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Ladehojita

los niños
Año XIX • nº 1.348 • 02 de abril de 2017
¡La buena noticia para todos! • Domingo 5º de Cuaresma

Mensaje de La 7 DIFERENCIAS BÍBLICAS


Palabra de Dios El dibujo de Marta y María fue realizado
para esta semana
por niños de Nivel Inicial. Mientras buscás
las 7 diferencias, podés pensar cómo habrá
En el último domingo de
sido la amistad de Jesús con esas dos mu-
Cuaresma nos encontrar- jeres y su hermano Lázaro.
nos con Jesús conmovido
al extremo de llorar. Va-
mos a imaginarnos nue-
vamente que caminamos
a su lado. El domingo
pasado Jesús iba viendo
a los pobres al costado
del camino. Este domingo
parece que va mirando
hacia adentro. Quizás,
recordando todo lo que
había vivido con su ami-
go Lázaro y sus amigas,
Marta y María.
Nos asombramos, no lle-
gamos a comprender có-
mo Jesús puede volver
a la vida a Lázaro. Sin
embargo, esto aumenta
nuestra fe en Jesús, en
su poder para vencer la
muerte.
La Biblia, el libro de la Palabra de Dios
Las lecturas de la misa del domingo
Primera lectura: Ezequiel 37, 12-14

A sí ha­bla el Se­ñor: Yo voy a abrir las tum­bas de us­te­des, los ha­ré sa­lir
de ellas, y los ha­ré vol­ver, pue­blo mío, a la tie­rra de Is­rael. Y cuan­do
abra sus tum­bas y los ha­ga sa­lir de ellas, ustedes, mi pue­blo, sa­brán que yo soy
el Se­ñor. Yo pon­dré mi es­pí­ri­tu en us­te­des, y vi­vi­rán; los es­ta­ble­ce­ré de nue­vo en
su pro­pio sue­lo, y así sa­brán que yo, el Se­ñor, lo he di­cho y lo ha­ré.

Evangelio: Mateo Juan 11, 1-7. 20-27. 33-45

H a­bía un hom­bre en­fer­mo, Lá­za­ro de Be­ta­nia, del pue­blo de Ma­ría y de


su her­ma­na Mar­ta. Ma­ría era la mis­ma que de­rra­mó per­fu­me so­bre el
Se­ñor y le se­có los pies con sus ca­be­llos. Su her­ma­no Lá­za­ro era el que es­ta­ba en­
fer­mo. Las her­ma­nas de Lázaro en­via­ron a de­cir a Je­sús: –Se­ñor, el que tú amas,
es­tá en­fer­mo. Al oír es­to, Je­sús di­jo: –Es­ta en­fer­me­dad no es mor­tal; es pa­ra glo­ria de Dios, pa­ra
que el Hi­jo de Dios sea glo­ri­fic­ a­do por ella. Je­sús que­ría mu­cho a Mar­ta, a su her­ma­na y a Lá­za­ro.
Sin em­bar­go, cuan­do oyó que és­te se en­con­tra­ba en­fer­mo, se que­dó dos días más en el lu­gar don­
de es­ta­ba. Des­pués di­jo a sus dis­cí­pu­los: –Vol­va­mos a Ju­dea. Al en­te­rar­se de que Je­sús lle­ga­ba,
Mar­ta sa­lió a su en­cuen­tro, mien­tras Ma­ría per­ma­ne­cía en la ca­sa. Mar­ta di­jo a Je­sús: –Se­ñor, si
hu­bie­ras es­ta­do aquí, mi her­ma­no no ha­bría muer­to. Pero yo sé que aún aho­ra, Dios te con­ce­de­rá
to­do lo que le pi­das. Je­sús le di­jo: –Tu her­ma­no re­su­ci­ta­rá. Mar­ta le res­pon­dió: –Sé que re­su­ci­ta­rá
en la re­su­rrec­ción del úl­ti­mo día. Je­sús le di­jo: –Yo soy la Re­su­rrec­ción y la Vi­da. El que cree en mí,
aun­que mue­ra, vi­vi­rá; y to­do el que vi­ve y cree en mí, no mo­ri­rá ja­más. ¿Crees es­to?. Ella le res­
pon­dió: –Sí, Se­ñor, creo que tú eres el Me­sías, el Hi­jo de Dios, el que de­bía ve­nir al mun­do. Je­sús,
al verla llorar a ella, y también a los judíos que la acompañaban, con­mo­vi­do y tur­ba­do, pre­gun­tó:
–¿Dón­de lo pu­sie­ron? Le res­pon­die­ron: –Ven, Se­ñor, y lo ve­rás. Y Je­sús llo­ró. Los ju­díos di­je­ron:
–¡Có­mo lo ama­ba! Pe­ro al­gu­nos de­cían: –És­te que abrió los ojos del cie­go de na­ci­mien­to, ¿no
po­dría im­pe­dir que Lá­za­ro mu­rie­ra? Je­sús, con­mo­vién­do­se nue­va­men­te, lle­gó al se­pul­cro, que
era una cue­va con una pie­dra en­ci­ma, y di­jo: –Qui­ten la pie­dra. Mar­ta, la her­ma­na del di­fun­to, le
res­pon­dió: –Se­ñor, hue­le mal; ya ha­ce cua­tro días que es­tá muer­to. Je­sús le di­jo: –¿No te he di­cho
que si crees, ve­rás la glo­ria de Dios? En­ton­ces qui­ta­ron la pie­dra, y Je­sús, le­van­tan­do los ojos al
cie­lo di­jo: –Pa­dre, te doy gra­cias porque me oís­te. Yo sé que siem­pre me oyes, pe­ro lo he di­cho por
es­ta gen­te que me ro­dea, pa­ra que crean que tú me has en­via­do.
Des­pués de de­cir es­to, gri­tó con voz fuer­te: ¡Lá­za­ro, sal fue­ra! El muer­to sa­lió con los pies y las
ma­nos ata­dos con ven­das, y el ros­tro en­vuel­to en un su­da­rio.
Je­sús les di­jo: –De­sá­ten­lo pa­ra que pue­da ca­mi­nar.
Al ver lo que hi­zo Je­sús, mu­chos de los ju­díos que ha­bían ido a ca­sa de Ma­ría cre­ye­ron en él.
El cuento
Cuento del soldado

de María Inés Casalá y aportes de Andrés Pisano Casalá • Dibujo de Hania Kollenberger
Si deseás contactar a la autora podés escribirle a: inescasala@gmail.com

—Abuelo, poné una película de guerra. luego a un avión y de ahí… a las islas. No
—¿Una de guerra? ¿Por qué? tuvo tiempo de despedirse de sus fami-
—Porque me gusta, liares, ni de sus ami-
me divierte… gos. Fueron días terri-
Al abuelo le cambió la bles. Luchaban contra
cara por completo.. uno de los países más
—¿Qué te pasa, abue- poderosos del mundo.
lo? Pasaron hambre, frío,
—Te voy a contar lo maltrato… Nosotros
que me pasa. Hace mu- organizábamos colec-
chos años tuve un ami- tas para mandarles
go. Yo tenía 17 años y abrigo, chocolates,
él, 19. No éramos del comida… Algunos do-
mismo curso, pero sí de la misma escue- naron sus joyas o dinero. Cuando regre-
la. En el recreo paseábamos juntos, tocá- saron nos contaron que nada de eso les
bamos la guitarra… Después, él egresó y llegó.
tuvo que hacer la colimba. —¿Tu amigo volvió?
—¿La colimba? El abuelo se quedó pensando.
—Así llamábamos al Servicio Militar. —Más o menos. No volvió el mismo que
Desde 1994 es optativo, pero antes era se fue, el que cantaba y alegraba a todos.
obligatorio. Todos los chicos de 18 a 21 Poco a poco dejó de vernos, de hablar-
años tenían que cumplir un año en el nos, como si no pudiera recordar los días
ejército, en la marina, o en la aviación. alegres. Una vez lo escuché decir que el
Cuando mi amigo estaba por terminar el frío, los gritos, el hambre, la guerra, se
año y salir, comenzó la guerra de Malvi- habían llevado su alma.
nas. Una noche, lo subieron a un camión, —¿Y quién ganó la guerra?
—Esa es una buena pregunta. Nadie ga-
Curiosidades de la Hojita
na las guerras. La muerte de una perso-
na, sea de donde sea, es la de todos. Esa por Gladys y Margarita Pérez
fue una guerra que nunca debió existir.
Las Melli
—Pero en la escuela hay un día en
que recordamos a los combatientes, la
maestra dice que fueron héroes.
—Sí, eso no se discute, pero los países
no pueden ir a la guerra como quien va
a comprar pan. No debería ser una op-
ción tomada a la ligera ni motivo de or-
gullo. Sobre todo cuando responde a la
soberbia y la ambición de unos pocos.
—Abuelo, me acordé de un texto del
evangelio en el que Jesús llora por un
amigo que murió. ¿Habrá llorado en
Malvinas?
—Seguro, y debe seguir llorando en ca-
da guerra. Creo que caminaba por ahí, Los amigos de Jesús
entre las trincheras, consolando y dan- Lázaro era hermano de Marta y Ma-
do fuerzas. ría. Los tres vivían en Betania, un
pueblo cerca de Jerusalén. En su casa
Para pensar y se alojó Jesús varias veces. Eran sus
conversar después amigos. Según nos cuenta el evangelio
de leer el relato de hoy, Lázaro (que estaba enfermo y
Hoy leímos un diálogo inventado, pero no
murió) fue revivido por Jesús. Según
irreal. La propuesta es hacer una oración
por todos los que murieron en la guerra, la tradición, cuando Cristo ascendió
por sus familia, por sus amigos. al cielo, los tres vendieron todas sus
Para que los que volvieron sean reconoci- posesiones y se dedicaron a predicar
dos y nunca olvidados. la Buena Nueva.
La hojita de los niños. Semanario religioso infantil de uso litúrgico. No reemplaza el uso de los leccionarios.
Nihil Obstat: Conferencia Episcopal Argentina. Imprimatur: Arquidiócesis de Buenos Aires. Edita: Sociedad de San Pablo.
Propietario Sociedad de San Pablo (Paulinos). Registro Nacional de la Propiedad Intelectual: nº 5.233.004 del 29/5/2014
Dirección: P. Aderico Dolzani. Redactora: Inés Casalá.
Dibujos: Hania Kollenberger (cuento). Gladys y Margarita «Las Melli» Pérez.
www.sanpablo.com.ar Dirección y administración: Riobamba 230 C1025ABF Bs. As., Argentina.
Horario: Lunes a viernes de 9.00 a 18.00
Teléfono (011) 5555-2424 / Fax: (011) 5555-2425 / E-mail: inescasala@gmail.com / Impreso en G.S.Gráfica s.r.l.
Charlone 958 - B1868DZF Piñeyro, Avellaneda, Bs. As. Correo Argentino Suc. 2 (B): Franqueo a pagar cuenta 14.471.
En Uruguay: SAN PABLO, Colonia 1591 (11200) MONTEVIDEO.
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