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LEYENDA DE ORFEO Y EURÍDICE

Orfeo se refugia en Tracia. Allí conoce a la dríade o ninfa del bosque. Eurídice,
se enamora de ella y se casan. Pese a vivir en la corte, Eurídice sigue visitando
el bosque y a sus compañeras ninfas.
En una de esas visitas, Eurídice se encuentra con un cazador, que persigue un
cervatillo. Eurídice se niega a indicarle el camino por el que ha huido el cervatillo
y el cazador se enfurece con ella, revela ser Aristeo, el dios de los cazadores y
pide un beso de Eurídice para sentirse menos agraviado. Ella se niega y huye
de él. Aristeo la persigue y, en la persecución, Eurídice es mordida por una
serpiente. En el palacio, Orfeo se preocupa por la tardanza de su esposa, manda
a unos soldados que la busquen y ellos traen su cadáver de vuelta a casa. En
las orillas del río Estrimón, Orfeo se lamentaba amargamente por la pérdida de
Eurídice. Consternado, Orfeo tocó canciones tan tristes y cantó tan
lastimeramente, que todas las ninfas y dioses lloraron y le aconsejaron que
descendiera al inframundo en busca de Eurídice. Orfeo, inconsolable, no acepta
la muerte de su esposa y decide hacer algo al respecto: irá a buscarla al infierno,
el Hades, para traerla de vuelta a la vida.
Orfeo bordea el mar Jonio hasta llegar al río Estigia, donde Caronte y su barca
esperan para llevar a los muertos al otro lado, es decir, al infierno. Orfeo, que en
su viaje sólo lleva su lira, toca el instrumento. Caronte, conmovido por la música,
acepta llevar a Orfeo en su barca. Al otro lado está el can Cerberos, un perro de
tres cabezas que también sucumbe a la música de la lira de Orfeo.
Finalmente, el héroe llega hasta la reina del infierno, la esposa
de Hades, Perséfone. Ella decide permitir a Eurídice que vuelva al mundo de los
vivos, pero con una condición: si Orfeo se vuelve a mirar a su esposa antes de
salir por completo del inframundo y llegar a la luz del día, Eurídice volverá al
Hades, y para siempre.
Orfeo acepta y se reúne con Eurídice. Los dos afrontan su camino de salida del
Hades, a través del lago Estigia y después un estrecho pasadizo que los lleva de
nuevo a la tierra. Orfeo siente varias veces la tentación de girarse para
comprobar si Eurídice le sigue o si Perséfone le ha engañado y quien va detrás
de él es un demonio. Sin embargo, resiste, y cuando él ya está fuera del Hades,
se gira a mirar a su esposa, pero a ella todavía le faltaba un paso para salir del
inframundo y llegar a la luz del sol, y se desvanece ante el desesperado Orfeo.
Solo, desolado, como si dejase en las sombras la mitad de si mismo, Orfeo
vuelve a la superficie de la tierra. Ya nada podrá hacerlo sonreír. Su canto se
hace triste para siempre, de una tristeza infinita, como si el poeta estuviera sólo
esperando el momento de la muerte para volver a ver a su amada.
Dicen que mucho después, tras haber errado por toda Tracia para liberarse de
su desesperación, y después de haber fundado su religión, Orfeo perdió la vida
de manera extraña. Las Bacantes enamoradas del poeta intentaron seducirlo. Y
él, negándose a ellas en nombre del recuerdo de Eurídice, trató de escapar por
el bosque. Pero las mujeres tracias lo siguieron y consiguieron atraparlo.
Furiosas, le despedazaron las ropas y le rasgaron la carne. Su cabeza, sin
embargo, erró por las aguas dejando todavía oír su voz, y donde se posó se
erigió un santuario.
Hecho pedazos el cuerpo del poeta, su alma al fin libre pudo partir a los Infiernos.
Y allí unido a Eurídice, deambula por las melancólicas praderas y bosquecillos
del reino de Plutón, cantando al amor, más y más grande que la muerte.

LINKOGRFÍA
 https://www.ecured.cu/Leyenda_de_Orfeo_y_Eur%C3%ADdice
 poesiadelmomento.com

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