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LA VENTANA DE JOHARI

En el año 1956 dos psicólogos norteamericanos, Joe Luft y Harry Ingham, discurrieron un
modelo para explicar los principales dinamismos del autoconocimiento y del conocimiento
interpersonal. Se le conoce como la "Ventana de Johari".

Vamos a presentarla con algunos desarrollos ulteriores, fruto de nuestras experiencias en casi
un centenar de seminarios.

Si convencionalmente representamos nuestra parte consciente e inconsciente en las dos


mitades de un cuadrado, tendremos una parte iluminada, correspondiente a la conciencia, y
una parte sombreada (en amarillo) que es el inconsciente.

Conciencia Inconsciente

Pero no somos islas. Vivimos interactuando y somos objeto de conocimiento por parte de los
demás. Representando este fenómeno por otro cuadrado, nuevamente nos resulta una parte
iluminada y otra sombreada (en azul cielo):

Conocida o externa

Desconocida o interna

Empalmando las dos figuras, obtenemos cuatro zonas:

• la número 1 es iluminada;

• la número 2 y 3 son de penumbra;

• la número 4 es de sombra u oscuridad.

1 2

3 4

Se les conoce respectivamente con los nombres de:

• (1) yo abierto,

• (2) yo ciego,

• (3) yo encubierto,

• (4) yo desconocido.
1 . El ​yo abierto es el área de conversación libre, clara, relajada: lo que de mí conozco y dejo
que los otros conozcan.

2. El ​yo ciego es mi "espalda"; lo que yo no puedo ver, si bien los demás pueden percibirlo; lo
que inconscientemente oculto a mis propios ojos: "yo no tengo miedo", "no me importan las
opiniones de la gente", "soy un trabajador muy responsable", "jamás me he vengado de
nadie", "lucho a brazo partido contra la corrupción", etc.

Es el reino de los mecanismos de defensa, es decir, de las tácticas sofisticadas con que
sabemos deformar la realidad para defender la imagen que nos hemos formado de nosotros
mismos.

Los mecanismos de defensa constituyen un capítulo muy largo y difícil de la psicología. En este
seminario intensivo (​Relaciones Humanas)​ ilustraremos tan sólo al que predomina: la
racionalización que nos lleva a inventar motivos falsos para justificar lo que hacemos o lo que
no hacemos.

Por ejemplo, una persona no ayuda a los pobres y necesitados porque es egoísta, pero
racionaliza diciendo que no conviene malacostumbrar a la gente a que dependa de la caridad
ajena. Un ejecutivo fracasa en su puesto y es despedido por incapaz, pero racionaliza
atribuyendo el despido, a mala voluntad y envidia del director o de los colegas. El ciego no ve,
pero es visto. Los demás se dan cuenta de las distorsiones, pero prefieren no decírnoslo, tal
vez para no ponerse en conflicto con nosotros.

3. El ​yo encubierto es la zona de las máscaras. Nos da vergüenza o temor mostrarnos como
en realidad somos, desnudarnos psíquicamente; pensamos que si la gente nos conoce por
completo, no nos aceptará; y esto nos aterra. Preferimos vivir con la tensión del que oculta
algo, del que lleva contrabando; y nos condenamos a vivir una falsedad, con un gasto enorme
de energía.

En forma semiconsciente o inconsciente nos atenemos al juego seguro y sin riesgos, que
James Powell pintorescamente expresó así: "​If I tell you who am I, you may not like who I am,
but this is all that I have​" (= si te digo todo lo que soy, puede ser que no te guste, pero eso es
todo lo que tengo).

En el fondo no nos aceptamos y suponemos que si los demás nos conocieran bien tampoco nos
aceptarían.

4. El ​yo desconocido es el inconsciente profundo; incluye las capas más remotas y más
oscuras del sótano. Apenas una terapia podría revelar, poco a poco, y en forma parcial, los
secretos de la zona 4.

Correlacionando nuestros cuatro "yo" con las áreas de la Ventana de Johari, tenemos que:

❑ el yo real incluye las cuatro áreas: 1, 2, 3 y 4;

❑ el yo consciente corresponde a 2 y 3;

❑ el yo social corresponde a las áreas 1 y 2;

❑ el yo ideal incluye la 1 y la 3, y además ciertos elementos que sabemos no poseemos,


pero que esperamos conquistar un día.

Los modelos geométricos para ilustrar los fenómenos psíquicos son siempre imperfectos, a lo
sumo aproximaciones de utilidad didáctica, pero no les exijamos exactitud.

Las cuatro zonas de Johari no son compartimientos rígidos como las paredes de una casa, sino
membranas flexibles y movibles.
Cuanto más se reduce el yo abierto, más neurótica se vuelve la persona,

1 2

3 4

y cuanto más se abre la zona 1 a expensas de las demás, es decir, cuanto mejor es la
comunicación, mayor es el equilibrio y la salud mental.

1 2

3 4

PRACTICAS

1. Trazar en una hoja el contorno de la mano izquierda, con la palma vuelta hacia la hoja.
Tomarla como si fuera la mano derecha con la palma hacia arriba, trazar de memoria todas las
líneas que se recuerden (la mano de cualquier persona tiene cientos de líneas o pliegues).
Confrontar luego con el original y con la expresión “​Conozco a tal persona como la palma de mi
mano”​ .

2. Representar la propia vida con un edificio (dibujado o construido con cartulinas). Cada etapa
importante será un piso; las puertas y ventanas representarán salidas al medio. Podrá haber
puertas bloqueadas y dañadas

3. Proveerse de plumas, crayones y tijeras. Con una hoja tamaño carta hacer cada quien una
máscara. Ponérsela usando las manos. Circular así por el aula en silencio. Analizar. Interpretar.
Intercambiar experiencias.

4. Responder:

• Mis tres mejores amigos en la adolescencia.

• Mis tres mejores amigos, actualmente.

• Cómo llegué a esas amistades.

• En su caso, cómo las interrumpí o las dejé morir.

5. Escribir: "Algo mío que esté en la zona 3 ('yo encubierto') y que se quisiera pasar a la zona
1 ('yo abierto')". Entregar las fichas al instructor. Este leerá las respuestas ante el grupo, pero
quedarán anónimas.

6. Formar parejas. Por cinco minutos A formule a B, todas las veces que el tiempo lo permita,
la misma pregunta: ¿Qué escondes? ¿Qué más escondes?. . . Luego, durante otros cinco
minutos, B formule la pregunta a A.

7. Conversar en parejas o en tríos: "Qué dirán de mí mis deudos el día de mis funerales".

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