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Recuperar la calle: carnavales del Colectivo de Murgas Estilo Uruguayo de

Rosario

Autorxs: Colectivo de Murgas Estilo Uruguayo de Rosario


Rosario, octubre 2017

Corso del Colectivo de Murgas Estilo Uruguayo de Rosario 2017. Fuente: La Vista Gorda.
Fotografía Murguera

Hoy la calle del barrio es un teatro


un teatro de vereda y de cordón
los vecinos vienen con la reposera
termo, mate y se ve a medio empezar
ya resuenan con el eco del grupete
van subiendo de la esquina al tablón
¡dale que cantando la presenta
la barriada ya está atenta, ya picó!
¡dale cantemos con muchas ganas!
con las voces apuntadas al corazón
(Presentación Murga La Guevarata 2015-2016)
Introducción
El presente trabajo relata la experiencia de organización de los carnavales desarrollados
por el Colectivo de Murgas Estilo Uruguayo de la ciudad de Rosario.
Quienes escribimos, murguistas del Colectivo, tomamos como fuente textos escritos,
entrevistas, relatos de compañerxs y nuestra propia experiencia. La validez la otorga lo
colectivo. La revisión de este artículo aportado por lxs integrantes de la agrupación dan
fidelidad, transparencia y la coherencia propia que permite el consenso.

Ser un Colectivo
El Colectivo de Murgas Estilo Uruguayo de Rosario es una agrupación que nuclea a varias
de las murgas de la ciudad y cuyo fin es el de ser “[…] una herramienta de gestión y creación
para el carnaval que genere actividades en el año (fiestas, talleres, encuentros) para, así,
continuar promoviendo el género”.
Se encuentra compuesta, actualmente, por siete murgas de la ciudad: Santa María, La
Guevarata, Mal Ejemplo, Aguantando la Pelusa, Y Parió la Abuela, Ponete las Pilas y La
Re Tirada. Tenemos dos principios básicos que nos unen:

 Realizar carnavales populares en los barrios de la ciudad.


 Que los mismos sean gratuitos, de calidad y no competitivos.

Estos dos puntos muy sencillos le dan un contenido profundo a lo que hacemos y definen
nítidamente nuestras prácticas carnavaleras. Por un lado, el Colectivo busca
recuperar/refundar los carnavales populares en los barrios, a los que concebimos como
momentos de encuentro donde los únicos protagonistas son la cultura y la alegría; donde,
el pueblo, los vecinos y vecinas, niñas y niños, junto a sus organizaciones culturales
recuperan/ocupan el espacio público: las calles, las plazas, las veredas y donde la lógica
mercantil quede lo más al margen posible. Por eso la gratuidad absoluta de los carnavales
fue algo debatido y reafirmado en varias ocasiones. Un punto que a veces parece mínimo,
pero que hace siempre la diferencia. En ese sentido, como organización que fomenta estos
encuentros es que vamos gestionando de diversas formas los recursos que hagan posible
el Carnaval. Y en esto la unión de las murgas en Colectivo es un elemento fundamental.
Por otro lado, apostamos a brindar el máximo en los espectáculos. Para nosotrxs son los
encuentros más importantes del año y por ello le ponemos toda la energía para que en
nuestros carnavales haya el mejor sonido, las mejores luces, escenario, luzcamos los
mejores trajes, etc. En ese sentido es que hablamos de “calidad”. Regalar al carnaval, al
barrio, al pueblo lo mejor que tenemos.
Finalmente, hemos planteado desde el principio la idea de la no competencia. En los
carnavales del Colectivo nadie gana ni pierde, nadie compite: ¡todxs vamos para el mismo
lado! En una sociedad donde la ideología dominante está atravesada por los valores
mercantiles, individualistas y competitivos, de los que no están exentas las expresiones
artísticas, el Colectivo busca sembrar otra forma de relacionarnos entre nosotrxs, con la
cultura, con el carnaval. Por eso nos juntamos, por eso lo hacemos con convicción. Por eso
lo hacemos con alegría y militancia.

Somos haciendo
Durante el año realizamos diversos tipos de actividades: organizativas, formativas,
recreativas y eventos. En cuanto a las primeras, constan de reuniones semanales con
integrantes de cada murga, comisiones de trabajo específicas para determinadas tareas
como finanzas, comunicación interna y difusión, relaciones con el Estado, etc.; y un plenario
anual donde se hace un balance de las actividades realizadas, se reafirman las bases
consensuadas y se discute cómo seguir. A esta actividad asisten todos los integrantes.
Entre las formativas, se destacan la organización y realización de talleres de acuerdo a las
necesidades que las murgas van teniendo, así como también su modalidad: integrantes de
murgas asisten en otras para colaborar en roles específicos que conforman el género como
batería, coro y arreglos musicales, creación literaria, maquillaje, etc.; como así también se
invita a talleristas locales e internacionales para trabajar e intercambiar propuestas.
En cuanto a lo recreativo, entendemos que no hay posible modo de hacer las cosas si no
se comparten espacios de encuentro que nos vinculen desde lo humano, las subjetividades,
lo lúdico, la charla desinteresada, apuntando a construir fuertes lazos amistosos. En cuanto
a esto se realizan asados y jornadas lúdicas.
Con eventos, nos referimos a aquellas actividades que organizamos y que comprenden
ensayos abiertos al público, fiestas y varietés, participación en marchas, luchas sociales y
carnavales, actividad sobre la cual nos explayaremos en este artículo.
Todas estas categorías las presentamos de modo segmentado para poder facilitar el
entendimiento del funcionamiento de esta agrupación. Sin embargo, cada una de estas se
encuentra imbricada en la otra, por ejemplo: para realizar un Carnaval, se prevén
actividades financieras como fiestas y ensayos abiertos, y estos últimos, a su vez suman al
afianzamiento frente al micrófono para el desarrollo de lo que cada murga está
construyendo y refuerza vínculos de trabajo concatenado. Como si fuera poco, ninguna de
estas actividades se encuentra por fuera de nuestra mirada específicamente ideológica y
política.

Hacer un carnaval

Corso del Colectivo de Murgas Estilo Uruguayo de Rosario 2017. Fuente: La Vista Gorda Fotografía
Murguera

6 años de carnaval; 32 corsos; 12 murgas; 2 meses: marzo y abril, a veces mayo o febrero;
150 murguistas trabajando conjuntamente; una gran presencia de artistas locales,
regionales e internacionales; corridas y minutos telefónicos tras las firmas y aprobaciones
de permisos municipales; kilómetros de banderines; centenares de vecinos con sus
reposeras sonriendo algunos y otros no tanto; niñxs disfrazados; parrillas colmadas de
hamburguesas, choripanes y algunas verduras; exagerada cantidad de espuma.
Explicar un carnaval no resulta una tarea sencilla porque, justamente, no lo es. Mucho
menos cuando se trata de una organización autogestiva y autofinanciada, que busca en la
horizontalidad y el consenso colectivo el transcurrir de su accionar que se entiende como
la principal característica de su militancia social y cultural.
En este sentido, e intentando ser lo más fiel a los acontecimientos, realizaremos un
desglose de las dos dimensiones fundamentales que componen hacer un carnaval:
ideológica y logística.
Ideológica:
Podemos definir la identidad murguera del Colectivo tanto en un sentido positivo de
aspectos en común, como negativo de rechazo a ciertas lógicas mercantilistas. En cuanto
a los elementos positivos, reafirmamos una identidad anclada en los barrios y la vuelta a
los mismos como un objetivo primordial. La recuperación de lo popular va unida a la idea
de descentralización de la cultura y es por eso que los carnavales enarbolan la bandera de
la gratuidad. En contraposición a las lógicas mercantilistas que al tiempo que privatizan la
cultura la circunscriben a espacios geográficos y sociales concretos (es decir, carnavales
en el centro de la ciudad que vedan el acceso a la mayoría de la población) desde el
Colectivo apostamos a una construcción territorial descentralizada. Descentralización que
se une a la búsqueda de una construcción horizontal, la unión conjunta y colaborativa. No
hacemos los carnavales separados del territorio, sino buscando la unión con el barrio en
donde el objetivo no es económico, sino de militancia: lograr cada vez una más amplia
participación de las personas para que se apropien de la calle y de la fiesta.
En este orden de cosas, esta ideología también busca evitar un tipo de lógica que lleve a la
profesionalización del movimiento murguero, entendiendo por esto una tendencia al
mercado y a la competencia como existe en Uruguay (de donde el género es originario) y
que, pensamos, no es el resultado de un proceso natural, sino de la operación llevada a
cabo por agentes estatales y mercantiles propios del tipo de sociedad en que vivimos. Es
por esto, que el autofinanciamiento es uno de los aspectos más críticos ya que solo a través
del mismo podemos evitar caer en una lógica como esta, pero también porque junto con lo
popular y lo gratuito el colectivo siempre busca la mejor calidad en sus espectáculos tanto
a nivel estructural (luces, sonido, etc.) como en los espectáculos presentados, todo lo cual
requiere una gran logística previa a la realización de cada corso.

Logística:
A continuación, detallamos algunos puntos donde se articulan las acciones que permiten
desarrollar los carnavales:
 Organización interna al Colectivo: Las reuniones semanales o quincenales
transcurren durante todo el año y, entre muchas tareas ocasionales (revisar
invitaciones para presentaciones que llegan a la organización, armar el esquema de
fiestas y eventos, organizarse para participar en marchas y luchas sociales, etc.)
tienen la labor de comenzar a diagramar el desarrollo de los corsos que vendrán: el
armado de grillas con fechas y reprogramaciones en caso de lluvia, la coordinación
de las murgas participantes en cada evento y su tarea, el financiamiento y gestión
de recursos, etc.
Cada corso es organizado por una o dos murgas y el lugar donde se realiza está vinculado
a cada una de ellas, hay algunas que hacen el corso en la calle donde ensayan como es el
caso de Murga La Guevarata en Barrio Las Delicias y Mal Ejemplo en Barrio Jorge Cura. Y
en otros casos por otro tipo de trabajos en barrios como plaza Libertad de Y Parió la Abuela,
plaza Argentina de La Re Tirada y plaza Saavedra para Murga Aguantando la Pelusa.
Estos eventos conllevan un trabajo in situ muy intenso y ante la pregunta de las murgas
acerca de ¿cómo sostener el bufet, los juegos, las actividades en la plaza y prepararse para
cantar? otra vez, lo colectivo emerge en una triangulación que aboga a la pertenencia de
todo el Colectivo en cada uno de esos corsos: cada evento tiene una murga que anfitriona
y se presenta con su espectáculo en el mismo, otra que va a cubrir todas las tareas
laborales y otra que hace también su aporte escénico en el escenario. Esta característica
organizativa, tiene su origen y es respuesta a una inminente necesidad de abrir espacios
de visibilización al género.
Toda esta diagramación interna tiene lugar en el tipo de encuentros mencionados, aunque
los mismos, no tienen, siempre, decisión o consenso unánime o absoluto, sino que muchas
propuestas y actividades, se revisan, centralizan y organizan en éstos para volver
nuevamente a las murgas quienes harán las revisiones y confirmaciones finales.
 Organización interna de cada murga: cada murga toma este evento y se encarga de
diagramar su desarrollo, lo cual implica: invitar a las agrupaciones que van a actuar
y darle su impronta específica según sus deseos (el Carnaval de Aguantando la
Pelusa se caracteriza por una gran cantidad de juegos tipo kermes invitando a los
vecinos a transitar esos espacios, La Guevarata y Mal Ejemplo tienen su tradicional
guerra de espuma en la calle para el cual invitan a los niños a que se disfracen para
recibir espuma gratis); armar la disposición del espacio ese día así como también
de gestionar el mobiliario necesario, avisar sobre las necesidades técnicas del
sonido del que se hará uso y coordinar con los encargados de la gestión, dividir las
tareas que serán necesarias cubrir por la murga que colaborará, adquirir lo
necesario para el desarrollo del buffet, armar las diferentes estrategias de difusión
(flyers virtuales, volantes en mano, pasacalles, afiches, spots publicitarios radiales,
etc.), entre otras.
 Relaciones con otras instituciones: Cada corso no solo es llevado adelante por una
murga, sino que participan una gran cantidad de organizaciones vinculadas desde
algún aspecto a estos eventos: Por ejemplo, el Centro Cultural Israelita de Rosario
-CCIR-, donde ensaya la murga Aguantando la Pelusa, la Casa de la Memoria (lugar
de ensayo y encuentro de murga Mal Ejemplo), la Biblioteca Popular “El Che”, uno
de los espacios donde ensaya murga La Guevarata y el Churrasco Club, donde
ensayan La Guevarata y Santa María Murga, son algunas de las organizaciones que
permanentemente se vinculan con el Colectivo colaborando con sus espacios,
respaldando, a su vez, las diversas actividades.
 Financiamiento: las tareas que se corresponden con esta dimensión son llevadas a
cabo por una comisión que se encarga, por un lado de poner un monto estimativo
de costo de los carnavales a partir del balance del año anterior, así como también
la propuesta de actividades financieras necesarias para recaudar lo que falte. Estas
actividades incluyen la realización de eventos como fiestas y ensayos abiertos, así
como la negociación con diversas áreas estatales del cobro de cachet por
presentaciones de murgas. Además, se cuenta con el apoyo de instituciones no
gubernamentales (algunas mencionadas en el punto anterior) para la logística y
desarrollo de todos los eventos que realizamos, principalmente de los carnavales.
 Legalidad: el Colectivo tiene una comisión llamada “Relaciones con el Estado” la
cual tiene como principal tarea gestionar los permisos necesarios en las diversas
áreas estatales, para poder realizar los corsos sin inconvenientes. Con esto nos
referimos a: pedidos de corte de calle, bajada de luz, permisos para realizar eventos
culturales, entre sus principales. Entre las mayores dificultades que corresponden a
esta área, se encuentran los cambios de gestión municipales, las modificaciones de
los trámites, las nuevas políticas de otorgamiento de permisos y, a su vez, la
representatividad y el diálogo desde lo colectivo y horizontal con sistemas que
operan desde una lógica vertical y unidireccional, es por ello que la actividad de esta
comisión es siempre muy intensa y ardua. Además, este aspecto subyace a una
manifestación ideológica del Colectivo de Murgas que pretende y refuerza la
visibilización y representatividad del género en el espacio de lo público, en este
sentido, la legalidad es una decisión revalidada constantemente a través de la
existencia de dicha comisión y como tema de debate necesario en los encuentros
anuales de la organización. Es interesante destacar que los permisos otorgados no
solo nos validan a nivel estatal, sino que también operan en el plano del sentido,
como documentos para la propia ciudadanía que acostumbra a entender la calle
como el “lugar del silencio”. En muchos casos, este tipo de trámites han permitido
dar el debate con vecinos descontentos por nuestras actividades respecto a la
validez de ocupar la calle.

Aprender Haciendo
Somos murguistas rosarinos, nos atraviesa el amor a cantar, pero mucho más, nos interpela
la satisfacción de transformar las calles, las plazas o los clubes un día al año, o quizás
muchos, quizás todo el año, porque al organizar carnavales, quienes más nos
transformamos somos nosotrxs, los murguistas, reuniéndonos, discutiendo, porque para
hacer corsos se requiere un gran movimiento.
Esta práctica del carnaval es una escuela permanente del aprender a hacer y ser en la
coherencia ideológica de nuestro lugar como murguistas comprometidos con nuestro rol
social. Las experiencias previas somos nosotros mismos haciendo carnavales años
anteriores con infinitas reuniones, discusiones y balances. Con desventuras en pasillos
buscando firmas, sin demasiadas experiencias de las cuales hacernos eco y en momentos
donde aún lo popular y lo colectivo, si bien eran espacio de militancia y batalla de muchas
organizaciones políticas, no eran tan visibles o posibles desde lo artístico y cultural.
En este gran proceso escuela, en el que estamos inmersos hace años debemos destacar
la pluralidad de voces, la diversidad política en diferentes formas que nos han llevado y nos
llevan a aprender desde el debate y el consenso, en el trabajo horizontal, desde la escucha
de la palabra, la discusión respetuosa, desde el no saber y entonces ver qué hacemos,
originando roles que se han ido diversificando alrededor de un mismo objetivo, una misma
pasión y un mismo deseo que es la creación colectiva y la recuperación de la calle y lo
público como espacio de acción, militancia cultural y encuentro. Aun así, y mirándonos en
retrospectiva a todo lo recorrido, entendemos esta tarea no como algo acabado o que haya
llegado a su techo sino como una experiencia y construcción en constante dinamismo, ya
que, no estamos exentos de los cambios sociales ni políticos o económicos, por el contrario,
son aspectos que continuamente ponen en debate la consciencia colectiva y el hacer
haciendo, en la calle, entre todxs.
Haciendo carnavales somos.

Corso del Colectivo de Murgas Estilo Uruguayo de Rosario 2017. Fuente: La Vista Gorda. Fotografía
Murguera

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