Vous êtes sur la page 1sur 2

La mentira y la política.

Amigas de viaje
Raúl Castellanos Latouche. Periodista venezolano
@raulcastellanos

La habilidad de mentir que tienen algunos líderes que transitan por los confines de
la política, muchas veces también deber establecer todo un espectáculo para
demostrar frente a los demás un encuentro con la verdad para esconder las
quimeras que acostumbra mencionar para persuadir a la gente. Es una especie de
juego entre el bien y el mal, entre lo aceptado y rechazado socialmente para de
esta manera ir creando un tejido de esperanzas que tarde o temprano se evapora.

Muchos dirigentes políticos del mundo han acudido a la mentira como herramienta
útil para conseguir sus cometidos. Manifiestan ser ante los ojos e inteligencia de
los demás unos farsantes de oficio que no temen al escaro ni ser descubiertos de
ser vehículos permanentes del engaño y la traición. Se dice que la mentira y la
política siempre viajan juntas en la travesía de las relaciones entre los líderes
políticos y la sociedad, siendo alimentada cada día por la ignorancia, la
indiferencia y la adulancia.

La mentira en la política para sus protagonistas, es como un dibujo que puede ser
modificado y corregido de acuerdo a la circunstancia y los objetivos particulares.
Por consiguiente en el arte de la mentira política, ésta debe sonar atractiva y ser
acompañada de ciertos ingredientes comunicacionales y emocionales del que
miente para hacerla cada vez más seductora y por consiguiente los niveles de
ilusión en sus víctimas aparenten ser más efectivos. Definitivamente es un círculo
vicioso, del que miente y el creyente, que con el tiempo ha venido
perfeccionándose y llenándose de herramientas para cumplir con su propósito.

En Venezuela existe una mentira de larga data, que se extiende desde el 4 de


febrero de 1992, cuando un grupo de militares comandado por el teniente coronel
Hugo Rafael Chávez Frías, intentó el golpe de Estado contra el entonces
presidente Carlos Andrés Pérez. Desde esos escenarios comenzó a construirse
una de las mentiras más preparadas y largas de la historia política en América
Latina, tan prolongada ha sido su permanencia que todavía persiste.

Como se nota en el ejemplo especial de Venezuela, la mentira en política tiene


efectos destructores, porque la falsedad que acá ocurre tiene una intención
medida y bien planificada que rehúye a las necesidades del país y su gente, para
concentrarse en los apetitos feroces que una camarilla de privilegiados del poder,
originando desengaños, incredulidad y tribulación social. Considerando estas
reflexiones y entendiendo que la mentira, es uno de esos fantasmas que
persiguen al ser humano durante toda su vida, es importante distinguir el peligro
de esta debilidad terrenal en la palabra de un líder político.

Definitivamente es una cuestión de integridad personal. Se debe poner límite al


sadismo de mentir compulsiva y dañinamente en espacios donde impera la
política. La sociedad ha venido llenándose de antídotos ante este mal y estar al
corriente contrastar lo ficticio con la realidad. El presidente Abraham Lincoln
señaló frente a este fenómeno: “Es posible engañar a unos pocos todo el tiempo.
Es posible engañar a todos un tiempo. Pero no es posible engañar a todos todo el
tiempo”.

Vous aimerez peut-être aussi