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RESEÑA ANALÍTICA

TEMA: un puerto sin comunidad

TÍTULO: el auge de una economía neoliberal vs el sentido de comunidad

El presente escrito pretende abordar desde un enfoque social la disputa territorial entre la

comunidad afro, quienes durante muchos años conservan el ideal de vida y sentido de

comunidad de sus territorios y los actores legales y alternos del poder quienes en muchas

ocasiones de forma sutil se apropian de sus territorios, calificados como ricos en términos de

biodiversidad, ubicaciones geoestratégicas benéficas para las actividades comerciales, portuarias

e industriales; este escenario específicamente hace referencia a Buenaventura, donde los

intereses capitales y económicos reposan en unas lógicas de desarrollo por la condición de puerto

y en donde la presencia estatal ha sido débil en función a la representatividad, voluntad política y

transparencia.

Por otro lado, la presencia de distintos grupos armados ilegales ha hecho que las personas afro

manifiesten y argumenten sin reserva alguna que Buenaventura es un puerto sin comunidad

porque se ha dado mas prioridad a un crecimiento económico abanderado con políticas de

desarrollo con únicos beneficioso ganancias para los capitalistas ( actores de inversiones externos

y actores políticos sin intereses por el bien colectivo), y es así, como los roles de socialización

comunitaria y el valor del territorio reservan involuntariamente esta decadencia, en la cual se

derivan diversas modalidades de victimización, como: homicidios, desplazamiento forzoso,

desapariciones alarmantes, abuso físico, sexual y psicológico a niños y adolescentes

básicamente, sin dejar a un lado, las persecuciones, crímenes atroces a lideres sociales con gran

experiencia, torturas, reclutamientos masivos a menores de edad y aun jóvenes, etc.


El Centro Nacional De Memoria Histórica con la debida participación y trabajos exhaustivos de

la comunidad, la academia, organizaciones socioculturales y aun religiosas, han logrado a través

de esta investigación “Buenaventura, un puerto sin comunidad”, exponer detalladamente la

realidad social de la ciudad-puerto y posteriormente reconocida legalmente como Distrito

Especial, Industrial, Portuario, Biodiverso y Ecoturístico por la Ley 1617 de 2013. Toda esta

investigación también ha permitido comprender el favorecimiento sin censura de grupos armados

por el territorio en términos económicos y como las acciones bélicas por otro lado han

aumentado la victimización hacia la población afro-bonaverense y finalmente la reparación de

estas víctimas concierne una tarea que explícitamente es un desafío y mas si se habla en detalles

sobre los acuerdos de desmovilización acordados en 2004 entre el Gobierno Nacional y el bloque

del Calima de las Autodefensas Unidas de Colombia, organización paramilitar que dejó un gran

número de víctimas.

En función a lo expuesto en los tres párrafos anteriores a modo de introducción, se procede a

consignar detalles textuales y posteriormente reflexivos respecto a la problemática de coyuntura

social en el actual Distritito Especial: “la carencia de una comunidad y un puerto muy

provechoso”

Desde hace tiempo, autores como Aprile-Gniset (1987) y Almario (2007) han
mostrado cómo el puerto ha tenido un papel dual, uno frente al desarrollo social
y urbanístico del territorio y otro frente a las redes económicas de circulación de
bienes y extracción de recursos naturales que articulan las economías del Valle
del Cauca, Antioquía, Cundinamarca y el eje cafetero con el comercio
internacional. Coinciden estos autores en plantear que en la dualidad ha
prevalecido una lógica de exclusión e inclusión que muestra cómo frente a los
centros políticos y económicos del país los ordenamientos socioculturales de los
pobladores afrodescendientes e indígenas han sido excluidos, mientras que los
potenciales de su territorio en recursos –mineros, madereros y pesqueros– y su
conexión marítima han sido fuertemente incluido.
Las consecuencias de una relación que es a la vez de exclusión y de inclusión
entre el centro político-económico del país y el puerto, ha cimentado las bases
para la constitución de un tipo de Estado local y nacional que en la región no
provee ni regula
bienes públicos en seguridad, justicia y bienestar. En el caso de un territorio
étnico, la regulación y provisión de lo público requiere garantizar mecanismos
que posibiliten la protección de los ordenamientos socioterritoriales de estas
comunidades, así como
el desarrollo de condiciones que permitan la pervivencia cultural de
afrodescendientes y de indígenas. (Centro Nacional de Memoria Histórica.
Buenaventura: un puerto sin comunidad, 2015, p.27)

A partir de la década de los ochenta la región del Pacífico es objeto de una nueva
reconfiguración territorial coherente con el desarrollo de nuevas agendas
políticas y económicas orientadas por el avance del proceso globalizador y con
éste el auge de la economía neoliberal. Al respecto Álvaro Pedroza (1996) reseña
las palabras del presidente Betancur en noviembre de 1982 “Colombia
históricamente ha vuelto sus espaldas al mar Pacífico y ha dejado más o menos
abandonados sus litorales, pero que a partir de ese momento el gobierno quiere
consagrar los cuatro años de su período a la colocación de las bases para una
política del Pacífico y a la elaboración de su primer plan de desarrollo, esto en
razón (dice el autor) de que el mar ha comenzado a ser política y jurídicamente
un bien expropiable y apropiable y de que se está entrando a la tecnología para
explotarlo económicamente” (Pedroza, Álvaro, 1996, en: Arturo Escobar y
Álvaro Pedroza).

Con respecto a la reconfiguración territorial en la ciudad y puerto, teniendo en


cuenta la panorámica histórica y disputante abordada textualmente en líneas
anteriores, vale pena enunciar el propósito del documento CONPES 3410 de
2006, el cual expresa esencialmente el mejoramiento de la calidad de vida de los
habitantes bonaverenses y según Centro Nacional de Memoria Histórica.
Buenaventura: un puerto sin comunidad (2015) citando al mismo, enuncia lo
siguiente: El documento CONPES 3410 de 2006 expone la política de Estado
para mejorar las condiciones de vida de la población de Buenaventura; su visión
de desarrollo es “consolidar a Buenaventura en una sociedad más humana,
socialmente más justa e incluyente, institucionalmente confiable, transparente e
interdependiente; económicamente creciente, productiva, competitiva y atractiva;
ambientalmente sostenible” (CONPES, p.21).

Buenaventura no puede ser vista sin el pacifico y el puerto, es en estos dos puntos estratégicos
que se puede hablar de la fragmentación sutil del sentido y valor comunitario en lo que años atrás
era considerado como ciudad. Esta enunciación reposa detalladamente en el siguiente apartado
con detalles más explícitos y adicional a esto, la panorámica de la privatización de puertos de
Colombia, llamada actualmente Sociedad Portuaria Regional de Buenaventura:

Un hito fue fundamental para la relación establecida entre la dinámica


económica del puerto y la de la construcción de la ciudad, la creación de la
empresa pública Puertos de Colombia (Colpuertos) en 196116. La interacción
entre la población y la dinámica económica del puerto fue estrecha e influyó en
los ámbitos políticos, sociales y laborales de la población bonaverense. Los
procesos creados desde esta relación hicieron posible la vinculación laboral
formal de más de cinco mil trabajadores nativos de la región, fortaleció el
surgimiento de élites políticas locales y la construcción de una fuerte
organización sindical. Un ejemplo de la incidencia de esta empresa en la vida de
las personas de Buenaventura se registra en las notas del trabajo de campo que
realizó Fernando Urrea en1988; este investigador encontró una leyenda en
mármol ubicada en el frente de una casa de un trabajador de la empresa que
decía “Dios y Puertos de Colombia” (Urrea, Fernando, 2011, página 36).

En conexión al párrafo anterior, Puertos de Colombia fue muy significativo para


Buenaventura, era un sector estratégico. Una de las cosas que yo recuerdo, de las
tantas, era que un trabajador se pensionaba y el hijo o el hermano iban a
reemplazarlo, entraban a ocupar ese puesto, ¡yo recuerdo muy bien! que dentro
de algunas amistades del barrio uno encontraba que el papá fallecía y dentro de
la convención estaba establecido que su hijo podía ocupar el cargo del papá.
Posteriormente
esa reivindicación del sindicato se pierde (…) súmele a eso la cantidad de
personas empleadas y sus salarios que alcanzaban en ocasiones, a ser más de
tres, eso era muy significativo para Buenaventura
(CNMH, entrevista colectiva, sindicalistas, noviembre de 2013).

Sin dejar a un lado esta importante perspectiva entre al puerto de Colombia y la ciudad en el
Pacífico, referida a Buenaventura, es importante enunciar a los procesos organizativos y procesos
de sobrevivencias en el territorio en el marco de la “resistencia” con el animo de cambiar el
dominio o control masivo y constante de un actor externo particular o institucional del poder y
lograr el orden y el buen vivir como dispositivos claves del sentido y el valor comunitario y
territorial, bajo esta breve enunciación, se da cuenta detalladamente de lo pactado en este
párrafo:

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