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EL IDEAL DE BOLÍVAR VS LA DOCTRINA MONROE

Corría el año 1823, cuando un hombre llamado James Monroe, Presidente de


los Estados Unidos de Norteamérica, emana una proclama ante el Congreso de su
Nación, con la cual se autonombraban como los protectores de América con la frase
“América para los Americanos”, cuando en realidad quisieron decir: somos dueños
de las tierras americanas sin distinción de hemisferios. Mientras ese mismo año de
1823, un hombre guerrero y soñador recién había librado batallas para la liberación
de su país del imperio español y sin descanso alguno se enrumbaba a seguir la
lucha, esta vez para la liberación de los pueblos hermanos, este hombre no fue sino
Simón Bolívar.

El conflicto entre Venezuela y los Estados Unidos de Norteamérica comienza


desde el mismo momento en que nuestra nación de la mano de Bolívar decide ser
libre. El país del norte se negó y aun se niega, a reconocer nuestra independencia.
El libertador había desarrollado una doctrina política y espiritual que nos hacía
enemigos de aquella nación, también independiente, pero con vocación doctrinaria
contraria a la Bolivariana.

El ideal Bolivariano iba más allá de la simple lucha armada, se forjó en la


comprensión, en el análisis, en la proyección de la necesidad de construir naciones
con una industria y agricultura propias, negadas por ese entonces por los poderes
coloniales y bloqueados por la acción neoliberal de hoy.

Mientras en el Hemisferio Norte de nuestra América, los anglosajones al


mandato del presidente Monroe buscaban la fragmentación de Latinoamérica; en
nuestro hemisferio, Bolívar se dio a la tarea de realizar todos los esfuerzos políticos
e intelectuales para conseguir la unión hispanoamericana.

Bolívar pretendía que se creara una sola Nación, integrada por las repúblicas
que habían sido colonias Españolas, las cuales tenían los mismos intereses, origen,
lengua y religión, y así se equilibrarían los poderes entre el Sur y el Norte. Y podrían
protegerse de cualquier potencia que pretendiera apoderarse de alguna de estas
republicas. Bolívar aspiraba que las Repúblicas que integrasen está sola nación, se
comprometieran a defender la democracia y a abolir la esclavitud de los negros, pero
como ya había algunas naciones hispanoamericanas colonizadas por el
republicanismo esclavista norteamericano esto creo profundos desacuerdos con
muchos gobiernos hispanoamericanos y hostilidad e intransigencia de las potencias
Europeas, ya que se creían que esta Gran Nación estaría contra Europa y que se
quería convertir a toda América en Estados populares, atacantes de las monarquías.

Estados Unidos dominado por esclavistas se dio a la tarea de desprestigiar


los propósitos de Bolívar y hacer creer a la opinión pública que las intenciones de
Bolívar eran establecer un gobierno personal o una monarquía en toda la América
del Sur, y sumaron esfuerzos para dividir el Sur mientras unificaban el Norte con el
fin de crear un vacío de poder que impulsara su propio progreso.

La visión de Bolívar se contrapone como escudo ante lo que él ya intuía: la


visión absolutista, totalitaria, absorbente, injerencista e intervencionista, que niega
todo lo que no sea “americano”, representada por Monroe y sus postulados.

La lógica capitalista norteamericana, impulsada desde su Congreso


neoliberal, basa la obtención de las ganancias trasnacionales y el despojo
permanente, a causa de la lucha de clases, exigen que para construir este nuevo
paisaje geográfico desigual, deba estar en un casi eterno proceso de
destrucción/construcción de riqueza, como de la naturaleza; de industrialización/
desindustrialización o reubicación en nuevas áreas de nuevas industrias y
contaminación; de aglomeraciones socio-industriales, vaciamientos, despojos y
nuevas y mayores crisis ecológicas.

Es la dialéctica entre lo nuevo y lo viejo denominada cínicamente como


“destrucción creadora”, que ahora gracias a las tecnologías tele-comunicadoras
vemos en tiempo real, el aparecimiento de nuevas y prosperas industrias globales
competidoras en Sur Corea, Singapur, Hong Kong, la India, China y Rusia, pero
acompañadas por la generalización de una gigantesca crisis ecológica Global, y de
las imágenes aterradores de los bombardeos sobre los habitantes civiles de
ciudades totalmente calcinadas y destruidas en Afganistán, Irak, Libia, Siria, Yemen,
etc. Panorama desolador seguido por el desfile sobrecogedor de millones de
miserables refugiados de esas guerras, pidiendo entrar en las opulentas metrópolis
que los han bombardeado para que salieran de allí huyendo.

Hoy por hoy el pueblo Venezolano, mas Bolivariano que nunca, a más de
doscientos (200) años sigue siendo atacado por la llamada Doctrina Monroe,
sufrimos las embestida diplomática, económica y cerco militar dirigido por el
gobierno de los EEUU y sus países subalternos. Que buscan implantarse en nuestra
nación y traer panoramas como los antes expuestos, y sumado a esto estamos
sufriendo las embestidas de los medios de comunicación que repiten una y otra vez
el discurso norteamericano de manera disfrazada: el sueño americano está en su
estilo de vida, tratando de alienar las mentes de nuestros jóvenes.

El Imperialismo anglosajón con sus Estados periféricos subdesarrollados


subalternos o títeres, algunos de ellos ocupados militarmente o donde se ubican las
800 bases militares que el US Army tiene repartidas en todo el globo terrestre,
especialmente Colombia, se pretende continuar implementado una letal combinación
de estrangulamiento económico y financiero, un cerco diplomático feroz, una
infiltración de mercenarios y narco paramilitares, todo sumado a una actividad
interna violenta y desestabilizadora de guarimberos y delincuentes que buscan
destruir el Estado Bolivariano de Venezuela.

Pero, se avecina y se ve un renacimiento del fervor masivo del Pueblo


Trabajador, no solo venezolano sino de muchos países de nuestra américa, e
incluso del resto del planeta, que están recogiendo la estrella que lanzó Bolívar y
que Hugo Chávez recogió y resembró en nuestra tierra para ejemplo de las
naciones.

Con Chávez, Venezuela traza una política exterior de paz, de alianzas


profundas con naciones amigas para defender conjuntamente los principios de
soberanía, autodeterminación, independencia, el encuentro y diálogo de culturas, la
solidaridad y la complementariedad para la consecución de una arquitectura
internacional de armonía y equilibrio entre los pueblos.
La geopolítica bolivariana-chavista enfrenta al Consenso de Washington y los
planes imperialistas: programación sistemática de conflictos, guerra permanente,
donde no se busca la paz ni la victoria sino operaciones exitosas de pacificación
(cotización de las naciones, planes de shock y terror para imponer el “Estado de
Excepción Mundial” como regla), mediante declaratorias de Estados Fallidos,
Estados Forajidos, Intervenciones Humanitarias y Decretos donde se declaran a los
Estados Nación “Amenazas Inusuales y Extraordinarias”.

El destino de América Latina está pendiente de una lucha ideológica


manifiesta desde inicios del siglo XIX entre la Doctrina Monroe y las ideas de Simón
Bolívar. Chávez lo dijo: “El pensamiento bolivariano sigue siendo válido y apunta a la
unión de los latinoamericanos para que la región no sea borrada del mapa, tragada
por la gran potencia del norte (Estados Unidos)”

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