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Radiación Solar y Espectro electromagnético
ALBEDO
Carbono en la atmósfera
Cuando el sol brilla, las plantas realizan la fotosíntesis para convertir dióxido de carbono en
carbohidratos, liberando oxígeno en el proceso. Este proceso es más prolífico en bosques
relativamente nuevos, donde el crecimiento del árbol es todavía rápido.
En la superficie de los océanos, cerca de los polos, el agua del mar actúa como refrigerador y se
forma más ácido carbónico cuando el CO2 se hace más soluble. Esto está conectado con la
circulación termohalina del océano, que transporta el agua superficial densa al interior del océano.
En áreas superiores del océano con alta productividad biológica, los organismos convierten el
carbono reducido en tejidos, y los carbonatos en partes del cuerpo duras como conchas y
caparazones. Éstos compuestos son, respectivamente, oxidados (bomba de tejidos) y disueltos de
nuevo (bomba de carbonato) en niveles medios del océano inferiores a donde se formaron,
causando un flujo hacia abajo del carbono.
La erosión de rocas de silicato. El ácido carbónico reacciona con la roca erosionada para producir
iones de bicarbonato. Los iones de bicarbonato producidos son transportados al océano, donde se
usan para hacer carbonatos marinos. A diferencia del CO2 disuelto en equilibrio o en los tejidos
muertos, la erosión no mueve el carbono a un reservorio del cual pueda volver fácilmente a la
atmósfera.
El carbono puede ser liberado a la atmósfera de muchos modos diferentes:
Por la respiración realizada por plantas y animales. Esta es una reacción exotérmica e implica
la ruptura de glucosa (u otras moléculas orgánicas) en dióxido de carbono y agua.
Por tejidos muertos de animales y vegetales. Los hongos y las bacterias dividen los compuestos
de carbono de los animales muertos y las plantas, y convierten el carbono a dióxido de carbono
si hay oxígeno presente, o bien a metano si no lo hay.
Por la combustión de material orgánico, que oxida el carbono que contiene, produciendo
dióxido de carbono (y otros productos, como vapor de agua). Quemando combustibles fósiles
como carbón, productos del petróleo y gas natural, se libera el carbono que ha sido almacenado
en la geosfera durante millones de años.
Producción de cemento. El dióxido de carbono se libera cuando la piedra caliza (carbonato de
calcio) se calienta para producir la cal (óxido de calcio), un componente del cemento.
En la superficie de los océanos, donde el agua es más cálida, el dióxido de carbono disuelto se
libera de vuelta a la atmósfera
Las erupciones volcánicas y el metamorfismo liberan gases en la atmósfera. Los gases volcánicos son,
principalmente, vapor de agua, dióxido de carbono y dióxido de azufre. El dióxido de carbono liberado es
aproximadamente igual a la cantidad de silicato eliminada por erosión; ambos procesos, que son el
reverso químico uno de otro, suman casi cero, y no afectan al nivel de dióxido de carbono atmosférico en
escalas de tiempo menores de unos 100.000 años.
Más excepcionalmente, el carbono puede provenir del impacto de un meteorito importante sobre la
Tierra. Según la violencia de este acontecimiento, la cantidad de materia expulsada y las consecuencias
pueden variar considerablemente. Mientras que la actividad volcánica normal hace aumentar la tasa
atmosférica de los gases de efecto de invernadero, la caída de un cuerpo pesado o una erupción
excepcionalmente poderosa propagan en la alta atmósfera grandes cantidades de polvo que reducen el
flujo del brillo solar, lo que provoca una disminución de la temperatura que puede ir hasta varias
decenas de grados en unas semanas. Un cataclismo de este tipo es tal vez la causa de la desaparición de
los dinosaurios.
Ciclos del carbón, nitrógeno, oxígeno, azufre y fósforo.
En todo ecosistema, ya sea en mayor o menor cantidad, se encuentran diversos elementos químicos. Esto
ocurre porque todo organismo vivo está constituido en diferentes grados por sustancias como el carbono, el
oxígeno o el nitrógeno, entre muchos otros más.
También en la naturaleza no viva es posible encontrar verdaderos depósitos químicos, como en el caso de la
atmósfera, importante reservorio de dióxido de carbono y de oxígeno, o también, en el suelo y las rocas,
donde es común encontrar minerales, nitratos y fosfatos.
La principal característica común de todos estos elementos es que se encuentran en permanente
transformación e intercambio entre todos los organismos que componen un ecosistema.
Con la aparición de la vida microscópica se iniciaron procesos bioquímicos interesantísimos para el futuro
de nuestra atmósfera y de nuestra vida. La fotosíntesis incorporaba por vez primera dióxido de carbono de
la atmósfera y devolvía oxígeno, acumulándose cada vez más. Por último y tras la aparición de los seres
vegetales fotosintéticos pudieron aparecer los seres vivos animales que eran capaces de respirar este gas.
Ciclos del carbono
Todas las moléculas orgánicas están compuestas por cadenas de carbono enlazadas entre sí. De allí la
importancia de este vital elemento y su rol en el equilibrio ecosistémico.
Las plantas lo absorben desde el aire a través de las hojas y, en su interior, lo procesan hasta transformarlo en
una sustancia vegetal, durante la fotosíntesis. Una pequeña parte es devuelta hacia la atmósfera a través de la
respiración vegetal, mientras la otra porción restante llega hasta los animales que se alimentan con las
plantas. De ahí continúa el viaje hasta los animales carnívoros, que depredan a los herbívoros. Así, el carbono
forma parte, en ambos casos, de la materia que constituye a estos seres vivos (músculos, huesos, etc.).
Durante su vida, tanto herbívoros como carnívoros también devuelven dióxido de carbono a la atmósfera por
medio de la respiración. Una vez muertos, tanto vegetales como animales son reducidos a una cantidad de
materia orgánica mínima, gracias a la acción de los organismos descomponedores (bacterias, hongos,
protozoos, entre otros), que también liberan dióxido de carbono al aire y hacia las raíces de las plantas, que
nuevamente lo captan y procesan.
Ciclo del carbono en el planeta.
Un componente que ha llegado a tener una gran importancia en el ciclo del carbono son los combustibles
fósiles, su descomposición y posterior uso como combustibles que, al quemarse, incrementan
extraordinariamente las cantidades de este gas en la atmósfera aumentando el calentamiento de la
atmósfera.
Ciclo del nitrógeno
Protagonista de importantes procesos, como la síntesis de proteínas y ácidos nucleicos, el
nitrógeno corresponde a un elemento cuya disponibilidad está limitada en todos los ecosistemas.
Su reserva fundamental es la atmósfera, donde se encuentra como N2.
Si bien es un compuesto utilizado por todo ser vivo, no puede ser captado de manera directa en su
forma gaseosa. Por ello, necesita cambiar su composición y transformarse en nitratos (NO3) y
amoníaco (NH3), gracias a la acción de las bacterias nitrificantes. Estas poseen forma de
bastoncillo, su tamaño alcanza los 0,4 a 0,6 micras y, para realizar su eficiente trabajo, necesitan de
la presencia de oxígeno.
Estos pequeños microorganismos permiten que el nitrógeno se incorpore tanto a las células
vegetales como a las animales, ya que el nitrógeno fijado al suelo pasa a las plantas y a los
diferentes tipos de animales a través de la alimentación. El retorno se produce gracias al depósito en
la superficie de los residuos orgánicos y los excrementos, que las plantas también pueden reutilizar
como abono.
Ciclo del oxígeno
La reserva fundamental de oxígeno está en la atmósfera. El ciclo de este vital elemento está ligado
fuertemente al del carbono, ya que tanto en la respiración animal como en la vegetal (fotosíntesis) se
traspasa constantemente junto a este elemento entre la atmósfera y los seres vivos.
Existen organismos que lo consumen para obtener energía (animales) y otros, a pesar de gastar cierta
cantidad, son más bien productores (plantas).
El ciclo del oxígeno, además, implica otro importante proceso, que ocurre cuando algunas moléculas de O2 se
rompen en átomos libres y reaccionan con otras de O2, formando ozono (O3). El ozono es una sustancia
presente en nuestra atmósfera, que protege a la Tierra de un tipo muy dañino de radiación ultravioleta. Cada
vez que absorbe estos peligrosos rayos, vuelve a su estado natural y se convierte en O2.
Ciclos del azufre y fósforo
El azufre y el fósforo son elementos que, si bien se encuentran en pequeñas cantidades de forma
natural, desempeñan importantes funciones a nivel orgánico. El primero es uno de los más destacados
constituyentes de los aminoácidos, mientras el fósforo participa activamente en las relaciones
energéticas que ocurren al interior de los organismos, forma parte de los fosfolípidos de las
membranas celulares e integra las materias primas de huesos y dientes de los seres vivos.
El azufre es captado en forma de sustratos desde las raíces (en superficies terrestres) y por medio de la
pared celular (en medios acuáticos) por las plantas (terrestres y acuáticas), las que pasan a ser alimentos
de los animales. Tras la muerte de estos, el azufre retorna al suelo induciendo un nuevo ciclo.
En cuanto al fósforo, es necesario mencionar que la principal reserva de este elemento es la corteza
terrestre. Por medio de los procesos de meteorización de las rocas o por la expulsión de cenizas
volcánicas se libera, pudiendo ser utilizado por las plantas. Con facilidad es arrastrado por las aguas y
llega al mar, donde una porción importante sedimenta el fondo y forma rocas. Todas ellas tardarán
millones de años en volver a emerger y liberar, paulatinamente, sales de fósforo.
REVISAMOS:
https://infantil.cntv.cl/videos/radiacion-solar
MUCHAS GRACIAS
tcotrina@gmail.com