelenciade Los relámpagos de agosto se debeenparte a una eficacia Las peripecias de esosmilitares, los constanteserroresy extravíos, las deci-
oral que se impregna en la escritura,y para eso el autor emplea un procedi- siones absurdas, lasfalsedades y calumnias, la mala suerte y los berrinches,
miento natural en la historia de la novela, pero quepocas vecesha resultado están tratados con el ánimofestivo y disparatado que Bajtin percibe en el car-
tan satisfactorio como en este caso:Jorge /bargüengoitia se transfarma en un
naval
amanuense del general Arroyo, quien dicta sus Memorias. Se inicia con una As~ pues, la obra de /bargüengoitia es laparodia de unos años especialmen-
frase de gala: «Manejo la espada con más destreza que la pluma, lo sé; lo reco- te atroces,complejos,elfin de la Revolución, su gente y su entorno;y el inicio
nozco», que nos recuerda el tono del monólogo de Asterión, el de Borges,para de los treinta. El escritor convierte a lospróceres en personajes chuscos,cual-
de inmediato desbarrancarseen una vulgaridad esencial Acusa al escritorque
XXII Introducción

quiera puede vejarlos, escarnecerlos, reírse de ellos. Sabe el autor que la risa
crea una sensación de liberación. La lección de lbargüengoitia implica la posi-
INTRODUCCIÓN DEL COORDINADOR
bilidad de reírnos de nuestras calamidades, no por mero masoquismo sino
como medio de liberación; la risa nos desliga del poder y termina por despres-
tigiarlo. Las desdichas de aquellos militares de horca y cuchillo nos regocijan.
Se trata de un movimiento inicial de desacralización que convierte alfin a los
grandes en caricaturas, en fantoches grotescos, en cuadrúpedos, y nos permite
palparlos en su Íntima y colosal inepcia.

Alexander Herzen -cita Bajtin- observa que la risa contiene algo revoluciona- El diablo en el espejo
rio. La risa de Voltaire destruyó las lágrimas de Rousseau ... Nadie se ríe en la
iglesia, en el palacio, en la guerra, ante eljefe de la oficina, mucho menos ante
el comisario de policía o el administrador alemán. Los sirvientes no se atreven Juan Vi/loro
a reír ante el amo. Sólo los de igual condición se ríen entre sí. Reírse del buey
Apis es convertir al animal sagrado en un toro vulgar.

No pintó tan extrañas posturas Bosco como yo vi.

QUEVEDO, Buscón,II, 2

Humorista: agítese antes de usarse

orge Ibargüengoitia fue el cronista rebelde de una nación avergonzadade su

J intimidad e incapaz de ver en su Historia otra cosa que próceres de bron-


ce. Para el escritor guanajuatense, los héroes no se forjan en el cumpli-
miento del deber sino en los avatares de su muy humana condición. Más de
una batalla se ha ganado porque un general deseaba almorzar su guiso favorito
en cierta hostería de la ciudad ocupada. La satisfacción de los deseos más
nimios y los insondables azares provocan las peripecias que los políticos y la
costumbre transforman en epopeyas. Desmitificador de tiempo completo,
Ibargüengoitia buscó los vínculos entre la alcoba y el poder, los vapores de la
cocina y el Palacio Nacional. Escribió a contrapelo en un país donde los
gobiernos emanados de la Revolución definieron la vida pública de 1929
a 2000. Esos 71 años dejaron solemnes monumentos en todas las ciuda-
des. Nuestro tráfico ha sido interrumpido por mazorcas gigantes que evocan la
creación del hombre mesoamericano y caballos en estampida que recuerdan
cargas revolucionarias. El denominador común de estos adornos colosales es la
seriedad. Incluso en los corridos la idea de lo cívico es forzosamente adusta.
Recordemos la cuarteta:
XXIV
Introducción Juan Villoro XXV
~----

La águila siendo animal los años treinta y perdió el poder por vez primera en el año 2000. Quienes
se retrató en el dinero
crecimos bajo este régimen suponíamos que el poder dimanaba de órdenes
para subir al nopal
inescrutables y perennes. Los inquilinos de Palacio podían cambiar de nom-
pidió permiso primero.
bres pero resultaban tan lejanos e inmutables como Francisco José en la
Austria imperial y real. Los mexicanos del siglo XX recibimos una mitología de
Cuando saltan al escudo nacional, los animales salvajes dan lecciones de la estabilidad, donde el bienestar decía: «no pasa nada,,. Nos libramos de gol-
urbanidad.
pes de Estado y reyertas de sangre al elevado costo de prescindir de una
Para los novelistas, la Revolución fue una épica desgarrada. Desde el inicio democracia auténtica. Para ilustrar esta sensación de inmovilidad, vale la pena
de la lucha, en 1910, hasta la aparición de El atentado (1963) y Los relámpagos acudir al expediente favorito de Ibargüengoitia, la anécdota personal. Cuando
de agosto (1964) predomina una visión dramática de la contienda. Del anuncio voté por primera vez, en 1976, sólo hubo un candidato a la presidencia, José
del alzamiento (Al filo del agua, de Agustín Yáñez) a la crónica de sus conse- López Portillo, del PRI. Ibargüengoitia escribió un artículo a propósito de
cuencias en el Méxicomoderno (La muerte deArtemio Cruz, de Carlos Fuentes) la esta farsa. Ahí decía: «El domingo son las elecciones, iqué emocionante!
Revolución se celebra y critica con inmenso respeto. Ibargüengoitia, por el con- ¿quién ganará?»,
trario, la retrata con el agudo lápiz de la ironía y se opone a la visión que los Ibargüengoitia no puede tomar en serio al país surgido de la Revolución.
narradores del boom ofrecen del pasado latinoamericano. A diferencia de Las fotogénicas campañas de los hombres de sombrero de ala ancha y rifle
Carpentier, Roa Bastos,Fuentes, Vargas Llosa o García Márquez, Ibargüengoitia 30-30, desembocaron en una aniquilación de caudillos, y en el triunfo de varias
no se interesa en la cara oculta de los acontecimientos (las tramas profundas ter- generaciones de oportunistas. Nacido en 1928, año del asesinato del general
giversadaspor los ideólogos del poder); para él, la Historia es siempre un dispa- Álvaro Obregón, Ibargüengoitia leyó una historia patria intensamente contradic-
rate, un colosal acto fallido. Este ataque frontal a las gestas socialeslo apartó, no toria, que celebraba por igual a quienes vivieron para asesinarse: Carranza
sólo de la noción de «intelectual comprometidos, tan en boga en los años sesen- luchó contra Obregón, quien luchó contra Zapata, quien luchó contra Madero.
ta, sino de la estética dominante en la narrativa latinoamericana,que emprendía a La ideología de la Revolución es el acta de reconciliación póstuma de quienes
través de la novela el recuento alterno, seguramente más verídico, de episodios se odiaron en el frente de batalla. Las obras reunidas en esta edición críti-
velados y silenciadospor una larga sucesión de gobiernos autoritarios. ca derivan de los últimos brotes de violencia de la gesta: el magnicidio de
Etiquetado como «humorista», Ibargüengoitia ingresa a nuestra sociedad lite- Obregón (El atentado) y la revuelta escobarista (Los relámpagos de agosto). El
raria como un autor disfrutable, sin mayor ambición formal que propiciar diver- villano de El atentado puede ser visto como una metáfora extrema del autor.
timentos. A propósito de esta visión reductora, escribe Gustavo Santillán: «el Entra al restaurante La Bombilla disfrazado de caricaturista, traza dibujos dis-
tópico humorístico sirvió para comprenderlo, pero usado sin freno ha contribui- torsionados de su víctima,lo ve comer hasta el hartazgo y le propina siete tiros
do a mutilarlo»,
como digestivo. Las últimas palabras que le oye decir a Álvaro Obregón, guía
A esta incierta valoración contribuyó un hecho decisivo: algunos de sus pri- de hombres, son: «Estoy muy lleno. No me traiga cabrito, sino unos frijoles»
meros críticos confundieron las obras con su tema. El atentado y Los relámpagos (p. 42).1 Las tragedias nacionales, tantas veces justificadas con el exceso retórico
de agosto fueron descartadas por los custodios de una patria de pompa y cir- («Si tuviéramos parque no estarían ustedes aquí»), encuentran en Ibargüen-
cunstancia, incapaz de reírse de sí misma. La irreverente apropiación de la goitia al más incómodo de sus testigos. El general incansable, que tituló sus
Historia nacional despertó el repudio de los oficiosos beatos del santuario trico- memorias como Ochomil kilómetros en campaña, cae sobre un mantel manchado
lor y el recelo de analistas más exigentes, aunque sin duda convencionales,que de salsa borracha, pensando en unos deliciosos frijolitos. La escena sella el
pedían un trazo menos burdo de un paisaje intrincado. En pocas palabras, el pacto del escritor con la parodia.
asunto de El atentado y Los relámpagos de agostocontribuyó a la maniquea defi- La inteligente distancia de la ironía transforma los desastres nacionales en
nición del autor como un humorista que incendia monumentos y ve la risibles desventuras. Esta operación exige que las bromas tengan una carga crí-
Revolución como el capricho de unos imbéciles que, para desgracia del país, tica pero no ultrajante; en cierta forma, las burlas redimen a sus sujetos. El tono
también son generales.
Con diversas nomenclaturas, el Partido Revolucionario Institucional se apro-
1
A continuación, se citan las páginas de El atentado y Los relámpagos de agostocorrespondientes
pió de las consignas rebeldes de 1910, consolidó la dominación burocrática en a nuestra edición.
XXVI Introducción Juan Villoro

de Ibargüengoitia depende de mantener el tenso equilibrio entre el sarcasmo antes de partir al norte para iniciar la revuelta, Gonzalo Escobar trata de vender
corrosivo y la comprensión por vía del humor. La empatía con las criaturas su coche al secretario particular del presidente; en forma burda, delata que
parodiadas puede ser tan fuerte que «el humor tiene que cuidarse de no acabar necesita gastos para un «Viaje".El general pretende que sus enemigos costeen
fortaleciendo aquello que quiere desmontar», apunta Guillermo Sheridan. Los los viáticos de su rebelión.
revolucionarios de Ibargüengoitia son seres moralmente deleznables; sin
embargo, se humanizan al obedecer a sus instintos primarios y al demostrar su
incompetencia. Ignacio Corona encuentra una certera definición para este trato: De la ingeniería al rancho, del teatro a la novela
«afecto antagónico».
La sombra del caudillo,Martín Luis Guzmán narra en forma maestra la última En El loro de Flaubert,Julian Barnes señala que todo autor debe descartar otros
fase de la Revolución mexicana, el paso de la estrategia militar a la conspiración destinos para descubrir su genuina voz literaria, acallar rumores internos, lograr
en la cantina y el burdel. En este relevo de poderes, la violencia se vuelve selec- una «pacificaciónde sus apócrifos», En el caso de lbargüengoitia este proceso
tiva; el genocidio a campo abierto desemboca en el asesinato especializado. La duró más de lo común y fue particularmente difícil. Después de estudiar inge-
clase triunfadora se depura con balas de plata. Guzmán registra dos luchas niería, administrar el rancho de su familia e incursionar en la crítica de teatro, el
intestinas de la familia revolucionaria: la rebelión delahuertista y el asesinato discípulo de Rodolfo Usigli probó su mano como dramaturgo. Sus primeras
del general Serrano y sus simpatizantes. La Revolución de Ibargüengoitia tam- obras muestran un oído atento a las discrepancias entre las pulsiones privadas y
bién pertenece a la etapa final y urbana de la lucha; los generales cambian el la moral pública. En La prueba de la virtud, guión cinematográficoescrito a prin-
caballo alazán por el Cadillac y conspiran entre cuatro paredes. Los relámpagos cipios de los años sesenta, que no llegó a filmarse y permanece inédito, el prota-
de agosto aborda la última revuelta antes del tránsito -anunciado por el presi- gonista dice: «Yo no estoy tan seguro de mi honradez como parece estarlo
dente Plutarco Elías Calles en su informe de gobierno de 1929- de la política usted". La comedy of manners depende de los interesantes equívocos entre la
de las armas a la política de las instituciones, la pesadilla oficinesca que deter- opinión propia y la ajena.
minaría el Méxicoposrevolucionario.
Esta tensión dramática encuentra su excepcional remate en El atentado, que
El crepúsculo de la lucha armada se presta para retratar a personajes que no el autor compone en 1961 y publica en 1963, luego de ganar el Premio Casa
saben cómo adaptarse a la nueva situación, ex combatientes vestidos de civil de las Américas.La pieza teatral se estructura en torno a una ronda de suplan-
que se dan abrazos extralargos para cerciorarse de que el otro no trae pistola. tadores: los personajes que encarnan periodistas luego aparecen como di-
Ibargüengoitia se ocupa de estos eternos aprendices de hombres cívicos. El putados, policías secretos, litigantes de tribunal, etc. Si Rodolfo Usigli escenifica
atentado surge del asesinato a Álvaro Obregón y el juicio a José de León Toral; las simulaciones del poder en El gesticulador, su discípulo repite la tarea en clave
Los relámpagos de agosto,de una sublevación fallida: los años veinte llegan a su irónica (un héroe fallido se queja del destino que convierte «actos sublimes en
fin, Álvaro Obregón contiende por segunda vez a la presidencia, Plutarco Elías algo prosaico»). Emilio Carballido observa con justicia que la factura de esta
Calles es el Hombre Fuerte que decide desde la silla presidencial; en ese con- obra es más compleja que la de Los relámpagos de agosto, primera novela del
texto, el general Gonzalo Escobar organiza una rebelión irrisoria, sin ninguna autor. Las proyecciones de películas de la época brindan contexto a la historia
posibilidad de éxito, que es bautizada por Luis Cabrera como la lucha «ferro- que se hilvana entre las inocuas relaciones de los testigos. Las imágenes en la
viaria y bancaria»,pues se reduce al saqueo y la huida en ferrocarril. La asonada pantalla son lo único objetivo en una obra donde toda palabra queda en entre-
escobarista deja innumerables saldos de impericia militar y errores de cálculo dicho. El juicio es una ronda de ambigüedades donde se confunden los inten-
político que lbargüengoitia introduce en su novela. El dictum de El 18 brumario tos de ocultar, deformar o dilucidar el asesinato de un prócer incierto que le
de Luis Bonapane se cumple cabalmente en el ocaso de la Revolución: la trage- compraba sus discursos a «Unmuchacho muy bien preparado de la Facultad de
dia se repite como comedia. Los generales que se ampararon en lemas como Leyes» (p. 18). En un juego brechtiano, las proyecciones son la verdad que
«Tierra y Libertad» son sustituidos por intrigantes en perpetua confusión que enmarca las mentiras que circulan por la obra. Lo circense no surge de una
amenizan los convites a balazos.
vxpansiva distorsión de la Historia de México sino de un espionaje tras bamba-
Ana Rosa Domenella señala con acierto que el alzamiento escobarista es en linas. El vertiginoso cambio de escenas mezcla lo público y lo privado, y mues-
sí mismo una parodia de la Revolución. Aquella sublevación fue una comedia tra los rincones donde todo se decide, la tramoya que, de acuerdo con la
de las equivocaciones.Un ejemplo que parece ideado por lbargüengoitia: días convención teatral (y política), debería permanecer oculta. Ninguna farsa supe-
xxvm Introducción .luan Villoro XXIX

ra a la presunta naturalidad de nuestra clase política, ese carnaval descubierto Ibargüengoitia inventa el regreso satírico a la Revolución, y ante algunos crí-
de repente. ticos paga por el atrevimiento. De acuerdo con Friedrich Katz, la mexicana es la
En El atentado las precisiones involuntarias delatan a los cómplices de los única revolución del siglo XX que conserva legitimidad. Esto se debe a que sus
atropellos (erne metí abajo de la mesa por si algo se ofrecía», p. 44), la discapa- demandas básicas aún son asignaturas pendientes. El sueño que lanzó a Zapata
cidad caracteriza a los testigos oculares (xestoy parcialmente privado de la a los ardientes cañaverales de Morelos perdura como una esperanza rota, a tal
vista», p. 46) y el cinismo opera como último atenuante: «como no tenía otra grado que las más diversas facciones se disputan su herencia, del Partido
cosa qué hacer, también le di" (p. 45). Revolucionario Institucional al Ejército Zapatista de Liberación Nacional, pasan-
Ibargüengoitia dejó el teatro de manera definitiva para dedicarse a la do por el Partido de la Revolución Democrática.
novela. De acuerdo con sus declaraciones, Los relámpagos fue «escrita por un La vigencia del ideal revolucionario en la cultura mexicana ayuda a entender
señor que se sentía dramaturgo». La frase alude a la modestia estructural del el interés de Ibargüengoitia por el tema y el desconcierto que causó su obra. A
texto, inferior a la concepción dramática de El atentado y a narraciones poste- pesar del Premio Casa de las Américas, El atentado tardó 12 años en ser llevada
riores, como Dos crímenes y Las muertas. Con todo, numerosos aciertos de Los a escena. Por su parte, Los relámpagos de agosto recibió críticas que Gustavo
relámpagos derivan, precisamente, de su proximidad al teatro. La novela Santillán documenta en detalle en este volumen; sin embargo, no se generó una
depende del diálogo y las escenas se suceden con la visibilidad del montaje de esas polémicas que acaban por beneficiar a los libros enjuiciados (casos
teatral. Más allá de estos recursos evidentes, la trama indaga la teatralidad del como los de Lolita; de Vladimir Nabokov, o los Trópicos, de Henry Miller).
poder. Los generales son políticos amateurs, aprendices de simuladores. Los a
Lejos del succés scandale, la primera novela de lbargüengoitia enfrentó algo
nudos argumentales derivan de su permanente afán de conspirar, «el trabajo acaso más pernicioso que el rechazo o la indiferencia. Víctima de un severo
en equipo más individualista que existe», según advierte Esperanza López malentendido cultural, fue relegada al agradable e inofensivo terreno del humo-
Parada. rismo. En un país donde las aves piden permiso para subir al nopal, lo cívico es
El atentado representa el momento culminante de un dramaturgo que no solemne, y lo culto, serio, cuando no sublime. La ironía, por eficaz que sea,
contó con directores capaces de montar sus obras. Los relámpagos de agostoes su surge en este ámbito como una simpática irresponsabilidad: al estallar, la risa
inmejorable complemento narrativo. Ambos libros pertenecen a un mismo rebaja sus motivaciones.
núcleo temático y tienen una condición de umbral; describen el rito de paso de El gozo mexicano suele ser un recurso compensatorio en los momentos trá-
un dramaturgo que continuará el teatro desde la novela. gicos. Como las calaveras de azúcar que llevan nuestro nombre o el pan de
Sin duda se podría haber escogido otra obra de Ibargüengoitia para la muerto que comemos el 2 de noviembre, el humor endulza, ayuda a sobrellevar
Colección Archivos; sin embargo, si se trata de ser fiel a la dualidad dramatur- el entierro, la boda forzada, el informe de gobierno. Nuestras atávicas costum-
go-novelista ninguna mancuerna resulta tan apropiada como la de El atentado y bres necesitan de la risa, pero le conceden un papel de excepción, desmesura-
Los relámpagos de agosto. damente serio, el último gesto social ante las crisis.
En la parodia de la lucha armada, el escritor encontró su estilo dominante y Enfrentada a una narrativa de hondas desgarraduras, la crítica de mediados
su temple desmitificador. La iconografia exaltada por el cine, el muralismo y la del siglo XX rara vez pensó la ironía como atributo de la inteligencia. El tremen-
novela de Revolución se transformó en sus páginas en teatro de cámara, el do desmadre de nuestras fiestas no suele expresarse por escrito. Estamos ante un
salón donde los amigos beben el coñac dejado por el difunto. Sanguíneos y fenómeno que pide ser gregario, compartido por el frenesí de todos. El país que
estomacales, los protagonistas de Ibargüengoitia deciden sus actos por las secre- Jorge Portilla estudia en su Fenomenología del relajo (obra que Ibargüengoitia
ciones de su cuerpo. En ellos nada puede tanto como el apetito. El águila!! la juraba no entender) acepta el carnaval en multitud, pero se torna grave en la
serpiente y La sombra del caudillo, de Martín Luis Guzmán, están pobladas por intimidad de la lectura. Obviamente se trata de una generalización. De cualquier
personajes con un teclado emocional mucho más amplio que el de los genera- forma, no por significativas, las excepciones literarias (López Velarde, Novo,
les de Ibargüengoitia, que ni siquiera son buenos para fracasar. En Guzmán, Pellicer, Torri, Arreola, Monsiváis, Agustín) dejan de serlo. Basta revisar los títu-
los déspotas y los rebeldes son seres cruzados por sentimientos complejos y los de obras emblemáticas de nuestra cultura para atestiguar su condición heri-
pueden cambiar de signo. De cualquier forma, incluso en esta honda explora- da: Muerte sinfin, El hombre en llamas, Los olvidados,La noche de los mayas, Pedro
ción de la psicología de los hombres en guerra, hay algo que falta y sin duda Páramo,El luto humano, El laberinto de la soledad,Los días enmascarados,El peñón
estuvo presente, el sentido del humor. de las ánimas, Coronade sombras,Nostalgia de la muerte.
Introducción Jti.111 Villoro XXXI
XXX

Durante décadas la crítica vivió en estado de incomprensión respecto a Ibar- pícaro viene de los márgenes sociales; es el tonto, el bufón o el loco que sirve
güengoitia. A pesar de sus evidentes modelos literarios, de Quevedo a Evelyn de espejo cóncavo para que la sociedad contemple sus malformaciones. En El
Waugh, fue visto como un narrador tan divertido como superficial, alguien que atentado y Los relámpagos de agosto el pícaro no es un efecto de contraste: se
se servía de la prosa para llegar al chiste. Harto de este desencuentro, se desa- transforma en abrumadora mayoría. En su ensayo canónico, La novelapicaresca
hogó en entrevistas con una frase talismán: «[No soy un humorista!». .'! el punto de vista, Francisco Rico señala que la voz «pícaro» se asienta en la
En sus conferencias, el humorista reacio solía provocar polémicas con el segunda mitad del siglo XVI para designar a un sujeto andrajoso, «de poco
público. Hosco, renuente a matizar o a profundizar en el tema, el escritor des- honor», que pasa de un oficio a otro en la agitada trama de su vida: «viles son,
cartaba las opiniones ajenas de un plumazo y recomendaba a quienes discrepa- ciertamente, los empleos pasajeros del pícaro». Los policías que también son
ban de él que escribieran sus propios libros. Curiosamente, el enojo lo confir- diputados y periodistas en El atentado, y los generales que se inventan cargos
maba como humorista arquetípico. Los cómicos suelen alimentarse de su mal políticos en Los relámpagos de agostocomparten esta ruin transitoriedad; buscan
humor. anular su condición actual en cada lance. Sin embargo, en Ibargüengoitia el
En «Humorista: agítese antes de usarse», Ibargüengoitia ofreció una insólita pícaro deja de ser el ganapán harapiento, el tunante, el pordiosero que enfrenta
y resignada versión de su trabajo tocado por la risa: «La labor del humorista el destino sin otras armas que su ingenio, y se sitúa en la cúpula de un país que
-eso soy yo, según parece-, me dicen, es como la de la avispa -siendo el públi- admite a un sinnúmero de tal ralea. Como Lázaro de Tormes, el general José
co vaca- y consiste en aguijonear al público y provocarle una indignación, hasta Guadalupe Arroyo vive de los favores de quienes están «arriba»,ninguna «negra
que se vea obligado a salir de la pasividad en que vive y exigir sus dere- honra» se interpone en su mendicidad; es, necesariamente, hombre de muchos
chos [...]. Por último, hay quien afirma, y yo estoy de acuerdo, que el sentido amos, pero carece de la lealtad del criado; su vida es una sucesión de interesa-
del humor es una concha, una defensa que nos permite percibir ciertas cosas das servidumbres. Refractario a la moral en curso, no se somete a otro tribunal
horribles que no podemos remediar, sin necesidad de deformarlas ni de morir- que sus intereses.
nos de rabia impotente. Esta característica del humor como sedante es la ruina Quien desconoce la fidelidad y vive para la ocasión propicia está condenado
del autor como aguijón. Por esto creo que, si no voy a conmover a las masas ni a encadenar peripecias; la ruta del pícaro es forzosamente episódica. Según ha
a obrar maravillas,me conviene bajar un escalón y pensar que, si no voy a cam- observado Rico, esto define la estructura narrativa del género. Otro elemento
biar al mundo, cuando menos puedo demostrar que no todo aquí es drama». En distintivo es la primera persona. Ante una mirada impasible, los actos del pícaro
este pasaje, Ibargüengoitia descarta la grandilocuencia del civicjester, el bufón serían deleznables. El género supera este rechazo a través del punto de vista
que alerta las conciencias, y acepta «descender un escalón», rumbo a la tenue narrativo; el bribón gana la complicidad del lector admitiendo, no siempre en
invención de mundos donde no todo es un drama. Esta aquiescencia tiene un forma voluntaria, su responsabilidad en los desastres.
aire de cuenta mal saldada; Ibargüengoitia acepta ser un escritor con adjetivos: De acuerdo con el designio realista, el pícaro rinde un testimonio que se pre-
«Satírico»,«paródico», «humorístico». La muerte repentina del autor, el 27 de tende auténtico. El testigo y el escritor son uno y el mismo. La obra entera de
noviembre de 1983, en un accidente aéreo cerca del aeropuerto de Madrid, Ibargüengoitia es un ejercicio sobre las posibilidades de la primera persona. Sus
contribuyó a fijar el malentendido. El novelista se había vuelto progresivamente personajes dan su parecer de metiches, de fisgones de los hechos. En el caso de
complejo y arriesgado, y quizá sus libros futuros hubieran mitigado el mote de Los relámpagos el general Arroyo busca desmentir a un rival, el gordo Artajo;
«humorista».Sin embargo, de poco sirve ceder a un juego conjetural para supo- para tal efecto se sirve de «Un sujeto que se dice escritor" (p. 55), Jorge Ibar-
ner que, al refinar una estética, las novelas por venir habrían corregido la per- güengoitia. Así,la novela participa del fraude esencial de la picaresca («esta his-
cepción de los libros anteriores. Desde mucho antes Jorge Ibargüengoitia mere- toria fue real») y condena al protagonista con su propia voz (el relator, el «amo
cía otra aproximación crítica. literario», desaparece tras el pícaro). «Lázaro ofrece su libro como pliego de
descargo -escribe Rico- (aunque si nos salimos del personaje nosotros poda-
mos leerlo como acta de acusación)». Lo mismo ocurre con Arroyo: sus palabras
La figura del pícaro significan lo contrario de lo que dicen.
La novela picaresca se ocupa de los bajos fondos, la innumerable caterva de
Con El atentado y Los relámpagos de agostoIbargüengoitia renueva un género de los desposeídos que sólo pueden tener historia cómica.Los truhanes desdentados
inmensa tradición en el idioma: la literatura picaresca. De acuerdo con Bajtin, el entran a la literatura por la puerta trasera y son confinados a los sótanos regidos
XXXII Introducción .l11a11 ':_:':_:":_:":_:':_:"
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por la burla. La primera persona narrativa otorga una paradójica dignidad a estas Una conspiración heterodoxa
criaturas; sin negar sus latrocinios, los humaniza, convierte sus dislates en algo no
sólo comprensible sino gozoso. De ahí la fuerza rebelde del género. Durante cerca de cuarenta años, Ibargüengoitia ha tenido lectores inteligentes y
En lbargüengoitia, la picaresca sufre un desplazamiento. La voz del aprove- fervorosos que rara vez expresan su entusiasmo por escrito.
chado deja de ser periférica y se transforma en el discurso oficial de la Todo autor propone una forma de lectura,y la de Ibargüengoitia depende de la
Revolución. La clase dominante entra en la esfera de lo cómico y no reconoce plena identificacióncon el modo autobiográfico.No es casual que la columna que
otra ley que la adopción de un amo cada vez más poderoso hasta llegar a presi- publicaba en la revista Vuelta llevara el título de «En primera persona,,. Leer a
dente de la república (los repetidos fracasos de los protagonistas garantizan que lbargüengoitia significacompartir una zona íntima, donde los móviles de los suce-
siempre haya alguien un poco menos torpe que pueda ayudarlos). sos son a un tiempo caserosy misteriosos:nada tan clandestinocomo la vida diaria.
Al reflexionar sobre Fabrizio en Waterloo, Stendhal comenta que la conducta El escritor guanajuatense se interesa en los Grandes Temas pero les otorga razo-
de los hombres históricos rara vez tiene que ver con sus motivaciones indivi- nes nimias.Hidalgo se levanta en armas porque los militares descubren la licencio-
d uales, Hay un desacuerdo insalvable entre las causas personales y el comporta- sa tertulia que una vez a la semana sostenía con sus amigos.Leída desde el budoir
111ic11to en los sucesos tumultuosos; el ser deviene otro en colectividad: su o la cocina,la guerra es un rumor con ansias de volverse chisme: que reclama pri-
«alma»se convierte en un «don incómodo». A diferencia de la intensa confusión mero la atención y luego la propagación exagerada de quien lo escucha.
ch~ Fahrizio en La cartuja de Parma; el pícaro no se ve acosado por segundos Ibargüengoitia cuenta con una amplia legión de lectores cómplices, que ven
pcnsnmientos, dudas o recelos sobre su conducta. En su versión de los hechos sus personajes como una suerte de familia ampliada, llena de tíos extravagan-
110hay 111Ús que una verdad plana; ningún don incomoda su mente. Para Lázaro tes. Por ello, sorprende el vacío crítico en torno a su obra. No estamos ante un
de Torrncs esto representa un modo de supervivencia; para los generales de best-sellerque decepciona al hermeneuta con intrigas resueltas a balazos y rubias
1 barµ;lieugoitia,se trata de un vicio irrenunciable. El despojo es su razón de ser, que pierden demasiado pronto la ropa y el misterio, sino ante un dramaturgo y
su motivación rectora. narrador seguido con atención por lectores exigentes. Un dato revelador de la
En Los relámpagos de agosto los pícaros encumbrados -el pecho repleto de Academia: la página de Internet de la Modern Language Association registra 28
medallas que se asignan a sí mismos- carecen de figuras de contraste. Si el trabajos sobre Ibargüengoitia, por 354 sobre Manuel Puig, 794 sobre Octavio
tunante es la excepción que guía la picaresca, su elocuente rareza, en la variante Paz y 814 sobre Carlos Fuentes.
invertida del género no hay un solo pobre. Novela sin masas, Los relámpagos El paisaje se muestra despoblado pero no desierto. Es de elemental justicia
reduce la Revolución a los pasillos donde se toman sórdidas decisiones. recordar que, mucho antes de esta edición, la obra del inventor de Cuévano
A propósito de Tolstoi, Isaiah Berlin comentó que la riqueza de sus descrip- despertó la pasión crítica de Ana Rosa Domenella, María Dolores Bravo Arriaga,
«iones históricas depende del modo en que la vida común se funde con la Evodio Escalante, Guillermo Sheridan, entre otros destacados ensayistas.
épica. Los hombres históricos no siempre hacen cosas históricas. En su parodia Ibargüengoitia no ha estado solo pero ha dialogado con un grupo reducido.
de la lucha armada, Ibargüengoitia exagera el procedimiento; sus personajes El propio autor contribuyó a alejar a filólogos e hispanistas como si se tra-
históricos no hacen otra cosa que aliviar la sed, buscar a una amante, evitar un tara de zumbantes moscardones. Enemigo de la Academia, descartó las tesis, y
mayor esfuerzo. aun las reseñas literarias, como formas de sobreinterpretación. Sólo encomió un
1 bargüengoitia padeció los gobiernos emanados de la Revolución y fue tipo de magisterio, de corte práctico, capaz de transmitir trucos del oficio, al
demoledor con los Padres Fundadores del México del siglo XX. Nadie se salva estilo de Rodolfo Usigli. Este anti-intelectualismo se convirtió, si no en sello de
entre los de esa calaña. Al invitar a todos sus comensales al banquete de lo carácter, al menos en una constante. Interrogado sobre su autor mexicano favo-
n'1111ico, creó un gran guiñol donde la crítica pudo ver con prontitud al humo- rito, decía que sólo le interesaba Jorge Ibargüengoitia. Su relación con la comu-
rista pero tardó en ver al continuador de la tradición picaresca. nidad teatral no fue menos ríspida («tengo talento para el diálogo, pero no para
l'ara superar las etiquetas y las prenociones, Ibargüengoitia pedía que, al sostenerlo con gente de teatro»), En este volumen, Emilio Carballido recuerda
modo de los remedios que llevan mucho tiempo en el botiquín, el «humorista» la desafortunada relación del dramaturgo con directores y empresarios teatrales.
lucra aµ;itadoantes de usarse. Nuestra edición pretende contribuir a esa necesa- El hombre que incluía a sus lectores en un corro íntimo, circuló con dificul-
ria sacudida. tad por la república de las letras. No diseñó la interpretación póstuma de sus
obras ni buscó herederos o exégetas.
XXXIV Introducción Juan Villoro XXXV

A todo esto hay que añadir, como en cualquier episodio de Los relámpagos de de quienes pretenden posar como héroes, el despojo disfrazado de acto justicie-
agosto, la simple mala suerte. La ponencia sobre Ibargüengoitia que quedó ro, la conspiración,como método de ascenso social,en suma, el gran absurdo de
inconclusa por las terribles gripes de enero, la repentina invitación a un semina- la Historia.
rio sobre la identidad latinoamericana, el fallecimiento de otro autor que ameri- La parodia se apropia en forma polémica de la tradición; es su prolongación
taba una urgente necrológica. Lo cierto es que estamos ante uno de los escrito- crítica; no pretende destruir a su modelo sino darle una segunda oportunidad a
res más queridos y menos estudiados de nuestra literatura. Otros volúmenes de través de la risa; lo que fracasó en serio puede ser llevadero, y aun entrañable, a
la Colección Archivos enfrentan el desafío de la sobreabundancia crítica.¿cómo través de la comedia. El éxito del género depende, en buena medida, de que la
escoger lecturas representantivas de las bibliotecas dedicadas a Borges, Neruda recreación irónica adquiera entidad propia y se desmarque de su motivo origi-
o Rulfo? En nuestro caso, fue necesario provocar dichas lecturas, lograr que los nal. «La parodia es una repetición con distancia crítica -escribe Hutcheon-;
devotos dispuestos a narrar las glorias de Ibargüengoitia en las tertulias pasaran implica más una diferencia que una semejanza». En este sentido, El atentado y
a la página escrita sin perder el desparpajo ni asumir las poses de mármol que Los relámpagos de agostovalen más por lo que Ibargüengoitia agrega o modifica
tanto despreció el desmitificador guanajuatense. que por su proximidad a los personajes y sucesos reales que le sirvieron de ins-
El asedio a un escritor que, salvo el ensayo literario, ejerció todos los géneros piración.
en prosa, se apropió con gustoso descaro del habla coloquial y abordó temas Quienes deseen leer las obras desde la bendita ignorancia de nuestra convul-
que interesaron variados registros de la realidad -de la cotidianidad noticiosa a sa Historia patria, pueden hacerlo sin el menor complejo de culpa. El texto no
la Historia patria-, reclama un enfoque múltiple. Durante dos años, Víctor Díaz se subordina a sus pretextos históricos. Si incluimos una extensa sección sobre
Arciniega y yo conversamos sobre este empeño con filólogos, escritores, críticos el contexto de las obras no es por un prurito de claridad. Se trata de algo en
literarios, dramaturgos, directores de escena, críticos de cine, historiadores, verdad apasionante: desentrañar el proceso creativo que llevó a reinventar epi-
periodistas, caricaturistas, sociólogos de la cultura, académicos y amigos del sodios nacionales. La lectura de las obras de ficción y de su correlato histórico
autor. Requeríamos de una plural galería de retratistas y el propio Ibargüen- permite valorar los alcances narrativos de Ibargüengoitia, su fecunda discusión
goitia vino en nuestra ayuda. Los convidados a esta reunión llegaron animados de sucesos que damos por ciertos y reclaman la recreación ficticia para ser
por la vigencia de El atentado y Los relámpagos de agostoy la urgente necesidad entendidos de modo más genuino. Los ensayos de Ricardo Pérez Monfort y de
de cumplir una cita tantas veces pospuesta. Esto en modo alguno significa que Rafael Segovia y Alejandra Lajous reconstruyen el amplio mural histórico del
demos por concluida la tarea de interpretar a Ibargüengoitia. Estamos en una que Ibargüengoitia entresacó personajes y argumentos.
estación de salida, no en un destino de llegada. Las revoluciones modifican la realidad pero también la forma de representar-
La Colección Archivos deriva su significado de la fijación de textos. Víctor la. Con el tiempo, la ideología dominante y los discursos alternos (de las versio-
Díaz Arciniega ha hecho un cuidadoso repaso de las ediciones de El atentado y nes de los derrotados a la interpretación de los historiadores) se disputan la
Los relámpagos de agosto y de las versiones a máquina que generosamente nos conquista del imaginario social.Más que de la revuelta escobarista, Los relámpa-
proporcionó la pintora Joy Laville,viuda del autor. gos de agosto se mofa de la manera en que fue contada la Revolución. Ibar-
Puesto que Ibargüengoitia resulta inexplicable sin la construcción de una pri- güengoitia se interesa por hechos risibles pero sobre todo por la amañada inter-
mera persona narrativa, abrimos el libro con un repaso del personaje que inven- pretación que de ellos hacen sus protagonistas, y orienta sus baterías contra un
tó para hablar con calculada espontaneidad y lo cerramos con una tertulia enorme disparate nacional: el heroísmo autoproclamado, esa grandeza que sólo
memoriosa. En su complicidad de escuchas, los testigos contribuyeron a definir comparte quien la enuncia.
el estilo de Ibargüengoitia, el tono familiar de quien habla ante sus fieles. El Después de la lucha armada, las librerías mexicanas fueron asaltadas por un
indiscreto reclama partidarios. Nuestra edición procura continuar esta alianza. género peculiar: las memorias de generales en busca de vindicación literaria.
La parodia, según señala Linda Hutcheon, implica una relectura: se distorsio- Muchas veces, los hombres de a caballo se sirvieron de escritores fantasma que
na un referente que el lector conoce. Tanto la obra de teatro como la novela de tomaron dictado y lograron que las órdenes castrenses fueran tan absurdas en
Ibargüengoitia contienen suficientes claves internas para que la ironía opere sin las páginas como en los campos de batalla. Siguiendo el precepto de Karl Kraus,
necesidad de conocer los pormenores de la Historia de México.El juego fársico lbargüengoitia ahorca a su personaje con sus citas. Sin duda, el texto que más
de Ibargüengoitia es diáfano; sus obras tratan de los ideales revolucionarios contribuyó al tono de la novela fue Los gobiernos de Obregóna Callesy regímenes
enarbolados con el pretexto de satisfacer ambiciones ruines, la incompetencia «peieles» derivados del callismo;de Juan Gualberto Amaya,quien comparte inicia-
XXXVI Introducción .luan Villoro XXXVLl
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les con José Guadalupe Arroyo. Para esta edición, Adriana l. López Téllez ha asciende y se siente en deuda con su víctima. De acuerdo con Ana Rosa Do-
seleccionado pasajes del divertidísimo y fallido arte de la autodefensa de Ama- menella y Esperanza López Parada, el despojo es la metáfora dominante del
ya. Desde la advertencia inicial y la dedicatoria, sus memorias comparten seme- libro; en la inversión de valores típica de la parodia, el saqueo se convierte en
janzas con la novela. La falsa elegancia de Amaya es más ampulosa, pero podría una estrategia que puede beneficiar a sus víctimas: ser asaltado por alguien que
confundirse con la de Arroyo: «Puedo decir con satisfacciónque por un dictado se volverá poderoso significacontar con un crédito para el porvenir.
de mi manera de ser y de mi propia conciencia, nunca han podido ofuscarme Los otros dos memorialistasincluidos en este volumen influyeron menos en la
los más justificados rencores ni las pasiones a un grado que puedan arrastrarme novela,pero le aportaron episodios decisivos.FranciscoJ. Santamaríadeja una aca-
a cometer crueles venganzas que en mi sentir nunca dignifican ni mucho menos bada muestra del futurismo de los generales que sin ningún escrúpulo se reparten
elevan al hombre». El novelista Ibargüengoitia hace de este defecto su principal cargos disponibles y Álvaro Obregón narra sin vergüenza el episodio del vagón
virtud narrativa. Por ello comentó que la voz de su protagonista fue la sal de la dinamita que nunca pudo llegar a su destino, bautizado con toda solemnidad
novela y el principal obstáculo para escribirla. El humor de Los relámpagos de «Emisariode la Paz» (conscientedel excesocómicode este nombre, Ibargüengoitia
agosto debe percibirse como involuntario y hacer del autoelogio una condena: lo rebautiza como «Zirahuén»y hace que estallecuando ya nadie lo espera).
«Mi honradez a toda prueba, que en ocasiones llegó a acarrearme dificultades
con la policía»... «mi simpatía personal, que para muchas personas envidiosas
resulta insoportable» (p. 59). Un doméstico más allá
En las memorias que escribe con absoluta seriedad, Amaya critica sin mira-
mientos a Gonzalo Escobar; luego nos enteramos de que estuvo voluntariamen- En una de esas tardes de las que luego se arrepentía, Ibargüengoitia impartió
te a su servicio y fracasó con él. Amaya no admite la menor responsabilidad y una conferencia con el título «El diablo ante el espejo". Al final de la charla,
con ello pierde la confianza del lector. De lo que sí convence es de la ineptitud sobrevino el acostumbrado desencuentro con los escuchas. Alguien le preguntó
de su jefe. Escobar obedece órdenes que le llegan por telégrafo sin saber que por qué no había hablado del diablo ni del espejo. El autor se alzó de hombros.
las proporciona el enemigo. En su desesperación, Amaya comenta que su supe- El título bastaba para justificar su conferencia.
rior actuaba en campaña «sin darse cuenta quizá de la enorme diferencia que A la distancia, aquella frase revela un recurso esencial de El atentado y Los
existe entre avanzar hacia adelante y retroceder hacia atrás». Ibargüengoitia relámpagos de agosto. Ibargüengoitia sitúa a sus criaturas ante el espejo y les pide
recrea esta comedia de errores, donde los insurrectos siguen la estrategia de los que se describan con leal franqueza. Los personajes levantan inventario de sus
adversarios, y culpan de su calvario a quien escogieron libremente como líder. encantos, sus magnas virtudes, los gestos augustos que miran en la superficie de
Nadie se salva en esta ronda de inútiles, ni siquiera Benítez, «que tan brillante azogue. Poco a poco, lo que dicen cobra otro sentido. La perorata del autoelo-
futuro hubiera tenido de no haber estado de nuestra parte" (p. 134). gio cambia de signo. La intención del personaje no coincide con su voz profun-
Entre los fragmentos seleccionados de Amaya, el lector podrá encontrar el da. El diablo de la parodia se ha hecho cargo del espejo. Queriendo enaltecerse,
delirante episodio en que un comerciante español es arrestado por repartir pro- las voces se inculpan. José Guadalupe Arroyo se ufana de su agudeza psicológi-
paganda cristera y fusilado sin juicio alguno (Ibargüengoitia recupera el pasaje ca y se despeña al revelar el uso interesado que le da: «Yo, gran conocedor
en su novela). como soy de los caracteres humanos, sabía que aquel hombre iba a llegar muy
Arroyo publica Los relámpagos para enderezar las mentiras propagadas por el lejos, y no dije nada; soporté el oprobio, y esas cosas se agradecen" (p. 60). Las
gordo Artajo. Por su parte, Amaya escribe para defenderse de Froylán C. minucias con que se defiende refuerzan el cargo en su contra: «Mucho se me
Manjarrez y «SUrastrera obra titulada La Iornada Institucional» (en forma pas- criticó después porque no puse en libertad a estos prisioneros cuando se me
mosa, Amaya cita como autoridad «esta obra oportunista" para demostrar que la entregó el rescate que pedí por ellos, pero quiero aclarar que ese rescate lo
victoria callistale costó al gobierno 14 millones de pesos; luego añade con tardía pedí, no para soltarlos, sino para no fusilarlos" (p. 110). Cuando ya no queda
reticencia: «Sihemos de dar crédito a Froylán C. Manjarrez»),La verdad es utili- más remedio, el general justifica su fracaso con una ética inverosímil: «Com-
zada en forma discrecional, siguiendo la máxima de otro famoso caudillo del prendimos que se había pasado al enemigo. No lo critico. Hizo bien. Yo hubiera
Méxicorevolucionario,Gonzalo N. Santos: «la moral es un árbol que da moras». hecho lo mismo si no fuera tan Íntegro" (p. 130).
lbargüengoitia también toma de Amaya la anécdota que abre y cierra su En el espejo hechizado de Ibargüengoitia, los aguerridos papanatas que des-
novela: el robo de la pistola perpetrado por un militar en desgracia que luego 1ruyeron el país son fiscales de sí mismos.
XXXVIII Introducción

Sergio Pitol escribe en el Liminar de esta edición: «La risa nos desliga del
poder, la risa termina por desprestigiarlo. Las desdichas de aquellos militares de
NOTA FILOLÓGICA PRELIMINAR
horca y cuchillo nos regocijan. Se trata de un movimiento inicial de desacraliza-
ción que convierte al fin a los grandes en caricaturas, en fantoches grotescos, en
cuadrúpedos, y nos permite palparlos en su íntima inepcia». Tal es la materia
prima de la aventura literaria de Jorge Ibargüengoitia.
Conviene recordar que Italo Calvino fue uno de los máximos entusiastas de
Ibargüengoitia en el jurado que premió Los relámpagos de agosto con el Casa
de las Américas.Ambos autores dieron un trato irónico al pasado. En El barón
rampante, el protagonista sube a un árbol y ve el siglo XVIII desde una Óptica «Distancia y contaminación». Estudio crítico
distinta, individual, descreída. Si Tolstoi buscó la «aproximación infinitesimal»
para recrear la batalla de Borodino como un caos de destinos singulares,
Calvino enfatizó aún más las limitaciones del punto de vista individual y se
VíctorDíaz Arciniega
tomó en serio la metáfora de quien «anda por las ramas». Su barón ve poco y
está aislado; consecuente con la regla que se ha impuesto, narra desde una iró-
uica distancia. Ibargüengoitia comparte la idea de que toda visión de la historia
es sesgada, forzosamente subjetiva, pero trabaja en otro registro. Sus pretencio-
sos personajes se asumen como testigos irrefutables, hablan sin sombra de os mecanuscritos originales de El Atentado y de Los relámpagosde agostode
duda, ignoran que pueden equivocarse. El narrador los ve de lejos, consciente
de que los hombres que se creen históricos no saben lo que hacen. Juego de
escepticismo, la obra de Ibargüengoitia permite que hablen los embusteros y
nos divirtamos al no creerles.
L Jorge Ibargüengoitia los conserva amorosamente Joy Laville,quien fue su
esposa y quien nos los facilitó para la presente edición. Las obras publica-
das por diferentes casas editoriales son accesiblesen el común de las bibliotecas,
salvo algunas de las ediciones extranjeras, en particular las realizadas por la Casa
A propósito de la melancolía que embarga a un escritor al terminar un libro, de las Américas, en Cuba. En igual sentido, en las librerías, los encargados de
escribió Ibargüengoitia: atender al público ubican rápidamente sus novelasy teatro, siempre disponibles.
Lo mejor de la sencilla pesquisa bibliográfica es un doble y significativo
Mira uno a su alrededor. El cuarto está en un desorden total porque los últimos detalle: en bibliotecas públicas es frecuente encontrar varios ejemplares de las
meses han sido caóticos. Cuando alguien le dice a un escritor que está en la fase obras de Ibargüengoitia y esos libros por mí consultados muestran el paso de
final de un libro que está descompuesto el foco del baño, éste contesta, «por el
muchos lectores, ya sea por los múltiples subrayados, lo manoseado y aun dete-
momento no tengo cabeza más que para la novela". Sobre la mesa se han acumu-
riorado de las ediciones, o ya sea por el registro de fechas de préstamo. Eso
lado papeles, recibos, libros, letras de cambio, medicinas para la acidez y una
pantalla que empezó uno a arreglar hace año y medio. revela que Jorge Ibargüengoitia cuenta con una legión de lectores y, sobre
«Ahora sí -dice el escritor-, voy a poner todo en orden». todo, de lectores que se acercan a él no por una tarea escolar, sino por el puro
Llama al plomero, hace cita con el dentista, etc. Al tercer día lee su novela y gusto; por eso en su indagación dentro de la Modern Language Association
descubre, con horror, que lo que él escribió en dos años se puede leer en dos Juan Villoro encontró tan exigua cantidad de referencias.
horas y media. Creo advertir en esta legión de lectores la admiración hacia el Jorge Ibar-
güengoitia escéptico.Esto se hace evidente por una.cualidad: él era asiduo lector
Concluida la obra, el autor va al dentista, arregla la casa, paga un recibo. de la historia de la Revolución entonces en boga, ceñida a la grandilocuencia
.lorge Jbargüengoitia se asignó esa doméstica posteridad. Mientras lo leemos, él demagógica, cuyos gestos nacionalistas,facciosos,autoexpiatorios y pedagógicos
repara una lámpara. Bajo esa luz sencilla,su obra permanece y dura. los podía resistir debido a su socarronería,que le facilitabael acceso a, y la identi-
ficaciónde, justo lo que se ocultaba tras una retórica reiterativa,ideologizada. Por
supuesto, de manera simultánea Jorge -como familiarmente se refieren a él sus
admiradores- también «leía» con igual mirada socarrona nuestra vida común y
XL Introducción Víctor Díaz Arciniega XLI

cotidiana, doméstica si se quiere, como muestran sus obras de teatro, todas pre- Sin embargo, si en El atentado hay una propuesta estética innovadora para la
vias a El atentado,y en el resto de sus libros, cosa que sus lectores le agradecemos. puesta escénica, en Los relámpagos de agosto no asoman tales pretensiones. La
Como editor debo subrayar que el puro gusto fue, en esencia, el mejor de los característica obedece a la diferencia entre los discursos narrativos propios de
estímulos para emprender una tarea de suyo árida. Ahora, luego de las jornadas la escenificación y el relato novelístico. Ibargüengoitia escribe El atentado luego
de compulsar versiones y ediciones con la asistencia de Adriana I. López Téllez de una sistemática depuración de sus concepciones estéticas para la escena, lo
y de tratar de identificar referencias históricas, confirmo que el puro gusto no que le otorga la seguridad de una propuesta radical. En cambio, la novela es la
sólo no se agotó, sino que paulatinamente se fue incrementando conforme iden- primera que escribe, por eso su discurso narrativo se sujeta a cánones realistas
tificaba las características del proceso de creación literaria implícita en las convencionales acordes a la verosimilitud ficcional propuesta, tal como él enun-
variantes textuales y en las referencias o alusiones históricas, en particular aque- cia en el Prólogo.
llas menores, de detalle intrascendente, o involuntariamente ridículo o fallido, A la luz de la Historia verdadera de la Revolución mexicana (1960) del historia-
que el común de las historias omite precisamente por eso. dor Alfonso Taracena y de Los gobiernos de Obregón, Callesy regímenespeleles
La figura retórica de la antífrasis -«indica cualidades contrarias a las que tie- (194 7) del general Juan Gualberto Amaya, principalmente, El atentado y Los
nen»-, 1 la emplean varios de los autores de esta compilación para la caracteriza- relámpagos de agostorevelan la imaginativa reinterpretación de Ibargüengoitia de
ción estilística de la ironía y parodia en la literatura de Ibargüengoitia. La apre- un Único episodio de la Historia. Igual que Shakespeare, quien tomó de
ciación revela lo que el dramaturgo y novelista Ibargüengoitia hace frente a los Plutarco la vida de César para su Julio César,a su manera nuestro autor recons-
hechos históricos, según los reseñan los historiadores o los relatan los protago- truyó para cada una de sus obras los respectivos episodios históricos, en esencia
nistas en sus libracos testimoniales que abundaban en las librerías durante los idénticos. Especialmente en dos aspectos: primero, los irrefutables hechos histó-
años de nuestro autor, según él refiere. ricos, el asesinato del general Álvaro Obregón en julio de 1928 y la rebelión del
El proceso de creación literaria de Ibargüengoitia se ciñe a un discreto trasla- general Gonzalo Escobar en marzo de 1929, y, segundo, los detalles en aparien-
do de protagonistas, situaciones, hechos y ambientes de la realidad histórica a cia inocuos o involuntariamente ridículos, pero por algún motivo registrados
sus libros de ficción. El traslado es, en sí mismo, un complejo proceso recreati- por el atingente historiador y por el general memorioso, como hago constar en
vo: introduce recortes en el tiempo; reacomoda unitariamente la secuencia tem- las notas correspondientes o se ilustra en las transcripciones recogidas por
poral, espacial y del lugar de los protagonistas y acontecimientos; rejerarquiza Adriana I. López Téllez, aquí compiladas.
detalles menores y fallidos de la historia y los combina con otros tanto «tras- La combinación de ambos aspectos dentro de jerarquizaciones intencional-
cendentes" como cotidianos -es decir, domésticos-, y recupera, dentro de una mente distorsionadas conducen a la antífrasis referida, de la cual se desprende
secuencia temporal aristotélicamente unitaria los episodios reales de la historia el efecto paródico. En El atentado hay pocos, pero elocuentes, ejemplos textuales
ocurridos en tiempos y espacios distintos, pero concatenables. de la conciencia que Ibargüengoitia tenía sobre los efectos de esa distorsión.
En otras palabras, en El atentado el de Ibargüengoitia es un traslado que recu- Por ejemplo, en el mecanuscrito, Suárez, el jefe de la policía, dice a uno de los
pera la esencia moral y ética del acontecer histórico, que reproduce en sus rasgos diputados: «Díganos su nombre y en media hora lo agarramos"; Vidal Sánchez,
episódicos, pero intencionalmente trastorna mediante una puesta en escena presidente de la República, dice a su amigo y candidato a la presidencia Borges:
radical, que elimina la unidad aristotélica a cambio del empleo de planos simul- «Venía a darte el piiazo» y al general Suárez: «Déjame platicar con él un ratito»;
táneos mediante escenas paralelas, tal como propone Brecht y en este volumen Borges, según el primero de los testigos, poco antes de la balacera le pidió unos
analiza Luis de Tavira. La combinación parece contradictoria, aunque no lo es, «frijolsze,» y Pepe exclamó ante su mísero destino: «iQué la voluntad de Dios ni
porque si bien conserva la esencia ética y moral del hecho histórico dentro de
una secuencia lineal en el tiempo y espacio, sobre la cual hace recaer su crítica,
también explora estéticamente una puesta en escena que justo busca romper el Plutarco Elías Calles y el padre Agustín Pro en El jefe máximo (en: Teatro histórico, México,
realismo construido sobre una secuencia lineal.2 Universidad Nacional Autónoma de México, Difusión Cultural, Serie La carpa, 1996, pp. 15-61).
Con afán distinto, Vicente Leñero analizó la complejidad de la relación entre los dos inculpados en
El juicio. (El jurado de León Toral y la Madre Conchita), recogida en: Wilberto Cantón, Teatro de la
RevoluciónMexicana, México, Aguilar, 1982, pp. 947-1006. El tratamiento escénico es muy distinto al
1
Demetrio Estébanez Calderón, Diccionariode términos literarios,Madrid, Alianza, 1999, p. 40. de J I, quien veinte años antes es más innovador estéticamente. Al respecto, véase, de JI, «Expe-
' El asunto ético y moral que se desprende de los acontecimientos y protagonistas de 1928 ha rimenta y verás», recogido en: El libro de oro del teatro mexicano, selec., comp. y nota de Luis Mario
sido analizado en varias ocasiones. Entre los dramaturgos, Ignacio Solares abordó la relación entre Moneada, México,El Milagro, 1999, pp. 145-150.
XLII lntroduccion VJl'tor Diaz Arciniega XLIII

qué ocho cuartos!»,Sobre el mecanuscrito, Ibargüengoitia corrigió con su puño «scénico indispensable para el montaje, y ésta es tarea del director, a quien pro-
y letra: «tendremos preso,,, «quería avisarte»,«poco,,,«frijoles»y «es la voluntad cura hacer las más y puntuales de las indicaciones en función de hacer explícita
de Dios»,que vienen a representar el cambio entre la expresión cotidiana, fami- la intención de su obra. Lo sabemos por el propio Ibargüengoitia: su experien-
liar o doméstica, y la expresión «correcta»,que aquí delinea el rasgo grandilo- cia anterior a El atentado respecto a las puestas en escena de sus obras había
cuente. sido desastrosa. Ahora busca la precisión en la esencia fársica, género cuyas
Si el autor no hubiera realizado los cambios, sus personajes mostrarían una características intrínsecas es complejo,4 más porque el autor exige al director un
falta de consistencia histórica y psicológica, porque él percibió de manera níti- montaje construido sobre planos simultáneos que desarrollan historias parale-
da que los protagonistas de la historia siempre hablan «correctamente», inclu- las, y a esta innovación técnica suma el rasgo «documental». Así, su propuesta
so en los momentos familiares o Íntimos. En Los ralámpagos de agosto esta escénica se vuelve más complicada, en la medida de proponer la representación
evidencia linda con la ohviedad, cuando el general de división José Gua- dramática de una ficción, en sentido estricto, fuertemente atada a los aconteci-
dalupe Arroyo dicta a su amanuence con grandilocuente oratoria, según el mientos y personajes históricos, todo dentro de un tono fársico.5
novelista hace constar en su paródico Prólogo. También, en el caso de haber La verosimilitud es el eje articulador del siguiente grupo de cambios, cuya
mantenido la versión original, el autor hubiera mostrado una inconsistencia frecuencia numérica equivale y aun rebasa a la primera considerada, pero está
léxica, porque ni los personajes referidos ni ningún otro emplean un lengua- menos concentrada en aspectos tan específicos;comprende a El atentado y a Los
je coloquial. relámpagos de agosto.Los cambios léxicos obedecen a la voluntad del autor por
Así, en ambas obras, Jorge Ibargüengoitia recupera la conciencia histórica de hacer corresponder la psicología de sus personajes con la que, eventualmente,
sus personajes que, ipor supuesto], apelan a su porvenir histórico igual que lo poseerían los protagonistas de la historia. Como indiqué poco antes, su manera
hacían quienes se sentían protagonistas de y para la Historia.3 No es otro el de hablar representaun lugar en el tiempo y en las circunstancias históricas, pero
tono del «príncipe de los memorialistas»,como calificaIbargüengoitia al general trasladadas a una ficción. Es decir, a sus personajes y acontecimientos Ibar-
Juan Gualberto Amaya,cuya pompa léxica y juicio moral autoexpiatorio bordan güengoitia los desea cercanos a la verdad histórica; de aquí la verosimilitud.
lo ridículo. En los cambios que se registran en el mecanuscrito y entre éste y la primera
edición, los más significativos son la manera de hablar de los personajes en la
pieza teatral o el referido afán de verosimilitud en la novela. En ellos se advier-
Los mecanuscritos de El atentado y de Los relámpagos de agosto revelan ciertas te cómo el autor cuenta con una clara conciencia del lenguaje en función del
características de la manera como opera Ibargüengoitia en el momento de la efecto paródico que desea obtener. Por ejemplo, para la escena los parlamentos
creación literaria. En la pieza teatral, el mayor número de cambios introducidos de sus personajes están elaborados con un lenguaje más propiamente escrito
aparece en las indicaciones técnicas, lo que sugiere en el autor una clara vi- que oral y, en sentido contrario, en la novela la cadencia es más próxima a la
sión de su propuesta escénica; son abundantes cambios de detalle que apelan al expresión oral. No es una casualidad que la identificación de estos tonos litera-
director de escena en función de aspectos técnicos específicos a lo largo de los rios se manifieste en la mayor cantidad de cambios introducidos por el autor en
tres actos. La concepción estética, entonces, en sentido literal visualiza la atmós- los primeros cuadros del primer acto de la pieza teatral y en los tres primeros
fera y dinámica escénica que crearán un entorno dramático específico donde capítulos de la novela. Ciertamente, lbargüengoitia titubea al principio, pero
ocurrirán unos acontecimientos, que él valora como «Unafarsa documental» y después muestra seguridad y dominio, tanto en la forma expresiva como en
pretende que lo sean. el contenido ficcional.
La «nota para el director distraído» con que abre la pieza teatral obvia el Ya referí ejemplos tomados del primer acto de El atentado, ahora tomaré del
tono socarrón y hace evidente la precisa conciencia estética del dramaturgo capítulo segundo de Los relámpagos de agosto. Como allá, aquí también cambia
lbargüengoitia, que los cambios referidos subrayan: el tono fársico es el marco
4
Véase Patrice Pavis, Diccionario del teatro. Dramaaogia, estética,semiología, Barcelona, Paidós
Comunicación, 1980, pp. 217-218.
' Véase, Ana Rosa Domenella, el artículo aquí recogido y, sobre todo, «Entre canibalismos y ' Al final de la «nota para el director distraído», JI es enfático: «mientras más fantasía se le ponga,
magnicidios», en particular la sección «IV. Tiranicidio y farsa histórica: El atentado de Jorge peor dará», con lo que obvia lo evidente y, también, reitera su exigencia para que el montaje se ciña
lbargiiengoitia», recogido en: Varios, De la ironía a lo grotesco(en algunos textos literarios hispanoame- rigurosamente al género, tan cercano a la comedia y el astracán, con los que desea mantenerse dis-
ricanos), México, Universidad Autónoma Metropolitana, Iztapalapa, 1992, pp. 101-106. tante.
XLIV Introducción Víctor Díaz Arciniega XLV

el lenguaje coloquial por el «correcto», entendido como grandilocuente. En el Taracena o Amaya, o como lo analizan en sus artículos Pérez Monfort y
mecanuscrito inicia con: "No sé cómo empezar este capítulo en el que .. ·" y Martínez Assad,y aluden Segovia y Lajous, aquí recogidos. Su invención, creati-
corrigió: "En este capítulo voy a.. ·"·Luego sigue con: "Pºr medio del cual me vidad o capacidad para ficcionalizar se encuentra justo en el estrecho vértice del
comuniqué y... ,,, que cambió a: "fue el medio de que me valí... "; "un forcito de traslado ya referido: los pasajes relatados por el acucioso historiador o el general
a tostón la dejada" pasó a: "un forcito de alquiler"; «me dijo Germán, mientras memorialista, por ejemplo, el literato los recupera y transgrede mediante su
maniobraba su.. .» pasó a: "Germán maniobra su"; "Ytenía un vestido de gabar- relativa exageración y, en forma simultánea, su concatenación o yuxtaposición
dina verde de Nilo y... » cambió a: "Yllevaba un traje de gabardina verde y... »,6 con otros episodios equivalentes o contrastantes.7 Sobre estas cualidades cimen-
Si con el lenguaje que emplean sus personajes Ibargüengoitia busca ceñirlos ta el principio de verosimilitud; de ellas se desprende el efecto paródico.
al principio de verosimilitud, los hechos históricos también pretende recuperar- También: sobre estas características basa el concepto de "documental» con que
los sobre un principio similar.Lo que sensiblemente llama la atención es cómo el calificaa su "farsa».
autor hace la síntesis de acontecimientosy protagonistas dispersos en el tiempo y A este cúmulo de cualidades se debe añadir una más, no menos importante.
espacio históricos, para circunscribirlos a núcleos dramáticos unitarios, específi- Como lector asiduo de libros de historia y como hombre interesado en los
cos; en palabras técnicas, la peripecia literaria concatena y yuxtapone escenas las asuntos históricos -entonces tan exaltados, como nos recuerda Martínez
más de ellas provenientes de una realidad histórica de suyo dispersa, como se Assad-, Jorge Ibargüengoitia fue eleborando para sí mismo una versión de la
apunta en las notas aclaratorias correspondientes en ambas obras. historia y una imagen de sus protagonistas; son sus opiniones sobre los aconte-
Sin embargo, con justificada razón el lector se sorprende, y sonríe, cuando en cimientos e individuos, y sus interpretaciones de los mismos. En El atentado es
la pieza teatral o en la novela Ibargüengoitia describe acontecimientos involun- explícita esta manifestación del autor.8 En cambio, en Los relámpagos de agosto es
tariamente ridículos. Por ejemplo, un atentado con bombas en el Congreso que poco frecuente su explícita intervención, aunque todo el conjunto lo es, y en él
destruye unos baños de intendencia debido a que un diputado indigesto y ol- recupera una idea de la pieza teatral que ha corrido con éxito: exclama Borges:
vidadizo regresó a jalar la palanca del excusado; un carro de ferrocarril cargado «iSufragioEfectivo!El día que lo tengamos, eligen Presidente de la República al
de dinamita que nunca llega a su destino y explota a destiempo; una estrategia Obispo». Y en la novela el general Valdivia indica que la revolución debe
militar urdida con la peor de las ingenuidades y realizada con la más inverosí- defender a la revolución y no andarse con los cuentos de la democracia.
mil de las torpezas; un trío de personajes comodines que intercambian papeles
supuestamente trascendentales porque todos los hombres y acontecimientos
carecen de individualidad y, más aún, están sujetos a los manejos de una autori- Las versiones y ediciones consultadas para la compulsa de variantes en El aten-
dad omnímoda, con la que invariablemente buscan quedar bien. tado son las siguientes:
Lo que más sorprende es que Jorge Ibargüengoitia recuperó, prácticamente,
Mee: Mecanuscrito original de la pieza teatral. Ibargüengoitia escribía directa-
todos y cada uno de estos episodios y características de la historia real, por ridí-
mente con una máquina mecánica; sobre la marcha de la composición intro-
cula que parezca o por minúscula e irrelevante que sea, como se identifica en
ducía cambios: tachaba con «X»y, ya sea en forma inmediata en la misma

7 La exageración aquí referida en la nota 6 es de tipo explícito, pero JI realiza otras más discre-
ti Esta conciencia del lenguaje lo lleva al punto, sí, del astracán -en su cualidad más corrosiva-, en
una brevísima pieza poco anterior a El atentado escrita con la clara intención de hacer una crítica fron- tas. Por ejemplo, en la recapitulación al final de El Atentado, las intervenciones de la Defensa y la
tal basada sobre la demoledora caricaturización del léxico. Me refiero, por supuesto, a la «tragedia en Acusación son, en esencia, copia textual (debidamente editada) de las intervenciones de ambas par-
verso libre» «No te achicopales Cacama», con que JI responde en su artículo «Sublime ala- tes dentro del Jurado Popular al que fue sometido José de León Toral y la Madre Conchita en
rido del ex alumno herido» a su admirado maestro Rodolfo Usigli, quien en un comentario de prensa 1928. Sin embargo, la copia textual tiene una transformación: JI eliminó toda la paja retórica para
desconoció a su discípulo; en su grotesca, hilarante y delirante parodia, JI aprovecha para brutalmente quedarse con las tesis argumentales en su versión más desnuda posible, con lo que el resultado se
burlarse de aquellos dramaturgos que buscaban lo nacional en asuntos, personajes y tanto más de la vuelve grotesco, por exagerado.
8 Por ejemplo, los parlamentos donde el general Borges describe la estrategia para «aniquilar» a
{,pocaprehispánica. Para ayudar a la memoria o estimular la curiosidad, cito el primer parlamento, de
Cacama. «Suene el teponaxtle, el xoxotle, y el poxtle, / la chirimía y el chichicaxtle;/ blanda el guerre- los revolucionarios contrarios a sus ideas (final del cuadro siete del primer acto); donde el general
ro la macana con gana, / porque yo, Cacama, / lo ordeno», «Méxicoen la Cultura», de Novedades (17 Vida! Sánchez dialoga con Pepe y hace explícito su interés por el asesinato de Borges o con Suárez
de septiembre de 1961), reproducida Íntegramente en la cronología. Recogido por Vicente Leñero, a quien describe la patraña de un jurado (cuadro cuarto del segundo acto). Estas opiniones, coloca-
Los pasos de }orp;e, México,Cuadernos de Joaquín Mortiz, 1989, pp. 80-83. JI dijo sobre este artículo y das en las bocas del Presidente (en funciones o electo) conllevan un efecto crítico y paródico, por-
utraµ;<'dia»:"Nada de lo que he escrito ha sido tan venenoso ni ha tenido tanto éxito». <Jll<'evidencian los rasgos morales y éticos de los personajes
XLVI XLVII
Introducción Víctor Uiaz Arciniega

lín,.. 111
ra edición y, considero, es un gesto excesivo y oficioso de algún corrector de
Ta 'l, o ya sea en una rekctura y media línea arriba, escribía la nueva idea.
pruebas.
ev ~bién tachaba con bolígrafo alguna( s) palabra( s) o incluso parlamentos;
ta.Ctltualmentelas rcc111H'raba idénticas o con cambios y en forma rnanuscri- l .as versiones y ediciones consultadas para la compulsa de variantes en Los
<"Ur~lassupresiones s1·indican entre ángulos.> Los cambios manuscritos, con
n>/ámpagos de agosto son las siguientes:
¡11rj1•1tlas.A veces en d primero se introduce el segundo y viceversa, y así se
m[ 11'<!.En seis ocasioues adhirió un trozo de papel y sobre él escribió a
Mee: Mecanuscrito original de la novela. Como indiqué para El atentado, las
tralclliirialos cambios, supongo que para evitar confusiones en su eventual características del mecanuscrito de la novela no muestran diferencias signifi-
l)N . .'
(';/; () ·vnpciou. cativas. <Las supresiones se indican entre ángulos.> Los cambios manuscritos,
ta,¡,NvaldoDragúu, Milap;ro en el mercado viejo y Jorge Ibargüengoitia, El aten-
con cursivas. A veces en el primero se introduce el segundo y vicevera, y así se
dt•;1· Farsa histórica. l .n 1 lnbuna, Cuba. Casa de las Américas (concurso Casa indica. En tres ocasiones adhirió un muy pequeño trozo de papel y sobre él
NM/,. 'lNAruéricas, premio d1•teatro 1963), 1963, 143 p.
escribió a máquina los cambios.
.'''/atentado. Obra ou tres actos. Revista Mexicana de Literatura; n= 11-12, CA: Los relámpagos de agosto. La Habana, Cuba, Casa de las Américas (concurso
110'
,,,11~11•111bn•-dici<'111hr1·de 1 !Hi4, pp. [3]-56. El número de la revista está dedi- Casa de las Américas, premio de novela 1964), 1964, 116 p. (1ª edición. Se
1111 111·x1fosiva1111•11t1· a la obra. (Recordemos que Jorge Ibargüengoitia era
imprimió en mayo de 1964 y su tiraje fue de 10.000 ejemplares).
dl'',11ll'los H.1·dacton•sy juan Carda Ponce el Director. Se consigna un tiro .IM: Los relámpagos de agosto. México, Joaquín Mortiz, Serie Del Volador, 1965,
./M: t'j<'ntplart•s,) 125 pp. (Aunque es la 1ª edición que se hace en México por esta editorial, se
1}li(I()
M(·xi('(I,.loaq11i11
1:1r111•11frulo. Mortiz, Colección Teatro Del Volador, 1978, lª indica: 2ª edición, mayo de 1965. Hasta la fecha se han hecho muchas edicio-
1, 1"i1'111;
1i1. 1!IHO, :2" Pdiciú11,HO p. (El común de las subsiguientes ediciones se nes y reimpresiones de esta versión, que ha servido como base para todas las
•IN·¡ '
'/Rj¡-¡.' 1'11éstu.) restantes. Entre Mee y JM aparecen algunas pocas variantes gramaticales que
ci(. 1,·¡atentado. Pi1•íla1•11
tr1•sactos. En: Wilberto Cantón (Selección, introduc-
pueden atribuirse a los editores, pues es fama que Joaquín Diez Canedo y
/\ 11l1-1e11eral, situnción histórica y estudios bibliohemerográficos ), México, Bernardo Giner de los Ríos, encargados de la editorial, solían corregir con
.IM<~1%ir, Colección Obras Eternas, 1982, pp. 1007-1040. precisión y gusto; son variantes que, quizás, JI observó y autorizó).
,.1 ~'. Teatro 111.81111újr• ,wprr/icial, Pájaro en mano, Los buenos amigos, La conspi-
Flo: Los relámpagos de agosto. Buenos Aires, La Flor, 1973.
ll:'.11í11 11<•11dida y ¡.;1at1•11111do. M(•xico,Joaquín Mortiz, Col. Obras de Jorge Pro: Los relámpagos de agosto y La ley de Herodes. Prólogo de Gustavo García.
'11'Ki'wrwoit iu, 1 !1!10, I" t'diriórt. Considerada la versión definitiva, por ello la
('11 ..., México, Promexa (Col. Clásicos de la Literatura Mexicana), 1979.
'//Vl(~.111<'o 1·rn110 bast• parn la uuesrra. Arg: Los relámpagos de agosto. Barcelona, Argos Vergara., 1982.
1•:11: l l<'1•t'11<111do
-.· I,'/ 11f1•11fr11/o. de Ita, coordinador], Teatro mexicano contemoo-
rr1 r CL: Los relámpagos de agosto y Maten al león. Introducción de Juan Luis Panero.
M~1''o.A11tolo¡z;ia. Fondo de Cultura Económica (en coedición con el
l•:spa1'111,
México, Círculo de Lectores (Col. Autores Mexicanos), 1984.
S 111istl'rio di' C11lt11radt· Espaiia, Sociedad Estatal Quinto Centenario y la
OP: Los relámpagos de agosto. México, Origen/Planeta (Col. Literatura Contem-
; (¡\·j\•dadC1'1H'raldt• l<:saitorcsde México), 1991, pp. 637-699. Incluye de
¡t1isde Tavira "l l 11at1·11tado a la solemnidad de la historia» como nota intro- poránea), 1985.
11\'toria .IMOB: Los relámpagos de agosto. México, Joaquín Mortiz, Col. Obras de Jorge
e y una suciutu hibliografla, pp. 623-635. Ibargüengoitia, 1991, I" edición. 132 pp. (Por considerarse la versión defini-
e
cioi <i1l1use indica 1·11las notus, las variantes advertidas entre las diferentes edi-
tiva, sobre ella he basado la presente. Hasta la fecha, se han hecho múltiples
reimpresiones; empleo la 7ª, 1996. Como se anota en su oportunidad, respec-
es¡)11\' son eJ e 11H
r 1o 1 t' 11pogra
' ifrea ( mayuscu
' 1as; numeros
r araihiigos por pa 1ab ras;
. ª(" ' to a todas las anteriores, en esta edición aparecen tres o cuatro cambios gra-
sale. 1<ls centrados o l'a1-µ;:1dos a algun margen; letras redondas, cursivas o ver-
maticales sin duda introducidos por los editores).
riot·sY versalitas; inu-rlincudos y puntuación, etcétera). Para economía, en las
des~.she procurado 110r<'gistrarlas variantes de esta naturaleza. Hay una que Corno registran Ocampo y Navarrete Maya en su bibliografía, existen otras
,,1, 41'<1, quizás por ser <'Xl'l'prión:cuando en el tercer cuadro del primer acto el
{")ll(·~ :~ versiones fragmentadas de Los relámpagos de agosto que aquí no consideré.
rcli, <11 Horgcs cstú l'11say:1do1111 discurso, en CA y TMC se introduce: «Me Como se indicará en notas, JI sostuvo en 1970 correspondencia con el Dr. Jack
11i·1 a 1a reacnor1.
·' N o, 110,no, Al e1ero cato'l.reo», que no aparece en ninguna
.
XLVIII Introducción

Robert, quien realizaba una traducción al inglés de la novela (y nunca se publi-


TT
Il
có). Entre las respuestas de JI a las consultas de Robert se encuentran algunas
que resultan pertinentes y he incorporado a nuestra edición.

La bibliografía consultada para la elaboración de las notas de índole histórica se


basa en un presupuesto: Jorge Ibargüengoitia la consultó para las dos obras
aquí editadas, principalmente. Deseo agradecer a Eduardo Mejía tanto la cuida-
dosa lectura de las notas para ambas obras, como las sobremesas en que las
EL TEXTO
analizamos.

Alfonso Taracena, La verdadera revolución mexicana (1928-1929). México,


Porrúa (Col. Sepan Cuantos .. nº 616), 1992. La l" ed. es de 1960.
S/ A, El jurado de Toraly la Madre Conchita.(Lo que se dijoy lo que no se dijo en el
sensacionaljuicio.) Versión taquigráfica textual. México, Alducín y de Llano,
si a [Por sus características parece una edición de los años treinta.]
Juan Gualberto Amaya, Los Gobiernos de Obregón, Callesy Regímenes «peleles»
derivados del callismo.México, Edición del autor, 1947.
Hernán Robleto, Obregón,Toraly la Madre Conchita.México, Botas, 1935.
Concepción Acevedo de la Llata, Yo, la Madre Conchita.La monja mártir de la
Guerra Cristera.México, Contenido/Grijalbo, 1997, l ' ed., 1976.
S/ A, Memorias de María Toral de De León, madre de fosé de León Toral Pról. de
Salvador Abascal. Notas de Antonio Rius Facius. México, Tradición, 1972.
El atentado
(Obra en tres actos)ª

a. En Mee, se indica al calce: Coyoacán, Febrero de 1961.


BREVE HISTORIA DE ESTA OBRA

La idea de escribir El atentado me vino oyendo la conversación de dos licen-


ciados en una cantina irapuatense, una tarde de julio de 1958. El manuscrito
dice, después de «telón final», «Coyoacán a 22 de julio de 1962,,. La obra fue
premiada por la Casa de las Américas en 1963.1 Durante los años siguientes
fue considerada para ser puesta en escena por el Teatro Nacional de Varsovia,
por un grupo cubano y por otro mexicano que dirigía Juan José Gurrola.
Los dos primeros la rechazaron por considerar que el final no era positivo. El
grupo mexicano abandonó el proyecto cuando las autoridades advirtieron que
iban a poner dificultades para la representación, porque les parecía que la obra
era irrespetuosa para la memoria de varias figuras de nuestra historia.2 El atenta-
do fue estrenada por primera vez en México en julio de 1975, en la Tem-
porada de Teatro Popular, bajo la dirección de Felio Eliel. La versión de Juan
José Gurrola con música de Hilario Sánchez y canciones de Arturo Allegro, fue
estrenada en julio de 1976, en el Teatro Gorostiza.

J. I.
Julio de 19783

1 Corresponde al cuarto certamen. El año anterior lo obtuvo el mexicano Emilio Carballido, con

Unpequeño día de ira.


2 Probablemente la mención remita más que a la «memoria»,a los descendientes directos del
ex presidente Plutarco Elías Calles, personaje representado por el personaje Vidal Sánchez. La his-
toria, como se verá, resultaba ciertamente incómoda.
1 La «Breve historia de esta obra» aparece por primera vez en la edición de Joaquín Mortiz,

1978.
l•:I aruutado 7

Personajes4
BoRGES, unª presidente electo
V IDALSÁNCHEZ,un presidente saliente
l·~LGENERAL SuÁREZ, jefe de la Policía
Su AYUDANTE
UN JUEZ
EL PADRERAMÍREZ
LA ABADESA
JUAN VALDMA
PEPE
CAUTELA,su mujer

Tres actores comodines representarán los siguientes personajes=

BALGAÑÓN,GABALDÓN,MALAGÓN,diputados
BAz, PAZ, RAz, periodistas
MACARIO,NAZARIO,ROSARIO, de la Secreta
UN ABOGADODEFENSOR
lJN ABOGADOACUSADOR
UN MESERO, UN DIPUTADO,UN POLICÍA
UN OBISPO
UNO DEL JURADO

Además aparecen:'

Dos DE LA MONTADA,UN OFICIAL, UNOS CATÓLICOS, UNA MUJER QUE BAILAARRIBADE


llNA MESA

la acciónse desarrollaen la ciudad deMéxico, en 1928.

a. En TMR no se indica. Las abundantes variantes tipográficasy lospequeños cambios lingüísticos comoel
artículo determinado un como el aquí indicado, no serán registradosen estas notaspor considerarlasinsig-
nificantes; además, todas ellassin duda provienen de un editor oficioso.Tampocose indicará la variante de
poner conpalabras lo que está escritocon números arábigos.
b. En TRM no apareceesta aclaración. c. En Mee no se indica.
4 Varios de los personajes que aparecen en El atentado aluden a personas reales que tuvieron un

1ugar protagónico en los acontecimientos del 17 de julio de 1928. Ellos son: Ignacio Borges: Álvaro
Obregón; Vida! Sánchez: Plutarco Elías Calles; general Suárez, jefe de la Policía: general Roberto
Cruz; la Abadesa: la madre Concepción Acevedo de la Llata; Pepe: José de León Toral; el padre
Hamirez: presbítero José A. .Iiménez, y Cautela: Paz Martín del Campo de De León, esposa de José.
En obras posteriores, a algunos de ellos JI los volverá a presentar con su carácter ficticio, aunque
con una vaga referencia a la realidad histórica de 1928: en Los relámpagos de agosto,el general Vida!
Sánchez, y en Maten al león,Juan Valdivia y Pepe, con el apellido Pereira.
8 El texto El atentado 9

Nota para el director distraído: lasproyeccionessonfijas y de la época;los títulos que


indican el lugar de la acción,o la comentan,se dicenpor el magnaooz, se muestran al
público comoletreros,o seproyectan; el asunto queda a su discrecióny bajo su respon-
sabilidad. Esta obra es unafarsa documental mientras másfantasía se leponga, peor
dará.•
PRIMER ACTOª
Advertencia: si alguna semejanza hay entre esta obray algún hechode nuestra his-
toria, no se trata de un accidente,sino de una vergüenza nacional
1

El general Borges, ex presidente de la República, regresa a la capital después de dos


años de estar dedicado,«comoCincinato5 moderno»,a la agricultura.b
Proyección: Unferrocarril entra en la estación.Una multitud lo recibe.
Desaparece la proyección. Entra Borges seguido de Baz, Paz y Raz, periodistas. Se
detiene en el centro.

Bxz: - Díganos, general, ¿cuál es la razón de su venida= a la ciudad de


México?
BORGES - Vengo a recibir la Medalla del Mérito Agrícola, que me ha concedi-
do= la Cámara de Comercio.
Los periodistas apuntan en sus libretas.
PAZ - ¿Vive usted contento lejos de la política?'
BüRGES - Soy un agricultor nato. Mi intervención en la vida revolucionaria del
país fue sólo un paréntesis, mi gestión presidencial, un sacrificio.La revo-
lución ha triunfado, mi labor ha concluido. Ahora soy feliz en el campo.s

a. Mee: Acto I RML: Acto primero TRM: ACTO PRIMERO [Por obvio, no referiré notas similares, más por-
que son variantes tipográficas irrelevantes; p. e.: TRM: 1 por «CUADRO PRIMERO», etc.]
b. Mee hace todas las indicaciones en versalitas!! las coloca centradas en la pági"na. En las ediciones se
harán en cursioas u con márgenes justificados. En estas notas no se regi.rtrarán los cambios de índole tipo-
gráfico -como puntuación, mayúsculas, colocación o lugar respecto a la página, etcétera- debidos a las dife-
rentes ediciones. c. En TCM !! en toda la obra aparece el personaje seguido de su parlamento. Por irre-
[euantes no regi.rtraré más estos cambios. d. Mee: <visita> e. Mee: <ha sido concedido por>
[ Mee: <lEstá usted contento con su labor en el campo? lEstá usted satis>.
g. Mee: mi gestión presidencial, un sacrificio.La revolución ha <terminado, estamos en paz.> triun-
fado, mi labor ha concluido. Ahora soy feliz en el campo.

'' Lucio Quincio Cincinato fue un patricio romano del siglo v a. C., célebre por la sencillez de
sus costumbres y su desinterés. Se cuenta de él que, habiendo tenido ya ocasión de prestar eminen-
«-s servicios a su patria, vivía retirado en unas tierras que poseía a las orillas del Tíber y que él
mismo cultivaba con su mujer. En 460, después de la derrota de una escuadra romana por los sabi-
nos, comprendiendo el pueblo que lo crítico de las circunstancias exigía el nombramiento de un
dictador, y siendo Cincinato conocido por sus virtudes e inteligencia, la designación de tan elevado
cargo recayó en él. Una diputación del Senado se encargó de ir a comunicar su decisión al agracia-
u. Mt•<' y CA: sale. [En TRM no aparece la nota para el director distraido ni la aduerrencia. J
do, q11e se hallaba, corno de costumbre, dedicado a las tareas agrícolas. Enciclopedia Espasa Culpe.
10 El texto El atentado 11

Los periodistas apuntan. Proyección: Una multitud.

RAz - ¿Tiene usted intenciones de regresar a la política, mi general? Entra Borges. Los diputados lo escuchan.
BORGES - Categóricamente: ningunas.
BORGES - Estaba yo alejado del bullicio de la gran ciudad, dedicado al culti-
SUFRAGIO EFECTIVO, vo de la tierra que tanto quiero y de la que tanto me cuesta separar-
NO REELECCIÓNª me, cuando llegó hasta mí una comisión de legisladores para invi-
tarme a regresar a la palestra política. Rechacé su invitación, seño-
Proyección: La Cámara de Diputados en sesión. res. Aplauso. Más tarde ocurrieron sucesos que me hicieron recapa-
citar,' comprendí que mi lugar sigue estando en la línea de fuego y
Baz, Paz!! Raz, se ponen bigotes retorcidos y se convierten en Balgañón, Malagón !! que no tengo derecho a negarle a la Patria mi cooperación cuando
Gavaldón, tres diputados. Borges ha salido de escena. la necesita. Aplauso entusiasta. Soy un esclavo del deber. 7 Aplauso
delirante.
BALGAÑÓN
- Compañeros diputados, pido la palabra.
GAVALDÓN
Y MALAGÓN - Usted la tiene, compañero. LA LUCHA ELECTORALh
Balgañón toma un lugar preponderante.
Los diputados se quitan los bigotes!! se convierten en manifestantes. Borges se ha reti-
BALGAÑÓN
- Propongo una aclaración al artículo 83 de la Constitución, que me
rado. Los manifestantes sacan un cartel que dice: «Vioa Cdmez». Luego otro que dice:
parece confuso.
«Viva Gómez». Luego otro que dice: «Muera Borges».
GAVALDÓN
- Dígala, compañero.
MALAGÓN- Exprésese usted.
Proyección: Simultáneamente tresfotos; Gámez, Borges !! Gómez, diciendo acalorados
BALGAÑÓN
- Dice así el artículo en cuestión: « ... el Presidente entrará a ejercer
discursos.
su cargo el primero de diciembre, durará en él cuatro años y nunca
podrá ser reelecto.» Propongo que se agregue lo siguiente: « ... pero Ruidos. Dos descargas cerradas:
pasado un periodo constitucional, el ciudadano que haya desempe-
Proyección:d Las jotogreflas de Gámez !! Gómez son reemplazadas por las de dos
ñado el puesto, podrá ser reelecto por una sola vez».6
sepelios. La de Borges continúa.
Aplauso estruendoso, bravos, etc. Diana por la Siefónica de México. b Se descubre a Borges solo en escena, diciendo un discurso.

Proyección: Un tren sale de la estación. BORGES - La lucha electoral ha terminado, señores. El pueblo soberano ha
expresado su voluntad y no me queda más remedio que someterme
Proyección: Un tren entra ene la estación.
a ella tornando- las riendas del poder durante el próximo cuatrienio,"
Aplauso delirante. f

a. Mee:<Proyección: un letrero que dice.>. [Es conveniente recordar que en 1910Francisco1 Madero, Oscuro. Se escucha un ruidos que va en aumento, hasta terminar en una explosión.
en el Plan de San Luis, hace la convocatoriapara destituir al presidente de México, general Porfirio Diaz,
quien se habíaperpetuado en elpoder. El principal reclamo de Madero,y luego de la Revolución,fae, preci-
samente, la que se convirtió en una máxima: Sufragio Eftctivo, No Reelección,quepor ciertoJI en su meca-
nuscrito anota con minúSculas.] b. Mee: <Entra Borges> Diana por la Sinfónica de México.
c.Mec:<a> a. Mee: <y> h. Mee: <Proyección: un letrero que dice:> c. TRM: No aparece la palabra
rr-rradas d. Mee: <Desaparecen> e. Mee: <asumiendo> f. Mee: <Diana. Bor entran los
i; La modificación constitucional ocurrió en enero de 1927 tal cual se refiere más otra modifica- diputados y bailan con Borges.> g. Mee:<como de respiración>
ción instituida en 1928 y no menos significativa: el período gubernamental dejaría de ser cuatria-
7 Véase supra nota 5.
uual para convertirse en sexenal, vigente hasta la fecha. La cláusula de la reelección se derogó en
abril de l933 en forma categórica y absoluta. • Véanse supra notas 5 y 6.
12 El texto El atentado 13

Entran los diputados Balgañón, Gavaldóny Malagón, con sombrerostejanosy bigotes


2 retorcidos.
BALGAÑÓN
- General Suárez, enª nombre del Congreso de la Unión ...
En la inspecciónde Policía:Suárez y su ayudante estudian unasfatografias. ª GAVALDÓN
- De los compañeros ferrocarrileros ...
MALAGÓN- Y de los electores del distrito de Celaya ...
AYUDANTE
- bEsta foto muestra los daños causados por la explosión; esta otra- - Y compenetrados como estamos de nuestros deberes para con la
BALGAÑÓN
es lad de una bomba que no explotó; estas son las perforaciones que Nación.
hay en el techo; estos son los tres detenidos, que habrá que poner GAVALDÓN
- Venimos a ponemos a las órdenes de la Policía ...
en libertad por falta de méritos,= MALAGÓN- A su digno cargo ...
SUÁREZ - lRevisó usted el texto de los discursos pronunciados por los dipu- - Y a rendir declaración ...
BALGAÑÓN
tados en los días' anteriores al atentado? GAVALDÓN
- Con objeto de dilucidar en lo posible la identidad del culpable del
AYUDANTE
- Sí, señor. atentado de que fue objeto la Cámara de Diputados.
SUÁREZ - lHubo ataques al general Borges? BALGAÑÓN
- Balgañón, Estrecha la mano de Sudrez.
AYUDANTE
- Alguien dijo que protestaba por alguna cosa, alguien habló de la GAVALDÓN
- Gavaldón. ldem.
no reelección, alguien dijo que las elecciones del domingo pasado MALAGÓN- Malagón. Jdem.
no habían sido legales ... pero nada especial.9 SUÁREZ - Señores, los felicito por el sentido de responsabilidad que los trae
SUÁREZ - Bien. Para la policía todos son sospechosos. Primer sospechoso: el aquí y les suplico que empiecen con su declaración.
señor Presidente de la República. Ambos hacen una leve inclinación de BALGAÑÓN
- A Gavaldón. Empiece usted, compañero.
cabeza. Segundo: el Presidente Electo. Inclinación de cabezas Tercer CAVALDÓN
- De ninguna manera, compañero. Empiece usted. A Malagón. O
sospechoso: el Ministro de Gobernación. Cuarto: el Presidente de la Cá- usted.
mara. Quinto: los católicos. Sexto: el Ministro de Cuerra.! Tam- MALAGÓN- Usted primero, compañero. O en todo caso, el compañero Bal-
poco hay que descartar la posibilidad de que se trate de una simple gañón.
rivalidad entre dos partidos que luchan por conseguir el dominio de - Yob soy de la opinión que empiece el compañero Gavaldón. Esto
BALGAÑÓN
la Cámara, o bien, de dos individuos que luchan por conseguir el dé es, si el general Suárez no tiene inconveniente.
una misma mujer. Podría ser también cuestión de celos: profesiona- GAVALDÓN
- Sin embargo, yo considero que usted es el más indicado, compañero.
les, políticos, afectivos. En fin, amigo mío, hay tantas personas y tan- SUÁREZ - A Balgañón. Empiece usted.
tas razones para hacer volar la Cámara de Diputados ... Quizá, inclu- BALGAÑÓN
- lYo? Bien, puesto que usted me lo pide. Se aclara la garganta. La
sive, no hubo ni siquiera una razón, bien puede tratarse de una mera tarde en que ocurrió el atentado, la sesión de la Cámara terminó a
equivocación, o de un capricho, o bien dei un ensayo, y el verdadero
atentado se producirá en un lugar completamente diferente; en el
a. Mec:<a> h. TRM: No aparece Yo
Toreo, por ejemplo ... 10
( rbregón, escritas el 13 de julio en una carta dirigida a un cercano amigo, son elocuentes, más por-
q11eentonces ya había salido de su hacienda en Sonora y estaba de camino hacia la ciudad de
a. Mee:<unos informes> h. Mee: <Desde el día de las elecciones> c. TMC esta obra México, a la que arribaría el 15 de julio; el 14, en Guadalajara, lo interceptó un grupo de cercanos y
d. Mee: la e. Mee: <Esta es una señorita que no sé por qué fotografiaron.> f. Mee: <esos t•strechos amigos, para exhortarlo a desistir. Obregón escribió: «Creo conveniente que se fije de
dias.> g. Mee: Inclinación de cabeza. h. Mee: Sexto, el Ministro de Guerra. i. Mee: el de manera definitiva la fecha en que el Congreso haga la declaratoria de las reformas recientemente
j. Mee: de aprobadas por las Legislaturas. De otra suerte, la incertidumbre continuará y nuestros enemigos
sqi;uirán confiando en la posibilidad de un atentado. Importa que el grupo que se ha constituido en
'1 En los hechos la elección del general Álvaro Obregón en julio de 1928 suscitó descontentos, 1·11t·rnigonuestro, no siga confiando su fortuna al éxito de un atentado» (Taracena, La verdadera
tanto por ser él candidato, como por el proceso electoral precedido de una modificación contitucio- n·r•olucirínmexicana, México, Porrúa [Col. Sepan Cuantos, nº 615], 1992, p. 123). La conspiración
uul q11econtravenía el espíritu de la Revolución: Sufragio Efectivo, No Reelección. marchuba por varios rumbos y no se detendría sino hasta cumplir su último cometido. Uno de los
1" .JI atiende un detalle fundamental en la historia, según subraya Taracena: el rumor de un .u•.mudos se realizaría en Celaya: se ofrecería un baile a Obregón y una joven se acercaría para ofer-
.u•.ruado era muy intenso y estaba reforzado por los varios intentos fallidos a lo largo de los 6 n·rlc 1111ramo de flores; en la empuñadura habría una lanceta con un poderoso veneno, y él se pin-
111t'H<'s previos al día de las elecciones, 2 de julio d« 1928. lJnas palabras del propio Álvaro «huriucon Pila.Se frustró el intento. JI retomaría el detalle en Maten al león.
14 El texto El atentado 15

las seis y treinta y cinco. Antes de salir de la sala estuve hablando MALAGÓN- Estoy de acuerdo.
dos o tres minutos con el diputado José Juan Sánchez. Luego, tomé SUÁREZ - Prosiga usted, diputado.
el portafolio que acostumbro llevar a las sesiones y con él bajo el BALGAÑÓN- Pues bien: saludé al compañero, caminé unos pasos, entré en el
brazo, me dirigí al lugar en donde se encuentran instalados los ser- gabinete, tiré de la cadena, y en ese mismo instante se produjo una
vicios sanitarios del edificio, pues desde hacía yaª rato tenía la inten- explosión tremenda, que me hizo perder el sentido. 11
ción de hacer uso de uno de ellos. Penetré en el recinto donde se SUÁREZ - Muchas gracias, diputado Balgañón, lo felicito por la sinceridad
encuentran los servicios que" mencioné, fui hasta la puerta de uno con que se ha expresado y espero que los datos que nos aporta sir-
de los gabinetes y traté de abrirla ... todo fue inútil." Estaba cerrada van para establecer la identidad del autor o autores del atentado.
herméticamente. Me alejé unos pasos y noté que por abajo asoma- GAVALDÓN- Mi general, quiero hacer una aclaración.
ban unos zapatos cafés. Comprendí entonces que había una persona SUÁREZ - Hágala, diputado.
haciendo uso del aparato en cuestión; poco después descubrí que lo GAVALDÓN- Es nada más en el sentido de que yo sí tiré de la cadena a su debi-
mismo ocurría en elª de junto, así que llegué al tercer gabinete, que do tiempo y que no ocurrió ninguna explosión.
es el que colinda con la pared sureste del edificio de la Cámara, lo SUÁREZ - Según el informe pericial, diputado, en el gabinete central que era
abrí, entré en él, dejé el portafolio en el piso, me despojé del saco y el que usted ocupaba, no había instalada ninguna bomba. Sin
de la corbata, e prendas que colgué en un perchero/ y me instalé. En embargo, le agradezco mucho su aclaración y me parece un dato
los momentos que transcurrieron después pude darme cuenta de interesante.
que había un diálogo entre las personas que ocupaban los otros MALAGÓN- Pido la palabra.
gabinetes. Puse atención y me pareció que lo queg se decía era en SUÁREZ - Usted la tiene, diputado Malagón.
apariencia inocente y hasta baladí. Cuando terminé de hacer uso del MALAGÓN- Al responsable del atentado lo conozco yo, señores.
sanitario y. después de tomar las medidas higiénicas" que consideré SllÁREZ - iBravo! Es exactamente lo que necesitamos, diputado, así es que dí-
necesarias, me puse la corbata, luego' el saco, recogí el portafolio y ganes.'
salí a los lavabos en donde me lavé las manos convenientemente. En MALAGÓN- Es un tinterillo que pasea todas las mañanas por las calles de Don-
esos momentos se abrió la puerta del gabinete central y apareció el celes con un portafolio bajo el brazo. Lo vi salir de los sanitarios
diputado Gavaldón aquí presente. cuando yo entraba.> ¿Qué hacía en la Cámara, e si no es diputado?12
GAVALDÓN
- Sí, señor, estoy de acuerdo con la declaración. StlÁREZ - Muy bien, diputado." Dénos más datos sobre esta persona=
BALGAÑÓN
- Me despedí de él y ya me retirabaí por el pasillo, en dirección a la
salida, cuando comprendí que había olvidado tirar de la cadena que
a. Mee: <Pues háganos> iBravo! Es exactamente lo que <querem> h. Mee: <Él salía del los sani-
pone en libertad el agua del depósito del sanitario. Durante unos larios cuando yo entraba> <lo conozco bien> <Suárez: 6tiene usted alguna razón para sospechar de
momentos estuve indeciso entre si regresar y tirar de la cadena, o si o·sapersona?'> c. Mee: <este hombre> d. Mee: <Es lo que> e. Mee: <este hombre.>
bien dejar ese trabajo a la siguiente persona que hiciera uso del 11
En su pormenorizada reseña histórica, Taracena refiere los hechos: el 23 de mayo de 1928, el
sanitario antes mencionado. Tomando una decisión, volví sobre mis día de la clausura del periodo extraordinario de sesiones del Congreso de la Unión, Castro Balda
pasos, cruzándome en el camino con el diputado Gavaldón que iba v Manuel Trejo -como parte de un grupo de católicos interesados (e «instigados» por los laboristas
a las órdenes de Luis N. Morones, indica Taracena) en actos de sabotaje y complot-, colocaron
hacia la salida; al llegar a los lavabos encontré al diputado Malagón, e· l1 icieron estallar unas bombas en el Congreso. JI atendió y recuperó dos detalles referidos por el
aquí presente, quien según me confesó después era la persona cuyos lustoriudor. «La explosión fue en los lavabos contiguos al guardarropa, y los daños materiales sólo
zapatos cafés había yo visto," que había estado ocupando el primer al•.anzaron al Departamento de Intendencia. El salón de sesiones quedó intacto. No hubo desgracias
¡wrso11alesporque el recinto parlamentario estaba ya vacío y apenas si un diputado indigesto anda-
gabinete. ba por allí y se salió a tiempo. Recordó que no había tirado de una cadena y quiso devolverse, pero
"1 l>11c11a estrella y sus costumbres campiranas protegieron su pereza y su vida, disculpándose con
c·Iro·fr{111de que el que viene atrás que arree» (p. 82).
" E11las averiguaciones, el diputado indigesto, José Moreno Salido, también refirió lo que señala
a. Mee: ya desde [ilegible] hacía h. Mee: que <ya> c. Mee: todofae inútil<mente> .11: aka11zúa ver un par de individuos sospechosos por no pertenecer al Congreso («está estrictamen-
11• prohibida la entrada a personas ajenas por esos sitios» -escribe Taracena- ), que burlaron la entra-
d. Mee: <gabinete> e. Mee: <los col los> f. Mee: <que ha> g. Mee: lo que
h. Mee: higiénicas i. Mee: <luego> <después> lue!(O j. Mee: <yo> k. M(!C:visto, y que da rn111111 ardid: una joven distrajo al portero con una pregunta inocua mientras los otros entraron.
16 El texto El atentado 17

MALAGÓN - Sé su nombre,- SuÁREZ - Así, diputado, que díganos el nombre.


SUÁREZ - iMagnífico, diputado! Díganoslo y en media hora lo tendremos MALAGÓN - Juan Valdivia Ramírez.
preso," SUÁREZ -Al ayudante. Orden de aprehensión para Juan Valdivia Ramírez.
MALAGÓN - No puedo decirlo. Que vive en ... Mira a Malagón.
SUÁREZ - lCómo que no puede decirlo? MALAGÓN - Chopo número 26.a
BALGAÑÓN- iCompañero, por favor ... ! SUÁREZ - Al ayudante. Comuníquele la noticia al señor Presidente, y pídale ins-
GAvALDÓN- iMe extraña! trucciones,>
MALAGÓN - Resulta que este individuo es hermano de una señorita porc la que
siento un afecto muy especial y a la que me unen lazos muy tiernos. El ayudante sale.
No quiero verla mezclada en este asunto.
GAVALDÓN- Comprenda, amigo mío, que el atentado no fue contra nosotros SUÁREZ - Señores, quiero felicitarlos por la exactitud de los datos que nos
tres como individuos, sino contra el Congreso de la Unión, es decir," han proporcionado y por la valiosa ayuda prestada por ustedes ene el
contra la ciudadanía misma del país. esclarecimiento de este misterio.
MALAGÓN - Como caballero que soy, señores, no puedo responder. GAVALDÓN-A Malagón, abriendo los brazos. Un abrazo, compañero.
BALGAÑÓN- iCompañero Malagón, en nombre del pueblo mexicano, lo conmi-
no a que se exprese! Los diputados se abrazan unos a otros,mientras seproduce el
SUÁREZ - Hágalo, diputado, hágalo.
MALAGÓN - No puedo, señores, no puedo.
Oscuro
BALGAÑÓN- iPor una señorita ... !
GAVALDÓN- iPor favor, compañero! Piense en sus obligaciones.
MALAGÓN - Antes están las personas a quienes yo estimo.
3
BALGAÑÓN- lAntes que la Patria?
GAVALDÓN- No merece usted encontrarse entre nosotros.
BALGAÑÓN- Es usted un traidor. En la casa de Borges:Borges está ante un espejocon unos papeles en la mano, como
MALAGÓN - No me interesa lo que piensen. quienprepara un discurso.
SUÁREZ - Le advierto, diputado, que si persiste en su actitud, lo hago cóm-
plice del delito. BORGES - La Historia vuelve los ojos horrorizada, como púdica matrona,
MALAGÓN - lCómo dice? para no contemplar el espectáculo de una jauría indomable que
SUÁREZ - Que usted se hace responsable. festina" los restos de nuestra nacionalidad ... No. Se mira en el espe-
MALAGÓN - Pero yo nada tengo que ver ... jo un momento. Con voz más dramática... que festina los restos de
SUÁREZ - Ya está advertido. Aténgase a las consecuencias. Para empezar, me nuestra nacionalidad. Sí. Se aclara la garganta. Consultalospapeles.
veré en la necesidad de aprehenderlo. Me refiero, señores, al clero católico. No, no, no. Me refiero, seño-
MALAGÓN - iProtesto! res al clero cató. . . No, no, no. Me refiero, señores al clero ..
GAVALDÓN- Y nosotros también. Bueno.s Me refiero señores, al clero católico ... Líricamente. Hidra
BALGAÑÓN- El fuero del compañero ... de mil cabezas. Eso es. Hidra de mil cabezas que ...
SUÁREZ - lQuieren ustedes llamar al Presidente de la República a ver qué
opina del asunto? lO al general Borges?
a. Mff: símbolo de número #; RML, abreviado N°. CA: veintiséis; TRM: veintiséis h. Mee: Co-
Silencio la noticia al señor Presidente, y pídale instrucciones.
1111111íq11ele c. Mee: para d. Mee: <nuestra>
1·. ('A: Me refiero a la reacción. No, no, no. Al clero. Al clero católico. TRM: Me refiero al clero.

a. Mee: Sé <cómo se llama> h. Mee: <Díganoslo> Díganoslo <su nombre> y en media hora lo 1111.,110.Me refiero a la reacción. No, no, no. Al clero. Al clero católico.. TMC: No contiene el
<agarramos.> c. Mee: <a> d. TMC: No aparece es decir, 'Íf\11i1•111e
fragmento: ... No, no, no. Me refiero, señores al clero.
18 El texto El atentado 19

Entra Vida! Sánchez. Borges se interrumpe y tarda un momento en reponerse de la BüRGES - Esto es un ataque a las instituciones.
incomodidad que leproduce laª entrada súbita. VIDALSÁNCHEZ- Y a la vida política del país.
BoRGES - Si los representantes del pueblo no están seguros en su pro-
VIDALSÁNCHEZ- ¿Preparando otro discurso, Nacho? pio recinto, ¿dónde van a estarlo?
BüRGES - Este es excelente. Me lo vendió un muchacho muy bien pre- VIDALSÁNCHEZ- Hechos de esta naturaleza son los que llevan a la parálisis de
parado de la Facultad de Leyes. Tiene todo lo que necesita un toda actividad cívica, que es la muerte de la democracia. ¿No te
discurso: resonancia, profundidad, y es tan arrebatado que parece, Nacho?
nadie puede ponerlo en tela de juicio. BoRGES - iClaro, Vidal!
VIDALSÁNCHEZ- Nacho, ¿conoces a un tal Juan Valdiviaj> VIDALSÁNCHEZ- Y si la democracia muere, puede decirse que la Revolución ha
BüRGES - Para nada. fracasado. ¿No te parece, Nacho?
VIDALSÁNCHEZ- Se le acusa de colocar la bomba que explotó en la Cámara de BORGES - Decrescendo.iClaro, Vidal!
Diputados. VIDALSÁNCHEZ- Y nuestro trabajo de veinte años se va al diablo, y al diablo
BüRGES - ¿No fuiste tú quien mandó ponerla? también se van todas nuestras esperanzas, nuestras ambiciones,
VIDALSÁNCHEZ- No, fuiste tú. nuestras ilusiones ... ¿no te parece, Nacho?
BORGES - No fui yo. BüRGES - Claro, Vidal.
VIDALSÁNCHEZ- Yo tampoco.
BüRGES - cjAh, no, mentiras no! Ambos meditan retorciéndoselos bigotes.
VIDALSÁNCHEZ- Nacho, te juro que no fui yo. BORGES - Valdivia ... ¿quién puede ser?... duan Valdivia, dices que se
BüRGES - Y yo te juro que yo no fui. llama?'
VIDALSÁNCHEZ- Yo quería avisarte," para que le dijeras al muchacho que se
escondiera. Oscuro
BORGES - Y yo creyendo que tú ... Ríe a carcajadas.
VIDALSÁNCHEZ- Y yo que tú ... Ríe a carcajadas=Dejando de reír bruscamente.
Entonces hay que agarrar a este Juan Valdivia.
4
BüRGES - Pero pronto.
Vida! Sánchez toma un teléfono;marca un número. En el escondite de Juan Valdivia. Juan Valdivia duerme sobre un camastros Entra
VIDALSÁNCHEZ- Habla el Presidente de la República. Comuníqueme con el ge- Pepe conperiódicosy portavianda. Llama a la puerta con tres golpespausados. Juan
neral Suárez.' A Borges. Hemos perdido una hora. Por teléfono. Valdivia se levanta sobresaltado.Se repone. Saca una pistola de bajo la almohada,y
¿suárez? No hay obstáculo. Consígnemee al tal Valdivia. Tiene empuñándola, se acercaa lapuerta.e
usted manos libres. Aprese a quien considere sospechoso, déle
el tratamiento que le parezca conveniente, apunte la informa- V i\LDIVIAª- Con voz temblorosa.¿Quién es?e
ción y comuníquemela a mi casa," que allí estaré. A una seña de PEPEr - Pepe.e Traigo la comida.
Borges. Ah, comuníquesela también al general Borges. Pausa.
Hasta luego. Cuelga.
a. Mee:lJuan Valdivia, dices que se llama? h. Meey CA: Entra Pepe con periódicos y portavian-
cla. c. Mee: se acerca a la puerta. <sale del círculo iluminado.> [En los hechos, Castro Balda y
Manuel Trejo se escondieronen distintas casas; Trejo en la de Margarita Rubio, a donde las monjas de la
a. Mee: su b. Mee: Valdivia <Ramirez> c. Mee: <Entonces, lquién fue?> d. Mee: <venía a madre Conchita le llevaba sus alimentos. El detalle será significativo dentro del Jurado, porque se buscará
darte el pitazo.> quería avisarte e. Mee: Suprimió los siguientes parlamentos: Borges: Pero entonces, i1111()lulrara todos en un complot de católicoscontra el general Obregón. Trejoprestará a Toral la pistola
i.quién fue? lDe veras fueron los católicos. Ambos reflexionan. Vida! Sánchez: lLos católicos? <Borges: Srar con r¡ueasesinóal presidente electo,y Taracena dice que, a su vez, a Trejo se la proporcionó Samuel O.
Tanto hemos dicho que [ilegible]malo, que se volvieron malos.> Vida! Sánchez: Tanto les cargamos el )'1ídico,brazo derechode Morones, orquestadordel comploty muerto misteriosamenteel 19 dejulio, dos días
muerto que acabaron matándolo. f. TMC- Sánchez g. Mee: consíg<ame> h. Mee: a mi rl1•spués del asesinato de Obregón.] d. Mee: <voz de> Valdivia e. Mee: <con voz temblorosa>
casa,Chapultepec. CA:a Chapultepec, [ Mt!c: <voz de> Pepe g. TRM: no aparece
20 El texto El atentado 21

Juan Valdivia, con una mano en elpecho, abrey Pepe entra.ª VALDIVIA - iPobrecita, qué poco sabe de lo que es el heroísmo! Mirando lapor-
tavianda. ¿Qué, estas monjas no saben hacer otra cosa que sopa de
VALDIVIA - Ten más cuidado. Estaba yo durmiendo sin pesadillas por primera
fideo?«
vez desde hace días, y me despiertas. Me ha dado taquicardia. PEPE - Congran solemnidad Juan,> es necesario que comprendas tu desti-
PEPE - Hablamos> convenido en que tres golpes eran la señal. no glorioso.s
V ALDIVIA - iPero yo estaba dormido! ¿cómo voy a saber que son tres golpes si
VALDIVIA - ¿Tú crees, Pepe, que mi destino es glorioso?
estoy dormido? Y aunque lo hubiera sabido," si estaba dormido ¿cómo PEPE - Estás llamado a ser un mártir.
iba a acordarme de que tres golpes eran la señal? Nadie tiene conside- VALDIVIA - ¿Quieres decir con eso que van a fusilarme?
ración de mí. Todos me han abandonado. PEPE - Toda la policía está tras de ti.
PEPE - Al contrario, Juan. Aquí está la comida que hicieron las monjas VALDIVIA - Pero no hay derecho. iHombre, por un desperfecto!
pensando en ti, dos libros que te manda el padre Ramírez, dos cartas PEPE - Aquí dice. Leyendo: «Toda la policía tras del culpable. Se espera su
de tu familia, y los periódicos que hablan de ti.d
captura antes de veinticuatro horas."
Valdivia toma laportavianda y se sienta en la cama. VALDIVIA - Dios mío, ¿qué hacer? iAy qué destino tan cruel! Pero, ¿y Sarita?
¿Qué será de ella sin mí? Íbamos a casarnos."
V ALDIVIA - Léeme lo que dicen los periódicos. PEPE - "Es la voluntad de Dios.
VALDIVIA - ¿Que me fusilen por haber roto un excusado? No es justo, Pepe, yo
Pepe lee,mientras Valdivia revisa laportavianda. tenía un futuro brillante. Dios debe tener en cuenta eso. Además/
mis ideas eran elevadas. Yo no pongo una bomba así nornás, por el
PEPE - «Atentado dinamitero en la Cámara de Diputados. Los legisladores
gusto de ponerla. La pongo por un ideal.
en peligro de muerte.v
PEPE - Eso es lo peor, a los ojos de la policía.
VALDIVIA - Muy bien empieza el artículo. Suena muy impresionante. Eso! es lo
VALDIVIA - iAy, cuánta razón tienes, Pepe, estoy perdido! Se desespera,luego,
que yo hubiera querido, Pepe, matarlos a todos, para que sepan de
reflexiona. Pepe ... Si me encuentran con una pistola será peor que si
una vez por todas que los católicos no estamos cruzados de brazos,
me encuentran desarmado, ¿verdad?
que no todos somos beatas,e que no van a jugar con nosotros, que
PEPE - Yo creo que sí.
vamos a luchar por nuestra libertad, que podemos exigirla ... desgra-
VALDIVIA - Toma. Le entrega la pistola. Yo esperaré aquí mi suerte, desarmado.
ciadamente, Pepe, sabíamos la fórmula del explosivo, pero no las
Sepone a comersopa de-fideos
cantidades; la bomba resultó demasiado pequeña, lo sé.
PEPE - «Una bomba destrozó los excusados." Pepeexamina lapistola.
VALDIVIA - iQué vergüenza, Dios mío! iNo me hubiera importado morir con
tal de ver la Cámara hecha escombros! Pero esta mala suerte que me PEPE - ¿cómo se usa esto?
persigue, Pepe, que convierte mis actos más sublimes en algo prosai- V ALDIVIA - Sin dejar de comer.Señalando bajo la almohada:Allí está el parque.
co ... y hasta sucio. Pepe, ¿qué dice Sarita mi novia de esto?"
PEPE - Te admira. Pepesaca una pequeña cajay la guarda en el bolsillo.

VALDIVIA - No está mal esta sopa, después de todo.


a. Mee:<Entran en el círculo, iluminado Juan Valdivia con una mano en el pecho y Pepe con perió-
dicos y portavianda> b. Mee: <Quedamos> c. Mee: ¿cómo iba a <darme cuenta> de que Oscuro
tres golpes eran la señal si estaba dormido? d. Mee: en ti, <aquí están los periódicos>. .. <Aquí
están> dos cartas... <Aquí están> los periódicos que hablan de ti. <lQué más?> e. Mee: <«Una
bomba destrozó los excusados»'> f. CA: esto. g. Mee: No todos somos <un montón de viejas
beatas.'>, CA: beatos. h. CA: de todo esto. [Según interpreta VicenteLeñero, el nombre de «Sarita»,
junto con los de «Ella»y «Julia»,es una representaciónde Luisa Josefina Herndndez, su compañera de estu- a. '/l(M: fideos b. Mee: <estás nervioso,'> c. Mee: <Estás llamado a ser> d. Mee: <Nos>
dios, colega.1/ con quien mantuvo una intensa ,1/ conflictiva relación sentimental Leñero, en su detallado í ha mos a casarnos e. Mee:<iQué la voluntad de Dios ni qué ocho cuartosl> f. Mee: <Pepe>
recuento, pas» por alto a la novia de Juan Va!rli11ia,
«Sarita».l ¡i;. '/l(M: fideos
22 El texto El atentado 23

Juan Valdivia duerme.Pepe se ha ido» AYUDANTE- «El señor Obispo personalmente me entregó- dinero para que com-
prara yo los ingredientes. b Me ordenó que fabricara unas bombas
Oscuro para hacerlas- explotar en la Cámara de Diputados en sesión plenaria.
Cuando las bombas estuvieron construidas un sacerdote las bendijo.»
Juan Valdivia duermes Alrededor se han congregadoNazario, Rosario y Macario, VALDIVIA - Es mentira todo eso. No pude haberlo confesado yo.
que son de la Policía Secretasy lo miran en silencio. Valdivia despiertay al verlos,se SUÁREZ - ¿se niega usted a firmar?
mueve apenasperceptiblemente,luegose queda inmóvil Silencio. VALDIVIA - Me niego.
SUÁREZ - Muy bien. Al ayudante. Llame usted por teléfono al señor Presi-
Oscuro dente y dígale que el prisionero se niega a firmar su declaración, que
sí lo pasamos por las armas.13
Progección: Instrumentos de tortura.
Todosmiran a Valdivia esperandoque se conmueva.No se conmueve.
Al mismo tiempo se escuchansonidospropios del tormento.
SUÁREZ - Al ayudante. Llame usted por teléfono.
En la inspecciónde Policía: alrededor de una mesa están el general Suárez, su ayu- AYUDANTE- Poniéndosedepie. Muy bien, mí general. Sale.
dante con una máquina de escribir,los tres de la Secretay en una silla, comounfardo, SUÁREZ - A Valdivia: Sea sensato. Firme y se acaban los problemas.
Valdivia.
Valdivia mueve la cabezanegativamente.
SUÁREZ -A ver, muchachito, díganos, ¿quién lo mandó?
Oscuro
Pausa. Macario levanta la cara de Valdivia.
MACARIO - Está desmayado, JUAN VALDIVIA ES CONDENADO
mí general.
SUÁREZ -Amoníaco AL DESTIERRO

En un oratorio:en otra zona del escenarioun grupo de católicosreza una letanía, con- Progección: Un hombre viaja en la cubierta de un barco.
testando:«ruegapor él» Música: «Sobrelas olas».14
Oscuro''
Oscuro
En la Inspecciónde Policía:los mismos.
SUÁREZ - Fingiendo enojo, golpea la mesa. Usted confesó que la Mitra lo
mandó.s
VALDIVIA - No señor, fui yo quien fabricó las bombas. a. Mee:<me dio di> h. Mee: <y me dijo> c. Mee: <Valar la>
SUÁREZ - ¿y el Obispo? u Como se verá más adelante,tras el asesinatode Obregón y por los motivosseñaladospor JI, el
VALDIVIA - ¿cuál Obispo? presidente Callescambia al director de la Inspecciónde Policía:el callistay desprestigiadogeneral
SUÁREZ - Comprenda que sí no confiesa todo lo que sabe, su' familia va a RobertoCruz es sustituidopor el obregonistay eficientegeneralAntonioRíos Zertuche,quien muy
pronto (19 de julio) rinde informe de sus pesquisasal Presidente:Toral no actuó por órdenes del
pagarlo muy caro. clero.Presenta pruebas que involucrana SamuelO. Yúdicoy al Grupo Acción,ambos bajo la férula
VALDIVIA - Es todo lo que sé. Yo hice las bombas y yo las coloqué.e del laboristay secretariode Industria y Comercio,Luis N. Morones.Según Taracena,el Presidente
SUÁREZ - A su ayudante. Lea> usted la declaración de este hombre. estú convencidode la responsabilidadde la Iglesiay haciaesa única hipótesisdesea se conduzcanlas
indagaciones.RíosZertucheofrecedar contraordena sus agentesy también solicitase le relevede la
comisiónconferida,cosa que no sólo no aceptaCalles,sino que bajo coerciónlo obligaa firmarunas
declaracionespúblicasen las que «searrojatoda la responsabilidadde la muerte del generalObregón
a. Mee: Juan Valdiviaduerme.Pepe se ha ido. h. Mee: <en su camastro> c. Mee: que son de la al cleroy a los católicos,sin mencionarpara nada a Moronesni a la CROM,,(Taracena,op.cit.,p. 118).
Policía Secreta d. En Mee originalmente colocadaantes de la indicación anterior. e. Mee: Mitra 14
Valsmuy popularen Méxicocompuestopor Juventino Rosas.Debido a su calidad,por mucho
quien lo mandó. f. Mee: <en su> g. Mee: <puse> h. Mee: Lea<le> 1 iempo se atribuyóa algún autor austriaco.
24 El texto El atentado 25

pos no están para eso. Ten en cuenta que vivo en un escondite, en peligro inmi-
5 nente de ser apresado, y tengo que atender las necesidades espirituales de cerca
de diez mil católicos. ¿A dónde iríamos a parar si todosª vinieran con problemas
En el recibidor del convento:Pepe está hincado y el padre Ramírez sentado en una como el tuyo?b Me parece que te falta actividad, muchacho. Haz un examen de
silla, comoen confesión. conciencia; medita: ¿qué es lo que hago por mi Dios, por mi patria, por mi reli-
gión? Muy poco. Recuerda que nunca ha estado- la Iglesia tan necesitada de tra-
RAMÍREZ- Ten en cuenta hijo, que las mujeres no son iguales a los hombres. bajadores como en estos tiempos de persecución. Sé un soldado de Cristo. Un
PEPE - Sí, padre. verdadero soldado. Dispuesto a dar su vida por su santa religión. Verás enton-
RAMíREZ- No están sujetas a esos movimientos que llamaba el Santo «concupis- ces que estos pequeños problemas domésticos pasan ad segundo término como=
cencia de la carne», que consiste en el oscurecimiento de las facultades se merecen. Serás más feliz, estarás más satisfecho, y ganarás el cielo. Consultasu
del alma, y en el despertar de ciertos apetitos, que de ser consentidosª reloj.Pone una mano sobre lafrente de Pepey luego lo santigua. «Ego te absolvo a
llevan al hombre a lo más bajo y lo más ruin. ¿No te sucede a veces peccatis tuis.' In Nomine Patris, Filius, et Spirito Sancto.e «Es hora de irme. Se
que una mujer te parece perita en dulce?! pone de pie y guarda la estola.Pepe se levanta. Cuídate y trabaja más.15 Le da a
PEPE - Sí, padre. besar la mano y sale.
RAMÍREZ- ¿cómo si te dijera:s «cómeme, cómeme»?
PEPE - Sí, padre. Pepese sienta a meditar en la silla que ha dejado elpadre Ramírez.
RAMíREZ- Pues bien, ella es tan inocente como la perita en dulce. Ciertos vesti-
Entra la Abadesa, leyendo un periódico.
dos atrevidos, ciertas miradas pícaras, ciertos movimientos irritantes,
no vienen de una intención de provocar, sino de la inocencia que les ABADESA
- iPepe, felicítame!
es innata, y de la ignorancia que tienen respecto a la pasión animal que PEPE - ¿por qué, madre?
ese vestido, esa mirada o ese movimiento pueden desencadenar. ABADESA
- iHe mandado cuatro almas al cielo! Le muestra elperiódico. Mira, ayer
PEPE - Pero, padre, mi mujer ... fusilaron en el Ajusco a estos cuatro muchachos.
RAMíREZ- Ya sé, ya sé; se ha sometido gustosa al «vínculo»,
PEPE - Sí, padre. Pepemira elperiádico. Ella sigue,feliz.
RAMíREZ
- Es señal de que el cariño que te tiene la hace aparentar una alegría
ABADESA
- Yo los convencí de que se unieran a los cristeros.! Estaban en la flor
que no siente al ver que tú disfrutas con esa actividad.
de la edad; dejaron novias, familias que los adoraban, estudios brillan-
PEPE - Yo no disfruto.
tes, y fueron a morir por Dios Nuestro Señor. ilmagínate' la Gloria que
RAMÍREZ
- Entonces, lo que sucede es que como todas las personas de su sexo,
les espera!
siente una profunda curiosidad hacia el misterio indescifrable que es la PEPE - Reflexionando. Son mártires)
reproducción.
PEPE - ¿y por qué me exige más de lo que yo puedo darle?
RAMÍREZ
- ¿No habrás interpretado mal sus palabras? ¿No te habrá pedido cari-
ño, o atención, en vez de lo que te imaginas? a. Mee: <me> h. Mee: <Debes prepararte> c. Mee: <necesitado> d. Mee: a<l>
e·. Mee: <que> f. TRM: tuiis g. CA: et Filii, et Spiritus Sancti. TMC- In Nomine Patris, et
PEPE - Me lo ha pedido muy concretamente y no sólo de palabra.
lilius, et Spirito Sancti h. CA: cristianos. i. Mee: imagínate <qué> la gloria que j. Mee: <la
RAMÍREZ
- No puede ser. Te has equivocado. Lee los tratadistas. Todos están de mira fijamente, i.Usted cree, Madre?> Reflexionando. Son mártires
acuerdo en afirmar que para la mujer el acto sexual es siempre una
"' Taracena es insistente: la madre Conchita y el P. Jiménez son la parte visible e intelectual de
molestia. Es insensato pensar que alguien insista en que se le moleste, la conspiración, más porque sirvieron como el instrumento idóneo para identificar, reclutar y prepa-
luego, o no te exige, o te exige otra cosa. Dale más atención, y sé más rar a quienes realizarían los atentados contra Obregón, no obstante después se le atribuyeran al
cuerdo. Y por favor no me hagas esta clase de consultas, que los tiem- «h-ro católico. En el Jurado, pese a los encendidos alegatos de la defensa, el entonces (des)presti-
¡.;iado licenciado Demetrio Sodi, es fácil advertir cómo toda la acusación se orienta hacia la inculpa-
ci">11 del clero católico, como subraya Taracena. Lo que dice «Ramírez» respecto a vivir en un escon-
a. Mee: <admitidos> h. Mee: que <ves> una mujer <como una> c. Mee: <i.No parece decirte:'> dil<'y en peligro de ser apresado corresponde a la realidad.
26 El texto El atentado 27

ABADESA - ªiQué orgullo para nuestra Nación! iOtros cuatro santos mexicanos!16
PEPEb - Madre, yo quisiera hacer algo.s 6
ABADESA - Yo también, pero ¿qué puede hacer una pobre mujer como yo? Casi
nada, Pepe. En elpatio de la casa de Pepe: entra Pepe en mangas de camisa llevandoª un cartón
PEPE<l - Usted nos orienta con sus conversaciones, madre; ha mantenido el en donde ha dibujado un blancos y la pistola: Colocael cartón en un extremo del esce-
culto abierto en esta casa; cada semana visita a los presos católicos en nario,d va al otro, apunta y dispara. (La detonación no debe ser muy fuerte, porque
la penitenciaría, ¿y le parece poco?17 habrá docedurante el transcurso de la pieza.) Se acercaal blanco, lo revisa sin encon-
ABADESA - Es mucho para mi insignificante personilla, pero nada- comparado trar huella delproyectil y luego revisa el muro. Entra Cautelay lo observa.Pepe se
con lo que queda por hacer. vuelve decepcionadoy se encuentrafrente a ella.
PEPE - Leyendo al azar en elperiódico. «Un rayo causó la muerte del aviador
Jesús Carranza» CAUTELA - ¿y ahora?
ABADESA - Es la voluntad de Dios. PEPE - Ahora tiro, mi vida. Apunta. Hay que estar preparado.
PEPE - ¿No hubiera sido mejor que ese rayo cayera sobre Borges?
Cautelaprorrumpe en sollozos.
ABADESA - Hubiera terminado el conflicto religioso.
PEPE - ¿Usted cree? PEPE - Yendo hasta elia» ¿Qué tienes, chatita? ¿por qué lloras, corazón?
ABADESA - Estoy segura. CAUTELA - Te vas a la guerra.
PEPE - ¿Por qué, entonces, no lo dispuso Dios así? PEPE - ¿cuál guerra? Si no hay guerra.19 No seas tonta.
ABADESA - Querrá que seamos nosotros los que terminemos con el conflicto.18 CAUTELA - Y me dejas.
PEPE - Exasperado. ¿No estoy aquí, con un demonio? Apunta y hacefaego.
Se miranfijamente entre sí.
Revisa el blancoy el muro, sin encontrar elproyectil Se vuelvefurioso a su
mujer que lo observa entre lágrimas. Me has hecho errar el tiro con tus
Oscuro
lloriqueos.
CAUTELA - No te parece nada de lo que hago.
a. Mee: <iSon mártires, Pepe!> PEPE - ¿cómo va a parecerme si no haces más que tonterías?
h. Mee suprimió los siguientes parlamentos: Pepe lSantos mexicanos?
Abadesa: Por supuesto, Pepe. iQué alegría! Vivir entre tanta alma escogida iHaberlos conocido a CAUTELA - Has cambiado mucho conmigo.
todos! c. Mee: <grande> d. En Mee, los siguientes cuatro parlamentos están manuscritos. PEPE - Tú también.
e. Mee: <poco> CAUTELA - Y a no me quieres.
16 La madre Conchita -siempre en la interpretación de Taracena- estuvo vinculada a varios PEPE - Tampoco tú a mí.' Apunta. Cambia de opinióny va hasta ella. No, cha-
atentados protagonizados por los cristeros. El fusilamiento de jóvenes cristeros y sacerdotes en las tita, sí te quiero. Tanto como antes. Más que antes. Sólo que estoy
inmediaciones del Ajusco, es decir en las colindancias de la ciudad de México, ocurrió durante la
nervioso. La abraza. Estoy cansado. Trabajo mucho y gano poco. Son
Guerra Cristera, aunque también en otras zonas de México, sobre todo Jalisco; practicamente todos
exclamaron antes de morir: «Viva Cristo Rey». JI no se equivocó en su apuesta de porvenir atribui-
da a la Abadesa: en noviembre de 1992 la Santa Sede beatificó a 24 «mártires de la persecución
religiosa de 1926-1929»; en octubre y noviembre de 1997 beatificó a otros dos más. Durante la a. Mee: camisa <preparando la pistola que le ha entregado con> h. Mee: <en una mano>
celebración del Santo Jubileo del año 2000, su santidad Juan Pablo II canonizó a los beatos mexi- 1·.Mee: <en la otra> d. Mee: <se colo> e. Mee: <Pero> f. Mee: tú tampoco a
canos. El 8 de abril de 2001, en la revista Proceso (nº 1275) el principal reportaje es en torno a la
iniciativa de la hija, el sobrino y un grupo de creyentes, quienes proponen, debidamente documen- sultadas refieren el detalle y atribuyen a Toral la siguiente expresión, con algunas variantes: «iCómo
tada, la reapertura del proceso para intentar la cononización de José de León Toral. 1111 rayo no lo mandó Dios para otras personas!», En el Jurado se atribuye a la madre Conchita lo
17 En el Jurado, prácticamente todos los inculpados refieren esta dinámica de la madre 'I"" JI pone en boca de la Abadesa. Era una creencia inducida inculpar a Obregón del conflicto reli-
Conchita. Malicioso, Taracena indica que era una manera para identificar y reclutar a posibles candi- µ;ioso,cuando en los hechos él había intentado negociaciones con representantes del clero católico
datos a tareas específicas. para buscar una solución, con la que el presidente Calles no estaba de acuerdo.
18 El aviador Jesús Carranza en realidad se llamó Emilio Carranza. El 25 de mayo de 1928 reco- '" En aquellos años y en la ciudad de México prácticamente no ocurrieron hechos de armas. En
rrió los 2.480 km comprendidos entre San Diego, California, y la ciudad de México, isin escalas y r.uuhio, sí hubo auténtica guerra en la región del Bajío y estados circunvecinos; desde mediados de
en vuelo unipersonal!, en 18 h 42 min. Era el Lindbergh mexicano. Sin embargo, el 13 de julio 1 !l21i hasta mediados de 1929 hubo infinidad de hechos de armas y ello representó varias decenas
intentó lo mismo desde Nueva York, pero un rayo lo fulminó en pleno vuelo. Todas las fuentes con- d<' miles de cristeros muertos.
28 El texto El atentado 29

tiempos dificiles y todo el mundo está de mal humor. La besa. Pero sí te quiero. caso: «muero bendiciendo la Revolución», a los ocho días estaba yo
Ella responde, pero él se desprende y se separa de ella. Apunta y dispara. Revisa dirigiendo las operaciones otra vez; hace poco dejaron como una criba
infiuctuosamente el blanco y el muro. el tren en que yo viajaba, ¿qué me hicieron? Nada. Luego, me lanzan
CAUTELA- ¿Te vas a la guerra? una bomba que hace explosión abajo de mi automóvil; se hacen peda-
PEPE - ¿cuál guerra, carajo? iAy, perdóname, ya te falté al respeto! iMi zos los cristales y me cortan la cara. A los dos días estaba sano,ª y des-
cielo, mi corazón, perdóname! Se abrazan. No voy aª ninguna parte. pués de todo esto ¿crees que voy a tener miedo a los católicos?" No,
Me prestaron la pistola y tiro al blanco para ver qué se siente, pero no definitivamente con ellos- no voy a parlamentar.
iré a ninguna parte.> Aquí estaré contigo. AMIGO - ¿Por qué no?
CAUTELA - ¿Me lo prometes? BORGES - Porque son todo México. El día que busquemos parlamentar" sabrán
PEPE - Te lo prometo. Se separa de ella, apunta y dispara. Cautela revisa que son los más fuertes y nos ahorcan.
ahora el blanco y el muro. AMIGoe - Pero entonces, ¿qué harás con ellos?'
CAUTELA- Aquí está. BoRGES - No sé. Si fueran revolucionarios como nosotros sería muy fácil ani-
PEPE - ¿ves? Ya voy aprendiendo. quilarlos.e los obligaríamos a levantarse en armas; una vez levantados,
compraríamos a tres o cuatro de los más importantes, mandaríamos en
Cautela, e contenta de haber encontrado el impacto, d se coloca junto a él y lo miras
viaje de estudio a otros tres o cuatro," al resto los derrotaríamos fácil-
amorosamente mientras él apunta y hacefuego por quinta vezf
mente y los pasaríamos por las armas. Pero éstos son diferentes. No
pasa nada, luego, de buenas a primeras una bomba; después ... nada
Oscuro
otra vez. Hace quince años, cuando tomé esta maldita ciudad,' la gente
se moría de hambre. Me fui sobre los acaparadores, sobre los ricos,
sobre los bancos. Le pedí a la Mitra doscientos mil pesos. No me los
7
dieron. A la cárcel con doscientos sacerdotes. ¿Qué crees que hicieron
los que se morían de hambre? iColectas paraí pagar el rescate de los
En un parque: Borges y un amigo se pasean abanicándose con sus carretes» Trinos de curas! iSufragio Efectivo! El día que lo tengamos, eligen Presidente de
pájaros. la República al señor Obispo. Nada de parlamento. A perseguirlos, ate-
rrarlos,'' reventarlos para que estén en orden."
BoRGES - No. AMIGO - ¿y si te matan?
AMIGO - Hazlo por tus hijos. BoRGES - iPues me mataron, y1 se acabó!
BoRGES - No.
AMIGO - Por el país, entonces. Telón01
BoRGES - Menos.
AMIGO - Nacho, acabarán matándote.
BoRGES - No es fácil. Hace trece años me tocó una bala de cañón: vi tanta san-
a. Mee: y después de todo esto lcrees que voy a tener miedo a los católicos?No, definitivamente
gre que creí que iba a morir; dije mi frase que tenía preparada para el con ellosno voy a parlamentar. b. Mee: <Tienen mejor suerte,pues me mataron,se acabó,pero>
c. Mee: <los católicos> d. Mee: <parlamentemoscon ellos> busquemos parlamentar CA: parla-
mento e. Mee: Amigo f. Mee: Pero entonces. lqué harás con ellos? g. Mee: <acabar con
a. Mee: <la guerra> b. Mee: <Se alejade ella y> c. CA: muy d. Mee: <la bala> ellos> h, Mee: <y> i,Mee: <de México> j. Mee: <sacarde la car> k. Mee: <hastaque se les
e. Mee: <ve> mira f. Mee: <Cae lento el telón>. [AJI le gustaba recuperar detalles nimios, en aparien- quite [ilegible] malasideas> reventarlos para que estén en orden. l. Mee: y <ya>. [En CA no apare-
cia insignificantes, pero indispensables para la conformacián de la psicología de su personaje y la ambienta- cen estos dos parlamentos.] m. RML indica: Fin del PrimerActo
ción. Las prácticas de tiro guiadas por Manuel Trejo y la progresiva tensión de Toral se refieren en Taracena
.'! el Jurado. Poco más adelante, en el primer cuadro del segundo acto, se referirá la excursión «a la que no van 2º La estrategiadescrita corresponde a la seguidapor los generalesObregón y Callesen su pro-

mujeres», tal como indican lasfaentes documentales, al punto que Taracena describe lo que JI toma: la cámara ceso de depuración y reorganizacióndel Ejército,instrumentada por el general Joaquín Amaro.La
fotográfica que Pepe se cuelga del cuello, fosé Toral lo hizo para disimular el bulto de la Star que ocultaba en el elocuenciade los acontecimientoses abrumadora:la revuelta de De la Huerta entre 1923 y 1924,y
chaleco.] g. Mee: <disfrutando de la naturaleza>.Carrete: tipo de sombrero tejido con hoja de los levantamientosde los generales Gómez,Serrano y, sobre todo, Escobar entre 1928 y 1929.La
palma,planchadoen molde,semirrígido,muyligero,frescoy popularen aquellosaños. idea de las elecccioneslibres que ganaríael señor ObispoJI la repetirá en Los relámpagos de agosto.
30 El texto El atentado 31

Ella extiende la mano en silencio,y cuando él se acercapara estrecharla,ª ella lo atrae hacia
sí y lo besa apasionadamente, tomándole la cara con ambas manos. Luego lo deja ir.

SEGUNDO ACTOª PEPEb - Adiós.


Ella levanta la mano para despedirlo. Pepe sale. Cautela apaga la luz.

Oscuro
1
En un parque: e en otra zona del escenario está una banca de un parque. En ella están
sentados Pepe y el padre Ramírez.
La alcoba de Pepe: es de noche, hay sólo una luz pequeña. Cautela, duerme. Pepe, cerca
de la luz, prepara la pistola y la guarda en el cinto. Cautela despierta sobresaltada. RAMÍREZ - No quiero saber nada.
PEPE - Pero, padre, yo quisiera conocer su opinión.
CAUTELA - lQué es? RAMíREZ - No puedo dártela, porque no estoy enterado de lo que piensas hacer.
PEPE - Oculta la pistola. Soy yo. Haz de cuenta que lo que me has dicho no lo oí.
CAUTELA - Todavía no amanece. PEPE - Necesito un consejo.
PEPE - Voy de excursión. RAMíREZ - lNo me entiendes? lno ves que como sacerdote tengo la obligación
CAUTELA - lPor qué no me habías dicho? de prohibirte eso?
PEPE - No estaba decidido. PEPE - lEs pecado, entonces?
CAUTELA - lPor qué no me llevas? RAMÍREZ - No me lo preguntes. d
PEPE - Porque no van mujeres. PEPE - Necesito saber. Dígame.
CAUTELA - Antes siempre me llevabas. RAMíREZ - No quiero contestar.
PEPE - No tenías obligaciones. Ahora tienes que cuidar de los niños. PEPE - Entonces va sobre su conciencia. Usted me dijo que en caso de
CAUTELA - Podríamos dejarlos con alguien. duda había que resolver ene mi favor.
PEPE - No van mujeres, ya te lo dije. RAMÍREZ - Mira, muchacho, es un acto necesario, pero peligroso. Según el dere-
CAUTELA - Has cambiado mucho. Pepe la besa. Te haré algo para que desayunes. cho canónico es un asesinato como cualquier otro.
PEPE - No. Pienso comulgar. Después desayunaré en algún café. PEPE - Pero necesario.
CAUTELA - Te prepararé algo, entonces, para que lleves. RAMÍREZ - Necesario.
PEPE -Tampoco. PEPE - !Es decir, que alguien tiene que ejecutarlo.s
CAUTELA - lA dónde vas, Pepe? RAMíREZ - Después de dudar» Alguien tiene que ejecutarlo.
PEPE - De excursión, ya te dije. Cautela le toca el cinto y siente la pistola. Lo PEPE - lBajo su responsabilidad?
mira interrogante.b Pienso tirar al blanco. RAMÍREZ - Bajo su responsabilidad.
PEPE - Yo la cargo. Yo siento el deber de ejecutar ese acto.
Ella, apouadas en la almohada, lo mirad preparar una cámara jotogr4fica y colgárse-
RAMíREZ - Pepe, como amigo, no como sacerdote, te felicito, te admiro, estoy
la al cuello.
hasta; dispuesto a ayudarte. Se estrechan la mano. Ten en cuenta,
PEPE" -Me voy. Pepe, que no saldrás con vida de ésta.
PEPE - Lo sé, padre.
RAMÍREZ - No me digas padre, dime Ramírez.
a. 1 En CA aquí inicia el cuadro 7; el segundo acto empieza en el cuadro 4 de este acto. Es decir, como se
indir», CA sólo tiene dos actos.] TRM· ACTO SECUNDO b. Mee: <Es que> [Estaparte del parlamento a. Mee:<a tomarla> para estrecharla b. En RLM no se indica el nombre delpersonaje. c. Mee:En
se indica aparte.] c. Mee: <recargada> d. Mee:<mientr> e. En RML no se indica el nom- un parque d. Mee:me preguntes <eso> lo preguntes e. Mee:<a> f. Mee:<En ton>
brc del personaje. g. Mee:<hacerlo> h. Mee: despuésde dudar i. Mee: <inclusive> hasta
32 El texto El atentado 33

PEPE - Ramírez, Se oscureceestazona!! se iluminaª la otra. Sigue la aclamación.Losfotógrafos toman


RAMÍREZ- Inclusive, que probablemente no cuentes con auxilios espirituales. otrafotografía.
Quiero decir, que las cosas serán tan rápidas, que no podrás ni siquie-
ra confesarte. Voz DELORADOR- Contigo, México irá a la cabeza de las naciones por el sen-
PEPE - Ésta es una confesión, padre. lMe da usted la absolución? dero de la justicia social. ..
RAMíREZ- No puedo dártela.
PEPE - lQuiere decir eso que me condenaré?
la gritería ahoga la voz del orador.Baz, Paz!! Raz, salen de escena.Pepe saca la pis-
RAMíREZ- Quiero decir que no me comprometo. Que Dios sabrá.
tola, ocultándolacon la cámara,!! la prepara.
PEPE - Eso me basta.21
Entra Borges agradeciendo la aclamación, estrechamente rodeado por Nazario,
Oscuro Macario!! Rosario (los tres de siempre),bque son losede la Policía Secreta con higota-
zo !! pistolones, Borges agradecea Pepe la ovación que no le tributa éste,<l
cruza el esce-
nario !! salee con sus acompañantes.Pepe contempla tristemente su pistola !! lo sigu,e
2 cabizbajo.Baz, Paz!! Raz cruzan el escenariocorriendotras del PresidenteElecto.

Oscuro
PARA CELEBRAR EL RESULTADO
DE LAS ELECCIONES SE HACEN
BANQUETES EN HONOR DE
BORGESª 3

Una hatería defotógrafos,formada por Baz, Paz, Raz !! Pepe, usando toda clase de las tres de la tarde)
cámaras, tomab algo que sucedefaera de escena.
Proyección: Un estadiolleno de gente aplaudiendo.

Voz DELORADOR- Afaera. Valeroso soldado, general invencible, estadista nota- Borgesgesticula como quien dice un discursos Los tres de la Secreta lo rodean. Pepe
ble, gobernante probo y honesto, Ignacio Borges, hase regre- trata de acercarse,pero nopuede hacerloporque lospolicías se lo impiden.
sado. El pueblo de México, que te conoce y te quiere, te reci-
be con los brazos abiertos. Oscuro

Aclamación delirantefaera de escena.Se oscureceesa zona. Se enciendeotra en la que


se descubrea Vida! Sánchez contemplandotristementela sillapresidencial Las ocho de la noche.Pepe está sentado a una mesa, lleno de cansancio,mientras su
mujer le siroe" una cena que él ignora. Ella lo mira en silencio.
VIDALSÁNCHEZ - Madre generosa, esposa preclara y fedelísima, amante inago-
table, te<lme vas de la vida. iQué seco y duro soy sin ti!s Oscuro

l~notra mesa Borges!! los diputados brindan. Múrica de la época.


a. En Mee todo lo anotó de puño y letra y alfinal añadió: Proyección: banquetes de la época
b. Mee: <una fotografia de> algo que <se> sucede c. TMC: ha d. En TMC no aparece me.
e. Mee: sin <vos, señora (Al público) ¿y ahora, que> 11. Mee: <enciende> h. Mee: los tres de siempre c. En TMC y TRM se omite: los d. Mee: <y
.-al<' por> e. Mee: <a paso> f. Mec:<Música: Elecciones. (Hasta el fin del cuadro)>
"' Véase infra nota 31. ,,;. Ml'c: <pero en silencio>. Los tres <guard> de la h. Mee: <le sirve>
34 El texto El atentado 35

Proqeccion: Un Ford de la época.


Las cinco de la mañana.
Pepe arregla una maleta.ª EN AUTOMÓVIL A TRAVÉS DE LA
Los diputados!/ Borges aplauden= CIUDAD DE MÉXICOª
Una mujer baila arriba de una mesa:
Pro!lecdón: Dos automóviles. Un Cádillac !/ un Ford.
Las siete de la mañana.
Pepe, hincado en un reclinatorio, reza. HASTA SAN ÁNGEL
Una mujer bailad arriba de una mesa. Borges aplaude.
Pro!lecdón: La Bombilla.22
Las ocho de la maiianas
Pepe lee un periódico en la banca de un parque. Alguien barre. Música ejecutada por la Orquesta Típicab de Lerdo de Tejada.

Un mozo dice al público: Pro!lecdón: La Orquesta Típica.

Mozo - El señor General está descansando. En una gran mesa, Borges come solo: La orquesta toca. Pepe, a un lado, hace un dibu-
jo de Borges. (Ha!/ que dar la impresión de que el recinto está lleno de gente.) Pepe se
Las once de la mañana. Un bolero da grasa al calzado de Pepe. acerca a Borges !J le muestra el dibujo que de él ha hecho. Borges se oueloe" cortésmen-
te para ver lo que le muestran. Pepe saca la pistola!/ a quemarropa dispara siete tiros.
Un mozo dice al público: Borges cae.23
Mozo - El señor General está descansando.
Oscuro
La una de la tarde.

Pepe dibuja en un block.


a. Mee:<Hasta San Angel. Proyección> h. Mee: ejecutada por la Orquesta Típica. En los hechos,
Un mozo dice al público: «sta Orquesta fue la que amenizó el convivio. c. Mee:<a un lado. Hasta que> d. Mee: <para
•.duc>
Mozo - El señor General está descansando. 22 Esta larga y festiva noche del 16 de julio, para José de León Toral fue pesadillesca: desde que

( lbregón llegó a la ciudad de México un día antes, se dedicó a seguirlo, con la Star bajo el chaleco;
Borges, en camisón, se estira, como saludando al nuevo día. corno se indica al final del segundo cuadro de este segundo acto, se cruzó con él, pero le resultó
imposible incluso hacer el intento. Regresó frustrado a su casa, donde pasó una pésima noche. Salió
Las dos de la tarde. Pepe se levanta mirando faera de escena, se pone el block bajo el tl'mprano para un segundo intento; inventó la supuesta excursión. En el recorrido, después de dejar
brazo. encargada una petaquilla con una muda de ropa y de ir a misa, paró en una papelería, compró un
hloc y lápices de dibujo, para con este ardid contar con más elementos para acercarse a su objetivo.
Entran los tres de la Secreta, mirando a todos lados en busca de sospechosos. Fue a casa de Obregón, en el antiguo pueblo y ya entonces barrio de Tacubaya, pero él y una comi-
Entra Borges !/ sale seguido de sus a!Judantesf tiva recién habían partido rumbo al sur de la ciudad. Tomó un taxi, un fordcito, para seguirlos.
l ,lq;ó al todavía pueblo de San Ángel, paró en un restorán, pero no tuvo suerte. Caminó algunos
Pro!lecdón: Un Cddiliac» de la época. pasos a otro muy próximo, La Bombilla. Afuera estaba estacionado el Cádillac del general Obregón.
1':11 donde se encontraba el restorán, años después se erigió un monumento al General, que por
Pepe, solo en escena, hace señas desesperadas para detener un automóvil de alquiler. dí·('adas exhibió el brazo que perdió en la batalla de Celaya en 1915; el pueblo de San Ángel se
ronvirtió en la ahora Delegación Villa Álvaro Obregón.
'' En el Jurado, el defensor Demetrio Sodi, y en su historia Taracena, son enfáticos y reiterati-
a. Mee:<Pepe prepara una pequeña maleta> En otra mesa h. Mee: <Brindan> c. EnTMCy vos en un asunto capital: la autopsia del cadáver de Obregón. En 1928 Sodi reclama la exculpación
TRM aparecen en orden inverso estas dos últimas indicaciones. d. Mee: <brinda> e. CA: de la dt• Toral y la madre Conchita, porque la hipótesis del asesinato cometido por un solo hombre no se
noche. t: Ml!I': y sale seguido de sus ayudantes. g. CA: Ford ha " ... comprobado plenamente por medio de un dictamen pericial y por medio de un dictamen de
36 El texto El atentado 37

Entra Vida! Sánchez, Suárez adopta una actitud contrita.



SUÁREZ - Mi general, mi más sentido pésame, por la muerte de un cola-
borador tan ...
bSilencio. VIDALSÁNCHEZ- Nada de pésames, Suárez, felicítame. Ambos ríen, y se abrazan.
Nadie me había hecho un favor tan grande: veinte años bajo la
Proyección: Instrumentos de tortura.
sombra de Borges, y que venga un tarugo y me lo quite de
Oscuro:Ruidos correspondientes. encima.
SUÁREZ - General, cuánto me alegro. Ahora sí, la Revolución será la que
En la inspeccióndepolicía: e Suárez,jrented al público, recargado en la mesa, con la
guerrera desabrochada,fama. debe ser ...
VrnALSÁNCHEZ- Mía.24 Ambos ríen. ¿Qué ha dicho este hombre?
Entran Macario, Nazario y Rosario arrastrando» a Pepey lo dejan sobre una silla;
SUÁREZ - Nada, mi general.
tiene el rostro desfiguradoy está casi inconsciente.Entra el ayudante con su máquina
VrnALSÁNCHEZ- ¿No ha tratado de colgarme el muerto?25
de escribiry seprepara a tomar la declaración.
SUÁREZ - No, mi general, ni a usted, ni a nadie.
Suárez tira el cigarro,se abrochala chaquetaconsolemnidad;hace una seiia a los de
VIDALSÁNCHEZ- Mejor. Déjeme platicar con él un poco.ª A solas.
la Secretapara que se alejen delprisioneroy caminapausadamente hasta llegar a él
SUÁREZ - Muy bien, mi general. Sale.
SuÁREz - ¿sabes quién soy?' Pausas Soy el jefe de la Policía. Pausa. A
Entran Macario, Nazario y Rosario con Pepe.Lo dejan sobre una silla y salen. Vida!
Nazario. Déle un golpe.
Sánchez se acercaa Pepe, que al verlo,seyergue.
Nazan·o le da un golpe. Pepe despierta.
VIDALSÁNCHEZ- Sí, soy el señor Presidente+ Toma una silla y se sienta en ella
SUÁREZ - ¿sabes quién soy? Pepe lo mira haciendo un esfuerzo. Soy junto a Pepe. Vengo a pedirle un favor. Pepe lo mira con extra-
Suárez, el jefe de la Policía. Pepe mueve la cabeza afirmatioa- ñeza. Me has puesto en un aprieto, muchacho. ¿sabes por qué?"
mente. ¿sabes que vas a morir, muchacho? Pepe asiente. ¿sabes Porque de todas las personas que" querían matar a Borges, yo
que yo puedo salvarte? Pepe alza los hombros con indiferencia. era el que más motivos tenía para hacerlo. Claro que todos
¿No quieres salvarte? Puedo dejarte en libertad. ¿No quieres estar saben que tú lo mataste, pero todos creen que yo te pagué por
libre otra vez? Pepemueve la cabezanegativamente.il.lévenselo!» que lo hicieras.26 ¿Me entiendes? Ahora soy el principal sospe-
choso. En la Cámara me gritaron «asesino».27 El favor que quie-
Nazario, Macario y Rosario sacan a Pepe.El ayudanté toma su máquina de escribir
y sale.
a. Mee: <ratito> h. Mee: Señor ltesidente c. Mee: <Yo era el más interesado en que>
d. Mee: <en México>
24 Un lugar común en la historia indica que Plutarco Elías Calles se apoderó de la Revolución;

a. Como se indicó, aquí concluye y comienza el segundo en CA. h. TRM: EN LA INSPECCIÓN DE POLICÍA aquí no es el lugar para discutirlo. Lo que es un hecho, es que durante los siguientes seis años el
c. En TRM no aparece: En la inspección de policía d. Mee: de frente e. Mee: <llevando el cuerpo> general Calles se convirtió y actuó como el poder máximo; al período se le denomina Maximato. En
[ Mee: <Soy el jefe de la Policía> g. Mee: <lSabes que a> h. Mee: cada uno de los parlamen- 1q:35 el Presidente, general Lázaro Cárdenas, tomó la decisión de expulsar a Calles, junto con otros
tos de Suárez y de las descripciones de Pepe se hacen en forma independiente. Lo mismo ocurrirá en tres prominentes individuos -uno de ellos Luis N. Morones- del país; regresará hacia mediados de
varias ocasiones más que aquí no se indicarán por considerarlo insignificante. i. Mee: <se> la década siguiente.
"' Ante la pregunta sobre el asesino de Obregón, a partir de 1928 y a lo largo de muchos años
autopsia completo, porque el dictamen de autopsia es muy incompleto y malo ... » (p. 276); en su la uox popid! respondía: «mejor cállese».
libro de 1960, Taracena publica la autopsia (sin indicar su procedencia ni validación) que genera "; En La sombra del Caudillo (1927), Martín Luis Guzmán hace una alegoría de la relación entre
muchas sospechas: Obregón recibió 13 tiros. Se sabe que la Star es de 10 balas y los que tiró Toral Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles, que ayuda a esclarecer la expresión de JI atribuida a Vida!
siguieron una trayectoria descendente y de atrás hacia adelante, porque descargó a quemarropa su Sú11d1cz.
pistola parado a espaldas, en el costado izquierdo de Obregón, y apuntó hacia la 1111ca y perforó el u El 1 o de septiembre de 1928, mientras el Presidente rendía su informe anual ante el
omóplato. Sin embargo, hay otros 3 tiros mortales, que Obregón recibió de frenn- y en el tórax y el Congreso, el Diputado profesor Aurelio Manrique -obregonista a toda prueba- gritó al presidente
vientre; también se hicieron a quemarropa (if.pp. 127-128). ( :alles: "Farsante»; lo volvió a hacer cuando Calles salía de la Cámara en medio de vítores.
38 El texto El atentado 39

ro que me hagasª es que declares quiénes fueron tus cómplices, Suárez queda un momento en escenaperplejo, antes de que seproduzca el
para que se sepa que no fui yo. ¿Quiénes fueron?
PEPE - bYo soy el único.
Oscuro
VIDAL SÁNCHEZ - Mira, aunque eso sea cierto, nadie va a creerlo. Di nombres,
cualesquiera: recuerda que has hecho un acto heroico: has
librado al país de un tirano. Un hombre que fue capaz de adul-
terar la Constitución para reelegirse. Un hombre que violó los 5
comicios, ide antemano! Eliminando a sus contrincantes políti-
cos.s Ese hombre traicionó la Revolución al violar sus dos pos-
LOS FUNERALESDEL
tulados esenciales: Sufragio Efectivo y No Reelección. Los
GENERALBORGESª
revolucionarios verdaderos te bendecirán= también, porque
con tu acto de heroísmo has terminado el conflicto religioso,
porque si yo perseguí a la Iglesia fue por órdenes de ese lobo Música: Marchafanebre.
humano llamado ilgnacio Borges! Se levanta y da unos pasos
Proyección: Personalidadeshaciendoguardia a los dos lados de unféretro.
para moderare su elocuencia. Pepe lo mira entendiendo' muchas
cosaspor primera vez. iConfiesa, muchacho! No niegues a los Proyección: Cortejofanebre.
hombres que te han ayudado, la gloria de haber participado en
ese tiranicidio heroico. No dejes que yo usurpe el aplauso que Proyección: Una multitud.
merecen otros. Di sus nombres, que ellos te lo agradecerán. Entran tres oradores.Gesticulaelprimero al compásde una trompetas
PEPE - Cuente conmigo, señor.
VIDAL SÁNCHEZ - Dame un abrazo. Ambos hombres se abrazan. Cuenta con mi Proyección: Otra multitud.
ayuda y mi benignidad. Y una cosa sí te pido: que no quede
Gesticulael segundo orador al compásde un clarinete.
lugar a dudas que entre tú y yo no ha habido ningún trato.
PEPE - Pierda usted cuidado, señor. Proyección: Otra multitud.
VIDAL SÁNCHEZ - iSuárez! Entra Suárez. Que le tomen declaración a este hom-
bre. Entran los de la Secretay salen con Pepe. Estamos salvados. Gesticulael terceroal compásde un saxefón.
No hay peligro de que nos compliquen en este asunto. Le hare-
mos un juicio con todase las leyes," para apaciguar a los borgis- Oscuro
tas: jurado borgista, juez borgista, fiscal borgista. Que lo quie-
ren fusilar, que lo fusilen. Para que no quepa duda' que nos- cLOSF1ELESDAN GRACIASA DIOS
otros estamos fuera del lío. Mutis Falso. Ah, se me olvidaba.
Quiero pedirte un favor muy grande. Música (coros):"Aleluya. (Hasta el oscuro)
SUÁREZ - Lo que usted quiera, mi general.
VIDAL SÁNCHEZ - Parece que no les gustas a los borgistas, así que mándame tu Proyección.·eFielesrezando.
renuncia. Provisional, claro está. Hasta luego, Suárez. Sale.28 Los tres de la Secretagolpean una puerta. Se escuchangri'tosde angustia.
a. Mee: que me hagas b. Mee: <Nadie está complicado> c. Mee: <de antemano>. [Eviden- Proyección: Prisionerosen la calle escoltadospor dos hileras de soldados.
tementese alude a la «eliminación»de losgeneralesArnu!fo Gómezy FranciscoSerrano en 192 7.]
d. TMCy TRM: por haberlo asesinado. Los católicos te bendecirán también e. Mee:<ventilar>
f. Mee: <asombra> g. Mee: <todas> h. Mee: <que se ventile todo> i. Mee: <ni I> Se
omite «dudan 11. En Mee antes de esta indicación apunta: Música: Marcha fúnebre. Proyección: personalidades velan-
28
do 1111 féretro. b. Mee: <Simultáneamente> c. Mee: <En las Iglesias> d. Mee: <Aleluya>
Véase supra nota 13 del primer acto. 1•. M1'c:<Interior de una Iglesia con>
40 El texto El atentado 41

Progección: Fotos de prisioneros con su número sobre el pecho.

Progección: Fachada de la delegación de San Ángelª

b Cuando aún se escuchan los cánticos cae el


TERCER ACTOª
Telón

Se descubre la sala deljuzgado. Al fondo, presidiendo la sala, dosfotogrefías de tamaño


natural la de Borges contrito, con un moño negro y la de Vidal Sánchez sonriendo»

Al fondo, mirando al público, hay tres escritorios: el del centro está ocupado por eljuez
Oyauguren;c encima hay un letrero que dice: JUEZ; el de la izquierda dice: DEFEN-
SA; el de la derecha: ACUSACIÓN. A la derechat' en primer término, están los dos
acusados: Pepe y la Abadesas con dos de la Policía Montada. Al levantarse el telón uno
de los actores comodines ocupa el lugar de la Defensa y otro el de la Acusaciónf

BE/ acusador se pone de pie y ocupa el centro del escenario.

Acusxooa- - al [uez.: Honorable señor Juez (al público),i señores del


Jurado (al Defensor), estimable colega, etcétera ... Nos hemos
reunido aquí para tomar conocimiento de las declaraciones,
discernir la culpabilidad y castigar debidamente uno de los
más horrendos crímenes, etcétera.. _k Tengo el gusto, señoras
y señores, de acusar a este homúnculo (señala a Pepe) y a
esta harpía (señala a la Abadesa), de1 homicidio perpetrado
con toda premeditación, alevosía y ventaja en la persona del
general Ignacio Borges, etcétera ... y para comprobarlo= pido
que se me permita presentar testigos.
JUEZ - Primer testigo de la acusación.

Entra el tercer actor comodín vestido de mesero: ocupa el estrado a la izquierda.

a. 1 En CA aquí inicia el tercer cuadro del segundo acto.] TRM: ACTO TERCERO h. Mee: <Al fon-
do centro> <Bajo de ellas, el juez, y un maniquí al lado derecho del fondo a la derecha, bajo
1111 letrero.> c. Mee: <un maniquí; sobre él éste> Oyauguren, el juez <él> d. Mee: <extrema>
1·. Mee: <a la izquierda e [ilegible], unos policías montados maniquíes que representan> con dos de

a. Mee: <Mixcoac> San Ángel [El equívoco entre Mixcoac y San Ángel obedece a un hecho: gran parte del f. CA: Inmediatamente después indica: Juez: el turno de la acusación. g. Mee: <Vitáfono>
proceso legal se realizó en la Inspección de Policía correspondiente a la entonces municipalidad de Mixcoac; · .iuez>: El turno de la acusación. [En varias ocasiones JI empleará el termino de viteffono, que reemplaza-
todos los testimonios seguramente consultados por JI remitían a este sitio. Aunque, lo sabemos, el asesinato ní por Juez. No se hará la anotación correspondiente por considerarla insignificante.] h. Mee: <juez>
ocurrid en el restordn campestre La Bombilla, entonces en la municipalidad Villa de San Angt'l JI unifica i. Mee Al Juez. j. Mee: <señoras y> k. Mee: <como procurador gene> l. Mee: de<l>
todo a cst« IÍ/timo sitio.] b. Ml'l': <Cae el telón> 111. M1•c:<voy a prese>
El texto El atentado 43

El acusadorsepone depie!/ ocupa el centro del escenario.Entraª el terceractor como-


ACUSADOR - Dígame su nombre.
dín de segundo testigo (es un diputado)!/ ocupa el estrado.
MESERO - Acento español Quintín Rodríguez.
ACUSADOR - ¿su oficio? ACUSADOR - hTenga la bondad de indicarnos su nombre.
MESERO - Mesero del- restaurante La Bombilla. SEGUNDOTESTIGO - Eulogio Ramírez y Ramírez.
ACUSADOR - lQué hacía usted el l 7h de julio a las tres de la tarde?" ACUSADOR - lCuál es su profesión?
MESERO - Ayudé a servir un banquete ofrecido al general Borges por SEGUNDOTESTIGO - Diputado Federal.
la diputación guanajuatense. ACUSADOR - lTendrá usted inconveniente, señor diputado Ramírez y
DEFENSA - Moción de orden. Pido que se haga constar en el acta que Ramírez, de indicarnos qué era lo que estaba usted haciendo
el testigo es español." el 17 de julio a las 3 p. m.?
JUEZ - Concedido.' SEGUNDOTESTIGO - Ninguno, compañero; estaba yo en un banquete ofrecido
ACUSADOR - lAtendió usted al general Borges? por la diputación guanajuatense al ciudadano general Borges.
MESERO - Sí, señor. ACUSADOR - lLe sería muy molesto narrarnos los acontecimientos
ACUSADOR - lCuáles son las últimas palabras que le oyó pronunciar a sobresalientes de esa tarde?
dicho general? SEGUNDOTESTIGO - Estaba yo en conversación con el diputado Sánchez y
MESERO - «Estoy muy lleno. No me traiga cabrito, sino unos frijoles.»! Sánchez, cuando me preguntó él:c «lQuién es ese hombre
ACUSADOR - lQué hizo usted al escuchar esas palabras? que anda allí?» Y me señaló a este hombre. (Pepe.) Yo le con-
MESERO - Fui por unos frijoles.e testé que no sabía pero que puesto que traía una libreta en
ACUSADOR - lQué sucedió después? la mano" habría de ser un dibujante. En esas estábamos,
MESERO - Oí unos disparos. Volteé hacia el lugar de donde venía el cuando el acusado se acercó a mí y me preguntó= qué me
ruido y vih que seis diputados estaban golpeando a este indi- parecía el dibujo que había hecho del general Borges, y me
viduo. Señala a Pepe. lo enseñó. A mí no me gustó, pero ...
ACUSADOR - Al juez. Es todo. DEFENSOR - Moción de orden. No estamos aquí para juzgar las aptitu-
des artísticas del acusado. fPido a su Señoría que prohíba al
Va a su lugar. El defensorse leoanta u se acercaal testigo.
testigos opinar sobre la materia.
DEFENSOR - Dígame, joven, en aquel momento que nos acaba usted de JUEZ - El testigo no opinará sobre la calidad del dibujo.
describir, lnotó usted el brillo de sinceridad que había en la SEGUNDOTESTIGO - Yo no dije que fuera malo el dibujo, dije que no me gusta-
mirada de este hombre? Señala a Pepe. ba y lo mismo pasó ese día; a mí no me gustó el dibujo, pero
MESERO - No, señor. le dije al acusado que se lo enseñara al general Borges, a ver
DEFENSOR - Gracias, es todo lo que tenía que preguntar. Regresa a su qué le parecía a él.
lugar. ACUSADOR - lSerá mucho pedirle, señor diputado Ramírez y Ramírez,
que nos platique qué fue lo que sucedió entonces?
Sale elMesero. SEGUNDOTESTIGO - Que yo seguí conversando con el diputado Sánchez y
Sánchez; entonces- oímos la balacera y nos volteamos y
JUEZ - Segundo testigo de la acusación.
alcancé a ver' al general Borges que se había enderezado con
la caraí ensangrentada y me miraba fijamente, como querien-
a. Mee: en el h. TRM: diecisiete c. Mee: a las 3 p. m. <de este año>? d. Mee: <Defensa: do decirme: «aquí te encargo». Luego se desplomó."
moción de orden. Pido que se haga constar en el acta que el testigo es español. Vitáfono:
Concedido.Defensor:Mociónde orden. Vitáfono:Mociónde orden. Defensor:<este ho>EI testigo
es español,probablemente de origen catalán.Vitáfono:ly eso qué? Defensor:Nada, que se asiente
en el acta. Vitáfono:Que se asiente en el acta que el testigo es español. Prosigael interrogatorio.> u. TMC: el juez actor comodín h. Mee: EulogioRodríguezRamírezy Ramírez c. Mee: <zver-
e. En CA no están éste ni el anterior parlamento. f. Mee: frijol<itos> g. Mee: frijol<itos> 'lad'I>Sánchezy Sánchez:<me preguntó:> d. Mee: <debería> e. Mee: <dijo que>
h. Mee: <donde estaba el tumulto y vi a este individuo (Pepe), a quien estaban> el lU[!;arde donde f. Mee: <Que> g. Mee: testigo de opinar h. Mee y CA: cuando i. Mee: <más que con>
venía 1:! ruido .1/ vi .i· Mt•c: <toda> k. Mee: <y todos nos echamosencimadel acusado>
44 El texto El atentado 45

ACUSADOR - lQué sucedió después? go de que se molestara el general Cedillo. Opté por lo segun-
SEGUNDOTESTIGO - Saqué la pistola y me metí abajo de la mesa por si algo se do, y ahora me acusan de incumplimiento de mi deber.v-"
ofrecía. Cuando salí ya se habían llevado a este hombre. ACUSADOR - Díganos, amigo mío, qué fue lo que usted vio después.>
ACUSADOR - Muchas gracias, diputado, es todo por mi parte. Regresa a DEFENSOR
e - Moción de orden. Pido que se asiente en el acta que el tes-
su lugar. tigo está parcialmente privado de la vista.
JUEZ - Moción aceptada, que se asiente lo que se pide. Prosiga la
El defensor ocupa el centro del escenario. acusación con el interrogatorio.
DEFENSOR - Dígame, señor diputado Ramírez y Ramírez, lnotó usted ACUSADOR - No haga caso, prosiga,"
un brillo de sinceridad en la mirada del acusado? TERCERTESTIGO - Pues vi que los meseros empezaron a llevar el coñac a la
SEGUNDOTESTIGO - Al contrario. Me pareció que tenía una mirada traicionera. mesa= Después/ entres dos diputados que no reconocí, saca-
No me extrañó nadaª lo que sucedió. ron en brazos" al diputado Meléndez' y lo llevaron al baño.
DEFENSOR - Gracias, es todo lo que quería preguntarle. Regresa a su Después vino la halacera, saqué la pistola y entré en eli salón
lugar. principal: la mayoría de los diputados estaban abajo- de las
mesas, otros atrincherados con las sillas, el general Borges
Sale el segundo testigo. estaba' bocabajo= en la mesa. Entre varios diputados habían
JUEZ - Tercer testigo de la acusación. agarrado al acusado y el diputado Magallón gritaba «no lo
maten». Entonces, los otros le dieron golpes," y yo, como no
Se levanta el acusador !J ocupa el centro del escenario. Entra elh tercer actor comodín había otra cosa qué hacer, también le di; luego lo sacamos y
de tercer testigo: es un policía tuerto de la Secreta: ocupa el estrado. lo llevamos a la Inspección.
ACUSADOR - Díganos su nombre. "ACUSADOR - Es todo lo que yo necesito preguntar. Va a su lugar.
TERCERTESTIGOc - Joaquín Gutiérrez. El defensor ocupa el centro del escenario.
ACUSADOR - lSu oficio?
TERCERTESTIGO - Agentetl secreto.
ACUSADOR - Díganos qué hacía usted el día 17 de julio a las 3 de la
tarde. a. Mee: y <como ya todos saben [ilegible] resultado. Lo que pasó después.'> ahora me acusan de
TERCERTESTIGO - Se me encargó la comisión de guardar la entrada que incumplimiento de mi deber. b. Mee: después c. Mee: <Defensor:Mociónde orden. Pido que se
asiente en el acta que el testigo está parcialmenteprivado de la vista. Juez: Mociónaceptada,que
comunica la cantina de La Bombilla con el salón principal. se asiente lo que se pide. Prosigala acusacióncon el interrogatorio.> d. Mee: <Prosiga usted>
ACUSADOR - Díganos qué fue lo que vio= allí. e. Mee: <el coñac a la mesa> f. Mee: <luego noté que> g. TMC los h. Mee: <llevaban>
TERCERTESTIGO - Entró este individuo (Pepe) llevando un cuaderno' bajo el sacaron en brazos i. Mee: <y que entraban al baño con él> j. Mee: <al> k, Mee: debajo
l. Mee: <se hab> m. CA: boca abajo n. Mee: dieron de golpes ñ. Mee: <DEFENSOR:
brazo, se acercó a la barra yg pidió una cerveza fría. Se la Mociónde orden: que se asienteen el acta que el acusadofue golpeado.>
tomó, fue al baño, en donde permaneció unos cinco minu-
29 JI retoma del Jurado muchosdetallesque atribuyea estos tres testigos.El asesinatodel general
tos; luego se acercó a mí y me preguntó- tartamudeando si
Á.lvaroObregón a manos de José de León Toral efectivamenteocurrió el 17 de julio de 1928, en el
estaría en el banquete el general Cedillo. Le contesté que no restarán campestre La Bombilla, situado en el pueblo de San Ángel, donde la Diputación
lo sabía. Me dijo entonces que necesitaba darle un recado Cuanajuatense-de fuerteinclinaciónlaborista,diceTaracena- ofrecíaun banquete al presidenteelec-
urgente. Me encontré en un dilema: dejar mi puesto para bus- to. Del Jurado JI se nutre de los siguientesdetalles:uno de los defensores,el licenciadoFemando
(lrtega,cuando interrogaapelaa aspectossentimentalesque JI parodiacuando su Defensorcuestiona
car al general Cedillo; o dejar entrar a este hombre para que dt• manera reiterada: «lNotó usted el brillo de sinceridadque había en la mirada de este hombre?».
lo buscara él mismo; o bien, no dejarlo entrar y correr el ríes- lino de los testigos,el licenciadoRicardoTopete,en medio del banquete se preguntabapor la sospe-
«hosapresenciadel desconocidodibujante Toral, quien al advertirlas miradas se acercóa Topete y
mostrósus dibujos;éste reconocióque eran «unascaricaturasmuy mal hechas»-valoraciónque reite-
a. Mee: <que> h. Mee: <Tercer Testigo> c. Mee: <acusado> d. Mee: <Policía> rurá tres veces-, sugirióse los enseñaraa Obregón,quien «se vuelvecortésmentepara ver lo que le
e. CA: desde [ Mee, RMl .1/ TRM: de dibujo g. Mee: .1/ h. M1!e:a mi <tartamudeando> y muestran»,escribeJI y refierenvariostestigos.Por último,la arguciade Toral para pasar al banquete
me <dijo> pr<'l.,runt1Ítartamudeando<qué quería> si estaríaen el <interior del re> hw invocarante un portero a un supuestogeneralCedilla,a quien debía hacer llegarun recado.
46 El texto El atentado 47

DEFENSOR - "Usted estuvo muy cerca del acusado minutos antes de que ACUSADOR - Acaba usted de confesar que actuó con premeditación, ale-
se cometiera el crimen. lNo es verdad? vosía y ventaja.
TERCER TESTIGO - Sí, señor. PEPE - Me doy cuenta de eso, señor.
DEFENSOR - Díganos: lnotó usted un brillo de sinceridad en su miradar'' ªDEFENSOR - Moción de orden, mi defendido está obnubilado.
TERCER TESTIGO - No sabría decirle, señor, porque como usted dijo, estoy JuEzb - lEstá usted obnubilado?
parcialmente privado de la vista. PEPE - No lo creo, señor.
DEFENSOR - Es todo lo que quería preguntar. Va a su lugar. JUEZ - Siga el interrogatorio.
ACUSADOR - Dígame usted qué fines pretendía alcanzar cuando dio
Sale ele tercer testigo. muerte de siete balazos al general Borges.
JUEZ - Que pase el acusado. Pepe queda confandido. Hay una pausa.
Pepe sube al estrado. PEPE - Yo quería ... No sé, había tanta miseria ... Tanta injusticia .
El acusador ocupa el centro del escenario. Tanta persecución ... La vida es tan dificil aquí en México .
Yo quería hacer algo ... Me decían trabaja, haz algo por
ACUSADOR - lCuál es su nombre? Dios ... Y yo no sabía qué hacer. Y entonces, vi un periódi-
PEPE - José Pereyra.s co ... decía que un rayo mató al aviador Jesús Carranza ... e Se
ACUSADOR - «Su profesión? me ocurrió que quizá yo podría hacer algo ...
PEPE - Empleado.
ACUSADOR - Díganos qué fue lo que hizo usted el 17 de julio a las tres Silencio.
de la tarde. ACUSADOR - Con voz de trueno, al público. Señores," hemos oído tres tes-
PEPE - Fui al restaurante La Bombilla y maté de siete balazos al timonios de personas que vieron a este hombre asesinar al
general Ignacio Borges. general Borges. Él mismo ha confesado su culpa, con todas
Se oyen aplausos y rechifla.e El Juez golpea con' el martillo. Se restablece el orden. las agravantes que previene la ley, y ahora no es capaz de
damos una explicación de cuál fue el motivo que lo impulsó
ACUSADOR - Dígame: cuando entró usted en la cantina y pidió la cerve- a cometer ese asesinato. lQué quiere decir eso? Que este
za, ltenía ya la intención de asesinar al general Borges? hombre no es más que un instrumento. lDe quién? De la Mi-
PEPE - Sí, señor. tra. lCómo llegó este hombre a ser un instrumento de la Mitra?
ACUSADOR - Cuando dijo usted al agente Gutiérrez que tenías un reca- Gracias a la influencia de esa mujer. (Señala enérgicoe a la
do urgente para el general Cedillo, ldijo usted la verdad? Abadesa.)f
PEPE - No, señor. Era un ardid para poder entrar.
ACUSADOR - lEstaba usted en sus cinco sentidos? lEra usted responsa- Oscuro
ble de sus actos?
PEPE - Estaba un poco asustado, pero sí era responsable. Se colocan el defensor y el acusador, frente a la Abadesa y Pepe»
ACUSADOR - Cuando disparó usted sobre el general Borges, lhubiera él ABADESA - Nada tuve que ver en el asunto. Casi no conozco al acusado.
tenido oportunidad de defenderse? l)EFENSOR - lQué piensa usted de él?
PEPE - No, señor.

a. Mee: <Acusador> b. Mee: <Acusador> Juez c. Mee: Jesús Carranza .. <Y entonces>
d. Mee: <y se ha presentado a tres t> e. En CA.'! TRM se omite: enérgico. f. Mee: Señala a la
a. Mee: <Notó usted un brillo de since> h. Mee: en <la> mirada <de> c. Mee: <acusado> · madre> Abadesa RML: Señala a la Abadesa JM· Señalaenérgico a la Abadesa g. Mee: <Luz>
d. Mel; RML .Y JM· Pereira. JMO: Pereyra. [MáS adelante en todas las ediciones vuelve a aparecer s,· colocan el defensor, el acusador frente a la abadesa y Pepe <en filas frente al público, de manera que
Per~yra.] e. Mee: <Suenan algunos aplausos después lo ahoga una rechifla.'> f. Mee: <toe> pueda iluminarles aisladamente.><luz sobre la abadesa.>. [En Mee er errático el empleo de mayúscula o
µ;olpeacon g. Mee: <traía> 111imÍ.l'cu!a
para desi¡¡;nara la Abadesa, como se hace en todas las edilioner.]
48 El texto El atentado 49

ABADESA - Es un hombre insignificante,» DEFENSOR - Pido que la acusación se abstenga de dar rienda suelta a su
ACUSADOR - ¿Qué piensa usted de la Abadesa? imaginación.
PEPE - Me ayudó mucho, es una mujer admirable. ACUSADOR - Y yo pido que la defensa se abstenga de interrumpir.
ACUSADOR - ¿Lo empujó al asesinato? DEFENSOR - Es usted un arbitrario.
PEPE - No me empujó al asesinato. ACUSADOR - Y usted un tarugo.
ACUSADOR - h¿De qué medios se valió usted para insinuar al acusado
que cometiera el asesinato? Se abofeteanel acusadoru el defensor.Suenan losgolpes del martillo.
ABADESA - Ninguno que yo sepa. Silencio.
ACUSADOR - ¿se da cuenta de que tiene un gran poder sobre él?
ABADESA - Tengo poder sobre mucha gente. No es culpa mía. JUEZ - La acusación tiene la palabra.
ACUSADOR - ¿cuánto hace que lo conoce? ACUSADOR - ¿Está la Abadesa complicada en el asesinato del general
ABADESA - Cerca de un año. Borges, o no?
ACUSADOR - ¿Tenían relaciones sexuales? PEPE - No, señor.
DEFENSOR - Moción de orden. Pido que no se- hagan insinuaciones que ACUSADOR - ¿Por qué entonces, mencionó usted su nombre durante el
deterioren el buen nombre de mi defendida. interrogatorio?
JUEZ - La acusación tiene derecho de investigar. PEPE - Porque quería ofrecerle su coronita.
ACUSADOR - ¿Tenían relaciones sexuales? ACUSADOR - ¿cuál coronita?
ABADESA - Señor, soy Abadesa. PEPE - La del martirio.
ACUSADOR - ¿Es cierto que la Mitra le dio órdenes de asesinar al gene-
ral Borges? Oscuro
DEFENSOR - Moción de orden; la acusación está haciendo suposiciones
gratuitas.w Música.
JUEZ - La acusación tiene derecho de hacerlas.
ACUSADOR - Conteste mi pregunta.
ABADESA - La Mitra no tiene que ver en el asunto, ni yo<ltampoco. LA RECAPITULACIÓN
ACUSADOR - ¿Es cierto que un sacerdote bendijo la pistola con la que se
cometió el asesinato?31 Luz. Los personajes ocupan los lugares que tenían al principio del cuadro.El defensor
ocupa elª centrodel escenario.

DEFENSOR - Desearía yo, señoras y señores, purificar mis labios en


a. Mee: <que> h. Mee: <zse da cuenta de que el acusado está bajo su influencia?> estos momentos con los carbones de Isaías, para que no
c. Mee: <investigue la vida> d. Mee: <tengo que>
saliera de ellos nada que no sea la verdad. Estamos ante un
30 La madre Conchita conoció a Toral en marzo de 1928. JI mezcla la amistad de Toral con la
hecho que no es un crimen vulgar como pretendiera mi ilus-
de Castro Balda, quien colocó las fallidas bombas en el Congreso y mantenía una relación más
tre colega de la acusación. Estamos ante una de aquellas tra-
estrecha, al punto que años más tarde contraerán nupcias, cuando la exoneraron -el presidente
Ávila Camacho- luego de 13 años de reclusión. gedias esquilianas que otrora se representan a la sombra del
31 En el Jurado, el licenciado Arturo H. Orcí, testigo privilegiado de los acontecimientos de julio
Partenón, la conocida joya del orden jónico: «Un hombre
de 1928, refiere una conversación con la madre Conchita, de la que probablemente JI desprendió las sigue a otro como la sombra de su muerte." El hubris y el
ideas que atribuye a su personaje, el P. Ramírez. Y Taracena describe una escena en casa de la viuda
de Altamira,otro testigo, donde el padre Jiménez bendice a los concurrentes, entre ellos Toral, quien híbris, la catarsis, el ritmo y la peripecia: todo está allí pre-
solicita para la Star una bendición especial: «El presbítero le preguntó: "lQué estás haciendo?" Y sente. Cuando lo alcanza, lo sacrifica: el general Borges
Toral le explicó sus deseos, a lo que el sacerdote alegó no tener en esos momentos un breviario espe-
cial y se concretó a terminar de santiguar a Toral que quedó satisfecho, pues recordó a otras perso-
nas que al ser bendecidas aprovechan que quede bendito lo que llevan consigo» (p. 10.5). 11. Mee: <pasa> al /ocupa
50 El texto El atentado 51

muere con la sonrisa en los labios. No estamos ante un ase- Aplausos, oioas»
sino, señores, sino ante un tiranicida. He dicho.32
El tercer> comodín miembro del Jurado ocupa el centro del escenario.
Rechifla.a El defensor regresa a su lugar. El acusador ocupa el centro del escenario.
MIEMBROS
DELJURADO- El jurado decide que los acusados son culpables del
ACUSADOR - Yo no puedo, señores> jurados, esconder en estos momentos homicidio de que se les acusa- y merecen la pena de muerte.
el tumulto que invade mi corazón y mis pensamientos. Mi voz
Aplausos estruendosos. Diana por la Sinfónica de México.
se ahoga en mi pecho como se ahoga la del pueblo en el pecho
de todos los buenos mexicanos. Yo no sé verdaderamente
Oscuro
cómo la defensa se ha empeñado en presentar este crimen
diferente de lo que es: un crimen vulgar, un crimen gracias al
cual cayó un hombre ... ¿qué digo? No un hombre, sino una
2
montaña de generaciones; de generaciones humildes cuya
causa es presidida por Cristo Redentor, no ese Cristo en cuyo
nombre se ha perpetrado este crimen. Aplausos estruendosos. Yo Progección.· Pepe.!! la Abadesa, acompañados por varios policías.!! funcionarios,
respeto a la mujer, al sexo débil, e a las damas: pero no a las suben en una «julia».35
hipócritas, y por eso mis palabras serán gráficas y exactas. La Las dianas u el tumulto regocijado siguen.
Abadesa aquí presente es un verdadero demonio, pero no
aquel demonio de Sócrates, sino un Iémur= que busca el per- Progección: La ((Julia» viaja por las calles de México. Una multitud la aclama.
juicio y hace de él precepto. La Abadesa tenía trato con delin- Aclamación .fo.era de escenas Siguen las dianas. Entran la Abadesa .!! Pepe agrade-
cuentes, hacía conciliábulos con ellos, se entendían, se comple- ciendo la ovación, escoltados por dos de la Policía Montada.
taban, y la verdad, no creo en su santidad ni en sus virtudes.
La Abadesa violaba las reglas monásticas en provecho de sus Entra el primer actor comodín de personaje enlutado. Silencio.
siniestros·planes, y no podemos verla blanca como la Beatriz
de Dante. Los asesinos del general Borges no son católicos, PERSONAJE
ENLUTADO
- Después de aclararse la garganta. El señor Presidente de
sino heréticos que pretenden ampararse cínicamente en la reli- la República, en consideración al sexo de la señorita Aba-
gión de Cristo. Nada puede atenuar la monstruosidad de este desa, ha decidido conmutarle la pena de muerte por vein-
asesinato nefando. Pido que castiguéis a los culpables.v " te años de destierro en las Islas Marías.36
Progección: Una mujer de negro con «cloche» sobre la cubierta de un barco.
a. Mee:<Aplausos> Rechifla b. Mee:<y señoras> c. TRM:y d. Mee:<He dicho>
Música: «Sobre las olas».
32
JI tomó de manera textual, aunque con una significativa edición, la última intervención de la
defensa, Demetrio Sodi. Es conveniente indicar que JI eligió, además de la ampulosidad retórica del Desaparece la proyección. La Abadesa ha salido»
inicio, tres argumentos significativos.Uno, donde Sodi negaba que se tratara de un «crimen vulgar»,
como pretendía la acusación, sino de un crimen de Estado, pues si hubiera sido lo primero el proce- PERSONAJE
ENLUTADO
- En cambio, el asesino Pereyra será fusilado al amanecer.
der hubiera sido de oficio y no con todo el aparato que se le otorgó. El segundo es el argumento
estético de las «tragedias esquilianas» esgrimido por Sodi, que corresponde, clara y elocuentemente, Dianas, regocijo, etcétera.
a la composición dramática de El atentado (Jurado, pp. 267 y ss.). El tercero es un argumento teoló-
gico, basado en Santo Tomás, quien como única excepción justifica el asesinato cuando se trata de
acabar con un tirano contrario a la religión católica.
33 El lémur es un mamifero de hábitos nocturnos que habita entre las ramas de los árboles. b. Mee: actor c. Mee: <el Ministerio>
a. Mee:<dianas por la Sinfónica de México>
34 Con el Acusador JI procede de igual manera que con la Defensa: tras una cuidadosa edición, e. En Mec j, CA no se indica: «la Abadesa ha salido»
d. Mee:<Tumulto a>fuera /Aclamación>
toma de manera textual la intervención del Procurador General de la República, licenciado Ezequiel
1' Tipo de coche patrulla empleada para el traslado de detenidos o procesados.
Padilla. En su intervención, el Procurador busca por todos los medios retóricos y argumentales dis-
ponibles inculpar a Toral, a la madre Conchita y al clero católico; JI, en su apretada edición del dis- su Centro penitenciario ubicado en las costas del Pacífico, frente a los Estados de Nayarit y
curso, conserva los cuatro argumentos esenciales ( C/ pp. 307 y ss). ( .olima, La madre Conchita pasó una temporada recluída ahí.
52 El texto

Pepe da las gracias.

Sale el personaje enlutado. Entra el segundo actor comodín de Obispo.

OBISPO - Según el derecho canónico, este hombre no es un mártir ni


mucho menos, sino un asesino con atenuantes.
Los relámpagos
Dianas. Entra un oficial. El Obispo se va a un lado del escenario. Los dos policías se
separan de Pepe!! se preparan a.fusilarlo. Pepe descubre su pecho. Los policías se echan
de agosto
losfusiles a la cara. El oficia! levanta la espada. Descarga. Pepe cae. Dianas. Los poli-
cías se retiran»

A PESAR DE LAS DECLARACIONES


DEL OBISPO, EL PUEBLO HACE ~
RELIQUIAS DE LAS ROPAS DE PEPE

Entra el pueblo!! hace reliquias de las ropas de Pepe.37 Sacan el cadáver.

Proyección: Un cortejo» iruerminable.y glorioso.

Entra Vida! Sánchez por el lado opuesto al ocupado por el Obispo.

VIDALSÁNCHEZ- El conflicto religioso debe terminar.


OBISPO - No hay conflicto religiosos que no pueda solucionar la buena
voluntad de las partes.
Se abrazan Vida! Sánchez !! el Obispo.

AMAOS LOS UNOS A LOS OTROS,


DUO CRISTO

Dianas. Apoteosis.

Telónd

a. Mee: <Dianas> h. TMC: fúnebre c. Mee: religioso que no <lo> pueda<n> d. Mee: Co-
yoacán a 22 de julio de 1961.

"7 José de León Toral fue fusilado en el Patio de la Penitenciaría del Distrito Federal el 9 de
febrero de 1929, a las 12.30 h. Lo velaron en su casa y el sepelio fue en el Panteón Español al día
siguiente. El fusilamiento se circunscribió a un acto de severo protocolo. La velación y sepelio se
convirtieron en actos tumultuosos para aclamar a Cristo Rey y al mártir de la fe, lo que conllevó
enfrentamientos con policías y bomberos; como saldo hubo numerosas víctimas. Por supuesto:
hubo quien hizo reliquias de objetos y ropas de Toral.
Jorge Ibargüengoitia fue el cronista rebelde
de una nación avergonzada de su intimidad e
incapaz de ver en su Historia otra cosa que
próceres de bronce. Para él, los héroes no se
forjan en el cumplimiento del deber sino de los
avatares de su muy humana condición. [... ] La
satisfacción de los deseos más nimios y los
insondables azares provocan las peripecias que
los políticos y la costumbre transforman en
epopeyas. Desmitificador de tiempo completo,
Ibargüengoitia buscó los vínculos entre la alcoba
y el poder, los vapores de la cocina y el Palacio
Nacional. Escribió a contrapelo en un país donde
los gobiernos emanados de la Revolución
definieron la vida pública de 1929 a 2000.
]UAN VILLORO

ISBN84-89666-62-8

1
9 1178848911666627

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