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ORDO AB CHAO

SobCapR+ C “DIETER INDORF” - Vallde Caracas

MSab y PerfM
EExc y PPerfCCab 1er y 2º VVig
RRespHHMMPPerf de ambos semicírculos.

REFLEXIONES RESPECTO EL 5º GRADO DEL R.E.A.A.


MAESTRO PERFECTO

En el vedānta, el maestro perfecto se llama satgurú, que significa “maestro


verdadero”, del sánscrito sat: verdad y gurú: maestro).

En el budismo tibetano, el “maestro perfecto” es aquel que ha logrado la


conciencia de Buda y que esta completamente familiarizado con la “noble verdad de la
autorrealización”.

En el sufismo, un maestro perfecto o qutub (del idioma árabe que literalmente


significa poste, torre o faro) es el shaykh que proporciona un foco para las enseñanzas
espirituales, siendo esta una palabra utilizada para denotar la forma más alta de maestro,
es decir el centro o “Polo” de la Tradición misma.

Al tener estas referencias, y luego de pasar por el grado de “Maestro Secreto” en


el que se insta a trabajar la conciencia, no me queda menos que concienciar respecto al
valor nominal del grado que ostento, y más importante aun su valor o significado real
dentro de la masonería. En este sentido, al indagar las referencias existentes de otras
sendas espirituales me pregunto entonces:

Será que este grado es recibido solo nominalmente, es decir “virtualmente” y


que debería implicar algún grado de realización “Efectivo”?

Que debería implicar entonces el trabajo operativo de este grado para así hacer
efectiva la realización del “Maestro Perfecto”?
En el rito del 5º, es destacable la simbología relacionada con la geometría
sagrada que hace referencia a la “Cuadratura del Círculo” o la “Circularidad del
Cuadrado”, en este sentido entiendo que:

“Creamos el tiempo percibiendo lo cuaternario dentro de la circularidad”

En una visión amplia con una mirada al cielo, el cosmos aparece ante nosotros
como una infinidad de astros poblando un espacio de inconcebibles proporciones y que
representamos en Log.´. con el símbolo de la “Bóveda Celeste”. Dentro de ese conjunto,
en nuestro sistema solar los cuerpos se trasladan girando uno alrededor de otro con sus
movimientos cíclicos y periódicos que se manifiesta en ciclos de cuatro tiempos en lo
que concierne a la tierra: los equinoccios y solsticios marcan cuatro momentos de la
tierra alrededor del sol (dando cota a las cuatro estaciones) y las cuatro fases lunares que
condicionan la manifestación, representado o calculado todo esto mediante los años
solares, los meses lunares y los días. Todo ello implica ciclos completos que presenta
nuestro planeta Tierra y su inseparable satélite una y otra vez en un movimiento
perpetuo. Nosotros, percibimos las señales en nuestro ambiente circundante que nos
revelan la continuidad y eternidad de tales ciclos, y eso da lugar al transcurrir del
tiempo, es decir: la percepción del movimiento en el entorno.

Cada día es una experiencia cíclica en la vida de cada ser humano, y así lo es el
ciclo del mes lunar y sin duda lo es también el curso del año con sus cuatro estaciones
que marcan de manera inconfundible un “Ritmo”.

La “cuadratura del círculo”, es un postulado iniciático que en este “5º” aparece


sugerido como dominado o superado a través de la expresión o gesto ritual, a saber:
marcando con la escuadra (símbolo de la tierra) mediante la marcha de 8 pasos a un
cuadrado, luego el gesto trazado con los brazos desde lo alto de la cabeza al medio
cuerpo señalando un circulo (símbolo del cielo), se sitúa entonces el iniciado como
mediador, puente, canal o intermediario entre el cielo y la tierra.

El Maestro Perfecto debe entonces tener conciencia de su condición como


intermediario conciente entre el cielo y la tierra, es decir "con conocimiento" (del latín
cum scientĭa) del “Sí mismo” y de su entorno, de la percepción de los estímulos del
interior y el exterior. De alguna manera en este grado al alcanzarse el dominio del
Maestro Perfecto, se deben entender y superar entonces las condiciones del Tiempo y el
Espacio, es decir se debe alcanzar el estado de la inmortalidad en un eterno presente.

Quedaría entonces claro que en consecuencia, el Maestro Perfecto encontró su centro,


sitio señalado por el tumulto en el que reposa el cadáver del maestro Hiram, por tanto se
conoce a Sí mismo y conoce la “Acacia”, el quinto elemento que conjuga o supera los
cuatro elementos conocidos, dominándolo todo, creando lo manifestado con su
“Espada”, es decir, con el conciente uso del “Verbo”.

De este modo no podemos menos que concienciar la “Verdad” que nos hará libres.

A los 12 días del mes de Enero de 2011

Onán Francisco Bonilla Astudillo


M.´.P.´.

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