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tit BAUDELAIRE Visto el culto al concepto de correspondencias de la época roméntica, resulta extrafio y sorprendente que el soneto de Baudelaire sobre las Correspondan- ces haya sido considerado por los poetas posteriores como un hito y como el manantial del simbolismo. Todos los libros sobre Baudelaire citan ¢l «hecho» de la influencia de Swedenborg en este soneto, Tam- bién se ha sefialado que «la naturaleza es un templo» es una verdad percibida por tan dispares personas como Plutarco, Montaigne, Gassendi, Diderot, Robes- pierre, Edgar Allan Poe, Chateaubriand y Ruskin. EI intento abortivo de Baudelaire de escribir una novela produjo La Fanfarlo, en que aparece un hé- roe, Samuel, que recuerda enormemente al Louis Lam- bert de Balzac. Baudelaire pone como libro de cabe- cera de su héroe un volumen de Swedenborg. Por tanto, siempre que Baudelaire menciona correspon- dencias —y lo hace muchas veces en sus escritos cri- ticos— Io hace en relacién con su concepto del ro- manticismo. Nunca sugiere Baudelaire que esté inven- tando algo diferente al concepto de los roménticos, 0 que proponga un nuevo modo de escribir basado en el concepto. Realmente, uno de los aspectos mas emo- cionantes del nacimiento de los movimientos literarios es que sus creadores rara vez se dan cuenta de que estén Hevando a cabo algo extraordinario, Baudelai- 46 El Movimiento Simbolista re no tenia conciencia de hacer otra cosa sino hablar sobre un precepto filos6fico. En ninguna parte de sus numerosos comentarios autobiograficos hay la més eve indicacién de que creyera que Correspondances fuera no ya un gran poema, sino ni siquiera un poe- ma importante, Sin duda alguna, en su época, La Cha- rogne eta mucho més famoso. Y Victor Hugo nunca especificé cual era el frisson nouveau que percibia en la poesia de Baudelaire. La mejor indicacién que tenemos de que Baudelai- ye no se consideraba creador de una nueva forma es- tética es el hecho, bien patente, de que sus alusiones al «simbolismo» Io son referidas a autores a quienes hoy consideramos muy distantes del modo de escri- bir simbolista y de la «mistican simbolista. Lo mismo dice de Hugo y Gautier: que descifraban la analogia universal. En su articulo sobre Theophile Gautier en L’Art romantique, observa: «Si pensamos que a su maravillosa facultad, Gau- tier afiade un inmenso conocimiento interior de la co- rrespondencia y simbolismo universales, ese repertorio de todo tipo de metéforas, entonces comprendemos que pueda definir, de modo creciente, incansable y certero, la misteriosa actitud que los objetos de Ja crea- cién mantienen ante los ojos del hombre. Hay en la palabra, en el «verbo», algo «sagrado» que nos im- pide considerarlo como un producto del azar. Usar un lenguaje sabiamente significa practicar una espe- cie de encantamiento evocador» *. ‘Al describir el genio de Hugo, le considera disct- pulo de Swedenborg, dando como prueba su magnifi- co repertorio de analogias y metéforas que unen lo 3 Las citas de Baudelaire que aparecen en este capitulo es- tan tomadas de sus Oeuvres completes (Paris, 1954). Baudelaire q humano con Io divino, igualadas, dice, solamente en Ja Biblia. Prosigue generalizando y dice que el poe- ta, en el sentido lato de la palabra, es un traductor, un descifrador de los jeroglificos divinos. Acepta tam- bién la correspondencia literal entre los mundos divi- no y natural. Esto hace que su concepto del simbolo esté muy cerca del concepto de alegoria y del tradi- cional paralelismo entre lo abstracto y lo concreto. De hecho, Baudelaire define el arte romdntico de acuer- do con Ja famosa dualidad y su representaci6n en la imagineria poética. Cuando en Le Pome du haschisch habla de «intelligence de Vallégorie», quiere decir el entendimiento de lo que, en el articulo sobre Hugo, sefiala como la mateméatica exactitud de la correspon- dencia. Esté claro que para Baudelaire no habia di- ferencia entre alegoria y simbolo. La misma medida swedenborguiana aplica Baudelaire a Poe en su prefa- cio a Nouvelles histoires extraordinaires cuando dice: «Es admirable este instinto inmortal de la belleza que nos hace considerar la tierra y sus espectéculos como una vision, una correspondencia del cielo.» No hay duda que Baudelaire es el manantial del movimiento simbolista, pero su influencia estriba en mucho més que en el uso de la terminologia de Swe- denborg en un soneto aislado y su reiteracién en des- cribir a los poctas romanticos franceses. Antes de buscar «influencias», debemos recono- cer que una de las caracteristicas mas sobreselientes de Baudelaire es la diversidad, y su rasgo menos so- bresaliente, la virtual reversibilidad y la multiplicidad de caracteres. Cualquier estudiante de critica literaria puede leer sus versos y su prosa y encontrar en ellos suficiente materia, y compilar suficientes notas, para decir que se trata de un poeta swedenborguiano; y después puede volver a empezar a buscar y encontrar 48 El Movimiento Simbolista suficientes pruebas como para llegar a una conclusion diametralmente opuesta. Esta complejidad es, natu- ralmente, lo que convierte a Baudelaire en una perso- nalidad interesante, alguien sobre el cual el critico puede escribir indefinidamente porque sus facctas son numerosas y paraddjicas. Historicamente es un in- adaptado, lleg6 demasiado tarde y demasiado pronto. Lo que de él se acepta ha sido demasiado rumiado; sin embargo, psicolégicamente, lo aceptado es dema- siado popular para que surta efecto cualquier invita- ci6n a reaccionar contra ello. Baudelaire, que no es un escritor desinteresado, que est4 por el contrario apasionadamente interesado en ser aceptado como poeta, en llegar a ser reconocido y famoso, rinde homenaje a los Hugo, Gautier y Sain- te-Beuve que podian facilmente patrocinar su carrera. Todos sus escritos sobre el swedenborguismo y su aplicacién a los escritores estelares de la época te presentan Ja faceta «oficialy de Baudelaire. Cierta- mente no es en estos escritos donde podemos hallar Jos sintomas de su ruptura con la tradicién. Nada pue- den afiadir si no es su consentimiento y conformidad a los caminos que Swedenborg traz6 para la vision poética, y el concepto que Baudelaire tiene de las co- rrespondencias est definitivamente dentro de la tra- dicién romantica y habia sido ya bellamente comenta- do para los franceses en los escritos del propio maes- tro por Mme. de Staél. Si debemos considerar el es- tilo simbolista y el movimiento simbolista como algo distinto a la continuacién y repetici6n del romanti- cismo, desde luego no encontraremos en la influencia swedenborguiana su originalidad. De hecho, Baudelaire, casi a pesar suyo, se desvia de su adhesi6n al misticismo swedenborguiano. En dos puntos importantes contradice a Swedenborg, aun Baudelaire 9 utilizando Ja terminologia del filésofo. En su dedicatorio de Les Fleurs du Mal se dirige ane como chipocrite lecteur» en el sentido en que Sweden- borg utiliza esta palabra, es decir, del hombre que ha hablado como los Angeles pero que interiormente tie- ne conocimiento solo de Ja naturaleza. Sin embargo. Baudelaire llama también al lector «mon semblable, mon fréren, declarando, por tanto, implicitamente que tal vez la trascendencia que sefialar4 en algunos de sus poemas puede ser un pretexto. Y traicionando al santo patrén de los literatos de su época, la experiencia es- piritual que comunicaré en su inventada antologia est4 realmente circunscrita dentro de los limites de la na- turaleza terrenal. Es interesante observar que, bastan- tes afios después, T. S. Eliot toma literalmente la ex- presion de Baudelaire en The Waste Land y la utiliza BBG eer de hacer patente su duda sobre el con- cepto de resurreccién, ;TAcit i 16 erie earner eae. iTacito nudo de confirmacién Sucintamente, Baudelaire hace sufrir al lector el suplicio de Téntalo desde el principio de Les Fleurs du Mal; por cada poema de inspiracién trascendente, hay uno que trata de «l’expansion des choses infinies», es decir, el infinito en términos de Jas cosas materia- les, o el abismo interior mas que Ja elevacién supra- terrestre. Ademés, al final de Les Fleurs du Mal, al fin de Le Voyage (el tiltimo de los seis poemas agru- pados bajo el epigrafe La Mort), Baudelaire parece ponlesh a Swedenborg, al protestar contra la dualidad elo infinito, sugiriendo: «Enfi ‘el, qu’i Y Jas tltimas ie eee Plonger au fond du gouffre, Enfer ou Ciel, qu’importe? Au fond de VInconnu pour trouver du nouveau! 50 El Movimiento Simbolista no implican la idealizacién de los vivants piliers, sino més bien el riesgo de la perdicion. ‘Unas veces cree, y otras no; unas veces se remonta con el ideal, y otras se hunde en el «spleen»; y si bien el sentido de lo trascendental le hace elevar imagenes terrenales a las cumbres de la espiritualidad inmaterial, cuando desciende nuevamente a su vision interior des- cribe paisajes muy materiales con su vista interna. Asi, pues, constantemente somete al lector al suplicio de TAntalo, lo mismo que se somete a si mismo. Es facil observar los poemas que provienen de es- tas dos perspectivas contrarias. Cuando espiritualiza el mundo material, escribe poemas como Elévation, en que, refiriéndose a su inteligencia, dice: Envole-toi bien loin de ces miasmes morbides; Va te purifier dans l'air supérieur, | Et bois, comme une pure et divine liqueur, Le feu clair qui remplit les espaces lipides. y més tarde: Heureux celui qui peut d’une aile vigoureuse S’élancer vers les champs lumineux et sereins! Celui dont les pensers, comme des alouettes, Vers les cieux le matin prennent un libre essor, —Qui plane sur la vie et comprend sans effort Le langage des fleurs et des choses imuettes! En Bénédiction describe la desorientacién del poeta en la tierra. Encuentra el sabor de la ambrosia y el néctar en todo lo que ve y bebe; conversa con el viento y el cielo y tolera las burlas del ptiblico, porque sabe Baudelaire 51 que los propésitos de su ser trascenderdn el desdén de sus compatriotas: Vers le ciel, on son oeil voit un tréne splendide, Le Poéte serein léve ses bras pieux, Et les vastes éclairs de son esprit lucide Lui dérobent Vaspect des peuples furieux. Le dice a Dios: de sais que vous gardez une place au Poete Dans les rangs bienheureux des saintes Légions, Et que vous Vinvitez aU éternelle féte Des Trénes, des Vertus, des Dominations.» Esta es poesfa roméntica tipica; representa la linea oficial, las ramificaciones de la filosofia swedenbor- guiana pura. La dualidad esta expresada uniendo las cualidades abstractas a objetos concretos alrededor del poeta; sin embargo, no es el tipo de dualidad que con- ducir4 al simbolismo. Pero hay otra dualidad en Baudelaire que consiste en la proyeccién de la visién interior sobre el mundo de fuera, situando la correspondencia entre la vision interior y la realidad exterior, o en la interaccién entre lo subjetivo y lo objetivo. Si examinamos Correspon- dances de cerca, vemos que es una contradiccién en los términos, y que contiene un principio de desacuerdo con Swedenborg, aun cuando Baudelaire utiliza las pa- labras del fil6sofo. En realidad, el soneto contiene dos Poemas: su primera parte es una disciplina a través de una exposicién directa de la dualidad de Swedenborg entre lo natural y Io divino; pero cuando Iegamos a los seis versos finales, en que cabria esperar encontrar las consecuencias de aquella exposicién, Baudelaire se de- 52 El Movimiento Simbolista dica a desaprobar a Swedenborg mediante una serie de imagenes —es decir, indirectamente— situadas en un plano de la realidad totalmente distinto del de Sweden- borg, La sinestesia que se produce en la mezcla de las percepciones sensoriales no da como resultado un vinculo entre el cielo y la tierra ni nos transporta al estado divino, sino que encuentra sus conexiones entre las experiencias sensoriales aqui en ja tierra: entre los perfumes y la camne de Jos nifios, vinculados por, un adjetivo que tiene una caracteristica olfativa y al mis- mo tiempo téctil; entre los sonidos y los colores (no en el cielo sino aqui en Ia tierra) uniendo el oboe con Jas praderas, nuevamente con el sabio uso de un adjetivo aplicable a mas de una categoria de imagenes sensua- Jes, En el tiltimo verso, Baudelaire revela que el secreto ‘para alcanzar la sinestesia no reside en Ja vision inte- rior y su contacto con lo divino, sino més bien en la conexion de la mente (I’esprit) con los sentidos (les sen- ses) mediante estimulos naturales como el incienso 0 el ‘Ambar. La sinestesia es estrictamente terrenal, descrip: ttiva del tipo de asociacién en cadena que Jos estimulos sensuales pueden producir en la mente humana, y de la que después Proust extraeré su concepto de la memo- ria involuntaria. En este caso, la expansion de los estt- mulos sensuales no Iega a despertar series enteras recuerdos; lo que hace es producir metéforas sobre w doble trayecto de percepciones sensoriales. Aqui m hay espiritualidad, aunque en la mayoria de las tradu ciones del famoso soneto de Baudelaire se utiliza palabra «espiritu» para traducir el concepto de «es prit», convirtiendo entonces ese poema més bien sual en un poema metafisico. Ast lleg6 al mundo angl saj6n, Io que contribuy6 a dar a la po el matiz metafisico que Inego se identifie¢ a poetas ingleses que adoptaron el movimiento siml Baudelaire 53 ta,'y Ie infundi6 esa errénea interpretaci6n del sentido baudelairiano de las «correspondencias». La versin alemana de Stefan George adolece de la misma incompleta traduccién de los conceptos expan- sion y esprit que se convirticron en Hauch (alien to) y Seelen (alma), que no comportan ni el infinito significado de las cosas ni las dotes inherentes a la mente para captarlas: Mit einem Hauch von unbegrenzten Dingen Wie Ambar Moschus und geweihter Qualm Die die Verziickung unserer Seelen singen?. Es muy raro, realmente, que Baudelaire utilice la ex- presién «esprit» en su sentido espiritual, Baudelaire fue un poeta intelectual y sensual; de hecho, ésta es la distincién basica entre él y sus contemporéneos ro- ménticos. La mente establece la clave del poema, y los sentidos Jo Henan con sus armonias. El vocabulario afectivo es minimo. En 1856, en una carta dirigida a Alphonse Toussenel, Baudelaire establecia claramente la prioridad que daba al tipo de imaginacién que es una evidencia mas intelectual que emocional de la crea- cién postica: «Desde hace tiempo vengo diciendo que el poeta es sumamente inteligente, que es la misma in- teligencia, y que la imaginacién es la mas cientifica de las facultades, porque s6lo ella entiende las analogias universales, o lo que fa religién mistica Hama ‘corres- pondencias’.» Pero el tipo de inteligencia que describe se refiere a otro tipo de analogias, y no a las correspondencias de Swedenborg o al trascendentalismo resultante de un Poema como Elévation. Cuando se produce una exte- tiorizacién unilateral del estado de Animo interior, m4s * Stefan George, Die Blumen des Bésen (Berlin, 1930). 54 El Movimiento Simbolista que una elevaci6n, estamos en los origenes del simbo- ismo. Por ejemplo, en el poema L’Ennemi vincula su juventud a una tempestad con momentos de sol bri- Hlante, que deja s6lo algunos frutos maduros en su jardin de verano; al llegar al «otofio de las ideas» se pregunta si atin puede cultivar el suelo inundado de su mente envejecida y se atreve a esperar que todavia pueda procurar mistico alimento a flores futuras. Esta personificaciGn de la mente a través de las manifesta- ciones de la naturaleza es realmente el Jenguaje del fu- turo simbolismo. Esté en un nivel casi obvio y atin muy cerca de la alegoria para ser considerado como simbolismo real, pero establece la direccion estética que tomaré el movimiento simbolista. En Harmonie du soir, que en Les Fleurs du Mal viene inmediatamente después de uno de los poemas roménticos espiritualizados, L’ Aube espirituelle, ro7za el simbolismo de manera mucho mas sutil; en cuanto fa técnica y perspectiva es, de hecho, uno de los mode: Jos més genuinos de poesia simbolista, aunque Crone Jogicamente esté en la vanguardia desde el punto de vista del movimiento simbolista. Aunque se trata de un poema muy conocido, citado en todo tipo de contextos, és conveniente citarlo aqui enteramente para que se yean con més claridad sus cualidades simbolistas: Voici venir les temps ott vibrant sur sa tige Chaque fleur s'évapore ainsi qu'un encensoir; Les sons et les parfums tournent dans lair du soir; Valse mélancolique et langoureux vertige! Chague fleur s’évapore ainsi qu’un encensoir; Le violon frémit comme un coeur qu'on afflige: Valse mélancolique et langoureux vertige! Le ciel est triste et beau comme un grand re Baudelaire 55 Le violon frémit comme un coeur qu'on afflige Un coeur tend, qui'hait le néant vaste et noir! ; Le ciel est triste et beau comme un grand reposoir Le soleil s'est noyé dans son sang qui se fige. Un coeur tendre, qui hait le néant vaste et noir, Du passé lumineux recueille tout vestige! Le soleil s'est noyé dans son sang qui se fige... Ton souvenir en moi luit comme un ostensoir! {Cuéles son los elementos simbolistas de este poe- ma? Antes de intentar responder a esta pregunta, va- mos a ver de qué ingredientes roménticos carece. En primer lugar, no hay una exposicién directa de las emo- ciones del poeta: 1o que percibimos de sus sentimier tos nos Hlega a través del camino indirecto de las imi genes, En segundo lugar, no hay trascendentalismo: el recuerdo evocado a través del perfume esté dentro de Jos confines fisicos del propio perfume; no hay parale- Tismo entre el estado fisico y una visién ideal o celes- tial, s6lo el sol ahogéndose en su propia sangre como una proyeccién del hundimiento del coraz6n del poeta en su propio abismo. _ Este es el proceso del discurso indirecto: ni si6n directa de la emocién mediante eee tivos y descriptivos, ni la representacién de la emocién a través de personificaciones alegéricas especificas, sino Ia comunicaci6n entre el poeta y el lector a través de una imagen o series de imagenes que tienen un valor tanto subjetivo como objetivo. Ast como su existencia objetiva es unilateral, su significado subjetivo es multi dimensional, y, por tanto, sugiere més que designa: el incensario, el altar, la custodia, el violin, la sangre, La poesfa se comunica por medio de la imagen: asi como el rio deja sus detritus en un Jago y sale de él con otro 56 El Movimiento Simbolista aspecto, del mismo modo el concepto propulsor pasa por el estanque de la metéfora y sale de ella transfigu- tado. Ha de ser descifrado si, por alguna raz6n, se debe reducir a significado prosaico. La dualidad ex- presada est, pues, entre el recuerdo que se produce en el poeta y los olores y sonidos del universo que se Jevantan como el incienso en un templo. EI violin tem- ‘ploroso hace las veces de guidn entre el actor (al poeta) y el carécter material de la pasiva madera sen- sibilizada por Ja huella humana. El violin se convierte en la manifestacion exterior del corazén, presagiando Jas muchas imagenes de violines que usarn los poetas, de Verlaine a los de Ja escuela simbolista, asi como otras imAgenes de instrumentos musicales utilizadas del mismo modo simbolista. El estado interior del hombre, su tristeza, esté modelado con cualidades de Ja natu- ae solamente se produce esta dualidad entre el hu- mor del poeta y las apariencias de la naturaleza, sino que incluso el ingrediente fisico, la sangre del poeta, se proyecta sobre el sol fisico de fuera. Pero no se trata en este caso del patético engafio de los romédnticos. En lugar de su sentimentalizacién de la naturaleza fi- sica, tenemos aqui un temprano ejemplo de lo que T. S. Eliot denominar4 «el correlativo objetivo». La naturaleza no abarca al poeta; sirve como instrumento para la expresion poética. Y su extensi6n es tan varia- ble y versatil como una escala musical, lo que permite al poeta abandonar la secuencia racional del pensa~ miento por una estructura mucho menos racional, la dela miisica: tema y variaciOn, exposicién y desarrollo. El proceso no siempre sera tan claro como en la Harmonie du soir, de Baudelaire, pero Ja extrema clas ridad estructural de este poema demuestra el proceso mejor que si directamente nos refiriéramos a un poema Baudelaire 7 de Mallarmé. Junto con Ja simulacién de Ja estructura musical, en este poema hay también un juego de soni- dos musicales. Este es un aspecto del simbolismo que Ja escuela simbolista francesa llevar4 a sus ultimas con- secuencias a medida que vaya pordiendo de vista el propésito estético de sus asociaciones con la miisica y se deje arrastrar por el encanto de sus infinitas combi- naciones. Veremos més tarde cémo uno de los riesgos del simbolismo es esta preocupaci6n por la forma mu- sical, en lugar de por el concepto de la comunicacién musical. En Harmonie du soir, Baudelaire ejemplifica el poe- ma simbolista; en algunos de sus escritos en prosa ex- plica el proceso mediante el cual el poeta puede crear una imagen simbolista, En Le Poéme du haschisch des- cribe el tipo humano que con la ayuda de estimulantes es capaz de alcanzar las cumbres mis altas del estado poético, Est4 claro que cuando Baudelaire, en un esta- do de completa lucidez, describe el poder de visi6n que es capaz de alcanzar el hombre bajo los efectos del haschisch, no habla de ningén hombre en concreto. Por el contrario, es muy explicito en su descripcién del poeta futuro: medio nervioso, medio bilioso, con una mente cultivada entrenada en la percepcién de la for- ma y el color y un corazén tierno abrumado por la in- felicidad, inclinado a la metafisica y la filosofia, dotado de un sentido moral y, por encima de todo, de una gran agudeza de los sentidos. Una persona asi, colo- cada bajo los efectos del haschisch, recibird la infusion final de su imaginaci6n, la que le hard creer en su pro- pia divinidad: «Si eres una de estas almas, tu amor innato por la forma y el color encontraré ante todo inmenso pasto en los primeros estadios de tu intoxicacién. Los colores adquirirén una desusada energia y entrardn en tu cere- 58 El Movimiento Simbolista tensidad. Las pinturas delica- malas de los techos se ae ivas; | pintado de las 4n enormemente vivas; el crudo papel Baga rabbi se hard més hondo, como un espléndido dio rama. Ninfas de opulentos perfiles omnia . i a fundos y limp con sus grandes ojos, mas pro! y li ie i 3 j la antigiiedad, vestidos elo o el agua; personajes de i, ve eel ropas sacerdotales o militares, te foe - sencillos gestos, solemnes secretos en una murat a z sinuosidad de las lineas es un claro ee = i a itaci mas. Mient - a agitaciGn y el deseo de las al ic ad cena en ti el misterioso is ee ocx? \ idad de la vida, arr ‘ental en que Ja profundidad pe gus multiples problemas, se revela ae og taculo, por natural o trivial que sea, a as ante tus ojos, donde el primer objeto que at tu vista se convierte en un simbolo parlante. Fouri a ‘Swedenborg, el primero con sus analogias, el segui a ‘con sus correspondencias, s¢ han incorporado ala “aa vegetal y animal que atrae tu mirada, yo jugar adoctrinarte con su voz lo hacen mediante Ja forma y el color. La comprensién de Jas alegorias adquiere en ti proporciones que nunca hubieras sospechado; ob- servemos incidentalmente que este «género» tan «espl- Stualy que artistas torpes nos han hecho despreciaty pero que en realidad es una de Jas formas més pei ia— vuelve a su fuerza tivas y naturales de la poesia— vuelve r j ual ane) Ja inteligencia esta iluminada sracies oa intoxicacién. Entonces el haschisch se difunde por = Ja vida como un barniz magico; la colorea solemnemé “4 tey su luz penetra hasta Tas mas inconmensurables ms - fundidades. Paisajes de encaje, horizontes nol perspectivas de ciudades empalidecidas por la yea lividez de una tormenta o iluminadas por ardiente calor de los soles ponientes; abismos espat bro con una victoriosa in das, mediocres 0 incluso Baudelaire 59 les, alegorias de la profundidad del tiempo —la danza, el gesto o la declamacién de los actores, si est4s en un teatro; la primera frase que te salta a la vista, si ests ante un libro abierto—, todo y cada cosa, la entera universalidad de los seres, est4 ante ti con un esplendor insospechado. Hasta la gramatica, la 4rida gramética, se convierte en una especie de instrumento evocador; Jas palabras resucitan, recubiertas de carne y huesos; el sustantivo en su s6lida majestad; el adjetivo, transpa- rente adorno que lo viste y colorea como un esmalte, y el verbo, angel del movimiento, que impulsa la frase. La mtsica, ese otro lenguaje, amada tanto por las men- tes perezosas como por las profundas, que encuentran en ella el descanso mediante la diversificacién del tra- bajo, esta musica te habla, te dice el poema de tu vida. Se convierte en parte de ti mismo y ta te mezclas con ella. Te habla de tu pasién, no en términos vagos ¢ in- definidos, como cuando vas a pasar una tarde en la 6pera, sino de una manera particular, en que cada movimiento se conjuga con un pedazo de tu alma, cada nota se transforma en una palabra, y el poema total entra en tu mente como un diccionario dotado de vida.» Tanto las teorias del simbolismo como las del su- rrealismo estan intrinsecamente contenidas en este mag- nifico fragmento de Le poéme du haschisch que des- cribe las cualidades del hombre que desea ser poeta: los temas que deben preocuparle, los usos que debe hacer del Ienguaje, las afinidades de Ja forma literaria con otras artes y —lo mas importante de todo— la re- lacién que debe existir entre su preocupacién mental y la realidad exterior. Baudelaire demuestra cémo la realidad exterior realiza su més estrecha corresponden- cia con Ja vida interior del poeta cuando se encarna en las formas estructurales de los sonidos musicales. 60 El Movimiento Simbolista El hecho de que Baudelaire describa Jos efectos de Ja intoxicacin carece de importancia ante la més ex- tensa descripcién de la receptividad del poeta, sin la cual cualquier alucinacién no tendria significado esté- fico. El elemento més curioso de la descripcién es que, al tiempo que hay una referencia especifica tanto a Swedenborg como a su discipulo francés, Fourier, y a su sistema de la alegoria, el impacto de la mente poética sobre la realidad exterior, tal como Baudelaire Ja considera, y las transformaciones que mediante él puede alcanzar, no tienen nada que ver con las corres- pondencias swedenborguianas. Tanto la imagineria del simbolismo como Ja del su- rrealismo tienen ahi su fundamento. Les Illuminations, de Rimbaud, estan ahi en germen, con toda Ja fuerza potencial de su fantasmagoria, rigida, concreta y ra- cionalmente fragmentaria. Pero més interesantes para este estudio encontramos que son las ninfas, los pala- cios, Ja coreografia simbolista, los fragiles paisajes inte- tiores, la rehabilitacién de los mitos clasicos, los bru- ‘mosos horizontes, la nostalgia més allé del tiempo y el espacio, todo Io que después seré Ja sustancia misma de la poesia simbolista. Baudelaire anticipa el carécter sensual de la imagineria del agua que tan importante seré para la poesfa simbolista, y enumera Ta inmensa gama de sus variaciones: fuentes, cascadas, aguas re~ mansadas, aguas estancadas, las azules inmensidades del mar, encantados cristales, s6lo comparables a esos espejos cuya importancia viene inmediatamente des- pués de la del agua. Baudelaire resume el proceso poético de Ia siguiente manera: el estimulo afecta a los sentidos, los sentidos afectan a la mente; el resultado son Jas palabras pro- ducidas por un estado de vigilia superracional de Ja mente. El poema emerge como un todo, sin que el Baudelaire 61 poeta lo haya formado conscientemente. En este sen- tido, la estética de Baudelaire tiene una doble deriva- cién: la descripcién del acto poético le convierte en un precursor de Ios surrealistas, mientras que las visiones poéticas, resultantes de la organizacién y estilizacién del caos de la realidad por parte del poeta, attian como manantial de la imagineria simbolista. Este proceso de transformaci6n de la realidad da al poeta el sentido de su propia divinidad, en Ingar de una aspiracién «hacia la divinidad; la definicién de voyant no es entonces la de Swedenborg 0 de Balzac, sino la de un director o transformador de suefios, «architecte de mes féeries» como se llama a si mismo Baudelaire en el poema Réve parisien®, Por una parte, Baudelaire expresa el concepto de voyant que Rimbaud usurparé y trans- nitiréen su famosa carta‘; por otra part, influye tam- bién en los poetas neurasiénicos de la escuela simbo- lista, a los que sugeriré cémo, a través del culto del yo, puede elevarse Ia condicién de «poeta» a la de sabio y mistico, dando al concepto de «cendculo» algo més que su sentido figurado. Cabe también ver, en el pasaje antedicho, que Baude- laire anticipa los dos usos con que el concepto de «mt- sica» seré aplicado en poesia: el uso masivo, sensual para apaciguar la angustia poética y provocar el rela- jamiento onirico, y el uso intelectual de la misica, con- siderada como una forma no objetiva del pensamiento que activa la mente més para sugerir que para dictar conceptos y visiones. Baudelaire mismo se siente més inclinado hacia las «fuentes» de estimulo intelectual capaces de derivarse de la forma musical, Desde este ee Tepite que la poesia debe ser architecturel et * Carta del 15 de mayo de 1871 a Paul Demeny. 62 El Movimiento Simbolista vista, Mallarmé estaré mas cerca de al que Ls Jos instrumentalistas de Ja escuela simbdlica. Esta implicacion se refuerza en el ensayo de Baude- Jaire sobre Ricardo Wagner. Baudelaire fue una de jas pocas personas que asisti6 al estreno del Tanmshiu- ser y que no silbé ni protest6. Extético ante su deseu- brimiento de Wagner, Baudelaire pas6 muchos dias después vagando de café en café, esforzéindose por en- contrar una orquesta que pudiera interpretar una vez més Jo que persistia en su memoria auditiva. La fuer- za de la misica wagneriana ejercia sobre el auditorio la misma intoxicacion que una orgia de haschisch. YY como en el haschisch, la intoxicacién producia un es- tado de sinestesia, por cuanto el sonido sugeria el Color audelaire le maravillaba el uso que Wagner haca de la leyenda, Se daba cuenta de que, a pesar de que Jos romanticos franceses habian desarrollado su senti- do histérico bajo la guia de Chateaubriand y de Ma- dame de Staél, sus resultados tendian a hacer un uso racional, ¢ incluso prosaico, del color local y del de- talle hist6rico. Pero el uso que Wagner hacia del pa~ sado mediante el culto a la leyenda conducia a una vision iluminada de una época determinada, no racio- halmente exacta, pero si creadora de una secuencia de sucesos enteramente distinta de la narraci6n hist6rica. Wagner mezclaba el paganismo, la leyenda gotica y Ia cristiandad, creando un plano real que era mistico sin ser religioso, en cierto sentido paralelo a la atmos: fera hipnotica creada, mediante palabras, por Edgar n Poe. “si en el mundo misterioso ¢ irracional de Poe Baudelaire habia percibido el culto del verbalismo, en ‘Wagner descubria ¢l uso mistico de la misica:

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