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La Jurisdicción Contencioso Administrativa en Venezuela

Rafael Badell Madrid

I Congreso Nacional de Derecho Procesal, homenaje al Dr. Israel


Argüello. Conferencia dictada en el Colegio de Abogados del Estado
Zulia. Mayo de 2012.

I. Evolución Constitucional y Legal


II. Noción y Características

1. Es de rango constitucional
2. Es judicial y especial
3. Es universal
4. Es subjetivo
5. Realiza una doble función: contralora y justicial
6. Es público
7.Permite la Aplicación de medios alternativos de solución de
conflictos
8. Reconoce la Participación Popular

III. Principios que rigen la Jurisdicción Contencioso Administrativa.

1. Justicia Gratuita
2. Accesibilidad
3. Imparcialidad
4. Idoneidad
5. Transparencia
6. Autonomía
7. Responsabilidad
8. Brevedad
9. Oralidad
10. Publicidad
11. Gratuidad
12. Celeridad
13. Inmediación

IV. La incidencia del Derecho a la Tutela Judicial Efectiva en el ámbito de


la Jurisdicción Contencioso Administrativa

1. Ámbito Orgánico
2. Régimen de Competencias

- Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de


Justicia
- Juzgados Nacionales
- Juzgados Superiores Estadales
- Juzgados de Municipio
- Tribunales Contencioso Administrativos Especiales:

o Juzgados Superiores Contencioso Tributarios


o Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia
o Sala de Casación Social del Tribunal Supremo de Justicia
o Juzgados de Primera Instancia en lo Civil

V. Medios de Impugnación en el Contencioso Administrativo

1. Demandas de nulidad contra actos de efectos particulares y


generales
2. Demanda por interpretación de leyes
3. Demanda por controversias administrativas
4. Reclamos por la omisión, demora o deficiente prestación de los
servicios públicos
5. Demanda contra vías de hecho
6. Recurso por Abstención
7. Demandas de contenido patrimonial

VI. Bibliografía

I. Evolución Constitucional y Legal

El estudio de la jurisdicción contencioso administrativa en Venezuela debe partir


del análisis de su origen y evolución histórico-constitucional, pues si bien ya
desde la Constitución de 1830 existían disposiciones que asomaban la existencia
en nuestro país de un sistema contencioso administrativo, es lo cierto que no fue
hasta la Constitución de 1961 que ese sistema, ratificado ahora en la
Constitución de 1999, se hizo efectivo, al ser consagrado a nivel constitucional y
desarrollado a nivel legal por la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia, la
Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos, Ley Orgánica del Tribunal
Supremo de Justicia del año 2004, el Código de Procedimiento Civil y ahora con
la Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa y la Ley Orgánica
del Tribunal Supremo de Justicia, ambas publicadas en el año 2010.

Y es que antes de la entrada en vigencia de la Constitución de 1961 sólo existían


disposiciones aisladas que establecían ciertas competencias contencioso-
administrativas en favor del Máximo Tribunal. Puede afirmarse que en teoría se
propugnaba tímidamente la existencia de una jurisdicción especial contencioso
administrativa, pero en la práctica, ésta no se hizo efectiva hasta su definitiva
consagración constitucional en 1961.

El origen del contencioso administrativo venezolano tiene su antecedente más


remoto en la Constitución de 1830 que atribuía a la Corte Suprema de Justicia,
como máximo órgano encargado de la administración de justicia, la competencia
para conocer de las controversias derivadas de los contratos en los cuales
interviniese el Ejecutivo Nacional, creándose así contencioso de los contratos
administrativos (art. 147, ordinal 5° de la Constitución de 1830)[1]

La Constitución de 1864 también realizó un aporte importante en el


fortalecimiento del contencioso administrativo venezolano, al establecer la
creación de dos jurisdicciones, a saber: la de los Estados y la Federal, cuya
máxima expresión era la Alta Corte Federal que tenía atribución para declarar la
vigencia de una Ley Nacional cuando se hallare en colisión con otras leyes,
fueren éstas nacionales o de los Estados.

Es sin embargo en la Constitución de 1925 en la cual se consagró por primera


vez el contencioso de nulidad de los actos administrativos, al establecerse la
competencia de la Corte Federal y de Casación para «declarar la nulidad de los
Decretos o Reglamentos que dictase el Poder Ejecutivo para la ejecución de las
leyes cuando alteren el espíritu, razón o propósito de ellas, y en general declarar,
cuando sea
procedente, la nulidad de todos los actos a que se refieren los artículos 42 (actos
ejecutados en extralimitación de funciones) y 43 (actos dictados por requisición
directa o indirecta de la fuerza o de reunión del pueblo en actitud subversiva),
siempre que emanen de autoridad Nacional o del Distrito Federal, o de los altos
funcionarios de los Estados» (artículo 120, ordinal 12).

La Constitución de 1925 conservó igualmente la regulación atinente al


conocimiento por la Corte Federal y de Casación de las controversias derivadas
de los contratos suscritos por el Ejecutivo Federal (artículo 120, ordinal 13)[2]y
reguló también, por vez primera, la competencia del máximo Tribunal para
conocer de las reclamaciones de daños y perjuicios que se propusiesen contra la
Nación (artículo 120, ordinal 15), estableciéndose así el contencioso de la
responsabilidad del Estado.

En las Constituciones dictadas con posterioridad, se mantuvieron inalterables las


disposiciones que en mayor o menor grado denotaban la existencia en Venezuela
de una jurisdicción contencioso administrativa, sin embargo, no fue sino hasta la
Constitución de 1961 que se consolida en Venezuela un verdadero
sistema contencioso administrativo, expresamente regulado en su artículo 206.

Se consagró así con rango constitucional la existencia de una jurisdicción


especial: la Contencioso Administrativa, integrada por Tribunales con
competencia suficiente para controlar la actividad de la Administración Pública.
La referida norma constitucional delimitó, por una parte, el objeto del control de
la jurisdicción contencioso administrativa, al incluir dentro del mismo a los actos
administrativos, las situaciones administrativas, la actividad ilícita o ilegal de la
administración; y, por otra, las consecuencias de dicho control, al prever que los
tribunales de la jurisdicción contencioso administrativa podrán declarar la
nulidad del acto contrario a derecho, condenar al pago de sumas de dinero o a la
reparación de daños y perjuicios originados en responsabilidad de la
Administración, y disponer lo necesario para el restablecimiento de las
situaciones jurídicas subjetivas lesionadas por la actividad administrativa.

Paralelamente, la Constitución de 1961 consagró también en forma novedosa, en


su artículo 68, el derecho de acceso a los órganos de justicia, mejor conocido
como el derecho a la tutela judicial efectiva, al establecer que «todos pueden
utilizar los órganos de la administración de justicia para la defensa de sus
derechos e intereses, en los términos y condiciones establecidos por la ley, la
cual fijará normas que aseguren el ejercicio de este derecho a quienes no
dispongan de medios suficientes. La defensa es derecho inviolable en todo
estado y grado del proceso».

Bajo el objetivo de garantizar ese derecho a la tutela judicial efectiva, la


Constitución de 1961 dejó en manos del legislador ordinario la determinación de
los órganos jurisdiccionales que habrían de integrar la jurisdicción contencioso-
administrativa junto con la Sala correspondiente del Máximo Tribunal.

Así, en 1977 se dictó la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia que


constituye uno de los avances más importantes en el logro de una justicia
accesible, cercana a los particulares. En efecto, frente a la estructura
organizativa imperante antes de la entrada en vigencia de la ley, caracterizada
por la concentración y centralización del ejercicio de la jurisdicción contencioso
administrativa en un solo órgano (i.e. Sala Político-Administrativa), la Ley
Orgánica de la Corte Suprema de Justicia desconcentró las competencias
atribuidas a la Sala creando dos nuevas clases de tribunales contencioso
administrativos generales, a saber: la Corte Primera de lo Contencioso
Administrativo y los Tribunales Superiores en lo Civil y Contencioso
Administrativo.

Pero no sólo se caracterizó la Ley Orgánica de la Corte por establecer la


estructura, organización y funcionamiento de la jurisdicción contencioso
administrativa. También se consagraron en la misma los procedimientos a seguir
para el control judicial de los actos administrativos generales o individuales
dictados por la Administración, el procedimiento dirigido a lograr el
resarcimiento de los daños causados por su actuación material, y, en obsequio
del derecho a la tutela judicial efectiva, se le confirieron al juez poderes
cautelares suficientes para restablecer las situaciones jurídicas infringidas,
poderes éstos que no se limitaron a la sola suspensión de los efectos del acto
sino que, dada la remisión expresa que la Ley hacía a la aplicación supletoria de
las disposiciones del Código de Procedimiento Civil, se extendieron las
facultades cautelares del juez contencioso administrativo a las medidas
cautelares nominadas e innominadas previstas en los artículos 585 y 588
ejusdem.

No obstante, pudiera decirse que el gran auge del proceso contencioso


administrativo se desencadenó a partir de 1982, específicamente, con la entrada
en vigencia de la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos, que reguló la
materia relativa al acto administrativo; la teoría del procedimiento
administrativo; el régimen de impugnación y revisión de las decisiones de la
Administración, sus efectos y consecuencias, llenándose así con ella, el gran
vacío existente hasta ese momento en la materia.

La Constitución de 1999, siguiendo la tendencia marcada por la Constitución de


1961, la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia y la Ley Orgánica de
Procedimientos Administrativos, ratificó la existencia en Venezuela de una
jurisdicción contencioso administrativa dirigida a garantizar el apego a derecho
de la conducta administrativa.

De esta forma, en términos casi idénticos a los previstos en el régimen


constitucional del 61, el artículo 259 de la Constitución establece:

«La jurisdicción contencioso administrativa corresponde al Tribunal Supremo de


Justicia y a los demás tribunales que determine la ley. Los órganos de la
jurisdicción contenciosoadministrativa son competentes para anular los actos
administrativos generales o individuales contrarios a derecho, incluso por
desviación de poder; condenar al pago de sumas de dinero y a la reparación de
daños y perjuicios originados en responsabilidad de la administración; conocer
de reclamos por la prestación de servicios públicos y disponer lo necesario para
el restablecimiento de las situaciones jurídicas subjetivas lesionadas por la
actividad administrativa»

Se añade en esta norma, a diferencia de la redacción contenida en la


Constitución del 61, lo relativo a los reclamos por la prestación de los servicios
públicos.

Pero a la par que ratificó el rango constitucional de la jurisdicción contencioso


administrativa, la Constitución de 1999 consagró en términos expresos, claros y
precisos el derecho a la tutela judicial efectiva al disponer en su artículo 26 que
«Toda persona tiene derecho de acceso a los órganos de administración de
justicia para hacer valer sus derechos e intereses, incluso los colectivos y
difusos, a la tutela efectiva de los mismos y a obtener con prontitud la decisión
correspondiente. El estado garantizará una justicia gratuita, accesible,
imparcial, idónea, transparente, autónoma, independiente, responsable,
equitativa y expedita, sin dilaciones indebidas, sin formalismos o reposiciones
inútiles».

Bajo la idea de asegurar la prestación de una justicia efectiva a los ciudadanos,


en obsequio de su derecho a la tutela judicial, la Constitución complementó dicha
norma con otras que tienen por fin, entre otros aspectos, garantizar el derecho a
la defensa y el debido proceso de las partes en juicio (art. 49) o fomentar la
descentralización del poder judicial para hacerlo más accesible al colectivo (art.
269)[3].

Con orientación similar, el artículo 257 consagra al proceso como un instrumento


fundamental para la realización de justicia, la cual no podrá ser sacrificada por la
omisión de formalismos no esenciales o inútiles.

Estas disposiciones constitucionales, como veremos más adelante, han servido de


base al establecimiento por la jurisprudencia de novedosos criterios, que regidos
por la necesidad de garantizar una tutela judicial efectiva a los particulares, han
dotado al proceso contencioso administrativo de un carácter eminentemente
subjetivo.

Posteriormente, en el año 2004, se dictó la Ley Orgánica del Tribunal Supremo


de Justicia, publicada en Gaceta Oficial Nº 37.942 de fecha 20 de mayo de 2004,
la cual desarrolló los principios establecidos por la Constitución de 1999. Esta
ley no presenta mayor variación en relación con las normas contempladas en la
Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia del año 1977. Sin embargo, sí
varió en cuanto a la técnica legislativa. Se agruparon diversos artículos que se
encontraban divididos en Títulos, Capítulos y Secciones completas en la
derogada Ley Orgánica de la Corte, comprimiéndolos en uno solo, algunos de los
cuales resultaron excesivamente largos, generando incomprensión debido a su
desorganización.

El 22 de junio de 2010, mediante Gaceta Oficial Nº 39.451, se publicó la Ley


Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa, constituyendo el primer
instrumento que regula exclusivamente la jurisdicción contenciosa
administrativa.

Entre los aspectos más importantes de esta ley, destacan los siguientes:
- Desde el punto de vista orgánico, se establece una nueva estructura que
permite aumentar el número de tribunales, y desconcentrar su alcance a las
regiones y Estados (Juzgados Nacionales, Estadales y Juzgados de Municipio)

- Desde el punto de vista material, se reconoce el carácter universal del


derecho contencioso administrativo (Artículos 7 y 8)

- Se incorporan expresamente al ámbito de control de la Jurisdicción


Contencioso Administrativa a los Consejos Comunales.

- Se crean tres procesos diferentes para tramitar las distintas acciones del
contencioso (nulidad de actos administrativos, recurso de interpretación de ley y
conflicto de autoridades; demandas patrimoniales; y un nuevo procedimiento
para conocer demandas contra vías de hecho, omisiones y reclamos por la
prestación de servicios públicos).

- Se fortalece la oralidad del proceso contencioso administrativo.

- Se regula un único proceso de segunda instancia.

- Se incorpora un capítulo especial para la ejecución de las sentencias.

- Se crea un nuevo recurso extraordinario: “recurso especial de juridicidad”

Finalmente, el 1º de octubre de 2010 se promulgó la Ley Orgánica del Tribunal


Supremo de Justicia, publicada en Gaceta Oficial Nº 39.522. En esta ley se
estableció el régimen, organización y funcionamiento del Tribunal Supremo de
Justicia, presentando variaciones en cuanto al aspecto sustantivo y el aspecto
formal.

Desde el punto de vista sustantivo, el cambio más importante se evidencia


respecto a las Disposiciones Transitorias de carácter procesal, las cuales
quedaron reducidas a regular los procesos y procedimientos constitucionales en
los cuales se incluye a la acción popular de insconstitucionalidad, las demandas
de protección de derechos e intereses colectivos y difusos y el proceso de habeas
data. En esta ley se eliminaron las disposiciones transitorias que regulaban los
procesos contenciosos administrativos, hoy regulados por la Ley Orgánica de la
Jurisdicción Contencioso Administrativa.

Desde el punto de vista formal, se aprecia un importante cambio en materia de


técnica legislativa, toda vez que presenta una división sistemática y organizada
de su articulado, facilitando así una mayor comprensión y entendimiento del
texto normativo.

II. Noción y Características de la Jurisdicción Contencioso Administrativa


en Venezuela

La estrecha vinculación existente entre la jurisdicción contencioso


administrativa y el derecho a la tutela judicial efectiva permiten afirmar, como lo
hace Brewer-Carías, que la consagración constitucional de la jurisdicción
contencioso administrativa no debe ser vista únicamente como una norma
atributiva de competencias judiciales a un conjunto de órganos jurisdiccionales,
sino que la misma debe ser apreciada como un derecho a la tutela judicial frente
a la Administración.[4] Es, como lo señala Ana Elvira Araujo, «una tutela de
derechos e intereses legítimos, una tutela de posiciones subjetivas. No es, en
modo alguno, un proceso al acto o protección de la legalidad objetiva, es un
proceso de tutela de derechos del recurrente y de la Administración (ésta más
potestades que derechos) confrontados entre si como partes».[5]

En sentido similar se pronunció la emblemática sentencia de la Sala


Constitucional del 23 de octubre de 2002 (Caso: Gisela Anderson, Jaime Gallardo
y otros vs Presidente de la República, Ministerio de Infraestructrura y Conatel) al
establecer: «Resulta claro que la jurisdicción contencioso-administrativa, no está
limitada a asegurar el respecto de la legalidad en la actuación administrativa, ya
que el artículo 26 de la Constitución concibe a toda la justicia, incluyendo a la
contencioso-administrativa, como un sistema de tutela subjetiva de derechos e
intereses legítimos, por lo tanto, a partir de la Constitución de 1999, la
jurisdicción contencioso-administrativa no puede concebirse como un sistema
exclusivo de protección de la legalidad objetiva a que está sometida la
administración -a pesar de que la ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia,
regula procedimientos objetivos, cuya finalidad es declarar la nulidad del acto
impugnado - sino un sistema de tutela de situaciones jurídicas subjetivas, que no
permite reducir, limitar o excluir las lesiones producidas por actuaciones
materiales o vías de hecho».

Y es que puede en efecto considerarse que el objetivo principal del


contencioso administrativo no es garantizar el apego a derecho de la actividad
administrativa, sino proteger los derechos e intereses de los particulares
afectados por tal actividad. Ello no significa que en modo alguno se abandone el
control de legalidad del actuar administrativo, antes por el contrario, éste
siempre será revisado por el juez, pues toda alteración a los derechos que el
ordenamiento jurídico reconoce al particular constituye en si misma una
vulneración a la ley, que como tal, debe ser restablecida en protección de los
derechos individuales en juego.

En este orden de ideas, la percepción de la jurisdicción contencioso


administrativa como integrante del derecho a la tutela judicial efectiva, a la luz
del análisis de la disposición que la consagra con rango constitucional (art. 259),
nos permite afirmar que ésta goza de las siguientes características:

1. Es de rango constitucional

Tal y como ha sido observado, desde su nacimiento la jurisdicción contencioso


administrativa venezolana ha estado consagrada expresamente en la
Constitución (salvo el texto de 1953). Sin embargo, las formulaciones más
acabadas se encuentran en la derogada Constitución de 1961 y en la actual
Constitución de 1999. Explica Brewer-Carías[6] que se siguen tres consecuencias
básicas de la constitucionalización de la jurisdicción contencioso administrativa:
(i) la universalidad del control que la Constitución prevé para todos los actos
subordinados a ella (que a su vez es otra característica del sistema); de lo cual
“cualquier exclusión del control respecto de actos administrativos específicos,
sería inconstitucional, sea que dicha exclusión se haga por vía de ley o por las
propias decisiones de los Tribunales..." [7]; (ii) la consagración de un verdadero
derecho fundamental del ciudadano a la tutela judicial efectiva frente a la
Administración, y no un mecanismo de protección de la Administración frente a
los particulares [8]. Y (iii) el otorgamiento al juez de amplísimos poderes de
tutela; esto es, el juez está ante un proceso de defensa de intereses subjetivos y
no de resguardo de la legalidad objetiva lesionada por el acto impugnado.

2. Es judicial y especial

Sostiene Calcaño De Temeltas [9], lo que a su vez es uno de los axiomas de esta
materia, “no hay contencioso administrativo si no hay quien resuelva con
poderes suficientes, con neutralidad, esa controversia; (...) lo que caracteriza al
contencioso administrativo es la existencia de un Tribunal que dilucide las
controversias que han surgido entre la Administración y el administrado”. En
jurisprudencia reciente, la Sala Político-Administrativa ha comentado a este
respecto que “desde el punto de vista organizativo, la jurisdicción contencioso
administrativa en Venezuela, está estructurada tanto por grados como por
materias que tiene atribuida, pudiendo también clasificarse los tribunales (...)
en Tribunales Contencioso Administrativo Generales, Especiales y Eventuales...”
(caso: Eduardo de Jesús Rondón Graterol de fecha 27/4/2000).
3. Es universal

De conformidad con el artículo 8 de la Ley Orgánica de la Jurisdicción


Contencioso Administrativa será objeto de control de la Jurisdicción Contencioso
Administrativa, la actividad administrativa desplegada por los siguientes entes u
órganos:

1. Los órganos que componen la Administración Pública;

2. Los órganos que ejercen el Poder Público, en sus diferentes manifestaciones,


en cualquier ámbito territorial o institucional;

3. Los institutos autónomos, corporaciones, fundaciones, sociedades, empresas,


asociaciones y otras formas orgánicas o asociativas de derecho público o privado
donde el Estado tenga participación decisiva;

4. Los consejos comunales y otras entidades o manifestaciones populares de


planificación, control, ejecución de políticas y servicios públicos, cuando actúen
en función administrativa;

5. Las entidades prestadoras de servicios públicos en su actividad prestacional; y

6. Cualquier sujeto distinto a los mencionados anteriormente, que dicte actos de


autoridad o actúe en función administrativa.

Lo anterior incluye actos de efectos generales y particulares, actuaciones


bilaterales, vías de hecho, silencio administrativo, prestación de servicios
públicos, omisión de cumplimiento de obligaciones y, en general, cualquier
situación que pueda afectar los intereses públicos o privados.

Así pues, la jurisdicción contencioso administrativa conoce de todos los actos,


omisiones y actuaciones (vías de hecho) de la Administración Pública.

4. Es subjetivo

Tal y como en su oportunidad lo dispuso el artículo 206 de la derogada


Constitución de 1961, y hoy lo hace el artículo 259 de la Constitución de 1999,
los poderes del juez contencioso convergen en un fin muy preciso: “el
restablecimiento de las situaciones jurídicas lesionadas por la actividad
administrativa”. Ello aparta al sistema contencioso venezolano de la línea de
los vigilantes de la legalidad, y determina que el proceso no sea un juicio al acto
sino un instrumento de realización de justicia (Artículo 257 del Texto
Fundamental vigente) y medio para hacer valer la tutela judicial efectiva de los
derechos e intereses, incluso los colectivos o difusos (Artículo 26 de la actual
Constitución). Se trata de un verdadero sistema de tutela subjetiva de derechos e
intereses legítimos.

En ese sentido, el artículo 4 de la Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso


Administrativa establece que el Juez es rector del proceso y debe impulsarlo de
oficio o a petición de parte hasta su conclusión.

El juez está investido de amplias potestades cautelares que puede ejercer


incluso de oficio (órdenes de hacer, no hacer, a los particulares, órganos y entes
de la Administracion Pública, según el caso concreto), en protección y
continuidad sobre la prestación de los servicios públicos y en su correcta
actividad administrativa.

5. Realiza una doble función: contralora y justicial

Según pone de manifiesto el maestro Moles Caubet (citado por Araujo Juárez)
[10], la actividad contenciosa administrativa controla el ejercicio del poder por
parte de la Administración, al adecuarla a los parámetros de la legalidad; este
carácter contralor, puede incluso sustentarse en la revisión de la
proporcionalidadponderada por la Administración en el ejercicio de potestades
discrecionales Esta nota cobra especial matiz en el ámbito de las potestades
sancionadoras y disciplinarias de la Administración, como lo afirmó en su
oportunidad la Sala Político-Administrativa de la extinta Corte Suprema de
Justicia: “...la administración, en relación a la actividad sancionatoria, tiene
como nota característica la discrecionalidad (...) Ahora bien, esto no significa
que la sanción a imponer quede al arbitrio de la administración y que en su
actividad sancionatoria el funcionario pueda evadir la legalidad del acto e
incurrir en abuso de poder...” (caso: Rafael Alcántara Van Nathan, de fecha
4/8/1994).

La función justicial del contencioso es un derivado directo de las potestades de


tutela del juez y del principio de reconocimiento de las situaciones jurídicas
subjetivas, garantizando la estabilidad de dichas situaciones frente a la
alteración provocada por la conducta antijurídica de la Administración (Moles).
Sobre esta base se ha construido legislativa y jurisprudencialmente el elenco de
acciones contenciosas, discriminadas recientemente por la Sala Político-
Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia así (caso: Eduardo de Jesús
Rondón Graterol de fecha 27/4/2000), a saber: (i) proceso contencioso de los
actos administrativos; (ii) proceso contencioso de demanda contra los entes
públicos; (iii) proceso contencioso contra la conducta omisiva de la
Administración Pública; (iv) proceso contencioso de interpretación y (v) proceso
contencioso de plena jurisdicción.

6. Es público

Respecto al principio de la publicidad, dispone el artículo 3 de la Ley Orgánica


de la Jurisdicción Contencioso Administrativa que los actos del proceso serán
públicos, salvo que la ley disponga lo contrario o el tribunal así lo decida por
razones de seguridad, orden público o protección de la intimidad de las partes.

7. Permite la aplicación de Medios Alternativos de Solución de Conflictos


en cualquier estado y grado del proceso.

Los tribunales de la Jurisdicción Contencioso Administrativa promoverán la


utilización de medios alternativos de solución de conflictos en cualquier grado y
estado del proceso, atendiendo a la especial naturaleza de las materias jurídicas
sometidas a su conocimiento. Así ha quedado establecido en el artículo 6 de la
Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa.

8. Reconoce la participación popular

De conformidad con el artículo 10 de la Ley Orgánica de la Jurisdicción


Contencioso Administrativa los entes, consejos comunales, colectivos y otras
manifestaciones populares de planificación, control, ejecución de políticas y
servicios públicos, podrán emitir su opinión en los juicios cuya materia debatida
esté vinculada a su ámbito de actuación, aunque no sean partes.

III. Principios que rigen la Jurisdicción Contencioso Administrativa.

De conformidad con el artículo 26 de la Constitución de 1999, toda persona tiene


derecho de acceso a los órganos de administración de justicia para hacer valer
sus derechos e intereses, incluso los colectivos o difusos, a la tutela efectiva de
los mismos y a obtener con prontitud la decisión correspondiente.
El Estado garantizará una justicia gratuita, accesible, imparcial, idónea,
transparente, autónoma, independiente, responsable, equitativa y expedita, sin
dilaciones indebidas, sin formalismos o reposiciones inútiles.
En ese mismo sentido, se formulan los principios[11] que orientarán la actuación
de la Jurisdicción Contencioso Administrativa, los cuales se encuentran
expresamente establecidos en el artículo 2 de la Ley Orgánica de la Jurisdicción
Contencioso Administraiva, y que indicamos a continuación:
- Justicia Gratuita: Principio fundamentado en los derechos a la igualdad y
tutela judicial y efectiva.

- Imparcialidad y Transparencia: Al juez le está vedado conocer y resolver


asuntos en los que sus intereses personales estén involucrados. El Tribunal no
debe actuar cuando el titular o alguno de sus miembros tenga alguna vinculación
con alguna de las partes.

- Idoneidad: Constituye un límite mínimo de la facultad de actuación de los


órganos del Estado. En tal sentido, justifica una obligación del funcionario de
hacer lo posible para brindar protección eficaz a los bienes jurídicos en juego.

- Autonomía e Independencia: Los funcionarios pueden actuar libremente


en cuanto a la apreciación del derecho y de la equidad, sin más obstáculos que
las reglas que la ley les fije en cuanto a la forma de adelantar el proceso y de
proferir su decisión.

- Responsabilidad: El juez tiene el deber inexcusable de resolver en todo


asunto y no podrá dejar de hacerlo so pretexto de silencio, oscuridad o
insuficiencia de la Ley.

- Brevedad: El Tribunal está obligado a dictar la decisión jurisdiccional


sobre los asuntos que le han sido sometidos, cuya omisión o retardo generará la
denegación de justicia.

- Oralidad: Principio según el cual las deducciones de las partes


normalmente deben ser hechas de viva voz en audiencia.

- Publicidad: Asegura el desenvolvimiento del proceso en tal forma que


cualquier persona, bien sea parte o extraño a la causa, pueda imponerse de las
actuaciones que se realicen o existan en los tribunales.

- Celeridad: Derecho a obtener, dentro de un plazo razonable de los


tribunales, la resolución definitiva de su conflicto, cuyo incumplimiento se
genera por la inactividad del órgano jurisdiccional en no satisfacer la pretensión
dentro del lapso previsto.

- Inmediación: Principio en virtud del cual el Tribunal actúa en contacto


directo con las partes en el juicio, de modo que pueda apreciar las declaraciones
de tales personas, lugares, entre otros, a base de la inmediata impresión recibida
de ellos, y no a base de la relación ajena[12].
IV. La incidencia del Derecho a la Tutela Judicial Efectiva en el ámbito de
la Jurisdicción Contencioso Administrativa

Como lo señaláramos anteriormente, la Constitución de 1999 no sólo ratificó la


existencia en nuestro ordenamiento jurídico de una jurisdicción contencioso
administrativa de rango constitucional dirigida a controlar en vía judicial la
actuación administrativa, sino que a su vez consagró en términos expresos,
claros y precisos el derecho a la tutela judicial efectiva como derecho
fundamental de los particulares (art. 26) y lo complementó con otra series de
disposiciones orientadas a garantizar la efectividad de esa protección judicial,
bien asegurando el respeto al derecho a la defensa y el debido proceso (art. 49),
promoviendo el acercamiento de la justicia a los ciudadanos (art. 269) o
bien consagrando el establecimiento de procedimientos breves y expeditos no
sujetos a formalismos extremos (art. 257).

Analizando este bloque normativo constitucional podemos afirmar que el derecho


a la tutela judicial efectiva, entendido como el derecho de los particulares a una
protección plena de sus intereses por parte de los órganos de justicia, comporta
no sólo el acceso al órgano judicial y al proceso, sino la garantía de una defensa
contradictoria y una sentencia efectiva que satisfaga, de ser procedente, las
pretensiones del actor.

La necesidad de garantizar el derecho a la tutela judicial efectiva en cada uno de


éstos ámbitos (i.e. acceso a la justicia, derecho a la defensa y efectividad de la
sentencia) ha impuesto la revisión de muchos aspectos del contencioso
administrativo, a fin de que se convierta en un medio efectivo de protección de
los derechos particulares.

Esa revisión se ha verificado en ámbitos variados, tales como, el régimen de


competencias, la legitimación exigida para recurrir, el agotamiento de la vía
administrativa, las medidas cautelares y la ejecución del fallo, en los que la labor
de la jurisprudencia, adecuando el contencioso administrativo a las nuevas
orientaciones constitucionales que imponen la tutela plena y efectiva de los
derechos e intereses de los particulares, ha jugado un papel sumamente
relevante. En ese sentido, haremos referencia a las innovaciones aportadas por
la jurisprudencia en cada uno de estos aspectos.

1. Ámbito Orgánico
El artículo 7 de la Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa
establece que estarán sujetos al control de la Jurisdicción Contencioso
Administrativa:

1. Los órganos que componen la Administración Pública;

2. Los órganos que ejercen el Poder Público, en sus diferentes manifestaciones,


en cualquier ámbito territorial o institucional;

3. Los institutos autónomos, corporaciones, fundaciones, sociedades, empresas,


asociaciones y otras formas orgánicas o asociativas de derecho público o privado
donde el Estado tenga participación decisiva;

4. Los consejos comunales y otras entidades o manifestaciones populares de


planificación, control, ejecución de políticas y servicios públicos, cuando actúen
en función administrativa;

5. Las entidades prestadoras de servicios públicos en su actividad prestacional; y

6. Cualquier sujeto distinto a los mencionados anteriormente, que dicte actos de


autoridad o actúe en función administrativa.

Se consagra por vez primera de forma expresa, lo que fue una creación
netamente jurisprudencial, como es la teoría de los llamados “actos de
autoridad”, el resultado del ejercicio de función administrativa por entes de
derecho privado, y por ende sujetos al control de la actividad administrativa por
parte de los órganos de esta especial jurisdicción.

2. Régimen de Competencias

El estudio de las demandas de nulidad desde su ámbito orgánico comporta el


análisis de las competencias atribuidas por la Ley Orgánica de la Jurisdicción
Contencioso Administrativa dictada con el fin de regular la organización y
función de la jurisdicción contencioso administrativa prevista a nivel
constitucional, a cada uno de los tribunales que integran dicha jurisdicción para
controlar la nulidad de los actos administrativos contrarios a derecho.

Siguiendo el esquema de la Ley analizaremos las competencias que en materia


de demandas de nulidad contra actos administrativos se reconocen a los
tribunales que ejercen la jurisdicción contencioso administrativa, prevista en el
artículo 11 de la Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa,
estos son, 1) la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia, 2)
los Juzgados Nacionales de la Jurisdicción Contencioso Administrativo 3) los
Juzgados Superiores Estadales de la Jurisdicción Contencioso Administrativa, 4)
los Juzgados de Municipio de la Jurisdicción Contencioso Administrativa y, 5)
Tribunales contencioso administrativos especiales.

Por otra parte, dado que la Constitución y la Ley Orgánica del Tribunal Supremo
de Justicia del año 2004 determinaron la creación de una nueva jurisdicción
contenciosa: la electoral, regulada en el artículo 297, haremos también alusión a
las competencias conferidas en materia de demandas de nulidad contra actos
administrativos de contenido electoral, o actos electorales, si cabe esta
distinción, a la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia, órgano
encargado de ejercer la jurisdicción contencioso electoral y, por otra parte, la
ambiental y agraria, atribuidas por el artículo 5, párrafo 44 de la LOTSJ a la Sala
de Casación Social de ese Tribunal. Finalmente, haremos referencia a los
Juzgados Superiores Contencioso Tributarios quienes forman parte de la
Jurisdicción Contencioso Administrativa, cuyo régimen especial es el previsto en
el Código Orgánico Tributario.

1. La Sala Político-Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia

Como principio general puede sostenerse que la competencia de la Sala Político-


Administrativa, tal como ella misma lo ha afirmado en forma pacífica y reiterada
debe ser interpretada siguiendo el criterio conforme al cual su conocimiento en
esta materia viene determinado por el rango de las actuaciones objeto de
control. En ese sentido, en decisión de fecha 13 de julio de 2000 (Caso: Pedro
Ochoa Jiménez), la Sala estableció que«cuando el acto administrativo cuya
nulidad se demanda sea de rango sub-legal, esto es, si se trata de actos
(normativos o no) que no han sido dictados en ejecución directa e inmediata del
Texto Fundamental, sino en ejecución directa de la ley y en función
administrativa»el conocimiento de las causas que persigan la anulación de los
mismos será de su competencia. Este criterio se aplica con independencia de que
se aleguen vicios de ilegalidad o inconstitucionalidad (Sentencia del 7 de febrero
de 2002, Caso: C.A. Venezolana de Ascensores –CAVENAS-).

Las competencias de la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de


Justicia para conocer de las demandas de nulidad ejercidas contra los actos
administrativos dictados por los órganos del Poder Público se encuentran
contempladas en el artículo 23 de la Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso
Administrativa, el cual prevé que dicha Sala será competente para conocer de:
1. Demandas que se ejerzan contra la República, Estados, Municipios, o algún
instituto autónomo, ente público, empresa o cualquier otra forma de asociación,
en la cual la República, los Estados, los Municipios u otros de los entes
mencionados tengan participación decisiva, si su cuantía excede de 70.000 U.T.,
cuando su conocimiento no esté atribuido a otro tribunal en razón de su
especialidad (Art. 23, num. 1. LOJCA)

2. Demandas que ejerzan la República, los Estados, los Municipios, o algún


instituto autónomo, ente público, empresa o cualquier otra forma de asociación,
en la cual la República, los Estados, los Municipios o cualquiera de los entes
mencionados tengan participación decisiva, si su cuantía excede de setenta mil
unidades tributarias (70.000 U.T.), cuando su conocimiento no esté atribuido a
otro tribunal en razón de su especialidad (Art. 23, num. 2. LOJCA).

3. Abstención o la negativa del Presidente de la República, del Vicepresidente


Ejecutivo de la República, de los Ministros, así como de las máximas autoridades
de los demás órganos de rango constitucional, a cumplir los actos a que estén
obligados por las leyes (Art. 23, num. 3. LOJCA).

4. Reclamaciones contra las vías de hecho atribuidas a las altas autoridades


antes enumeradas (Art. 23, num. 4. LOJCA).

5. Demandas de nulidad contra los actos administrativos de efectos generales o


particulares dictados por el Presidente de la República, el Vicepresidente
Ejecutivo de la República, los Ministros o Ministras, así como por las máximas
autoridades de los demás organismos de rango constitucional, si su competencia
no está atribuida a otro tribunal (Art. 23, num. 5. LOJCA).

6. Demandas de nulidad que se ejerzan contra un acto administrativo de efectos


particulares y al mismo tiempo el acto normativo sub-legal que le sirve de
fundamento, siempre que el conocimiento de este último corresponda a la Sala
Político-Administrativa. (Art. 23, num. 6. LOJCA).

7. Controversias administrativas entre la República, los estados, los municipios u


otro ente público, cuando la otra parte sea una de esas mismas entidades, a
menos que se trate de controversias entre municipios de un mismo estado. (Art.
23, num. 7. LOJCA).

8. Controversias administrativas entre autoridades de un mismo órgano o ente, o


entre distintos órganos y entes que ejerzan el Poder Público, que se susciten por
el ejercicio de una competencia atribuida por la ley. (Art. 23, num. 8. LOJCA).
9. Apelación de los juicios de expropiación (Art. 23, num. 9. LOJCA).

10. Demandas que se interpongan con motivo de la adquisición, goce, ejercicio o


pérdida de la nacionalidad o de los derechos que de ella derivan. (Art. 23, num.
10. LOJCA).

11. Demandas que se ejerzan con ocasión del uso del espectro radioeléctrico.
(Art. 23, num. 11. LOJCA).

12. Demandas que le atribuyan la Constitución de la República o las leyes


especiales, o que le correspondan conforme a éstas, en su condición de máxima
instancia de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa. (Art. 23, num. 12.
LOJCA).

13. Las demás demandas derivadas de la actividad administrativa desplegada


por las altas autoridades de los órganos que ejercen el Poder Público, no
atribuidas a otro tribunal. (Art. 23, num. 13. LOJCA).

14. Causas que se sigan contra los representantes diplomáticos acreditados en la


República, en los casos permitidos por el derecho internacional (Art. 23, num.
14. LOJCA).

15. Apelaciones de las decisiones de los Juzgados Nacionales de la Jurisdicción


Contencioso-Administrativa y de las consultas que le correspondan conforme al
ordenamiento jurídico. (Art. 23, num. 15. LOJCA).

16. Avocamiento, de oficio o a petición de parte, sobre algún asunto que curse en
otro tribunal cuando sea afín con la materia administrativa. (Art. 23, num. 16.
LOJCA).

17. Juicios en que se tramiten acciones conexas, cuando a la Sala Político


Administrativa le esté atribuido el conocimiento de alguna de ellas. (Art. 23,
num. 17. LOJCA).

18. Recurso Especial de Juridicidad, de conformidad con lo establecido en esta


Ley. (Art. 23, num. 18. LOJCA).

19. Conflictos de competencia que surjan entre los tribunales de la Jurisdicción


Contencioso-Administrativa (Art. 23, num. 19. LOJCA).

20. Consultas y recursos de regulación de jurisdicción. (Art. 23, num. 20.


LOJCA).
21.Recursos de interpretación de leyes de contenido administrativo. (Art. 23,
num. 21. LOJCA).

22. Pretensiones, acciones o recursos interpuestos, en el caso de retiro,


permanencia, estabilidad o conceptos derivados de empleo público del personal
con grado de oficiales de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. (Art. 23, num.
23. LOJCA).

23. Las demás causas previstas en la ley. (Art. 23, num. 24. LOJCA).

Control de la constitucionalidad e ilegalidad de los actos administrativos


generales o individuales del Consejo Supremo Electoral o de otros
órganos del Estado de igual jerarquía (LOCSJ, art. 42, num. 12): La
creación constitucional de una nueva jurisdicción contenciosa, en este caso, la
electoral, regulada en el artículo 297 de la Constitución, sustrajo del
conocimiento de la Sala Político-Administrativa el control de la
constitucionalidad e ilegalidad de los actos administrativos de contenido
electoral. Debe indicarse, al respecto, que el antiguo criterio trazado en la Ley
Orgánica del Sufragio y Participación Política, y el cual otorgaba carácter
electoral únicamente a los recursos interpuestos contra los llamados actos
electorales, ha perdido virtualidad en la actualidad, dado que la Sala Electoral
conocerá de todos los recursos interpuestos contra actos del Poder Electoral, aún
aquellos que no guarden directa relación con algún proceso comicial (sentencia
de la Sala Electoral de 20 de diciembre de 2000, caso: Gregorio Salazar Torres).

No obstante, siguiendo la tendencia trazada por la jurisprudencia de la antigua


Corte Suprema de Justicia, la Sala Político-Administrativa del Tribunal Supremo
de Justicia mantiene el criterio conforme al cual el término “los órganos del
Estado de igual jerarquía a nivel nacional” a que hacía referencia el numeral 12
del artículo 42 de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia, comprenden
el conocimiento de los recursos de nulidad por razones de inconstitucionalidad
y/o ilegalidad que sean interpuestos contra los actos dictados por los órganos
que gozan de autonomía funcional, tales como la Dirección Ejecutiva de la
Magistratura, el Consejo Federal del Gobierno, el Banco Central de Venezuela y
los órganos del Poder Ciudadano, a saber, el Ministerio Público, la Defensoría del
Pueblo y la Contraloría General de la República, siempre que el conocimiento de
los recursos contra sus actos no se encuentre atribuido a otra autoridad
conforme a la materia sustantiva de que se trate (Vgr. la materia funcionarial). (v.
Sentencias de la Sala Político-Administrativa del 16 de julio de 2002, Caso:
Tomás Rodríguez Salazar y otros vs Contralor General de la República; 29 de
noviembre de 2001, Caso: Jimmy Imbrondone Fermín vs Contralor General de la
República y 27 de abril de 2000, Caso: Francisca Antonia Alcalá y otros vs
Reglamento sobre el Régimen de Jubilaciones y Pensiones de los Funcionarios de
la Contraloría General de la República).

2. Los Juzgados Nacionales de la Jurisdicción Contencioso Administrativa

Las competencias de los Juzgados Nacionales de la Jurisdicción


Contencioso Administrativa en materia de demandas de nulidad contra actos
administrativos está regulada en el artículo 24 de la Ley Orgánica de la
Jurisdicción Contencioso Administrativa.

En ese sentido, los Juzgados Nacionales de la Jurisdicción Contencioso


Administrativa, son competentes para conocer de:

1. Las demandas que se ejerzan contra la República, los Estados, los Municipios,
o algún instituto autónomo, ente público, empresa o cualquier otra forma de
asociación, en la cual la República, los Estados, los Municipios u otros de los
entes mencionados tengan participación decisiva, si su cuantía excede de treinta
mil unidades tributarias (30.000 U.T.) y no supera setenta mil unidades
tributarias (70.000 U.T.), cuando su conocimiento no esté atribuido expresamente
a otro tribunal, en razón de su especialidad. (Art. 24.num.1.LOJCA)

2. Las demandas que ejerzan la República, los Estados, los Municipios, o algún
instituto autónomo, ente público, empresa o cualquier otra forma de asociación,
en la cual la República, los Estados, los Municipios u otros de los entes
mencionados tengan participación decisiva, si su cuantía excede de las treinta
mil unidades tributarias (30.000 U.T.) y no supera setenta mil unidades
tributarias (70.000 U.T.), cuando su conocimiento no esté atribuido a otro
tribunal en razón de su especialidad. (Art. 24.num.2.LOJCA)

3. La abstención o la negativa de las autoridades distintas a las mencionadas en


el numeral 3 del artículo 23 de la Ley y en el numeral 4 del artículo 25. (Art.
24.num.3.LOJCA)

4. De las reclamaciones contra las vías de hecho atribuidas a las autoridades a


las que se refiere el numeral anterior. (Art. 24.num.4.LOJCA)

5. De las demandas de nulidad de los actos administrativos de efectos


generales o particulares dictados por autoridades distintas a las mencionadas en
el numeral 5 del artículo 23 de la Ley y en el numeral 3 del artículo 25, cuyo
conocimiento no esté atribuido a otro tribunal en razón de la materia. (Art.
24.num.5.LOJCA)
6. De los juicios de expropiación intentados por la República, en primera
instancia. (Art. 24.num.6.LOJCA)

7. Las apelaciones de las decisiones de los Juzgados Superiores Estadales de la


Jurisdicción Contencioso-Administrativa y de las consultas que les correspondan
conforme al ordenamiento jurídico. (Art. 24.num.7.LOJCA)

8. Las demandas derivadas de la actividad administrativa contraria al


ordenamiento jurídico desplegada por las autoridades de los órganos que ejercen
el Poder Público, cuyo control no haya sido atribuido a la Sala Político-
Administrativa o a los Juzgados Superiores Estadales de la Jurisdicción
Contencioso-Administrativa. (Art. 24.num.8.LOJCA)

9. Las demás causas previstas en la ley. (Art. 24.num.9.LOJCA)

Cabe destacar que en el caso concreto de los actos administrativos dictados por
las Universidades en materia funcionarial, la Corte Primera de lo Contencioso
Administrativo, modificando su criterio reiterado, estableció que la competencia
para conocer de los mismos corresponderá a los Juzgados Superiores Estadales
Contencioso Administrativos. Así lo dispuso la Corte en la decisión de fecha 12
de julio de 2002 (Caso: Rosa Consuelo Tarazona de Rivero Vs. Ministerio De
Educación, Cultura Y Deportes), al considerar que aun cuando los docentes
universitarios que prestan sus funciones a las Universidades tienen estatuto
propio que regula su relación de empleo, su exclusión del ámbito de aplicación
de la Ley del Estatuto de la Función Pública no es óbice para sustraer del
conocimiento de las acciones que se intenten contra dichos Entes a los Juzgados
Superiores Estadales Contencioso Administrativos, a quienes corresponde como
Juez natural el conocimiento de los reclamos de índole funcionarial.

En tal sentido, la Corte dispuso que cuando la demanda incoada esté dirigida a
lograr la nulidad de actos administrativos dictados por las autoridades de las
Universidades Nacionales, de las Universidades Experimentales o de los
Institutos o Colegios Universitarios, o surja con ocasión de la relación
funcionarial que vincula a los docentes con estas Instituciones, serán
competentes en primera instancia los Juzgados Superiores Estadales de lo
Contencioso Administrativo de cada una de las Regiones.

Asimismo, la competencia de los Juzgados Nacionales de la Jurisdicción


Contencioso Administrativa estará delimitada de la siguiente manera:
- Dos Juzgados Nacionales de la Jurisdicción Contencioso Administrativa de
la Región Capital con competencia en el Distrito Capital y los Estados Miranda,
Vargas, Aragua, Carabobo y Guárico.

- Un Juzgado Nacional de la Jurisdicción Contencioso Administrativa de la


Región de la Región Centro-Occidental, con competencia en los Estados Cojedes,
Falcón, Yaracuy, Lara, Portuguesa, Barinas, Apure, Táchira, Trujillo, Mérida y
Zulia.

- Un Juzgado Nacional de la Jurisdicción Contencioso Administrativa de la


Región Nor – Oriental con competencia en los Estados Nueva Esparta,
Anzoátegui, Sucre, Monagas, Bolívar, Amazonas y Delta Amacuro.

3. Los Juzgados Superiores Estadales de la Jurisdicción Contencioso


Administrativa (art. 25 LOJCA)

La Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa, contempla en su


artículo 25 las competencias atribuidas a los Juzgados Superiores Estadales de la
Jurisdicción Contencioso Administrativa. En ese sentido son competentes para
conocer de:

1. Demandas que se ejerzan contra la República, los Estados, los Municipios, o


algún instituto autónomo, ente público, empresa o cualquier otra forma de
asociación en la cual la República, los Estados, los Municipios u otros de los
entes mencionados tengan participación decisiva, si su cuantía no excede de
treinta mil unidades tributarias (30.000 U.T.), cuando su conocimiento no esté
atribuido a otro tribunal en razón de su especialidad.

2. Demandas que ejerzan la República, los Estados, los Municipios, o algún


instituto autónomo, ente público, empresa o cualquier otra forma de asociación
en la cual la República, los Estados, los Municipios u otros de los entes
mencionados tengan participación decisiva, si su cuantía no excede de treinta
mil unidades tributarias (30.000 U.T.), cuando su conocimiento no esté atribuido
a otro tribunal en razón de su especialidad

3. Demandas de nulidad contra los actos administrativos de efectos generales o


particulares, dictados por las autoridades estadales o municipales de su
jurisdicción, con excepción de las acciones de nulidad ejercidas contra las
decisiones administrativas dictadas por la Administración del trabajo en materia
de inamovilidad, con ocasión de una relación laboral regulada por la Ley
Orgánica del Trabajo (Sentencia Nº 955 del 23 de septiembre de 2010)
4. Abstención o negativa de las autoridades estadales o municipales, a cumplir
determinados actos a que estén obligados por las leyes.

5. Reclamaciones contra las vías de hecho atribuidas a autoridades estadales o


municipales de su jurisdicción

6. Demandas de nulidad contra los actos administrativos de efectos particulares


concernientes a la función pública, conforme a lo dispuesto en la ley

7. De las apelaciones de las decisiones de los Juzgados de Municipio de la


Jurisdicción Contencioso-Administrativa.

8. De las demandas derivadas de la actividad administrativa contraria al


ordenamiento jurídico de los órganos del Poder Público estadal, municipal o
local.

9. De las controversias administrativas entre municipios de un mismo estado por


el ejercicio de una competencia directa e inmediata en ejecución de la ley.

10. Las demás causas previstas en la ley.

En cada estado, funcionará al menos un Juzgado Superior Estadal de la


Jurisdicción Contencioso Administrativa, los cuales serán unipersonales (Artículo
18 de la LOJCA).

4. Juzgados de Municipio de la Jurisdicción Contencioso Administrativa

Finalmente se crean los Juzgados de Municipio de la Jurisdicción Contencioso


Administrativa, los cuales son competentes para conocer de las demandas que
interpongan los usuarios o las organizaciones públicas o privadas que los
representen, por la prestación de servicios públicos o cualquier otra demanda o
recurso que le atribuyan las leyes, de conformidad con el artículo 26 de la
LOJCA.

5. Tribunales Contencioso Administrativo Especiales

En contraposición al los órganos jurisdiccionales que conocen del contencioso-


administrativo general, se encuentran los que ejercen el contencioso-
administrativo especial, los cuales conocen de especiales materias como lo son:

5.1. Juzgados Superiores Contencioso Tributarios


Corresponde a los Tribunales Superiores de lo Contencioso Tributario ejercer la
jurisdicción especial contencioso tributaria y, en ese sentido, conocerán en
primera instancia de los recursos contencioso tributarios de nulidad ejercidos
por razones de inconstitucionalidad o ilegalidad se intenten contra los actos
administrativos de contenido fiscal o tributario. Estos procedimientos serán
sustanciados y decididos conforme a las normas establecidas en el Código
Orgánico Tributario. La jurisdicción contencioso tributaria cuenta con nueve
tribunales ubicados en la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas.

Asimismo, de las decisiones dictadas por los Juzgados Superiores Contencioso


Tributarios podrá apelarse dentro de los términos previstos en el Código
Orgánico Tributario, ante la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo
de Justicia, la cual será competente para conocer de las causas en segunda
instancia.

Conforme al artículo 329 del Código Orgánico Tributario, estos Tribunales son
competentes en materia tributaria nacional respecto de los actos dictados por la
Administración comprendidas dentro de su ámbito territorial de competencia.

5.2. La Sala Electoral y de Casación Social del Tribunal Supremo de


Justicia

La Constitución de 1999 determinó en su artículo 297 la creación de una


nueva jurisdicción contenciosa: la electoral, cuyo ejercicio corresponde a la Sala
Electoral del Tribunal Supremo de Justicia. En ese sentido, dicha Sala, en
decisión de fecha 10 de febrero de 2000 (Caso Cira Urdaneta vs Consejo
Supremo Electoral) determinó su competencia para conocer del recurso de
nulidad en los casos siguientes:

a. Los recursos que se interpongan, por razones de inconstitucionalidad o


ilegalidad, contra los actos, actuaciones y omisiones de los órganos del Poder
Electoral, tanto los directamente vinculados con los procesos comiciales, como
aquellos relacionados con su organización, administración y funcionamiento.

b. Los recursos que se interpongan, por razones de inconstitucionalidad o


ilegalidad, contra los actos de naturaleza electoral emanados de sindicatos,
organizaciones gremiales o colegios profesionales, organizaciones con fines
políticos, universidades nacionales, y de otras organizaciones de la sociedad
civil.
c. Los recursos que se interpongan, por razones de inconstitucionalidad o
ilegalidad, contra actos, actuaciones u omisiones relacionados con los medios de
participación y protagonismo del pueblo en ejercicio de su soberanía en lo
político.

6. Juzgados de Primera Instancia en lo Civil (Competencia Eventual)

En materia de expropiación el Juez de Primera Instancia en lo Civil de la


jurisdicción de la ubicación del bien conocerá de estos juicios; y de las
apelaciones y recursos contra sus decisiones conocerá, en segunda instancia la
Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia, de conformidad
con el artículo 23 de la Ley de Expropiación por causa de Utilidad Pública o
Social.

Cuando la República sea quien solicite la expropiación, el juicio se


intentará directamente ante los Juzgados Nacionales de lo Contencioso
Administrativo, y de las apelaciones y recursos contra sus decisiones conocerá,
en segunda instancia, el Tribunal Supremo de Justicia, en Sala Político
Administrativa.

V. Medios de Impugnación de la Jurisdicción Contencioso Administrativa

La Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa establece


expresamente los medios de impugnación en el contencioso administrativo, así
como el procedimiento que será aplicado para cada uno de ellos. En ese sentido,
la Ley establece los siguientes medios de impugnación:

1. Demandas de nulidad contra actos de efectos particulares y


generales.

2. Demanda por interpretación de leyes

3. Demanda por Controversias Administrativas.

4. Reclamos por la omisión, demora o deficiente prestación de los


servicios públicos.

5. Demanda contra vías de hecho.

6. Recurso por Abstención.


7. Demandas de contenido patrimonial.

1. Demandas de Nulidad contra Actos de Efectos Particulares y Generales

Las demandas de nulidad constituyen la vía para obtener la nulidad total o


parcial de los actos generales o individuales de los órganos formales de la
administración y los actos de autoridad, así como el restablecimiento de las
situaciones jurídico-subjetivas infringidas y el pago de los daños y perjuicios
producidos por la actuación ilegal de la Administración Pública.
La Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa en su artículo 8
establece el objeto de control de la Jurisdicción Contencioso Administrativa, el
cual está constituido por la actividad administrativa desplegada por los órganos
que componen la Administración Pública, lo cual incluye actos de efectos
generales y actos de efectos particulares. En ese sentido, forman parte del
ámbito material de las demandas contencioso administrativas de nulidad los
siguientes actos:

A. Acto administrativo expreso y sus distintas manifestaciones (actos


administrativos definitivos, de trámite que sean recurribles, de efectos
generales, vinculados a una relación contractual y de autoridad).

B. Acto administrativo presunto (silencio administrativo): Se refiere a


una ficción que la ley establece a favor del administrado, que puede entender
desestimada su petición o recurso, a los solos efectos de poder deducir frente a
la denegación presunta la pretensión admisible.

C. Acto administrativo tácito: Se entienden como manifestaciones de


voluntad de la Administración que se deducen de actuaciones positivas y
colaterales vinculadas al caso concreto y que son desarrolladas por ella misma.

D. Acto administrativo de Autoridad:


Los actos de autoridad, o dicho de otra manera, la descentralización por
colaboración, se da cuando el Estado, no pudiendo garantizar por completo el
funcionamiento de los servicios públicos que está llamado a atender, busca la
colaboración de los particulares para coadyuvar al logro de los fines del Estado.

En este sentido, el Estado por medio de su poder imperium, confiere a los


particulares poderes exorbitantes propios de la Administración Pública para que
éstos puedan garantizar el funcionamiento de los servicios públicos y, así cumplir
con los fines del Estado
.[13]
Al respecto, José Araujo Juárez señala que la tendencia mundial es catalogar
como actos administrativos de autoridad, a las actuaciones de sujetos privados
que en virtud de una ley pueden dictar actos en función de la prestación del
servicio público y, que por su contenido material son verdaderos actos
administrativos.[14]

Ello así, “La figura de los actos de autoridad, es uno de los grandes aportes de la
jurisprudencia al Derecho Administrativo moderno venezolano, ya que constituye
una solución racional a la situación de ciertos entes que si bien, se crean bajo
forma de derecho privado, sin embargo, ejercen potestades públicas, por
disposición de una norma.2 [15]

La Corte Primera de lo Contencioso Administrativo definió los actos de


autoridad como “Aquellos emanados de personas de derecho privado conforme a
delegaciones que les hace la Ley, en procura de satisfacer fines de interés
público propios de la actividad administrativa, impugnables en consecuencia
ante la jurisdicción contencioso administrativa en virtud de haberse producido
en el ejercicio de competencias fundamentadas en el imperium del Estado”
(Corte Primera de lo Contencioso Administrativo, casos: María Josefina
Bustamante y Ramón Escovar León vs. Universidad Católica Andrés Bello, de
fechas 24 de noviembre de 1986 y 19 de enero de 1988).

Mediante sentencia Nº 886 de fecha 9 de mayo de 2002, la Sala Constitucional


del Tribunal Supremo de Justicia (Caso: Federación Venezolana de Deportes
Ecuestres) ratificó la sentencia dictada por Sala Político Administrativa el 14 de
mayo de 1998 (Caso: Fundación IDEA) en la cual se recogieron las
características más importantes de los actos de autoridad.

En ese orden de ideas, el conocimiento de dichos actos corresponde al control de


la Jurisdicción Contencioso Administrativa, toda vez que tratan de la
organización y desarrollo del servicio público o de una actividad que le ha sido
encargada a un particular y que ha sido denominada como de utilidad pública,
ello en virtud del interés general que están llamados a tutelar, de tal forma que
atendiendo a la naturaleza del acto recurrido en materia contencioso
administrativa, el control judicial de dicho acto está atribuido a esta jurisdicción,
de acuerdo al principio de universalidad y asimismo al artículo 259 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela del año 1999.

Así las cosas, se concluye que:

· Los Actos Administrativos de Autoridad son aquellos que dictan entes


privados ejerciendo una función administrativa.
· Estos entes privados deben ejercer actividades propias de la administración
generadas por la prestación de un servicio público u otra de interés general.

· Estas actuaciones son controladas por la Administración Pública y la


Jurisdicción Contencioso Administrativa conforme al principio de universalidad
de los actos administrativos y el artículo 259 de la Constitución Bolivariana de
Venezuela de 1999.

E. Reglamento:

a. Revisión directa mediante la interposición de demandas de nulidad

Constituyen materia de las demandas de anulación contencioso administrativa,


según se desprende del artículo 6.23 de la Ley Orgánica de la Jurisdicción
Contencioso Administrativa, el cual estableció como competencia de la Sala
Político Administrativa, “… Las demandas de nulidad que se ejerzan contra un
acto administrativo de efectos particulares y al mismo tiempo el acto normativo
sub-legal que le sirve de fundamento, siempre que el conocimiento de este
último corresponda a la Sala Político Administrativa”

b. Suspensión en el caso concreto de disposiciones Reglamentarias que


violen la reserva legal

De manera excepcional, la jurisprudencia de la Sala Constitucional del Tribunal


Supremo de Justicia ha reconocido la posibilidad de controlar por vía accesoria,
reglamentos que invadan la reserva legal y que sirvan de fundamento al asunto
debatido en el juicio principal (sentencia Sala Constitucional del 25 de abril de
2000, caso: José Gregorio Rossi García).

Procedimiento que rige las Demandas de Nulidad contra Actos de Efectos


Particulares y Generales

Respecto al procedimiento que rige las Demandas de Nulidad en la Ley Orgánica


de la Jurisdicción Contencioso Administrativa se encuentra contemplado en el
Capítulo II, Título IV, Sección Tercera, denominado “Procedimiento Común a las
demandas de nulidad, interpretación de leyes y controversias administrativas”.

2. Demanda por Interpretación de Leyes

De acuerdo con el artículo 266,6 Constitucional, corresponde al Tribunal


Supremo de Justicia la atribución para “conocer los recursos de interpretación
sobre el contenido y alcance de los textos legales, en los términos contemplados
en la ley”.

Los artículos 23 de la Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso


Administrativa, numeral 21, y 26, numeral 21 de la Ley Orgánica del Tribunal
Supremo de Justicia, atribuyen a la Sala Político Administrativa del Tribunal
Supremo de Justicia la competencia para “conocer de los recursos de
interpretación de leyes de contenido administrativo”.

Posibilidad de Interpretación de leyes

ü “el recurso de interpretación no debe limitarse a los casos expresamente


autorizados por el legislador” (Sentencia Sala Constitucional del 22 de
septiembre de 2000).

ü Requisito para admisión del recurso: “que la interpretación solicitada sea de


un texto legal, aún cuando el mismo no establezca expresamente la posibilidad
de interpretarse” (Sentencia SPA del 22.05.02).

ü “a pesar de que una ley no prevea la posibilidad de interpretación de sus


normas, esto resulta posible en virtud de la conexidad que pueda existir con otra
ley que establezca tal posibilidad o por la importancia del asunto del que se
trate”. (Sentencia SPA del 06.02.07, Caso: Interpretación artículo 86 Ley
Orgánica para la Prestación de los Servicios de Agua Potable y de Saneamiento)

Requisitos de Admisibilidad de la Demanda de Interpretación

Mediante Sentencia Nº 229 publicada el 18 de diciembre de 2008, la Sala


Electoral del Tribunal Supremo de Justicia ratificó los requisitos de admisibilidad
de los recursos de interpretación, los cuales son los siguientes:

- Legitimación para recurrir, así como la necesidad de que el recurso sea


planteado frente a un caso concreto o específico.

- La interpretación solicitada debe versar sobre un texto legal, aun cuando el


mismo no establezca expresamente la posibilidad de interpretación de sus
normas.

- Debe precisarse el motivo de la interpretación, es decir, que la parte


solicitante señale cuál es -a su juicio- la oscuridad o ambigüedad de las
disposiciones legales objeto de interpretación.
- La Sala no debe haber emitido con anterioridad un pronunciamiento sobre
el punto a interpretar y, de haberlo hecho, que no sea necesario modificar el
criterio sostenido con la nueva interpretación.

- La interpretación que se solicita no puede perseguir la sustitución de los


recursos procesales existentes, ni obtener una declaratoria con carácter de
condena o constitutiva.

- Que no se acumule a la pretensión otro recurso o acciones de naturaleza


diferente, incompatibles, excluyentes o contradictorias, y

- El objeto de la interpretación no debe pretender la obtención de una


opinión previa del órgano jurisdiccional para la solución de un caso concreto que
esté siendo conocido por otro tribunal, bien sea entre particulares o entre éstos y
los órganos públicos.

Procedimiento que rige las Demandas de Interpretación de Leyes:

Respecto al procedimiento que rige las Demandas de Interpretación de Leyes en


la Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa se encuentra
contemplado en el Capítulo II, Título IV, Sección Tercera, denominado
“Procedimiento Común a las demandas de nulidad, interpretación de leyes y
controversias administrativas”.

3. Demanda por Controversias Administrativas

Las controversias administrativas se refieren a enfrentamientos entre


autoridades públicas que corresponde dirimir a la jurisdicción contencioso-
administrativa.

Ámbito material

La Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia del año 2010, siguiendo
el esquema de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia, regula dos
supuestos de controversias:

1. Controversias entre entes públicos territoriales. Art. 26,7 LOTSJ.

2. Controversias entre autoridades. Art. 26,8 LOTSJ.


• Controversias entre entes públicos territoriales: actos preparatorios o
definitivos realizados simultáneamente por las autoridades para ejercer
funciones iguales respecto a una misma materia, o funciones diferentes pero que
se opongan entre sí.

• Controversias entre autoridades: Sentencia 1468 de fecha 27 de junio de


2000 (Caso: Carlos Manuel Ortiz):

1. Se manifiestan entre organismos, autoridades o entes públicos distintos y


no en el seno de un mismo organismo.

2. Se manifiestan entre organismos o autoridades legítimas, en cuanto a sus


atribuciones, es decir, la controversia no constituye un problema de legitimidad
de las autoridades, sino más bien de titularidad competencial.

3. Deben afectar el Orden Público.

Procedimiento que rige las Demandas por Controversias Administrativas

Respecto al procedimiento que rige las Demandas por Controversias


Administrativas en la Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa
se encuentra contemplado en el Capítulo II, Título IV, Sección Tercera,
denominado “Procedimiento Común a las demandas de nulidad, interpretación
de leyes y controversias administrativas”.

4. Reclamos por la omisión, demora o deficiente prestación de los


servicios públicos.

Ámbito Material

Cualquier reclamo por la omisión, demora o deficiente prestación de los


servicios públicos (art. 65 LOJCA).

La Sala Constitucional, en decisión de fecha 15 de diciembre de 2005


(Caso: CADAFE), estableció los elementos que califican una actividad como
servicio público:

- Que la actividad sea, en esencia, una actividad de prestación, esto es que


apareje una ventaja, beneficio o un bien destinado a la satisfacción de una
necesidad de carácter general;
- Que dicha actividad sea asumida por el Estado, lo que implica la
verificación previa de una decisión exteriorizada y concreta.

- Que el Estado puede cumplirla directamente, o bien indirectamente, por


medio de concesiones otorgadas a favor de cualquier persona, exigiéndose la
capacidad o competencia para poder actuar como concesionarios.

- Que la prestación del servicio, considerado como público, sea regido por un
estatuto o régimen especial que le permita distinguirlo de otras actividades
públicas, y cuyos caracteres sean la generalidad, uniformidad, igualdad,
continuidad, obligatoriedad y, subordinación a normas preponderantemente de
Derecho Público. Por ejemplo: la electricidad, servicio de saneamiento y agua
potable y telefonía básica, suministro de gas, servicio de aseo urbano.

Procedimiento que rige los Reclamos por la omisión, demora o deficiente


prestación de los servicios públicos

Respecto al procedimiento que rige los reclamos por la omisión, demora o


deficiente prestación de los servicios públicos, los mismos se tramitarán por el
procedimiento breve regulado en la Sección Segunda del Capítulo II de la Ley
Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa, siempre y cuando no
tengan contenido patrimonial o indemnizatorio.

5. Demandas contra vías de hecho.

Las vías de hecho se refieren a aquella actuación material en la que incurre la


Administración Pública y que ha debido legitimarse mediante la producción de
un acto administrativo previo.

La sentencia líder respecto a la vía de hecho en Venezuela es la Nº 190 dictada


por la Sala Político Administrativa de la extinta Corte Suprema de Justicia de
fecha 8 de mayo de 1991 (Caso: Ganadería El Cantón, C.A.), que estableció lo
siguiente:

“Consagrado el artículo 19 (ordinal 4º) de la Ley Orgánica de Procedimientos


Administrativos, el vicio reconocido como “vía de hecho” de la Administración, es
asimilado en este texto legal a dos supuestos de infracción grosera de la
legalidad, plasmados en la emisión del acto por “autoridades manifiestamente
incompetentes, o con prescindencia total y absoluta del procedimiento”.
Taxativos ambos en su formulación, ha entendido sin embargo la doctrina, que
bien pueden ser incluidos dentro del respectivo “género” –
representado por esos supuestos-, otros más específicos y equivalentes, como
por ejemplo, la supresión de la audiencia obligatoria del afectado por un acto
represivo o el caso de los funcionarios de hecho, respectivamente. Ha asimilado
asimismo la doctrina a la vía de hecho en la elaboración del acto administrativo,
la grosera ilegalidad en que incurriere la autora del acto para la ejecución de
uno, aun legalmente formado” (Negritas del original)

De la noción de vía de hecho transcrita se evidencia que la misma presenta dos


vertientes:

1. La primera referida a asimilarla a todo acto administrativo en el cual estén


presentes los vicios de incompetencia manifiesta o prescindencia absoluta del
procedimiento legalmente establecido (artículo 19.4 de la Ley Orgánica de
Procedimientos Administrativos).
2. La segunda manifestación de la vía de hecho la configura toda actuación
material de la Administración que se realiza sin cobertura o título jurídico.[15]

Estas características generales de las vías de hecho se siguen manteniendo en la


actualidad. Al respecto, la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia
señaló mediante sentencia Nº 912 del 5 de mayo de 2006, que los supuestos
generadores de la misma se pueden dividir en dos grupos:

1. Inexistencia o irregularidad sustancial del acto de cobertura (de la


actuación material).
2. Exceso en la propia actividad de ejecución en sí misma considerada.

Formas a través de las cuales la Administración puede incurrir en vías de


hecho.

a) Cuando no existe acto administrativo que legitime la actuación material de


la Administración Pública.
b) Cuando aún existiendo el acto que sirve de fundamento y es válido, la
ejecución material se aparta sustancialmente de los supuestos de hecho de dicho
acto.
c) Que el acto que sirve de fundamento a la actuación material existe pero es
ilegal y por tanto carece de fuerza legitimadora de la actuación material de la
Administración.
d) Exista un acto administrativo absolutamente legal, y que las actuaciones
materiales que la Administración realice no sean diferentes a su contenido, pero
que en si misma sea irregular porque se lleven a acabo fuera del procedimiento
legalmente establecido.

Procedimiento que rige las Demandas contra vías de hecho


Respecto al procedimiento que rige las demandas relacionadas con vías de
hecho, la Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa optó por
establecer un procedimiento breve regulado en la Sección Segunda del Capítulo
II de la misma Ley (Artículos 65 al 75).

6. Demanda por Abstención.

Ámbito Material (Art. 24,3 LOJCA)


La abstención o la negativa de las autoridades distintas a las mencionadas
en el numeral 3 de artículo 23 de la Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso
Administrativa y en el numeral 4 del artículo 25 de la misma ley.

Sentencia de Sala Constitucional nº 547 de fecha 6 de abril de 2004


(Caso: Ana Beatriz Madrid Agelvis)

“…El recurso por abstención o carencia es un medio contencioso


administrativo que puede –y debe- dar cabida a la pretensión de condena al
cumplimiento de toda obligación administrativa incumplida, sin que se
distinga si ésta es específica o genérica. En consecuencia, puede incluso
tener como objeto la pretensión de condena a que la Administración decida
expresamente una petición administrativa –con independencia de que otorgue o
rechace el derecho solicitado- en garantía del derecho de petición…”

Procedimiento que rige las Demandas por Abstención

El procedimiento que rige las demandas por abstención se encuentra regulado


en la Sección Segunda del Capítulo II de la Ley Orgánica de la Jurisdicción
Contencioso Administrativa (Artículos 65 al 75).

7. Demandas de Contenido Patrimonial.

Cuando la Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa se refiere


a las demandas de contenido patrimonial, trata el medio de impugnación
mediante el cual se da trámite a pretensiones relacionadas con la
responsabilidad contractual o extracontractual de la Administración Pública. En
ese sentido hace referencia a uno de los principales objetos del contencioso
administrativo, esto es:
A. Las pretensiones de condena al pago de sumas de dinero y la reparación de
daños y perjuicios originados por la responsabilidad contractual y
extracontractual de la Administración.
B. Las pretensiones ligadas al cumplimiento o la resolución de un contrato
administrativo.
De esa forma, en el contencioso administrativo se distinguen dos tipos de
responsabilidad de la Administración Pública, a saber: extracontractual y
contractual.

1. Responsabilidad Extra-contractual:
Respecto al régimen de la responsabilidad de la Administración, la Sala Político
Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia ha dejado sentado en varias
decisiones que conforme a la Constitución de 1999, en sus artículos 3, 21, 30,
133, 140, 259 y 316, queda establecida de manera expresa la responsabilidad
patrimonial de la Administración Pública, por los daños que sufran los
particulares como consecuencia de su actividad.
Establece el artículo 140 de la Constitución de 1999 que el Estado responderá
patrimonialmente por los daños que sufran los particulares en cualquiera de sus
bienes y derechos, siempre que la lesión sea imputable al funcionamiento dela
Administración Pública.
Pública, por los daños que sufran los particulares como consecuencia de su
actividad.

Establece el artículo 140 de la Constitución de 1999 que el Estado responderá


patrimonialmente por los daños que sufran los particulares en cualquiera de sus
bienes y derechos, siempre que la lesión sea imputable al funcionamiento de

2. Responsabilidad Contractual:

La Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa, no establece de


forma expresa la competencia de la Jurisdicción Contencioso Administrativa para
conocer sobre las cuestiones que se susciten con motivo de la interpretación,
cumplimiento, caducidad, nulidad, validez o resolución de los contratos
administrativos, como sí lo hacía la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia
del año 1976, en su artículo 42, numeral 14, lo que dio origen a una abundante
creación jurisprudencial. En ese sentido, la Sala Político Administrativa de la
extinta Corte Suprema de Justicia, mediante sentencia de fecha 14 de junio de
1983, dictó la celebre decisión Acción Comercial C.A. retomando, en forma
definitiva, la teoría general de los contratos administrativos. En dicha sentencia,
el Supremo Tribunal, a la par que reconoció la existencia de contratos
administrativos –como categoría distinta a las de los contratos “de derecho
común” celebrados por la Administración-, ratificó la noción de servicio público
como identificadora de esta modalidad contractual. En este sentido, se indicó:

“Cuando requerimientos de interés colectivo así lo postulan, acude la


Administración a la figura del contrato administrativo para asegurarse la
colaboración del particular en la satisfacción de determinadas necesidades de
interés general. La presencia de la Administración –dadas determinadas
condiciones- en el negocio jurídico, marca a éste inevitablemente de
características distintas a las de la contratación ordinaria, para asegurar de esta
manera que aquella, depositaria del interés general o colectivo, pueda
comprometerse sin sacrificarlo en aras de intereses privados de los
administrados, por importantes –individualmente considerados- que éstos
parezcan. (...)”.

Sin embargo, en razón de que una de las características fundamentales de todo


contrato administrativo es que una de las partes intervinientes sea
necesariamente la administración pública, podemos inferir que la posibilidad
para los particulares de interponer acciones por ante la Jurisdicción Contencioso
Administrativa, suscitadas en razón de los contratos administrativos en los
cuales sea parte la República, los Estados o los Municipios viene a ser definida
por los numerales 4, 5, 8 y 9 del artículo 9 de la Ley Orgánica de la Jurisdicción
Contencioso Administrativa, el cual establece que los órganos de la Jurisdicción
Contencioso Administrativa son competentes para conocer de:
“4. Las pretensiones de condena al pago de sumas de dinero y la reparación de
daños y perjuicios originados por responsabilidad contractual o extracontractual
de los órganos que ejercen el Poder Público.

5. Los reclamos por la prestación de los servicios públicos y el restablecimiento


de las situaciones jurídicas subjetivas lesionadas por los prestadores de los
mismos.”

“8. Las demandas que se ejerzan contra la República, los estados, los municipios,
los institutos autónomos, entes públicos, empresas o cualquier otra forma de
asociación en las cuales la República, los estados, los municipios o cualquiera de
las personas jurídicas antes mencionadas tengan participación decisiva.

9. Las demandas que ejerzan la República, los estados, los municipios, los
institutos autónomos, entes públicos, empresas o cualquier otra forma de
asociación, en la cual la República, los estados, los municipios o cualquiera de
las personas jurídicas antes mencionadas tengan participación decisiva, si es de
contenido administrativo.”
Procedimiento que rige las Demandas de Contenido Patrimonial

La Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa establece un


procedimiento especial para las demandas de contenido patrimonial en la
Sección Primera, Capítulo II, Título IV.

Como ha quedado expuesto, la jurisdicción contencioso administrativa, de rango


constitucional, de desarrollo jurisprudencial, y con una nueva regulación legal
específica, es el instrumento más importante para hacer efectivo el derecho
constitucional de la tutela judicial efectiva. Todas estas normas adjetivas que se
han comentado recogen, sin duda, el amplísimo espectro de actuación de este
sistema de justicia, al que corresponde imponer el principio de responsabilidad
del Estado, que junto a la separación de los poderes y la legalidad, constituyen la
base fundamental del Esto de Derecho y de Justicia que se proclama en el Texto
Constitucional.

VI. Bibliografía

Araujo Juárez, José. “Principios Generales del Derecho Procesal Administrativo”.


Vadell Hermanos Editores. 1° reimpresión. Venezuela, 1998.

Araujo, Ana Elvira, El Principio de la Tutela Judicial Efectiva y los Intereses


Colectivos y Difusos en Revista de Derecho N° 4, República Bolivariana Tribunal
Supremo de Justicia, Caracas, 2002.

Brewer-Carías, Allan R., Consideraciones sobre el Contencioso Administrativo


como un derecho constitucional a la tutela judicial frente a la Administración en
Revista de derecho Público N° 49, Enero marzo 1992, Editorial Jurídica
Venezolana, Caracas, 1992.

Brewer-Carías, Allan R., Universalidad del Control Contencioso-Administrativo


enRevista de Derecho Público N° 46, Editorial Jurídica Venezolana, Caracas,
1991.

Calcaño De Temeltas, Josefina. “Origen y Evolución del Sistema Contencioso-


Administrativo Venezolano”. Publicado en Jornadas sobre el Derecho Procesal
Administrativo. Colegio de Abogados del Estado Carabobo. Venezuela. Vadell
Hermanos Editores. Venezuela. 1995.
Duque Corredor, Roman J. La Tutela Cautelar de Urgencia en la Jurisdicción
Contencioso Administrativa en Derecho y Sociedad, Revista de Estudiantes de
Derecho de la Universidad Monteávila N° 2, Caracas, Abril 2001.

Torrealba Sánchez, Miguel Ángel. La Vía de Hecho en Venezuela. Fundación


Estudios de Derecho Administrativo (FUNEDA). Caracas 2011.

__________________________________________________________________________

[1]«Son atribuciones de la Corte Federal y de Casación: (...) 13° Conocer en


juicio contencioso de todas las cuestiones sobre nulidad, caducidad, resolución,
alcance, interpretación, cumplimiento y cualesquiera otras que susciten entre la
Nación y los contratistas o concesionarios a consecuencia de los contratos
celebrados

[2]«Son atribuciones de la Corte Suprema de Justicia: (...) 5° Conocer de las


controversias que resultaren de los contratos y negociaciones que celebre el
Poder Ejecutivo por sí o por medio de agentes».

[3]Artículo 269.- «La Ley regulará la organización de los circuitos judiciales, así
como la creación y competencias de tribunales y cortes regionales a fin de
promover la descentralización administrativa y jurisdiccional del Poder Judicial»
[4] Brewer Carías, Allan, Consideraciones sobre el Contencioso Administrativo
como un derecho constitucional a la tutela judicial frente a la Administración en
Revista de derecho Público N° 49, Enero marzo 1992, Editorial Jurídica
Venezolana, Caracas, 1992, p. 5.
[5]Araujo, Ana Elvira, El Principio de la Tutela Judicial Efectiva y los Intereses
Colectivos y Difusos en Revista de Derecho N° 4, República Bolivariana Tribunal
Supremo de Justicia, Caracas, 2002, p. 18
[6]Brewer-Carías, Allan R., Universalidad del Control Contencioso-
Administrativo enRevista de Derecho Público N° 46, Editorial Jurídica
Venezolana, Caracas, 1991.
[7]A este respecto, las sentencias Miranda Entidad de Ahorro y Préstamo (SPA
10/1/1980); Pan American World Airways (SPA 11/5/1981); y Francisco Ruiz
Becerra (SPA 28/2/1985).
[8]Sin lugar a dudas, el tema de la tutela judicial efectiva en Venezuela (por lo
menos antes de su constitucionalización en 1999) ha estado íntimamente ligado
al problema de la protección cautelar de los recurrentes en sede judicial (Luis
ORTIZ ÁLVAREZ). En este sentido, la célebre sentencia de la SPA (Lucía
Hernández y A. Echegaray; 15/11/1995): “una protección integral del indicado
derecho constitucional a la defensa y a la tutela judicial efectiva requiere
siempre de mecanismos cautelares idóneos y suficientes que permitan
dar a la sentencia definitiva eficacia que, en caso de transcurrir el tiempo en
su totalidad el proceso sin correctivos, se vería absolutamente cercenada o, al
menos, menoscabada”. Anteriormente, la alusión expresa a la tutela judicial
efectiva fue utilizada por la SPA de la entonces Corte Suprema de Justicia para
desaplicar por inconstitucional el principio de solve et repete (Sentencia Scholl
Venezolana, C.A.; 14/10/1990).
[9] CALCAÑO DE TEMELTAS, Josefina. “Origen y Evolución del Sistema
Contencioso-Administrativo Venezolano”. Publicado en Jornadas sobre el
Derecho Procesal Administrativo. Colegio de Abogados del Estado Carabobo.
Venezuela. Vadell Hermanos Editores. Venezuela. 1995.

[10] Araujo Juarez, José. “Principios Generales del Derecho Procesal


Administrativo”. Vadell Hermanos Editores. 1° reimpresión. Venezuela, 1998.

[11] ECHANDÍA, Devis Hernando. Compendio de Derecho Procesal. Tomo I.


Décima Edición. Bogotá 1985.

[12] RENGEL ROMBERG, Arístides. Tratado de Derecho Procesal Civil


Venezolano. Caracas 1995.

[13]Muci, José Antonio. Las Bolsas de Valores como prestación de un Servicio


Público, competencia de la Bolsa de Valores para expedir actos administrativos,
Caracas 10 de septiembre de 1991.

[14] Araujo Juárez, José. Derecho Administrativo Parte General, edición paredes,
Caracas, 2010.

[15] Resumen de la sentencia de la Sala Político - Administrativa de fecha 14 de


mayo de 1998, Jaime Requena contra Fundación Instituto de Estudios Avanzados
(Fundación IDEA), Expediente N° 13911). Magistrada Ponente: Hildegard
Rondón de Sansó.

[16] TORREALBA SÁNCHEZ, Miguel Ángel. “La Vía de Hecho en Venezuela”.


FUNEDA. Caracas 2011.

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