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El origen de la URSS data de 1917, cuando la revolución bolchevique logró derrocar al zar
Nicolás II y estableció el Estado (ya conformado por el Imperio Ruso) con una ideología
socialista. En 1922 se conformó oficialmente la URSS al sumar oficialmente a las repúblicas
aledañas a las fronteras ya establecidas, la cual tuvo como primer líder a Vladimir Lenin. Si bien
se formó la URSS con la idea de una sociedad democrática (idea que llenaba las mentes al
superar la era de los zares), el Estado volvió a elegir (más por costumbre que por otra cosa) el
autoritarismo, el cual fue representado con la llegada al poder de José Stalin en 1920. La
constitución soviética (modificada en los 70) establecía que las regiones y nacionalidades
estarían representadas en una especie de parlamento conocido como Soviet Supremo. Pero en la
práctica todas las decisiones, incluyendo la elección del líder de la URSS, estaban en manos del
Partido Comunista y, más precisamente, del Politburó, este primer organismo estaba compuesta
por cinco individuos: el mismo Lenin, Trotski, Stalin, Kámenev y Krestinski.
Con el mando de Stalin el Estado controlaba cada factor de la vida tanto política como
económica; aquellos que se oponían a una orden del Estado (así fuese con un sencillo desacuerdo
en la toma de decisiones) eran arrestados y enviados a los Gulags (lugares de trabajo “forzado”)
o ejecutados. Tras la muerte de Stalin en 1953, los líderes soviéticos perdieron parte del terror y
acusaban de brutalidad las políticas del partido comunista; a pesar de ello, este continuó
manejando el país.
El autoritarismo y la falta de soberanía hacia muchas partes del territorio generaron una
burocracia eterna, la cual afectaba en cada sentido la vida cotidiana en el territorio, se requerían
documentos, sellos, procedimientos de identificación, y muchas más cosas para todo, cosa que
hizo de la Unión Soviética un Estado sumamente ineficiente. A lo anterior se le suma la derrota
del marxismo y sus ideas de socializar los medios de producción como case central del Estado, la
cual chocó con la burocracia y el centralismo, lo cual generó el desperdicio de toda la mano de
obra del país y la perdida con Estados Unidos de la puja por la hegemonía económica: el
Producto Bruto Interno (PIB) de la URSS fue de US$2,6 billones a fines de los 80, apenas la
mitad de lo que logró USA.
Las causas de la caída de la URSS culminaron con el mandato de Gorbachov, el cual impulsó
una serie de reformas ("Perestroika" y "Glasnost") las cuales consistían en relajar el control del
gobierno sobre la economía soviética, y en eliminar las fallas de la represión estalinista que aún
marcaban el Estado, tales como la prohibición de obras de autores como George Orwell y
Alexander Solzhenitsyn, y darles más libertades a los ciudadanos soviéticos (concediendo por
ejemplo el derecho a la huelga).
El objetivo de Gorbachov no sólo era transformar las prácticas económicas y el manejo de los
asuntos internos de la Unión Soviética; también quería cambiar la manera en la que el bloque
encaraba las relaciones internacionales.
Gorbachov, con la idea de que el mundo se había vuelto más interdependiente y que el éxito de
la economía soviética no solo se podía basar en sus políticas, sino que también dependía de
alguna forma de mejores vínculos con el resto del mundo, también creía que Este y Oeste no eran
tan diferentes (ni independientes), y que las naciones tenían derecho a decidir por sí mismas qué
sistema político y económico querían. En “gesto de buena fe” retiró las tropas soviéticas de
Afganistán, donde combatían desde 1979, y redujo la presencia militar en Europa Oriental. Estas
políticas y decisiones tomadas por Gorbachov (a quien no se le puede dar fácilmente un rol de
“bueno” o “malo” en la historia) acabaron con la Guerra Fría y con los gobiernos “satélites” de la
Unión Soviética en Europa; lo que, a su vez, como un efecto no deseado, acabó dándole el último
empujón a la Unión Soviética. La política no intervencionista de Gorbachov y los problemas
económicos soviéticos encendieron la mecha de los movimientos independentistas en las
repúblicas: los Estados bálticos (conformados por Estonia, Lituania y Letonia) fueron los
primeros en separarse de Moscú, luego se separaron Bielorrusia, la Federación Rusa y Ucrania
(el cual es el que nos interesa a nosotros) los cuales crearon la Comunidad de Estados
Independientes.
Ucrania sufrió poco después de su unión con Bielorrusia y la Federación Rusa de una serie de
conflictos con Rusia ocasionados por moneda propia, idioma, influencia militar (control del
armamento nuclear, reparto de la flota del mar Negro) e incluso territorial (Crimea, el cual juega
un papel importante en la actualidad).
Todo esto es importante conocerlo para entender la actualidad de lo que alguna vez fue parte de
la URSS y las secuelas que dejó para generar un conflicto actual entre Rusia y Ucrania que, en su
momento se volvió el conflicto más sangriento en Europa desde las guerras en la ex-Yugoslavia,
a principios de la década de 1990 y la crisis de Crimea.
Ucrania el 21 de noviembre de 2013, luego de haber insistido durante un año en que firmaría un
acuerdo político y comercial con Unión Europea (algo histórico para ellos), el entonces
presidente de Ucrania, Viktor Yanukovich (de ideología prorusa), suspendió las negociaciones
debido a la oposición de Rusia, país que desde hacía tiempo estaba en contra de que Ucrania
estrechara sus lazos con la Unión Europea, esto suena a que es culpa todo de Rusia y
Yanukovich es un buen tipo, pero Viktor Yanukovich en el futuro escapó hacia Rusia, donde
solo llegó a afirmar que Ucrania no era suficiente para ser independiente de Rusia y debía ser
anexado de nuevo al territorio; siguiendo con la cronología de los eventos decenas de miles de
manifestantes salieron a las calles en los días siguientes, con lo que quedó en evidencia la
polarización inmensa entre el occidente proeuropeo y la base del poder de Yanukovich, la cual
estaba ubicada en el este prorruso de Ucrania.
Hablemos un poco de la crisis de Crimea: la crisis de Crimea de 2014 fue una crisis diplomática
que sobrevino en Ucrania tras el fin del gobierno de nuestro amigo Víktor Yanukovich producto
de las protestas del Euromaidán (que llevaría al derrocamiento de este). Estas protestas, fueron
realizadas para apoyar el acercamiento de Ucrania hacia la Unión Europea y fueron rechazadas
por comunidades rusófilas de la zona suroriental del país, compuestas en su mayoría por
ucranianos del resto del país.
Me pareció necesario hacer la introducción un poco extensa, pero toda esta información es
necesaria para entender lo que hay detrás de la actualidad, además la mejor forma de explicar
algo, es por sus raíces; el anexo de Crimea a Rusia no sólo generó que el conflicto ucraniano se
avivara, sino que generó crisis y debates internacionales, tanto de índole político como
económico, tanto así que llegó a interferir la propia OTAN en la disputa; uno se preguntará ¿Por
qué el “Trident Juncture” interviene si la OTAN debe intervenir SI y SOLO SI hay una situación
en la que hay que “defender la democracia y la libertad”? ¿No estaba siendo llevada la situación
con un debido proceso establecido por la ONU? ¿Habrá un interés escondido de alguna entidad
ajena a los “protagonistas” del conflicto? La tesis es sencilla: La gran oposición ya expuesta para
el cumplimento del debido proceso frente a los acuerdos fronterizos son generados por USA,
basado en sus intereses propios.
La zona disputada (contando a Crimea) es un lugar de riqueza en recursos, es una posición
estratégica por su salida al mar negro y por la base de Sebastopol; si Rusia llega a lograr anexar
la porción de territorio de Ucrania prorusa, el gas natural que producen esas zonas pasaría a su
control, tendrían una salida al mar negro, y pondrían en peligro la hegemonía de poder de los
Estados Unidos.
Los Estados Unidos están pergeñando una nueva guerra fría con su epicentro en Ucrania (Y esta
no es una carrera de innovación, es de poder) y que involucra enfrentamientos con Rusia (y con
China por otro lado). El gobierno de los Estados Unidos ha establecido un acuerdo con Arabia
Saudita que comprende una política deliberada de baja de los precios del petróleo a cambio del
mantenimiento del dólar como moneda central en las operaciones de compraventa de petróleo, si
analizamos podemos ver que esta baja tiene como mira la economía rusa, y subsidiariamente
otras economías un tanto hostiles (para sus intereses), como Irán, Venezuela y Ecuador. Por
cierto, para Rusia, que depende significativamente de sus exportaciones de petróleo, la caída de
ese precio tiene efectos importantes en su economía interna.
(Santos, 2014)
Rusia siempre puede responder usando Gazprom, que es el proveedor ruso de gas natural del que
depende Europa. Lo que hace a esta confrontación tan peligrosa es que, a diferencia de Georgia
en 2008, las apuestas son mucho más altas de ambos lados. Para las potencias occidentales (los
amigos de “Uncle Sam”) esto no se trata simplemente de defender a un pequeño país en el lejano
Cáucaso, sino una crisis militar que tiene lugar en Europa y en la frontera moral de la OTAN.
Las alternativas rusas contra este intento de intervención (más política que militar, excepto por la
sacada de pecho de la OTAN) se ven prometedoras, pero en un largo plazo Estados Unidos
logrará el cometido. No debe perderse de vista que en el oriente de Ucrania se encuentra una de
las industrias metalúrgicas más destacadas del continente (aparte del gas natural y su alta
capacidad de extracción). En consecuencia, la Casa Blanca (que no realiza una acción sin sacar
provecho de ello), busca profundizar una guerra para obtener posteriores beneficios sobra la zona
en términos de explotación de recursos (cosa que ya hicieron en Afganistán, pero de una forma
más ortodoxa: Estados Unidos no pretende reconstruir las ruinas y recuperar la industria del país,
sino proporcionar una excusa para los créditos que el Fondo Monetario Internacional (FMI)
busca otorgar a Kiev para el control de la situación.
A modo de conclusión las acciones de Estados Unidos tienen su interés propio, y como han
demostrado, harán lo que sea para mantenerse como el país con más poder e influencia del
mundo. El extractivismo y su influencia en las políticas a lo largo de la historia han demostrado y
fundamentan la tesis; mientras sigamos siendo simplemente el mejor ejemplo de la paradoja de la
abundancia, los países en vía de desarrollo (tal como Ucrania directamente) solo serán vistos
como trofeo de las potencias mundiales, esperando en qué vitrina van a ser colgados.
Referencias bibliográficas
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MUUCH'XÍIMBAL CAMINEMOS JUNTOS, (2).