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Bolsa de valores

Historia de la bolsa

El orígen de la bolsa como institución se da al final del siglo xv en las ferias medievales de la
Europa Occidental. En estas ferias se inició la práctica de las transacciones de valores
mobiliarios y títulos.

El término “bolsa” apareció en Brujas, concretamente en la familia de banqueros Van der


Bursen, en cuyo palacio se organizó un mercado de títulos-valores. En 1460 se creó la bolsa de
Amberes, que fue la primera institución bursátil en un sentido moderno. Posteriormente se
creó labolsa de Londres en 1570, en 1595 la de Lyon, en 1794 la de París, en 1792 la de Nueva
York y sucesivamente fueron apareciendo bolsas en las principales ciudades del mundo. Las
bolsas se consolidaron tras el auge de las sociedades anónimas.

En España, la primera bolsa reconocida oficialmente fue la de Madrid en 1831. La de Barcelona


nació en 1915, la de Bilbao en 1881, y la de Valéncia en 1981.

Actualmente, las bolsas más importantes son las de Nueva York, Tokio, Londres, Francfort,
París, Hong-Kong, Zurich, Milán y Bruselas.

En el mundo hay dos tendéncias en cuanto a las relaciones que mantienen las diferentes
bolsas dentro de un mismo país. Por un lado existen los países que han interconectado todas
sus bolsas integrándolas en un solo mercado de ámbito nacional. Éste es el caso de los Estados
Unidos, Japón, Austrália, Alemania, Suiza y Canadá, por ejemplo. En Italia, hay la misma
tendéncia ya que existen diez bolsas con un sistema integrado de negociación a través del
intercambio de información en tiempo real y una red de comunicaciones que permite el cruce
de operaciones entre agentes de diferentes plazas.

Por otro lado, hay otros países en los que se ha implantado una bolsa única que ha eliminado
prácticamente a todas las restantes: es el caso de Francia. En este país, la mayor parte de los
valores solo pueden negociarse en la bolsa de París.

Esta tendéncia que se está dando en el interior de cada país hacia la unificación también está
produciendose a nivel mundial. Así, el triángulo Nueva York-Tokio-Londres está teniendo cada
vez un mayor peso.
Hay países en los que las bolsas son instituciones públicas y los intermediarios autorizados son
nombrados oficialmente tras superar una oposición que les otorga la exclusividad para poder
contratar. Ésta era la situación existente en España hasta el año 1989.

Tal y como se ha expondrá posteriormente, en la actualidad las agencias y las sociedades de


valores son las que tienen autorización para contratar en las bolsas españolas. Actualmente,
las bolsas españolas, al igual que las de los paises anglosajones, son instituciones privadas
(concretamente son sociedades anónimas). De todas formas, estas bolsas privadas están
controladas por el poder público.

Funcionamiento y objetivos de la bolsa

La bolsa es una de las instituciones del sistema financiero y consiste en un mercado organizado
en el que se reúnen profesionales de forma periódica para realizar compras y ventas de valores
públicos o privados. Las características fundamentales son:

Es un mercado público donde se negocian títulos-valores.

Solamente se contratan los títulos de aquellas entidades que han sido admitidos a cotización.

Las transacciones están aseguradas jurídica y económicamente.

En la bolsa intervienen varios tipos de personas físicas o jurídicas:

Demandantes de capitales: instituciones públicas y las empresas privadas, que intentan


obtener parte de su financiación.

Oferentes de capitales: empresas o particulares interesados en colocar sus sobrantes de


liquidez con la finalidad de obtener una rentabilidad.

Los inversores colocan sus fondos intentando conseguir la máxima rentabilidad con el mínimo
riesgo. Al mismo tiempo, pretenden asegurarse una buena liquidez en las inversiones de forma
que se puedan recuperar rápidamente si fuera necesario.

Mediadores: estos juegan un papel muy importante ya que contactan las demandas de los
compradores con las ofertas de los vendedores de títulos.
En España, esta función la desarrollan las sociedades de valores y las agencias de valores, que
han sustituido los antiguos agentes de cambio y bolsa del monopolio de intermediación
bursátil que tenían hasta 1989.

Las sociedades de valores pueden actuar por cuenta ajena y por cuenta propia. Por tanto,
pueden invertir en títulos, asegurar la suscripción de emisiones, así comodar créditos para la
compra-venta de valores.

Las agencias de valores en cambio, sólo pueden actuar por cuenta ajena y no están facultadas
para dar créditos para la compra-venta de valores ni para asegurar emisiones de valores.

Pegar cuadro

Las comisiones que reciben los mediadores son variables pero oscilan alrededor del 1% del
valor de compra.

Para poder contratar en una bolsa determinada, tanto las sociedades de valores como las
agencias de valores han de ser miembros de dicha bolsa. En este caso han de añadir a su
denominación la frase: “y de bolsa”.

Las sociedades y agencias de valores tienen principalmente como accionistas, a entidades de


crédito y a antiguos agentes de cambio y bolsa. Tanto las sociedades de valores como las
agencias de valores han de disponer de un determinado capital mínimo de acuerdo con la
legislación vigente. Asimismo han de estar aprobadas por la Comisión Nacional del Mercado de
Valores y autorizadas por el Ministerio de Economía y Hacienda.

También existen en la bolsa otros mediadores. Este es el caso de las “sociedades mediadoras
en el mercado de dinero” (SMMD). Estas entidades son sociedades anónimas que desarrollan
una mediación de tipo financiero en el mercado de activos a corto plazo (pagarés, letras, etc.).
Concretamente, actúan por cuenta propia negociando activos a corto plazo para agilizar la
relación entre las entidades que emiten estos activos y los inversores. Otras entidades que
también actúan en la bolsa son los fondos de inversión y las sociedades de inversión.

En la negociación de ciertos valores, como las obligaciones, han de intervenir las denominadas
“sociedades de contrapartida” a solicitud de las entidades emisoras. Estas sociedades
proporcionan liquidez a estos títulos al comprometerse a comprar un determinado porcentaje
de los mismos cuando la demanda no cubre la oferta. En caso contrario, es decir, cuando la
oferta no cubre la demanda, las sociedades de contrapartida han de vender un determinado
porcentaje (si disponen de los títulos necesarios) de la diferencia que exista entre ambas. Estas
operaciones se realizan a un precio fijado por ellas mismas.

Los objetivos principales de la bolsa son:

Facilitar el intercambio de fondos entre las entidades que precisan financiación y los
inversores. Para ello, las entidades emisoras de títulos-valores han de ser admitidas en la
bolsa. Este intercambio se realiza en el mercado primario, del que hablaremos más adelante.

Proporcionar liquidez a los inversores en bolsa. De esta forma, el inversor puede recuperar su
inversión cuando lo precise si acude a la bolsa para vender los títulos que había adquirido
previamente. Este objetivo se consigue a través del mercado secundario, del que también
hablaremos.

Fijación del precio de los títulos a través de la ley de la oferta y la demanda.

Dar información a los inversionistas sobre las empresas que cotizan en bolsa. Por este motivo,
las empresas admitidas en bolsa han de informar periódicamente de su evolución económica y
cumplir una serie de requisitos.

Publicar los precios y cantidades negociadas para informar a los inversores i entidades
interesadas.

Además, la bolsa está haciendo un importante papel como barómetro de la economía. En


efecto, el mercado bursátil con sus oscilaciones suele utilizarse como indicador de la evolución
que está siguiendo la economía.

Para las empresas, la cotización en bolsa supone importantes ventajas, entre las que cabe
destacar las siguientes:

Obtención de financiación a un menor coste ya que normalmente la financiación a través de la


bolsa es más barata que la que se consigue por otras vías.

Los títulos emitidos por la empresa son más líquidos ya que sus inversores los pueden
revender en la bolsa cuando lo deseen.
Mejora de la imagen pública de la empresa por la continua publicidad gratuita que aparece en
los medios de comunicación que informan de la marcha de la bolsa.

Siempre se puede conocer con exactitud el valor de mercado de las acciones que ha emitido la
empresa. Esta circunstancia no es posible en las empresas que no cotizan en bolsa.

La cantidad de financiación a obtener es mucho mayor que la que se podría conseguir si la


empresa no cotizase en bolsa.

Los títulos que cotizan en bolsa suelen gozar de ventajas fiscales.

Sin embargo la cotización en bolsa tiene algunas desventajas para ciertas empresas:

La emisión de acciones que coticen en bolsa puede suponer una pérdida de poder en la
empresa para los accionistas fundadores.

Las acciones que cotizan en bolsa pueden pasar a propiedad de personas desconocidas por los
accionistas fundadores.

Las empresas que cotizan están obligadas a facilitar información periódica a sus accionistas y a
la bolsa.

Las empresas que cotizan en bolsa han de someterse a auditoría externa.

La mayor transparencia de las empresas que cotizan en bolsa hace que estén más controladas
fiscalmente.

El mercado primario

El mercado primario, también llamado mercado de emisiones, se da cuando las entidades


admitidas a cotización en bolsa emiten aciones u obligaciones que sin adquiridas por los
inversionistas. En el mercado primario se relacionan las entidades demandantes de fondos con
los oferentes de fondos o inversionistas. En este mercado se podrían distinguir dos mercados
muy diferentes: el de emisión de acciones y el de emisión de obligaciones.
El mercado secundario

En el mercado secundario se compran y venden títulos ya emitidos. Es en este mercado donde


se pueden negociar los títulos de entidades que coticen en bolsa y el precio de las
transacciones (o cotización) se fija a través del juego de la oferta y la demanda. Al mercado
secundario se le denomina también bolsa de valores.

El mercado primario y el secundario están totalmente relacionados y para que la bolsa


funcione de forma óptima se precisa que cada uno de los dos mercados esté bien desarrollado.
El mercado secundario proporciona al inversionista la posibilidad de recuperar sus ahorros en
el momento en que lo desee. De esta forma se consigue que la inversión en bolsa tenga una
buena liquidez.

Funcionamiento de la bolsa en españa

En España las cuatro bolsas oficiales (Madrid, Barcelona, Bilbao y Valéncia) están reguladas por
la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que es una entidad de derecho público
con personalidad jurídica propia. Las funciones básicas de esta Comisión son las siguientes:

Dirigir el sistema bursátil.

Autorizar la admisión de valores a cotización.

Proponer la autorización de sociedades y agencias de valores.

Controlar y supervisar los mercados y las instituciones que intervienen en ellos.

Inspeccionar los mercados y sancionar cuando lo crea oportuno.

Velar por la transparéncia y por la protección del inversor. En este sentido, ha de controlar que
no se haga uso de información privilegiada (insider trading).

Los miembros del Consejo de Administración de la CNMV son nombrados básicamente por el
Ministerio de Economía. Por tanto, la CNMV depende del gobierno. El Consejo de
Administración de la CNMV es asesorada por la denominada Comisión Consultiva en la que
participan los miembros de las bolsas, los inversores, los emisores y las Comunidades
Autónomas que cuentan con bolsa.

Los miembros de cada bolsa son acionistas de la Sociedad Rectora de la Bolsa de Valores
correspondiente que tiene la figura jurídica de sociedad anónoma. Estos miembros son los
únicos que pueden contratar en bolsa. Las funciones de dicha sociedad son:

Organizar las sesiones de contratación.

Publicar los precios.

Organizar la liquidación de las operaciones bursátiles.

Admitir títulos a cotización, en colaboración con la CNMV.

En España desde 1989 una parte importante de los valores cotiza en el denominado mercado
continuo. Este mercado consiste en la conexión informática de las cuatro bolsas españolas:

Inteconecta informáticamente las cuatro bolsas españolas. De esta forma, la información de


los precios es única y no varia de mercado a mercado.

Tanto los intermediarios como los inversores puedenestar conectados informáticamente con
el sistema y recibir información en tiempo real.

Los títulos admitidos pueden contratarse a lo largo de toda la jornada (de 10 a 17 horas).

Las órdenes se pueden hacer por lotes o picos. Para ello, para cada título se define la unidad
de lote y cuando una orden asciende a una cantidad o es múltiplo de ella, es una orden por
lotes. En cambio, cuando la orden es por número de títulos inferior al lote es una orden de
picos.

En función del precio, las órdenes pueden ser de apertura, limitadas o de mercado. Las de
apertura seintroducen en el período de preapertura (de 10 a 11 horas) con la intención de
negociarse al precio de apertura. Las limitadas son las que incluyen un precio que no puede
sobrepasarse en las compras o que no puede reducirse en las ventas. Las órdenes de mercado
son las que se introducen sin limitar el precio.
Los miembros de la bolsa pueden introducir sus órdenes de compra o venta mediante sus
terminales de ordenador que están conectadas al ordenador central del mercado continuo.
Éste a través de un programa informático, intenta siempre casar el máximo de operaciones de
acuerdo con las órdenes de compra y venta.

En la actualidad, este mercado está adquiriendo cada vez mayor importáncia ya que los
principales valores se negocian en él.

Valores mobiliarios

Características y clasificación de los títulos-valores

Los títulos-valores son documentos representativos de deudas o del capital de entidades


públicas o privadas. Los documentos que se negocian en bolsa son títulos-valores. Los títulos-
valores se pueden clasificar atendiendo a distintos criterios. Por ejemplo, si la clasificación se
hace según el tipo de renta que se percibe se pueden dividir en:

Títulos de renta fija: son los títulos que dan derecho a percibir un interés fijo que se calcula en
función de un porcentaje sobre el nominal. La deuda del Estado, las obligaciones y los bonos
son ejemplos de títulos de renta fija. Los derechos que proporcionan son solo económicos
(intereses y reembolso del capital).

Títulos de renta variable: su retribución no es fija ya que depende del volumen de beneficios
que obtenga la sociedad emisora. Las acciones, que proporcionan dividendos si la empresa
emisora obtiene resultados positivos, y las participaciones en fondos de inversión son
ejemplos de este tipo de títulos.

También se pueden clasificar los títulos según el carácter público o privado de la entidad que
los ha emitido:

Títulos públicos: en estos títulos la entidad emisora es pública. La deuda pública del Estado, las
obligaciones de entidades oficiales de crédito o de otros organismos oficiales y las letras del
Tesoro son ejemplos de títulos públicos.
Títulos privados: son títulos emitidos por empresas privadas. Por ejemplo, son títulos privados
las acciones de empresas privadas, las participaciones en fondos de inversión, los pagarés de
empresa y los pagarés de entidades oficiales de crédito.

Otra clasificación de los títulos es la que se hace en función de cómo está designado el titular:

Títulos nominativos: son los que se emiten a favor de una persona determinada. En caso de
transmisión del título se ha de notificar a la entidad emisora.

Títulos al portador: su titular es el portador de los mismos.

Títulos a la orden: se emiten a favor de una persona determinada que puede cederlos a
cualquier otra persona sin que sea preciso avisar al deudor. La letra de cambio es un ejemplo
de este tipo de título.

En la bolsa, se suele dividir los títulos, a efectos de contratación en los grupos siguientes:

fondos públicos, también denominados efectos públicos;

obligaciones;

acciones;

activos financieros a corto plazo.

Fondos públicos

Los fondos públicos, también denominados efectos públicos, son títulos de renta fija
correspondientes a deudas emitidas por el Estado u otras instituciones públicas. Suelen tener
un vencimiento a medio y largo plazo lo que les distingue de las letras del Tesoro que tienen
un plazo menor. En grupo de fondos públicos se incluyen básicamente los siguientes tipos de
títulos:

Deuda pública del Estado.


Deuda de organismos oficiales como el Instituto de Crédito Oficial, el Instituto Nacional de
Industria o el Instituto Nacional de la Vivienda.

Deuda emitida por Puertos o Juntas de Obras Públicas.

Deuda pública de las Comunidades Autónomas.

Deuda pública de Ayuntamientos y demás corporaciones locales como las Diputaciones.

Deuda de empresas públicas como Renfe, por ejemplo.

Valores extranjeros con garantía del Estado.

Los fondos públicos tienen las siguientes características:

Cuentan con la garantía del Estado o de la entidad pública que los haya emitido. Por tanto
gozan de la máxima seguridad.

Suelen proporcionar importantes ventajas fiscales que incrementan su rentabilidad.

El tipo de interés que dan tiende a ser algo inferior al de los títulos de renta fija emitidos por
las entidades privadas.

En función del plazo de reembolso pueden ser temporales o perpetuos.

Existe deuda pública interior o exterior, siendo ésta última la emitida fuera de España.

Obligaciones

Al igual que los fondos públicos, las obligaciones son títulos representativos de deuda de las
empresas que las han emitido. De hecho, las obligaciones forman parte de un préstamo
solicitado por la entidad emisora. Por ello, a las obligaciones se las denomina también
empréstitos. En un empréstito en obligaciones, existe una pluralidad de prestamistas que son
los obligacionistas o inversores que han adquirido las obligaciones. Las obligaciones son títulos
de renta fija. La inversión en obligaciones es más segura que la inversión en acciones, ya que
para dejar de percibir los interese de unas obligaciones debería producirse una suspensión de
pagos de la empresa emisora, los obligacionistas recuperan antes su inversión que los
accionistas.

En contrapartida cuando la empresa emisora y la bolsa atraviesan un buen periodo, la


expectativa de rendimiento de la las obligaciones es menor a la de las acciones. Por este
motivo, es normal que la inversión en obligaciones aumente cuando la bolsa está atravesando
un mal período ya que los inversores desinvierten en acciones para hacerlo en títulos de renta
fija. Contrariamente, cuando la bolsa está en alza, los inversores desinvierten en obligaciones
para hacerlo en acciones ya que entonces pueden obtener importantes plusvalías por los
aumento de valor que registran las acciones.

Las obligaciones pueden ser de varios tipos según la garantía que proporcione la sociedad
emisora al inversor:

Simples: no tienen garantía hipotecaria ya que la única garantía viene dada por la propia
empresa emisora.

Hipotecarias: tienen garantía hipotecaria. Por tanto, en caso de insolvencia de la empresa


emisora, el inversor tiene la garantía de los bienes hipotecados.

Existen otras clasificaciones de obligaciones. Respecto a los intereses, las obligaciones pueden
ser:

Constantes: su tipo de interés es fijo durante el periodo en que dura el empréstito.

Variables: el tipo de interés que perciben los inversores puede variar en función de variables
como la inflación, por ejemplo.

En algunos casos las obligaciones son convertibles en acciones. De esta forma, la entidad
emisora da la posibilidad a los inversores que lo deseen de convertir sus obligaciones en
acciones. Así, el acreedor puede pasar a ser accionista de la empresa que ha emitido el
empréstito.

Acciones
Las acciones son títulos de propiedad de una parte del capital social de la empresa que las ha
emitido. Como se ha mencionado anteriormente, las acciones son títulos de renta variables. La
inversión en acciones otorga al inversor una serie de derechos que se detallan a continuación:

Participación en las decisiones que se toman en la junta general de accionistas a través del
derecho al voto. Por tanto, las acciones permiten participar en la gestión de las empresas en
las que se invierte. El número de votos que tiene un accionista es proporcional a la
participación en el capital social. Sin embargo, las sociedades también pueden emitir acciones
sin voto, con los límites previstos en la legislación vigente.

Dividendo en caso de que la empresa haya obtenido beneficios y la junta general decida
repartir una parte de los mismos a los accionistas. El dividendo activo es el que la junta general
de accionistas decide pagar a los accionistas. El dividendo a cuenta es el que se paga antes de
la junta general de accionistas y el dividendo complementario es la diferencia entre el
acordado y el pagado a cuenta.

Derecho preferente de suscripción en caso de que la sociedad amplíe el capital.

Transmisibilidad de las acciones en caso de que interese venderlas.

Existen varios tipos de acciones. Así, en función de cómo se designe al titular pueden ser:

Acciones al portador: son las más fáciles de negociar, porque no hay trámites de registro en la
sociedad emisora.

Acciones nominativas: tal como su denominación indica, van a nombre del poseedor, y la
sociedad emisora mantiene un registro de accionistas.

Las acciones también pueden ser:

Ordinarias: son las que gozan de los derechos clásicos.

Privilegiadas: son acciones que gozan de ciertos privilegios en materias tales como la
distribución de dividendos o el derecho de voto.
Sindicadas: cuando no pueden ser transmitidas libremente, sino que hay que hacer
previamente oferta de ellas a los actuales accionistas. La sindicación de acciones puede ser
materia estatutaria, o de pacto entre accionistas que pretenden mantener una posición de
control. Para la cotización en bolsa no puede haber limitaciones a la libre transmisibilidad, es
decir, no puede existir la sindicación estatutaria, ni son admisibles pactos de sindicación.

La cotización de acciones en bolsa proporciona liquidez al inversor ya que en cualquier


momento puede venderlos títulos adquiridos previamente.

Activos financieros a corto plazo

Los activos financieros a corto plazo constituyen otra alternativa para la inversión en bolsa. Los
activos financieros a corto plazo típicos son los pagarés y las letras.

Pagarés

Un pagaré es un documento en el que se recoge el compromiso de pago de la entidad emisora


(que precisa de financiación) a favor de tenedor que precisa invertir) a la fecha del
vencimiento. Por tanto, un pagaré es a la vez un instrumento de financiación para la entidad
emisora y de inversión para el tenedor.

Los pagarés pueden ser emitidos por administraciones públicas, por entidades de crédito o por
empresas, y son siempre a corto plazo. Los inversores pueden operar con los pagarés de tres
formas diferentes:

Suscripción en el mercado primario, en el que se fijan el precio, el descuento y la fecha de


vencimiento del pagaré.

Compra-venta en el mercado secundario de pagarés ya puestos encirculación. A esta forma de


operar y a la anterior se las denomina “a vencimiento”.

Compra con pacto de recompra. De esta forma, el inversor puede colocar sus fondos al plazo
que más le interese.

Los pagarés se negocian por subasta y el precio se establece en base al descuento contratado y
el tiempo que falta para el vencimiento.
Letras del Tesoro

Las letras del Tesoro, con vencimiento a tres y seis meses o un año, se emiten al secuento,
normalmente en subastas quincenales. Las letras del Tesoro pueden ser objeto de operaciones
de dobles, que son dos compraventas ligadas de signo contrario, una al contado y otra al plazo
convenido. En una operación de dobles el comprador de una letra del Tesoro se obliga a
revenderla a la misma persona en un plazo y a un precio convenido. Por tanto, el vendedor en
una operación de dobles está obligado a recomprarla al precio y plazo convenidos. De esta
forma se pueden efectuar inversiones, u obtener financiación, a muy corto plazo.

Las letras suelen ofrecer una rentabilidad mayor que los pagarés ya que a pesar de que no se
ha de practicar retención en el origen, las entidades financieras han de comunicar a Hacienda
la lista de los tenedores. En los pagarés en cambio, además de no practicarse la retención, no
se ha de comunicar la lista de los inversores que los poseen con lo que gozan de opacidad
fiscal.

Pagarés de empresa

Los pagarés de empresa o pagarés a la orden son deudas a corto plazo emitidas por empresas.

Los pagarés de empresa se negocian en la bolsa a través de sus miembros. También puede
adquirirse por medio de entidades financieras mediadoras, como los bancos, cajas de ahorro y
las sociedades del mercado de dinero.

Los pagarés de empresa proporcionan a las empresas la posibilidad de acudir a la bolsa con su
propio papel y sin precisar el aval de la banca y, por tanto, reducir el coste de intermediación.
Esta forma de financiación es usada por algunas de las empresas más grandes del país ya que
han de ofrecer la máxima solvencia a los posibles inversores.

Pagarés de entidades de crédito

Son pagarés emitidos por entidades de crédito. Se les denomina también pagarés bancarios y
tienen las mismas características que los pagarés de empresa.

OPINIÓN PERSONAL
La bolsa es cada vez más un elemento imprescindible para el normal funcionamiento del
sistema financiero en una economía de mercado como la española. En primer lugar he creído
conveniente explicar un poco de la historia de la bolsa y de los mercados bursátiles en general,
así como su actual funcionamiento en diferentes países. Dada la importancia de la bolsa como
barómetro de la economía, he creído conveniente explicar los objetivos de este ente, así como
su funcionamiento general. Con posterioridad me he introducido en los principales valores
negociables en bolsa, para poder entender un poco más el funcionamiento de ésta.

Para invertir en bolsa está claro que se debe disponer de fondos suficientes, así como del
conocimiento de las técnicas para invertir al menor riesgo y con las mayores garantías. Pero
aún así la economía no es una ciencia exacta, y en consecuencia la bolsa no nos puede
garantizar al cien por cien nuestras inversiones, de hecho estamos hartos de ver en Telediarios
y de leer en periódicos las fluctuaciones de los valores que cotizan en bolsa y las consecuencias
que dichas fluctuaciones provocan en los inversores y en el equilibrio de la economía en
general.

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