Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
WALDORF BOGOTÁ
SEPTIEMBRE 2015
www.waldorfcolombia.org
La dimensión espiritual de la
pedagogía Waldorf
Jost Schieren
En la práctica: éxito
Durante sus más de 90 años de historia, la educación Waldorf se ha
convertido en una de las formas de educación progresista más exitosas. Ha
alcanzado un reconocimiento mundial como un modelo de práctica
educativa que - como muestra un estudio reciente de Heiner Barz y Dirk
Randoll (i)- obtiene unos resultados extraordinarios, incluso de acuerdo con
el criterio de la investigación empírica de la educación.
En resumen, el estudio reveló que los alumnos Waldorf disfrutan de una
escolaridad libre de la presión de la competitividad y de las notas, y a lo
largo de la cual se sienten más motivados y más felices. Además, cuando
llegan los exámenes finales obtienen mejores resultados que los alumnos de
otros tipos de escuelas. Dentro de este contexto también desarrollan un
alto grado de responsabilidad social y tienden a valorar su escuela como
un lugar donde vivir la construcción de una comunidad.
En términos de nuestro rendimiento práctico, por lo tanto, la educación
Waldorf puede presumir de haberse ganado la aprobación social. Esta es
una cara de la educación Waldorf, su praxis, que parece ir viento en popa
en su innata habilidad para cumplir. Por supuesto, sabemos que todavía
hay mucho que hacer antes de que nuestro ideal de "educación (Waldorf)
de calidad" pueda materializarse. Somos plenamente conscientes de
nuestras limitaciones: las dificultades para encontrar nuevos profesores y los
problemas que rodean muchos claustros de profesores "conservadores"
atascados en formularios administrativos obsoletos. Y cuando miramos
hacia el futuro, sabemos que los problemas que acarrearía un posible
cambio generacional radical van en aumento en vez de disminuir. Aun así,
la educación Waldorf, como forma de escolarización centrada en el
desarrollo del niño, puede decir con certeza que inspira un respeto
general.
En teoría: crítica
A pesar de los resultados de este estudio, las críticas se han centrado en la
visión del mundo que hay detrás de las escuelas Waldorf, es decir, en la
antroposofía. Este lado más teórico de la educación Waldorf no se hace
acreedor de un respeto tan extendido como el que inspira su lado
práctico. Más bien al contrario: de acuerdo con críticas presuntamente
bien intencionadas, sería una buena idea-- como se sugirió hace unos años
en la revista alemana Der Spiegel - fundar "escuelas Waldorf sin Steiner". A
juzgar por la situación actual en las escuelas Waldorf de hoy, parece que
este consejo ha sido seguido en mayor medida de lo que muchos críticos
se hubieran imaginado. Las cifras disponibles muestran que el 50% de los
profesores en las escuelas Waldorf no han recibido una formación Waldorf.
Y el estudio más reciente (también de Dirk Randoll (ii)) muestra que sólo el
30% de los profesores Waldorf trabajan activamente con la antroposofía.
Sea como sea, no importa si las escuelas Waldorf se consideran purgadas
de, o sobrecargadas con, antroposofía, el hecho es que la posición de la
antroposofía es el principal problema al que se enfrenta la educación
Waldorf actualmente.
La epistemología de Steiner
La piedra angular de la filosofía de Steiner, a partir de la cual desarrolló
posteriormente la antroposofía, es su teoría del conocimiento. Formuló un
concepto de conocimiento que era creativo y dinámico. Implicaba el
rechazo a lo que él consideraba "realismo naïve"; la noción de realidad
como una forma de existencia totalmente independiente y externa a la
conciencia humana.
Este punto de vista sostiene que el mundo fenomenológico existe por y
para si mismo y que la mente está simplemente ahí para reflejar
sistemáticamente el mundo exterior. Estas imágenes mentales son, por
supuesto, diferentes en naturaleza del propio fenómeno existente que
reflejan, pero que representan una aproximación relativa cercana. En
principio, de acuerdo con este punto de vista, mente y mundo son
entidades completamente diferentes.
En cambio, Steiner se refirió a la participación de la conciencia en la
formación de la realidad. Esta es sin duda una idea acorde con el
pensamiento Ilustrado, ya que una de las principales características de la
filosofía de la conciencia de Immanuel Kant es que aborda el
conocimiento no sólo en términos de su contenido, sino también en
términos de las condiciones que hacen posible que ocurra. Esto constituye
un punto de partida común para la epistemología de Steiner y para la
filosofía trascendental de Kant. Sin embargo, sus acercamientos al
concepto de conocimiento divergen considerablemente. Mientras Kant
hace una clara distinción entre ontología, es decir, la teoría del ser, y
epistemología, la teoría del conocimiento, concluyendo que el acto de
conocer está, en principio, separado de la existencia del mundo (lo que él
llama "las cosas en sí mismas"), Steiner considera que el conocimiento
humano es, en principio, capaz de desarrollarse y por ello también de
concretarse ontológicamente. Él prevé la posibilidad de la conciencia
humana de superar su aparente relación dual del principio para pasar a
ser y a unirse creativamente con el mundo y sus fenómenos. La realidad
que aflora entonces en la mente no es un mero reflejo de un mundo
ontológicamente independiente; sino que en el contexto de la conciencia
humana la existencia del mundo se revela como una nueva forma de
existencia, la de la libertad. Se podría decir que se da entonces una unión
entre epistemología y ontología, en el sentido de que el acto del saber
humano está profundamente arraigado en las bases ontológicas del
mundo. Este es el aspecto de la epistemología de Steiner más
trascendente para la educación. Pero, ¿cómo llega Steiner a este
concepto de conocimiento?
Pensamiento
En 1918, en el prólogo de la nueva edición de su obra filosófica básica, La
filosofía de la libertad (ahora retraducido con el título Pensamiento Intuitivo
como un Camino Espiritual), Steiner formula dos preguntas clave en torno a
las que gira su pensamiento. La primera es cómo puede el ser humano
moderno, frente a un mundo de incertidumbre y duda, llegar a algo
parecido al conocimiento. Fenómenos inconexos inciden en nuestra
conciencia queramos o no, y nuestro poder de aprehensión es incapaz de
encontrar una base segura. Steiner se pregunta ahora si esa seguridad
podría tener alguna base interior, "si es posible concebir al ser humano de
tal manera que esta concepción pudiera servir de apoyo para todo lo
demás que le llega a través de la experiencia o de la ciencia, y que
parece carecer de apoyo en sí mismo.” (vi) He aquí un tipo de pregunta
claramente pos-Ilustración, ya que Steiner da por hecho que en última
instancia no hay ninguna evidencia de verdad válida en nuestra
experiencia consciente. Esta sería la esperanza de un sistema de creencias
basado en la revelación, o de hecho de cualquier tipo de espiritualidad
convencional. La principal característica distintiva de la conciencia
moderna es que concibe el conocimiento no como un evento casi
objetivo, sino como algo basado en la participación humana. Así, por
ejemplo, Karl R. Popper habla de la falsación como el criterio del
conocimiento humano, dando forma de esta manera a una protesta en
contra de la afirmación de cualquier tipo de conocimiento último y
señalando su naturaleza esencialmente provisional. (vii)
Cuando Steiner describe al ser humano actuando como un soporte para la
experiencia consciente, ¿qué quiere decir exactamente? Como se
desarrolla en La filosofía de la libertad, Steiner sitúa la cualidad especial del
pensar en el centro de sus deliberaciones. Resulta que para Steiner el
elemento principal de la espiritualidad es su concepto del pensar. Pensar
conduce al ser humano más allá de sí mismo y le conecta con el
contenido del mundo. Steiner define dos características distintivas de
pensamiento, además de algunas otras derivadas de éstas:
Pero ...
Ahora bien, se puede reprochar que esta manera de ver las cosas y este
concepto de pensamiento es precisamente lo que le da a la antroposofía
su perfil místico y pre-ilustrado, dado que hablar de una fuente de verdad
universal es una idea obsoleta, desde la perspectiva de la ciencia
empírica. En respuesta a esta objeción, cabe señalar que aunque Rudolf
Steiner asignó al pensar las cualidades de exactitud, precisión y veracidad
en principio, esto no implica de ninguna manera que podamos designar
cualquier pensamiento individual como válido y verdadero. En su visión del
pensar, Steiner se centraba en todo momento en su calidad de integridad
fundamental, ya que incluso el argumento más tajante en contra de la
inherente veracidad del pensamiento descansa sobre declaraciones
resultantes del pensar y, como tales, son incuestionables. El propio Karl R.
Popper también prevé en principio la posibilidad de que el pensamiento
sea lícito cuando dice: "Somos defectuosos, y tendemos a equivocarnos;
pero podemos aprender de nuestros errores.” (ix)
La preocupación de Steiner no era afirmar la veracidad de todos los
productos del pensamiento individual, sino establecer una confianza sana
y justificable en el pensamiento mismo. Esto, por supuesto - en consonancia
con el espíritu de la Ilustración - no impediría someter el pensamiento
individual a una valoración crítica, ni tampoco implicaría renunciar a la
posibilidad de error. Sin esta confianza saludable en el pensamiento, sin
embargo, tendríamos pocas posibilidades de hacer frente a nuestra vida
cotidiana. Nunca volveríamos a subir a un coche o a usar un teléfono móvil
si no pudiéramos confiar en el supuesto de que lo que pensamos de este
tipo de tecnologías es, en principio, correcto, a pesar de que siempre se
pueda mejorar.
Concepto de mismidad
Además de la importancia del pensamiento y de sus características
distintivas para llegar a comprender la dimensión espiritual de la
pedagogía Waldorf, hay todavía otro elemento espiritual que analizaremos
a continuación. Se trata del concepto propio de la educación Waldorf de
la naturaleza de la mismidad. En La filosofía de la libertad de Rudolf Steiner
la segunda pregunta clave tiene que ver con este tema: “¿Tiene el ser
humano, dotado como está de voluntad, derecho a reclamar libertad
para sí mismo?” (xiv) En otras palabras: ¿Hay algún aspecto del carácter
humano que pueda ser considerado como completamente autónomo, y
no determinado por ninguna otra cosa? Según Steiner (pero también, por
ejemplo, según Johann Gottlieb Fichte) sí lo hay; es lo que llamamos el
“yo”.
El discurso académico de hoy en día ha abandonado el concepto del yo.
Por regla general, se considera que son elementos dispares los que
conforman la personalidad humana. Puede contener características
heredadas, pero también se dice que está constituida casi en su totalidad
por experiencias de la crianza y por influencias del entorno, especialmente
por aquellas relativas a un grupo de iguales. Según esta visión, entonces, el
ser humano es más o menos un conglomerado de experiencias de
socialización.
Según a mí me consta, la pedagogía Waldorf de hoy en día, y también a
lo largo de la historia, es el único método educativo que se basa en un
concepto definitivo del yo y gira en torno a él. Como tal, podemos llamarla
pedagogía de la mismidad, por la importancia que otorga al desarrollo sin
restricciones del “yo” humano”. Rudolf Steiner dice al respecto: “El mejor
regalo preparatorio que puede recibir el ser humano en desarrollo, el niño,
es que en el momento adecuado y mediante la comprensión de su
mismidad, despierte a la experiencia de la libertad. La libertad verdadera
es una experiencia interior.” (xv)
Esta afirmación no presupone en ningún caso que la educación Waldorf se
ocupe de la formación del yo ni que culmine en algún resultado definitivo.
La educación sólo tiene un carácter preparatorio. Prepara el terreno para
algo que probablemente ocurra mucho más tarde, o sea, en el momento
adecuado. El único y más importante objetivo de la pedagogía Waldorf es
ofrecer un marco pedagógico en el que los niños tengan la oportunidad
de conocer su propia mismidad. Esto significa que el proceso educativo
considera a cada uno como una persona, un “ser-yo” individual.
Llegados a este punto me gustaría dar dos ejemplos más de cómo esto se
traduce en la práctica:
- La clase como una comunidad: que yo sepa, la escuela Waldorf es el
único método educativo del mundo que da a los niños la posibilidad de
formar parte de un sólo grupo de aprendizaje desde la primera hasta la
duodécima o decimotercera clase. He aquí un componente fundamental
y sistemático de la pedagogía Waldorf. ¿Cuál es el razonamiento que hay
detrás de dicho componente? Si trabajamos con la suposición de que la
educación Waldorf es la pedagogía de la mismidad, la pregunta que
surge es cómo se produce esta educación del yo. De una forma un tanto
simplificada y abreviada, pero sin embargo precisa, podemos decir que el
yo se educa experimentando la mismidad. O, en palabras de Martin Buber:
“El Yo se escolariza encontrando el Tú”. (xvi)
Un método educativo que quisiera ejercer la pedagogía de la mismidad
de forma eficaz debería crear para sus alumnos un marco apropiado en el
que esta educación de la mismidad pudiera tener lugar.
En este punto cabe destacar, a modo de contraste, que el sistema alemán
de dividir al alumnado por niveles en la escuela secundaria simplemente
deja el yo hecho pedazos. Otros países han criticado este estado de las
cosas por injusto, subrayando que en este sentido el sistema alemán es
extraordinariamente retrógrado. Este sistema de tres niveles funciona
clasificando a los alumnos por jerarquías intelectuales mediante unos
mecanismos de selección rígidos, y sólo tiene en cuenta el rendimiento
intelectual.
En cambio, la clase como comunidad de la escuela Waldorf, que se
mantiene igual durante al menos doce años, crea un marco en el que
todo el mundo, incluyendo aquellos alumnos menos brillantes
intelectualmente, se siente respetado y valorado. Los logros individuales en
cualquier área, no sólo en el plano intelectual, se aplauden de la misma
manera, y se individualizan los ritmos de desarrollo. Ni que decir tiene que
hacer las cosas así supone hacer frente a otros problemas y desafíos. Está
la cuestión, por ejemplo, de cómo satisfacer las necesidades de los
alumnos más dotados intelectualmente, o de cómo evitar que las
expectativas educativas de la escuela bajen hasta una media común.
Pero la idea crucial sigue siendo que los alumnos se ven y se experimentan
a sí mismos como una comunidad de aprendizaje, una comunidad en la
que todos tienen un lugar en virtud de lo que reside en cada uno de ellos.
- Principio de un solo tutor: el principio de tener el mismo tutor durante
varios años apunta hacia la misma dirección. La idea es que mediante un
contacto duradero con una figura que tiene autoridad educativa los
alumnos desarrollarán los poderes de su propia personalidad. Y ocurre así
porque en cierto sentido podemos decir que cada “yo” es una autoridad
en sí mismo.
Pensamiento y proceso
Para terminar, vamos a analizar otra característica importante más de la
espiritualidad. En sus escritos filosóficos, tanto Rudolf Steiner como Johann
Gottlieb Fichte llaman la atención sobre el hecho de que el yo no entra en
experiencia consciente en forma de reflexión, sino sólo como una función
ejecutiva, como una acción. En las escuelas Waldorf este hecho juega un
papel importantísimo en la enseñanza de las materias artísticas,
especialmente en la euritmia.
Considerémoslo más detalladamente: durante mis años como profesor
Waldorf, recuerdo que a menudo (por ejemplo, durante las inspecciones o
los exámenes oficiales) teníamos colegas de escuelas públicas invitados en
la escuela, y en ocasiones así tenían la oportunidad de ver a nuestros
alumnos en plena acción. Dichos colegas quedaban impresionados sin
excepción alguna, y de los alumnos remarcaban su confianza abierta y
segura en sí mismos. Esto es exactamente lo que buscamos: que nuestros
alumnos vayan por el mundo con una actitud de confianza, fuerte y
positiva. Aunque se daban cuenta de ello, nuestros colegas de la escuela
pública no lo asociaban necesariamente con nuestro enfoque
pedagógico. Pero es justamente la relación que querría intentar esbozar
aquí.
Cada vez es más evidente que vivimos en una cultura de índices de
aprobación. No es tanto lo que hacemos lo que cuenta, sino cómo de
conscientes somos de la forma en que nuestras acciones han sido
recibidas. El grado de acceso que tenemos a lo que se ha dicho de
nosotros en los distintos medios: ¡ésto sí es importante! Padres y abuelos, tías
y tíos, no pueden evitar hablar a la ligera de los niños en su presencia,
enumerando todo lo que saben o no saben hacer, cosas que han dicho,
etc. En mi opinión, esto endilga una facultad sobre-desarrollada de
reflexión interior en la mente del niño pequeño. Y luego esto se perpetúa
en la escuela. De nuevo, no cuenta lo que el niño dice y hace; lo que
cuenta es cómo le evalúa el profesor. Los logros de los niños sólo alcanzan
significación con una evaluación externa, y si obtienen una mala
cualificación puede que pierdan el interés por esforzarse más. La fotografía
y el cine refuerzan todavía más esta experiencia del valor como algo
externo y válido sólo si queda documentado. Nuestra cultura popular de
los medios de comunicación actuales lo lleva al extremo inculcando la
idea de que las presentaciones usando dichos medios son la única prueba
del valor de algo. Como es sabido, esto se traduce en una consiguiente
reducción de los mínimos aceptables.
Desde el punto de vista de la pedagogía Waldorf, es muy importante que
tanto los niños pequeños como los no tan pequeños no se vean obligados
constantemente a mirarse a un espejo evaluativo a través del cual el valor
de lo que han dicho o hecho sea determinado retrospectivamente desde
fuera. Si queremos que desarrollen una confianza sana en sí mismos, es
importante que experimenten por sí mismos durante el proceso si algo es
bueno o malo o si funciona bien. Tocar música es un buen ejemplo de ello.
Una nota equivocada puede ser percibida y corregida como parte del
proceso de tocar, y luego no hace falta señalarla como un error. En este
sentido, la euritmia, como materia, tiene una función especial. A diferencia
del ballet, no trabaja con espejos, ni, como en el deporte, con indicadores
de éxito preestablecidos (goles, duelos, mediciones de distancia o
velocidad, etc.). Más bien funciona de tal forma que, mediante la
profundización de la percepción y la atención, se mantiene una
conciencia del proceso continua (en lugar de una conciencia reflexiva
discontinua). Esto nos trae reminiscencias del famoso mito de Orfeo y
Eurídice que cuenta cómo, después de la muerte de su amada Eurídice,
Orfeo está tan devastado por el dolor que encuentra en sí mismo la fuerza
para descender a la tierra de los muertos, liberarla de la muerte y volverla
a la tierra de los vivos. Hades, el dios del inframundo, da su consentimiento
a tan insensata petición con la condición de que Orfeo camine delante de
ella y no se gire para comprobar que realmente está detrás de él. Como
sabemos, Orfeo no cumple esta condición y pierde a Eurídice por segunda
vez.
Asi ocurre con el “yo” humano”. Para acercarnos a él debemos estar
preparados para descender a las profundidades de nuestro ser interior.
Pero sólo podremos llevarlo hacia nuestra conciencia si seguimos
haciéndolo. Pero al traer algo a la mente con una mirada reflexiva y
retrospectiva, nuestro “yo” ya no nos es accesible. Se nos escapa.
Corremos el riesgo, como demuestra crudamente nuestra cultura de los
medios de hoy, de perderlo por completo. El “yo” aparece como la
conciencia sutil de nuestra mismidad inherente cada vez que activamos
nuestro pensamiento, y aprendemos, en el acto de hacerlo, a
comprenderlo con mayor seguridad.
Proteger
Además de la evidente protección contra peligros externos, tenemos que
proteger el Misterio. El Misterio confiado a nosotros, a nosotros - los
guardianes escogidos. A pesar de tener la característica principal de ser
indestructible, el misterio necesita de mi protección, porque de lo contrario
no podría desarrollarse si fuera expuesto a las tormentas del mundo. . Por lo
tanto recibo y cobijo el Misterio. Para llevar a cabo su individualización, el
niño necesita de mi mirada y de mi escucha con capacidad de reconocer
sus posibilidades, y necesita del sentido que tengo para el futuro. La
conquista de esta clarividencia en el ámbito del sentir no es una especie
de magia, truco o ilusión. Todo lo que se requiere es una devoción
profunda " la reverencia por el momento presente" y la tranquilidad (R.
Steiner, GA 317). Es preciso callar y aprender a hacer silencio interior. El
ruido y la vibración, aquí están fuera de lugar. ¿Y qué son el ruido y la
vibración en la esfera del Misterio? Evaluar, juzgar, sacar conclusiones,
perseguir intenciones.
Acompañar
Paralelamente al compañerismo para la vida exterior, lo que importa es
que le damos tiempo al misterio para que él se desarrolle. Además, el
acompañamiento interior nos obliga a evitar que intervengamos
intencionalmente. Debeos estar al lado del niño con una actitud de quien
espera en paz - simplemente estar ahí, presente y pacientemente. Mientras
que el gesto protector de saborear cuidadosamente el futuro a partir del
sentir de la acción del momento está reservado para horas exclusivas y
está constantemente amenazado por las distracciones o las llamadas de
las presiones externas, el gesto de acompañar añade una cualidad que
asegura la constancia: la lealtad, la confianza perseverante.
La lección de la mariposa
Un día un hombre encontró un capullo de mariposa y observó que en él
había un pequeño orificio. Durante horas la mariposa luchaba para forzar
su cuerpo tratando de pasar a través de agujero. Pasó un largo rato
observando los esfuerzos de la mariposa por salir al exterior, pero parecía
que no hacía ningún progreso, como si hubiera llegado a un punto donde
no podía continuar.
Apiadado, el hombre decidió ayudar a la mariposa, tomó las tijeras y cortó
el resto del capullo. La mariposa salió fácilmente, pero tenía el cuerpo
hinchado y las alas pequeñas y arrugadas. El hombre continuó mirando
porque esperaba que en cualquier momento las alas se extendieran para
poder soportar el cuerpo que, a su vez, debería deshincharse. Pero nada
de esto ocurrió. Por el contrario, la mariposa pasó el resto de su vida con el
cuerpo hinchado y las alas encogidas... ¡nunca pudo volar!
Ansioso por ayudar, el hombre no sabía. No conocía el proceso de la
metamorfosis que permite el vuelo de la mariposa. Porque es el esfuerzo
que le da esta capacidad: al comprimir su cuerpo por el orificio del
capullo, segrega un fluido necesario para estirar sus alas y volar. Como la
mariposa, también necesitamos del tiempo y del compromiso de nuestras
fuerzas en nuestras vidas. Sin obstáculos y sin la fuerza necesaria para
vencerlos, estaríamos debilitados.
Confortar
Confortar en el sentido del arte de ayudarlo a encontrarse a sí mismo.
Además del consuelo obvio en relación a las tristezas, enfermedades y
penas, etc., es preciso que encontremos todos los obstáculos y confusiones
que acontecen mientras se desenvuelve el Misterio, de tal forma que
podamos absorber y limitar sus efectos.
La mayor tristeza de un niño y la más profunda ansiedad se manifiestan
cuando la esencial realización de sus esperanzas se oscurece. Esto sucede
a través de cada experiencia de desprecio o rechazo de su voluntad
pura… Cuando los adultos se mueven por razones ajenas a la relación con
el Misterio, desorientan al niño imponiéndole expectativas, demandas y
restricciones en su más pura voluntad o transgrediéndolo. Los prejuicios
también son abusos. Esto significa irrespeto y/o negligencia. La
consolidación de sus esperanzas también se bloquea cuando el niño se
encuentra con actitudes negativas y formas de actuar hostiles como la
inclemencia, la injusticia, la incomprensión y la decepción. Podemos decir
que un niño fue violentado por motivos que nada tienen que ver en la
relación con el Misterio cuando, por ejemplo, desarrolla una ansiedad de
fracaso; se puede ver en la expresión desconcertada y sin razón aparente
que el niño esta desanimado y que se siente vencido por el “mal”. La
ansiedad ante el fracaso. El miedo a fallar y la vergüenza pueden cubrirse
en los más diversos disfraces y en todas las formas de comportamiento
“anormal”, dependiendo de la naturaleza particular del niño, pero la
característica principal es siempre un profundo estrés de algún tipo. Estas
experiencias, que amenazan la obtención de la esperanza del niño, son
inevitables. Pero podemos consolarlo frente a tales situaciones sacándolo
de este estado por la autoridad que se nos fue conferida por el propio
niño.
Tal vez muchos han oído hablar de una costumbre existente entre ciertas
tribus africanas y eso es precisamente esta la actitud esencial de confortar
estamos hablando: el reconocimiento o recordar su verdadero yo. Esta es
la historia de la Canción del Niño.
"Cuando una mujer de cierta tribu de África sabe que está embarazada,
va a la selva con otras mujeres y juntas rezan y meditan hasta que llegue la
"canción del niño."
Cuando nace el niño, la comunidad se reúne y canta su canción. Luego,
cuando el niño comienza su educación, el pueblo lo acompaña y le canta
su canción. Cuando se convierte en adulto, se reúnen nuevamente y le
cantan. Cuando llega el momento de su matrimonio, la persona escucha
su canción. Finalmente, cuando el alma ha de pasar de este mundo al
umbral de la muerte, los amigos y familiares se acercan y, al igual que en
su nacimiento, cantan su canción para acompañarlo en el "viaje".
Pero en esta tribu africana hay otra ocasión en la que los hombres cantan
la canción. Si en algún momento de la vida la persona comete un crimen
o un acto social aberrante, se le llevará al centro de la ciudad y la gente
de la comunidad forman un círculo alrededor de él para cantarle su
canción. "La tribu reconoce que la corrección para las conductas
antisociales no es el castigo; es el amor y el recuerdo de su verdadera
identidad. Cuando reconocemos nuestra propia canción ya no tienen
deseos y no necesita hacer daño a nadie". Sus amigos conocen "su
canción" y la cantan cuando te olvidas de tu camino. Aquellos que te
aman no pueden ser engañados por los errores que afirman o imágenes
oscuras que muestran los demás. Ellos recuerdan t u belleza cuando te
sientes feo; tu inocencia cuando te sientes culpable y tu propósito cuando
estás confundido ". Tolba Phanem
Curar
En este punto debe quedar claro que al referirnos a la "cura" no estamos
hablando de la eliminación de un estado de enfermedad, sino más bien,
la "conducción hacia lo esencial”. Hablamos de la postura de la
educación curativa. De integrar, reunir, de ayudar al niño a retornar a su
camino del medio (del equilibrio).
En conclusión, podemos decir que los padres asumimos la responsabilidad
de la educación de nuestros hijos como un ser sagrado, mientras que
simultáneamente recorremos un camino interior de auto educación, lo
cual constituye la única manera de crear las condiciones para permitir que
nuestros hijos puedan ser quienes son destinados a ser.
EDUCACIÓN DE LA CAPACIDAD
DE AMAR
Michaela Glöckler
a. La experiencia sensorial
La primera relación que el niño edifica hacia el mundo, es determinada
por completo mediante los sentidos y sus experiencias. ¡Cuantas vivencias
sensorias tiene un niño entre el levantarse y el acostarse en el curso de un
día! ¡Que disposición espontánea muestra en la edad del andar a gatas,
queriendo investigar y descubrir absolutamente todo! Aquí, la vivienda
debería estar instalada de tal manera, que al niño se le imponga la menor
cantidad de barreras posible. Significa educación hacia la carencia de
amor, el tener que arrebatarlo de todos lados y constantemente tener que
controlar, lo que puede tocar y lo que no puede tocar, es como delimitarlo
antipáticamente. La experiencia sensoria del mundo en toda su dimensión,
es la base de toda capacidad del amar, dado, que establece la
referencia al mundo. Y cuando el adulto todavía se detiene junto al niño
diciendo lleno de admiración: “¡Mira que LINDO es esto!” Esa impresión
sensoria se profundizara aun más. Una flor mirada en común, un cielo
vespertino o un cuadro, conecta el ser del niño de modo inmediato al
mundo circundante y despierta sentimientos de alegría y de veneración,
tal vez también de devoción y del descubrimiento de lo bello –sentimientos
plenos de relación.
Las viviendas en cambio, en las cuales poco pueda ser experimentado y
descubierto, implican impedimento. Los medios que muestran imágenes
engañosas al niño, que no pueden ser experimentadas: Una pequeña
cinta magnética por ejemplo produce sonidos del agua que cae, un
televisor produce colores y formas que son muy diferentes en intensidad y
particularidad que en la vida real.
Esa agua no puede ser tocada, ni bebida, ni investigada. Los objetos no
pueden ser palpados. Estos datos, ¿acaso no pueden revelarnos el porque
tantos niños ya en sus primeros años de vida experimentan una especie de
educación hacia la ausencia de relación? Poseen una carencia de
experiencias del medio ambiente, a diario practicadas y descubiertas con
alegría.
Ninguna persona ha adquirido la plenitud del amor, el cariño mediante los
sermones de moral –solamente, mediante la experiencia propia.
Fácil es decir: “¡Sed cariñosos los unos con los otros!” Si no está respaldado
por la experiencia, lo único que se obtendrá es carga para la conciencia.
Se sabe, que en realidad se debería ser diferente de cómo se es –pero no
se sabe como lograrlo. Una mala conciencia es la consecuencia. Esta
carcome al alma y no contribuye a un crecimiento de la capacidad de
amar. Mediante un cultivo consecuente de los sentidos, de cada uno de
ellos: sentido del equilibrio, sentido del movimiento, sentido de las formas,
sentido de los colores, sentido de los sonidos, podemos conectar a los niños
de manera real al mundo, despertando de esta manera su capacidad de
amar y de sentir alegría por el mundo.
b. La vivencia de la alegría
Otro paso adicional en la educación hacia la capacidad de amar puede
ser hallado, cuando observamos, como el niño pequeño vivencia al
mundo. Aun posee la facultad de la alegría existencial, elemental. Cuan
inmensa –desenfrenada- puede ser su alegría frente a un descubrimiento
cualquiera, acerca de un objeto. Si logramos realizar un consciente trabajo
acerca del re-descubrimiento de los momentos de alegría también en
nuestro mundo de los adultos, esa alegría que entonces podremos irradiar,
logrará un apoyo esencial para el fomento de la alegría existencial de los
niños, y con ello también su capacidad de amar.
Por el contrario, la ausencia de alegría y la resignación de los adultos,
actúa de modo paralizante sobre la actividad de los niños. Hasta ahora,
hemos considerado al amor a modo de sentimiento y como fuerza
espiritual relacionada con la toma de conciencia. En cuanto a la alegría,
tenemos con ella, el aspecto de la fuerza del amor. El estar colmado de
alegría, está relacionado con una vivencia de fuerza. Es algo que irradia
del hombre de un modo volitivo, y que hasta puede contagiar a otras
personas, de modo tal, que pueden sentirse vigorizadas, fortalecidas. Una
postura fundamental de vida con alegría de los adultos fortalece y nutre la
fuerza del amor. Puede ser cultivada en los niños, por ejemplo, mediante la
configuración conjunta de las fiestas anuales. Mucho se habrá obtenido, si
logramos despertar la alegría preliminar ante estas festividades en los niños
y el clima de expectante alegría por su celebración.
El abrazo Waldorf
Mariano Kasanetz
RITMOS
DIARIOS, SEMANAL, MENSUAL Y
ANUAL
Michaela Glöckler
¿Alguna vez has intentado leer las prescripciones de tu médico? Los niños
escriben con mayúsculas con mayor frecuencia porque no saben escribir
en letra cursiva (también llamada “manuscrita” o “de carta”) o su letra
cursiva es ilegible. Tengo un nieto que va a secundaria y le cuesta
entender su propia letra escrita. Los abuelos se encuentran con que sus
nietos son incapaces de leer lo que les escriben. Nuestro nuevo Secretario
de Hacienda de los EE.UU. no sabe (o simplemente no lo hace) escribir su
propio nombre en la nueva moneda a emitirse.
Una de las primeras cosas que aprendimos cuando nosotros, los adultos,
íbamos a la escuela era cómo escribir el abecedario en letras mayúsculas
y minúsculas y, luego, cómo escribir palabras, oraciones, párrafos y ensayos
a mano. Algunos de nosotros tuvimos la suerte de tener clases de caligrafía
donde aprendíamos cómo lograr que nuestra escritura sea linda y legible.
Actualmente, la escritura en el teclado está de moda y los Estándares
Educativos en EE.UU. ya no requieren que los estudiantes de la primaria
aprendan a escribir en letra cursiva. Es más, algunas escuelas rechazan
dicha enseñanza ya que la consideran una “habilidad del pasado”.[1]
[5]Mangen, A., and Velay, J. –L. (2010). Digitizing literacy: reflections on the
haptics of writing.In Advances in Haptics, edited by M. H.
Zadeh.http://www.intechopen.com/books/advances-in-haptics/digitizing-
li….
DEMENCIA DIGITAL
Manfred Spitzer