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Es un cuerpo
celeste rocoso sin anillos y sin lunas, por supuesto. Existen varias teorías para
explicar su formación, pero la más aceptada sugiere que su origen tuvo lugar
hace unos 4.5 millones de años después de que un cuerpo de tamaño similar al
de Marte chocó con la Tierra. De los escombros se formó la Luna y después de
100 millones de años el magma fundido se cristalizó y se formó la corteza
lunar.
La Luna se encuentra a una distancia de la Tierra de aproximadamente
384,400 kilómetros. Después del Sol, es el cuerpo más brillante visto desde la
superficie terrestre, aunque su superficie es en realidad oscura.
Su origen tuvo lugar hace unos 4.5 millones de años
después de que un cuerpo de tamaño similar al de Marte
chocó con la Tierra.
Realiza una órbita completa alrededor de la Tierra en 27 días terrestres
(27.322 días o 655.73 horas) y realiza el movimiento de rotación a la misma
velocidad. Como se encuentra en rotación síncrona con la Tierra, la Luna
presenta la misma cara a ésta. Gracias a la tecnología actual, se sabe que la
“cara oculta” presenta cráteres, depresiones denominadas talasoides y ausencia
de mares.
La observación de la Luna es tan antigua como la humanidad. Su nombre está
presente en numerosas civilizaciones y al mismo tiempo forma parte de la
mitología de ellas. Ejerce una influencia vital en los ciclos terrestres: modera el
movimiento del planeta sobre su eje por lo que permite que el clima sea
relativamente estable. Además, es la causa de las mareas de la Tierra ya que
éstas ocurren gracias a la fuerza de atracción de gravedad, que, mientras de un
lado tira fuertemente del agua, por el otro la mueve lejos de ella, provocando
mareas altas y mareas bajas.
Todo un hito histórico fue la llegada del hombre a la Luna el 20 de julio de
1969. 12 astronautas estadounidenses de las misiones Apolo caminaron sobre
la superficie lunar durante el período 1969-1972. Después de unos años de
pausa, la exploración del satélite se reanudó en la década de 1990.
Luna llena / Imagen cortesía de la NASA
Atmósfera de la Luna
Su atmósfera, denominada exosfera, es muy tenue, débil y delgada. Debido a
esto son frecuentes las colisiones de meteoritos, cometas y asteroides contra la
superficie. Únicamente se registran vientos que pueden provocar tormentas de
polvo.